Artículos - Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses

Anuncio
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Artículos
Complementarios
327
Durante décadas los procesos de violencia en Colombia han provocado miles de víctimas de delitos como el homicidio, desplazamiento forzado,
secuestro, extorsión y desaparición forzada, entre
otros. Cada víctima dentro de su entorno, exige
del Estado la acción efectiva para reestablecer su
historia de vida, pero cada historia sigue enmarcada en procesos de dolor y sufrimiento, difíciles de
asimilar en el marco de la reconstrucción del tejido
social, afectado ante tanta impunidad.
REGISTRO NACIONAL DE
DESAPARECIDOS
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Diana Ramírez
Psicóloga coordinadora grupo de la Red Nacional de
NN. INML
Clemencia Martínez
Grupo de la Red Nacional de NN. INML
328
En este sentido, la desaparición forzada es uno de
los delitos que afecta en mayor medida los Derechos
Fundamentales de las víctimas, en especial los familiares, quienes ante la incertidumbre del destino de
la persona o sus restos, afrontan situaciones sociales,
psicológicas y familiares, que no les permiten elaborar un duelo que, suspendido, se convierte en parte
del proyecto de vida y motivación para una búsqueda
indefinida de verdad y justicia.
En ese contexto, en el año 2000 mediante la promulgación de la Ley 589, se tipifica en Colombia el
delito de desaparición forzada, después de 13 años
de iniciativas legislativas, en las cuales asociaciones
de víctimas, impulsaron el proceso, con el único fin
de obtener herramientas jurídicas que permitieran
investigaciones para dar con el paradero de sus
familiares desaparecidos. Sin embargo, el objetivo de ubicar a los perpetradores de los hechos y
judicialización de los mismos a la luz del derecho
internacional, garantizaba recobrar la confianza en
las instituciones que por muchos años, no dieron
respuesta ante este delito de lesa humanidad.
Adicionalmente, la Ley 589 de 2000 crea otros mecanismos para la búsqueda efectiva de las personas
desaparecidas, como son la Comisión de Búsqueda
de Personas Desaparecidas1, el Registro Nacional
de Desaparecidos (RND), el Mecanismo de Búsqueda Urgente2 y la administración de bienes de las
personas desaparecidas3, elementos que al abordar
problemáticas de índole político, técnico, judicial y
1 Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas, es una comisión nacional y permanente
de búsqueda de personas desaparecidas con el fin de apoyar y promover la investigación
del delito de desaparición forzada, con pleno respeto de las competencias institucionales y
de las facultades de los sujetos procesales. Art. 8 Ley 589 de 2000.
2 El mecanismo de búsqueda urgente es un mecanismo público tutelar de la libertad y la
integridad personales y de los demás derechos y garantías que se consagran en favor de
las personas que se presume han sido desaparecidas. Tiene por objeto que las autoridades
judiciales realicen, en forma inmediata, todas las diligencias necesarias tendientes a su
localización, como mecanismo efectivo para prevenir la comisión del delito de desaparición
forzada. Art. 1 Ley 971 de 2005.
Dentro de los mecanismos anteriores, el Registro Nacional
de Desaparecidos es una de las
herramientas primordiales para
la búsqueda de personas desaparecidas desde diferentes ámbitos
de acción. En primer lugar, es un
sistema de información nacional e
interinstitucional, que tiene como
objetivos principales identificar
cadáveres sometidos a necropsia
médico legal en el territorio nacional, orientar la búsqueda de
personas reportadas como víctimas de desaparición forzada
y facilitar el seguimiento de los
casos y el ejercicio del Mecanismo
de Búsqueda Urgente.
Es decir, su carácter interinstitucional incluye todas las entidades
que aportan información útil para
la identificación e investigación
de los casos4, quienes tienen la
obligación de transferir de manera permanente y oportuna, y de
acuerdo con sus funciones, todos
los datos que cumplan con los objetivos en cuanto a la identificación de cadáveres y la búsqueda
de personas desaparecidas.
Además, es importante señalar
que con la expedición del Decreto 4218 de 2005, se operativiza
3 Administración de los bienes de las personas víctimas del
delito de desaparición forzada. La autoridad judicial que
conoce o dirige el proceso por el delito de desaparición
forzada, podrá autorizar al cónyuge, compañero o
compañera permanente, a alguno de los padres o de los
hijos del desaparecido para que provisionalmente asuman
la disposición y administración de todos o parte de sus
bienes, en cuanto fueren de su manejo exclusivo. Quien
sea autorizado, actuará como curador de conformidad con
las leyes civiles sobre la materia.
la implementación del RND, y se
incluyen como finalidades en su
artículo 3, lo siguiente:
•“Dotar a las autoridades públicas de un instrumento técnico
que sirva de sustento en el diseño de políticas preventivas y
represivas, en relación con la
desaparición forzada”, es decir que las cifras y/o reportes
generados por el sistema de
información, contribuye a la
visibilización del fenómeno y
por tanto al diseño y aplicación
de medidas para contrarrestar
la ocurrencia del delito desde
niveles municipales, departamentales y nacionales.
•“Dotar a las autoridades judiciales, administrativas y
de control de un instrumento
técnico de información eficaz,
sostenible y de fácil acceso que
permita el intercambio, contraste y constatación de datos
que oriente la localización de
personas desaparecidas”. Lo
anterior, puede considerarse
como la respuesta a las víctimas, quienes durante años
realizaron rutas de búsqueda
por entidades y no obtuvieron
información sobre la investiga4 Las entidades y organizaciones que conforman la Comisión
Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas como son:
La Fiscalía General de la Nación o su delegado permanente,
Procuraduría General de la Nación o su delegado permanente,
Defensoría del Pueblo o su delegado permanente, Ministerio
de Defensa o un delegado de la Oficina de Derechos Humanos
del Ministerio de Defensa, Programa Presidencial de Derechos
Humanos y DIH o su delegado permanente, FONDELIBERTAD
o su delegado permanente, Instituto de Medicina Legal o su
delegado permanente, un Representante de la Asociación
de Familiares de Detenidos Desaparecidos, ASFADDES y un
Representante de las organizaciones no gubernamentales de
Derechos Humanos escogidas por ellas mismas, las entidades
que cumplen funciones de policía judicial, las entidades
autorizadas que registran personas reportadas como
desaparecidas. Las demás que puedan aportar información
relativa a la identificación de personas y a la investigación
del delito de desaparición forzada como son la Registraduría
Nacional del Estado Civil, el Instituto Nacional Penitenciario
y Carcelario INPEC, el Departamento Administrativo Nacional
de Estadística DANE, el Departamento Administrativo de
Seguridad DAS y el Ministerio de la Protección Social.
ción de sus casos, ni la coordinación interinstitucional que
esperaban para el desarrollo de
la búsqueda de su ser querido.
•“Dotar a la ciudadanía y a las
Organizaciones de Víctimas de
Desaparición Forzada, de la información que sea de utilidad
para impulsar ante las autoridades competentes el diseño de
políticas de prevención y control
de las conductas de desaparición forzada, de que trata la
Ley 589 de 2000 y localizar a
las personas víctimas de estas
conductas”. En este sentido, la
comunidad en general, requiere de información disponible y
accesible, que permita aliviar la
ansiedad provocada por la incertidumbre de un hecho de desaparición, pero al mismo tiempo
verificar la actividad realizada
por las entidades responsables
de la investigación y búsqueda
de personas desaparecidas.
Para la implementación del Registro Nacional de Desaparecidos,
en el marco de principios de veracidad, oportunidad y utilidad, y
en cumplimiento de los objetivos
y finalidades descritos en párrafos
anteriores, se hizo necesario el diseño de las siguientes plataformas
tecnológicas:
1. Consultas públicas
Sección ubicada en la página WEB
del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 5,
mediante la cual, la comunidad
en general puede consultar alfabéticamente los nombres y apellidos de cadáveres ingresados al
instituto en el nivel nacional y los
reportes de personas desaparecidas
ingresadas al Registro Nacional de
Desaparecidos, desde el 1° de enero
de 2007 a la fecha.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
civil, pretenden en conjunto lograr
el reestablecimiento de la persona
desaparecida a su ámbito familiar
y lograr para los familiares la
ayuda necesaria para solucionar
la problemática asociada a la desaparición de una persona.
5 www.medicinalegal.gov.co
329
2. SIRDEC
Es el Sistema de Información Red
de Desaparecidos y Cadáveres,
implementado a partir del 1 de
enero de 2007, en el cual se registra la información de los cadáveres
ingresados al instituto en el nivel
nacional y los reportes de personas desaparecidas. Los usuarios
de esta plataforma tecnológica
pueden consultar, ingresar y modificar información, según perfiles
de acceso preestablecidos a partir
de su competencia en la investigación, identificación y búsqueda de
personas desaparecidas.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
3. SICOMAIN
330
Es el Sistema de Información
Consulta Masiva Internet, diseñado como aplicativo retrospectivo en el cual se ha consolidado
toda la información de cadáveres
y desaparecidos registrada en
archivos y bases de datos electrónicas, anteriores al año 2007.
Dicha información fue suministrada por entidades competentes
en la materia como son: Fiscalía
General de la Nación (Unidad
Nacional de Derechos Humanos,
Unidad Nacional de Fiscalías
para la Justicia y la Paz y Cuerpo
Técnico de Investigación), Instituto Nacional de Medicina Legal
y Ciencias Forenses, Procuraduría General de la Nación, Policía
Nacional, Comisión de Búsqueda
de Personas Desaparecidas y Vicepresidencia de la República.
4. SINEI
Es el Sistema de Ingreso de Estadística Indirecta, en el cual se
ingresan las actividades forenses
realizadas por médicos oficiales y
en servicio social obligatorio, en
aquellos lugares donde no existen sedes del Instituto Nacional
de Medicina Legal y Ciencias
Forenses. Dicho aplicativo fue
implementado el 1° de enero de
2009, por medio de la remisión de
claves de acceso a los hospitales
de municipios del país donde no
existen sedes del INMLCF.
Actualmente, el Registro Nacional
de Desaparecidos sigue su desarrollo conceptual y tecnológico,
proporcionando a los usuarios
una herramienta de consulta y
cruce referencial 6 permanente,
así como las cifras dinámicas del
Cuadro 1. Reporte de personas
desaparecidas por departamento
Departamento
2007
2008
2009
Amazonas
Antioquia
Atlántico
Arauca
Bogotá D.C
Bolívar
Boyacá
Caldas
Caquetá
Casanare
Cauca
César
Córdoba
Cundinamarca
Chocó
Guainía
Guaviare
Huila
La Guajira
Magdalena
Meta
Nariño
Norte de santander
Putumayo
Quíndio
Risaralda
San Andrés y
Providencia
Santander
Sucre
Tolima
Valle del Cauca
Vaupés
Vichada
Sin información
Total
2
125
89
3
2.923
22
20
9
5
81
17
31
1
133
1
7
471
414
142
3.279
167
325
515
233
239
249
618
304
666
50
2
264
181
215
690
1.053
348
1.207
181
221
290
3
3.976
353
116
3.769
275
282
499
288
205
250
401
415
298
233
10
132
275
139
322
418
370
476
769
136
425
4
2
10
8
10
14
37
5
17
5
4
13
162
1
20
552
919
715
136
149
305
561
1.950 1.926
3
3
48
48
30
117
229
4.323 15.696 18.236
comportamiento del fenómeno en
las últimas décadas, pero también
la oportunidad a la comunidad nacional e internacional, de conocer
de la realidad colombiana desde la
visión de las víctimas que aún claman por obtener verdad, justicia
y reparación, ante el dolor permanente de no saber donde están sus
desaparecidos.
El cuadro1 muestra un incremento importante de reportes
de personas desaparecidas en
el año 2008 y 2009, cuando entidades como el Cuerpo Técnico
de Investigación, la Unidad de
Justicia y Paz de la Fiscalía y la
Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas, iniciaron el
acceso a la plataforma SIRDEC,
por medio de jornadas masivas
que han permitido el registro
de casos existentes en archivos
físicos a nivel nacional desde la
década de los noventa y los casos
correspondientes a las jornadas
de víctimas del delito de desaparición forzada, realizados en varios departamentos del país.
Por otra parte es importante aclarar que las fechas de desaparición
de los casos ingresados en el Registro Nacional de Desaparecidos no
ha sido limitada, por lo cual existen registros de desaparición desde
principios del siglo XX, incluyendo los reportes realizados ante el
Grupo de Trabajo de las Naciones
Unidas sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias, asociados a
las décadas de los 70s, 80s y 90s.
Además, se evidencian departamentos como Antioquia, Valle
del Cauca y Putumayo, con un
número importante de reportes
6 Cruce referencial: proceso de análisis y conjunto de tareas dirigidos a correlacionar los datos incluidos en el Registro Nacional
de Desaparecidos o los disponibles en otras fuentes de información, que permitan orientar o referenciar la identificación de un
cadáver, la búsqueda de una persona desparecida o la investigación de un caso. Decreto 4218 de 2005 Artículo 6 definiciones.
Cuadro 2. Reporte de personas
desaparecidas clasificada como presunta
desaparición forzada
Departamento
Amazonas
Antioquia
Atlántico
Arauca
Bogotá D.C
Bolívar
Boyacá
Caldas
Caquetá
Casanare
Cauca
Cesar
Córdoba
Cundinamarca
Chocó
Guainía
Guaviare
Huila
La Guajira
Magdalena
Meta
Nariño
Norte de Santander
Putumayo
Quindio
Risaralda
San Andrés y
Providencia
Santander
Sucre
Tolima
Valle del cauca
Vaupés
Vichada
Sin información
Total
2007
2008
40
3
171
28
42
60
59
35
70
35
74
67
262
201
119
5
5
1
2
1
54
3
4
1
5
2
5
4
5
1
2
71
30
83
163
265
274
166
90
30
28
2009
1
2450
40
66
137
134
114
150
123
101
135
176
231
66
168
4
58
74
75
174
182
276
152
641
15
72
2
12
3
23
1
8
185
258
17
68
401
3
18
19
3.214
392
36
143
508
En el cuadro 2 se relaciona la
incidencia de las desapariciones
presuntamente forzadas ocurridas en los departamentos del
país y clasificadas en el RND por
todas las entidades intervinientes. Esta clasificación obedece a
la hipótesis inicial referida por el
reportante, a partir de la descripción de las circunstancias del hecho, condición sociopolítica de la
persona desaparecida y criterios
establecidos por la Comisión de
Búsqueda de Personas Desaparecidas. Es importante aclarar
que la tipificación del delito establecida por la Fiscalía General
de la Nación no necesariamente
corresponde a la clasificación ingresada en el RND y puede variar
según los avances investigativos
y hallazgos de cada caso.
Es relevante que la incidencia de
desapariciones presuntamente
forzadas ocurridas en la ciudad
de Bogotá, es significativamente
menor, en relación con el total de
casos, lo cual se explica a partir de
la naturaleza de las desapariciones de la capital, asociadas a crisis
familiares, económicas o sociales,
definidas en ocasiones como ausencias voluntarias.
Cuadro 3. Reporte de personas
desaparecidas por sexo y edad
Edad/Sexo
0-2 años
2007
Masculino
9
2008
Femenino
7
2009
Masculino Femenino
7
5
Masculino
8
Femenino
3
2-10 años
30
28
59
39
75
45
10-20 años
526
632
1.015
1.023
1.354
1.786
20-30 años
1.037
305
3.498
870
3.779
981
30-40 años
631
112
3.592
460
3.682
500
40-50 años
428
71
2.417
357
2.295
311
Más de 50
años
418
121
2.227
357
3.237
416
0
0
1
0
7
0
3.079
1.276
12.813
3.061
14.437
4.042
Sin determinar
26
145
7.065
Analizar las cifras referidas en el
Cuadro 3, se debe resaltar que el
50% del total de casos ingresados,
se encuentra en los rangos de 20
a 40 años y el 78% corresponde al
sexo masculino. Lo anterior, se relaciona con las cifras de hechos violentos como masacres, homicidio
selectivo, secuestro, entre otros, en
los cuales las víctimas principales
corresponden a hombres en plena
capacidad productiva y como víctimas subsidiarias, a mujeres que
deben asumir roles de liderazgo
en ámbitos familiares, laborales
y sociales, ante la ausencia de la
imagen masculina.
Total
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
en relación al resto del país. En
el caso de la ciudad de Bogotá, el
ingreso de desapariciones es relevante, teniendo en cuenta que las
ausencias voluntarias y/o asociadas a crisis familiares, económicas
o sociales, se hacen evidentes, por
tratarse de la ciudad capital, con
índices de desplazamientos asociados a los anteriores fenómenos
y la infraestructura de las entidades responsables de la búsqueda.
331
Cuadro 4. Reporte de personas que
continúan desaparecidos, reportados en
los años 2007, 2008 y 2009
Departamento
Sin información
2009
29
115
225
2
7
4
Antioquia
110
446
3678
1
140
114
46
374
258
Bogotá
2.111
2.600
2.204
Bolívar
19
145
254
Boyacá
14
295
219
Caldas
7
491
372
Caquetá
3
131
281
Casanare
77
235
193
Cauca
17
229
231
Cesar
26
610
386
Chocó
1
50
232
Córdoba
1
294
387
Atlántico
Cundinamarca
96
626
242
Guainía
0
2
10
Guaviare
10
262
131
7
173
262
La Guajira
10
209
133
Magdalena
13
682
316
Meta
33
1.039
400
Nariño
4
347
364
15
1.142
413
5
178
762
Quindío
3
208
71
Risaralda
12
278
311
0
4
2
92
818
551
Sucre
1
134
139
Tolima
14
271
461
1.862
Huila
Norte de Santander
Putumayo
San Andrés y
Providencia
Santander
Valle del cauca
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
2008
Amazonas
Arauca
332
2007
485
1.929
Vaupés
0
3
0
Vichada
3
48
48
Subtotal
Total
3.267 14.515 15.516
33.298
En cuanto a la actualización y
seguimiento de los reportes de
personas desaparecidas, con el
fin de establecer la aparición (vivos o muertos) y definir el estado
del caso para continuar labores de
búsqueda, es responsabilidad de
todas las entidades competentes
en la búsqueda e investigación.
A la fecha, la interinstitucionalidad del RND y las1.022 claves
de acceso asignadas a entidades
diferentes al INML, garantizan
una cobertura en la actualización
oportuna de los casos, la dinamización de los datos y por tanto de
las cifras generadas.
Ver cuadro 5.
En los últimos años, el INML
ha reportado el ingreso del 5%
aproximado del total de los casos
que al finalizar el año continúan
como cadáveres no identificados.
Sin embargo, procesos de identificación retrospectivos a partir de
cotejos dactiloscópicos y cruces
técnicos en el RND han permitido el aumento paulatino de identificaciones, logrando disminuir
el porcentaje a un promedio de
4,3 % anual, para los años 2007
y 2008.
“EL REGISTRO NACIONAL DE DESAPARECIDOS NO ES UN SISTEMA DE INFORMACIÓN
INSTITUCIONAL, ES EL REGISTRO NACIONAL Y ÚNICO DE DESAPARECIDOS DEL ESTADO
COLOMBIANO”
Dra. Diana E. Ramirez Paez
REFERENCIAS NORMATIVAS
•Art. 2 C.N. “Son fines esenciales del Estado: Servir a la comunidad,
promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de
los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución
Nacional.”
•Art. 12 C.N. “Nadie será sometido a desaparición forzada.”
•Art. 113 C.N. “Los diferentes órganos del Estado tienen funciones
separadas pero colaboran armónicamente con la realización de sus
fines”
•Decreto 786 de 1990: por el cual se reglamenta parcialmente el titulo
IX de la Ley 09 de 1979, en cuanto a la práctica de autopsias clínicas
y médico legales, así como vicerrectomias y se dictan otras disposiciones.
•Ley 38 de 1993: por la cual se unifica el sistema de dactiloscopia y se
adopta la carta dental para fines de identificación.
•Ley 589 de 2000 art. 9: “El Gobierno Nacional diseñará y pondrá en
marcha un registro nacional de desaparecidos (...)será coordinado por
el INMLCF y funcionará en su sede”.
•Ley 971 de 2005: “Por medio de la cual se reglamenta el Mecanismo de
Búsqueda Urgente...”
•Ley 975 de 2005: “Por la cual se dictan disposiciones para la
reincorporación de miembros de grupos armados organizados al
margen de la ley, que contribuyan de manera efectiva a la consecución de la paz nacional y se dictan otras disposiciones para
acuerdos humanitarios.”
•Decreto 4218 de 2005: Por el cual se reglamenta el artículo 9 de
la Ley 589 de 2000.
•Decreto 929 de 2007: “Por el cual se establece el reglamento de la
Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas creada por la
Ley 589 de 2000.”
Cuadro 5. Reporte de cadáveres no identificados por año de ingreso, sexo y departamento
2008
2009
No
No
No
Masculino Femenino especificado Masculino Femenino especificado Masculino Femenino especificado
Antioquia
83
8
7
160
26
19
105
23
15
Arauca
13
2
2
22
1
2
14
3
1
Atlántico
27
6
3
27
7
6
25
7
4
Amazonas
0
0
0
0
0
0
0
0
0
Bogotá D.C
96
24
14
149
31
49
323
79
166
Bolívar
41
18
2
12
7
5
13
4
10
Boyacá
5
0
2
11
1
6
9
2
5
Caldas
23
4
3
38
9
9
14
2
7
Caquetá
6
4
0
43
9
1
25
10
4
Casanare
22
2
1
0
0
0
0
0
0
Cauca
2
0
0
11
0
1
10
3
0
Cesar
31
4
0
25
5
1
7
1
1
Chocó
9
1
0
9
0
1
10
0
3
Córdoba
98
10
12
33
2
3
42
16
2
Cundinamarca
24
7
3
32
8
8
28
6
3
0
0
0
0
0
0
0
0
0
Guaviare
0
0
0
0
0
0
0
0
0
La Guajira
11
2
8
7
2
1
2
2
2
Huila
19
2
1
19
3
1
27
5
3
Guainía
Magdalena
45
11
4
26
3
11
13
7
9
Meta
176
24
4
78
22
5
107
31
17
Nariño
32
6
0
27
9
0
30
8
1
Norte de Santander
29
2
5
24
1
5
8
0
1
Putumayo
11
2
0
10
0
0
9
3
1
Quindío
19
0
1
9
1
1
13
2
1
Risaralda
23
3
1
36
5
5
19
7
3
Santander
41
4
7
28
6
7
18
5
3
0
0
0
0
0
0
0
0
0
Sucre
23
1
2
6
1
4
0
0
1
Tolima
48
6
0
42
12
1
35
5
9
Valle del cauca
31
8
1
61
8
5
114
24
5
0
0
0
0
0
0
0
0
0
San Andrés y
Providencia
Vichada
Vaupés
Subtotal
Total
Total 2007 a 2009
0
0
0
0
0
0
0
0
0
988
161
83
945
179
157
1.020
255
277
1.232
1.281
4.065
1.552
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
2007
Departamento
333
Este artículo presenta los principales avances de una
investigación en marcha sobre los factores que inciden
en la decisión médica de tomar o no evidencias útiles
para la investigación de delito sexual en el contexto
del conflicto armado colombiano. La investigación
ha sido realizada por un equipo interinstitucional
en el que se cuenta con funcionarios de la División
de Referencia e Información Pericial -DRIP-, del
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias
Forenses (INMLCF)4.
LAS BARRERAS INVISIBLES DEL
REGISTRO DE LA VIOLENCIA
SEXUAL EN EL CONFLICTO ARMADO
COLOMBIANO
El artículo tiene 5 secciones. Las dos primeras explicitan el punto de partida y las “precauciones de
método”. El tercer acápite presenta los diez factores
identificados. En la cuarta sección se describe como
operaron esos factores en dos masacres con víctimas
femeninas perpetradas por grupos de autodefensa
entre los años 1997 y 2003. En la quinta y última
sección, se presentan las conclusiones del trabajo.
Punto de partida: ciencias sociales,
violencia sexual y expectativas políticas
Desde que empezó esta investigación, hace 4 años,
hasta hoy el tema de violencia sexual ha ido ganando importancia política y analítica. Importancia relacionada con el trabajo de algunas organizaciones
sociales en la documentación y el litigio de casos5 y la
discusión pública a propósito de ciertos eventos6.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Silvia Otero Bahamón1
Viviana Quintero Márquez 2
Ingrid J. Bolívar 3
334
1 Politóloga de la Universidad de los Andes e investigadora del Centro de Investigación y
Educación Popular (Cinep). Miembro de ODECOFI, [email protected]
2 Politóloga y filósofa de la Universidad de los Andes. Asistente de investigación del Grupo
de Memoria Histórica, de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR).
[email protected].
3 Profesora asistente del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes.
[email protected]
Esta investigación parte de ese contexto y de la
suposición de que la consideración de la violencia
sexual como una violación del DIH debía traducirse
en unas medidas o acciones específicas por parte de
las autoridades estatales. Más aún, con la promulgación y divulgación de los Protocolos de Minnesota
4 Ellos han propiciado toda la recolección de información, han orientado las preguntas y los
análisis que acá presentamos. Además, el DRIP ha facilitado su planta física y el tiempo de
varios de sus investigadores para realizar las tareas que la investigación ha demandado. En el
INMLyCF la investigación está identificada con el número 719 de la División de Investigación
Científica del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, llamada “Violencia
sexual contra mujeres asesinadas en masacres perpetradas por grupos de autodefensa
durante el periodo 1997–2003, y factores que determinan el registro de este tipo de violencia
por parte del INMLyCF”. Además de las autoras del articulo, el equipo que lleva a cabo esta
investigación está compuesto por miembros del DRIP del INMLyCF (Luz Janeth Forero,
Raúl Insuasty, Mónica Perdomo y Germán De la Hoz). Esta investigación se deriva de una
financiada por Colciencias por la convocatoria 405 de 2007, denominada “¿Oímos lo que
su cuerpo dice? ¿Vemos lo que su cuerpo muestra? Prácticas estatales en levantamiento de
cadáveres femeninos en contexto de conflicto armado”, liderada por Maria Emma Wills.
5 Desde abril de 2001 un grupo de organizaciones sociales produce anualmente el informe
de la Mesa de Trabajo “Mujer y Conflicto Armado” documentando casos de violencia contra
las mujeres en el conflicto armado colombiano.
6 Especialmente importante en este tema fue el caso de la Masacre de El Salado (2000) pues
un artículo señalaba que aunque los peritos que atendieron este evento fueron advertidos
de la ocurrencia de violaciones y torturas sexuales, no tomaron evidencias de las mismas.
Revista Semana, El cuerpo femenino, botín de guerra. 30 de octubre de 2004. Sección Política,
edición: 1173.
Como gran parte de los funcionarios de las organizaciones sociales
que denuncian la violencia sexual
y de quienes han investigado sobre la violencia política en Colombia, las autoras tienen formación
en ciencias sociales y adolecen de
grandes vacíos en formación médica7. Esta investigación constituye
su primer encuentro con médicos
y profesionales de la salud, quienes a pesar de su conocimiento y
experiencia no han sido sistemáticamente interrogados e incluidos
en la discusión sobre violencia
política en el país.
Precauciones de método y
delimitación del objeto de estudio
En el contexto de los conflictos armados la violencia sexual tienen
lugar en distintos tipos de eventos violentos. Esta investigación
se ocupa de masacres8 perpetradas por grupos de autodefensa
en el periodo 1997-2003 9. Con
esa definición se hizo una lectura
de los datos del Banco de Datos
del Cinep y su Revista Noche y
Niebla10 buscando los eventos en
los que se produjeron mínimo 4
7 No se dispone de datos estadísticos para sostener esta
afirmación. Afirmación construida a partir de nuestra
experiencia como funcionarios de ONG e investigadoras.
En el campo de violencia política destacamos muy pocas
publicaciones que consulten a los médicos quienes primero
atienden (o después de las autoridades judiciales) y lidian de
primera mano con las víctimas de los eventos de violencia.
homicidios y entre ellos hubiera
al menos 2 víctimas femeninas,
conectados en tiempo, motivo, victimario, tipo de víctima y lugar.
El ejercicio arrojó un total de 66
masacres y se incluyeron cuatro
eventos especiales donde tres mujeres son asesinadas.
Estas decisiones de método no
ignoran ni subestiman el hecho
de que hubo masacres con mujeres víctimas antes y después del
período de observación, ni que los
grupos de guerrilla también las
han cometido. Tampoco se supone que la violencia sexual ocurre
solamente contra mujeres o que
siempre tiene resultados fatales.
Sin embargo, se decidió concentrar la atención en este tipo de
evento para hacer comparaciones entre casos y seguir de cerca la decisión médica de tomar o
no evidencias útiles para la investigación de delito sexual. La
base de datos de 66 masacres y
4 eventos especiales arrojaron el
total de 642 muertes, entre ellos
225 mujeres, 417 hombres y 52
NN. sin sexo identificado. En ese
momento se inició la búsqueda de
los protocolos de necropsia y las
actas de inspección de cada una
de esas personas, labor que pudo
adelantarse hasta cierto punto,
8 Según la Defensoría del Pueblo, masacre es el asesinato
masivo de cuatro o más personas que pueden estar
conectados por suceder en una misma región, o por
razones de persecución política, ideológica o social. Se
comprende que una masacre puede darse en un mismo
lugar, o en varios municipios o localidades de una misma
vereda, corregimiento, jurisdicción y hasta departamento.
Defensoría del Pueblo, Luz para la vida. Masacres ocurridas
en Colombia hasta 1999. Sistema de Alertas Tempranas
(SAT), Bogotá, 2000.
9 Pues son quienes más masacres han cometido y por ser
los momentos en los que se da una mayor concentración
de este tipo de eventos. En: Vásquez, Bolívar y González:
Violencia Política en Colombia. Bogotá DC, Cinep, 2003.
10 El Banco de Datos de Cinep recoge información sobre
acciones bélicas (combates, emboscadas, etc.) violaciones
al DIH y a los Derechos Humanos. Los eventos reportados
en prensa, fuentes oficiales, e informantes regionales son
categorizados y cada 4 meses realiza la publicación de la
revista Noche y Niebla.
pues algunas no fueron atendidas
por el INMLCF y otras no lograron
ser ubicadas.
Al mismo tiempo se revisaron los
instrumentos internacionales de
documentación de la tortura (Estambul y Minnesota), los manuales
de formación del personal forense,
se entrevistaron 33 funcionarios
en Bogotá y durante el trabajo de
campo11 y se revisaron algunos expedientes judiciales disponibles. El
trabajo de recolección, lectura, y codificación de las anteriores fuentes
permitió detectar y empezar a definir los diez factores12 que afectan
la decisión o la posibilidad de que
un médico tome o no evidencias útiles para la investigación de delito
sexual en un cadáver femenino en
contexto de masacre.
Antes de pasar a la sección en
la que se definen los factores, es
importante recalcar algunos elementos sobre la construcción de
los mismos. Primero, se presenta
aquí una primera definición de los
factores, pero el trabajo de su delimitación aún no está terminado.
Segundo, los factores son el resultado de un trabajo a través y con
las distintas fuentes. Las conversaciones que se tuvieron con los
miembros de las organizaciones
11 Se han codificado entrevistas realizadas a 10 expertos
patólogos, odontólogos y médicos forenses a nivel nacional
y regional oriente. En el trabajo de campo se realizaron
entrevistas a 16 médicos y 5 disectores, así como a un ex
coordinador de Unidad Básica y un funcionario de una
funeraria. Las ciudades visitadas son: Cali, Buenaventura,
Popayán, Rionegro, Medellín, Yarumal, San Carlos, Caldas,
San Rafael, El Peñol, Andes, Granada, Santa Fé de Antioquia,
Barrancabermeja, Apartadó, Turbo, Caucasia y Segovia.
12 Se reconoce que el término factor tiene un uso técnico en
estadística. Un uso que alude a la agrupación de variables
que encajarían en un mismo sentido y de cuya denominación
se espera cierta coincidencia entre el “lenguaje natural” de
los actores y el esquema analítico que propone quien estudia
el problema. En esta aproximación a los factores no se han
seguido procedimientos estadísticos. Sin embargo, sí se
han construido y definido estos factores prestando especial
atención a las variables que distintos actores implicados en
el problema identifican, especialmente, a aquello que los
propios médicos recalcan.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
(1991) y Estambul (1999) que consideran la violencia sexual como
una forma de tortura. En un comienzo se trataba de investigar si
las autoridades cumplían o no con
los procedimientos consagrados en
los protocolos para documentar
o detectar indicios de violencia
sexual. Hoy y después de conocer
las condiciones en que trabajan
los funcionarios del INMLCF, y de
aprender de ellos, se considera más
pertinente preguntar por la forma
como las autoridades se relacionan
con dichos procedimientos.
335
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
336
sociales que hacen seguimiento
de los temas de violencia sexual y
la lectura de los protocolos internacionales, preparó a los autores
para preguntarse por el entorno
institucional y político en el que
se hace visible y posible trabajar temas de violencia sexual.
De otro lado, la recolección de
los protocolos de necropsia y las
actas de inspección y la comprensión de las lógicas bajo las cuáles
se producen, fue mostrando las
diferencias en el ejercicio forense de los médicos entrevistados,
los cambios en el proceder del
Instituto a lo largo del tiempo, y
la complejidad de las relaciones
entre distintas agencias del Estado. Posteriormente las pacientes
explicaciones de los médicos y
asistentes forenses sobre su trabajo y sus formas de proceder y
su disposición a recibirnos in-situ
fue lo que permitió comprender
mejor qué elementos inciden en
que se tomen o no evidencias útiles para la investigación de delito
sexual en los casos que estudiamos. Así pues, los factores son las
variables que orientan el proceder médico en uno u otro sentido. Tercero, los factores recogen
señalamientos de las entrevistas
realizadas y ponen a dialogar las
distintas opiniones de los médicos entrevistados, pero tales entrevistas deben ser vistas como
tendencias y no como generalizaciones. En efecto, no se entrevistó
la mayoría de médicos, ni se les
puso a conversar en un mismo espacio-tiempo. Cuarto, los eventos
de estudio van de 1997 a 2003.
Sin embargo, la investigación
trató de recoger en entrevistas y
trabajo de campo información sobre cómo eran las condiciones de
trabajo en ese momento. Por eso
es preciso aclarar que si bien la
situación actual dista de ser perfecta, se pueden detectar mejorías radicales en lo que tiene que
ver con condiciones de trabajo y
capacitación de los funcionarios
sobre temas de violencia sexual.
En la exposición se hace un uso
muy esquemático de las entrevistas por razones de espacio editorial. Además y cómo se verá en lo
que sigue, los factores identificados
aluden al desarrollo del conflicto
armado sólo de maneras indirectas (qué médico atiende en el lugar
donde se produce el evento o en que
estado llegan las víctimas). El trabajo se concentra en la información
y en los elementos que un médico
tiene disponibles a la hora de hacer la necropsia. Una comprensión
más compleja y articulada de los
factores y los casos deberá contar
con una caracterización analítica
de los tiempos, lugares, actores y
condiciones en que tuvieron lugar
las masacres revisadas.
Una vez se presentan los factores,
ellos son aplicados al examen de
dos casos. Para ellos se cuenta con
revisión de prensa, información
secundaria, protocolos de necropsias, actas de inspección y el expediente judicial. En el anexo 2 se
identifica las fuentes disponibles
para el análisis de cada caso. El
criterio utilizado para la elección
de estos casos fue eminentemente práctico: son los casos con más
fuentes y uno de ellos tuvo gran
impacto nacional.
1. Factores que determinan
la búsqueda de evidencia útil
para investigar delito sexual
Este apartado presenta los diez
factores que determinan la búsqueda de evidencias útiles para
la investigación de delito sexual
en cadáveres de mujeres víctimas de masacres.
a. Entorno que pregunta y presiona
por seguimiento de la violencia sexual
El factor entorno tiene que ver con
la creciente demanda, presión y/
o exigencia de parte de distintos
sectores sociales hacia la autoridad médico legal para que realice
exámenes que conduzcan a clarificar si hubo violencia sexual
en determinados eventos. Esa
reciente presión es resultado del
trabajo de organizaciones sociales,
de la promoción de instrumentos
internacionales de protección de
los derechos, y del interés de los
organismos judiciales de mejorar
la administración de justicia en
estos casos (Ley 938 de diciembre
de 2004). De este entorno, resultó
el trabajo solidario entre organizaciones intergubernamentales y el
INMLCF para producir y difundir
guías y reglamentos técnicos actualizados que llegaran a todos los
organismos y personas que realizan funciones periciales asociadas
con medicina legal y ciencias forenses en el país.
Por ello, tanto médicos de hospitales, rurales y médicos forenses, a
partir del año 2000 han recibido la
directriz de ajustar su labor a los
Protocolos de Minnesota (Manual
de la ONU para la prevención e
investigación efectivas de ejecuciones sumarias, extrajudiciales,
arbitrarias o legales promulgado
en 1991), y el Protocolo de Estambul (o Manual de la ONU para la
investigación y documentación
efectivas de la tortura, y otros
tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes promulgado en
1999). Ambos Protocolos incluyen
la metodología para la documentación de la violencia sexual como
forma de tortura.
Adicional a Estambul, en el área
de clínica se cuenta con la Guía de
Consulta Abreviada para el Examen Sexológico Forense, Informe
Pericial y Manejo del Kit para la
Toma de Muestras, en los Sectores
Forense y de Salud (2006), así como
con el Reglamento Técnico para el
Abordaje Integral de la Víctima en
la Investigación del Delito Sexual
A la presión de la ONU y la Corte
Interamericana se suma el conocimiento mundial sobre la violencia
sexual en la guerra, difundido a
través de los Tribunales para Yugoslavia y Ruanda que visibilizaron la ocurrencia de incontables
agresiones sexuales por razones
étnicas contra las mujeres. La
resonancia de las Comisiones de
Verdad de Sudáfrica, Guatemala
y Perú, que recalcaron la utilización de la violación como arma de
guerra también ha contribuido a
crear un entorno interesado en
conocer este fenómeno.
En Colombia la difusión de estos
eventos ha recaído en Organizaciones No Gubernamentales con
enfoque de género, como Amnistía
Internacional, la Mesa de Trabajo
Mujer y Conflicto Armado, Corporación Humanas y Cisma Mujer,
entre otras, quienes han documentado y visibilizado la ocurrencia de
violencia sexual asociada al conflicto armado, sobre todo desde el
conocimiento de la Masacre de El
Salado, ocurrida en el año 2000.
Ha habido una creciente presión
13 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
Establecimiento Público Adscrito a la Fiscalía General de la
Nación. Reglamento Técnico para el Abordaje Integral de
la víctima en la Investigación del Delito Sexual. Bogotá,
Agosto de 2006.
sobre el tema14 y, en respuesta, un
gran avance en la actualización y
difusión de protocolos y guías. Sin
embargo, es importante recalcar
que dicho entorno no ha existido
desde siempre, y que en varios
años incluidos en nuestro periodo de estudio no existía interés
ni conocimiento sobre la violencia
sexual en el conflicto armado.
b. Marco conceptual que permita imaginar
la ocurrencia de ese fenómeno
La búsqueda de evidencia de posible delito sexual en cadáveres de
mujeres en contexto de masacres
depende de lo que denominamos
la existencia de un marco conceptual que permita imaginar la
ocurrencia de ese fenómeno. Tanto las entrevistas con los expertos
consultados, como el conocimiento
del debate mundial sobre el tema
permiten sugerir que depende de
varios elementos.
•De la existencia de un entorno
(ver punto anterior). Antes del
año 2000 la ocurrencia de violencia sexual en contexto de conflicto
era prácticamente desconocida.
•De interiorizar que la agresión
sexual anterior a un homicidio
no ocurre únicamente en contextos evidentes, como asesinatos en serie, asaltos callejeros,
o crímenes pasionales. Como lo
establece la literatura internacional sobre Violencia Sexual
y Guerra, además de la Guía
de elaboración de necropsias
que rige actualmente 15, puede ocurrir agresión sexual en
muertes por cualquier causa y
más si se producen en contexto
de violaciones al DIH; incluso
desde la expedición del Manual
para la Práctica de Autopsias
Médico-Legales en 2000 se hacen referencias explícitas a la
necesidad de documentar delito
14 Ver fallo Gutiérrez Soler, que conminó al Estado a capacitar
a su personal forense en el protocolo de Estambul, y las
exigencias del Comité Contra la Tortura CAT/C/CR/31/1.
sexual siempre que las circunstancias no permitan descartarlo
de antemano. No obstante, por
un lado, muchos de los eventos
que estudiamos ocurrieron antes del 2000. Y por otro lado,
aún después de este momento
no todos los médicos han incorporado dichos lineamientos
en su accionar por factores que
veremos más adelante.
•De interiorizar que en casos de
homicidios colectivos y en contexto de violación al DIH se requiere un abordaje complejo, tal
como lo establece el Protocolo de
Minnesota. Dicho abordaje debe
ir más allá de la identificación
y la determinación de la causa
de muerte, que en la realidad
ha sido en muchas ocasiones el
énfasis del abordaje forense por
cuenta de la presión del volumen
de trabajo que afrontan los médicos en la práctica.
c. Formas de ejercer la medicina forense
En el sistema judicial colombiano, cuando una persona sufre una
muerte no natural, el cadáver debe
ser inspeccionado por una autoridad con funciones de Policía Judicial, quien ordena la realización de
una autopsia o necropsia. Estas
autopsias las puede practicar un
médico del INMLCF o un médico
designado para cumplir con funciones como legista en áreas no
cubiertas por el Instituto (Decreto
Ley 786/16 de 1990). Los objetivos
de la autopsia médico-legal son: 1.
Contribuir a establecer la causa
(arma de fuego, arma cortopunzante, trauma contundente), manera (natural, homicidio, suicidio,
accidental) y mecanismo de muerte
(choque hipovolémico, lesión cerebral, falla respiratoria), 2. Obtener
información respecto a las circunstancias que rodearon la muerte y
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
(2006), que no es el primero, pero
ofrece una descripción actualizada
y clara de los procedimientos que
se deben seguir en el proceso de
atención forense a las víctimas”13.
En el área de patología se dispone del Manual para la práctica de
autopsias medico legales (2000), el
Instructivo para la Documentación
Fotográfica Digital en la Investigación de Delitos Sexuales y Lesiones Personales (2004), y la Guía
de Procedimientos para la Realización de Necropsias Médico-legales,
segunda edición (2004), y 33 Boletines de Patología Forense.
15 INMLCF, Guía de procedimientos para la realización de
autopsias médico- legales, Segunda Edición, 2004.
337
condiciones vitales del fallecido. 3.
Identificar, recuperar y preservar
evidencias (proyectiles, residuos
de pintura, cabellos, manchas
de sustancias extrañas). 4. Contribuir a establecer o verificar la
identidad del occiso. 5. Establecer
la expectativa de vida. 6. Elaborar
un reporte médico objetivo16.
El protocolo de necropsia y las evidencias recolectadas en el cuerpo,
junto con otras evidencias y los
testimonios son utilizados por las
autoridades judiciales para tipificar los delitos cometidos, probarlos, investigarlos, sancionar los
culpables y administrar justicia.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
El INMLCF ha producido una serie
de Manuales, Guías y Boletines
que orientan a los peritos en la
realización de la necropsia. La
primera edición del Manual fue
publicada en 2000, e introducía
algunos lineamientos del Protocolo
de Minnesota para la realización
de autopsias. La segunda edición
fue publicada en 2004, e incluía
más lineamientos de Minnesota
para documentar tortura e incluso
algunos lineamientos del Protocolo
de Estambul útiles para el estudio
de cadáveres.
338
Este factor se ocupa de dos aspectos que tienen que ver con la forma
como se ejerce la medicina forense
en Colombia y que tienen implicaciones para nuestra pregunta
concreta de investigación. Estos
son, por un lado, las diferencias
en el grado de profundidad y minuciosidad con el que se realiza las
necropsias y por otro lado la forma
16 INMLCF, Manual para la Realización de Autopsias Médico
Legales, 2002, Máximo Alberto Duque, “Manejo del Cadáver
por parte del médico”, En: Revista del Instituto Nacional de
Medicina Legal y Ciencias Forenses, Vol. XVIII No 2 de 2004,
Bogotá. Pp. 7, Mary Luz Morales y Maria Dolores Morcillo,
“Aplicación de los principios de la patología forense a la
atención de un caso de muerte colectiva: relato de una
experiencia y algunas recomendaciones”, En: Revista
Científica, Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias
Forenses, Volumen 20, Número 1, 2008, Pp. 19 – 28, y p. 21
como se incluye la información recolectada en el protocolo.
Diferencias en el grado
de profundidad con el
que se realiza la necropsia
En Colombia, durante mucho
tiempo la práctica de autopsias
se limitaba a determinar la causa,
manera y mecanismo de muerte.
Este tipo de autopsia, denominado autopsia orientada, no tenía en
cuenta la necesidad de detectar,
documentar y analizar evidencias
con miras a obtener pruebas de la
autoría y las circunstancias de la
comisión de un delito17. Este tipo
de práctica se mantenía por varias razones: el gran volumen de
casos, la reciente articulación de
los sistemas legales municipales
y departamentales al Sistema
Nacional de Medicina Legal, la
poca difusión y apropiación de la
literatura forense internacional,
la inexistencia de programas de
especialización en medicina forense y el desconocimiento de los
protocolos internacionales.
No obstante, hacia mediados de la
década de los 90 se empezaron a
trabajar casos en los que la causa
y manera de muerte no eran las
aparentes: accidentes de tránsito
que en realidad eran homicidios
con actividad sexual relacionada, muertes naturales que eran
homicidios, etc. Y desde el nuevo
milenio se empezaron a adoptar
los lineamientos de los protocolos
de Minnesota y Estambul18. Esto
reveló que la orientación de la necropsia no permitía recoger información que pudiera complementar
o contradecir las hipótesis iniciales, y por eso se empezó a trabajar
en el Manual para la Práctica de
autopsias médico legales que se
publicó y difundió en el año 2000.
Este manual planteó la directriz
17 Parafraseado de Manual para la realización de autopsias
médico legales, pp.50.
de que toda autopsia debía ser no
orientada, y debía no sólo determinar causa, manera y mecanismo
de muerte, sino aportar evidencia
y pruebas para entender las circunstancias en las que sucedieron
los hechos. Para ello se exigía realizar un examen externo minucioso, así como examen interno. En
sus propias palabras el manual
indica que “no haga necropsias
orientadas, practique un examen
completo; por ejemplo, aun si el
caso corresponde a un accidente
de tránsito, examine genitales. De
lo con¬trario, no podrá detectar
delitos poco obvios”19.
Dicho examen incluye revisar
cuidadosamente la boca y los genitales pues “tanto la boca como
el recto y la vagina deben explorarse siempre por ser puertas de
entrada y lugares donde pueden
encontrarse lesiones difíciles de
sospechar desde el examen externo”20. Adicionalmente, se deben registrar alteraciones en la
región perineal, genital y anal,
axilas, palmas y plantas y áreas
cubiertas por pelo, y se revisaría
con cuidado la evidencia traza
contenida en las uñas.
El manual indica que se deben
tomar frotis vaginal, rectal y oral
para búsqueda de espermatozoides
si se sospecha atentado sexual o si
no dispone de información clara y
completa respecto a las circunstancias, que permita descartar esta
posibilidad de antemano”21. Esto
incluso si no hay indicios claros ni
lesiones evidentes.
Podría interpretarse que la necropsia orientada y la no orientada son dos extremos del espectro
del grado de profundidad y minu18 Entrevista Dr. Mary Luz Morales, Julio 2009.
19 Ibíd., Pág. 64.
20 Ibíd., Pág. 64
21 Ibíd., Pág. 67
ENTORNOS FAVORABLES
PARA EL APRENDIZAJE
CRIMINAL EN
COLOMBIA
Segundo
mular
dosdebate
teorías sobre el aprenPara los
médicosLacon
entrenadizaje
criminal.
primera
es
miento
forense
en
Colombia,
los
el desarrollo de las habilidades
hallazgos deLa
la necropsia
criminales.
segunda pueden
explica
documentarse
formas.
La
el
modo en quede
undos
entorno
instiprimera,puede
es incluyendo
sólo
la intucional
favorecer
el desaformación
del orden
de lo positirrollo
de dichas
habilidades.
La
vo,
es
decir,
lo
que
se
encuentra
primera se basa en el análisis
ecoy se puede
probar.
La segunda,
nómico
del crimen
(Becker,
1968).
incluyendo
datos
negativos
La
segunda, los
en el
análisis
de los
además
de
los
datos
positivos.
entornos generosos –o entornos
Esto significa incluir
información
munificentes
(Castrogiovanni,
de
lo
que
se
buscó
y
no
sevista
encontró
1991). Desde el punto de
ecoen
la
necropsia.
nómico el crimen puede ser exa-
minado como un comportamiento
Los que documentan
lo positivo
racional.
Esta perspectiva
persostienen que el médico sólo debe
mite analizar el comportamiento
documentar lo que encontró pues
criminal sin tener en cuenta conno tiene sentido darle a la autorisideraciones morales acerca del
dad (que por cierto no siempre tiene
«deterioro moral» o la «pérdida
la capacitación suficiente para interde valores». Del mismo modo, la
pretar la información médico forenperspectiva económica no revisa
se), datos negativos que no aportan
el crimen como una enfermedad
a la investigación. Entretanto los
psicosocial. La teoría propuesta
segundos dicen que la información
permite explicar el elevado núde lo que no se encuentra es igualmero de homicidios en Colommente importante y que debe ser
bia. Este problema es pertinente
incluida explícitamente en el proporque
tasa de homicidios de
tocolo delanecropsia.
Colombia desde la década de los
ochenta
encuentra
Según elseManual
parapor
la encima
práctide
la
tasa
promedio
de
América
ca de autopsias médico-legales de
Latina
y la
deldocumentación
mundo (Echeverry,
2000, en
de la
Salazar
&
Navas,
2001). “listar
necropsia se recomienda
los hallazgos negativos pertiCiertas
conductas
criminales
nentes (esto
documentará
lo que
pueden
ser estudiadas
la.
usted buscó
y no estabadesde
ahí)”22
perspectiva
económica
porque
tieNo obstante, la lectura atenta
nen
una
definida orientación
hade las
necropsias
recogidas nos
cia
el beneficio
Talque
es
reveló
que, en económico.
lo que tiene
el
delitos
en donde
se
vercaso
conde
el los
delito
sexual,
sólo en
puede
identificar
el afán
lucro.
un caso
se explicita
por de
parte
de
Este
trabajo
concentra
en las
la perito
quese
“no
se encuentran
lesiones encriminales
el cuerpo en
de las
posible
conductas
que
delito
sexual”.
se
puede
identificar fácilmente el
afán de lucro.
Este debate es fundamental para
nuestro
de estudio,
pues
Para
queobjeto
una conducta
criminal
unaexitosa
cosa eses
lo necesario
que se observa,
y
sea
el desaotra cosa
se deja de
documenrrollo
de lo
unque
conjunto
competado en elLas
protocolo
de necropsia.
tencias.
competencias
son
Aquellos
que
consideran
que
lo
el conjunto de conocimientos,
habilidades
y conductas que le
22 Ibíd., Pág. 59
negativo
también
es importante,
permite a
una persona
un alto
pondrían
en sus
queLas
“se
desempeño
en protocolos
su trabajo.
descartó
posible
agresión
sexual”.
competencias tienden a mostrar
Pero
aquellos
que enfatizan
en
una larga
duración
una vez delo
positivo no(Spencer
harán referencias
sarrolladas.
y Spencer,
textuales,
lo cualCao,
no quiere
decir
1993; Ansorena
1996; Wooque
no
se
haya
pensado,
buscado,
druffe, 1993). Se propone en este
observado
y descartado.
trabajo extender
el uso del con-
cepto de competencias laborales
d.
Conexión
escena-sala
delegal
necropsias
del
mercado
laboral
al «mer-
En
ellaboral
sistemacriminal».
forense colombiano
cado
Se asume
se
separa
la
investigación
de la esen este trabajo que las competencena
del
crimen
de
la
realización
cias se componen de habilidades
del examen del cuerpo: por un
(skills), es decir, en la capacidad
lado, las instituciones que tienen
para hacer algo. En ese sentido,
funciones de Policía Judicial (CTI,
las habilidades son la manifestaDAS, SIJIN, DIJIN, Procurador,
ción concreta y observable de las
alcaldes, inspectores de policía,
competencias.
entre otros) realizan la inspección
de cadáver, adelantan la búsqueda
Se puede afirmar que el desarrollo
de los sospechosos y reúnen inforde competencias para el adecuado
mación y evidencias. Por otro lado
desempeño de un individuo en un
los médicos con funciones médicooficio es una cuestión que translegales reciben el cadáver, realizan
ciende la frontera entre lo legal
la necropsia, toman las muestras
e ilegal; para realizar de modo
pertinentes que envían a los laboapropiado
oficio
(criminal
o
ratorios
paraun
luego
remitirlas
a las
no) es necesario
el desarrollo
de
autoridades,
identifican
el cadáver
un
conjunto
específico
de
habiliy lo entregan a los familiares predades.
El desarrollo
las comvia
autorización
de la de
Fiscalía.
petencias criminales se produce
enlaunhora
ambiente
de aprendizaje;
A
de hacer
la necropsia
esto
es
válido
tanto
para
los médicos cuentan con el
el desaActa
rrollo
de
habilidades
productivas
de Inspección de Cadáver, el cano criminales
como elprobatorios
manejo de
dáver
y los elementos
máquinas
equipos
sector
que
vienenycon
éstos.en
ElelActa
de
industrial legal
en el infordesaInspección,
debecomo
consignar
rrollo desobre
habilidades
el mamación
el sitiocomo
donde
fue
nejo
de
armas
y
mecanismos
encontrado el cuerpo, causa de
coordinación
criminal.
muerte
y manera
, recolección de
evidencia, descripción de prendas
yLas
de heridas,
relato decriminales
los hechos,
competencias
testimonios
oculares,
otros.
se desarrollan
en un entre
proceso
de
Esta
puede
contener
suficiente
socialización criminal que pone
información
para
guiar alcon
médico
en contacto al
individuo
una
en
la realización
de tiene
la necropsia,
organización.
Si se
esto en
ocuenta,
puede la
traer
información
insuracionalidad
criminal
ficiente
que
deja
sin
pistas
al
fopuede ser vista como el cálculo
rense
frente
al
cuerpo.
Por
eso,
la
de medios y fines que hace una
calidad
lacuenta
información
personade
que
con el conteentrenida
en eladecuado
acta es un
factor
que
namiento
para
aumenafecta
la
toma
de
evidencia
que
tar la probabilidad de éxito en la
conlleven
probar
la existencia
comisión ade
delitos
(Beltrán de
&
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
ciosidad a la hora de hacer las
necropsias. Los manuales, las
guías los reglamentos son lineamientos que orientan el accionar
del médico más no constreñimientos, pues hay lugar para su
propio criterio. El perito, teniendo en cuenta las circunstancias
1
del caso, sus preferencias, los reglamentos vigentes, formación,
“olfato forense” y experticia toma
decisiones sobre dicho grado de
profundidad y minuciosidad.
Isaac De León Beltrán2 y Eduardo
Salcedo-Albarán3
En el grupo de 72 necropsias de caInvestigadores Grupo Método
dáveres femeninos disponibles que
datan entre 1997 y 2003, encontramos cierta “diversidad” en el grado
de profundidad con el que se realiza
el examen interno y externo. Algunas, como las que analizaremos en
Resumen
el caso de la masacre de El Salado,
son apenas párrafos descriptivos de
En lesiones
este trabajo
se afirma
el
las
externas.
Otrasque
realinarcotráfico
ha
fortalecido
el
enzadas por médicos de sector salud
torno
criminalsecolombiano.
Este se
en
hospitales
limitan al examen
fortaleció
como
consecuencia
del
externo. Al lado de otras realizadas
afianzamiento
del
narcotráfico.
por médicos de unidades básicas,
El medio colombiano
propicio
seccionales
y regionalesesque
realiparaun
el examen
crimen externo
porque epresenta
zan
interno
i) altosniveles
de impunidad,
ii)
muy
minucioso, que
a veces incluye
índices
graves
de
corrupción,
y
,
la toma de muestras.
iii) mano de obra disponible y a
bajo costo
entrenada
el uso
de
Ahora
bien,
detectarenun
delito
la violencia.
Este ambiente
favosexual
en homicidios
en contextos
rable
para
el crimen
de
DIH
es más
factiblehasipermitise hace
do elautopsia
desarrollo
de competencias
una
no orientada,
minucriminales.
Dentro
deasí
estas
ciosa
y detallada.
Y es
pueshabique
la
ocurrencia
de ese tipo
de eventos
lidades
la iniciativa
empresarial
no
suele ser
evidente
o común,
no
criminal
ocupa
un lugar
especial.
suele
sercontexto,
recogida en
relatos de
En este
laslos
autoridades
la
escena, casi
nunca es una hipóenfrentan
organizaciones
que
tesis
de
la
autoridad
que
la
muestran altas tasas
derealiza
innovainspección
lospunto
cadáveres,
y no
ción. Desdede
este
de vista,
se
es
unaellesión
directatiene
reto derelacionada
iniciar procesos
de
mente
con lacapaces
causa ydeelresponder
mecanisaprendizaje
mo
de
muerte.
Sólo
con
un
a los procesos de rápida examen
adaptaexhaustivo
del cuerpo,
sólo yendo
ción de los actores
criminales.
más allá de las heridas que causaron la muerte, y a veces insistiendo
incluso ante la ausencia de lesioINTRODUCCIÓN
nes aparentes, puede detectarse el
delito sexual en estos contextos.
El objetivo de este trabajo es for-
339
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
delito sexual. Si el acta contiene
el relato de los hechos, la hipótesis de lo ocurrido, descripción
de la escena y de la ubicación del
cuerpo, facilita la indagación del
cuerpo, la contextualización de
los hallazgos, y la conclusión del
caso. Sin embargo, ésta constituye una de las mayores dificultades de la labor del médico forense
en Colombia. Las actas suelen ser
muy pobres y tienden a omitir datos de los hechos y pistas sobre
presuntos responsables. “Infortunadamente, en muchas partes
del país la Inspección es sólo un
trámite y no procede según la estricta metodología que requiere,
o se considera que el médico, por
sus conocimientos, no requiere
más información y se limita así su
posibilidad de ofrecer experticias
realmente útiles para los fines de
la investigación”23. Los médicos
suelen estar ciegos y solos con el
cuerpo en sus salas.
Por ejemplo, es muy distinta un
acta que consigna “presuntos paramilitares llegaron hace 3 días
a la población, sacaron a la gente
de sus casas, separaron a los hombres de las mujeres y asesinaron
a 20 pobladores en dicho lapso de
tiempo”, a un acta que consigna:
“indagación en el vecindario: negativa”. La falta de información
sobre la escena limita aquello que
el médico puede considerar determinante en la necropsia.
De otro lado, la implementación
de los procedimientos para el manejo del cadáver en la escena es
reciente y se dio de forma diferenciada en el territorio. En Bogotá
empezó a trabajarse desde 199724
pero en muchas localidades sólo
se dio con la entrada en vigencia
del Sistema Penal Acusatorio y
la Resolución 6394 de 2004, Ma23 Ibíd., Pág. 30
24 Entrevista Dr. Mary Luz Morales.
340
nual de Cadena de Custodia para
el SPOA, así como el Manual de
Policía Judicial25. Antes de ese
momento era muy común que los
cadáveres llegaran desvestidos,
manipulados, embalados en una
sábana y sin cuidado de la cadena de custodia. Esto dificultaba
la recuperación de evidencia de
desgarros, manchas, posición de
interiores, o de evidencia física
como cabellos y restos de semen o
sangre, piezas definitivas en la documentación de un delito sexual.
Esto implica que en el periodo que
estudiamos (1997-2003) el tratamiento inadecuado del cadáver
por parte de las autoridades con
funciones de Policía Judicial ocurriera con frecuencia. Por ello el
manejo del cuerpo en la escena es
un factor que incide en el registro
de violencia sexual.
colombiana. El resto del territorio debe ser cubierto por médicos
rurales u oficiales de los hospitales. Por eso las necropsias presentan grandes variaciones que
dependen principalmente de la
formación y la experiencia del
médico a quién le correspondió
hacer la necropsia.
e. Capacitación del médico al que
le corresponde hacer la necropsia
En Colombia la carrera de medicina incluye en su pensum de
estudios un módulo de formación
en Medicina Legal y muchas universidades tienen convenio con
el Instituto para lograr que los
estudiantes hagan rotaciones de
un mes. Pero esta corta formación
en temas forenses no es suficiente
para abordar con todo el rigor los
casos complejos. Según cuatro expertos consultados, es prácticamente improbable que un médico rural
o un médico que tenga que hacerse
cargo de tareas médico-legales en
un hospital municipal, sea capaz
de documentar un caso donde hubo
violaciones al DIH, hay múltiples
cadáveres, están en avanzado estado de descomposición o hubo actividad sexual relacionada. Así como
un médico general tiene los conocimientos pero requiere experiencia
para practicar una cesárea o un
procedimiento quirúrgico, tampoco tiene la suficiente destreza para
realizar este tipo de necropsias. En
palabras de una experta, “hay una
distancia gigantesca entre ser médico y ser perito forense. Es como si
El grado de entrenamiento o experticia del médico al que le corresponde hacer la necropsia constituye
también un factor que determina
el registro de delito sexual. El Sistema Nacional de Medicina Legal
y Ciencias Forenses funciona de la
siguiente manera: existe el Instituto Nacional de Medicina Legal y
Ciencias Forenses quien es el rector del sistema y está adscrito a la
Fiscalía General de la Nación (Ley
938 de 2004). El INMLCF cuenta
actualmente con ocho Direcciones
Regionales: Oriente, Nororiente,
Norte, Occidente, Suroccidente,
Sur, Suroccidente y Bogotá, 25
Direcciones Seccionales ubicadas
en la mayoría de capitales departamentales, y 125 puntos de atención (Unidades Básicas), cuatro de
ellas Móviles (Sabana, Quindío,
Itsmina y Acacías).
Dichos 125 puntos de atención
cubren el 65% de la población
25 Entrevistas médicos Popayán, Buenaventura y Antioquia.
Como sucede en toda profesión,
hay diferencias de formación de
los médicos del sector salud frente a los médicos del Instituto. Y
dentro de estos últimos, existen
diferencias entre los que reciben
un entrenamiento básico y los
que realizan una especialización
en patología o medicina forense, o
entre los nuevos y los experimentados. Esto explica la existencia de
necropsias más y menos exhaustivas y más y menos detalladas.
Sin embargo, mientras que en el
sistema de salud el médico puede
remitir la paciente a un municipio
que le pueda prestar la atención
requerida, en el sistema médicolegal el médico rural o los médicos
de los hospitales están obligados a
abordar el caso. Ellos pueden e incluso deben estar en comunicación
con el médico de la Unidad Básica
más cercana, pedir asesoría y apoyo. Pero a veces los médicos del
sector salud no saben que pueden
contar o no cuentan con expertos
del INMLCF para abordar casos
complejos y en muchos casos se
presentan problemas de información y coordinación entre los dos
sectores. Es importante recalcar
que para los primeros años del
periodo de estudio la comunicación inmediata por teléfono o por
celular no estaba disponible, lo
que conllevaba a que los médicos
rurales o de hospitales asumieran
solos los casos.
Entre los médicos del Instituto
también hay grandes diferencias.
Los médicos nombrados toman
un curso de un mes: dos semanas en patología y dos semanas
en clínica. Esta formación básica
los habilita para realizar bien los
informes periciales. Pero el olfato,
el interés por descubrir lo no evidente o el índice de sospecha, necesarios para encontrar los casos
de homicidio con actividad sexual
relacionada, sólo se obtienen tras
años de ejercicio y con una vocación o gusto por los casos de patología. En efecto, algunos médicos
tienen más interés por las tareas
de clínica, pero deben asumir tanto clínica como patología dadas las
condiciones institucionales de las
Unidades Básicas.
Además de la experiencia y la
pasión por lo forense, detectar
violencia sexual, requiere un
grado de formación específico y
especializado. Dos de los expertos
consultados insistieron en que “el
concepto de homicidio sexual es
un concepto especializado, que
casi no es del alcance de un médico general. Yo creería que un
médico general no está en la condición de abordar una masacre
en la que se sospecha que pudo
haber habido violación o actividad sexual, porque no está lo
suficientemente capacitado. No
es porque no pueda, sino porque
sencillamente no fue formado
para eso. Puede que tenga algún
esbozo, pero es poco probable que
quede bien hecho. O incluso, si
tuvieran la idea, también sería
un poco difícil que la lleve a cabo.
Para hablar de homicidio sexual
se requiere tener cierta formación, especialización, haber visto
qué es eso, conocer los tratados,
saber cómo lo manejan en otros
países, incluso si lo vamos a mirar dentro de nuestro país es una
cosa que se ha acuñado en los
últimos años”.
f. Control del personal:
capacitaciones, monitoreo
Es un hecho que los manuales
para hacer autopsias desde el
2000 tienen unas directrices
muy precisas frente a la
toma de muestras cuando se
sospecha actividad sexual, y
que el protocolo de Minnesota
expresa claramente la forma de
documentar la violencia sexual
como forma de tortura en un
cadáver. Pero la expedición de los
manuales, guías y reglamentos
requiere divulgación entre todas
las Regionales, Seccionales y
Unidades Básicas del Instituto,
que el personal sea capacitado y
re-entrenado y que su ejercicio
sea observado y revisado.
El control del personal frente a la
aplicación de los lineamientos expedidos en manuales y protocolos
internacionales es otro factor que
determina la toma de evidencia
útil para documentar posible delito sexual en contextos de conflicto armado. Dicho control de
personal puede darse en formas
de monitoreo a la calidad de las
necropsias y capacitaciones.
En lo que tiene que ver con la capacitación sobre protocolos internacionales y manuales, en el año
2002 se presentó el protocolo de
Estambul en el Congreso Nacional de Medicina Legal. Ese mismo
año empezó el entrenamiento de
los peritos sobre el “Manual para
la realización de autopsias médico-legales” y sobre el manejo de
evidencia. Así mismo se empezó
a promover la aplicación del protocolo de Minnesota en el ámbito
regional, como guía para hacer autopsias en caso de violaciones a los
Derechos Humanos y el Derecho
Internacional Humanitario. En
noviembre de 2006 se hizo un curso de los protocolos de Minnesota
y Estambul con 153 funcionarios
de los organismos con funciones
de Policía Judicial y funcionarios
del Instituto, y en 2007 se hizo un
Seminario de Formación en el protocolo de Estambul26.
En cuanto al seguimiento, a partir del año 200027 se implementó el
programa de monitoreo de la calidad básica, que incluía la detección y documentación de lesiones
causantes de dolor, inmovilización,
26 Datos tomados de los Comentarios del Gobierno de
Colombia a las conclusiones y recomendaciones del Comité
contra la Tortura CAT/C/COL/CO/3/Add.1, 13 de junio de
2006, CAT/C/COL/CO/3/Add.2, 24 de septiembre de 2008,
y del Cuarto informe Periódico a la Convención Contra la
Tortura de parte del Estado Colombiano, CAT/C/COL/4 del
21 de febrero de 2008.
27 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
División de Tanatología Forense. Dra. Mary Luz Morales.
Manual para la Práctica de Autopsia. Bogotá, 2000.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
a mí me pusieran a hacer una cirugía a corazón abierto. Yo sé dónde
queda el corazón, pero es imposible
que yo haga esa cirugía”.
341
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
agresión sexual y ocultamiento
del cuerpo. Así mismo se avanzó
en la implementación del SIVELCE (Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Lesiones de Causa
Externa) que desde las variables
relacionadas con Derechos Humanos recoge desde 2003 indicios
de tortura física, inmovilización,
causación de dolor y mutilaciones
premortem28, sistema que facilita
el monitoreo permanente sobre
los datos.
Se observa entonces que el control del personal es un factor que
juega a favor de la toma de evidencias de agresión sexual, pues
está orientado a acercar la práctica de los peritos con los estándares publicados en los manuales y
guías. Pero hay que enfatizar que
no siempre se ha monitoreado la
calidad de las necropsias y que
incluso, después de que surgiera
la iniciativa subsistieron limitaciones logísticas que dificultan
avanzar en las capacitaciones y
el monitoreo, las herramientas y
recursos que permiten hacerlo no
siempre han estado disponibles:
la sistematización y el acceso a
Internet desde las unidades básicas es prácticamente nueva y sin
este recurso resultaba muy difícil
adelantar controles y evaluaciones sobre una muestra representativa de los informes periciales
realizados. Adicionalmente esta
carencia dificultaba el acceso de
los médicos a los nuevos manuales, guías y reglamentos.
g. Formatos de necropsia
El formato es el instrumento
escrito que acompaña la realización de la necropsia. Se trata de
una guía que recuerda al médico
forense el orden de los procedimientos y las indagaciones que
no puede dejar de realizar durante su exploración. El formato
28 Ibíd.
342
refleja el nivel de exploración del
cadáver, sus hallazgos, análisis
y conclusiones, y por lo general
se recomienda acompañarlo de
esquemas y diagramas así se disponga de registro fotográfico29.
En la actualidad todos los informes periciales de necropsia en el
nivel nacional son diligenciados
en Internet a través del Sistema
de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres (SIRDEC).
Este sistema incorpora elementos del Derecho Internacional
Humanitario como desaparición
forzada y tortura, y se encuentra
diseñado para que ninguna variable, incluida la posible ocurrencia de violencia sexual, quede sin
registrar. También se indaga por
las circunstancias de la muerte, y
por todos los elementos asociados
que se hayan podido identificar
durante la práctica de la necropsia. Además del protocolo, cada
necropsia está acompañada por
un registro gráfico y fotográfico.
Sin embargo, para el periodo en
estudio, los formatos o protocolos aún no se habían integrado
al SIRDEC, y aunque el Manual
para la Práctica de Autopsias del
año 2000 anexa una completa
guía de protocolo de necropsia, en
la práctica existía diversidad en
el diseño, o en la forma en que se
indagaba por los datos, tal como
anota un médico con larga trayectoria en el Instituto.
La mayoría de los protocolos realizados tanto en el periodo en estudio, como en la actualidad constan
de: identificación del caso, examen
externo, descripción de prendas,
examen interno, descripción de
lesiones, conclusiones y esquemas de las lesiones encontradas.
29 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
División de Tanatología Forense. Dra. Mary Luz Morales.
Manual para la Práctica de Autopsias Médico-Legales.
Bogotá, 2000.
La primera parte puntualiza el
caso: se le asigna un número, y se
anota el nombre de la víctima, el
documento de identidad, la hora
y lugar de la muerte, la hora y
lugar de la necropsia, el nombre
del funcionario que ordena la necropsia, el nombre del prosector
y el nombre del disector. La segunda parte tiene que ver con el
examen exterior del cadáver. Allí
se suelen describir los fenómenos
cadavéricos, la forma en que se
recibe al cadáver, y se da cuenta
del estado en que se encuentran
todos sus órganos externos. El siguiente paso es la descripción de
las prendas de vestir a la que le
sigue el examen interno que implica la exploración de los órganos
internos del cuerpo. Posterior a
este examen se hace una descripción detallada de las heridas que
produjeron la muerte incluyendo
la trayectoria de las lesiones, y se
anotan conclusiones como causa,
manera y mecanismo de muerte,
así como los comentarios del caso.
Después se reseña si se solicitó
algún examen adicional al realizado y finalmente se incluye un
esquema de lesiones, que consiste
en una gráfica del cuerpo humano
en el que se señalan las heridas.
Como el diseño o la forma en que
se preguntaba por la información
fue evolucionando con el tiempo,
es decir, con la paulatina implementación de nueva literatura,
manuales, protocolos internacionales, y en consecuencia, más
variables y elementos hasta finalmente integrarse en el SIRDEC,
podemos preguntarnos si estas
variaciones pudieron facilitar o
evitar que se indagara por la ocurrencia de violencia sexual previa
al homicidio. La respuesta es sí.
Hasta hace pocos años se indagaba menos por aspectos tanto de
cuerpo como de la información
asociada al delito. En muchos
casos no se anotaba si la víctima
Actualmente, el entorno de la
pregunta por la violencia sexual
así como la implementación de
instrumentos para abordar casos de DIH, han impuesto más
detalle en las preguntas sobre
el cuerpo y las circunstancias
asociadas a la muerte, así como
mejores descripciones de las
prendas: manchas, cotejo balístico, desgarros, etc. Además los
médicos forenses no pueden articular sus necropsias al SIRDEC
si no responden todas las preguntas que el sistema requiere.
h. Los signos de violencia sexual
En todo contacto entre un cuerpo y
otro se intercambia evidencia física,
a esto se le conoce como el Principio
de Locard. Según este principio, el
agresor que ataca a la víctima deja
algo en ella, y la víctima deja algo
en el agresor. De otro lado, un lugar
deja elementos en quienes lo visitan
y el visitante deja elementos en el
lugar30. El delito sexual implica contacto entre el cuerpo del agresor y
el del agredido por lo que es de esperarse que se dejen huellas tanto
en las víctimas como en la escena
del crimen. Algunas huellas sólo se
obtendrán tras la recuperación de
evidencia traza y el examen sexológico31, pero otras huellas serán más
evidentes en el examen externo y
estarán indicando al perito sobre
lesiones patrón asociadas a circunstancias de delito sexual. Esto
es lo que llamamos los signos de
violencia sexual. Los signos de violencia sexual son entonces, todas
las pistas que hacen que el médico
sospeche que pudo haber violencia
sexual previa a un homicidio.
Dichos signos son de dos órdenes,
el primero alude a lo que se preserva o conoce de la escena del
crimen, y el segundo, a los signos
localizados en el cuerpo. El primero se refiere a la información consignada en el acta de inspección
de cadáver o comunicada al perito
por las autoridades que atendieron el caso, como las prendas de
vestir, el lugar donde aparecen las
víctimas, la cantidad de personas
o de cadáveres con las que aparece la víctima. El segundo, implica
marcas como mordeduras, desga-
30 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
División de Tanatología Forense. Dra. Mary Luz Morales.
Manual para la Práctica de Autopsia. Bogotá, 2000.
31 La evidencia traza es un término genérico para material
pequeño, usualmente microscópico. Tal evidencia puede
dejarse de lado con facilidad en la investigación de la
escena del crimen, a menos que se tenga el cuidado
adecuado en la búsqueda. La variedad de evidencia traza
es casi infinita. Los elementos traza más usuales son: fibras,
cabellos y desechos microscópicos biológicos como semen,
saliva, sangre, piel, etc. En: Instituto Nacional de Medicina
Legal y Ciencias Forenses. División de Tanatología Forense.
Dra. Mary Luz Morales. Manual para la Práctica de Autopsia.
Bogotá, 2000.
rros en piel o mucosas, traumas en
restos óseos, etc.
En relación con la información que
se rescata de la escena del crimen,
el primer signo es que el acta de
inspección de cadáver aporte información sugerente de violencia
sexual, pida concretamente un frotis vaginal o toma de evidencia de
violencia sexual. Otro signo común
para los médicos forenses son las
prendas de vestir y su ubicación.
Estas pueden ser exteriores e interiores. Pueden presentar fibras,
manchas o huellas, y/o los cadáveres estar desnudos, con la ropa
superpuesta o desgarrada, de una
talla mayor o menor a la propia, o
con un atuendo que al parecer no le
pertenece. Esto suscita sospechas
de posible delito sexual entre los
médicos forenses. Igualmente, si
la víctima carece de ropa interior,
la tiene puesta al revés, o desubicada, las pesquisas sobre agresión
sexual serán más agudas por adverso que sea el contexto. Otro de
los signos que mencionan los médicos entrevistados es la ubicación
de los cadáveres. Si se encuentra el
cadáver de una mujer en un lugar
apartado de la zona urbana, o en
un lugar solitario, rápidamente se
entra en sospecha de un posible
ataque sexual, sea guerrillera o
no. Otros signos como las famosas
posturas sexualizadas, que podrían
informar más sobre las circunstancias de cada caso, son poco mencionadas por los forenses, ya que su
abordaje médico-legal se da en la
sala de necropsias, no en el lugar
de la escena del crimen donde puede evidenciarse ese tipo de signo o
indicador de posible delito sexual.
De otro lado, que un homicidio se
haya dado en contexto de violación
al DIH, es suficiente signo para indagar por posibles evidencias útiles para determinar si hubo o no un
delito sexual previo (ver protocolo
de Minesota y Guía para la realización de Necropsias, pág. 43).
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
había muerto junto con otros individuos y en qué tipo de sucesos.
La descripción de las prendas era
bastante limitada y los formatos
podían dejarse inconclusos. Si
bien todos los protocolos solicitaban un examen externo y uno
interno de los órganos genitales,
las preguntas concretas podían
contribuir a que no se examinara a profundidad esta parte. En
el examen externo algunos protocolos preguntaban abiertamente
por órganos genitales, otros protocolos indagaban por órganos
genitales y mamas, otros examinaban vagina, otros dirigían el
examen a vagina y ano y otros
incluían en este espacio órganos
sexuales, mamas y glúteos. Como
puede verse la exactitud con la
que se preguntaba por los órganos sexuales podía orientar al
médico hacia mejores pesquisas
sobre la posible ocurrencia de
violencia sexual, así como llamar
su atención sobre otros lugares
del cuerpo donde pudiese haber
rastros de actividad sexual como
el ano, los senos y los glúteos, y
otras regiones no evidentemente
relacionadas como los muslos, el
cuello, la boca, entre otros.
343
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
344
En cuanto a los signos presentes
en el cuerpo estos pueden ser macroscópicos (i.e., lesiones evidentes) o pertenecer a los materiales
traza, y pueden estar presentes
en distintas partes. Son signos o
alarmas de posible delito sexual
asociado, señales de inmovilización, golpes en distintos lugares
del cuerpo, moretones, amordazamientos o lesiones a nivel paragenital como los muslos, las manos,
o el área mamaria. También son
signos manchas blancas y/o transparentes y brillantes en la piel,
cualquiera que sea el lugar de su
ubicación, así como los residuos
de sangre o piel que puedan observarse en la parte posterior de
las uñas de las manos. Desde la
dimensión odontológico-forense
son indicios de violencia sexual,
marcas de mordeduras en el cuerpo y en áreas específicas como los
botones mamarios, cuello, muslos, glúteos, entre otros, así como
heridas en las mucosas de la boca
que puedan apuntar a una violación oral; en este último caso se
tomarán muestras interdentales
para detectar la posible presencia de espermatozoides en estos
espacios. Desde la dimensión del
examen genital son indicios de
violencia sexual hemorragias,
desgarros recientes en el himen,
así como inflamaciones, hematomas y equimosis en el área vaginal, anal y perianal. Estos signos
suelen ser más notorios en personas que no tienen vida sexual
activa pues la frecuencia de los
contactos sexuales aumenta el
tamaño de la vagina, cambia su
coloración y forma, y aumenta su
flexibilidad. De la misma manera,
la ocurrencia de un parto reduce el himen a carúnculas32. Estos cambios pueden hacer pasar
32 Pequeñas elevaciones o proyecciones carnosas que rodean
el orificio vaginal, que son restos de la membrana himeneal.
En: diccionario médico “medciclopedia”. http://diccionario.
medciclopedia.com/.
desapercibida una relación sexual
forzada no considerablemente violenta. Desde la dimensión de la
antropología forense, donde es
más difícil sospechar violencia
sexual pues la evidencia biológica
difícilmente se reflejará en los restos óseos, a menos que el ataque
haya sido extremadamente violento, son signos de posible ocurrencia de violencia sexual: marcas de
sujeción física y algunos traumas
en los huesos de la pelvis.
Aunque la formación de los médicos forenses del INMLCF permite
tener en cuenta toda esta serie de
señales o signos que apuntan a
indagar sobre la posible ocurrencia de un delito sexual tanto en
el periodo estudiado como en el
presente, existen tres condiciones
que dificultan la observación de
dichos signos. Primero, la descomposición de los cadáveres,
lleva a que se produzcan grandes
cantidades de líquido y gas que
hacen que la piel del área genital
se pierda, su forma se altere, y los
posibles espermatozoides u otros
elementos biológicos de los agresores se descompongan o extravíen. A ello se suman los efectos
de la fauna tanto cadavérica como
externa que rápidamente consume las partes externas del cuerpo
y algunos órganos. En este sentido
el trabajo de observación, se puede
ver estropeado por el cambio en la
forma de la vagina, así como por
la pérdida o ausencia de piel, e incluso del órgano, si el cadáver se
encuentra en descomposición. No
obstante anota uno de los médicos
entrevistados “si se tienen dudas de
que estas alteraciones sean causadas por la descomposición, entonces
se procede a hacer una disección del
útero para observar si hay hemorragias u otras alteraciones”.
Segundo, el manejo inadecuado
del cuerpo en la escena del crimen
que conlleve a perder y manipu-
lar la evidencia probatoria, como
ya se vió en el factor conexión
escena-sala de necropsias. Y tercero, el contexto de la masacre,
pues trae consigo la necesidad
de ofrecer una atención rápida
por cuestiones de salubridad y
donde generalmente la sala de
necropsias se ha improvisado en
cementerios u otros sectores donde no hay elementos ni recursos
suficientes para trabajar.
Como puede verse, en general los
signos o señales de alarma sirven
para advertir sobre circunstancias de delito sexual relacionadas
con el crimen así como reconstruir
lesiones patrón o la secuencia de
eventos ocurrida, pero no reemplazan la recuperación de evidencias útiles para la investigación
de delito sexual que suelen ser
materiales traza. Usualmente es
más difícil sospechar la ocurrencia
del delito sexual cuando el cuerpo no presenta lesiones suficientemente llamativas, o cuando su
estado impide la detección de heridas relevantes. Por ello, es importante tener en cuenta los relatos
de los testigos, así como propender
por un abordaje técnico e investigativo completo y detallado, y una
gran capacidad teórica y práctica
en el ejercicio forense.
i. Condiciones para la toma de evidencias
Las evidencias físicas son elementos tanto orgánicos33 como inorgánicos34 que pueden convertirse,
posterior a su tratamiento en laboratorio, en una pista o indicio
judicial y finalmente en una prueba35. Este tipo de evidencia puede
clasificarse en tres grupos: biológica (i.e., saliva, sangre, semen,
pelos, etc.), objetos (i.e., colillas,
armas, prendas de vestir, etc.), y
33 Por ejemplo espermatozoides, sangre, saliva, orina, etc.
34 Por ejemplo una vainilla de munición o un condón.
35 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
División de Tanatología Forense. Dra. Mary Luz Morales.
Manual para la Práctica de Autopsia. Bogotá, 2000.
Para el periodo de tiempo que estudiamos, 1997 a 2003, existían
varios problemas en la recepción
y análisis de muestras; los cuales
36 Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
División de Tanatología Forense. Dra. Mary Luz Morales.
Manual para la Práctica de Autopsia. Bogotá, 2000.
37 Según entrevista con el jefe de Laboratorios, nivel nacional.
38 Resolución 06394 de 2004 de la Fiscalía General de la Nación,
por la cual se adopta el Manual de Cadena de Custodia para
el Sistema Penal Acusatorio de delito sexual.
están relacionados con el material
con el que se toma, la manera como
se preserva la misma, el lugar donde se almacena, la forma como se
embala, la prueba de laboratorio
a la que se somete y, finalmente,
la rapidez con la que se entrega el
informe final de ese análisis. De
estos siete pasos, depende pues
la confiabilidad del resultado que
puede constituirse como prueba de
delito sexual contra un acusado, en
caso de que lo haya.
Como hemos mencionado, los
eventos con actividad sexual
reportan mayor intercambio físico entre la víctima y el agresor
que otro tipo de delitos. De ahí
que haya mayor probabilidad de
encontrar evidencia traza en los
cuerpos. Sin embargo, según los
médicos consultados, es difícil
encontrar posibles evidencias,
por tres razones principalmente:
primera, la mayoría de ellas han
quedado en la escena del crimen
que es abordada por el personal
técnico; segunda, no hay una
orientación técnica ni investigativa sobre qué recuperar o en
qué enfatizar o explorar con más
detenimiento; y tercera, en caso
de haber posibles evidencias en
el cuerpo, con dificultad sobrevivirán más de 72 horas, teniendo
en cuenta que, este es el tiempo que muchas veces tardan en
llegar los cadáveres de personas
víctimas de masacres a las Unidades Básicas del INMLyCF, y
que dichos cadáveres se hallaban
expuestos al ambiente. Los peritos consultados comentan que
la saliva, el semen, la sangre, las
fibras textiles, e incluso los cabellos se degradan rápidamente en
comparación con las evidencias
no biológicas o no orgánicas. Esta
descomposición es un proceso natural, sobre el cual los médicos no
tienen control, éste proceso sólo
se detiene (y no de manera indefinida) una vez se ha tomado y
preservado la muestra. Pero además de la degradación natural,
las evidencias biológicas son muy
susceptibles a elementos externos
como la temperatura, el clima y
la humedad. De ahí que una vez
tomadas estas muestras, ellas deban ser embaladas y conservadas
de manera adecuada.
Aunque el INMLCF ha hecho
grandes esfuerzos en lo relativo
a la regulación del manejo de las
muestras o evidencias en la investigación del delito sexual39, varios de los médicos entrevistados,
principalmente en las regiones y
Unidades Básicas, comentan que
para el periodo en estudio, en los
casos en los que era posible tomar
evidencias, varias de ellas se contaminaban por elementos externos
(ambientales y del instrumento
con el que fueron tomadas). Un
frotis vaginal por ejemplo, debe
tomarse con un copo o hisopo de
algodón completamente limpio, si
la muestra entra en contacto con
un hisopo que ha sido expuesto al
aire o se encuentra húmedo, se
contaminará. En el pasado, este
mismo procedimiento se tomaba
con un escobillón y la muestra se
colocaba sobre una lámina. Tanto
el escobillón como la lámina debían
secarse, embalarse y comenzar su
viaje al laboratorio. Si la muestra
sobrevivía al material con el que
fue tomada, para que continuara su camino al laboratorio debía ser sometida a un proceso de
preparación para el embalaje. En
efecto, los copos de algodón deben
dejarse secar en un lugar fresco
y restringido, pues si se enviaran
al laboratorio estando húmedos,
39 Anexo No. 5. Instructivo de manejo del Kit para la toma
de muestras en la investigación del delito sexual. En:
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses,
Reglamento Técnico para el Abordaje Forense Integral de
la Víctima en la Investigación del Delito Sexual. Bogotá,
Versión 02, agosto de 2006. Y teniendo como referencia
la versión 01, mayo de 2006 de este mismo Reglamento
(resolución 000586 de 2002).
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
evidencia de impresión (i.e., huellas digitales, marcas de llantas,
marcas de pisadas)36. Para que el
trabajo con evidencias produzca
óptimos resultados en la investigación y juzgamiento de delitos,
el INMLCF cuenta con varios laboratorios (biología, DNA, toxicología y química aplicada), en las
Direcciones Regionales, allí se
procesan elementos recuperados
en el trabajo de las áreas de patología y clínica, así como también
se tramitan algunas solicitudes
externas. Con el ánimo de aclarar el tipo de análisis que está en
capacidad de realizar, el área de
laboratorio del Instituto dispone
de un portafolio interno37 de servicios y capacidades de procesamiento de muestras. Uno de los
requerimientos ha sido siempre
que las muestras lleguen en adecuado estado para su análisis ¿qué
significa esto? Significa que cada
una de las muestras debe haberse
recuperado con elementos adecuados, preservarse de una manera
específica y según sus propias características lo requieran, haberse embalado de forma adecuada
y finalmente enviado a tiempo
al laboratorio. En la actualidad
muchas Unidades Regionales,
e incluso Seccionales, disponen
de laboratorios en los que varias
muestras son procesadas a diario,
y con el avance de los años, tanto
la preservación como el embalaje se han desarrollado así como
incorporado por completo en el
aparato de justicia38.
345
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
346
las muestras se descompondrían.
Sin embargo en distintas Unidades Básicas del país no había ni
hay lugares específicos para este
proceso: el cuarto de evidencias
comparte espacio con el archivo,
los estantes, y otros elementos
de trabajo. Según los médicos
entrevistados, las Unidades Básicas envían las evidencias a los
laboratorios una vez por semana
o cada 15 días, en este sentido
cada Unidad dispone de una
nevera en la que se conservan
algunas las evidencias que así
lo requieran mientras es el momento de dirigirlas a su destino
final, es decir, los laboratorios.
Algunas de estas neveras se encuentran deterioradas, o aún estando en buen estado, se apagan
por el constante corte del flujo de
energía en los pueblos. Aunque
los tiempos dilatados en el envío
de las muestras hacia los laboratorios, así como las interrupciones en la refrigeración no alteran
sustantivamente la calidad de la
evidencia, si congestionan y demoran la entrega de resultados.
de las evidencias: envoltura primaria de la muestra (vg., tubo
de ensayo), embalaje secundario
(vg., gradilla de Icopor soportada)
y, a veces, embalaje terciario (vg.,
caja de protección); y comenta que
tanto por el mal embalaje como
por el tipo de transporte terrestre
en Colombia, varias evidencias
siguen llegando regadas, contaminadas e incluso descompuestas
por haber entrado en contacto con
elementos externos.
El cuarto paso tiene que ver con
el proceso de embalaje. Ya hemos
mencionado la reglamentación al
respecto, y hemos anotado cómo
el Instituto se ha preocupado por
estandarizar el embalaje de las
muestras. Hay sin embargo, dos
grandes dificultades al respecto:
primera, que los médicos rurales, no cuentan con esta capacitación y envían muestras mal
recuperadas y mal embaladas a
los laboratorios (sin recipientes,
no rotulados, no sellados, etc.); y
segundo, que existen realidades
concretas del país que se oponen
al arribo del material al laboratorio así el embalaje haya sido
bueno: orden público, carreteras
destapadas, etc. Uno de los médicos entrevistados anota que el
INMLCF insiste en la necesidad
de hacer un embalaje adecuado
La última etapa es el tiempo que
transcurre entre la entrega de
la evidencia en laboratorio y el
diagnóstico. Aunque como comenta un médico, actualmente los resultados se entregan con rapidez,
y existe un constante monitoreo
sobre el tiempo que transcurre
entre la recepción y la entrega de
la muestra, esto también depende
de las nuevas tecnologías que van
llegando al país, de los peritos y la
demanda de análisis. En el caso
de los espermatozoides, el proceso
pasa por dos etapas como mínimo: el reporte preliminar, donde
se anota positivo, negativo o no
hay elementos para determinarlo,
y el perfil genético, que se realiza cuando hay un sindicado para
cotejar el DNA encontrado con
el del acusado. Esto último echa
abajo el largo camino que recorrió
Cuando finalmente la muestra ha
llegado al laboratorio para ser sometida a los análisis que solicita
el médico encargado de cada caso
también enfrenta problemas: la
evidencia enviada por el médico
rural o por el técnico de investigación criminal no corresponde con
la pregunta que se quiere responder y se realizan solicitudes muy
genéricas de análisis, e incluso
solicitudes no especificadas: “a
veces llegaba el paquete entero
de parte del médico rural a ver
qué le servía”, anota un miembro
de laboratorio en Bogotá.
la muestra, pues sin un sindicado
con quien cotejarla, la investigación que adelanta el fiscal queda
en un punto muerto.
j. Capacidad instalada en Unidades Básicas
Las Unidades Básicas junto con
los hospitales municipales son los
lugares donde generalmente se
atienden eventos de gran magnitud como las masacres pues estos
suelen ocurrir en veredas y corregimientos apartados. Aunque en
la actualidad cualquier evento colectivo o masivo es apoyado por el
INMLCF, para nuestro periodo de
estudio, muchas localidades atendieron los eventos sin los médicos
forenses del Instituto.
Cuando ocurría una masacre podían presentarse varios escenarios: primero, que los cadáveres
fueran enterrados por los sobrevivientes dada la descomposición
de los mismos y/o ante la imposibilidad del arribo de las autoridades; segundo, que las necropsias
fueran realizadas en campo por
médicos legistas; tercero, que los
cuerpos fueran trasladados a un
municipio cercano donde no haya
Unidad Básica de Medicina Legal
y las necropsias sean realizadas
por médicos rurales o por médicos
del hospital municipal; y, cuarto,
que los cadáveres fueran llevados
a una Unidad Básica de Medicina Legal. En este último caso los
cadáveres enfrentaban, y aún hoy
día, en varios casos enfrentan los
siguientes problemas comunes.
Si se encuentran descompuestos,
no pueden ser ingresados a la
morgue de Medicina Legal, pues
la gran mayoría de Unidades se
encuentran ubicadas en los hospitales, así que por ley, deberán
ser atendidos en la morgue del
cementerio que es administrada
por la municipalidad o la curia.
Allí por lo general no hay servicios
de agua, luz eléctrica, mesas de
Si un cadáver aún no se ha descompuesto, será atendido en la
morgue del Instituto. La mayoría
de Unidades no son sedes propias
de Medicina Legal sino que pertenecen a los hospitales municipales. En este sentido la gerencia
de los centros hospitalarios y las
autoridades municipales deciden
su ubicación, tamaño y dotación
estructural. En las visitas realizadas a varias Unidades del
país, dichas Unidades (es decir,
el cuarto de evidencias, nevera
y archivo, el consultorio, el área
de recepción y la morgue) se encuentran ubicadas en la parte
posterior del hospital, área donde
también se encuentra la planta
eléctrica, el lavado de ropa, el
depósito de desechos biológicos
e incluso, la cocina. Se trata de
espacios reducidos en los que
escasamente pueden trabajar el
médico y el disector simultáneamente. En algunas se evidencia
indiferenciación de espacios como
el archivo, el baño, el consultorio,
la recepción, e incluso la morgue,
mientras que otras si han logrado separar los distintos servicios
médico-legales. En uno de los
municipios visitados se trabajó
durante el periodo de estudio en
las funerarias pues el Instituto
no se había instalado, y porque
los hospitales que disponían de
morgues no las facilitaban.
En el Informe de Gestión del año
2008, el entonces director del INMLCF, Dr. Pedro Gabriel Franco,
lamentaba el “rezago económico,
administrativo e histórico” en
el que se mantiene al Instituto
frente a las instituciones administradoras de justicia, pues 51
años después de la adquisición
de la primera sede propia, el
Instituto cuenta con tan sólo 17
sedes propias a nivel nacional40.
Claramente las escasas asignaciones del presupuesto al Instituto han limitado la posibilidad de
proveer instalaciones adecuadas
a los puntos de atención, lo cual
dificulta las condiciones de trabajo
de los peritos.
Como vimos antes, los insumos de
trabajo también inciden en el examen externo que puede conducir
a tomas de evidencia de violencia
sexual. Aunque las morgues de
Medicina Legal a diferencia de las
de los cementerios, sí disponen de
recursos como agua, luz, ventilación etc., otras herramientas de
trabajo como bisturís, agua destilada, guantes de látex, máscaras
protectoras de gases, uniformes
desechables, entre otros, no son
una constante en todas las unidades. Acorde con lo informado
por el anterior Director General
un médico de Unidad Básica comenta: “Hay varias limitaciones
en infraestructura y presupuesto.
Para buscar una buena evidencia
forense tendría que disponer de
40 INMLCF, Dr. Pedro Gabriel Franco, “Informe de Gestión 2008”,
Colombia: 2008, Pp 7
luces forenses, de laboratorio de
evidencia traza, hacer estudios
sexológicos completos, procesar
las muestras de biología, etc., y
eso posiblemente en Bogotá si se
encuentre, pero en las Unidades
Locales no”. Morgues perfectamente equipadas no asegurarán
más hallazgos de violencia sexual,
pero sí facilitarán la detección de
los mismos.
De otro lado, los médicos del INMLCF trabajan turnos de seis horas al día, y prestan un servicio de
12 horas los fines de semana. Esto
es una dificultad porque el horario
no les alcanza para realizar dictámenes clínicos y de patología,
atender el área administrativa,
enviar los datos (aún cuando a
veces no se encuentre el recurso
tecnológico disponible), y dar respuesta a los oficios solicitados por
las autoridades. También deben
dejar encargado al disector, quien
lleva la correspondencia a las autoridades, asume la carga administrativa, orienta las necropsias
que realizan los médicos del hospital y en ocasiones asea la morgue
y organiza el material probatorio.
Así, la carga laboral puede ser un
factor que va en contra de la toma
de evidencia de violencia sexual
pues en aras de evitar el represamiento de casos, el sobrecupo en
las cavas, y cumplir con sus superiores, los médicos pueden realizar
necropsias orientadas únicamente
a las posibles causas de la muerte,
pero no a las lesiones patrón o a
las circunstancias que rodearon
el occiso.
2. Casos
En esta sección observamos la forma como jugaron los 10 factores
descritos anteriormente en dos casos escogidos de nuestro total de 66
masacres y 4 eventos especiales, uno
de los casos que se estudiarán es
un evento especial es decir, que no
alcanza la cifra de cuatro víctimas
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
trabajo y/o desagües adecuados.
Las morgues de los cementerios
son lugares cerrados, así que además de la descomposición del cadáver, la ausencia de luz impide
realizar adecuadamente el examen externo u obtener indicios
como los que ya se han anotado.
Tampoco hay instrumentos suficientes para trabajar, y aunque
algunos médicos aseveren que
“hay autopsias extraordinariamente bien hechas aún bajo las
condiciones más pobres”, otros
afirman que lo cierto es que en
campo los limitantes materiales
son determinantes para los diagnósticos. En algunos cementerios
debe trabajarse aún hoy en día con
velas, y a veces en circunstancias
de muerte colectiva se deben improvisar morgues y se ha llegado
a quemar llantas para iluminar el
trabajo de los médicos.
347
fatales. A continuación presentaremos cada caso en una tabla donde
se completa cada factor con la información disponible de los protocolos
Factores/
Casos
de necropsias, actas de inspección,
las entrevistas a los médicos de las
Unidades visitadas y los expedientes judiciales.
1. Homicidio colectivo ocurrido en zona urbana de corregimiento cercano
a la ciudad de Cúcuta, Norte de Santander, en diciembre de 2003. Víctimas
femeninas: 3
1. Resumen del Caso
Según el acta de inspección, sujetos no identificados arribaron en horas de la madrugada
a una residencia ubicada en un barrio humilde cercano a la ciudad de Cúcuta. Los sujetos
dispararon contra dos mujeres, hermanas entre sí, que se encontraban en el área de la salacocina de la casa, y posteriormente buscaron a la tercera hermana quien estaba durmiendo
en una habitación. Las dos primeras murieron en el lugar de los hechos, mientras que la
tercera fue trasladada aún con vida al hospital donde falleció al poco tiempo.
2. Abordaje técnico
Un grupo interinstitucional compuesto por un fiscal, dos investigadores (uno del CTI y otro de la
SIJIN), dos técnicos (uno del DAS y otro del CTI) y una secretaria, llegan a realizar la inspección
de cadáveres 2 horas después de los hechos, y recuperan varias vainillas de proyectil de arma de
fuego. A las 3 de la tarde hacen inspección de la mujer fallecida en el hospital.
3. Abordaje forense
Las autopsias se realizan en la Unidad Seccional de Cúcuta a partir de las 7 de la mañana del
mismo día. Las mujeres sólo presentan heridas por proyectil de arma de fuego en cráneo,
cuello, brazos y hombro. Los genitales externos y el ano se describen sin alteraciones y se
detalla el estado de las uñas en los tres casos. En el examén interno se revela que una de ellas
tiene 13 semanas de embarazo. El perito concluye para los tres casos que la causa de muerte
es proyectil de arma de fuego y la probable manera: homicidio.
Ya estaban en práctica los manuales de Minnesota y Estambul, así como ya existía pregunta por
delito sexual en el conflicto armado en el entorno.
4. Entorno y marco conceptual que permita Pero no se conocen los autores de los hechos ni las circunstancias, no se sabe que fueron actores
imaginar ocurrencia de ese fenómeno
armados ni que muertes fueron en contexto de violación al DIH.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Pero ya estaba en práctica el Manual para la realización de Autopsias Médico-legales que
incluye instrucciones para registrar homicidio sexual.
348
5. Formas de ejercer la medicina forense
El médico sólo documenta lo positivo, todo lo demás aparece “sin alteraciones”. Como se hace
examen externo e interno pero no se toman muestras de nada, podríamos decir que se trata de
necropsia semi orientada.
6. Conexión escena-sala de necropsia
El perito consigna en los protocolos que no tiene conocimiento de cómo fueron transportados
los cadáveres, de la cadena de custodia, ni cuenta con descripción de la escena.
7. Capacitación del médico
Médico con entrenamiento forense.
8. Control del personal
Se entiende que al realizarse en una seccional y estar más cerca de la regional, los reglamentos
llegan más rápidamente y los protocolos son más cercanos a los estándares.
El médico no cuenta con información que le permita vincular el caso a un evento ocurrido en
contexto de violación al DIH. Tampoco tiene información de escena que le permita ni imaginar
ni descartar posible ocurrencia de delito sexual.
9. Signos delito sexual
Se sabe que es un asesinato de tres mujeres hermanas entre sí, en horas de la madrugada.
No se describen marcas particulares ni evidencia traza en prendas, cuello, mamas, glúteos,
piernas, ano ni vagina.
El cadáver estaba fresco. Al realizarse en una Unidad Seccional se asume que las condiciones son
10. Condiciones para la toma de evidencias y adecuadas y que existen todos los materiales e instrumentos para realizar el dictamen, tomar
capacidad instalada
las muestras y procesarlas sin dificultades.
Factores/
Casos
1. Homicidio colectivo ocurrido en zona urbana de corregimiento cercano
a la ciudad de Cúcuta, Norte de Santander, en diciembre de 2003. Víctimas
femeninas: 3
11. Formatos
Los protocolos que se usan permiten hacer indagaciones profundas a cada parte en el examen
interno y externo, preguntan por las circunstancias de los hechos, por información útil
disponible, por relación con otros casos colectivos, etc.
12. ¿Se toman muestras de delito sexual?
No
Teniendo en cuenta los anteriores elementos se debe responder la pregunta de por qué no se
tomaron muestras de delito sexual.
Partimos de la base de que existían buenas condiciones para realizar el abordaje forense: la
necropsia se hace en una morgue bien dotada de una capital departamental, donde existen todas
las herramientas para hacer una buena toma de evidencias. Los cadáveres estaban frescos, los
reglamentos y protocolos estaban disponibles y fue realizada por un médico con entrenamiento
forense.
Si bien no se contaba con información de la escena del crimen, esto no tiene un efecto negativo
sobre la decisión de tomar muestras de delito sexual. Al contrario, si el médico conociera la forma
como ocurrieron los hechos (de tipo sicarial) hubiera tenido información suficiente para descartar
cualquier contacto entre víctimas y victimarios, y por ende, cualquier delito sexual relacionado
al homicidio.
Sin esta información, él sólo contaba con el cuerpo. Así que revisemos los indicios: por un lado, en
el examen externo no se encuentran lesiones en región genital, anal, piernas, glúteos, cuellos ni
mama que hagan pensar en delito sexual. Tampoco hay evidencia traza en prendas ni uñas.
Pero por otro, según las entrevistas que hemos realizado y lo consignado en el Manual para la
Realización de autopsias médico-legales que ya regía desde 2002, el hallazgo de una mujer
sola de inmediato prende las alarmas sobre posible delito sexual, más cuando en las mismas
circunstancias mueren varias mujeres, y más cuando son hermanas entre sí, y más cuando las
circunstancias del hecho no permiten descartar la ocurrencia del delito sexual de antemano, pues
incluso dejan abierta la idea de que se puede tratar de una venganza, donde se suelen desplegar
niveles elevados de violencia.
Con todos estos factores jugando a favor, es claro que los factores que determinaron la decisión
de no tomar muestras fueron, por un lado, la cercanía con la forma de abordaje forense en el que
las necropsias son semi orientadas. Y por otro, la ausencia de un marco conceptual que permitiera
imaginar una posible violación en esas circunstancias.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
13. Conclusión
Sin embargo, según el mismo perito forense establece en el protocolo, “se desconocen las
circunstancias, móviles y agresores, no hay descripción de la escena, no hay datos de cómo fue
transportado el cadáver ni cadena de custodia”. Aún cuando es obligatorio que los cadáveres
cuenten con el acta de inspección, los comentarios del médico nos hacen pensar que es posible
que el médico no contara con el acta a la hora de hacer la necropsia.
349
Factores/Casos
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
1. Resumen del caso
350
Lugar: corregimiento El Salado, municipio El Carmen de Bolívar-Bolívar. 18 y 19
de febrero de 2000. Número de víctimas femeninas: 9.
El 18 de febrero del 2000, aproximadamente 600 paramilitares de las Autodefensas de Córdoba
y Urabá (ACCU), ingresaron al corregimiento del Salado en la subregión de los Montes de María
donde ejecutaron extrajudicialmente a 46 campesinos dentro de los que se encontraban nueve
mujeres, entre ellas una menor de edad. Algunos hombres avanzaron copando el municipio,
otros se quedaron en retaguardia y un último grupo perpetró la masacre dentro del municipio
permaneciendo allí hasta el día siguiente. En Ovejas-Sucre los paramilitares también dejaron
varias víctimas mortales así como en toda la vía que conduce de Ovejas al Salado y en distintas
fincas que hacen parte de este recorrido, acusaron a los pobladores de ser auxiliadores de la
guerrilla, ejecutaron extrajudicialmente a civiles, torturaron, produjeron lesiones personales,
amenazas, pillaje, daño a bienes civiles y finalmente, produjeron el desplazamiento forzado de
la población. Varios habitantes informaron la ocurrencia de violencia y torturas sexuales durante
la masacre.
2. Abordaje técnico
La masacre fue atendida por un equipo de miembros de la Fiscalía, el CTI y el INMLyCF. El día 21 de
febrero de 2000 los funcionarios de la Fiscalía del Carmen de Bolívar se desplazaron al Salado para
realizar las inspecciones de cadáveres. Sin embargo, cuando llegaron al corregimiento los cuerpos ya
no estaban en la cancha del pueblo sino que habían sido inhumados en fosas comunes y en bóvedas
del cementerio. Por ello la diligencia de inspección de cadáver se tuvo que suspender y se procedió
a solicitar apoyo para adelantar una diligencia de exhumación. El 22 de febrero, la misma Unidad
Seccional de la Fiscalía solicita al hospital del Carmen de Bolívar que designe dos médicos para
que acompañen a los investigadores hasta el corregimiento y que funjan como médicos legistas
en las exhumaciones, practiquen las necropsias y determinen las causas de muerte. Finalmente, el
23 de febrero, a las 9:00am, el equipo interinstitucional conformado por siete hombres (el médico
forense de INMLCF y su disector, un médico del CTI, un odontólogo del CTI, el jefe de la unidad del
CTI y dos técnicos de investigación criminal del CTI), ingresa al Salado por vía terrestre, y regresa,
ya sin el médico y el disector de Medicina Legal para terminar las diligencias al día siguiente. Las
inspecciones de los técnicos describen heridas de arma blanca, orificios por proyectiles de arma de
fuego, algunas prendas de vestir y estados de desnudez y semidesnudez, no se sugiere examen
alguno, y a medida que iban realizando la inspección de cada cadáver y su correspondiente
necropsia, los cuerpos volvían a ser inhumados.
3. Abordaje forense
Las necropsias se realizaron el día 23 de febrero en el corregimiento del Salado, pues el día 24 el
médico y el disector no fueron llamados a participar en el abordaje de los casos restantes. El INMLCF
realizó necropsias de 16 personas el día 23 de febrero. Estas se encontraban distribuidas de la
siguiente manera: 3 hombres y una mujer en la primera fosa común, 1 hombre y 3 mujeres en la
segunda fosa, y 6 hombres y dos mujeres en el cementerio. El día 24 de febrero el personal de la
Fiscalía realizó inspecciones y necropsias de 8 personas ubicadas en el cementerio de las cuales 7
eran hombres y 1 mujer. En total ocho mujeres y una menor de edad fueron identificadas. La mayoría
de las mujeres adultas presentaban múltiples heridas por arma blanca a la altura de la cara (que
llegaron a comprometer maxilares, mentón, y líneas de fractura extendidas hasta el cráneo), el cuello
y el tórax (heridas en área pectoral); y algunas presentaban destrucción total o parcial de la bóveda
craneana por arma contundente o por proyectil de arma de fuego. La principal causa de muerte es
anemia aguda secundaria a las lesiones ocasionadas con arma blanca. De otro lado, la menor de edad
no presenta heridas externas pero tampoco se realiza examen interno para determinar su causa de
muerte.
Factores/Casos
Lugar: corregimiento El Salado, municipio El Carmen de Bolívar-Bolívar. 18 y 19
de febrero de 2000. Número de víctimas femeninas: 9.
4. Marco conceptual que permita imaginar
ocurrencia de ese fenómeno
Ni el médico de Medicina Legal ni el de la Fiscalía realizan exámenes externos concienzudos pues
los cadáveres se encontraban en muy avanzado estado de descomposición, por lo que la toma
de evidencias hubiera sido inútil. Aunque para el año 2000 la pregunta por la violencia sexual
en contextos de conflicto armado no se había afianzado del todo en el ámbito forense, confunde
que el médico no se haya formulado la pregunta pues los habitantes que quedaron en el pueblo
denunciaron ante el personal de la Fiscalía la ocurrencia de violencia sexual contra las fallecidas.
Según la revista Semana41 los pobladores denunciaron ante los agentes del CTI de los abusos
sexuales durante la diligencia de inspección de cadáveres, es decir, el mismo día que el INMLCF
hizo presencia en el corregimiento. Sólo una mujer relacionada con este evento fue atendida en la
Unidad Seccional del Carmen de Bolívar. A ésta, que ingresó en menor estado de descomposición,
se le practicó un examen más atento, pero en todo caso, sin anotaciones sobre, piel y faneras, cuello,
boca, vagina, ano, ni senos, con los que se pudiera preguntar por la ocurrencia del delito sexual.
5. Corrientes en el ejercicio médico-legal
Como lo anota la solicitud de la Fiscalía, la presencia de los médicos forenses del INMLCF en el Salado
tiene como objetivo principal realizar las necropsias de las víctimas y determinar su causa de muerte.
En este sentido, además del enfoque orientado que pueda tener el médico, las autoridades judiciales
en este caso también presionaron en la misma dirección. Como no se diligenciaron protocolos de
necropsia, sino que se realizaron descripciones breves de las heridas en los cadáveres y su causa de
muerte, no hay anotaciones del orden de lo negativo.
6. Conexión escena- sala de necropsia
El médico y su disector asistieron a la escena del crimen junto con el personal de la Fiscalía y la
Policía. La escena comprometió varios escenarios: fosas comunes, cementerio y lugares aledaños
al corregimiento del Salado. En este evento hubo confusiones sobre la escena del crimen y el tipo
de evento pues en un comienzo se aseveró que había ocurrido un combate, y así fue notificado por
los medios de comunicación. Sólo cuando hubo condiciones de seguridad para ingresar a la zona se
aclaró que se había tratado de una masacre contra la población civil.
Médico forense de la Unidad Básica del Carmen de Bolívar del INMLCF junto con su disector.
8. Control del personal: capacitaciones
monitoreo
Es sorprendente que no se hayan formulado preguntas de parte de los entes de control del Instituto
frente a la ausencia de protocolos de necropsia de las labores realizadas durante el día 23 de febrero
de 2000, esta situación, por otra parte, puede tener que ver con el carácter del evento, la situación de
orden público de la zona, la seguridad de los peritos, etc.
9. Signos delito sexual
La información aportada en las necropsias no permite suponer que haya habido violencia sexual.
Algunos de los cadáveres se encontraban semidesnudos, y las heridas por arma blanca sí sugirieron
tratos extremadamente crueles a los médicos, según entrevista realizada. Pero el estado de los
cuerpos no permitió concluir nada sobre el tema.
10. Condiciones para la toma de evidencias
y capacidad instalada
Los cadáveres se encontraban en avanzado estado de descomposición. Las condiciones de seguridad
impidieron que los profesionales del INMLCF permanecieran más tiempo en la localidad, y no
pudieron estar presentes en todas las inspecciones que realizaron los técnicos del CTI y la Fiscalía.
No se tenía a la mano los elementos de trabajo de los que dispone la Unidad básica, y los lugares
donde se realizaron las necropsias fueron las mismas fosas comunes donde se había inhumado a los
cadáveres, así como en el suelo del cementerio y en la vía destapada que conduce al corregimiento.
No había servicio de agua ni luz, pues el corregimiento, su centro de salud, y las tiendas fueron
arrasados durante la masacre.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
7. Capacitación del médico que le
corresponde hacer la necropsia
41 Revista Semana. El cuerpo femenino, botín de guerra. 30
de octubre de 2004. Sección Política, edición: 1.173.
351
Factores/Casos
Lugar: corregimiento El Salado, municipio El Carmen de Bolívar-Bolívar. 18 y 19
de febrero de 2000. Número de víctimas femeninas: 9.
11. Formatos
Como hemos dicho, en el caso de la masacre de El Salado no se realizaron necropsias a la mayoría de
los cuerpos, ni siquiera de aquellos que fueron exhumados el día que sí estaba el perito del Instituto.
Se hicieron breves descripciones de las lesiones y no se hacía ningún detalle sobre partes del cuerpo
u órganos.
12. ¿Se toman muestras de delito sexual?
No.
13. Conclusión
La información adicional a las inspecciones y protocolos de necropsia de esta masacre, como
artículos en prensa, en revistas especializadas, entrevistas, etc., ha afirmado que en esta masacre
hubo violencia sexual contra las mujeres que posteriormente fueron asesinadas. El abordaje
técnico y forense del caso no permite contradecir estas versiones, pero tampoco confirmarlas,
pues varios, si no todos los factores que posibilitan la pregunta por la violencia sexual operaron
en contra de los funcionarios. El único elemento excepcional y positivo de este abordaje forense,
tiene que ver con que el médico y su disector pudieron estar presentes en la escena del crimen y
así elaborar mejores hipótesis. Pero esta ventaja no es suficiente cuando no hay la posibilidad de
estudiar los cuerpos a profundidad ni comprobar científicamente lo observado en la escena.
Para la fecha de la masacre el protocolo de Minnesota no había entrado en práctica, y muy pocas
instituciones llamaban la atención sobre la importancia del examen sexológico en contextos de
conflicto armado. De hecho, esta masacre fue uno de los eventos que capturó la atención sobre
la posible ocurrencia de violencia sexual de parte de actores armados. Aunque el vínculo de las
Unidades Básicas con el centro es más estrecho, la realización de las necropsias de este evento
se realizó en un lugar en el que no había elementos de trabajo, tiempo suficiente, laboratorios
ni posibilidad de realizar interconsultas con otros peritos del Instituto y peligro por presencia de
actores armados en la zona.
La pregunta por la violencia sexual se hizo explícita de parte de pobladores, ¿qué debía hacer el
médico ante las denuncias de dichas personas? Explorar genitales y tomar evidencias para enviarlas
a laboratorio. Aún cuando el médico haya sido advertido, la descomposición de los cadáveres, que en
algunos casos era tan aguda que ya exhibía restos óseos, hubiera imposibilitado pesquisas profundas
en este nivel, la evidencia biológica como hemos visto, en este momento de la descomposición e
inhumación de los cadáveres ya se había perdido. Pero tampoco se disponía de los instrumentos para
detectarla, ni de los elementos para tomar evidencias y preservarlas adecuadamente.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
El volumen de casos también opera contra el médico y su disector, quienes deben realizar las
necropsias de por lo menos 15 cadáveres en un mismo día en el que se debían cumplir mínimo
con las tareas de determinar la identidad de las víctimas, las heridas y concluir la causa de muerte.
De otro lado, es evidente que las necropsias fueron orientadas y que no usaron los formatos
tradicionales de los protocolos de necropsia, los cuales habían podido mejorar la calidad de las
exploraciones y dictámenes del médico. Tampoco se hicieron anotaciones del orden de lo negativo.
Si los pobladores denunciaron la violencia sexual, y el escenario no la permitió identificar,
afirmaciones de este tipo, hubieran sido pertinentes.
352
La investigación identificó diez
factores y examinó como operaron en dos casos específicos. Sin
embargo, es importante recalcar
que el funcionamiento de esos
factores depende de entramados históricos e institucionales
que desbordan la decisión de los
médicos y que no hablan tanto
de constreñimientos culturales
como de constreñimientos económicos y decisiones políticas en un
país afectado por altas tasas de
violencia. En este punto y como
conclusión principal se insiste en
que la identificación de esos factores y su funcionamiento debe
ser vista en el contexto histórico
e institucional de la medicina
forense en el país. Es desproporcionado formular el problema en
términos de decisión individual
si antes no se ha recalcado que
de 141 puntos de atención médica, sólo 17 son sedes propias,
que los eventos de conflicto armado tienden a ocurrir en lugares
en donde la cobertura institucional no alcanza a llegar, que el
equipo forense requiere para su
trabajo de una información y de
unos implementos técnicos que no
siempre están disponibles y que
dependen de la gestión de otras
instituciones estatales o de restricciones presupuestarias.
El ejercicio de identificación de
los factores ha mostrado que
más que una “decisión médica”
o una “decisión institucional” de
producir información útil para la
investigación del delito sexual,
se trata de discutir el papel y la
importancia que la sociedad colombiana da a la identificación de
víctimas, la causa de muerte y la
identificación de los culpables. En
un país con altas tasas de muerte
violenta, con grandes dificultades
para identificar algunos de esos
cadáveres, con restricciones presupuestales que mantienen al
sector justicia y de servicios forenses en un rezago económico y
administrativo, tratar el tema de
la toma de evidencias de violencia sexual como un problema de
perspectiva de género puede ser
desproporcionado. Y puede serlo,
porque las barreras impuestas por
la falta de sensibilidad o de interés por temas de género son sólo
unas tímidas barreras al lado del
monumental desinterés o simple
desconocimiento que la sociedad
colombiana (inclusive los sectores
académicos) tienen con respecto
a la situación financiera e institucional de los servicios forenses.
La evaluación de estos servicios
no puede hacerse al margen de
la discusión del lugar financiero
y político que ellos tienen en la
administración de justicia en el
país, y al mismo tiempo, del lugar
que esa justicia tiene en la construcción de la sociedad nacional.
Con esta conclusión general en
mente pueden introducirse los comentarios finales sobre los casos.
El análisis de los dos casos deja ver
que los diez factores operaron de
maneras muy diferentes. Llama
la atención que ni en las condiciones más adversas (en El Salado,
con cadáveres descompuestos y
sin condiciones de trabajo); ni en
las condiciones más favorables (en
Cúcuta con cadáveres frescos y en
la sede de una Unidad Seccional
con una morgue bien dotada) se
procedió a tomar evidencia de violencia sexual. De otro lado, ni en
el evento reciente (en Cúcuta, en
2003 y con los formatos detallados) los médicos documentaron la
ocurrencia de este delito.
Esta constatación sugiere que
aún en condiciones de capacidad
instalada adecuada, donde las
evidencias pueden ser tomadas y
procesadas, los formatos exigen la
indagación sexológica, los médicos tienen entrenamiento forense
y hay control del centro, no hay
un marco conceptual que les permita a los médicos indagar por
la ocurrencia de violencia sexual
en contextos de conflicto. Inicialmente esto llevaría a recalcar la
centralidad que el factor marco
conceptual tiene en la decisión
médica de tomar evidencia. Sin
embargo, la existencia de dicho
marco no puede ser considerada
como un punto de partida para el
desarrollo de una buena necropsia
esto es: una necropsia que indaga
por la ocurrencia de la violencia
sexual en eventos determinados,
sino, como un punto de llegada.
Antes de considerar la necesidad
de crear ese marco conceptual y
de obligar o imponer a los médicos
la pregunta por violencia sexual
en su trabajo, es necesario mejorar el conjunto de condiciones
materiales, institucionales, labo-
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
3. Conclusiones
El desarrollo del proyecto ha ido
revelando la necesidad analítica
y política de situar la pregunta
sobre los factores que inciden en
la decisión médica de tomar o no
evidencias útiles para la investigación del delito sexual en un
contexto histórico, institucional
y analítico más amplio. De hecho,
la formulación inicial que tendía
a situar las preguntas sobre violencia sexual en el terreno de la
sensibilidad de género de los funcionarios ha sido reencuadrada.
No es pertinente hablar de toma
de evidencias útiles para la investigación del delito sexual como un
tema de género. Más bien, se impone situar esa preocupación en
un marco más amplio que recoja
y muestre la transformación histórica e institucional del ejercicio
de la medicina forense en el país
y el lugar social que ella y la administración de justicia tienen en
la sociedad colombiana.
353
rales y sociales en que trabajan
los médicos y asistentes.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Así pues, antes de demandar la
obligatoria toma de evidencias en
estos casos, hace falta comprender, descifrar, visualizar los distintos tipos de complejidad que
permiten o no que esa evidencia
sea de utilidad en un proceso judicial. Se insiste en los distintos
tipos de complejidad porque como
se ha mostrado arriba, lo que
cuenta como evidencia es el resultado del largo y difícil recorrido
institucional y geográfico que un
delicado material biológico tiene
que sortear en poco tiempo.
354
El recorrido parsimonioso por los
diez factores muestra que las expectativas políticas con que desde
la sociedad civil y las organizaciones de mujeres se piensa el tema
de la violencia sexual y se exige
al Instituto Nacional de Medicina
Legal que lo documente, tiende a
ignorar las dificultades con que
los profesionales realizan su trabajo. Como resultado de los efectos
ideológicos de la investigación y el
activismo social, se tiende a suponer que las instituciones y agentes del estado operan en un campo
yermo, sin limitaciones logísticas,
adversidades climáticas, cadáveres descompuestos o actores armados intimidando poblaciones
y entre ellos peritos y asistentes
forenses. Es urgente reconocer y
partir de esas condiciones para
identificar, de forma realista, los
aspectos en los que se puede mejorar. Es imprescindible fortalecer
los canales de comunicación entre
academia, organizaciones sociales y Medicina Legal para hacer
visible la realidad de la práctica
forense en Colombia y para que
las aspiraciones a que haya más
justicia en el país ganen complejidad. La experiencia concreta que
las organizaciones sociales tienen
documentando casos de violencia
sexual puede sugerir nuevas pistas
e indicios que los médicos empezarán a reconocer y a documentar
en su trabajo. Al mismo tiempo,
el conocimiento y la pericia de los
médicos podrán mostrarles a los
funcionarios de las organizaciones
y a los investigadores sociales, las
limitaciones y condiciones concretas con que se lidia en el trabajo
sobre violencia.
BIBLIOGRAFÍA
Comentario del Gobierno de Colombia a las conclusiones y
recomendaciones del Comité contra la Tortura CAT/
C/COL/CO/3/Add.1, 13 de junio de 2006, CAT/C/COL/
CO/3/Add.2, 24 de septiembre de 2008, y del Cuarto
informe Periódico a la Convención Contra la Tortura de
parte del Estado Colombiano, CAT/C/COL/4 del 21 de
febrero de 2008.
Gupta Akhil y Sharma Aradhana, "Introduction: Rethinking
theories of the state in an age of globalization", En
The anthropology of the state, a reader. Blackwell
Publishing, 2002.
Defensoría del Pueblo, Luz para la vida. Masacres ocurridas
en Colombia hasta 1999. Sistema de Alertas Tempranas
(SAT), Bogotá, 2000.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
Establecimiento Público Adscrito a la Fiscalía General
de la Nación. Reglamento Técnico para el Abordaje
Integral de la víctima en la Investigación del Delito
Sexual. Bogotá, Agosto de 2006.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses,
Reglamento Técnico para el Abordaje Forense Integral de
la Víctima en la Investigación del Delito Sexual. Bogotá,
Versión 02, agosto de 2006.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses,
Manual para la Realización de Autopsias MédicoLegales, 2002, Máximo Alberto Duque, “Manejo del
Cadáver por parte del médico”, En: Revista del Instituto
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Vol. XVIII
No 2 de 2004.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
Guía de procedimientos para la realización de autopsias
médico-legales, Segunda Edición, 2004.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
División de Tanatología Forense. Dra. Mary Luz Morales.
Manual para la Práctica de Autopsia. Bogotá, 2000.
Mary Luz Morales y Maria Dolores Morcillo, “Aplicación de
los principios de la patología forense a la atención de
un caso de muerte colectiva: relato de una experiencia
y algunas recomendaciones”, En: Revista Científica,
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses,
Volumen 20, Número 1, 2008
Máximo Alberto Duque, “Manejo del Cadáver por parte del
médico”. En Revista del Instituto Nacional de Medicina
Legal y Ciencias Forenses, Vol. XVIII No 2 de 2004,
Bogotá.
No oímos lo que su cuerpo dice. No vemos lo que su cuerpo
muestra. Prácticas estatales en levantamiento de
cadáveres femeninos, en contexto de conflicto armado.
Proyecto de Investigación. Convocatoria 405 de 2007.
Colciencias, Universidad de los Andes y Cinep.
Viviana Quintero, Silvia Otero, “El delito y homicidio sexual en
contextos políticos y su abordaje forense, El Caso de la
Masacre de El Salado”, Mímeo, 2009.
Resolución 06394 de 2004 de la Fiscalía General de la Nación.
Revista Semana, El cuerpo femenino, botín de guerra. 30 de
octubre de 2004. Sección Política, edición: 1173.
Vásquez Teófilo, Bolívar Ingrid y González Fernán. “Violencia
Política en Colombia. De la nación fragmentada a la
construcción del Estado”. Bogotá, Cinep, 2003.
1. Introducción
Y VIOLENCIA ARMADA1.
UNA APROXIMACIÓN AL CASO
COLOMBIANO
“Durante la última década ha sido
reconocido que niños y jóvenes se han
visto específica y desproporcionadamente afectados por la violencia armada
[…] sufriendo múltiples consecuencias
a nivel fisiológico, psicológico y social.”
(SAS, 2009: 193; 212).
Como lo ha reconocido la Declaración de Ginebra
sobre Violencia Armada y Desarrollo (2006)4, la violencia armada impone enormes costos económicos y
humanos. En este sentido, “[…] la violencia armada
es tanto causa como consecuencia del subdesarrollo y constituye un obstáculo central al alcance de
los Objetivos del Milenio” (Declaración de Ginebra,
2006). Aunque en las últimas décadas se han presenciado disminuciones en los índices de violencia
armada, mucho camino hay por recorrer antes de
poder afirmar que existe en Colombia un efectivo e
integral plan de prevención y protección para niños,
niñas y adolescentes (NNA) ante la persistencia de
la violencia armada y sus efectos adversos.
En Colombia coexiste una multiplicidad de violencias cuyas fronteras son difusas y están cruzadas
por interacciones dinámicas5. Siguiendo a Restrepo,
Spagat y Vargas (2006), este artículo se concentra en
1 Katherine Aguirre Tobón, Juan Masullo y Santiago Millán Zúñiga, investigadores de CERAC.
Los autores agradecen a Jorge A. Restrepo por la orientación en este trabajo y Andrés Vargas
por sus comentarios a versiones preliminares de este texto, no obstante los autores son
responsables de su contenido. Este trabajo fue posible gracias a la contribución del Small
Arms Survey y de Colciencias. Se agradece también al Instituto Nacional de Medicina Legal
y Ciencias Forenses y al CIC de la Policía Nacional y al DANE por permitir el acceso a la
información requerida.
2 Por ventana demográfica se entiende un periodo breve de tiempo en el que en la pirámide
poblacional la proporción de personas en edad de trabajar es proporcionalmente superior
al resto y por lo tanto la economía tiene la oportunidad de absorber productivamente este
capital humano en exceso. Para más información al respecto recomendamos ver: Bloom,
Canning y Sevilla, 2003 y los estudios adelantados en el tema por la Commission on
Population and Development del United Nations Economic and Social Council.
3 Por bonus demográfico o dividendo demográfico se entiende el ingreso extraordinario
producto del aumento en la tasa de crecimiento económico de un país como resultado de
un aumento de la participación de personas en edad de trabajar en la población total. Para
profundizar en este concepto, recomendamos ver: Bloom y Sachs, 1998; Bloom, Canning y
Sevilla, 2003 y estudiar con atención el caso de los Tigres Asiáticos.
4 Importante resaltar que Colombia no sólo hace parte de los más de 100 países signatarios de esta
Declaración, sino también es miembro del grupo coordinador compuesto por 14 signatarios.
5 Al respecto ver Granada, Vargas y Restrepo (2009), Restrepo, Spagat y Vargas (2006); y
Marshall y Gurr (2003)
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
POBLACIÓN INFANTIL
Como otros países en desarrollo, Colombia atraviesa por una ventana demográfica2 que sitúa al país
ante la oportunidad de obtener un muy provechoso
dividendo o "bonus" demográfico3 (Bloom y Sachs,
1998; Bloom, Canning y Sevilla, 2003). No obstante,
los elevados niveles de mortalidad infantil en el país,
asociados en parte considerable a la violencia armada, ponen en riesgo la posibilidad de sacar provecho
de esta oportunidad histórica. El dividendo no es
un regalo demográfico per se, es una oportunidad
cuyo aprovechamiento depende de las condiciones
y capacidad de una sociedad de absorber de manera productiva a la población en edad de trabajar y
de traducir esto en mayor crecimiento y desarrollo
económico. En Colombia, además de los problemas
de desempleo y subempleo, la violencia armada obstruye la posibilidad de la economía de aprovechar
productivamente el "bonus demográfico" y amenaza
con cerrar esta ventana.
355
estudiar dos manifestaciones particulares de la violencia armada
que afectan a la población infantil
en el país: la violencia criminal y
la violencia directamente asociada al conflicto armado interno6. La
primera la componen el crimen organizado y el crimen común, mientras que la segunda comprende la
violencia que hace parte de las acciones de los grupos organizados
que hacen parte de la disputa de
carácter diferenciado que como criterio analítico hemos dado en llamar conflicto armado interno y que
comprende los impactos violentos
de grupos estatales y no estatales
en acciones tanto legales como ilegales (Restrepo, Duran y López,
2009: 137).
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Características del conflicto armado colombiano, tales como la
desmonopolización y descentralización del uso y amenaza de la
violencia7, han hecho de la violencia contra la población civil
(secuestros, atentados, masacres,
desplazamientos, etc.) parte central de la fisonomía del conflicto
(Lair, 2003)8. Aunque la violencia
de conflicto tiene un importante
efecto multiplicador y ostenta
un lugar político protagónico, es
la violencia criminal la que más
356
6 Se recomienda ver: Restrepo, Spagat y Vargas (2006) pp. 512
– 516 y Durán, López y Restrepo (2009), especialmente el
Diagrama 1 pp. 136 – 138. En estos artículos la distinción
se establece entre violencia criminal y violencia política.
Por razones en las que no cabe reparar en este escrito, se
optó, con fines analíticos, por la distinción entre violencia
criminal y violencia directamente asociada al conflicto. Por
lo demás, este cambio no altera la línea argumentativa del
presente escrito.
7 Al resaltar la centralidad de la población en los
conflictos armados contemporáneos, y al hablar de la
descentralización/desmonopolización del uso de la fuerza,
se hace fundamentalmente en relación con las guerras
interestatales que antaño tuvieron lugar. Cuando se habla
del caso colombiano no se dan entonces en comparación
con otras guerras internas que han tenido lugar en la post
segunda guerra mundial, como por ejemplo los conflictos
en Angola, Guatemala o el Salvador, donde también, en
magnitudes y por razones diferentes, la población también
ha sido central en términos de victimización. Esto no sugiere
tampoco que en las guerras interestatales la población civil
no fuese victimizada del todo.
víctimas letales causas en el país.
Como señala Aguirre (2009), “[…]
la proporción oficial de muertes directamente asociados al conflicto
armado en relación con el total de
la violencia homicida en el país se
encuentra entre 11% y el 13%9.”
(Aguirre, 2009: 67 – 69).
Reconociendo la importancia y
urgencia de este tema, y en el
esfuerzo de entender la violencia armada como obstáculo al
desarrollo, el objetivo del presente escrito, que por modesto y
básicamente descriptivo no deja
de ser pertinente, es presentar
un estado de situación descriptivo de la violencia armada contra
la población infantil colombiana,
dando dimensión al problema y
así mostrar los niveles de algunas
de las más frecuentes formas de
afectación a la luz de la distinción
de violencia planteada.
Con este ejercicio se busca dar
cuenta de algunas de las diferentes formas en las que la población
infantil se ve, directa e indirectamente, afectada por la violencia
armada en Colombia. En lo que
tiene que ver con los impactos
directos, se consideran los homicidios (que incluyen violencia de
conflicto como violencia criminal),
secuestros (que como se mostrará
están más ligados a la violencia
criminal), muertes en combates
y enfrentamientos, incidentes
con minas antipersonal y reclutamiento (estos tres últimos ligados
directamente al conflicto armado).
Finalmente, respecto a los indirectos, se explorará el desplazamiento
y sus efectos negativos en materia
de educación y salud10.
8 En palabras de Eric Lair (2003), la descentralización de la
violencia, ligada a las dinámicas y estrategias de los grupos
en conflicto, conlleva a que la población civil pase a ser el
centro de gravedad de la guerra sin considerar, en muchas
ocasiones, la edad ni el género.
9 Los porcentajes mencionados son registrados por la Policía
Nacional y Medicina legal respectivamente.
Se considera de suma importancia
empezar por la construcción de un
buen diagnóstico del problema que
sirva de base sólida para futuros
trabajos de investigación y que
esté al servicio del diseño, elaboración y formulación de mejores y
más efectivas políticas públicas.
Como lo consagra la mencionada
Declaración de Ginebra, describir,
medir y monitorear la violencia armada es un ejercicio decisivo para
mejorar el entendimiento del alcance, escala y distribución de la
violencia armada y de su impacto
negativo en el desarrollo. (Declaración de Ginebra, 2006).
En cuanto a metodología, el presente artículo mezcla herramientas
cualitativas y cuantitativas, basado principalmente en una amplia
revisión documental de fuentes secundarias que incluyó literatura
académica sobre el tema, reportes
de organismos internacionales y
sus oficinas regionales y sectoriales, así como prensa nacional. Para
la construcción de este diagnóstico
se utilizaron las siguientes fuentes
oficiales: el Instituto Nacional de
Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF), la Policía Nacional
y el Departamento Administrativo
Nacional de Estadísticas (DANE)11.
10 Esta distinción entre impactos directos e indirectos de la
violencia armada está basada en la distinción que a la
luz de la proximidad entre causa y efecto se presenta en
Large and Small, Impacts of Armed Violence on Children
and Youth (Small Armas Survey). Así, los impactos directos
son el resultado de un contacto directo y de primera mano
del individuo con la violencia armada: muertes, heridas,
afectación psicológica; y los segundos, por el contrario,
resultan cuando la violencia armada afecta a alguien
apartado de los eventos violentos: desplazamiento,
deterioros en la educación, acceso limitado a salud, entre
otros (Small Armas Survey, 2009: pp. 194 – 195).
11 Tanto la metodología como la cobertura de las fuentes
consultadas es diferente, por lo tanto esto se traduce
en diferencias entre los datos reportados por cada una
de las fuentes (Aguirre y Restrepo, 2007). Para algunas
manifestaciones, como por ejemplo homicidios, se
logró obtener información desde 1979, a través de una
combinación de fuentes. Para las demás manifestaciones,
el periodo estudiado por lo general es de 2003 a 2009, con
información tanto de la Policía Nacional como del Instituto
Nacional de Medicina Legal.
1. Distribución, magnitud y
niveles de la violencia que
afecta a la población infantil
Como se mencionó, la población
infantil sufre recurrentemente las consecuencias directas e
indirectas de la violencia tanto
criminal como la relacionada con
el conflicto. Si bien este artículo
hace énfasis en estos dos tipos de
violencia, el Cuadro 1 expone las
diversas manifestaciones y niveles de afectación que la violencia
supone sobre la población infantil en el país, con el objetivo de
observar el impacto diferenciado
que tiene las múltiples violencias
sobre los NNA.
Los valores del Cuadro 1, dan
cuenta que entre 1979 y 2004 los
menores de edad concentraron un
21% de los casos de muertes accidentales y los niños un 15%. Esto
refleja el gran impacto que la accidentalidad tiene sobre los niños,
fenómeno que según estudios puede estar relacionado en muchos casos con negligencia de sus padres o
responsables. Otra manifestación
con gran impacto sobre los NNA
son los suicidios, siendo, en términos proporcionales, superiores
al homicidio; los menores de edad
concentran, tanto en el período de
1979-2004 como en 2009, un 10%
del total de los casos.
Otras manifestaciones importantes son la violencia sexual y el maltrato intrafamiliar: los menores de
edad concentran casi la totalidad
de los casos (86%), mientras que
los niños (menores de 12 años) representan más de la mitad de los
registros de Medicina Legal. Con
respecto al maltrato infantil, los
niños menores de 12 años concentran un 60% de los casos. Aunque
Cuadro 1. Manifestaciones de la violencia en niños, niñas y adolescentes. Colombia
Tipo de violencia
Año
Menores de
edad
Nivel
(%)
Niños
Nivel
Total
(%)
Fuente
Nivel
Homicidio
1979-2004
33.294
6%
4.468
Homicidio
2009
930
6%
103
1% 531.044 DANE
1%
15.739 Policía Nacional
Homicidio
2009
1.153
7%
135
1%
17.717 Medicina Legal
Accidentes
1979-2004
67.152
Accidentes
2009
596
21%
424 15%
Suicidios
1979-2004
3.442
10%
327
1%
Suicidios
2009
193
10%
24
1%
Muertes violentas totales 1979-2004
108.913
21% 48.257 15% 322.246 DANE
2009
24
11%
2009
14.094
100%
Violencia sexual
2009
18.238
2003-2009
438
4%
59
1%
Victimas civiles por minas
1990-2009
antipersonal
608
21%
32
1%
73.003
30%
-
Fuente: CERAC
2008
1.845 Medicina Legal
6% 937.595 DANE
Maltrato al menor
Desplazamiento interno
34.926 DANE
12% 55.547
Secuestro
Homicidio en conflicto
armado
2.900 Medicina Legal
7%
213 Policía Nacional
8.274 59%
15
14.094 Medicina Legal
86% 12.273 58%
21.288 Medicina Legal
11.673 Policía Nacional
2.870 PPAIMAP
- 243.343 Acción Social
se resalta su impacto y se reconoce
su importancia, las dos anteriores
manifestaciones no serán objeto del
presente análisis.
Como se mencionó, este artículo,
al abordar la violencia que afecta
a NNA en el país, se centra en la
distinción analítica entre violencia criminal y violencia de conflicto. Al respecto, el Cuadro 1 indica
que los homicidios de menores de
edad han representado un 6% del
total de los homicidios para el
periodo señalado. Los niños (menores de 12 años) representan un
1% de los homicidios totales. Al
considerar los homicidios directamente relacionados con el conflicto armado, se encuentra que en
un 4% de los casos las víctimas
son menores de edad. Respecto al
desplazamiento interno, los NNA
representan un 30% del total de
los desplazados en el país.
Con respecto a los secuestros, los
datos de la Policía Nacional indican que más de de 2.500 menores
de 18 años fueron secuestrados
entre 1996 y 2009, lo que corresponde al 11% del total de los secuestros en el país, el secuestros
de niños corresponde al 6% del total, cifra proporcionalmente muy
significativa.
A continuación se describe lo relacionado con cada una de las manifestaciones de violencia propuestas
en el marco de análisis.
1.2 Violencia homicida
La violencia homicida es expresión letal de la violencia armada
y, como se muestra en este artículo, presenta niveles importantes,
desproporcionados y sostenidos
de afectación sobre los NNA en
el país.
12 Aunque esta distinción no es central para la argumentación
del presente escrito, lo es para la lectura precisa de los datos
presentados.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Los grupos de edad estudiados se
definen así: las denominaciones
población infantil, menores de
edad y niños, niñas y adolescentes (NNA) se usan indistintivamente y corresponden al grupo
comprendido entre 0 y 17 años; y
cuando se habla específicamente
de ‘niños’, se alude al grupo de 0
a 12 años12.
357
En Colombia por lo menos 40 mil
menores de 18 años han sido víctimas de homicidio durante los
últimos 30 años. En la Figura 1
se observan los niveles de homicidio y el nivel de participación
anual en la violencia homicida
total, por un lado, de los menores de 18 años y, por el otro, de
los menores de 12 años (niños).
Los niveles más altos de homicidios contra menores de 18 años
se identifican entre 1994 y 2002.
Estos máximos, sin la pretensión
de plantear una causalidad, tienen relación con fenómenos de
violencia que tuvieron lugar en
momentos y contextos particulares de la historia de Colombia: el
máximo de 1994 se sitúa en medio
de un contexto de violencia íntimamente ligada a la economía de
la droga y al tráfico de narcóticos,
donde el uso de NNA en dinámicas de violencia profesional13 fue
recurrente, siendo estos víctimas
y victimarios (Jaramillo, 1996;
Jaramillo, 1997). En este sentido, puede señalarse, a la luz de la
tipología planteada inicialmente,
que este máximo está asociado a la
violencia criminal. Por el contrario, el máximo del año 2002 coincide con lo que Granada, Restrepo
y Vargas (2009) han denominado
la etapa de recrudecimiento del
conflicto armado.
Figura 1. Homicidios totales, homicidios de menores de 18 años y homicidios de niños
35.000
30.000
2.000
25.000
1.500
20.000
1.000
15.000
10.000
500
5.000
0
Niños
Menores de edad
Total
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Fuente: DANE (1979-2004), Policía Nacional (2004-2008). Datos procesados por CERAC
358
La violencia homicida contra NNA
está concentrada en las edades de
12 a 17 años y son los hombres los
más afectados en relación a las
mujeres. La Figura 2 muestra la
distribución por edad de los homicidios en Colombia para el periodo 2003-2009, por edad y sexo.
Identificar a razón de la edad y
del género permite identificar las
edades más vulnerables en la que
los NNA se ven afectados por la
violencia. Los niveles de homicidio en los NNA tienen un primer
aumento a los 12 y 13 años de
edad y un aumento vertiginoso
entre los 15 y 17 años, siendo los
17 años el punto más alto. Se observa también en la Figura 2 que
el aumento es mucho más rápido
y concentrado para esas edades
para los hombres que para las
mujeres. Esto significa que las
estrategias de prevención y reducción de la violencia homicida
deben ir focalizadas a este grupo
etario y en el género que más se ve
afectado, sin dejar de lado la vulneración de las mujeres menores
de edad en otros fenómenos de la
violencia como la violencia sexual.
A manera de contraste, el 82%
de los homicidios en menores de
edad es de varones, mientras que
la proporción para los homicidios
totales es del 92%.
13 La violencia profesional alude a un grupo de personas
o individuos que se especializan en ejercer la violencia
(asesinatos por venganza, por encargo, entre otros) dentro
de una estructura criminal más amplia. El ejemplo más claro
del ejercicio profesional de la violencia son las bandas de
sicarios al servicio del narcotráfico (Sullivan, 2000).
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1984
1983
1982
1981
1980
1979
0
Homicidios totales
Homicidios de menores de edad y niños
2.500
Figura 2. Homicidio por edad y sexo, 2003-2009
7.000
6.000
5.000
4.000
Mujeres
Hombres
3.000
2.000
1.000
97
93
90
87
84
81
78
75
72
69
66
63
60
57
54
51
48
45
42
39
36
33
30
27
24
21
18
15
12
9
6
3
0
0
Fuente: Policía Nacional. Datos procesados por CERAC
La dinámica de la violencia homicida se concentra también en
los NNA. Tómese el caso de Medellín, el más llamativo en términos de reducción de homicidios
de menores de edad, por lo menos
para el periodo 2003-2009. Esta
ciudad experimentó una reducción sustancial al pasar de 188
homicidios de menores de 18
años en 2003 a 41 homicidios en
2008. No obstante, en el 2009 la
capital ha registrado un aumento
de casi el doble de homicidios para
la población menor de 18 años (Figura 3).
30.000
200
25.000
20.000
150
15.000
100
10.000
50
0
5.000
2003
2004
Medellín
2005
2006
2007
Bogotá
Fuente: Policía Nacional. Datos procesados por CERAC
Cali
2008
2009
Colombia
0
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
250
Homicidios en Colombia
Figura 3. Evolución de homicidios de NNA en principales ciudades
Homicidios de menores de edad
en Medellín, Bogotá y Cali
La violencia homicida contra NNA
no se distribuye de manera homogénea, pero sí sigue el patrón de
distribución heterogénea de la violencia homicida: las ciudades más
violentas también lo son en materia de violencia homicida contra
NNA. En la Figura 3, se observan
los niveles de homicidios de NNA
en las principales ciudades para el
período 2003-2009. En el año 2009
las ciudades que registraron los
niveles más altos de homicidios de
menores de 18 años fueron: Cali
(171), Bogotá (96) y Medellín (79)
(Figura 3). La Figura 3 muestra
que los niveles de homicidios de
NNA en la capital del Valle son
casi el doble que los de Bogotá. No
obstante, es de notar que los niveles de homicidio en Cali tuvieron
fluctuaciones significativas recientemente. Después de presentar
una suerte de reducción en el
2008, los niveles alcanzan en 2009
un máximo local. Bogotá, por el
contrario, presenta una tendencia
estable con una ligera reducción
desde el 2003, sin embargo, en el
2009 sufrió un aumento notable
respecto a años pasados.
359
Desde mediados de los años
ochenta, y paralelo a la dinámica
homicida, se comienza a presentar un proceso de concentración
creciente de la violencia homicida
en los menores de edad, un proceso que, de hecho se mantiene,
con pequeñas reducciones, hasta
el presente: la violencia homicida
en Colombia afecta, de manera
desproporcionada y sostenida a
los más jóvenes. En efecto, la Figura 4, muestra la participación
porcentual en el total de los homicidios de menores de edad en
tres grandes ciudades del país:
Medellín, Bogotá y Cali para el
periodo 1979-2008. Esta Figura
permite notar que entre 1979 y
1989, la participación de la violencia homicida en el total fue
relativamente baja a nivel nacional, registrando alrededor de un
5% sobre el total. Sin embargo,
empieza a aumentar desde 1989,
registrando el máximo global en
1995 con un 9%. A partir de este
año, el nivel se ha mantenido,
en niveles significativos, relativamente constante aportando
un 7% anual al total. Para Cali
y Bogotá se observa un aumento
en la proporción de homicidios
de menores de 18 años desde
1986 hasta principios del nuevo
milenio, para luego experimentar una suerte de estabilización
a partir de 2003. Aún así, es de
resaltar que la evolución en Cali
presenta mayores fluctuaciones.
Por el contrario Medellín registra un aumento porcentual desde
1987 hasta el año 1995, con proporciones de 8% y 15 % respectivamente. Desde el año 2003 en
adelante esta ciudad evidencia
una reducción significativa.
Figura 4. Participación de los homicidios de menores de edad: Colombia y sus ciudades principales, 1979-2009
18%
16%
14%
12%
10%
8%
6%
4%
2%
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Colombia
360
Medellín
El caso Medellín
Continuando con el caso de Medellín, precisamente por la particular dinámica de violencia
homicida contra NNA que esta
ciudad muestra, nos basaremos
en el trabajo de Elsa Blair el cual
arroja elementos de gran utilidad para comprender los contextos de violencia que han afectado
a Medellín; para ello identifica
tres periodos de conflictividades
en la ciudad: (i) de 1980 a 1994;
(ii) de 1995 a 2005; y (iii) de 2005
a 2007 (Blair, 2008). Esta investigadora identifica que los conflictos urbanos acaecidos en esta
ciudad entre 1980 y 1995, periodo
en el que se observa en la Figura
Bogotá
Cali
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1984
1983
1982
1981
1980
1979
0%
Fuente: DANE y Policía Nacional de Colombia. Datos procesados por CERAC
4, un importante aumento porcentual de la violencia homicida
contra la población infantil, estuvieron vinculados a una exacerbación general de las dinámicas
violentas en contextos urbanos
involucrando crecientemente a
menores de edad en actividades
cruzadas por la violencia e imbricadas entre sí como el narcotráfico y sicariato. Esta violencia fue
posteriormente vigorizada con la
aparición, durante los primeros
años de la década de los noventa,
de milicias y grupos de limpieza
social. Todas estas expresiones de
violencia contaron con la participación, en la manera de víctimas
y victimarios, de niños, niñas y
adolescentes de los barrios populares de Medellín (Blair, 2008;
Salazar y Jaramillo, 1992).
En la Figura 4, se observa también, que en Medellín entre los
años 1995 y 2001, hay una reducción porcentual de la violencia
homicida que, sin embargo, aumenta luego entre 2001 y 2003,
llegando inclusive a los altos niveles registrados en 1995. Estos
valores coinciden con el segundo
periodo que identifica Blair, caracterizado por la confrontación
frontal de “actores de la guerra”.
En Medellín esta confrontación,
siguiendo a la autora, puede dividirse en dos etapas: una primera
de eventos violentos entre guerrillas y las AUC, concretamente entre el Bloque Metro y las milicias
de las FARC y el ELN ; y una segunda, por enfrentamientos entre facciones del paramilitarismo,
específicamente entre el Bloque
Metro y el Bloque Cacique Nutibara (BCN). Esta confrontación
armada, extremadamente violenta, terminó por involucrar y afectar, de muy diversas maneras y
con fluctuaciones, a la población
infantil de la zona.
A pesar del aumento proporcional observado durante este periodo, entre los años 2003 y 2008
(incluyendo parte de la tercera
etapa identificada por Blair),
Medellín ha experimentado una
reducción notable en la proporción de homicidios (del 14% al
7%), proporción que inclusive es
equivalente a la nacional. Esta
reducción, siguiendo a Blair, puede interpretarse a la luz de dos
procesos, uno local y el otro nacional. El primero, el local, es la
hegemonía alcanzada por el BCN
sobre los demás grupos armados
y facciones de bandas criminales
de la zona y el control alcanzado
sobre el territorio, posición que se
consolida en el 2002. El segundo,
de escala nacional, es la posterior desmovilización del BCN en
el marco de la ley de Justicia y
Paz, proceso que mostró notables
resultados en la disminución de
los homicidios en Medellín (Granada, Restrepo y Vargas, 2009).
En síntesis, la dinámica de la
violencia homicida contra NNA
se explica, en el caso de Medellín,
por la compleja interacción de
procesos violentos, por una parte
asociados al conflicto armado interno (la presencia de los grupos
de conflicto y el proceso de DDR)
y por otra al crimen organizado
y las bandas criminales. Es en
la difícil separación entre estos
dos fenómenos y la continuidad
entre ellos, que se encuentran las
claves explicativas del proceso de
transformación de la violencia
homicida que se concentra, a lo
largo del período, en los NNA. Los
jóvenes de esta ciudad han terminado sirviendo tanto a uno como
a otro fenómeno violento y son,
de hecho, factor de continuidad en
ese proceso de transformación de
la violencia.
2.2 Secuestro
Otro de los fenómenos violentos
que afecta a los NNA en el país
es el secuestro. Si bien este delito
se asocia principalmente a prácticas de los grupos armados del
conflicto, es de notar que para el
caso de la población infantil está
relacionado mayoritariamente y
de manera creciente con la violencia criminal. Los datos que
brinda la Policía Nacional permiten aproximarse a los niveles
de afectación de este delito sobre
la población infantil. Estos datos
registran más de 2.500 menores
de 18 años entre 1996 y 2009, lo
que corresponde al 11% del total
de los secuestros en el país. Para
los niños (menores de 12 años), la
participación de secuestros en el
total es del 6%, cuando la proporción para los homicidios registró
1%14. Las Figuras 5 y 6 muestran
un aumento significativo del secuestro de menores de 18 años
entre 1997 y 2001, alcanzando un
máximo en el 2000 y registrando
una reducción considerable a partir del 2003.
14 Se reconoce que estos datos pueden presentar sub registro,
sin embargo permiten hacer una aproximación a los niveles
y dimensión de este delito sobre la población infantil.
Figura 5. Secuestros totales y secuestros de menores de 18 años
4.000
3.000
2.500
2.000
1.500
1.000
500
0
Menores
de edad
Total
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
135
164
186
249
332
313
401
202
170
89
96
73
75
24
1.054
1.627
2.930
3.288
3.643
2.699
2.937
2.121
1.440
800
687
521
437
213
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
3.500
Fuente: FONDELIBERTAD datos proporcionados por la Policía Nacional y procesados por CERAC
361
En la Figura 6, para el periodo
1998 –2002, se evidencia un aumento en la participación de los
secuestros de menores de edad
con respecto al total del 6% al
14%. Este aumento en la victimización de la población infantil
vía secuestro se debe a la vulne-
rabilidad atribuida a las víctimas
por los victimarios, al ser los primeros percibidos como presas
fáciles.
Figura 6. Participación del secuestro de población infantil en los secuestros totales
20%
18%
16%
14%
12%
10%
8%
6%
4%
2%
0%
Total
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
13%
10%
6%
8%
9%
11%
14%
10%
12%
11%
14%
14%
17%
11%
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Fuente: FONDELIBERTAD datos proporcionados por la Policía Nacional y procesados por CERAC
362
Como se observa en la Figura 7,
el secuestro de menores de 18
años está más relacionado con
la violencia criminal que con la
violencia de conflicto armado:
entre 1996 y 2008 el 48% de los
secuestros de menores de 18 años
se atribuye al crimen organizado,
mientras que, por ejemplo, a las
FARC se les atribuye el 12%15. En
directo contraste, para el caso de
mayores de 18 años, las FARC
tienen una responsabilidad del
30%, el ELN del 24% y el crimen
organizado el 13% (Figura 7),
corroborando que el secuestro,
cuando no es de NNA, es un fenómeno primordialmente ligado
al conflicto armado.
Lo anterior indica que el secuestro que afecta a los menores de
18 años se diferencia en términos
de atribución y/o responsabilidad
del secuestro del que es víctima
15 Es importante resaltar que, con un valor del 10%, los
familiares de los secuestrados menores de 18 años son
responsables de este delito.
la población mayor de 18 años.
Esto es relevante para efectos de
este estado de situación, en tanto
los métodos que se lleven a cabo
para prevenir este delito en el país
deben contemplar estrategias diferenciadas y focalizadas en los
niños, niñas y adolescentes. Para
ello se debe abarcar, por un lado,
los contextos y rasgos de vulnerabilidad de la población infantil, y
por el otro, las lógicas y dinámicas
de quiénes son mayoritariamente
responsables de este delito contra
esta población específica, esto es,
el crimen organizado.
Figura 7. Responsables del secuestro en Colombia: 1996-2009
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Menores
de edad
Mayores
de edad
AUC
Crimen
organizado
ELN
Familiares
FARC
Otros
Sin
información
3%
48%
7%
10%
12%
2%
18%
5%
13%
24%
0%
30%
4%
25%
Fuente: FONDELIBERTAD datos proporcionados por la Policía Nacional y procesados por CERAC
Como se planteó en la introducción, en Colombia la población
civil está sobreexpuesta a las dinámicas violentas de la guerra.
Dentro de la población civil no
combatiente, uno de los sectores
poblacionales más vulnerables a
estas dinámicas han sido los niños, niñas y adolescentes.
Los impactos del conflicto armado
sobre los niños se hacen manifiestos en muy diversas formas de victimización, como el reclutamiento
forzado o voluntario, la afectación
directa por ataques, los enfrentamientos y los campos minados,
y, por otra parte, otros impactos
indirectos como el desplazamiento forzado con todas las consecuencias que acarrea, el acceso
limitado a educación y salud y
cambios en la vida por pérdidas o
afectaciones de familiares o seres
cercanos. Este apartado pretende,
hasta donde la disponibilidad de
datos lo permite, señalar algunos
de los impactos que la violencia
directamente relacionada con el
conflicto armado colombiano sobre la población infantil.
2.1 Impacto de las minas
antipersonal sobre la población infantil
Las minas antipersonal constituyen un gran riesgo para la
población civil por ser un arma
de impacto indiscriminado. El
Programa Presidencial de Acción
Integral contra Minas Antipersonal (PPAIMAP) informó que entre 1990 y 2009 se han registrado
2.870 víctimas civiles por este
tipo de arma. De este total, 608
han sido menores de 18 años, lo
cual representa un 21% de las víctimas (PPAIMAP, 2010; OCHA,
2009). Según la misma fuente, en
2008, 14 niños (4 niñas y 10 niños)
Lamentablemente la información
sobre el impacto directo de la violencia de conflicto diferenciado por
edad es escasa. Con base en los
registros de la base de datos sobre conflicto armado en Colombia
de CERAC para el periodo 19882008, el 16% de las muertes registradas con información de edad
corresponden a NNA. Si bien no
podemos argüir que ésta es una
muestra completa, sí creemos que
es representativa de un fenómeno de excesiva concentración de la
violencia en NNA: recuérdese que
de acuerdo con el derecho internacional sobre Derechos Humanos y
el Derecho Internacional Humanitario los menores de edad deben
excluirse de los ataques y de la
participación de los grupos arma-
dos en confrontación, siendo foco
de especial protección.
La Tabla 2, con base en información proporcionada por la Policía
Nacional para el periodo 20032008, registra 424 homicidios de
menores de 18 años relacionados
con violencia de conflicto armado, específicamente en ataques
y enfrentamientos; este total corresponde a un 7% del total de
muertes en conflicto en el país
para ese período. De acuerdo con
estas estadísticas oficiales, los
menores de 18 años representan
un 4% del total de homicidios del
conflicto armado durante los años
registrados y los niños menores de
12 años representan el 1%.
Tabla 2. Homicidios de niños y de menores de 18 años en el conflicto armado. 2003 – 2009
Año
2003
2004
2005
2006
Ataques
71
68
48
20
Combates
44
50
32
26
115
118
80
46
2007
2008
2009
2003-2009
14
7
11
239
26
18
3
199
40
25
14
438
Menores de 18 años
Total
Niños menores de 12 años
Ataques
11
14
5
1
5
0
5
41
Combates
2
3
5
3
4
1
0
18
13
17
10
4
9
1
5
59
Total
Fuente: Policía Nacional. Datos procesados por CERAC
fueron asesinados por minas terrestres y 32 (5 niñas y 27 niños)
fueron heridos por esos dispositivos (ONU, 2009: 7).
De acuerdo con el PPAIMAP, los
10 departamentos con mayor registro o sospecha de existencia
de minas son: Antioquia (con 97
municipios), Cundinamarca (69),
Santander (56), Boyacá (40), Cauca (36), Nariño (35), Tolima (34),
Bolívar (33), Norte de Santander
(29) y Meta (24) (OCHA, 2009). De
esta manera, puede mostrarse que
los potenciales efectos directos e
indirectos de las minas antipersonal sobre la población infantil están distribuidos en una importante
porción del territorio nacional.
Los impactos de las minas antipersonal sobre la población civil
en general y sobre los niños, niñas y adolescentes en particular,
van más allá del cruel suceso de
toparse con la mina y perder la
vida o perder algún miembro del
cuerpo. Los impactos de esta arma
son también indirectos y limitan
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
2. Impactos directos e indirectos de la
violencia de conflicto armado sobre la
población infantil
363
las opciones de desarrollo de las
personas y las comunidades pues,
inclusive la sola sospecha de existencia de minas, es razón suficiente para negar y restringir el uso
de un espacio de la comunidad.
Esto limita las oportunidades de
recreación y formación, cohartan
su libertad de movilidad y niega
el uso productivo del territorio.
2.2 Reclutamiento de niños,
niñas y adolescentes por
parte de los grupos armados
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
A nivel mundial, niños, niñas y
adolescentes han sido recurrentemente afectados por el uso
directo e indirecto que hacen de
este sector poblacional los grupos armados en confrontación y
los grupos de crimen organizado. Este fenómeno, si bien no es
nuevo, sí lo es en su magnitud,
en el grado de involucramiento y
en el papel que desempeñan en
la situación actual del conflicto
(Honwana, 2006, UN, 2009). La
participación de la población infantil en los conflictos armados se
expresa de múltiples formas. Su
uso por parte de los grupos armados no se restringe a las acciones
propias del enfrentamiento directo con el adversario(s). Los niños
también son usados como informantes, agentes de inteligencia
y en el caso de las niñas, en la
mayoría de los casos, con fines de
explotación sexual.
364
Colombia ocupa el cuarto lugar
en el mundo en número de niños,
niñas y adolescentes reclutados
por grupos armados16 (Montoya,
2008; ONU, 2006). Este deshonroso puesto se debe en parte a la
multiplicidad de grupos armados
enfrentados, es decir, a un fenómeno de privatización de la violencia que hace más vulnerables a
16 Los primeros lugares los ocupan los siguientes países: la
República Democrática del Congo, Ruanda y Myanmar
(ONU,2006).
ciertos sectores poblacionales, así
como a la dinámica prolongada
e irregular del conflicto armado.
Esto último ha conducido a que
los grupos en confrontación usen
estrategias que victimizan a poblaciones jurídica y éticamente protegidas por el Estado, la sociedad y
la normatividad internacional.
Las estimaciones sobre uso y reclutamiento de población infantil
son diversas, pues la naturaleza
propia del fenómeno crea condicionamientos y limitantes en la
recolección confiable de datos que
dimensionen el problema. No obstante, diferentes fuentes han realizado aproximaciones17 al número
de niños, niñas y adolescentes que
son víctimas de reclutamiento forzado en el conflicto armado colombiano y que son útiles para hacer
un acercamiento a la dimensión del
fenómeno y sus características.
Un ejercicio realizado por Econometría Consultores (2009)18, estima que entre 5.000 a 6.600 niños,
niñas y adolescentes son combatientes de los diferentes grupos
armados no estatales en Colombia. Otras fuentes como Human
Rights Watch para el año 2003
(2003) señalan que el número de
NNA combatientes es de 11.080:
7.400 hacen parte de las Farc,
de los que 4.100 son combatientes rurales y 3.300 miembros de
milicias; 1.480 hacen parte de la
ELN y 2.200 de las AUC. Recientes informaciones de la prensa
nacional han confirmado que más
17 La mayoría de estas aproximaciones se producen a partir
de indagaciones que se realizan a los NNA reinsertados,
sin embargo hay esfuerzos que a través de procedimientos
propias de la economía se aproximan a la dimensión del
fenómeno.
18 El Estudio de econometría es un esfuerzo cuantitativo que
tuvo como objetivo integrar en un modelo analítico diferentes
fuentes de información para dar cuenta del número de NNA
vinculados como combatientes y de los utilizados en redes
de apoyo por los grupos armados ilegales en Colombia. Esto
a partir de la recolección de fuentes primarias y del análisis
cuantitativo de fuentes secundarias (Econometría, 2009).
de 1.400 NNA fueron reclutados
por los grupos paramilitares, de
esta cifra la fiscalía ha podido verificar 1.093 casos (Radio Santa
Fe, Febrero 12 de 2010)19.
Teniendo en cuenta que el uso y
reclutamiento de NNA por parte
de los grupos armados no estatales no se restringe al uso de estos
como combatientes, Econometría
introduce en sus cálculos esta importante distinción: para el 2009,
señala también que aproximadamente de 8.440 a 9.600 NNA
hacen parte de las redes de apoyo
de las guerrillas (Farc y Eln y entre 4.200 a 4.800 son parte de la
denominadas Bandas Criminales
Emergentes. Otra forma de participación que en estudios anteriores al de la mencionada empresa
consultora no se había tenido en
cuenta, es el uso de los NNA en la
economía de la droga. El análisis
estima que entre 28.000 y 42.000
NNA están involucrados en el cultivo, la producción y comercialización de los cultivos ilícitos.
Las cifras acá mencionadas visibilizan la dimensión y gravedad del
problema y evidencian el riesgo y
la vulnerabilidad que conlleva la
existencia de un conflicto armado
para la población infantil. La situación de vulnerabilidad y riesgo
a la que son expuestos los NNA
que son reclutados y usados por
parte de los grupos armados no
estatales se agrava con los efectos
psicosociales causados por la exposición a hechos violentos como el
secuestro, homicidios, cadáveres
mutilados, torturas y participaciones directas en ejecuciones sumarias y en combates. De acuerdo con
UNICEF del total de niños combatientes, el 25% ha visto secuestrar
19 Otras fuentes estiman diferentes cifras: La ONU (2002)
estima 14.000 NNA reclutados y el Ministerio de Defensa
(ONU, 2009) indica que el numero de NNA reclutados por
parte de los grupos armados no estatales es 8.000.
Las razones que están detrás del
uso de niños en la guerra son de
muy diversas naturaleza y están
basados en supuestos, que por lo
demás, son bastante cuestionables. Así como en otros conflictos,
en el colombiano los grupos armados legales e ilegales ven ventajas
en los niños al considerarlos más
fáciles de controlar y manipular,
más fáciles de programar para
que sientan menos miedo y repugnancia y, en adición, una vez
programados, los conciben más
enérgicos y entusiastas en el juego de la guerra (Honwana, 2001:
128). No obstante, es cierto que
muchos niños terminan en las filas de estos grupos empujados por
otros factores, algunos estructurales como la pobreza y el hambre,
y otros más subjetivo-culturales
como el deseo de poder y protección por la vía de las armas.
Hay que considerar que ningún
factor es predominante ni causal
de reclutamiento a menores, más
bien es el resultado de múltiples
factores sociales, culturales y económicos que interactúan recíprocamente entre ellos. En este sentido,
prevenir el reclutamiento en medio
de la guerra requiere de estrategias que disminuyan los factores
de riesgo asociados a este fenómeno, es decir depende en gran parte
de la garantía plena de los Derechos de niños y niñas que brinden
las autoridades civiles.
2.3 Desplazamiento forzado
El fenómeno del desplazamiento
afecta a una porción amplia de
la población civil colombiana,
colocándola en el centro de una
de las formas de victimización
más cruentas y persistentes. Esta
forma de afectación “[…] abarca los
eventos y las circunstancias previos
al éxodo, la jornada y las rutas
migratorias, la llegada a un nuevo
lugar y las diversas estrategias
de reconstrucción de su vida y
de supervivencia en el entorno
social” (Riaño, 2006: 92). Por ello,
el impacto del desplazamiento
sobre la población infantil no debe
entenderse sólo como el abandono
forzado del lugar de vivienda,
sino como el desprendimiento del
contexto primario y secundario
de socialización y, en muchas
ocasiones, la separación de vínculos
social-afectivos más próximos.
En sentido, las implicaciones son
de larga duración y conllevan
impactos piscosociales de gran
complejidad.
Diversas estimaciones sobre desplazamiento señalan que aproximadamente entre 2.900.000 y
3.046.031 personas (CERAC; Acción Social, 2009; CODHES) han
sido desplazadas por causa del
conflicto armado en Colombia para
el periodo 1996-2009. De este total
de desplazados, según CODHES el
número total de niños en condición
de desplazamiento oscila entre el
45% y el 62%. Naciones Unidas
por su parte, a partir del uso de
las cifras registradas por Acción
Social, señala que entre el periodo de 1997 y diciembre de 2008,
más de un millón de niños, niñas
y adolescentes fueron desplazados
(ONU, 2009: 4 párrafo 14).
Si bien existen pocos indicadores
sobre los efectos indirectos de la
violencia de conflicto sobre la población infantil, CODHES sugiere que el desplazamiento afecta la
participación en la escuela de los
NNA que sufren desplazamiento.
Indica que cuatro de cada diez
niños desplazados entre 6 y 18
años de edad no van a la escuela.
En Bogotá, en 1999, 24.293 niños
desplazados no fueron matriculados
para asistir a la escuela debido a
dificultades económicas, problemas
psicológicos o de estigmatización
(CODHES, 2000: 58). Para 2007,
el Plan Fundación reveló que sólo
uno de cada cuatro niños continuó
con sus estudios después de haber
sufrido el desplazamiento forzado (Caracol Radio, 27 de junio de
2007).
El diagnóstico hasta aquí desarrollado pretende ser un insumo de
información precisa y pertinente
para prevenir y reducir los efectos
y factores de riesgo asociados a la
violencia armada que afecta a la
población infantil y pretende que
sea de utilidad para los hacedores
de políticas públicas, así como para
todo aquel interesado en el entendimiento, intervención y/o prevención de este fenómeno que tantos
costos, humanos y económicos, supone para el país.
3. Reflexiones finales
Muchas y muy diversas son las
formas en que los NNA se ven
afectados por la violencia armada en Colombia. En su mayoría
se ha documentado cómo estos se
ven afectados por la guerra al ser
reclutados por grupos armados en
conflicto y por violencia que está
directamente relacionada con el
conflicto. Sin embargo, como se
mostró, las formas en que los NNA
en Colombia se ven afectados por
la violencia armada van más allá
del reclutamiento, e inclusive, gran
parte de la violencia de la que son
víctimas no está directamente ligada al conflicto armado. En un país
como Colombia, en el que coexiste
una multiplicidad muy heterogénea de violencias cuyas fronteras
son más bien porosas, es muy delicado y complicado determinar qué
usos y formas de violencia son de
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
y el 13% ha secuestrado. Así mismo, 18% reconoce haber matado
por lo menos una vez, 60% ha visto matar, 78% ha visto cadáveres
mutilados, 18% ha visto torturar,
40% ha disparado contra alguien
y 28% ha sufrido heridas (Hechos
del Callejón, N° 15).
365
conflicto y cuáles no. Lo que sí se
puede destacar es que, pese a las
reducciones en algunas formas de
violencia, por su vulnerabilidad y
su disponibilidad, los NNA en Colombia son más vulnerables frente
al fenómeno de transformación de
la violencia, lo que ha conducido
a que los NNA sigan siendo objeto de violencia, incluso cuando
se alcanzan logros en términos de
superación de algunas tipologías
violentas que los afectan.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Este artículo destaca formas de
afectación ligadas a la violencia
armada no asociada directamente
al conflicto. A la luz de este reconocimiento y al considerar la
violencia armada un campo fértil
de investigación, este primer acercamiento al tema busca invitar a
nuevas investigaciones que, desarrollando información fidedigna y análisis sobre sus causas y
consecuencias y las maneras en
que estas se interrelacionan en
múltiples niveles, sirvan para la
promoción de medidas de protección, prevención y reducción de
la violencia armada, que sean
efectivas y sostenibles, y a la vez
contemplen mecanismos de reintegración y rehabilitación asistida
de la población infantil afectada
por la violencia. (OECD, 2009).
366
El problema de la violencia armada en Colombia requiere de enfoques integrales de análisis que
conlleven a intervenciones focalizadas y basadas en la evidencia.
Éstos deben avistar estrategias en
múltiples niveles (local, regional,
nacional y global), enfatizando en
cuatro aspectos cruciales íntimamente relacionados: las personas
(individuos y comunidades afectadas por la violencia armada), los
agentes (perpetradores, motivaciones para la demanda armas y uso
de la violencia), las instituciones
(reglas de juego formales e informales) y los instrumentos (acceso
a armas de fuego y elementos que
exacerban la violencia) (OECD,
2009: 45 – 58).
Teniendo en cuenta estos elementos, y moviéndose en los
cuatro niveles señalados, las intervenciones deben contemplar (i)
[personas] asistencia psicosocial,
socio-profesional y educacional
inmediata para la población infantil excombatiente, en riesgo
de ser reclutada o afectada por la
violencia armada, para así reducir la vulnerabilidad y fortalecer
los mecanismos de reintegración
duradera; (ii) [instituciones formales] atención a causas estructurales de la violencia armada
como la inequidad, la pobreza, el
limitado acceso a la educación, la
exclusión social; (iii) [instituciones
informales] atención a aspectos
culturales que median en el involucramiento de niños, niñas y adolescentes en dinámicas violentas
como identidades socioculturales y
motivaciones intersubjetivas; (iv)
[agentes e instrumentos] identificación de aspectos situacionales
que exacerban el problema tales
como el fácil acceso a armas, el uso
inadecuado de estas, su relación
con el uso y abuso de drogas, de
también fácil acceso; y por último,
(v) estrategias que potencialicen
las capacidades de recuperación
de la población infantil como un
mecanismo de resistencia que
dure en el espacio y en el tiempo
(Dowdney, 2003: Stroka, 2006;
SAS, 2009; OECD, 2009).
Finalmente, como lo señala el
Small Arms Survey (2009), la estructura e impacto de la violencia
armada varía de lugar en lugar y
con el paso del tiempo. Por lo tanto
las intervenciones aplicadas en el
país, si bien deben beber de lecciones aprendidas de otros países que
experimentan o han experimentado problemáticas similares, deben
estar ajustadas a las caracterís-
ticas propias del caso colombiano,
siendo así, además de focalizadas
y diferenciadas, contextualizadas.
La violencia armada, en este caso
la que afecta a la población infantil colombiana, se impone como un
obstáculo perentorio al desarrollo
de país; además de aumentar la
pobreza, la desnutrición, las enfermedades, la desescolarización,
coartando así libertades y capacidades, acaba con la población en
la que en grado considerable recae
la posibilidad de aprovechar las
ventajas demográficas que el país
enfrenta hoy.
Acción Social. Registro Único de Población Desplazada – RUPD..
[Internet] 2009. Sistema de información de Población
Desplazada – SIPOD ; 2009 [Consultado febrero 2 de
2009]. Disponible en: ttp://www.accionsocial.gov.co/
contenido/contenido.aspx?catID=383&conID=556 .
Aguirre K. Diferencias en el registro de muertes de conflictos
entre fuentes. En: Restrepo y Aponte, editores. Guerra y
violencias en Colombia: herramientas e interpretaciones.
Bogotá: Editorial Javeriana.; 2009. p. 67-71.
Blair E.,Grisales M. y Muñoz A. Conflictividades urbanas
vs guerra urbana: otra clave para leer el conflicto en
Medellín. Junio 2009 [consultado 24 de enero de 2010]
Universitas humanistica No 67. Disponible en: http://
www.universitashumanistica.org/67/blair.pdf.
Bloom, D. and Sachs J.Geography, Demography, and Economic
Growth in Africa. Brookings Papers on Economic Activity
2, 1998. p.207-273.
Bloom, D.,Canning D and Sevilla J. The Demographic Dividend:
A New Perspective on the Economic Consequences of
Population Change, Population Matters Monograph
MR-1274, RAND, Santa Monica.Bloom y Sachs, 2003.
CODHES. Esta guerra no es nuestra: Niños y desplazamiento
forzado en Colombia. 200 [consultado febrero 2 de
2010]. Dispobible en : http://www.acnur.org/biblioteca/
pdf/5519.pdf .
Defensoría del pueblo y UNICEF. Caracterización de los niños,
niñas y adolescentes desvinculados de los grupos armados
ilegales: Inserción social y productiva desde un enfoque
de derechos humanos. Informe defensorial. Boletín No9,
2006. [ Consultado febrero 2 de 2010]. Disponible en .
www.acnur.org/biblioteca/pdf/4758.pdf .
Dowdney L. Children of the drug trade : A Case Study of Children
in Organized Armed Violence in Rio de Janeiro. Rio de
Janeiro: 7 letras. 2003.
Durán I., López L. y Restrepo J. ¿Cuáles son las ciudades más
inseguras de Colombia?: propuesta para la estimación
de un índice de inseguridad humana. En: Restrepo y
Aponte , editores. Guerra y violencias en Colombia:
herramientas e interpretaciones. Bogotá: Editorial
Javeriana; 2009. p. 125-201.
Econometría Consultores. Actualización de tendencias en
la participación de niños. niñas y adolescentes en los
grupos armados ilegales en Colombia. Resultados de la
investigación. Próximo a publicar.
Geneva Declaration Secretariat. Global Burden of Armed Violence.
Geneva: Geneva Declaration Secretariat. 2008.
Geneva Declaration Secretariat. Declaración de Ginebra sobre
Violencia Armada y Desarrollo. 2006.[consultado 23 de enero
de 2010]. Disponible en: http://www.genevadeclaration.
org/fileadmin/docs/Geneva-Declaration-Armed-ViolenceDevelopment-091020-ES.pdf.
Granada S., Restreo J. y Sanchez .Controlando la medición:
alcances y limitaciones de la información en conflictos
armados. En: Restrepo y Aponte, editores. Guerra y
violencias en Colombia: herramientas e interpretaciones.
Bogotá: Editorial Javeriana; 2009. p. 203-232.
Granada S., Restrepo J. y Vargas A. El agotamiento de la política
de seguridad: evolución y transformaciones recientes en
el conflicto armado colombiano. En: Restrepo y Aponte,
editores. Guerra y violencias en Colombia: herramientas
e interpretaciones. Bogotá: Editorial Javeriana; 2009. p.
27-124.
Honwana A. Children of war: Understanding War and War
Cleansing in Mozambique and Angola. En :Chsterman S,
editor. Civilians in war. United States of America, Lynne
Rienner Publishers; 2001. p.123-144.
ICBF. Caracterización Social y Cuantificación de Niños. Niñas
y Adolescentes en Situación de Calle. 2007 [consultado
febrero 2 de 2010]. Disponible en: http://www.icbf.
gov.co/Prensa_comunicaciones/documentos/Publica
cion%20Caracterizacion%20hasta%20pag%201%20
hasta%20150.pdf .
INML. Homicidios. Forensis. Datos para la Vida 2008. 2009
[ consultado 25 de noviembre de 2009]. Disponible
en: http://www.medicinalegal.gov.co/drip/
20Forensis%202008%20homicidios.pdf .
Jaramillo, A.M. Consideraciones sobre el conflicto armado en
el Medellín de los años 90. En: Estudios Políticos. No 10,
enero–junio de 1997, p. 150-59.
Jaramillo, A.M. No era la culpa de Pablo Escobar. Medellín sigue
entre la vida y la muerte. En: Desde la región. Boletín No.
21, agosto 1996. p. 33-36.
Lair, E. Reflexiones acerca del terror en los escenarios de guerra
interna. RES No. 15 Bogotá: Universidad de los Andes.
Fundación social, junio de 2003. p. 88-108.
Marshall, M. y Gurr T. Peace and conflict 2003: A Global Survey
of Armed Conflict, Self-Determination Movements, and
Democracy. Baltimore, CIDCM, University of Maryland;
2003.
Montoya, A. M. Niños y jóvenes en la guerra, aproximación a
su reclutamiento y vinculación en Colombia. En: Opinión
Jurídica, Enero-Julio, vol. 13, No.7. 2008. p. 37-51.
Naciones Unidas. Las repercusiones de los conflictos armados
sobre los niños Informe de la experta del Secretario
General. Sra. Graça Machel. Presentado en virtud de
la resolución 48/157. A/51/306 . 2008 [ Consultado 23
de noviembre de 2009. Disponible en : http://www.
unhchr.ch/huridocda/huridoca.nsf/0/bdf752e7cd66c
a7f80256706003ef3e5?OpenDocument
OECD. Conflicts and Fragility, Armed Violence Reduction: enabling
development. Paris: OECD Publishing. 2009.
Radio Santa Fe. Paras han reclutado a más de 1.400 menores.
Radio Santa Fe. 12 de febrero de 2010 [consultado 15 de
febrero de 2010. Disponible en: http://www.radiosantafe.
com/2010/02/12/paras-han-reclutado-a-mas-de-1-400menores/
Restrepo J., Spagat M., Vargas J. El conflicto en Colombia: ¿quién
hizo qué a quién? Un enfoque cuantitativo (1988-2003).
En: Gutiérrez, Wills y Sanchez, editores. Nuestra guerra
sin nombre. Transformaciones del conflicto en Colombia.
IEPRI, Bogotá: Grupo editorial Norma. 2006. p. 505-542.
Salazar, A. y Jaramillo A. Medellín: Las subculturas del
narcotráfco. Bogotá, CINEP.1992.
Small Arms Survey. Large and Small: Impacts of Armed
Violence on Children and Youth. En: Shadows of war.
Small arms Survey, Graduate Institute of International
and Development Studies, 2009. p. 193-218.
Springer N. Prisionero combatientes. Datos del primer
informe exploratorio sobre el uso de niños, niñas y
adolescentes para los propósitos del conflicto armado
en Colombia. 2009 [consultado febrero 2 de 2010].
Disponible en: www.colombiasoyyo.org/docs/resumen_
informe_Mayanasa.pdf
Strocka C. Youth Gangs in Latin America.2006.SAIS Review, vol
26, No. 2. Pp. 133-46
Unicef. Colombia y las minas antipersonal. Sembrando minas
cosechando muerte. Ministerio de Comunicaciones,
Embajada De Colombia y Unicef. 2009 [consultado 3 de
febrero de 2009]. Disponible en: http://indh.pnud.org.
co/files/rec/victminas_muerte.pdf
United Nations High Commissioner for Human Rights on the
situation of human rights in Colombia. Report of the
United Nations High Commissioner for Human Rights
on the situation of human rights in Colombia. 2002 (E/
CN.4/2002/13). 2002 [consultado noviembre 23 de 2009].
Disponible en: http://www.acnur.org/biblioteca/pdf/2289.
pdf .
United Nations. World Report on Violence against Children.
United Nations Secretary-General's Study. 2006
[consultado noviembre 23 de 2009]. Disponible en:
http://www.unviolencestudy.org/ .
United Nations. Report of the Secretary-General on children
and armed conflict in Colombia. (S/2009/434). 2009
[consultado 23 de noviembre de 2009]. Disponible en:
http://www.coalico.org/archivo/IIR1612in.pdf .
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
367
DE CONCEPTOS A PROPUESTAS:
HACIA LA ERRADICACIÓN DE LA
VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
BASADA EN EL GÉNERO, VBG
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Compilación de textos del Primer
Seminario Internacional de Buenas
Prácticas y prácticas promisorias
contra la VBG1, realizada por Flor María
Díaz Ch., Coordinadora General del
Programa Integral contra la Violencia
basada en el Género, del Fondo
PNUD-España para los Objetivos de
Desarrollo del Milenio.
368
En el marco de uno de los principios del Programa
Integral contra Violencias de Género, el de profundizar el alcance de prácticas positivas y eficaces para
la erradicación de este tipo de violencia, se realizó
en el mes de octubre de 2009, el Primer Seminario
Internacional de buenas prácticas y de prácticas
promisorias contra esta problemática, actividad que
convocó a la reflexión y el análisis sobre experiencias
de prevención, atención y políticas públicas desarrolladas en el país, en otros países del continente y
en España y Suecia, que resultaron esclarecedoras
frente a las posibilidades o limitaciones que ofrecen
distintos modelos de intervención y visiones frente
a la problemática de la violencia contra las mujeres
basada en el género.
En esta compilación se destacarán aportes significativos extraídos de varias presentaciones en relación
con abordajes conceptuales y prácticas de prevención
de la VBG, que merecen ser considerados en la toma
de decisiones de políticas públicas y en el diseño e
implementación de acciones orientadas a la erradicación de la violencia contra las mujeres basada en
el género.
1.Breve historia del concepto de la violencia basada en el
género. Apartados básicos de la ponencia presentada por
Nadia López Téllez, consultora del Programa Integral contra
Violencias de Género, en el Primer Seminario Internacional de
Buenas Prácticas contra la Violencia Basada en el Género
La “violencia basada en el género” es una categoría
analítica moderna que entró al universo epistemológico gracias a los cambios sociales contemporáneos.
En la medida en que es el producto de las luchas
históricas de las mujeres, esta categoría reviste un
carácter político y a la vez ha ido perfilando también
un rol técnico en los análisis médicos, sociológicos
y psicológicos. Su creciente utilización en las literaturas política, filosófica y jurídica obedece a una
trasformación social que ha permitido ver e interpretar las agresiones, los actos crueles, la dominación
y el sometimiento de las mujeres de acuerdo con los
nuevos paradigmas de relaciones entre los géneros y
con los cambios en los roles de las mujeres a finales
del siglo XX.
1 Realizado en Bogotá, Colombia, el 20 y 21 de octubre de
2009, en el marco del Programa Integral contra Violencias
de Género del Fondo PNUD-España para los Objetivos de
Desarrollo del Milenio.
Los análisis basados en la perspectiva de género han
aportado elementos de comprensión de los fenómenos
sociales, evidenciando cómo los arreglos políticos, las
prácticas ciudadanas y las instituciones sociales se
encuentran signadas por las formas como cada sociedad distribuye el poder con base en las jerarquías
El campo de estudio de la violencia entre los seres humanos
ha sido clarificado, diversificado
y nutrido por los análisis de la
violencia contra las mujeres. Las
investigaciones desarrolladas en
el siglo XX han evidenciado en
las sociedades antiguas como un
fenómeno constante, exaltado por
los códigos del honor, de la clase
social, de la propiedad familiar,
regulado desde las costumbres y
naturalizado como una práctica
aceptable. Así mismo, los aportes
a la epistemología de la violencia
han evidenciado que las agresiones
contra las mujeres no son exclusivas de las sociedades ancestrales
y que a pesar de los logros obtenidos por las mujeres en materia
de ciudadanía formal en algunas
latitudes, esta violencia continúa
siendo uno de los fenómenos más
difundidos en el mundo contemporáneo. Otro de los aportes de los
estudios sobre violencia de género
ha sido la demostración empírica
de la etiología de la violencia en
las relaciones de poder históricamente desiguales entre hombres
y mujeres.
A través de los esfuerzos de los
movimientos de mujeres se ha logrado denunciar la existencia en
pleno inicio del siglo XXI de una
violencia generalizada en prácticamente todas las sociedades
del mundo, que tiene diferentes
expresiones, diferentes características y abordajes. Entre las violencias más visibles se encuentran
la violencia psicológica, la física,
la sexual. Y entre los ámbitos más
comunes de victimización se encuentran la pareja, la familia, la
comunidad cercana, la escuela, el
trabajo y el espacio público.
Los análisis más próximos de la
violencia contra las mujeres se
han preguntado por las razones
que explican una violencia específica que se produce contra ellas
y han intentado ubicar la etiología
de acuerdo a su comportamiento
victimológico, su prevalencia específica en determinados ámbitos,
el carácter del daño que produce,
los perfiles de los victimarios, entre otros énfasis2.
Las autoras Esperança Bosch
Fiol, Victoria A. Ferrer Pérez,
Aina Alzamora Mir explican en
su libro El Laberinto Patriarcal
cómo el concepto de violencia
contra las mujeres tiene un origen histórico en las luchas de las
feministas del siglo XIX e identifican como arranque histórico de
este concepto la publicación en
1825 del libro La demanda de la
mitad de la raza humana por parte de William Thompson y Anna
Wheeler en el que se comparaba
la situación de las mujeres en
el matrimonio con la esclavitud,
mencionan además el trabajo de
la feminista Frances Power Cobbe
en 1860 y 1870 quien en compañía
de sus colaboradoras feministas
que trabajaban en escuelas populares documentó experiencias
de mujeres víctimas de violencia
e identificó lo extendido que estaba el comportamiento violento
masculino y logró denunciarlo en
algunas publicaciones. Gracias a
2 La reconstrucción histórica del proceso de visibilización
que ha experimentado el concepto de violencia de género
se realiza con base en la documentación realizada por las
autoras Esperança Bosch Fiol, Victoria A. Ferrer Pérez, Aina
Alzamora Mir y por los documentos elaborados por el
Sistema de Naciones Unidas al respecto.
su trabajo se obtuvo la primera
ley que contenía mandatos de separación para cónyuges violentos3.
Estas autoras reseñan también la
obra de Flora Tristán quien fue
sobreviviente de un intento de homicidio por parte de su cónyuge y
en su obra Unión Obrera de 1843
menciona la disparidad sexual
como origen de la violencia4.
Bosch, Ferrer y Alzamora, concluyen que la conciencia sobre la relación entre violencia y diferencias
de género estaba presente desde
las activistas del siglo XIX, con
reivindicaciones claras sobre esta
problemática: “las feministas del
siglo XIX ya consideraban lo que
ellas denominaban la brutalidad
masculina como una cuestión candente e iniciaron la lucha por el reconocimiento del problema, por la
instauración de reformas legales y
por el establecimiento de medidas
de apoyo para las víctimas”5, sin
embargo las autoras consideran
que las agendas centradas en otros
temas como los derechos civiles y el
derecho a la educación aplazaron
la lucha feminista directa contra la
violencia hasta el siglo XX.
En la década de 1960 las feministas lograron reposicionar en el
debate la violencia desde un marco de interpretación basado en el
poder. Siguiendo a Bosch, Ferrer
y Alzamora, fue en el Tribunal
Internacional de Delitos como la
Mujer en 1976, en donde al discutir sobre temas como la mutilación
genital, el abuso sexual y la violación se encontró que más allá que
un acto individual de agresión de
los hombres frente a las mujeres,
la violación sexual es un acto que
3 Esperança Bosch Fiol, Victòria A. Ferrer Pérez, Aina Alzamora
Mir. El Laberinto Patriarcal. Libros de la Revista Anthropos.
Ministerio del Trabajo y Asuntos Sociales, Instituto de la
Mujer, España 2006. Página 92
4 Bosch, Et. Al. Op. Cit. Pág 92
5 Bosch, Et. Al. Op. Cit. Pág 92
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
sexuales culturalmente establecidas. Desde este nuevo marco de
comprensión ha emergido un nuevo universo de análisis destinado
al conocimiento, pero sobre todo a
la visibilización de una violencia
que ha afectado a las mujeres a lo
largo de la historia de la humanidad, pero que comienza a hacerse
visible sólo en tiempos recientes.
369
permite a los hombres afianzar el
poder sobre las mujeres6.
De esta reunión se derivaron las
agendas de trabajo frente a esta
forma de violencia: visibilización,
cambios legislativos, ayudas a las
víctimas en varios países de Europa7: “En la década del 1970 la
violencia contra las mujeres en la
pareja comenzó a denunciarse de
forma específica como problema y
nació en Inglaterra el movimiento de mujeres maltratadas con el
establecimiento de una primera
casa de acogida en 1971 que fue
seguida por la apertura de una
segunda en Holanda en 1974 y
luego por muchas más en Estados Unidos”8.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Estos hechos sentaron las bases
para que el activismo feminista
se centrara en presionar a los gobiernos para el logro de sanciones en esta materia, la creación
de servicios de atención a las víctimas en 1980 y lograra impactar
los escenarios gubernamentales
y supranacionales a partir de
ésta década9.
370
La movilización política de las
mujeres en todo el mundo fue elevando progresivamente el perfil
de la problemática evidenciándola como una consecuencia de
la discriminación y como expresión de la violación de Derechos
Humanos de las mujeres. Las
organizaciones y movimientos
de mujeres en el mundo fueron
captando progresivamente la
atención internacional hasta que
en la década destinada por las
Naciones Unidas para La Mujer
(1975 a 1985) se logró una creciente escucha de las entidades
6 Bosch, Et. Al. Op. Cit. Pág 93
7 Bosch, Et. Al. Op. Cit. Pág 93
8 Jiovaní et Al, 1994, Pagelow 1997 citadas por Bosch, Et. Al.
Op. Cit. Pág 93
9 Bosch, Et. Al. Op. Cit. Pág 93
multilaterales y se generaron espacios de articulación entre las organizaciones sociales, las agencias
de cooperación y los Estados para
tratar el problema10.
Los primeros logros en materia
de legislación internacional se
obtuvieron en la década de 1980
cuando se aprobó la primera resolución en la que se mencionaba
la violencia contra las mujeres y
la niñez en las familias y la necesidad de adoptar medidas para
contrarrestarla (Conferencia mundial del Decenio de las Naciones
Unidas para la mujer celebrada
en Copenhague)11. En la Tercera
Conferencia Mundial sobre la Mujer en Nairobi (1985) se habló de
prevención, asistencia y medidas
jurídicas ampliaron las formas y
manifestaciones de violencia incluyendo la prostitución forzada,
los conflictos armados, la trata de
blancas, entre otros aspectos y se
reconoció que la violencia constituía un obstáculo para el logro de
los objetivos de igualdad, desarrollo y paz (objetivos del decenio
para la Mujer) y se relevó la importancia de elevar la conciencia
pública de la violencia como un
problema social12.
En tanto que los estados, impulsados por organismos de Naciones
Unidas, avanzaban en la creación
de leyes para contrarrestar la
violencia intrafamiliar, los movimientos de mujeres se ocupaban
de posicionar la violencia contra
las mujeres como violación de los
Derechos Humanos:
“A comienzos del decenio de 1990,
los esfuerzos del movimiento de
10 Asamblea General de Naciones Unidas. Estudio al Fondo
del Secretario General de las Naciones Unidas sobre todas
las formas de Violencia contra las Mujeres. 2006.
11 Asamblea General de Naciones Unidas. Estudio a Fondo del
Secretario General, Op. Cit. Página 16
12 Asamblea General de Naciones Unidas. Estudio a Fondo del
Secretario General, Op. Cit. Página 16
las mujeres por obtener el reconocimiento de la violencia contra
la mujer como una cuestión de Derechos Humanos adquirieron un
gran impulso. Para la Conferencia
Mundial de Derechos Humanos
celebrada en Viena en 1993, las
mujeres se organizaron en grupos
e hicieron intensas gestiones a nivel mundial y regional para redefinir la delimitación del derecho
de los Derechos Humanos a fin de
incluir las experiencias de las mujeres. Presentaron a los delegados
que participaron en la conferencia
casi medio millón firmas de 128
países reclamando que se reconociese a la violencia contra la mujer
como una violación de los Derechos Humanos de las mujeres, y
organizaron un tribunal mundial
ante el cual se presentaron, en un
marco de Derechos Humanos, testimonios de mujeres, en particular
casos de violencia de todas partes
del mundo13.
Con estos antecedentes, la violencia se fue posicionando como eje
temático tanto en la agenda internacional como en las legislaciones
internas de los países. Los instrumentos que se fueron creando y
ratificando por los Estados para
la protección de los derechos de
las mujeres fueron incorporando
progresivamente mandatos relativos a la violencia contra las
mujeres. La Declaración para la
Eliminación de todas las Formas
de Discriminación sobre la Mujer
de 1979 no incluyó explícitamente
el tema de la violencia, no obstante los desarrollos posteriores del
Comité para la Eliminación de la
Discriminación contra la mujer
creado para hacer seguimiento a
dicha Declaración han explicitado
de manera reiterada que las violencias constituyen una de las
formas de discriminación “por
13 Asamblea General de Naciones Unidas. Estudio a Fondo del
Secretario General, Op. Cit. Página 17
La Declaración de Naciones Unidas sobre la Eliminación de la
Violencia contra las Mujeres producida en el año 1993, nombró
por primera vez públicamente en
el ámbito de la comunidad internacional la violencia contra las
mujeres como “una manifestación
de relaciones de poder históricamente desiguales entre el hombre
y la mujer, que han conducido a la
dominación de la mujer y a la discriminación en su contra por parte
del hombre e impedido el adelanto
pleno de la mujer, y que la violencia contra la mujer es uno de los
mecanismos sociales fundamentales por los que se fuerza a la mujer
a una situación de subordinación
respecto del hombre”15.
La Declaración es el documento
que por excelencia plantea a nivel
normativo el inicio del reconocimiento de la Violencia Basada en
el Género como una prioridad en
la agenda de la eliminación de la
discriminación contra las mujeres y el logro de la igualdad. Este
instrumento sentó las bases para
demandas subsecuentes en esta
materia a nivel de los estados y
los organismos internacionales,
planteó la complejidad y universalidad de la violencia contra las
mujeres en el mundo y elevó la
jerarquía de esta problemática
a un asunto del primer orden al
señalar la responsabilidad de los
Estados como competentes en su
eliminación y prevención.
14 Asamblea General de Naciones Unidas. Estudio a Fondo del
Secretario General, Op. Cit. Página 17
15 Asamblea General de Naciones Unidas. Declaración sobre
la eliminación de todas las formas de discriminación
hacia las mujeres. http://www.unhchr.ch/huridocda/
huridoca.nsf/(symbol)/a.res.48.104.sp?opendocument,
Resolución de la Asamblea General 48/104 del 20 de
diciembre de 1993
En América Latina y específicamente en Colombia, la actividad
en torno a esta problemática comenzó en la década de 1980 con
la reactivación del movimiento
feminista. En el primer encuentro feminista latinoamericano y
del Caribe de 1981 en Bogotá el
tema de la violencia fue discutido
y se definió adoptar el 25 de noviembre como el día para la lucha
simbólica contra la violencia sobre las mujeres.
Sólo hasta la década de 1990 después de la adopción de una nueva
Constitución Política no confesional en 1991, las feministas colombianas encontraron el marco
social y político que les permitió
ampliar las reivindicaciones por
los derechos y buscar normas que
protegieran a las mujeres frente
a la violencia. Durante la década
de 1990 Colombia avanzó tímidamente en el reconocimiento de la
problemática de violencia contra
las mujeres. La primera ley que se
logró en esta materia se refería a
la violencia intrafamiliar (1996)
y no señalaba específicamente a
las mujeres como principales víctimas. Así mismo, las leyes que
sancionan la violación sexual y
eliminan la opción del agresor de
casarse con la víctima como forma
de exoneración de responsabilidades datan de 1997.
En el nivel regional se suscribió en
1994 la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
(Convención de Belém do Pará) que
sirvió a las activistas americanas
para exigir a sus Estados la armonización de las legislaciones internas con los mandatos de carácter
internacional proferidos en esta y
las declaraciones universales. En
este punto, resulta importante
destacar que la Convención Interamericana recordó el carácter violatorio de los Derechos
Humanos de la violencia contra
las mujeres e incorporó una serie
de obligaciones de los Estados de
modificar los patrones socioculturales que se basen en la premisa
de la superioridad o inferioridad
de los géneros o “en los papeles
estereotipados para el hombre y la
mujer que legitiman o exacerban
la violencia contra la mujer”16, incluyó en esta materia el trabajo
en los niveles educativos formales, informales y con los medios de
comunicación. Este instrumento
definió además las responsabilidades de protección y atención a
las víctimas y sus hijos e hijas.
2. Estrategias de comunicación para la
prevención de la Violencia de Género
Entre las estrategias para la prevención de la violencia contra las
mujeres basada en el género, sobresalen por su impacto, aunque
no siempre medido, las comunicaciones en sus distintas modalidades. De interés particular para el
Programa es la comunicación educativa en medios masivos, alternativos e interpersonales, dirigidas
tanto a mujeres como a hombres, a
ellas en su condición de víctimas o
de potenciales víctimas y a ellos en
su condición de agresores o de potenciales agresores. Varias de las
ponencias que se presentaron en el
seminario se centraron en destacar
la potencia de las comunicaciones
para incidir sobre los imaginarios
culturales que han generado en
todo el mundo y tanto en hombres
como en mujeres, una cierta forma
de legitimidad perversa frente a la
violencia contra las mujeres. Las
16 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos.
Convención interamericana para Prevenir, Sancionar y
erradicar la violencia contra la mujer "Convención de
Belem do Para" Adoptada y abierta a la firma, ratificación
y adhesión por la Asamblea General de la Organización de
Estados Americanos, en su vigésimo cuarto periodo ordinario
de sesiones, del 9 de junio de 1994, en Belem do Para, Brasil
Entrada en vigor: el 5 de marzo de 1995 de conformidad con
el Artículo 21.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
motivos de género y que la discriminación es una de las causas
principales de dicha violencia”14.
371
presentaciones se refirieron a objetivos, principios, contenidos y/o
metodologías de implementación
de campañas comunicacionales
en distintos contextos sociales y
formatos. En esta compilación
retomaré los aspectos básicos de
tres de esas presentaciones:
2.1. Campaña de movilización social y
generación de opinión pública contra
la violencia de género de la Alcaldía de
Medellín, desarrollada entre el 2004
y el 2007. Ponencia presentada por
Lucrecia Ramírez Restrepo, ex primera
mujer del Municipio de Medellín
danía, la generación de opinión
pública con relación a los temas
de cada campaña, la adquisición
de conciencia de derechos y empoderamiento de las mujeres
con respecto a los mismos y su
conveniencia para la implementación concomitante de políticas
públicas a favor de la equidad de
género en la ciudad de Medellín.
lencia sexual, han tenido un grave
impacto en términos cuantitativos
y cualitativos en mujeres, niñas y
niños. En el ámbito específico del
conflicto armado interno, han sufrido toda clase de vejámenes (incluyendo la violación como arma
de guerra contra las mujeres) y se
han visto obligadas/os al desplazamiento forzado.
Algunos de los mensajes de la
campaña contra la violencia de
género que se implementaron
entre el 2004 y el 2007 en la
ciudad, fueron:
Para 2007, según cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal
y Ciencias Forenses, se registraron en Colombia 77.745 casos de
violencia intrafamiliar,
de los cuales 13.913 corresponden al maltrato
infantil, 46.315 al maltrato conyugal y 17.510
casos de violencia entre
familiares. Los años de
vida saludables perdidos
(Avisa) por la violencia
intrafamiliar, ascendieron a 89.025 años: 9.287
más que en 2006 y la cifra más alta en los últimos cinco años.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Nombre de la campaña:
Las mujeres rompemos el silencio
372
El propósito de esta campaña que
se dio en el marco más amplio de
otra orientada a la promoción de
los Derechos de las mujeres, fue
cuestionar la tolerancia social a la
violencia contra las mujeres, utilizando distintas modalidades de
comunicación masiva, alternativa
e interpersonal, tales como vallas
en sitios estratégicos de la ciudad con una exposición mínima
de un mes cada una, vallas en
los vagones del Metro de Medellín, adhesivos, postales, afiches,
calendarios, mugs, individuales
que se distribuyeron en restaurantes de la ciudad y otros productos
fáciles de portar y atractivos para
sus destinatarias/os. Además del
carácter amplio y alternativo de
los medios utilizados para la implementación de la campaña, fue
común a los mensajes mediáticos el hecho de que se tratara de
contenidos claros, cortos, de fácil
recordación y que se repitieran
en todos los medios mencionados
–estrategia de reiteración de contenidos-.
Entre los resultados de esta
campaña sostenida a lo largo de
cuatro años, se destaca el bajo
costo de la misma, su alta capacidad para llegar a toda la ciuda-
2.2. Nuevas masculinidades comprometidas con la no violencia contra las mujeres. Apartados básicos de la ponencia
presentada por Carlos Iván García, del
Colectivo de Nuevas Masculinidades
Nombre de la campaña: Lazo Blanco
La historia colombiana ha estado cruzada tanto por la violencia
política como por la violencia social y familiar. En este contexto,
múltiples modalidades de la violencia basada en el género (VBG),
incluyendo la violencia de pareja,
la violencia intrafamiliar y la vio-
En Colombia la mayoría
de víctimas de la violencia sexual son mujeres
adultas, jóvenes y niñas.
Según la Defensoría del
Pueblo, en 2006 por cada
cinco mujeres víctimas,
un hombre, generalmente niño, fue víctima
de violencia sexual. En general,
el 75.7% de casos registrados por
Medicina Legal en el 2006, fueron
de menores de 18 años, siendo la
población más afectada las niñas
entre 10 a 14 años con un 36%,
seguidas de niñas entre 5 y 9 años
con un 25.2%.
En el marco del conflicto armado y en las etapas posteriores al
desplazamiento forzado existen
riesgos específicos de género que
exponen a las mujeres a graves
Infortunadamente esta situación
no se puede considerar tan sólo
anterior, sino también concomitante al desarrollo del proyecto.
Aunque ha habido programas de
prevención de violencia dirigidos
a la juventud, éstos suelen centrarse en programas de resolución de conflictos o enfocarse en
problemáticas específicas como
pandillismo, barras bravas, intimidación escolar, etc., pero son
pocos los casos de programas de
prevención con perspectiva de
género, tanto en un sentido general como específicamente como
reflexión crítica y transformadora
de la configuración de las masculinidades, con miras a un papel
activo de los hombres en oposición
a la violencia contra las mujeres y
en el marco de la búsqueda de la
equidad y la igualdad de género.
Objetivos:
●Promover un compromiso de
los hombres para deconstruir
patrones patriarcales y sexistas, y construir identidades
genéricas desde referentes de
masculinidades más humanas,
equitativas y democráticas.
●Eliminar de la vida relacional
de los hombres con las mujeres, las violencias y otros imaginarios, actitudes y prácticas
que vulneran a éstas en su
dignidad y en sus derechos.
●Promover que las relaciones entre
hombres y mujeres se establezcan
en el marco de la equidad y la
igualdad de género.
Descripción:
El desarrollo de la Campaña Lazo
Blanco impulsada por el Colectivo
Hombres y Masculinidades, siguió
cuatro criterios:
1.Una perspectiva relacional de
género.
2.Un énfasis en el abordaje crítico de las masculinidades.
3.Una población protagónica: las
y los jóvenes.
4.Una concepción metodológica:
vivencial.
5.Un propósito: posicionamiento
público y político.
Teniendo en cuenta estos criterios, el trabajo se adelantó con
jóvenes de colegios urbanos y
con quienes se siguió el siguiente proceso:
●Formación: Secuencia amplia
de sesiones formativas, en torno
a temas como pautas de crianza y socialización patriarcales,
movimiento social de mujeres
y sus reivindicaciones, incidencias en la vida personal y social,
Lazo Blanco como una campaña de hombres para hombres,
pautas para hacer promotoría
juvenil de la Campaña, entre
otros aspectos.
●Réplicas: el proceso anterior
conduce a que los y las jóvenes desarrollen iniciativas que
expanden el mensaje a pares,
familias y comunidades.
●Movilización pública: Acciones
de presencia pública y performances en avenidas y parques.
●Formación de grupos de continuidad: luego de estos procesos se han constituido grupos
de trabajo que vienen dando
sostenibilidad al trabajo de la
Campaña: Colectivo Aethos
(trabajo con niños y niñas),
Colectivo Ántrax (arte urbano),
Banda de rock Piel de Lobo,
Grupo Vibranza (danza representativa), Grupos de Jóvenes
por Nuevas Masculinidades,
Colectivo Nuevas Masculinidades/Bucaramanga, y otros.
PROYECTO MERCURIO. Apartados básicos
de la ponencia presentada por Eva de la
Peña Palacios, Responsable de Educación,
Área Prevención de Violencia de Género
y Área de Igualdad, Fundación Mujeres,
de España.
Resumen de la iniciativa:
Campaña de sensibilización y
concienciación dirigida a los varones, partiendo de la premisa de
que son agentes activos de la violencia ejercida contra las mujeres.
Se planificaron acciones enmarcadas en una campaña de carácter
publicitario que fue acompañada
de acciones de apoyo y labores de
lobby dirigidas a los medios de
comunicación. Uno de los materiales clave del proyecto Mercurio
fue el Lazo Blanco, símbolo nacido
en Canadá como identificativo del
posicionamiento masculino de denuncia frente a la violencia contra
las mujeres.
Descripción del Proyecto
Bajo la premisa de que los hombres tienen un importante papel
en la violencia doméstica que se
ejerce contra las mujeres, al ser
ellos los agentes activos, resultaba fundamental trabajar en la
sensibilización y concienciación
de éstos, procurando implicarles
e incentivar su compromiso, para
lo cual se abordaron los siguientes
tres pilares argumentales:
1. Que los varones tienen la responsabilidad de evitar la violencia contra las mujeres.
2. Que los varones tienen la capacidad de evitar la violencia
contra sus parejas.
3. Que ser varón no debe significar
tener el derecho de ser violento
con las mujeres, ni es de verdaderos hombres hacerlo.
Se han promovido tres objetivos
específicos:
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
violaciones de sus Derechos humanos y que exigen del Estado
su reconocimiento como sujetos
especiales de protección constitucional reforzada, de acuerdo con
el Auto 092/2008.
373
●Incentivar el compromiso masculino en la denuncia de la
violencia específica, como una
forma muy concreta de romper
el "silencio de grupo", que ampara las estrategias defensivas/ofensivas de los violentos,
y de unirse a las mujeres en la
lucha por la erradicación de la
violencia doméstica.
●Desactivar y cuestionar los mitos sobre la masculinidad que
asocian hombre violencia, y activar otros aspectos deseables
de la masculinidad, tales como
la de compañero dialogante,
amigo, respetuoso e igualitario
con las mujeres.
●Impulsar un debate social y
colectivo que busca la reflexión
sobre aquellos aspectos no deseables de la masculinidad,
cuando se vincula a las actitudes y comportamientos violentos, y los rechaza, implicando a
las organizaciones sociales en
las que participan varones.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Para ello se planificaron acciones enmarcadas en una campaña de carácter publicitario que
fue acompañada de acciones de
apoyo y labores de lobby dirigidas
a los medios de comunicación.
Las acciones que describen el
proyecto pasaron por diferentes
fases y momentos.
374
Fase 1:
Elaboración y difusión de materiales y
contenidos
●Recolección de información
● Reuniones de trabajo con especialistas publicitarios y expertos en masculinidad y género.
●Reuniones de trabajo y tormenta de ideas con organizaciones
aliadas
● Elaboración de soportes
● Creación de un argumentario
● Cartelería de calle
● Grabación de cuñas de radio
● Lazos blancos
● Elaboración de Manifiesto
Fase 2:
Acciones de lobby con los medios
●Convocatorias, ruedas de prensa
●Envío continuado y contactos
periódicos con los profesionales
de los medios
●Fomento de intervenciones en
tertulias y columnas de opinión
●Vinculación con otras instituciones e iniciativas
●Reuniones periódicas con las
ONG específicas en atención a
víctimas
●Validación de las acciones a través de estos colectivos
●Fomento del intercambio de experiencias y participación activa de organizaciones ajenas al
Proyecto
●Fomento de los espacios de “coste cero”
●Asistencia y dinamización de
actos públicos destinados a difundir las acciones y filosofía del
proyecto mercurio:
●Fomento de entrevistas a los
portavoces
●Presentaciones
●Inserción de artículos en publicaciones de otras organizaciones
●Recogida de firmas
●Envío de manifiestos a centros y
organizaciones sindicales
Fase 3:
Contactos y captación de portavoces
●Fomento de liderazgo entre varones y de la participación de
los portavoces en la esfera pública
●Campaña específica para jóvenes
●Acciones en centros educativos
●Activación de intervenciones
de portavoces dirigidos a adolescentes
Fase 4:
Desarrollo de la campaña comercial
●Diseño estratégico de la campaña
●Contratación de los espacios
●Seguimiento
El material más significativo fue
la realización de la cartelería de
calle de gran formato. A lo largo
del diseño de la campaña se optó
por la estrategia de utilizar la desmitificación de los violentos para
introducir el debate, apostando
por la idea de que los victimarios
no encajan en perfiles definidos
por la clase, la simpatía o el comportamiento que muestran en
público.
Una vez diseñada la frase guía,
también se elaboró una cuña de
radio, con el mismo lema a la que
se añade una coletilla final que
perseguía reforzar la idea de que la
violencia de género es un problema
creado mayoritariamente por varones y padecido fundamentalmente
por mujeres.
La página web del proyecto Mercurio fue la corriente de transmisión
de todos los contenidos. En ella se
incluían las claves argumentales
de la totalidad de los materiales
desarrollados. La Web pretendía
ser no sólo un vehículo de información sobre el desarrollo del proyecto, sino también una herramienta
para la sensibilización de los varones sobre la violencia masculina
contra las mujeres, con convocatorias de actividades y acciones,
datos y documentación sobre esta
violencia en Europa y sobre las razones culturales e históricas que
son inherentes a ella (educación,
mitos sobre la masculinidad”).
El Manifiesto “Los hombres dicen
NO a la violencia de Género”, pretendía reforzar la reflexión y el compromiso personal para no ejercer la
violencia en el entorno familiar y
social del individuo, así como las
actitudes y comportamientos que
promueven relaciones personales
de igualdad y respeto.
Otro aspecto importante fue animar a la acción a través de:
●La denuncia
●La organización de actividades
●El apoyo a los grupos de mujeres
Se desarrolló un argumentario/
base para sostener la campaña:
los contenidos del Argumentario
fueron los ejes sobre los que se
realizaron:
●La captación de líderes (portavoces)
●Los paquetes informativos del
concurso para la realización de
un spot publicitario
●El Manifiesto de Los hombres
dicen NO a la violencia de Género
●El sitio web
●Los talleres desarrollados en los
centros educativos.
●Las intervenciones en charlas
y encuentros con otros
organismos
El argumentario del Proyecto Mercurio fue la base “ideológica” de la
campaña, el discurso que se ha
fomentado y ha servido para trabajar con los colectivos de varones.
Se desarrolla a través de los contenidos incluidos en la Web y actúa
como guía práctica con la que han
trabajado los portavoces en sus actividades con los adolescentes o en
sus intervenciones publicas.
Portavoces contra
la violencia hacia las mujeres:
En el marco del Proyecto Mercurio se crea la figura de Portavoz
contra la Violencia para captar
personajes que por su popularidad o su campo de actividad
puedan ejercer como líderes de
opinión en la transmisión de los
mensajes de la campaña.
El equipo de Proyecto Mercurio
elaboró un listado de varones que
pudieran hacerse eco del programa y participaran de forma activa
en el mismo mediante charlas en
colegios e institutos y entrevistas
en los medios de comunicación.
En total se contactaron 35 posibles
portavoces contra la violencia desde los más diversos ámbitos y profesiones, del periodismo al deporte,
con especial énfasis en el mundo
de la cultura.
El proyecto siguió los siguientes
pasos en su implementación:
●Presentación del Proyecto Mercurio
●Campaña de difusión y prevención en Centros Educativos
●Campaña publicitaria en radio,
prensa y calle
●Spot publicitario / CONCURSO
●Valoración del impacto de la
Campaña
●Espacios de Coste Cero
●Jornada de clausura del Proyecto Mercurio
El punto fuerte de la Campaña
Mercurio es que se produce desde los hombres hacia los hombres.
En ella se reforzó la idea de que la
violencia de género es un problema
creado por varones y padecido fundamentalmente por mujeres.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Por otro lado, se intentó motivar
el cuestionamiento de los modos
y talantes que culturalmente respaldan la violencia de género.
375
INTRODUCCIÓN
SICARIATO EN BOGOTÁ:
EMERGENCIA Y DESARROLLO
DE UNA MODALIDAD HOMICIDA
EN LA CIUDAD.
-UNA APROXIMACIÓN CUALITATIVA Y EXPLORATORIA-
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Diego Arturo Cárdenas*
Diana Paola Lorduy Rivera**
César Alfonso Velásquez Monroy***
376
Abogado. Uniformado, del nivel ejecutivo, en el Centro de Investigaciones Criminológicas
de la Policía Metropolitana de Bogotá (CICRI MEBOG), [email protected].
**
Comunicadora social y periodista. Consultora del Centro de Estudios y Análisis en Convivencia y
Seguridad Ciudadana (CEACSC) de la Secretaría de Gobierno de Bogotá, [email protected]
***
Economista. Analista del CICRI MEBOG, [email protected]
Los autores agradecen el apoyo incondicional y los valiosos comentarios del Capitán José
Francisco Peña Gómez, jefe del CICRI MEBOG, para que este artículo se hiciera realidad.
*
Durante 2.009, los medios noticiosos locales enteraron a los bogotanos de asesinatos ocasionados por
sujetos con armas de fuego que propinaron varios
disparos a sus víctimas a corta distancia, en la vía
pública o en negocios abiertos al público, y que luego
huyeron en motocicleta, auto o a pie. Hasta hace
unos años esta escena esporádica en la ciudad, recibía poca atención mediática y era consideraba ajena
a la criminalidad de la capital del país; más bien se
pensaba que era propia de los homicidios encargados por capos de la droga radicados en la ciudad de
Medellín, al noroccidente de Colombia, y en Cali, al
occidente del mismo país. En Medellín, por ejemplo,
aún persiste una proporción elevada de sicariatos
(del 39,7% del total de homicidios comunes, aproximadamente, en 2.009)1.
En el mismo periódico El Tiempo, diario de mayor
circulación del país, se ha incrementado el reporte
de presuntos sicariatos en Bogotá. En su archivo
disponible en la web2 se encuentra que, entre los
años 2.007 y 2.009, se ha concentrado alrededor del
43% de noticias reportadas como sicariatos, según la
versión periodística, sobre el total disponible desde
1.990. Aunque el registro oficial da cuenta, entre
2.004 y septiembre de 2.009, de una proporción minoritaria y presumible (por debajo del 7,0% anual)
del total de homicidios comunes3. El impacto de esta
modalidad homicida sobre la percepción de seguridad y convivencia se funda en el temor a que las
redes de operación del narcotráfico hayan arribado
para permanecer en la ciudad, o a que haya tenido
lugar una expansión de la oferta de este servicio
mortal al punto que la víctima pueda ser cualquier
tipo de persona sujeta al ajusticiamiento privado en
cualquier lugar de la ciudad.
En principio, las autoridades presumen que parte
de las personas asesinadas trataron de buscar refugio en la capital, luego de huir por cuentas originadas en el negocio del tráfico de estupefacientes
que se desarrolla en otras partes del país, o que
las muertes son resultado de las disputas violentas por el mercado al menudeo de estupefacientes
en las calles de la ciudad, ahora conocido como microtráfico. En otras declaraciones, las autoridades
mencionan que los sicariatos son, en general, una
forma de saldar deudas contraídas en actividades
1 Información aportada en el CICRI MEBOG.
2 http://www.eltiempo.com/archivo/.
3 Información aportada en el CICRI MEBOG.
Antes de evaluar la pertinencia
de las explicaciones preliminares
a las muertes mediante la modalidad de sicariato, es necesario
aclarar que los periodistas y los
investigadores judiciales están
influenciados por un imaginario
colectivo del modus operandi de
los sicarios lo que, a su vez, incide en la clasificación del móvil
del homicidio. De ahí que, en la
siguiente sección, abordamos
algunos ejemplos del reporte de
este tipo de casos y de su grado de
fiabilidad. En la tercera sección,
exponemos los patrones de victimización y de agresión de casos
ocurridos desde 2.007 que se encuentran bajo investigación. En la
cuarta, ofrecemos unas hipótesis
exploratorias de las causas del
sicariato en Bogotá para precisar
la relevancia de las planteadas
inicialmente por las autoridades.
Al final concluimos y hacemos algunas sugerencias en materia de
política criminal.
Optamos por un enfoque exploratorio puesto que aún se encuentra
pendiente construir un marco teórico que permita guiar el estudio
del sicariato en Bogotá. En las
referencias más cercanas a este
objeto de investigación en la ciudad capital (Llorente, et. al. (2),
2.002; Pérez (3), 2.006) se hace
alusión al sicariato dentro del
cuadro de actividades criminales,
distribuidas entre las distintas
localidades o jurisdicciones de la
administración distrital, que distinguen a las organizaciones con
mayor capacidad para actuar al
margen de la ley; o como el trabajo
a sueldo para saldar conflictos de
orden vecinal, familiar o amoroso
(Ramos (4), 2.004, 107 117). Por
tanto, partimos de una caracterización de agresores y de víctimas,
mediante información empírica,
y de su análisis preliminar con el
apoyo de investigaciones sobre la
ciudad de Medellín (Jaramillo y
Bedoya (5), 1.990; Ortiz (6), 1.991;
Ceballos (7), 2.000; Franco (8),
2.003; Moreno (9), 2.003), sobre
los ámbitos de vida que envuelven
a los jóvenes de barrios populares
de Bogotá donde suelen crecer los
sicarios (Ramos (4), Ibíd.), y acerca de estructuras criminales con
influencia en la ciudad (Pérez (3),
Ibíd; Llorente, et. al. (2), Ibíd.).
Una breve observación a
la atribución de la modalidad
de sicariato en los casos de homicidio
El 6 de marzo de 2.009 se reportó
como sicariato en la prensa (edición virtual del diario El Tiempo
(10)) el asesinato con armas de
fuego de una pareja de esposos en
un lujoso apartamento al norte de
Bogotá. Según la noticia, 10 hombres irrumpieron en el inmueble
residencial, incluido un vendedor
de aguacates que había sido visto
el día anterior frente al edificio,
quienes emplearon pistolas con
silenciador, ya que los vecinos no
escucharon nada. El caso aún sigue en investigación sin confirmar
si se trató de un sicariato4. Se ha
verificado la muerte de la pareja
por heridas causadas con objetos
cortopunzantes y la desaparición
de algunas sus pertenencias, el
mismo día de los hechos, lo que
llevaría a pensar que, más bien,
se trató de un hurto.
Aunque también puede suceder lo
contrario. El 21 de enero de 2.008,
4 Información aportada por investigadores de la
Seccional de Investigación Criminal (SIJIN) de la Policía
Metropolitana de Bogotá.
se reportó en el diario El Tiempo
(11) el sicariato de una mujer de
36 años, cuando se bajaba de su
vehículo en el parqueadero de un
gimnasio al norte de Bogota. En la
noticia se informa que “El asesino,
al parecer, la estaba esperando en
la bahía que queda frente al gimnasio y la asesinó con un arma de
fuego. Le propinó siete disparos
con una pistola 9 milímetros”.
En las investigaciones judiciales
posteriores se confirmó el sicariato
y se estableció que la mujer era
viuda de un narco asesinado en el
año 2.0045.
El registro noticioso presentado
revela que periodistas y autoridades transmiten la información
de un homicidio bajo la modalidad de sicariato de acuerdo a la
noción popular que se tiene de la
misma6. La información difundida con la ayuda de los medios de
comunicación permite reproducir
y amplificar dicha noción entre la
opinión pública. Para confirmar los
casos, es necesario esperar que las
investigaciones judiciales avancen.
Sin embargo, éstas suelen tardar
más de un año calendario; mientras tanto los registros estadísticos
oficiales son cerrados anualmente a futuras modificaciones y expuestos abiertamente, de modo
que los niveles y proporciones de
presuntos sicariatos quedan por
establecer ante la opinión pública sin claridad suficiente sobre la
confirmación de los casos.
¿Qué se deduce del conjunto total
de casos, ocurridos desde el año
5 Información aportada por investigadores de la SIJIN MEBOG.
6 “En la década de los ochenta aparece la figura del sicario,
un asesino a sueldo –la mayoría de veces un adolescente
que se encuentra apoyado por una organización para
cometer sus delitos. Su actuación no está regida por
ningún principio ideológico y simplemente considera su
acción como uno de tantos trabajos. Sus distintivos usuales
son una motocicleta –en representación de la sociedad
de consumo– y las insignias religiosas como escapularios
y estampillas –que revelan una relación especial con lo
divino–.” (Rengifo (12), 2.007, 98).
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
económicas lícitas o ilícitas, o de
liquidar las también denominadas
deudas de honor que surgen, por
ejemplo, ante ofensas personales
e infidelidades de pareja (edición
virtual del diario El Tiempo (1), 3
de agosto de 2.009).
377
2.007, cuya investigación se maneja en términos de un posible
sicariato?
botines que dejan insatisfechos a
los delincuentes involucrados, entre otros.
Caracterización de casos
en investigación7
Las edades de las víctimas oscilan entre los 25 y 55 años, con
énfasis entre los 32 y 39 años
cuando han alcanzado estabilidad en su posición socioeconómica. Dicha posición depende de la
actividad que realizan, más que
del nivel de escolaridad. Es frecuente encontrar ganaderos o comerciantes con elevados niveles
de ingreso y poco grado de escolaridad. Los familiares dependen
de los ingresos de los occisos y
prefieren callar su origen por temor a represalias; sin embargo,
ante las entrevistas reiteradas
de los investigadores judiciales,
terminan por declarar las actividades ilícitas de los asesinados.
En un caso de sicariato pueden intervenir cuatro actores principales: la víctima, el agresor (sicario)
o autor material, el intermediario,
y el autor intelectual. De acuerdo
con el caso, se involucran otros de
carácter secundario como los llamados capotero y verificador.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Víctimas
378
Por lo general, son hombres dueños de empresas (p. ej. comercio
mayorista, ganadería) o que se
dedican al denominado trabajo
por cuenta propia, como las ventas callejeras, lo que les permite
un grado de discrecionalidad en
el manejo de sus recursos y su
tiempo. Participan en actividades ilegales de acuerdo a la forma encubierta y funcionalidad
que puedan derivar de su vida
legal y condición socioeconómica.
Los dueños de establecimientos
comerciales se comprometen en
el lavado de activos obtenidos de
manera ilícita. Los vendedores callejeros comercian con dosis personales de estupefacientes. Unos
y otros han forjado una amplia
red de contactos, mediante movimientos frecuentes de trabajo o de
placer, con personas dedicadas a
otro tipo de actividades legales o
ilegales, de modo que se ven involucrados en diferentes problemas
como estafas, deudas personales
(de honor) o de dinero, repartos de
7 La siguiente sección fue realizada con base en información
obtenida mediante entrevistas a profundidad a
investigadores de la SIJIN MEBOG y del Cuerpo Técnico de
Investigadores (CTI) de la Fiscalía General de la Nación.
Además, se consultaron documentos de apreciaciones
sobre el sicariato en Bogotá efectuados, por aparte, en
la SIJIN (13), el CTI (14) y el Centro de Estudios y Análisis
en Convivencia y Seguridad Ciudadana (CEACSC) de la
Secretaría de Gobierno de Bogotá (15).
En algunos casos, las víctimas
han sido habitantes de calle (mal
llamados indigentes) asesinados
con objetos cortopunzantes o armas blancas.
Agresor (sicario)
Alternan la ejecución de homicidios con otras actividades ilegales,
como el hurto, o con oficios como
el de obrero de construcción, reparador de vehículos, recicladores o
vendedores callejeros. Suelen ser
sujetos jóvenes, entre 16 y 25 años,
con secundaria incompleta en el
nivel de escolaridad (máximo hasta el séptimo grado); pocos familiares, si bien le ayudan a ocultar
su actividad de sicario; exageradamente extrovertidos o retraídos,
y con sus propias creencias religiosas8. Pertenecen a condiciones
socioeconómicas media baja o baja
(estrato socioeconómico uno, dos
y tres, según el referente residen-
8 Existe todo un conjunto de rituales: bendecir la munición
antes de salir de la casa; cargar un dedo meñique; colocar
la foto de su víctima al revés frente a una veladora; utilizar
tierra de cementerio, o escapularios en los pies.
cial empleado en Bogotá); algunos
provienen de zonas con un pasado
violento ubicadas en el departamento de Antioquia, cuya capital
es Medellín, en el departamento
del Tolima, hacia el suroccidente
de Bogotá, o en el de Caquetá, al
suroriente del país, y en la ciudad
de Villavicencio.
Algunos son desmovilizados de los
grupos armados al margen de la
ley, ex policías, ex militares y ex
presidiarios. Conocen de armas
de fuego y de tácticas de aproximación a su objetivo. Sólo utilizan
parte de la munición pues les basta con dos o tres impactos de bala
en sitios vitales del cuerpo (cabeza
o tórax). En el 90,0% de los casos
disparan y huyen del lugar, sin
intercambiar palabras con su víctima. En un alto porcentaje, escapan en motos de alto cilindraje
conducidas por otras personas que
también hacen el papel de capoteros, es decir ayudan al sicario a salir de cualquier eventualidad que
se presente como un encuentro
con la policía. En otras ocasiones
utilizan automotores, bicicletas e,
incluso, se van a pie, de acuerdo a
la importancia de la víctima y del
precio pactado para el trabajo.
Un sicario analiza con anterioridad a su víctima, conoce sus horarios y movimientos, sabe si porta
un arma, un chaleco antibalas o
si está acompañado. En algunos
casos, esta información es provista previamente por quien paga el
homicidio (autor intelectual). En
principio, los hechos ocurren a
cualquier hora y en cualquier lugar. Sin embargo, son frecuentes
los sitios públicos, las vías principales y secundarias, y el entorno
residencial o laboral de la víctima.
Así también, las horas del final
del día o de la noche para contar
con la oscuridad a su favor al momento de escapar. El sicario se
desinteresa por ocultar su rostro
Intermediario
Es el contacto entre el sicario y el
autor intelectual. Se encarga de
recibir el dinero del autor intelectual y de pactar precios con el
mismo, ante quien asume la responsabilidad por la garantía del
homicidio. Con respecto al sicario,
se compromete a surtir los medios
logísticos y humanos requeridos
tales como vehículos, armamento,
acompañante, un verificador del
entorno vulnerable de la víctima,
entre otros. Para ello, el intermediario puede sostener contactos
con bandas dedicadas al hurto de
vehículos a los que luego les asignan números (placas) de identificación y documentos de propiedad
falsos, con el fin de sortear el control de las autoridades mientras
sirven de transporte. En últimas,
la labor del intermediario consiste en gestionar el asesinato y es
quien retiene la mayor parte de
la paga.
Si el intermediario maneja a varios sicarios, encabeza lo que se
denomina una oficina (agencia) de
cobro. Los sicarios bajo su nómina
pueden variar el monto cobrado
por el homicidio, según el tipo de
víctima considerado. Los precios
varían entre uno y cincuenta millones de pesos, moneda corriente.
Cuando la víctima es un personaje
público, de influencia nacional, se
coordina la participación de varias
personas (organizador, verificador,
conductor, sicario) con tareas específicas, desde una oficina de cobro.
Para estos casos se emplean armas
de fuego con silenciador, autos de
alta gama, motos de alto cilindraje,
y grandes sumas de dinero para capotear a la policía. Participan sicarios especializados que garanticen
el trabajo y en ocasiones llegan de
otras regiones del país o de fuera
del mismo. Este tipo de sicariatos
es el que causa mayor impacto en
la percepción de seguridad urbana por el grado de sevicia con que
se realiza y la recordación de los
personajes públicos.
El intermediario puede asumir el
papel de sicario en algunos casos.
Por lo general, alterna su función
de gestión de los homicidios con
otras actividades ilícitas como el
hurto y la estafa.
Autor Intelectual
Dentro del lenguaje jurídico también recibe los nombres de inductor, instigador o determinador.
Con respecto al sicariato, es la
persona que crea en el ánimo de
otro la voluntad de cometer el homicidio mediante órdenes, coacciones o consejos.
Se estima que en un 80,0% de los
casos de sicariatos, los autores
intelectuales son dueños de expendios de estupefacientes, narcotraficantes o personas dedicadas,
en general, a actividades ilícitas.
En segundo lugar, existen casos
en los que participan personas del
común que apelan a la modalidad
del sicariato para cobrar de manera rápida una deuda de honor, de
tipo personal o pasional, que difiere de motivaciones económicas.
En tercer lugar, están personas
que quieren silenciar a otras que
ocupan posiciones visibles ante
la opinión pública (p. ej. políticos,
periodistas, sindicalistas).
Hipótesis exploratorias9
El patrón de victimización, que se
ha generalizado en la ciudad, revela el grado de vulnerabilidad de
las personas que se mueven entre
la legalidad y la ilegalidad pues
están expuestos a la regulación
violenta (homicida) de las transacciones efectuadas en los mercados
ilícitos, entre estos, el del narco-
tráfico. Ello da pie, además, para
que resulten involucrados y asesinados en venganzas de tipo personal o pasional, independientes de
razones de orden económico.
El homicidio, en general, es la regla de oro de la ilegalidad (“el que
la hace la paga”… con su propia
vida). De ahí que sea asociado, en
parte, a los denominados ajustes
de cuentas entre socios, patronos
y trabajadores, o competidores en
un negocio ilegal, o sobre funcionarios públicos que rechazan ser
cómplices de los ilícitos. Dado
que en este mundo de ilegalidad
es imposible acudir a jueces o a
instancias de mediación estatal,
el homicidio, real o potencial, es
un modo de regulación (garantía)
de los acuerdos pactados entre las
partes involucradas y de protección de la actividad. Tales ajustes
violentos de cuentas y medidas de
protección, pueden ser ejecutados
directamente por el sujeto que se
siente afectado o él mismo estaría
dispuesto a acudir a un tercero
para que cometa el asesinato y a
pagarle por ello. Es decir que existe
una necesidad (demanda) latente
al interior de las economías ilegales por servicios sicariales. La oferta del servicio sería provista por
quien considere atractiva la paga.
Surge así un autor intelectual
(cliente) que contrata el servicio y
otro autor material (oferente) que
lo hace efectivo.
Ahora bien, el autor intelectual
puede evitar el contacto directo
con el autor material para proteger
su identidad en caso que el segundo sea detectado o capturado por
las autoridades. De ahí emerge la
oportunidad para la incursión de
9 Parte de la evidencia empírica adicional incluida en esta
sección es producto de la información recolectada mediante
la experiencia cotidiana de trabajo de los autores y
documentos internos elaborados por ellos para las entidades
en las que laboran.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
o conocer el motivo del autor intelectual para cometer el homicidio;
de esta manera, evita saber quién
lo contrata.
379
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
un intermediario que canaliza
demandas y contrata ofertas al
estilo del denominado subastador central de la teoría económica convencional. Se convierte así
en un hacedor de mercado y en
un regulador de los precios que
se negocian en la gestión de los
homicidios (costos e ingresos de
las partes involucradas).
380
El intermediario, o lo que Carrión
((16), 2.008, 4 9) denomina tercerización del servicio sicarial,
constituye la figura clave para el
desarrollo de un mercado (de la
muerte) de ajusticiamientos privados, pues abre la posibilidad
de diversificación de la demanda
atendida mediante el sicariato.
Además de los ajustes de cuentas
ilegales, caben los de cuentas pendientes en negocios legales y las
venganzas ante las llamadas deudas de honor, distintas de las económicas, que surgen por ofensas
personales o entre quienes conforman una pareja sentimental (infidelidades o celos, por ejemplo). En
el cubrimiento de una demanda
diversificada, el intermediario
puede implementar formas de
contratación del servicio como el
trabajo a destajo (freelance) en el
que la paga está en función del
objetivo y el riesgo presente en la
acción homicida. Ello introduce, a
su vez, negociaciones con el autor
intelectual sobre el grado de especialidad requerido del sicario.
¿El mercado de ajusticiamientos
se origina con la espontaneidad
descrita? o ¿requiere de unas condiciones favorables específicas?
Ortiz ((6), Ibíd., 60 76) introduce
la categoría recurso banal para calificar al homicidio, es decir, cuando asesinar deja de ser una acción
reprobada en la conciencia de una
persona y en el medio social, y se
convierte en una práctica libre de
cualquier convicción política, para
tratar de entender el incremento
de los sicariatos. Marca una hoja
de ruta en la investigación similar
a la de Ramos (4), si bien en momentos y espacios distintos pues
Ortiz escribe sobre el Medellín de
los años ochenta mientras Ramos
lo hace para la Bogotá de comienzos de siglo XXI.
Ortiz se enfoca en las condiciones
de vida de los jóvenes de barrios
populares, dado que la mayoría de
sicarios identificados inician desde
edades tempranas y pertenecen a
una condición socioeconómica baja
o media baja, y en la influencia del
narcotráfico sobre estos jóvenes.
Se asume que el narcotráfico es
el detonante de la multiplicación
de sicariatos debido a las disputas
violentas por el dominio del mercado de estupefacientes, a los ajustes de cuentas al interior de las
organizaciones de traficantes, y a
la intimidación sobre funcionarios
públicos para proteger el negocio
de la represión estatal. Además,
en el mundo del narcotráfico se
forman sicarios y personas que,
en general, adquieren habilidad
en el empleo de armas de fuego y
también surgen los que están dispuestos a matar por dinero.
Por su parte, Ramos ((4), Ibíd., 74
75) se aparta de las categorías de
violencia instrumental e impulsiva (el sicariato sería parte del
primer tipo) para encasillar y comprender conductas que afectan la
vida e integridad personal, bajo el
argumento que es erróneo definir
al ser humano como un mecanismo de encendido y apagado que en
un momento es cerebral y en otro
es impulsivo. Esta es una mirada
estrecha, de corte individualista,
que subestima las tensiones a las
que se encuentra sujeta una persona en sus entornos cotidianos y
en diferentes períodos de su vida.
Las condiciones en las que crece
la persona configuran las tensio-
nes que, a su vez, contribuyen a la
emergencia latente de conductas
agresivas y violentas.
Para completar el cuadro de análisis, Ramos ((4), Ibíd., 69 106)
advierte la presencia de espacios
de aprendizaje, que permiten regularizar conductas violentas, los
cuales son fomentados por amenazas externas a la persona. En
el caso del estudio de Ramos dedicado a las pandillas juveniles en
Bogotá, las amenazas se rotulan
en enfrentamientos diferenciados
por tipos de agrupaciones (otras
pandillas, bandas delincuenciales,
milicias guerrilleras, paramilitares, comunidad y grupos de vigilancia barrial, grupos de limpieza
social y agentes del Estado).
Con respecto a las condiciones de
vida de los jóvenes sicarios existe
un consenso relativo, desde los
años ochenta del siglo pasado, que
reflejan el interés de los investigadores (Jaramillo y Bedoya (5),
Ibíd.; Rengifo (12), Ibíd., 97 101;
Carvajal (17), 2.004, 1 26) por explorar distintos factores inscritos
en ámbitos variados. Por lo general, el sicario proviene de familias
monoparentales encabezadas por
las madres, donde el padre está
ausente o se limita a realizar un
aporte económico mínimo y maltrata física o psicológicamente
a su pareja e hijos. Son jóvenes
que abandonaron la escuela para
trabajar y contribuir a los ingresos económicos familiares, han
crecido en vecindarios (barrios)
populares con carencias en materia de accesibilidad (p. ej. vías)
y de habitabilidad (p. ej. servicios
domiciliarios) y cuyo cubrimiento
parcial ha estado precedido de procesos prolongados de reclamaciones por vías de hecho (protestas,
bloqueos). Los jóvenes de estos
vecindarios tampoco cuentan con
actividades atractivas de tiempo
libre, ni con las oportunidades de
En la ciudad de Medellín los sicarios han sido oriundos, en una
proporción mayoritaria, de barrios consolidados, de condición
socioeconómica media baja, en los
que se han solventado dificultades
básicas de accesibilidad y de habitabilidad y donde toda una cohorte
inicial de infantes ya ha alcanzado
la adolescencia y el rango de los
adultos jóvenes (Ortiz (6), Ibíd.,
64 68). Entre los sicarios (Jaramillo y Bedoya (5), Ibíd.; Rengifo
(12), Ibíd.; Carvajal (17), Ibíd.), el
rasgo emprendedor de la cultura
paisa ha sido deformado por la sed
de ambición por acumular bienes
físicos y una posición social, sin
importar el costo o las implicaciones éticas. Hay un respeto y veneración hacia la figura materna, a
quien se le debe la vida y lo poco
que se tiene; ello se transmite en
una devoción por la figura católica de la Virgen María a quien
se le pide protección y acierto en
la ejecución de los asesinatos. En
algunos casos, la figura paterna
fue sustituida por quienes los entrenaron para matar o hicieron las
veces de agentes intermediarios
que pactaban los homicidios con
los demandantes del servicio sicarial (autores intelectuales).
Un hallazgo constante entre los
investigadores, con respecto a las
condiciones en las que crecen los
jóvenes sicarios, es que aquellas
de índole material o económica
son sólo unas, entre otras. En parte, esta postura busca evitar los
estigmas sobre la población pobre
o defender un análisis económico
convencional que desestima factores estructurales de violencia y
prioriza las decisiones individuales de costo beneficio.
Sin embargo, es difícil menospreciar la posición de las privaciones
económicas en la jerarquía de
factores. La falta de control parental, por lo general en cabeza
de la madre, suele estar ligado a
la necesidad de trabajar durante
todo el día y dejar solos a los hijos
quienes se crían en la calle y con
la televisión. El abandono de la
escuela está relacionado con el
ingreso del joven a actividades
laborales para aportar a los ingresos familiares y satisfacer sus
expectativas de consumo, y a la
ausencia de un modelo pedagógico diseñado de acuerdo con su experiencia de vida, sus carencias y
sus posibilidades de futuro. Las
calles del vecindario, su barrio,
se convierten en su espacio vital
debido a que allí encuentra pares
y a que sus limitaciones económicas le impiden compartir hábitos
de consumo o de reproducción social en otros lugares de la ciudad.
El desajuste (para algunos anomia) entre los objetos deseados de
consumo y los medios disponibles
para obtenerlos, sí se enmarca en
una cultura consumista, aunque
característica de una economía
de mercado.
Es sabido que las tensiones producto de las privaciones económicas son insuficientes, por si
solas, para explicar expresiones
violentas como el sicariato de
parte de jóvenes. Hacen falta las
denominadas ofertas criminales y,
¿qué las hace viables entre gente
pobre? En principio, son una opción de ascenso social aunque ello
suene a economía política y, por
tanto, existirá quienes se asusten
por considerar que eso es pensamiento marxista. Aún así, el crimen es una opción abierta para
todo el conjunto de la sociedad. La
diferencia radica en que es más
que una opción o invitación amable. Las ofertas son amenazas que
se suman a un Estado que elige
criminalizar a sus pobres cuando
carece de políticas que permitan
superar las privaciones materiales. Tal y cómo concluyen Camara
y Salama ((18), 2.004), los pobres
no son peligrosos por su propia
condición; son seres humanos que
pueden reaccionar con violencia al
ser sometidos a múltiples amenazas que escalan su ya tensa vida.
Las amenazas tienen nombre propio y son más que factores abstraídos mediante teorías. En general,
Ramos ((4), Ibíd., 88 95) comentaba que los pandilleros eran
perdedores netos de sus enfrentamientos con bandas delincuenciales, milicias y paramilitares,
pues el número de sus integrantes
afectados era mayor que el de las
organizaciones mencionadas. Las
muertes eran un tipo de agresión
que ocurría con una frecuencia
minoritaria en los enfrentamientos, frente a otros tipos (heridas
de gravedad, destierros, golpizas,
amenazas, desaparecidos, daños
a la propiedad); aunque en el registro oficial también ha sido minoritario el número de homicidios
de la ciudad que se considera han
sido ejecutados con premeditación,
entre ellos los clasificados bajo la
modalidad de sicariato, a comparación de los ocurridos en riñas
como parte de una denominada
violencia impulsiva.
Los jóvenes pandilleros son un referente de la violencia homicida,
en la que se cuentan los sicariatos, pues son una muestra de una
agrupación que sirve de espacio
para el aprendizaje de conductas
agresivas y transgresoras a ojos
de su entorno social, y que pueden
redundar en delitos, debido a una
convergencia entre sus integrantes
de historias de privaciones materiales y afectivas, en un momento
de sus vidas en el que tratan de
forjar una identidad sin referentes
éticos y claros a seguir, y de ame-
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
ascenso social y económico que
colme sus expectativas, inmersas
en los estereotipos de consumo exhibidos desde los segmentos más
pudientes de la ciudad.
381
nazas concretas que se presentan
como opciones forzadas de ascenso social.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Ramos (4), mencionaba que las
bandas delincuenciales se enfrentaban con jóvenes pandilleros
por ajustes de cuentas pendientes
luego de haber incurrido, conjuntamente, en conductas punibles
de tipo económico. Las milicias
guerrilleras amenazaban con reclutar a los jóvenes, pandilleros
o no, para servir en sus actividades de apoyo logístico, financiero, político y de inteligencia a
los componentes armados de su
organización. Las denominadas
agrupaciones de paramilitares
detentaban el control violento de
mercados ilegales y enfrentaban
a los pandilleros que llamaban
la atención de las autoridades en
sus vecindarios.
382
Poco a poco, desde los años ochenta, los discursos socialistas de las
milicias guerrilleras han perdido
afinidad con los jóvenes sicarios
de Medellín (Ortiz (6), Ibíd., 69)
ya que ellos han supeditado su
identidad al tener, portar objetos de consumo deseados entre
sus pares. Han crecido lejos de
un ámbito social o plan colectivo
particular, excepto por el conformado con sus similares, que les
permita detectar e interiorizar
una gama amplia de referentes
humanistas y de convicciones de
orden político. De ahí que sus dotes eventuales de liderazgo sean
cooptados con mayor facilidad
por las propuestas coactivas de
organizaciones delictivas dedicadas abiertamente a obtener beneficios económicos sin ningún
ropaje político.
Hoy día, los narcotraficantes han
escogido a los jóvenes como su
foco de expansión del mercado al
menudeo de estupefacientes, en
Bogotá, puesto que pueden ser
clientes cautivos durante un largo horizonte de tiempo y, de paso,
renuevan a los consumidores terminales. Entre los segundos se encuentran los habitantes de calle
que han sido sometidos a una represión de los lugares y corredores
de la ciudad por donde transitan
para que sean menos visibles y
se evite el monitoreo policial del
mercado de narcóticos mediante
su seguimiento. Otra medida para
ocultar este negocio ilícito ha sido
emplear a los jóvenes en la venta
callejera de la mercancía, en dosis personales o papeletas, previo
contacto telefónico vía celular.
Los jóvenes facilitan la venta a
sus pares y el marco legal, de tipo
garantista y protector, para los
que tienen entre 14 y 17 años de
edad dificulta su manejo judicial
en comparación a los mayores de
18 años.
Durante la primera década del siglo XXI, se configuró en Bogotá un
mercado oligopólico dominado por
distribuidores mayoristas que se
dividieron por zonas una clientela
de expendios minoristas que funcionan bajo su autorización expresa; así se multiplicaron estos sitios
de venta y consumo, conocidos
como ollas, en sectores residenciales y comerciales de la ciudad.
Ante la represión policial, cada vez
los expendios dejaron de funcionar
como verdaderas ollas a las que
se podía ingresar para adquirir y
consumir la droga y comenzaron a
servir de centros de ventas, ya sea
10 En estos casos el pago es en dinero o en estupefacientes.
La acción homicida está libre de un plan detallado y se
ejecuta a la primera oportunidad sobre la víctima. Las
armas usadas pueden ser objetos cortopunzantes. Un
ejemplo al respecto es el homicidio de habitantes de calle
que sirve para advertir a un distribuidor o a un vendedor
de sus errores en la violación de las reglas del mercado de
estupefacientes. El propio habitante de calle puede hacer
las veces de vendedor y ser víctima de sus errores en este
rol o, tan solo, un consumidor frecuente, en una de las zonas
delimitadas ilegalmente para tal fin, cuya muerte es un acto
demostrativo de las disputas y controles en el negocio del
tráfico y comercio de estupefacientes.
a quienes las consumían en otro
lugar o a distribuidores callejeros.
Hoy día, es posible que algunos
distribuidores minoristas hayan
adquirido independencia frente a
los mayoristas, aunque se mantiene la delimitación de zonas y cada
una es protegida de la intromisión
de competidores y de la intervención de las autoridades. Para ello
se emplean a sicarios quienes,
además, se encargan de regular
el funcionamiento del mercado
puesto que asesinan a los vendedores que fallan frente a los distribuidores ante el irrespeto de los
límites de cada zona o el incumplimiento en el pago de la mercancía
adquirida. Los sicarios al servicio
de los distribuidores mayoristas
y minoristas actúan y residen en
una misma zona y son conocidos
por sus víctimas. Allí, saben quién
ordenó el homicidio aunque impera la Ley del silencio10.
Aparte del mercado local urbano11,
Bogotá ha adquirido relevancia
en el concierto nacional del narcotráfico desde que los cultivos de
uso ilícito, en particular de coca,
disminuyeron en el suroriente del
país, debido a las acciones represivas efectuadas en desarrollo del
Plan Colombia a partir del año
2.000, y aumentaron en la región
de los Llanos Orientales que comprende parte de los departamentos del Meta, del Guaviare y del
11 Según los reportes de la policía de vigilancia, en la ciudad
funcionan alrededor de 495 ollas en las que se ofrece
bazuco, un derivado de la base de coca que no es exportable.
El kilo de cocaína tipo exportación cuesta, en promedio,
4,6 millones de pesos colombianos en el país, a precios del
año 2.008 (Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y
el Delito —UNODC— (19), 2.009, 50, 54); mientras que
en New York puede llegar hasta los veinte mil dólares y en
Europa a los cien mil euros. Para el año 2.008, en Colombia
se produjo el 51,0% de la cocaína en el mundo (UNODC
(19), 2.009, 7). Por tanto, es probable que quienes se
dediquen al narcotráfico de exportación sean distintos a
los que manejan directamente el mercado doméstico de
estupefacientes. La marihuana para consumir es descartada
por los propios habitantes de calle y las pastillas o drogas
sintéticas son importadas por jóvenes distintos a los capos
del narcotráfico.
La represión violenta de habitantes de calle, la incorporación
y coordinación de jóvenes en la
venta de estupefacientes, y el
tráfico general de los mismos,
han sido actividades asociadas a
personas desmovilizadas de grupos armados al margen de la ley
o a integrantes activos de grupos
calificados de paramilitares 13.
Las asociaciones están motivadas por la falta de claridad pública sobre el avance del proceso de
(re)incorporación a la sociedad con
las poblaciones locales receptoras,
en parte porque con los beneficios
jurídicos contemplados en “la Ley
975 de 2.005 (21), llamada de justicia y paz, […] hubo una masiva
acogida del status de paramilitar
por delincuentes ya condenados”
y por capturados delatores (Pérez
(3), Ibíd., 342)14, de modo que cual-
12 La región de Meta Guaviare, delimitada desde la UNODC,
ha registrado una participación anual promedio del 26,8%
en el total de hectáreas cultivadas con coca detectadas
en el país, entre los años 2.003 y 2.008, mientras que
la participación de la región de Putumayo Caquetá, al
suroriente del país, ha sido del 17,9%. Pese a la reducción
alcanzada en el año 2.008 en el Meta Guaviare del 38,3%,
con respecto al año 2.007, esta región aún cuenta con
12.154 hectáreas cultivadas que equivalen al 21,7%
del total del área cultivada en la República de Perú y al
39,8% del Estado Plurinacional de Bolivia. Cumaribo, en
el departamento del Vichada, El Retorno y San José del
Guaviare, en el departamento del Guaviare, y Mapiripan, en
el departamento del Meta, figuran entre los diez municipios
con el mayor número de hectáreas cultivadas con coca en el
país (UNODC (19), 2.009, 7, 11, 17, 21; cálculos propios).
13 Según declaraciones aportadas por habitantes de calle y
residentes de sectores afectados, con frecuencia, por las
actividades en mención.
quiera puede posar como miembro
o enlace de una organización armada vigente o emergente para
intimidar a sus víctimas potenciales. Pérez ((3), Ibíd., 341 343)
comenta sobre la vaguedad y ambigüedad del término paramilitar
que existe entre la opinión pública
en Colombia pues tras de éste se
han aglutinado una serie de expresiones delictivas entre las que
se cuentan, para el caso de zonas
urbanas, el sicariato al servicio de
oficinas de cobro o la extorsión de
conductores de buses de transporte público a cambio de protección
frente a hurtos.
La desmovilización masiva y el
arribo de esta población a los principales centros urbanos, como Bogotá, han ocasionado un ambiente
generalizado de zozobra sobre el
retorno de estas personas a la
ilegalidad. Lo cual incrementa
la capacidad de intimidación de
quienes actúan a nombre de agrupaciones armadas, en particular,
de los que replican el modelo paramilitar de extorsionar a trabajadores y empresarios vulnerables
al delito callejero a cambio de protección y de reprimir con violencia
a grupos de población asociados
a este tipo de delito en el imaginario colectivo, como habitantes
de calle, recicladores, vendedores
callejeros y jóvenes apostados en
las calles. Mientras se mantenga
esta percepción negativa sobre los
grupos mencionados y sobre la capacidad policial para controlar los
delitos callejeros es probable que
los servicios ilícitos de protección
y ajusticiamientos sean aceptados y financiados de parte de, por
ejemplo, asociaciones de vecinos y
de comerciantes.
14 En el último informe de la organización internacional
Human Rights Watch se afirma que muchas de las personas
desmovilizadas oficialmente “no eran paramilitares. Otros
nunca se desmovilizaron, y algunos retomaron sus actividades
delictivas luego de la desmovilización” (ver: Human Rights
Watch (22). Sin fecha. Colombia. Eventos de 2.009).
Mediante la puesta en marcha
de los servicios privados de protección y de ajusticiamientos es
posible vigilar los movimientos
de empresarios, trabajadores y
consumidores en sectores específicos de la ciudad. De ahí que sean
funcionales a los narcotraficantes
que pretenden un control sobre los
lugares que se caracterizan por el
flujo permanente, de doble vía, de
bienes y servicios con otras partes
de Colombia y que, entonces, facilitan el tránsito de mercancías
con usos ilegales (estupefacientes,
armas de fuego y precursores químicos). Algunos de los lugares de
Bogotá cuya vigilancia y control
parcial es más apetecido son el Aeropuerto Internacional El Dorado,
la central de abastos alimenticios
(CORABASTOS) y los conocidos
San Andresitos; los últimos por la
comercialización de productos de
contrabando.
Una manera de extender el potencial de monitoreo de sectores
urbanos de interés para los narcotraficantes es la de crear entornos de negocios en los que se
combinan conductas legales e ilegales, que comparten un volumen
permanente de clientela tal que
desborde la capacidad de control
de las autoridades y que, además,
sus ingresos sean en efectivo para
facilitar la inversión de dineros
obtenidos de modo ilícito. Una de
las inversiones es la expansión
y mejoramiento tecnológico de
los dispositivos de vigilancia. Un
ejemplo al respecto se resume en
la popular mezcla de productos
de sexo, drogas y alcohol. En el
entorno de CORABASTOS, existen trabajadoras sexuales, ventas
callejeras de bienes usados (en
parte, hurtados), tiendas de productos comestibles y sitios de baile
con venta de bebidas alcohólicas,
venta de estupefacientes, bodegas
de material reciclable y las denominadas chatarrerías.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Vichada12. Así, Bogotá se convierte en el nodo más cercano e importante desde los Llanos Orientales
para el tránsito de estupefacientes hacia el exterior, u otros puntos limítrofes de Colombia desde
dónde realizar las exportaciones,
y para la recepción de insumos
químicos necesarios en la elaboración de estas sustancias (Pérez
(3), Ibíd., 361 362; edición virtual
revista Semana (20), 22 de abril
de 2.006).
383
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Bajo el modelo heredado o inspirado en los otrora paramilitares
y funcional a los narcotraficantes,
los mercados ilegales (p. ej. comercialización de mercancía hurtada, tráfico de armas de fuego y
de estupefacientes) se convierten
en blancos atractivos como oportunidades de inversión (lavado),
de extracción de rentas y de cubierta para el tránsito de bienes
y dinero que son, a su vez, reguladas por los propios narcos pues
cuentan con los recursos bélicos
para imponer sus condiciones en
la operación de los negocios.
384
Aparte de la advertencia de Ramos (4) sobre el propósito paramilitar de controlar mercados
ilegales en la ciudad, Pérez ((3),
Ibíd., 368 369) anota que los integrantes del extinto Frente Capital de las Autodefensas Unidas de
Colombia (AUC) fueron responsables del cobro de extorsiones a
comerciantes en la localidad de
Ciudad Bolívar y en el sector de
los San Andresitos; del mismo
tipo de cobros a conductores de
buses de transporte público en los
paraderos de las rutas en Ciudad
Bolívar y en los municipios vecinos de Soacha y de Sibaté. Así
también, de las denominadas
limpiezas sociales en la localidad
de Usme sobre grupos de población signados con el estigma de la
asociación con el delito callejero,
de reclutamiento de menores de
18 años de edad, de asesinato de
jóvenes y de dirigentes comunales y de tráfico de armas de fuego,
municiones y explosivos en Ciudad Bolívar y Soacha.
El Frente Capital hacía parte del
Bloque Centauros de las AUC y
fue desmantelado por las autoridades a finales del año 2.004,
luego del asesinato de su jefe atribuido a sus propios subalternos.
Esta muerte marcó el final de una
guerra adelantada desde el año
2.002 hasta el 2.004 entre agrupaciones armadas que se habían
involucrado en la lucha antinsurgente15. Había desacuerdo entre
éstas para confederar a las AUC
de cara al proceso de negociación
con el gobierno nacional para la
desmovilización de sus estructuras armadas, al cual se habían
acogido reconocidos narcotraficantes. La confrontación se extendió por los Llanos Orientales,
en parte de los departamentos de
Arauca, Casanare, Meta, Guaviare, Vichada, y por el suroccidente
de Cundinamarca. En Bogotá se
disputó el control del sector de
CORABASTOS, de los San Andresitos y de zonas industriales
aledañas ubicadas en la localidad
de Puente Aranda (Pérez (3), Ibíd.,
362 367). Una de las tácticas empleadas por las partes en guerra
fue el establecimiento de oficinas
de cobro en estos y otros lugares
de la ciudad con funcionalidades
parecidas. Desde allí recaudaban
los ingresos por extorsiones que
financiaban su esfuerzo bélico y
que afectaban a comerciantes y
empresarios a cambio de una supuesta protección.
vecino de Chía, hombres cercanos
a uno de estos narcos que se caracterizaban por figurar como propietarios y accionistas de casas,
apartamentos, fincas agropecuarias y establecimientos comerciales (compraventas, juegos de azar,
estaciones de gasolina, discoteca,
comercializadora de motocicletas
y sus repuestos) en la ciudad, en
municipios cercanos y en municipios del departamento del Meta
y Guaviare (edición virtual de El
Espectador (25 y 26), 14 de marzo
y 8 de octubre de 2.009).
Dos presuntos autores intelectuales de la muerte del jefe del Bloque
Centauros, con influencia sobre
Bogotá, conforman ahora la lista
de los narcotraficantes más buscados por las autoridades en el país
(edición virtual de El Espectador
(23 y 24), 15 de abril de 2.009 y 11
de enero de 2.010; edición virtual
revista Semana (20), 22 de abril
de 2.006). En el año 2.009 fueron
capturados hacia el norte de Bogotá, excepto uno en el municipio
En su vida pública, los capturados eran comerciantes, ganaderos u hombres de negocios. Uno
de ellos contaba con licencia,
cancelada luego de su captura,
para mantener un departamento
de seguridad que le servía de escolta personal desde el año 2.003
(edición virtual de El Tiempo (27),
21 de julio de 2.009). Otro de los
capturados habilitaba camiones,
tipo tractomula, para transportar
estupefacientes desde los laboratorios de procesamiento en los
Llanos Orientales hasta puertos
en el Océano Pacífico y en el mar
Caribe o puntos limítrofes del
país con Venezuela. Bogotá era
un punto intermedio en las rutas
por las que también se movilizaba
dinero en efectivo. Los camiones
estaban inscritos en una empresa
de transporte que contaba con su
propio departamento de seguridad
aprobado legalmente. Esta modalidad había sido empleada desde
comienzos de la primera década
del siglo XXI (edición virtual de El
Espectador (28), 26 de septiembre
de 2.009).
15 Pérez ((3), Ibíd., 340) propone este término para catalogar
la lucha que pretende combatir a la guerrilla con sus
propias tácticas, sin distinguir a la población civil de los
combatientes y sin importar las violaciones al Derecho
Internacional Humanitario (DIH), a diferencia de la lucha
contrainsurgente que desarrollan las Fuerza Militares y de
Policía en ejercicio de sus funciones legales y del respeto
de la normatividad internacional.
Entre los narcos más buscados
que tienen influencia sobre Bogotá
se han evidenciado alianzas tales
como contactos y rutas comunes
de exportación de estupefacientes hacia México, Centroamérica, islas del Mar Caribe, Estados
De acuerdo con la información publicada en prensa (edición virtual
de El Tiempo (32), 18 de abril de
2.009), la influencia de los narcos
sobre Bogotá incluye el interés
por controlar bandas dedicadas al
hurto de vehículos, al hurto a residencias, a la comercialización y
venta al menudeo de estupefacientes, a la extorsión de comerciantes
16 En el año 2009 fue capturado, hacia el noroccidente de
Bogotá, uno de sus jefes de sicarios a quien las autoridades
le atribuyen la autoría de varios homicidios cometidos
durante el mismo año en la ciudad y la coordinación de
una estructura sicarial conformada por más de 40 hombres.
Parte de su misión era realizar homicidios por ajustes de
cuentas entre narcotraficantes en los departamentos
de Meta, Guaviare y Vichada. (ediciones virtuales de El
Espectador (33), 21 de octubre de 2.009, y de El tiempo
(34), 22 de octubre de 2.009 (b)).
y de conductores de vehículos de
transporte público.
Los mercados ilegales y las extorsiones son, a su vez, una fuente
de ingresos para cualquier actividad subversiva de manera que
su control afecta directamente
las posibilidades financieras de
las organizaciones guerrilleras e
implicaría una confrontación con
las milicias urbanas que les sirven
de apoyo. De ser así, la táctica de
combate predominante en la ciudad sería el asesinato selectivo,
mediante sicariato, que evita la
exposición ante los medios noticiosos y la visibilidad ante las autoridades y la población que los puede
experimentar en sus propios vecindarios residenciales, laborales
y de consumo. Sin embargo, el escenario de disputa con las milicias
luce lejano debido a los posibles
nexos de los narcotraficantes con
frentes guerrilleros (p. ej. comercialización de estupefacientes)
(ediciones virtuales de El Tiempo
(35), 14 de diciembre de 2.009, y
de El Espectador (25), 14 de marzo de 2.009).
La protección brindada frente al
delito callejero y una eventual
disputa con la subversión se convierten en medios para legitimar,
entre la población, las extorsiones
a la economía legal y la regulación
de los mercados ilegales. Por esta
vía se acepta una oferta privada
de protección y de ajusticiamientos que proviene del mundo de
la ilegalidad y que amenaza con
sustituir al Estado en sus monopolios distintivos de la fuerza (o
violencia) y de la justicia. Más
aún si el crimen y la economía
ilegal es una opción de ascenso
social más atractiva que la legal
para quienes crecen y conforman
vecindarios populares. Así, el Estado pierde su capacidad de regulación del recurso a la venganza
que siempre está latente en toda
relación humana y, por tanto, sobre la banalización del homicidio,
si el deseo de venganza lleva consigo la lesión física o la extinción
de la vida del otro17.
En los enfrentamientos analizados
por Ramos ((4), Ibíd., 80, 95 106),
entre los años 2.002 y 2.004, se
encontró que las venganzas eran
parte de las motivaciones de los
homicidios efectuados sobre jóvenes pandilleros de parte de organizaciones de limpieza social y de
desconocidos. Las primeras conformadas por personas experimentadas en asuntos de seguridad que
manejaban armas y podían realizar operativos esporádicos sin ser
descubiertos. Las razones principales para su actuar era sancionar
los hurtos y el consumo callejero
de sustancias psicoactivas. Así
también sucedía con respecto a las
agresiones de grupos de vigilancia
barrial y de vecinos en general.
Desconocidos y organizaciones de
limpieza figuraban entre los que
más asesinatos infligían sobre los
pandilleros al lado de los paramilitares y las milicias guerrilleras.
Entre las fallas en la garantía
pública de justicia, visibles en Bogotá, se encuentran la ineficacia
en las redes locales de atención
y manejo de conflictividades conformadas por diferentes agencias
oficiales, en las que participa la policía; la falta de proporcionalidad
en el tratamiento penal otorgado a
diferentes delitos de acuerdo a la
influencia económica y política del
indiciado; el sesgo a la protección
de los agresores frente a las víctimas; o la estigmatización de segmentos de población, en razón de
17 Una voz de alarma es el caso ocurrido el 17 de julio de
2.009, y publicado en prensa durante la tercera semana
de octubre, del asesinato de una mujer a manos de
sicarios que, según las investigaciones judiciales, fueron
contratados por su esposo, concejal de Bogotá, pues había
sido descubierto por ella en un video en el que mantenía
relaciones sexuales con una asistente.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Unidos, España, y otros países
de Europa (edición virtual de El
Espectador (29), 14 de septiembre
de 2.009). Así mismo, la coordinación de asesinatos para intimidar
a posibles capturados delatores16
y a rivales en sus inversiones
para el lavado de dinero (edición
virtual de El Tiempo (30), 22 de
octubre de 2.009 (a)). Uno de los
focos de inversión es el negocio de
las esmeraldas. En noviembre del
año 2.009 se conoció en la Fiscalía
General de la Nación la denuncia
de un grupo de esmeralderos del
departamento de Boyacá sobre la
incursión, iniciada hace diez años,
de traficantes de estupefacientes,
algunos de los cuales pueden estar
aliados con aquellos que tienen influencia en Bogotá (edición virtual
de El Espectador (31), 20 de enero
de 2.010). La incursión va desde la
compra de acciones en empresas
extractoras hasta la compra, talla
y venta posterior de esmeraldas
en el mercado internacional, coordinadas desde algunas agencias y
oficinas con sede en Bogotá. Con
las ganancias de la exportación
declaran el ingreso de flujos en
efectivo y compran propiedades
en Colombia.
385
su condición social, por la vía de
medidas indiscriminadas y reactivas como la restricción horaria a
la circulación de quienes son menores de dieciocho años de edad,
en algunas zonas de la ciudad.
A modo de conclusión y algunas recomendaciones de política criminal
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
El sicariato es una modalidad
de homicidio y, por lo tanto, es
definido e identificado, en la
práctica policial y judicial, por
una serie de atributos que configuran un patrón de la manera en
que es asesinada la persona. El
patrón básico del sicariato surge
del imaginario colectivo que recrea la escena del asesino joven
oriundo de Medellín (‘paisa’), al
servicio de un cartel de la droga,
que le dispara a su víctima, sin
mediar palabra, a corta distancia y luego huye en una motocicleta. Si bien existen casos con
características distintas a esta
noción popular del sicariato, lo
cierto es que es adoptada por los
funcionarios judiciales, quienes
son parte del imaginario colectivo, a modo de hipótesis preliminar de trabajo que se puede
confirmar o refutar a lo largo de
las investigaciones respectivas.
386
En algunos casos se confirma la
noción popular de sicariato y en
otros se encuentra que la modalidad empleada y los móviles implicados son distintos. También
se presentan casos distinguidos
por fuera del sicariato, en un comienzo, y luego se verifica que sí
lo son. Ante tal indeterminación,
hay quienes prefieren el juicio de
orden judicial (criminalísitico),
que se atiene al marco legal, y a
partir del cual se establece que el
sicariato es un homicidio agravado que se confirma al comprobar
que se ha pagado por el asesinato
a una persona desconocida para
la víctima o sin relación personal
con la misma.
Sin embargo, las investigaciones
judiciales presentan una serie de
dificultades. La habilidad del sicario y el grado de organización
del homicidio evitan las capturas
en flagrancia. El impacto de los
hechos sobre los posibles testigos
infunde temor y lleva a que emitan informaciones contradictorias
entre sí acerca de lo sucedido y de
las características del agresor. La
figura del intermediario oculta la
identidad del autor intelectual.
Si el autor material (sicario) es
capturado, la legislación penal
vigente le permite obtener una
rebaja de la pena al reconocer su
responsabilidad en los hechos (se
allana a cargos), sin necesidad de
revelar al intermediario o autor
intelectual quien, en ocasiones,
paga el abogado defensor del sicario y le ayuda a sostener a la
familia en el entretanto. De los casos en investigación en la Fiscalía,
desde el año 2.007, sólo el 15,0%
ha concluido en una condena confirmada por cargos de homicidio
agravado ante la comprobación de
una paga recibida por el asesino.
En esta entidad se considera que
son susceptibles de confirmación
el 8,0% de los casos reportados,
en principio, bajo la modalidad
de sicariato, durante el primer
semestre de 2.00918.
En consecuencia, el juicio criminalístico fundado en la comprobación del agravante de la paga
puede subestimar la magnitud
y el impacto real del sicariato;
mientras que el juicio criminológico, sustentado en la modalidad o
patrón típico (popular) del sicariato, conduce a una sobreestimación
en los mismos términos. De ahí la
necesidad de acompasar ambos
juicios pues las dificultades de la
investigación criminal, a las que
se añaden los retrasos y la falta
18 Información aportada por funcionarios de la SIJIN MEBOG,
y de la Fiscalía General de la Nación.
de pertinencia de las pruebas recolectadas en la labor judicial, impiden la delimitación de un conjunto
confiable de casos que sirva para
identificar patrones de agresión y
victimización fundamentales en el
análisis criminológico. Así mismo,
este último adquiere un carácter
especulativo que permea al investigador judicial en sus hipótesis de
partida y sesga su ruta de exploración sobre los casos a su cargo.
El acompasamiento de juicios
criminalísticos y criminológicos
puede iniciar con la identificación
de criterios para la construcción
de patrones de casos de sicariatos.
Por ejemplo, la vulnerabilidad de
la víctima en determinados espacios urbanos permite establecer
una serie de lugares probables
donde suceda el homicidio. A su
vez, el lugar facilita la identificación del tipo de medio de transporte y de arma a ser empleados,
pues el sicario busca ingresar y
salir con facilidad y accionar un
mecanismo agresor de acuerdo a
la vigilancia en el entorno físico
de la víctima.
Otro ejemplo apunta a la conformación de tipologías de los actores involucrados. En cuanto a los
autores intelectuales caben tres
criterios: autores individuales o
colectivos (organizaciones), legales o ilegales, y con motivaciones
económicas o culturales. En vista
que estos autores son los demandantes del servicio de sicariato, su
tipología permite reconocer el grado en el que han sido discriminados como clientela para segmentar
el mercado de ajusticiamientos
(o de la muerte). Así, es posible
evaluar qué tan competitivo o
monopolizado se encuentra cada
segmento; incluso cabría pensar
en un monopsonio si el autor intelectual es una organización criminal con capacidad regulatoria
en la economía ilegal e impone el
precio al que se contrata el servicio sicarial.
En Bogotá, el mercado de ajusticiamientos se encuentra en
desarrollo de modo que las intervenciones judiciales (penales) y
policiales tendrían que apuntar,
como primera medida, a refrenar
ese proceso. No obstante, la estructura de penas contempladas
en el marco legal favorece a quien
cumple el rol de intermediario, figura principal en la operación del
mercado. En la Ley 599 de 2.000
(36) (artículo 4, numeral 4), se
establece que la condena del autor material puede estar entre
los veinticinco y cuarenta años
de prisión. Según el artículo 103,
de la mencionada ley, la pena del
autor intelectual está entre trece
y veinticinco años y la otorgada
al intermediario es igual a la del
intelectual disminuida en la sexta
parte o la mitad.
Con respecto a la Policía, si bien
se reconoce su esfuerzo por capturar con prontitud a reconocidos
cabecillas del narcotráfico y a algunos de sus más cercanos colaboradores, conocidos como mandos
medios en el registro periodístico,
es necesario insistir en la desarticulación de los métodos de planificación y funcionamiento de la
actividad del narcotráfico como un
todo conjunto, la anticipación de
las innovaciones organizacionales
dentro de la misma actividad, y el
desmonte preventivo de las condiciones que facilitan la distribución
y venta de estupefacientes en la
ciudad y el rol nodal de la misma
en el narcotráfico colombiano. Parte de estas condiciones son de orden social más que policivo (p. ej.
la conformación ilegal de zonas de
diversión nocturna en vecindarios
residenciales) y su intervención
requiere sostener y cualificar, día
a día, el trabajo en equipo entre la
Policía y la Administración Distrital de la ciudad.
Referencias bibliográficas
(9) Moreno, R. Conflicto y violencia urbana en Medellín desde
la década del 90: algunas valoraciones. En: Violencias y
conflictos urbanos. Un reto para las políticas públicas
[libro en internet]. 1a ed. Medellín: IPC, Instituto Popular
de Capacitación; 2.003. p. 191 232. [Acceso 7 de enero de
2.010]. Disponible en: http://bibliotecavirtual.clacso.org.
ar/ar/libros/colombia/ipc/balbin_avarez.pdf.
(12) Rengifo, A. El sicariato en la literatura colombiana:
Aproximación desde algunas novelas [monografía en
internet]. Universidad del Valle: Escuela de Estudios
Literarios; 2.007 [acceso 7 de enero de 2.010]. Disponible
en: http://estudiosliterarios.univalle.edu.co/cuadernos2/
angela_rengifo.pdf.
(16) Carrión, M. El sicariato: una realidad ausente. Boletín
Ciudad Segura [revista en internet] 2.008 [acceso 20
de octubre de 2.009]; número 24: [4 9]. Disponible
en: http://www.flacso.org.ec/docs/ciudad_segura24.
pdf.
(17) Carvajal, A. Killing for bread? A study of the phenomenon
of sicariato in Medellín [monografía en internet]. Andrew
Carvajal; 2.004 [acceso 7 de enero de 2.010]. Disponible
en: http://www.carvajal.ca/documents/Carvajal,%20
Killing%20for%20Bread.pdf.
(18) Camara, M. y Salama, P. Homicidios en América del
Sur: ¿los pobres son peligrosos? Revista de Economía
Institucional. 2.004; 6 (10): 159 181.
Informes
(15) Centro de estudios y análisis en convivencia y seguridad
ciudadana (CEACSC). Análisis del homicidio. Modalidad de
sicariato. Bogotá: Secretaría de Gobierno de Bogotá; 2.009.
(13) Grupo investigativo delitos contra la vida, Seccional de
Investigación Criminal (SIJIN). Sicariato. Bogotá: Policía
Metropolitana de Bogotá; 2.009.
(19) Organización de las Naciones Unidas y Gobierno de
Colombia. Colombia. Monitoreo de cultivos de coca.
Bogotá: Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y
el delito (UNODC); 2009. [Acceso 25 de enero de 2.010].
Disponible en: ftp://190.144.33.2/UNODC/censo2008es.
pdf.
(14) Unidad de vida e integridad personal, CTI Seccional
Bogotá. Sicariato. Bogotá: Fiscalía General de la Nación;
2.009.
Documentos legales
(36) Código Penal. Ley 599/2.000 de 24 de julio. Diario Oficial,
No 44.097, (24 07 2.000).
(21) Ley de Justicia y Paz. Ley 975/2.005 de 25 de julio. Diario
Oficial, No. 45.980, (25 07 2.005).
Páginas web interiores
(25) El Espectador.com [sede web]. 14 de marzo de 2.009
[actualizado 25 de enero de 2.010; acceso 25 de enero
de 2.010]. El cerco a ‘El Loco’ Barrera. Disponible en:
http://www.elespectador.com/noticias/investigacion/
articulo127346-el-cerco-el-loco-barrera.
(23) El Espectador.com [sede web]. 15 de abril de 2.009
[actualizado 25 de enero de 2.010; acceso 25 de enero
de 2.010]. Estos son los capos del narcotráfico en
Colombia. Disponible en: http://www.elespectador.com/
articulo135979-estos-son-los-capos-del-narcotraficocolombia.
(29) El Espectador.com [sede web]. 14 de septiembre de
2.009 [actualizado 25 de enero de 2.010; acceso 25
de enero de 2.010]. Capturan a 28 narcos encargados
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Artículos, monografías, libros y capítulos de libros
(2) Llorente, M., Escobedo, R., Echandía, C. y Rubio, M.
Violencia homicida y estructuras criminales en Bogotá.
Sociologias [revista en internet] jul./dic. 2.002 [acceso
7 de enero de 2.010]; número 8: [172 205]. Disponible
en: http://www.scielo.br/pdf/soc/n8/n8a08.pdf.
(3) Pérez, B. Los grupos paramilitares en Bogotá y
Cundinamarca, 1997-2005. Desafíos [revista en internet]
primer semestre de 2.006 [acceso 7 de enero de 2.010];
número 14: [338 381]. Disponible en: http://www.
urosario.edu.co/cienciapolitica/documentos/cepi/
articulos_revista_desafios/desafios14/Desafios14.
pdf#page=338.
(4) Ramos, L. Características, dinámicas y condiciones de
emergencia de las pandillas en Bogotá. 1a ed. Bogotá:
Alcaldía Mayor de Bogotá, IDIPRON e IDCT; 2.004.
(5) Jaramillo, J. y Bedoya, D. Ensayo interdisciplinario sobre el
sicariato. En: Violencia juvenil. Diagnósticos y alternativas.
Memorias del seminario sobre la comuna nororiental de
Medellín. 1a ed. Medellín: Corporación Región; 1.990. p.
15 28.
(6) Ortiz, C. El sicariato en Medellín: entre la violencia política
y el crimen organizado. Anal. Polit. 1.991; número 14: 60
76.
(7) Ceballos, R. Violencia reciente en Medellín: una
aproximación a los actores. Bulletin de l’Institut
Français d’Études Andines [revista en internet] 2.000
[acceso 7 de enero de 2.010]; tomo 29(3): [381 401].
Disponible en: http://www.ifeanet.org/publicaciones/
boletines/29(3)/381.pdf.
(8) Franco, V. Violencias, conflictos urbanos y guerra civil:
el caso de la ciudad de Medellín en la década de los
noventa. En: Violencias y conflictos urbanos. Un reto
para las políticas públicas [libro en internet]. 1a ed.
Medellín: IPC, Instituto Popular de Capacitación; 2.003.
p. 59 110. [Acceso 7 de enero de 2.010]. Disponible en:
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/colombia/
ipc/balbin_avarez.pdf.
387
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
de los negocios de ‘El Loco Barrera’. Disponible en:
http://www.elespectador.com/noticias/judicial/
articulo161897-capturan-28-narcos-encargados-denegocios-de-el-loco-barrera.
(28) El Espectador.com [sede web]. 26 de septiembre de
2.009 [actualizado 25 de enero de 2.010; acceso 25 de
enero de 2.010]. De vendedor de dulces a millonario [2
pantallas]. Disponible en: http://www.elespectador.
com/impreso/judicial/articuloimpreso163543-devendedor-de-dulces-millonario.
(26) El Espectador.com [sede web]. 8 de octubre de 2.009
[actualizado 25 de enero de 2.010; acceso 25 de enero de
2.010]. Ocupan bienes de integrantes de la banda de “El
loco Barrera”. Disponible en: http://www.elespectador.
com/articulo165555-ocupan-bienes-de-integrantes-debanda-de-el-loco-barrera.
(33) El Espectador.com [sede web]. 21 de octubre de 2.009
[actualizado 25 de enero de 2.010; acceso 25 de
enero de 2.010]. Capturan al jefe de sicarios de alias
‘Cuchillo’. Disponible en: http://www.elespectador.
com/articulo167860-capturan-al-jefe-de-sicarios-dealias-cuchillo.
(24) El Espectador.com [sede web]. 11 de enero de 2.010
[actualizado 25 de enero de 2.010; acceso 25 de enero
de 2.010]. Once nuevos capos narcoparamilitares son
los más buscados por las autoridades. Disponible
en: http://w ww.elespectador.com/noticias/
judicial/ar ticulo181391-once-nuevos-caposnarcoparamilitares-son-los-mas-buscados-autoridad.
(31) El Espectador.com [sede web]. 20 de enero de 2.010
[actualizado 25 de enero de 2.010; acceso 25 de enero
de 2.010]. ¿Mafias en las esmeraldas?. Disponible
en: http://www.elespectador.com/impreso/judicial/
articuloimpreso183219-mafias-esmeraldas.
(11) El Tiempo.com [sede web]. Casa Editorial El Tiempo; 21
de enero de 2.008 [actualizado 9 de octubre de 2.009;
acceso 9 de octubre de 2.009]. Mujer fue asesinada
por un sicario cuando llegaba a gimnasio en la Colina
Campestre. Disponible en: http://www.eltiempo.com/
archivo/documento/CMS-3927587.
(10) El Tiempo.com [sede web]. Casa Editorial El Tiempo; 6
de marzo de 2.009 [actualizado 9 de octubre de 2.009;
acceso 9 de octubre de 2.009]. Otros 2 Crímenes De
Ganaderos En Bogotá. Disponible en: http://www.
eltiempo.com/archivo/documento/MAM-3348539.
388
(32) El Tiempo.com [sede web]. Casa Editorial El Tiempo; 18 de
abril de 2.009 [actualizado 25 de enero de 2.010; acceso
25 de enero de 2.010]. Neutralizar 'oficinas de cobro' en
Suba, Bosa y Soacha, reto del nuevo director de Policía
de Bogotá. Disponible en: http://www.eltiempo.com/
archivo/documento/CMS-5011367.
(27) El Tiempo.com [sede web]. Casa Editorial El Tiempo; 21 de
julio de 2.009 [actualizado 25 de enero de 2.010; acceso
25 de enero de 2.010]. Se Acabarán ‘Ejércitos Privados’.
Disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/
documento/MAM-3534187.
(1) El Tiempo.com [sede web]. Casa Editorial El Tiempo; 3
de agosto de 2.009 [actualizado 9 de octubre de 2.009;
acceso 9 de octubre de 2.009]. Llegada de sicarios a Bogotá
procedentes de ciudades como Medellín o Cali preocupa
a las autoridades. Disponible en: http://www.eltiempo.
com/archivo/documento/CMS-5767407.
(30) El Tiempo.com [sede web]. Casa Editorial El Tiempo; 22
de octubre de 2.009 (a) [actualizado 25 de enero de
2.010; acceso 25 de enero de 2.010]. Cayó En Bogotá El
Jefe De Sicarios De ‘Cuchillo’. Disponible en: http://www.
eltiempo.com/archivo/documento/MAM-3681417.
(34) El Tiempo.com [sede web]. Casa Editorial El Tiempo; 22 de
octubre de 2.009 (b) [actualizado 25 de enero de 2.010;
acceso 25 de enero de 2.010]. Policía capturó a alias 'Robin',
jefe de sicarios de 'Cuchillo' en el barrio Normandia de
Bogotá. Disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/
documento/CMS-6411647.
(35) El Tiempo.com [sede web]. Casa Editorial El Tiempo; 14
de diciembre de 2.009 [actualizado 25 de enero de 2.010;
acceso 25 de enero de 2.010]. Enlace entre 'Cuchillo' y
miembros de la Fuerza Pública era 'Pijarbey', capturado
el fin de semana. Disponible en: http://www.eltiempo.
com/archivo/documento/CMS-6797959.
(22) Human Rights Watch [sede web]. Human Rights Watch
[acceso 28 de enero de 2.010]. Colombia. Eventos de
2.009. Disponible en: http://www.hrw.org/es/worldreport-2010/colombia-0.
(20) Semana.com [sede web]. Publicaciones Semana; 22 de
abril de 2.006 [actualizado 27 de enero de 2.010; acceso
27 de enero de 2.010]. El nuevo ‘patrón’ de la capital.
Disponible en: http://www.semana.com/noticiasnacion/nuevo-patron-capital/94076.aspx.
¿QUÉ HA PASADO CON EL SUICIDIO EN
COLOMBIA EN LOS ÚLTIMOS 13 AÑOS?
Leonardo Aja Eslava1
Agradecimiento
El autor agradece al CRNV-DRIP del Instituto Nacional de
Medicina Legal y Ciencias Forenses y muy especialmente a la
psicóloga, Diana Milena Valenzuela, por la compilación de los
cuadros estadísticos del año 2009, empleados en este artículo.
1 Psicólogo, Experto en Drogodependencias. Corporación Buscando Ánimo.
Entender el fenómeno del suicidio no ha sido fácil ni
sencillo en ninguna época y tampoco en casi ninguna cultura. Podemos decir que en la actualidad, las
posiciones frente al suicidio se han tornado no más
laxas pero sí menos severas, tanto frente al suicida
como para su propia familia. Al decir menos severas,
es necesario precisar que aún hoy, el suicidio de un
familiar, en algunos casos, sigue siendo motivo de
vergüenza y ocultamiento por parte de las personas más cercanas, en tanto que de manera tanto
oculta como manifiesta, surgen enjuiciamientos y
acusaciones sociales humillantes hacia las personas
vinculadas con el suicida. ¿Esto es menos severo?
Definitivamente sí, si recordamos algunos tratos que
se tenían, incluso hasta no hace mucho en algunos
países. Por ejemplo, en la Roma Imperial, el suicidio
era prohibido para los esclavos con una consecuencia
clara y directa: si un esclavo se suicidaba, la familia
sufría las consecuencias al ser ejecutados. De este
modo, la tasa de suicidio entre los esclavos romanos
era prácticamente cero (1). En la Europa medieval
y renacentista, se realizaban prácticas como enterrar el cuerpo del suicida en un cruce de caminos
y clavarle una estaca de madera en el corazón. En
otras regiones, el cadáver era desmembrado, puesto
en un tonel y arrojado al cauce de un río. La intención y propósito de estas prácticas no era otra que
crear mecanismos de persuasión frente a potenciales
nuevos suicidas y en muchos casos resultaban efectivas. Por ejemplo, cuando se observaban oleadas
de suicidios femeninos, se empleaba la estrategia
de colgarlas desnudas en una columna de madera
en lugar público visible. Curiosamente, cuando se
empezaba a ejecutar esta práctica en algún poblado,
los suicidios femeninos descendían casi en el acto
(1). Es claro entonces, que el suicidio ha producido
rechazo y que se han buscado mecanismos de contención frente a él. Aun en el siglo XX, los suicidas
eran excluidos de la cristiana sepultura o en algunos países, el intento de suicidio era conminado a
reclusión en un centro psiquiátrico por varios años.
Queda más claro ahora, por qué decimos que hoy
por hoy las medidas frente a la actuación suicida
son menos severas.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Introducción
389
Las conductas suicidas
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Después de esta fugaz mirada
del trato al suicidio a lo largo de
la historia, entremos a precisar
cómo se conceptualiza el suicidio
actualmente. Si tomamos las palabras de la Secretaría de Gobierno del Distrito “…el suicidio es el
acto de muerte ya consumado e
identificando además que existen
otras manifestaciones que contienen una intención de muerte
y/o autolesión, se ha establecido
el concepto de conducta suicida
para referirse al fenómeno en sí, el
cual encierra todas sus expresiones de carácter autodestructivo”
(2) (Secretaria de Gobierno Distrital, 2008), definiremos tres conductas suicidas de las cuales sólo
una será de nuestro interés para
el propósito de este documento:
390
• Ideación suicida: Es el paso
anterior a la actuación aun
cuando no siempre se da su manifestación. Se expresa a través
de las amenazas por medio de
verbalizaciones o escritos. En
los análisis de autopsias psicológicas (3) (4) (5) (6) se pueden
observar cómo en algunos casos
en donde no se encuentran notas suicidas o no hay claridad
sobre manifestaciones verbales,
sí se evidencian otras conductas
previas al suicidio que mostraron el proceso de planeación y
deliberación, es decir, la ideación suicida.
•Conducta suicida no letal: O
los llamados intentos o gestos
suicidas, en donde la persona ya
ha realizado una acción concreta que ha generado un daño o
lesión pero que no finaliza con
su muerte. Diremos que cualquier intento de suicidio, por
leve que parezca (tomarse un
frasco de vitaminas) reviste de
suma gravedad. Nuevamente,
en los procedimientos investigativos con autopsias psicológicas
(3) (4) (5) (6) en muchos casos se
conoce la existencia de intentos
previos de suicidio antes del fatal desenlace.
•Suicidio consumado: Lamentablemente la muerte se ha logrado. Es cuando hablamos ya
propiamente del concepto clásico
del suicidio. Prestaremos atención a esta última conducta.
Recordemos cuál es el concepto
clásico: “La palabra suicidio procede del latín, y se compone de
dos términos: sui, de sí mismo, y
caedere, matar. Es decir, significa
matarse a sí mismo” (7). La definición de suicidio más ampliamente
conocida es la brindada por el sociólogo francés Emile Durkheim:
"... se llama suicidio todo caso de
muerte que resulte, directa o indirectamente, de un acto positivo o
negativo, realizado por la víctima
misma, sabiendo ella que debía
producir este resultado." (8).
La anterior definición intenta ser
bastante completa y exhaustiva
en tanto que descripción precisa
y sin llegar a comprometerse a
dar una explicación. Pone de manifiesto la intención y el conocimiento de los resultados por parte
de quien la lleva a cabo. Tanto la
intención como el conocimiento
son elementos fundamentales
del comportamiento suicida. Shneidman ofrece otra definición un
poco más extensa que involucra
no sólo la actuación misma, sino
el significado de esa acción en la
sociedad occidental en los tiempos
modernos (9).
Como podemos apreciar, entre
definir las conductas suicidas y
dar explicaciones completas y
exhaustivas sobre su etiología
existe una gran distancia.
La biología, la sociología, la
antropología, la medicina y la
psicología, por mencionar algunas
fuentes de saber (10), tienen cada
una un fragmento de lo que podría
ser la explicación íntegra sobre las
conductas autolíticas. Incluso, en
algunas ocasiones los intentos de
explicación pueden llegar a ser
incluso contradictorios entre sí. Si
asumimos que la impulsividad es
un factor de gran peso en el suicidio
(11) (12) (13), esto dejaría sin piso
las propuestas de prevención (14):
¿Cómo prevenir algo que puede
surgir intempestivamente sin
previo aviso? Ahora bien, si hay
señales de aviso, esto hablaría de
planeación y si hay deliberación,
el componente impulsivo perdería
contundencia, al menos como
factor definitivo. ¿Hay forma de
conciliar las dos posiciones? Así
como la impulsividad es un factor
que está presente en algunos casos
de suicidio, en otros no es evidente
y sin embargo hay consumación.
Así mismo, con o sin impulsividad,
hay casos susceptibles de ser
identificados a tiempo y por lo
tanto se puede intervenir, así como
hay otros en donde a pesar de la
identificación lamentablemente se
llega a funestos desenlaces, incluso,
con intervenciones terapéuticas de
por medio.
Por otra parte, al hablar de los
posibles compromisos atribuibles
a la genética (10), ¿cómo explicar
aquellos casos, que no son pocos,
en donde hay una inexistencia total de antecedentes familiares de
suicidio? O cómo haríamos para
negar la posible influencia mediática en el llamado efecto Werther: inmediatamente posterior
al suicidio del vocalista del grupo
Nirvana, Kurt Kovain, se reportó
un elevado número de suicidios de
adolescentes. Pero algo semejante
sucedió a la muerte del corredor de
autos brasilero, Ayrton Senna en
su trágico accidente automovilístico: centenares de mujeres adolescentes se suicidaron alrededor del
mundo en un período de tiempo re-
lativamente corto. Podemos complejizar más el asunto si se entran
a analizar los suicidios colectivos
de tipo sectario, como el ocurrido
en 1978 en Guyana, en donde más
de 900 personas lideradas por Jim
Jones, se suicidaron. Normalmente, un líder sectario suele tener
rasgos de personalidad paranoide y narcisistas. Pero ¿cómo hace
para cautivar a tantas personas?
¿Cuáles serían entonces las características de los seguidores? En
este tipo de suicidios, sociólogos y
antropólogos tendrían mucho que
decir y aportar.
Como puede apreciarse, es difícil
tener una última palabra al analizar una situación tan compleja y
dramática como son las conductas
suicidas.
La epidemiología del suicidio
en Colombia: 13 años
Puede parecer un tanto extraño
no tomar una década para hacer el
análisis, pero es importante tener
en consideración lo que venía ocurriendo hasta antes de 1999. En
Colombia, desde 1996 hasta 2009
se han producido 26.360 muertes
atribuibles a suicidio (15) (16) (17)
(18) (19) (20) (21) (22) (23) (24) y
específicamente en el año 2009,
se produjeron 1.845 casos, 4 más
que en el año inmediatamente anterior. Los números no mienten,
puede decir un matemático, pero
hay que ser cuidadoso en la forma
como se hace la interpretación y
la lectura de los mismos.
Figura 1. Casos y tasas de suicidio: Colombia 1996 – 2009
2.500
2.000
1.500
1.000
500
0
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Casos 1.613
1.692
2.046
2.089
2.070
2.056
2.045
1.938
1.817
1.786
1.751
1.771
1.841
1.845
4,38
5,22
5,26
5,14
5,04
4,95
4,63
4,01
4,16
4,03
4,03
4,14
4,10
Tasa
4,24
Es frecuente escuchar la expresión relacionada con el “aumento
del suicidio en Colombia”. Esta
expresión puede ser cierta o falsa
dependiendo el punto de comparación que se considere. Si se mira
desde la perspectiva de los casos,
definitivamente el suicidio ha aumentado: En 1973 hubo 653 casos, en 1984 se presentaron 1.071
y en 1994 fueron 1.501 muertes
por suicidio. Pero de acuerdo al
DANE, las tasas de suicidio en
Colombia han oscilado entre 2 y
4 por 100.000 habitantes desde
1973 hasta 1996 (25). Esto significa, el número de casos brutos no es
un indicador epidemiológico fiable
para realizar análisis y estimacio-
nes. Si se tiene en consideración
las tasas, es decir, la relación entre casos presentados por cada
100.000 habitantes y teniendo
como base el total poblacional del
país en ese momento, no hay fundamento epidemiológico para la
afirmación inicial: el aumento o la
disminución de los casos brutos no
son suficientes para afirmar que
hay descensos o ascensos, siempre
hay que tener presente las tasas.
Desde 1996 hasta el año 1999,
las tasas de suicidio en Colombia
tuvieron un incremento evidente,
partiendo de 4.2 en 1996 hasta llegar a 5.26 en 1999. A partir del
año 2000, las tasas han empezado
a disminuir de manera importante, aun cuando se debe señalar que
entre el 2008 y 2009 se observa un
incremento muy pequeño comparativamente con lo observado en los
dos años inmediatamente anteriores. Sin embargo, este leve incremento no equivale a decir que nos
encontramos en otra “escalada” en
el suicidio, como la observada entre 1996 y 1999. Hace falta esperar
cuál será el comportamiento de las
tasas, al menos en los siguientes
tres años.
Es importante resaltar que la base
poblacional que se tiene como referencia para calcular las tasas, son
los datos que el DANE generó a
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Fuente: INMLCF/DRIP/SIRDEC
391
partir de las proyecciones realizadas entre los censos de los años
1993 y 2005.
Distribución Sociodemográfica
1996-2009
Para el análisis de los 13 años, se
tendrán en consideración el sexo,
la edad y el mecanismo causal.
Para el análisis específico del
año 2009, se tendrán en consideración más variables como la
escolaridad, grupos de vulnerabilidad, estado civil, la ocupación,
el evento desencadenante o la
distribución temporal.
En el caso de Colombia, tanto las
tasas por sexo como la proporción
entre hombres y mujeres ha tenido ciertas variaciones, pero que
en todo caso, no se aleja de lo que
ha sido ampliamente reportado
por la literatura e investigación
científica. ¿Cuál es la importancia
de establecer la proporción entre
sexos? La proporción de fallecimientos por suicidio entre hombres y mujeres puede llegar a ser
un indicador muy útil cuando no
se disponen fácilmente las cifras
Tradicionalmente se ha considerado que el sexo de las personas
es un factor de riesgo para el suicidio (26) (27) (28) (29) (30) (31)
(32) (33) (34), y normalmente las
proporciones en las cuales se presenta pueden oscilar entre 3 y 4
casos de suicidios de hombres por
cada suicidio de una mujer.
Cuadro 1. Casos, Tasas y Proporción por sexo. Colombia 1996 – 2009
Año
1996
Hombres
1.279
Tasa
Mujeres
6,8
334
Tasa
Total
Proporción
1,73
1.613
3,8
1997
1.331
7,0
361
1,84
1.692
3,7
1998
1.569
8,1
477
2,40
2.014
3,3
1999
1.652
8,4
437
2,17
2.089
3,8
2000
1.633
8,2
437
2,14
2.070
3,7
2001
1.584
7,9
472
2,28
2.056
3,4
2002
1.572
7,7
473
2,26
2.045
3,3
2003
1.485
7,2
453
2,14
1.938
3,3
2004
1.344
6,4
357
1,66
1.701
3,8
2005
1.407
6,6
379
1,75
1.786
3,7
2006
1.407
6,6
344
1,57
1.751
4,1
2007
1.439
6,6
332
1,49
1.771
4,3
2008
1.503
6,8
338
1,50
1.841
4,4
2009
1.480
6,7
365
1,60
1.845
4,1
Fuente: INMLCF/DRIP/SIRDEC
poblacionales para hacer los cálculos de las tasas para cada sexo.
Veamos por qué. Si observamos la
Figura 2, la línea de tendencia de
la proporción, muestra casi que un
comportamiento de espejo con la
línea de tendencia de la tasa de las
mujeres. Sin embargo, al hacer la
comparación entre la tasa de los
hombres con la línea de proporción, no se observa tan claramente
que pudieran guardar relación.
Figura 2. Tasas y Proporción por sexo. Colombia 1996 – 2009
9,0
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
8,0
7,0
6,0
5,0
4,0
3,0
2,0
1,0
0
Proporción
Tasa Hombres
Tasa Mujeres
1996 1997
3,8
3,7
6,8
7,0
1,73 1,84
1998
3,3
8,1
2,40
Fuente: INMLCF/DRIP/SIRDEC
392
1999
3,8
8,4
2,17
2000
3,7
8,2
2,14
2001
3,4
7,9
2,28
2002
3,3
7,7
2,26
2003
3,3
7,2
2,14
2004
3,8
6,4
1,66
2005
3,7
6,6
1,75
2006
4,1
6,6
1,57
2007
4,3
6,6
1,49
2008
4,4
6,8
1,50
2009
4,1
6,7
1,60
Al realizar un análisis de correlación entre los datos de proporción
con las tasas, se verifica aquello
que a primera vista nos ofrece
la figura: existe una correlación
negativa2 y significativa3 entre la
tasa de las mujeres y el indicador
de proporción (r = -0.882; p = 0.01)
en tanto que la correlación entre
la tasa de los hombres y la proporción (r = -0.566; p = 0.05) si bien
sigue siendo negativa, el nivel de
confiabilidad es aceptable pero
menor que el de la mujer. Con lo
observado, podemos decir que el
suicidio en Colombia sigue siendo
un problema que afecta principalmente más a los hombres que a
las mujeres y con las cifras más
recientes pareciera que tal riesgo
ha venido en aumento.
La edad es otra variable muy discutida como factor de riesgo frente
al suicidio. “A nivel mundial los
grupos con edades mayores de 65
años y los menores de 30 años presentan cifras altas de suicidio, ya
se trate de suicidios consumados
o intentos de autoeliminación.”
El Cuadro 2, muestra cómo se han
comportado las tasas de suicidio en
los Estados Unidos (36) hasta el año
2000. Se observa que las tasas más
altas de suicidio se ubican por encima de los 65 años y las más bajas
por debajo de los 24 años. También
se hace evidente cómo progresivamente la tasa en el grupo etáreo
más joven ha venido aumentando
sistemáticamente.
(33). Las anteriores afirmaciones
irían totalmente en contravía con
los postulados que se tenían hasta
los años 90, cuando se decía que
las tasas de suicidio van incrementándose con el aumento de la edad
(27) (29) (35) (32).
Cuadro 2. Tasas de suicidio diferenciadas por edad: Estados Unidos 1950–2000
Décadas
Rangos de edad
1950
1960
1970
1980
1990
1995
2000
15 - 24
4,5
5,2
8,8
12,3
13,2
13
10,2
25 - 44
11,6
12,2
15,4
15,6
15,2
15,1
13,4
45 - 64
23,5
22
20,6
15,9
15,3
13,9
13,5
30
24,5
20,8
17,6
20,5
17,9
15,2
> 65
Fuente: Arias, Anderson y más, 2003
Sin embargo, en Colombia la situación es un poco diferente: el
suicidio tiene dos grandes picos
que se ubican entre los 15 y 25
años (adolescente y adultez joven)
y en las personas mayores de 65
años (adultos mayores). Significaría esto que las personas adultas estarían relativamente más
protegidas frente al suicidio. La
pregunta sería: ¿Qué mensaje le
está enviando la sociedad a los dos
grupos de edad mencionados como
los más vulnerables?
Cuadro 3. Tasas de suicidio diferenciadas por edad: Colombia 1996-2009
Años
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
15 - 24
8,01
8,10
10,38
9,58
10,15
9,98
9,69
8,24
7,36
6,56
6,52
6,07
6,20
6,38
25 - 34
6,35
6,92
9,37
8,13
7,74
7,51
7,77
7,23
6,00
5,49
5,91
5,69
5,56
6,36
35 - 44
5,14
5,50
6,23
6,00
5,70
5,48
5,50
5,04
4,21
4,05
3,84
4,37
4,53
4,72
45 - 59
4,84
4,67
4,97
5,49
5,50
5,62
4,80
5,41
4,49
3,84
3,79
2,88
4,09
4,89
60 - más
5,00
5,32
5,45
7,09
5,67
5,66
4,97
5,57
5,02
4,51
4,90
6,06
4,67
4,88
Fuente: INMLCF/DRIP/SIRDEC
El cuadro 3 muestra cómo se han
comportado las tasas de suicidio
en Colombia en los últimos 13
años, haciendo la diferenciación
por rangos de edad. Teniendo a
Estados Unidos como punto de referencia, la tendencia de acuerdo
2 Aumento en una variable implica disminución en la otra.
3 La probabilidad de que se deba al azar es muy pequeña.
con la edad está totalmente invertida en Colombia: Los registros de
tasas más elevadas se ubican en el
rango de los 15 a 24 años en tanto
que las tasas más bajas muestran
fluctuaciones entre los 35–44 años
y los 45–59. Lo anterior pone de
manifiesto cómo después de los 60
años, vuelve a observarse un in-
cremento en las tasas de suicidio.
La comparación de los datos nos
deja una enseñanza muy relevante: si bien es cierto que es importante tener en consideración cómo
puede ser la dinámica de diferentes temas de interés científico en
otros países, se debe ser cuidadoso
al generalizar las experiencias fo-
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Rango edad
393
ráneas y asumir que los mismos
comportamientos se presentan
en nuestra nación. En el caso del
comportamiento epidemiológico
del suicidio, estamos empezando
a identificar y perfilar cuáles son
nuestras características y singularidades. Queda claro por el momento, que la franja de edad en
donde se identifica el mayor riesgo de suicidio de manera más consistente, es en las personas más
jóvenes. Este dato debe ayudar a
orientar los esfuerzos de prevención de riesgo de suicidio, desde
una perspectiva de anticipación4
y confrontación al riesgo 5(14).
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Mirando detalladamente el comportamiento de los datos de suicidio específicamente en el año
2009, teniendo en consideración
simultáneamente el sexo y la
edad, encontramos el Cuadro 4.
En esta oportunidad, se retoma
la tradición presentada en los números anteriores de FORENSIS y
se ha hecho una disgregación más
exhaustiva de los rangos de edad
entre las personas más jóvenes.
Es interesante notar que las tasas
más altas tienden a variar ligeramente entre hombres y mujeres
con respecto al total general. En
el caso de las mujeres, las tasas
más elevadas se ubican en la franja de edad comprendida entre los
15 y 24 años. En los hombres, las
tasas más elevadas se ubican entre los 20 y 34 años. Sin tener en
consideración el sexo, las mayores
tasas se encuentran entre los 18
y 29 años y buscando precisión,
la cifra más alta se registró entre
los 20 y 24 años. Si le vamos a dar
una aplicación práctica a estas cifras, ¿cómo podrían pensarse las
estrategias enfocadas a la prevención del riesgo de suicidio si
tenemos como grupo poblacional
4 Antes de que se generen las ideaciones suicidas.
5 Una vez presentes indicadores y señales de conductas
394
diana las personas que se encuentran en esta edad? Las personas
menores de 18 años, en principio,
se podrían encontrar en las aulas
de la escuela, o al menos, eso se
espera. Desarrollar trabajos de
prevención con los grupos escolares, es relativamente fácil, en
tanto que son poblaciones cautivas y por lo mismo, con acceso
controlado para la realización de
actividades de carácter masivo.
Así mismo, los procesos de seguimiento y monitoreo de los resultados de las acciones preventivas
pueden ser más rigurosas y con
una mayor probabilidad de precisión (14) (37) (38). Ahora, las personas entre 18 y 24 años, que son
edades que guardan coincidencia
con lo que sería el desarrollo de
la vida técnica o universitaria, no
es aplicable a la totalidad de la
población. En Colombia, muchas
personas se pueden encontrar no
sólo desarrollando actividades de
formación superior, sino también
participando del trabajo o incluso,
sin ocupación definida. Esto pone
en evidencia un reto de mayores
proporciones en tanto que no se
puede precisar una sola táctica o
estrategia de acercamiento a las
que se podrían considerar poblaciones con mayor riesgo o vulnerabilidad. En Colombia, cada vez
toman más fuerza los programas
estructurados y sistematizados
de prevención de consumo de
alcohol en entornos universitarios (39), pero son experiencias
en donde es difícil tener control
sobre el acceso a las poblaciones,
en tanto que son flotantes y con
mucha variabilidad.
Cuadro 4. Tasas de suicidio diferenciadas por edad: Colombia 1996 - 2009
Rangos de
edad
10 - 14
15 - 17
18 - 19
20 - 24
25 - 29
30 - 34
35 - 39
40 - 44
45 - 49
50 - 54
55 - 59
60 - 64
65 - 69
70 - 74
75 - 79
80 y más
Sin dato
Total
Mujeres
Hombres
Casos
Tasa
Casos
Tasa
26
53
32
75
38
31
24
10
19
16
12
13
8
6
1
0
1
365
1
4
4
4
2
2
2
1
1
1
1
2
1
1
0
0
39
75
79
219
208
153
132
110
117
89
71
47
40
42
27
26
6
1.480
2
5
9
11
12
10
9
8
9
8
9
7
8
11
11
11
1,6
6,7
Total casos
65
128
111
294
246
184
156
120
136
105
83
60
48
48
28
26
7
1.845
Tasa total
0,50
4,81
6,49
7,38
6,91
5,74
5,35
4,09
5,08
4,77
4,76
4,44
4,74
5,90
5,06
4,52
Fuente: INMLCF/DRIP/SIRDEC
En el Cuadro 5, apreciamos los
mecanismos empleados para la
consumación del suicidio, desde
1996 hasta el año 2009. Lo más
llamativo que podemos apreciar
es que se presentan tres tendencias en cuanto el mecanismo predominante. Entre 1996 y
1999 prevaleció el uso de armas
de fuego, entre los años 2000 y
Cuadro 5. Mecanismo empleado en la consumación del suicidio: Colombia 1996-2009
Mecanismos
Año
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
Surge una nueva pregunta: ¿Dichas tendencias son iguales entre
hombres y mujeres? La literatura
científica ha reportado ampliamente que hombres y mujeres tienen
preferencias distintas en cuanto
a la escogencia del mecanismo
utilizado para su acto auto lítico
(42) (5) (6) (43), mostrando que los
hombres tienden a utilizar medios
más contundentes y violentos en
tanto que las mujeres buscan medios que podrían ofrecer alguna
posibilidad de ser auxiliadas. El
Cuadro 6, muestra la distribución
de los casos de suicidio de acuerdo
al mecanismo empleado, a lo largo
de tres diferentes años. Cada uno
de los años tomado, es una representación de la franja en la cual
predomina un mecanismo específico. La intoxicación siempre es
predominante en las mujeres pero
se observa que progresivamente
va disminuyendo. En el caso de los
hombres, durante dos períodos predomina el mecanismo de las armas
de fuego, pero en el 2008 es claro el
2005
2006
2007
2008
2009
Intoxicación
#
%
#
%
#
%
#
%
#
%
#
%
#
%
#
%
#
%
#
%
#
%
#
%
#
%
#
%
475
29,4%
502
29,7%
668
32,6%
688
32,9%
648
31,3%
658
32,0%
671
32,8%
600
31,0%
491
28,8%
426
23,9%
407
23,2%
403
22,8%
364
21,8%
455
25,5%
Arma de
fuego
658
40,8%
653
38,6%
681
33,3%
708
33,9%
621
30,0%
627
30,5%
549
26,8%
567
29,3%
474
27,8%
415
23,2%
404
23,1%
395
22,3%
370
22,1%
382
21,4%
Asfixia
mecánica
302
18,7%
342
20,2%
471
23,0%
464
22,2%
564
27,2%
515
25,0%
560
27,4%
545
28,1%
584
34,3%
584
32,7%
615
35,1%
668
37,7%
772
46,1%
875
49,0%
Otros mecanismos
178
11,0%
195
11,5%
226
11,0%
229
11,0%
237
11,4%
256
12,5%
265
13,0%
226
11,7%
154
9,0%
361
20,2%
325
18,6%
305
17,2%
167
10,0%
74
4,1%
Fuente: INMLCF/DRIP/SIRDEC
mayor porcentaje de la utilización
de la asfixia mecánica. Ya queda
claro, que el sexo efectivamente es
una variable que incide en la es-
cogencia del mecanismo explicado,
pero no explica por qué el cambio en
las tendencias que han variado en
diversos períodos de tiempo.
Cuadro 6. Mecanismo empleado en la consumación del suicidio de acuerdo al sexo:
Colombia. 1999, 2003, 2008
Año
1999
2003
2008
Sexo
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Intoxicación
26%
59%
24%
53%
18%
44%
Arma de
fuego
38%
19%
34%
12%
25%
8%
Asfixia
mecánica
Otros
mecanismos
25%
12%
29%
24%
49%
31%
11%
10%
12%
11%
7%
17%
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
2003 sobresalió la intoxicación
con diversos tipos de sustancias
y a partir de 2004 hasta la fecha,
el mecanismo más empleado ha
sido la asfixia mecánica. Queda
claro que el mecanismo empleado
es cada vez de más fácil acceso.
395
La inquietud anterior es importante y preocupante si se tiene en
consideración que dentro de las
estrategias de prevención del suicidio que propone la Organización
Mundial de la Salud, se sugiere tener control en los siguientes frentes: Control de armas, purificación
del gas doméstico, control sobre
sustancias tóxicas y control sobre
el reporte de suicidios en medios
de comunicación (40) (41).
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Tener control sobre el manejo y
acceso a las armas de fuego por
parte de la población civil y restringir el acceso a ciertas sustancias tóxicas como pueden ser
pesticidas o similares, podemos
considerarlo como algo que es
difícil pero factible. Al hablar de
restringir, estamos hablando de
situaciones como las siguientes:
¿Cómo un menor de edad puede
acceder a una sustancia comúnmente usada por los orfebres,
sobre todo si no está vinculado
con ese medio? ¿O cómo una jovencita puede adquirir fácilmente un producto para desparasitar
organofosforados, en una tienda
de productos veterinarios? Este
es el tipo de control y restricción
en el cual hay que pensar.
396
En muchos países, parte de las
medidas de prevención frente al
suicidio tienen estas directrices.
Pero, ¿cómo controlar el acceso a
cualquier medio con el cual una
persona puede llegar a estrangularse? Esto es lo más preocupante de la tendencia que se reporta
en los tiempos más recientes:
Mientras que una de cada cinco
personas se suicida con armas de
fuego, una de cada dos emplea algún mecanismo de muy fácil acceso para proceder con la asfixia
mecánica. Lo anterior, es otra
razón más que obliga a enfocar
la atención en la detección precoz
de las llamadas señales de alerta de la posibilidad de una con-
ducta suicida que está en curso.
Existe mucha desinformación con
respecto a estas señales, lo cual
significa que es necesario ponerlo como prioridad inaplazable en
las acciones encaminadas hacia la
anticipación al riesgo de suicidio.
Algunas personas ingenuamente
confunden enseñar sobre las señales de riesgo de suicidio con informar sobre las muertes por esta
forma. Lo primero, repetimos, es
prioritario, lo segundo es contraproducente.
Miremos ahora en detalle cómo
fue el comportamiento de los datos relacionados con el mecanismo
empleado para el suicidio, específicamente en el año 2009. La
Figura 3, muestra cómo se distribuyeron los casos de suicidio, haciendo la diferenciación entre los
diferentes mecanismos causales
y el sexo de las personas. Nuevamente se observa que en las mujeres prevalece la intoxicación y en
los hombres es abrumador el uso
de la asfixia mecánica. Reiterando
la idea expresada con respecto al
acceso a los mecanismos como una
forma de confrontación del riesgo,
controlar y restringir cierta clase
de sustancias puede ayudar a evitar los suicidios por intoxicación,
pero imposible controlar el acceso
a medios para consumar la asfixia
mecánica. Nuevamente, las acciones deben estar enfocadas en tres
pasos atrás: enseñarle a la población general las señales de alerta
indicadoras de posible riesgo de
suicidio y esto no se traduce en
hablar de los mecanismos empleados por quienes lamentablemente
lo lograron.
Figura 3. Casos de suicidio según mecanismo causal. Colombia 2009
800
700
600
500
400
300
200
100
0
Hombres
Mujeres
Asfixia mecánica
738
137
PAF
354
28
Intoxicación
286
169
Otros
100
30
Sin información
2
1
Fuente: INMLCF/DRIP/SIRDEC
Siendo congruentes, mencionaremos cuáles son algunas de dichas
señales indicadoras de riesgo, que
son susceptibles de ser identificadas por las personas en general
(44) (45) (46):
● Intento previo de suicidio.
● Presencia de un evento desencadenante o precipitante.
● Amenazas sobre querer hacerse
daño o matarse.
● Búsqueda de mecanismos para
hacerse daño.
● Conducta imprudentemente temeraria.
● Conversaciones reiterativas sobre la muerte, cuando no se está
hablando al respecto.
La importancia de identificar las
señales de riesgo está en que podemos actuar a tiempo, antes de que
se presente una situación calamitosa. Es importante acercarse a la
persona amablemente, sin evadir
las evidencias que tenemos de su
comportamiento. También es vital
buscar una ayuda profesional, tanto para la persona en riesgo como
para su familia. En situaciones de
riesgo de suicidio es mejor actuar
por exceso al considerar el riesgo
y no por defecto, obrando con una
mal entendida prudencia y dar
espacio a que sucedan hechos dolorosamente irreversibles.
Como conclusiones, en la mirada
del suicidio en el curso de los últimos 13 años en Colombia, podemos afirmar:
● Ha habido un cambio positivo
en la tendencia del suicidio en
Colombia, con un claro descenso
después de haber alcanzado un
máximo en el año 1999.
●Si bien las tasas de los últimos
dos años muestran un aumento
que no se puede considerar estadísticamente significativo, no
hay elementos suficientes por el
momento para considerar que
estamos entrando de nuevo en
una escalada de las tasas, como
sí ocurrió hasta el año 1999.
● Se sigue conservando la proporción clásica de cuatro muertes de
hombres por una de una mujer,
lo cual muestra que el suicidio
sigue siendo un problema primordialmente de los hombres.
● En contravía con lo reportado
con la literatura extranjera existente sobre el tema, en Colombia el suicidio es un problema
principalmente de las personas
más jóvenes, concretamente
ubicadas en una franja de edad
entre los 15 y 24 años, con especial preocupación con lo que
ocurre específicamente entre los
20 y 24 años de edad.
● En cuanto a los mecanismos causales, se encontró que a lo largo
de estos 13 años analizados, se
hicieron evidentes tres tendencias predominantes, pasando
primero de las armas de fuego
a las intoxicaciones y posteriormente a la asfixia mecánica.
● Haciendo la precisión en el año
2009 con respecto a los mecanismos empleados para el suicidio, hay una clara diferencia
en las preferencias existentes
entre hombres y mujeres; los
primeros emplean más la asfixia mecánica en tanto que las
segundas se inclinan más por
las intoxicaciones.
● Lo anterior nos muestra lo dinámico que es el comportamiento
del suicidio, lo cual nos lleva a
estar pendientes y atentos a las
fluctuaciones y cambios que se
puedan ir presentando con el
correr del tiempo. Igualmente,
monitorear los cambios que se
presentan, ayuda a reorientar
las acciones y medidas que se
puedan encaminar en favor de
la prevención del suicidio desde
diferentes frentes de acción.
● U no de estos frentes, es dar a
conocer a la población general
cuales pueden ser las señales
indicadores de riesgo de suicidio, para poder tener acciones
de ayuda oportunas a las posibles víctimas.
Referencias bibliográficas
(1) Howe Colt, G. (1992). The Enigma of Suicide. New York:
Touchstone.
(2) Secretaria de Gobierno Distrital – Bogotá (SGDB). (2008).
La conducta suicida y factores de resiliencia entre jóvenes
bogotanos. Bogotá: Ediciones Anatropous.
(3) Jiménez I, Morales M., Gelves C et. Al. Análisis del suicidio
a través de la autopsia psicológica. Revista Colombiana de
Psiquiatría 1998; XXVII: 197-204.
(4) Jiménez I. La Autopsia psicológica como instrumento de
investigación. Revista Colombiana de Psiquiatría. 2001;
XXX: 271 – 6.
(5) Morales Rodríguez, M.L; Jiménez Rojas, I.A. El Suicidio
desde La Perspectiva Forense. Revista Colombiana de
Psiquiatría. 1996; XXV, Nº1 29 - 37.
(6) Morales, M.; Jiménez, I. et. Al (2002). Rasgos de
personalidad en suicidas: Autopsias Psicológicas 1997.
Revista del INML y CF. Vol 17, Nº 1, 14 – 20.
(7) Rojas, E. (1984). Estudios sobre el Suicidio. Barcelona: Salvat
Editores S.A.
(8) Durkheim, E. (1985) El Suicidio. Madrid: Akal/Universitaria
(9) Shneidman E. (1993) Suicide as Psychache. New Yersey:
Jason Aronson Inc.
(10) Valenzuela, D. (Junio 2009). Suicidio: Colombia 2008.
En Forensis 2008: Datos para la Vida. Bogota: Instituto
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses – Centro
de Referencia Nacional sobre Violencia.
(11) Mosquera, F. El comportamiento Suicida. En Téllez Vargas, J.;
Forero Vargas, J. (2007) Suicidio – Neurobiología, Factores
de Riesgo y Prevención. Bogotá: Asociación Colombiana
de Psiquiatría Biológica. www.psiquiatriabiologica.org.
co/publicaciones/suicidio.html
(12) Colimón, N.; Téllez-Vargas, J.; Cisneros, C. Neurobiología
del Suicidio. En Téllez Vargas, J.; Forero Vargas, J. (2007)
Suicidio – Neurobiología, Factores de Riesgo y Prevención.
Bogotá: Asociación Colombiana de Psiquiatría Biológica.
www.psiquiatriabiologica.org.co/publicaciones/suicidio.
html
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
● Sentimientos de desesperanza:
no hay futuro o al menos éste es
muy negro.
● Sentimientos de desesperación,
al considerar que ya no se puede soportar o tolerar más una
situación o estado vital.
● Sentimientos de desamparo:
considerar que se está solo, que
no se es importante para nadie,
que se es un estorbo y que las
cosas estarían mejores sin uno.
● Sentimientos intensos y abrumadores de culpa, vergüenza y
odio hacia sí mismo.
● Ira o furia desmedidas.
● Aumento o abuso en el consumo
de alcohol u otro tipo de sustancias psicoactivas.
● Retraimiento social.
● Falta de energía.
● Anhedonia o incapacidad de experimentar placer con actividades habituales.
● Alteraciones en los patrones de
sueño o alimentación.
● Entrega de pertenencias a seres
queridos.
● Descuido en la apariencia personal.
● Dificultades en la concentración
y consecuentemente, pérdida de
la memoria: desatención.
● Disminución en el rendimiento
académico.
397
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
(13) Téllez-Vargas, J. Impulsividad y Suicidio. En Téllez Vargas,
J.; Forero Vargas, J. (2007) Suicidio – Neurobiología,
Factores de Riesgo y Prevención. Bogotá: Asociación
Colombiana de Psiquiatría Biológica. www.
psiquiatriabiologica.org.co/publicaciones/suicidio.
html
(14) Aja Eslava, L.; Avila Gómez, J.J (Enero 2008). 1999–2006:
Siete años de experiencia en la prevención del Riesgo
de suicidio. Psimonart: Revista Científica. Instituto del
Sistema Nervioso Central. Año 1, Vol 1 Nº 1.
(15) Suarez Rangel, G.I. Hernández, W. (1998) Lesiones
de Causa Externa, Colombia 1998. Bogota: Instituto
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses – Centro
de Referencia Nacional sobre Violencia.
(16) González Ortiz, J.O. (Septiembre 2000). Suicidios. en
Forensis 1999: Datos para la vida. Instituto Nacional
de Medicina Legal y Ciencias Forenses – Centro de
Referencia Nacional sobre Violencia. Bogotá.
(17) González Ortiz, J.O. (Septiembre 2001). Los Suicidios:
Colombia 2000. En Forensis 2000: Datos para la vida.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses –
Centro de Referencia Nacional sobre Violencia. Bogotá.
(18) González Ortiz, J.O. (Abril 2002). Los Suicidios: Colombia
2001. en Forensis 2001: Datos para la vida. Instituto
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses – Centro
de Referencia Nacional sobre Violencia. Bogotá.
(19) Hernández, W. (Abril 2003). Los Suicidios en Colombia:
Entre el Libre Albedrío y la Prevención. En Forensis 2002:
Datos para la vida. Instituto Nacional de Medicina Legal y
Ciencias Forenses – Centro de Referencia Nacional sobre
Violencia. Bogotá.
(20) Alejo, H. González Ortiz, J.O. Hernández, W. (Julio 2004).
Conducta Suicida según Ciclo Vital. En Forensis 2003:
Datos para la vida. Instituto Nacional de Medicina Legal y
Ciencias Forenses – Centro de Referencia Nacional sobre
Violencia. Bogotá.
(21) González Ortiz, J.O. y otros. (Abril 2005). Suicidio y
niñez: Factores relacionados con el suicidio en mujeres
menores de 18 años en Bogota durante el año 2003.
En Forensis 2004: Datos para la vida. Instituto Nacional
de Medicina Legal y Ciencias Forenses – Centro de
Referencia Nacional sobre Violencia. Bogotá.
(22) González Ortiz, J.O.; Hernández Cardozo, H.W. (Abril
2006). Los Suicidios: Colombia 2005. En Forensis
2005: Datos para la Vida. Bogota: Instituto Nacional
de Medicina Legal y Ciencias Forenses – Centro de
Referencia Nacional sobre Violencia.
398
(23) González Ortiz, J.O.; Hernández Cardozo, H.W. (Abril
2007). Los Suicidios: Colombia 2006. En Forensis 2006:
Datos para la Vida. Bogota: Instituto Nacional de Medicina
Legal y Ciencias Forenses – Centro de Referencia Nacional
sobre Violencia.
(24) González Ortiz, J.O.; Hernández Cardozo, H.W. (Abril 2008).
Epidemiología de los Suicidios: Colombia 2007. En Forensis
2007: Datos para la Vida. Bogota: Instituto Nacional de
Medicina Legal y Ciencias Forenses – Centro de Referencia
Nacional sobre Violencia.
(25) Gómez Restrepo, C; Rodríguez Malagón, N; y más. (2007).
Suicidio y Lesiones Autoinflingidas, Colombia 1973
– 1996. en Sanchez Medina, G (Compilador). El Suicidio y
su Prevención. Bogotá: Academia Nacional de Medicina.
(26) Sarró, B.; De la Cruz, C. (1991). Los Suicidios. Barcelona:
Martínez Roca.
(27) Kaplan, H.I. Sadock, B.J. & Grebb, J.A. (1994). Synopsis
of Psychiatry. Baltimore: Williams & Wilkins.
(28) Freedman, A.M.; Kaplan, H.I.; Sadock, B.J. (1982). Tratado
de Psiquiatría. Tomo II. Barcelona: Editorial Salvat.
(29) Slaikeu, K. A. (1988). Intervención en Crisis. México:
Manual Moderno.
(30) Maris R.W. Overview of the Study of Suicide Assessment
and Prediction. en Maris, R.W.; Berman, A.L.; Maltsberg,
J.T.; Yufit, R.I. (Editores). (1992) Assessment and
Prediction of Suicide. New York: The Guilford Press. 3
-23.
(31) Garland, A.F.; Zingler, E. Adolescent Suicide Prevention.
American Psychologist. 1993, 48 (2), 169 - 182.
(32) Wilson, G.L. (1991) Comment: Suicidal Behavior - Clinical
Considerations and Risk Factors. Journal of Consulting
and Clinical Psychology. 59 (6), 869 - 873.
(33) Taborda Ramírez, L.C.; Téllez Vargas, J. () El Suicidio
en Cifras. En Téllez Vargas, J.; Forero Vargas, J.
(2007) Suicidio – Neurobiología, Factores de Riesgo
y Prevención. Bogotá: Asociación Colombiana de
Psiquiatría Biológica. www.psiquiatriabiologica.org.
co/publicaciones/suicidio.html
(34) Vega Piñeros, et. Al. El Suicidio. Salud Global. Año II, Nº
4, 2002.
(35) Freemann, A.; Reinecke, M.A. (1995) Terapia Cognitiva
Aplicada a la Conducta Suicida. Bilbao: Desclée De
Brouwer.
(36) Arias E, Anderson RN, Kung HC, Murphy SL, Kochanek
KD. Deaths: Final data for 2001. National vital statistics
reports. Vol 52. Número 3. Hyattsville, Maryland: National
Center for Health Statistics. 2003.
(37) Aja Eslava, L. (Octubre 1997) Estilos de Afrontamiento,
Riesgo de Suicidio y Consumo de Sustancias Psicoactivas.
Thunder Bay: Conferencia Anual de la Asociación
Canadiense para la Prevención del Suicidio.
(38) Aja Eslava, L. (Octubre 2004). Cuatro Años de
Experiencia en la Prevención del Suicidio y el Consumo
de Sustancias Psicoactivas. Edmonton: Conferencia
Anual de la Asociación Canadiense para la Prevención
del Suicidio.
(39) Londoño Pérez, C. Modelo Cognitivo – Social Integrado
para la Prevención del Abuso en el Consumo de Alcohol.
Típica: Boletín Electrónico de Salud Escolar. 2007, Julio
– Diciembre. Volúmen 3, Número 2. www.tipica.
org/pdf/N2V3_Londono_modelo_cognitivo_social_
integrado_prevencion.pdf
(40) Bertolote, J. World Health Organization Approaches to
Suicide Prevention. En Ramsey, R; Tanney, B (1996).
Global Trends in Suicide Prevention. Mumbai: Tata Institute
of Social Science.
(41) Fleischmann, A.; Bertolote, J.M. (2002). Multisite
Intervention Study on Suicidal Behaviours – SupreMiss: Protocol of Supre-Miss. Geneva: World Health
Organization.
(42) Romero Palanco, J.L.; Gamero Lucas, J.J.; Martínez García,
P. Aspectos epidemiológicos del suicidio consumado en la
provincia de Cádiz (1999-2003). Cuaderno de Medicina
Forense. 2007 13(47):33-44.
(43) Ayala Espinosa, G.; Martí Lloret, JB.; Rodes Lloret, F.
Incidencia del suicidio consumado en el partido judicial de
San Vicente del Raspeig (Alicante). Cuaderno de Medicina
Forense. 2005; 11(40):119-129.
(44) Organización Mundial de la Salud (OMS) (2001). Prevención
del Suicidio: un instrumento para docentes y demás personal
institucional. Serie del programa SUPRE. Ginebra: OMS.
(45) Arizona Adolescent Health Coalition (AAHC) (2000).
Observe las Señales–Evite el suicidio: Ideas para adultos
interesados. Phoenix: AAHC. www.aahc.info/pdf/
suicideSPA4_24_02.pdf
(46) Campos Campos, R.M. (2004). Prevención de Suicidio en
Adolescentes. Costa Rica. www.binasss.sa.cr/adolescencia/
aserri1.pdf
RESUMEN
Un atropellamiento es el choque entre un conductor
y una persona o animal, donde se pueden generar
lesiones corporales, desde leves hasta la muerte. Los
atropellamientos se ubican dentro de las lesiones
de causa externa no intencionales y en el grupo de
lesiones derivadas por el tránsito (LT).
PRIMARIA PARA MITIGAR LESIONES
Y MUERTES EN PEATONES ¿SON LOS
PUENTES PEATONALES LA SOLUCIÓN?
Jorge Martín Rodríguez1
MD MSc DSc (C) Epidemiología
Claudia Franco2
Ingeniera del Transporte
Julio Cesar Campuzano3
MD MSP DSc Epidemiología
Correspondencia:
Jorge Martín Rodríguez Hernández. Escuela de
Salud Pública de México. Instituto Nacional de
Salud Pública. Avenida Universidad No. 655
Colonia Santa María Auhacatitlán, Cerrada Los
Pinos y Caminera CP: 62100 Cuernavaca Morelos;
correo electrónico: [email protected]
1 Instituto Nacional de Salud Pública. Escuela de Salud
Pública de México. Cuernavaca, Morelos, México
2 Instituto de Geografía. Universidad Autónoma de México. Ciudad de México
3 Instituto Nacional de Salud Pública. Centro de Investigaciones
en Salud Poblacional. Cuernavaca, Morelos, México
Actualmente hay consenso mundial entre expertos,
sobre la necesidad de realizar investigaciones rigurosas, en especial en países de bajos y medianos
ingresos orientados a evaluar la efectividad de intervenciones focalizadas hacia diferentes actores del
tránsito, como conductores y ocupantes de vehículos,
con el objeto de disminuir desigualdad y vulnerabilidad existente entre peatones.
Existe una diversidad de estrategias de prevención
primaria diferentes a puentes peatonales, las cuales deben empezar a implementarse; varias incluyen modificaciones del comportamiento humano
(educación, comunicación y legislación); otras incluyen cambios en la parte delantera del vehículo,
con puesta en funcionamiento de las luces diurnas; otras medidas se deben orientar a cambios al
medio ambiente físico: en la infraestructura vial
encaminada a la reducción y control de la velocidad de los autos, separación de exposiciones entre
vehículos y peatones por espacio y tiempo, incremento de la visibilidad de los peatones en zonas de
riesgo, clasificación de la red vial al interior de las
ciudades para el control de la velocidad de los autos; otras enfocadas a la aplicación y cumplimiento
de la legislación, dentro de la cual se incluya control de los niveles sanguíneos de alcohol en base a
pruebas aleatorias; y finalmente, respeto profundo
hacia el peatón, a quien se debe considerar como
uno de los actores más importantes del tránsito,
valorando sus limitantes y vulnerabilidad.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN
Entre las LT, los atropellamientos generan gran
letalidad, severidad y discapacidad; dentro de los
supervivientes ocurren problemas médicos persistentes, requiriendo más asistencia respecto a otros
usuarios involucrados en LT; los más afectados son,
en general, hombres entre 20 y 45 años, en edad
productiva, jefes de hogar, personas que sostienen
familias, su ausencia genera gran impacto en la
economía de sus hogares.
PALABRAS CLAVE: Prevención, lesiones, peatones, accidentes de tránsito, atropellamientos.
399
Antecedentes del problema
ABSTRACT
A pedestrian injury is the collision between a car
driver and person or animal, which can generate
injuries from mild to death. The pedestrian injuries
are located into externally caused injuries and unintentional injuries resulting group for transit (TI).
Among the TI, pedestrian injuries cause high case
fatality, severity and disability; between survivors
occur persistent medical problems, requiring more
assistance from other users involved in LT; those
most affected are, in general, men 20 to 45 years,
working age, household heads, people who maintain
families, their absence creates a large impact on the
economy of their homes.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Currently there is global consensus among experts on the need for rigorous research, particularly
in low and middle income aimed at assessing the
effectiveness of interventions targeted to different
actors transit as drivers and vehicle occupants in
order to reduce inequality and vulnerability between
pedestrians.
A variety of different primary prevention strategies to
pedestrian bridges, which should begin to be implemented; several include changes in human behaviour
(education, communication and law), others include
modifications in the front of the vehicle, operation of
the daytime running lights; other measures must aim
to change the physical environment: changes in road
infrastructure aimed at reducing and controlling the
speed of cars, exhibition separation between vehicles
and pedestrians for space and time, increased visibility of pedestrians in hazardous areas, classification
of roads within the cities to control the speed of the
cars; others focused on the implementation and enforcement, which include control of blood levels of alcohol based random testing; and finally deep respect
for the pedestrian, who should be considered as one
of the most important actors of traffic, appreciating
their limitations and vulnerabilities.
KEY WORDS: Prevention, injuries, pedestrians, traffic accident, pedestrian crashes.
400
Los costos de las lesiones de traánsito (LT) representan cerca de 1% del Producto Nacional Bruto en
países de bajos recursos, 1.5% en países de recursos
medios y 2% en países de recursos altos5. Los costos
directos e indirectos se distribuyen entre los servicios de salud, aseguradoras, transportadores y en
la improductividad generada por las personas que
han chocado, han sido atropellados, hospitalizados
o muertos luego de una LT6,7.
La carga de enfermedad en las LT se ha estimado
en 22.8%8 dentro de éstos, los atropellamientos contribuyen con una proporción variable, la cual oscila
entre 41% y 75% del global9. En países de bajos ingresos los atropellamientos representan hasta 80%
de las víctimas mortales de LT, respecto a países de
altos ingresos: 10% a 15%10,11.
En países en vías de desarrollo, los grupos más vulnerables son peatones, ciclistas y motociclistas. En
Asia motociclistas y peatones presentan las tasas
más altas de lesiones12-14, en África peatones y pasajeros de medios masivos de transporte (comunicación) son los más afectados15,16; para América Latina
y el Caribe los peatones en áreas urbanas son los
más severamente lesionados17-19.
Los peatones afectados, en general, son hombres
entre 20 y 45 años, en plena edad productiva, jefes
de hogar, personas que sostienen sus familias, su
ausencia genera gran impacto en la economía de
sus hogares9. Otros grupos vulnerables han sido los
ancianos y menores; en estos últimos es mayor la
proporción de niños que niñas lesionadas; además,
las tasas de traumatismos son mayores entre niños
de familias pobres10. Aún en países de ingresos altos,
se ha observado que niños de familias pobres y de
minorías étnicas presentan las tasas más elevadas
de lesiones no intencionales.
En países de ingresos bajos y medios, los atropellamientos ocurren principalmente en vías públicas,
en zonas urbanas, donde existe mezcla’ de usuarios:
peatones lentos y vulnerables, comerciantes ambulantes y ciclistas comparten y luchan por espacio
en condiciones desiguales frente a una diversidad
de vehículos motorizados veloces; son comunes la
no separación de espacios entre estos usuarios, generando la posibilidad de sufrir lesiones por atropellamiento16,20-22.
Entre las LT, los atropellamientos
generan mayor letalidad, severidad y discapacidad23,24; dentro de
los sobrevivientes ocurren problemas médicos más persistentes, requiriendo más asistencia respecto
a otros usuarios involucrados con
LT7; se ha observado que los costos
de atención de salud prolongada,
la pérdida de los jefes de hogar, los
gastos del funeral y la pérdida de
ingresos debido a la discapacidad,
pueden sumir a la familia en la
pobreza25,26.
fueron responsables de más del
50% de estas muertes, seguido
del grupo conformado por buses,
camiones, camionetas y busetas
con cerca del 32% de las muertes.
Los departamentos más afectados,
con tasas arriba del promedio nacional, han sido San Andrés, Tolima, Meta, Cundinamarca y Valle
del Cauca. Más del 40% de estos
eventos se presentan entre sábado
y domingo, con picos en Julio y Diciembre. Aunque las LT no fatales
a peatones han descendido en los
Según los registros del Instituto Nacional de Medicina Legal
y Ciencias Forenses, aunque
en Colombia la tasa de mortalidad por LT ha descendido de
15,5/100.000 habitantes en el
año 2000 a 12,8/100.000 en 2008,
el problema de los atropellamientos no deja de ser preocupante,
debido a que entre 1996–2006 el
44% de las víctimas secundarias
a LT fueron peatones, donde los
automóviles, motos y motocarros
Cuadro 1. Lesiones mortales por el tránsito según víctima. Colombia, 2004–2008
2004
No.
2005
%
No.
2006
%
No.
2007
%
No.
Peatón
2.903 46,1 1.881 34,3 1.692 31,3 1.670
Ciclista
446 7,1 458 8,4 418 7,7 396
Motociclista
1.348 21,4 1.308 23,9 1.629 30,1 1.724
Transporte de carga
183 2,9 135 2,5 170 3,1 134
Transporte particular 666 10,6 521 9,5 513 9,5 495
Transporte público
453 7,2 388 7,1 282 5,2 269
Otros - sd
294 4,7 790 14,4 704 13,0 681
Total
6.293 100,0 5.481 100,0 5.408 100,0 5.369
2008
%
No.
%
31,1 1.653 30,4
7,4 341 6,3
32,1 2.002 36,9
2,5 106 2,0
9,2 474 8,7
5,0 296 5,5
12,7 559 10,3
100,0 5.431 100,0
Fuente: Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Los atropellamientos pueden explicarse bajo un modelo ecológico, similar a como se hizo con la
violencia en el informe de la Organización Mundial de la Salud
(OMS) de 200229; éstos ocurren
entre individuos (peatones y conductores que presentan ciertas ca-
racterísticas y factores de riesgo a
nivel biológico y conductual), los
cuales están inmersos en medios
socioculturales donde existen vehículos regulados por una legislación
determinada, que interactúa con
factores medio ambientales cambiantes a través del tiempo.
Figura 1. Modelo ecológico para explicar atropellamientos
Medio ambientales
Del vehículo
Del peatón
Atropellamiento
Socio culturales
Medio ambientales
Del conductor
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Aunque en el Cuadro 1, se observa un descenso de la mortalidad
proporcional secundaria a atropellamientos, la categoría otros –Sin
Dato (SD), se ha incrementado en
cerca de 6%, situación que amerita
estudiarse para descartar que no
sean muertes por atropellamiento
no registradas o mal clasificadas.
T ipo de usuario
/ año
últimos años, aún afectan cerca
del 30% del total de lesionados; los
hombres, al igual que con las lesiones fatales, son los más afectados,
con una razón cercana de 4:1 y los
grupos de edad más afectados son
personas en edad productiva entre 18 a 45 años con más del 45%
de los casos. Más del 80% de los
atropellamientos ocurren en zonas
pobladas, de ahí la necesidad de
focalizar acciones en áreas identificadas como conflictivas1,27-28.
Fuente: Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
401
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
La interacción de estos factores,
explica la ocurrencia de estos
eventos; no obstante, su conocimiento también sirve para el
diseño e implementación de
mecanismos de control y prevención 30,31. Por ejemplo, para
prevenir riesgos en escolares, se
ha creado el concepto de Rutas
seguras, las cuales son mecanismos para disminuir el riesgo por
atropellamientos con participación de padres, organización de
la comunidad para estimular la
seguridad de peatones y ciclistas;
educación a niños acerca de leyes
del tráfico y seguridad; creación
de leyes por el nivel judicial que
refuercen e incrementen la seguridad de peatones y ciclistas. La
implementación de estas rutas,
implica soluciones de ingeniería:
cambios al medio ambiente físico,
para mejorar la seguridad de los
transeúntes32,33.
402
En América Latina los atropellamientos han sido poco estudiados;
el grueso de las intervenciones
para reducir la magnitud de LT se
han orientado hacia el conductor
y ocupantes de vehículos y poco en
otros actores del tránsito, lo que
ha incrementado la desigualdad
y vulnerabilidad de los peatones.
Además existe consenso entre
expertos, que es necesario realizar investigaciones rigurosas,
en especial en países de bajos y
medianos ingresos orientadas a
evaluar la efectividad de otras
intervenciones con otros actores
del tránsito34.
La mayor parte de atropellamientos
se pueden evitar con el diseño
e implementación de medidas
preventivas o correctivas; para
esto es necesario la articulación
compartida de varias entidades
y disciplinas, profesionales de
la salud pública, ingenieros e
instituciones nacionales. A pesar
de las medidas implementadas
para su control, éstos continúan
ocurriendo.
¿Son los puentes peatonales la solución?
¿Qué otras opciones hay?
Las principales medidas de prevención primaria a nivel medioambiental, orientadas a evitar
atropellamientos, han sido el
diseño, construcción y puesta en
funcionamiento de puentes peatonales, los cuales aparentemente
no han generado el efecto deseado;
tal como se ha observado en estudios realizados en los últimos años
en Uganda35 y México36.
Investigadores mexicanos han
estudiado los atropellamientos
identificando que la mayoría suceden en grandes avenidas o vías
de alta velocidad, con gran circulación de vehículos, sin semáforos,
cerca de puentes peatonales y del
hogar del afectado; en la mitad
de los casos, estos lugares fueron
reconocidos como puntos de riesgo del recorrido diario. La mayor
parte ocurrieron en fines de semana, en horas de la noche, los más
afectados fueron hombres, cerca
de la mitad tenían antecedente reciente de haber ingerido bebidas
alcohólicas; habitualmente eran
personas que no manejaban con
regularidad o no sabían manejar
y un buen porcentaje no conocía
adecuadamente las señales de
tránsito16,25,36.
Investigadores en Cali37, han reportado que los puentes peatonales son relativamente útiles,
aunque observaron limitantes que
imposibilitan su uso como barreras arquitectónicas las cuales (impedían el uso por discapacitados);
presentaban problemas de inseguridad que aprovechan los delincuentes para asaltar a peatones;
algunos de estos preferían correr
y atravesar la avenida a pie para
evitar este riesgo; de la misma for-
ma, adultos mayores que sufrían
mareo, vértigo, o problemas respiratorios evitaban su uso, con el
agravante de que algunos de ellos,
no alcanzaban a cruzar la calle, tal
como se estimó en un estudio en
Los Ángeles38.
En general, la imagen encontrada
respecto a estas estructuras no es
alentadora, se visualizan como
útiles, no obstante, se considera
que varios están mal ubicados, son
inseguros y no son usados por cierto sector de la población. La mayoría acepta no utilizarlos, o hacerlo
ocasionalmente16,25,39. Los costos de
la puesta en funcionamiento de un
puente son superiores a 100.000
dólares; teniendo en cuenta que
su utilidad ha sido cuestionada,
se debe pensar en diseñar, e implementar medidas alternativas
de prevención primaria eficientes
que controlen y prevengan lesiones graves y muertes secundarias a atropellamientos. Además
se ha estimado que una muerte
por atropellamiento cuesta más
de 250.000 dólares40,41.
Dentro de este panorama existen
estrategias de prevención primaria para mejorar la seguridad vial
por medio de acciones encaminadas a disminuir la ocurrencia de
lesiones o muertes en peatones,
involucrando varios niveles de
intervención: 1) Información, educación y comunicación, 2) Legislación, 3) Ingeniería y tecnología, 4).
Impuestos y subsidios 5). Investigación9,30,34,42-45.
●Nivel humano (factores humanos), las acciones se han
orientado a mejorar actitudes
y comportamientos por parte de peatones y conductores.
Las acciones más usadas han
correspondido con educación a
peatones, donde, excepto en niños, existe ausencia de pruebas
que demuestren efectividad en
●Nivel del vehículo (vector) las
acciones se orientan a mejorar
condiciones mecánicas y de
seguridad como luces, frenos,
maniobrabilidad, gestión de la
velocidad, entre otros. Las modificaciones en la parte delantera de carros y vehículos han
evidenciado descenso en la severidad de lesiones y muertes por
atropellamientos de 20% entre
peatones y ciclistas45. Investigadores británicos estimaron que
cambios similares en los autos,
principalmente en el parachoques y el capó, podrían reducir
25% las lesiones por atropellamiento en peatones47. El informe de OMS 2004 para prevenir
las LT reportó que en Gran Bretaña, entre 1980 y 1996, cerca
de 15% del descenso observado
en víctimas de atropellamiento fue por estas medidas, en
comparación con 11% debido a
la prohibición de conducir bajo
efectos del alcohol y 6,5% por
intervenciones de ingeniería en
seguridad vial.9
Diferentes estudios en países Europeos (Suecia, Alemania, Holanda)
y Estados Unidos han implementado estas estrategias donde se ha
demostrado reducción entre 2575% en lesiones y muertes secundarias a atropellamientos45,52. Un
metanálisis realizado por autores
británicos estableció reducción de
11% (OR 0,89 IC 0,8 a 1,00) en lesiones derivadas de atropellamientos entre el área de intervención
respecto al área control.53
●Nivel medio-ambiental se
han diseñado e implementado
acciones orientadas a modificar
y ajustar estructuras viales o
carreteras cuyo fin principal es
reducir la velocidad de los vehículos, separar la exposición
entre vehículos y peatones y
mejorar la visibilidad del peatón31,34,44,45.
En Ghana, la colocación de bandas sonoras logró reducir 35% los
choques y 55% las defunciones
causadas por el tránsito en lugares con antecedentes de riego
para usuarios de la vía pública; se
emplearon distintos insumos con
materiales económicos y de fácil
instalación14. En USA se encontró
descenso del riesgo de lesiones por
atropellamiento 2,1 veces menor
en un estudio de casos y controles
(OR:=0,47 IC 95%:0,24 -0,95) en
menores de 15 años de una comunidad de residentes en Oakland
debido a las diferentes medidas
de seguridad vial54.
●Dentro de las medidas, encaminadas a reducir la velocidad
de los autos se encuentran reductores de velocidad, vialetas,
estrechamientos, glorietas, chicanas y múltiples señalizadores
en la vía o en sus costados, boyas y lomos, acompañados de
adecuaciones geométricas para
dar mayor seguridad a peatones
34,48-51
.
Figura 2. Ejemplos de medidas orientadas a reducir la velocidad de los autos
●Dentro de las medidas orientadas a separar exposición entre
vehículos y peatones por espacio y tiempo se incluyen puentes peatonales, barreras, vallas,
banquetas, isletas de refugio
para proteger peatones, instalación de semáforos peatonales
en intersecciones de riesgo, entre otros35,45.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
otros grupos de edad45. En una
revisión sistemática Duperrex
y colaboradores concluyeron
que “la educación en seguridad
vial puede tener como resultado
una mejora en el conocimiento
de los niños y puede cambiar la
conducta observada al cruzar la
calle, pero se desconoce si reduce el riesgo de colisión y lesiones
de peatones con vehículos a motor”. También encontraron que
los cambios en el nivel de conocimiento de las normas de seguridad vial y conducta observada
decrecían con el tiempo, por lo
que sugieren que estas estrategias educativas se repitan de
forma regular46.
403
Figura 3. Ejemplos de medidas orientadas a separar exposiciones entre vehículos y peatones por espacio y tiempo
Retting y colaboradores45, en su
revisión sistemática reportaron
resultados de varios estudios: en
uno de ellos realizado en USA,
con señalizadores de tiempo,
evidenciaron que el riesgo de
atropellamientos en sitios de
intervención, fue la mitad respecto a sitios control. Otro estudio, antes-después, de tres años
de duración, señaló que, sobre
diferentes intersecciones, hubo
reducción de 37% accidentes en
el grupo de ciclistas y peatones
respecto a sitios control. Resaltaron una investigación, realizada
por japoneses, antes-después sin
grupo control, consistente en la
instalación de puentes peato-
nales, donde el número de atropellamientos disminuyó 91% a
menos de 100 metros del puente
y 85% dentro de 200 metros del
mismo; sin embargo los accidentes no vinculados a peatones que
cruzan la carretera aumentaron
14% a menos de 100 metros y
23% dentro de 200 metros alrededor del puente.
Otra investigación realizada en
Uganda, identificó el efecto de
la implementación de un puente
peatonal sobre las lesiones por
atropellamientos en una autopista, en la cual encontraron
que la prevalencia de uso después de la implementación de
esta infraestructura fue 35%,
más alta en mujeres (49,1%)
respecto a hombres (29,2%). La
probabilidad de ser lesionado
fue mayor durante la noche; luego de la construcción del puente
hubo más accidentes y atropellamientos aunque descendió la
severidad de los mismos35.
●Dentro del grupo de medidas
orientadas a mejorar la visibilidad del peatón se encuentran
pasos a nivel demarcados y con
señalización luminosa; reajustes y rediseños de parqueaderos y paradas de buses, entre
otros45,55-58.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Figura 4. Ejemplos de medidas orientadas a mejorar la visibilidad de peatones
404
En las noches para reducir los
atropellamientos, según lo reportado por Retting, en Australia un
grupo de investigadores australianos, en un estudio antes-después, encontraron descenso de
59% en atropellamientos incrementando la luminosidad sobre
zonas de cruce urbano, durante
dos años de seguimiento45.
En un estudio, antes-después con
grupo control, realizado en Israel
con incremento de la luminosidad y señales de alarma en zonas de cruce, se logró disminuir
los atropellamientos en 57% en
sitios de intervención durante
la noche y 21% en el día (aunque este último descenso no fue
estadísticamente significativo)
mientras que en sitios de comparación, hubo incremento de
atropellamientos de 60% durante
2,5 años de seguimiento56.
En otro estudio de casos y controles realizado en USA, se encontró
riesgo incrementado de atropellamientos en adultos mayores (OR:
2,1; IC 95%: 1,1 a 4,0) en zonas
Se ha planteado que las modificaciones y ajustes al medio ambiente
vial disminuyen el riesgo de lesiones por atropellamiento en peatones, entre otras razones, porque
los cambios arquitectónicos a largo plazo, mejoran comportamientos de peatones y conductores. No
obstante, algunos investigadores
reconocen que faltan investigaciones más rigurosas en especial en
países de bajos y medianos ingresos34,53,57,59,60. Además, es menester
reconocer que la mayoría de intervenciones para reducir el número
de LT y atropellamientos se han
centrado en el conductor y en ocupantes de vehículos y muy poco en
el resto de actores del tránsito, lo
que aumenta la desigualdad y vulnerabilidad de peatones20,61-69.
Existe otro grupo de estrategias
de prevención primaria, asociadas a medidas legislativas, destinadas al control y prevención de
lesiones derivadas de LT; algu-
nas han reducido la incidencia de
atropellamientos:
●Clasificación de la red vial y
control de la velocidad en zonas
urbanas. No deben exceder 50
km por hora (km/h); en zonas
donde usuarios vulnerables de
la vía pública estén expuestos,
se recomienda fijarlo en 30 km/
h9 y de 20km/h en zona de hospitales y escuelas ya que esta
velocidad le permite al conductor reaccionar a tiempo para
evitar LT. En las zonas rurales,
se acepta un límite de 60 km/h,
pero en accesos y cruces la velocidad no debe superar 40 km/
h. En estudios de seguimiento
realizado durante los años 80
en USA y Europa, descensos de
la velocidad entre 3 a 14 km/h,
generaron una disminución de
la mortalidad en LT desde 6%
hasta 34%70,71. No obstante, según el reciente informe sobre
la situación de seguridad vial
en el mundo, menos de 10% de
países califican de eficaces las
medidas adoptadas para hacer
cumplir los límites de velocidad
previstos en sus respectivas legislaciones72.
●Control de los niveles de alcohol en sangre. El riesgo de
verse implicado en un accidente aumenta considerablemente cuando la Concentración
Sanguínea de Alcohol (CSA)
es superior a 0,04 gramos por
decilitro (g/dl). Son muchos los
estudios que asocian CSA incrementadas con lesiones en
peatones73,74. Se han observado
reducciones de 20% sobre LT y
lesiones en peatones con pruebas aleatorias sobre el aliento
instalando puestos de control
de sobriedad75.
•Luces de circulación diurna en
vehículos. Esta medida consiste
en el empleo de focos en la parte
delantera de los vehículos; estudios realizados en Europa han
mostrado resultados favorables
con su implementación; uno de
ellos evidenció que el número de
peatones y ciclistas atropellados por automóviles se redujo
en 15% y 10%, respectivamente9. En un reporte reciente se
observó una reducción cercana
a 15% en atropellamientos atribuidos a efectos de la implementación de la luz durante horas
del día76.
Conclusiones
Hay una gran variedad de alternativas diferentes a los puentes
peatonales (reconociendo que en
ciertas vías son la única y/o mejor
estrategia de prevención primaria, al separar espacios y evitar
la exposición entre los peatones
y la velocidad de los coches e imprudencia de los conductores),
que se deben empezar a implementar; muchas de ellas pasan
por modificaciones del medio
ambiente, educación, control de
la velocidad, cumplimiento de la
legislación y respeto por el peatón. Mientras que a éste no se le
valore, no se le ubique como un
integrante importante dentro de
los actores del tránsito, mientras
que no se estimen sus limitantes
y su vulnerabilidad77, las lesiones
y muertes por atropellamiento seguirán dentro de los deshonrosos
primeros lugares de los registros
nacionales e internacionales de
lesiones por causa externa.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
de cruce demarcadas (cebras), sin
una adecuada señalización para
detener o parar el tráfico57. Esto
concuerda con los hallazgos de Zegger y colaboradores58, quienes encontraron que sobre vialidades con
múltiples cruces y flujos vehiculares superiores a 12.000 por día que
tenían demarcaciones exclusivas
(sin otras guías de señalización) se
asociaron tasas altas de lesiones
por atropellamiento, después de
ajustar por otros factores de riesgo locales, comparado con zonas
no marcadas. Las alternativas de
solución dadas por estos autores
son mejorar las condiciones ambientales en la zona del cruce marcado (incrementar la señalización
al costado y en la parte superior
de la vía, implementar semáforos
peatonales, pasos a nivel, estrechar la vía en la zona de cruce,
mejorar la visibilidad del peatón
en horas de noche mediante alumbrado, entre otras).
405
Referencias
1.
Gaitán-Rodríguez Y, Determinación de puntos críticos
de accidentalidad para peatones. Un estudio de cinco
ciudades para el país. Instituto Nacional de Medicina
Legal y Ciencias Forenses. Forensis 2008:326-38.
2. Rivara F. The Scientific Basis for Injury Control,
Epidemiologic reviews 2003; 25:20-3.
3. Barss P, Smith G, Baker S, Mohan D. Injury Prevention: An
International Perspective. New York, Oxford University
Press, 1998.
4. Campbell B, Zeeger C, Huang H and Cynecki M. A review
of pedestrian Safety research of de United Stated and
Abroad, US Department of Transportation, Pedestrian
and Bicycle Safety, January 2004.
5. Roberts I, Mohan D, Abbasi K, War on the roads (Editorial)
BMJ 2000; 324: 1107–8.
6. Garcia A, Perez A, The economic cost of road traffic crashes
in an urban setting, Injury prevention 2007; 13(1):658.
7. Híjar M., Arredondo A., Carrillo C., Solórzano L. Road traffic
injuries in an urban area in Mexico. An epidemiologycal
and costs analysis. Accident Analysis and Prevention
2004, 36(1):37-42.
8. Mathers CD, Bernard C, Iburg K, Inoue M, Ma Fat D,
Shibuya K, Stein C, Tomijima, N (2003). The Global Burden
of Disease in 2002: data sources, methods and results.
Geneva, World Health Organization, disponible en http://
www.who.int/healthinfo/boddalysmphreferences/en/
index.html, revisado Diciembre 2007.
9. Odero W, Garner P, Zwi A. Road traffic injuries
in developing countries: a compressive review
of epidemiological studies. Tropical Medicine &
International Health 1997; 2(5): 445-60.
10. Informe Mundial sobre prevención de los traumatismos
causados por Accidente de Tránsito, Organización Mundial
de la Salud. Disponible en http://whqlibdoc.who.int/
paho/2004/927531599X.pdf, revisado en Octubre de
2007.
11. Mohan D. Road safety in less-motorized environments: future
concerns. Int J Epidemiol. 2002 Jun;31(3):527-32.
12. Yang B, Kim J. Road Traffic accidents in Korea. Inj Control
Saf Promot. 2003; 10 (3):89-93.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
13. Wang S, Chi G, Jing C, Li L. Trends in road traffic crashes
and associated injury and fatality in People’s Republic of
China, Inj Control Saf Promot. 2003; 10 (3):83-7.
406
14. Suriyanwongpaisal P, Kanchanasut S, Road traffic injuries
in Thailand: trends, select underlying determinants and
status of intervention, Inj Control Saf Promot. 2003; 10
(3):95-104.
15. Afukaar F, Antwi P, Ofosu S. Pattern of road traffic in
Ghana: implications for control. Inj Control Saf Promot.
2003; 10 (3):69-76.
16. Odero W, Khayesi M, Peda P. Road traffic injuries in Kenya:
magnitudes, causes and status of intervention. Inj Control
Saf Promot. 2003; 10 (3):53-61.
17. Híjar M, Vasquez-Vela, Arreola-Rissa C. Pedestrian traffic
injuries in México. Inj Control Saf Promot. 2003; 10 (3):3743.
18. Rodríguez D, Fernando J, Acero H. Road traffic injuries in
Colombia. Inj Control Saf Promot. 2003; 10 (3):29-35.
19. St Bernard G, Mattews W. A contemporary analysis of
road traffic crashes, fatalities and injuries in Trinidad and
Tobago. Inj Control Saf Promot. 2003; 10 (3):21-7.
20. Tiwari G, Mohan D, Fazio J. Conflict Analysis for prediction
of fatal crash locations in mixed traffic stream Accident
Anal Prev 1998; 30:207–15.
21. Híjar M. El crecimiento urbano y sus consecuencias
no planeadas: El caso de los atropellamientos en
Caleidoscopio de la Salud, Fundación Mexicana para la
Salud – Funsalud 2003:89-97.
22. Echeverry J, Villota J, Zarate C. Actitudes y
comportamientos de los peatones en los sitios de alta
accidentalidad en Cali, Colombia Med 2005, 36:79-84.
23. Langley J, Marshal S. The severity of road traffic crashes
resulting in hospitalisation in New Zealand. Accident Anal
Prev 1994; 26:549–54.
24. Toro K, Hubay M, Sotonyi P, Keller E. Fatal traffic injuries
among pedestrians, bicyclists and motor vehicle occupants,
Forensic Science International 2005; 151:151–6.
25. Nantulya V, Reich M, The neglected epidemic: road traffic
injuries in developing countries. BMJ 2002; 324:1139-41.
26. Híjar M, Troste J, Bronfman M. Pedestrian injuries in
México: a multi-method approach. Social Science &
Medicine 2003, 57(11):2149-59.
27. Castaño A, Hernández W, Soriano MI, Muertes y lesiones por
atropellamiento en Colombia 2005, Instituto Nacional de
Medicina Legal y Ciencias Forenses. Forensis 2005:224-50.
28. Forero LJ, Muertes y lesiones por atropellamiento en
Colombia 2008, Instituto Nacional de Medicina Legal y
Ciencias Forenses. Forensis 2008:219-60.
29. Organización Mundial de la Salud, La Violencia, un
problema mundial de Salud Pública. Capitulo 1,
disponible en http://www.paho.org/Spanish/AM/PUB/
capitulo1.pdf
30. Runway C. Back to the future – revisiting Haddon’s
Conceptualization of Injury Epidemiology and Prevention;
Epidemiologic Reviews 2003, 25:60-4.
31. Peek-Asa C, Zwerling C. Role of environmental
interventions in injury control and prevention. Epidemiol
Rev 2003;25:77– 89.
32. Darcin M, Selcen D. Relationship Between quality of
life and Children traffic fatalities, Accident Analysis and
Prevention 2007, 39:826-32.
33. Roberts I, Marshall R, Lee-Joe T. The Urban Traffic
Environment and the Risk of Child Pedestrian Injury: A Case
Crossover Approach, Epidemiology, 1995; 6(2):169-71.
34. Forjouh S. Traffic related injury prevention interventions
for low countries. Inj Control Saf Promot. 2003; 10
(3):109-18.
35. Mutto M, Kobusingye O, Lett R. The effect of an overpass
on pedestrian injuries on a major highway in Kampala
– African Health Sciences 2002; 2(3) 89-93
36. Híjar M. Puentes peatonales y atropellamientos en la
Ciudad de México Distrito Federal, Proyecto financiado
por el Concejo Nacional de Ciencia y Tecnología CONACYT
de México 2006.
37. Espitia VE, Reyes C, Vélez LF, Espinosa R. Lesiones fatales
ocasionadas por vehiculo a personas mayores de 60 años
en Cali, 1993-1997 Colombia Med 1998; 29(4):129-33.
38. Hoxie R, Rubenstein L. Are older pedestrian allowed
enough time to cross intersections safety? Abstract J
Am Geriatr Soc 1994; 42:241-4.
39. Híjar M, Kraus J, Tovar V, Carrillo C. Analysis of fatal
pedestrian injuries in México City 1994-1997. Injury. Int
J. Care Injured 2001 (32): 279-84.
40. National Safety Council. What is the economic cost of
crashes involving bicyclists and pedestrians? disponible
en http://www.walkinginfo.org/faqs/answer.cfm?id=42
revisado en Mayo de 2009.
41. Acero-Velásquez H, Concha-Eastman A. La seguridad
Vial un problema de Salud Pública, Organización
Panamericana de la Salud, Washington 2004.
42. Haddon W. Energy damage and the 10 countermeasure
Strategies Injury Prevention 1995;1:40-44
43. Haddon W. The Changing approach to the epidemiology,
prevention and amelioration of trauma: the transition to
approaches etiologically rather than descriptively. Am J
Public Health 1968; 581431-8.
44. Ossenbruggen P, Pendharkar J, Ivan J. Roadway safety
in rural and small urbanized areas, Accid Anal Prev.
2001;33:485-98.
45. Retting RA, Ferguson S and McCartt. A Review of EvidenceBased Traffic Engineering Measures Designed to Reduce
Pedestrian–Motor Vehicle Crashes, Am J Public Health.
2003;93:1456-63.
46. Duperrex O, Roberts I, Bunn F Educación de peatones en
temas de seguridad para la prevención de lesiones. The
Cochrane Collaboration 2007;(3):1-38.
47. Crandall J, Bhalla K, Madeley N. Designing road vehicles
for pedestrian protection. BMJ 2002;324:1145-8.
48. Forero S, Triana M, Andrade F, Cayetano J, Navarro J.
Prevención de lesiones: Una estrategia de salvación para
la sociedad moderna, Rev Fac Med Univ Nac Col 2006;
54(3):211-8.
49. Persuad B, Hauer E, Retting RA, Vallurupalli R, Mucsi
K. Crash reductions related to traffic signal removal in
Philadelphia. Accid Anal Prev. 1997;29:803–10.
50. Zeedyk MS, Wallace L, Spray L. Stop, look, listen and think?
What young children really do when crossing the road. Accid
Anal Prev. 2002;34:43–50.
51. Kraus JF, Hooten EG, Brown KA, Peek-Asa C, Heye C, McArthur
D. Child pedestrian and bicyclist injuries: results of community
surveillance and a casestudy control. Inj Prev. 1996;2:212–
8.
52. Elvik R, Vaa T. El manual de las medidas de seguridad vial,
Madrid, Elsevier Ltda. 2006.
53. Bunn F, Collier T, Frost C, Ker K, Roberts I, Wentz A.
Traffic Calming for the prevention of road traffic injuries:
systematic review and meta-analysis. Injury prevention
2003;9:200-4.
54. Tester J, Rutherford G, Wald Zachary. A matched casecontrol study evaluating the effectiveness of speed humps
in reducing child pedestrian injures. Am J Public Health
2004;646-50.
55. Kwam I, Mapstone J. Intervenciones para el aumento de
la visibilidad de peatones y ciclistas para la prevención
de muertes y lesiones, Accident Analysis and Prevention
2004;36:305–12.
56. Polus A, Katz A. An analysis of nighttime pedestrian
accidents at specially illuminated crosswalks. Accid Anal
Prev. 1978;10:223–8.
57. Koepsell T, McCloskey L, Wolf M. Crosswalk markings and
the risk of pedestrian-motor vehicle collisions in older
pedestrians. JAMA. 2002; 288:2136–43.
58. Zegger C, Stewar R, Huang H, Lagerwey P, Feaganes J and
Campbell B. Safety Effects of Marked Versus Unmarked
Crosswalks at Uncontrolled Locations: Final Report and
Recommended Guidelines, Office of Safety Research and
Development, Federal Highway Administration, 2005.
59. Ameratunga S, Hijar M, Norton R. Road-traffic injuries:
confronting disparities to address a global-health
problem, Lancet 2006; 367:1533–40
60. Mohan D. Traffic safety and city structure: lessons for the
future, Sal Pub Mex 2008; 50(S1):93-100.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
61. Task Force on community and preventive services:
Recommendations to Reduce Injuries to Motor Vehicle
Occupants Increasing Child Safety Seat Use, Increasing
Safety Belt Use, and Reducing Alcohol-Impaired
Driving Am J Prev Med 2001;21(4S):16–22.
62. Halman S, Chipman M, Parkin P and Wright J. Are seat
belt restraints as effective in school age children as in
adults? A prospective crash study BMJ 2002;324;11235.
63. Marshall S, Spasoff R, Nair R and Walraven C. Restricted
driver licensing for medical impairments: Does it work?
CMAJ 2002;167(7):747-51.
64. O'Neill B, Mohan D. Reducing motor vehicle crash
deaths and injuries in newly motorizing countries. BMJ
2002;324;1142-5.
65. Segui G. Evaluating interventions that promote the
use of rear seats for children. Am J Prev Med. 1999;
16(1Sup):23-9.
66. Rivara F. Thompson Dm Cummings P. Effectiveness of
primary and secondary enforced seal belt laws. Am J
Prev Med. 1999; 16(1 Sup):30-9.
67. Zaza S, Sleet D, Thompson R. Reviews of evidence
regarding interventions to increase use of child safety
seats. Am J Prev Med. 2001; 16 (4 Sup):31-47.
68. Dinh T, Sleet D, Shults R. Reviews of evidence regarding
intervention to increase the use of safety belts. Am J
Prev Med. 2001; 16 (4 Sup):48-65.
69. Halman S, Chipman M, Parkin P, Wright J. Are seat belt
restraints as effective in school age children as in adults?
A prospective crash study BMJ 2002;324;1123-5.
70. European Transport Safety Council reducing traffic
injuries resulting from excess and inappropriate speed
Brussels January 1995, disponible en www.etsc.eu/
documents/Reducing traffic injuries from excess and
inappropriate speed.pdf. Revisado en Junio de 2009.
71. Conferencia Europea de Ministros del Transporte
y Organización para la cooperación y el desarrollo
económico. Gestión de la Velocidad 2006. Disponible
en http://www.internationaltransportforum.org/Pub/
pdf/06SpeedES.pdf, revisado en Junio de 2009.
72. Organización Mundial de la Salud, Informe sobre la
situación mundial de la seguridad vial Ginebra Suiza
2009. disponible en www.who.int/violence_injury_
prevention/road_safety_status/2009, revisado en Junio
de 2009.
73. Peden M, Van der Spuy J, Smith P, Bautz P. Substance
abuse and trauma in Cape Town. South African Medical
Journal, 2000, 90:251–5.
74. Plurad D, Demetriades D, Gruzinski G, Preston C, Chan
L, Gaspard D et al. Pedestrian Injuries: The Association
of Alcohol Consumption with the Type and Severity of
Injuries and Outcomes. J Am Coll Surg 2006;6:919-27.
75. Elder RW, Shults RA, Sleet DA, Nichols JL, Zaza S,
Thompson RS. Effectiveness of sobriety checkpoints
for reducing alcohol-involved crashes. Traffic Inj Prev
2002;3:266-74.
76. Langford J, Patterson T, Road safety implications of
daytime running lights Monash University Accident
Research Centre 2006, disponible en http://www.
austroads.com.au/pdf/TestMethod2/9.Daytime_
running_lights__Sep_06.pdf, Revisado en Junio de
2009.
77. Cal y Mayor R, Cárdenas J, Ingeniería del Tránsito:
Fundamentos y aplicaciones, 8ava edición, Alfa omega
editores, México 2007.
407
INSTRUCCIONES A LOS AUTORES
Forensis datos para la vida es una revista del Instituto
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, publicada por la División de Referencia de Información pericial
(DRIP – CRNV). La revista publica artículos inéditos sobre
violencia y accidentalidad, presentadas como investigaciones originales y ensayos.
Se recomienda a los articulistas adoptar las siguientes
normas para presentar los escritos:
• La extensión de los artículos no debe superar las 25
hojas incluidas gráficas, cuadros, ilustraciones y bibliografía.
• Los textos deben estar escritos en tamaño carta, letra
Arial 12, a espacio y medio, en formato Microsoft Word
o compatible. El título y fuente de cuadros, figuras e
ilustraciones en letra Arial 10.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
• Tanto cuadros como figuras deben anexarse en archivo aparte en formato Microsoft Excel o compatible. Las
ilustraciones deben allegarse en formato JPG con una
definición igual o superior a 600 dpi.
408
• Cada artículo debe contener un título, un resumen de
máximo 250 palabras en español y traducido al idioma
ingles. Una breve referencia del currículo del autor o
los autores con la respectiva dirección electrónica de
correspondencia.
• Las referencias bibliográficas deben numerarse de
acuerdo con el orden de aparición en el texto y deben citarse siguiendo las normas de Vancouver (www.
icmje.org), o las normas APA (www.apa.org).
• Las investigaciones sobre accidentalidad y violencia
deben contar con mínimo las siguientes secciones:
introducción, resultados y discusión, conclusiones y
recomendaciones. El ensayo que es la apreciación crítica del articulista frente a un tema particular, debe estar
sustentada con suficientes referencias bibliográficas.
• Los artículos con todos sus anexos deben ser enviados
por correo electrónico a la siguiente dirección drip@
medicinalegal.gov.co en el campo de asunto debe ir
artículo para revista Forensis datos para la vida.
• Todos los artículos postulados a publicarse serán sometidos a evaluación por pares académicos los cuales
pueden aceptar o rechazar el artículo, o aceptarlo con
recomendaciones. Este proceso es doble ciego, donde
autor y árbitros son completamente anónimos. Todos
los artículos serán evaluados y la publicación no dependerá de la concepción teórica ni de la perspectiva
del autor. Los criterios de evaluación se basan en la
calidad y el rigor académico otorgando preferencias
a los documentos relacionados con la violencia y accidentalidad.
• Al enviar el artículo los autores deben anexar una carta
donde manifiestan que el artículo no ha sido publicado, ni se ha puesto ni se pondrá a consideración de
otro medio de comunicación, mientras reciban nota
de aceptación o rechazo por parte del Comité Editorial
de la Revista; aceptan las condiciones de publicación
de la Revista, se autoriza la corrección de estilo del
artículo y hacen la cesión de los derechos patrimoniales de autor al Instituto Nacional de Medicina Legal y
Ciencias Forenses.
• Puede solicitar la guía completa de instrucciones a los
autores a [email protected]; asunto: instrucciones para publicar en Forensis Datos para la vida.
Ilustradora
María Fernanda Mantilla o la Puerta a la Lúdica
El día que cerro la tapa de ese primer libro ilustrado que de niña vió,
supo que no estaba cerrando una historia sino abriendo la puerta a un
mundo imaginario de personajes de sueño.
Adentrarse en ese universo le ha permitido contar historias e inventar
seres que toman forma en su lápiz y luego dejan de ser suyos para hacer
parte de esas ciudades utópicas que nos invita a conocer.
Complementa el diseño de su pequeño mundo con la docencia, quizá
con la idea de venderle los pasaportes al placer del color, la forma y la
narrativa a los jóvenes estudiantes.
Su participación en exposiciones individuales y colectivas por fin
ha dejado ver a un público mayor los fragmentos e instantaneas
que ha registrado de su realidad paralela, y que se conecta son los
observadores desde el niño interno que somos en una invitación
juguetona y reflexiva.
www.mariafernandamantilla.com
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Mafe se formo como Diseñadora gráfica en la Universidad Jorge Tadeo
Lozano y su desarrollo y necesidad de comunicación la ha enfocado
en el dibujo, la ilustración, el grabado y la pintura siempre desde
una perspectiva juvenil e infantil. Y ha sido esta mirada bucólica y
reconfortante la que han reconocido las editoriales nacionales e
internacionales para hacerle encargos para proyectos literarios y
pedagógicos.
409
Descargar