Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Artículos Complementarios 327 Durante décadas los procesos de violencia en Colombia han provocado miles de víctimas de delitos como el homicidio, desplazamiento forzado, secuestro, extorsión y desaparición forzada, entre otros. Cada víctima dentro de su entorno, exige del Estado la acción efectiva para reestablecer su historia de vida, pero cada historia sigue enmarcada en procesos de dolor y sufrimiento, difíciles de asimilar en el marco de la reconstrucción del tejido social, afectado ante tanta impunidad. REGISTRO NACIONAL DE DESAPARECIDOS Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Diana Ramírez Psicóloga coordinadora grupo de la Red Nacional de NN. INML Clemencia Martínez Grupo de la Red Nacional de NN. INML 328 En este sentido, la desaparición forzada es uno de los delitos que afecta en mayor medida los Derechos Fundamentales de las víctimas, en especial los familiares, quienes ante la incertidumbre del destino de la persona o sus restos, afrontan situaciones sociales, psicológicas y familiares, que no les permiten elaborar un duelo que, suspendido, se convierte en parte del proyecto de vida y motivación para una búsqueda indefinida de verdad y justicia. En ese contexto, en el año 2000 mediante la promulgación de la Ley 589, se tipifica en Colombia el delito de desaparición forzada, después de 13 años de iniciativas legislativas, en las cuales asociaciones de víctimas, impulsaron el proceso, con el único fin de obtener herramientas jurídicas que permitieran investigaciones para dar con el paradero de sus familiares desaparecidos. Sin embargo, el objetivo de ubicar a los perpetradores de los hechos y judicialización de los mismos a la luz del derecho internacional, garantizaba recobrar la confianza en las instituciones que por muchos años, no dieron respuesta ante este delito de lesa humanidad. Adicionalmente, la Ley 589 de 2000 crea otros mecanismos para la búsqueda efectiva de las personas desaparecidas, como son la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas1, el Registro Nacional de Desaparecidos (RND), el Mecanismo de Búsqueda Urgente2 y la administración de bienes de las personas desaparecidas3, elementos que al abordar problemáticas de índole político, técnico, judicial y 1 Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas, es una comisión nacional y permanente de búsqueda de personas desaparecidas con el fin de apoyar y promover la investigación del delito de desaparición forzada, con pleno respeto de las competencias institucionales y de las facultades de los sujetos procesales. Art. 8 Ley 589 de 2000. 2 El mecanismo de búsqueda urgente es un mecanismo público tutelar de la libertad y la integridad personales y de los demás derechos y garantías que se consagran en favor de las personas que se presume han sido desaparecidas. Tiene por objeto que las autoridades judiciales realicen, en forma inmediata, todas las diligencias necesarias tendientes a su localización, como mecanismo efectivo para prevenir la comisión del delito de desaparición forzada. Art. 1 Ley 971 de 2005. Dentro de los mecanismos anteriores, el Registro Nacional de Desaparecidos es una de las herramientas primordiales para la búsqueda de personas desaparecidas desde diferentes ámbitos de acción. En primer lugar, es un sistema de información nacional e interinstitucional, que tiene como objetivos principales identificar cadáveres sometidos a necropsia médico legal en el territorio nacional, orientar la búsqueda de personas reportadas como víctimas de desaparición forzada y facilitar el seguimiento de los casos y el ejercicio del Mecanismo de Búsqueda Urgente. Es decir, su carácter interinstitucional incluye todas las entidades que aportan información útil para la identificación e investigación de los casos4, quienes tienen la obligación de transferir de manera permanente y oportuna, y de acuerdo con sus funciones, todos los datos que cumplan con los objetivos en cuanto a la identificación de cadáveres y la búsqueda de personas desaparecidas. Además, es importante señalar que con la expedición del Decreto 4218 de 2005, se operativiza 3 Administración de los bienes de las personas víctimas del delito de desaparición forzada. La autoridad judicial que conoce o dirige el proceso por el delito de desaparición forzada, podrá autorizar al cónyuge, compañero o compañera permanente, a alguno de los padres o de los hijos del desaparecido para que provisionalmente asuman la disposición y administración de todos o parte de sus bienes, en cuanto fueren de su manejo exclusivo. Quien sea autorizado, actuará como curador de conformidad con las leyes civiles sobre la materia. la implementación del RND, y se incluyen como finalidades en su artículo 3, lo siguiente: •“Dotar a las autoridades públicas de un instrumento técnico que sirva de sustento en el diseño de políticas preventivas y represivas, en relación con la desaparición forzada”, es decir que las cifras y/o reportes generados por el sistema de información, contribuye a la visibilización del fenómeno y por tanto al diseño y aplicación de medidas para contrarrestar la ocurrencia del delito desde niveles municipales, departamentales y nacionales. •“Dotar a las autoridades judiciales, administrativas y de control de un instrumento técnico de información eficaz, sostenible y de fácil acceso que permita el intercambio, contraste y constatación de datos que oriente la localización de personas desaparecidas”. Lo anterior, puede considerarse como la respuesta a las víctimas, quienes durante años realizaron rutas de búsqueda por entidades y no obtuvieron información sobre la investiga4 Las entidades y organizaciones que conforman la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas como son: La Fiscalía General de la Nación o su delegado permanente, Procuraduría General de la Nación o su delegado permanente, Defensoría del Pueblo o su delegado permanente, Ministerio de Defensa o un delegado de la Oficina de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa, Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH o su delegado permanente, FONDELIBERTAD o su delegado permanente, Instituto de Medicina Legal o su delegado permanente, un Representante de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, ASFADDES y un Representante de las organizaciones no gubernamentales de Derechos Humanos escogidas por ellas mismas, las entidades que cumplen funciones de policía judicial, las entidades autorizadas que registran personas reportadas como desaparecidas. Las demás que puedan aportar información relativa a la identificación de personas y a la investigación del delito de desaparición forzada como son la Registraduría Nacional del Estado Civil, el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario INPEC, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE, el Departamento Administrativo de Seguridad DAS y el Ministerio de la Protección Social. ción de sus casos, ni la coordinación interinstitucional que esperaban para el desarrollo de la búsqueda de su ser querido. •“Dotar a la ciudadanía y a las Organizaciones de Víctimas de Desaparición Forzada, de la información que sea de utilidad para impulsar ante las autoridades competentes el diseño de políticas de prevención y control de las conductas de desaparición forzada, de que trata la Ley 589 de 2000 y localizar a las personas víctimas de estas conductas”. En este sentido, la comunidad en general, requiere de información disponible y accesible, que permita aliviar la ansiedad provocada por la incertidumbre de un hecho de desaparición, pero al mismo tiempo verificar la actividad realizada por las entidades responsables de la investigación y búsqueda de personas desaparecidas. Para la implementación del Registro Nacional de Desaparecidos, en el marco de principios de veracidad, oportunidad y utilidad, y en cumplimiento de los objetivos y finalidades descritos en párrafos anteriores, se hizo necesario el diseño de las siguientes plataformas tecnológicas: 1. Consultas públicas Sección ubicada en la página WEB del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 5, mediante la cual, la comunidad en general puede consultar alfabéticamente los nombres y apellidos de cadáveres ingresados al instituto en el nivel nacional y los reportes de personas desaparecidas ingresadas al Registro Nacional de Desaparecidos, desde el 1° de enero de 2007 a la fecha. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses civil, pretenden en conjunto lograr el reestablecimiento de la persona desaparecida a su ámbito familiar y lograr para los familiares la ayuda necesaria para solucionar la problemática asociada a la desaparición de una persona. 5 www.medicinalegal.gov.co 329 2. SIRDEC Es el Sistema de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres, implementado a partir del 1 de enero de 2007, en el cual se registra la información de los cadáveres ingresados al instituto en el nivel nacional y los reportes de personas desaparecidas. Los usuarios de esta plataforma tecnológica pueden consultar, ingresar y modificar información, según perfiles de acceso preestablecidos a partir de su competencia en la investigación, identificación y búsqueda de personas desaparecidas. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 3. SICOMAIN 330 Es el Sistema de Información Consulta Masiva Internet, diseñado como aplicativo retrospectivo en el cual se ha consolidado toda la información de cadáveres y desaparecidos registrada en archivos y bases de datos electrónicas, anteriores al año 2007. Dicha información fue suministrada por entidades competentes en la materia como son: Fiscalía General de la Nación (Unidad Nacional de Derechos Humanos, Unidad Nacional de Fiscalías para la Justicia y la Paz y Cuerpo Técnico de Investigación), Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Procuraduría General de la Nación, Policía Nacional, Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Vicepresidencia de la República. 4. SINEI Es el Sistema de Ingreso de Estadística Indirecta, en el cual se ingresan las actividades forenses realizadas por médicos oficiales y en servicio social obligatorio, en aquellos lugares donde no existen sedes del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. Dicho aplicativo fue implementado el 1° de enero de 2009, por medio de la remisión de claves de acceso a los hospitales de municipios del país donde no existen sedes del INMLCF. Actualmente, el Registro Nacional de Desaparecidos sigue su desarrollo conceptual y tecnológico, proporcionando a los usuarios una herramienta de consulta y cruce referencial 6 permanente, así como las cifras dinámicas del Cuadro 1. Reporte de personas desaparecidas por departamento Departamento 2007 2008 2009 Amazonas Antioquia Atlántico Arauca Bogotá D.C Bolívar Boyacá Caldas Caquetá Casanare Cauca César Córdoba Cundinamarca Chocó Guainía Guaviare Huila La Guajira Magdalena Meta Nariño Norte de santander Putumayo Quíndio Risaralda San Andrés y Providencia Santander Sucre Tolima Valle del Cauca Vaupés Vichada Sin información Total 2 125 89 3 2.923 22 20 9 5 81 17 31 1 133 1 7 471 414 142 3.279 167 325 515 233 239 249 618 304 666 50 2 264 181 215 690 1.053 348 1.207 181 221 290 3 3.976 353 116 3.769 275 282 499 288 205 250 401 415 298 233 10 132 275 139 322 418 370 476 769 136 425 4 2 10 8 10 14 37 5 17 5 4 13 162 1 20 552 919 715 136 149 305 561 1.950 1.926 3 3 48 48 30 117 229 4.323 15.696 18.236 comportamiento del fenómeno en las últimas décadas, pero también la oportunidad a la comunidad nacional e internacional, de conocer de la realidad colombiana desde la visión de las víctimas que aún claman por obtener verdad, justicia y reparación, ante el dolor permanente de no saber donde están sus desaparecidos. El cuadro1 muestra un incremento importante de reportes de personas desaparecidas en el año 2008 y 2009, cuando entidades como el Cuerpo Técnico de Investigación, la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía y la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas, iniciaron el acceso a la plataforma SIRDEC, por medio de jornadas masivas que han permitido el registro de casos existentes en archivos físicos a nivel nacional desde la década de los noventa y los casos correspondientes a las jornadas de víctimas del delito de desaparición forzada, realizados en varios departamentos del país. Por otra parte es importante aclarar que las fechas de desaparición de los casos ingresados en el Registro Nacional de Desaparecidos no ha sido limitada, por lo cual existen registros de desaparición desde principios del siglo XX, incluyendo los reportes realizados ante el Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias, asociados a las décadas de los 70s, 80s y 90s. Además, se evidencian departamentos como Antioquia, Valle del Cauca y Putumayo, con un número importante de reportes 6 Cruce referencial: proceso de análisis y conjunto de tareas dirigidos a correlacionar los datos incluidos en el Registro Nacional de Desaparecidos o los disponibles en otras fuentes de información, que permitan orientar o referenciar la identificación de un cadáver, la búsqueda de una persona desparecida o la investigación de un caso. Decreto 4218 de 2005 Artículo 6 definiciones. Cuadro 2. Reporte de personas desaparecidas clasificada como presunta desaparición forzada Departamento Amazonas Antioquia Atlántico Arauca Bogotá D.C Bolívar Boyacá Caldas Caquetá Casanare Cauca Cesar Córdoba Cundinamarca Chocó Guainía Guaviare Huila La Guajira Magdalena Meta Nariño Norte de Santander Putumayo Quindio Risaralda San Andrés y Providencia Santander Sucre Tolima Valle del cauca Vaupés Vichada Sin información Total 2007 2008 40 3 171 28 42 60 59 35 70 35 74 67 262 201 119 5 5 1 2 1 54 3 4 1 5 2 5 4 5 1 2 71 30 83 163 265 274 166 90 30 28 2009 1 2450 40 66 137 134 114 150 123 101 135 176 231 66 168 4 58 74 75 174 182 276 152 641 15 72 2 12 3 23 1 8 185 258 17 68 401 3 18 19 3.214 392 36 143 508 En el cuadro 2 se relaciona la incidencia de las desapariciones presuntamente forzadas ocurridas en los departamentos del país y clasificadas en el RND por todas las entidades intervinientes. Esta clasificación obedece a la hipótesis inicial referida por el reportante, a partir de la descripción de las circunstancias del hecho, condición sociopolítica de la persona desaparecida y criterios establecidos por la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas. Es importante aclarar que la tipificación del delito establecida por la Fiscalía General de la Nación no necesariamente corresponde a la clasificación ingresada en el RND y puede variar según los avances investigativos y hallazgos de cada caso. Es relevante que la incidencia de desapariciones presuntamente forzadas ocurridas en la ciudad de Bogotá, es significativamente menor, en relación con el total de casos, lo cual se explica a partir de la naturaleza de las desapariciones de la capital, asociadas a crisis familiares, económicas o sociales, definidas en ocasiones como ausencias voluntarias. Cuadro 3. Reporte de personas desaparecidas por sexo y edad Edad/Sexo 0-2 años 2007 Masculino 9 2008 Femenino 7 2009 Masculino Femenino 7 5 Masculino 8 Femenino 3 2-10 años 30 28 59 39 75 45 10-20 años 526 632 1.015 1.023 1.354 1.786 20-30 años 1.037 305 3.498 870 3.779 981 30-40 años 631 112 3.592 460 3.682 500 40-50 años 428 71 2.417 357 2.295 311 Más de 50 años 418 121 2.227 357 3.237 416 0 0 1 0 7 0 3.079 1.276 12.813 3.061 14.437 4.042 Sin determinar 26 145 7.065 Analizar las cifras referidas en el Cuadro 3, se debe resaltar que el 50% del total de casos ingresados, se encuentra en los rangos de 20 a 40 años y el 78% corresponde al sexo masculino. Lo anterior, se relaciona con las cifras de hechos violentos como masacres, homicidio selectivo, secuestro, entre otros, en los cuales las víctimas principales corresponden a hombres en plena capacidad productiva y como víctimas subsidiarias, a mujeres que deben asumir roles de liderazgo en ámbitos familiares, laborales y sociales, ante la ausencia de la imagen masculina. Total Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses en relación al resto del país. En el caso de la ciudad de Bogotá, el ingreso de desapariciones es relevante, teniendo en cuenta que las ausencias voluntarias y/o asociadas a crisis familiares, económicas o sociales, se hacen evidentes, por tratarse de la ciudad capital, con índices de desplazamientos asociados a los anteriores fenómenos y la infraestructura de las entidades responsables de la búsqueda. 331 Cuadro 4. Reporte de personas que continúan desaparecidos, reportados en los años 2007, 2008 y 2009 Departamento Sin información 2009 29 115 225 2 7 4 Antioquia 110 446 3678 1 140 114 46 374 258 Bogotá 2.111 2.600 2.204 Bolívar 19 145 254 Boyacá 14 295 219 Caldas 7 491 372 Caquetá 3 131 281 Casanare 77 235 193 Cauca 17 229 231 Cesar 26 610 386 Chocó 1 50 232 Córdoba 1 294 387 Atlántico Cundinamarca 96 626 242 Guainía 0 2 10 Guaviare 10 262 131 7 173 262 La Guajira 10 209 133 Magdalena 13 682 316 Meta 33 1.039 400 Nariño 4 347 364 15 1.142 413 5 178 762 Quindío 3 208 71 Risaralda 12 278 311 0 4 2 92 818 551 Sucre 1 134 139 Tolima 14 271 461 1.862 Huila Norte de Santander Putumayo San Andrés y Providencia Santander Valle del cauca Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 2008 Amazonas Arauca 332 2007 485 1.929 Vaupés 0 3 0 Vichada 3 48 48 Subtotal Total 3.267 14.515 15.516 33.298 En cuanto a la actualización y seguimiento de los reportes de personas desaparecidas, con el fin de establecer la aparición (vivos o muertos) y definir el estado del caso para continuar labores de búsqueda, es responsabilidad de todas las entidades competentes en la búsqueda e investigación. A la fecha, la interinstitucionalidad del RND y las1.022 claves de acceso asignadas a entidades diferentes al INML, garantizan una cobertura en la actualización oportuna de los casos, la dinamización de los datos y por tanto de las cifras generadas. Ver cuadro 5. En los últimos años, el INML ha reportado el ingreso del 5% aproximado del total de los casos que al finalizar el año continúan como cadáveres no identificados. Sin embargo, procesos de identificación retrospectivos a partir de cotejos dactiloscópicos y cruces técnicos en el RND han permitido el aumento paulatino de identificaciones, logrando disminuir el porcentaje a un promedio de 4,3 % anual, para los años 2007 y 2008. “EL REGISTRO NACIONAL DE DESAPARECIDOS NO ES UN SISTEMA DE INFORMACIÓN INSTITUCIONAL, ES EL REGISTRO NACIONAL Y ÚNICO DE DESAPARECIDOS DEL ESTADO COLOMBIANO” Dra. Diana E. Ramirez Paez REFERENCIAS NORMATIVAS •Art. 2 C.N. “Son fines esenciales del Estado: Servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución Nacional.” •Art. 12 C.N. “Nadie será sometido a desaparición forzada.” •Art. 113 C.N. “Los diferentes órganos del Estado tienen funciones separadas pero colaboran armónicamente con la realización de sus fines” •Decreto 786 de 1990: por el cual se reglamenta parcialmente el titulo IX de la Ley 09 de 1979, en cuanto a la práctica de autopsias clínicas y médico legales, así como vicerrectomias y se dictan otras disposiciones. •Ley 38 de 1993: por la cual se unifica el sistema de dactiloscopia y se adopta la carta dental para fines de identificación. •Ley 589 de 2000 art. 9: “El Gobierno Nacional diseñará y pondrá en marcha un registro nacional de desaparecidos (...)será coordinado por el INMLCF y funcionará en su sede”. •Ley 971 de 2005: “Por medio de la cual se reglamenta el Mecanismo de Búsqueda Urgente...” •Ley 975 de 2005: “Por la cual se dictan disposiciones para la reincorporación de miembros de grupos armados organizados al margen de la ley, que contribuyan de manera efectiva a la consecución de la paz nacional y se dictan otras disposiciones para acuerdos humanitarios.” •Decreto 4218 de 2005: Por el cual se reglamenta el artículo 9 de la Ley 589 de 2000. •Decreto 929 de 2007: “Por el cual se establece el reglamento de la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas creada por la Ley 589 de 2000.” Cuadro 5. Reporte de cadáveres no identificados por año de ingreso, sexo y departamento 2008 2009 No No No Masculino Femenino especificado Masculino Femenino especificado Masculino Femenino especificado Antioquia 83 8 7 160 26 19 105 23 15 Arauca 13 2 2 22 1 2 14 3 1 Atlántico 27 6 3 27 7 6 25 7 4 Amazonas 0 0 0 0 0 0 0 0 0 Bogotá D.C 96 24 14 149 31 49 323 79 166 Bolívar 41 18 2 12 7 5 13 4 10 Boyacá 5 0 2 11 1 6 9 2 5 Caldas 23 4 3 38 9 9 14 2 7 Caquetá 6 4 0 43 9 1 25 10 4 Casanare 22 2 1 0 0 0 0 0 0 Cauca 2 0 0 11 0 1 10 3 0 Cesar 31 4 0 25 5 1 7 1 1 Chocó 9 1 0 9 0 1 10 0 3 Córdoba 98 10 12 33 2 3 42 16 2 Cundinamarca 24 7 3 32 8 8 28 6 3 0 0 0 0 0 0 0 0 0 Guaviare 0 0 0 0 0 0 0 0 0 La Guajira 11 2 8 7 2 1 2 2 2 Huila 19 2 1 19 3 1 27 5 3 Guainía Magdalena 45 11 4 26 3 11 13 7 9 Meta 176 24 4 78 22 5 107 31 17 Nariño 32 6 0 27 9 0 30 8 1 Norte de Santander 29 2 5 24 1 5 8 0 1 Putumayo 11 2 0 10 0 0 9 3 1 Quindío 19 0 1 9 1 1 13 2 1 Risaralda 23 3 1 36 5 5 19 7 3 Santander 41 4 7 28 6 7 18 5 3 0 0 0 0 0 0 0 0 0 Sucre 23 1 2 6 1 4 0 0 1 Tolima 48 6 0 42 12 1 35 5 9 Valle del cauca 31 8 1 61 8 5 114 24 5 0 0 0 0 0 0 0 0 0 San Andrés y Providencia Vichada Vaupés Subtotal Total Total 2007 a 2009 0 0 0 0 0 0 0 0 0 988 161 83 945 179 157 1.020 255 277 1.232 1.281 4.065 1.552 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 2007 Departamento 333 Este artículo presenta los principales avances de una investigación en marcha sobre los factores que inciden en la decisión médica de tomar o no evidencias útiles para la investigación de delito sexual en el contexto del conflicto armado colombiano. La investigación ha sido realizada por un equipo interinstitucional en el que se cuenta con funcionarios de la División de Referencia e Información Pericial -DRIP-, del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF)4. LAS BARRERAS INVISIBLES DEL REGISTRO DE LA VIOLENCIA SEXUAL EN EL CONFLICTO ARMADO COLOMBIANO El artículo tiene 5 secciones. Las dos primeras explicitan el punto de partida y las “precauciones de método”. El tercer acápite presenta los diez factores identificados. En la cuarta sección se describe como operaron esos factores en dos masacres con víctimas femeninas perpetradas por grupos de autodefensa entre los años 1997 y 2003. En la quinta y última sección, se presentan las conclusiones del trabajo. Punto de partida: ciencias sociales, violencia sexual y expectativas políticas Desde que empezó esta investigación, hace 4 años, hasta hoy el tema de violencia sexual ha ido ganando importancia política y analítica. Importancia relacionada con el trabajo de algunas organizaciones sociales en la documentación y el litigio de casos5 y la discusión pública a propósito de ciertos eventos6. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Silvia Otero Bahamón1 Viviana Quintero Márquez 2 Ingrid J. Bolívar 3 334 1 Politóloga de la Universidad de los Andes e investigadora del Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep). Miembro de ODECOFI, [email protected] 2 Politóloga y filósofa de la Universidad de los Andes. Asistente de investigación del Grupo de Memoria Histórica, de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR). [email protected]. 3 Profesora asistente del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes. [email protected] Esta investigación parte de ese contexto y de la suposición de que la consideración de la violencia sexual como una violación del DIH debía traducirse en unas medidas o acciones específicas por parte de las autoridades estatales. Más aún, con la promulgación y divulgación de los Protocolos de Minnesota 4 Ellos han propiciado toda la recolección de información, han orientado las preguntas y los análisis que acá presentamos. Además, el DRIP ha facilitado su planta física y el tiempo de varios de sus investigadores para realizar las tareas que la investigación ha demandado. En el INMLyCF la investigación está identificada con el número 719 de la División de Investigación Científica del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, llamada “Violencia sexual contra mujeres asesinadas en masacres perpetradas por grupos de autodefensa durante el periodo 1997–2003, y factores que determinan el registro de este tipo de violencia por parte del INMLyCF”. Además de las autoras del articulo, el equipo que lleva a cabo esta investigación está compuesto por miembros del DRIP del INMLyCF (Luz Janeth Forero, Raúl Insuasty, Mónica Perdomo y Germán De la Hoz). Esta investigación se deriva de una financiada por Colciencias por la convocatoria 405 de 2007, denominada “¿Oímos lo que su cuerpo dice? ¿Vemos lo que su cuerpo muestra? Prácticas estatales en levantamiento de cadáveres femeninos en contexto de conflicto armado”, liderada por Maria Emma Wills. 5 Desde abril de 2001 un grupo de organizaciones sociales produce anualmente el informe de la Mesa de Trabajo “Mujer y Conflicto Armado” documentando casos de violencia contra las mujeres en el conflicto armado colombiano. 6 Especialmente importante en este tema fue el caso de la Masacre de El Salado (2000) pues un artículo señalaba que aunque los peritos que atendieron este evento fueron advertidos de la ocurrencia de violaciones y torturas sexuales, no tomaron evidencias de las mismas. Revista Semana, El cuerpo femenino, botín de guerra. 30 de octubre de 2004. Sección Política, edición: 1173. Como gran parte de los funcionarios de las organizaciones sociales que denuncian la violencia sexual y de quienes han investigado sobre la violencia política en Colombia, las autoras tienen formación en ciencias sociales y adolecen de grandes vacíos en formación médica7. Esta investigación constituye su primer encuentro con médicos y profesionales de la salud, quienes a pesar de su conocimiento y experiencia no han sido sistemáticamente interrogados e incluidos en la discusión sobre violencia política en el país. Precauciones de método y delimitación del objeto de estudio En el contexto de los conflictos armados la violencia sexual tienen lugar en distintos tipos de eventos violentos. Esta investigación se ocupa de masacres8 perpetradas por grupos de autodefensa en el periodo 1997-2003 9. Con esa definición se hizo una lectura de los datos del Banco de Datos del Cinep y su Revista Noche y Niebla10 buscando los eventos en los que se produjeron mínimo 4 7 No se dispone de datos estadísticos para sostener esta afirmación. Afirmación construida a partir de nuestra experiencia como funcionarios de ONG e investigadoras. En el campo de violencia política destacamos muy pocas publicaciones que consulten a los médicos quienes primero atienden (o después de las autoridades judiciales) y lidian de primera mano con las víctimas de los eventos de violencia. homicidios y entre ellos hubiera al menos 2 víctimas femeninas, conectados en tiempo, motivo, victimario, tipo de víctima y lugar. El ejercicio arrojó un total de 66 masacres y se incluyeron cuatro eventos especiales donde tres mujeres son asesinadas. Estas decisiones de método no ignoran ni subestiman el hecho de que hubo masacres con mujeres víctimas antes y después del período de observación, ni que los grupos de guerrilla también las han cometido. Tampoco se supone que la violencia sexual ocurre solamente contra mujeres o que siempre tiene resultados fatales. Sin embargo, se decidió concentrar la atención en este tipo de evento para hacer comparaciones entre casos y seguir de cerca la decisión médica de tomar o no evidencias útiles para la investigación de delito sexual. La base de datos de 66 masacres y 4 eventos especiales arrojaron el total de 642 muertes, entre ellos 225 mujeres, 417 hombres y 52 NN. sin sexo identificado. En ese momento se inició la búsqueda de los protocolos de necropsia y las actas de inspección de cada una de esas personas, labor que pudo adelantarse hasta cierto punto, 8 Según la Defensoría del Pueblo, masacre es el asesinato masivo de cuatro o más personas que pueden estar conectados por suceder en una misma región, o por razones de persecución política, ideológica o social. Se comprende que una masacre puede darse en un mismo lugar, o en varios municipios o localidades de una misma vereda, corregimiento, jurisdicción y hasta departamento. Defensoría del Pueblo, Luz para la vida. Masacres ocurridas en Colombia hasta 1999. Sistema de Alertas Tempranas (SAT), Bogotá, 2000. 9 Pues son quienes más masacres han cometido y por ser los momentos en los que se da una mayor concentración de este tipo de eventos. En: Vásquez, Bolívar y González: Violencia Política en Colombia. Bogotá DC, Cinep, 2003. 10 El Banco de Datos de Cinep recoge información sobre acciones bélicas (combates, emboscadas, etc.) violaciones al DIH y a los Derechos Humanos. Los eventos reportados en prensa, fuentes oficiales, e informantes regionales son categorizados y cada 4 meses realiza la publicación de la revista Noche y Niebla. pues algunas no fueron atendidas por el INMLCF y otras no lograron ser ubicadas. Al mismo tiempo se revisaron los instrumentos internacionales de documentación de la tortura (Estambul y Minnesota), los manuales de formación del personal forense, se entrevistaron 33 funcionarios en Bogotá y durante el trabajo de campo11 y se revisaron algunos expedientes judiciales disponibles. El trabajo de recolección, lectura, y codificación de las anteriores fuentes permitió detectar y empezar a definir los diez factores12 que afectan la decisión o la posibilidad de que un médico tome o no evidencias útiles para la investigación de delito sexual en un cadáver femenino en contexto de masacre. Antes de pasar a la sección en la que se definen los factores, es importante recalcar algunos elementos sobre la construcción de los mismos. Primero, se presenta aquí una primera definición de los factores, pero el trabajo de su delimitación aún no está terminado. Segundo, los factores son el resultado de un trabajo a través y con las distintas fuentes. Las conversaciones que se tuvieron con los miembros de las organizaciones 11 Se han codificado entrevistas realizadas a 10 expertos patólogos, odontólogos y médicos forenses a nivel nacional y regional oriente. En el trabajo de campo se realizaron entrevistas a 16 médicos y 5 disectores, así como a un ex coordinador de Unidad Básica y un funcionario de una funeraria. Las ciudades visitadas son: Cali, Buenaventura, Popayán, Rionegro, Medellín, Yarumal, San Carlos, Caldas, San Rafael, El Peñol, Andes, Granada, Santa Fé de Antioquia, Barrancabermeja, Apartadó, Turbo, Caucasia y Segovia. 12 Se reconoce que el término factor tiene un uso técnico en estadística. Un uso que alude a la agrupación de variables que encajarían en un mismo sentido y de cuya denominación se espera cierta coincidencia entre el “lenguaje natural” de los actores y el esquema analítico que propone quien estudia el problema. En esta aproximación a los factores no se han seguido procedimientos estadísticos. Sin embargo, sí se han construido y definido estos factores prestando especial atención a las variables que distintos actores implicados en el problema identifican, especialmente, a aquello que los propios médicos recalcan. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (1991) y Estambul (1999) que consideran la violencia sexual como una forma de tortura. En un comienzo se trataba de investigar si las autoridades cumplían o no con los procedimientos consagrados en los protocolos para documentar o detectar indicios de violencia sexual. Hoy y después de conocer las condiciones en que trabajan los funcionarios del INMLCF, y de aprender de ellos, se considera más pertinente preguntar por la forma como las autoridades se relacionan con dichos procedimientos. 335 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 336 sociales que hacen seguimiento de los temas de violencia sexual y la lectura de los protocolos internacionales, preparó a los autores para preguntarse por el entorno institucional y político en el que se hace visible y posible trabajar temas de violencia sexual. De otro lado, la recolección de los protocolos de necropsia y las actas de inspección y la comprensión de las lógicas bajo las cuáles se producen, fue mostrando las diferencias en el ejercicio forense de los médicos entrevistados, los cambios en el proceder del Instituto a lo largo del tiempo, y la complejidad de las relaciones entre distintas agencias del Estado. Posteriormente las pacientes explicaciones de los médicos y asistentes forenses sobre su trabajo y sus formas de proceder y su disposición a recibirnos in-situ fue lo que permitió comprender mejor qué elementos inciden en que se tomen o no evidencias útiles para la investigación de delito sexual en los casos que estudiamos. Así pues, los factores son las variables que orientan el proceder médico en uno u otro sentido. Tercero, los factores recogen señalamientos de las entrevistas realizadas y ponen a dialogar las distintas opiniones de los médicos entrevistados, pero tales entrevistas deben ser vistas como tendencias y no como generalizaciones. En efecto, no se entrevistó la mayoría de médicos, ni se les puso a conversar en un mismo espacio-tiempo. Cuarto, los eventos de estudio van de 1997 a 2003. Sin embargo, la investigación trató de recoger en entrevistas y trabajo de campo información sobre cómo eran las condiciones de trabajo en ese momento. Por eso es preciso aclarar que si bien la situación actual dista de ser perfecta, se pueden detectar mejorías radicales en lo que tiene que ver con condiciones de trabajo y capacitación de los funcionarios sobre temas de violencia sexual. En la exposición se hace un uso muy esquemático de las entrevistas por razones de espacio editorial. Además y cómo se verá en lo que sigue, los factores identificados aluden al desarrollo del conflicto armado sólo de maneras indirectas (qué médico atiende en el lugar donde se produce el evento o en que estado llegan las víctimas). El trabajo se concentra en la información y en los elementos que un médico tiene disponibles a la hora de hacer la necropsia. Una comprensión más compleja y articulada de los factores y los casos deberá contar con una caracterización analítica de los tiempos, lugares, actores y condiciones en que tuvieron lugar las masacres revisadas. Una vez se presentan los factores, ellos son aplicados al examen de dos casos. Para ellos se cuenta con revisión de prensa, información secundaria, protocolos de necropsias, actas de inspección y el expediente judicial. En el anexo 2 se identifica las fuentes disponibles para el análisis de cada caso. El criterio utilizado para la elección de estos casos fue eminentemente práctico: son los casos con más fuentes y uno de ellos tuvo gran impacto nacional. 1. Factores que determinan la búsqueda de evidencia útil para investigar delito sexual Este apartado presenta los diez factores que determinan la búsqueda de evidencias útiles para la investigación de delito sexual en cadáveres de mujeres víctimas de masacres. a. Entorno que pregunta y presiona por seguimiento de la violencia sexual El factor entorno tiene que ver con la creciente demanda, presión y/ o exigencia de parte de distintos sectores sociales hacia la autoridad médico legal para que realice exámenes que conduzcan a clarificar si hubo violencia sexual en determinados eventos. Esa reciente presión es resultado del trabajo de organizaciones sociales, de la promoción de instrumentos internacionales de protección de los derechos, y del interés de los organismos judiciales de mejorar la administración de justicia en estos casos (Ley 938 de diciembre de 2004). De este entorno, resultó el trabajo solidario entre organizaciones intergubernamentales y el INMLCF para producir y difundir guías y reglamentos técnicos actualizados que llegaran a todos los organismos y personas que realizan funciones periciales asociadas con medicina legal y ciencias forenses en el país. Por ello, tanto médicos de hospitales, rurales y médicos forenses, a partir del año 2000 han recibido la directriz de ajustar su labor a los Protocolos de Minnesota (Manual de la ONU para la prevención e investigación efectivas de ejecuciones sumarias, extrajudiciales, arbitrarias o legales promulgado en 1991), y el Protocolo de Estambul (o Manual de la ONU para la investigación y documentación efectivas de la tortura, y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes promulgado en 1999). Ambos Protocolos incluyen la metodología para la documentación de la violencia sexual como forma de tortura. Adicional a Estambul, en el área de clínica se cuenta con la Guía de Consulta Abreviada para el Examen Sexológico Forense, Informe Pericial y Manejo del Kit para la Toma de Muestras, en los Sectores Forense y de Salud (2006), así como con el Reglamento Técnico para el Abordaje Integral de la Víctima en la Investigación del Delito Sexual A la presión de la ONU y la Corte Interamericana se suma el conocimiento mundial sobre la violencia sexual en la guerra, difundido a través de los Tribunales para Yugoslavia y Ruanda que visibilizaron la ocurrencia de incontables agresiones sexuales por razones étnicas contra las mujeres. La resonancia de las Comisiones de Verdad de Sudáfrica, Guatemala y Perú, que recalcaron la utilización de la violación como arma de guerra también ha contribuido a crear un entorno interesado en conocer este fenómeno. En Colombia la difusión de estos eventos ha recaído en Organizaciones No Gubernamentales con enfoque de género, como Amnistía Internacional, la Mesa de Trabajo Mujer y Conflicto Armado, Corporación Humanas y Cisma Mujer, entre otras, quienes han documentado y visibilizado la ocurrencia de violencia sexual asociada al conflicto armado, sobre todo desde el conocimiento de la Masacre de El Salado, ocurrida en el año 2000. Ha habido una creciente presión 13 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. Establecimiento Público Adscrito a la Fiscalía General de la Nación. Reglamento Técnico para el Abordaje Integral de la víctima en la Investigación del Delito Sexual. Bogotá, Agosto de 2006. sobre el tema14 y, en respuesta, un gran avance en la actualización y difusión de protocolos y guías. Sin embargo, es importante recalcar que dicho entorno no ha existido desde siempre, y que en varios años incluidos en nuestro periodo de estudio no existía interés ni conocimiento sobre la violencia sexual en el conflicto armado. b. Marco conceptual que permita imaginar la ocurrencia de ese fenómeno La búsqueda de evidencia de posible delito sexual en cadáveres de mujeres en contexto de masacres depende de lo que denominamos la existencia de un marco conceptual que permita imaginar la ocurrencia de ese fenómeno. Tanto las entrevistas con los expertos consultados, como el conocimiento del debate mundial sobre el tema permiten sugerir que depende de varios elementos. •De la existencia de un entorno (ver punto anterior). Antes del año 2000 la ocurrencia de violencia sexual en contexto de conflicto era prácticamente desconocida. •De interiorizar que la agresión sexual anterior a un homicidio no ocurre únicamente en contextos evidentes, como asesinatos en serie, asaltos callejeros, o crímenes pasionales. Como lo establece la literatura internacional sobre Violencia Sexual y Guerra, además de la Guía de elaboración de necropsias que rige actualmente 15, puede ocurrir agresión sexual en muertes por cualquier causa y más si se producen en contexto de violaciones al DIH; incluso desde la expedición del Manual para la Práctica de Autopsias Médico-Legales en 2000 se hacen referencias explícitas a la necesidad de documentar delito 14 Ver fallo Gutiérrez Soler, que conminó al Estado a capacitar a su personal forense en el protocolo de Estambul, y las exigencias del Comité Contra la Tortura CAT/C/CR/31/1. sexual siempre que las circunstancias no permitan descartarlo de antemano. No obstante, por un lado, muchos de los eventos que estudiamos ocurrieron antes del 2000. Y por otro lado, aún después de este momento no todos los médicos han incorporado dichos lineamientos en su accionar por factores que veremos más adelante. •De interiorizar que en casos de homicidios colectivos y en contexto de violación al DIH se requiere un abordaje complejo, tal como lo establece el Protocolo de Minnesota. Dicho abordaje debe ir más allá de la identificación y la determinación de la causa de muerte, que en la realidad ha sido en muchas ocasiones el énfasis del abordaje forense por cuenta de la presión del volumen de trabajo que afrontan los médicos en la práctica. c. Formas de ejercer la medicina forense En el sistema judicial colombiano, cuando una persona sufre una muerte no natural, el cadáver debe ser inspeccionado por una autoridad con funciones de Policía Judicial, quien ordena la realización de una autopsia o necropsia. Estas autopsias las puede practicar un médico del INMLCF o un médico designado para cumplir con funciones como legista en áreas no cubiertas por el Instituto (Decreto Ley 786/16 de 1990). Los objetivos de la autopsia médico-legal son: 1. Contribuir a establecer la causa (arma de fuego, arma cortopunzante, trauma contundente), manera (natural, homicidio, suicidio, accidental) y mecanismo de muerte (choque hipovolémico, lesión cerebral, falla respiratoria), 2. Obtener información respecto a las circunstancias que rodearon la muerte y Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (2006), que no es el primero, pero ofrece una descripción actualizada y clara de los procedimientos que se deben seguir en el proceso de atención forense a las víctimas”13. En el área de patología se dispone del Manual para la práctica de autopsias medico legales (2000), el Instructivo para la Documentación Fotográfica Digital en la Investigación de Delitos Sexuales y Lesiones Personales (2004), y la Guía de Procedimientos para la Realización de Necropsias Médico-legales, segunda edición (2004), y 33 Boletines de Patología Forense. 15 INMLCF, Guía de procedimientos para la realización de autopsias médico- legales, Segunda Edición, 2004. 337 condiciones vitales del fallecido. 3. Identificar, recuperar y preservar evidencias (proyectiles, residuos de pintura, cabellos, manchas de sustancias extrañas). 4. Contribuir a establecer o verificar la identidad del occiso. 5. Establecer la expectativa de vida. 6. Elaborar un reporte médico objetivo16. El protocolo de necropsia y las evidencias recolectadas en el cuerpo, junto con otras evidencias y los testimonios son utilizados por las autoridades judiciales para tipificar los delitos cometidos, probarlos, investigarlos, sancionar los culpables y administrar justicia. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses El INMLCF ha producido una serie de Manuales, Guías y Boletines que orientan a los peritos en la realización de la necropsia. La primera edición del Manual fue publicada en 2000, e introducía algunos lineamientos del Protocolo de Minnesota para la realización de autopsias. La segunda edición fue publicada en 2004, e incluía más lineamientos de Minnesota para documentar tortura e incluso algunos lineamientos del Protocolo de Estambul útiles para el estudio de cadáveres. 338 Este factor se ocupa de dos aspectos que tienen que ver con la forma como se ejerce la medicina forense en Colombia y que tienen implicaciones para nuestra pregunta concreta de investigación. Estos son, por un lado, las diferencias en el grado de profundidad y minuciosidad con el que se realiza las necropsias y por otro lado la forma 16 INMLCF, Manual para la Realización de Autopsias Médico Legales, 2002, Máximo Alberto Duque, “Manejo del Cadáver por parte del médico”, En: Revista del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Vol. XVIII No 2 de 2004, Bogotá. Pp. 7, Mary Luz Morales y Maria Dolores Morcillo, “Aplicación de los principios de la patología forense a la atención de un caso de muerte colectiva: relato de una experiencia y algunas recomendaciones”, En: Revista Científica, Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Volumen 20, Número 1, 2008, Pp. 19 – 28, y p. 21 como se incluye la información recolectada en el protocolo. Diferencias en el grado de profundidad con el que se realiza la necropsia En Colombia, durante mucho tiempo la práctica de autopsias se limitaba a determinar la causa, manera y mecanismo de muerte. Este tipo de autopsia, denominado autopsia orientada, no tenía en cuenta la necesidad de detectar, documentar y analizar evidencias con miras a obtener pruebas de la autoría y las circunstancias de la comisión de un delito17. Este tipo de práctica se mantenía por varias razones: el gran volumen de casos, la reciente articulación de los sistemas legales municipales y departamentales al Sistema Nacional de Medicina Legal, la poca difusión y apropiación de la literatura forense internacional, la inexistencia de programas de especialización en medicina forense y el desconocimiento de los protocolos internacionales. No obstante, hacia mediados de la década de los 90 se empezaron a trabajar casos en los que la causa y manera de muerte no eran las aparentes: accidentes de tránsito que en realidad eran homicidios con actividad sexual relacionada, muertes naturales que eran homicidios, etc. Y desde el nuevo milenio se empezaron a adoptar los lineamientos de los protocolos de Minnesota y Estambul18. Esto reveló que la orientación de la necropsia no permitía recoger información que pudiera complementar o contradecir las hipótesis iniciales, y por eso se empezó a trabajar en el Manual para la Práctica de autopsias médico legales que se publicó y difundió en el año 2000. Este manual planteó la directriz 17 Parafraseado de Manual para la realización de autopsias médico legales, pp.50. de que toda autopsia debía ser no orientada, y debía no sólo determinar causa, manera y mecanismo de muerte, sino aportar evidencia y pruebas para entender las circunstancias en las que sucedieron los hechos. Para ello se exigía realizar un examen externo minucioso, así como examen interno. En sus propias palabras el manual indica que “no haga necropsias orientadas, practique un examen completo; por ejemplo, aun si el caso corresponde a un accidente de tránsito, examine genitales. De lo con¬trario, no podrá detectar delitos poco obvios”19. Dicho examen incluye revisar cuidadosamente la boca y los genitales pues “tanto la boca como el recto y la vagina deben explorarse siempre por ser puertas de entrada y lugares donde pueden encontrarse lesiones difíciles de sospechar desde el examen externo”20. Adicionalmente, se deben registrar alteraciones en la región perineal, genital y anal, axilas, palmas y plantas y áreas cubiertas por pelo, y se revisaría con cuidado la evidencia traza contenida en las uñas. El manual indica que se deben tomar frotis vaginal, rectal y oral para búsqueda de espermatozoides si se sospecha atentado sexual o si no dispone de información clara y completa respecto a las circunstancias, que permita descartar esta posibilidad de antemano”21. Esto incluso si no hay indicios claros ni lesiones evidentes. Podría interpretarse que la necropsia orientada y la no orientada son dos extremos del espectro del grado de profundidad y minu18 Entrevista Dr. Mary Luz Morales, Julio 2009. 19 Ibíd., Pág. 64. 20 Ibíd., Pág. 64 21 Ibíd., Pág. 67 ENTORNOS FAVORABLES PARA EL APRENDIZAJE CRIMINAL EN COLOMBIA Segundo mular dosdebate teorías sobre el aprenPara los médicosLacon entrenadizaje criminal. primera es miento forense en Colombia, los el desarrollo de las habilidades hallazgos deLa la necropsia criminales. segunda pueden explica documentarse formas. La el modo en quede undos entorno instiprimera,puede es incluyendo sólo la intucional favorecer el desaformación del orden de lo positirrollo de dichas habilidades. La vo, es decir, lo que se encuentra primera se basa en el análisis ecoy se puede probar. La segunda, nómico del crimen (Becker, 1968). incluyendo datos negativos La segunda, los en el análisis de los además de los datos positivos. entornos generosos –o entornos Esto significa incluir información munificentes (Castrogiovanni, de lo que se buscó y no sevista encontró 1991). Desde el punto de ecoen la necropsia. nómico el crimen puede ser exa- minado como un comportamiento Los que documentan lo positivo racional. Esta perspectiva persostienen que el médico sólo debe mite analizar el comportamiento documentar lo que encontró pues criminal sin tener en cuenta conno tiene sentido darle a la autorisideraciones morales acerca del dad (que por cierto no siempre tiene «deterioro moral» o la «pérdida la capacitación suficiente para interde valores». Del mismo modo, la pretar la información médico forenperspectiva económica no revisa se), datos negativos que no aportan el crimen como una enfermedad a la investigación. Entretanto los psicosocial. La teoría propuesta segundos dicen que la información permite explicar el elevado núde lo que no se encuentra es igualmero de homicidios en Colommente importante y que debe ser bia. Este problema es pertinente incluida explícitamente en el proporque tasa de homicidios de tocolo delanecropsia. Colombia desde la década de los ochenta encuentra Según elseManual parapor la encima práctide la tasa promedio de América ca de autopsias médico-legales de Latina y la deldocumentación mundo (Echeverry, 2000, en de la Salazar & Navas, 2001). “listar necropsia se recomienda los hallazgos negativos pertiCiertas conductas criminales nentes (esto documentará lo que pueden ser estudiadas la. usted buscó y no estabadesde ahí)”22 perspectiva económica porque tieNo obstante, la lectura atenta nen una definida orientación hade las necropsias recogidas nos cia el beneficio Talque es reveló que, en económico. lo que tiene el delitos en donde se vercaso conde el los delito sexual, sólo en puede identificar el afán lucro. un caso se explicita por de parte de Este trabajo concentra en las la perito quese “no se encuentran lesiones encriminales el cuerpo en de las posible conductas que delito sexual”. se puede identificar fácilmente el afán de lucro. Este debate es fundamental para nuestro de estudio, pues Para queobjeto una conducta criminal unaexitosa cosa eses lo necesario que se observa, y sea el desaotra cosa se deja de documenrrollo de lo unque conjunto competado en elLas protocolo de necropsia. tencias. competencias son Aquellos que consideran que lo el conjunto de conocimientos, habilidades y conductas que le 22 Ibíd., Pág. 59 negativo también es importante, permite a una persona un alto pondrían en sus queLas “se desempeño en protocolos su trabajo. descartó posible agresión sexual”. competencias tienden a mostrar Pero aquellos que enfatizan en una larga duración una vez delo positivo no(Spencer harán referencias sarrolladas. y Spencer, textuales, lo cualCao, no quiere decir 1993; Ansorena 1996; Wooque no se haya pensado, buscado, druffe, 1993). Se propone en este observado y descartado. trabajo extender el uso del con- cepto de competencias laborales d. Conexión escena-sala delegal necropsias del mercado laboral al «mer- En ellaboral sistemacriminal». forense colombiano cado Se asume se separa la investigación de la esen este trabajo que las competencena del crimen de la realización cias se componen de habilidades del examen del cuerpo: por un (skills), es decir, en la capacidad lado, las instituciones que tienen para hacer algo. En ese sentido, funciones de Policía Judicial (CTI, las habilidades son la manifestaDAS, SIJIN, DIJIN, Procurador, ción concreta y observable de las alcaldes, inspectores de policía, competencias. entre otros) realizan la inspección de cadáver, adelantan la búsqueda Se puede afirmar que el desarrollo de los sospechosos y reúnen inforde competencias para el adecuado mación y evidencias. Por otro lado desempeño de un individuo en un los médicos con funciones médicooficio es una cuestión que translegales reciben el cadáver, realizan ciende la frontera entre lo legal la necropsia, toman las muestras e ilegal; para realizar de modo pertinentes que envían a los laboapropiado oficio (criminal o ratorios paraun luego remitirlas a las no) es necesario el desarrollo de autoridades, identifican el cadáver un conjunto específico de habiliy lo entregan a los familiares predades. El desarrollo las comvia autorización de la de Fiscalía. petencias criminales se produce enlaunhora ambiente de aprendizaje; A de hacer la necropsia esto es válido tanto para los médicos cuentan con el el desaActa rrollo de habilidades productivas de Inspección de Cadáver, el cano criminales como elprobatorios manejo de dáver y los elementos máquinas equipos sector que vienenycon éstos.en ElelActa de industrial legal en el infordesaInspección, debecomo consignar rrollo desobre habilidades el mamación el sitiocomo donde fue nejo de armas y mecanismos encontrado el cuerpo, causa de coordinación criminal. muerte y manera , recolección de evidencia, descripción de prendas yLas de heridas, relato decriminales los hechos, competencias testimonios oculares, otros. se desarrollan en un entre proceso de Esta puede contener suficiente socialización criminal que pone información para guiar alcon médico en contacto al individuo una en la realización de tiene la necropsia, organización. Si se esto en ocuenta, puede la traer información insuracionalidad criminal ficiente que deja sin pistas al fopuede ser vista como el cálculo rense frente al cuerpo. Por eso, la de medios y fines que hace una calidad lacuenta información personade que con el conteentrenida en eladecuado acta es un factor que namiento para aumenafecta la toma de evidencia que tar la probabilidad de éxito en la conlleven probar la existencia comisión ade delitos (Beltrán de & Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses ciosidad a la hora de hacer las necropsias. Los manuales, las guías los reglamentos son lineamientos que orientan el accionar del médico más no constreñimientos, pues hay lugar para su propio criterio. El perito, teniendo en cuenta las circunstancias 1 del caso, sus preferencias, los reglamentos vigentes, formación, “olfato forense” y experticia toma decisiones sobre dicho grado de profundidad y minuciosidad. Isaac De León Beltrán2 y Eduardo Salcedo-Albarán3 En el grupo de 72 necropsias de caInvestigadores Grupo Método dáveres femeninos disponibles que datan entre 1997 y 2003, encontramos cierta “diversidad” en el grado de profundidad con el que se realiza el examen interno y externo. Algunas, como las que analizaremos en Resumen el caso de la masacre de El Salado, son apenas párrafos descriptivos de En lesiones este trabajo se afirma el las externas. Otrasque realinarcotráfico ha fortalecido el enzadas por médicos de sector salud torno criminalsecolombiano. Este se en hospitales limitan al examen fortaleció como consecuencia del externo. Al lado de otras realizadas afianzamiento del narcotráfico. por médicos de unidades básicas, El medio colombiano propicio seccionales y regionalesesque realiparaun el examen crimen externo porque epresenta zan interno i) altosniveles de impunidad, ii) muy minucioso, que a veces incluye índices graves de corrupción, y , la toma de muestras. iii) mano de obra disponible y a bajo costo entrenada el uso de Ahora bien, detectarenun delito la violencia. Este ambiente favosexual en homicidios en contextos rable para el crimen de DIH es más factiblehasipermitise hace do elautopsia desarrollo de competencias una no orientada, minucriminales. Dentro deasí estas ciosa y detallada. Y es pueshabique la ocurrencia de ese tipo de eventos lidades la iniciativa empresarial no suele ser evidente o común, no criminal ocupa un lugar especial. suele sercontexto, recogida en relatos de En este laslos autoridades la escena, casi nunca es una hipóenfrentan organizaciones que tesis de la autoridad que la muestran altas tasas derealiza innovainspección lospunto cadáveres, y no ción. Desdede este de vista, se es unaellesión directatiene reto derelacionada iniciar procesos de mente con lacapaces causa ydeelresponder mecanisaprendizaje mo de muerte. Sólo con un a los procesos de rápida examen adaptaexhaustivo del cuerpo, sólo yendo ción de los actores criminales. más allá de las heridas que causaron la muerte, y a veces insistiendo incluso ante la ausencia de lesioINTRODUCCIÓN nes aparentes, puede detectarse el delito sexual en estos contextos. El objetivo de este trabajo es for- 339 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses delito sexual. Si el acta contiene el relato de los hechos, la hipótesis de lo ocurrido, descripción de la escena y de la ubicación del cuerpo, facilita la indagación del cuerpo, la contextualización de los hallazgos, y la conclusión del caso. Sin embargo, ésta constituye una de las mayores dificultades de la labor del médico forense en Colombia. Las actas suelen ser muy pobres y tienden a omitir datos de los hechos y pistas sobre presuntos responsables. “Infortunadamente, en muchas partes del país la Inspección es sólo un trámite y no procede según la estricta metodología que requiere, o se considera que el médico, por sus conocimientos, no requiere más información y se limita así su posibilidad de ofrecer experticias realmente útiles para los fines de la investigación”23. Los médicos suelen estar ciegos y solos con el cuerpo en sus salas. Por ejemplo, es muy distinta un acta que consigna “presuntos paramilitares llegaron hace 3 días a la población, sacaron a la gente de sus casas, separaron a los hombres de las mujeres y asesinaron a 20 pobladores en dicho lapso de tiempo”, a un acta que consigna: “indagación en el vecindario: negativa”. La falta de información sobre la escena limita aquello que el médico puede considerar determinante en la necropsia. De otro lado, la implementación de los procedimientos para el manejo del cadáver en la escena es reciente y se dio de forma diferenciada en el territorio. En Bogotá empezó a trabajarse desde 199724 pero en muchas localidades sólo se dio con la entrada en vigencia del Sistema Penal Acusatorio y la Resolución 6394 de 2004, Ma23 Ibíd., Pág. 30 24 Entrevista Dr. Mary Luz Morales. 340 nual de Cadena de Custodia para el SPOA, así como el Manual de Policía Judicial25. Antes de ese momento era muy común que los cadáveres llegaran desvestidos, manipulados, embalados en una sábana y sin cuidado de la cadena de custodia. Esto dificultaba la recuperación de evidencia de desgarros, manchas, posición de interiores, o de evidencia física como cabellos y restos de semen o sangre, piezas definitivas en la documentación de un delito sexual. Esto implica que en el periodo que estudiamos (1997-2003) el tratamiento inadecuado del cadáver por parte de las autoridades con funciones de Policía Judicial ocurriera con frecuencia. Por ello el manejo del cuerpo en la escena es un factor que incide en el registro de violencia sexual. colombiana. El resto del territorio debe ser cubierto por médicos rurales u oficiales de los hospitales. Por eso las necropsias presentan grandes variaciones que dependen principalmente de la formación y la experiencia del médico a quién le correspondió hacer la necropsia. e. Capacitación del médico al que le corresponde hacer la necropsia En Colombia la carrera de medicina incluye en su pensum de estudios un módulo de formación en Medicina Legal y muchas universidades tienen convenio con el Instituto para lograr que los estudiantes hagan rotaciones de un mes. Pero esta corta formación en temas forenses no es suficiente para abordar con todo el rigor los casos complejos. Según cuatro expertos consultados, es prácticamente improbable que un médico rural o un médico que tenga que hacerse cargo de tareas médico-legales en un hospital municipal, sea capaz de documentar un caso donde hubo violaciones al DIH, hay múltiples cadáveres, están en avanzado estado de descomposición o hubo actividad sexual relacionada. Así como un médico general tiene los conocimientos pero requiere experiencia para practicar una cesárea o un procedimiento quirúrgico, tampoco tiene la suficiente destreza para realizar este tipo de necropsias. En palabras de una experta, “hay una distancia gigantesca entre ser médico y ser perito forense. Es como si El grado de entrenamiento o experticia del médico al que le corresponde hacer la necropsia constituye también un factor que determina el registro de delito sexual. El Sistema Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses funciona de la siguiente manera: existe el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses quien es el rector del sistema y está adscrito a la Fiscalía General de la Nación (Ley 938 de 2004). El INMLCF cuenta actualmente con ocho Direcciones Regionales: Oriente, Nororiente, Norte, Occidente, Suroccidente, Sur, Suroccidente y Bogotá, 25 Direcciones Seccionales ubicadas en la mayoría de capitales departamentales, y 125 puntos de atención (Unidades Básicas), cuatro de ellas Móviles (Sabana, Quindío, Itsmina y Acacías). Dichos 125 puntos de atención cubren el 65% de la población 25 Entrevistas médicos Popayán, Buenaventura y Antioquia. Como sucede en toda profesión, hay diferencias de formación de los médicos del sector salud frente a los médicos del Instituto. Y dentro de estos últimos, existen diferencias entre los que reciben un entrenamiento básico y los que realizan una especialización en patología o medicina forense, o entre los nuevos y los experimentados. Esto explica la existencia de necropsias más y menos exhaustivas y más y menos detalladas. Sin embargo, mientras que en el sistema de salud el médico puede remitir la paciente a un municipio que le pueda prestar la atención requerida, en el sistema médicolegal el médico rural o los médicos de los hospitales están obligados a abordar el caso. Ellos pueden e incluso deben estar en comunicación con el médico de la Unidad Básica más cercana, pedir asesoría y apoyo. Pero a veces los médicos del sector salud no saben que pueden contar o no cuentan con expertos del INMLCF para abordar casos complejos y en muchos casos se presentan problemas de información y coordinación entre los dos sectores. Es importante recalcar que para los primeros años del periodo de estudio la comunicación inmediata por teléfono o por celular no estaba disponible, lo que conllevaba a que los médicos rurales o de hospitales asumieran solos los casos. Entre los médicos del Instituto también hay grandes diferencias. Los médicos nombrados toman un curso de un mes: dos semanas en patología y dos semanas en clínica. Esta formación básica los habilita para realizar bien los informes periciales. Pero el olfato, el interés por descubrir lo no evidente o el índice de sospecha, necesarios para encontrar los casos de homicidio con actividad sexual relacionada, sólo se obtienen tras años de ejercicio y con una vocación o gusto por los casos de patología. En efecto, algunos médicos tienen más interés por las tareas de clínica, pero deben asumir tanto clínica como patología dadas las condiciones institucionales de las Unidades Básicas. Además de la experiencia y la pasión por lo forense, detectar violencia sexual, requiere un grado de formación específico y especializado. Dos de los expertos consultados insistieron en que “el concepto de homicidio sexual es un concepto especializado, que casi no es del alcance de un médico general. Yo creería que un médico general no está en la condición de abordar una masacre en la que se sospecha que pudo haber habido violación o actividad sexual, porque no está lo suficientemente capacitado. No es porque no pueda, sino porque sencillamente no fue formado para eso. Puede que tenga algún esbozo, pero es poco probable que quede bien hecho. O incluso, si tuvieran la idea, también sería un poco difícil que la lleve a cabo. Para hablar de homicidio sexual se requiere tener cierta formación, especialización, haber visto qué es eso, conocer los tratados, saber cómo lo manejan en otros países, incluso si lo vamos a mirar dentro de nuestro país es una cosa que se ha acuñado en los últimos años”. f. Control del personal: capacitaciones, monitoreo Es un hecho que los manuales para hacer autopsias desde el 2000 tienen unas directrices muy precisas frente a la toma de muestras cuando se sospecha actividad sexual, y que el protocolo de Minnesota expresa claramente la forma de documentar la violencia sexual como forma de tortura en un cadáver. Pero la expedición de los manuales, guías y reglamentos requiere divulgación entre todas las Regionales, Seccionales y Unidades Básicas del Instituto, que el personal sea capacitado y re-entrenado y que su ejercicio sea observado y revisado. El control del personal frente a la aplicación de los lineamientos expedidos en manuales y protocolos internacionales es otro factor que determina la toma de evidencia útil para documentar posible delito sexual en contextos de conflicto armado. Dicho control de personal puede darse en formas de monitoreo a la calidad de las necropsias y capacitaciones. En lo que tiene que ver con la capacitación sobre protocolos internacionales y manuales, en el año 2002 se presentó el protocolo de Estambul en el Congreso Nacional de Medicina Legal. Ese mismo año empezó el entrenamiento de los peritos sobre el “Manual para la realización de autopsias médico-legales” y sobre el manejo de evidencia. Así mismo se empezó a promover la aplicación del protocolo de Minnesota en el ámbito regional, como guía para hacer autopsias en caso de violaciones a los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario. En noviembre de 2006 se hizo un curso de los protocolos de Minnesota y Estambul con 153 funcionarios de los organismos con funciones de Policía Judicial y funcionarios del Instituto, y en 2007 se hizo un Seminario de Formación en el protocolo de Estambul26. En cuanto al seguimiento, a partir del año 200027 se implementó el programa de monitoreo de la calidad básica, que incluía la detección y documentación de lesiones causantes de dolor, inmovilización, 26 Datos tomados de los Comentarios del Gobierno de Colombia a las conclusiones y recomendaciones del Comité contra la Tortura CAT/C/COL/CO/3/Add.1, 13 de junio de 2006, CAT/C/COL/CO/3/Add.2, 24 de septiembre de 2008, y del Cuarto informe Periódico a la Convención Contra la Tortura de parte del Estado Colombiano, CAT/C/COL/4 del 21 de febrero de 2008. 27 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. División de Tanatología Forense. Dra. Mary Luz Morales. Manual para la Práctica de Autopsia. Bogotá, 2000. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses a mí me pusieran a hacer una cirugía a corazón abierto. Yo sé dónde queda el corazón, pero es imposible que yo haga esa cirugía”. 341 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses agresión sexual y ocultamiento del cuerpo. Así mismo se avanzó en la implementación del SIVELCE (Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Lesiones de Causa Externa) que desde las variables relacionadas con Derechos Humanos recoge desde 2003 indicios de tortura física, inmovilización, causación de dolor y mutilaciones premortem28, sistema que facilita el monitoreo permanente sobre los datos. Se observa entonces que el control del personal es un factor que juega a favor de la toma de evidencias de agresión sexual, pues está orientado a acercar la práctica de los peritos con los estándares publicados en los manuales y guías. Pero hay que enfatizar que no siempre se ha monitoreado la calidad de las necropsias y que incluso, después de que surgiera la iniciativa subsistieron limitaciones logísticas que dificultan avanzar en las capacitaciones y el monitoreo, las herramientas y recursos que permiten hacerlo no siempre han estado disponibles: la sistematización y el acceso a Internet desde las unidades básicas es prácticamente nueva y sin este recurso resultaba muy difícil adelantar controles y evaluaciones sobre una muestra representativa de los informes periciales realizados. Adicionalmente esta carencia dificultaba el acceso de los médicos a los nuevos manuales, guías y reglamentos. g. Formatos de necropsia El formato es el instrumento escrito que acompaña la realización de la necropsia. Se trata de una guía que recuerda al médico forense el orden de los procedimientos y las indagaciones que no puede dejar de realizar durante su exploración. El formato 28 Ibíd. 342 refleja el nivel de exploración del cadáver, sus hallazgos, análisis y conclusiones, y por lo general se recomienda acompañarlo de esquemas y diagramas así se disponga de registro fotográfico29. En la actualidad todos los informes periciales de necropsia en el nivel nacional son diligenciados en Internet a través del Sistema de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres (SIRDEC). Este sistema incorpora elementos del Derecho Internacional Humanitario como desaparición forzada y tortura, y se encuentra diseñado para que ninguna variable, incluida la posible ocurrencia de violencia sexual, quede sin registrar. También se indaga por las circunstancias de la muerte, y por todos los elementos asociados que se hayan podido identificar durante la práctica de la necropsia. Además del protocolo, cada necropsia está acompañada por un registro gráfico y fotográfico. Sin embargo, para el periodo en estudio, los formatos o protocolos aún no se habían integrado al SIRDEC, y aunque el Manual para la Práctica de Autopsias del año 2000 anexa una completa guía de protocolo de necropsia, en la práctica existía diversidad en el diseño, o en la forma en que se indagaba por los datos, tal como anota un médico con larga trayectoria en el Instituto. La mayoría de los protocolos realizados tanto en el periodo en estudio, como en la actualidad constan de: identificación del caso, examen externo, descripción de prendas, examen interno, descripción de lesiones, conclusiones y esquemas de las lesiones encontradas. 29 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. División de Tanatología Forense. Dra. Mary Luz Morales. Manual para la Práctica de Autopsias Médico-Legales. Bogotá, 2000. La primera parte puntualiza el caso: se le asigna un número, y se anota el nombre de la víctima, el documento de identidad, la hora y lugar de la muerte, la hora y lugar de la necropsia, el nombre del funcionario que ordena la necropsia, el nombre del prosector y el nombre del disector. La segunda parte tiene que ver con el examen exterior del cadáver. Allí se suelen describir los fenómenos cadavéricos, la forma en que se recibe al cadáver, y se da cuenta del estado en que se encuentran todos sus órganos externos. El siguiente paso es la descripción de las prendas de vestir a la que le sigue el examen interno que implica la exploración de los órganos internos del cuerpo. Posterior a este examen se hace una descripción detallada de las heridas que produjeron la muerte incluyendo la trayectoria de las lesiones, y se anotan conclusiones como causa, manera y mecanismo de muerte, así como los comentarios del caso. Después se reseña si se solicitó algún examen adicional al realizado y finalmente se incluye un esquema de lesiones, que consiste en una gráfica del cuerpo humano en el que se señalan las heridas. Como el diseño o la forma en que se preguntaba por la información fue evolucionando con el tiempo, es decir, con la paulatina implementación de nueva literatura, manuales, protocolos internacionales, y en consecuencia, más variables y elementos hasta finalmente integrarse en el SIRDEC, podemos preguntarnos si estas variaciones pudieron facilitar o evitar que se indagara por la ocurrencia de violencia sexual previa al homicidio. La respuesta es sí. Hasta hace pocos años se indagaba menos por aspectos tanto de cuerpo como de la información asociada al delito. En muchos casos no se anotaba si la víctima Actualmente, el entorno de la pregunta por la violencia sexual así como la implementación de instrumentos para abordar casos de DIH, han impuesto más detalle en las preguntas sobre el cuerpo y las circunstancias asociadas a la muerte, así como mejores descripciones de las prendas: manchas, cotejo balístico, desgarros, etc. Además los médicos forenses no pueden articular sus necropsias al SIRDEC si no responden todas las preguntas que el sistema requiere. h. Los signos de violencia sexual En todo contacto entre un cuerpo y otro se intercambia evidencia física, a esto se le conoce como el Principio de Locard. Según este principio, el agresor que ataca a la víctima deja algo en ella, y la víctima deja algo en el agresor. De otro lado, un lugar deja elementos en quienes lo visitan y el visitante deja elementos en el lugar30. El delito sexual implica contacto entre el cuerpo del agresor y el del agredido por lo que es de esperarse que se dejen huellas tanto en las víctimas como en la escena del crimen. Algunas huellas sólo se obtendrán tras la recuperación de evidencia traza y el examen sexológico31, pero otras huellas serán más evidentes en el examen externo y estarán indicando al perito sobre lesiones patrón asociadas a circunstancias de delito sexual. Esto es lo que llamamos los signos de violencia sexual. Los signos de violencia sexual son entonces, todas las pistas que hacen que el médico sospeche que pudo haber violencia sexual previa a un homicidio. Dichos signos son de dos órdenes, el primero alude a lo que se preserva o conoce de la escena del crimen, y el segundo, a los signos localizados en el cuerpo. El primero se refiere a la información consignada en el acta de inspección de cadáver o comunicada al perito por las autoridades que atendieron el caso, como las prendas de vestir, el lugar donde aparecen las víctimas, la cantidad de personas o de cadáveres con las que aparece la víctima. El segundo, implica marcas como mordeduras, desga- 30 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. División de Tanatología Forense. Dra. Mary Luz Morales. Manual para la Práctica de Autopsia. Bogotá, 2000. 31 La evidencia traza es un término genérico para material pequeño, usualmente microscópico. Tal evidencia puede dejarse de lado con facilidad en la investigación de la escena del crimen, a menos que se tenga el cuidado adecuado en la búsqueda. La variedad de evidencia traza es casi infinita. Los elementos traza más usuales son: fibras, cabellos y desechos microscópicos biológicos como semen, saliva, sangre, piel, etc. En: Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. División de Tanatología Forense. Dra. Mary Luz Morales. Manual para la Práctica de Autopsia. Bogotá, 2000. rros en piel o mucosas, traumas en restos óseos, etc. En relación con la información que se rescata de la escena del crimen, el primer signo es que el acta de inspección de cadáver aporte información sugerente de violencia sexual, pida concretamente un frotis vaginal o toma de evidencia de violencia sexual. Otro signo común para los médicos forenses son las prendas de vestir y su ubicación. Estas pueden ser exteriores e interiores. Pueden presentar fibras, manchas o huellas, y/o los cadáveres estar desnudos, con la ropa superpuesta o desgarrada, de una talla mayor o menor a la propia, o con un atuendo que al parecer no le pertenece. Esto suscita sospechas de posible delito sexual entre los médicos forenses. Igualmente, si la víctima carece de ropa interior, la tiene puesta al revés, o desubicada, las pesquisas sobre agresión sexual serán más agudas por adverso que sea el contexto. Otro de los signos que mencionan los médicos entrevistados es la ubicación de los cadáveres. Si se encuentra el cadáver de una mujer en un lugar apartado de la zona urbana, o en un lugar solitario, rápidamente se entra en sospecha de un posible ataque sexual, sea guerrillera o no. Otros signos como las famosas posturas sexualizadas, que podrían informar más sobre las circunstancias de cada caso, son poco mencionadas por los forenses, ya que su abordaje médico-legal se da en la sala de necropsias, no en el lugar de la escena del crimen donde puede evidenciarse ese tipo de signo o indicador de posible delito sexual. De otro lado, que un homicidio se haya dado en contexto de violación al DIH, es suficiente signo para indagar por posibles evidencias útiles para determinar si hubo o no un delito sexual previo (ver protocolo de Minesota y Guía para la realización de Necropsias, pág. 43). Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses había muerto junto con otros individuos y en qué tipo de sucesos. La descripción de las prendas era bastante limitada y los formatos podían dejarse inconclusos. Si bien todos los protocolos solicitaban un examen externo y uno interno de los órganos genitales, las preguntas concretas podían contribuir a que no se examinara a profundidad esta parte. En el examen externo algunos protocolos preguntaban abiertamente por órganos genitales, otros protocolos indagaban por órganos genitales y mamas, otros examinaban vagina, otros dirigían el examen a vagina y ano y otros incluían en este espacio órganos sexuales, mamas y glúteos. Como puede verse la exactitud con la que se preguntaba por los órganos sexuales podía orientar al médico hacia mejores pesquisas sobre la posible ocurrencia de violencia sexual, así como llamar su atención sobre otros lugares del cuerpo donde pudiese haber rastros de actividad sexual como el ano, los senos y los glúteos, y otras regiones no evidentemente relacionadas como los muslos, el cuello, la boca, entre otros. 343 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 344 En cuanto a los signos presentes en el cuerpo estos pueden ser macroscópicos (i.e., lesiones evidentes) o pertenecer a los materiales traza, y pueden estar presentes en distintas partes. Son signos o alarmas de posible delito sexual asociado, señales de inmovilización, golpes en distintos lugares del cuerpo, moretones, amordazamientos o lesiones a nivel paragenital como los muslos, las manos, o el área mamaria. También son signos manchas blancas y/o transparentes y brillantes en la piel, cualquiera que sea el lugar de su ubicación, así como los residuos de sangre o piel que puedan observarse en la parte posterior de las uñas de las manos. Desde la dimensión odontológico-forense son indicios de violencia sexual, marcas de mordeduras en el cuerpo y en áreas específicas como los botones mamarios, cuello, muslos, glúteos, entre otros, así como heridas en las mucosas de la boca que puedan apuntar a una violación oral; en este último caso se tomarán muestras interdentales para detectar la posible presencia de espermatozoides en estos espacios. Desde la dimensión del examen genital son indicios de violencia sexual hemorragias, desgarros recientes en el himen, así como inflamaciones, hematomas y equimosis en el área vaginal, anal y perianal. Estos signos suelen ser más notorios en personas que no tienen vida sexual activa pues la frecuencia de los contactos sexuales aumenta el tamaño de la vagina, cambia su coloración y forma, y aumenta su flexibilidad. De la misma manera, la ocurrencia de un parto reduce el himen a carúnculas32. Estos cambios pueden hacer pasar 32 Pequeñas elevaciones o proyecciones carnosas que rodean el orificio vaginal, que son restos de la membrana himeneal. En: diccionario médico “medciclopedia”. http://diccionario. medciclopedia.com/. desapercibida una relación sexual forzada no considerablemente violenta. Desde la dimensión de la antropología forense, donde es más difícil sospechar violencia sexual pues la evidencia biológica difícilmente se reflejará en los restos óseos, a menos que el ataque haya sido extremadamente violento, son signos de posible ocurrencia de violencia sexual: marcas de sujeción física y algunos traumas en los huesos de la pelvis. Aunque la formación de los médicos forenses del INMLCF permite tener en cuenta toda esta serie de señales o signos que apuntan a indagar sobre la posible ocurrencia de un delito sexual tanto en el periodo estudiado como en el presente, existen tres condiciones que dificultan la observación de dichos signos. Primero, la descomposición de los cadáveres, lleva a que se produzcan grandes cantidades de líquido y gas que hacen que la piel del área genital se pierda, su forma se altere, y los posibles espermatozoides u otros elementos biológicos de los agresores se descompongan o extravíen. A ello se suman los efectos de la fauna tanto cadavérica como externa que rápidamente consume las partes externas del cuerpo y algunos órganos. En este sentido el trabajo de observación, se puede ver estropeado por el cambio en la forma de la vagina, así como por la pérdida o ausencia de piel, e incluso del órgano, si el cadáver se encuentra en descomposición. No obstante anota uno de los médicos entrevistados “si se tienen dudas de que estas alteraciones sean causadas por la descomposición, entonces se procede a hacer una disección del útero para observar si hay hemorragias u otras alteraciones”. Segundo, el manejo inadecuado del cuerpo en la escena del crimen que conlleve a perder y manipu- lar la evidencia probatoria, como ya se vió en el factor conexión escena-sala de necropsias. Y tercero, el contexto de la masacre, pues trae consigo la necesidad de ofrecer una atención rápida por cuestiones de salubridad y donde generalmente la sala de necropsias se ha improvisado en cementerios u otros sectores donde no hay elementos ni recursos suficientes para trabajar. Como puede verse, en general los signos o señales de alarma sirven para advertir sobre circunstancias de delito sexual relacionadas con el crimen así como reconstruir lesiones patrón o la secuencia de eventos ocurrida, pero no reemplazan la recuperación de evidencias útiles para la investigación de delito sexual que suelen ser materiales traza. Usualmente es más difícil sospechar la ocurrencia del delito sexual cuando el cuerpo no presenta lesiones suficientemente llamativas, o cuando su estado impide la detección de heridas relevantes. Por ello, es importante tener en cuenta los relatos de los testigos, así como propender por un abordaje técnico e investigativo completo y detallado, y una gran capacidad teórica y práctica en el ejercicio forense. i. Condiciones para la toma de evidencias Las evidencias físicas son elementos tanto orgánicos33 como inorgánicos34 que pueden convertirse, posterior a su tratamiento en laboratorio, en una pista o indicio judicial y finalmente en una prueba35. Este tipo de evidencia puede clasificarse en tres grupos: biológica (i.e., saliva, sangre, semen, pelos, etc.), objetos (i.e., colillas, armas, prendas de vestir, etc.), y 33 Por ejemplo espermatozoides, sangre, saliva, orina, etc. 34 Por ejemplo una vainilla de munición o un condón. 35 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. División de Tanatología Forense. Dra. Mary Luz Morales. Manual para la Práctica de Autopsia. Bogotá, 2000. Para el periodo de tiempo que estudiamos, 1997 a 2003, existían varios problemas en la recepción y análisis de muestras; los cuales 36 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. División de Tanatología Forense. Dra. Mary Luz Morales. Manual para la Práctica de Autopsia. Bogotá, 2000. 37 Según entrevista con el jefe de Laboratorios, nivel nacional. 38 Resolución 06394 de 2004 de la Fiscalía General de la Nación, por la cual se adopta el Manual de Cadena de Custodia para el Sistema Penal Acusatorio de delito sexual. están relacionados con el material con el que se toma, la manera como se preserva la misma, el lugar donde se almacena, la forma como se embala, la prueba de laboratorio a la que se somete y, finalmente, la rapidez con la que se entrega el informe final de ese análisis. De estos siete pasos, depende pues la confiabilidad del resultado que puede constituirse como prueba de delito sexual contra un acusado, en caso de que lo haya. Como hemos mencionado, los eventos con actividad sexual reportan mayor intercambio físico entre la víctima y el agresor que otro tipo de delitos. De ahí que haya mayor probabilidad de encontrar evidencia traza en los cuerpos. Sin embargo, según los médicos consultados, es difícil encontrar posibles evidencias, por tres razones principalmente: primera, la mayoría de ellas han quedado en la escena del crimen que es abordada por el personal técnico; segunda, no hay una orientación técnica ni investigativa sobre qué recuperar o en qué enfatizar o explorar con más detenimiento; y tercera, en caso de haber posibles evidencias en el cuerpo, con dificultad sobrevivirán más de 72 horas, teniendo en cuenta que, este es el tiempo que muchas veces tardan en llegar los cadáveres de personas víctimas de masacres a las Unidades Básicas del INMLyCF, y que dichos cadáveres se hallaban expuestos al ambiente. Los peritos consultados comentan que la saliva, el semen, la sangre, las fibras textiles, e incluso los cabellos se degradan rápidamente en comparación con las evidencias no biológicas o no orgánicas. Esta descomposición es un proceso natural, sobre el cual los médicos no tienen control, éste proceso sólo se detiene (y no de manera indefinida) una vez se ha tomado y preservado la muestra. Pero además de la degradación natural, las evidencias biológicas son muy susceptibles a elementos externos como la temperatura, el clima y la humedad. De ahí que una vez tomadas estas muestras, ellas deban ser embaladas y conservadas de manera adecuada. Aunque el INMLCF ha hecho grandes esfuerzos en lo relativo a la regulación del manejo de las muestras o evidencias en la investigación del delito sexual39, varios de los médicos entrevistados, principalmente en las regiones y Unidades Básicas, comentan que para el periodo en estudio, en los casos en los que era posible tomar evidencias, varias de ellas se contaminaban por elementos externos (ambientales y del instrumento con el que fueron tomadas). Un frotis vaginal por ejemplo, debe tomarse con un copo o hisopo de algodón completamente limpio, si la muestra entra en contacto con un hisopo que ha sido expuesto al aire o se encuentra húmedo, se contaminará. En el pasado, este mismo procedimiento se tomaba con un escobillón y la muestra se colocaba sobre una lámina. Tanto el escobillón como la lámina debían secarse, embalarse y comenzar su viaje al laboratorio. Si la muestra sobrevivía al material con el que fue tomada, para que continuara su camino al laboratorio debía ser sometida a un proceso de preparación para el embalaje. En efecto, los copos de algodón deben dejarse secar en un lugar fresco y restringido, pues si se enviaran al laboratorio estando húmedos, 39 Anexo No. 5. Instructivo de manejo del Kit para la toma de muestras en la investigación del delito sexual. En: Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Reglamento Técnico para el Abordaje Forense Integral de la Víctima en la Investigación del Delito Sexual. Bogotá, Versión 02, agosto de 2006. Y teniendo como referencia la versión 01, mayo de 2006 de este mismo Reglamento (resolución 000586 de 2002). Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses evidencia de impresión (i.e., huellas digitales, marcas de llantas, marcas de pisadas)36. Para que el trabajo con evidencias produzca óptimos resultados en la investigación y juzgamiento de delitos, el INMLCF cuenta con varios laboratorios (biología, DNA, toxicología y química aplicada), en las Direcciones Regionales, allí se procesan elementos recuperados en el trabajo de las áreas de patología y clínica, así como también se tramitan algunas solicitudes externas. Con el ánimo de aclarar el tipo de análisis que está en capacidad de realizar, el área de laboratorio del Instituto dispone de un portafolio interno37 de servicios y capacidades de procesamiento de muestras. Uno de los requerimientos ha sido siempre que las muestras lleguen en adecuado estado para su análisis ¿qué significa esto? Significa que cada una de las muestras debe haberse recuperado con elementos adecuados, preservarse de una manera específica y según sus propias características lo requieran, haberse embalado de forma adecuada y finalmente enviado a tiempo al laboratorio. En la actualidad muchas Unidades Regionales, e incluso Seccionales, disponen de laboratorios en los que varias muestras son procesadas a diario, y con el avance de los años, tanto la preservación como el embalaje se han desarrollado así como incorporado por completo en el aparato de justicia38. 345 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 346 las muestras se descompondrían. Sin embargo en distintas Unidades Básicas del país no había ni hay lugares específicos para este proceso: el cuarto de evidencias comparte espacio con el archivo, los estantes, y otros elementos de trabajo. Según los médicos entrevistados, las Unidades Básicas envían las evidencias a los laboratorios una vez por semana o cada 15 días, en este sentido cada Unidad dispone de una nevera en la que se conservan algunas las evidencias que así lo requieran mientras es el momento de dirigirlas a su destino final, es decir, los laboratorios. Algunas de estas neveras se encuentran deterioradas, o aún estando en buen estado, se apagan por el constante corte del flujo de energía en los pueblos. Aunque los tiempos dilatados en el envío de las muestras hacia los laboratorios, así como las interrupciones en la refrigeración no alteran sustantivamente la calidad de la evidencia, si congestionan y demoran la entrega de resultados. de las evidencias: envoltura primaria de la muestra (vg., tubo de ensayo), embalaje secundario (vg., gradilla de Icopor soportada) y, a veces, embalaje terciario (vg., caja de protección); y comenta que tanto por el mal embalaje como por el tipo de transporte terrestre en Colombia, varias evidencias siguen llegando regadas, contaminadas e incluso descompuestas por haber entrado en contacto con elementos externos. El cuarto paso tiene que ver con el proceso de embalaje. Ya hemos mencionado la reglamentación al respecto, y hemos anotado cómo el Instituto se ha preocupado por estandarizar el embalaje de las muestras. Hay sin embargo, dos grandes dificultades al respecto: primera, que los médicos rurales, no cuentan con esta capacitación y envían muestras mal recuperadas y mal embaladas a los laboratorios (sin recipientes, no rotulados, no sellados, etc.); y segundo, que existen realidades concretas del país que se oponen al arribo del material al laboratorio así el embalaje haya sido bueno: orden público, carreteras destapadas, etc. Uno de los médicos entrevistados anota que el INMLCF insiste en la necesidad de hacer un embalaje adecuado La última etapa es el tiempo que transcurre entre la entrega de la evidencia en laboratorio y el diagnóstico. Aunque como comenta un médico, actualmente los resultados se entregan con rapidez, y existe un constante monitoreo sobre el tiempo que transcurre entre la recepción y la entrega de la muestra, esto también depende de las nuevas tecnologías que van llegando al país, de los peritos y la demanda de análisis. En el caso de los espermatozoides, el proceso pasa por dos etapas como mínimo: el reporte preliminar, donde se anota positivo, negativo o no hay elementos para determinarlo, y el perfil genético, que se realiza cuando hay un sindicado para cotejar el DNA encontrado con el del acusado. Esto último echa abajo el largo camino que recorrió Cuando finalmente la muestra ha llegado al laboratorio para ser sometida a los análisis que solicita el médico encargado de cada caso también enfrenta problemas: la evidencia enviada por el médico rural o por el técnico de investigación criminal no corresponde con la pregunta que se quiere responder y se realizan solicitudes muy genéricas de análisis, e incluso solicitudes no especificadas: “a veces llegaba el paquete entero de parte del médico rural a ver qué le servía”, anota un miembro de laboratorio en Bogotá. la muestra, pues sin un sindicado con quien cotejarla, la investigación que adelanta el fiscal queda en un punto muerto. j. Capacidad instalada en Unidades Básicas Las Unidades Básicas junto con los hospitales municipales son los lugares donde generalmente se atienden eventos de gran magnitud como las masacres pues estos suelen ocurrir en veredas y corregimientos apartados. Aunque en la actualidad cualquier evento colectivo o masivo es apoyado por el INMLCF, para nuestro periodo de estudio, muchas localidades atendieron los eventos sin los médicos forenses del Instituto. Cuando ocurría una masacre podían presentarse varios escenarios: primero, que los cadáveres fueran enterrados por los sobrevivientes dada la descomposición de los mismos y/o ante la imposibilidad del arribo de las autoridades; segundo, que las necropsias fueran realizadas en campo por médicos legistas; tercero, que los cuerpos fueran trasladados a un municipio cercano donde no haya Unidad Básica de Medicina Legal y las necropsias sean realizadas por médicos rurales o por médicos del hospital municipal; y, cuarto, que los cadáveres fueran llevados a una Unidad Básica de Medicina Legal. En este último caso los cadáveres enfrentaban, y aún hoy día, en varios casos enfrentan los siguientes problemas comunes. Si se encuentran descompuestos, no pueden ser ingresados a la morgue de Medicina Legal, pues la gran mayoría de Unidades se encuentran ubicadas en los hospitales, así que por ley, deberán ser atendidos en la morgue del cementerio que es administrada por la municipalidad o la curia. Allí por lo general no hay servicios de agua, luz eléctrica, mesas de Si un cadáver aún no se ha descompuesto, será atendido en la morgue del Instituto. La mayoría de Unidades no son sedes propias de Medicina Legal sino que pertenecen a los hospitales municipales. En este sentido la gerencia de los centros hospitalarios y las autoridades municipales deciden su ubicación, tamaño y dotación estructural. En las visitas realizadas a varias Unidades del país, dichas Unidades (es decir, el cuarto de evidencias, nevera y archivo, el consultorio, el área de recepción y la morgue) se encuentran ubicadas en la parte posterior del hospital, área donde también se encuentra la planta eléctrica, el lavado de ropa, el depósito de desechos biológicos e incluso, la cocina. Se trata de espacios reducidos en los que escasamente pueden trabajar el médico y el disector simultáneamente. En algunas se evidencia indiferenciación de espacios como el archivo, el baño, el consultorio, la recepción, e incluso la morgue, mientras que otras si han logrado separar los distintos servicios médico-legales. En uno de los municipios visitados se trabajó durante el periodo de estudio en las funerarias pues el Instituto no se había instalado, y porque los hospitales que disponían de morgues no las facilitaban. En el Informe de Gestión del año 2008, el entonces director del INMLCF, Dr. Pedro Gabriel Franco, lamentaba el “rezago económico, administrativo e histórico” en el que se mantiene al Instituto frente a las instituciones administradoras de justicia, pues 51 años después de la adquisición de la primera sede propia, el Instituto cuenta con tan sólo 17 sedes propias a nivel nacional40. Claramente las escasas asignaciones del presupuesto al Instituto han limitado la posibilidad de proveer instalaciones adecuadas a los puntos de atención, lo cual dificulta las condiciones de trabajo de los peritos. Como vimos antes, los insumos de trabajo también inciden en el examen externo que puede conducir a tomas de evidencia de violencia sexual. Aunque las morgues de Medicina Legal a diferencia de las de los cementerios, sí disponen de recursos como agua, luz, ventilación etc., otras herramientas de trabajo como bisturís, agua destilada, guantes de látex, máscaras protectoras de gases, uniformes desechables, entre otros, no son una constante en todas las unidades. Acorde con lo informado por el anterior Director General un médico de Unidad Básica comenta: “Hay varias limitaciones en infraestructura y presupuesto. Para buscar una buena evidencia forense tendría que disponer de 40 INMLCF, Dr. Pedro Gabriel Franco, “Informe de Gestión 2008”, Colombia: 2008, Pp 7 luces forenses, de laboratorio de evidencia traza, hacer estudios sexológicos completos, procesar las muestras de biología, etc., y eso posiblemente en Bogotá si se encuentre, pero en las Unidades Locales no”. Morgues perfectamente equipadas no asegurarán más hallazgos de violencia sexual, pero sí facilitarán la detección de los mismos. De otro lado, los médicos del INMLCF trabajan turnos de seis horas al día, y prestan un servicio de 12 horas los fines de semana. Esto es una dificultad porque el horario no les alcanza para realizar dictámenes clínicos y de patología, atender el área administrativa, enviar los datos (aún cuando a veces no se encuentre el recurso tecnológico disponible), y dar respuesta a los oficios solicitados por las autoridades. También deben dejar encargado al disector, quien lleva la correspondencia a las autoridades, asume la carga administrativa, orienta las necropsias que realizan los médicos del hospital y en ocasiones asea la morgue y organiza el material probatorio. Así, la carga laboral puede ser un factor que va en contra de la toma de evidencia de violencia sexual pues en aras de evitar el represamiento de casos, el sobrecupo en las cavas, y cumplir con sus superiores, los médicos pueden realizar necropsias orientadas únicamente a las posibles causas de la muerte, pero no a las lesiones patrón o a las circunstancias que rodearon el occiso. 2. Casos En esta sección observamos la forma como jugaron los 10 factores descritos anteriormente en dos casos escogidos de nuestro total de 66 masacres y 4 eventos especiales, uno de los casos que se estudiarán es un evento especial es decir, que no alcanza la cifra de cuatro víctimas Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses trabajo y/o desagües adecuados. Las morgues de los cementerios son lugares cerrados, así que además de la descomposición del cadáver, la ausencia de luz impide realizar adecuadamente el examen externo u obtener indicios como los que ya se han anotado. Tampoco hay instrumentos suficientes para trabajar, y aunque algunos médicos aseveren que “hay autopsias extraordinariamente bien hechas aún bajo las condiciones más pobres”, otros afirman que lo cierto es que en campo los limitantes materiales son determinantes para los diagnósticos. En algunos cementerios debe trabajarse aún hoy en día con velas, y a veces en circunstancias de muerte colectiva se deben improvisar morgues y se ha llegado a quemar llantas para iluminar el trabajo de los médicos. 347 fatales. A continuación presentaremos cada caso en una tabla donde se completa cada factor con la información disponible de los protocolos Factores/ Casos de necropsias, actas de inspección, las entrevistas a los médicos de las Unidades visitadas y los expedientes judiciales. 1. Homicidio colectivo ocurrido en zona urbana de corregimiento cercano a la ciudad de Cúcuta, Norte de Santander, en diciembre de 2003. Víctimas femeninas: 3 1. Resumen del Caso Según el acta de inspección, sujetos no identificados arribaron en horas de la madrugada a una residencia ubicada en un barrio humilde cercano a la ciudad de Cúcuta. Los sujetos dispararon contra dos mujeres, hermanas entre sí, que se encontraban en el área de la salacocina de la casa, y posteriormente buscaron a la tercera hermana quien estaba durmiendo en una habitación. Las dos primeras murieron en el lugar de los hechos, mientras que la tercera fue trasladada aún con vida al hospital donde falleció al poco tiempo. 2. Abordaje técnico Un grupo interinstitucional compuesto por un fiscal, dos investigadores (uno del CTI y otro de la SIJIN), dos técnicos (uno del DAS y otro del CTI) y una secretaria, llegan a realizar la inspección de cadáveres 2 horas después de los hechos, y recuperan varias vainillas de proyectil de arma de fuego. A las 3 de la tarde hacen inspección de la mujer fallecida en el hospital. 3. Abordaje forense Las autopsias se realizan en la Unidad Seccional de Cúcuta a partir de las 7 de la mañana del mismo día. Las mujeres sólo presentan heridas por proyectil de arma de fuego en cráneo, cuello, brazos y hombro. Los genitales externos y el ano se describen sin alteraciones y se detalla el estado de las uñas en los tres casos. En el examén interno se revela que una de ellas tiene 13 semanas de embarazo. El perito concluye para los tres casos que la causa de muerte es proyectil de arma de fuego y la probable manera: homicidio. Ya estaban en práctica los manuales de Minnesota y Estambul, así como ya existía pregunta por delito sexual en el conflicto armado en el entorno. 4. Entorno y marco conceptual que permita Pero no se conocen los autores de los hechos ni las circunstancias, no se sabe que fueron actores imaginar ocurrencia de ese fenómeno armados ni que muertes fueron en contexto de violación al DIH. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Pero ya estaba en práctica el Manual para la realización de Autopsias Médico-legales que incluye instrucciones para registrar homicidio sexual. 348 5. Formas de ejercer la medicina forense El médico sólo documenta lo positivo, todo lo demás aparece “sin alteraciones”. Como se hace examen externo e interno pero no se toman muestras de nada, podríamos decir que se trata de necropsia semi orientada. 6. Conexión escena-sala de necropsia El perito consigna en los protocolos que no tiene conocimiento de cómo fueron transportados los cadáveres, de la cadena de custodia, ni cuenta con descripción de la escena. 7. Capacitación del médico Médico con entrenamiento forense. 8. Control del personal Se entiende que al realizarse en una seccional y estar más cerca de la regional, los reglamentos llegan más rápidamente y los protocolos son más cercanos a los estándares. El médico no cuenta con información que le permita vincular el caso a un evento ocurrido en contexto de violación al DIH. Tampoco tiene información de escena que le permita ni imaginar ni descartar posible ocurrencia de delito sexual. 9. Signos delito sexual Se sabe que es un asesinato de tres mujeres hermanas entre sí, en horas de la madrugada. No se describen marcas particulares ni evidencia traza en prendas, cuello, mamas, glúteos, piernas, ano ni vagina. El cadáver estaba fresco. Al realizarse en una Unidad Seccional se asume que las condiciones son 10. Condiciones para la toma de evidencias y adecuadas y que existen todos los materiales e instrumentos para realizar el dictamen, tomar capacidad instalada las muestras y procesarlas sin dificultades. Factores/ Casos 1. Homicidio colectivo ocurrido en zona urbana de corregimiento cercano a la ciudad de Cúcuta, Norte de Santander, en diciembre de 2003. Víctimas femeninas: 3 11. Formatos Los protocolos que se usan permiten hacer indagaciones profundas a cada parte en el examen interno y externo, preguntan por las circunstancias de los hechos, por información útil disponible, por relación con otros casos colectivos, etc. 12. ¿Se toman muestras de delito sexual? No Teniendo en cuenta los anteriores elementos se debe responder la pregunta de por qué no se tomaron muestras de delito sexual. Partimos de la base de que existían buenas condiciones para realizar el abordaje forense: la necropsia se hace en una morgue bien dotada de una capital departamental, donde existen todas las herramientas para hacer una buena toma de evidencias. Los cadáveres estaban frescos, los reglamentos y protocolos estaban disponibles y fue realizada por un médico con entrenamiento forense. Si bien no se contaba con información de la escena del crimen, esto no tiene un efecto negativo sobre la decisión de tomar muestras de delito sexual. Al contrario, si el médico conociera la forma como ocurrieron los hechos (de tipo sicarial) hubiera tenido información suficiente para descartar cualquier contacto entre víctimas y victimarios, y por ende, cualquier delito sexual relacionado al homicidio. Sin esta información, él sólo contaba con el cuerpo. Así que revisemos los indicios: por un lado, en el examen externo no se encuentran lesiones en región genital, anal, piernas, glúteos, cuellos ni mama que hagan pensar en delito sexual. Tampoco hay evidencia traza en prendas ni uñas. Pero por otro, según las entrevistas que hemos realizado y lo consignado en el Manual para la Realización de autopsias médico-legales que ya regía desde 2002, el hallazgo de una mujer sola de inmediato prende las alarmas sobre posible delito sexual, más cuando en las mismas circunstancias mueren varias mujeres, y más cuando son hermanas entre sí, y más cuando las circunstancias del hecho no permiten descartar la ocurrencia del delito sexual de antemano, pues incluso dejan abierta la idea de que se puede tratar de una venganza, donde se suelen desplegar niveles elevados de violencia. Con todos estos factores jugando a favor, es claro que los factores que determinaron la decisión de no tomar muestras fueron, por un lado, la cercanía con la forma de abordaje forense en el que las necropsias son semi orientadas. Y por otro, la ausencia de un marco conceptual que permitiera imaginar una posible violación en esas circunstancias. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 13. Conclusión Sin embargo, según el mismo perito forense establece en el protocolo, “se desconocen las circunstancias, móviles y agresores, no hay descripción de la escena, no hay datos de cómo fue transportado el cadáver ni cadena de custodia”. Aún cuando es obligatorio que los cadáveres cuenten con el acta de inspección, los comentarios del médico nos hacen pensar que es posible que el médico no contara con el acta a la hora de hacer la necropsia. 349 Factores/Casos Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 1. Resumen del caso 350 Lugar: corregimiento El Salado, municipio El Carmen de Bolívar-Bolívar. 18 y 19 de febrero de 2000. Número de víctimas femeninas: 9. El 18 de febrero del 2000, aproximadamente 600 paramilitares de las Autodefensas de Córdoba y Urabá (ACCU), ingresaron al corregimiento del Salado en la subregión de los Montes de María donde ejecutaron extrajudicialmente a 46 campesinos dentro de los que se encontraban nueve mujeres, entre ellas una menor de edad. Algunos hombres avanzaron copando el municipio, otros se quedaron en retaguardia y un último grupo perpetró la masacre dentro del municipio permaneciendo allí hasta el día siguiente. En Ovejas-Sucre los paramilitares también dejaron varias víctimas mortales así como en toda la vía que conduce de Ovejas al Salado y en distintas fincas que hacen parte de este recorrido, acusaron a los pobladores de ser auxiliadores de la guerrilla, ejecutaron extrajudicialmente a civiles, torturaron, produjeron lesiones personales, amenazas, pillaje, daño a bienes civiles y finalmente, produjeron el desplazamiento forzado de la población. Varios habitantes informaron la ocurrencia de violencia y torturas sexuales durante la masacre. 2. Abordaje técnico La masacre fue atendida por un equipo de miembros de la Fiscalía, el CTI y el INMLyCF. El día 21 de febrero de 2000 los funcionarios de la Fiscalía del Carmen de Bolívar se desplazaron al Salado para realizar las inspecciones de cadáveres. Sin embargo, cuando llegaron al corregimiento los cuerpos ya no estaban en la cancha del pueblo sino que habían sido inhumados en fosas comunes y en bóvedas del cementerio. Por ello la diligencia de inspección de cadáver se tuvo que suspender y se procedió a solicitar apoyo para adelantar una diligencia de exhumación. El 22 de febrero, la misma Unidad Seccional de la Fiscalía solicita al hospital del Carmen de Bolívar que designe dos médicos para que acompañen a los investigadores hasta el corregimiento y que funjan como médicos legistas en las exhumaciones, practiquen las necropsias y determinen las causas de muerte. Finalmente, el 23 de febrero, a las 9:00am, el equipo interinstitucional conformado por siete hombres (el médico forense de INMLCF y su disector, un médico del CTI, un odontólogo del CTI, el jefe de la unidad del CTI y dos técnicos de investigación criminal del CTI), ingresa al Salado por vía terrestre, y regresa, ya sin el médico y el disector de Medicina Legal para terminar las diligencias al día siguiente. Las inspecciones de los técnicos describen heridas de arma blanca, orificios por proyectiles de arma de fuego, algunas prendas de vestir y estados de desnudez y semidesnudez, no se sugiere examen alguno, y a medida que iban realizando la inspección de cada cadáver y su correspondiente necropsia, los cuerpos volvían a ser inhumados. 3. Abordaje forense Las necropsias se realizaron el día 23 de febrero en el corregimiento del Salado, pues el día 24 el médico y el disector no fueron llamados a participar en el abordaje de los casos restantes. El INMLCF realizó necropsias de 16 personas el día 23 de febrero. Estas se encontraban distribuidas de la siguiente manera: 3 hombres y una mujer en la primera fosa común, 1 hombre y 3 mujeres en la segunda fosa, y 6 hombres y dos mujeres en el cementerio. El día 24 de febrero el personal de la Fiscalía realizó inspecciones y necropsias de 8 personas ubicadas en el cementerio de las cuales 7 eran hombres y 1 mujer. En total ocho mujeres y una menor de edad fueron identificadas. La mayoría de las mujeres adultas presentaban múltiples heridas por arma blanca a la altura de la cara (que llegaron a comprometer maxilares, mentón, y líneas de fractura extendidas hasta el cráneo), el cuello y el tórax (heridas en área pectoral); y algunas presentaban destrucción total o parcial de la bóveda craneana por arma contundente o por proyectil de arma de fuego. La principal causa de muerte es anemia aguda secundaria a las lesiones ocasionadas con arma blanca. De otro lado, la menor de edad no presenta heridas externas pero tampoco se realiza examen interno para determinar su causa de muerte. Factores/Casos Lugar: corregimiento El Salado, municipio El Carmen de Bolívar-Bolívar. 18 y 19 de febrero de 2000. Número de víctimas femeninas: 9. 4. Marco conceptual que permita imaginar ocurrencia de ese fenómeno Ni el médico de Medicina Legal ni el de la Fiscalía realizan exámenes externos concienzudos pues los cadáveres se encontraban en muy avanzado estado de descomposición, por lo que la toma de evidencias hubiera sido inútil. Aunque para el año 2000 la pregunta por la violencia sexual en contextos de conflicto armado no se había afianzado del todo en el ámbito forense, confunde que el médico no se haya formulado la pregunta pues los habitantes que quedaron en el pueblo denunciaron ante el personal de la Fiscalía la ocurrencia de violencia sexual contra las fallecidas. Según la revista Semana41 los pobladores denunciaron ante los agentes del CTI de los abusos sexuales durante la diligencia de inspección de cadáveres, es decir, el mismo día que el INMLCF hizo presencia en el corregimiento. Sólo una mujer relacionada con este evento fue atendida en la Unidad Seccional del Carmen de Bolívar. A ésta, que ingresó en menor estado de descomposición, se le practicó un examen más atento, pero en todo caso, sin anotaciones sobre, piel y faneras, cuello, boca, vagina, ano, ni senos, con los que se pudiera preguntar por la ocurrencia del delito sexual. 5. Corrientes en el ejercicio médico-legal Como lo anota la solicitud de la Fiscalía, la presencia de los médicos forenses del INMLCF en el Salado tiene como objetivo principal realizar las necropsias de las víctimas y determinar su causa de muerte. En este sentido, además del enfoque orientado que pueda tener el médico, las autoridades judiciales en este caso también presionaron en la misma dirección. Como no se diligenciaron protocolos de necropsia, sino que se realizaron descripciones breves de las heridas en los cadáveres y su causa de muerte, no hay anotaciones del orden de lo negativo. 6. Conexión escena- sala de necropsia El médico y su disector asistieron a la escena del crimen junto con el personal de la Fiscalía y la Policía. La escena comprometió varios escenarios: fosas comunes, cementerio y lugares aledaños al corregimiento del Salado. En este evento hubo confusiones sobre la escena del crimen y el tipo de evento pues en un comienzo se aseveró que había ocurrido un combate, y así fue notificado por los medios de comunicación. Sólo cuando hubo condiciones de seguridad para ingresar a la zona se aclaró que se había tratado de una masacre contra la población civil. Médico forense de la Unidad Básica del Carmen de Bolívar del INMLCF junto con su disector. 8. Control del personal: capacitaciones monitoreo Es sorprendente que no se hayan formulado preguntas de parte de los entes de control del Instituto frente a la ausencia de protocolos de necropsia de las labores realizadas durante el día 23 de febrero de 2000, esta situación, por otra parte, puede tener que ver con el carácter del evento, la situación de orden público de la zona, la seguridad de los peritos, etc. 9. Signos delito sexual La información aportada en las necropsias no permite suponer que haya habido violencia sexual. Algunos de los cadáveres se encontraban semidesnudos, y las heridas por arma blanca sí sugirieron tratos extremadamente crueles a los médicos, según entrevista realizada. Pero el estado de los cuerpos no permitió concluir nada sobre el tema. 10. Condiciones para la toma de evidencias y capacidad instalada Los cadáveres se encontraban en avanzado estado de descomposición. Las condiciones de seguridad impidieron que los profesionales del INMLCF permanecieran más tiempo en la localidad, y no pudieron estar presentes en todas las inspecciones que realizaron los técnicos del CTI y la Fiscalía. No se tenía a la mano los elementos de trabajo de los que dispone la Unidad básica, y los lugares donde se realizaron las necropsias fueron las mismas fosas comunes donde se había inhumado a los cadáveres, así como en el suelo del cementerio y en la vía destapada que conduce al corregimiento. No había servicio de agua ni luz, pues el corregimiento, su centro de salud, y las tiendas fueron arrasados durante la masacre. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 7. Capacitación del médico que le corresponde hacer la necropsia 41 Revista Semana. El cuerpo femenino, botín de guerra. 30 de octubre de 2004. Sección Política, edición: 1.173. 351 Factores/Casos Lugar: corregimiento El Salado, municipio El Carmen de Bolívar-Bolívar. 18 y 19 de febrero de 2000. Número de víctimas femeninas: 9. 11. Formatos Como hemos dicho, en el caso de la masacre de El Salado no se realizaron necropsias a la mayoría de los cuerpos, ni siquiera de aquellos que fueron exhumados el día que sí estaba el perito del Instituto. Se hicieron breves descripciones de las lesiones y no se hacía ningún detalle sobre partes del cuerpo u órganos. 12. ¿Se toman muestras de delito sexual? No. 13. Conclusión La información adicional a las inspecciones y protocolos de necropsia de esta masacre, como artículos en prensa, en revistas especializadas, entrevistas, etc., ha afirmado que en esta masacre hubo violencia sexual contra las mujeres que posteriormente fueron asesinadas. El abordaje técnico y forense del caso no permite contradecir estas versiones, pero tampoco confirmarlas, pues varios, si no todos los factores que posibilitan la pregunta por la violencia sexual operaron en contra de los funcionarios. El único elemento excepcional y positivo de este abordaje forense, tiene que ver con que el médico y su disector pudieron estar presentes en la escena del crimen y así elaborar mejores hipótesis. Pero esta ventaja no es suficiente cuando no hay la posibilidad de estudiar los cuerpos a profundidad ni comprobar científicamente lo observado en la escena. Para la fecha de la masacre el protocolo de Minnesota no había entrado en práctica, y muy pocas instituciones llamaban la atención sobre la importancia del examen sexológico en contextos de conflicto armado. De hecho, esta masacre fue uno de los eventos que capturó la atención sobre la posible ocurrencia de violencia sexual de parte de actores armados. Aunque el vínculo de las Unidades Básicas con el centro es más estrecho, la realización de las necropsias de este evento se realizó en un lugar en el que no había elementos de trabajo, tiempo suficiente, laboratorios ni posibilidad de realizar interconsultas con otros peritos del Instituto y peligro por presencia de actores armados en la zona. La pregunta por la violencia sexual se hizo explícita de parte de pobladores, ¿qué debía hacer el médico ante las denuncias de dichas personas? Explorar genitales y tomar evidencias para enviarlas a laboratorio. Aún cuando el médico haya sido advertido, la descomposición de los cadáveres, que en algunos casos era tan aguda que ya exhibía restos óseos, hubiera imposibilitado pesquisas profundas en este nivel, la evidencia biológica como hemos visto, en este momento de la descomposición e inhumación de los cadáveres ya se había perdido. Pero tampoco se disponía de los instrumentos para detectarla, ni de los elementos para tomar evidencias y preservarlas adecuadamente. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses El volumen de casos también opera contra el médico y su disector, quienes deben realizar las necropsias de por lo menos 15 cadáveres en un mismo día en el que se debían cumplir mínimo con las tareas de determinar la identidad de las víctimas, las heridas y concluir la causa de muerte. De otro lado, es evidente que las necropsias fueron orientadas y que no usaron los formatos tradicionales de los protocolos de necropsia, los cuales habían podido mejorar la calidad de las exploraciones y dictámenes del médico. Tampoco se hicieron anotaciones del orden de lo negativo. Si los pobladores denunciaron la violencia sexual, y el escenario no la permitió identificar, afirmaciones de este tipo, hubieran sido pertinentes. 352 La investigación identificó diez factores y examinó como operaron en dos casos específicos. Sin embargo, es importante recalcar que el funcionamiento de esos factores depende de entramados históricos e institucionales que desbordan la decisión de los médicos y que no hablan tanto de constreñimientos culturales como de constreñimientos económicos y decisiones políticas en un país afectado por altas tasas de violencia. En este punto y como conclusión principal se insiste en que la identificación de esos factores y su funcionamiento debe ser vista en el contexto histórico e institucional de la medicina forense en el país. Es desproporcionado formular el problema en términos de decisión individual si antes no se ha recalcado que de 141 puntos de atención médica, sólo 17 son sedes propias, que los eventos de conflicto armado tienden a ocurrir en lugares en donde la cobertura institucional no alcanza a llegar, que el equipo forense requiere para su trabajo de una información y de unos implementos técnicos que no siempre están disponibles y que dependen de la gestión de otras instituciones estatales o de restricciones presupuestarias. El ejercicio de identificación de los factores ha mostrado que más que una “decisión médica” o una “decisión institucional” de producir información útil para la investigación del delito sexual, se trata de discutir el papel y la importancia que la sociedad colombiana da a la identificación de víctimas, la causa de muerte y la identificación de los culpables. En un país con altas tasas de muerte violenta, con grandes dificultades para identificar algunos de esos cadáveres, con restricciones presupuestales que mantienen al sector justicia y de servicios forenses en un rezago económico y administrativo, tratar el tema de la toma de evidencias de violencia sexual como un problema de perspectiva de género puede ser desproporcionado. Y puede serlo, porque las barreras impuestas por la falta de sensibilidad o de interés por temas de género son sólo unas tímidas barreras al lado del monumental desinterés o simple desconocimiento que la sociedad colombiana (inclusive los sectores académicos) tienen con respecto a la situación financiera e institucional de los servicios forenses. La evaluación de estos servicios no puede hacerse al margen de la discusión del lugar financiero y político que ellos tienen en la administración de justicia en el país, y al mismo tiempo, del lugar que esa justicia tiene en la construcción de la sociedad nacional. Con esta conclusión general en mente pueden introducirse los comentarios finales sobre los casos. El análisis de los dos casos deja ver que los diez factores operaron de maneras muy diferentes. Llama la atención que ni en las condiciones más adversas (en El Salado, con cadáveres descompuestos y sin condiciones de trabajo); ni en las condiciones más favorables (en Cúcuta con cadáveres frescos y en la sede de una Unidad Seccional con una morgue bien dotada) se procedió a tomar evidencia de violencia sexual. De otro lado, ni en el evento reciente (en Cúcuta, en 2003 y con los formatos detallados) los médicos documentaron la ocurrencia de este delito. Esta constatación sugiere que aún en condiciones de capacidad instalada adecuada, donde las evidencias pueden ser tomadas y procesadas, los formatos exigen la indagación sexológica, los médicos tienen entrenamiento forense y hay control del centro, no hay un marco conceptual que les permita a los médicos indagar por la ocurrencia de violencia sexual en contextos de conflicto. Inicialmente esto llevaría a recalcar la centralidad que el factor marco conceptual tiene en la decisión médica de tomar evidencia. Sin embargo, la existencia de dicho marco no puede ser considerada como un punto de partida para el desarrollo de una buena necropsia esto es: una necropsia que indaga por la ocurrencia de la violencia sexual en eventos determinados, sino, como un punto de llegada. Antes de considerar la necesidad de crear ese marco conceptual y de obligar o imponer a los médicos la pregunta por violencia sexual en su trabajo, es necesario mejorar el conjunto de condiciones materiales, institucionales, labo- Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 3. Conclusiones El desarrollo del proyecto ha ido revelando la necesidad analítica y política de situar la pregunta sobre los factores que inciden en la decisión médica de tomar o no evidencias útiles para la investigación del delito sexual en un contexto histórico, institucional y analítico más amplio. De hecho, la formulación inicial que tendía a situar las preguntas sobre violencia sexual en el terreno de la sensibilidad de género de los funcionarios ha sido reencuadrada. No es pertinente hablar de toma de evidencias útiles para la investigación del delito sexual como un tema de género. Más bien, se impone situar esa preocupación en un marco más amplio que recoja y muestre la transformación histórica e institucional del ejercicio de la medicina forense en el país y el lugar social que ella y la administración de justicia tienen en la sociedad colombiana. 353 rales y sociales en que trabajan los médicos y asistentes. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Así pues, antes de demandar la obligatoria toma de evidencias en estos casos, hace falta comprender, descifrar, visualizar los distintos tipos de complejidad que permiten o no que esa evidencia sea de utilidad en un proceso judicial. Se insiste en los distintos tipos de complejidad porque como se ha mostrado arriba, lo que cuenta como evidencia es el resultado del largo y difícil recorrido institucional y geográfico que un delicado material biológico tiene que sortear en poco tiempo. 354 El recorrido parsimonioso por los diez factores muestra que las expectativas políticas con que desde la sociedad civil y las organizaciones de mujeres se piensa el tema de la violencia sexual y se exige al Instituto Nacional de Medicina Legal que lo documente, tiende a ignorar las dificultades con que los profesionales realizan su trabajo. Como resultado de los efectos ideológicos de la investigación y el activismo social, se tiende a suponer que las instituciones y agentes del estado operan en un campo yermo, sin limitaciones logísticas, adversidades climáticas, cadáveres descompuestos o actores armados intimidando poblaciones y entre ellos peritos y asistentes forenses. Es urgente reconocer y partir de esas condiciones para identificar, de forma realista, los aspectos en los que se puede mejorar. Es imprescindible fortalecer los canales de comunicación entre academia, organizaciones sociales y Medicina Legal para hacer visible la realidad de la práctica forense en Colombia y para que las aspiraciones a que haya más justicia en el país ganen complejidad. La experiencia concreta que las organizaciones sociales tienen documentando casos de violencia sexual puede sugerir nuevas pistas e indicios que los médicos empezarán a reconocer y a documentar en su trabajo. Al mismo tiempo, el conocimiento y la pericia de los médicos podrán mostrarles a los funcionarios de las organizaciones y a los investigadores sociales, las limitaciones y condiciones concretas con que se lidia en el trabajo sobre violencia. BIBLIOGRAFÍA Comentario del Gobierno de Colombia a las conclusiones y recomendaciones del Comité contra la Tortura CAT/ C/COL/CO/3/Add.1, 13 de junio de 2006, CAT/C/COL/ CO/3/Add.2, 24 de septiembre de 2008, y del Cuarto informe Periódico a la Convención Contra la Tortura de parte del Estado Colombiano, CAT/C/COL/4 del 21 de febrero de 2008. Gupta Akhil y Sharma Aradhana, "Introduction: Rethinking theories of the state in an age of globalization", En The anthropology of the state, a reader. Blackwell Publishing, 2002. Defensoría del Pueblo, Luz para la vida. Masacres ocurridas en Colombia hasta 1999. Sistema de Alertas Tempranas (SAT), Bogotá, 2000. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. Establecimiento Público Adscrito a la Fiscalía General de la Nación. Reglamento Técnico para el Abordaje Integral de la víctima en la Investigación del Delito Sexual. Bogotá, Agosto de 2006. 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Mary Luz Morales y Maria Dolores Morcillo, “Aplicación de los principios de la patología forense a la atención de un caso de muerte colectiva: relato de una experiencia y algunas recomendaciones”, En: Revista Científica, Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Volumen 20, Número 1, 2008 Máximo Alberto Duque, “Manejo del Cadáver por parte del médico”. En Revista del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Vol. XVIII No 2 de 2004, Bogotá. No oímos lo que su cuerpo dice. No vemos lo que su cuerpo muestra. Prácticas estatales en levantamiento de cadáveres femeninos, en contexto de conflicto armado. Proyecto de Investigación. Convocatoria 405 de 2007. Colciencias, Universidad de los Andes y Cinep. Viviana Quintero, Silvia Otero, “El delito y homicidio sexual en contextos políticos y su abordaje forense, El Caso de la Masacre de El Salado”, Mímeo, 2009. Resolución 06394 de 2004 de la Fiscalía General de la Nación. Revista Semana, El cuerpo femenino, botín de guerra. 30 de octubre de 2004. Sección Política, edición: 1173. Vásquez Teófilo, Bolívar Ingrid y González Fernán. “Violencia Política en Colombia. De la nación fragmentada a la construcción del Estado”. Bogotá, Cinep, 2003. 1. Introducción Y VIOLENCIA ARMADA1. UNA APROXIMACIÓN AL CASO COLOMBIANO “Durante la última década ha sido reconocido que niños y jóvenes se han visto específica y desproporcionadamente afectados por la violencia armada […] sufriendo múltiples consecuencias a nivel fisiológico, psicológico y social.” (SAS, 2009: 193; 212). Como lo ha reconocido la Declaración de Ginebra sobre Violencia Armada y Desarrollo (2006)4, la violencia armada impone enormes costos económicos y humanos. En este sentido, “[…] la violencia armada es tanto causa como consecuencia del subdesarrollo y constituye un obstáculo central al alcance de los Objetivos del Milenio” (Declaración de Ginebra, 2006). Aunque en las últimas décadas se han presenciado disminuciones en los índices de violencia armada, mucho camino hay por recorrer antes de poder afirmar que existe en Colombia un efectivo e integral plan de prevención y protección para niños, niñas y adolescentes (NNA) ante la persistencia de la violencia armada y sus efectos adversos. En Colombia coexiste una multiplicidad de violencias cuyas fronteras son difusas y están cruzadas por interacciones dinámicas5. Siguiendo a Restrepo, Spagat y Vargas (2006), este artículo se concentra en 1 Katherine Aguirre Tobón, Juan Masullo y Santiago Millán Zúñiga, investigadores de CERAC. Los autores agradecen a Jorge A. Restrepo por la orientación en este trabajo y Andrés Vargas por sus comentarios a versiones preliminares de este texto, no obstante los autores son responsables de su contenido. Este trabajo fue posible gracias a la contribución del Small Arms Survey y de Colciencias. Se agradece también al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses y al CIC de la Policía Nacional y al DANE por permitir el acceso a la información requerida. 2 Por ventana demográfica se entiende un periodo breve de tiempo en el que en la pirámide poblacional la proporción de personas en edad de trabajar es proporcionalmente superior al resto y por lo tanto la economía tiene la oportunidad de absorber productivamente este capital humano en exceso. Para más información al respecto recomendamos ver: Bloom, Canning y Sevilla, 2003 y los estudios adelantados en el tema por la Commission on Population and Development del United Nations Economic and Social Council. 3 Por bonus demográfico o dividendo demográfico se entiende el ingreso extraordinario producto del aumento en la tasa de crecimiento económico de un país como resultado de un aumento de la participación de personas en edad de trabajar en la población total. Para profundizar en este concepto, recomendamos ver: Bloom y Sachs, 1998; Bloom, Canning y Sevilla, 2003 y estudiar con atención el caso de los Tigres Asiáticos. 4 Importante resaltar que Colombia no sólo hace parte de los más de 100 países signatarios de esta Declaración, sino también es miembro del grupo coordinador compuesto por 14 signatarios. 5 Al respecto ver Granada, Vargas y Restrepo (2009), Restrepo, Spagat y Vargas (2006); y Marshall y Gurr (2003) Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses POBLACIÓN INFANTIL Como otros países en desarrollo, Colombia atraviesa por una ventana demográfica2 que sitúa al país ante la oportunidad de obtener un muy provechoso dividendo o "bonus" demográfico3 (Bloom y Sachs, 1998; Bloom, Canning y Sevilla, 2003). No obstante, los elevados niveles de mortalidad infantil en el país, asociados en parte considerable a la violencia armada, ponen en riesgo la posibilidad de sacar provecho de esta oportunidad histórica. El dividendo no es un regalo demográfico per se, es una oportunidad cuyo aprovechamiento depende de las condiciones y capacidad de una sociedad de absorber de manera productiva a la población en edad de trabajar y de traducir esto en mayor crecimiento y desarrollo económico. En Colombia, además de los problemas de desempleo y subempleo, la violencia armada obstruye la posibilidad de la economía de aprovechar productivamente el "bonus demográfico" y amenaza con cerrar esta ventana. 355 estudiar dos manifestaciones particulares de la violencia armada que afectan a la población infantil en el país: la violencia criminal y la violencia directamente asociada al conflicto armado interno6. La primera la componen el crimen organizado y el crimen común, mientras que la segunda comprende la violencia que hace parte de las acciones de los grupos organizados que hacen parte de la disputa de carácter diferenciado que como criterio analítico hemos dado en llamar conflicto armado interno y que comprende los impactos violentos de grupos estatales y no estatales en acciones tanto legales como ilegales (Restrepo, Duran y López, 2009: 137). Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Características del conflicto armado colombiano, tales como la desmonopolización y descentralización del uso y amenaza de la violencia7, han hecho de la violencia contra la población civil (secuestros, atentados, masacres, desplazamientos, etc.) parte central de la fisonomía del conflicto (Lair, 2003)8. Aunque la violencia de conflicto tiene un importante efecto multiplicador y ostenta un lugar político protagónico, es la violencia criminal la que más 356 6 Se recomienda ver: Restrepo, Spagat y Vargas (2006) pp. 512 – 516 y Durán, López y Restrepo (2009), especialmente el Diagrama 1 pp. 136 – 138. En estos artículos la distinción se establece entre violencia criminal y violencia política. Por razones en las que no cabe reparar en este escrito, se optó, con fines analíticos, por la distinción entre violencia criminal y violencia directamente asociada al conflicto. Por lo demás, este cambio no altera la línea argumentativa del presente escrito. 7 Al resaltar la centralidad de la población en los conflictos armados contemporáneos, y al hablar de la descentralización/desmonopolización del uso de la fuerza, se hace fundamentalmente en relación con las guerras interestatales que antaño tuvieron lugar. Cuando se habla del caso colombiano no se dan entonces en comparación con otras guerras internas que han tenido lugar en la post segunda guerra mundial, como por ejemplo los conflictos en Angola, Guatemala o el Salvador, donde también, en magnitudes y por razones diferentes, la población también ha sido central en términos de victimización. Esto no sugiere tampoco que en las guerras interestatales la población civil no fuese victimizada del todo. víctimas letales causas en el país. Como señala Aguirre (2009), “[…] la proporción oficial de muertes directamente asociados al conflicto armado en relación con el total de la violencia homicida en el país se encuentra entre 11% y el 13%9.” (Aguirre, 2009: 67 – 69). Reconociendo la importancia y urgencia de este tema, y en el esfuerzo de entender la violencia armada como obstáculo al desarrollo, el objetivo del presente escrito, que por modesto y básicamente descriptivo no deja de ser pertinente, es presentar un estado de situación descriptivo de la violencia armada contra la población infantil colombiana, dando dimensión al problema y así mostrar los niveles de algunas de las más frecuentes formas de afectación a la luz de la distinción de violencia planteada. Con este ejercicio se busca dar cuenta de algunas de las diferentes formas en las que la población infantil se ve, directa e indirectamente, afectada por la violencia armada en Colombia. En lo que tiene que ver con los impactos directos, se consideran los homicidios (que incluyen violencia de conflicto como violencia criminal), secuestros (que como se mostrará están más ligados a la violencia criminal), muertes en combates y enfrentamientos, incidentes con minas antipersonal y reclutamiento (estos tres últimos ligados directamente al conflicto armado). Finalmente, respecto a los indirectos, se explorará el desplazamiento y sus efectos negativos en materia de educación y salud10. 8 En palabras de Eric Lair (2003), la descentralización de la violencia, ligada a las dinámicas y estrategias de los grupos en conflicto, conlleva a que la población civil pase a ser el centro de gravedad de la guerra sin considerar, en muchas ocasiones, la edad ni el género. 9 Los porcentajes mencionados son registrados por la Policía Nacional y Medicina legal respectivamente. Se considera de suma importancia empezar por la construcción de un buen diagnóstico del problema que sirva de base sólida para futuros trabajos de investigación y que esté al servicio del diseño, elaboración y formulación de mejores y más efectivas políticas públicas. Como lo consagra la mencionada Declaración de Ginebra, describir, medir y monitorear la violencia armada es un ejercicio decisivo para mejorar el entendimiento del alcance, escala y distribución de la violencia armada y de su impacto negativo en el desarrollo. (Declaración de Ginebra, 2006). En cuanto a metodología, el presente artículo mezcla herramientas cualitativas y cuantitativas, basado principalmente en una amplia revisión documental de fuentes secundarias que incluyó literatura académica sobre el tema, reportes de organismos internacionales y sus oficinas regionales y sectoriales, así como prensa nacional. Para la construcción de este diagnóstico se utilizaron las siguientes fuentes oficiales: el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF), la Policía Nacional y el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE)11. 10 Esta distinción entre impactos directos e indirectos de la violencia armada está basada en la distinción que a la luz de la proximidad entre causa y efecto se presenta en Large and Small, Impacts of Armed Violence on Children and Youth (Small Armas Survey). Así, los impactos directos son el resultado de un contacto directo y de primera mano del individuo con la violencia armada: muertes, heridas, afectación psicológica; y los segundos, por el contrario, resultan cuando la violencia armada afecta a alguien apartado de los eventos violentos: desplazamiento, deterioros en la educación, acceso limitado a salud, entre otros (Small Armas Survey, 2009: pp. 194 – 195). 11 Tanto la metodología como la cobertura de las fuentes consultadas es diferente, por lo tanto esto se traduce en diferencias entre los datos reportados por cada una de las fuentes (Aguirre y Restrepo, 2007). Para algunas manifestaciones, como por ejemplo homicidios, se logró obtener información desde 1979, a través de una combinación de fuentes. Para las demás manifestaciones, el periodo estudiado por lo general es de 2003 a 2009, con información tanto de la Policía Nacional como del Instituto Nacional de Medicina Legal. 1. Distribución, magnitud y niveles de la violencia que afecta a la población infantil Como se mencionó, la población infantil sufre recurrentemente las consecuencias directas e indirectas de la violencia tanto criminal como la relacionada con el conflicto. Si bien este artículo hace énfasis en estos dos tipos de violencia, el Cuadro 1 expone las diversas manifestaciones y niveles de afectación que la violencia supone sobre la población infantil en el país, con el objetivo de observar el impacto diferenciado que tiene las múltiples violencias sobre los NNA. Los valores del Cuadro 1, dan cuenta que entre 1979 y 2004 los menores de edad concentraron un 21% de los casos de muertes accidentales y los niños un 15%. Esto refleja el gran impacto que la accidentalidad tiene sobre los niños, fenómeno que según estudios puede estar relacionado en muchos casos con negligencia de sus padres o responsables. Otra manifestación con gran impacto sobre los NNA son los suicidios, siendo, en términos proporcionales, superiores al homicidio; los menores de edad concentran, tanto en el período de 1979-2004 como en 2009, un 10% del total de los casos. Otras manifestaciones importantes son la violencia sexual y el maltrato intrafamiliar: los menores de edad concentran casi la totalidad de los casos (86%), mientras que los niños (menores de 12 años) representan más de la mitad de los registros de Medicina Legal. Con respecto al maltrato infantil, los niños menores de 12 años concentran un 60% de los casos. Aunque Cuadro 1. Manifestaciones de la violencia en niños, niñas y adolescentes. Colombia Tipo de violencia Año Menores de edad Nivel (%) Niños Nivel Total (%) Fuente Nivel Homicidio 1979-2004 33.294 6% 4.468 Homicidio 2009 930 6% 103 1% 531.044 DANE 1% 15.739 Policía Nacional Homicidio 2009 1.153 7% 135 1% 17.717 Medicina Legal Accidentes 1979-2004 67.152 Accidentes 2009 596 21% 424 15% Suicidios 1979-2004 3.442 10% 327 1% Suicidios 2009 193 10% 24 1% Muertes violentas totales 1979-2004 108.913 21% 48.257 15% 322.246 DANE 2009 24 11% 2009 14.094 100% Violencia sexual 2009 18.238 2003-2009 438 4% 59 1% Victimas civiles por minas 1990-2009 antipersonal 608 21% 32 1% 73.003 30% - Fuente: CERAC 2008 1.845 Medicina Legal 6% 937.595 DANE Maltrato al menor Desplazamiento interno 34.926 DANE 12% 55.547 Secuestro Homicidio en conflicto armado 2.900 Medicina Legal 7% 213 Policía Nacional 8.274 59% 15 14.094 Medicina Legal 86% 12.273 58% 21.288 Medicina Legal 11.673 Policía Nacional 2.870 PPAIMAP - 243.343 Acción Social se resalta su impacto y se reconoce su importancia, las dos anteriores manifestaciones no serán objeto del presente análisis. Como se mencionó, este artículo, al abordar la violencia que afecta a NNA en el país, se centra en la distinción analítica entre violencia criminal y violencia de conflicto. Al respecto, el Cuadro 1 indica que los homicidios de menores de edad han representado un 6% del total de los homicidios para el periodo señalado. Los niños (menores de 12 años) representan un 1% de los homicidios totales. Al considerar los homicidios directamente relacionados con el conflicto armado, se encuentra que en un 4% de los casos las víctimas son menores de edad. Respecto al desplazamiento interno, los NNA representan un 30% del total de los desplazados en el país. Con respecto a los secuestros, los datos de la Policía Nacional indican que más de de 2.500 menores de 18 años fueron secuestrados entre 1996 y 2009, lo que corresponde al 11% del total de los secuestros en el país, el secuestros de niños corresponde al 6% del total, cifra proporcionalmente muy significativa. A continuación se describe lo relacionado con cada una de las manifestaciones de violencia propuestas en el marco de análisis. 1.2 Violencia homicida La violencia homicida es expresión letal de la violencia armada y, como se muestra en este artículo, presenta niveles importantes, desproporcionados y sostenidos de afectación sobre los NNA en el país. 12 Aunque esta distinción no es central para la argumentación del presente escrito, lo es para la lectura precisa de los datos presentados. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Los grupos de edad estudiados se definen así: las denominaciones población infantil, menores de edad y niños, niñas y adolescentes (NNA) se usan indistintivamente y corresponden al grupo comprendido entre 0 y 17 años; y cuando se habla específicamente de ‘niños’, se alude al grupo de 0 a 12 años12. 357 En Colombia por lo menos 40 mil menores de 18 años han sido víctimas de homicidio durante los últimos 30 años. En la Figura 1 se observan los niveles de homicidio y el nivel de participación anual en la violencia homicida total, por un lado, de los menores de 18 años y, por el otro, de los menores de 12 años (niños). Los niveles más altos de homicidios contra menores de 18 años se identifican entre 1994 y 2002. Estos máximos, sin la pretensión de plantear una causalidad, tienen relación con fenómenos de violencia que tuvieron lugar en momentos y contextos particulares de la historia de Colombia: el máximo de 1994 se sitúa en medio de un contexto de violencia íntimamente ligada a la economía de la droga y al tráfico de narcóticos, donde el uso de NNA en dinámicas de violencia profesional13 fue recurrente, siendo estos víctimas y victimarios (Jaramillo, 1996; Jaramillo, 1997). En este sentido, puede señalarse, a la luz de la tipología planteada inicialmente, que este máximo está asociado a la violencia criminal. Por el contrario, el máximo del año 2002 coincide con lo que Granada, Restrepo y Vargas (2009) han denominado la etapa de recrudecimiento del conflicto armado. Figura 1. Homicidios totales, homicidios de menores de 18 años y homicidios de niños 35.000 30.000 2.000 25.000 1.500 20.000 1.000 15.000 10.000 500 5.000 0 Niños Menores de edad Total Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Fuente: DANE (1979-2004), Policía Nacional (2004-2008). Datos procesados por CERAC 358 La violencia homicida contra NNA está concentrada en las edades de 12 a 17 años y son los hombres los más afectados en relación a las mujeres. La Figura 2 muestra la distribución por edad de los homicidios en Colombia para el periodo 2003-2009, por edad y sexo. Identificar a razón de la edad y del género permite identificar las edades más vulnerables en la que los NNA se ven afectados por la violencia. Los niveles de homicidio en los NNA tienen un primer aumento a los 12 y 13 años de edad y un aumento vertiginoso entre los 15 y 17 años, siendo los 17 años el punto más alto. Se observa también en la Figura 2 que el aumento es mucho más rápido y concentrado para esas edades para los hombres que para las mujeres. Esto significa que las estrategias de prevención y reducción de la violencia homicida deben ir focalizadas a este grupo etario y en el género que más se ve afectado, sin dejar de lado la vulneración de las mujeres menores de edad en otros fenómenos de la violencia como la violencia sexual. A manera de contraste, el 82% de los homicidios en menores de edad es de varones, mientras que la proporción para los homicidios totales es del 92%. 13 La violencia profesional alude a un grupo de personas o individuos que se especializan en ejercer la violencia (asesinatos por venganza, por encargo, entre otros) dentro de una estructura criminal más amplia. El ejemplo más claro del ejercicio profesional de la violencia son las bandas de sicarios al servicio del narcotráfico (Sullivan, 2000). 2009 2008 2007 2006 2005 2004 2003 2002 2001 2000 1999 1998 1997 1996 1995 1994 1993 1992 1991 1990 1989 1988 1987 1986 1985 1984 1983 1982 1981 1980 1979 0 Homicidios totales Homicidios de menores de edad y niños 2.500 Figura 2. Homicidio por edad y sexo, 2003-2009 7.000 6.000 5.000 4.000 Mujeres Hombres 3.000 2.000 1.000 97 93 90 87 84 81 78 75 72 69 66 63 60 57 54 51 48 45 42 39 36 33 30 27 24 21 18 15 12 9 6 3 0 0 Fuente: Policía Nacional. Datos procesados por CERAC La dinámica de la violencia homicida se concentra también en los NNA. Tómese el caso de Medellín, el más llamativo en términos de reducción de homicidios de menores de edad, por lo menos para el periodo 2003-2009. Esta ciudad experimentó una reducción sustancial al pasar de 188 homicidios de menores de 18 años en 2003 a 41 homicidios en 2008. No obstante, en el 2009 la capital ha registrado un aumento de casi el doble de homicidios para la población menor de 18 años (Figura 3). 30.000 200 25.000 20.000 150 15.000 100 10.000 50 0 5.000 2003 2004 Medellín 2005 2006 2007 Bogotá Fuente: Policía Nacional. Datos procesados por CERAC Cali 2008 2009 Colombia 0 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 250 Homicidios en Colombia Figura 3. Evolución de homicidios de NNA en principales ciudades Homicidios de menores de edad en Medellín, Bogotá y Cali La violencia homicida contra NNA no se distribuye de manera homogénea, pero sí sigue el patrón de distribución heterogénea de la violencia homicida: las ciudades más violentas también lo son en materia de violencia homicida contra NNA. En la Figura 3, se observan los niveles de homicidios de NNA en las principales ciudades para el período 2003-2009. En el año 2009 las ciudades que registraron los niveles más altos de homicidios de menores de 18 años fueron: Cali (171), Bogotá (96) y Medellín (79) (Figura 3). La Figura 3 muestra que los niveles de homicidios de NNA en la capital del Valle son casi el doble que los de Bogotá. No obstante, es de notar que los niveles de homicidio en Cali tuvieron fluctuaciones significativas recientemente. Después de presentar una suerte de reducción en el 2008, los niveles alcanzan en 2009 un máximo local. Bogotá, por el contrario, presenta una tendencia estable con una ligera reducción desde el 2003, sin embargo, en el 2009 sufrió un aumento notable respecto a años pasados. 359 Desde mediados de los años ochenta, y paralelo a la dinámica homicida, se comienza a presentar un proceso de concentración creciente de la violencia homicida en los menores de edad, un proceso que, de hecho se mantiene, con pequeñas reducciones, hasta el presente: la violencia homicida en Colombia afecta, de manera desproporcionada y sostenida a los más jóvenes. En efecto, la Figura 4, muestra la participación porcentual en el total de los homicidios de menores de edad en tres grandes ciudades del país: Medellín, Bogotá y Cali para el periodo 1979-2008. Esta Figura permite notar que entre 1979 y 1989, la participación de la violencia homicida en el total fue relativamente baja a nivel nacional, registrando alrededor de un 5% sobre el total. Sin embargo, empieza a aumentar desde 1989, registrando el máximo global en 1995 con un 9%. A partir de este año, el nivel se ha mantenido, en niveles significativos, relativamente constante aportando un 7% anual al total. Para Cali y Bogotá se observa un aumento en la proporción de homicidios de menores de 18 años desde 1986 hasta principios del nuevo milenio, para luego experimentar una suerte de estabilización a partir de 2003. Aún así, es de resaltar que la evolución en Cali presenta mayores fluctuaciones. Por el contrario Medellín registra un aumento porcentual desde 1987 hasta el año 1995, con proporciones de 8% y 15 % respectivamente. Desde el año 2003 en adelante esta ciudad evidencia una reducción significativa. Figura 4. Participación de los homicidios de menores de edad: Colombia y sus ciudades principales, 1979-2009 18% 16% 14% 12% 10% 8% 6% 4% 2% Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Colombia 360 Medellín El caso Medellín Continuando con el caso de Medellín, precisamente por la particular dinámica de violencia homicida contra NNA que esta ciudad muestra, nos basaremos en el trabajo de Elsa Blair el cual arroja elementos de gran utilidad para comprender los contextos de violencia que han afectado a Medellín; para ello identifica tres periodos de conflictividades en la ciudad: (i) de 1980 a 1994; (ii) de 1995 a 2005; y (iii) de 2005 a 2007 (Blair, 2008). Esta investigadora identifica que los conflictos urbanos acaecidos en esta ciudad entre 1980 y 1995, periodo en el que se observa en la Figura Bogotá Cali 2009 2008 2007 2006 2005 2004 2003 2002 2001 2000 1999 1998 1997 1996 1995 1994 1993 1992 1991 1990 1989 1988 1987 1986 1985 1984 1983 1982 1981 1980 1979 0% Fuente: DANE y Policía Nacional de Colombia. Datos procesados por CERAC 4, un importante aumento porcentual de la violencia homicida contra la población infantil, estuvieron vinculados a una exacerbación general de las dinámicas violentas en contextos urbanos involucrando crecientemente a menores de edad en actividades cruzadas por la violencia e imbricadas entre sí como el narcotráfico y sicariato. Esta violencia fue posteriormente vigorizada con la aparición, durante los primeros años de la década de los noventa, de milicias y grupos de limpieza social. Todas estas expresiones de violencia contaron con la participación, en la manera de víctimas y victimarios, de niños, niñas y adolescentes de los barrios populares de Medellín (Blair, 2008; Salazar y Jaramillo, 1992). En la Figura 4, se observa también, que en Medellín entre los años 1995 y 2001, hay una reducción porcentual de la violencia homicida que, sin embargo, aumenta luego entre 2001 y 2003, llegando inclusive a los altos niveles registrados en 1995. Estos valores coinciden con el segundo periodo que identifica Blair, caracterizado por la confrontación frontal de “actores de la guerra”. En Medellín esta confrontación, siguiendo a la autora, puede dividirse en dos etapas: una primera de eventos violentos entre guerrillas y las AUC, concretamente entre el Bloque Metro y las milicias de las FARC y el ELN ; y una segunda, por enfrentamientos entre facciones del paramilitarismo, específicamente entre el Bloque Metro y el Bloque Cacique Nutibara (BCN). Esta confrontación armada, extremadamente violenta, terminó por involucrar y afectar, de muy diversas maneras y con fluctuaciones, a la población infantil de la zona. A pesar del aumento proporcional observado durante este periodo, entre los años 2003 y 2008 (incluyendo parte de la tercera etapa identificada por Blair), Medellín ha experimentado una reducción notable en la proporción de homicidios (del 14% al 7%), proporción que inclusive es equivalente a la nacional. Esta reducción, siguiendo a Blair, puede interpretarse a la luz de dos procesos, uno local y el otro nacional. El primero, el local, es la hegemonía alcanzada por el BCN sobre los demás grupos armados y facciones de bandas criminales de la zona y el control alcanzado sobre el territorio, posición que se consolida en el 2002. El segundo, de escala nacional, es la posterior desmovilización del BCN en el marco de la ley de Justicia y Paz, proceso que mostró notables resultados en la disminución de los homicidios en Medellín (Granada, Restrepo y Vargas, 2009). En síntesis, la dinámica de la violencia homicida contra NNA se explica, en el caso de Medellín, por la compleja interacción de procesos violentos, por una parte asociados al conflicto armado interno (la presencia de los grupos de conflicto y el proceso de DDR) y por otra al crimen organizado y las bandas criminales. Es en la difícil separación entre estos dos fenómenos y la continuidad entre ellos, que se encuentran las claves explicativas del proceso de transformación de la violencia homicida que se concentra, a lo largo del período, en los NNA. Los jóvenes de esta ciudad han terminado sirviendo tanto a uno como a otro fenómeno violento y son, de hecho, factor de continuidad en ese proceso de transformación de la violencia. 2.2 Secuestro Otro de los fenómenos violentos que afecta a los NNA en el país es el secuestro. Si bien este delito se asocia principalmente a prácticas de los grupos armados del conflicto, es de notar que para el caso de la población infantil está relacionado mayoritariamente y de manera creciente con la violencia criminal. Los datos que brinda la Policía Nacional permiten aproximarse a los niveles de afectación de este delito sobre la población infantil. Estos datos registran más de 2.500 menores de 18 años entre 1996 y 2009, lo que corresponde al 11% del total de los secuestros en el país. Para los niños (menores de 12 años), la participación de secuestros en el total es del 6%, cuando la proporción para los homicidios registró 1%14. Las Figuras 5 y 6 muestran un aumento significativo del secuestro de menores de 18 años entre 1997 y 2001, alcanzando un máximo en el 2000 y registrando una reducción considerable a partir del 2003. 14 Se reconoce que estos datos pueden presentar sub registro, sin embargo permiten hacer una aproximación a los niveles y dimensión de este delito sobre la población infantil. Figura 5. Secuestros totales y secuestros de menores de 18 años 4.000 3.000 2.500 2.000 1.500 1.000 500 0 Menores de edad Total 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 135 164 186 249 332 313 401 202 170 89 96 73 75 24 1.054 1.627 2.930 3.288 3.643 2.699 2.937 2.121 1.440 800 687 521 437 213 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 3.500 Fuente: FONDELIBERTAD datos proporcionados por la Policía Nacional y procesados por CERAC 361 En la Figura 6, para el periodo 1998 –2002, se evidencia un aumento en la participación de los secuestros de menores de edad con respecto al total del 6% al 14%. Este aumento en la victimización de la población infantil vía secuestro se debe a la vulne- rabilidad atribuida a las víctimas por los victimarios, al ser los primeros percibidos como presas fáciles. Figura 6. Participación del secuestro de población infantil en los secuestros totales 20% 18% 16% 14% 12% 10% 8% 6% 4% 2% 0% Total 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 13% 10% 6% 8% 9% 11% 14% 10% 12% 11% 14% 14% 17% 11% Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Fuente: FONDELIBERTAD datos proporcionados por la Policía Nacional y procesados por CERAC 362 Como se observa en la Figura 7, el secuestro de menores de 18 años está más relacionado con la violencia criminal que con la violencia de conflicto armado: entre 1996 y 2008 el 48% de los secuestros de menores de 18 años se atribuye al crimen organizado, mientras que, por ejemplo, a las FARC se les atribuye el 12%15. En directo contraste, para el caso de mayores de 18 años, las FARC tienen una responsabilidad del 30%, el ELN del 24% y el crimen organizado el 13% (Figura 7), corroborando que el secuestro, cuando no es de NNA, es un fenómeno primordialmente ligado al conflicto armado. Lo anterior indica que el secuestro que afecta a los menores de 18 años se diferencia en términos de atribución y/o responsabilidad del secuestro del que es víctima 15 Es importante resaltar que, con un valor del 10%, los familiares de los secuestrados menores de 18 años son responsables de este delito. la población mayor de 18 años. Esto es relevante para efectos de este estado de situación, en tanto los métodos que se lleven a cabo para prevenir este delito en el país deben contemplar estrategias diferenciadas y focalizadas en los niños, niñas y adolescentes. Para ello se debe abarcar, por un lado, los contextos y rasgos de vulnerabilidad de la población infantil, y por el otro, las lógicas y dinámicas de quiénes son mayoritariamente responsables de este delito contra esta población específica, esto es, el crimen organizado. Figura 7. Responsables del secuestro en Colombia: 1996-2009 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Menores de edad Mayores de edad AUC Crimen organizado ELN Familiares FARC Otros Sin información 3% 48% 7% 10% 12% 2% 18% 5% 13% 24% 0% 30% 4% 25% Fuente: FONDELIBERTAD datos proporcionados por la Policía Nacional y procesados por CERAC Como se planteó en la introducción, en Colombia la población civil está sobreexpuesta a las dinámicas violentas de la guerra. Dentro de la población civil no combatiente, uno de los sectores poblacionales más vulnerables a estas dinámicas han sido los niños, niñas y adolescentes. Los impactos del conflicto armado sobre los niños se hacen manifiestos en muy diversas formas de victimización, como el reclutamiento forzado o voluntario, la afectación directa por ataques, los enfrentamientos y los campos minados, y, por otra parte, otros impactos indirectos como el desplazamiento forzado con todas las consecuencias que acarrea, el acceso limitado a educación y salud y cambios en la vida por pérdidas o afectaciones de familiares o seres cercanos. Este apartado pretende, hasta donde la disponibilidad de datos lo permite, señalar algunos de los impactos que la violencia directamente relacionada con el conflicto armado colombiano sobre la población infantil. 2.1 Impacto de las minas antipersonal sobre la población infantil Las minas antipersonal constituyen un gran riesgo para la población civil por ser un arma de impacto indiscriminado. El Programa Presidencial de Acción Integral contra Minas Antipersonal (PPAIMAP) informó que entre 1990 y 2009 se han registrado 2.870 víctimas civiles por este tipo de arma. De este total, 608 han sido menores de 18 años, lo cual representa un 21% de las víctimas (PPAIMAP, 2010; OCHA, 2009). Según la misma fuente, en 2008, 14 niños (4 niñas y 10 niños) Lamentablemente la información sobre el impacto directo de la violencia de conflicto diferenciado por edad es escasa. Con base en los registros de la base de datos sobre conflicto armado en Colombia de CERAC para el periodo 19882008, el 16% de las muertes registradas con información de edad corresponden a NNA. Si bien no podemos argüir que ésta es una muestra completa, sí creemos que es representativa de un fenómeno de excesiva concentración de la violencia en NNA: recuérdese que de acuerdo con el derecho internacional sobre Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario los menores de edad deben excluirse de los ataques y de la participación de los grupos arma- dos en confrontación, siendo foco de especial protección. La Tabla 2, con base en información proporcionada por la Policía Nacional para el periodo 20032008, registra 424 homicidios de menores de 18 años relacionados con violencia de conflicto armado, específicamente en ataques y enfrentamientos; este total corresponde a un 7% del total de muertes en conflicto en el país para ese período. De acuerdo con estas estadísticas oficiales, los menores de 18 años representan un 4% del total de homicidios del conflicto armado durante los años registrados y los niños menores de 12 años representan el 1%. Tabla 2. Homicidios de niños y de menores de 18 años en el conflicto armado. 2003 – 2009 Año 2003 2004 2005 2006 Ataques 71 68 48 20 Combates 44 50 32 26 115 118 80 46 2007 2008 2009 2003-2009 14 7 11 239 26 18 3 199 40 25 14 438 Menores de 18 años Total Niños menores de 12 años Ataques 11 14 5 1 5 0 5 41 Combates 2 3 5 3 4 1 0 18 13 17 10 4 9 1 5 59 Total Fuente: Policía Nacional. Datos procesados por CERAC fueron asesinados por minas terrestres y 32 (5 niñas y 27 niños) fueron heridos por esos dispositivos (ONU, 2009: 7). De acuerdo con el PPAIMAP, los 10 departamentos con mayor registro o sospecha de existencia de minas son: Antioquia (con 97 municipios), Cundinamarca (69), Santander (56), Boyacá (40), Cauca (36), Nariño (35), Tolima (34), Bolívar (33), Norte de Santander (29) y Meta (24) (OCHA, 2009). De esta manera, puede mostrarse que los potenciales efectos directos e indirectos de las minas antipersonal sobre la población infantil están distribuidos en una importante porción del territorio nacional. Los impactos de las minas antipersonal sobre la población civil en general y sobre los niños, niñas y adolescentes en particular, van más allá del cruel suceso de toparse con la mina y perder la vida o perder algún miembro del cuerpo. Los impactos de esta arma son también indirectos y limitan Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 2. Impactos directos e indirectos de la violencia de conflicto armado sobre la población infantil 363 las opciones de desarrollo de las personas y las comunidades pues, inclusive la sola sospecha de existencia de minas, es razón suficiente para negar y restringir el uso de un espacio de la comunidad. Esto limita las oportunidades de recreación y formación, cohartan su libertad de movilidad y niega el uso productivo del territorio. 2.2 Reclutamiento de niños, niñas y adolescentes por parte de los grupos armados Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses A nivel mundial, niños, niñas y adolescentes han sido recurrentemente afectados por el uso directo e indirecto que hacen de este sector poblacional los grupos armados en confrontación y los grupos de crimen organizado. Este fenómeno, si bien no es nuevo, sí lo es en su magnitud, en el grado de involucramiento y en el papel que desempeñan en la situación actual del conflicto (Honwana, 2006, UN, 2009). La participación de la población infantil en los conflictos armados se expresa de múltiples formas. Su uso por parte de los grupos armados no se restringe a las acciones propias del enfrentamiento directo con el adversario(s). Los niños también son usados como informantes, agentes de inteligencia y en el caso de las niñas, en la mayoría de los casos, con fines de explotación sexual. 364 Colombia ocupa el cuarto lugar en el mundo en número de niños, niñas y adolescentes reclutados por grupos armados16 (Montoya, 2008; ONU, 2006). Este deshonroso puesto se debe en parte a la multiplicidad de grupos armados enfrentados, es decir, a un fenómeno de privatización de la violencia que hace más vulnerables a 16 Los primeros lugares los ocupan los siguientes países: la República Democrática del Congo, Ruanda y Myanmar (ONU,2006). ciertos sectores poblacionales, así como a la dinámica prolongada e irregular del conflicto armado. Esto último ha conducido a que los grupos en confrontación usen estrategias que victimizan a poblaciones jurídica y éticamente protegidas por el Estado, la sociedad y la normatividad internacional. Las estimaciones sobre uso y reclutamiento de población infantil son diversas, pues la naturaleza propia del fenómeno crea condicionamientos y limitantes en la recolección confiable de datos que dimensionen el problema. No obstante, diferentes fuentes han realizado aproximaciones17 al número de niños, niñas y adolescentes que son víctimas de reclutamiento forzado en el conflicto armado colombiano y que son útiles para hacer un acercamiento a la dimensión del fenómeno y sus características. Un ejercicio realizado por Econometría Consultores (2009)18, estima que entre 5.000 a 6.600 niños, niñas y adolescentes son combatientes de los diferentes grupos armados no estatales en Colombia. Otras fuentes como Human Rights Watch para el año 2003 (2003) señalan que el número de NNA combatientes es de 11.080: 7.400 hacen parte de las Farc, de los que 4.100 son combatientes rurales y 3.300 miembros de milicias; 1.480 hacen parte de la ELN y 2.200 de las AUC. Recientes informaciones de la prensa nacional han confirmado que más 17 La mayoría de estas aproximaciones se producen a partir de indagaciones que se realizan a los NNA reinsertados, sin embargo hay esfuerzos que a través de procedimientos propias de la economía se aproximan a la dimensión del fenómeno. 18 El Estudio de econometría es un esfuerzo cuantitativo que tuvo como objetivo integrar en un modelo analítico diferentes fuentes de información para dar cuenta del número de NNA vinculados como combatientes y de los utilizados en redes de apoyo por los grupos armados ilegales en Colombia. Esto a partir de la recolección de fuentes primarias y del análisis cuantitativo de fuentes secundarias (Econometría, 2009). de 1.400 NNA fueron reclutados por los grupos paramilitares, de esta cifra la fiscalía ha podido verificar 1.093 casos (Radio Santa Fe, Febrero 12 de 2010)19. Teniendo en cuenta que el uso y reclutamiento de NNA por parte de los grupos armados no estatales no se restringe al uso de estos como combatientes, Econometría introduce en sus cálculos esta importante distinción: para el 2009, señala también que aproximadamente de 8.440 a 9.600 NNA hacen parte de las redes de apoyo de las guerrillas (Farc y Eln y entre 4.200 a 4.800 son parte de la denominadas Bandas Criminales Emergentes. Otra forma de participación que en estudios anteriores al de la mencionada empresa consultora no se había tenido en cuenta, es el uso de los NNA en la economía de la droga. El análisis estima que entre 28.000 y 42.000 NNA están involucrados en el cultivo, la producción y comercialización de los cultivos ilícitos. Las cifras acá mencionadas visibilizan la dimensión y gravedad del problema y evidencian el riesgo y la vulnerabilidad que conlleva la existencia de un conflicto armado para la población infantil. La situación de vulnerabilidad y riesgo a la que son expuestos los NNA que son reclutados y usados por parte de los grupos armados no estatales se agrava con los efectos psicosociales causados por la exposición a hechos violentos como el secuestro, homicidios, cadáveres mutilados, torturas y participaciones directas en ejecuciones sumarias y en combates. De acuerdo con UNICEF del total de niños combatientes, el 25% ha visto secuestrar 19 Otras fuentes estiman diferentes cifras: La ONU (2002) estima 14.000 NNA reclutados y el Ministerio de Defensa (ONU, 2009) indica que el numero de NNA reclutados por parte de los grupos armados no estatales es 8.000. Las razones que están detrás del uso de niños en la guerra son de muy diversas naturaleza y están basados en supuestos, que por lo demás, son bastante cuestionables. Así como en otros conflictos, en el colombiano los grupos armados legales e ilegales ven ventajas en los niños al considerarlos más fáciles de controlar y manipular, más fáciles de programar para que sientan menos miedo y repugnancia y, en adición, una vez programados, los conciben más enérgicos y entusiastas en el juego de la guerra (Honwana, 2001: 128). No obstante, es cierto que muchos niños terminan en las filas de estos grupos empujados por otros factores, algunos estructurales como la pobreza y el hambre, y otros más subjetivo-culturales como el deseo de poder y protección por la vía de las armas. Hay que considerar que ningún factor es predominante ni causal de reclutamiento a menores, más bien es el resultado de múltiples factores sociales, culturales y económicos que interactúan recíprocamente entre ellos. En este sentido, prevenir el reclutamiento en medio de la guerra requiere de estrategias que disminuyan los factores de riesgo asociados a este fenómeno, es decir depende en gran parte de la garantía plena de los Derechos de niños y niñas que brinden las autoridades civiles. 2.3 Desplazamiento forzado El fenómeno del desplazamiento afecta a una porción amplia de la población civil colombiana, colocándola en el centro de una de las formas de victimización más cruentas y persistentes. Esta forma de afectación “[…] abarca los eventos y las circunstancias previos al éxodo, la jornada y las rutas migratorias, la llegada a un nuevo lugar y las diversas estrategias de reconstrucción de su vida y de supervivencia en el entorno social” (Riaño, 2006: 92). Por ello, el impacto del desplazamiento sobre la población infantil no debe entenderse sólo como el abandono forzado del lugar de vivienda, sino como el desprendimiento del contexto primario y secundario de socialización y, en muchas ocasiones, la separación de vínculos social-afectivos más próximos. En sentido, las implicaciones son de larga duración y conllevan impactos piscosociales de gran complejidad. Diversas estimaciones sobre desplazamiento señalan que aproximadamente entre 2.900.000 y 3.046.031 personas (CERAC; Acción Social, 2009; CODHES) han sido desplazadas por causa del conflicto armado en Colombia para el periodo 1996-2009. De este total de desplazados, según CODHES el número total de niños en condición de desplazamiento oscila entre el 45% y el 62%. Naciones Unidas por su parte, a partir del uso de las cifras registradas por Acción Social, señala que entre el periodo de 1997 y diciembre de 2008, más de un millón de niños, niñas y adolescentes fueron desplazados (ONU, 2009: 4 párrafo 14). Si bien existen pocos indicadores sobre los efectos indirectos de la violencia de conflicto sobre la población infantil, CODHES sugiere que el desplazamiento afecta la participación en la escuela de los NNA que sufren desplazamiento. Indica que cuatro de cada diez niños desplazados entre 6 y 18 años de edad no van a la escuela. En Bogotá, en 1999, 24.293 niños desplazados no fueron matriculados para asistir a la escuela debido a dificultades económicas, problemas psicológicos o de estigmatización (CODHES, 2000: 58). Para 2007, el Plan Fundación reveló que sólo uno de cada cuatro niños continuó con sus estudios después de haber sufrido el desplazamiento forzado (Caracol Radio, 27 de junio de 2007). El diagnóstico hasta aquí desarrollado pretende ser un insumo de información precisa y pertinente para prevenir y reducir los efectos y factores de riesgo asociados a la violencia armada que afecta a la población infantil y pretende que sea de utilidad para los hacedores de políticas públicas, así como para todo aquel interesado en el entendimiento, intervención y/o prevención de este fenómeno que tantos costos, humanos y económicos, supone para el país. 3. Reflexiones finales Muchas y muy diversas son las formas en que los NNA se ven afectados por la violencia armada en Colombia. En su mayoría se ha documentado cómo estos se ven afectados por la guerra al ser reclutados por grupos armados en conflicto y por violencia que está directamente relacionada con el conflicto. Sin embargo, como se mostró, las formas en que los NNA en Colombia se ven afectados por la violencia armada van más allá del reclutamiento, e inclusive, gran parte de la violencia de la que son víctimas no está directamente ligada al conflicto armado. En un país como Colombia, en el que coexiste una multiplicidad muy heterogénea de violencias cuyas fronteras son más bien porosas, es muy delicado y complicado determinar qué usos y formas de violencia son de Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses y el 13% ha secuestrado. Así mismo, 18% reconoce haber matado por lo menos una vez, 60% ha visto matar, 78% ha visto cadáveres mutilados, 18% ha visto torturar, 40% ha disparado contra alguien y 28% ha sufrido heridas (Hechos del Callejón, N° 15). 365 conflicto y cuáles no. Lo que sí se puede destacar es que, pese a las reducciones en algunas formas de violencia, por su vulnerabilidad y su disponibilidad, los NNA en Colombia son más vulnerables frente al fenómeno de transformación de la violencia, lo que ha conducido a que los NNA sigan siendo objeto de violencia, incluso cuando se alcanzan logros en términos de superación de algunas tipologías violentas que los afectan. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Este artículo destaca formas de afectación ligadas a la violencia armada no asociada directamente al conflicto. A la luz de este reconocimiento y al considerar la violencia armada un campo fértil de investigación, este primer acercamiento al tema busca invitar a nuevas investigaciones que, desarrollando información fidedigna y análisis sobre sus causas y consecuencias y las maneras en que estas se interrelacionan en múltiples niveles, sirvan para la promoción de medidas de protección, prevención y reducción de la violencia armada, que sean efectivas y sostenibles, y a la vez contemplen mecanismos de reintegración y rehabilitación asistida de la población infantil afectada por la violencia. (OECD, 2009). 366 El problema de la violencia armada en Colombia requiere de enfoques integrales de análisis que conlleven a intervenciones focalizadas y basadas en la evidencia. Éstos deben avistar estrategias en múltiples niveles (local, regional, nacional y global), enfatizando en cuatro aspectos cruciales íntimamente relacionados: las personas (individuos y comunidades afectadas por la violencia armada), los agentes (perpetradores, motivaciones para la demanda armas y uso de la violencia), las instituciones (reglas de juego formales e informales) y los instrumentos (acceso a armas de fuego y elementos que exacerban la violencia) (OECD, 2009: 45 – 58). Teniendo en cuenta estos elementos, y moviéndose en los cuatro niveles señalados, las intervenciones deben contemplar (i) [personas] asistencia psicosocial, socio-profesional y educacional inmediata para la población infantil excombatiente, en riesgo de ser reclutada o afectada por la violencia armada, para así reducir la vulnerabilidad y fortalecer los mecanismos de reintegración duradera; (ii) [instituciones formales] atención a causas estructurales de la violencia armada como la inequidad, la pobreza, el limitado acceso a la educación, la exclusión social; (iii) [instituciones informales] atención a aspectos culturales que median en el involucramiento de niños, niñas y adolescentes en dinámicas violentas como identidades socioculturales y motivaciones intersubjetivas; (iv) [agentes e instrumentos] identificación de aspectos situacionales que exacerban el problema tales como el fácil acceso a armas, el uso inadecuado de estas, su relación con el uso y abuso de drogas, de también fácil acceso; y por último, (v) estrategias que potencialicen las capacidades de recuperación de la población infantil como un mecanismo de resistencia que dure en el espacio y en el tiempo (Dowdney, 2003: Stroka, 2006; SAS, 2009; OECD, 2009). Finalmente, como lo señala el Small Arms Survey (2009), la estructura e impacto de la violencia armada varía de lugar en lugar y con el paso del tiempo. Por lo tanto las intervenciones aplicadas en el país, si bien deben beber de lecciones aprendidas de otros países que experimentan o han experimentado problemáticas similares, deben estar ajustadas a las caracterís- ticas propias del caso colombiano, siendo así, además de focalizadas y diferenciadas, contextualizadas. La violencia armada, en este caso la que afecta a la población infantil colombiana, se impone como un obstáculo perentorio al desarrollo de país; además de aumentar la pobreza, la desnutrición, las enfermedades, la desescolarización, coartando así libertades y capacidades, acaba con la población en la que en grado considerable recae la posibilidad de aprovechar las ventajas demográficas que el país enfrenta hoy. Acción Social. Registro Único de Población Desplazada – RUPD.. [Internet] 2009. 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Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 367 DE CONCEPTOS A PROPUESTAS: HACIA LA ERRADICACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES BASADA EN EL GÉNERO, VBG Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Compilación de textos del Primer Seminario Internacional de Buenas Prácticas y prácticas promisorias contra la VBG1, realizada por Flor María Díaz Ch., Coordinadora General del Programa Integral contra la Violencia basada en el Género, del Fondo PNUD-España para los Objetivos de Desarrollo del Milenio. 368 En el marco de uno de los principios del Programa Integral contra Violencias de Género, el de profundizar el alcance de prácticas positivas y eficaces para la erradicación de este tipo de violencia, se realizó en el mes de octubre de 2009, el Primer Seminario Internacional de buenas prácticas y de prácticas promisorias contra esta problemática, actividad que convocó a la reflexión y el análisis sobre experiencias de prevención, atención y políticas públicas desarrolladas en el país, en otros países del continente y en España y Suecia, que resultaron esclarecedoras frente a las posibilidades o limitaciones que ofrecen distintos modelos de intervención y visiones frente a la problemática de la violencia contra las mujeres basada en el género. En esta compilación se destacarán aportes significativos extraídos de varias presentaciones en relación con abordajes conceptuales y prácticas de prevención de la VBG, que merecen ser considerados en la toma de decisiones de políticas públicas y en el diseño e implementación de acciones orientadas a la erradicación de la violencia contra las mujeres basada en el género. 1.Breve historia del concepto de la violencia basada en el género. Apartados básicos de la ponencia presentada por Nadia López Téllez, consultora del Programa Integral contra Violencias de Género, en el Primer Seminario Internacional de Buenas Prácticas contra la Violencia Basada en el Género La “violencia basada en el género” es una categoría analítica moderna que entró al universo epistemológico gracias a los cambios sociales contemporáneos. En la medida en que es el producto de las luchas históricas de las mujeres, esta categoría reviste un carácter político y a la vez ha ido perfilando también un rol técnico en los análisis médicos, sociológicos y psicológicos. Su creciente utilización en las literaturas política, filosófica y jurídica obedece a una trasformación social que ha permitido ver e interpretar las agresiones, los actos crueles, la dominación y el sometimiento de las mujeres de acuerdo con los nuevos paradigmas de relaciones entre los géneros y con los cambios en los roles de las mujeres a finales del siglo XX. 1 Realizado en Bogotá, Colombia, el 20 y 21 de octubre de 2009, en el marco del Programa Integral contra Violencias de Género del Fondo PNUD-España para los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Los análisis basados en la perspectiva de género han aportado elementos de comprensión de los fenómenos sociales, evidenciando cómo los arreglos políticos, las prácticas ciudadanas y las instituciones sociales se encuentran signadas por las formas como cada sociedad distribuye el poder con base en las jerarquías El campo de estudio de la violencia entre los seres humanos ha sido clarificado, diversificado y nutrido por los análisis de la violencia contra las mujeres. Las investigaciones desarrolladas en el siglo XX han evidenciado en las sociedades antiguas como un fenómeno constante, exaltado por los códigos del honor, de la clase social, de la propiedad familiar, regulado desde las costumbres y naturalizado como una práctica aceptable. Así mismo, los aportes a la epistemología de la violencia han evidenciado que las agresiones contra las mujeres no son exclusivas de las sociedades ancestrales y que a pesar de los logros obtenidos por las mujeres en materia de ciudadanía formal en algunas latitudes, esta violencia continúa siendo uno de los fenómenos más difundidos en el mundo contemporáneo. Otro de los aportes de los estudios sobre violencia de género ha sido la demostración empírica de la etiología de la violencia en las relaciones de poder históricamente desiguales entre hombres y mujeres. A través de los esfuerzos de los movimientos de mujeres se ha logrado denunciar la existencia en pleno inicio del siglo XXI de una violencia generalizada en prácticamente todas las sociedades del mundo, que tiene diferentes expresiones, diferentes características y abordajes. Entre las violencias más visibles se encuentran la violencia psicológica, la física, la sexual. Y entre los ámbitos más comunes de victimización se encuentran la pareja, la familia, la comunidad cercana, la escuela, el trabajo y el espacio público. Los análisis más próximos de la violencia contra las mujeres se han preguntado por las razones que explican una violencia específica que se produce contra ellas y han intentado ubicar la etiología de acuerdo a su comportamiento victimológico, su prevalencia específica en determinados ámbitos, el carácter del daño que produce, los perfiles de los victimarios, entre otros énfasis2. Las autoras Esperança Bosch Fiol, Victoria A. Ferrer Pérez, Aina Alzamora Mir explican en su libro El Laberinto Patriarcal cómo el concepto de violencia contra las mujeres tiene un origen histórico en las luchas de las feministas del siglo XIX e identifican como arranque histórico de este concepto la publicación en 1825 del libro La demanda de la mitad de la raza humana por parte de William Thompson y Anna Wheeler en el que se comparaba la situación de las mujeres en el matrimonio con la esclavitud, mencionan además el trabajo de la feminista Frances Power Cobbe en 1860 y 1870 quien en compañía de sus colaboradoras feministas que trabajaban en escuelas populares documentó experiencias de mujeres víctimas de violencia e identificó lo extendido que estaba el comportamiento violento masculino y logró denunciarlo en algunas publicaciones. Gracias a 2 La reconstrucción histórica del proceso de visibilización que ha experimentado el concepto de violencia de género se realiza con base en la documentación realizada por las autoras Esperança Bosch Fiol, Victoria A. Ferrer Pérez, Aina Alzamora Mir y por los documentos elaborados por el Sistema de Naciones Unidas al respecto. su trabajo se obtuvo la primera ley que contenía mandatos de separación para cónyuges violentos3. Estas autoras reseñan también la obra de Flora Tristán quien fue sobreviviente de un intento de homicidio por parte de su cónyuge y en su obra Unión Obrera de 1843 menciona la disparidad sexual como origen de la violencia4. Bosch, Ferrer y Alzamora, concluyen que la conciencia sobre la relación entre violencia y diferencias de género estaba presente desde las activistas del siglo XIX, con reivindicaciones claras sobre esta problemática: “las feministas del siglo XIX ya consideraban lo que ellas denominaban la brutalidad masculina como una cuestión candente e iniciaron la lucha por el reconocimiento del problema, por la instauración de reformas legales y por el establecimiento de medidas de apoyo para las víctimas”5, sin embargo las autoras consideran que las agendas centradas en otros temas como los derechos civiles y el derecho a la educación aplazaron la lucha feminista directa contra la violencia hasta el siglo XX. En la década de 1960 las feministas lograron reposicionar en el debate la violencia desde un marco de interpretación basado en el poder. Siguiendo a Bosch, Ferrer y Alzamora, fue en el Tribunal Internacional de Delitos como la Mujer en 1976, en donde al discutir sobre temas como la mutilación genital, el abuso sexual y la violación se encontró que más allá que un acto individual de agresión de los hombres frente a las mujeres, la violación sexual es un acto que 3 Esperança Bosch Fiol, Victòria A. Ferrer Pérez, Aina Alzamora Mir. El Laberinto Patriarcal. Libros de la Revista Anthropos. Ministerio del Trabajo y Asuntos Sociales, Instituto de la Mujer, España 2006. Página 92 4 Bosch, Et. Al. Op. Cit. Pág 92 5 Bosch, Et. Al. Op. Cit. Pág 92 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses sexuales culturalmente establecidas. Desde este nuevo marco de comprensión ha emergido un nuevo universo de análisis destinado al conocimiento, pero sobre todo a la visibilización de una violencia que ha afectado a las mujeres a lo largo de la historia de la humanidad, pero que comienza a hacerse visible sólo en tiempos recientes. 369 permite a los hombres afianzar el poder sobre las mujeres6. De esta reunión se derivaron las agendas de trabajo frente a esta forma de violencia: visibilización, cambios legislativos, ayudas a las víctimas en varios países de Europa7: “En la década del 1970 la violencia contra las mujeres en la pareja comenzó a denunciarse de forma específica como problema y nació en Inglaterra el movimiento de mujeres maltratadas con el establecimiento de una primera casa de acogida en 1971 que fue seguida por la apertura de una segunda en Holanda en 1974 y luego por muchas más en Estados Unidos”8. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Estos hechos sentaron las bases para que el activismo feminista se centrara en presionar a los gobiernos para el logro de sanciones en esta materia, la creación de servicios de atención a las víctimas en 1980 y lograra impactar los escenarios gubernamentales y supranacionales a partir de ésta década9. 370 La movilización política de las mujeres en todo el mundo fue elevando progresivamente el perfil de la problemática evidenciándola como una consecuencia de la discriminación y como expresión de la violación de Derechos Humanos de las mujeres. Las organizaciones y movimientos de mujeres en el mundo fueron captando progresivamente la atención internacional hasta que en la década destinada por las Naciones Unidas para La Mujer (1975 a 1985) se logró una creciente escucha de las entidades 6 Bosch, Et. Al. Op. Cit. Pág 93 7 Bosch, Et. Al. Op. Cit. Pág 93 8 Jiovaní et Al, 1994, Pagelow 1997 citadas por Bosch, Et. Al. Op. Cit. Pág 93 9 Bosch, Et. Al. Op. Cit. Pág 93 multilaterales y se generaron espacios de articulación entre las organizaciones sociales, las agencias de cooperación y los Estados para tratar el problema10. Los primeros logros en materia de legislación internacional se obtuvieron en la década de 1980 cuando se aprobó la primera resolución en la que se mencionaba la violencia contra las mujeres y la niñez en las familias y la necesidad de adoptar medidas para contrarrestarla (Conferencia mundial del Decenio de las Naciones Unidas para la mujer celebrada en Copenhague)11. En la Tercera Conferencia Mundial sobre la Mujer en Nairobi (1985) se habló de prevención, asistencia y medidas jurídicas ampliaron las formas y manifestaciones de violencia incluyendo la prostitución forzada, los conflictos armados, la trata de blancas, entre otros aspectos y se reconoció que la violencia constituía un obstáculo para el logro de los objetivos de igualdad, desarrollo y paz (objetivos del decenio para la Mujer) y se relevó la importancia de elevar la conciencia pública de la violencia como un problema social12. En tanto que los estados, impulsados por organismos de Naciones Unidas, avanzaban en la creación de leyes para contrarrestar la violencia intrafamiliar, los movimientos de mujeres se ocupaban de posicionar la violencia contra las mujeres como violación de los Derechos Humanos: “A comienzos del decenio de 1990, los esfuerzos del movimiento de 10 Asamblea General de Naciones Unidas. Estudio al Fondo del Secretario General de las Naciones Unidas sobre todas las formas de Violencia contra las Mujeres. 2006. 11 Asamblea General de Naciones Unidas. Estudio a Fondo del Secretario General, Op. Cit. Página 16 12 Asamblea General de Naciones Unidas. Estudio a Fondo del Secretario General, Op. Cit. Página 16 las mujeres por obtener el reconocimiento de la violencia contra la mujer como una cuestión de Derechos Humanos adquirieron un gran impulso. Para la Conferencia Mundial de Derechos Humanos celebrada en Viena en 1993, las mujeres se organizaron en grupos e hicieron intensas gestiones a nivel mundial y regional para redefinir la delimitación del derecho de los Derechos Humanos a fin de incluir las experiencias de las mujeres. Presentaron a los delegados que participaron en la conferencia casi medio millón firmas de 128 países reclamando que se reconociese a la violencia contra la mujer como una violación de los Derechos Humanos de las mujeres, y organizaron un tribunal mundial ante el cual se presentaron, en un marco de Derechos Humanos, testimonios de mujeres, en particular casos de violencia de todas partes del mundo13. Con estos antecedentes, la violencia se fue posicionando como eje temático tanto en la agenda internacional como en las legislaciones internas de los países. Los instrumentos que se fueron creando y ratificando por los Estados para la protección de los derechos de las mujeres fueron incorporando progresivamente mandatos relativos a la violencia contra las mujeres. La Declaración para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación sobre la Mujer de 1979 no incluyó explícitamente el tema de la violencia, no obstante los desarrollos posteriores del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la mujer creado para hacer seguimiento a dicha Declaración han explicitado de manera reiterada que las violencias constituyen una de las formas de discriminación “por 13 Asamblea General de Naciones Unidas. Estudio a Fondo del Secretario General, Op. Cit. Página 17 La Declaración de Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres producida en el año 1993, nombró por primera vez públicamente en el ámbito de la comunidad internacional la violencia contra las mujeres como “una manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales entre el hombre y la mujer, que han conducido a la dominación de la mujer y a la discriminación en su contra por parte del hombre e impedido el adelanto pleno de la mujer, y que la violencia contra la mujer es uno de los mecanismos sociales fundamentales por los que se fuerza a la mujer a una situación de subordinación respecto del hombre”15. La Declaración es el documento que por excelencia plantea a nivel normativo el inicio del reconocimiento de la Violencia Basada en el Género como una prioridad en la agenda de la eliminación de la discriminación contra las mujeres y el logro de la igualdad. Este instrumento sentó las bases para demandas subsecuentes en esta materia a nivel de los estados y los organismos internacionales, planteó la complejidad y universalidad de la violencia contra las mujeres en el mundo y elevó la jerarquía de esta problemática a un asunto del primer orden al señalar la responsabilidad de los Estados como competentes en su eliminación y prevención. 14 Asamblea General de Naciones Unidas. Estudio a Fondo del Secretario General, Op. Cit. Página 17 15 Asamblea General de Naciones Unidas. Declaración sobre la eliminación de todas las formas de discriminación hacia las mujeres. http://www.unhchr.ch/huridocda/ huridoca.nsf/(symbol)/a.res.48.104.sp?opendocument, Resolución de la Asamblea General 48/104 del 20 de diciembre de 1993 En América Latina y específicamente en Colombia, la actividad en torno a esta problemática comenzó en la década de 1980 con la reactivación del movimiento feminista. En el primer encuentro feminista latinoamericano y del Caribe de 1981 en Bogotá el tema de la violencia fue discutido y se definió adoptar el 25 de noviembre como el día para la lucha simbólica contra la violencia sobre las mujeres. Sólo hasta la década de 1990 después de la adopción de una nueva Constitución Política no confesional en 1991, las feministas colombianas encontraron el marco social y político que les permitió ampliar las reivindicaciones por los derechos y buscar normas que protegieran a las mujeres frente a la violencia. Durante la década de 1990 Colombia avanzó tímidamente en el reconocimiento de la problemática de violencia contra las mujeres. La primera ley que se logró en esta materia se refería a la violencia intrafamiliar (1996) y no señalaba específicamente a las mujeres como principales víctimas. Así mismo, las leyes que sancionan la violación sexual y eliminan la opción del agresor de casarse con la víctima como forma de exoneración de responsabilidades datan de 1997. En el nivel regional se suscribió en 1994 la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará) que sirvió a las activistas americanas para exigir a sus Estados la armonización de las legislaciones internas con los mandatos de carácter internacional proferidos en esta y las declaraciones universales. En este punto, resulta importante destacar que la Convención Interamericana recordó el carácter violatorio de los Derechos Humanos de la violencia contra las mujeres e incorporó una serie de obligaciones de los Estados de modificar los patrones socioculturales que se basen en la premisa de la superioridad o inferioridad de los géneros o “en los papeles estereotipados para el hombre y la mujer que legitiman o exacerban la violencia contra la mujer”16, incluyó en esta materia el trabajo en los niveles educativos formales, informales y con los medios de comunicación. Este instrumento definió además las responsabilidades de protección y atención a las víctimas y sus hijos e hijas. 2. Estrategias de comunicación para la prevención de la Violencia de Género Entre las estrategias para la prevención de la violencia contra las mujeres basada en el género, sobresalen por su impacto, aunque no siempre medido, las comunicaciones en sus distintas modalidades. De interés particular para el Programa es la comunicación educativa en medios masivos, alternativos e interpersonales, dirigidas tanto a mujeres como a hombres, a ellas en su condición de víctimas o de potenciales víctimas y a ellos en su condición de agresores o de potenciales agresores. Varias de las ponencias que se presentaron en el seminario se centraron en destacar la potencia de las comunicaciones para incidir sobre los imaginarios culturales que han generado en todo el mundo y tanto en hombres como en mujeres, una cierta forma de legitimidad perversa frente a la violencia contra las mujeres. Las 16 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos. Convención interamericana para Prevenir, Sancionar y erradicar la violencia contra la mujer "Convención de Belem do Para" Adoptada y abierta a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, en su vigésimo cuarto periodo ordinario de sesiones, del 9 de junio de 1994, en Belem do Para, Brasil Entrada en vigor: el 5 de marzo de 1995 de conformidad con el Artículo 21. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses motivos de género y que la discriminación es una de las causas principales de dicha violencia”14. 371 presentaciones se refirieron a objetivos, principios, contenidos y/o metodologías de implementación de campañas comunicacionales en distintos contextos sociales y formatos. En esta compilación retomaré los aspectos básicos de tres de esas presentaciones: 2.1. Campaña de movilización social y generación de opinión pública contra la violencia de género de la Alcaldía de Medellín, desarrollada entre el 2004 y el 2007. Ponencia presentada por Lucrecia Ramírez Restrepo, ex primera mujer del Municipio de Medellín danía, la generación de opinión pública con relación a los temas de cada campaña, la adquisición de conciencia de derechos y empoderamiento de las mujeres con respecto a los mismos y su conveniencia para la implementación concomitante de políticas públicas a favor de la equidad de género en la ciudad de Medellín. lencia sexual, han tenido un grave impacto en términos cuantitativos y cualitativos en mujeres, niñas y niños. En el ámbito específico del conflicto armado interno, han sufrido toda clase de vejámenes (incluyendo la violación como arma de guerra contra las mujeres) y se han visto obligadas/os al desplazamiento forzado. Algunos de los mensajes de la campaña contra la violencia de género que se implementaron entre el 2004 y el 2007 en la ciudad, fueron: Para 2007, según cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, se registraron en Colombia 77.745 casos de violencia intrafamiliar, de los cuales 13.913 corresponden al maltrato infantil, 46.315 al maltrato conyugal y 17.510 casos de violencia entre familiares. Los años de vida saludables perdidos (Avisa) por la violencia intrafamiliar, ascendieron a 89.025 años: 9.287 más que en 2006 y la cifra más alta en los últimos cinco años. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Nombre de la campaña: Las mujeres rompemos el silencio 372 El propósito de esta campaña que se dio en el marco más amplio de otra orientada a la promoción de los Derechos de las mujeres, fue cuestionar la tolerancia social a la violencia contra las mujeres, utilizando distintas modalidades de comunicación masiva, alternativa e interpersonal, tales como vallas en sitios estratégicos de la ciudad con una exposición mínima de un mes cada una, vallas en los vagones del Metro de Medellín, adhesivos, postales, afiches, calendarios, mugs, individuales que se distribuyeron en restaurantes de la ciudad y otros productos fáciles de portar y atractivos para sus destinatarias/os. Además del carácter amplio y alternativo de los medios utilizados para la implementación de la campaña, fue común a los mensajes mediáticos el hecho de que se tratara de contenidos claros, cortos, de fácil recordación y que se repitieran en todos los medios mencionados –estrategia de reiteración de contenidos-. Entre los resultados de esta campaña sostenida a lo largo de cuatro años, se destaca el bajo costo de la misma, su alta capacidad para llegar a toda la ciuda- 2.2. Nuevas masculinidades comprometidas con la no violencia contra las mujeres. Apartados básicos de la ponencia presentada por Carlos Iván García, del Colectivo de Nuevas Masculinidades Nombre de la campaña: Lazo Blanco La historia colombiana ha estado cruzada tanto por la violencia política como por la violencia social y familiar. En este contexto, múltiples modalidades de la violencia basada en el género (VBG), incluyendo la violencia de pareja, la violencia intrafamiliar y la vio- En Colombia la mayoría de víctimas de la violencia sexual son mujeres adultas, jóvenes y niñas. Según la Defensoría del Pueblo, en 2006 por cada cinco mujeres víctimas, un hombre, generalmente niño, fue víctima de violencia sexual. En general, el 75.7% de casos registrados por Medicina Legal en el 2006, fueron de menores de 18 años, siendo la población más afectada las niñas entre 10 a 14 años con un 36%, seguidas de niñas entre 5 y 9 años con un 25.2%. En el marco del conflicto armado y en las etapas posteriores al desplazamiento forzado existen riesgos específicos de género que exponen a las mujeres a graves Infortunadamente esta situación no se puede considerar tan sólo anterior, sino también concomitante al desarrollo del proyecto. Aunque ha habido programas de prevención de violencia dirigidos a la juventud, éstos suelen centrarse en programas de resolución de conflictos o enfocarse en problemáticas específicas como pandillismo, barras bravas, intimidación escolar, etc., pero son pocos los casos de programas de prevención con perspectiva de género, tanto en un sentido general como específicamente como reflexión crítica y transformadora de la configuración de las masculinidades, con miras a un papel activo de los hombres en oposición a la violencia contra las mujeres y en el marco de la búsqueda de la equidad y la igualdad de género. Objetivos: ●Promover un compromiso de los hombres para deconstruir patrones patriarcales y sexistas, y construir identidades genéricas desde referentes de masculinidades más humanas, equitativas y democráticas. ●Eliminar de la vida relacional de los hombres con las mujeres, las violencias y otros imaginarios, actitudes y prácticas que vulneran a éstas en su dignidad y en sus derechos. ●Promover que las relaciones entre hombres y mujeres se establezcan en el marco de la equidad y la igualdad de género. Descripción: El desarrollo de la Campaña Lazo Blanco impulsada por el Colectivo Hombres y Masculinidades, siguió cuatro criterios: 1.Una perspectiva relacional de género. 2.Un énfasis en el abordaje crítico de las masculinidades. 3.Una población protagónica: las y los jóvenes. 4.Una concepción metodológica: vivencial. 5.Un propósito: posicionamiento público y político. Teniendo en cuenta estos criterios, el trabajo se adelantó con jóvenes de colegios urbanos y con quienes se siguió el siguiente proceso: ●Formación: Secuencia amplia de sesiones formativas, en torno a temas como pautas de crianza y socialización patriarcales, movimiento social de mujeres y sus reivindicaciones, incidencias en la vida personal y social, Lazo Blanco como una campaña de hombres para hombres, pautas para hacer promotoría juvenil de la Campaña, entre otros aspectos. ●Réplicas: el proceso anterior conduce a que los y las jóvenes desarrollen iniciativas que expanden el mensaje a pares, familias y comunidades. ●Movilización pública: Acciones de presencia pública y performances en avenidas y parques. ●Formación de grupos de continuidad: luego de estos procesos se han constituido grupos de trabajo que vienen dando sostenibilidad al trabajo de la Campaña: Colectivo Aethos (trabajo con niños y niñas), Colectivo Ántrax (arte urbano), Banda de rock Piel de Lobo, Grupo Vibranza (danza representativa), Grupos de Jóvenes por Nuevas Masculinidades, Colectivo Nuevas Masculinidades/Bucaramanga, y otros. PROYECTO MERCURIO. Apartados básicos de la ponencia presentada por Eva de la Peña Palacios, Responsable de Educación, Área Prevención de Violencia de Género y Área de Igualdad, Fundación Mujeres, de España. Resumen de la iniciativa: Campaña de sensibilización y concienciación dirigida a los varones, partiendo de la premisa de que son agentes activos de la violencia ejercida contra las mujeres. Se planificaron acciones enmarcadas en una campaña de carácter publicitario que fue acompañada de acciones de apoyo y labores de lobby dirigidas a los medios de comunicación. Uno de los materiales clave del proyecto Mercurio fue el Lazo Blanco, símbolo nacido en Canadá como identificativo del posicionamiento masculino de denuncia frente a la violencia contra las mujeres. Descripción del Proyecto Bajo la premisa de que los hombres tienen un importante papel en la violencia doméstica que se ejerce contra las mujeres, al ser ellos los agentes activos, resultaba fundamental trabajar en la sensibilización y concienciación de éstos, procurando implicarles e incentivar su compromiso, para lo cual se abordaron los siguientes tres pilares argumentales: 1. Que los varones tienen la responsabilidad de evitar la violencia contra las mujeres. 2. Que los varones tienen la capacidad de evitar la violencia contra sus parejas. 3. Que ser varón no debe significar tener el derecho de ser violento con las mujeres, ni es de verdaderos hombres hacerlo. Se han promovido tres objetivos específicos: Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses violaciones de sus Derechos humanos y que exigen del Estado su reconocimiento como sujetos especiales de protección constitucional reforzada, de acuerdo con el Auto 092/2008. 373 ●Incentivar el compromiso masculino en la denuncia de la violencia específica, como una forma muy concreta de romper el "silencio de grupo", que ampara las estrategias defensivas/ofensivas de los violentos, y de unirse a las mujeres en la lucha por la erradicación de la violencia doméstica. ●Desactivar y cuestionar los mitos sobre la masculinidad que asocian hombre violencia, y activar otros aspectos deseables de la masculinidad, tales como la de compañero dialogante, amigo, respetuoso e igualitario con las mujeres. ●Impulsar un debate social y colectivo que busca la reflexión sobre aquellos aspectos no deseables de la masculinidad, cuando se vincula a las actitudes y comportamientos violentos, y los rechaza, implicando a las organizaciones sociales en las que participan varones. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Para ello se planificaron acciones enmarcadas en una campaña de carácter publicitario que fue acompañada de acciones de apoyo y labores de lobby dirigidas a los medios de comunicación. Las acciones que describen el proyecto pasaron por diferentes fases y momentos. 374 Fase 1: Elaboración y difusión de materiales y contenidos ●Recolección de información ● Reuniones de trabajo con especialistas publicitarios y expertos en masculinidad y género. ●Reuniones de trabajo y tormenta de ideas con organizaciones aliadas ● Elaboración de soportes ● Creación de un argumentario ● Cartelería de calle ● Grabación de cuñas de radio ● Lazos blancos ● Elaboración de Manifiesto Fase 2: Acciones de lobby con los medios ●Convocatorias, ruedas de prensa ●Envío continuado y contactos periódicos con los profesionales de los medios ●Fomento de intervenciones en tertulias y columnas de opinión ●Vinculación con otras instituciones e iniciativas ●Reuniones periódicas con las ONG específicas en atención a víctimas ●Validación de las acciones a través de estos colectivos ●Fomento del intercambio de experiencias y participación activa de organizaciones ajenas al Proyecto ●Fomento de los espacios de “coste cero” ●Asistencia y dinamización de actos públicos destinados a difundir las acciones y filosofía del proyecto mercurio: ●Fomento de entrevistas a los portavoces ●Presentaciones ●Inserción de artículos en publicaciones de otras organizaciones ●Recogida de firmas ●Envío de manifiestos a centros y organizaciones sindicales Fase 3: Contactos y captación de portavoces ●Fomento de liderazgo entre varones y de la participación de los portavoces en la esfera pública ●Campaña específica para jóvenes ●Acciones en centros educativos ●Activación de intervenciones de portavoces dirigidos a adolescentes Fase 4: Desarrollo de la campaña comercial ●Diseño estratégico de la campaña ●Contratación de los espacios ●Seguimiento El material más significativo fue la realización de la cartelería de calle de gran formato. A lo largo del diseño de la campaña se optó por la estrategia de utilizar la desmitificación de los violentos para introducir el debate, apostando por la idea de que los victimarios no encajan en perfiles definidos por la clase, la simpatía o el comportamiento que muestran en público. Una vez diseñada la frase guía, también se elaboró una cuña de radio, con el mismo lema a la que se añade una coletilla final que perseguía reforzar la idea de que la violencia de género es un problema creado mayoritariamente por varones y padecido fundamentalmente por mujeres. La página web del proyecto Mercurio fue la corriente de transmisión de todos los contenidos. En ella se incluían las claves argumentales de la totalidad de los materiales desarrollados. La Web pretendía ser no sólo un vehículo de información sobre el desarrollo del proyecto, sino también una herramienta para la sensibilización de los varones sobre la violencia masculina contra las mujeres, con convocatorias de actividades y acciones, datos y documentación sobre esta violencia en Europa y sobre las razones culturales e históricas que son inherentes a ella (educación, mitos sobre la masculinidad”). El Manifiesto “Los hombres dicen NO a la violencia de Género”, pretendía reforzar la reflexión y el compromiso personal para no ejercer la violencia en el entorno familiar y social del individuo, así como las actitudes y comportamientos que promueven relaciones personales de igualdad y respeto. Otro aspecto importante fue animar a la acción a través de: ●La denuncia ●La organización de actividades ●El apoyo a los grupos de mujeres Se desarrolló un argumentario/ base para sostener la campaña: los contenidos del Argumentario fueron los ejes sobre los que se realizaron: ●La captación de líderes (portavoces) ●Los paquetes informativos del concurso para la realización de un spot publicitario ●El Manifiesto de Los hombres dicen NO a la violencia de Género ●El sitio web ●Los talleres desarrollados en los centros educativos. ●Las intervenciones en charlas y encuentros con otros organismos El argumentario del Proyecto Mercurio fue la base “ideológica” de la campaña, el discurso que se ha fomentado y ha servido para trabajar con los colectivos de varones. Se desarrolla a través de los contenidos incluidos en la Web y actúa como guía práctica con la que han trabajado los portavoces en sus actividades con los adolescentes o en sus intervenciones publicas. Portavoces contra la violencia hacia las mujeres: En el marco del Proyecto Mercurio se crea la figura de Portavoz contra la Violencia para captar personajes que por su popularidad o su campo de actividad puedan ejercer como líderes de opinión en la transmisión de los mensajes de la campaña. El equipo de Proyecto Mercurio elaboró un listado de varones que pudieran hacerse eco del programa y participaran de forma activa en el mismo mediante charlas en colegios e institutos y entrevistas en los medios de comunicación. En total se contactaron 35 posibles portavoces contra la violencia desde los más diversos ámbitos y profesiones, del periodismo al deporte, con especial énfasis en el mundo de la cultura. El proyecto siguió los siguientes pasos en su implementación: ●Presentación del Proyecto Mercurio ●Campaña de difusión y prevención en Centros Educativos ●Campaña publicitaria en radio, prensa y calle ●Spot publicitario / CONCURSO ●Valoración del impacto de la Campaña ●Espacios de Coste Cero ●Jornada de clausura del Proyecto Mercurio El punto fuerte de la Campaña Mercurio es que se produce desde los hombres hacia los hombres. En ella se reforzó la idea de que la violencia de género es un problema creado por varones y padecido fundamentalmente por mujeres. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Por otro lado, se intentó motivar el cuestionamiento de los modos y talantes que culturalmente respaldan la violencia de género. 375 INTRODUCCIÓN SICARIATO EN BOGOTÁ: EMERGENCIA Y DESARROLLO DE UNA MODALIDAD HOMICIDA EN LA CIUDAD. -UNA APROXIMACIÓN CUALITATIVA Y EXPLORATORIA- Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Diego Arturo Cárdenas* Diana Paola Lorduy Rivera** César Alfonso Velásquez Monroy*** 376 Abogado. Uniformado, del nivel ejecutivo, en el Centro de Investigaciones Criminológicas de la Policía Metropolitana de Bogotá (CICRI MEBOG), [email protected]. ** Comunicadora social y periodista. Consultora del Centro de Estudios y Análisis en Convivencia y Seguridad Ciudadana (CEACSC) de la Secretaría de Gobierno de Bogotá, [email protected] *** Economista. Analista del CICRI MEBOG, [email protected] Los autores agradecen el apoyo incondicional y los valiosos comentarios del Capitán José Francisco Peña Gómez, jefe del CICRI MEBOG, para que este artículo se hiciera realidad. * Durante 2.009, los medios noticiosos locales enteraron a los bogotanos de asesinatos ocasionados por sujetos con armas de fuego que propinaron varios disparos a sus víctimas a corta distancia, en la vía pública o en negocios abiertos al público, y que luego huyeron en motocicleta, auto o a pie. Hasta hace unos años esta escena esporádica en la ciudad, recibía poca atención mediática y era consideraba ajena a la criminalidad de la capital del país; más bien se pensaba que era propia de los homicidios encargados por capos de la droga radicados en la ciudad de Medellín, al noroccidente de Colombia, y en Cali, al occidente del mismo país. En Medellín, por ejemplo, aún persiste una proporción elevada de sicariatos (del 39,7% del total de homicidios comunes, aproximadamente, en 2.009)1. En el mismo periódico El Tiempo, diario de mayor circulación del país, se ha incrementado el reporte de presuntos sicariatos en Bogotá. En su archivo disponible en la web2 se encuentra que, entre los años 2.007 y 2.009, se ha concentrado alrededor del 43% de noticias reportadas como sicariatos, según la versión periodística, sobre el total disponible desde 1.990. Aunque el registro oficial da cuenta, entre 2.004 y septiembre de 2.009, de una proporción minoritaria y presumible (por debajo del 7,0% anual) del total de homicidios comunes3. El impacto de esta modalidad homicida sobre la percepción de seguridad y convivencia se funda en el temor a que las redes de operación del narcotráfico hayan arribado para permanecer en la ciudad, o a que haya tenido lugar una expansión de la oferta de este servicio mortal al punto que la víctima pueda ser cualquier tipo de persona sujeta al ajusticiamiento privado en cualquier lugar de la ciudad. En principio, las autoridades presumen que parte de las personas asesinadas trataron de buscar refugio en la capital, luego de huir por cuentas originadas en el negocio del tráfico de estupefacientes que se desarrolla en otras partes del país, o que las muertes son resultado de las disputas violentas por el mercado al menudeo de estupefacientes en las calles de la ciudad, ahora conocido como microtráfico. En otras declaraciones, las autoridades mencionan que los sicariatos son, en general, una forma de saldar deudas contraídas en actividades 1 Información aportada en el CICRI MEBOG. 2 http://www.eltiempo.com/archivo/. 3 Información aportada en el CICRI MEBOG. Antes de evaluar la pertinencia de las explicaciones preliminares a las muertes mediante la modalidad de sicariato, es necesario aclarar que los periodistas y los investigadores judiciales están influenciados por un imaginario colectivo del modus operandi de los sicarios lo que, a su vez, incide en la clasificación del móvil del homicidio. De ahí que, en la siguiente sección, abordamos algunos ejemplos del reporte de este tipo de casos y de su grado de fiabilidad. En la tercera sección, exponemos los patrones de victimización y de agresión de casos ocurridos desde 2.007 que se encuentran bajo investigación. En la cuarta, ofrecemos unas hipótesis exploratorias de las causas del sicariato en Bogotá para precisar la relevancia de las planteadas inicialmente por las autoridades. Al final concluimos y hacemos algunas sugerencias en materia de política criminal. Optamos por un enfoque exploratorio puesto que aún se encuentra pendiente construir un marco teórico que permita guiar el estudio del sicariato en Bogotá. En las referencias más cercanas a este objeto de investigación en la ciudad capital (Llorente, et. al. (2), 2.002; Pérez (3), 2.006) se hace alusión al sicariato dentro del cuadro de actividades criminales, distribuidas entre las distintas localidades o jurisdicciones de la administración distrital, que distinguen a las organizaciones con mayor capacidad para actuar al margen de la ley; o como el trabajo a sueldo para saldar conflictos de orden vecinal, familiar o amoroso (Ramos (4), 2.004, 107 117). Por tanto, partimos de una caracterización de agresores y de víctimas, mediante información empírica, y de su análisis preliminar con el apoyo de investigaciones sobre la ciudad de Medellín (Jaramillo y Bedoya (5), 1.990; Ortiz (6), 1.991; Ceballos (7), 2.000; Franco (8), 2.003; Moreno (9), 2.003), sobre los ámbitos de vida que envuelven a los jóvenes de barrios populares de Bogotá donde suelen crecer los sicarios (Ramos (4), Ibíd.), y acerca de estructuras criminales con influencia en la ciudad (Pérez (3), Ibíd; Llorente, et. al. (2), Ibíd.). Una breve observación a la atribución de la modalidad de sicariato en los casos de homicidio El 6 de marzo de 2.009 se reportó como sicariato en la prensa (edición virtual del diario El Tiempo (10)) el asesinato con armas de fuego de una pareja de esposos en un lujoso apartamento al norte de Bogotá. Según la noticia, 10 hombres irrumpieron en el inmueble residencial, incluido un vendedor de aguacates que había sido visto el día anterior frente al edificio, quienes emplearon pistolas con silenciador, ya que los vecinos no escucharon nada. El caso aún sigue en investigación sin confirmar si se trató de un sicariato4. Se ha verificado la muerte de la pareja por heridas causadas con objetos cortopunzantes y la desaparición de algunas sus pertenencias, el mismo día de los hechos, lo que llevaría a pensar que, más bien, se trató de un hurto. Aunque también puede suceder lo contrario. El 21 de enero de 2.008, 4 Información aportada por investigadores de la Seccional de Investigación Criminal (SIJIN) de la Policía Metropolitana de Bogotá. se reportó en el diario El Tiempo (11) el sicariato de una mujer de 36 años, cuando se bajaba de su vehículo en el parqueadero de un gimnasio al norte de Bogota. En la noticia se informa que “El asesino, al parecer, la estaba esperando en la bahía que queda frente al gimnasio y la asesinó con un arma de fuego. Le propinó siete disparos con una pistola 9 milímetros”. En las investigaciones judiciales posteriores se confirmó el sicariato y se estableció que la mujer era viuda de un narco asesinado en el año 2.0045. El registro noticioso presentado revela que periodistas y autoridades transmiten la información de un homicidio bajo la modalidad de sicariato de acuerdo a la noción popular que se tiene de la misma6. La información difundida con la ayuda de los medios de comunicación permite reproducir y amplificar dicha noción entre la opinión pública. Para confirmar los casos, es necesario esperar que las investigaciones judiciales avancen. Sin embargo, éstas suelen tardar más de un año calendario; mientras tanto los registros estadísticos oficiales son cerrados anualmente a futuras modificaciones y expuestos abiertamente, de modo que los niveles y proporciones de presuntos sicariatos quedan por establecer ante la opinión pública sin claridad suficiente sobre la confirmación de los casos. ¿Qué se deduce del conjunto total de casos, ocurridos desde el año 5 Información aportada por investigadores de la SIJIN MEBOG. 6 “En la década de los ochenta aparece la figura del sicario, un asesino a sueldo –la mayoría de veces un adolescente que se encuentra apoyado por una organización para cometer sus delitos. Su actuación no está regida por ningún principio ideológico y simplemente considera su acción como uno de tantos trabajos. Sus distintivos usuales son una motocicleta –en representación de la sociedad de consumo– y las insignias religiosas como escapularios y estampillas –que revelan una relación especial con lo divino–.” (Rengifo (12), 2.007, 98). Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses económicas lícitas o ilícitas, o de liquidar las también denominadas deudas de honor que surgen, por ejemplo, ante ofensas personales e infidelidades de pareja (edición virtual del diario El Tiempo (1), 3 de agosto de 2.009). 377 2.007, cuya investigación se maneja en términos de un posible sicariato? botines que dejan insatisfechos a los delincuentes involucrados, entre otros. Caracterización de casos en investigación7 Las edades de las víctimas oscilan entre los 25 y 55 años, con énfasis entre los 32 y 39 años cuando han alcanzado estabilidad en su posición socioeconómica. Dicha posición depende de la actividad que realizan, más que del nivel de escolaridad. Es frecuente encontrar ganaderos o comerciantes con elevados niveles de ingreso y poco grado de escolaridad. Los familiares dependen de los ingresos de los occisos y prefieren callar su origen por temor a represalias; sin embargo, ante las entrevistas reiteradas de los investigadores judiciales, terminan por declarar las actividades ilícitas de los asesinados. En un caso de sicariato pueden intervenir cuatro actores principales: la víctima, el agresor (sicario) o autor material, el intermediario, y el autor intelectual. De acuerdo con el caso, se involucran otros de carácter secundario como los llamados capotero y verificador. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Víctimas 378 Por lo general, son hombres dueños de empresas (p. ej. comercio mayorista, ganadería) o que se dedican al denominado trabajo por cuenta propia, como las ventas callejeras, lo que les permite un grado de discrecionalidad en el manejo de sus recursos y su tiempo. Participan en actividades ilegales de acuerdo a la forma encubierta y funcionalidad que puedan derivar de su vida legal y condición socioeconómica. Los dueños de establecimientos comerciales se comprometen en el lavado de activos obtenidos de manera ilícita. Los vendedores callejeros comercian con dosis personales de estupefacientes. Unos y otros han forjado una amplia red de contactos, mediante movimientos frecuentes de trabajo o de placer, con personas dedicadas a otro tipo de actividades legales o ilegales, de modo que se ven involucrados en diferentes problemas como estafas, deudas personales (de honor) o de dinero, repartos de 7 La siguiente sección fue realizada con base en información obtenida mediante entrevistas a profundidad a investigadores de la SIJIN MEBOG y del Cuerpo Técnico de Investigadores (CTI) de la Fiscalía General de la Nación. Además, se consultaron documentos de apreciaciones sobre el sicariato en Bogotá efectuados, por aparte, en la SIJIN (13), el CTI (14) y el Centro de Estudios y Análisis en Convivencia y Seguridad Ciudadana (CEACSC) de la Secretaría de Gobierno de Bogotá (15). En algunos casos, las víctimas han sido habitantes de calle (mal llamados indigentes) asesinados con objetos cortopunzantes o armas blancas. Agresor (sicario) Alternan la ejecución de homicidios con otras actividades ilegales, como el hurto, o con oficios como el de obrero de construcción, reparador de vehículos, recicladores o vendedores callejeros. Suelen ser sujetos jóvenes, entre 16 y 25 años, con secundaria incompleta en el nivel de escolaridad (máximo hasta el séptimo grado); pocos familiares, si bien le ayudan a ocultar su actividad de sicario; exageradamente extrovertidos o retraídos, y con sus propias creencias religiosas8. Pertenecen a condiciones socioeconómicas media baja o baja (estrato socioeconómico uno, dos y tres, según el referente residen- 8 Existe todo un conjunto de rituales: bendecir la munición antes de salir de la casa; cargar un dedo meñique; colocar la foto de su víctima al revés frente a una veladora; utilizar tierra de cementerio, o escapularios en los pies. cial empleado en Bogotá); algunos provienen de zonas con un pasado violento ubicadas en el departamento de Antioquia, cuya capital es Medellín, en el departamento del Tolima, hacia el suroccidente de Bogotá, o en el de Caquetá, al suroriente del país, y en la ciudad de Villavicencio. Algunos son desmovilizados de los grupos armados al margen de la ley, ex policías, ex militares y ex presidiarios. Conocen de armas de fuego y de tácticas de aproximación a su objetivo. Sólo utilizan parte de la munición pues les basta con dos o tres impactos de bala en sitios vitales del cuerpo (cabeza o tórax). En el 90,0% de los casos disparan y huyen del lugar, sin intercambiar palabras con su víctima. En un alto porcentaje, escapan en motos de alto cilindraje conducidas por otras personas que también hacen el papel de capoteros, es decir ayudan al sicario a salir de cualquier eventualidad que se presente como un encuentro con la policía. En otras ocasiones utilizan automotores, bicicletas e, incluso, se van a pie, de acuerdo a la importancia de la víctima y del precio pactado para el trabajo. Un sicario analiza con anterioridad a su víctima, conoce sus horarios y movimientos, sabe si porta un arma, un chaleco antibalas o si está acompañado. En algunos casos, esta información es provista previamente por quien paga el homicidio (autor intelectual). En principio, los hechos ocurren a cualquier hora y en cualquier lugar. Sin embargo, son frecuentes los sitios públicos, las vías principales y secundarias, y el entorno residencial o laboral de la víctima. Así también, las horas del final del día o de la noche para contar con la oscuridad a su favor al momento de escapar. El sicario se desinteresa por ocultar su rostro Intermediario Es el contacto entre el sicario y el autor intelectual. Se encarga de recibir el dinero del autor intelectual y de pactar precios con el mismo, ante quien asume la responsabilidad por la garantía del homicidio. Con respecto al sicario, se compromete a surtir los medios logísticos y humanos requeridos tales como vehículos, armamento, acompañante, un verificador del entorno vulnerable de la víctima, entre otros. Para ello, el intermediario puede sostener contactos con bandas dedicadas al hurto de vehículos a los que luego les asignan números (placas) de identificación y documentos de propiedad falsos, con el fin de sortear el control de las autoridades mientras sirven de transporte. En últimas, la labor del intermediario consiste en gestionar el asesinato y es quien retiene la mayor parte de la paga. Si el intermediario maneja a varios sicarios, encabeza lo que se denomina una oficina (agencia) de cobro. Los sicarios bajo su nómina pueden variar el monto cobrado por el homicidio, según el tipo de víctima considerado. Los precios varían entre uno y cincuenta millones de pesos, moneda corriente. Cuando la víctima es un personaje público, de influencia nacional, se coordina la participación de varias personas (organizador, verificador, conductor, sicario) con tareas específicas, desde una oficina de cobro. Para estos casos se emplean armas de fuego con silenciador, autos de alta gama, motos de alto cilindraje, y grandes sumas de dinero para capotear a la policía. Participan sicarios especializados que garanticen el trabajo y en ocasiones llegan de otras regiones del país o de fuera del mismo. Este tipo de sicariatos es el que causa mayor impacto en la percepción de seguridad urbana por el grado de sevicia con que se realiza y la recordación de los personajes públicos. El intermediario puede asumir el papel de sicario en algunos casos. Por lo general, alterna su función de gestión de los homicidios con otras actividades ilícitas como el hurto y la estafa. Autor Intelectual Dentro del lenguaje jurídico también recibe los nombres de inductor, instigador o determinador. Con respecto al sicariato, es la persona que crea en el ánimo de otro la voluntad de cometer el homicidio mediante órdenes, coacciones o consejos. Se estima que en un 80,0% de los casos de sicariatos, los autores intelectuales son dueños de expendios de estupefacientes, narcotraficantes o personas dedicadas, en general, a actividades ilícitas. En segundo lugar, existen casos en los que participan personas del común que apelan a la modalidad del sicariato para cobrar de manera rápida una deuda de honor, de tipo personal o pasional, que difiere de motivaciones económicas. En tercer lugar, están personas que quieren silenciar a otras que ocupan posiciones visibles ante la opinión pública (p. ej. políticos, periodistas, sindicalistas). Hipótesis exploratorias9 El patrón de victimización, que se ha generalizado en la ciudad, revela el grado de vulnerabilidad de las personas que se mueven entre la legalidad y la ilegalidad pues están expuestos a la regulación violenta (homicida) de las transacciones efectuadas en los mercados ilícitos, entre estos, el del narco- tráfico. Ello da pie, además, para que resulten involucrados y asesinados en venganzas de tipo personal o pasional, independientes de razones de orden económico. El homicidio, en general, es la regla de oro de la ilegalidad (“el que la hace la paga”… con su propia vida). De ahí que sea asociado, en parte, a los denominados ajustes de cuentas entre socios, patronos y trabajadores, o competidores en un negocio ilegal, o sobre funcionarios públicos que rechazan ser cómplices de los ilícitos. Dado que en este mundo de ilegalidad es imposible acudir a jueces o a instancias de mediación estatal, el homicidio, real o potencial, es un modo de regulación (garantía) de los acuerdos pactados entre las partes involucradas y de protección de la actividad. Tales ajustes violentos de cuentas y medidas de protección, pueden ser ejecutados directamente por el sujeto que se siente afectado o él mismo estaría dispuesto a acudir a un tercero para que cometa el asesinato y a pagarle por ello. Es decir que existe una necesidad (demanda) latente al interior de las economías ilegales por servicios sicariales. La oferta del servicio sería provista por quien considere atractiva la paga. Surge así un autor intelectual (cliente) que contrata el servicio y otro autor material (oferente) que lo hace efectivo. Ahora bien, el autor intelectual puede evitar el contacto directo con el autor material para proteger su identidad en caso que el segundo sea detectado o capturado por las autoridades. De ahí emerge la oportunidad para la incursión de 9 Parte de la evidencia empírica adicional incluida en esta sección es producto de la información recolectada mediante la experiencia cotidiana de trabajo de los autores y documentos internos elaborados por ellos para las entidades en las que laboran. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses o conocer el motivo del autor intelectual para cometer el homicidio; de esta manera, evita saber quién lo contrata. 379 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses un intermediario que canaliza demandas y contrata ofertas al estilo del denominado subastador central de la teoría económica convencional. Se convierte así en un hacedor de mercado y en un regulador de los precios que se negocian en la gestión de los homicidios (costos e ingresos de las partes involucradas). 380 El intermediario, o lo que Carrión ((16), 2.008, 4 9) denomina tercerización del servicio sicarial, constituye la figura clave para el desarrollo de un mercado (de la muerte) de ajusticiamientos privados, pues abre la posibilidad de diversificación de la demanda atendida mediante el sicariato. Además de los ajustes de cuentas ilegales, caben los de cuentas pendientes en negocios legales y las venganzas ante las llamadas deudas de honor, distintas de las económicas, que surgen por ofensas personales o entre quienes conforman una pareja sentimental (infidelidades o celos, por ejemplo). En el cubrimiento de una demanda diversificada, el intermediario puede implementar formas de contratación del servicio como el trabajo a destajo (freelance) en el que la paga está en función del objetivo y el riesgo presente en la acción homicida. Ello introduce, a su vez, negociaciones con el autor intelectual sobre el grado de especialidad requerido del sicario. ¿El mercado de ajusticiamientos se origina con la espontaneidad descrita? o ¿requiere de unas condiciones favorables específicas? Ortiz ((6), Ibíd., 60 76) introduce la categoría recurso banal para calificar al homicidio, es decir, cuando asesinar deja de ser una acción reprobada en la conciencia de una persona y en el medio social, y se convierte en una práctica libre de cualquier convicción política, para tratar de entender el incremento de los sicariatos. Marca una hoja de ruta en la investigación similar a la de Ramos (4), si bien en momentos y espacios distintos pues Ortiz escribe sobre el Medellín de los años ochenta mientras Ramos lo hace para la Bogotá de comienzos de siglo XXI. Ortiz se enfoca en las condiciones de vida de los jóvenes de barrios populares, dado que la mayoría de sicarios identificados inician desde edades tempranas y pertenecen a una condición socioeconómica baja o media baja, y en la influencia del narcotráfico sobre estos jóvenes. Se asume que el narcotráfico es el detonante de la multiplicación de sicariatos debido a las disputas violentas por el dominio del mercado de estupefacientes, a los ajustes de cuentas al interior de las organizaciones de traficantes, y a la intimidación sobre funcionarios públicos para proteger el negocio de la represión estatal. Además, en el mundo del narcotráfico se forman sicarios y personas que, en general, adquieren habilidad en el empleo de armas de fuego y también surgen los que están dispuestos a matar por dinero. Por su parte, Ramos ((4), Ibíd., 74 75) se aparta de las categorías de violencia instrumental e impulsiva (el sicariato sería parte del primer tipo) para encasillar y comprender conductas que afectan la vida e integridad personal, bajo el argumento que es erróneo definir al ser humano como un mecanismo de encendido y apagado que en un momento es cerebral y en otro es impulsivo. Esta es una mirada estrecha, de corte individualista, que subestima las tensiones a las que se encuentra sujeta una persona en sus entornos cotidianos y en diferentes períodos de su vida. Las condiciones en las que crece la persona configuran las tensio- nes que, a su vez, contribuyen a la emergencia latente de conductas agresivas y violentas. Para completar el cuadro de análisis, Ramos ((4), Ibíd., 69 106) advierte la presencia de espacios de aprendizaje, que permiten regularizar conductas violentas, los cuales son fomentados por amenazas externas a la persona. En el caso del estudio de Ramos dedicado a las pandillas juveniles en Bogotá, las amenazas se rotulan en enfrentamientos diferenciados por tipos de agrupaciones (otras pandillas, bandas delincuenciales, milicias guerrilleras, paramilitares, comunidad y grupos de vigilancia barrial, grupos de limpieza social y agentes del Estado). Con respecto a las condiciones de vida de los jóvenes sicarios existe un consenso relativo, desde los años ochenta del siglo pasado, que reflejan el interés de los investigadores (Jaramillo y Bedoya (5), Ibíd.; Rengifo (12), Ibíd., 97 101; Carvajal (17), 2.004, 1 26) por explorar distintos factores inscritos en ámbitos variados. Por lo general, el sicario proviene de familias monoparentales encabezadas por las madres, donde el padre está ausente o se limita a realizar un aporte económico mínimo y maltrata física o psicológicamente a su pareja e hijos. Son jóvenes que abandonaron la escuela para trabajar y contribuir a los ingresos económicos familiares, han crecido en vecindarios (barrios) populares con carencias en materia de accesibilidad (p. ej. vías) y de habitabilidad (p. ej. servicios domiciliarios) y cuyo cubrimiento parcial ha estado precedido de procesos prolongados de reclamaciones por vías de hecho (protestas, bloqueos). Los jóvenes de estos vecindarios tampoco cuentan con actividades atractivas de tiempo libre, ni con las oportunidades de En la ciudad de Medellín los sicarios han sido oriundos, en una proporción mayoritaria, de barrios consolidados, de condición socioeconómica media baja, en los que se han solventado dificultades básicas de accesibilidad y de habitabilidad y donde toda una cohorte inicial de infantes ya ha alcanzado la adolescencia y el rango de los adultos jóvenes (Ortiz (6), Ibíd., 64 68). Entre los sicarios (Jaramillo y Bedoya (5), Ibíd.; Rengifo (12), Ibíd.; Carvajal (17), Ibíd.), el rasgo emprendedor de la cultura paisa ha sido deformado por la sed de ambición por acumular bienes físicos y una posición social, sin importar el costo o las implicaciones éticas. Hay un respeto y veneración hacia la figura materna, a quien se le debe la vida y lo poco que se tiene; ello se transmite en una devoción por la figura católica de la Virgen María a quien se le pide protección y acierto en la ejecución de los asesinatos. En algunos casos, la figura paterna fue sustituida por quienes los entrenaron para matar o hicieron las veces de agentes intermediarios que pactaban los homicidios con los demandantes del servicio sicarial (autores intelectuales). Un hallazgo constante entre los investigadores, con respecto a las condiciones en las que crecen los jóvenes sicarios, es que aquellas de índole material o económica son sólo unas, entre otras. En parte, esta postura busca evitar los estigmas sobre la población pobre o defender un análisis económico convencional que desestima factores estructurales de violencia y prioriza las decisiones individuales de costo beneficio. Sin embargo, es difícil menospreciar la posición de las privaciones económicas en la jerarquía de factores. La falta de control parental, por lo general en cabeza de la madre, suele estar ligado a la necesidad de trabajar durante todo el día y dejar solos a los hijos quienes se crían en la calle y con la televisión. El abandono de la escuela está relacionado con el ingreso del joven a actividades laborales para aportar a los ingresos familiares y satisfacer sus expectativas de consumo, y a la ausencia de un modelo pedagógico diseñado de acuerdo con su experiencia de vida, sus carencias y sus posibilidades de futuro. Las calles del vecindario, su barrio, se convierten en su espacio vital debido a que allí encuentra pares y a que sus limitaciones económicas le impiden compartir hábitos de consumo o de reproducción social en otros lugares de la ciudad. El desajuste (para algunos anomia) entre los objetos deseados de consumo y los medios disponibles para obtenerlos, sí se enmarca en una cultura consumista, aunque característica de una economía de mercado. Es sabido que las tensiones producto de las privaciones económicas son insuficientes, por si solas, para explicar expresiones violentas como el sicariato de parte de jóvenes. Hacen falta las denominadas ofertas criminales y, ¿qué las hace viables entre gente pobre? En principio, son una opción de ascenso social aunque ello suene a economía política y, por tanto, existirá quienes se asusten por considerar que eso es pensamiento marxista. Aún así, el crimen es una opción abierta para todo el conjunto de la sociedad. La diferencia radica en que es más que una opción o invitación amable. Las ofertas son amenazas que se suman a un Estado que elige criminalizar a sus pobres cuando carece de políticas que permitan superar las privaciones materiales. Tal y cómo concluyen Camara y Salama ((18), 2.004), los pobres no son peligrosos por su propia condición; son seres humanos que pueden reaccionar con violencia al ser sometidos a múltiples amenazas que escalan su ya tensa vida. Las amenazas tienen nombre propio y son más que factores abstraídos mediante teorías. En general, Ramos ((4), Ibíd., 88 95) comentaba que los pandilleros eran perdedores netos de sus enfrentamientos con bandas delincuenciales, milicias y paramilitares, pues el número de sus integrantes afectados era mayor que el de las organizaciones mencionadas. Las muertes eran un tipo de agresión que ocurría con una frecuencia minoritaria en los enfrentamientos, frente a otros tipos (heridas de gravedad, destierros, golpizas, amenazas, desaparecidos, daños a la propiedad); aunque en el registro oficial también ha sido minoritario el número de homicidios de la ciudad que se considera han sido ejecutados con premeditación, entre ellos los clasificados bajo la modalidad de sicariato, a comparación de los ocurridos en riñas como parte de una denominada violencia impulsiva. Los jóvenes pandilleros son un referente de la violencia homicida, en la que se cuentan los sicariatos, pues son una muestra de una agrupación que sirve de espacio para el aprendizaje de conductas agresivas y transgresoras a ojos de su entorno social, y que pueden redundar en delitos, debido a una convergencia entre sus integrantes de historias de privaciones materiales y afectivas, en un momento de sus vidas en el que tratan de forjar una identidad sin referentes éticos y claros a seguir, y de ame- Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses ascenso social y económico que colme sus expectativas, inmersas en los estereotipos de consumo exhibidos desde los segmentos más pudientes de la ciudad. 381 nazas concretas que se presentan como opciones forzadas de ascenso social. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Ramos (4), mencionaba que las bandas delincuenciales se enfrentaban con jóvenes pandilleros por ajustes de cuentas pendientes luego de haber incurrido, conjuntamente, en conductas punibles de tipo económico. Las milicias guerrilleras amenazaban con reclutar a los jóvenes, pandilleros o no, para servir en sus actividades de apoyo logístico, financiero, político y de inteligencia a los componentes armados de su organización. Las denominadas agrupaciones de paramilitares detentaban el control violento de mercados ilegales y enfrentaban a los pandilleros que llamaban la atención de las autoridades en sus vecindarios. 382 Poco a poco, desde los años ochenta, los discursos socialistas de las milicias guerrilleras han perdido afinidad con los jóvenes sicarios de Medellín (Ortiz (6), Ibíd., 69) ya que ellos han supeditado su identidad al tener, portar objetos de consumo deseados entre sus pares. Han crecido lejos de un ámbito social o plan colectivo particular, excepto por el conformado con sus similares, que les permita detectar e interiorizar una gama amplia de referentes humanistas y de convicciones de orden político. De ahí que sus dotes eventuales de liderazgo sean cooptados con mayor facilidad por las propuestas coactivas de organizaciones delictivas dedicadas abiertamente a obtener beneficios económicos sin ningún ropaje político. Hoy día, los narcotraficantes han escogido a los jóvenes como su foco de expansión del mercado al menudeo de estupefacientes, en Bogotá, puesto que pueden ser clientes cautivos durante un largo horizonte de tiempo y, de paso, renuevan a los consumidores terminales. Entre los segundos se encuentran los habitantes de calle que han sido sometidos a una represión de los lugares y corredores de la ciudad por donde transitan para que sean menos visibles y se evite el monitoreo policial del mercado de narcóticos mediante su seguimiento. Otra medida para ocultar este negocio ilícito ha sido emplear a los jóvenes en la venta callejera de la mercancía, en dosis personales o papeletas, previo contacto telefónico vía celular. Los jóvenes facilitan la venta a sus pares y el marco legal, de tipo garantista y protector, para los que tienen entre 14 y 17 años de edad dificulta su manejo judicial en comparación a los mayores de 18 años. Durante la primera década del siglo XXI, se configuró en Bogotá un mercado oligopólico dominado por distribuidores mayoristas que se dividieron por zonas una clientela de expendios minoristas que funcionan bajo su autorización expresa; así se multiplicaron estos sitios de venta y consumo, conocidos como ollas, en sectores residenciales y comerciales de la ciudad. Ante la represión policial, cada vez los expendios dejaron de funcionar como verdaderas ollas a las que se podía ingresar para adquirir y consumir la droga y comenzaron a servir de centros de ventas, ya sea 10 En estos casos el pago es en dinero o en estupefacientes. La acción homicida está libre de un plan detallado y se ejecuta a la primera oportunidad sobre la víctima. Las armas usadas pueden ser objetos cortopunzantes. Un ejemplo al respecto es el homicidio de habitantes de calle que sirve para advertir a un distribuidor o a un vendedor de sus errores en la violación de las reglas del mercado de estupefacientes. El propio habitante de calle puede hacer las veces de vendedor y ser víctima de sus errores en este rol o, tan solo, un consumidor frecuente, en una de las zonas delimitadas ilegalmente para tal fin, cuya muerte es un acto demostrativo de las disputas y controles en el negocio del tráfico y comercio de estupefacientes. a quienes las consumían en otro lugar o a distribuidores callejeros. Hoy día, es posible que algunos distribuidores minoristas hayan adquirido independencia frente a los mayoristas, aunque se mantiene la delimitación de zonas y cada una es protegida de la intromisión de competidores y de la intervención de las autoridades. Para ello se emplean a sicarios quienes, además, se encargan de regular el funcionamiento del mercado puesto que asesinan a los vendedores que fallan frente a los distribuidores ante el irrespeto de los límites de cada zona o el incumplimiento en el pago de la mercancía adquirida. Los sicarios al servicio de los distribuidores mayoristas y minoristas actúan y residen en una misma zona y son conocidos por sus víctimas. Allí, saben quién ordenó el homicidio aunque impera la Ley del silencio10. Aparte del mercado local urbano11, Bogotá ha adquirido relevancia en el concierto nacional del narcotráfico desde que los cultivos de uso ilícito, en particular de coca, disminuyeron en el suroriente del país, debido a las acciones represivas efectuadas en desarrollo del Plan Colombia a partir del año 2.000, y aumentaron en la región de los Llanos Orientales que comprende parte de los departamentos del Meta, del Guaviare y del 11 Según los reportes de la policía de vigilancia, en la ciudad funcionan alrededor de 495 ollas en las que se ofrece bazuco, un derivado de la base de coca que no es exportable. El kilo de cocaína tipo exportación cuesta, en promedio, 4,6 millones de pesos colombianos en el país, a precios del año 2.008 (Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito —UNODC— (19), 2.009, 50, 54); mientras que en New York puede llegar hasta los veinte mil dólares y en Europa a los cien mil euros. Para el año 2.008, en Colombia se produjo el 51,0% de la cocaína en el mundo (UNODC (19), 2.009, 7). Por tanto, es probable que quienes se dediquen al narcotráfico de exportación sean distintos a los que manejan directamente el mercado doméstico de estupefacientes. La marihuana para consumir es descartada por los propios habitantes de calle y las pastillas o drogas sintéticas son importadas por jóvenes distintos a los capos del narcotráfico. La represión violenta de habitantes de calle, la incorporación y coordinación de jóvenes en la venta de estupefacientes, y el tráfico general de los mismos, han sido actividades asociadas a personas desmovilizadas de grupos armados al margen de la ley o a integrantes activos de grupos calificados de paramilitares 13. Las asociaciones están motivadas por la falta de claridad pública sobre el avance del proceso de (re)incorporación a la sociedad con las poblaciones locales receptoras, en parte porque con los beneficios jurídicos contemplados en “la Ley 975 de 2.005 (21), llamada de justicia y paz, […] hubo una masiva acogida del status de paramilitar por delincuentes ya condenados” y por capturados delatores (Pérez (3), Ibíd., 342)14, de modo que cual- 12 La región de Meta Guaviare, delimitada desde la UNODC, ha registrado una participación anual promedio del 26,8% en el total de hectáreas cultivadas con coca detectadas en el país, entre los años 2.003 y 2.008, mientras que la participación de la región de Putumayo Caquetá, al suroriente del país, ha sido del 17,9%. Pese a la reducción alcanzada en el año 2.008 en el Meta Guaviare del 38,3%, con respecto al año 2.007, esta región aún cuenta con 12.154 hectáreas cultivadas que equivalen al 21,7% del total del área cultivada en la República de Perú y al 39,8% del Estado Plurinacional de Bolivia. Cumaribo, en el departamento del Vichada, El Retorno y San José del Guaviare, en el departamento del Guaviare, y Mapiripan, en el departamento del Meta, figuran entre los diez municipios con el mayor número de hectáreas cultivadas con coca en el país (UNODC (19), 2.009, 7, 11, 17, 21; cálculos propios). 13 Según declaraciones aportadas por habitantes de calle y residentes de sectores afectados, con frecuencia, por las actividades en mención. quiera puede posar como miembro o enlace de una organización armada vigente o emergente para intimidar a sus víctimas potenciales. Pérez ((3), Ibíd., 341 343) comenta sobre la vaguedad y ambigüedad del término paramilitar que existe entre la opinión pública en Colombia pues tras de éste se han aglutinado una serie de expresiones delictivas entre las que se cuentan, para el caso de zonas urbanas, el sicariato al servicio de oficinas de cobro o la extorsión de conductores de buses de transporte público a cambio de protección frente a hurtos. La desmovilización masiva y el arribo de esta población a los principales centros urbanos, como Bogotá, han ocasionado un ambiente generalizado de zozobra sobre el retorno de estas personas a la ilegalidad. Lo cual incrementa la capacidad de intimidación de quienes actúan a nombre de agrupaciones armadas, en particular, de los que replican el modelo paramilitar de extorsionar a trabajadores y empresarios vulnerables al delito callejero a cambio de protección y de reprimir con violencia a grupos de población asociados a este tipo de delito en el imaginario colectivo, como habitantes de calle, recicladores, vendedores callejeros y jóvenes apostados en las calles. Mientras se mantenga esta percepción negativa sobre los grupos mencionados y sobre la capacidad policial para controlar los delitos callejeros es probable que los servicios ilícitos de protección y ajusticiamientos sean aceptados y financiados de parte de, por ejemplo, asociaciones de vecinos y de comerciantes. 14 En el último informe de la organización internacional Human Rights Watch se afirma que muchas de las personas desmovilizadas oficialmente “no eran paramilitares. Otros nunca se desmovilizaron, y algunos retomaron sus actividades delictivas luego de la desmovilización” (ver: Human Rights Watch (22). Sin fecha. Colombia. Eventos de 2.009). Mediante la puesta en marcha de los servicios privados de protección y de ajusticiamientos es posible vigilar los movimientos de empresarios, trabajadores y consumidores en sectores específicos de la ciudad. De ahí que sean funcionales a los narcotraficantes que pretenden un control sobre los lugares que se caracterizan por el flujo permanente, de doble vía, de bienes y servicios con otras partes de Colombia y que, entonces, facilitan el tránsito de mercancías con usos ilegales (estupefacientes, armas de fuego y precursores químicos). Algunos de los lugares de Bogotá cuya vigilancia y control parcial es más apetecido son el Aeropuerto Internacional El Dorado, la central de abastos alimenticios (CORABASTOS) y los conocidos San Andresitos; los últimos por la comercialización de productos de contrabando. Una manera de extender el potencial de monitoreo de sectores urbanos de interés para los narcotraficantes es la de crear entornos de negocios en los que se combinan conductas legales e ilegales, que comparten un volumen permanente de clientela tal que desborde la capacidad de control de las autoridades y que, además, sus ingresos sean en efectivo para facilitar la inversión de dineros obtenidos de modo ilícito. Una de las inversiones es la expansión y mejoramiento tecnológico de los dispositivos de vigilancia. Un ejemplo al respecto se resume en la popular mezcla de productos de sexo, drogas y alcohol. En el entorno de CORABASTOS, existen trabajadoras sexuales, ventas callejeras de bienes usados (en parte, hurtados), tiendas de productos comestibles y sitios de baile con venta de bebidas alcohólicas, venta de estupefacientes, bodegas de material reciclable y las denominadas chatarrerías. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Vichada12. Así, Bogotá se convierte en el nodo más cercano e importante desde los Llanos Orientales para el tránsito de estupefacientes hacia el exterior, u otros puntos limítrofes de Colombia desde dónde realizar las exportaciones, y para la recepción de insumos químicos necesarios en la elaboración de estas sustancias (Pérez (3), Ibíd., 361 362; edición virtual revista Semana (20), 22 de abril de 2.006). 383 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Bajo el modelo heredado o inspirado en los otrora paramilitares y funcional a los narcotraficantes, los mercados ilegales (p. ej. comercialización de mercancía hurtada, tráfico de armas de fuego y de estupefacientes) se convierten en blancos atractivos como oportunidades de inversión (lavado), de extracción de rentas y de cubierta para el tránsito de bienes y dinero que son, a su vez, reguladas por los propios narcos pues cuentan con los recursos bélicos para imponer sus condiciones en la operación de los negocios. 384 Aparte de la advertencia de Ramos (4) sobre el propósito paramilitar de controlar mercados ilegales en la ciudad, Pérez ((3), Ibíd., 368 369) anota que los integrantes del extinto Frente Capital de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) fueron responsables del cobro de extorsiones a comerciantes en la localidad de Ciudad Bolívar y en el sector de los San Andresitos; del mismo tipo de cobros a conductores de buses de transporte público en los paraderos de las rutas en Ciudad Bolívar y en los municipios vecinos de Soacha y de Sibaté. Así también, de las denominadas limpiezas sociales en la localidad de Usme sobre grupos de población signados con el estigma de la asociación con el delito callejero, de reclutamiento de menores de 18 años de edad, de asesinato de jóvenes y de dirigentes comunales y de tráfico de armas de fuego, municiones y explosivos en Ciudad Bolívar y Soacha. El Frente Capital hacía parte del Bloque Centauros de las AUC y fue desmantelado por las autoridades a finales del año 2.004, luego del asesinato de su jefe atribuido a sus propios subalternos. Esta muerte marcó el final de una guerra adelantada desde el año 2.002 hasta el 2.004 entre agrupaciones armadas que se habían involucrado en la lucha antinsurgente15. Había desacuerdo entre éstas para confederar a las AUC de cara al proceso de negociación con el gobierno nacional para la desmovilización de sus estructuras armadas, al cual se habían acogido reconocidos narcotraficantes. La confrontación se extendió por los Llanos Orientales, en parte de los departamentos de Arauca, Casanare, Meta, Guaviare, Vichada, y por el suroccidente de Cundinamarca. En Bogotá se disputó el control del sector de CORABASTOS, de los San Andresitos y de zonas industriales aledañas ubicadas en la localidad de Puente Aranda (Pérez (3), Ibíd., 362 367). Una de las tácticas empleadas por las partes en guerra fue el establecimiento de oficinas de cobro en estos y otros lugares de la ciudad con funcionalidades parecidas. Desde allí recaudaban los ingresos por extorsiones que financiaban su esfuerzo bélico y que afectaban a comerciantes y empresarios a cambio de una supuesta protección. vecino de Chía, hombres cercanos a uno de estos narcos que se caracterizaban por figurar como propietarios y accionistas de casas, apartamentos, fincas agropecuarias y establecimientos comerciales (compraventas, juegos de azar, estaciones de gasolina, discoteca, comercializadora de motocicletas y sus repuestos) en la ciudad, en municipios cercanos y en municipios del departamento del Meta y Guaviare (edición virtual de El Espectador (25 y 26), 14 de marzo y 8 de octubre de 2.009). Dos presuntos autores intelectuales de la muerte del jefe del Bloque Centauros, con influencia sobre Bogotá, conforman ahora la lista de los narcotraficantes más buscados por las autoridades en el país (edición virtual de El Espectador (23 y 24), 15 de abril de 2.009 y 11 de enero de 2.010; edición virtual revista Semana (20), 22 de abril de 2.006). En el año 2.009 fueron capturados hacia el norte de Bogotá, excepto uno en el municipio En su vida pública, los capturados eran comerciantes, ganaderos u hombres de negocios. Uno de ellos contaba con licencia, cancelada luego de su captura, para mantener un departamento de seguridad que le servía de escolta personal desde el año 2.003 (edición virtual de El Tiempo (27), 21 de julio de 2.009). Otro de los capturados habilitaba camiones, tipo tractomula, para transportar estupefacientes desde los laboratorios de procesamiento en los Llanos Orientales hasta puertos en el Océano Pacífico y en el mar Caribe o puntos limítrofes del país con Venezuela. Bogotá era un punto intermedio en las rutas por las que también se movilizaba dinero en efectivo. Los camiones estaban inscritos en una empresa de transporte que contaba con su propio departamento de seguridad aprobado legalmente. Esta modalidad había sido empleada desde comienzos de la primera década del siglo XXI (edición virtual de El Espectador (28), 26 de septiembre de 2.009). 15 Pérez ((3), Ibíd., 340) propone este término para catalogar la lucha que pretende combatir a la guerrilla con sus propias tácticas, sin distinguir a la población civil de los combatientes y sin importar las violaciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH), a diferencia de la lucha contrainsurgente que desarrollan las Fuerza Militares y de Policía en ejercicio de sus funciones legales y del respeto de la normatividad internacional. Entre los narcos más buscados que tienen influencia sobre Bogotá se han evidenciado alianzas tales como contactos y rutas comunes de exportación de estupefacientes hacia México, Centroamérica, islas del Mar Caribe, Estados De acuerdo con la información publicada en prensa (edición virtual de El Tiempo (32), 18 de abril de 2.009), la influencia de los narcos sobre Bogotá incluye el interés por controlar bandas dedicadas al hurto de vehículos, al hurto a residencias, a la comercialización y venta al menudeo de estupefacientes, a la extorsión de comerciantes 16 En el año 2009 fue capturado, hacia el noroccidente de Bogotá, uno de sus jefes de sicarios a quien las autoridades le atribuyen la autoría de varios homicidios cometidos durante el mismo año en la ciudad y la coordinación de una estructura sicarial conformada por más de 40 hombres. Parte de su misión era realizar homicidios por ajustes de cuentas entre narcotraficantes en los departamentos de Meta, Guaviare y Vichada. (ediciones virtuales de El Espectador (33), 21 de octubre de 2.009, y de El tiempo (34), 22 de octubre de 2.009 (b)). y de conductores de vehículos de transporte público. Los mercados ilegales y las extorsiones son, a su vez, una fuente de ingresos para cualquier actividad subversiva de manera que su control afecta directamente las posibilidades financieras de las organizaciones guerrilleras e implicaría una confrontación con las milicias urbanas que les sirven de apoyo. De ser así, la táctica de combate predominante en la ciudad sería el asesinato selectivo, mediante sicariato, que evita la exposición ante los medios noticiosos y la visibilidad ante las autoridades y la población que los puede experimentar en sus propios vecindarios residenciales, laborales y de consumo. Sin embargo, el escenario de disputa con las milicias luce lejano debido a los posibles nexos de los narcotraficantes con frentes guerrilleros (p. ej. comercialización de estupefacientes) (ediciones virtuales de El Tiempo (35), 14 de diciembre de 2.009, y de El Espectador (25), 14 de marzo de 2.009). La protección brindada frente al delito callejero y una eventual disputa con la subversión se convierten en medios para legitimar, entre la población, las extorsiones a la economía legal y la regulación de los mercados ilegales. Por esta vía se acepta una oferta privada de protección y de ajusticiamientos que proviene del mundo de la ilegalidad y que amenaza con sustituir al Estado en sus monopolios distintivos de la fuerza (o violencia) y de la justicia. Más aún si el crimen y la economía ilegal es una opción de ascenso social más atractiva que la legal para quienes crecen y conforman vecindarios populares. Así, el Estado pierde su capacidad de regulación del recurso a la venganza que siempre está latente en toda relación humana y, por tanto, sobre la banalización del homicidio, si el deseo de venganza lleva consigo la lesión física o la extinción de la vida del otro17. En los enfrentamientos analizados por Ramos ((4), Ibíd., 80, 95 106), entre los años 2.002 y 2.004, se encontró que las venganzas eran parte de las motivaciones de los homicidios efectuados sobre jóvenes pandilleros de parte de organizaciones de limpieza social y de desconocidos. Las primeras conformadas por personas experimentadas en asuntos de seguridad que manejaban armas y podían realizar operativos esporádicos sin ser descubiertos. Las razones principales para su actuar era sancionar los hurtos y el consumo callejero de sustancias psicoactivas. Así también sucedía con respecto a las agresiones de grupos de vigilancia barrial y de vecinos en general. Desconocidos y organizaciones de limpieza figuraban entre los que más asesinatos infligían sobre los pandilleros al lado de los paramilitares y las milicias guerrilleras. Entre las fallas en la garantía pública de justicia, visibles en Bogotá, se encuentran la ineficacia en las redes locales de atención y manejo de conflictividades conformadas por diferentes agencias oficiales, en las que participa la policía; la falta de proporcionalidad en el tratamiento penal otorgado a diferentes delitos de acuerdo a la influencia económica y política del indiciado; el sesgo a la protección de los agresores frente a las víctimas; o la estigmatización de segmentos de población, en razón de 17 Una voz de alarma es el caso ocurrido el 17 de julio de 2.009, y publicado en prensa durante la tercera semana de octubre, del asesinato de una mujer a manos de sicarios que, según las investigaciones judiciales, fueron contratados por su esposo, concejal de Bogotá, pues había sido descubierto por ella en un video en el que mantenía relaciones sexuales con una asistente. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Unidos, España, y otros países de Europa (edición virtual de El Espectador (29), 14 de septiembre de 2.009). Así mismo, la coordinación de asesinatos para intimidar a posibles capturados delatores16 y a rivales en sus inversiones para el lavado de dinero (edición virtual de El Tiempo (30), 22 de octubre de 2.009 (a)). Uno de los focos de inversión es el negocio de las esmeraldas. En noviembre del año 2.009 se conoció en la Fiscalía General de la Nación la denuncia de un grupo de esmeralderos del departamento de Boyacá sobre la incursión, iniciada hace diez años, de traficantes de estupefacientes, algunos de los cuales pueden estar aliados con aquellos que tienen influencia en Bogotá (edición virtual de El Espectador (31), 20 de enero de 2.010). La incursión va desde la compra de acciones en empresas extractoras hasta la compra, talla y venta posterior de esmeraldas en el mercado internacional, coordinadas desde algunas agencias y oficinas con sede en Bogotá. Con las ganancias de la exportación declaran el ingreso de flujos en efectivo y compran propiedades en Colombia. 385 su condición social, por la vía de medidas indiscriminadas y reactivas como la restricción horaria a la circulación de quienes son menores de dieciocho años de edad, en algunas zonas de la ciudad. A modo de conclusión y algunas recomendaciones de política criminal Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses El sicariato es una modalidad de homicidio y, por lo tanto, es definido e identificado, en la práctica policial y judicial, por una serie de atributos que configuran un patrón de la manera en que es asesinada la persona. El patrón básico del sicariato surge del imaginario colectivo que recrea la escena del asesino joven oriundo de Medellín (‘paisa’), al servicio de un cartel de la droga, que le dispara a su víctima, sin mediar palabra, a corta distancia y luego huye en una motocicleta. Si bien existen casos con características distintas a esta noción popular del sicariato, lo cierto es que es adoptada por los funcionarios judiciales, quienes son parte del imaginario colectivo, a modo de hipótesis preliminar de trabajo que se puede confirmar o refutar a lo largo de las investigaciones respectivas. 386 En algunos casos se confirma la noción popular de sicariato y en otros se encuentra que la modalidad empleada y los móviles implicados son distintos. También se presentan casos distinguidos por fuera del sicariato, en un comienzo, y luego se verifica que sí lo son. Ante tal indeterminación, hay quienes prefieren el juicio de orden judicial (criminalísitico), que se atiene al marco legal, y a partir del cual se establece que el sicariato es un homicidio agravado que se confirma al comprobar que se ha pagado por el asesinato a una persona desconocida para la víctima o sin relación personal con la misma. Sin embargo, las investigaciones judiciales presentan una serie de dificultades. La habilidad del sicario y el grado de organización del homicidio evitan las capturas en flagrancia. El impacto de los hechos sobre los posibles testigos infunde temor y lleva a que emitan informaciones contradictorias entre sí acerca de lo sucedido y de las características del agresor. La figura del intermediario oculta la identidad del autor intelectual. Si el autor material (sicario) es capturado, la legislación penal vigente le permite obtener una rebaja de la pena al reconocer su responsabilidad en los hechos (se allana a cargos), sin necesidad de revelar al intermediario o autor intelectual quien, en ocasiones, paga el abogado defensor del sicario y le ayuda a sostener a la familia en el entretanto. De los casos en investigación en la Fiscalía, desde el año 2.007, sólo el 15,0% ha concluido en una condena confirmada por cargos de homicidio agravado ante la comprobación de una paga recibida por el asesino. En esta entidad se considera que son susceptibles de confirmación el 8,0% de los casos reportados, en principio, bajo la modalidad de sicariato, durante el primer semestre de 2.00918. En consecuencia, el juicio criminalístico fundado en la comprobación del agravante de la paga puede subestimar la magnitud y el impacto real del sicariato; mientras que el juicio criminológico, sustentado en la modalidad o patrón típico (popular) del sicariato, conduce a una sobreestimación en los mismos términos. De ahí la necesidad de acompasar ambos juicios pues las dificultades de la investigación criminal, a las que se añaden los retrasos y la falta 18 Información aportada por funcionarios de la SIJIN MEBOG, y de la Fiscalía General de la Nación. de pertinencia de las pruebas recolectadas en la labor judicial, impiden la delimitación de un conjunto confiable de casos que sirva para identificar patrones de agresión y victimización fundamentales en el análisis criminológico. Así mismo, este último adquiere un carácter especulativo que permea al investigador judicial en sus hipótesis de partida y sesga su ruta de exploración sobre los casos a su cargo. El acompasamiento de juicios criminalísticos y criminológicos puede iniciar con la identificación de criterios para la construcción de patrones de casos de sicariatos. Por ejemplo, la vulnerabilidad de la víctima en determinados espacios urbanos permite establecer una serie de lugares probables donde suceda el homicidio. A su vez, el lugar facilita la identificación del tipo de medio de transporte y de arma a ser empleados, pues el sicario busca ingresar y salir con facilidad y accionar un mecanismo agresor de acuerdo a la vigilancia en el entorno físico de la víctima. Otro ejemplo apunta a la conformación de tipologías de los actores involucrados. En cuanto a los autores intelectuales caben tres criterios: autores individuales o colectivos (organizaciones), legales o ilegales, y con motivaciones económicas o culturales. En vista que estos autores son los demandantes del servicio de sicariato, su tipología permite reconocer el grado en el que han sido discriminados como clientela para segmentar el mercado de ajusticiamientos (o de la muerte). Así, es posible evaluar qué tan competitivo o monopolizado se encuentra cada segmento; incluso cabría pensar en un monopsonio si el autor intelectual es una organización criminal con capacidad regulatoria en la economía ilegal e impone el precio al que se contrata el servicio sicarial. En Bogotá, el mercado de ajusticiamientos se encuentra en desarrollo de modo que las intervenciones judiciales (penales) y policiales tendrían que apuntar, como primera medida, a refrenar ese proceso. No obstante, la estructura de penas contempladas en el marco legal favorece a quien cumple el rol de intermediario, figura principal en la operación del mercado. En la Ley 599 de 2.000 (36) (artículo 4, numeral 4), se establece que la condena del autor material puede estar entre los veinticinco y cuarenta años de prisión. Según el artículo 103, de la mencionada ley, la pena del autor intelectual está entre trece y veinticinco años y la otorgada al intermediario es igual a la del intelectual disminuida en la sexta parte o la mitad. Con respecto a la Policía, si bien se reconoce su esfuerzo por capturar con prontitud a reconocidos cabecillas del narcotráfico y a algunos de sus más cercanos colaboradores, conocidos como mandos medios en el registro periodístico, es necesario insistir en la desarticulación de los métodos de planificación y funcionamiento de la actividad del narcotráfico como un todo conjunto, la anticipación de las innovaciones organizacionales dentro de la misma actividad, y el desmonte preventivo de las condiciones que facilitan la distribución y venta de estupefacientes en la ciudad y el rol nodal de la misma en el narcotráfico colombiano. Parte de estas condiciones son de orden social más que policivo (p. ej. la conformación ilegal de zonas de diversión nocturna en vecindarios residenciales) y su intervención requiere sostener y cualificar, día a día, el trabajo en equipo entre la Policía y la Administración Distrital de la ciudad. Referencias bibliográficas (9) Moreno, R. 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Leonardo Aja Eslava1 Agradecimiento El autor agradece al CRNV-DRIP del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses y muy especialmente a la psicóloga, Diana Milena Valenzuela, por la compilación de los cuadros estadísticos del año 2009, empleados en este artículo. 1 Psicólogo, Experto en Drogodependencias. Corporación Buscando Ánimo. Entender el fenómeno del suicidio no ha sido fácil ni sencillo en ninguna época y tampoco en casi ninguna cultura. Podemos decir que en la actualidad, las posiciones frente al suicidio se han tornado no más laxas pero sí menos severas, tanto frente al suicida como para su propia familia. Al decir menos severas, es necesario precisar que aún hoy, el suicidio de un familiar, en algunos casos, sigue siendo motivo de vergüenza y ocultamiento por parte de las personas más cercanas, en tanto que de manera tanto oculta como manifiesta, surgen enjuiciamientos y acusaciones sociales humillantes hacia las personas vinculadas con el suicida. ¿Esto es menos severo? Definitivamente sí, si recordamos algunos tratos que se tenían, incluso hasta no hace mucho en algunos países. Por ejemplo, en la Roma Imperial, el suicidio era prohibido para los esclavos con una consecuencia clara y directa: si un esclavo se suicidaba, la familia sufría las consecuencias al ser ejecutados. De este modo, la tasa de suicidio entre los esclavos romanos era prácticamente cero (1). En la Europa medieval y renacentista, se realizaban prácticas como enterrar el cuerpo del suicida en un cruce de caminos y clavarle una estaca de madera en el corazón. En otras regiones, el cadáver era desmembrado, puesto en un tonel y arrojado al cauce de un río. La intención y propósito de estas prácticas no era otra que crear mecanismos de persuasión frente a potenciales nuevos suicidas y en muchos casos resultaban efectivas. Por ejemplo, cuando se observaban oleadas de suicidios femeninos, se empleaba la estrategia de colgarlas desnudas en una columna de madera en lugar público visible. Curiosamente, cuando se empezaba a ejecutar esta práctica en algún poblado, los suicidios femeninos descendían casi en el acto (1). Es claro entonces, que el suicidio ha producido rechazo y que se han buscado mecanismos de contención frente a él. Aun en el siglo XX, los suicidas eran excluidos de la cristiana sepultura o en algunos países, el intento de suicidio era conminado a reclusión en un centro psiquiátrico por varios años. Queda más claro ahora, por qué decimos que hoy por hoy las medidas frente a la actuación suicida son menos severas. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Introducción 389 Las conductas suicidas Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Después de esta fugaz mirada del trato al suicidio a lo largo de la historia, entremos a precisar cómo se conceptualiza el suicidio actualmente. Si tomamos las palabras de la Secretaría de Gobierno del Distrito “…el suicidio es el acto de muerte ya consumado e identificando además que existen otras manifestaciones que contienen una intención de muerte y/o autolesión, se ha establecido el concepto de conducta suicida para referirse al fenómeno en sí, el cual encierra todas sus expresiones de carácter autodestructivo” (2) (Secretaria de Gobierno Distrital, 2008), definiremos tres conductas suicidas de las cuales sólo una será de nuestro interés para el propósito de este documento: 390 • Ideación suicida: Es el paso anterior a la actuación aun cuando no siempre se da su manifestación. Se expresa a través de las amenazas por medio de verbalizaciones o escritos. En los análisis de autopsias psicológicas (3) (4) (5) (6) se pueden observar cómo en algunos casos en donde no se encuentran notas suicidas o no hay claridad sobre manifestaciones verbales, sí se evidencian otras conductas previas al suicidio que mostraron el proceso de planeación y deliberación, es decir, la ideación suicida. •Conducta suicida no letal: O los llamados intentos o gestos suicidas, en donde la persona ya ha realizado una acción concreta que ha generado un daño o lesión pero que no finaliza con su muerte. Diremos que cualquier intento de suicidio, por leve que parezca (tomarse un frasco de vitaminas) reviste de suma gravedad. Nuevamente, en los procedimientos investigativos con autopsias psicológicas (3) (4) (5) (6) en muchos casos se conoce la existencia de intentos previos de suicidio antes del fatal desenlace. •Suicidio consumado: Lamentablemente la muerte se ha logrado. Es cuando hablamos ya propiamente del concepto clásico del suicidio. Prestaremos atención a esta última conducta. Recordemos cuál es el concepto clásico: “La palabra suicidio procede del latín, y se compone de dos términos: sui, de sí mismo, y caedere, matar. Es decir, significa matarse a sí mismo” (7). La definición de suicidio más ampliamente conocida es la brindada por el sociólogo francés Emile Durkheim: "... se llama suicidio todo caso de muerte que resulte, directa o indirectamente, de un acto positivo o negativo, realizado por la víctima misma, sabiendo ella que debía producir este resultado." (8). La anterior definición intenta ser bastante completa y exhaustiva en tanto que descripción precisa y sin llegar a comprometerse a dar una explicación. Pone de manifiesto la intención y el conocimiento de los resultados por parte de quien la lleva a cabo. Tanto la intención como el conocimiento son elementos fundamentales del comportamiento suicida. Shneidman ofrece otra definición un poco más extensa que involucra no sólo la actuación misma, sino el significado de esa acción en la sociedad occidental en los tiempos modernos (9). Como podemos apreciar, entre definir las conductas suicidas y dar explicaciones completas y exhaustivas sobre su etiología existe una gran distancia. La biología, la sociología, la antropología, la medicina y la psicología, por mencionar algunas fuentes de saber (10), tienen cada una un fragmento de lo que podría ser la explicación íntegra sobre las conductas autolíticas. Incluso, en algunas ocasiones los intentos de explicación pueden llegar a ser incluso contradictorios entre sí. Si asumimos que la impulsividad es un factor de gran peso en el suicidio (11) (12) (13), esto dejaría sin piso las propuestas de prevención (14): ¿Cómo prevenir algo que puede surgir intempestivamente sin previo aviso? Ahora bien, si hay señales de aviso, esto hablaría de planeación y si hay deliberación, el componente impulsivo perdería contundencia, al menos como factor definitivo. ¿Hay forma de conciliar las dos posiciones? Así como la impulsividad es un factor que está presente en algunos casos de suicidio, en otros no es evidente y sin embargo hay consumación. Así mismo, con o sin impulsividad, hay casos susceptibles de ser identificados a tiempo y por lo tanto se puede intervenir, así como hay otros en donde a pesar de la identificación lamentablemente se llega a funestos desenlaces, incluso, con intervenciones terapéuticas de por medio. Por otra parte, al hablar de los posibles compromisos atribuibles a la genética (10), ¿cómo explicar aquellos casos, que no son pocos, en donde hay una inexistencia total de antecedentes familiares de suicidio? O cómo haríamos para negar la posible influencia mediática en el llamado efecto Werther: inmediatamente posterior al suicidio del vocalista del grupo Nirvana, Kurt Kovain, se reportó un elevado número de suicidios de adolescentes. Pero algo semejante sucedió a la muerte del corredor de autos brasilero, Ayrton Senna en su trágico accidente automovilístico: centenares de mujeres adolescentes se suicidaron alrededor del mundo en un período de tiempo re- lativamente corto. Podemos complejizar más el asunto si se entran a analizar los suicidios colectivos de tipo sectario, como el ocurrido en 1978 en Guyana, en donde más de 900 personas lideradas por Jim Jones, se suicidaron. Normalmente, un líder sectario suele tener rasgos de personalidad paranoide y narcisistas. Pero ¿cómo hace para cautivar a tantas personas? ¿Cuáles serían entonces las características de los seguidores? En este tipo de suicidios, sociólogos y antropólogos tendrían mucho que decir y aportar. Como puede apreciarse, es difícil tener una última palabra al analizar una situación tan compleja y dramática como son las conductas suicidas. La epidemiología del suicidio en Colombia: 13 años Puede parecer un tanto extraño no tomar una década para hacer el análisis, pero es importante tener en consideración lo que venía ocurriendo hasta antes de 1999. En Colombia, desde 1996 hasta 2009 se han producido 26.360 muertes atribuibles a suicidio (15) (16) (17) (18) (19) (20) (21) (22) (23) (24) y específicamente en el año 2009, se produjeron 1.845 casos, 4 más que en el año inmediatamente anterior. Los números no mienten, puede decir un matemático, pero hay que ser cuidadoso en la forma como se hace la interpretación y la lectura de los mismos. Figura 1. Casos y tasas de suicidio: Colombia 1996 – 2009 2.500 2.000 1.500 1.000 500 0 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 Casos 1.613 1.692 2.046 2.089 2.070 2.056 2.045 1.938 1.817 1.786 1.751 1.771 1.841 1.845 4,38 5,22 5,26 5,14 5,04 4,95 4,63 4,01 4,16 4,03 4,03 4,14 4,10 Tasa 4,24 Es frecuente escuchar la expresión relacionada con el “aumento del suicidio en Colombia”. Esta expresión puede ser cierta o falsa dependiendo el punto de comparación que se considere. Si se mira desde la perspectiva de los casos, definitivamente el suicidio ha aumentado: En 1973 hubo 653 casos, en 1984 se presentaron 1.071 y en 1994 fueron 1.501 muertes por suicidio. Pero de acuerdo al DANE, las tasas de suicidio en Colombia han oscilado entre 2 y 4 por 100.000 habitantes desde 1973 hasta 1996 (25). Esto significa, el número de casos brutos no es un indicador epidemiológico fiable para realizar análisis y estimacio- nes. Si se tiene en consideración las tasas, es decir, la relación entre casos presentados por cada 100.000 habitantes y teniendo como base el total poblacional del país en ese momento, no hay fundamento epidemiológico para la afirmación inicial: el aumento o la disminución de los casos brutos no son suficientes para afirmar que hay descensos o ascensos, siempre hay que tener presente las tasas. Desde 1996 hasta el año 1999, las tasas de suicidio en Colombia tuvieron un incremento evidente, partiendo de 4.2 en 1996 hasta llegar a 5.26 en 1999. A partir del año 2000, las tasas han empezado a disminuir de manera importante, aun cuando se debe señalar que entre el 2008 y 2009 se observa un incremento muy pequeño comparativamente con lo observado en los dos años inmediatamente anteriores. Sin embargo, este leve incremento no equivale a decir que nos encontramos en otra “escalada” en el suicidio, como la observada entre 1996 y 1999. Hace falta esperar cuál será el comportamiento de las tasas, al menos en los siguientes tres años. Es importante resaltar que la base poblacional que se tiene como referencia para calcular las tasas, son los datos que el DANE generó a Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Fuente: INMLCF/DRIP/SIRDEC 391 partir de las proyecciones realizadas entre los censos de los años 1993 y 2005. Distribución Sociodemográfica 1996-2009 Para el análisis de los 13 años, se tendrán en consideración el sexo, la edad y el mecanismo causal. Para el análisis específico del año 2009, se tendrán en consideración más variables como la escolaridad, grupos de vulnerabilidad, estado civil, la ocupación, el evento desencadenante o la distribución temporal. En el caso de Colombia, tanto las tasas por sexo como la proporción entre hombres y mujeres ha tenido ciertas variaciones, pero que en todo caso, no se aleja de lo que ha sido ampliamente reportado por la literatura e investigación científica. ¿Cuál es la importancia de establecer la proporción entre sexos? La proporción de fallecimientos por suicidio entre hombres y mujeres puede llegar a ser un indicador muy útil cuando no se disponen fácilmente las cifras Tradicionalmente se ha considerado que el sexo de las personas es un factor de riesgo para el suicidio (26) (27) (28) (29) (30) (31) (32) (33) (34), y normalmente las proporciones en las cuales se presenta pueden oscilar entre 3 y 4 casos de suicidios de hombres por cada suicidio de una mujer. Cuadro 1. Casos, Tasas y Proporción por sexo. Colombia 1996 – 2009 Año 1996 Hombres 1.279 Tasa Mujeres 6,8 334 Tasa Total Proporción 1,73 1.613 3,8 1997 1.331 7,0 361 1,84 1.692 3,7 1998 1.569 8,1 477 2,40 2.014 3,3 1999 1.652 8,4 437 2,17 2.089 3,8 2000 1.633 8,2 437 2,14 2.070 3,7 2001 1.584 7,9 472 2,28 2.056 3,4 2002 1.572 7,7 473 2,26 2.045 3,3 2003 1.485 7,2 453 2,14 1.938 3,3 2004 1.344 6,4 357 1,66 1.701 3,8 2005 1.407 6,6 379 1,75 1.786 3,7 2006 1.407 6,6 344 1,57 1.751 4,1 2007 1.439 6,6 332 1,49 1.771 4,3 2008 1.503 6,8 338 1,50 1.841 4,4 2009 1.480 6,7 365 1,60 1.845 4,1 Fuente: INMLCF/DRIP/SIRDEC poblacionales para hacer los cálculos de las tasas para cada sexo. Veamos por qué. Si observamos la Figura 2, la línea de tendencia de la proporción, muestra casi que un comportamiento de espejo con la línea de tendencia de la tasa de las mujeres. Sin embargo, al hacer la comparación entre la tasa de los hombres con la línea de proporción, no se observa tan claramente que pudieran guardar relación. Figura 2. Tasas y Proporción por sexo. Colombia 1996 – 2009 9,0 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 8,0 7,0 6,0 5,0 4,0 3,0 2,0 1,0 0 Proporción Tasa Hombres Tasa Mujeres 1996 1997 3,8 3,7 6,8 7,0 1,73 1,84 1998 3,3 8,1 2,40 Fuente: INMLCF/DRIP/SIRDEC 392 1999 3,8 8,4 2,17 2000 3,7 8,2 2,14 2001 3,4 7,9 2,28 2002 3,3 7,7 2,26 2003 3,3 7,2 2,14 2004 3,8 6,4 1,66 2005 3,7 6,6 1,75 2006 4,1 6,6 1,57 2007 4,3 6,6 1,49 2008 4,4 6,8 1,50 2009 4,1 6,7 1,60 Al realizar un análisis de correlación entre los datos de proporción con las tasas, se verifica aquello que a primera vista nos ofrece la figura: existe una correlación negativa2 y significativa3 entre la tasa de las mujeres y el indicador de proporción (r = -0.882; p = 0.01) en tanto que la correlación entre la tasa de los hombres y la proporción (r = -0.566; p = 0.05) si bien sigue siendo negativa, el nivel de confiabilidad es aceptable pero menor que el de la mujer. Con lo observado, podemos decir que el suicidio en Colombia sigue siendo un problema que afecta principalmente más a los hombres que a las mujeres y con las cifras más recientes pareciera que tal riesgo ha venido en aumento. La edad es otra variable muy discutida como factor de riesgo frente al suicidio. “A nivel mundial los grupos con edades mayores de 65 años y los menores de 30 años presentan cifras altas de suicidio, ya se trate de suicidios consumados o intentos de autoeliminación.” El Cuadro 2, muestra cómo se han comportado las tasas de suicidio en los Estados Unidos (36) hasta el año 2000. Se observa que las tasas más altas de suicidio se ubican por encima de los 65 años y las más bajas por debajo de los 24 años. También se hace evidente cómo progresivamente la tasa en el grupo etáreo más joven ha venido aumentando sistemáticamente. (33). Las anteriores afirmaciones irían totalmente en contravía con los postulados que se tenían hasta los años 90, cuando se decía que las tasas de suicidio van incrementándose con el aumento de la edad (27) (29) (35) (32). Cuadro 2. Tasas de suicidio diferenciadas por edad: Estados Unidos 1950–2000 Décadas Rangos de edad 1950 1960 1970 1980 1990 1995 2000 15 - 24 4,5 5,2 8,8 12,3 13,2 13 10,2 25 - 44 11,6 12,2 15,4 15,6 15,2 15,1 13,4 45 - 64 23,5 22 20,6 15,9 15,3 13,9 13,5 30 24,5 20,8 17,6 20,5 17,9 15,2 > 65 Fuente: Arias, Anderson y más, 2003 Sin embargo, en Colombia la situación es un poco diferente: el suicidio tiene dos grandes picos que se ubican entre los 15 y 25 años (adolescente y adultez joven) y en las personas mayores de 65 años (adultos mayores). Significaría esto que las personas adultas estarían relativamente más protegidas frente al suicidio. La pregunta sería: ¿Qué mensaje le está enviando la sociedad a los dos grupos de edad mencionados como los más vulnerables? Cuadro 3. Tasas de suicidio diferenciadas por edad: Colombia 1996-2009 Años 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 15 - 24 8,01 8,10 10,38 9,58 10,15 9,98 9,69 8,24 7,36 6,56 6,52 6,07 6,20 6,38 25 - 34 6,35 6,92 9,37 8,13 7,74 7,51 7,77 7,23 6,00 5,49 5,91 5,69 5,56 6,36 35 - 44 5,14 5,50 6,23 6,00 5,70 5,48 5,50 5,04 4,21 4,05 3,84 4,37 4,53 4,72 45 - 59 4,84 4,67 4,97 5,49 5,50 5,62 4,80 5,41 4,49 3,84 3,79 2,88 4,09 4,89 60 - más 5,00 5,32 5,45 7,09 5,67 5,66 4,97 5,57 5,02 4,51 4,90 6,06 4,67 4,88 Fuente: INMLCF/DRIP/SIRDEC El cuadro 3 muestra cómo se han comportado las tasas de suicidio en Colombia en los últimos 13 años, haciendo la diferenciación por rangos de edad. Teniendo a Estados Unidos como punto de referencia, la tendencia de acuerdo 2 Aumento en una variable implica disminución en la otra. 3 La probabilidad de que se deba al azar es muy pequeña. con la edad está totalmente invertida en Colombia: Los registros de tasas más elevadas se ubican en el rango de los 15 a 24 años en tanto que las tasas más bajas muestran fluctuaciones entre los 35–44 años y los 45–59. Lo anterior pone de manifiesto cómo después de los 60 años, vuelve a observarse un in- cremento en las tasas de suicidio. La comparación de los datos nos deja una enseñanza muy relevante: si bien es cierto que es importante tener en consideración cómo puede ser la dinámica de diferentes temas de interés científico en otros países, se debe ser cuidadoso al generalizar las experiencias fo- Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Rango edad 393 ráneas y asumir que los mismos comportamientos se presentan en nuestra nación. En el caso del comportamiento epidemiológico del suicidio, estamos empezando a identificar y perfilar cuáles son nuestras características y singularidades. Queda claro por el momento, que la franja de edad en donde se identifica el mayor riesgo de suicidio de manera más consistente, es en las personas más jóvenes. Este dato debe ayudar a orientar los esfuerzos de prevención de riesgo de suicidio, desde una perspectiva de anticipación4 y confrontación al riesgo 5(14). Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Mirando detalladamente el comportamiento de los datos de suicidio específicamente en el año 2009, teniendo en consideración simultáneamente el sexo y la edad, encontramos el Cuadro 4. En esta oportunidad, se retoma la tradición presentada en los números anteriores de FORENSIS y se ha hecho una disgregación más exhaustiva de los rangos de edad entre las personas más jóvenes. Es interesante notar que las tasas más altas tienden a variar ligeramente entre hombres y mujeres con respecto al total general. En el caso de las mujeres, las tasas más elevadas se ubican en la franja de edad comprendida entre los 15 y 24 años. En los hombres, las tasas más elevadas se ubican entre los 20 y 34 años. Sin tener en consideración el sexo, las mayores tasas se encuentran entre los 18 y 29 años y buscando precisión, la cifra más alta se registró entre los 20 y 24 años. Si le vamos a dar una aplicación práctica a estas cifras, ¿cómo podrían pensarse las estrategias enfocadas a la prevención del riesgo de suicidio si tenemos como grupo poblacional 4 Antes de que se generen las ideaciones suicidas. 5 Una vez presentes indicadores y señales de conductas 394 diana las personas que se encuentran en esta edad? Las personas menores de 18 años, en principio, se podrían encontrar en las aulas de la escuela, o al menos, eso se espera. Desarrollar trabajos de prevención con los grupos escolares, es relativamente fácil, en tanto que son poblaciones cautivas y por lo mismo, con acceso controlado para la realización de actividades de carácter masivo. Así mismo, los procesos de seguimiento y monitoreo de los resultados de las acciones preventivas pueden ser más rigurosas y con una mayor probabilidad de precisión (14) (37) (38). Ahora, las personas entre 18 y 24 años, que son edades que guardan coincidencia con lo que sería el desarrollo de la vida técnica o universitaria, no es aplicable a la totalidad de la población. En Colombia, muchas personas se pueden encontrar no sólo desarrollando actividades de formación superior, sino también participando del trabajo o incluso, sin ocupación definida. Esto pone en evidencia un reto de mayores proporciones en tanto que no se puede precisar una sola táctica o estrategia de acercamiento a las que se podrían considerar poblaciones con mayor riesgo o vulnerabilidad. En Colombia, cada vez toman más fuerza los programas estructurados y sistematizados de prevención de consumo de alcohol en entornos universitarios (39), pero son experiencias en donde es difícil tener control sobre el acceso a las poblaciones, en tanto que son flotantes y con mucha variabilidad. Cuadro 4. Tasas de suicidio diferenciadas por edad: Colombia 1996 - 2009 Rangos de edad 10 - 14 15 - 17 18 - 19 20 - 24 25 - 29 30 - 34 35 - 39 40 - 44 45 - 49 50 - 54 55 - 59 60 - 64 65 - 69 70 - 74 75 - 79 80 y más Sin dato Total Mujeres Hombres Casos Tasa Casos Tasa 26 53 32 75 38 31 24 10 19 16 12 13 8 6 1 0 1 365 1 4 4 4 2 2 2 1 1 1 1 2 1 1 0 0 39 75 79 219 208 153 132 110 117 89 71 47 40 42 27 26 6 1.480 2 5 9 11 12 10 9 8 9 8 9 7 8 11 11 11 1,6 6,7 Total casos 65 128 111 294 246 184 156 120 136 105 83 60 48 48 28 26 7 1.845 Tasa total 0,50 4,81 6,49 7,38 6,91 5,74 5,35 4,09 5,08 4,77 4,76 4,44 4,74 5,90 5,06 4,52 Fuente: INMLCF/DRIP/SIRDEC En el Cuadro 5, apreciamos los mecanismos empleados para la consumación del suicidio, desde 1996 hasta el año 2009. Lo más llamativo que podemos apreciar es que se presentan tres tendencias en cuanto el mecanismo predominante. Entre 1996 y 1999 prevaleció el uso de armas de fuego, entre los años 2000 y Cuadro 5. Mecanismo empleado en la consumación del suicidio: Colombia 1996-2009 Mecanismos Año 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 Surge una nueva pregunta: ¿Dichas tendencias son iguales entre hombres y mujeres? La literatura científica ha reportado ampliamente que hombres y mujeres tienen preferencias distintas en cuanto a la escogencia del mecanismo utilizado para su acto auto lítico (42) (5) (6) (43), mostrando que los hombres tienden a utilizar medios más contundentes y violentos en tanto que las mujeres buscan medios que podrían ofrecer alguna posibilidad de ser auxiliadas. El Cuadro 6, muestra la distribución de los casos de suicidio de acuerdo al mecanismo empleado, a lo largo de tres diferentes años. Cada uno de los años tomado, es una representación de la franja en la cual predomina un mecanismo específico. La intoxicación siempre es predominante en las mujeres pero se observa que progresivamente va disminuyendo. En el caso de los hombres, durante dos períodos predomina el mecanismo de las armas de fuego, pero en el 2008 es claro el 2005 2006 2007 2008 2009 Intoxicación # % # % # % # % # % # % # % # % # % # % # % # % # % # % 475 29,4% 502 29,7% 668 32,6% 688 32,9% 648 31,3% 658 32,0% 671 32,8% 600 31,0% 491 28,8% 426 23,9% 407 23,2% 403 22,8% 364 21,8% 455 25,5% Arma de fuego 658 40,8% 653 38,6% 681 33,3% 708 33,9% 621 30,0% 627 30,5% 549 26,8% 567 29,3% 474 27,8% 415 23,2% 404 23,1% 395 22,3% 370 22,1% 382 21,4% Asfixia mecánica 302 18,7% 342 20,2% 471 23,0% 464 22,2% 564 27,2% 515 25,0% 560 27,4% 545 28,1% 584 34,3% 584 32,7% 615 35,1% 668 37,7% 772 46,1% 875 49,0% Otros mecanismos 178 11,0% 195 11,5% 226 11,0% 229 11,0% 237 11,4% 256 12,5% 265 13,0% 226 11,7% 154 9,0% 361 20,2% 325 18,6% 305 17,2% 167 10,0% 74 4,1% Fuente: INMLCF/DRIP/SIRDEC mayor porcentaje de la utilización de la asfixia mecánica. Ya queda claro, que el sexo efectivamente es una variable que incide en la es- cogencia del mecanismo explicado, pero no explica por qué el cambio en las tendencias que han variado en diversos períodos de tiempo. Cuadro 6. Mecanismo empleado en la consumación del suicidio de acuerdo al sexo: Colombia. 1999, 2003, 2008 Año 1999 2003 2008 Sexo Hombre Mujer Hombre Mujer Hombre Mujer Intoxicación 26% 59% 24% 53% 18% 44% Arma de fuego 38% 19% 34% 12% 25% 8% Asfixia mecánica Otros mecanismos 25% 12% 29% 24% 49% 31% 11% 10% 12% 11% 7% 17% Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 2003 sobresalió la intoxicación con diversos tipos de sustancias y a partir de 2004 hasta la fecha, el mecanismo más empleado ha sido la asfixia mecánica. Queda claro que el mecanismo empleado es cada vez de más fácil acceso. 395 La inquietud anterior es importante y preocupante si se tiene en consideración que dentro de las estrategias de prevención del suicidio que propone la Organización Mundial de la Salud, se sugiere tener control en los siguientes frentes: Control de armas, purificación del gas doméstico, control sobre sustancias tóxicas y control sobre el reporte de suicidios en medios de comunicación (40) (41). Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Tener control sobre el manejo y acceso a las armas de fuego por parte de la población civil y restringir el acceso a ciertas sustancias tóxicas como pueden ser pesticidas o similares, podemos considerarlo como algo que es difícil pero factible. Al hablar de restringir, estamos hablando de situaciones como las siguientes: ¿Cómo un menor de edad puede acceder a una sustancia comúnmente usada por los orfebres, sobre todo si no está vinculado con ese medio? ¿O cómo una jovencita puede adquirir fácilmente un producto para desparasitar organofosforados, en una tienda de productos veterinarios? Este es el tipo de control y restricción en el cual hay que pensar. 396 En muchos países, parte de las medidas de prevención frente al suicidio tienen estas directrices. Pero, ¿cómo controlar el acceso a cualquier medio con el cual una persona puede llegar a estrangularse? Esto es lo más preocupante de la tendencia que se reporta en los tiempos más recientes: Mientras que una de cada cinco personas se suicida con armas de fuego, una de cada dos emplea algún mecanismo de muy fácil acceso para proceder con la asfixia mecánica. Lo anterior, es otra razón más que obliga a enfocar la atención en la detección precoz de las llamadas señales de alerta de la posibilidad de una con- ducta suicida que está en curso. Existe mucha desinformación con respecto a estas señales, lo cual significa que es necesario ponerlo como prioridad inaplazable en las acciones encaminadas hacia la anticipación al riesgo de suicidio. Algunas personas ingenuamente confunden enseñar sobre las señales de riesgo de suicidio con informar sobre las muertes por esta forma. Lo primero, repetimos, es prioritario, lo segundo es contraproducente. Miremos ahora en detalle cómo fue el comportamiento de los datos relacionados con el mecanismo empleado para el suicidio, específicamente en el año 2009. La Figura 3, muestra cómo se distribuyeron los casos de suicidio, haciendo la diferenciación entre los diferentes mecanismos causales y el sexo de las personas. Nuevamente se observa que en las mujeres prevalece la intoxicación y en los hombres es abrumador el uso de la asfixia mecánica. Reiterando la idea expresada con respecto al acceso a los mecanismos como una forma de confrontación del riesgo, controlar y restringir cierta clase de sustancias puede ayudar a evitar los suicidios por intoxicación, pero imposible controlar el acceso a medios para consumar la asfixia mecánica. Nuevamente, las acciones deben estar enfocadas en tres pasos atrás: enseñarle a la población general las señales de alerta indicadoras de posible riesgo de suicidio y esto no se traduce en hablar de los mecanismos empleados por quienes lamentablemente lo lograron. Figura 3. Casos de suicidio según mecanismo causal. Colombia 2009 800 700 600 500 400 300 200 100 0 Hombres Mujeres Asfixia mecánica 738 137 PAF 354 28 Intoxicación 286 169 Otros 100 30 Sin información 2 1 Fuente: INMLCF/DRIP/SIRDEC Siendo congruentes, mencionaremos cuáles son algunas de dichas señales indicadoras de riesgo, que son susceptibles de ser identificadas por las personas en general (44) (45) (46): ● Intento previo de suicidio. ● Presencia de un evento desencadenante o precipitante. ● Amenazas sobre querer hacerse daño o matarse. ● Búsqueda de mecanismos para hacerse daño. ● Conducta imprudentemente temeraria. ● Conversaciones reiterativas sobre la muerte, cuando no se está hablando al respecto. La importancia de identificar las señales de riesgo está en que podemos actuar a tiempo, antes de que se presente una situación calamitosa. Es importante acercarse a la persona amablemente, sin evadir las evidencias que tenemos de su comportamiento. También es vital buscar una ayuda profesional, tanto para la persona en riesgo como para su familia. En situaciones de riesgo de suicidio es mejor actuar por exceso al considerar el riesgo y no por defecto, obrando con una mal entendida prudencia y dar espacio a que sucedan hechos dolorosamente irreversibles. Como conclusiones, en la mirada del suicidio en el curso de los últimos 13 años en Colombia, podemos afirmar: ● Ha habido un cambio positivo en la tendencia del suicidio en Colombia, con un claro descenso después de haber alcanzado un máximo en el año 1999. ●Si bien las tasas de los últimos dos años muestran un aumento que no se puede considerar estadísticamente significativo, no hay elementos suficientes por el momento para considerar que estamos entrando de nuevo en una escalada de las tasas, como sí ocurrió hasta el año 1999. ● Se sigue conservando la proporción clásica de cuatro muertes de hombres por una de una mujer, lo cual muestra que el suicidio sigue siendo un problema primordialmente de los hombres. ● En contravía con lo reportado con la literatura extranjera existente sobre el tema, en Colombia el suicidio es un problema principalmente de las personas más jóvenes, concretamente ubicadas en una franja de edad entre los 15 y 24 años, con especial preocupación con lo que ocurre específicamente entre los 20 y 24 años de edad. ● En cuanto a los mecanismos causales, se encontró que a lo largo de estos 13 años analizados, se hicieron evidentes tres tendencias predominantes, pasando primero de las armas de fuego a las intoxicaciones y posteriormente a la asfixia mecánica. ● Haciendo la precisión en el año 2009 con respecto a los mecanismos empleados para el suicidio, hay una clara diferencia en las preferencias existentes entre hombres y mujeres; los primeros emplean más la asfixia mecánica en tanto que las segundas se inclinan más por las intoxicaciones. ● Lo anterior nos muestra lo dinámico que es el comportamiento del suicidio, lo cual nos lleva a estar pendientes y atentos a las fluctuaciones y cambios que se puedan ir presentando con el correr del tiempo. Igualmente, monitorear los cambios que se presentan, ayuda a reorientar las acciones y medidas que se puedan encaminar en favor de la prevención del suicidio desde diferentes frentes de acción. ● U no de estos frentes, es dar a conocer a la población general cuales pueden ser las señales indicadores de riesgo de suicidio, para poder tener acciones de ayuda oportunas a las posibles víctimas. Referencias bibliográficas (1) Howe Colt, G. (1992). The Enigma of Suicide. New York: Touchstone. (2) Secretaria de Gobierno Distrital – Bogotá (SGDB). (2008). La conducta suicida y factores de resiliencia entre jóvenes bogotanos. Bogotá: Ediciones Anatropous. (3) Jiménez I, Morales M., Gelves C et. Al. Análisis del suicidio a través de la autopsia psicológica. Revista Colombiana de Psiquiatría 1998; XXVII: 197-204. (4) Jiménez I. La Autopsia psicológica como instrumento de investigación. Revista Colombiana de Psiquiatría. 2001; XXX: 271 – 6. (5) Morales Rodríguez, M.L; Jiménez Rojas, I.A. 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Bogotá: Asociación Colombiana de Psiquiatría Biológica. www.psiquiatriabiologica.org.co/publicaciones/suicidio. html Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses ● Sentimientos de desesperanza: no hay futuro o al menos éste es muy negro. ● Sentimientos de desesperación, al considerar que ya no se puede soportar o tolerar más una situación o estado vital. ● Sentimientos de desamparo: considerar que se está solo, que no se es importante para nadie, que se es un estorbo y que las cosas estarían mejores sin uno. ● Sentimientos intensos y abrumadores de culpa, vergüenza y odio hacia sí mismo. ● Ira o furia desmedidas. ● Aumento o abuso en el consumo de alcohol u otro tipo de sustancias psicoactivas. ● Retraimiento social. ● Falta de energía. ● Anhedonia o incapacidad de experimentar placer con actividades habituales. ● Alteraciones en los patrones de sueño o alimentación. ● Entrega de pertenencias a seres queridos. ● Descuido en la apariencia personal. ● Dificultades en la concentración y consecuentemente, pérdida de la memoria: desatención. ● Disminución en el rendimiento académico. 397 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (13) Téllez-Vargas, J. 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Cuernavaca, Morelos, México 2 Instituto de Geografía. Universidad Autónoma de México. Ciudad de México 3 Instituto Nacional de Salud Pública. Centro de Investigaciones en Salud Poblacional. Cuernavaca, Morelos, México Actualmente hay consenso mundial entre expertos, sobre la necesidad de realizar investigaciones rigurosas, en especial en países de bajos y medianos ingresos orientados a evaluar la efectividad de intervenciones focalizadas hacia diferentes actores del tránsito, como conductores y ocupantes de vehículos, con el objeto de disminuir desigualdad y vulnerabilidad existente entre peatones. Existe una diversidad de estrategias de prevención primaria diferentes a puentes peatonales, las cuales deben empezar a implementarse; varias incluyen modificaciones del comportamiento humano (educación, comunicación y legislación); otras incluyen cambios en la parte delantera del vehículo, con puesta en funcionamiento de las luces diurnas; otras medidas se deben orientar a cambios al medio ambiente físico: en la infraestructura vial encaminada a la reducción y control de la velocidad de los autos, separación de exposiciones entre vehículos y peatones por espacio y tiempo, incremento de la visibilidad de los peatones en zonas de riesgo, clasificación de la red vial al interior de las ciudades para el control de la velocidad de los autos; otras enfocadas a la aplicación y cumplimiento de la legislación, dentro de la cual se incluya control de los niveles sanguíneos de alcohol en base a pruebas aleatorias; y finalmente, respeto profundo hacia el peatón, a quien se debe considerar como uno de los actores más importantes del tránsito, valorando sus limitantes y vulnerabilidad. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN Entre las LT, los atropellamientos generan gran letalidad, severidad y discapacidad; dentro de los supervivientes ocurren problemas médicos persistentes, requiriendo más asistencia respecto a otros usuarios involucrados en LT; los más afectados son, en general, hombres entre 20 y 45 años, en edad productiva, jefes de hogar, personas que sostienen familias, su ausencia genera gran impacto en la economía de sus hogares. PALABRAS CLAVE: Prevención, lesiones, peatones, accidentes de tránsito, atropellamientos. 399 Antecedentes del problema ABSTRACT A pedestrian injury is the collision between a car driver and person or animal, which can generate injuries from mild to death. The pedestrian injuries are located into externally caused injuries and unintentional injuries resulting group for transit (TI). Among the TI, pedestrian injuries cause high case fatality, severity and disability; between survivors occur persistent medical problems, requiring more assistance from other users involved in LT; those most affected are, in general, men 20 to 45 years, working age, household heads, people who maintain families, their absence creates a large impact on the economy of their homes. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Currently there is global consensus among experts on the need for rigorous research, particularly in low and middle income aimed at assessing the effectiveness of interventions targeted to different actors transit as drivers and vehicle occupants in order to reduce inequality and vulnerability between pedestrians. A variety of different primary prevention strategies to pedestrian bridges, which should begin to be implemented; several include changes in human behaviour (education, communication and law), others include modifications in the front of the vehicle, operation of the daytime running lights; other measures must aim to change the physical environment: changes in road infrastructure aimed at reducing and controlling the speed of cars, exhibition separation between vehicles and pedestrians for space and time, increased visibility of pedestrians in hazardous areas, classification of roads within the cities to control the speed of the cars; others focused on the implementation and enforcement, which include control of blood levels of alcohol based random testing; and finally deep respect for the pedestrian, who should be considered as one of the most important actors of traffic, appreciating their limitations and vulnerabilities. KEY WORDS: Prevention, injuries, pedestrians, traffic accident, pedestrian crashes. 400 Los costos de las lesiones de traánsito (LT) representan cerca de 1% del Producto Nacional Bruto en países de bajos recursos, 1.5% en países de recursos medios y 2% en países de recursos altos5. Los costos directos e indirectos se distribuyen entre los servicios de salud, aseguradoras, transportadores y en la improductividad generada por las personas que han chocado, han sido atropellados, hospitalizados o muertos luego de una LT6,7. La carga de enfermedad en las LT se ha estimado en 22.8%8 dentro de éstos, los atropellamientos contribuyen con una proporción variable, la cual oscila entre 41% y 75% del global9. En países de bajos ingresos los atropellamientos representan hasta 80% de las víctimas mortales de LT, respecto a países de altos ingresos: 10% a 15%10,11. En países en vías de desarrollo, los grupos más vulnerables son peatones, ciclistas y motociclistas. En Asia motociclistas y peatones presentan las tasas más altas de lesiones12-14, en África peatones y pasajeros de medios masivos de transporte (comunicación) son los más afectados15,16; para América Latina y el Caribe los peatones en áreas urbanas son los más severamente lesionados17-19. Los peatones afectados, en general, son hombres entre 20 y 45 años, en plena edad productiva, jefes de hogar, personas que sostienen sus familias, su ausencia genera gran impacto en la economía de sus hogares9. Otros grupos vulnerables han sido los ancianos y menores; en estos últimos es mayor la proporción de niños que niñas lesionadas; además, las tasas de traumatismos son mayores entre niños de familias pobres10. Aún en países de ingresos altos, se ha observado que niños de familias pobres y de minorías étnicas presentan las tasas más elevadas de lesiones no intencionales. En países de ingresos bajos y medios, los atropellamientos ocurren principalmente en vías públicas, en zonas urbanas, donde existe mezcla’ de usuarios: peatones lentos y vulnerables, comerciantes ambulantes y ciclistas comparten y luchan por espacio en condiciones desiguales frente a una diversidad de vehículos motorizados veloces; son comunes la no separación de espacios entre estos usuarios, generando la posibilidad de sufrir lesiones por atropellamiento16,20-22. Entre las LT, los atropellamientos generan mayor letalidad, severidad y discapacidad23,24; dentro de los sobrevivientes ocurren problemas médicos más persistentes, requiriendo más asistencia respecto a otros usuarios involucrados con LT7; se ha observado que los costos de atención de salud prolongada, la pérdida de los jefes de hogar, los gastos del funeral y la pérdida de ingresos debido a la discapacidad, pueden sumir a la familia en la pobreza25,26. fueron responsables de más del 50% de estas muertes, seguido del grupo conformado por buses, camiones, camionetas y busetas con cerca del 32% de las muertes. Los departamentos más afectados, con tasas arriba del promedio nacional, han sido San Andrés, Tolima, Meta, Cundinamarca y Valle del Cauca. Más del 40% de estos eventos se presentan entre sábado y domingo, con picos en Julio y Diciembre. Aunque las LT no fatales a peatones han descendido en los Según los registros del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, aunque en Colombia la tasa de mortalidad por LT ha descendido de 15,5/100.000 habitantes en el año 2000 a 12,8/100.000 en 2008, el problema de los atropellamientos no deja de ser preocupante, debido a que entre 1996–2006 el 44% de las víctimas secundarias a LT fueron peatones, donde los automóviles, motos y motocarros Cuadro 1. Lesiones mortales por el tránsito según víctima. Colombia, 2004–2008 2004 No. 2005 % No. 2006 % No. 2007 % No. Peatón 2.903 46,1 1.881 34,3 1.692 31,3 1.670 Ciclista 446 7,1 458 8,4 418 7,7 396 Motociclista 1.348 21,4 1.308 23,9 1.629 30,1 1.724 Transporte de carga 183 2,9 135 2,5 170 3,1 134 Transporte particular 666 10,6 521 9,5 513 9,5 495 Transporte público 453 7,2 388 7,1 282 5,2 269 Otros - sd 294 4,7 790 14,4 704 13,0 681 Total 6.293 100,0 5.481 100,0 5.408 100,0 5.369 2008 % No. % 31,1 1.653 30,4 7,4 341 6,3 32,1 2.002 36,9 2,5 106 2,0 9,2 474 8,7 5,0 296 5,5 12,7 559 10,3 100,0 5.431 100,0 Fuente: Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Los atropellamientos pueden explicarse bajo un modelo ecológico, similar a como se hizo con la violencia en el informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 200229; éstos ocurren entre individuos (peatones y conductores que presentan ciertas ca- racterísticas y factores de riesgo a nivel biológico y conductual), los cuales están inmersos en medios socioculturales donde existen vehículos regulados por una legislación determinada, que interactúa con factores medio ambientales cambiantes a través del tiempo. Figura 1. Modelo ecológico para explicar atropellamientos Medio ambientales Del vehículo Del peatón Atropellamiento Socio culturales Medio ambientales Del conductor Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Aunque en el Cuadro 1, se observa un descenso de la mortalidad proporcional secundaria a atropellamientos, la categoría otros –Sin Dato (SD), se ha incrementado en cerca de 6%, situación que amerita estudiarse para descartar que no sean muertes por atropellamiento no registradas o mal clasificadas. T ipo de usuario / año últimos años, aún afectan cerca del 30% del total de lesionados; los hombres, al igual que con las lesiones fatales, son los más afectados, con una razón cercana de 4:1 y los grupos de edad más afectados son personas en edad productiva entre 18 a 45 años con más del 45% de los casos. Más del 80% de los atropellamientos ocurren en zonas pobladas, de ahí la necesidad de focalizar acciones en áreas identificadas como conflictivas1,27-28. Fuente: Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 401 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses La interacción de estos factores, explica la ocurrencia de estos eventos; no obstante, su conocimiento también sirve para el diseño e implementación de mecanismos de control y prevención 30,31. Por ejemplo, para prevenir riesgos en escolares, se ha creado el concepto de Rutas seguras, las cuales son mecanismos para disminuir el riesgo por atropellamientos con participación de padres, organización de la comunidad para estimular la seguridad de peatones y ciclistas; educación a niños acerca de leyes del tráfico y seguridad; creación de leyes por el nivel judicial que refuercen e incrementen la seguridad de peatones y ciclistas. La implementación de estas rutas, implica soluciones de ingeniería: cambios al medio ambiente físico, para mejorar la seguridad de los transeúntes32,33. 402 En América Latina los atropellamientos han sido poco estudiados; el grueso de las intervenciones para reducir la magnitud de LT se han orientado hacia el conductor y ocupantes de vehículos y poco en otros actores del tránsito, lo que ha incrementado la desigualdad y vulnerabilidad de los peatones. Además existe consenso entre expertos, que es necesario realizar investigaciones rigurosas, en especial en países de bajos y medianos ingresos orientadas a evaluar la efectividad de otras intervenciones con otros actores del tránsito34. La mayor parte de atropellamientos se pueden evitar con el diseño e implementación de medidas preventivas o correctivas; para esto es necesario la articulación compartida de varias entidades y disciplinas, profesionales de la salud pública, ingenieros e instituciones nacionales. A pesar de las medidas implementadas para su control, éstos continúan ocurriendo. ¿Son los puentes peatonales la solución? ¿Qué otras opciones hay? Las principales medidas de prevención primaria a nivel medioambiental, orientadas a evitar atropellamientos, han sido el diseño, construcción y puesta en funcionamiento de puentes peatonales, los cuales aparentemente no han generado el efecto deseado; tal como se ha observado en estudios realizados en los últimos años en Uganda35 y México36. Investigadores mexicanos han estudiado los atropellamientos identificando que la mayoría suceden en grandes avenidas o vías de alta velocidad, con gran circulación de vehículos, sin semáforos, cerca de puentes peatonales y del hogar del afectado; en la mitad de los casos, estos lugares fueron reconocidos como puntos de riesgo del recorrido diario. La mayor parte ocurrieron en fines de semana, en horas de la noche, los más afectados fueron hombres, cerca de la mitad tenían antecedente reciente de haber ingerido bebidas alcohólicas; habitualmente eran personas que no manejaban con regularidad o no sabían manejar y un buen porcentaje no conocía adecuadamente las señales de tránsito16,25,36. Investigadores en Cali37, han reportado que los puentes peatonales son relativamente útiles, aunque observaron limitantes que imposibilitan su uso como barreras arquitectónicas las cuales (impedían el uso por discapacitados); presentaban problemas de inseguridad que aprovechan los delincuentes para asaltar a peatones; algunos de estos preferían correr y atravesar la avenida a pie para evitar este riesgo; de la misma for- ma, adultos mayores que sufrían mareo, vértigo, o problemas respiratorios evitaban su uso, con el agravante de que algunos de ellos, no alcanzaban a cruzar la calle, tal como se estimó en un estudio en Los Ángeles38. En general, la imagen encontrada respecto a estas estructuras no es alentadora, se visualizan como útiles, no obstante, se considera que varios están mal ubicados, son inseguros y no son usados por cierto sector de la población. La mayoría acepta no utilizarlos, o hacerlo ocasionalmente16,25,39. Los costos de la puesta en funcionamiento de un puente son superiores a 100.000 dólares; teniendo en cuenta que su utilidad ha sido cuestionada, se debe pensar en diseñar, e implementar medidas alternativas de prevención primaria eficientes que controlen y prevengan lesiones graves y muertes secundarias a atropellamientos. Además se ha estimado que una muerte por atropellamiento cuesta más de 250.000 dólares40,41. Dentro de este panorama existen estrategias de prevención primaria para mejorar la seguridad vial por medio de acciones encaminadas a disminuir la ocurrencia de lesiones o muertes en peatones, involucrando varios niveles de intervención: 1) Información, educación y comunicación, 2) Legislación, 3) Ingeniería y tecnología, 4). Impuestos y subsidios 5). Investigación9,30,34,42-45. ●Nivel humano (factores humanos), las acciones se han orientado a mejorar actitudes y comportamientos por parte de peatones y conductores. Las acciones más usadas han correspondido con educación a peatones, donde, excepto en niños, existe ausencia de pruebas que demuestren efectividad en ●Nivel del vehículo (vector) las acciones se orientan a mejorar condiciones mecánicas y de seguridad como luces, frenos, maniobrabilidad, gestión de la velocidad, entre otros. Las modificaciones en la parte delantera de carros y vehículos han evidenciado descenso en la severidad de lesiones y muertes por atropellamientos de 20% entre peatones y ciclistas45. Investigadores británicos estimaron que cambios similares en los autos, principalmente en el parachoques y el capó, podrían reducir 25% las lesiones por atropellamiento en peatones47. El informe de OMS 2004 para prevenir las LT reportó que en Gran Bretaña, entre 1980 y 1996, cerca de 15% del descenso observado en víctimas de atropellamiento fue por estas medidas, en comparación con 11% debido a la prohibición de conducir bajo efectos del alcohol y 6,5% por intervenciones de ingeniería en seguridad vial.9 Diferentes estudios en países Europeos (Suecia, Alemania, Holanda) y Estados Unidos han implementado estas estrategias donde se ha demostrado reducción entre 2575% en lesiones y muertes secundarias a atropellamientos45,52. Un metanálisis realizado por autores británicos estableció reducción de 11% (OR 0,89 IC 0,8 a 1,00) en lesiones derivadas de atropellamientos entre el área de intervención respecto al área control.53 ●Nivel medio-ambiental se han diseñado e implementado acciones orientadas a modificar y ajustar estructuras viales o carreteras cuyo fin principal es reducir la velocidad de los vehículos, separar la exposición entre vehículos y peatones y mejorar la visibilidad del peatón31,34,44,45. En Ghana, la colocación de bandas sonoras logró reducir 35% los choques y 55% las defunciones causadas por el tránsito en lugares con antecedentes de riego para usuarios de la vía pública; se emplearon distintos insumos con materiales económicos y de fácil instalación14. En USA se encontró descenso del riesgo de lesiones por atropellamiento 2,1 veces menor en un estudio de casos y controles (OR:=0,47 IC 95%:0,24 -0,95) en menores de 15 años de una comunidad de residentes en Oakland debido a las diferentes medidas de seguridad vial54. ●Dentro de las medidas, encaminadas a reducir la velocidad de los autos se encuentran reductores de velocidad, vialetas, estrechamientos, glorietas, chicanas y múltiples señalizadores en la vía o en sus costados, boyas y lomos, acompañados de adecuaciones geométricas para dar mayor seguridad a peatones 34,48-51 . Figura 2. Ejemplos de medidas orientadas a reducir la velocidad de los autos ●Dentro de las medidas orientadas a separar exposición entre vehículos y peatones por espacio y tiempo se incluyen puentes peatonales, barreras, vallas, banquetas, isletas de refugio para proteger peatones, instalación de semáforos peatonales en intersecciones de riesgo, entre otros35,45. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses otros grupos de edad45. En una revisión sistemática Duperrex y colaboradores concluyeron que “la educación en seguridad vial puede tener como resultado una mejora en el conocimiento de los niños y puede cambiar la conducta observada al cruzar la calle, pero se desconoce si reduce el riesgo de colisión y lesiones de peatones con vehículos a motor”. También encontraron que los cambios en el nivel de conocimiento de las normas de seguridad vial y conducta observada decrecían con el tiempo, por lo que sugieren que estas estrategias educativas se repitan de forma regular46. 403 Figura 3. Ejemplos de medidas orientadas a separar exposiciones entre vehículos y peatones por espacio y tiempo Retting y colaboradores45, en su revisión sistemática reportaron resultados de varios estudios: en uno de ellos realizado en USA, con señalizadores de tiempo, evidenciaron que el riesgo de atropellamientos en sitios de intervención, fue la mitad respecto a sitios control. Otro estudio, antes-después, de tres años de duración, señaló que, sobre diferentes intersecciones, hubo reducción de 37% accidentes en el grupo de ciclistas y peatones respecto a sitios control. Resaltaron una investigación, realizada por japoneses, antes-después sin grupo control, consistente en la instalación de puentes peato- nales, donde el número de atropellamientos disminuyó 91% a menos de 100 metros del puente y 85% dentro de 200 metros del mismo; sin embargo los accidentes no vinculados a peatones que cruzan la carretera aumentaron 14% a menos de 100 metros y 23% dentro de 200 metros alrededor del puente. Otra investigación realizada en Uganda, identificó el efecto de la implementación de un puente peatonal sobre las lesiones por atropellamientos en una autopista, en la cual encontraron que la prevalencia de uso después de la implementación de esta infraestructura fue 35%, más alta en mujeres (49,1%) respecto a hombres (29,2%). La probabilidad de ser lesionado fue mayor durante la noche; luego de la construcción del puente hubo más accidentes y atropellamientos aunque descendió la severidad de los mismos35. ●Dentro del grupo de medidas orientadas a mejorar la visibilidad del peatón se encuentran pasos a nivel demarcados y con señalización luminosa; reajustes y rediseños de parqueaderos y paradas de buses, entre otros45,55-58. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Figura 4. Ejemplos de medidas orientadas a mejorar la visibilidad de peatones 404 En las noches para reducir los atropellamientos, según lo reportado por Retting, en Australia un grupo de investigadores australianos, en un estudio antes-después, encontraron descenso de 59% en atropellamientos incrementando la luminosidad sobre zonas de cruce urbano, durante dos años de seguimiento45. En un estudio, antes-después con grupo control, realizado en Israel con incremento de la luminosidad y señales de alarma en zonas de cruce, se logró disminuir los atropellamientos en 57% en sitios de intervención durante la noche y 21% en el día (aunque este último descenso no fue estadísticamente significativo) mientras que en sitios de comparación, hubo incremento de atropellamientos de 60% durante 2,5 años de seguimiento56. En otro estudio de casos y controles realizado en USA, se encontró riesgo incrementado de atropellamientos en adultos mayores (OR: 2,1; IC 95%: 1,1 a 4,0) en zonas Se ha planteado que las modificaciones y ajustes al medio ambiente vial disminuyen el riesgo de lesiones por atropellamiento en peatones, entre otras razones, porque los cambios arquitectónicos a largo plazo, mejoran comportamientos de peatones y conductores. No obstante, algunos investigadores reconocen que faltan investigaciones más rigurosas en especial en países de bajos y medianos ingresos34,53,57,59,60. Además, es menester reconocer que la mayoría de intervenciones para reducir el número de LT y atropellamientos se han centrado en el conductor y en ocupantes de vehículos y muy poco en el resto de actores del tránsito, lo que aumenta la desigualdad y vulnerabilidad de peatones20,61-69. Existe otro grupo de estrategias de prevención primaria, asociadas a medidas legislativas, destinadas al control y prevención de lesiones derivadas de LT; algu- nas han reducido la incidencia de atropellamientos: ●Clasificación de la red vial y control de la velocidad en zonas urbanas. No deben exceder 50 km por hora (km/h); en zonas donde usuarios vulnerables de la vía pública estén expuestos, se recomienda fijarlo en 30 km/ h9 y de 20km/h en zona de hospitales y escuelas ya que esta velocidad le permite al conductor reaccionar a tiempo para evitar LT. En las zonas rurales, se acepta un límite de 60 km/h, pero en accesos y cruces la velocidad no debe superar 40 km/ h. En estudios de seguimiento realizado durante los años 80 en USA y Europa, descensos de la velocidad entre 3 a 14 km/h, generaron una disminución de la mortalidad en LT desde 6% hasta 34%70,71. No obstante, según el reciente informe sobre la situación de seguridad vial en el mundo, menos de 10% de países califican de eficaces las medidas adoptadas para hacer cumplir los límites de velocidad previstos en sus respectivas legislaciones72. ●Control de los niveles de alcohol en sangre. El riesgo de verse implicado en un accidente aumenta considerablemente cuando la Concentración Sanguínea de Alcohol (CSA) es superior a 0,04 gramos por decilitro (g/dl). Son muchos los estudios que asocian CSA incrementadas con lesiones en peatones73,74. Se han observado reducciones de 20% sobre LT y lesiones en peatones con pruebas aleatorias sobre el aliento instalando puestos de control de sobriedad75. •Luces de circulación diurna en vehículos. Esta medida consiste en el empleo de focos en la parte delantera de los vehículos; estudios realizados en Europa han mostrado resultados favorables con su implementación; uno de ellos evidenció que el número de peatones y ciclistas atropellados por automóviles se redujo en 15% y 10%, respectivamente9. En un reporte reciente se observó una reducción cercana a 15% en atropellamientos atribuidos a efectos de la implementación de la luz durante horas del día76. Conclusiones Hay una gran variedad de alternativas diferentes a los puentes peatonales (reconociendo que en ciertas vías son la única y/o mejor estrategia de prevención primaria, al separar espacios y evitar la exposición entre los peatones y la velocidad de los coches e imprudencia de los conductores), que se deben empezar a implementar; muchas de ellas pasan por modificaciones del medio ambiente, educación, control de la velocidad, cumplimiento de la legislación y respeto por el peatón. Mientras que a éste no se le valore, no se le ubique como un integrante importante dentro de los actores del tránsito, mientras que no se estimen sus limitantes y su vulnerabilidad77, las lesiones y muertes por atropellamiento seguirán dentro de los deshonrosos primeros lugares de los registros nacionales e internacionales de lesiones por causa externa. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de cruce demarcadas (cebras), sin una adecuada señalización para detener o parar el tráfico57. Esto concuerda con los hallazgos de Zegger y colaboradores58, quienes encontraron que sobre vialidades con múltiples cruces y flujos vehiculares superiores a 12.000 por día que tenían demarcaciones exclusivas (sin otras guías de señalización) se asociaron tasas altas de lesiones por atropellamiento, después de ajustar por otros factores de riesgo locales, comparado con zonas no marcadas. Las alternativas de solución dadas por estos autores son mejorar las condiciones ambientales en la zona del cruce marcado (incrementar la señalización al costado y en la parte superior de la vía, implementar semáforos peatonales, pasos a nivel, estrechar la vía en la zona de cruce, mejorar la visibilidad del peatón en horas de noche mediante alumbrado, entre otras). 405 Referencias 1. Gaitán-Rodríguez Y, Determinación de puntos críticos de accidentalidad para peatones. Un estudio de cinco ciudades para el país. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. Forensis 2008:326-38. 2. Rivara F. The Scientific Basis for Injury Control, Epidemiologic reviews 2003; 25:20-3. 3. Barss P, Smith G, Baker S, Mohan D. Injury Prevention: An International Perspective. New York, Oxford University Press, 1998. 4. Campbell B, Zeeger C, Huang H and Cynecki M. 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La revista publica artículos inéditos sobre violencia y accidentalidad, presentadas como investigaciones originales y ensayos. Se recomienda a los articulistas adoptar las siguientes normas para presentar los escritos: • La extensión de los artículos no debe superar las 25 hojas incluidas gráficas, cuadros, ilustraciones y bibliografía. • Los textos deben estar escritos en tamaño carta, letra Arial 12, a espacio y medio, en formato Microsoft Word o compatible. El título y fuente de cuadros, figuras e ilustraciones en letra Arial 10. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses • Tanto cuadros como figuras deben anexarse en archivo aparte en formato Microsoft Excel o compatible. Las ilustraciones deben allegarse en formato JPG con una definición igual o superior a 600 dpi. 408 • Cada artículo debe contener un título, un resumen de máximo 250 palabras en español y traducido al idioma ingles. Una breve referencia del currículo del autor o los autores con la respectiva dirección electrónica de correspondencia. • Las referencias bibliográficas deben numerarse de acuerdo con el orden de aparición en el texto y deben citarse siguiendo las normas de Vancouver (www. icmje.org), o las normas APA (www.apa.org). • Las investigaciones sobre accidentalidad y violencia deben contar con mínimo las siguientes secciones: introducción, resultados y discusión, conclusiones y recomendaciones. El ensayo que es la apreciación crítica del articulista frente a un tema particular, debe estar sustentada con suficientes referencias bibliográficas. • Los artículos con todos sus anexos deben ser enviados por correo electrónico a la siguiente dirección drip@ medicinalegal.gov.co en el campo de asunto debe ir artículo para revista Forensis datos para la vida. • Todos los artículos postulados a publicarse serán sometidos a evaluación por pares académicos los cuales pueden aceptar o rechazar el artículo, o aceptarlo con recomendaciones. Este proceso es doble ciego, donde autor y árbitros son completamente anónimos. Todos los artículos serán evaluados y la publicación no dependerá de la concepción teórica ni de la perspectiva del autor. 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Ilustradora María Fernanda Mantilla o la Puerta a la Lúdica El día que cerro la tapa de ese primer libro ilustrado que de niña vió, supo que no estaba cerrando una historia sino abriendo la puerta a un mundo imaginario de personajes de sueño. Adentrarse en ese universo le ha permitido contar historias e inventar seres que toman forma en su lápiz y luego dejan de ser suyos para hacer parte de esas ciudades utópicas que nos invita a conocer. Complementa el diseño de su pequeño mundo con la docencia, quizá con la idea de venderle los pasaportes al placer del color, la forma y la narrativa a los jóvenes estudiantes. Su participación en exposiciones individuales y colectivas por fin ha dejado ver a un público mayor los fragmentos e instantaneas que ha registrado de su realidad paralela, y que se conecta son los observadores desde el niño interno que somos en una invitación juguetona y reflexiva. www.mariafernandamantilla.com Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Mafe se formo como Diseñadora gráfica en la Universidad Jorge Tadeo Lozano y su desarrollo y necesidad de comunicación la ha enfocado en el dibujo, la ilustración, el grabado y la pintura siempre desde una perspectiva juvenil e infantil. Y ha sido esta mirada bucólica y reconfortante la que han reconocido las editoriales nacionales e internacionales para hacerle encargos para proyectos literarios y pedagógicos. 409