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1889.
BANCO DE. LA REPUBLICA
BIBLIOTECA Wft:;ANGH
ARANGO
CATMIi¡I;ACION
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-----Ll existencia de esta institución olicial no tendría razón de ser)
sí ell'ensamiento que la inspÚ'ó no hubiera sido el de instituirla
en conservadora de nuestras tradiciones patrias, celoso guardian
de la intrgr£dad de su territorio, y promovedora de S1,I estudio y
de su civilización, en las ¡'egiones desconocidas y desieTtas aún:
en una palabr,;¿,en oorerade nuestro progreso y engrandecimiento
moral)' 'J'na/erial.
Por tantos y t.,¿n reconocidos títzdus) es á ella á quien corresponde recióir y ateso;-,o' cuaato melterial pueda recojer la observación)' pl estudio ¡,a:'a su ClÍlfli,lizadoray patri6tica obra.
Le Uc;vo)pues, este pri-mero -mio, cons,;¿grado á determÙ~ar cual
fué. cual es y cual tie¡u el de;'lécho de ser la porción del suelo
qUe!HaS corresponde, f'i1, donde el génio de M anca Cap.;zc levantó
uno de los dos poderosos Imperios que se dividieron el inmenso
territorio del .Nuevo .lvfundo.
Lima,
Octubre 30 de 1b89 .
. ... .
---
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SOLUCION
del antagonismo y restablecimiento de la solidaridad
entre el Perú y Bolivia.
INTRODUCCIÓN.
Dcsde que los consejos de una política egoista inspiraron al Libertador
de Colombia y el Perú el desgraciado pensamiento de equilibrar el poder
de las naciones libertadas por su victoriosa espada, por la división en dos
Repúblicas del antiguo imperio de los Incas y nuevo virreynato del Perú,
la obra dd capricho ó del cálculo político no ha podido definirse ni consolidarse, estableciéndose, en reemplazo de una unidad natural, esa división ar.
tificial, que ha vivido más de sesenta años en un estado de antagonismo,
aspirando siempre por el re!>tablecimiento de la unidad, bajo Ja preponderancia, es cierto, de las ambiciones políticas, más de los hombres, que de
Jas pueblos.
En el largo período de ese funesto antagonismo, unas veces el predominio ha sido del Perú,otrds de Bolivia; pero siempre con verdadero sacrificio de las libertades y de los intereses de una y otra lSèccióndel antiguo
Perú.
Gamarra y Santa Cruz primero y sus sucesores después, fueron las pesonificaciones de ese antagonismo, que ha inundado en sangre generosa y fraternallos campos del Bajo y Alto Perú, como resurecciones de los espíritlJS desjiílciados de Atahualpa y de Huáscar, que abrieron entónces, como
hoy, las puertas á ·Ia conquista extranjera.
En Bolivia han hecho la r0aparición de ese espíritu de discordia entre Jas
dos secciones del Perú alglJl10s hombres cuya ilustración creímos fuera su.
perior á estas mezquindadcs; pero cuya ambición ó mal entendido patriotismo las hecho servir en favor de SllS fines como bandera de combate.
De esta manera es como á la mañana siguiente de una lucha contra el
conquistador extranjero, en la cual mezclaron su sangre los hermanos que
tuvicron la misma cuna del Titicaca, dejando en ella los jirones de la más rica
porción de su territorio, ese maligno espíriritu pretende inflamar el antiguo
y artificioso antagonismo entre ellas, para que realizen ó repitan la obra del
co~quistador, disputándose el resto que les queda de su menguado terri.
tono.
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-2-
Esos hombres se han propuesto destruir la obra de la naturale7.a ó de
Dios, y prueba esto la esterilidad de los esfuerzos de sesenta años para
establecer en ese terri~rio
unificado por lazos indisolubles, separaciones ó
límites de casi imposible demarcación,
sino es por !ineas más imajinarias
q'le reales ..
Eu este mismo dominio de 10 ficticio é imaginario entran también los títulos históricos ó legales, con que se pretende justificar estas fantásticas demarcaciones, y nada más á propósito para dem~strarlo que el producto de
grandes esfuerzos de una notable inteligencia de Bolivia, que lo es el señor
p. Samuel Oropeza,'en el opusculo que acaba de enviarnos, impreso en Sucre, con el objeto de revindicar en favor de Bolivia una gran porción de territorio comprendido
en los departamentos
pèrùanos de Cuzco y Puna y
otra, nada menos que nueve grados de n_uestra costa meridional, que se ex·
ti ende desde Tambo hasta el &:ioLoa. ..
La ~retensión no es nueva: la tuvieron ya antes los estadist$ y geogra .•
fos bolivi'1-no~, entre ellos el Dr. Dalenaf,'y ~lla ha sido debatida así ~I't lbs
Congresos :le lWlivia como en lasconfe~ias
-dipl0'!láticao; que han precedido á los tratados de lí~~
pe¥ler~
Jt8l'~ l:~
Ge 18136, que no han
tenido cumplimiento hasta hoy.
Lo mas extraño á este respecto. es.q~
.lõiempre en Bolivia es donde se
ha acusado á todas los negociadores
de estos tratados de haber sacrificado
los derechos y los intereses de .B->livia en favor del Perú, siendo después
los 'mismos acusadores
víctimas á su vez de la'acusación,
cuando fueron,
l\aJllados á negociark>s ellos mismos.
~:añet,a acl1cSóde esta. maner¡l á AglÛn!e Y mas tard~ lo fué el mismo y
n~ será extraño que el señor Orepeí".a, qu.e hoy acusa al ilustrado Ministro
Boliviano Carrillo, s'a acusado alguna vez por otro como él.
'La prueba de la falta de razón de estas acusadOft¢Ses
que en el Perú
ha. ::.ucedido lo mismo y que Latorre fué acusado en el Perú como Aguirre en Bolivia y hoy Valle en Lima, C0l}10 Carrillo en Súcre.
~.
Todas estas acusaciones rcçíprocas, que se cOlltradicc:n y d~truyen
las
.unas á las otras, son la prueba concluY~llte que no estaIt inspiradas en la
justicia y en el patrioti"mo, sinó en la p~sión política. que'ha
convertido
las cuestiones de limites en ambas República" en mdiosde
'latisfaaer la
ambición de mando y en verdaderas armas de partido.
Tiempo es ya de que la razón haga air suimpa,rcial
y desinteresada
voz
y que se haga un llamamiento al patri?tismo
y al e~píritu de fraternidad, al
que deberán la salvación de su autonomí~ !a~ dos antiguas seccionès del
Perú, para que escuchanuo
los consejo$ de la experiencia y de sus verda·
deras intereses, lleguen á un acuerdo. PQI" mútuas, leales y equ~tivas
œnseciones, para reconstituir, sino suantígua
1I.'udad geográfica, su .,.Q<idera
unidad política, único escudo contra las,asecbanzas
de sus eternos en~:"
migas.
Para que la persuótción puec}a obrar en este sentido y el sofisma, disfrazado con el vestido del amor pátrio, quede desarmado para siempre vamos
á afrontamos á el, más
para apoyar reivindicaciones
territoriales,
para re~tablcccr la justicia y la verdad, únieo terreno en que deben juzgarse y resolverse las cuestiones delimites;entce
estados, cuya union consti.
tuye su única fuerza y el más ~}ido ba).uartede
su independencia
y soberanía.
J.\doptarémos el nuestro trabajo el mismo orden en la e~posición de las
cu~ol1es
seguido pur el señor Oropeza, para rectificar cada una de sus
afirmaciones, apoyándonos en 10'3 mas auténticos documentos.
que
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II.
ANTECEDF.NTES
HISTÓRICOS.
Durante la monarquía
incásica, cuya cuna ha fijado la leyenda peruana
en las riberas del Titicaca, su dominio territorial, extendido sucesivamente
por las conquistas de los 'descendientes rie Manco Capac, se dilataba de Norte
á Sur desde casi los confines del Istmo de Panamá ha$ta los del Plata; dominio
que, sólo bajo el último Emperador prtruano, se dividió entre sus dos hijos,
cuyas discordias tanto facilitaron la conquista por Pizarra de todo el imperio.
El alto Perú, corno después llamaron los Españo]es á lo que los incas daban el nombre de atullsuyO formaba, pues, una parte de su vasta dominación,
cuyo gobierno mas tarde se repartieron los conquistadores,
aunque como
vasallos del Monarca de España, en cuyo nombre se hizo la conquista.
Carlos V, que era entollces el soberano de la antigua C;¡stilla y que le dió
al I>erú e] nombre de Nueva Castilla, con el propósito d;: recompensar igualmente á los dos conquistadores
del Perú, Pizarro y Almágro, y de evitar
disenciones y celos de poder entre ellos, dividió el mando de la Nueva
Castilla (Perú) en dos secciones.
Una comprendiendo
la tierra que pudiera abrazar en 200 leguas de costa
por líneas rectas de Norte á Sur, Este y O~ste, desde dondt: estuviesen los
límites de la Nueva Casti1\a, con el nombre de Nueva Toledo, que gobernaria Almágro, con la denominación de Addantado y otra, acrecentando hasta 250 leguas por la costa, el territorio de la Gobernación de la Nueva Casti¡la, dada á Pizarro, autorizando á este para que pudiese nombrar por sucesor, después de sus días, á Diego Almágro ó á su hermano Hernando.
Léjos de ser esta divrJión causa de acuerdo entre los dos conquistadores,
fué origen, como se sabe, de las mas sangrientas desavenencias, á causa de
la posesión del Cuzco, que ambos se disputaron
y que terminó con dos
grandes bata1\as y la mut:rtc de uno y otro.
Pacificada la conqui"ta por Vaca de Castro, las ordenanus
reales dietadas en Valladolid, para restituir el órden y extirpar los abusos cometidos contra los indIos por los encomCltderos, pronto renacieron los disturbios, afrontándose ya contra los mismos derechos del monarCa español, lo
que dió orígen al nombramiento, con el nombre de Virrey, de otro pacificador,
que lo fué Vasco Núñez Vela, que <lió origen á otra nueva guerra civil, que
concluyó con su muerte, siguiendo otra nueva intervenci6n del monarca
español, confiada al Lict'llciado La Gasca.
Durante este período de guerra civil, desde la muerte de Almágro, Pizarro y ~ sucesores, ora á título de Gobernadores, ora de Virreyes del Perú, rcasumieron éstos el mando supremo de todo el Perú, que repartieron
entre sus partidarios, tocándole á Jiron, rebelde después con.tra la autoridad del Virrey Vagco, el territorio de Clzarcas, subordinado â la jurisdicción
del Virreynato, de la que intentó sustra\:rse por dicQa rebelión, siendo vencido y muerto.
En consecuencia de esto, la soberanía territorial y el atando político y administrativo del Virreynato de Lima comprendía casi toda la extensión cid
antiguo Imperio de los Incas, hasta los límites del Reyno ó Virrey nato de
Santa Fé de Bogotá, que comenzaba en Panamá.
Por ]a frontera Brasilcra, á virtud del enlace de una infanta de POltugal
con Fernando VI, se pudo llegar á ulla equitativa demarcación de fronteras
entre las posesiones de ambas Monan!uías.
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Estas se fijaron por el tratado llamado de San Ildefonso, de 13 de Eneto
de 1750, por el que se fijaron entre el Perú yel Brasil los siguientes límites:
1.0 Los orígenes del J\.fa<.lera
y su curso hasta un punto equidistante de su
desembocadura y de la confluencia del Guaporé con el Marmoré. 2.° Un
paralelo tirado de este punto al Yavary. 3.° Aguas abajo de este rio. 4.° El
curso del Amazonas. 5.° El Putumayo, rio arriba hasta los limites de Venezuela y San.ta Fé.
Según el tratado, la colonia del Sacramento debía\entregarse al Perú por
los Portugueses, á cambio de las 'Misiones al Este dei Uruguay; pero estas
se resistieron á dicha entrega, lo 1ue ~tivó grandes espediciones militares
de ambos gobiernos, sangrientos combates de neófitos dirijidos por los misioneros jesuitas, con alternativas de triunfos, hasta que fué vencida su resistencia, sin que tuviese efecto la entrega al Perú, por haber faltado á su
compromiso el Gobierno de Portugal.
De este modo el Virreynato del Perú, cuyo primer Virrey en. 1644 fué·.
Gasca, comprendía desde Panamá hasta Magallanes,por el lado dela-cœta
del Sur.
Las modificaciones territoriales, ori~cias
por las dificultades del Gobierno de tan vasta extensión de. territorio, 'comenzaron desde 1713, enq ue
se creó la Capitanía de Chile y cf? 1776 la creación del Virreynato de Buenos Ayres, que aumentó las desmembraciones del Virreynato Peruano. La
~pitanía de Chile separó así del Perú t'oda la extensión de la costa, desde
el Estrecho de Magallanes hasta el valle de Copiapó, límite meridional que
quedó establecido con dicha presidencia.de Chile.
El Virreynato de Buenos Ayres reati2Q:dcsmembracionesmas considerables, separando de la jurisdiccióll del Virreynato Peruano las Provincias del
llamado Alto Perú y todas las comprendidas en lajurisdicción de la Real
Audiencia de Charcas, entre ellas el Paraguar, que desd~J820 fué separado
del Gobierno del Rio de la Plata.Era tan perteneciente el, Paraguay al Virreynato del Perú <1.ue,en-2'"4 Qç:Abril de 172 I. el Virrey Morcilla nombró Gobernador de esa Provincia al .
célebre Oidor D. José de Antequera, mandado á ella por la Audiencia (le
Charcas, como juez pesquizador. que reemplilzado después caprichosamente
por el mismo Virrey dió origen á su rebelión y á su desgraCIada ejecución.
La cédula que erigió el Vírreynato de Buenos Ayres re señaló por límites los de la Audiencia de Charcas, quedando en consecuencia desmembrados del Perú todos los distritos compreodidos en aquella, es decir: la Provincia de los Charcas y todo el Callao (términos de la cédula), desde el
pueblo de Ayaviro por eI ca nino de Yunguyo. desde el pueblo de Asilla
por el camino de O¡nasuyo, desde Atuncuna. por el camina de.Arequipa,
hácia la parte de los Charcas inclusive con las Provincias de Ca~amba,
Carabaya, Juries y Dieguítos, Majos y Chllnchos, y Santa Cruz de la Sierra;
partiendo términos por el septentrión con la Real Audiencia de Lima y
Provincias no descubiertas, por el medioçlíacon la Real Audiencia de Chile; y por el Levante y Poniente co'nlos dos mares de Norte y Sur y línea
de la demarcación entre Ias caronas de los Reinos de Castilla y de Portu,gal,
por la parte de la Provincia de Santa Cruz dd Brasil.
Siendo, pués, los límites del Virreynato, por el septentrión, los territorios
sujetos á la juri~dicción de la Real Audiencia de Lima, eran estos: la costa
que hay desde la dicha ciudad (Lúna) hasta el. Reyno de Chile exclusive, y
hasta el puerto de Payta inclusive, y por lade tierra adentro á San Miguel
de Piura, Cajamarca, Chachapoyas, Moyobamba y las Misiones. inclusive, y hasta el Collao exclusive, por los territorios que se señalan á la real
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-5Audiencia del Plata y la ciudad del Cuzco con los suyO! indusive,. partiendo
términos por el septentrión c\)n la Real Audiencia de Quito, por el mediodía con la del Plata, por el Poniente cone! mar de! S'Ur y por el Levante
con las Provincias no descubiertas, se¡;Ún le están señaladas y con la declaración entendida en la ley 14, de 26 Mayo de 1573.
Ahora bien, esta ley define y aclara los términos vagos de erección, demarcando con mas preci"ión los límites relativos al Callao, en los siguientes
términos:
«Declaramos y mandamos que todo 10 que está desde el Callao exclusive,
hácia la ciudad de los Reyes, respecto á la ciudad de los Reyes, respecto á
la ciudad del Cuzco sea, ycs debajo el distrito y jurisdicción de nuestra
Audiencia
Real, que reside en la ciudad de los Reye~, y todo 10 que está
desde el Callao inclusive ~a;¡ta la ciudad ciel Plata sea del distrito y límites
dc nuestra Audiencia de los Charcas; y que el Callao hácia la dicha ciudad
de la Plata comienza desde e! pueblo de Ayaviri por el camino de Yunguyo
y desde el pueblo de Asillo, por e! camino de Ornasuyo por el camino de
Areqliipa, desde Atuncuna hácia la parte de Charcas, y que asi mismo haya
de entrar en el distrito de la dicha Audiencia
de los Charcas la Provincia
de Sangabana y toda la Provincia de Carabaya inclusive, no perjudicando,
como es natural no peryudique, esta declaracioo y división que así hacemos
en cosa alguna á la jurisdicción
que dicha ciudad del Cuzco tiene en los
dichos términos, sino que la tenga según y de la forma que hasta ahora la
ha tenido.»
Según esto, la jurisdicción territorial y política del Cuzco no se alteró en
manera alguna por la creación de la Audiencia dd Plata rei Virrey nato de
Buenos Ayres y respecto á la Provincia de Arica, que era del distrito de la
Audiencia eJe Lima, como lo declara la Real Cédula de 22 de Junio de 1592,
solo se mandó en ella que su Corregidor cumpla los mandatos de la de
Charcas.
Lt va¡;uedad de alguno.'> d~ estos límites, que se prestan 'á antojadizas interpretaciones,
queda explicaJa por el hecho de la jurisdicción territorial
dd Virreynato
y dcsapareció,sobre
todo, con la creación, en 1787. de la
Audiencia de! Cuzco, quc restituyó al Perú sus antíguos dominio,; sobre
las Provincias del Alto P-:rú, aún en lo judicial; viniendo después la insurrección del Virrey nato de Buenos Ayres á confirmar esas reintegraciones,
en cuya real y legítima posesión se encontró el Perú al iniciar' su independencia, que constituye la fecha de su uti positietis.
En efecto, por la ley de creación de la Audiencia del Cuzco, de 26 de
Febrero de 1787, se le fijaron como límites de su jurisdicci?n,
las Provin.
cias del Obispado del "mismo nombre; tales fueron: Abancay, Azángaro, Aimaraés,~is
y Cánchis ó Tinta, Calca, r4res,
Carabaya. ChUmbivilcas,
Cotabamba, Cuzco, Lampa, Paucartambo,
QUispicanchi, Vil-cabamba, Urubamba y toclas las dcmis Provincias y territorios que cqn informe de D.
José ESl:.obedo, Superintendente
y Delegado de la Real AudienCia, señalase
ci Virrey nato del Pcrú.
De este modo fueron d~smembragas
del Virrey nato de Buenos Ayres y
reincorporadas
al Perú toùa" las cibi~as Provincias, mas las que después
fueron señaladas por autoriy.ación n:aJ por dicho Virrey, que lo fueron los
correspondientes
á la Intcndencia dl.: Puno.
Esta Intendencia fué creada en c,mformidad con el acuerdo del Consejo
d~ Indias, que en 1772 ordenó la división de los Virf(.),'~atos cn IntcndcnClas, que estableció e! Visitador General nombrado .por dicho consejo, Es-
cobedo •.
2
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-6Hasta 1796 esa Intendencia perteneció al Virreynato de Buenos Aytes;
pero por mandato real, cumplido por el Virrey Abascál, ella se incorporó
al Perú; de manera-que no fué necesaria la creación del Cuzco para que
dicha Intendencia, que comprendía la ciudad de la Paz, formase parte del
territorio peruano.
Iniciada pocos años de~pués la revolución de Buenos Ayres, que proclam6 el desconocimiento de la soberanía de Espar.a y su legítima emancipación, la Audiencia de Charcas primero y el mislno Gobernador de Buenos
Ayres despué", solicitaron del· Virrey del Perú separarse de ese Virreynato
y ponerse bajo la protección del Perú. Igual demanda hicieron los jefes de
las Provincias del Alto PerÚ, sus Cabildos y Arzobispo de Charcas, con grail
número de vecinos notables, cuya uniónhabia sido ordenada por mandato real
desde el principio de la revolución ylo que ejecutó en 18~4 el General Olañeta, deponiendo á las autoridades cons~ituidas en Potosí y Charcas.
Este acto de violencia revolucionaria había sido anticipada. .••in embargó
por el Virrey de Lima, que, con aprobación real y con el voto "de. toùas las
autoridades del Alto Perú, il1c<>r~~- en la jurisdicción de su ma.ndo á
todo lo que quedaba de la AudienGiade Charcas.
'
Fué así como, durante la gl1erra-de-IoS IS años, las cuatro Provincias,
que después constituyeron Bolivia, eran parte del Perú en 1825. cuando
festinatoriamente, bajo las inspiraciones dictatoriales y hostiles de Súcre al
Perú, pidieron su independencia.
Estos eran, pués, los límites legítimos del Perú del lado del Sur, al pro·
clamar su independencia el 28 de J~ljo dç 1821.
,
Pur el Norte, fundado el Reyno~;Nueva
Granada, por realcedula d~
1547, con separación del distrito de Quito, quedó é,;te dependiente del Perú, como lo estuvo hasta 1718, en que se esta~eció el Virreynato de Nue~
va Granada, señalándole' por ~pital Santa Fé dtf'~g9tá y añadiéudole el
dicho distrito y su Provincia •.
- - ..
De este modo los límites .entre ambos Virreynatos qued~ron:eftt~
establecidos, por la costa: hasfaGuayaquíl é internándose por tierra Cha··
chapoyas y sus circunsçripciones .~/el
~erú Y las dependencias de Quito
para el Virreynato de N ueVa GraRa~
_
.
Estos límites se modificaron¡en Julio de 1802, en que por reat .cédula
que erigió el Obispado de MaYlla$, Se separaron de la jurisdicción del Virreynato de Bogotá y se agregar~al
del Perú dicha Provincia y todas las
Misiones del rio PutumaYO)1 l3s:§ituada,s en la parte superior del mismo ,rio.
Finalmente, por real cédula-de 5 ~e'Julio de 1803, se incorporó al Virrey nato del Perú el Gobierno de Guayaquil, que fué siempre su astillero
gerieral y sujeto como tal al Gobiemo militar dê! mismo Virreynato.
~a.les .son los .antccedente~ históricos,. ó sea la histo~ia de .I~e~gr~fia
Po!Jtlca del Peru, que constituyen los titulas de su soberall1arefflto~:;
que legaliza el principio de Derecho Internacional, proclamado y reconocidol por las colQuias americanas, al cOll!ltituirse en Estados independientes,
del uti posidetis, Ùzstar poseditlztis de la_Legislación Romana.
ut
ANTECEDENTES
DlPLOMÁ TICOS.
La erección de Bolivi¡l como estado independiente, que no fué tal vez la
inspiración de los mismog_hombres de 180f).después de la victoria de
Ayacucho y cuandó los ejércitos victoriosos
Perú y Colombia se encontraron en las cimas del Potosí, para asegurar la independencia del·Alto y Ba·
~r
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jo Perú, fué sí un acto inesperadQ Mra I~ A~;érica, qu,<; la ~9rprC;I,lQj9~!\~o.
como á nosotros mismos ..
,
...
",
..
". " ..
En fuerza' de la unidad política y t~!ri:torial, la ·u'..1iÓll mqt:a! era de tal.
manera íntima, que los esfuerzqs en. favor d~ là: emanèi~ción
fuÚ91) sîeWpre comunes, desde Tupac Amaru ha~ta Pumacahua,.
;.,,'
.
La' sangre de los p~ruano$ y de los, después IWn,adps bolivia!,os, que
constituían
una sola famiha, corrió' mezclada en los dimP!Js' de La l';¡.z y
del Cuzco, y si la rebelión del año [4 hubiese triunra..J.o, se qabríar<7stibl~cido en toda su integridad el an,tíguo imperio de Huaii'la Capac ..
La República de Bolivia, á la q.ue se le dió tal nombre por inspit:ac.ió~ y
haberse constituí,}o bajo la protección, del Libertador
Bolívar, sé formó de
este modo, constituyéndose
en tal 'las cuatro Provincias que que<;Ipron d~ la
Audiencia ùe Charcas, después de la erección de la Repúblic<!-,Argciltina, p;ua
lo que sus fundadores aprovecharon d,~ las luchas intestinas en que se en·
contraban i la sa7.ón el Perú y la Argclltina.
Ai organizarse el primero, dándose Sil con.,titudón
política en 1823, reservó el derecho al Alto Perú, constituído por solo dich,as cuatro Proyindas, de resolver sobre :,u suerte, persuadido
de que el interés común y la
geografia misma las inclinarían á conservar la unión con el Perú, del que
habían formado parte antes y aun se habían con:.ervado bajo el mismo Virrey nato ...
Al ocupar el ejército Perú colombiano las citadas Provincias, despu~s de
la derrota de Olañeta, Bolívar mismo no pc.nsó que ellas decidiesen (Je su
porvenir sin acuerdo con ci Perú y la RepÚblica" Argentina,
de la que se
habían desprendido de hecho también; pero lá presión de los amigos de l¡¡
separación, ejercida por Súcrc, inspiró á éste' el pènsamiento de lá reunión
del COIÍgreso, que proclamÓ en Chuqui~áCë la illdcpendcncia del Alt.o· Perú
y su constitución en República.
'.<,
.
El reconocimiento de este hecho porei Perú fué objeto de much¡ls dudas, y sin la sumisión de los c:spíritu." de entÓnces en ambas· secciones peruanas á b voluntad del Libertador y la presión de susármas,
tal vez en
una y otra parte se habría vuelto á la unión, cuya ruptura Se veia en el porvenir corno causa de un eterno' antagonismo
entre am:bás ..
E\ misnlO Bolívar creyó cuando ménos inoportuna esa independencia,
cuya desaprobación
expresó ~~$úcre en los términos más explícitos, aUIlque mas tarde, alhagado su amor propio y sus ideas de Confederación americana, se hubiese constituído
protector y legislador de la nueva nacionalidad ..
Verificado el reconocimiento
sin e~~J'go
por el Congreso Peruano, la
primera preocupación de una y otra ~'Ublica
fué estable'cer sus recíprocas
rdac~es.
y sobre todo determinar con precisión los limites de sus respectivos territorios,
El Perú, animado á este respecto del mej<1r espiritu, fué el
primero en iniciar con tal fin l~ negociaciones djpJo~áticas, que Inspiradas
en las ideas de Bolívar tuvieron por propósito desde entÓnces la ft:deraciún
de ambas Repúblicas.
'"
"
,
Par~ allanar mis ~~,camino, el G')b!erno q~e, funciolla~a en repr~sent.ación
del LIbertador, escoJlo como negocIador ~. \.ln colombIano, naclOnal1zado
peruano y Presidente de su más alto Tr~~urrirt.
Fué el gran Diplomático y Estadista Panda quien form~ló la,,; instrucciones á Jas que el negociador nombrado debía ceñir sus procedimientos .
.N.ombrado par' ~olivia ~l su~óJ'qile lo fué ~1 Cor?tlrl D. Fac.undo Infante,
MII1lstro de RelaCIOnes h:.:teno,~es, se llego al prttn~t. ~~at.a,dOentr~ ambas
Repúblicas, firmado en Chuquisa9l'el
I S de NoviemDr({d~
l'SaiS, llamado de
>.'
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.:-' 8 -Federación y al de la misma fecha, llamado de Limztes, en el cual se hicieron
~or el negociador
peruartb tales concesiones territoriales,
entre ellas la del
puerto de Arica, que ocasionaron la más viva oposición de parte del Perú .
. El mismo General Santa, Cruz, boliviano, Presidente del Consejo de Go·
bierno entónces y desi.ués de la R-~pública de Bolívia y protector de la Confederación de 1836, fué u no de los más vivos opositores.
Con un espíritu verdadcramente
nacional y profético escribía Santa Cruz
al General La Fuente:
aSe ría un doble dolor que clespués de infinitos sacrificios viniese el Perú á
formar la RepÚbliclllllfÍ, m;~"t:Yable,quedando sin estas dos Provincias (Arica
y Tarapac;" por la:; <1Ut: ofrecen dar cinco millones; pues sicndo los porteños
vecinos de Bolivia, y su poniéndose con derecho á dominar á uno los pueblos
que los componen, al mismo tiempo c.¡uc los díscolos y enemigos dd orden,
no tiejarán de encender el fuego por este principio, envolveria en sangre y
mezclarnos, aunque 110quÚiésemos, á lIosotros.))
Bolivia como era natural se apresuró á aprobar los Tratados Ortiz z:-Vanos
é Infante; pero el mismo Gobierno peruano presidido por Santa Cruz 10-desaprobó un mes después, desaparecida ya la dictadura de Bolíval,", siendo signatarid de la desaprobación el mismo Pando.,,¡:>or tres razones principales:
I~ Porque
no podía el Perú acepta!: com) compensacióll
de puertos y
territorios, que le eran ell sumo grado lluesarios, prom~sas ilusorias de pago
de 5 millones de su deuda;
2~ Porque
aunqlle la Confcderaciótl
fuese de importancia,
mayor para
Bolivia Que para él, sus beneficios r¡uedaban suspensos,
mientras la parte;:
onerosa, la entrega de: puertos y territ0rios, se llevaba á efectojnm~diata
mente;
3~ En fin, porque se obli6aha at"t'erú á renunciar e1dercçho má;;,justoy
evidente que tiene una Nación, de rec:amar el pago de inmensos gastos, :.-he·
chas en una gu..:rra larga y desastrosa, para arrojar á lo.s e,;pañoles aund~L
nadares d ~ esas cuatro Provincias y .dules existencia, y cuyo prim~r'acto
había sido dt'S'conocer eSI! be1lcjicio y nt:gar laqbra.
El ne,iociaJor mis:n) del P~rú, arrel)~¡ltido.'_dè $U obra. com) despues el
boliviano Aguirre de la suya, djo que Kfelizm~e ias Tratados
quedarían en
nada, pues los bolivianos no saldrían de su miserable esfera. sino áoosta del
PerÚ.)) (Paz Soldán !1. del P~rÚ Ild.~¡x:nJiente,
To:n:) 3." página u5·)
Desgraciadamcnte:
al mal efecto y funestas C01lseCllcncias en el porvenir ç1el
Perú y B.:>liviade esta d-.:saprobacióncontribuían
la;; opiniones de Súcre, acor·
des con la!; d.: Bolíva~, (le c,:rœnarel poder Jd Pèrú, por t~mar de que Colombia tuviese á su lado una poten~~má3
fuerte qu~ ella. A"iÍ se loescribía
á Santander, en Febrero de 1827. ;- ..
: .•
-Con quien ne) ,deb~m()s estar pronto ta-n d~ buenas, le rieda,'es-con~Perú: su Gobierno ha mostr¡ido miras de querer subyugar
esta República, y
para ell,) se sU'lcitan cuestiones. Las r{enteshan tra'ilucído las miras y los
peruanos 'van p,~rdlèlld() cad;¡ día el innujo qucteníall.
YI creo que nada es
más pl!1Jitdicial á Colombia que el PerÚ dJl1li/lt' iSlas Prolli/tci/ls, porque seria
tener UlI poder muy ¡uertl.' talZ «su lado y su ¡nsicír:lIl al Sur le facilitaría mu·
cha molestar á Gllayaqail y á tódas nuestras Provincias del Sur. En ocho
días puede plantar una expedición en cualquiera de nuestros puertos.»
Estas ideas, què fueron la 'manzana de la discordia entre el Perú, Bolivia y
Cohmbia, son la ca\1~ de todas lasg\.ierta$Y desgracias que sobrevinieron
entre las tres RepúbliCa.$ y qUt~subsistíe~,todavía
:OaR las que Iliashan
díficultado la!>cuestiones de lí,nitès y de c~cio
entre las dos secciones antí>.
:<
guas del Perú~
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Bueno es sin embargo recordar cuales fueron los sentimientos de ámiVáf y'de Súcre, cuanrlo inició éste la campaña redentora e1el alto Perú.
-,
Hé aquí lo que escribía Súcre al Congreso peruano, CÓI\ fecha 10 de F~hrero de 1825, lèlicitándolo por el éxito de esa campaña.
«El ejército unido libertador cumple el más sagrado de los deber-es,fdicitl.tndo al cuerpo soberano del Perú, que rorupiendo mil pqertas de bronce, entra
hoy al templo de la lihertad y de la ley. Los soberbios enemigos
de la RepÚblica no existen ya: el gérmen desorganizador de la anarquía ha desaparecido: los partidarios del crimen y de la traicción huyen de la tierra del Sol. La
justicia, la paz, el órden han levantado en triunfo sus estandartes. El P.'rit por
Jill 1//1 for1Jlado su patria.
"Inmensos beneficios debe en cambio de la independencia â los Legisladores
del Perú: el decreto del 10 de Febrero próximo pasado fué el bálsamo de vida
que hizo la r..:surrección de la RepÚblica y que á la vez arrancó la panzona
qlle en el corazón de la América alllenezaba de muerte á un mundo enterO.d
"El ejército libertador presenta al Congreso Nacional del Perú el homenaje
ùe sus respetos: él espera que sea recihido por el Poder Supremo de la Re·
pública como un premio á sus servicios.))
"Las Provincias del Alto PerÚ van á entrar al goce soberano de sus clere
chas. Un corto nÚlI1ero de traidnre~: desesperados y agonizantes impedia que
ellas se reunan á discutir sobre sus inkre~cs y decidir s<?bre su suerte."
li Eçtos lu,blos
/lO o/7·ídarLÍIljalllás liJs soztimÙllliiS fraternales
qUI!los Ullt'll
al Bajo PerÚ J' q1lP los b:¡;lIll tll {'aro-ra.))
"Los escogidos de la Nación Peruana se di¡;nar;ln aceptar la distinguida
consideración y profundo respeto con qlle tengo d honor de ofrecerme
su
atento, obediente Y IllUY obsecuente servidor!"
.
La semilla de la desuniÓn la ,u-mjÓ él m;s¡JlO, sin emhar~o, ,después, obedeciendo á las miras de n"lil/ar, produciclHln en d Perú y Bolivia la anarquia
y antagonLsm,) de idea.'i, '_lllt' nn les ha pnmiti,lo establecer hasta hoy esas
rè!aciones de íntima unión á que las llaman su unidad de tçrritorio y su
unidad de intf~ró,:s, '1u~ son Y deben ser la vcnlaclcra base de sus pactos
internacionales.
Este es el secreto q lie expl ica 10 efi mao de los trata<!os de comercio y
límites efectllados desde i 826 hasta el Último, llamado prdiminar, de 24 de
de Abril de 1886.
En efecto, iniciadas nuevas negociaciones diplomáticas en i831, después de
los suces/)s que reclamaron la intervenciÓn del I\:rú de 182'9, se llegó al tratado celebrad" t:n Arequipa, el 8 de Noviembre
de 1831, cuyo artículo 16
respecto de límites establece:
"S,~ nombrar;\ por at'1hm G0hicrnos una COlllisión, destinada á levantar la
cal~opográfica
de su~ fronteras Y otra !jue forlllé la pstadística de los pueblos situados eu ellas, á fin de ~lue sin ddri mentI) ,le los doS. estados puedan
hacerse recíprocamente IdS cesiones que sean necesarias para una exacta y
natural demarcación de límite~: estos deberán ser lagos, riQWÓ montañas; en
el supue~to de que ni Bolivia ni d Perú se nc~arán á hacéTlas enagenaciones que fuesen convenientes para satisfacer esté objeto, á cQn13idón de prestarse mútuamente las competentes comp,:nsaciones ó indemí1iiaciones,
que
sean á satÜ,facción de ambas partes B
Tal cláusula no podía estar concebida en un espíritu más liberal y fraternal, de p.lrte dd Perú sobre todo, cuyo~ tí'ulos á la propiedad de muchos
territorios de que estaba en posesiÓn Bolivia no podían. ser mas evidentes,
como lo hemos insinuado ántes, en el resúmen dè los antecwêrites hiStóricos
re1aÚvos á los limites entre los antÍguos Alto y Bajo Perú.
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10-
Prevalecieron
sin embargo, en nuestra vecina, más que las ideas de la in
dependencia}
soberanía. los intereses comerciales bolivianos, que se creían
lastimados, no obstante la liberalidad de las concesiones hechas por el Perú,
que redujo los derechos de internación al 6
y los municipales al 4 _/0, cobrables en los lugares de consumo.
Debemos prevenir que estas concesiones fueron determinadas por Bolivia
misma, en una ley secreta, que mantuvo en la mayor reserva cerca de un año,
cuya copia literal fué dicho tratado ..
Apesar de todo esto, el Gohierno deI Perú lo mandó ejecutar provisionalmente hasta la reunión de su Congreso, mientras el de Bolivia lo desaprobaba completamente ..
Conviene advertir también que esta desaprobación por el Congreso, en 29
de Octubre 1832, tuvo efecto después que, en 23 de Noviembre anterior,
I { de Enero y 16 de Mar7.o del mismo año 32, el Gobierno
de Bu\ivia ha
bía manifestado su aprobación y aplauso por dicho tratado, y el ~Qmercio celebrado igualmente, expresando á su Plenipotenciario
la satisfacción èt~
su Gobiemo, al Vet con los tratados celebrados, concluida la obra de sus empeños y lo aprobaba sin más limitación en el de Comercio, que la del articulo 3?
relativo á los azúcares, vino.>, vinagres, .¡ todo género de licores, cuya intc::rnación á B¡¡livia seria gravada en 1/20 á I/25 0/-' El inspirador de esta
política fué el célebre D. Casimiro Olañeta, que alucinado con la apertura del
pu.erto La Mar ó Cobija, inspiró al Gobierno la ilusoria idea de que el comercio boliviano abandonaría Arica, sin calcular que la libertad del tráfico'
no compensaba los gastos de la distancia que los separaba del interior ..
Como al desaprobar
la Asamblea bo~iviana el Tratado de Paz de 1831
autorizó al Gobierno para negociar otro, los señQres Pedro A. La Torre, de
parte del Perú, y D. Casimiro Olañeta, de Bolivia, celebraron el 17 de No-,
viembre de 1832, uno de Comercio
solamente, ratificado un mes después,.
cuyo tenor, como puede verse en nuestrá colección dip:omática, es el misll}.ot.
lo que, como muy bien dice el historiador
Paz Soldán, es la mayor prueba.
de la malícia y de las intrigas políticas' que malograron
el pacto precedente.
En 1835 sobrevino la revolución del General Salaverry y habiendo solicitado el General Orbcgos(l el auxilio de Bolivia, tuvo lugar el pacto de 24 de
Junio de dicho año, cdebrado en Arequipa, que abrió las puertas del Perú á
Santa Cru7., y dió lugar. después de sus sangric1ltos triunf0s s~bre el ejército
peruano, á la Confederación de las dos Repúblicas, durante la . cual se creyó
inútil todo arreglo sobre limites ó demarcación política.
Los ejércitos aliados de Chile y el Perú derrocaron dicha confederación,
declarando nulo el tratado de Arequipa, de Junio del 35; y el19 de Abril de
1840 en Lima se firmó el tratado prelimiriar de paz, cuyos negoc~es_
fueron de parte del Perú su Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores
D. ,Manuel Ferreyros, y de Bolivia el ciudadano
D. Hilarión
Hernández;
en cuyo tratado se acordó el sometimiento de todos los actos provenientes
de la intervención de 1835 al Gobierno de la Nueva Granada, comprometiéndose, hasta que tuviese efecto la decisión arbitral, á 110 celebrar ningún
tratado de paz, amistad y comercio, que se comprometían
desde luego á
ajustar, á menos de convenir ambos, en anticipar la celebracrón· de dichos
tratados.
\
Nuevas complicaciones entre ambas Repúblicas produjeron Jagu~rra
de
184I, que terminó por la derrota del ejército peruano, en Noviembre del
mismo año, la invasión boliviana al Perú y ajuste de paz por mediación de
Chile, en J unía de 1842, 3in que se negociara en estos últimos tratados nada
or
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1,1 -
~ ij,tnit#s, h~'}tfl q.ue pqr con~C;Ç\,lt;\1~i<l
~ çljijcqJtR..4e~. U~'A
~¡l;ljD,'
terdicción comercial cntn: ambos Pi\h~s. y, dt:ÇJ'~Ts, 'p9.r~~~
~~tIl~
siendo el iniciador Bolivia, se ajustíl en AreqUipa, el Jo de. :N;ovie;'Attr{tfde
1847·, el 'l!rattldo, de PilZ y, C!'>m,~r,cjp,cuyp ~rt~ij}p, 3.~ e~p,\liló;'
..
'
,,~, n~mb.rt\râ ¡;wr arnpo~. G,?l>\~r\los, U,l}¡l Ço~i~iQI,l Qgst\1W4~;á.~AAt~,
t~
car.~ tQp()gr;j~pnle sus frcmter~s, y llt;.ra gu~ íon,~e la ~st••dí~
4~, ~¡~Yf:bIos situados en ellas, á fii, QC qm~ ~in ~trjm~oto, <,lelos ~,~90~PJ.l~I'
hqçel':l1e ~" 1jecipro~!,! ç.e",iOnè$q\le s';~1}ne~;;adé\-~ para Ulla ~~~ta f. nM'Jl'a.! <:i!;I})ªrHAelqpde 1;Il}ites. E~o¡i ç.I~be(an s~r rios, lagps ó mpntaft¡t;.'?f¡.ÇfI, ~t
su,p~~~tQ de qu~ ni el Perú Ili Buliyiíl, se 11egaráQ á hacer las e.tmgelJf:lciQl),ç~
que fuesen convenientes para satisfacer e,¡te objeto, á condición de pr~s~.:s~
1l}.~¡¡P;¡~'lte. las çOl1~petentes inJC;Q.1Jlizaçiones Ó compensaciones
q~<:,s911 á
satisfaçcipl1 ~ amb¡i$ l?artcs.~·
,
&liyja ~o,lc: pre~~ó á ~ste tratallo su. apro,bflciG\l sino rnocJjfjqwiQ; ~re
otr.~ desu~ cláusulas I~ 3~, que quedó apropada por alTlbosp<;l.íses eQ los
siguientes tér.miaos:
.Se u.olllQrará p,dr alll,b.•s G.oP\~mqs una Co¡nision de,¡tiWJela á l~~~o~r la
carta topográfica de sus fronteras, con el obje~o d~ ql\e s~ r.estitllY411u~q ú,otro
l'staJo ÚJs tt¡;r:enos cO/J~j1rmdidos t"tre l~s f-rQlI¥t;as. aClpt1/es, res,tableci4n9,ose
al cfeçto sus antiguo;> a1uojonamiel1tos, á fin de evit~r dl,lçlas y cO\lfl\siQn'::!1,'ell
lo suc~sivo y oblig¡j.ndose ambos estados á Cottst'f1<{Z.r el lerr.j¡or.Ù) que It!,~#rtm('ció siempr.e y ti /lO pedirsc y sulicitar territorio a!glUIQdé! 011;0por e1Z.tlge"u,ci/w, compe!lsaçióll it otro mo'i"o fit! 'l¡'lgÛ.~lghll'ro,»
Los rezagados del espíritu de progreso y confraternidad
de Bolivja, entóncc$ cqOlQ hoy, consideraron est~s modificaciones
c()nw ijPtÔIH)/"Q pe 5'J
diplomácia y el medio más efjcáz de resolver las cuelitio~f;sW%tedOJ;e~.
tlQ
comprendiendQ que la condidól1 ~stipu!ada, de qu~dé\r oplig¡ipo!? ampp.s ~~
tados á conservar el territorio que Ùs ¡tel patcllt'CldfJ s¡~H,tf«;J!.. P<Wa ,t<>rlij$,IR;>
ventajas ~l Perú, sino quería in .,pirarse en los m;srpqs bcn~vo¡osy frílt~fpales- sCJlti"!ielltos que guían toda su tradicional pplíti~~, no ob$tal)~ la
legitimidad de sus títulos á recuperar extensos t~rrito,(ios, p~seidos il~g,dmente por nuestra aliada.
Habiendo sobrevt:nido nueV~~~l}tc desacu~rdos y a~to:¡~ b.,ostilidad entre
ambos Gobiern.Qs desoe I>¡SI,~gqW~dos en 1857 Y.1862.se. 1l.egóául1.n!le. VD.
tratado d~ amistad, cekbrado en Lima, el 5 de 1\loviembn: de J&63 ~ntre el
Plenipotenciario
perU4l10 Dr. D. Juan A.¡)trm.io Ribeyro y elbo\ivijJooDr.
D. Juan dela Cruz B;:navente, cuyos ne~aqores,
penetra.d9,Sde Ips ipj;OOvenientes
que hacían imposible el c~ump)imicnto pel tratado de Arequipa,
{;onvinieron en reformar su artículo 30 en los sigu'¡ent~,téTtninos:
••Artículo 23·-Ambas
parte!) cOntratantes, con el propQ!tito de alejar ~oda
~
mala intdigencia entre flll¿¡.s,se comprometen ;1.., arreglar ctefini~iv;¡.
lÍ1ente los limites <,Iesus respectivos territorios, nf)IJlQ~(io d~lltro Acl térrpino que de comuJl acuerdo se designe, después del Hll}j(l de ratifi,cac(Q,Q,es
del presente trata,d,o. una comisión mixta que lev~nt,e ,I.a ca~aJopog~á6ca
,ge
las fronkras y verifique la demarcación, conforme á los ,dato:> é inst(IICci~nes
que se darán por ambas partes oportunamente
y cUYQ~¡triWaj,os :¡ete~c;l~âfl
presentes
para un tratado de límites, <lile será de$pAés prontam.ent~ ceiebrado.Jt
.
El tratado de Lima de 1863 puso, pues, término al.d¢c¡\r~quipa
1848 y
cs el que se enco,n,traba vigente hasta el último PfeJjro~.,
Sqqf~, (~tmit~lt.
conforme con el de 20 de Abril de 1886, celebrado ,~ntr~èjJ)I~~ci1~~ri,()
perua,no y.al1e y ,eLboliviano Dr. D. Juan C. C~rrillQ, .q.u.eeJl~l,ls .artjçl#tQS
desde ,el J? hpstaelu,
establecen los principios Ó.l:egJ!lS-,q.~e s_éobs.e.rv~~,n
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12 --
por ambas Repúblicas para los arreglos d¢ límites, por las Comisiones
respectivas nombradas POi ambos Gobiernos.
Estas regias son:
I~ Las altas partes contratantes
se obligan á nombrar y constituir
respectivamente una Comisión nacional, ••utorizada en debida forma, con el
encargo de estudiar las fronteras de, las ~os Repúblicas y de fijarlas conforme á la justicia y el común interés de ambas partes.
2~ Las Comisiones nombradas mantendrán -sin alteración las fronteras
claramente establecidas, según las cuales ambas Naciones se hallan en tranquila posesión de los territorios separados á uno y otro lado de dichas
fronteras.
3~ Las poblaciones bolivianas y peruanas establecidas en los territorios
limitrofes quedarán siempre á la parte de la Nación á que pertenecen.
4~ En los puntos dudosos, vagos ó disputados, las Comisiones, procediendo de comun acuerdo, determinarán la línea divisoria, conforme á lèS títulos·
de dominio, de posesión, ó de uso que al efecto se compulsaren.
A.falta de títulos propondrán la linea divisoria conforme á la equidad y
reciprocas intereses de las partes.
5~ En los casos previstos en la cláusula anterior las Comisiones establecerán con preferencia, mediante compensaciones si fuera preciso, límites
naturales, como son los ríos, las altas cúmbres de las cordilleras y montañas
las quebradas y pasos estrechos. En los llanos se separarán los territorios
mediante líneas rectas con puntos de partida y de intersección naturales, en·
lo posible.
6~ Si en los puntos Judosos ó disputados las Comisiones no pudiesen.
llegar á un acuerdo sobre la línea divisoria. cada una de ellas propondrá la
delimitación que á su juicio y confOrme á la justicia ó la equidad fuere
más aceptable y conveniente.
7~Terminados
los trabajos, las Comisiones presentarin un plano de Iél'
línea divisoria, fijadâ entre ambos estados, marcando las partes en que se- hatt
mantenido las actuales fronteras. aquellas ,en que se establezcan otras de'
comun acuerdo y las que por diside leia queden sin fijarse. Estos planos·
estarán acompañados del informe de los trabajos de cada Comisión. '
~ Presentados que fuesen estos trabajos. las altas partes cQntratantesprocederán á ajustar el tratado definitivo de límites, con arreglo á las línea,>
establecidas por ambas Comisiones, las que podrán ser modificadas. mediante acuerdo entre dicha ••partes; Las mismas altas partes determinarán por
consentimiento mútuo la delimitación que convenga en los puntos que, por
disidencia de las Comisiones, hubiesen quedado en suspenso.
9~ Si no obstante la deliberación de las ,altas partes. subsistiese entre
las Comisiones. y quedase en cQnsecueneta en suspenso la delimita~
ul}o ó más puntos disputados, la determinación de la línea divisoria en estos
puntos ••erá librada. en todo caso, al fallo de un Tribunal Arbitral. quedando
entre tanto en vigor los límites que s~ establezcan de común acuerdo.
IO~ Entre tanto se concluya el tratado definitivo se mantendrán y respetarán 100; actuales Iimites
1 r~ En las regiones del Alto Ama1.Onasse reconoce á favor de las Repúblicas de Bolivía y el Perú .el derecho á la más francd y libre navegación
por los ríos que atraviesen el terrirorio de amba ••Nadone ••; y por los que
los Sëparen á uno y otro lado de sus riberas, sean ríos afluentes ó ríos principales en que estos se confundan.
r2'!En protocólos separados se acordará el nombramiento yorganiza·
ción de las Comisiones nacionales, yen su caso del Tribunal Arbitral, encarI.
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-13gado de definir los puntos de c:lisic:l~ncia. Se: acordarán también en ellos
léj.s medidas que fueren indispensables
p.ara lafiei'ejecuc¡ó~
de.l presen~e
tratado.»
EJprotocólo
fué firmado al día siguiente y hoy, aprobados ambos conve·
nias diplomátic9s por los respec~ivo¡; ,CQ~gresos, constituyen el estado ac·
tuaI de nuestra .• relaciones diplomáticas, ~I más correcto bajo elpunt,j
,de
vista del Derecho Internacional y el que promete realizar las e~peranr.~ mú.
tU¡lS, para zanjar para siempre las dificultadesexistel1tes
desde el orígen de
laind~pel1dencia qe ambos Estados y de cimentarias
t;n la más perfecta in.
tdigencia
yr.eciproco
espíritu de perdurable
fraternidad
y unióll, si las
instigaciones dd interés y de la pasión política de los partidos no qued~f\
reduc,idas al silencio de una y otra parte, por la imponente autoridad de: la
concieQcid. nacional de ambas secciones del Perú.
IV.
CADUCWAU
DE!.
TRATADO
DE .\REQUIPA
DE
1847.
Corno lo dejamos dicho anteriormente,
el tratado celebrado en Lima el 5
de Noviembre de 1863, entre el Plenipotenciario peruano Ribeyro y el. boliviano Benavente, puso término al de Arequipa rie 1847, no solo por el hecho
de su celebración, sino porque de mutuo consentimiCllto f>ecambiaron en algo
las estipulaciones del anterior, especialmente en las relativas al arreglo de
limites.
Sin embargo de esto, aviniéndose más el tratado de Arequipa á los propósitos del Dr. Oropeza, consagra el artículo V. de su folleto¡á soster el imposible de la vigencia de dicho tratado de Arequipa, silenciando en lo absoluto
el de Lima de 1863, que es el que debemos considerar
vigente y cqmo la
base de nuestras relaciones
internacionales
con Bolivia, <Lueno ha desaparecido por los pactos de alianza, ni otros consecutivos ál~ gue~ra con Cqile,
que fué cau<;a de dicha alianza. El mismo tratado preliminar de límites, puede
decirse, es confirmación ó derivación de dicho tratado, auqque no se haga
en él la expresada referencia, puesto que es cumplimiento de la cláusula 23
del referido tratado de Lima.
No tenían, pues, necesidad los negociadores del t'ratado preliminar de límites de haber negociado previamente, ni hacer mención en este último, de
la caducidad del tratado de Arequipa, subr,)gado con el de Lima, único al
que pudieron haberse referido.
Los razonamiento;; en que se funda tan extraña opinión revelan que se
desconoce la existencia del tratado de 1863; pues de otrQ modo no se invo·
1 :~.I favor desu vigencia el consentimiento
!to Ùlternmlpido
de ella, y los
principios establecidos para la caducidad de los tratados por el Derecho de
Gentes.
De estos principios
el primero, el aplicable al caso, es el recíproco consentimimto, expresado de hecho por el tratado posterior d~ Lima, sin que ese
consentimiento se expresase y fuese objeto de una estiptJlación prévia, para
anular el anterior pacto, antes de entrar en nuevas neg~iac:iones.
En apoyo de una opinión contraria
invoca el Dr. QrQpe7.a el. antecedente dcl tratado entre España r Portugal de 1777, que d,i.cc;;. no se ajustq,
sino después de haber abrogado por un tratado especial (12 ,de Febrero de
1761) elque sehabía estipulado en 1750, que establecía bases diferentes y
que era menester modificarias ..
Desde luégo las reglas y prácticas diplomáticas
de los antiguos
tiempos
••
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14-
no son ~exactamenteconf!rmes con 'las de los modernos, que están hoy en
observancia; y el hecho de haberse celebnrdo dos tratados con un mismo
objeto, el uno preliminar, no pruéba que se hubiese creído, en el caso en
,:cuestión, necesario derogar el tratado antíguo para negociar uno nuevo.
Pero el hechl) invocado no es tampoco exacto. Habiendo sido tan largos
y repetidos los desacuerdos enÚe España y Portugal, no solo por las cuestiones de jurisdicción ter1"Íto1"Íal
de sus colonias de América, sino por las de
Africa, y aún de Europa misma, fueron muchos los tratados celebrados con
este motivo entre ambos estados, sin que se derogaran unos sino por el hecho de celebrarse otros.
'
En cuanto al tratado de San Ildefonso, él tuvo el carácter de preliminar,
para que sirviesé de base y fundamento al definitivo de limites, que se celebró después en el Pardo, en 1777; pero lejos de haberse derogado por
él6 antes ningún tratado anterior, en su artículo r? se ratifican 'Pr~ciS<lmente, comI! stfuesen insertos, dice el artículo, palabra por palabra eñ ~toâo
aquello que expresamente no se derogaSe por los artículos del tratado
preliminar que se firmaba.
Pero aunque así no hubiese sido, en materias diplomáticas, como en todo,
la excepción' no hace regla y el mútuo consentimiento, que es el prinCipio
6 regla general, es el que domina á este respecto.
El autor del folleto no puede dejar de confesarIo, recordando los principios áeste respecto èstablecidos por Fiori, de acuerdo con todos los tratadistas de Derecho Internacional, entre 10sC}J.le, ocupa el primer lugar, coino
régla para la extinción de los tratados de<dittio mútuo consentimiento. ~
, El tratado de Arequipa, aunque se afirme'lo contrario, por el solo hecho
de la celebración del tratado posterior de Lima, está, pues, derogado por
mútuo consentimiento y el último es el único vigente.
Celebrado dicho pacto de Arequipa, seis años después de Yngav:~...ao,
podía haber sido consecuencia de este desastre del Perú, que no.paSô''rle·una ,.,
victoria militar, cuyos efectos destruyeron otras victoriaS militares del Perú,
que obligaron á Bolivia á retirar 'sus fu~rzas de invaf>ión. y hecho encircunstancias políticas desfavorables á nuestra vecina, de que pudo aprovechar
el Perú, no tuvo este carácter, sino el de una nueva confirmación de sus
generosos propósitos; pues el mism'o escritor á quien contestamos reconoce
que no obedeció á otra política. quP.álasinceridad y entusia.,mo con que
tanto el Alto como el Bajo Perú querían. consolidar su soberanía territorial,
sin alterar los antíguos linderús de los Virreynatos de Buenos Ayresy .de
Lima. Asi lo prueban las palabras de la' Memoria de nuestro Mihistro:d~,
Relaciones Exteriores, D. Fdipe Pardo, citadas por el Dr. Oropeza. i~~
das en los mismo; sentimientos. El mismo reconoce que estos sentim
del PerÚ eran corresp,mdidos por el Presidente boliviano, COll asechan7..asé
inmgas de su Gobierno para apropiarse de Moquegua y Arica. que desgra~
ciadamente no cesaron con la desaparición del escenario político de aquel
Presidente, sino'que continuaron con Belzu, cuando ces5 en el mando del
Perú el General Castilla, y sigi.teron hasta su más violenta crísis con el Gobierno de Linares, hasta llegar á' la interdicción comercial, y casi hasta la
guerra, á todo lo cual ¡luso solo encaztétmino el tratado de Lima de 1863.
que $elló para muchos años el verdadero pacto de paz y unión, que debió
refrendar el tratado de alianza de 1879. "
Por más que revistiese el tratado de Arequipa. lo que no negamos, todas"
las solemnidades á que se refiere el señor Oropeza. para asegurar más su
legalidad y ejecución, celebrado el posterior de Lima, no puede haber razón
para considerarIo como vigente.
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-
IS --
,Cierto,que
en éHntervinierœ.,tre$Gobiemosboli~)Hi'-latr~:,~~,
gr,esos peruaJ;lOs y que fué-ley del Estado, tallt()ienleL;P¢~ú~().¡.1toB .•·:
via; pero un tratado posterior ha derogado,esa
ley,. conf0rt1le al, der~
,y
las prácticas int~rnad(ma1es ..
'
Que convenga á Bolivia la, estipulación de un artículo, no lo negamos;
pero no puede ser esta circunstancia
razón para que se le conserve á toda
co-;ta, ni tamPÇ>Copara que los señores Valle y Carrillo hubiesen creído
necesario celebrar un protocólo, para declararlo insubsistente, COIllû 10 e,."taba
de hecho por un tratado ulterior y de mútuo consentimiento.
,
Si por no haberlo hecho crée el escritor boliviano que la diplomá:cia de
su país ahora cuarenta años estaba más adelantada que hoy, por haber asegurado mejor en el tratado de Arequipa, que en el prilíminar de Lima, ¡¡US
límites occidentalt:s con el Perú, tendrá razón para ello mas solo cuando el
arreglo de límites, en conformidad con el tratado preliminar, no haya reali
zado esas seguridades: antes nó.
Qucda, pues, como un hccho ya incontrovertible,
que el tratado de Arequipa caducó y que él no puede servir de argumento
contra cualquiera
otra negociació,n diplomática, que será indudablemcnte
tan ventajosa como
la que habría podido celebrarse, bajo el imperio del rememorado pacta',
v.
EL TRATADO
PNELlMINAR
Y SU CARÁCTF.IL
Identificada por la guerra con Chile la suerte de las dos Repúblicas, des·
membradas de una gran parte de su territorio en pró.del
engradedmíento
del vencedor, se ha comprendido
que la salvación de ulteriores desmembra
ciones y el restablecimíento de su poder, para su común def~nsa, sólo puede
consistir en una íntima unión y ell la extinción más completa de todo motivo de desacuerdo. los cuales históricamente
no han teni.do otro origen que
la imperfecta demarcación de sus tímites y las preteaciones
recíprocas de
mejores títulos á la posesión de cíerto,; territorios,que
pertenecieron á la
comunidad peruana antes de su fraccionami.ento ó ,división en dos Repúblicas,
Destruir esta eterna causa de discordia, que aseguraría
para siempre la
alianza y unión fllásíntima,¡ entre el Alto y Bajo Perú, rué el pensamiento de
sus dos actuales Gobiernos, que in,;piraban la más elemental previsión y la
más vulgar política.
Sancionado en los dos últimos tratados de paz, de Arequipa
y Lima, el
mútt;o consentimiento
de ambas Naciones, para llegar cuanto antes á un
-::r~o
delimites, sobre bases que han ido perfecciGuánQose con el trascur·
,
tiempo, inspirados en el mejor espíritu Je eq\li~d y reciproca fratern iclad, más pronunciado todavía por parte del Perú, ~l:tratado preliminar de
límite.If, celebrado en La Paz de Ayacucho, el lO de·Abtil de [886, no es silla
la realización de aquellos altos y patríóticos
prop6~Q$de
.ambas Nacione~,
cuyas '~stipulaciones, acordes, con los principíos del,J)erecho
Internacional,
son la expresión más perfecta de la reciproca
arroooía.y sobre todo de la
generosidad y elmás abnegado desprendimiento
ae~Perú, .queno
puede
olvidar que Bolivia es su hermana menor, y cncu.yo·~equÎQ
los títulos de
lasangre le impôJ1en el debet: ,de acaU"", los del más;lqkimomaYQra~go.
Estipuladas esas generosas bases, que hemos r.ep~cidQ;en
el-Cílpítulo
Ill., á fin de facilitar su .ejecución, se celebró elerotocóle,,~,
~ misma.ciudad de La Paz, d20 del mismo mes de Abril, en eL.que,!¢onforme -~hJ'timo
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-16 articulo de aquel pacto, se detenniÍl6 la tOnna en que deben organizarse 'las'
Comisi(\nes~acion~les ~e lílI!ites y se desipó I~~ación ó el Gobierno, que,
en caso de discordia, eJer!era el cargo de JUez arbitro.
Hé aquí el tenor de la••estipulaciones de dicho Protocólo:
I!
«La Comisión que las altas partes deben constituir, respe~vamente,
se
comPondrá de d)s Ministros Comisarios ó de Répresentantes Nacionales,
investidos de sufici~ntes poderes para .desempeñar su elevado cometido.
Cada Comisión nacional tendrá á su servicio los empleados con que estime
conveniente dotarla su respectivo Gobierno, y además un Ingeniero competente,con los subalternos quefueren necesarios para los trabajos de exploración .de reconocimientos, formación de planos y demás operaciones profèsionales que se le encargare .•
2~
.La ::leliberación corresponde únJcamente á los Comisarios nacionales.
Concluídos respecto de cada sección delitnites los corresPÇ>odientes estudios sobre titulos y pruebas de dominio, posesión yuso y sobre la configuradón y accidentes de los territorios fronterizos, así como sobre las exploracio
nes que se hubiesen verificado mediante acuerdo prévio, se constituirán los
cuatro Ministros en Comisión internacional. para deliberar y fijar, por mayoría
de votos, la delimitación que hallaren ser justa ó conveniente á amba ••
partes.
En los casos de discordia y aún en los de disidencia de uno solo de los
cuatro Vocales, se especificará en el infonne de la parte respectiva, las razones en que se funden los Vocales disidentes y los de la mayoría y minoría.3~
-Se designa para las residencias de las Comisiones nacionales durante,,lMtS
deliberaciones y acuenlos, la ciudad de I~ Paz en Bolivia y la de Puno
en el Perú, según la naturaleza de los trabajos y las facilidades que ellas
requieran, ya sea una otra de 145 ciudadesntenciónadas.»
4~
.EI nombramiento de las Comisiones nacionales y Sil constitución con el
personal designado se verificará prévio acuerdo de las altas partes, ó dentro
dI" los seis meses siguientes á la fecha del canje preliminar.»
S~
-Para los casos de discordia en la determinación de límites, previstosi
citado pacto preliminar, ambas partes convienen en elegir y eligen de
.
árQitro dirimidor al Excmo. Gobierno de la Nación Española. que por los
tradicionales vínculos de común civilización, que unen á las Repúblicas
Hispano-Americanas con la madre patria, se halla interesado en la paz y
frater~l armonía que debe reinar entre dichas Repúblicas.
ColIl,o se vé, en las estipulaciones de estèprotocólo, no s610 quedan. salvados )05 derechos respectivos de a1!lbas Repúblicas, sino que se apela para
lares61\.ición de los desacueJidos que~puedieran sobrevenir, al medio que
reclama la civilización actual y que debe imperar entre Naciones amigas.
vecinas aliadas: el arbitraje.
Seobieta sin embargo por el Sr. Oropeza, que á pesar del nombre de
preliminar, que se dá á este. convenio, se imprime el carácter de definitivo
c
:-
r
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17-
lrÍPl',~~".,;
á. P~ri~9~,
~u,stanç!~rés,Jp.qu~:~iri.cQ~~hJ~'"'~S:S~7Jj¡
¡,:~
pre1iffiinà¡'es.
uélv~' á citar èrï àpbyo
su oDServacÎlm'
p~a y PortUg¡ùd~.I177;
pero é,lmismo c.o.n.~esa..C¡UEl,.~UJ1R.~e
f~,;'
nar del celebradp. al afio, si~l1Ï~nte, hechas his ba.,ës de ta dêlfrhjH
,
dejáronse la definitiv~s para ,Qesp~és.
'.
,.
_.'
' •_
, , E!;lto es lo qt.teJ~reci~ent~.
se,ha ht:cho en .e1,Tratado .Pr.~l¡mín8:L;~~,
Sucre, donqç: !¡q1p se, est,tPHlaQ las b~s
que servlran r,ara, la demarcaClo,n.:
que se establezca y se señalap lp~ p.roc~dimientos de las Comi:Sion~, noJn~.
braf4s para reaJiZé\f,l~ d~marcación misma y el ,modo de re~o!ver las, d~~- .
paneia ed~e los G~oiernos. NaM se ha resuelto, pues,deñOltiva'Pen~.
Lo.
pmeba asdo estipulado en el artículo 10, por el que quedan obl1gadós a,m,'
bos Gobiern<r-i á mantener y respetar
los actuales ¡huites, entretanto
se
prucbe y conCluya el tratado definitivo.
'
El autor qc.:lfolleto ol;>jeta contra esta estipulación .• ~ue ella cOQv,ierte;en
provbion~l \0 q~e las leyes, los títulos y el consentimiento
del Peru y de
Bolivjíl, habían mq.,ntmido l1tcólume y constantemente rupetado,
Esto no es eXé\cto.
'
Nada
estipulado y consentido, respecto de límites entre el Perú y Bolivia, tuvo jamâs el carácter de permanente: tan es así que, en el tratado de
Súcre de 1888 se convino en que se levantase una carta G~ográfica de las
fronteras, con el objcto de que «se restituyan uno al otro estado, los terrenos
comprendidos en~re las frontera~ actuales, restableciéndose
al efecto sus
antíguos amojónamientos,
á fin de evitar dudas y confusiones en lo sucesivan., De donde se deduce que á I~ posesión misma de; hechose le ha da.do-el
carácter de· provisional, que tiene y tendrá hasta elarreglo
definitivo de
v
aè'
er'--"~~:
qe
limites.
-
.
• .
Aunque, en otros térrpinos, éste mismo fué el sentido dei tratado <;leA.requipa de 1831, que Bolivia desaprobó, no porque sed~~Qllociese
elpretendido derçcho"p, p;S1;:~orio,sinó por las estipulaciones
relativas al cón¡erCio que
cQn~enía dicho pacto ..
El tratado preliminar
nada innova á este respeR~Q,:sino que en vez de
establecercl?Il1o I~glas para la mejor demarcación de fronteras, la obliga.ción
vaga dç KreciprORl5 cesiones, la de hacer las enagena.clo}iesconvenientes
y
la de .natural, deIW1rcación, se fijan las de la justicia yti1útuo interés de las
parteS;" aprec~das e~ caso de desacuerd0 por un árbitro, que basará sus
proceçiimlentos e~ esos principios absolutos, que no requieren conoch:ientos
dlficiles de adquirir,
A pesar de est<;>,el se:10r Oropeza acusa al negoc4dor boliviano de haber
J1evado,.~.~iado
léjos la instabilidad, por habeis~~lPllladoque,
las líneas
estableCJ/'\¥;et!: ,los planos que formen ambas CotntSlOnes podran ser modiftcada.f; 1~r/.i¡ante" acucr lo entre las partes.
,
~ro
(sto mismo establece el tratado de Arequipih :q~e lleva las cosas
hasta la re,s.titución de lo que el Perú y Boiivia pos~~ indeb¡cIam~,
desconociéndo~e .así:en lo absoluto el carácter perm~eae'la
actual posesión y re5?t}I?Ji~~
á esta como provisoria. ¿Que~
ha. innovado, pu,es.
pareI senor~~~lUo?
....
rC,' ""' ••
Est~ pacto, #ç~.,el escntor ,bq\lvI.ano, por la ,mql~
,ClrCJ1nstanCIa 4ebe
J1a\TIars~e~ v,e?:¡p¡:;,preliminar ~~.límites, de caduçi~~,todps
[os reco·
nocidoshastahoYl
Así. es lay~r~d;
p'w;que él e;;·l!lfQ~eouc;;nd¡l,.del 'tra~.
d() de Lima ,de 1~63, queder<?g9
,~q.~~sus ant~ri,qr~.,r'¡JR ~!-lf,sol,o .pu~e
de~pnpc~~ e~ sçilor Oropeza, por haber 0Ividado,,6 ;j:ir~PdJdo'de
¡a.e.xistencia de' ese pacto .
•Debieron salvarse por lo menos, dice, las leyes ereccionales
de las AuS
¡
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[8-
diendas d~ Charcas y Lima, las descripciones -de cosatógrafos aut')ri~d~"
1810, el tratado de Arequipa, oen fin algo determinado y
accéqillbfe ••
'.
,'Ya,Stile ha contestado4t:on razón qUe todavía es tiempo de hacer valer
e$ostitiAlos, que léjos de desconocerse se dejan á salvo en el tratado preli
Ulinar, siendo ellos y otros los que serViráh' ~ra demostrar el derecho de
d'uti MM/lis de
oomiaio
~obrelos territorios disputados. El pacto Valle-Carrillo nada ha
prejuzgado á este re~pecto y todo lo deja en pié,'para que cada parte haga
valer todos esos títu los, en SlI debida oportlinidad.
, ' Esos títulos, sin embargo, pueden renunciarse en obsequio á la equidad y
aJ-cornún interés de las partes y léjos de ser esa generosa y recíproca conce;îón un obstáculo á la mejor demarcación, es una gran facilidad y ventaja,
para que se pueda levantar sobre el mútuo consmtimitnto el sólido edificio
de una definitiva demarcación de límites.
'
Bajo este aspecto, la oçra de los señores Valle y Carrillo es un gran paso
adelantado en el camino en que el Perú y Bolivia están empefiadœ más de
So años y en el que ha~ esterilizado, las mejores semillas de su reê'ipr~o
progreso. Bolivia n(/ puede dejar de r~éon~rlo, mal de grado del pesimisino' de algunos de sus hijos, rezagados en eUtlnerario del progreso humano.
VI.
LAS PRETENSIONES
IŒcíPROCAS
DEL
PEkÚ
Y BOLlVIA.
Juzgándose esta cuestión bajo el punto de vista de sus intereses, porparte,d~ l~ escritores bolivianos siempre,
derechos, po~'pa~ ,del
Peru, reC1procamentè se han acu,;ado de ul)Ü6tiaa, aunque la htstona que
hemOs hecho de las rdaciom:s internacionales y"ñegociaciones diplomáticas
eotre ainbos países haya dejado confirmado 'el espíritu'lkequidad,
despren.
dimiento ytde fraternidad en que :.iernpre se han inspiradoñuestro~ Gobier,
nos y nuestros hombres de Estado, que no ha sido correspondido .çpi
ntinca por parte de Bolivia.
-,
"
:..;
Uno de nuestros grandes políticosyel!~d~
en cuyo patriotismo revivi, rán quizas las heridas de nuestràs p.tSadâS;'lùc;has con Bolivia, explicái1, doias y señalándolas sus causas, atri,buyéridQlas á ese funesto gérrrien de
discordia que sembró la divisiónó Mcdona:miento político de la unidad
peruana, aunque desconociendo la justicia de __!as pretenciones de nuestra
vecina, no pudo sustraerse á ese ~ntimientodominante
en el Perú, de que
mas que el derecho sean la abnegaciórty eldësprendimiento, los que inspiren nuestras relaciones políticas yc;omercit¡les',àl juzgar como senador el
Proyecto del tratado de comerÇlíodè'-1341;8eexpresaba del siguiente ~;~
que es el resúmen de las verda,deras pre.te.nsiones del Perú, muy d~
de la:; que le suponen los escritores boItVta_Dos
•
• Nosotros, decía, por nuestras instituciones, por nuestras costumbres y
cará~-somog
evidentemente más libres de: lo que conviene á la seguridad
de los intereses nacionales, relativa~nte a,nuestro!' vecinos. En Bolivia. al
co~trario, la libertad ha sido siempre' y 10 es ahora más aparente que real..
"~os
por nuestra constituclón dèbila.mos en la guerra y por la guerrael~er
:Iue ha de rejir las'fuerzasnaci~oalesy emplearlas contra el ene'-migo.,-Slos por la guerra la acrecientan bast'ahacerla omnipotente .•
- .Esto anonada nuestro poder; estomi~,-engríe
a nuestros rivales y le~
estimula á insultarnos, á ofendernós y áióœñtar á cada paso el imponemos
la l~y.•
r~~"!s
-<
,
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•
-
19-
Este hecho ha sido, es y será el secreto móvil (y aqn no ~~eto) de la
política observada por todos los gobe~ntes
de Bolivia; rel8th¡ameft~_a1.
Perú .•
.:
«Todos han querido ensanche de territorio, aum~to de prosperidad, ade.
lantos y mejoras, á costa del Perú.»
.
«Las medidas restrictivas dictadas en Bolivia contra el comercio peruano,
no han tenido por objeto jamás la mejora de su propia industria, nt el aumento de sus rentas, sinó el persuadir á lo,; pueblos del Sur del Perú, que
les convenía romper la unión nacional é incorporarse á Bolivia .•
I Principió bajo la administración
del General Súcre la tentativa de ensanche de territorio y adquisición de costa y puerto. Hubo un gobierno en el
Perú, delegado del Libertador, que quiso complacer al vencedor de Ayacucho, dando á Bolivia puerto y terreno que se quitára al Perú .•
«Este pensamiento es el gérmen primero de todos los proyectos y deseos
que han continuado en Bolivia, sujiriendo la probabilidfid y _esperanza de
lo que sin tal incidente no se hubiera probablemente proyectado nunca en
Bolivia, creyéndolo inaxequíble .•
«Santa Cruz, rival y sucesor del General Súcre, Presidente de Bolivia, sin
dejar por eso de aspirar al mando del Perú, fomentó y cultivó este gérmen,
enspiró por diversos medios para realizar sus designios á sus propios
rivales de poder; quiso hacerlos contra toda posibilidad, instrumentos, en
daño de ellos, de su personal ambición y proyectó efectuar con ellos ó sin
ellos la fusión de los dos estados, ó en su defecto la desmembración de los
cuatro Departamentos del Sur, para unirIos á Bolivia. Solo olvidó el favorito
proyecto de la usurpación de Arica, proyecto nacido ~on Bolivia y mecido
con ella en una misma CUila, porque extendió Sll designio de usurpación á
la mitad del Perú, sino lùgraba elevarse sobre todo .•
«Caído Santa Cruz, elevó la administración Velazco el proyecto, no limi·
tado á Arica, ni ampliado á todo el Sur, sino reducido á una especie de media proporcional entre los planos anteriores, comprensivo del Departamento
de Puna y toda la costa peruana que desde 110 corre al Sur. Este proyecto,
con el documento en que se contenía, fué entonces revelado al Perú por el
General Ballivian, jefe entónces también del ejército •.
"Ha sucedido en el mando de Bolivia el General Ballivian, rival y enemigo, pero que en todo sigue l'aS huellas del General santa Cruz. No ha
podido abandonar, ni abandonará jamás con gusto el, proyecto de dar á Bolivia puer to y costa por medio de la usurpación. El y sus consejeros en Bolivia, que son los mismos en todos los gobiernos que se suceden allí, créen
no sólo en la posibilidad sino en la facilidad de darse y de quitarnos- una
gran parte de territorio; créen que también conservarán con no ménos facilidad lo que hayan usurpado; creen que llegada la ocasión y usurpado el
territorio se mantendrán en la posesión sin grandes gastos ni sacrificios; que
L ¡,,'*F1acesará; que será respetada la usurpación y que no serán molestados
en,.;el goce de la conquista; créen además que una nueva usurpación ó conquista fadl hará, más fácil otra segunda, y las dos allanarán la tercera, y en
este encadenamiento de usurpaciones, de triunfos y de cOQquistas se deleitan con un porvenir halagüeño de grandeza y prosperidad de Bolivia.»
«La victoria de Ingavi cedida por nosotros, no adquiri_ ni ganada por el
ejército Boliviano, apesar de esta circunstancia, que pareceJl haber echado
en el olvido el general Ballivian y los suyos, les confirma mas en la opinión
halagueña que mantienen, de que para apoderarse de~rritorio
nuestro no
necesitan sino de una ocasión adecuada, de conocerJa,estár-p¡u-a ello prevenidos y aprovecharla .•
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d-Ia olvidado igualmente,la:tentativapo!lt~rior
á su victoria· y el resultado
que tuvo. No se desengañan de su error, qúe vencedores, sin 'eneinigo,paseándose en nuestro teritorio sus tropas, deseminadas á su arbitrio desde
Lampa hasta Tacna, sin que nadie quisiese ó pudiese aprovecharse conrta
ellos de Sl.lS errores ó debilid~d, tuvieron á pocos meses que conceni.ra.rse
reunirse, aproximarse á la frontera, cediendo á los aislados esfuerzos de
paisanos sin disciplina, mal provistos, mal armados, mal municionados, sin
que entónces nadie hubiera tenido la bondad de acercarse á despedirIas; que
nada conquistaron en un país del todo índefcnso; que nada ganarOl~, nada
adquirieron, nada retuvieron."
«El olvi<lo total de hechos tan recientes y que debieron hacerles la más
próf~nda impresión manifiesta que á los gobernantes de Bolivia nada puede
contentar; ni satisfacer en sus relaciones con el Perú, sino lo tIue en s.u opio
opln~ón sea conducente á facilitarle la usurpación~ de nuestros puertos y
costas.»
.........................................................
~
aNo basta que de nuestra parte propongamos
.
leyes, recíprocamcntt:ven.
tajosas. Propuestas por nosotros creenq~pes
dan menos favor que el qne
ellos esperan obtener por meùio de:;suS~ttllaS y de su política •..
«Como jamás hemos gravado su comerdo, ni puestolc traba alguna, nos
consideran sin derecho parahacerlo» ..
Re allí cuaks han sido siempre las prctencioncs dominantes en el Perú y
el generoso espíritu Cil que Sê han! inspirado constantemente.
Si hubiese habido reciprocidad. ha habría sido ánks, ni seria .hoy dilícil
ese acuerdo, base de pucstras futuras negÓçiacjones, como lo supone el escritorboliviano; pues aunque nosotrvs,r~ozcamos
mejores títulos que
Bolivia á muchos territorios de que seè;touentra
en actual posesión, no la
hemos disputado, sino los de que ella pretende desp.9jarnos, ó de que nOS
ha despojadv ya de hceh,). en algunas de nuestras act~!es fronteras.
Tal es la condición de los territorio,", á que ~e refieren el señor Raymondi,
Garcia Caldaon, Paz Soldán y todos losgeografos
y estadistas, p,~ruatYo5;'
que niegan á Bolivia derecho de señotio.Si)bre las regionesdel
Alto Ama·
zonas y algunos pueblo; del lntigu(} CoHaoy Costa dd Perú, cuyos ilusorios derechos t~rritoriales han pretendido escritori:s y autoridades bolivi;;.nas en favor de Bolivia .....
Cita en apoyo de su acusación el señor ·Oropeza, el tratado que formaron en el Cuzco, el 14 de A:;osto de 1889105 señores Ma0!-lel Mendiburo,
por el Perú y Eu~cbio Gutierrcz ¡><Jr Bolivià, en el que, dice, á pretcsto de
restablecer la armonía q Ile desapareció con ·Ia int~rvención de las arma!; ,b~~
livianas en la guerra d~ la Confederación,Ja República hermana. logróAr:
ranear la famosa dc:claración contenida en el artículo 4? de aquel pacto, ..que
decía:
« Los Gobiernos de las Repúblicas del Perú y Bolivia se comprometen á
hacer una demarcación de Límitcs de ambas, fijatldo por base el Desa!Jua·
. dero; que es ellínde natural yd único que servirá de punto de partida para
esta operación.»
'
y para reforzar ,su acusación, agrega el siguiente te:1or del artículo Sf?: .
c( Lis dos Repúblicas quedan obligadasá
hacerse recíprocamente las índemlliecicioncs jushs y equitativas p~r)a parte. de territorio que en el arreglo de
limites pudiera resultar sujeta á·nueva dèpendencia.
Habiendo Bolivia seguido su tradicional y equivocada política, desaprobando este pacto, que nÓ pudo ser más generoso, dada la situación que le
crearon los acontecimientos de entónces, adversos para ella, no debería ha)7
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berse traido á consmeración como prueba· en contra de las pretencio~~~ "del _
Perú, en cuyo favor es una prueba testimonial el citado pacto ....
:.Basta para persuadirse de ello que él se firmaba e;asi al siguiente día
la destrucción de los ejêrcitos bolivianos en Y ungar, y que no podia haberse proporcionado al Perú ocasión más propicia para realizar, no sus pretenciones, sino sus más legitimos derechos, á la devolución de todo lo que
le pertenece del territorio bolivia 'la.
Fiel á sus tradiciones, se limitó sin embargo á aceptar por limite fundamectal el Desaguaguadero, sin más que la recuperación de los pueblos situados en la banda peruana y que hasta hoy mismo se encuentran incrustados en la b.:-oliviana,ocasionando el más anótnalo estado en el ejercicio de
toùos los ramos de la jurisdicción de ambas paises, dando con frecuencia
oríg::n á incidentes dd más desagradable caracter.
El Perú, además, en el indicado pacto, en observancia del mismo principio de reciprocidad, cedía á Bolivia otros pueblos, y aunque él recuperase
territorio para completar y reg1llarÙ:ar su frontera, de lo que se le hace gran
cargo, Bolivia completaba también la suya; siendo la demarcación, por consiguiente, no desventajosa sólo para una, sino para ambas.
Pero entremos más seriamente en la cup.stión, n;solviendo ya, en vista de
las pruebas de una y otra parte, cuales son más fundados de los derechos,
(por parte del Perú) ó de las pretencionC's de Bolivia sobre lQSterritorios en
cuestión.
El señor Oropeza, en este capítulo de su folleto, se limita á argumentos
de autoridad, invocando el testimonio de dos de sus estadistas, los señores
Urcul\o y Olañeta, que expresaron su protesta en términos más ó menos
vehementes contra el tratado dd Cuzco d,~ 1839, Mendlburu-Gutiérrez,
no
fundándola en títulos légitimas cie propiedad ó soberanía territorial, sino en
la conveniencia para la defensa de Bolívia.
El punto de partida de su argumentación
fùé, efectivamente, que aunque el Desaguadero,
como río, sea un límite natural, cruzando por
territorios
bolivianos, por su irregular curso, da faeil acceso al Perú
en el territorio de Bolivia y en lo~ plintos más vulnerables ùe su línea
defensiva. Que, en consecuencia, atravesando el Desaguadero las Provincias de Pacajes, Omasuyos, Sicasica, Carangas y Paria, desapareciendo SQlo
á 35 leguas de Potosí, el Perú con tales límites impondría á Bolivia la ley
de su" caprichos, reduciéndola á la nulidad más completa; pue~ en dos días
invadiria la Paz, en dos horas Oruro, y en día y medio á Potosí, sin dejarle
recursos para su defensa, Ú obligándola á mantener tanta fuerzJ, cuanto es
precisa para defender una extención tan dilatada como la cQmprendida desde ci Desaguadero hasta Potosí.
_ •••".-.~stos argumentos de puro interés ó conveniencia boliviana, Olañeta no
añadió más como título, que el hecho de que las secciones americanas constituidas en Naciones por los antiguos Virreynatos, ó han subsistido m sus demarcaciones, ó si, se han dividido entre sí lo') pueblos, han respttado los límites señalados por la (orte de J1adrid.
Pero aceptando estos principios, los títulos del Perú al dominio de los
indicados territorios no pcdrían ser más evidentes; pues 'ellos consisten en
demarcaciones establecidas
por los antiguos Vi rreynatos, y en cédulas Ú
órdenes reales, emanaùas de la Corte de :\fadrid. Según ellas, el Desaguadero, ó río que desagua el lago de Titicaca, es la línea de demarcación que
separaba la jurisdicción terrítorial de los Virreynatos del Perú y Buenos
Aires, por el lado del SE., en que se encuentra diche lago de Titicaca.
do
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i
22-
El Desaguadero atraviesa, es cierto, en Sl1 sinuoso curso teritorios bolivianos comprendidos en las Provincias de Pacajes, Omasuyos, Sicasica, Carangas y Paria, hasta 35 le~as antes de Potosí; pero el Perú, apesar de las
desmembraciones, por órdenes reales, de algunas de estas localidades de la
Audiencia de Charcas, en favor del Virreynato peruano, se ha limitado en
sus pretenciones á solo regularizar esta línea de demarcación, que incidencias extrañas al órden político trastornaron, enclavando en uno y otro Estado poblaciones que debían pertenecerle, siguiendo la línea regular de división, que debió ser la médianía del lago, ó el estrecho llamado de Tiquina .
. Conforme á ella, cuatro púeblos, pertenecientes en la actualidad á nuestra
vecina, deben reintregarse al Perú y lino enclavado en este debe ser de
vuelto á Bolivia.
Ocupandose de esto, he aquí lo dice nuestro geográfo y estadista PazSoldán:
.Desde que· existe un lago entre dos Naciones, lo natural y conveniente
sería que el límite ó línea divisoria pasara por el medio y por los e.s!re~hós .
del lago hasta su desague; dejando las islas á la Nación que las tuViera
más inmediatas. Sin embargo no es así. En ninguna parte hay más i¡npetfección de linderos que en el Titicaca;porque
la línea que parte al Este de
Concina se acerca mucho á la orilla Orientaló alIado de Bolivia y llega al
Istmo de Yunguyo, dejando la península de Copacabana al lado de Bolivia.
Pero no toda esta península corresponde á Bolivia; en ella existen varias
porciones de territorio peruano enclavada;; ó confundidas en el territorio de
Bolivia, á saber: Tosca, TorocolJo, Chililaya, Chiquipata, en las cuales
ejercen pacífica jurisdicción
las autoridades
peruanas.
Del mismo modo
en el territorio del Perú se encuentran por~iones que p~rtenecen á Bolivia,
tales como Totora, Vaquira, Topaje, Pâfquipupuio,
Calata (Documen-
to N. 7.)
Tan imperfecta demarcación se debió al fanatís'Ilo religioso. En el pueblo de Copacabana existe un santuario, en el cual hCl¥ una imágen que __se
venera con gran devoción desde 1583; y como este santuario p~í6
-al
Obispo de la Paz, el Prela,1O cuidó, por la renta que de ello sacaoa, de conservaria, cuando por real cédula, de 26 de Febrero de 1796, se devolvieron
al Perú las Provincias ó partidos de Lampa, Carabaya y A2.angaro. El General Goyoneche, usando de la autoridad que ejercía, y palpando los defectos
é inconvenientes que resultaban de que la península de Copacabanapertenedese á la Paz, mandó agregarIa á Puno, e.n 1809; pero poco después volvió
como se hallaba, dando por razón que los indios estaban acostumbrados á
obedecer á la!? autoridades civiles y eclesiásticas de la Paz, y que causaría
confusión, si en lo eclesiástico perteneciese á un Virreynato, y en lo político
á otro. Sin embargo, por real orden de 1814 se organizó uLt expèdiente'
para agregar al Perú esa península. Estaba concluido y probabL4Il
b.resuelto de un modo favorable por el Rey; pero todo quedó paralizado, por
nuestra feliz emancipación política. (Documento N. 8.)
Atendiendo al uti poszditis de hecho resultaría
que Copacabana es del
Perú porque de 1809 á 181 I perteneció al Perú, por la autoridad del
General Goyonech~; pero como este princípio no puede ni debe aplicarse
en toda la extensión que algunos quieren clarle y más bien debe -estarse á
lo que poseía el Perú en 1821, no hay .duda de que Copacabana pertenece
á Bolivia. Sin embargc, por bien de la paz y conveniencia de ambas Repúblicas, debe modificarse el actual limite de Y unguyo, señalando el estrecho de Tiqnina; no por el valùr que tenga la Peninsula sino por evitar, como
hemos dicho, conflictos internacionales.»
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23-
El geografo y naturalista Raymondi, juez imparcial en la cuestión, corroboral1do todo lo dicho anteriormente,
expresa su opinión en los términos
siguientes:
e
"Parece natural que la línea divisoria entre el PerÚ y Bolivia, que atraviesa el lago Titicaca, debiera pasar por el estrecho de T¡quina, dejando al
PerÚ la península de Copacabana y á Bolivia todo el promontorio
que se
halla al otro lado de dicho estrecho. Pero, por una inexplicable anomalía,
la linea divisoria entre las dos Repúblicas sigue un curso muy sinuoso y
atravieza de un modo tan irregldar la citada península de Copacabana, que
deja interpoladas porciones
de territorios peruanos por otms porcicmes .de
territorio pertenecientes á B,)livia.
Ya desde el año de 18'4 se trató de fijar u na lí nea divisoria más natu raI,
separando ci pueblo de Copacabana del partido de Omasuyü, eL: la Provi ncia de la Paz, para agregarIa al partido de Chucuito,
de la Provincia ch:
Puno.
l'lié el 2¡ de Julio de dicho año que D. Tadco Zárate, diputado
á Córks
por la Provincia de Puna, hi7.<luna petición al R(~ydé España, para obtener
este d.mbio en la dl'JllarCaci('ln territorial. Pero ;ltInque la petición del dipu.
t;¡do Zárate fué sustanciaùa )' ya el Virrey de! PcrÚ había pedido informe al
Intendente cie la Paz, las gucrr;¡s cie \;¡ Indcpendulcia
fueron causa de que
este asunto quedasc comp)daJll,~nte parali7.ado, il p;;sar de la Real Cédu!;¡
expl:dida cn :q. de Octubre del citado año ele I S 14, qlle trascribimos á
continuación.
« EL
REY VIRREY,
GonEi\:\.\f)()1{
y C\l'IT.\:\
GE\EIC\L
ilE ~.ASPROVI:\CL\S
n. Y;ld,·:¡
" Xârat,·, Diputado de la Prcwinci,l lL: PUiW, se m: ]¡:I h::cho près~ntc el
" contenido en los artículos dc:-:i!llo y ull:!ecin;,) eL la instrucción
qlle le
" <lió el Cabildo d:~ su Pro\'!nci;¡, cua:1-Ir¡ flic': ci,:cto Diputado en Corte,
« l:xponienclo al mismo tiempo la., uti ¡j·hel,;s li ile rcsu Itarán de q uc se agre·
" gue d Pueblo de Copacaballa corresilondicnk
al partiùo de U1IJ3SUYO á
" la expresada Provincia d,~ PUllO Y ch; 1O'i p5jllici<ls que de lo contrario se
• origináran.
En su cünsecucncia
y hacié:udo varias rdh:xiolles sobre el
« asunto, ha solicitado
me digne mandar se expida la correspondiente
or" ,kn á csc superior Gobiernn, para q 'lC con presencia de I plan topográfico
" y comprobada
la necesidad pÚblica y particlllar. 'W resllelva en cuanto á
« dicha agregación
10 gllc CI)!lccptÚe de justicia. Y vista esta instancia
en
" mi consejo de las IndÏ:ls C:1I110 que dijo Illi FisGd, he resuelto rcmitirns,
" la referida exposición n:hr'cada ci,: mi infra-crito Secrctario, pJra que cn
'I
rre';~llcia eL~ella y del plan L)y>;;r:'¡fic1) ti;;! krn~!1O, instruya
expeùicnt<:
" en el que hagais constar cuanto C')!1\"·:n"a ;'¡ cerca de la propuesta a¡rrc(ra.. ~e1 pueblo de Copacabana á la l'/"(~vii1cia de Puno, y ejecuta;-Io
" reis cuenta, como os 10 UJ:1Il.lo, con te<.;tiIèloilio de todo y vuestro informe
" (,lll1sultivo del real acucrdo, Dar;¡ tomar Ú su viStl la rcsol ución conve:liente.
" Fecha cn Palacio, á 24 de Octubre de 1814. Yo EL RI<:\'.Por mandado del
" Rey ;\i \1estro Señ0r-Silvestri~
Collar-Tres
rÚbricas-P£lr,l
el Virrey d<'t
" Rf/t, sobrc agregación del Plleblo de Copacabani1 à la Provincia de PUllO.
" Lima y 0J"oviembre 29 ù,: 1816-GIÚrdcse
y cÚmplase 10 que S. M.man'! da Cil esta
real cédula, d,~ que se t<Fn;¡rá ra7.:)n cn cI Real Tribunal de
" Cuelltas, )' archivandose original, se pondrá cn:)ia certificada por cabeza
« de! expedicnte,
y proccdicndose
<.:11 SIl
cjecllcitm, remítase este al señor
" G,)bernador é Illtendente de la Paz, call el oficio conveniente, á que insa truycndose
de Sll tenor y ohjeto, inf,mne con justificación y á la mayor
"
DEL
p¡::¡u';.
PNsidclltL' dL' lIli
¡Ú'al .-ll1diolcl,l
,:1 ¡-Illla. Soior
da-
7
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24-
II brevedad
lo q uc .se le ofreciese: Y trascríbase Jo ord,cnadü al señor Gober" naclor de PUllO.-PEZLJF.u .. -Toribio Au'val-Una rúbrica.-Es
copia.« A Ct'val. Comprobadj.-Una
rúbrica.»
Bolivia no puede, por otra parte, ne~ar la Icgítimid;vl de la jurisdicción
íkl Perú sobre el río DC,'iag-Llaclero, d2sde que ella está reconocida por sus
le~~Îs\adores, por S\lS ~c(¡gt'i;"s, por sus e4adistas Y por·sus escritores pÚblicos. Sus kgi;ladores,
';LlC crearon SLlnacionalidad
y organizaron sus
instituciont::s, (\c:sde ia primera Constitución política,
reconocieron
nuestra
jurisdicciÓn hasta el inr!icad0 límite, aunque
se reservaran su derecho de
estab~¡;cer1a nÜs ,lifmitivainentt:, de acuerdo con nosotros .
. Asi es como la Cnnstítución
que le dió Bolivar, en 1826, en su artículo
3(: ,lice: "Ei territorio <le la República
Ihliviana
comprende
los Departamcnt,)s de l'otU:ií, Cllllquisica, La Paz, Santa Cruz, Cochabamba y Oruro.»
Yell st! artículo 5'). añade: "Por una ky Sé hará la divisi(¡n m,ls covenielltc r otra fijaLi Sl!~ ¡íiilitè~, d: aCllerdo con los Estados limitroks.1I
Reforl1lad<1. esta COll.stíttlciÓIl ':Il 1831, se repitieron estos artículos, en la
lIIi;;11lc1forma.
Ell ctl1l1p;ill1iento de estas artículos, en 1826, fué que bajo Ias sllgestionC's
de J-hlÍvar Sé firmó ci famoso primo tratadù de límitt's, que no por haber
q\le,bdo sin ,:fecto [nI' (ksaprobacíón
del Perú, deja de ser, de parte de
lhlivia, una pnl,;')a de nilestros derechós territoriales en las riberas y curso dcl rí o ])e;;aglladt'l'o.
E:;e trata,.Io, en SliS a:tíclllos 2(:, 3'! y 4". dice:
Artículo 2°. «j),;sdc d pUlltO citado de la Cordillera (El Tacóra)
hasta
el Río Desa:¿;l\a(J.~r\) la divisoria de las dos RepÚblicas será los antiguos
límiLes de las l'rm·j¡¡cias de Pacajes d.: Bolívia y Je Chucuito
del Perú .•
:\rtíclllo 3'! (\l).:sde el punto expresado del Desaguadero
seguirá. COIlO
IÍizur tÙ,'Ù,)/,/iI,
el ri,) •.k est<: nombre IlIlSta Sl{ origell, Cil la la,s;ulla tiL'
C:!I!()¡!'!,i, en ~i(::1"LcOilîi:1"Jar:l b ¡ínela por la costa d.:~._O,;ste de dicha Jagll
na. qL:'_~ I\;¡:~lall (L- Cli,/{,i!fjli/¡'('a
hasta el cstrcclw de Tiquilla, que es el lugar
'~'¡'':..Lvidc: (:,,;taia~;ulla !k:a dc] TiI/ulca. Dd estrecho de Tiquina continuará ci IiIIlte pDr ia custa del Este en la la~;una del Titicaca, hasta las cabecerae de las Provincias
d~ Olllasuyos:
ùe tal slierte que quede al PerÚ el
pueblo cil' Copacabana y su tcritorio, la laguna Titicaca y toùas sus islas, )'
it Bolivia la de Chaca'llarca con toda su comprcnción, debiendo ser la pezca
y ,¡av':;.;aciú¡¡ '-'fi ambas lagunas comun á ambas RepÚblicas.
Artículo 4~ Dcsdc las cabeceras de la Provincia de Omasu)'os, serán lími·
tes dc I;d do,; RepÚblicas, IdS qlle dividen dicha 'Provincia Y la de Larecaja
pL'rtcnecicnt'~s it Bolivia; Je: las de Huancané, Azángaro YeCarabaya del Perú,
hasta las Illision,;s del ~;ran Pati )' río de este nombre; qucdando, por consig"Uiellte. ai Perú la p,'ovincia dc Apo]obamba ó Capolican y su respectivo
territorio."
.--_ ••
La pr-'-:'Ilura COI1que Bolivia aprobó este tratado comprueba
su convenC;mi('llto de los LÍtulûs Jd Perú á¡ esos territorios que no habría porlido
convcnir ell cc,kr de: otra manera, aunque fuese CLl cambio de A.rica Y Tarapacá, sobn~ los que pretende tambien tener derechos.
Dalence, que en Sll "Estadística
de Bolivia," establece, en cuanto al PerÚ,
la más caprichosa demarcación de límites, C0mo dice Raymondi,
reconoce
tambien al J)es¡1guadero como lz'lldero entre el Perú y Bolivia, aunque lo
limite solo á dos leg-uas de distancia al SE. hasta la confluencia del Río Fa
!10 y haga correr la línea divisoria
del río de un modo imajillario, hasta las
inmediaciones de Y unguyo, á fin de comprcnder- en el territorio boliviano la
Península de Copacabana.
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25 -
Entre los escritores
pÚblicos bolivianos,
que rcconoœn
igualmente
nUlS
tr~s derechos
sobre el ~)csagua~ero,
citare~l)s
al qlIC. no p(~r ser ci Último
(lep de ser nll1Y emlCnte, qUlcn combattendo
las pretcnClOnts
de la Arg'c:ntina sobre Tarija
':stablecc como lindero entre el l\:rÚ y Bolivia
dicho
Desaguadero,
qlle durante
la guerra, dice, estableci/) ia líllea divisoria,
n'{'ollo,¡d'l 11)01' III/írrl'j'ltato
dd P07í)' rf.l/Jctada f('r los GOUFa!cs dL' SIt rjáâ
(¡¡rllll!L'
I,l !Il/Ka {'.lm/Jaiía dt los 15 aiÏos tir! a!!o ¡{·¡-,í. Ese escritor es n.
Julio :\Iendez, quien en su último libro titulado
"Límites
argentinos
bolivian!)~j 'c:n Tarij:l yel Chaco," contiello': la,; sí6uicnt.c:s d,:claraciollcs;
O))uLlllte esta magna gU';!Ta el realist'! Pedro
Antonio
Olañeta
nw,1<:1,')
!a naciollalidad
del :\ito Pe:Ú, a!Tanc;'tndola
de BIlellos
i\irc~ con el armis·
tic;" • It: Salta, el '5 de Jldio de 'R21, desplles (L:: ;balto SnrI.ln:siv<J:I la p:;:?:!
d,: Yunguyo
y mucrk
de GÜ,c:rmc, qlle par,xc
¡:Ù.s bi,:n llll prelimil1:lr
d,:
Pal. y di: límites.
J le aqllí SIlS principales
di.;p:-.;iciilll'C:S;
«Las fuerl.as al manùo lkl señ'lr
C<Jlllalldant,,:
Gêll'~ral, q;l'; aetuillme,lt·c:
"';lllnn
èsta ciudad la dejar;'¡n ¡ibn.: i'¡¡a]mcnk
que todu
··1 krrit<,)rio
dc'i
(.';¡I;i:d) de Salta, rcalir.ando ,;:1 rctiraa:l d;; cil;¡ h:l-;la ¡Ill PU;lt,) situado
en ia
Call1pa;-la ùe Yungay,
á elecciÓn lk dicho s,~ñc)r, C,)il t.1i qllC ;;':;1 liLt;; ;l't:) ,L,
ia r,:íerida, y que en ella se: le pro[>urcioni:
p;tr;l su aloja,ni,c:ntu
.je clllerlllO.',
jl,:r;¡¡itiéndo!e
adema:; comprar
de dia ios arti':u;v;
llc,·:esarios ¡nr;1 su subsistencia."
;'reparÓ la naeionaiid;¡d
d,: Lt..; Ch;lrcas, :1:·L¡,)(.'¡'ld,)la, al p:Klcro
ILl; h~,'Ú
C,)i] Jas defecciones
que prc,:<".Ji<:roll y si:.;,-,iernn a: C')llV,.:nio ci;,; T:lra¡);lya, de
() de l\Iarzo ùe ':)24, cuy.) :1r1.;clIl() 3". ;tp,,,;;lr ,k scr redactado
é i:np;le::t)
C0l110 todo el pacto Inrel
'[iCTal G~;"":iil1')
\'a:'kz, Cll:1t!"i1., la ;;i:.;"i'·!lt;, !'1'
,t,,-.;tidura:
31). Para (1\:-.' d;chl)
Sr. (-;.'11'.. r¿tl (Y;i.:¡ -ta :HI,...:d:1.()r[r;u:i~:ar ': :lU:ll ':1
t";.:r :".lS f!"lèJ'/.a:-; Y' í);}'-'I'ar Cl}i1 1'~Ll; i:-:~lL1j(l
~':~);'~,'
;,.) \.:;h::nit-;os'~l:2 S!l [[-,.....
Ilt.·, h!"~l
~~;'l en (~ll:a:;l.) d~ (/CI1.';i\.'¡l y d~..:"~~¡~si\·¡ll
t'_~l ll-:t :.;' i,l.t:L!O
pLlnl'll.'l1~_.~ llli~:tar
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"'1)'" Jl,\lnc¡::,
'1·\,11'),"""''''
:.',.11",\IL:.
..... ",I.·JI
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L'.
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PO:;\CH)lh.:S:
(;(/lcra! m fife.
E! GC:lh:ral Oiaileta,
tr:ltiva
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y política,
como
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S:!jl (·~'d.'! u/ l!"~¡;(~;/¡U••. ')(t7or
l'¡rr,-)')'
cOllvirti,') :a all·,.:ri,)r i:l'.'.:~l¡·]Ul·J. ¡ni¡itar
en alillini·;·
vere:l1l,)S :!es;Jl¡,:";, !);¡S(;¡,I.I) :1 ¡>rob;.¡r~() la capi~ulación
_\yacueho.
". \ rtícnl,)
JO. El t::rritori,)
c¡IL: '.:·U:tl'IlCC,'ll la; trOj)as espa1Ï):a;
eli e:; I' ~¡ï~¡
,:,T:I clltn::-,;ado á las a¡-.lIas de:! ejército
unid·) libz':l'ta.Jnr hastl c:i De";¡,"uadc
l'n, C'.)ll ¡,)~Parque;;, maestr;\'lZ;~S r tndo.; I,,·; ;timE':ncs
m:litarc::s exi';~:llk,';¡¡
L!lc[.;o el Virrey La¡-;erlJa ;1<1 ill,¡'l,l:tk\ al S,i'.1 del Dc:,;;t;2:uadc:ru.
(l'~r(l si
);ortc:, diremos
nosotros.)
La jurisdicción
<lue COll Illi r:l:; pr(:vi~,,¡-¡'l:-; t: 'Ill") ,le b A L1dic;lcia ele: Char·
__
•• ....L.
•• Virrey
ùe Líma,
:\');ls'::<1i, ¡¡l;m¡ill;S ,I.: la C)llcordia.
CÙIlst;¡ del ,;i.r;l:n~c rl+:Üo de! GClIc:ra1 C;")'!)a, en ;,1,; ,,:\Ic'!J1,)r:a; par;¡ la hi"bria de: !as
~rma,; e.spañolas ell cll'e:rÚ,'¡ U.>¡110 l"~. p;'lgiI1;1 .30.
«lZ..:cihida en la ciudad de: C01'<\.;\'a l:t noticia d:..: lo quc p<l'iaba en nC/ellos
¡\ires, Sil G:)b:::rnad )r, ¡Jor C,,)IldllC!:O ,H ti:.: l'otù."í, diÓ parte de todo al Virrey
d·.:: l\'rÚ, manifestando
ambo:; la opini"'1l (1: rc:;;~Lir ;"t aquellas
innovaciones
y <l':1l el último anÚnCi:lDa el pcn<l:ni"nto
CUillO pr,;cisù, de poner
aquella.;
provincias
bajo la protecciÓIl r dirc..:ción
de dich,) Viney,
concluyendo
con
pC:lLr urgentemente
ci auxilio de: aL.; u n a,.; arlll;¡s ...
))
\'ocos días cL:spués el Ge:neral :\ïc:!,), pr'H.:nlcntè
d:.: Charcas,
comunicó
también
documentaùamcntc
al V ¡!Tc)' de Li !Ha, los trastorno.'; de Buenos Ai
re:; y las providencias
¡iue: ]¡;I\Jía ]ihral() para mantener
en paz las provincias
de ¡-;u rn;udo, la..; cuate,; con vutn de ai/llel cabildo habían resuelto s'.: pusie.
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- 26~cn bajo su proté?cción. Igual demanda d¡rijieron varios jefes de las provin·
cias del Alto Perú, sus cabildos y el Arzobispo Je Charcas, con muchas per·
sanas particulares y dis~lguidas. El delicado Virrey, descoso por un lado de
acertar con el mejor medio de servir los intereses españoles y por otro de
alejar todo motivo cie ccnsura sobre la rectitud de sus intencielnes, sometió
esas demandas á la deliberación
de una junta extraordinaria,
la cual únani·
mente opinó por la agregación de dichas provincias á condición de interina
y en tanto que: no sc lograha el restabiecillliento de la autoridad real- en Buenos Aires, y para que desde luego prestase al efecto todos los auxilios de
que fuera posible disponcr
.
Camba hace la a!lterior exposición, tomada de la «Relación del Gobierno
del Marqucz el<:la Concordia.'
El mismo narrador, en la página 157 del 2.° torno, ocupándose e]c la investidura ciel General O:añcla en I g24, dice:
«í)espucs depuso vio!ciltamentc à las a\lto1Ïd:tcles constituidas de Potosí y
Charcas, apr.')piandose el mando ,,:upcrior de las provincias del Virreynato de
Buenos Aires unidas a: cie Lima, de réal orden, desde el principio de la rcvo!t,¡Ción.»
"La jurisdicciÓn peruana cn la auiiencia de Charca;;, durante la guerra de
la indepeddcncia, s:~fundÓ en el voto de tocla, las autoridades del Alto PerÚ,
y en una decisión del Virrey de Lima, aprobada por el Soberano de España."
Nos es conocida la al1exi:'J:1de toùa la audiencia de Charcas al Virreynato
de Lima, bajo todilS las formas dc ir validez.
«La minllta de: la adhesión de Casteli al rictificar el arll1l1jsticio del Desaguadero, de: :\IaY0 de 181 l. señalando este río como límite ,de las jurisdicciones; adhesión en parte extraña al cuerpo de las estipulaciones."
«Se ha visto 11\1'.: Charcas en la extensiÓn de tnda la audiencia
se agre¡;ó
al Virrey mto d,' Bucnos Aircs, á la sola noticia de la revolución
del 25
de :\Iayo de r 810.
Este hecho kgal y pÚblico cl;\ lu¡;ar á v.lrias consecuencias:
I': Que el decrd\) lejislativo arge!,tino, de 9 de 1\'layo de 1825, es un puro
contrasc:ntid\), dese]..; que la ill<lepcndcncia del Alto Perú comenzó por ser
lin hechu colonia! ~!Ui:lçe años antes de ser republicano.
2~ Que
e:;a agr,~gación fué t6tal de la audiencia y no de los circunscritas
clatro provincia." mcncionadas en el decreto argentino de 9 de Mayo.
3~ Que la s;,;gregaciÓn de la totalidad de la Audiencia, consta de la deliberación cil' aut,)ridalks
aue1ienciales, como la del Presidente Nieto, con
dictamen y acuerdo d~ la Audicncias ydc la del Arzobispo de Charcas, que
CjIIC aun tenía jurisdicciÓn
del primado en los Obispados de Paraguay, Buc·
uos Aires, Códova y Saita.
4~ Que este voto de las aut.oridades centrales y y representativas
del Alto Peru qucdó confirmado con el de Ias autoridades politicas y cclesi¡1M,~~
de todas sus provincias y Obispados.
5'~ Que la segregaciÓn revistiÓ las formas de la soberanía popular, con el
\'oto popular, con c! V/.Ito uniforme de todos los cabildos abiertos de las
mi~31na:;seccioncs revolucionadas,
Buenos Aires, Santiago de Chile, Lima,
Quito. Bogotá y Caracas.
6~ Que el G)bicrno de Buenos Aires, mientras obedecia simultaneamente
al de la metropoli, lo que se prolongó hasta el acta de independencia
del
congreso de Tucuman (9 de Julio de r816), reconoció tácitamente entre los
actos de la Monarquía Española la aprobación
del Rey de España del acto
emancipativo del Alto Perú, que se anexó al Virreynato de Lima.
Eluti
/Josscditis de r¡{lo en ci Virreynato de Buenoe¡ Aires
tiene que
(I
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partir del hecho kgal y bé\ic\J d~ la desmembración
de la Audiencia
boliviana, re;;p,~cto de ese Virrey nato, en el mismo año de I R IO.ll
Si como resulta, por el conjunto de pruebas que· hemos presentaùo, no
queda dnda de la lejitimid.1d (k los derechos del l\:rú i establecer como su
Jí'nite oriental ::on Bolivia el río Desaguadero,
desde su origen en el Titicaca, veremos en seguida fjUC n0 son menos fllndados y legales sus títulos
igualmente i los lugares en c¡ne deja de servir de límite dicho rio, para continuarIa sobre la cordillera real.
El deslill'lc practicado por el Virrey -I\)lcdo ell p~rsona, en 15 z8, entre las
provincias
de Arica y La Pa7-, sirvicnd;) tk perito D. Alonw de Miro y
:\gnirrc, Correjidor de San Marcos de Arica, aprob.ldo pH ciclula real de
F,~lill'-: Il. del misrr:o aiío, fijÚ los límites del PcrÚ cn e"il 7-ona territorial
h;¡~ta los altos de Calacoto l/nt: C01l111l1Îcapor la a!Jra\lamada !\pachata, con
lo; cOlT,'jimientos hoy bolivianos, anté:" (k Ja AlIdic!lci¿\ de Charc~s y Vi,
rreynato de Buenos ."-ires, llamados l'acajcs, Caral1~)'as y Lill::7-.
'fa'ltl) los Virr<:ves, como las (kl¡Üs autoridades 3,~B~leil';s Aire", reSj)::t;lr<l1l ~iemprc ,~st~s lí:nites y 1:1.c:(:dula real apro!lat,)ria
tL:l d::slinde practica'h nnr ;:\ Vire'! '{',)kdo ~;¡n'i:) :;iem~)r': ta~llhicil Inra re~·)L·I~¡-las cuestiones
pri'.-.l,'¡:¡s suscita,Ía"
Ci¡tn: los v(:cjn()~ de los pl¡,::1J!os de Cara'lga.:; y Lipl:7C'lIl lo~ de Pica, por la pu"c.;j,\¡ d,~ ks p:¡-;tü; J" pïopic,bd
de: esto,,;, que los
"tr'), Llsurparon rep':t¡das v.:'~,";, 110ob"tank hab::r pa~~aJo durante Illuchos
;Iñn~ el derecho de apron:cJ¡ar de ellos, 'Ille ~e l1amÓ yerbaje,
El 1ll;'IS[;1Inoso de ('st,)S pkih';
:'u0 el sc¡s,::itach p,)r el cùcique de Isluga
ni':g,) :'Ifamiani, qnien ('xibi,) la cé,hl,l ;'\ que: '10S h,:mo,; referido y otras
prllehas m:1s, qUt~ S\l" c()!llr¡IJ:~:1;lks lLt!ludo:.; ,i.cllltraJêcirlas
con otras, por
:1 CilIT,-ji,lol' de f\¡'ica COl1lil ju,;ti,~ia, n·) pé;di,.;,';)!} verificar; sucediendo lo
,,,i·;nl!) COll los !)tros juicios p¡;;,:r;,¡r,:s j)J'()!n",'i,!',; ~)()r el cacique d;.: Santa
;,.hría I). F,:Ii[w Aduvitk. D. Fr:tn,:Î';':'l F:')r,::~;)' ntlOs, (It; amparo en pose<:"1 d·.: <\tro" t:ïreilOS lh: l\l·,.;s.¡i¡nit;·uL!·,,;,-, \,>:; \hur¡xdor'~sá
sostenè)' su
ik,';;ll [l(scsiÓn por las vías dc h~,:h,). d,;,;trll)'C:ild'l los annjanamientos,
has
ta . l,)ig'¡;':i. sus dueños ai co' ¡>ktl) aO;lnc!oilo d·,: .S¡ISpropiedades, sicndo la
fIIL'L:a,,] Único título d.: P'j':';::;!¡ qll': hl,) p:)!id,) y I)LI.~d'::ninvocar.
l':,'I"S,'¡dan, cn Sil "pÚSC!I:" r,:c¡,~:Jt':::H:nk ptlC~t) en circulación,
rejistra
t.,,1;¡,
;-,,,LISprucba;;,;'t la" '1:1: :!t)·; I\;'i]itim,)s; CO:!],) taml)icn Raymondi
al
";:1 ll:t pic7-as de cllas.
(',-':ltra todos estos tít¡do;, .>¡·;e cs Jo q\l'~ alc~';¡ al Sr. Oropeza? Que los
p:ch:'"" '1"'-' '-"I'livoc'lllalll·.:Ilk '¡ic,~ pa~;¡banlo<-; d·,:Tara;)aci al Sub,Dclega
d,) <1' ':1 :)r;wincia ,-k Cll"UL;.h, qllc'!:lr.)t1 :-t'lk-; y dllrante la guerra de los
'j'lin,·,: aii;,,, de lajllrÎ~dicci(c)¡l r·,:ntí.;tica de Cha:'cls y <]11<: puede ser yes otro
títl~ 1,-, ..-akdcro de alta s¡~;nifjc;¡ci(c>l1el pleno debate abierto, ase~urando
previü.Lnc:ntc y ante tolas la·; fronteri¡S ;¡ctl~aks.
, "
~ , ..'.,1:..,' ,:ot1!pren(],:-- ,k;, 1,' h:;.;o q '¡,', SI se p()¡](' por condlcl,)!l al debate
tl· ..' 'i:1 :¡rl','gin de li mite,;, el r,'.:: ¡(wci iill'~ilto y .~:gll ridad de las fronteras acITd··s. ,'~ ya del todo inÚtil ¡¡¡j;l disc¡¡";"lll, almcl]!);; qllè se pretenda, como
].-. til.:",:
el :¡cÎÍ,)r Oro[:ua, Cl'(' el PerÚ cntrCC'lle -1 Bolivia gran parte de los
D"I~;lrtall1'llt()s ~de CUZCO): }lé11l0 yank
"toldi) mis d~ nueve grados
!,;,,:"':.;i'ií.ri';'hde latitud sobr,,: el mar, partiendo del río Tambo, en el Norte
(I:: i¡l'l,:lb. r seiíalando el rio Lo:-t en d Sur,
!".·rn, :il hemos dicho, !jll': v;'no ha sido, t~11todos los juicios promovi,
do.; ;lIik" r de:;pllés de la illLLpc:tl.b¡ciil, c:-.:ijir eL: Bolivia la presentación
de
a](T\ltl titl¡]O :,obre los territorios en ctle.;tic'lll.
•...
H oye: st:iior Orupcza ha ¡!"cm¡>oh;l' lo (¡~ los archivos de la Audiencia
d,· (11.1,"::15 Lu cèdulas cl~ S'.l (:r,~.:i(Jt¡. qq,; :¡LlIlqll,: se intcrpreten, en cuanto
C
-;
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límite" jurisdicionales, en ci sentido quc él pretende, ya demostraremos
que
esa jurisdicción no c0,istituye, conforme al Derecho Público Colonial, título
de jurisdicción ó dom1l1io territorial,.q ue son los únicos que pueden servir
de base para una demarcación de limites.
Esta es la lejítima razr"lIl porque el Congreso del Perú modificó el artículo 3? del Tratado
Preliminar, en estos términos:
"Quedar;l1l siempre á la
parte de la Nación á que perteneccn
las poblaciones bolivianas y peruanas
cstabÜcidas actualmente cnlos territorios !ímítrifes ó sca Cil la celebración de
cste pacto; agregando ci Congreso que el articulo debiera redactar"e en estos
términos:
((Los titulas de dominio peruano y uso deben ser tomados p.n considera.
ción en los casos dudosos (para la determinación
de límites), d'Índolcs la
que les corresponde
en el mismn orden cn qne están enumerados;
di.
chas. títulos de dominio no pueden oponcrscle como contra prueba la posesión ó ci uso."
Estas mOdificaciones, sielldo de carácter recíproco, son tan ventajosas para
el Perú como para Bolivia, aunque no puedan ser el ca'nino para la adqui
sición de Tacna y Arica, cuya observación de parte del escritor boliviano,
no revela "ino su ccnciencia de la absoluta falta de todo título de dominio.
Entre tanto, también el congreso de Sucre, logró introducir otra modificación más favorable para Bolivia que para el Perú, cual es la explicación
en el artículo 3?, de que las poblaciones que, según él, conservarán el Perú y
Bolivia, sean polí/Ù:aIllClltc organizadas y que se encuentren en los territorios
limítrofes.
La restricción agregada, se comprende bicn, no deja de tener algún alcancc. Ella salva los territ()rio~ que no están todavía reducidos á la civilización
y formando pucblo,; Ó Naciones, qut.: carecen de una verdadera organizaciÓn;
tales son l:>s que ocupan la mayor parte de los ríos afluentes del Amazonas,
sobre cuyos territorio:s hay también conflicto ùe derechos ó pretenciones
entre el Perú y Bolivia.
Dt.: t.:sta manera se ha {luerido excluir tal vez las Provincia" hoy bo]ivianas de Callpolicán,:\luñccas,
Omasuyos, Pacajcs y aun Carangas
y Paria,
sobre las cuales el h:rú ha reducido sus dèrechos á nada más que á lo que
posée de hecho.
Este es d dominio, que con harta copia de razones y documentos,
ha
reconocido, en efecto, el naturalista y viajero Raymondi á favor del Pc.:rú,
que exibe en f.wor cie su derecho los más auténticos títulos.
He aquí como los establece Raymondi:
"Erijido el Virreynato de Buenos Aires, el Rey de España dió luego en
1782 una ordenanza, divicndolo en las ocho intendencias siguientes: úLRlIe.",
nos Aircs; 2° La Asunción del Paraguay; 3°. San Miguel de Tucumán; 4'"
Santa Cruz de la Sierra; 5° La Paz, con las Provincias de Lampa, Carabaya,
y Azangaro; 6°. Mendoza; 7? La Plata ó Chuquisica y 8? Potosí, con los
territorios (Ic: Porco, Chayanta, Atacama, Lip~~_, Chichas y Tarija. De estas ocho intendencias, cuatro formaban el A]to Perú, á saber: Santa Cruz de
la Sierra, La Paz, La Plata y Potosí.
Co'no se ha visto, en r 796, por otra ordenanza rea], se mandó agregar alVirreynato de Lima toda. la intendencia de Puna, separándola del Virreyna.
to de Buenos Aires, y colocándola
bajo la jurisdicción de la Audiencia
del
Cuzco.
En 1825, cuando ci Alto Pçrú se constítuyó en Nación independiente,
la
nueva República de Bolivia se componía de seis Provincias, que son:
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I~ La Antigua
Presid~ncia de Ia Plata ó Chuquisaca, que comprende
los
dos partidos de }amparaes, Tomina, Pelayo y Oruro.
2°. La intcndencia de Potosí, cuyos partidos son: P!sco, Chayanta ó Char ..
cas, Chichas, Tarija, Lipez, Atacama y Paria.
3~}La intendencia ne la Paz, constituida
por los partidos de Sicasica,
Pacaje;;, Carangas,
Omasuyo,
Chulirnani
(actu:dmcntc
Yungas) y Aro.
lobamba.
4°· La intendencia de Santa Cruz, que abraza los partidos ne Cochabamba, Valle Grande, Mizl]ue Caza, Arque, Tapari, Aropaya
y Saca bar.
5~} El Gobierno de Majos} quc solo tienc los partidos de Pampas, Majos y
Baurc.
6°. El Gobierno de Chicuito.
Si se cxamina ahora cuales de los partidos (kl Alto PerÚ, qt¡.: acabam.);; de
citar, limitan con la actual Rc:pública dê! Perú. venu,; que son, einp~~zand,~
por el N,xte, los d.: A;)olobaill~n. Larecaja, O.naiIIYo, Pacajcs y Carangas,
de la intendcncia de la Paz, r los de Lípez y Atacacam,1 d~ la intendencia
de Potosí.
AClnqlte lL'iIJués -le h éll'lCl de );¡ Ind~p ~n blcia h,1 habid.) algunos
clInbi'Js en la ,kmarcaciÓn territorial i!ltèrior d.~ la República de Bolivia,
e,;tt),; no intluyen naja en lu,; alltigllCJ; ¡nrt'Jos con el PerÚ.
Sin embargo, cOll'el objetu de aclarar esta cuesti(lll y evitar [l~,;as intcrpre
taci0nes, los daremos á conocer ar}ltí.
El a'ltigua
partido de A¡loloballlba. quc durante el Gobierno colonial,
hacía parte de la intelidencia d~ la Paz. forma hoy una Provincia llamada rk
Caupolicán (¡ 1\polobamba, qw:: pcrtene.:c al grail Departamento
del Beni.
E! antiguo partid,) de LarcClja St~ha sltbdividido cn las dos Pnwincias ck
:'or lIîkC<l';y Larecaja, 'lue haccn p<.lrtc lL:1act:nl ])-':¡);li'tamento de la Paz. El
¡urti do de Pacaje,;, {;)I'lna aC(¡1.tlmente L Pnl\'incia de Pacajcs, llamada tarnb::n de Yngavi, del mi'illlO D,:¡nrtalllcntt)
de la Paz. El partiJo de Caranga,; constituye hoy la Provincia rkl mi~I11')nombre dc! actual Departamento
d.~ Oruro. El partido de Líp::z, de la inknclenci;¡ de Potosí, cs cn la actua!i.
dad Ilna Provincia que pcrknecc
al !)eparta~lknto que lleva este últilllo
nombre. l'or Último, .::1anti:;ïlO partido 'k: Atacama cO¡J-itituye ci Departamento así denomll1ac10 .
.\11ora bien, como tarde Ó temprano tendrin la·; dos RepÚblicas del Perú
)' Bolivia qlle fijar Sits límit,.:s de una manera estable, parece lo más jtlstO y
rac;,'nal que se fije como líllea divi;;(jr:a la que en I~I 5 servía de límites
(;ntr'~ lo;; partid,)s lh~l Alto PcrÚ mi,; arriba citadt)", y las Provincias ó partidos confinantes al Virre)'nato
de Um:l, 'lut.: St)tl P;wcartambo,
Carabaya
Huancané, Chucuito, Arica y Tarapad .
......
• .. "'DE
L\
pl{r)\T\CI.\
1)1-:C\'.)!'OLlC ..\'\
() .\Pi)Ulll.\\lB.\
EX
EL TERRITORIO
e ln,) 'il hc,n,).s ya dicho, e.~f.lcil averi~uar 10;; lindero;; de loslpartidos en
la,; parks pobladas y sometidas al Gobierno: pero nó en los lugares desiertos .) ]¡abita,los por salvajes y ca,;i entera~nentc
desconocidos.
Esto último
slIced-: c·nlo,;
limites de la Provincia de::Apolo;);ulIba, que se conoce hoy
tanJ!JicII c,m ê! nombre de Caupol¡d.ll, r Tlt.:,~ halla situada muy al interior
cn la regiÓn cie la Montaña.
En efecto, el señor Dalencc Cil su im;).)rtantc obra sobre Bolivia y más
dc::.spll':';los autores d~1 ¡\-fapa oficial de B·)livia y m:'!" tarde el señor don José
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- 3°Domingo Cortés, han comprendido en la Provincia dè CaupoJicán ó Apo·
lobamba una gran extensión de territorio
pertenecientè
al P·;rú sin ei tar
documento alguno en a¡~yo de su arbitraria demarc:\ción.
He aquí lo qu,~ dic<: Dalencc, resp::cto de los límites d,~ c~ta Provincia:
« La Provincia
de Caupolic; ...n ú Apolobamba
linda por el Norte C('Il el
« Brasil, y línea de demarcación;
por ci Oeste con el Perú de que la sèpara
Il el Inanvati;
por el Sur con las Provincias cie Larecaja y YUi1g"os de Chu« lumani, y por el E'ite CÜll el territorio
d:? Mojas, limitado allí por cllkni.
Il
De modo que segun Dalance, la Provincia de Caupolicán se extiende p~)f
ci Norte hasta la línea cle demarcación con el Brasil. Veamo,; ahora como
traza dicha línea de demarcaciÚn.
Al tratar de I()s límitc:s de Bolivia, el mismo autor dic,:: Desde la cun(( Auenda del Yavarí, con el Henes, continuúa la demarcación el It-n-::s, hasta los 7° 30' de latitl\(l Sur, en que el río ha tomado succsivanL:ntc
los
fl nombres
de Marmoré y :\ladera.Jl
Desde este punto, por otra linea recta imaginaria ck Este á Oeste se encuentra la ribera oriental del río Yavari. que des~rnbuca ell el Amazonas,
(( á los 4° 42' de longit\ld occidental cid meridional de Chuquisaca. Del YaC( vari vá la lín:::a clivisoria por el Sudoreste
á la b~c<1.del Inamvari, que en
cc aquellas regiones
toma el nombre de Beni-pareo
t\.sí que la línea de (kmarcación
cs la que va deSfie l\h.L:ra hasta e1110
(I
(I
(I
Yavari.
Sería curios<l averiguar cn qué 'ie apoya esta caprichosa demarcación q lie
da á la Provincia de: Caupolicán Ó Apolobamba
más de 7° cie latitud ó 14°
leguas de largo y hace pertènccer á Bolivia todos los t~rrenos situados al
Sur de dicha línea de d-:marcación que une el ~ladera con el Yavari.
D,~ los autores qll:.~han escrito sobre los antiguos partidos, cOI-regimientos
ó Provincia.; en qLl'~ se hallaba dividido el Alto y lhjo P,;rÚ durante el
Gobierno colonial no tenemos sino i don J orje Juan y Antonio de Uiloa y
ai doct<lr Cosme Bueno, nitPlUO de los cua\c:; dil á la Provincia
de CaupoI¡c:in ó Apolo'Jamba los ext;'nsos límites qu'~ le asigna IIllltll propio el señor
Dalcncc.
D. Jorge y Juan Ulloa comprenden
al territorio
dc Apolobamba
en el
Ooispado dd Cuzco y hablan de las misiones de este nombre, diciendo que
distan del Cuzco 50 leguas hacia los confines de los Moxos y se componen
de 7 pueblos de lnùios mJdernamente
convertidos
á la fé; pero sin dar los
límites del territorio.
El doclor don CoslIle rLtcno, á quien el señor Dalencc cita Cil muchas
partes de su ohra, da la descripción de las misiones de Apolobamba.
perte·
nC'cientes al Obispado de la Paz del modo siguiente:
C(
A la extremíJad de la Provincia de Larecaja, hacia la parte oriental de la
C(
Cordillera y á la Occidental del río Beni, hay Ull terreno como d" Rn leC(
leguas, Sudoeste, eà cuyo espacio están situados los pueblos que compoC(
nen las misiones de Aí)olobamba, fundados y gobernados por los reJigio(( 50S Franciscanos
de la Provincia de San Antonio de Charcas.
Estos pueblos son ocho: cuyos habitantes de todas edades y sexos apeC( nas llegan á trescientos.
Sus nombres son: San Juan Bautista de Buena vista
C( y por otro nombre
La Plata; Santa Cruz de Valle ameno, la Concepción
" de Apolobamba;
San Antonio de Aten; San José de Uchupiamonos;
la
C(
Trinidad de Yariapú ó Tumopopa y San Antonio de Isllamas. De los cuaCI
les debiera excluirse el de Sail Juan de Sahagún de Mojas, que pasa de
" trescientas almas: porque este pueblo era en otro tiempo anexo del curato
de San Juan de Oro de la Provincia de Carabaya, y se cedió á lo~ padres
(I
(C
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-31para facilitarles las reducciones, con poder tener en él los ganados que nccesitan para socorrer con carne á los indios neófitos. &., &.
Por ci parrafo quc acabamos de trascribir, aunq~
no aparecen en él los
vcrdad~ros límites del territorio de Apolobamba, se vé sin embargo
que el
doctor Cos,ne Bueno le señala ochenta leguas por toda extensión; que es
propiamcntc, poco mis ó mc:nos, lo (lue Jebe tener, coma veremos má.,
adelante.
En crectt),:e¡npczando
la Provincia de Caupolie;in ó Apolobamba
por la
parte Sur Cll la latitud de 140 50', d<indole ochenta leguas de extensión dl'
SO, ;'1 )¡ E, qu,;, l'Il la dirección del meridiano, forman 2" So', desquitado;; estllS d,~ 14.0 tcndn:ll1o;; por su limite Norte 12° Y no 7° 30', co,no pretende el
señor Dalcnce.
La Provincia de Caup,)liÓIl Ó Apolobamba no pucde cxtenderse
hasta =1
Norte más allá del río :\ladiJi; pues más allá de este río empieza la gran
hoya del Madre de Dio:>, que baña la extcnsa Provincia d~ Paucartambo,
cuyo río es el célebre Amasumayo Je los antiguos.
E.;k cauJaloso
río lleva tndas las a~lIas de los valles d:.: Paucartambo.
sitllados al E~te del Cuzco y las del grandé Innavari, qlle reco¡';è las aguas
.k la P¡,o\/incia d:.: Carabara, río que crron~~ancatt;, tanto el doctor Cosalè
B .LlU Clllll) Oalence, han cr:.:ido q u::: vá ;'1~n.:;I"l ;ar las rt¿uas del U.:ayali,
C¡lll I). :) li' ~: ~:,)'ltl'ar;),¡e :n :')r,)o:a c l 1:'
B ::l',~l CI,l~ lnr sU r:::lll1i):)
con el :vIarmoré, forma el caudalo3o río :\Iadcra.
Let Provincia (k Ap')!oba:nba
dc l1in6"lIn 1l1Odopuede; limitar al ;'¡orte
con la lí!H.:ade dt>marcación con el Lnp :rio dd Bra~i¡ tirada (1<:1:Vhdcra al
Yaravi; porllu~ por es'~ bdo se ext:clld,.:n ];1) rnDntañas de: la 1'I'Ovillcia ck
Pallcartamb,j d~I D:::¡>.1rtamc;lto ciel Cuzco, y sólo i:;;l1o:a'l Jo la Ge)grana J=l
Perú ha podido el señ':Jr D,tlcnce hac;;r entnr
toda aTle1la extensión d~
territorio cn la Provincia de Caupolicán.
Rlstaria ka:::r preseilt,~ :;:t r {'sLoria ;\,\ti~lIa dcl Perú, c.;to C3, la célebre
cx:)cclicióa á la tierra .J: \0; ¡'l'l'0S .\1\<); (.\1 )jos), verincado por el Inc:a
Y;l~nllqui, por el río Amastlmayo (hoy :\Ldr.: de Dios) para ver CIllC las
lI1'liltaña; (L P'lllcarta;nb:).¡z.; extiencl~;l J¡bta la d~:>cl11bJCadura Jel B;;ni Cil
c~ :\ladera.
]>¿lI'aquitar tOlla ,Juih de que la Provincia de Apolobamba no puede exkndcrsc hasta la línea d·c demarcación C<'lnel Bra,;il, por estar de por medio
ci krritorio de las montañas de Paucartambo, citaré un importante document!), cual es la memoria sobre el partida Campolic.li1 y Misiones
de Apolobamba, que escribió en I7;)!) el mismo Subdeb;.;arlo
de dícho partido. Esta
memoria es un precioso )' completo
trahajo
silbre aquella relTión, y
. [>,)1" l'a llllsma autoridad bpolítica
l11'crc:ccla:mayor con Iianza; [nr ,;::1' e.,cnta
del I uaar.
,\.<l~:lue en ciertos \>lllltO";,por lc) qu~ toca á la front.:ra del nr~sil, hay
al~'l oscuro y confllsn, aparece sin embargo c1aramcnt·=, no una sola vez sill') varias, que el¡nrtilb
Ó Provincia de Apolobamba
colinda por el lado
d:l :'~,d:..: con•... ,..:1ll,\rtíclo Ó Provincia de Paucartélmbo, como se pucdè'juZl)'ar
b
por los pasajes sq.;ulcntes:
...
" ,\ b p:lrtc del i'Jorcleste 4 al N?rtc, linda con el citado rio de Reyes,
c'l]inb;¡tç CC)lIel (¡Mrtido) de MOJaS grande, y siguiendo
por el Norte
'f
.J. al ~,)rdcstc,
con otro roí~ n,)mbrclClo Tequcje, que unido con aquel
(( atraviesan por detrás de \as fronteras de la estacada del Brasil, hasta dar
« COllel (k Marmoré,
que juntos con el caudaloso Beni, en los confincs de
« l;h montañas
de los indios bárbaros del Gobierno de Paurcartambo ,(luy
(( ¡nrtido de la ciudad y Provincia del Cuzco &.Il
«
«
)J
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32-
ccDe la del Norte con los confines del pueblo y río de Reyes, frontera de
Mojas y estacada del Brasil, siglliendo al Norte 4 Nordeste, hasta las caCI bezaclas nombradas
UC¡udiamonos
de este mismo territorio, que está á la
cc parte dd Noroeste
frente de Mojas y Paurcartambo
de donde desciende
el origen del rio Beni que separa estas jurisdicciones.))
cc Desde el Noroeste,
4 hasta el Norte Iinela con dicho Paucartambo, hasta
« el Oeste 4 Noroeste
por montaña" cerrad;!;; é illlncnsai, que no se han
cc podido desentrañar
de parte alguna de estos distritos.
Al tratar de los ríos que bañall el partido de Caupolicán
ó Apolobamba,
cita par sus nombres vcintiLlos, yal hablar cid ILai vu :IV2 il no:nbrar á
Paucartambo
con e:õtas palabras:
« El Beni que también baja de estas mism'ls cabezadas .í. la parte ciel N 01'« te Oeste, cortand,)
la montaih de Pauclrta"ub)
por Catinas Abaju ..,
Como se "é, pues, á parte de la ma:a redacción, de los errores que puede
haber en los rumbos ó dire.:cic)i!cs dc lo> ri,)$ y Je la poel claridad en lo
que toca á la frontera del Brasil, por las nU¡l1erosas citas qu~ acabamos de
trascribir, resulta claramente que ci partido de Caupolicán ó Apolobamba
limita con el de Paucartambo por media de tl'la parte del Beni, se deduce
que toda la hoya del Madre de Dios pertenece al Perú y no á Bolivia.
¿Cuál será pues el limite entre el Perú y Bolivia en esta parte?
Si nos atenemos dI irn¡h)rtank (L)Cllm~nto citad,), el partido de Caupolican Ó Apoloball1ba tenJria pDr li:nite; hacia el Norte, el rio Jiqucj<c:, que
b'lja al Belli entre Jusinu.; y Ca~)illa.;, des~mbocalldc) Cil c,te rio, según la carta oficial de la R~pú:)tica eL: B ,livia, ell la latitud d.:12" 44'
El sabio I {uml)o;t. al tratar ek la exklBiÓn del Perú y sus límites con el
Vireynato de Buellos ¡\ircs, da a\ Pl.:rú tlldll el territorio quI.: se extiende al
Este del CUtCO, no ";I)io ha:ita la oriJla dd río Madera, como le pertenece de
derecho, sino mas al Sur, hasta el Marmoré; y tOllla¡lda por base una carta
del Vi rey nato de B'lenos Ayrc..;. Cilll'itruida por los E,pañolos antes de 1810,
se sirve del rio Tequeje, que ¡¡;t:ln Ti¡uiri, camI) (k línea divisoria~g._trfiei
Perú y la park dd VlreYllilt,) de: B.lcn>,; Ayn:s, que pertencce h.JY á.ta Re~
pública de Bolivia.
Como se vé, pues, aun los españoles consideraban como perteneciente
al
Perú todo el territt)I'in que se extiende al N)rte dd rio Tequeje, hast,) la línea de demarcación <:n e! B,asd, que el señor Dalence, sin níngun funda·
damento, compreneL: en SlI illmensa provincia de Caup01icán Ó Apolvbamba.
El rio Tequejc, el pucblo de Cabinas, fundado á fines dd siglo pasado yen
estrecha relación con los eklllás pucblos de la provincia de Apolobamba, citados mas arriba, quedaría excllliJo y comprendido en el territorio .del Perú.
Según mi opinión, el limitt; mas I¡atura! entrt~ t~l P..:rú y Bolivia por aquel
lado debe ser el rio Madidi, que e1..:semboca en e! ILni, según:elinapa
~
de Bolivia, Cil la latituJ Je 110 30" paiando ai NJrk del pueblo de Cabinas, ci que tiene: su IHll.:rto eu este río á una leguá el..:distancia.
El rio MaJ¡di tienc su orígen en la quebrada de Tambopata,
la que para
cerca de la estancia de Saqlli, situada en el territorio peruano, cerca del lin
dera ele Bolivia: y tanto por su largo ~urso, cuanto p:)r constituir
una hoya
enteramente separada del rio Inamhan, se presta muchísimo á ser línea divisoria entre las dos Repúblicas.~
_,_
Esta misma es la opinión, con ligeras divergencias, sobre todo respecto á
la Provincia de Apolobamba, de! geografo peruano Paz·Soldán, á quien cita·
mos antes, tratando de los limite:, relativos ,al Lago de Titicaca.
IC
)l
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33-
EstabIeciemlo que Ia semidistancia del Madera hasta el rio Yavarí es el
límite que separa al PerÚ del Brasil, asentando que desJe este punto sirve
de límite entre Bolivia y el Perú, dice:
e
LI~IlTE DESDE L\ SE:lIIIJlST.' :\CIA DEI. \IADERA HASTA L\ OHI1.1.A :\ORTE
1.A<;O TITICACA.
DEL
"Esta semidistan::ia se haila en los 6° 52' IS" poco mas Ó menos, en las
orillas del Madera. Dcsde e"te punto sig-lIe sirviendo de límite el rio Madera hasta la confluencia con:el Beni; pero como á orilla" de este río se encllcntran las provincias de \Iojns y la de Caupnliciln Ó Apolobamba
del AltoPerú, hoy Bolivia, es nece~ario saber los límites qlle las separaban del Perú.
Respecto á la primera no hay duda <¡lie pertenece á Bolivia, por encontrarse
en la oriila derecha del Beni.-I'cro
la clle"ti~ll subre limites se refiere al
territorio comprendido desde el plinto de la contJucncia del rio Madidi con ci
Beni hasta léi orilla i'/"orte del gran Lago Titicaca."
«Bolivil. ¡) m ..:jor diclw .SllS escrit'lr<:s, Sill mas fllnda'11~nto que ci deseo
de aumentar d territorio d,; Sil patria, dici1, qlle ,.la pr(lvincia de Caupolicán
() Apoloba:nba, linda por e1 Norte COil el Bra~il y linea de demarcación: por
el O con el PerÚ, de la <¡lie la separa el Inamoarí." Luego probaré que esta
demarcación
no S(')!o es caprichosa,
sino también materialmcnte absurda;
para ello bastará recorr,:r Id <lIle dicen alg-unos célebres escritores)'
geógrafos y ver en el mapa el exacto cllrso de los ríos."
,el),)!} Jorge
Juan ]i D,l'] ¡\nlolli,) Ullua, ai lublar de las misiones de
Apolobamha, en 17-~-t, las C')lHlderclll CC)']I" pcrt<.:ll,-~cient<.:sal Cuzco y por
consigu il'nte al Vi rcynat" de I PerÚ ,-Ca tal. :\" 36. )'l
((De la d...:scripciÓIl que hiz) ,:n I lio de las misiones Je Apolobamba el
célebre Don Cosmc' BLI~-Il",r,'su!ta 'l'1C Alnl()oanÓa ¡,;~tá al Norte de Larecaja y ai Oeste del río B,-:li; y tiene corn" 00 leguas de extensión. Según
esto, la provincia no pilúk pasar (LI río Te<Jllexe ye:l ningÚn caso extendería SIlS límites más al Nort<.: del río \Iadidi. (Catal. N° 5 Y 36)
"El "abio Humbolt, que tenía á su disposiciÓn los alchivos de todos los
Virc~rllatos de la América y ;'1 qui'~n le prestaban cuantas noticias y doeu.
mentos necesitaba, al hablar' 1802) sobre cI limite oriéntal del Perú, confirma lo que dicen io,; ankri')r.~s, y dict: C¡'l'-: el río Teqm:xe, (que por error
suyo ó de irn¡.m:nta le llama Jequide)
es ci limite, yagrega
lo siguiente:
uRegión del Norte ó AJtl) Perú, desde el ]eCjuiere y Marn'oré hasta Píleomay'), entre los I3? y 22° btitllll austral, (Catal. N? Il})
"Todos convienen ':n qu,: al :\ork de Apolobamba están las montañas de
l'aucartambo,
del Cuzco. Pero ninguna autoridaù
eS más competente
para
conocer los límites exactos de aquella provincia, que formaba parte del Alto
~
Vi rey nato de Buenos Aires, que el Sub Delegado de ese partido D.
José de Santa CI'IlZ r Villavicencio; este, cumpliendo con una de sus obligaciones, present/¡ el año 1789 una JlcJJ/o/'ia Ó Rdació¡z descriptiva del partido de CaupoliG"tn <'l i\polobar.1ba
al Gobernador
ó Inter.dente de La Paz,
Don Sebastián de Sequio];¡: este Sub· Delegado dice ~que el partido de Apolohamba limita al NE. 4 al N. Call el rio Reyes, y siguiendo al Norte 4 al
~'¡oroestc con el río nombrado Jequeje (escribe con J en vez de T); atraviesa
pUl' detras
de las fronteras del Brasil hasta dar con el Marmoré, que juntos
van al caudaloso Bc.:ni, cn los confines de las montañas de los indios bárba.
relS, del gobierno de Paucaïtalllbo (hoy partido de la ciudad y provincia del
Cuzco), &. Esta l1lellloria existe en los archivos de la Paz y una copia de
ella aquí en Lima.))
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34-
« Tan cierto es que el rio Tequejc
ó lo~ mas el Madicli sirven de límite á
Apo1obamba,
que en Ia
D~scripción g-e0gráfica y estadistica de Bolivia»
obra oficial, publicada en el «Iris de la Paz» como llevo dicho, en el año de
1 829, dice que el pueblo
de Cabinas es el último pueblo di! las misiones de
l'sM prc11Ùlcia y que las mOlltarlas cubiertas de bosque sc: extienden hasta el
pueblo de Tumpara, 60 leguas, al Norte de Apolobamba. Si el pueblo ùe Cabinas, que está al Sur del rio Madidi, es el último pucblo de Apolobamba,
110 cabe duda que, hasta el a 10 de 1829, el miSfit) G:lbierno
d~ lblivia ha
reconocido que ellVIadidi es e/límite Norte côil el Perú.d
« Queda, pues, probaùo quc l'ls rios Tequex'~, d~s,k su origen en la quebrada de Tambopata, el Beni y el Madera son los rios que sirven de límite
de la provincia de Apolobamba.ll
(, Antes
hoy he dicho (I) que el rio Madídi es el límite con Ihlivia en
a~luella parte, no por ignorar que el Tequeje ïes el legal, sino porque el año
de 182 I, Cabinas y otr;)s lugares del Sur del Madidi perten:xian de hecho
á la Intendencia de la! Paz; p~ro respetando el príncipio dd uti -pi)ssiddis, que.;
en el Perú sólo puede y debe regir d del añ') d·~ 182/, fi.ié c:sk rill Ci)mo li-
.K
de
mite.»
~ Los geografos Je Bolivia, guiados sin duda por patriotis;nu, pero igno
ralldo tn Jo absoluto] curso de los rios rnamhari y i\ladre de Dias, dicen,
cometiendo un grave error geográfico, que los límites oe Apolobamba tocan,
por el Norte COll el Brasil, por el Oeste con e! P;,;rú, por mc:dio dei rio rnarnbari¡ error en que también incurriÓ HUlllbolt."
« Los mismos geografo . .;lhlivian')..; cOllvicnen en q~le la lilK'a divisoria dd
Brasil parte dd Madera ai Yaravi; p'lr consiguiente:, si fUC:la exacto lo que
dicen respecto al límite de .\polobal\lba,
la parte q:¡-~ queda al occidente de
esta linea, que viene, S'\;U¡¡ lo dichi). desde: los 6' 52' mas Ó m'~ll<)S,pertene
cería ó formaría la provincia de Cal¡polican; lo que es Ull absurdo. Primero,
porque segun las autllridadcs que h.,: cit:1do, Apolobamha
110 va Illas al Nor.
te del rio Tequcjc, ó si sc: qUI\:re dç\ Madidi, y colinJa en Paucartambo;
mientras que el rio Ina;n'Jari, C¡:lC dCSpllèS de unirse con otros por ci Maure
de Dios, tributa sus aguas al;Beni, al Norte del Madidi, signe un curso
de O,;ste á Este, atraYesa:Jdo la provincia de Pallcartambo;
luego la linca
divisaria con ci Brasil siempre queJaria al Norte de Apoloba:nba y no las
montañas cie Paucartambo, Se~lIndo: porque, segun los gcografos de Bolivia
y Jan Cosme Bueno, ApololJ<linba tiene So leguas de S. O. á N. O. Don
Jorge Juan y don Antonio
UI;oa, diccn, c;ue Glista del Cuzco 60 leguas; por
eso todos los antèrior.:s eS'."fitores convienen en qu~ Apolobamba
colinda al
Norte coÜ Pallcartalllbo dd CUZCO)),
« El grave crror de l)"llenCè y otros, inclusive Humbolt,
proviene de que
cr.:ían, como lIluch.)s, que ·~l IluHvari y Madre. Je Vio.; tributaban sus ag~
al Ucayali y no al B~ni, COlm;) en realidad la, tri~)utan. La diL:rencia e:l
contra del Perú, s<.:gún :0-; B.)liv¡anos, (:s de 24 grados cuadrados ósea
9,600 leguas cuadradas ma::; ó menos.
(iOndarza, ell su mapa de Bolivia, dijo que el J ua'lv;¡r; y i\hdre de Dios,
se unen can el Paruro, que es otro error. N) dudo que hoy estarán de
acuerdo todos en que los límites de Apolobamha son los que llevo indicados. Por consiguiente, el límite: de que trato es el si¡;uiente, según lo llevo
probado. ))
.
li Des Je lo,; 6" 5 2' más ó menos
en el río Madera, sigue la línca divisoria
cntre ci Perú y Bolivia hasta el punto en que recibe las aguas del río Madi(1) Diccionario Geográfico y E3tadístico del Perú.-Lima 1887,
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35 -
di: desde aquí el Madidi sirve de límite hasta su nacimiento.
Del punto de
su nacimiento una línea que pase por las cumbres de los cerros que se dirigen al lago Titicaca .y termine algunas millas al Es~ del pueblo de Con
cina, quedando al Este los pueblos de Bolivia. Il
« La configuración
de una región y el curso de los principales ríos desde
la distancia media del río Madera, convencen de que el límite dicho es muy
natural; porque siguiendo aguas arriba se llega. al río Beni. que por su largo
curso Y caudal de aguas ha debido ser el limite de aquellas Provincias: pc
ro como el origen del Beni está cerca de Cochabamba, no se le cscojió por
límite en toda su extensión Y se dió preferencia al más inmediato tributario
del Beni, que es el rio Madidi, que le tributa sus aguas por la izquierda, y
que nace en la cordillera que forIlla la. c¡ue~J:ada dl' T~mbopata .•
Que hasta 164Ç?,despues de la d~rnarcacl()n. <1:1VIrrey' Toledo, Apolobamba no se conSideraba comprendida en el DlstlltO de Charcas, lo prueba
el interesante informe, que, de orden de! Gobernador de Buenos Aires, expidió
cI de Potosí D. Francisco Alvarez Reyero, describiendo todos los Distritos
de esa Cancillería, en el que no menciona dicho Distrito, que no consideraba
como perteneciente
á clla.
VII.
llESLI:\DESE:'\TIŒ
.-\R!C,\. LIPEZ
\'
C,\I<At\GAs E~
1810,
1821
7.
\' 182
Los Virreyes y otras autoridades del Virrc)'nato de Buenos Aires respetaron siempre los límites detall aJos en el rJoCUl1Jl;ntonúmero I? No "e citar;í
otro documento oficial en COlltra, y sí muchos que prueban el respeto con
que miraban esos linderos .....
L'ls cuestiones que en vanas epoca" se suscitaron entre l0" Indígenas Ó
dueños y poseedores d,; los pastales ljl1l: hay sobre la C(lrdillera, y que cst,'tn
en el lado que corresponde al Perú, fueron privadas. Los indígenas de los vecinos pueblos de los Corrcgimientos
de Carangos y Lipez, en particular los
de Lliea, como más esc.lSOS de pastos para sus ganados. pagaban arrendamiento Ù los caciques de Pica, por el uso de esos pasta les; y este arrendamiento se conocía con el nombre de d¿'J't'clw tit' )'aba/e.
que pagaban PUlltualmente,
salvo que de tiempo en tiempo se promovían cuestiones que
luego se resolvían en favo.r de los de Píca ...
Para terminar sus CllcstIOnes Diego "-lamam, cacIque Je Isluga promovió
juicio de deslinde contra los de las pwvjncias vecinas de Carangas
en 1810.
(Documento N. 9) presentando; los siguientes documentos notables y cuyas
copias son casi perfectas y salvan los errores de las del documento
número
I ~-Djce
así: «Certifico en cllanto puedo y me permiten los scñon:s que en
el [JI es~tc vieren, que en este mi juzgado me ha presentado cI scñor Síndico
de cste lugar, D. AnJres Zamora, docuh1ento cuyo tenor á la letra es como
si crue:
~(D. Felipe Segundo, por la gracia de Di~t'r
de Castilla. de León. de
las dos Sesilías, de Jerusalem y Portugal de l'\al'arra, de Granada. de Toledo de Valencia, ele Galicia, de los AIgarbes, de Alguisara, de Gibraltar de
las' Islas de Canaria, cie las Indias Orientales y Occidentales
y tierra fir'me,
del mar Oceano, Archiduque de Austría. Duque de Borgoña y de los Esta.
dos de I\fililll, l'landes, VirrlT cie Barcelona'y
Señor de Viscaya; á vos el
Corregidor de la ciudad de Arica.~~ VII]. lugar teniente en el dicho oficio, y
it cada uno de vos salud y graci~"'tSab<:d qllc <Ink Jo., presentes Oidorcs de
la nllestra Audicncia y ChanciM~a
real, <¡uc reside en la ciudad de los
_."::,:--."
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Reyes del Perú, Juan Bermejo Procuraùor General de los naturales, en el
nombre de D. Juan García, Gobernador y casique principal del pueblo de
Chiapa, presentó una ~tición que su tenor con el derecho de ella es como
sigue:-M.
P. S. Don Juan Bermejo, Procurador General de Naturales
de
este ReYllO,aquí y~á pedimento del Gobernador D. Juan García, casique principal del pueblo de Chiapa, posee en las tierras que le pertenece de derecho
en el valle de Tana junto á la comunidad
de arrríba, tiene poseido aparte
estas tierras que serán cemo fé1negada y media, las cuales hubo y heredó de
sus padres y por el recelo que tiene que algunos Españoles lo despojaren vio·
lentamente de ellas á V m pido y suplico mande se me despachara la provisión
ordinaria de amparo de tierras que se entienden de l.:Isreferidas, y otro pedazo
que tiene en Corsa aparte, ly otro pedazo Quifña, con su riego, en cuya
posesión está el que corre veinte años con dichas tierras, no me conviene
se me <{uite sin ser despose ido por. fuero y derecho vencido, antes le ampare
en la posesión de ellas, sin consentIr que se le haga daño ni:agravio,
pues
£lide justicia.-fuall
Bermejo.-D. Francisco Abes Indio, da por orden de am·
paro de tierras para que se e-uarde y cumpla en la ciudad de Arica il pedimento de la parte don J U:ln García, Gobernador y casique principal del pueblo de Chiape y el Corregidor D. Lorenzo de Castro, Teniente corregidor y
justicia mayor de esta provincia, por el Rey Nuestro Señor.
((Por cuanto D. Felip~ Arablce, casique
principal del pueblo de Santa
María Magdalena, de Chiapa, segunda persona del repartimiento
de su re
misión se la que harán en la mejor forma de de derecho
parecemos
ante,
V m. en la mejor forma y de común presentamos de nuestro curato de Camiña
de los cuales necesitamos nos de Vrn. amparo en forma para nuéstro res
guardo, como tambien de nuestro~ pastos que pertenecen en todos nuestros
anexos y que ningun Cura ni Corregidor nos perturbe ni inquiete, para cuya .•.
consideración ocurrirno:> á la justicia de la real Audiencia,
por lo que á
Vm. pedimos, sea servido de darnos Ull amparo de todo el Curato, y que no
se cntremetan
de otra jnrisJicci()Il, que asi recibiremos merced con justicia
y para costas &~.- ',01 Cll:JOCastro.
,
,<En la ciudad de Arica á seis días del mes de Setiembre de mil; seiscientos
catorce años, ante mí el Macstre de Campo D. Fernando de Loma y !Porto.
carrero, Corregidor y justicia mûyor de la provincia de Tarapacá y Jurisdicción por S. M. se present? esta petic.ión: la remito á Lo"enZ<\ Conde de
Castilla para que informe el las partc.:s rnteresadas y haga las averiguaciones
que convenga y fechas las remita al EXcmo. Señor Rey de estos reynos,
para que ocurran ~n el caso de lo qu~ aleg~; e.ntre tanto notifiqueseles á 105
tentadores no inquletel1ll1 pc.:rturben a los lIldlOS de este Curato en la posesión que se expresa, bajo el apercibimiento de que serán castígados
conforme á derecho. -Fernando Loma Portocarrero.-Alollso,
Conde de C;:¡sÜUa.
FALLO
DE LA AUDIENCIA.
«En la ciudad de los Reyes, ell veinte y tres dias del mes de Setiembre de
mil seiscientos cincu;nta. y n,ueye años: ante ~os señores Presidentes y Oidores de esta real AudIencIa publtca se presento el decreto
contenido, 105 dichos señores mandaron que se le despache la provisión real ordinaria
de
amparo de tierras de lo que refiere. contando estar en posesión de ellas en
la forma ordinaria D. Francisco ~lores. en cuya conformidad
por dichos
s~ñores, nuestros Presidentes y Oldores fué conforme
acordado, que debíamos mandar esta nuestra carta para vos y cada uno de vos; en la dicha razón
nos tuvimos la dicha provisión, por lo cual os mandamos que siendo con ella
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- 37requeridos por la parte del dicho D. Juan García Vega, haga lo que en ella
contiene, y declare poseáis sin estorbo, y amparéis al sobre dicho en la posesión de ellas, sin consentir ni dar lugar que sea de~oseído
de ellas, sin
primero ser aida por fuero y derecho vencido, como por la dicha posesión
se pierde; y mandamos á cualquiera persona para el dicho decreto sin contra.
venir en su tenor forma y manera alguna, y no faga de contrario, so pena de
quinientos' pesos de oro para nuestra cámara sola, lo cual mandamos á cualquier ó á nuestro Escribano os lo notifique y dé testimonio de ello, para que
nos sepamos cómo se cumple nuestro mandato. Dado en los Reyes, en veinte
de Setiembre de mil seiscientos cincuenta y nueve años.- Yo D. Franci"co
Flores de Ganó, Escribano de Cámara del Rey nuestro Señor, por la fé escribió por su mandato por acuerdo del presente Oidor.-Registrado
Chaci
llería.-D.
Ignacio Morales Arampuró.
En la ciudad de Sali Márcos de Arica á catorce del mes de Junio de mil
seiscientos sesenta años.- Yo el escribano notific;ué la provisión real de esta
otra parte, según y como en ella se contiene, al Gobernador D. Pedro Alonta
y Caballero Je la orden de Santiago, Corregidor}'
justicia mayor de e'ita
Jicha ciudad y su jurisdicción
por el Rey nuestro Señor, estando las ea·
sas de su morada lo oyó y quitado el sombrero la besÓ y puso sobre su
cabeza como carta y provisión de su Rey y Señor natural, á quien ]a divina
gracia prospere en mayores rey~os y señorío,,; X que e~l cuanto al cumpli·
miento se guarde y cumpla ]a dIcha real prOVISion segun y como en ello se
contiene, y esto dió por respuesta y lo firmó de qlll~doy fé á O Pedro Montoya: Dicho de Prado, Escribano PÚblico y R~a:; O. Pedro Montoya;
D.
Ignacio Moraks de Arampuró, Caballero de la Orden de Santiago.
CONFIRMACIOKES
REALES.
D. Felipe Segundo, por la gracia de Oios, Rey d':.:Castilld, Je León de
Aragón, etc., y por cuanto Jamos traslado á D. Francisco Viso,' Rey de Toledo, que fué definidor de este reyno de] Perú, obrando por consejo de
.s. M. Visitador General de todas las provincias de este reyno Indiano, quien
entabló todas las tierras conforme los títulos mnjo!laJos linderos impuestos,
remitiÓ á D. Lorenzo de Castro, Tcniente
General corregidor y justicia
mayor de esa provincia de Tarapacá por el Rey nuestr Señor. Poro cuanto
D. Felipe Mariano Locay, Gobernador y justicia
mayor y Casique princi.
pal del pueblo Je San Lorenzo de Tara¡>acá, segunda persona y Gobernador del pueblo de Crispa D. Juan García Chuquichambe,
á 30 de Abril de
1662 año~, D. Lorenzo de Pastro, D. FernanJo cie Loma Portocarrero, co
rregidor y justicia mayor de S'm Márcos de Arica, vecino de Ia ciudad de Lima,
capitán de las armas y gobernador de los batallones, dimos porciones conve.
"'<:HL<;, mojones y linderos en la misma quebrada de Pachica,hay veinte y siete
topos de tierra sembradura
de trigo, que es perteneciente
del pu(;blo de
Sotoca, con quien se mantuvo los referidos del pueblo, que ninguno ]e per
turbe ni inquiete, como también en el pueblo de San Antonio de Moçha,
anexo de Camiña hay más de seis top~s de tierras de] pueblo de Chiapa, y
más en el pueblo de San Nicolás de Slvayes que es anexo de Camiña, por
la quel.xada de Sivaya alimla á dar Lirima mojón llamado Lupe, va á comunicar á la linda de Lípez; en el mismo Santayle hay dos minas de plata, una
perteneciente al Corregidor
de Lipez y otra al de Arica; mojón llamado
Calcabaya, mojón llamado Sa]adilJa, mojón llamado Hizo; en el mismo cerrito hay una piedra esquinada, allí conversan los Gobernadores
de Llica y
Tarapacá; mojón llamado Montón ùe Arbo], mojón llamado Lacuta, mojón
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llamado Cerro de Copaisa, estos son los mojones que pertencen á cuatro
Corregimientos que son ci de Lípez¡ Arica, Carangas y H uari; el dicho Cerro
Coipasa es el mojÓn ~eneral; cerro mojón llamado Chilcaya, mojón llamado
Quipja, mojón llamado Montón de Arbol, mojÓn Ilam;¡oo de Cerrito de Casa
de Perros, mojón llamaclo Piedra Parada, son dos piedras tina al de Carangas y otra al de Arica; mojón llamado Pisiga, hay tin palo de algarrobo enterrado en la misma ciénega; mojón llamado Cerrito Prieto, mojón llamaclo
Cerrito de Toledo, mojón llamado de Sicaya, mojón llamado Chapillusa,
mojón llamado Abajo Cabaraya, mojón llamado Tres Cruces, por donde se
parte el camino de Isluga; mojón llamado Amuchicma, hay dos mojones de
piedras montolladas en la abrita, una perteneciente al de Arica y otra al de
Carangas; Quintachata,
mojÓn, cn esa ladera está plantado
un cordón de
valle, está bien prendido; mojón llamado Cerrito Taiíamo, mojón llamado
Caragtlano, Paracoyo y Parajaya. hay Ulla piedra labrada esquinada, en ella
unas letras; mojón ¡¡amad,) Tanao.;a, mojón llamado Capitán que eS,un cerro
grande, mojón llamado Palloqllcn:, nv>jÚn llamado Susire; dentro de la lagll·
na hay un cerrito blanco, en ésta entra el río Blanco que es el mojÓn, da
vuelta para el mar, comunican con el curato de Cotpa y con los allèXŒ de
Isquiña; mojón llamado Quecaye por la lomada, mojÓn llamado Chaca, mojón llamado Caltaja, mojÓIl llamado Chullaneani, mojón llamado Parco, mojón llamado Guaylla, mojÓn llamado PUCupllcullle, mojón llamado Asisirca,
mojón llamado Sirpo, hay un ojn de agua; mojÓn lIama,do Ancohuma. mnjón
llamado Ancoaqlle, mojÓn llamado el Alto Oreja de la quebraùa d~ Ayatame, que á este lado es la pampa de Caltaya Y Aio.;pi1nta; mojón llamado
Pullapllllani, mojÓn llamado H uamaciso Y sigue el río de agua que es el
lindero que baja á Camarones; la otra banda de !s'lllina es perteneciente á
Cotpa, y este dicho río linda hasta Catinjagua qu~ es más arriba de Tallape,
mojón llamado Tallapc y Tallape, mojón llamado el Alto de Huamallani,
hay un montón dl: piedras y otro montÓn en la media pampa, que baja hasta
el mar IlamacIo Ojaica, y estos son pertel1f:cienks del pueblo del curato de
Cami~a y su j lIrisdicÔón de la ciudad de Arica, por el Excmo. señor don
Francisco Viso Rl:Y de Toledo, que fué definidor de este Reino dd Perú,
nombrado p,)r consejo de S. M. que Dios guarde, Visitador General de todas
las pr0vincias de e:-ite Reino de Indianas, quien los estableció todas las tierras
y lu<Yares pusieran ell los Reales titulas mojonados y linderos, y medidas
las l~¡[uas en la vara conforme caen ell mojonadas y linderas, compuestos
ut supra.-Doll
Francisco Viso Rey de Toledo.-A
ruego y por testigo
don Fernando
de J .oma Portocarrero.
E vista por los dichos Corregimientos y jurisdicciones,
y juez residencia lo remitió á don Alonso Conde de
Castilla, Teniente General de la provincia de Tarapacá, para que oídas las
partes interesadas y haga las averiguaciones
que convenga, y fechas las. re:
mita al Excmo. Sr. Viso Rey de este Reino, para que ocurra en el casO JlllL'
fuere scrvido.-Doll
Alfonso Conde de Castílla.-Yo,
el Gobernador, Don
Felipe Mauricio Locay, casique principal del pueblo de San Lorenzo de Tarapacá, jurisdicción
de San Márcos de Arica. E visto el orden del Rey
nuestro señor recibió su título de S. M. Doy fé, que habiéndose visto por
los señores de un título el celebrado de las provincias
de la ciudad de
Arica, segundo y tercero celebrado;11 la dicha ciudad de Lima, que con
la licencia fueron los pliegos de esta fe en nu~ve días del mes de Octubre de
mil seiscientos sesenta y ocho años.--Feltpe Maurício Lucay.
Don Felipe Segundo, por la gracia de Dios, Rey de Castilla de León de
Aractón, &.-Por
cuanto damos y dimos el traslado que fué definidor de
este °Rey del Perú, nombrado por consejo de S. M. Yisitador General de todas
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-~las províncias de este Reyno Indianos, quiell'éJ\ltM!Jló".t0dâlflas provindasy
todas las tierras conforme los títulos mojónajos, lihdétios compuestos reniitió á D. Lorenzo de Castro, Teniente· ~neral
Corregidor, y justicia mayor
de esta provincia de Tarapacá por el Rey nuestro Señor.~Por
cuanto D'on
Felipe Mariano Locay, Gobernador y casique principal del pueblo de San
Lorenzo de Tarapacá:, segunda persona y gobernador del pueblo de Clliapl\.
Don Juan García Chiquichambe ell treinta dé .Abril de mil seiscientos dOce;
Don Lorenzo Castro y Don Fernando Loma Portocarrero, Corregidl)r y Justicia mayor de la ciudad de Arica, vecino de la ciudad deLima,
capitátfde
las armas y gobernador de los batallones. Damos posesiones con"'enlenfes,
mojones y linderos en la misma paica que es tierra comunicante con las de
Chiapa ySotoca. y de la quebrada para arriba son de Chiapa, para abajo SOil
de los Sotocas, de esta misma:palca coje para la lomada al dar al cerro de
Petactana, mojón llamado en la obra en derecho á Cañia (¿Quifna?). coje la
misma lomada hasta el alto de Sotaca á donde está la Cruz, coje la misma
Iomada á dar á Cangua, mojón llamado de la Joya del Pajonal, mojón llamado en el cerro de Chuchucamani,
mojón llamado en el alto l-Iuamachaca,
mojón llamado en la ladera de ]aytadaga,
mojón lIamadl'> en la salida de
Chabaya, mojón llamado Alto de Quina (ló Quifna?) mojón llamado la
Rancata, mojón llamado ell la pampa ele Quíntana. sale para arriba con la
punta del cerro de Coloraciña, mojón llamado lnganta, mojón llamado Uingire, mojón llamano Cala Cruz, mojón llamado en el a!~o de Pachica; hay
dos piedras; mas adentro hay mas piedras rociadas, ese es el mojón Toetusuya, lngacota,.hay unas piedras montonadas; Cerro Prieto alli comunican
con la linea grande, este es el partimiento COll los Chiapas de V()luga y
Conquima" con los de Sotoca, que son los anexos de Camma; lo mismo en
el pueblo de San Salvador de lquiña que e,¡ anexo de Camiña: todo lo que
reza éste título es verdaderamente compuesto d~ los señores jueces y bien
proveido para defenderse de· los inquietadores y los malévolo,> que nos perturban. y este documento sirve de defensa.-D.
Lorenzo de rastro-D. FraIl
cisco Viso R¡y' de Toktlo.
Es copia sacada legalmente, del original de lo:; papeles que tienen los de
Chiapa por el Casique D. Lorenzo Chiqllichambe para el U30. de Francisco
Choqu~, quien há pagado diez pe~os por esta dicha copi~.-Çhiapa,
Mayo
veinte de mil setecientos¡ cuarenta y nueve añrls.-Lorntzo Ckuquichambe.
En vista de estos documentos y á solicítuJ de parte~, el, Subdelegado de
Carangas nombr6para practicar el deslinde por perito â D. Pedro Jósé Gutierrez y Fiores, autorizándolo para que en unión de D:Felipe Bustos nom.
brado por el subdelegado de Tarapacá (Doc. N.O 10) procedieran al deslinde:
se: señaló el dia 31 de Mayo de I8IO, pero como los de Ûlrangas carecían
-..4"'· •..••.••'-5. no concurrieron al deslinde ellos ni su perito comisionado el día
citado (Doc, N? 22).En esta virtud el comisionado Bustos, á solicitud de los
de Illuzga procedió á practicar la 'siguiente vista de ojos: «En el Cerro n0mbrado Capitán á 7 días del mes de ]uniode
1810. Ha
llándose presente Diego Mamani. casique del pueblo4ë
Uluga, asociado
del casique del pueblo de Chiapa Pedm Caballero, y su~l~gado
Ambrosio
Mamaní con los cuatro indios del partido de Carangas'~dos
en las diligencias antecedentes, di principio á la vista de ojos, eMpezando por el
referido cerro Capitán, en el cual hallé un mojón medio ca18o: Mê condu~eron una l,egua ad~!antè e~ la propia pa~I?a. al sitio ,anenombran
CaraJuano, y all¡ encontre una pIedra labrada diVIdIda en d6s"parte..~cada una á
distancia de una cuadra y habiéndome dicho el ccsique ydemas principales
de Isluga, liue aquella piedra era el mojñn que señalaba aquel sitio para me-
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-40jar inteligencia mandé ju~tar los dos tomos y hallé, había sido un mismo·
cuerpo con algunas s~~l~s de que había tenido letras y este quedó puesto y
unido en un solo cuerpo en. el sitio enql.le me dijeron hàbía estado antes, con
lo que quedó concluida esta visita. Me condujeron poco menos de una legua
para adelante casi al extremo, de la propia paftlpa pasando un cienazo nom-,
bradoPara)oya,en
donde hallé un mojón bien grande y bien formado cubierto
de pasto crecido por ~ntre la,s piedras. Me condujeron como legua y media
poco más ó menos á lacabe7.él de un cerro á là parte del volcán y allí en.
contré un moj<?n chico bien formado, enterrado parte de él èon arena y
pasto, y preguntando á los concurrentes cómo se nombraba aquel puesto
dijeron lIamabase Ckinckillami. Me condujeron por una obra grande que
forman tres cerros nevados por la parte del Sur, y poria
del Norte uno
también grande y bien nevado, y á la falda del primero de los tres, alIado
del Sur, encontrè un mojón grande y bien formado, medio cubierto de tierra
Y pasto, á la manera del que había visto en la pampa de Tarapaqi; pregunté
cómo se nombraba aquel sitio, y me refirieron se llamaba Qu-tussaikota. Me
condujeron por la propia pampa haçia el fin de ella en donde encontré
un círculo de piedras quemadas con v~stigios que había sido mojón, conáuciéndome
dichos circunstantes
como una cuadra á la pé\rte del Sur o
comienzo de un cerro que se hace nivd con el volcán cn.;ontré un medio
mojón ancho, con mllchas piedras al rededor como caídas de encima.
Me
condujeron
por una bajada y un llano subiendo una ladera hasta encontrar
un camino real que viene del pueblo de Chiapa al de Carangas, y allí encontré un mojón destruido con solo vestigios de que había sido junto á
un montón de piedras gr¡mdes que lliJ~
Packeta. Me condujeron
de
un cerro nevado
á distancia de tres cûarto~ de legua y encontré un
mojón chico y bien formado algo enterrado
de arena; pregunté como se
nombraba aquel sitio y me dijeron se llama Carguay. Me condujeron porcia
falda de dichos cerros á distancia de más de una legua y media de la cabeza de un cerrito corto que se nombraba Clzapükcsa, y allí encon~JlD-·~.
jón bien formado. Me condujeron como ~inco cuartos declegûãfl'l'íalda
de
los cerros más abajo d~ una loma que sellama SicaY!l, y de allá como dos
cuadras alIado de Isluga encontré la mitad de un mojón. Me condujeron
abajo de la pampa ó falda que tira para el ciernazo de Pisifa yalta de Sotana,
il la distancia de dos leguas á la cabezadewu:errito
que está en dicha falda
todo cubi.erta de piedras que tiene vulgarmente el nombre de :Toldo, y allí á
la cabeza de él un mojón derecho-, pero lós cimientos cubiertos de pastos y
muchas piedras caídas. Me condujeron siguiendo la pampa á distancia de .
media legua á un cerrito que me consta le llaman Cerro prieto, allí encontlj~¡
á la cumbre tres pidras grandes unidas Que me dijeron era el mojÓri:-.~
leal saber y entender fué el mismo que hubo en. sus principios por In ,-_u,'i1
chas piedras caídas que tenía en derredor. Me conduj~ron por la propia pampa como á entrar al eiernazo de Pisisa de distancia de media legua y encontré dos cerritos de! tamaño ~.la bóveda de un molino, y en cada uno
de ellos un mojón derecho. De allí me condujeron
como tres cuartos de
legua enderezando para e! cerro de Etica, y antes de entrar al ciernazoque
forma el río de Sotalla encontré una piedra muy grande, y encima de ella
"nuchas piedras chicas que me dijeron era el-mojón de aquel punto: no tuve
á bien pasar adelante y di fin á la visita de ",ojos pedida, la que firmó con
te!)tigos que lo hacen por los cuatro indios citados arriba, los casiques y
alcaldes de Isluga y Chiapa y demás principalës.-FeltPt'
Bustos: á ruega del
otorgante, - Rafael Bustos.»
Aprovechándose
aquellos indígenas
de la guerra de Independencia
en
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-
41-
que estaba comprometido el Alto Perú, no solo no contínua~on eljuiciQ .de,
de,;linde pendiente sino que se negaron á pagar el derechc:; d~yerbaje.apo...
derándose violentamente de parte de los pastos; destruyendo
Jas columnas
que amojollaban esas tierras (1818.) Esto dió origen á otro pleito .. Se inter-.
puso nueva demanda en forma en I8:.n, ante el Subdelegad?
de Tarapacá,
que ejercía jurisdición extenciosa: este mandó practicar
el deslinde y 'al
efecto dirijió exorto al Subdelegado del partido de Lipez. Concurri~ron al
deslinde !<)sj lIeces comisionados y las parte~ (Diciembre 2 [de
182 I): los
indígenas de L!ica, viéndose pergidos por falta absoluta de titulos, pidieron
cuatro meses de despojo para ocurrir á la Audiencia de Charcas á sacar documentos y titulas: los indigenas peruanos ciertos de sus derechos convinieron
en conocer el plazo: (Documento N. 12) tras::urrieron los cuatro meses con.
cedidos: y como entre tanto la guerra tomó cuerpo quedó en suspenso todos
pero Jas de L!ica repitíeaon en T823 su" avances y violencias; por fin los
indígenas peruanos ocurrieron de nuevo al Intendente de Tarapacá I( 1826),
con el objeto de que procediera al dc-slinde paralizado desde 182 I. En ese
tiempo desempeñaba la Intendencia el Coronel D. Ramó1z Castilla, quien
empezó á dictar como juez las providencias necesarias para efectuar el
desiinde: se entendió con e] Gobernador é Intendente de Lipez, y este convino en apersonarse para proceder al d..:slinde, señalando dia etc. Causas
diversas impidieron al Intendente dt' Lipez el concurrir el dia seña)ado, por
cuyo motivo el Intendente Coronel Oastilla procedió á recunocer personalmente los antiguos mojones que dividian la jurisdicción de Lipez de]a de
Tarapacá yencontró
real y efectivamente esos mojones: aunque algunos
estaban derrumbados. los mandó levantar de nuevo, en sus mismos sitios,
desde el cerro de' Cuipia en Santaine. mineral á cinco leguas de']a rinco
nada en SaJadillo, á nueve ]egu:is de Siyaguaya, en Taracollo á diez leguas
de Uje, en Hizo á doce leguas de Tilleguaya; en HU<lrquechita á cinco le- ,
guas de Huanchicha, en Quipara á dos leguas de Huayila: todos estas co.
rren en línea de Norte á Sur. (Documento N. 13.)
«Estos mojones se respetaron hasta ~I año de 1842, en que por consecucll
cia de ]a guerra con Bolivia los índigenas de L1ica, capitaneados por su Corregidor D. Joaquin Row. el Juez de Paz D. Mariano Bello, el titulado
auditor de guerra D. José Bow y el Cura coadjutor Ú. Mariano Francisco
Avila invadieron el territorio peruano, demolieron la capilla de Xiquima" se
robaron los imagcnes del altar, destruyeron más de dieziocllO casas y llevaron varios prisioneros, entre ellos al Alcaldc Sebastián Ticona, á Jacinto,
Ignacio y â Ramón Esteban: á su regreso destruyeron la estancia de Can-'
cosa. Llevaron á los prisioneros á Llica y 11e.;pues di;60 día~ los pusie(on
en libertad,obligándolos
á que renullciaran toda reclamación y derecho sobre los terrenos usurpad,).';.
_
RJ7' 1843 los mismos de Llica. capitaneados por su corregidor D. José
Bozo (que antes se tituló auditor de guerra) y el cura" volvÎeron á invadir á
Xixima; saquearon el pueblo, llevaron prisionerosaJ Juezqe Paz D.Manuel
Gómez, al Alguacil Matías Moscoso y á varios ciudad,anos/habiendo herido
ó dado muerte á much0s otros. El Gobernador de Lli{;a D. N. Argandoña
puso en libertad álos prisioneros, á condición que no reclamaran los terre-.
nos y pastos usurpados, y exigiendoles juramento p~ra <:1 6eJ cumplimiento.
Estas actos vandálicos se han repetido después á taJ extremo, que los
timidos índigenas habitantes de esos pasta]es casi los han ;lbandonado.
Hasta hoy se vé en la quebrada de Duendes, desde Tucupilla los montones de piedras y las ba~;es que demarcan perfectament~ los limites (Doeu.
mento N. IS). El} los altos que dominan el puebl(}'de Quillagua existen
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-4~iguales mojones y un antiguo algarrobo; que desde antiguos tiempos es
reconocido como lilider~ (Documento N. 16)..
Examinando los varias voluminosos expedientes de ceslinde, es curioso
ver que las ~utoridades . políticas de diferentes naciones se entendían, dan
entre sí directamente para determinar linderos y fallar en cuestiones, que
por una parte afectan los derechos de soberanía nacional y por otra, qlle. los
demandados concurrieron ante Jueces de. distinta jurisdicción. Pero d~ to·
dos modos se palpa el hecho de que los indígenas de Llicca y Ca1angas
carecían en lo absoluto de documentos bUen\>s ó majos, y que entonces como antes desempeñaban el papel de usurpadores. Tambien se palpa y se
convence de que los mojones puestos desdè el año de 1578 permanecen CIl
sus mismos lugares; unos perfectamente conservados y otros aunque destruidos intencionalmente se veían todavia los montones .de piedras. Todos
son monumentos que prueban la legal posesión y derecho del Perú en ese
territorio."
VIII.
LíMITES
LITORALES
ENTRE
tL PERÚ Y BOLIVIA.
De este lado la cuestión de demarcación territorial es más complicada que
de todos los demás, porque no sólo sc adelantaron en ellla las pretenciones
de Bo1ivia á abrirse una salida má!i favorable al Pacifico sÎno que se han
venido á interponer las que Chile ha perseguido tanto timepo alejando á
solucionarla en el terreno de los hechosêCllisl
apoyo de sus victoriosas
armas en la última guerra contra las dos· _"ilttguas secciones del Perú, que
no tuvo otro objeto que desposeerlas de su litoral desde el puerto de Arica
hasta las orillas del Papaso, incluso el de~ierto de Atacama, al que estuvo
limitada la dir,pllta entre Chile y Bolivia por más de veinte años.
Esta controversia, en la que han intervenido los más eminente~ ~St:a..diS"';'c
tas, geográfos y escritores de uno y otro pais, 'ha traído á la ~~'de
la
nuestra con Bolivia un gran acopill
luz constituido por documentos
y hechos del carácter más auténtico, que c911ñrAlan }' fortifican la autoridad de los presentados antes por nosOtros.
El último escritor boliviano venido últimamente á la palestra. hace sin
embargo caso omiso de todos ellos y atenfendose única~ente á 1àêonfusa
y oscura cédula de 1573, que perdió ademástQQ.asu fuerza legal desde la
creación de la audiencia del Cuzco y reintegra~{ôn del Virreynato de Lillla
de la audiencia de Charc.:as,prctendefundar- euella el derecho de Bolivia:i
1llU'lle grados del litoral Sur del Pacífico, deSde el río Tambo, antiguo /{¡bre de Dios, hasta el río Loa ...
He aquí sus argumentos:
..
Desde luego los términos d~ la referida ceclula, que señala por límite á la
,aUdiencia de Charcas al -Poniente lós mares-del Norte y del Sur, en cuyos
límites cree que se comprendió el'Jitonal mencionado, cuya extensión se
dilata desde el rio Tambo incluso asien aquella jurisdicción á las pruvinciàS
de Arica, Tacna, Moquegua, é Iquique, y 'tOdos sus puertos, desde el de
hasta el de Tocopilla.
Apoya en seguida esta interpre~d6n en, ~1 testimonio del historiador
Herrera, y de los geógrafos Brivíenende~,la
Martinier y Jorge Juan y
Ulloa .•
,
Habiendo discutido ya las pretencionesré~tprocas del Perú y Bolivia al
litoral de Iquique y Mejillones hasta los confines con la província de Lipez,
de
'¿'.-,
no
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- 43no volveremos sobre ellas, limitándonos
á las relativas á las prùvíncias de
Moquegua, y Arica, que son las que hoy parecen soliiÏtar más la ambición
dl: engrandecimiento
territorial de los nuevos cautlilIos bolivianos.
Para que pueda juzgarse del valor de las opiniones de los historiadores y
gdlgrafos que invocan los escritores bolivianos en:favor de las pretenciones de
su Nación, comenzarl:mos por dl:cir, que es grande ]a divergencia entre ellos
y que esta divngencia
proviene tanto de los términos oscuros y contradictorios, como ya III hemos .2:cho, de las cédulas reales, como de los puntos
de partiùa que han tomado para dekrminarlos,
corno lo ha declarado y reconocido el escritor boliviano D. José ;\Iaría Saltivañez respecto á los relatiVOS dé los límite . , cntre Bolívia y Chile.
Así el cronista de los Inùias llcrrera, citado en primer lugar por el señor
Oropeza dice'
, "En l~s co~tas de esta audiencia
(la de Charcas) que comienza en 17 y
meùio (grados) en el rio Nombre de Dias á Tampopolle,
hay el puerto de
Hilo junto á un río en 18 y medio; y más al Sur el !\lorro de los Diablos y
el pucrto de Arica en 19 ¡;rados y un tercio y el de Tacama en veintiullo Ó
la punta de Tarapacá al Sur y más addante el río ùe Pica y el de la Hoya y
de MontcIli, puerto de l\Iejillones; y más al Sm punta de los Tarallanos ó
1\10rro Moreno, antc~ de la Bahía río de Santa Clara; y más al Sur en
quebrada y Punta Blanca y quebrada Honda; yel río de Santa Clara, como
30 leguas del rio de Copiapó, á donde comienza la costa de Chile y se acaba
la de los Charcas.
Esta demarcación en cuanto á Chile, ya se ha hecho notar por los escritores de este país, que contradice la pro\-isión del señor La Gasca, que fué
el que con autorización real fijó y organizó la Gobernación
de Chile, dándolt: por límite austral el Valle de Copiapó que el mismo Herrera fija en
27°, lo que nl) obsta para que l'n que en el pasaje citado extienda la jurisdicción de Charcas hasta 30 graùos del río CopiapÓ, diciêndo que allí comicnze la costa de Chii~ y se acaba la de Charcas. Este es un error, como
muchos otros, que disminuye consitkrablemente
]a autoridad de] cronista
t Ierrera.
La provisión de La Gasca no alteró 'li pudo.alterar
la de Carlos V. dc
1534, ni la primera de 1529, que establecieron que el Perú, dado á la Gobernación dd Conquistador
Pizarra, se extendiese primero hasta 200 leguas
de tierra por la costa:y dt:spues sesenta leguas más hacia al Sur, en rl'com·
pensa de su conquista y dd gran tesoro que su hermano
llevó á la corona
de los despojos de Cajamarca.
Est:: hecho se encuentra confirmado
con otra provisión del mismo La
Garca qlle reconociendo qlle su primera en favor dd primer Gobernador
de
Chik .•..
Yaldivia, alteraba los límites trazados por d R.cy mismo, la rectitil Ó,
deslllenbrando de Atacama á Co!)iapÓ, st:ñalal1do los límites cn el río, distank 30 lt:guas al Norte dé dicho CopiapÓ.
Las Cft'acione3 po;;teriores de las audiencias
de Lima y Charcas r la
creaciÓn misma del Virrèynato de Bueno'i Ayres en nada altl'raron
estos
límitl:s, C01110 lo reconoCè tambien Bolivia mismo, por boca de su citado
escritor SantibaÏtez.
En efecto, he aquí como exprcsa cI mismo los fundamentos
de Sll
Opilli(,n.
"J)esplles de la muerte de Valdivia el nombramiento
de Gobernador y
Capitán General ùd nuevo Extrelllo, rccayÓ en la persona de su Teniente
Géneral D. Jerónimo de Alvcrete, que á la sazÚIl se hallaba en España. La
real provisión expediùa cn su favvr en Valladolid, á 29 de Mayo de 1555
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decía: En otro sí tenemos por bien de ampliar y extender la dicha gobernación de Chile de coi¡Jzo la tenía ti die/¿ סPtt/ro de Vit!dh'Ùl, otras ciento y
setenta lagllaspoco
más ó menos, que son desde los confines de Valdivia
hasta ci Estrecho de Magallanes no simdo {It pajllíàó de los limite$ de otra
Gobenzaàóll para vos el dicho adelantado
D. Jerónimo de Alvcrete y las
personas y religiosos que fueren en vuestra compañía podáis poblar y pueblen dicha tierra. &~
Habicndo acaeciJo la muerte de Al ve rete durante su viaje á América, el
Virrey del Perú, Marques de Cañete, se apresuró á nombrar para el Gobierno de Chiie á Sll joven hijo D. García Hurtado de 1'1'1endoza.» Hé aquí
su provisión.
reDan Carlos, por la divina clemencia, Emperador siempre Augusto, Rey
de Alemania, Doña Juana.su
madre yel mismo Carlos por la gracia de
Días Rey ¿e Castilla de León etc. Por cuanto entendida la muerte de D.
Pedro de Valdivia mi Gobernador
y Capitán General del nuevo Extremo,
provincia de Chile, nombramos por nuestro Gobernador y Capitán General
al adelantado Jerónimo de Alverete, caballero de la: orden de Santiago para
que usase y ejerciese cJichos cargos en toda la dicha Gobernación,
y otra
cicnto setenta leguas más adelante quc son desJe los confines del Perú, de
la dicha Gobernación hasta ci extremo de MagallancS' inclusive sin peljuicio
de los limites de otra Gobernación, como se contienc en la provisión que de
ello mandamos
dar y dimos; el cual viniendo á nos á servir en los dichos
cargos llegando á tierra firme falleció de esta presente vida. Por cuyo fallecimiento la dicha Gobernación y Capitania General esta vacante y conviene á
nuestro juicio nombrar persona que le gobierna. Visto por D. Pedro llurtado
de Mendoza mi Virrey y Capitán General de estos nuestros reinos del PcrÚ
fué acordado quc os debíamos de nombrar como os ncmbramos áVos D. García Hurtado do;:i\Iendoza por nuestro Gobernador y capitán General, como
lo tenía dicho D. l'euro de Valdivia, con el acreccntimiento
de dichas ciento
y setenta leguas más que le extendimos al dicho Jer~nimo de Alderete.
Y
mandamos os reciban al uso de dicho cargo sin contraGlicción alguna etc.»
Estos ùocumentos son conel uyentes para determinar
los lim\t;ros del PerÚ y nuevo Extremo; la concesión hecha por Gasca á Valdivia en 1548, y
modificada despues, alcanzaba á los 25° 27' 9;" la provision
dc Alverete
extiende la gobernación de Chile, de como la tmia VilldÙJia, á doscientas,
setenta leguas más, /lO simdo ell pcrjuiào d~ los límites dt' otra gobtrlzación,
reserva que evidentemente' se refiere á la gobernación del Perú y que se expresa más detcnninadal1lente
Cil el titulo
de D. García I I urtada de Mendoz.l
en el pasaje que hemos suunayado; «y otras ciento y setcnta leguas má!>
adelante que son desde los confincs del Perú./)
Además de esto, las términos de las cedulas reales de creación de Ia.s.....ldiencia:. de Lima y Charcas no dejan tampoco la más pCt.{uefia duda e
que, por la costa dd Sur del Perú que pretende Bolivia, comprende hast,
donde principia las de Chile.
Es ci mismo escritor boliviano, señor Santivañcz, quien así lo ha [('conocido y pretendido igualmente.
Hé aqùí sus palabras:
«En 1559,1609 1661, se establecieron, como se sabe, las audiencias de
Charcas, Santiago de Chile y Buenos Aires. Como por la ley I'~ Titulo 15.
Libro 2'.' ele la Recopilación quedaron
confirmadas
las doce audiencias y
Cancillerias
generales en que estaban divididos los Reynos y Señorios de
las Indias, vamos á transcribir las le)'es relativas á las audiencias
que tienen
conexión con nuestro aSllnto.
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-45 La de Lima en el Perú (Ley S~ Título 15 Libro 2?). dice: En la ciudad de
los Reyes de Lima, cabeza de las provincias del Perú. resida otra nuestra
audiencia y Cancillería Real, con un Virrey Gobernador y Capitán General, y
Lugar Teniente nuestro quc sea Presidente: ocho Oídores: cuatro Alcaldes
del Crimen y dos Fiscales, uno dc lo Civil y otro de lo Criminal: un AI~uacil ;\Iayor y LInTeniente de Gran Canciller, y los demás l\linistros
y Oficiales necesarios: y tenga por distrito la costa que hay desde la dicha ciudad
Ilasta el 1l!lL'i'ORI'l'llo di! Cll/it' illc/usz;Je, v hasta ci Puerto dc Paita incl usive:
y por la sierra adentro de San :'Ilig-ue! d~ Piura, Cajamarca, Chachapoyas y
l\Joyobam~a, y los !llotiloncs inclusive, y hasta el Callao inclusive, y por los
terminas que señalan la Real Audiencia
de la Plata, y la ciudad del Cuzco
con el suyo inclusive, partiendo términos por el Setentrión con la Real Audiencia de Q,¡jto: por el Mediodía con el de la Plata, por el Poniente con la
!llar dd Sur, y por el Levante con las provincias no descubiertas, según les
están señalados r con la declaración
que se contiene en la ley 14 de este
Titulo. (La relativa á la división de los términos dcl Cuzco entre esta audiencia y la de la Plata-Ley
5~)
Los términos del distrito de la audiencia de Lima, se exticnJen pucs, por
eli Mediodía hasta el Reyno de Chile inclusive.
La Jc la Plata, provincia ùe las Charcas. (Ley 9 Título 13 Libro 2°.)
dicc: En la ciuùad de la Plata de la nueva Toledo. provincia ùt: las Charcas, t'Il ci P<FÚ resida otra nucstra audiencia, y Cancillería
R~al con un
l'residentc.
cinco Oídc;res, que tambien sean Alcaldes
del Crimen, un
Fiscal, un Alguacil Mayor, un Teniente
de Gran Canciller y los demis :\linistros
y Oficiales necesarios; la cual tenga por Distrito la provincia de los Charcas y todo el Collao, desde el pueblo de Ayaviri por
el camino de HurcllsllYo,
desde el pueblo de ibillo,
p(\r el camino de
llllmasuyo, desde Atunciana por el camino de Arc<Illipa, hacia la parte de
las Charcas in.clusive con las provincias de Sangaoana,
Carabaya, Juries, y
Dicguitas, i\Iojos Y Chunchus Y S:\:lta Cruz ùe la Sierra, partiendo términos
con la real auùiencia de Lima y provincias no descubicrtos: por el Jfi:diodía
("OJ¡ la re,1!
mulímela de Clule; y por el L.,:vJnte y Poniente COll los dos
mariS dd .Vorl<' y de! .'>'lIr,y línea de demarcaci('lll entre las caronas de los
R:eynos de Castilla y de Portugal, por la parte de la provincia de Santa
Cruz del Brasil. Todos los elu/es dl"dl:JS tÙIIlÙUS seall Y se entiendan conEmne á la ley 13, que trat;l. Jl: la fun.laciÓIl y ereáúll de la ua! audimÚ¡
de !a j rillidlld, pltato
de Eui'ltos Airo', porquc Illlcstra vO!lllltad es qUi!
dit/ta "JI S6'/J?¿arde cumpla )! <jCo/L'J"raisfl)! /,//lIt//a/illolti!:
La audiencia Je Charcas partía pues, términos por el illedio dia COll la li<'
Cïtili! y por el Levante y Pùnienk
CUll los <.InslIlilr,'.I· di!! Sur y dd A~}J,tl'.
S-.: extendia por consiguiente, al Sur hasta los ::!5" 37' 9" Sus costas cn cI
Occidente ó mar del Sur alcanzaban igualmente hasta esta última latitud,
pucsto que \as 470 leguas lk costa cOllceJiebs á los dos primeros conquis.
tadorcs debían ùe ser (olltados sobre d maidimw.
Los términos, como se vé, dc la últinn cédula, que limita la jurisdicciÓn
de 1:1 alldienda Je Charc.is, aunque seiíala al Levante y Poniente los mares
de! Norte y Sur, no comprenden á)as tiOT,7S de esos dos mares, com;) lo decían las reales cédulas, cuando queria el S'¡!)èl'a:w incluir esas ticrra.,. i\.;j lo
hizo al crear)' d¿'llurcar el territ,xio d.; la audiencia dè S.ltltiago Je Chile,
conforme á su siguicnte tcnor:
"En la ciudad de Santiago Chile resid<l otra nucstra audiencia y cancille
ria l'cal con un Presidcnte; Gobernador y Capihn General: cuatro Oidüres
(lue ta.l1bicll scan Alcaldes dd Crim:n, un Fiscal. un Alguacil
mayor con
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Teniente de gran chanciller y los demás Mini~tros y Oficiales necesarios
y tenga por distrito /¡pdo el dicho Reyno de Ollle, COlllas ciudades, vzllas,
lugares y tierras que se incluyan en el gobiemo de dichas !JYoz1Ù¡Úas,asi Jo
que ahora está pacificado y poblado, como lo que se redujere, poblûre y pa·
cificare dentro y fuera del estrecho de Magallam:s y la tierra adentro inclusive hasta la provincia dl:! Cuzco.
y mandamos que el dicho Presidente
Gobernador
y Capitán
General,
gobierne y administre la golx~rnación de él, cn todo y por todo, y la dicha
audicncia, ni otro alguno no se entrometa CI} ello sino fuese !ll/cstro Virrey
del PaiÍ, en las cosas que conforme il las leyes de este libra y ónknes nue'itras se le permite y el dicho Presidente no intervcnga
en las materias de
justicia y deje á los Oidores que p!'ovean en ella libremente
y todos firmen
Jo que provcyercn,
scntenciaren
y despacharen .•-(D. Felipe IlL-En
Madrid á 17 de .Fdm:ro de 1609-y D. Felipe VI. en esta R2copilación.)ll
Observaremos en conclusión que las ccdulas erecciolla1es de las auJiencias de Lima, Charcas y Santiago de Chile, así como las leyes de la Recopi.
lación que las confirmaron, no señalaban los términos de las circunscripciones de las dos primeras ell sus relaciones con la última, por meùio de ningun límite natural ó paralelo; sino que se refieren á los términos ó límites
conocidos ya ùe aquellas distritos coloniales.
No intrudujeron, por consiguiente, novedad alguna en los límites señal aJos á las Gl)bernaciones
dd
Perú y Chile por las provisiones de la Corte yel Presidente La Gasca. Lo
mismo decimos respecto del establecimiento
del Virreynato
de Buenos
Aires, que en nada alteró el límite de la audiencia de Charcas .•
Santivañez, comentando todas estas cedulas, concluye diciendo:
"Charcas, provincia dilatada del Reyno del Perú, compuestas
de otras
varias, cuya jurisdicción comprende el distrito de esta Real audiencia,
que
empieza en Vilcanotall del correjimiento de Lampa del Obispado del Cuzco,
y llega hasta Buenos Aires por la parte del Sur; confina por el Oriente con
el Brasil, sirviénùole de términos ci meridiano
de demarcación,
y por el
Occidente llega hasta el mar del Sur, por el correjimiento de Atacama,
que
es de su distrito, y lo más septentrional de ella por aquella parte, y en lo
restante con el Reyno de Chile, tiene de largo 300 leguas, desde 20 hasta
28 grados de latitud Austral: en muchos pasajes est.í poco poblada."
Por estas últimas palabras, está, pues, tambien reconocido
el hecho, que
las demarcaciones
de las audiencias, cualquiera que .hùbiera sido su extensión, no modificaban las de Jas Virreynatos,
en cuya circunscripción
se establecieron, con sujeción á ellos.
Hé allí porque la creación de la audiencia de Charcas no modificó la demarcación pùlítica del Perú, y porque historiadores,
~eo~ráfos y viajeros
sigueron considerando, perteneciente al Reyno dd P<..:rú,todo el territorio_
de dicha Audiencia .
.Al testimonio, por consiguiente, del historiador Herrera,
q\1e no tiene
significacióo en cuestión de limites políticos, podemos oponer los que Boli.
via ha opuesto á las pretenciones de Chile, sobre algunos de los territorios
indicados.
Cítarcmos, en primer lll~;¡r, al geográfo A1cedo, en su DÙ:cÙ.>/lario Geográfico é llistorim de /llllh'im, publicado en Madrid, el año de 1'786, en quc
hablando de Charcas, dice:
li atareas.
Provincia dilatada del Gobierno del PerÚ, compuesta
de otras
varias, cuya jurisdicción comprende el distrito de esta Real Audiencia, que
empieza en Vilcanota del Com;jimiento de Lampa y Obispado del Cuzco y
llega hasta Buenos Ayres por la parte del Sur; confina por el Oriente con el
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- 47Brasil, sirviéne10le de términos el meridiano de demarcación y por el Oriente llega hasta ci mar del Sur, porque el correjimiento 4e Atacama que cs de
su distrito y /0 más scptmtrZ"ona! de d/a porque aq!ld/a parte y lo restante COll
el reino de Chile; ticne de largo Soo leguas desdt: ci 20 h.lsta el 28 grados
de latitud austral: cn muchos pasajes está poco poblada.»
Pcní, «Los limites de este reino han sido varios, segÚn la diferencia de los
Gobiernos: hoy se extienele á las jurisdicciones de las Audiencias
de Lima
Charcas y Chile, separando la dc Quito, que depende en lo civil y temporal
del Virreynato de Santa Fé de Bogota;-tiene
principio ci del PerÚ en el
Golfo de Guayaquil, al media día, esta cs, ell el cabo Blanco y desde el
Correjímíento de Trujillo, que se extiende hasta Tumbes en 30° 25' de latítud austral, hasta el desierto de Atacama, que es el límIte borreal del reino
de Chile, y de este modo tiene 432 leguas de largo de Norte á medio elía.»
Como se vé, Alcedo, en el artículo "Charcas,» dice especialmente: que esta
provincia, cuya jurisdícción comprende el distrito de la real Audicncia
de
este nombre, se extiende desde los 28" grados, (I) Y que está el correjimiento de Atacama e:1 el distrito de esta audiencia.
En los artículos «;\lar Chileno» y «:Ybr Peruano,» fija el lindero entre estos dos mares en la isla de San Ambrosio, situada en los 25° grados de:
latitud austral.
Invoqucmo~ ahora, contra el historiador Herrera, además del historiador y
geográfo Alcedo, otros testimonios históricos, de no menos autoridad que la
suya ..
Alonso de Ovalle, en su "Historia
del reino de Chile", hablando de los
límites de este con el PerÚ, dice: "El reino de Chile, último reinato de la
Austral América, que por la parte del Norte se continúa Call ci Perú, converje del grado 25 al polo Antántico, pa--ando el tropico de Capricornio y
corre de largo 500 leguas hasta el estrecho de Magallanes .•
Más adelante el mismo historiador
es más explicita toda\,Í;¡, diciendo:
Ese es el sitio y lugar del reino de Chile, el cual tien~ por w:cino á la banda del Norte las provincias
de Atacama y las ricas minas de Potosi, que
dan principio al reino del Perú.»
El escritor boliviano Santivaiíez, trascribiendo
estas citas, les hace el siguiente comentario, que es la más palmaria confesión de los derechos del
Perú al dominio territorial cie la costa del Sur del Pacífico.
(Nótese, dice, en este pasaje (el de la última cita), de que las provincias
de Atacama y las ricas minas de Potosí sus vecinas, no son del dominio de
Chile y flue son dichas provincias princípio del reino del PerÚ._
D. 1\IigueI Olavarieta á quien cita Claudio Gay, en sus èocumentos sobre
la Historia, la Estadística y la Geografia de Chile, cuyo manuscrito existe
en los archivos de Sevilla, hablando
de las ciudades de Chile, dice:"Copiapó)): Es un pueblo cIe inelios de la tierra de Chile y más cercano á la
tierra del Perú.l'
Alonso Solorzano y Velazco, cuyo ínforme soure Ias i~las de Chile existe en el mismo archivo de Sevilla, citado tambien Gay, hablanào
de los
límites del PerÚ y Chile, dice: "Este reino de Chile, fin y rernate de la Austral América, por la parte del Korte se corresponde con el Perú."
D. Juan Cruz de Olmedilla, ell I77S, publicó su mapa, que ha sacado á
luz el escritor chileno D. Miguel Luís Arnunategui, dcclarandolo
como documento oficial, como autoridad que lIadie rechaza, y IHl contradictor
el cs(1) Alcedo, al dderminar esta altm~l, ha seguido á Hl':rrera.-Véase
de ]a Audiencia d\: l:harcas,»
la p(¡gina
4' .-«Discripcíón
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tadísta boliviano Santívañez lo acepta con el mismo caracter.
Ahora bien,
en ese mapa, que tamjien reproduce el abate Jl;loIÙza,como el más exacto en
sn «Historia de Chile, marca el límite entre el Perú y Chile en el grado 25,
estendiendo hasta allí las costas peruanas.
Ya volveremos sobre este asunto cuando nos ocupemos de la prueba
testimonial, crey<::ndo que los geográfos citados en oposición á Herrera son
bastantes para anular el valor de este argumento del señor Oropeza, en favor de las pretenciones de Bolivia á la posesión de las costas ó territorio
litoral desde Tambo hasta el Loa.
Sin embargo, ya que, para nue3tro contradictor, la autoridad
de Herrera
es todo el credencial ó título, que, á juicio suyo, resuelve la cuestión, de que
por haberse comç,rendido en el di!-'trito judicial de Charcas el litoral desde
Tambo hasta Atacama, él debe pertenecer á Bolivia, le diremos que el mismo Herrera yen la misma cita que hace del capítulo de su .Descripción de
de las Indias Occidentalesll-dec1ara
que ese distrito audiencial le pertenece
al Perú. I-Ié aquí sus palabras:
(eEl Gobierno de esta audiencia (la de Charcas) corre tÍ cargo titi Vírrey del
PerÚ, como el de la audiencia de Quito y el de la de Reyes .•
Pero hay más todavía: aun en los tiempos en que la audiencia de Çharcas
ejerció jurisdicción en el litoral mencionado, no solo mandamientos
reales,
le separaron de todo dominio ó mando territoríal
sobre ella, sino aún á
ciertos pueblos del mismo litoral, que segregaron de su jurisdicción, antes de
que fuese creada la audiencia del Cuzco, esta segregación fué más completa.
En este caso se encontró la provincia de Arica, en la que ëstaba comprendida la de Tarapacá, las cuales sometidas al Gobierno deJjVirreynato peruano,
como todo el litoral del Sur, lo estuvieron tambien en lo judicial á la audiencia de Lima, á ql:ien se sometieron los conflictos ó cuestiones de limites
que ocurrieron en las agonías del Gobierno colonial, 103 que fueron falladas
por dicha audiencia, con aprobació real, fundándose en los amojonamientos
hechos por_el Virrey Toledo, que se consideraron
vigentes, durante todo el
Gobierno.
PatSoldán
y Raimondi
dan cuenta de esos juicios, así como de las cuestiones ocurridas entre los vecinos de Pica en Tarapacá y los de Carangas,
provincia boliviana, y Lipez, con motivo del uso de losl pastales èn esa parte
de la cordiJiera y del deree/to de yerbaje que pagaban los bolivianos á los
peruanos.
La importancia dd hecho histórico y su alcance, como credencial Ó prueba de 105 derechos territoriales de que se trata, nos obliga á reproducir
el
resúmen documentado
que hace de él en su importante
opusculo, recientemente publicado, el señor Paz·Soldán.
«Su tenor ~s el siguiente:
Aprovechándose
aquellos indígenas de la guerra de la Independencia
en
que estaba comprometido el Alto Perú, no solo no continuaron el juicio de
deslinde pendiente, sino que se negaron á pagar el dercc/zo de yerba}:, apoderándose violentamente de parte de los pastos; destruyendo
las columnas
que amojonaban esas tierras (1818): esto dià origen á otro pleito. Se interpuso nueva demanda en forma en 1821 ante el Subdelegado
cie Tarapacá,
que ejercía jurisdicción contenciosa; este mandó practicar el deslinde, y al
efecto se pasó exhorto al Sub delegado de Lipez. Concurrieron
al deslinde
los jueces comisionado~ y las partes (Diciembre
21 de 1811): los indígenas
de Llica, viéndose perdidos, por falta absoluta de títulos, pidieron cuatro
meses de plazo para ocurrir á la audiencia ùe Charcas á sacar documentos y
títulos: los indígenas peruanos ciertos de su derecho convinieron
en conce-
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- 49der el plazo; (Docmt. N° 12) trascurrieron
los cuatro meses concedidos;
y
como entre tanto lé¡ guerra tomó cuerpo quedó en sus~nso
todó, pero 105
de Llica repitieron en 1823 sus avances y violencias; por fin los indígenas
peruanos ocurrieron de nuevo al intcndente de Tarapacá (1826), con el objeto de que se procediera al deslinde pardlizado desde 1821. En ese tiempo
desempeñaba la intendencia el coronel D. Ramón Castilla, quien procedió á
dictar como Juez lag providencias
necesarias para efectuar el deslinde: se
entendió con el Gob\.:rnador é Intendente de Lipcz, y este convino en apersonarse para proceder al deslinde, señalando, dia, etc. Causas diversas impidieron al Intendente de Lipe7. el concurrir el día señalado por cuyo motivo
el Intendente coronel Castilla procedió it reconocer personalmente
los antiguos mojones qllt: dividían la jurisdicción
de Lipez de la de Tarapacá y
encontró real y efectivamente esos mojones: aunque algunos estaban derumbados, los manùó levantar de nuevo en ~us mismos sitios, desde el cerro de
Cuipisa, en Santayle, mineral á cinco leguas de la ~rinconada; cn Saladillo á
nueve kg-uas de Sillajuaya, en Taracollo á diez leguas de Uje; en Hizo, á
doce leguas de Tillijuaya; en Huasquepíta,
á cinco leguas de Huanchicha;
en Quipasa, á dos leguas Huaylla todos estos corren en línea de Norte á
Sur. (Docmt. N°. 13).
Estos mojones se respetaron hasta el año de 1842, en que por consecuencia de la guerra con Bolivia, los indígenas de Llica, capitaneados por su
corregidor D. Joaquín Bozo, el] ucz de Paz D. Mariano Bello, el titulado
auditor de Guerra D. José Bozo, y el cura coadjutor D. Mariano Francisco
Avila invadieron el territorio peruano, demolieron la capilla de Xiquirna; se
robaron los imágenes del altar, dl..'Struyeron 18 casas y llevaron varios prisioneros, entre ellos al alcalde Sebastián Ticona, á Jacinto Ignacio, y á Ramón Estevan: á su regreso destruyeron la estancia de Can cosa. Llevaron á
los prisioneros á L1ica, y después de 60 días los pusieron en libertad, obligándolos á q~le renunciaran tooa reclamación y derecho sobre los terrenos
usurpados.
En 1843 los mismo de L1ica, capitaneados por su corregidor D. José Bozo
(que anks se tituló auditor de guerra) y el cura volvieron á invadir á Xil}uirna: saquearon el pueblo y llevaron prisioneros al Juez cie Paz D¡ Manuel
GÓmez, al alguacil Matías Moscoso y á varios ciudadanos, habiendõ herido
ó dado muerto á muchos otros. El Gobernador de L1ica. D. N. Argandoña
puso en libertad á los prisioneros á condición que no reclamaran
los terrenos y pastos usurpados, y exigiéndoles juramento para el fiel cumplimiento.
Estas actos vandálicos se han repetido despues, á tal extremo que Jos tímiùos indígcnas habitantes de esos pastales casi los han abandonado. Hasta hoy
se vé en la qucbrada de Duendes, desde Tucupílla los montones de piedra y
Jas bases que demarcan perfectamente los limites (Docmt. N°. 15). En los
altos que dominan el pueblo de Quillagua
existen igu~lIes mojones y un
antiguo al~arrobo, que desde antiguos tiempos es reconocido como lindero
(Docmt. NU 16).
Examinando
los varios voluminosos expedientes
de deslinde, es curioso
vcr que las autoridades
políticas de diferentes naciones cntiendan entre sí
directamente para determinar linderos y fallar en cuestiones, que por una
parte afcctan los derechos de soberanía nacional, y por otra, que los demandados concurrieron
ante jueces de distinta jurisdicción.
Pero de todos
modos se palpa el hecho, de que los inùi,;enas de L1íca y Carangas carerecían en lo absol uta d~ documentos bucnos ó malas, y que entónccs COIllO
antes desempeñaban el papel de lIsurpadur~~. -Cuubien se palpa y se convencc de que los mojones puestos dc.óde el aÏ10 de 1578 permanecían
en sus
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~ 5°lugares; unos perfectamente conservados y otros, aunqne destruidos intencionalmente, se veía~odavía
los montones de piedras. Todos son monns
mentos que prueban la legal posesión y derecho del Perú en ese territorio.»
CONCLUSIONES.
De estos hechos resulta, en consecuencia, que no sólo han sido y son
evidentes los derechos y títulos del Perú al dominio territorial de las tierra
litorales ó costas del distrito de Charcas, sino que hoy mismo serían innegables sus títulos á extender sus verdaderos límites, por ese lado, con
Bolivia, hasta la qnebrada de Tocopi!la, rectificando la línca divisoria, que
solo cOJlve1ldonalmenle, se extiende en el río Loa.
La comprobación dommentadlt de este derecho la dá el geógrafo Raymondi, en la siguiente forma:
«Limites l'litre et Perú y Bó!ivÙ:e por el lado de la cosla.-Aunque
generalmente se admite que el río Loa forma la línea divisoria, porellado
del Sur,
entre el Perú y Bolivia, parece sin embargo fuera de duda que el Perú se
extiende más al Sur, siendo su verdadero límite con Bolivia la quebrada de
Tocopilla, (antiguamente Tucupilla), como se puede comprobar, de! modo
más patente por medio de antignos documentos.
Con motivo de una usurpación de terrenos hechos por las provincias bolivianas de Llica, Lipez, y Atacama, el gobierno del Perú comisionó en 1846
al señor doctor don Ramón de laFuente,
en aquella fecha Juez de I~ Instancia de Tarapacá, para que se constituyese en el lugar y reconociese los
linderos de esta última provincia con el territorio boliviano.
Llenando su comisión, recorrió el doctor La-Fuente: la cordilera desde
Isluga hasta los altos de Pica (S'antaile); descendió á la costa, recorrió el río
Loa desde Quillagua ha<;ta el mar (22 leguas) y pudo comprobar, con informaciones de testigos y documentos, que el limite del Perú !lega hasta Tocopilla, de cuya comisión dió un informe circunstanciado
al Supremo
Gobierno.
En el mismo año de 1846, el Supremo Gobierno del Perú encargó al señor
don Fra¥isco del Rivero el reconocimiento de las huaneras de la provincia
de Tarapacá, y aprovechó de la ocasión para encargarle también «practicar
las investigaciones
más detalladas y precisas, al intento de adquirir un co
conocimiento cabal sobre el punto ó puntos que sirven de demarcación
entre nuestra República y la de Bolivia.
El señor Rivera llenó cumplidamente su cometido, y presentó el Supremo
Gobierno un luminoso informe, en el cual, sin embargo de encerrarse datos
muy importantes, no se pronuncia de un modo explicita sobre el punto
principal de la cuestión, esto es, sí el límite del Perú se extiende hasta Tocopilla ó solamente hasta el río Loa.
El señor Rivero, apesar de haber hallado un documento antiguo muy
valioso, relativo á demarcación
entre el corregimiento de Arica y las de
Carangas, Lipez, Paria y Pacages, no tuvo en sus manos otro, que se descubrió más tarde, donde aparece del modo más claro que el distrito de Pica de
la provincia de Tarapacá, se extendía hasta Tocopilla. Por esta razón no
creyó prudente afirmar en su informe el derecho que asiste al Perú en los
terrenos situados al Sur del río Loa hasta la quebrada de Tocopilla.
Como el doctor La Fuente, halló el señor Rivero, muy generalizada la tradiciôn entre los habitantes del país de que la quebrada de Tocopílla era la
línea divisoria entre e! Perú y Bolivia: ¡demás encontró uuas bases de columnas que parecen haber servido de mojones para señalar los linderos.
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51 -
Hé aquí lo que dice á este respecto el señor Rivero:
«Tucupil.la está situado cn los 22° 4' latitud Sur y {?rma un,a pegue?at
mansa bahia, resguardada por una punta formada en su mayor parte ~de lsl()tl:5 blanquecinos, que corren de Este á Oeste, ladeando algun tanto al S. O.
«A media milla dela costa se explota en el dia un mineral de cobre, que
ningun lucro ha dejad,) hasta hoy á los empresarios y en la plaza existe Ulla
bodega para depositar y embarcar los metales.
I!~nla dirccción de la punta saliente, es decir, de Occidente á Oriente, examiné hasta ocho bases de columnas ó mojones.
Digo sólo bases, porque
pareccn haber sido de columnas posadas al intento. Todas tienen como una
vara y media dl: diámetro, se hallan situadas en ulla misma -recta y á distancia reciproca de una cuadra, corriendo el rumbo de Occidente á OriÇjlte. Una de ellas tenia aun pozadas cuatro ó cinco filas de piedras y se háfia
colocada sobre una pequcña eminencia á cuatro ó cillco varas de la superficie. En otras de las bases circulares
se hallaban derribadas tres ó cuatro
pieJras toscamente
la labradas y que parecían haber sido desenterradas,
infiriendose que fueron expresamente
colocad:¡s para construir la base de la
columna. El practico me aseguró
que en años pasados habia visto estos
parajes y reconocido las mismas colnmnas en ijié y con altura de una y
media á dos varas.
"Esta linea de demarcación parece ser la continuación
de la quebrada
situada á espaldas de Tltcupz¿¿a y que los naturales denominan quebrada de
Duendes, sin caberme la menor duda que tal demarcación no es obra fortuita
sino pra:cticáda expresamente con objeto determinado.»
Otro~ dato que aparece deI informe del señor Rivero y que hace constar
que cI territorio comprendido entre el Loa y Tucupilla
perténece al Perú,
es que los habitantes de Ia quebrada y caserío cie Mamilla, situados al Sur
del Loa, han sido siempre asistidos espiritualmcn~e
por los parrocos d e
Pica, lo que se puede comprobar con los libros de aquella parroquia.
El señor Rivero en su minuciosa investigación hecha en el lugar, pudo
procurarse un precioso documento
antiguo, que trata corno hemos dicho
más arriba de la demarcacíón ó amojúnamicnto
para trazar los linderos entre el corregí miento de Arica y los de Carangas, Lipcz, Paria y Pacages.
Este documento
es una copia hecha en 180 I del original, que lleva la
fecha de 24 de Agosto de 1528 (I). Como en este documento aparecen indicadas las localidades de los mojones y como puede ser rnás tarde muy util
verificar sobre el terreno la antigua demarcación, he creído conveniente
trascribirlo aquí textualmente.
Dice así: (véanse los Anexos.)
Cemo se vé, en este antiguo documcntolno
aparece el nombre de Tocopi]Ja, cie consiguiente el señor Rivera no podía por meras aseveraciones de los
habîtantes del lugár afirmar que el límite Sur del Perú se extiende hasta la
quebrada de TocopilIa. Sin embargo, previniendo, por decirlo así, que se encontrarían otros documentos que suministrarían
datos más positivos sobre
este punto, casi al terminar su informe se expresa deI siguiente modo: "En
conciencia yen cumplimiento de mi deber, he apuntádo rapidamente
en la
presente nota lo relativo á la demarcación territorial. Tal vez para lo <;ucesiva y para cuando se haya de arreglar entre las dos Repúblicas un tratado de
(l.) Esta fecha aunque aparece tres veces en el cit~do documento es sin duda
erronca, debiendo:seguramcnte decir J 628, pues en 1528 no se habla verificado aún
la conquista del Perú.
Lo que no deja duda de que debe ser fech:1do en 1628 es que dicha demarc.aciÕn
se hizo en tiempo del Virrey Toledo que guo::rnó el Perú en- esta última época.
BANCO DE LA REPUBLICA
816L10TECA
LUIS - ,\NGEL
ARA~
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CATALO§.....ÃCION
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límites se encuentra en documentos que arrojaran mayor luz en la materia;':
pero mientras así no suceda, creo que no podremos considerarnos poseedores ,másal Sur del rio L••• y por las diversas latitudes que corren desde la Cordillera hasta su embocadura .•
La previsión del señor Rivero se-'ha verificado, puesto que se descubrió
ahora poco otro antiguo j"lnmlento, que data del año 1742, en el que aparece con bastante claridad, que el limite Sur dd Perú se halla en una lomada al Sur del rio Loa, de donde se extiende hacia al mar hasta Tocopilla.
Este valioso documento, consiste en un expediente iniciado por D. J lIan
Ventura Hidalgo, vecino del pueblo de Pica, en nombre de sus hijos ccmtra
el Gobernador de Atacama Dr. Gregario Navarro y el cura dd pueblo
de Chiuchiu, perteneciente á la misma provincia de Atacama, los que en la
cº,onea creencia de que todos los terrenos situados al Sllr del Loa, pertenedim á su jurisdiccion, se hal;ianllevado el trigo que los primeros habían cultivado ....
El citado expediente empie:z.acon el descubrimiento del Vôll~Quiliagua.
bañado por el rio Loa, cuya ~rte, siendo de algún interes para'c'laHI,storia
de la Geografia, las reproduzèo aqui literalmente:
«El Bachiller D. Antonio de Barbo~ Clerigo, Presbitero resi1ente en este pueblo de Pica, en la mejor forma que halla lugar tn dereho parezco y~
digo: que treinta leguas poco más ó menos distante de este puebloestá
una quebradà ó valle nombr2do Quillagua, perteneciente á su Majestad,
desierto y eriazo desde la gentilidad y respecto de que en él por
tener agua, trabajando se podrán hazer sementeras en útil del bien
con:ún US. se ha de servir á sac~pregoncs
en su Real nombre todas
las tierras que· tienen á una banda f-- otra. el dicho río de~e el puepueblo viejo que para abajo que ia desde luego por servir al Reino os hago
postura á las dichas tierras en doscientos pesos corrientes, y que pagaré de
contado el día del remate, atento á lo cual A. S. U. pido Y suplico haÚ lo
proveay mande que es Justicia lo qual pido y en 10 necesario señor don
Antonio Barvoza de Araujo. En el pueblo de San Andrés de r>i~~*,~vín~ë.
de Tarapacá, jurisdicción de Arica, en veinte y dos dias del mes,ëâe"Setiembre de mil setecientos y quatroañosante
usí el Maestr.o de Campo Pedro
Sanchez de Queda y Zamora Tenien,te .General de la dicha provincia, por
su M. se presentó esta petición por el· contenidt') de esta y vista por mi el
dicho Teniente General la hube por presentada y en atención á que es en
útil y aumento de loshaveres Reates y que el dicho valle está yermo y
despoblado, mando se admita la postura y se saque el pregón desde el dicho
pueblo viejo para abajo y que sc deri treinta pregones en la forma acostumbrada en este pueblo y se admitan las posturas ó pujas que hubiese; y para
que se execute lo mandado se dá á comisión al Alguacil Mayor Joseph de
Balca7.ar, quien hará dar los dichos treinta pregones y los pondrá por dili·
gencia con testigos, así lo provei, mandé y firmé ante mí á falta de cscríb:tno,
siendo testigos que tambien lo firmaron los Capitanes don Joseph Roda de
Abendaño, y don Joan de Loayza y Valdez, presentes don Pedro ~anchez
de Queda y Zamora, don Joan ~oayza y Vald~z don Joseph Rodo de
.Aben.:!año.'l
Por esta primera pieza se vé que la autoridad de Pica había aceptado la
petición de Barvoza, que se refie~e á terrenos situados á la otra banda del
río Loa, desde el pueblo viejo para abajo, lo que no habría podido hacer, si
dichos terrenos hubieran peJ:tenecido á la jurisdicción de Atacama, tanto
más que el Presbitero BarVoza era vecino de esta última provincia y tenía
parientes en Atacama.
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- 53Sigue á esta petición otra de don Ventura Hidalgo, vecino del pUé!:>lode
Pica, pidiendo licencia para sacar el aglla por media de una dilatada ace.
quia de los gentiles cie Quillagua, haciendo notar que-no había tradición de
que dichos terrenos hubiesen sido s::mbrados desde la gentilidad. y que el
mismo Barvoza 110 las había sembrado, por no haber podido sacar el agua,
por ser la obra muy costosa y dificil.
Esta petición fué presentada en el puchl,) cie Guaraguiña,
provincia de
Tarapaeájurisdicción
de la ciudad de San Marcos de Arica, el !O de Octubre de 1740, y la licencia para sacar el agua fué concedida por el Maestre
de Campo don Bartolomé
de Loayza, familiar del Santo Oficio, Alguacil
l\layor y Teniente General cie la provincia de Tarapacá.
Siguc la querella de Hidalgo contra d Gobernador y cura de Chiuchiu,
de lajurisdiación
de Atacama, quienes se llevaron el trigo que habían sem.
brado los Hidalgo en los rerrenos at Sur dd río Loa, rq~i1dos Call el agua
de la acequia que habían sacado, en la suposición
de que dichos terrenos
perknecian á su jurisdicción; para lo cual don Vt:l\tura Hidalgo prucba que
]0:; dkhos
terrenos pertcnccen
á la jurisdicción de Tarapacá y no á la de
Atacama.
De dicho exped!ente resulta que en la otra banda del río de Quillagua
(Loa,) existe una punta ó lomada, donde está el pueblo antiguo lIamàdo
Pueblo Viejo y que desde este punto para arriba pertt:nccen á la jurisdicción de Atacama y del mismo punto para abajo hasta Tocopilla, que llamaban entonces (Tucupilla) y pertenecía á la jurisdicción
de la provincia de
Tarapacá: y que los indios de Atacama iban á recojer pacíficamente las
algarrobas desde Pueblo Viejo para arriba, mientras las de Tarapacá las
recogían desde el mismo para abajo, sin pasar unos n} otros de sus respectivos linderos.
Tambiell se deduce de dicho expediente, que por lo que toca á la costa
del mar, la jurisdicción
de la provincia de Tarapacá, llega hasta el paraje
el<:: Tocopilla;
pues siendo el Capitán J LIan d-: los Ríos, arrendatario
del
puerto del Loa, por los oficiales reales de Arica para la pesca, el corregidor
de Atacama envió á Lorenzo Almendares hasta el Loa, á q_ue se llevJse las
g'cntes, lo que no pudo conseguir pues el dicho Capitán de los Ríos se defendió y ocurrió al Supremo Gobierno, pidiendo ddínease las jurisdicciones
para e\1itar molestias en adelaute y consiguió una provisión Real, con fuerte
multa de 400 pesos al com~gidor de Atacama, y este no pasase de Tocopilla
para abajo.
Este antiguo y valioso documento contiene un gran número de interesantes datos sobre la cuestiÓn y de informaciones juradas de testigos, que hacen
conocer del modo más patente que ci lindero Sur dd Perú :>e extiende
hasta Tocopilla.
El señor doctor: don Mariano Felipe Paz-Solùán,
en su importante
obra
"Historia dd Perú Independiente,.
al tratar sobre el mismo asunto dice lo
siguiente: (r.)
.
-Sin el menor fundamento se dice vulgarmente que el limite Sur del Perú
es el río Loa; lo cual es inexacto.
Desde el siglo X VII, cuando ••e hizo la
demarccción de las provincias de Atacama y Tarapacá, se fijó como límite
de ambas provincias la quebrada de Tucupilla, quedando por consiguiente
anexos al curato de Huatacondo
de Tarapad,
los caseríos de Duendes y
Tucupilla. Aunque se originaron algunos pleitos sobre linderos, entre el
(I.) "Historia del Perú Independiente», por Mariano Felipe Paz.SoIdán.-Segundo período.-I822-1827.-Tomo
segundo-Pág, 4.
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-'-54 Gobernador de Atacama y el de Tarapacá, siempre se amparó á éste hasta
Tucupilla. Fueron m~y célebres los pleitos seguidos entre don .Sebastian
Sara con el Sub- Delegado de Atacama dou Benito Goye'l~, en 1792, Y otro
entre don Agustin Camacho y don Ramón Hidalgo contra los d~ Atacama;
y al correjidor de este partido sele impuso una multa de 40:) pesos, por no
haber respetado esos límites..
II En el
censo que en 1796 mandó practicar el Virrey D. Francisco
Gil
de Taboada, se considera el pueblo de Tucupilla
como anexo del curato de
Huataco:1do, perteneciente á la provincia de Tarapacá. Alcedo en su "Dic·
cionario de América,» tambien lo considera./.l
.
"Terminaré esta parte relativa á los límites del Perú con Bolivia con otros
dato~ recogidos recientemente y que comprueban lo dicho anteriormcnte.
El señor don Pedro Hogsgaard,
que rec<'rrió ahora poco, del modo más
minucioso, aquella región para recogèr datos sobre los distintos depósitos
de salitre, en una carta que me diríjî6 desde Tocopilla el ¡o. de Julio de
1874, me decía: que á una milla, poco más ó meno~, al Sur de la Igle~i~&
Quillagua, esto es, en la margen izquierda del río Loa, existe ùnlugar- denominado «La parte ó La otra banda!, donde hay un algarrobo, que se cottoce con el nombre de ArbIJ! de la Rdyai que es considerado como el mojón ó
línea divisoria entre el Perú y Bolivià, puesto que todos los indios que habitan de este punto para arriba pagan tributo al Gobierno de Bolivia, ,mien
tras que los que viven del- arbol de la raya para abajo hacia al mar no pagan
tributo, alguno por considerarse pertenecientes
al Perú.lI
Hé aqui la carta á que me refiero:
Tt¥l1Jilth,;zf!-de Julio
Señor Don Antonio
de -z874-
Raymondi:
Teniendo
presente los derechos de soberania del Perú á la parte lito,@~ _
que se halla al Sur de 'a embocadura del río Loa y al Norte~dé:'l.1ma' Hñ&c'
tirada desde la quebrada de Quillagua,hé
tratado
de recogetbuitos
datas
sobre este asunto que buenamente fueSe posible. De lo que podido averiguar he venido en conocimiento que, cerca de dos kilómetros: (un poco más
de una milla) al Sur de la Iglesia de Quillagua y á la margen izquierda del
río Loa, se halla un lugar llamado La Pa,.le b la oba banda, donde hay un
algarrobo poco espeso, conocido con el Arbot de la Raya, (el que pude
Ver personalmente
en una excursión que hice expresamente)
y que segúll
todos los vecinos del lugar sirve de mojón de la lílll.::adivisoria entre el Peru
y Bolivia. Uesde este lugar por abajo, hacia el mar, todos los terrenos situados en la marrgen izquierda del Loa pertenecen al Perú y sus habitantes no
pagan tributos; mientras que los situados hacía arriba del mismo lugar lia·
mado La Parte pertenecen á Bolivia y pagan tributo.
Días antes de mi llegada á Qui~lagua, un vecino de este puerto recibió
una carta de la prefectura de Cobija, fechada
La mar 26 de Abril de 1873,
firmada Aniceto
Arce y refrendado por Suarez, en que atendiendo
á los
méritos del ciudadano José Carrunche -lé nombraron
correjidor de Quillagua, advirtiendo que su jurisdic.ción se extendía sobre todo el territorio del
río desde Toco hasta la desembooadura.
El indio no quizo aceptar y devolvió el despacho, bajo el pretexto que era ciudadano peruano; pero el verdadero motivo fué que teniendo su propiedad más abajo del lugar denominado
La Parte, al aceptar el cargo se considetaõa como bolivial1O y terna qne pagar tributo como los que vienen hacia arriba de La Parte ó Arbot la Raya.
l(
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-55De lo que prccede se puede deducir que aun el Gobierno de Bolivia no
exigiendo tributo á los <;.ue viven cn la margen i¡quierda del Loa hácia
abajo de La Parte considera este territorio corno perteneciente
al Perú.
De U. su afectísimo amigo.
(Firmado.)-Pt'dro
Hogsgaard.»
Cedida por el PerÚ á Chile la provincia de Tarapacá, á virtud de un acto
de fuerza, como Jo fueron la Lorcna y la Alsacia por la Francia á la Alemania, la condición en que aquel!a se encucntra es la misma y no puede ser un
inconvenil'ntc para que, aunq1V fllcse b<1jo el punto de vista histórico, recordemos cll:t1es eran llU·~.-;tro.;títulos á la posesiÓn d~ los territorios en cuestiAn; sobre toJo cuando las prdensiniles de B')livia hoy se extienden
hasta
la deseml.)(JC;.ldura del ríl) Tambo.
Ya se habrá visto, sin embargo, que todas estas pretenciones de ensanche
territorial de Bolivia ;Í expensa:; dcl territorio del Perú, 110 tienen en su apoyo
ningun fundamento sólido; pl/e.s segun el examen de todos los títulos que ha
exhihido con tal objeto, carec<:n dtos en lo absoluto
de valùr juridico, pu
ùiendosc e.~tablcct.:r las .siguientes conel usiones: .
I'!- Que. apesar de que el PerÚ ha pndido y puede en apoyo de sus derecho it muchos territorios d:.; que hoy t.;:;ti en post.;sión Bolivia, presentar,
COlHo ht.;llJOSpresentado
nuestros titulas incontcs1;¡bJes de .soberania .sobre
dichos territorios 110lo ha hecho ni prekndia
haccrl\) hoy.
2~' Que sus pretl:nsiones
se han limit;.d\) á rccujJc:rar los que forman part,: de su territorio
y han quedado incorporados en el de sus fronteras con
B.¡livia, por actos de fucrza ó cie ilegítimo dominio.
3~ Que esta lnisma reCUpe¡ilc¡!lll no solo ¡¡eva ci título dê la reciprocidad
sino hasta dê compromiso, desd:.; que ofrece cedêr aquellos de Bolivia que
puedan ènCG11trarse en la misma conùici,·)!].
4'~ Quc del laúo del Iksag-uadero
lo.s ar¡.~·umclltos avanzados
por los
c:;tadistas B)!ivianos desde Olañ:ta, pan nla!lkner la posición de Bo[ivia á
toda 1.( ribera orienta: de esc río y su, i.'>la1;casi todas, no tienen ¡el necesario
car:tckr d~1 derech.) y de la legalida(:, ni d de la cOIlv.:nicncia.
5'·' Q~ll' los títulos cxhibi(!os por B:)livia iguallll;;n1c á la po~esión de todo
lo ljue to t'lié la provincia (l distrito de J\polobamba se encuentran en el mis.
Ill,) e;¡~); sin que d PerÚ pretenda sin clllbarg-o mis que ¡imitar esa POSèsi¡')l1
hasta el ¡iIllit:, de su provincia de Paucartambo, que Bolivia pretende
exkndlT hasta la ij·"I1tera del Brasil.
6" Que respC'cto á l~ sobc:rania (L:l Ia...;·o que Bolivia mantiene mis allá
dc,;u ,.krec/¡I), incorporando is:a,; que Sl~enC~lentran en la medianía peruana,
LI Pen'l, Sê limita it reCOil'le:.;¡-cnlll:) lí:n;tc; cèntral y legal el e:;trecho de
I'll'î u iIla.
7¡~ Qd':, en cuanto al lit')¡-al que p!~rkn:ci0
en parte al distrito de la audiencia cI,; Charcas. cuya pmpiedad ¡>rdcIlJ,: R)livi;¡ desde el río Tambo
h;hta el Loa. h., tit~li')i Tt:': pr(:.,enta Il·) s,)!n c;(r::<.:end..: tojo
valor, sin')
qne ,;e CIICuentran c()lllr~tdich03, así por lo.; hech,)..; d~ posesión peruana, conIO por las rea¡e~ cedula, que eonfirm:.tn ci principio de que las audiencias
no COllStltuyeron soberanía »()!íticas territoriale:;, ,;illo simp le s jurisdicciones
judiciale,;.
\
S<: Que, á pesar de e:;to ell'erÚ límita siempre sus prctcnciones
á reivin.
dJcar SI1.,"> vcrúaderas front'~(as Li:.: Coi'': :J.Ùt" contentándose ,hasta extcnderlas á
T ocopilla.
9'~ Que no hay raz/m para quç: B .>11
,.j:\ [kv..; Sll ambición y, en exagerado
espíritu de espansión territorial, su..; prL'k;¡sioncs para. el establecimiento
de
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56-
bases dç \.ln arre:::{lo territorial de límites con ella; pudiendo con mejor derechs Sêr él qui~n puedà dirigir en este sentido una más fundada acusación
contra aquella.
IOl!' Que fiinalmente
deslindadas las recíprocas pretensioncs y sus titulas,
la actitud;del l\:rú lejos de ser un ob~táculo para dicho~rreglo,
lo allanan y
facilitan, proporcianand,)
h, elementos de la más justa Iy satisfactoria _solución de la ellojosa cucstión de limites.
IX.
L03 VI<:RD,\D!';!WS TíTULO:;; ilE DO'Il:-:10
TERRITORIAL
DE LAS NACIO::-lALlDADF.S
A:\fERICANAS.
l'vIuy largas é il u;trada, h,tll sido las di3cusi()n~s histÓricas y ciiplomáticas
entre todas las nacionalidades que formaron \as colonias cspaiíolas de América sobre sus límites territoriales, al constituirse en Estados indçpend¡eiltH~
para que no estén ya lÜfi:lidos y consignados en Pactos, que corfstltüy'ert·cl
Derechn
lnh:rnacional
Pü>iÏtivo dela América
E,;pañúla, los verdaderos
titulas de propiedad territorial d,~ todos ellos.
La eu:~sti,")n no ha ckja,io de ser difieil y nluy osc:tra por la circunstancia
de que rejidas Jicha" e'J!onias por el mismo :\'Ionarca, quc poseyendo la
unidad de la Sl)b~ral1ia y dd nunc!o [)J~ítico, estal/ccia y reformaba las
divisioneskrrít()ria!~s
sill rn:t'i rCGia que las ncœsidadcs
de su administraçión sobre toda otra circunstancia.
De alli la divirgencia de divisiones territuri:des, segun fuerc la dicha ad·.
m¡nistración, siendo muy distinta la p,)!ítica de la judicial y é;;ta de la Eclesiástica, por más que co·.nprendiendo la im¡),)rtancia de la unidad de la
adlnínistración
general, hubiese procurado
conformar
la r>olítiea call la
eclesiástica.
D·'õ allí la re6la g-cneral de esta confr,>rmidad, al [:II1(1::rlos Virreynatosy
las audiencia,,; p-:ro que estuvo sujeta ~. mlJchi"imas é irnportant(;:~,,"~epcRf~·d
nes esp;::cialmclltc ell los Últim<)~tiempos de la dominación colonÎal
De allí sin embargo las contravcrsias sobre límites entrc las nuevas nacionalidadc:s, que han pretelldiJo fundado.; mis cn las jurisdicciones
de los
Virreynatos,
que cs ia más lcjitímo y conforme á los principias del ~erecho,
y otras en las audiencias.
B:l,.;tari p;)r consi;';lli'~i1te invocar estos principios,
confirmados en los
mismo..; d..:crctos n;ales dc creació¡\ de lo!> Virreynat,) ..; y d~ las audiencias,
yen las resoluciones de la misma naturaleza, en las clIcstiones de competencia jurisdiccíÜl1:.l1 sucitadas entre las audiencia,; y los Virreyes, que constituyen ci J)c:rc..:l1o Pú;)líco Positivo del imjJ~ril) colonial, para resolver las
cuestion;;s de la prioridad de los titulas de dominio territorial de los anti
guas colonias españolas, hoy Naciones il1lkpelldicntcs.
En cuanto á lo.; prillcipíllS de Derecho Internacional
á que nos referimos
ellos han sido invocaJos y restablecidos
por todo:> lo.; dip~l)jnáti¡;os y hombres de esta:b d,: B:)li via, en la..; euc:stiones que han so..;t<~niJos en defensa
de su inte:;ridad territorial con todos ias gobiernos vecin05; ùe tal moùo que
bastará á nucstro objeto reprodut;ir S¡¡S opinio:l-:s para fuudar las nuestras ..
Aun este mismo trabajo nos lo ..•
ha ahorrado el historiador y geografo nacional Dr. D. M. F. Paz-Soldán, en SlI lurnin·.)so opú:iculo sobre los verda·
dcro..; limitcs dd "Perú (y Bolivian trabajo; completo de ciencia yereducción
dd qll~ tomamos
lo pertincnte i cst..: asunto, que exp:"esa con los siguientes términ os:
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57 -
«El DR. D. J\.L\~UEL. M, SAT.IKAS,Ministro de Relaciones Exteriores de
Bolivia y dcspué:i Plenipuknciario
en Chile, y autor de varias escritos sobre
límites r!ic,:: "Es evíd~ntc qlle: los Reyes absolutos ùe -España ejercían una
autorid;HI ilimitada: lo qUt: ellos querían lo formulaban en Reales cédulas ú
órdenes, y:;\) volul1tacl ;;¡Ianifestada era la Icy, L!)s Virreyes y Capitanes
generales y Presidentes
de audi':ílcia crall mandatariss dependientes de la
COfl>na, qlli,:nes no tenían d ckrccln ùe vdo co:1tra las prescripciones
del
S'Jbcraao; rll'~S cuanJo nÜ." Cil casos de ;.;!'ave daiio, pod;an suplicar, pero
no (krf)~a!' lo di.,pllesto p.)!' un po.-kr om.lí'ln:!o,
La iaobservancia d&:alglua órd':lJ no era aL>rogaci('):J, po!"qu~: las Ór·J,:¡¡c:s rL'ales en cualquiera
f:Jrnn qu,' ;ue.s(;n COll1l111icad;ls,constando qllC Cil1alla]¡;lll del l'vlonarca, dcbirlll ,ÓI'lJ,(lfCÙ if,'d:) Ù~:;'<ll,lItl""l!,",I.\',
!lÓ St' II(¡¡(:~·.IS( {'.l'/NSilijll!l1t'
por otra dispos!rió!l I'()s/,I'i"r: F"lit)c V. llL¡ndÓ en 12 d,: Junio de 1714 que la~ leyes
ck:ru~adas ex:)resamenk
por (ltn.; p,)sL:r:orcs ,{,·í;,m ser Obsâ'zJadas, silt
!JIlt'
cf 110 lf:;1 /,{{:Ùtr{/ S<'l",:·,. d<' (1;0(S,7 l'dl' C,)lbiguiellt<.: es muy debil el argumcnto (lo.: la Ù/'ï"({{cÙí:¡;
pnrq :1': (L.:sde et :nonL::Jtn de haberse sancionado
l'u!" el Rey la or(L:a de Octubre: dt: 180.3 pndtlju cLeto legal, y el Paposo
qllech~l re¡ncnrporado ù;:: d·~rccll.), Por lo ,LnÜs, no hay cOl1stancia, ni se ha
alegad,) siquiera, CjUé el Capit.'tn g-èn2ral de Chile hubiese suplicado; ¿Qué
int'~rl:õ lY1Jían ins:lírar entonc:s las p2qll'~i'i;¡S ptl!J;;¡ciollCS clcseminadas eri un
iaIl12l1:'o arcn;¡ls,.::~1i-s:.tI\'aje, p>!lïC y sin pm\'enir?
No es extraño que las
<1utoriJa:Ls clé At.lcama, pJ'ov::L~i;¡ dcpènJicllt,.,: (k la Intcndt~ncia dc Potosí,
hubi'.:sell c'lntil1uado con clmi'lI1o abandono en la jurisùicciôn
que debían
Lj.:r'.::crcn los oasis Jd d:siertt
p::ro la nllt:va adqtlisición, ya qlle fué hccha
L"Ivirtud dl: ley. Este modo d2 adquirir, quc produce posesión de mero dereelJO stlhsi~tiÓ, es el If,'': /',).uildÙ del año J a." (Cat;¡!. ;..;! .31 a,)
.
"Ell I gll.3 in.slstiÓ en su anterior doctrina Cil otro folletó que publicó.
,. I "T, I
(""'aca
.. ". 3 1 I)
D.
EIUi{. D. R..
\FAm. BU;;TILLI\'>.-;\Iinistro
de Relaciones Exteriores de Ba.
livia, cn Sll :\It:!Isaje al Con;.;-r,·,;o de: Bolivia, sobre la cuestión de Mejillon~s,
repro(hjo en todas sus partes l,) dicho por el sL'ií.or Salinas. (Cata!. N° 9.)
El DI:. D MAI{lANO R¡':YE:-i C:\IWO:\.\, diplltaclo boliviano, dedica varios
capitulos p:lra probar que "p"r imposibilidad cie ejecuciÓn parias
disputas
no calucllI las lc\'cs, ni los t¡:¡:adt)s,
":~a teoría (LI ;kJ'(','(Ùl) 110 L';, PU2S, teoría k;~ítill1a-el 7to l/SO por más ó
lI1enos ticliliJo, no pLJedc •.kro;",ll· l,)s tít~¡Jos ni ~lc~Titimar las usurpacionesUsar Ó no l;sar--'-usar ó abu';;;l~ cs lo quc constitu)':e soberanamente
el domi¡Ji,) de pro¡;i-:dad (Cata!. :\''. -",'.)
2:~ u,'í/<,àóll.
¿Por el trasCllrSIJ del ticmpo, ha <1"kjuirido Bolivia el tcrritor:o
<j\l:2Ih»' pl)see de hecho illln cll<l!ldo d~ dercc!w le corresponda al PcrÚ?
CünL>:st;¡;¡ los sl:ñores :\IilliS:ros de BJ:ivia, scÎÍmes Salinas y Bustios.
SAu >.: ..h dice. "No es nCC'~'<lriilla p,)Sc:siÚn m:ltt:riaJ: basta la de mero dereche; por:lue hay bùsqlJ':'s y d·,:,;i,:rto~ <jile J¡~I>tilh"y no han sido 11'.1llados
por las plantas d::l hombre, ell 'os <.Jll<:
s' COllsc¡'Va ci dominio con el titulou
Es taill!,i;:n lin principio d: ] k:'e:c]¡" 1ilkrn;.¡cio!ï;:! americano, que la po.
sesiÓn de: !as hll\,;IS (le !oS<Tr;1I1'!c"rí,),:, la (le: I()s in;'lensos bosques y clesi,:rtus St~"!J;L,,l'V/¡~¡ll act:I~1 o;~upaciÓ¡J, en virtud dc las disposi.::ioncs legall:";
d-: ia 1l1<:ti'OPOl1,
ante,; 1.1:.: I;) 10 il
<<::ii!as levcs sohre b divi.~i<'JIltcrritorial elL'las s'~cciones colonia1c:s dadas
p'»' la cl)ro;¡a Je: E.>paÏ1d'ant:::, ele: Lt ~ . ...:;·,:1 1-.:Li ipdqxmdencia, no fu(:'ran un
titulo de dominio; y si este título no l.'a-LII,¡ i);¡ra cQ.nservar la posesión de
mero derc:cho, la Araucania, la Patag:J:li,¡ y la,; miSlnas tierras Magallánicas,
fucrJ. del puerto ::Ylont, fundado J¡:.¡c<.:¡IU-:i..JS años en el estrecho, serian del
l;
,I
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58-
primer ocupante. Por consiguiente, podrían apoderárse de esos terrritorios
los rusos ó los Alemanes; pero no consintiría
Chile, y, en :contradicción
con lo que ahora dcf¡fnde, reclamaría contra los usurpadore s, haciendo valer
sus títulos, á pesar de la falta de ocupación rcal ó posesión actual: esos títulos no pueden ser otros que las disposiciones del Monarca de España, por Jas
que se extiende hasta el estrecho dé Magallanes inclusive.
Y en verdad tendría razón.
«Perteneciendo á la Nación, dice Vattel, todo Jo tiene el país, y no pudiendo disponer de ellos nadie sino ella ó aquel á quien haya trasmitido
su derecl~, si ha dejado algunos parpjes incultos y desiertos, ninguna persona, de
cualquier clase que sea, tiene derecho para apoderarse de ella sin su consentmiento. Aunque no los use actualmentt>, le pertenecen siempre y tiene intieres en conservarlo, para usaria en lo sucesivo ...
«El dominio de la Nacíón se extiende á todo lo que posea con justo titulo.
Comprende sus posesiones antiglIas y originarias, y todas sus adqusiciones
hechas por medio:> jusros en sí. mismo, ó admitidos como tales entre las N~dones; concesiones, compras, conquistas en una guerra en forma etc.; y por
sus posesiones se entienden todos Jas derechos de que gozan.1l
liEs pues evidente que sin posesión real se puede conservar derecho legítimamente adqùiridos, sin que pueda presumirse
abandono. La cuestión sobre
la soberania de los distritos de Mainas y Canelas entre el Ecuador y el Perú
es idéntica á la dcl Paposo entre Bolivia y Chile: en ambas se apoya el reclamo en órdenes emanadas del Soberano, la una en 1802 y la otra en ¡803: la
excepción de los que se apoyan en el hecho es no haberse ejecutado la ley;
pero, apesar de esta, el Gabinete de S. James, por órgano de lord Malmesb,uri, en contestación á la Legación del- Perú en Londres, se declaró á favor
de! buen derecho, con perjuicio de sus súbditos británicos. Todas las Naciones civilizadas harían igual declaración, si para protejer los intereses de sus
nacionales tuvieran que conculcar
un derecho univcrsahm:nte
reconocido:
que los límites de las NaciolUs Sud-Ameicallas
SOli los que el Rey de Espafia
señaló á los VirrcYllalos, capitanias' generales y presidencias !tasta e( añocH:_
I8 IO ell que simultaneamente las secciones coloniales proclamaro1t-~;¡'zdepê1í~
dèlZcia de la metrópoli: salvo las modificacumcs territoriales :poslcl'ÙJrmente
luchas elltre sus estados soberallos, cOllforme al Derccllo /uterltaciolla!
«No insistiré mis en demostrar est~ principio que está al alcance de todos
y que responde con incontestable autoridad á las objeciones aducidas por los
Ministros de Chile, evidentemente
fundadas en falsas apreciaciones .
• La gran República de la América del Norte ha dado un ejemplo de ascendrada
probidad, en la cuestión que tuvo con el Perú sobre las islas de
Lobos: no tenian estas valor a!¡z:uno antes de la aplicación del huano al cultivo de las tierras, así es que los legisladores peruanos aun dejaron de enumerarias como comprendidas en Sll territorio.
(Algunos ciudadanos de los Estados Unidos trotaron de apoderarse de-di~
chas islas, como de una cosa que debía:considerarse
resÎflltlius. asi como se apOderan de las guaneras de Mejillones algunos chilenos; pero se opuso el Perú,
y se ventiió la cuestión diolomática en la balanza de la justicia: si en un plato
de ella se hubiera añadido el enorme peso de la espada yanque, el derecho
del Perú hubiera sido ilusorio. No se dió al mundo este escándalo, porque el
gabinete de \Váshington (yo diré el gabinete de Bolivia) no sacrifica su dignidad por una renta de veinte millones de pesos, que produce anualmente
la
mala administración
de las guaneras de las islas de Lobos. La ilustre República, Ique I alumbrao-al continente
de Colón, Iseñalando una noble línea
conducta á los estados americaflos, con un d\:sprendimiellto
digno de imita-
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59 -
dón, reconoció pues el del Perú, con tanta moderación que me hago honor de·
palabras de lVIr. Eduardo Everett, con ftcha 16 de Noviembre
reproducirlas
de
IR52.
"Habiendo prestado el Presidente, dice, toda la atención que merecen los
argumentos y datos aducidos en la nota del señor Osma, datada en siete de
Octubre, y habiendo meditado con detención los oficios del encargado de
negocias en Lima, no menos que las adjuntas notas de S. E. el Ministro de
Relaciones Exteriores del Perú ha desechado todo género de dudas por lo
tocante á los títulos del PerÚ, á las islas dt Lobos; y ya no encuentra motivo algllno para cuestionar SlI legítima soberanía en aquellas islas y se apresura á hacer e<¡te reconocimiento, á consecuencia de la injusticia no intencional inferida al PerÚ, á callsa de una carencia momentánea de los datos =Ille
ilustran la cuestión. En consecuencia, el Presidente ha ordenado al infrascrito retirar sin reserva todas bs objeciones aducidas por el finado Secretario de Estado, en sus comunicaciones
con el señor J. J. de Osma, á la
soberanía del PerÚ en Jas islas de Lobos y las demás islas guaneras de la
costa del Perú, de que está en posesión; asegurando al señor de Osœa, para
noticia y satisjaccicn de su gobierno, que los Estados Unidos no prestarán
ninguna proteccióu ó apoyo á ninguna empresa de sus ciudadanos, en loposición con este reconocimiento,»
De estas Doctrinas cxpue~tas por los Ministros y escritores públicos de
Bolivia resulta, conforme al Derecho de Gentes, lo siguiente:
1°. Que por la imposibilidad de su ejecución no caducan las leyes, ni los
tratados.
2°. Que la teoría del descuido no es teoría legítima y que el uso ó no uso
por más ó menos tiempo 110 puede derogar los títulos, ni legitimar las usurpaciones. Usar ó no lIsar, lisaI' Ó no abusar es lo que constituye
soberanamente el dominio de la propiedad.
3? Que no es necesaria la pose:sión material para el dominio, sino que
basta la de mero tiene/lO.
4? Que es tambien un principio de Derecho Internacional americano, que
la posesión de las hoyas de los grandes ríos, la dc: los in:llcnsos bosql!cS y desiertos se ob,;ervaron sin actua! ocupación, en virtud de las disposiciones legales de la metrópoli.
SO Que los Reyes absolutos de E,paña ejercían una autoridad soberana en .
América y que SllS órdenes producían cfèctos legales, mientras no fuesen
dero;;adas expn:samentt::, sin que el no uso pudiera servir de excusa.
6°. Q LIelas leyes sobre divisiÓn territorial de las sècciones coloniales, dadas por la corona de España, antes de la guerrd de la independencia, son un
título de dominio y que este título basta para conservar la posesi¿m dt' 1t!t'ro
dercc!w.
7° Que el dominio de: una Nación se: extiende á todo lo que posée con
justo título ..
go Que es evidente qlle sin posesión real se puede conservar derechos legitim;lIl1cnte adljuiridos, sin qllé pueda presumirse el abandono.
9°· Que los Gobiernos de Inglakrra
y Estados Unidos, en conformida<l
con estos principias, han reconocido y declarado que los l,mitt's de las ¡Vacio/tes Sud AIIlt'ricanas son los que el Roy de J:JjJ(,'ia señaló á los v'irrqnatos, Capitanias CCIlClafts y Presidencias /tasta el alio de 1810, en que simulta~earnente Jas secciones coloniales paoclarnaron su indepcndcnóia.
Deducimos, en consecuencia, que Bi)livia tiene reconocido que los únicos
títulos de propicdad ó dominio territorial son las cédulas ú órdenes reales
que establecen los límites de las respectivas jurisdicciones territoriales, sien-
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-60do la política ó de verdadero mando y gobierno la que debe prevalecer.$oo::
bre las demás, debien<Jp ser ellas el único criterio para juzgar las cuestionfi$
de límites, como vamos á demostrarlo, examinando las demás jurisdicciones,
en el mismo orden establecido por Oropeza.
x.
LAS AUDIENCIAS.
Organizado el Gobierno político del Virreynato, una vez terminadas
las
rlisenciont::s primera", por ambición de mando de los conquistadores,
se procedió á establecer y organizar la administración
de justicia, para lo que se
siguió tambien el mismo sistema de la Metrópoli.
Así fué como Carlos V. estableció la audiencia de Lima en 1542, Felipe
II. Ia de Charcás en I573,Ia de Quito en 1563. Y la de Chile en 1565, que
extingnida en 1573, fué restablecida en Santiago en 1609 ..
Estas audiencias, cuyas funciones eran judiciales, tuvieron es cierto algunos
otras administrativas
en los distrítosde
su jurisdicción;
pero no gobierno,
ni mando político alguno, á excepción del caso de falledmiento de los. Virreyes, en qne asumían algunos el Gobierno político, hasta el nombran1iento del sucesor.
De este modo las audiencias de las Américas
tenían algunas facultades
más que las de España; pero no jurisdicción política, q1le solo la ejercían los
Virreyes y sus subordinaùo~
los Correjidores é Intendentes.
He aquí en prueba de esto lo que dice Solór7..ano, en Sll Políteca lndíana,
página 762:
-Cuando se descubrieron
las Indias se tuvo por conveniente flue ni se
dejascn pasar Abogados ni Procuradores
á ellas, ni se formasen Tribunales
jurídicos, que pudiesen ocasionar pleitos, y los gastos y molestias que de
ellos se siguen, á sus primeros conquistadores y pobladores. como cons~
de la instrucLÍón que se dió á Niño de Guzmán, en 5 de Abrii_~~',·año
de
1528, y de lo que refieren Antonio de Herrera, Gomarra, Trajaria, Becaleno
y otros autores.
,
Dcspues que se fueron pacificando y poblando
constantes
colonias y
lugares de Españoles, y estqs ell'grosando en haciendâs y caudales,se
comenzaron á encender entre ellos mucho~.plcjtns y contiendas,
co.Q:lO es ordinario y por consiguiente pareció forzosO permitirles, no solo Abogados y
Procuradores,
que los guiasen y ayudasen en ella, como lo dice fa dicha
nstrucciÓn, sino tambien criar, erigir y poner en las ciujades más principales de cada provincia, audiencias y cancillerías
reales, á donde la.;; partes
pudiesen recurrir en apelación delas sentencias y agravios que les hubiesen
hecho los Alcaldes Ordinarios,6
Correjidores,
de que habemos tratado,:Ó
por otras vías y modos, á imitación de las de España, y por- reconocerlil
utilidad que de semejantes Tribunales en todos los Reynos se ha ido ex~
perimentando.
De los cuales en comun, y que jurisdicción
y autoridad tengan y como
representan la real persona, tratan latamente Boerio, Casanco, Covarrubia,
Carlos de Tapia y otros autores, entre los cuales es digno de verse don
Diego de Mendoza, que refièrenbien los motivos que tuvieron para fundarIas los Réyes Católicos, y sus buenos efectos, aunque nota el gran salto y
elevación de algunos Ministros que sirven en ellas.
y descendiendo á tratar en particular de las audiencias, que en diversos
tiempos se han formado en las Indias y hoy se conservan, hallaremos ser la
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-61de la isla española ó de Santo Domingo, que tiene Presidente, cuatro Oido.·
res y un Fiscal. La de México, en la cual preside ti Virrey y consta de
ocho Oidores y cuatro Alcaldes del Crimen, y dos Fiscales. La de Lima ó
los Reyes, que en todo es como la de Mexico: la de Guatemala: la de Santa
Fé ó N uevo Reyno de Granada: la de Guadalajara ó Nueva Galicia: la de
Quito: la de la Plata ó Charcas: Ia cie Panamá: la de Chile y la de Filipinas,
que tienen el mismo r,úmero de Ministros que la de Santo Domingo.
y en todas (fuera de la de Lima y Mexico) los Oidores traen varas y son
juntamente Alcaldes del Crimen y se gobiernan casi por unas mismas orde.
nanzas, las cuales están en el segundo tomo de las cédulas impresas.
Yen ci mismo y más distintamente,
Antonio de Herrera,
Rcmesal, Hugo, Limpilio, y en el Sumario de Ia Recopilación, lue se trata de imprimir
dc Jas leyes de las Indias, se podrán ver la erccción de cada una de estas
audiencias, y ci distrito que comprende y abraza, d:: que yo tambien dejo
dicho mucho en otro lugar, y tocó algo] uan lVIatienzo, juntando
otras juntas concernientes á ellas, y siendo de pareccr que convendría erigir y poner
otra en la ciudad del Cuzco, que fuese como cabeza y supresi6n de los demis del Perú y se gobernase al modo de la Rosa Romana.
y no han faltado utros Barones Doctos y prudentes que han hecho instancia en el Supremo Consejo de las Indias, presentando
memoriales bien
fundados y taabajados, pidiendo y pretenùienùo que Sf' erijan y pongan otras
en la ciudad dc Cartagena y en el puerto de lbenob Aires, que yo por ahora
suspendo mi voto y parecer hasta que se me pida po,· el Consejo.
Contentándome
con añadir que se debell dar muchas gracia~ i nuestros
Reyes por el gran beneficio (jUC han hecho á sus vasallos de las Indias Call
las fundacioncs de estas audiencias.
Porque en verdad no se plledc negar que son Jas castillos roqueros de
ellos donde se guarda justicÎ:l, los pobres hallan ddcllsa de los agTavios y
apresiones cie los poderoso~, y á cada uno se le ela lo que cs suyo con den~cha, y verdad. La cual tC01110 el mismo nos lo enseña) <;iempre se halla Ille-.
jor y más perfectamente cuando es mirada. y buscada con más ojos.
y en las partes y lugares donde los Reyes)'
Principes ¡~Opueden intervenir, ni regir y gobernar pnr sí, la RepÚblica, no hay cosa en que la puedan
!JerGernM!) segura y agradable merced, que en darIa Ministros, quc en su
nOillDr,: y lugar la r¡gall y amparen. y adlllinic;trcn y distribuyan
justicia,
recta, limpia y santamcnte, sin 10 cual no puedcn cxistir ni conservarse los
R~Yll()s, cOlno ni los cuerpos humanos, sin alma, ejercer algunas vitales,
<lnill'a[cs Ó naturales operaciones, como gravemente lo dijeron, Marco Tulia,
San Greg()rio, Gcrónilllo Osorio y otros autores, y en los mismos términos
de la fundación de estas audicncias, (!è que vamos tratando, el Exordio de
las primeras ordcnanzas que le dieron para la de Mexico el año 1543, cllyas
palalJras no se pueden omitir sill ~;ran culpa: ¡Vos d',f::alldo et bíen i pro co.
llillll de IllS llïuItnlS f¡tldistlls i Naturales que illrfiaell jkfticla, la alca¡¡cLÏ/ y
:::dmdo cI/ervicÙ¡ de Dios.V
~<;t'lïor,í ,'Il prm!_diO J' a/i-¡¡io de muftras fit/di.
tilS I Itlltllmlts i ri la pa,:; .l' JùsJic(jo di' los PltlÙ'OS de la:, Ni({'zl(/ h'sp.rk' i
jJropillctas de fuyo declaradas, jigltll .formas có,rig-adas a Dios, i dios para
u/)/I/JÙr d ojicio qUi' dt' Díos tenclIlos Cil la tíerra ai "Il,'S
de manJar pOlh'J'
'
/ilia wILltra Audio/ela y CallctlÙ,vía Ri'al.
Son. pucs. estas audicncias y c:lncillt:rías de las Indias, y sus, O:dores y
1\1inistros ,lé la misma pote:ítad y autüriclad CI lie Ia,>de España. Y asi se deben gobernar en todo por sus leyes y orc!ellaUZ;¡:i, sino es que en l(l~ particulares que se les han dado, haya a1;;0 qllc ':,ea diferente ó conrtario, como
expn:.sam<:nte en ellas se dice, y io advierten Paz y don Francisco de Alfaro.
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-6~-
y au~ parla, gran distancia que hayde ocurrir de elras'al Reyó á Su Real
Consejo de Indi~s, y~l peligro que podria ocasionar la tardanza se les ha '
com:cdldo y conceden muchas cosas, que no se permiten á las de España,
y vienen á tener casi en todas las veces dd mismo Consejo, y pueden cónocel' de la-; causas que al de otra suerte eran y son resen.-adas, como en un
buen çaso lo muestra un capítulO de está que se despachó á la audiencia de
México el año 1S S 2, diciendo así: Si aúnque aquellas di/pongan m el C01tseJo
Realde jltfticia tml folammtt, y 110 son tas audiencias y cancillerías, por la
gril1t diftanâa dI! lftas provincias, y por relevay á las partes de fatigas, tÍ
cofias. tenemos por bien, que en ifta audiencia fe puede COllo,-erde ello.
y de aquí nace y resulta en primer lugar que aunque el conocer y
dc::terminar lascaus3;, de residencia de Tos Correjidores y otra3j«sticias, toca
á fallo el R~al Consejo de J u->ticia,como lo advierte BJbadilla, en' las Indias
están sometidas á las audiencias, como consta de las cédulas de los años
1542, 1575 y otras muchas, que están en el primer tomo, que expre5amente
dan \a razón referida por estas palabras: e Ycomo quiera lJue el vu' ¡~s refi-"
dcncÙ,s es cofa propia que lo debía hacer If COlifejo pero por la gran dift(Utia que /zay de effos Revltos. /n,tltdamgs: ~mt· si1!o fe traig,m el nuestro Coufe;u
de IdS Indias las rejidencias y que fuerm" tomadas á los OiIJores, y pujollas
de las alldiC1lcias, y las qlle fe tommé tÍ las, dichas nuiftras go~rnadores i
toders las demás penmtÙnos y ma1tdmnos qlU fe vean y provean, fcntencien ¡
deÜrmÙze1l por las dichas audiencias, cada una enIus di/In'to ijunfdiccíón.»
Lo segundo el poder y facultad de dar y enviar jueces pesquisadoré.c;,
aunque en España está así mismo reservado el Supremo Consejo, como lo
dicen una!> leyes recopiladas, y CastiIl(j.de Bobadilla se permite á "las aUld¡cncias de Indias, por una de las Ordenanzas de las del año 156J y muchas
cedulas que se hallarán en el segundo lomo y en el sumario. Aunque es
verdad que por otras que cada dia se despachan se sue1emandar á las mismas audiencias, que no provean" facilmente estos juicios contra los Correjido
res y Gobernadores, sino con gran causa 'I circunspección y aun antigJ)¥~"
mente se ordenó á la audiencia de México que no los despachase('sino
caso de escándalo, como lo refiere AntonIO de Herrera.
Yen tanto grado es cierto esto que las audiencias de las Indias les cc.mJY'te facultad de despachar dichos jueces, que hay cédulas de 21 y 26 de
Mayo de 1572, en que se prohibe á los Virreyes, que las despachen por sola
su autoridad, no se habiendo est;) mandado primero en acuerdo pleno, y
señalándole en el y por él, el término, de"la Comisión.
Pero cerca de este punto se-debe advertir, que los que piden tales jueces
en las audiencias para que puedan conseguir que se les concedan, deben dar
primero información sumaria de los capítulos ó delitos que proponen, y
fianzas bastantes para las penas de las calumnias, costas y salarios, sino pro'
baren, como lo observa bien, refiriendo otros muchos autores, undocto
moderno.
Lo tercero, el derecho así mismo de concederlEjecutores, y de hacer prendas y represalias, por haber dejado de hacer justicia á los jueces ordinarios,
es de lo reservado al Supremo Consejo por otra ley de la Recopilación, y
está sin embargo permitido á lae audiencias de las Indias, por la razón rcferiria de la distancia y peligro en la tardanza, como expresamente en la migma ley lo advierte Juan Matienzo, trayendo algunas: especialidades que esto
suele obrar en derecho, de que tambien he dicho yo mucho en otros lugares,
y ahora añado al mismo Matienzo, Tisaquelo, Zevallos, Cenedo, Tuschd Aze
vedo, Andres Gail, y al doctor Marta, y en el término de nuestras Indias, á
Gama, y su Adicionador, que sacan de aquí que aunque en otros casos el
l
en
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ausente que está en lugar cierto, dcbe ser citadoy no seJe puetÙ:d~
~uradar ó defensor, esto le limita, cuando está cn las Indias, por la gral1~n~.;·
cia, daños y peligros de la tardanza, y basta que se le c:!-ie procurador
y .<Je.;.
fensor. Lo cllal tambicn sie'lte y confirma Juzge Cebedo y novisiamiente y
más expuso Melchor Pheto. Por cuya autoridad, yo, defendí, en cierta causa,
que aunque seg-Ún la mág comun opinión \;c requiere que la sentencia se noti.
fique personalmente al rÇo, COll quiense fin¡,;ió el pleito en rebeldía en primer::l Instancia, como lo dicén JasÓn y otros que refiere Matienzo, esto por la
raLón dicha no procederá y Sè dd).; ta.l1bièn limitar cuando ci ausente está
en partes muy remotas, como ya s;.:ha ido intro.]uci-:ndo por útiles en algunas
audiencias de las Indias.
Lo cuarto, aunque el princ:pal ciudado del Supremo Consejo de las
Indias, es y deb-: ser de \a en~·.:ñailza y oucn trata:niçnto
d~ la;; Indias .en lo
c~piritual y t'~mpora!. com) C,);l ~ravc.~ y apresadas palabras se lo encargan
sus ordcnanzas. este mismo cuidado no sob á pcdillkl1to de partes, sino
úe oficio, \:stá cOfn.-tiJu y cncarf.r:llh :í. las a1Jùi'::ncia~ d-.:las Indias, por much'l'> céJula'l üntigclas y otras q lIC cdJa di;! se ..1:>1>:1::11:111
y principalm::nte
par la de 2 Je ;\Llrl.<) d.; 'j9j,
qUl'
l1ld,lJall qu,- e,;torb~n y castigllell los
excesos, que los Corr.:~g¡J;)res de la·; 11 iias su,~kn comder
contra las
personas y hacienda; J.: Cjt;:¡" Illi~erabb;. Y otra d.: 27 d~ Mayo de '582,
qU'~con tni·, g-'~neralidaj la;; '11'1'11.1qu: ¡)"()~ed1n s(:veram::nte contra cualquier persona que los car~:lren, quitar.::] la~ mujc:r..:s y hacienda;;, ó les
hiciescn otro cualquici" agrav:,>, p,)¡,q~l~:
ù.: otra suerte se les implItará á ellos
la culpa de estos excesos. Pero aÚn es mis a¡J;daJa y digna de leerse, siempre que el caso lo pida, la or,lenanza de las mi"mas auJiencias del año de
1563, que dicè que ell esta ùe:}~ consistir y consiste el pri'lcipalcuidado
y estudio ded!as y que en njng~'na ca~a podrán !1a~er más a:;radable servicio
á su :\IajestaJ, Además de e~ta~ se cOllceJicron al,;unas otras facultades
más á las audiencias de indi:\~. en lo·; juici.), ,l~ CU~i1ti:\"y haciendas y
cn el ejercicio dei Patronato; pero sielll,)re con exclusión de oltribuciones
políticas.» .
De aqui que aun cuando las au.JicIlC;;¡s f¡:escn llamadas á'ej~rçer temporalmente, com,) 11cmo'i dich,), el mando p"litico. cuando bajQ'el . gobierno ge.
nerai de un V:-rn::y (Solórzano, ¡..ág-. 370) estaban dos ó tres>a.lJdiencia..:¡. camI)
sucedió en el Perú, el Pn:sidclltc de la de Lirna ejercía el. manùo general en
todo el territorio de Jas otras audiencias, coa inhibiciún de l<ls demás,
Así lo ordcnó la cèdula re;tl de '9 d,- Mayo de 15so,jpnto
con la carta
que para su deClaraCIÓn se mane!/' al Cltlde d.; Vil ar, Virrey entón~es del
Perú.
Confirm:) esta !inhibició·l. qne '~stahlecc la m,ls exp,líoita exclusión
de
la:,>audiencias de toda otra j urisJiciÓn q Ul: Ino :'>t'a la jUdicial, .• lo ocurrido
cuando la muerte deE Virrey lkl I'el-ú \:1 Conde cie :'lIante-Rey,
Las audicncias de la Plata y de Qllitu pretendieron ejerc~r el gobierno cie
su respectivo
distrito judicial cad.l -li l¡;¡ de el ia" apoyandolas el insigne
letrado, oíd'lr dela
Pbta, don l\:dro Luís 1L~jarano, -fundándose en que
cran iguates lai p\)te"t.d:s
y aut;)ri,]a l d~ tolet; )las a¡ll<iicncias y q:Je si
no lo reconociúasÎ
la cé..lu:a Je: ISS0, h:lbria sido por!!Q, e.xistir cntónces
la,; audiencias de Quito r Charcas ...
Ulla cédula daùa en el Pardo, el 20 de Noviembre de.·I608 mandó con
este motivo à las audiencias citad;¡.s '1ll'.' g'lIanl;lrall y ejec~tar:l~ !J. decidido
ewla citada cédula de IS 50; Y COIllOá pL~-;ard\: esta, insistlerall SlIS pretensiones dichas audiencias de la Phta y O,it<l f)tra cédula mandó multar ácada
oídor en la sUllla de Jus mil pesos. ~
,
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He allí una prueba de la voluntad 'de IQ~Soberano!l español~ de.--notlaber'
querido reconocer ju¡i3dicción politica, ni atribución de mando ó gobientoâ
las audiencias, y de la superioridad del Virrey del Perú, como representante
'del Soberano sobre toda.••; to:que sec()nfirma- P9r las cédulas que despues de
.Jàs divisiones eo otras audiencias, detá de Lima, mandaron que las apelaCiones de tod()s los dt'slritos de ellas en punIaS ó materia dê GOb,(Y!t(/; de que
el Virrey debía conocer, solo pudiesen ir como iban á la de Lima, en que
residia dicho Virrey, su Presidente.
Así lo dispuso la cé<.lulade 15 <.leFebrero de I 56û, dándose por azón de
que las ,'osas de GobÙrno se ejercen mejor por uno que por muchos.
Por
esto se mandó en esa cédula á la audiencia de la Plata que dejase la gober":
nación, que ejercía accidentalmente, al licenciado Baca de Castro, qtle fué
enviado como Presidente de la de Lima.
Todos estos hechos son la demostración másclara de que las audieDclu:_
no fueron otra cosa de que tribunales de justicia, sin jurisdicción tèrci~o.r~l "
de llingun género; no pudiendo servit\os IÍl'nites de su distritol-para
i~"d~~
marcación política del territorio.
"t
Así 10 pru~ban los hechos que h~~jgnado
antes en el exarnende
los antecedentes históricos, <le los c~
11a'podido versy:
' '
l0. Que Losdistritos, nosó\o de unagino
de dos ó mâs audiencias, estuvieron comprendidos y fueroll reinrigrados despues de separados en la -ju~
ri<:dicción de :os Virre}'natos, como sucedió en el del Perú con las audiencias
de Quito, Charcas y el Cuzco. ,
2°, Que dichas audiencias rei:onocieron Y se sometieron á la jurisdiccion
de los Virreyes ..
''';.- ',30, Que aunque para mayor órden~ri.lo-;;procedimientos
dé la justicia,
alguna vez se dió á la jurisdicción de los Virreynatos los mismos límites que
los de las audiencias, estos se alteraron muchás v'èces, segregándoles
pro
vindas ó intendencias, como sucedió pr.ecisam.:ntecon la de Charcas.
40. Que por todos estas hechos, la jurisdiCcióil de lai audiencia~ no sj&;'~iP;,~"
ni pudo servir de regla para e:$tablecer la ~rritf)rial ó de gobiec~'~c<)~"
los Virreynatos.
,-,'
Es, pues, evidente la contradicción del escritor boli\'iano, á quien contesta·
mos, que no obstante declarar que la instabilídad de la jurisdioción de Jas
audiencias no puede servir de criterio Cvou base para ¡la fundación_de
las
nacionalidades, la establece en seguida parata .••demarcaciones -territoriales y
se sirve de la audiencia de Charcas, dequ.e, flieron parte lás provincias del
Alto Perú, que hoy cOllstituyenun estado independiente, como Ut_Icotlstitu- .
yen la~ tres Repúblicas del Plata, que podrían invocar para la anexión de
aquellas el mismo principio.
'-q
XI.
LOS VI RkEYNATOS.
Recapitulando lo!-: antecedentes históricos del Vir~eynato del Perú y de
todos los que se fundaron después, por sus desmembraciom:;¡ sucesivas, hemos expuesto las causas de su fundación,todas
las cuales se fundan en el
mejor y más fácil ejercicio de su respectivo Gobierno político.
El caracter esencial de suinstltución rué, pues, el ejercicio de \la soberauía
ejercida por los Vírreyes, en delegación de los Mona,cas españoles; realu, mi~do, por consiguiente, todos sus atrihuto5, especialmente el del dominiO' .
ó seftorío territorial, q'le es el primero de ellos.
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- 65La verdadera jurisdicción política territorial era, pues, la ejercida:ppf~OBt:~
constituyendo
los limites de dicha juri,.¡dicción los ve¡daderoslímites
tel:ri~
toriales de las diversas secciones gobernadas por los -Virreyes, en nombl'e y
con título de>la C0rona de España.
Lo demostrara así una breve reseña de las facultades de los indicados
Virreyes, que se extendían á todo lo que constituye el verdadero gobierno ó
mando.
Vamos á tomarias del escritor más autorizado,
del célebre autor de, la
Pùlítica ludÙma, que esel código poiítico d.:! gobierno colonial.
•.
Dice hablando de la fundaciÓn de los Virreyes, lo siguiente:
«Aunque parece que se había proveí¿o bastantemente lo necesario para
mantener en paz y justicia las provincias de las India~, con la, fundación de
las audiencias y Ma¡;istrados de que h~ tratado en los capítulos anteriores,
todavíél, como se fueron poblando y ennobleciendo tanto, pareció convenien.
te, que, por lo menos, en las principale.s de dlas,:como son las del Perú, y las
de N ueva España, se pu~iescn Gobanadores
de mayor parte, con título de
Virreyes, que juntamente hiciesen el oficio de Pre.,identes de las audiencias
que en lellas r<.:sid<.:ny privativamcnte: tuviesen á SIt cargo el gobieYllO de
aquellos "i!:ltados ReYfliJS, y de toda;; las faccio!\es militares, que en ellas sc
ofreciesen, com') sus Capitanes genc:rales, y en cOllc!usión, pndie;;en haeer é
hiciescn, y cuidar y cuidasen de todo aqllello qUi! la misma persona Real
hriera, y cuidaran, si se hallara presente, y entendiesen convenir para la conwrsión. y amparo de las J wlias, dilataciÓn del Santo Evangelio, administración política, y su paz, tranLJ.uilidacl y numento en lo espiritual
y temporalEste gran cargo ejerció el primero de todas en N lleva España, don Antonio d~ Mendoza, el año de 1535, y cn el:Perú Blasco ¡.iIúñez Vela, el de 1544,
y se le dieron instrucciones particulares de cómo se habían de haber en él.
las cuales se fueron atnpliando, y son tan copiosas y prevenidas, que no parece dejaron por decir y aoivertir nad'! d~ lo n,~ccsario para exercerIe santa,
cauta y prudelltem~llte, c<),n ) constaré p );'Ias q'le s~ h,lllan impresas, y están para recopilar entre las leyes de la.; Indias, y por lo que en diversas
¡nrtes de sus historias, apunta Ant,)!1io lL: Herrera, contando
todos los
Virreye,>, qucsuccsiva;n~nte
h~ln gob~rnado la<;dichlS provincias. L') cllal,
cn cuallto'¡ l,); de N c!cva E;¡UIÍ1, ha;;c aun con mi., particularidad,
Fray
Juan de T')rq ue,nada, dicielldo que aitilln tiem¡:>o estu vo alli este gobierno á
cargo del Virrey y la audiencia; y qu:: se reconociera!l
muchos daños é inconvenientes, verificándo;e lo que todos los polític.:>s asieritc1l11en esta materia, de que es mejor LJ.uecorra p·)r solo IlIl:), Cnll10 ese: sea tal, cual conviene
para tan gran Ministerio, y asi Si' nform:j luego estQ, deJ{i)tdoloás,olo el: Virrey
y siguiendÓ el COllsejo d~ Casio:!oro, '-lue con prudencia,
y elegancia
nos
enseña, que lo más útil es elegir siempre lino, á quien deben obedecer los
demás; porque si se deja á Sil V<llulltad ;i lll!lchl)s. en cuyos pareceres suelen
ser encontrados Ó diferentes; se engendra cireucisión )' embarazo que ocasiona culpas,)'
despierta desasosil:gos,
Y verdad:.:ralllectc estando como lAS
provincias d~ las India·" tan di,tante d,..;las de E.;¡.:>aña,en ellas mást que en
otrss algunas, convino que nuestros poderosos Reyes pusiesen esto~· imágenes suyas, que viva y efizcamente los rcp!'es~ntasèn y mantuviesen en paz y
quietud, los nuc:vos c·>!onos y colonia,s ele ellas, y los enseñasen y tuvies~ná ~aya con semejante dcsigualdac.!, corno los Romanos lOlhicieron, luego que
e.stèlldiaon las suyas por lo mejor del Orbe, dividiendo las más remotas en
dos ¡;énerùs LJ.
UI' llamaron
Consulares y Pretorias, y tomando el Gpbierno
de las principales de ellas, á su cargo lo~ mismos Emperadores,
y ¡embargando las otras al Scnado, d,udo á los que iban á gobernar
las primeras,
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i
y álog ótro'l dé Pre.,ldente;;, de qÙe rene~titl:l.;.i
105'èUteros -en el Deteftlto, dDnde ob<;ervan e,t0 má" latamente suslc-onienta:.
datês~ '/ otros- infinitos autore9-qtte 1'~~reu Tlra'lueto, justolipsiol y otros
modernos.
Pero de cualquier stlerte que e~to sea. vapoC"l en elto. 'Í lo que yo tengo
por-más cierto es, qlte á quien ",tÍs pro¡H.lmmtt' /05 podt'J1tiJSasÙnïiar álos
mismos Reyes, que los nombran y envían, escogiéndolos rie ordinario de los
señmès titulados y mi;; ca\ific~dos de E"paña y de quienes se suden servir
en sus C'matas, y hadé;ld.:Jles que en la-> provincias, que se les encarga representen. como he dHw, ~u persona, y se¡,¡p VicarÎos suyos, que esO pro~ "
piamcllte quiere dedI' la pala.bra\atina Prorreye~ ó Viscrreyes, que en romance decimos Virreyes y ell Cataluña y otras partes lo Iia\l¡gronla lIamá ..
ton A!teregos, por esta ollnimoc1a sl:!1lejam:a ó rCl>rc!óentación de -que así
mislllo hablan a\glJnos títu\()s de derec\1t.> CO\Huny leyes de llU$trœPartidos y escribieron latisimalllcnte, Bucles, Casano y otros.
-----De donde procede que regularmente cn las provincias que se. ~eseocar:"
gan, y en todos los casos qut: esp;:cialm~llte no llevan exceptllél~;·-tœnency
ejo;:tccn el mismo poder, manc1<>yjt1r'iii(fICcKlU lue el Rey que }éls:wmDti;
yeso no tanto delegada comoordlna-rlt\;sègÜn
consta de los textó~ y dodóres citados, y de otros infinitos,que
citan Av..:ndaño, Humada, ÇC:I'dasi, Tallada, Bobadilla, Calixto Ramirez, B ~rarto y otros moJern,)s, yen pattÏ<;uiar
Juan Frallciscodc Ponte y Juan María Navario. que han escrito especiale, y
copiosos tratados tie oficio y potesta.! de los Virreyes, y reprueban á Fautanda, que con demasiada K~n--:ralid,hi :ôe la qui~o hae<:r dehtgaJa, -A ias
cuales yo aiÏado el novísimo Marco Saerio-'que en uno c1eS:uW: -emble.maS
politicos, diÓ á entender bien esta represelltaoió'i\- COll la pintura deÜtlsdió~
la cual al vivu recibe la cera en que se estampa óimprim~,
añadiendo
pelr
letra ó mote, Alto V. Idem, r aplícándolo á esta com,lIlicación
y represel'ltaci0n que los Rqes ha:en de sli Majt,'Stad los Virreyes que envían ógobj~rna\1 provincias donde .ell~s no puedên .asistir. que,lilldose .enter~ e~)~,~"
mIsmos, aunque se traSI\\lte o t~,{fl\llde de. unos ell otros. Y~onY
más al derecho municipal de nuestras-Jhd1as, cao;i todo lo que-toca
.á esta
gran potestad y dignidad de los V1rrey-es, se hallará en las œdulas <k que
dejo citadas, y en particular 10 tocante á',esta repre'3çntación en una dada ert
el Escorial á 19 de Julio del año de 1'614. l) mrlc se inhère de dia: Qui á
los Virrreyt!s fe les dt!be Ffllardar i guarda la mzmtd obtdiencia i -nlpno. qut
al Rey, fin poner en ejto en dijù;Jtltadj-IJi cOlltradiccilm ni Ùtt~'rpretiÎ,c;¡,1I alg Of·
na i ,,'on aperct'bimiento qllt' á ¡os 'lUt' á lestil calltnÍZJÙzÙrhz Ítuurri,..â"Ítls
PÚi4$
plitftas por dffalto á los ql(t' ita óbMecffllos -flt,'%1tdlltOS Rt'alell, y las't(oflâs qUt
allí de nut"IJOpOile y rt:fiere.-·'
Visto ya algo dl' lo que toca â la autoridad y dignidad de 10-' Virre-yes ~,
las Indias, conviene que veamos y tratemos ahora otro poco de su;pod(r~tt
jurisdicción; porqlle quaerlo dt:crr todo en particular, enseña de inlllefí~
trabajo, y aun se podría teller por superfluo, por haber escrito espe¢iales de
esta materia los muchos autores, que dejó c:taJos en d capítuio antecedente. Cuya prim-.:ra y concorde regla y sentencias es, que puedèn h'lcer y despachar en las provincias de su gobierno, en los casos quc especial¡ll-~ntc 110
se tes hllbicn: except'Jado, tod¡o-aqucllo que puJ¡::re el Príncipe que los
nOlubró; si en ella se hallará preseüte,:y por esta raz,')n, y caus:=\ su jurisdicdicción y potestad, se ha de tener, y juzgar, má<¡ Pé)\' ordinariii' que por
ñà-m~t'l: de Pto·Cnn~ule~,
delegada.
Lo cual verdaderam-:nte sé eonfor.na m1lcha
para instituir estos tan;honrosos y preeminentes
call el intento que hubo"
ofieias, segun parece, que
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- 67los vasallos q ne viven y residen en tan remotas provincias, BO il~~!iiJmld~\
ir á busca¡ á su Rey que se halla tan ll.:jos, y tengan cerca un Vic~r.iasu.
yo á quien acudir, y con quien y de quien tratar, ~dir y conseguir todo
aquello que de su Rey, pudieran esperar y alcanzar, aun en las cosas que
se suelen requerir poder, ó mandato especial, como después de Andrés
Milanente y Francisco de Ponte, lo resuelve bien Capiblanco, Maestrelo,
Galllbacnrba, y otros que aquellos alegan; y mirando á esto el jurisconsulto
Ulpiano, se arrojó á decir absolutamente:
Que no !tay co/a t'll lIas provindas
qm por ellos no/e d.fpaclte y lo mism), trayendo para probado varios ejem·
pIos, nos enseñan muchos textos dd Derecho Civil, Canónico y Rcal.
y cn términos individua\c:; de: los Virreyes de las Indias, tellemos infinitas cedulas, que decid~n y declaran lo mi:;mn, quI.: se podría ver en el primer tomo de las impresas desde la plalla 237 y fuera de ellas, :por otra
más nueva dada en San Lorenzo á 19 de Julio del año de 1614, se dispone
generalmente, que los Virreyes, ("omo lu/;-,lres tenientes dd Rey, pucde;t !taeer y
proveer lo que la perfo/la Rea!, y se.'ln obc'iÍeodas, como qUieN tiou sus V,":;t'S.
jin repiiea ni ínttrpretación, las penas qu: Í1¿curr01 los que no obedccm tos
mandatos Reales i las que les lueren impueftas, i loque ordenasen z' mandaren, el Rey lo tendrá por .firme y zlalet/cro.
Lo cual es cierto en tal forma, que aun cuando exceden sus poderes é instrucdones secretas se les ha d,; obedecer como al propio R~y, aUIlque ellos
pequen, y despues puedan ser por él ca.;th;aJos, como yo loltengo dicho en
otros capítulos y latam:':llte lo pro.;igue :\1a~strclo, tratando de la práctíca de
estas instrucciones secretas, y Úê la (,)rml que se ha de observar en ellas
y la ra7.ón.de esto es, el que siempre se debe presumir, por lO!J Virreyes, y
lo que hace lo debe mes juzgar corno hecho por el Rey, que los nombró,
como 10 dicen muchos textos y autores.
Así mismo les tocan privat!vamente las proviciones de todos los oficios,
y presentaciones de todos los beneficio . ;de sus distritos, e}Wepto, la que particulanncnte tiene reservado su Majestad, á prov'isión suya como CQosulta de
su Consejo Supremo de las Indias. De lo cual y como se han de haber en
ello, y consultar á los Oidùres para su Illejor acierto, tengo también dicho
mucho en otros capitulas, y se podrá ver lo :¡ue en términos semejantes se
concede á los Virreyes de ~ápoles y Sicilia de que trata Maestrelo.
y lo que ,ná" es aun en los oficios, y belldlcios, que son de provisión
Real, si suceden vacas, pueden nombrar, proveer y poner en interin, personas que lo sirvan con la mitad del salario, como está àispuesto por muchas
cé. lulas, y en particular por una de 2 de Abril del año 1608 y otra de 2 de
Octubre del de 1621. Pero esto no se entiende ni practica en los oficios de
los oidores y alcaldes de la-; audiencias, y otros se:n~jantes, ni en las prebendas de las igle"ias catcdraks; porque no las pueden proveer, aunque sea
en interin, y porque el Virrey del Pèrú, D. Andrés Hurtado de Mendoza,
Marql'és de Cañete, se entro metió en querer hacer estas ,provisiones y ponia de su mano -:n las dichas vacantes, oidùres, alcaldes y prebendados, y
otros oficiales de este porte, fué gravemente reprendido por una cédûla dada
en Brus(,"las á 15 de Marzo de 1559, en que se le advierte, que Ia:creación
Ù~ tales Ministros y Ministerios Supremos, es solamelite de la persona real,
como copiosamente lo prueban, y en términos semejantes, se lo advierten
á los Virn~yes de Nápoles, Ponte y Maestrilo. Lo que es nombrar Fiscales,
Rdatores y Escribanos dl? Cámaras, Alguaciles mayores y Porteros de las
alldiencias, en interin bien lo pueden, y suden hacer los Virreyes; porque
no se puede pasar sin estos oficiales, ni se suplen uno por otros. Pero (;n lo
que se ofrece duda es, :;i les toca privativamente
estos nombramientos, Ó
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'tienen tambien voto en eUo losseiiores·.oidores; pues call ellos hali<~4es'¡;"
pacbar y librar; y scl¡e es.to he vistO, muchas veces formar cOfllpeténcias;:
.,pQtque de ordinario quieren los, Virreyes r Pres¡cfentes, reducido to<!loá su
c mano. Pero 10 más seguro es guar~en
cello-la costumbre que en cada'
a~diencia se hallara introducida, coinó Se le- respondió y ord~nó á la de Li,
ma, estando yo en ella, y habiendo hecho consulta particular al COllSejO
sobre estos casos, e:l carta de Madrid 3 deJull.io de 1620 años, por estas
palabras: Afi mi/mo lu visto ta relación que hazeis de la ordaz qu.e sena Imido
en efta audiencia en la provificion tÚ tos oficios de .Fifcal, i A 'guacil ,nay01',
Re/atores, Escribau.osde Cámara, Porteros y otros oficios que vaca en ella,-tlf
el inÜr/n que yo los proveo, én qtU dezis que fala la :plaza de Fiscal u !Jr{)uea
'jJOY las andieno'Ùls y ¡os demás oficios los han acostu-mbralÚJ á proveer los Virreycs, JI fu put/to que todós sirtlen i son MÙziftros de efla abudeizc~coJ:ven¡a
que ella int(rvin~(e áfus nombramie/'ltos.i ia qt¿e ~fto ha aparicidoqlk)cl1flVi£n/,
ef, que fe g-uarde .la co(t,,:mbre, que haftil.~q¡ji ft Ita ~mido fi;, ,liaéernqtJt¡fad~,."'~
y en cuanto a los FIscales, no tendran lugar en estas dudas;porq~t
êñ
algunas audiencias, se han ordenado, .que el oidor más uuev¡',suptà"~:~u
falta, y otras se ha creado protecto~~J.:QdiasCómo
.Gar~b,a~-yorden·,
particu lar de -que pueden hacèr 'y hàé) ~Ciñciode Físcale5cu~=do: falten los
propietarios, de que ya tambien-dije'âlgoenotro
capitulo.
Demás de esto se les encarga con mucha aprieto por otro capitulùde S\1S
instrucciones, la guarda y defensa de por tierra y por mar de laipt'ovincias,
que están á su cargo y de sus costas y pu~rto, especialmente dónde puede
temer la invasión de piratas, cOIn;>talnbien lo d~jaronencargado:ásetnejan-tes ma.jistrados, otras mncha.; leyesd~f;~r~ho
común, y d~lIteito-¡~jo
,
por ratón que nadie cuida más de la '.U<:titdef'en...a delas lugar~5 que los
señores de ellos, ó los que en su nombre y representando sus veces, los están gobernando.
'
y para que puedan hacer estas guardas y defenSas, así contra eo<!migos
externos, como contra los internos, si' 5e descubren algunos, y di~pon~r~J~
expediciones militares, que j I1zgarense.rnecèsarias, conmarOl":'~~·~ y:~:
modidad, se les dé el título á partC, fu.e~del4ue llevan de~~nado,
de
Capitanes Generales, de las dichaS prOVindas, y e!rtá dispùesto para mayor
favor y privilejio de las mismasexpedíçiones, y de los que actualmente militaren en ellas; que como los t.aks. Capitanes Generales pueden· cºl1ocer y
conozcan de ellos, y de sus causaS clvHesycriminales, asi en pdm.eiá.cà11lQ
en segunda Instancia. como se· podr~ .Vtt-..por lucedu las dadas~i~Jd-adrid· á
I2'de Mayo de 1558 y á9 de Abril, 'del de 1591 Y otras much:w·quesejuntaron en el 4° tomo de las impresas y más cUl1lp1idam~nte,po.r'btail mâs
nueva que dió la última forma de de esta última jurisdicciÓn, y conocimiento
dada en Madrid á 2 de Diciembre del·año de 1608, de que volveré áhacer
mención en otro lugar y de variQSpuntos, que en la ejecución é inteligcQçjáS'
de ella, se suelen ofrecer en la junta de guerra, que se hace ell el Suprenl?>,
Consejo de las Indias, contentándome ahora con decir, que este mismo cargo de Capitanes Generales, se da tambien de por sí á los demis Virreyes de
otras provincias, como de las deSicitia"Nápoles
y Cataluña. lo testifican
Maestrelo, Valenzuela y Retart, y hab1jndo de los del Perú el Dr. Carese del
Saz.
'Pero aunque sea y deba ser taly tan'grande como he dicho la autoridad y
potestad de los Virreyes, y por respectó de ella se les concede, y cometan las
muchas cosas que se han referido, todavía deben siempre reconocer, que es
sobre la suya la del Rey que los envió y á quien representan. y que entóoces la harán mayor, cuando lIlás sujetos se mostraron á sus órdelles y man-
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69
I
datos; y más se ajustaran al cumplimiento ,de sus -leyes; sabiendo y _r~4it~.:
ciendo que por ningún motivo están libres y sueltos ie ellas, _y' que ennãd~C'
pllcden, ni deben proceder de potestad absoluta, como algunos con imprudencia se lo persuaden, sino con la regulada al derecho, y á. las poderes
~enerales, y órdenesé
instrucciones
particulares
ó secretas, que se las
hubieran
dado, como lataOl:~ntc se lo dicen y amonestan Lucas dePina,
Marchasesano, Pedro Gregorio Ponte, Causerio, Bobadilla, Cerdán, Tallado
y otros muchos que refieren y siguen Maestrelo, y Bezarto, advirtiendo que
asi se declara y especifica en sus mismos despachos,
y en muchas cédulas
que en orden á estos se les hall enviado y las Municipales
de nuestas indias, son tantas qllc fuera cansancio querer rderirJas,
Lo más quc, conforme â derecho puedell hacer, es suspender la execusión
y cumplimiento de esas órd~n'~s ó de otras nu¡:vas, y extraordinarias
misioIlCS que so:':
ks enviare; y replicar una vez y otra, si de verdad entendieren
que de tratar de executarias pUt:de resultal'algun
grave inconveniente de daño de la República y del mismo Rey quc se las envía, Ó si notoriamente
echare de ver que son injusta<;, Ó sacarlas -más que interpretadas
por falsas
relaciones ó sugestiones; porque en tales casos,
no incurren en crimen, ni
ni aun en nota alguna de inobediencia, antes son vistos á ajustarse á la voluntad Real, que sie.mpre se presume ser de que solo se abre, y haga lo que
convenga, como elegantemente
lo enseña Casi doro y en una de sus varias
dando licencia para semejantes contradicciones,
cuando son á fin de que se
haga lo que debe de razón y justicia; y muchos textos y autores
que largamente discurren sobre este punto y permiten pueden replicar las inferiores
y más cuando son de tan grande puesto como Virreyes, hastá-que le parezca
que son bien entendidos.
En 10 que toca como se han de aber los Virreyes con los O¡dores, hallo
que Maestrelo dá á lu7. de Nápoles y Sicilia muchas mano!>, resolviendo que
pueden i ~u árbitro suspendcr10s y poner otros en su Jugar, siempre que íos
tuvicren por sospechosos y juzgaren que así convienen, pero en las de las
Indias,'pasa esto muy al contrario; porque regularmcnte solo el Rey que los
puso, los puede suspender, ó remover)' á los Virreyes les está mandado que
no se mda:l á impedir su juri"dicción, que les den su lado )' los honren y
traten como á colegas )' compañeros SllYOS,en tanto que aun se ha puesto en
cuestión, si Plleden mandar '1ue para la detènninaciÓn
de algunos negocios
se junten dos salas, y e"ta declarado que aunque lo:> mismos Virreyes, se les
ordene que en ellos ha~an justicia no por e"o se quiereqtiedejen
de correr
por los Tribunales á dOIl,.Ie tocan. Dc: todos los cuales puntos se ha hablado
latamente en otros capítulos.".
_.
Como se vé, el dominio la vadarlcra
jurisdicción
t~rritorial pertenecía,
pues, bajo el imperio colonia!, á l!)~ VirreYt~s, "iendo loslhriítes
establecidos
para el ej\:l'cicio de tal jurisdicción los verdaderos lírnit~stçrdtoríales.
Asi lo ticnen reconocido todo.s los eqtaJí~tas y gcógrafQS de Bolivia, como
ya lo hemos recordado al hablar cie los títulos de dominio de los antiguos
Virreyecias, hoy constituidas Cil nacionalidades independientes,
O:añeta io ha csta:)kcidu Cil los térnli 110~ má, precjso~. quc hemos recordado tam:liètl, dicit:¡lc!O; "I .:iSS,:CÓ'J:l:.:S americana,; constituid¿¡s en naciones
par los antiguos VilTe)'natos, Ó ¡t,ut .\'11 T¡,istid() Cil sus dl!1lll.l1:cacio1tcs Ó si se
han ùividiùo hall rcsplt'ldu los lim/ks so7:1ladils por la.r:f?l!tl, de. Madrid." ..
Según esto los Virreynatos constituyen,
por consigÏJîent~Ja.
regJ¡:L ó. él
criterio mis seguro é infalible pdra n:sl)lver las cuestion¢s,~de>ümitcs
entre
los estados que fueron colonias de España en América,/\
' ..
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-'fOi
'XII .
.Las instituciones de las CapitmtÍas§~ral(s, baj6 el régimen <'-9loríial,no
:bWÏeronjamás tampoco caráçter politiço, sino exclusivamente militar, anexo
áJosVirreyes ó Gobernadores de las posesiones españolas, cualquiera que
fuelle la gerarquíapolítica
de eslasi pero con verdaderajuris4icción territorial. .•
,
Se'comprenderá mejor la indole y cat'acter de estas instituciones, recordan~
do como los caracteriza, en su origen y làcultades ó atribucion,es, el compi~
Jador del flerteM pÚblico colonial, á que tantas veces nos hemos referido.
«En segundo lugar vienen y deben venir á esta junta, (Et ConséjQ'de ln,d~~,) y por ell~ s7 ven y determinan las apelaciones oie todas lal!~s.
~i
C1V11es
como cnmmales, que los Virreyes deAas Indias y demás: PreSidenteS:
G0b.ernadores,y .Capitanes, Ge",!yalts f/uetien.en à Cltl'gQ /o m¡¡ittJrr.~4..t./if1!:
hubleren sustanciado y prol1unc~docomot:a.les contra algunos-~),~'
~
gozan de este fuero y jurisdicción, lo (l~~
tes dá.por tít\1t~-K~l-'jlr i~ftv
Iitum apa~; que en sustancia vieoe-~t~l"4$pónder al delo$.~Qm¡I;nOs;~de
cuya'autoridld y potestad ~jo}taapUntâdi:> en otro capitulo, y áhoràaJíado
á Mat:strelo, Berarto, Valenzuela y Car.rasco,que en término de los V~rtey~
de Nápoles, Sicilia, Cataluña rias Indias dicen lo mismo, cerca de dírse)¿s
aparte ~stt: títuloy en fuerza del dej.Jirisdicciónparo. todas tas,JlCk¥ t~sas que actualmente militaren, 8iguieD~.laspasada.s
deldeceGho:~f#Ílua~
que así en esto delfuero, comoen_o~..ç~concedió
siempre-it<tãtQs
vilegios á los soldados, según oonsta Jélosmucho~ textos yautóresq,~e
en prueba de ello juntan Bobadilla, J uait de H~via y el novísimo Cardenal
y del tratan dos cédulas dadas len Madrid á dose de Mayo del año de
ISS8 y nueve de Abril de 159[ y otras que se hallan en eI4()· tomo delas
impresas.,
.. ~''''
_Pero por haber parecido que etY en~ no estaba dispuesto ~~~~
bastantemente 10 que en esta materia ri:queda. y porque con el tièinpo y las
dudas que los mismas negocios; despiertan, se mejoran todas la~kyes,'cOlil?
lo díce en una el Jurisconsulto Pamponio, sobrevino la última dada, en dos
de Diciembre del año 1608, que àespues de haber referido laspasad~Y' las
dudas, competencias y encuentros dejurisdicción, que cerca des,!! ç~mpHmiellto se ofrecían de ordinario con los akà1des del 'crimen, y ot(a~jüsticias •.
ordenó y dispuso con acuerdo y parecer 'de esta misma junta de guerra de
Indias: Que mientras otra cosa no se proveyese i mandase en contnlfÎo los
dichos Virreyes y demá" Capitanes Generale,>,cada uno en su distrito, co,nozcan i determinen-como tales, todos los delitos, casos i causas que en èual~,
quier man~ratocaren á los Generales, Capitanes Oficiales,á la demá!>fi..eóte'
de guerra de aquelles Reinos, que firven'á suddo, y cie las compañías de'lós'"
'Lanzas i Arcabuces, i gente de! prefidio del.Puert0 del Callao i de la Armada dd mar del Sur, i de las compañias que en la ciudad d~ los Reyes se
levantaren para Chile, i otras partes en primera i fegunda iftancia, á fin que la
audiencia Real, i Alcaldes del Crimen dela dicha Ciulad, i otra cualquier
audiencias, i j uftificiasno se entrometan en· cosa aIgu na dello ni en conocer de
de conocer de las tales caufas, i casos por. vía de ape1ación,ni en otra manera.
I que lo mifmo se guarde en I.)scafos criminalescoll los Capitanes de á:
caballo, que el Vírrey tuvieffe nombradds,ó nombraffe para que' sirvan en la
ciudades, i puertos de aquellas cobs i gobiernen las compañhs de los vizcaínos, i con sus sargentos i alferez. Iotro fi, que quando por aver nuevas de
,pn-
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-71enemigos salieren los dichos Capitanes en compañas, ó en las ciudades ó entraren de guarda, que por el tÏl:l11pOque duran: cie hazer f:!uardias i eftar coil
las armas en las manos esp~rando ênemigos, fe les guan!:n á todos los f01dados, gue eftuvieren aliftados en las dicbas compañías en toúos los cafos cri.
minales los mefmas preeminenÓas que á los demis que tienen, i llevan fueld!}
I que los dichos cafos criminale::; gue en aquellos dias fucidiaen
de que comenzaren á conocer los dichos Capitanes G~nerales, fe figan i detamincn ante
ellos hafta rencluirlos i determinarias
en primera y segunda
inftancia de
manera, que por el tiempo que eftuvieren en arma, no han de conocer las
dichas alcaldes ddcrimen,
nl otras juftificias de cafo de \lingun foldado en
ousa ni demanda civil, hasta que ceffe el Arma. I todo lo fufodicho fe ~uarde cumpla i cxcute, af.,>i precifa é inviolablem,~nte, Call inhibición de las
dichas jufticias, para qire no fe elltrometall niembarazell en tH dichas cau[\:;, silla que las dejen á los dichos Virreye<;, y demás Capitanes Generales
para que ddlas, i las ddennill~n con parecer de AffdTor Letrado en la forma
fufodicha.»
•y de la mefma data de estas cédula, sc despacharon otras en que ordena
á los mismos. Virreyes y Capitane3 ~uerales,
que la supuesta jurisdicción,
que la referida les concede, ha parecido aùvertirles. Que el conocimiento de
las dichas cofas i caufas, en fegunda inftancia, para mayor fatisfaeción de
las partes, será bien, qu~ demás del AIITefar Letrado, nombren tambien
otro en los casos que le$ parecieœ que no tiene inconveniente,
i que
ufen de la dicha comifisión con la confideración i justificasión que convine, i
de dias fe fia, de manera que sean castigad0s los delitos, i ex:ceiTos que se
cometieren canfor l1lè á j ufricia.»
(tEn execusión de las quales cédulas, fuesen los Virreyes, Presidentes y
Capitanes Gèllerates, tener un Auditor ó Acesor ordinario conq-nren se acon~cjan ó acompañan en estas causas,_y para la seg-uncia instancia, de eHas buscan algunos d~ los Alcaldes, ó Oidores de sus Audiencias,
dOltde los ay, Ó
otro ktrado de satisfacción á quien las [o,om.::tcnde nuevo porque no parezca
de que ambas juzga uno sobre si m¡,.¡mo, contra lo dispuesta en 4erecho.»
S~gún ésto, fas Capitania,; generaLes no fueron sino juzgados 6' tribunales
militares, cuya jurisùicción no se refería al territorio,
sino al fuero y á las
cosas; de tal m"n<.:ra que los capitanes generalè'; podían ejercenaaûll fuera
dd territorio de su m;¡nùo político (I). Má,; toJavía, algu,1105 capitanes g~nerales ejercían su atoridad ó jurisdicción
militai". independientemente
de los
Virreyes.
Así fué como, á pC!iar de sus titulas y de haber sido G~emadoT del pais
que conquistó con su h~roismo, H·.:rn:ín Cortés, á su regre,,'O de España á
I\léxico, Jl(j pudo obtener de Carlos V. mi, que el titulode Capitán General.
es decir, dice CIté1Ialíé·-que Ile contlriú la autoridad militareon
exch:cíón
de las atribuciones política,;, civiles y judiciales.
Por lo demás, en cualrto al Perú, las céJu!as r\:ales de Felipe III, de Julio
de 1614 y de Febr,~ro de 1623, constituyen á su Virrey, así como al de México Cil Capitanes GeJlerales de las ¡:rovincias de SIlS dísfdtos, subordinanùo
así su jurisdicción militar á la de! territorio de su mandd, lo qne demuestra
que los límites de las Capitanías no pueden servir para dètermínar los Ide la
jurisdicciÓn territorial, sino al contrario.
(I) Los Virreyes del Perú eran Oapi tanes Generales de lOBdÎS(ritœ delas Audiencias de Lima y dè Charcas. Por manera qu~, si las jurididOQe!f de-Jas Oapitantas,
fuesen título de dominio, sería este un arga;ll~!lto ell favor de lós derecl\os del Perú
á toda el tt:rritorio
Charcas.
oe
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--72
-
X Ill.
LAS INTENDENCIAS.
A pesar de cuanto se ha dicho de la t(}lerancia de los monarcas Españolespara los abusos óe sus lugar-tenientes
de sus posesiones en Amèrica, es lo
cierto que tanto ellos como su,¡ consejos, siempre procuraron corregirlos;
siendo éste el propósito de las modificac~ones ó reformas íntroduddas sucesivamente en el régimen político de las colonias.
En estas reformas se trató, sin embargo. de conciliar el mejor gobiern(} de
las colonias con la unidad ó centralización del mando ó gobierno. De aquí que, aunque la jurisdicción política territorial de los Virre}'natos se repartiese"
entre varias autoridades, con más ó mènos amplias facultades, siempre se
dejaba en pié la dept:ndencia de ellas de la a:.¡toridad central, el Vir~y, _
-Así fué como el Consejo de Indias, pM consecuencia de abusos tJe-;auto'-'<
ridad que dieron origen á la revolución de Tupac, Amaru, cacique de TintaJ'-,i.
resolvió,.á fines de 1782, dividir el Pero. antes repartido en Provincias,
en Intendencias y éstas en partidos, rc;fonna que llevó á efectúen el Perú:
su Virrey don Teodoro de Croix.
-- - -.En la misma época el Virreyn.ato de BUt:nos Ayres fué -también distribuído
como el del Perú en ocho Intendencias, entre las cuales figuraban las de la
Paz r Potosi, cuyos partidos eran los limítrofes con el Perú, que han dado
lugar á las confusiones r disputas sobre los límites entre las dos nacionalidades en que después se ha divido d J¡1erú; sobre todo, por haberse ordenado, en la real cédula correspondj~nte"que á la intendencia de La Paz se
agregaran Lampa, Carabaya y AzáI.lga.rq __ ;
En esa cédula se dió por distrito -ó juria4kción de la Intenden,da del Plata
al arzobispado de Charcas, con excepción dç la provincia de Potosí y los territorios de Challanta ó Charcas, Atacama, Lipez, Chichas r Tarija, que cons·tituyeron la Intendencia del primer nombre.
Del mismo modo, á la Intendencia del Cuzco se le dieron como,"~_;;':;
entre otros á PaUCa1 tambo r UrubamOa. comprendidos en el (n&môi àrzo- '
bispado.
"
Esta organización política está ~ec~ente
caracterizada por el histo~
dar Lorente en los siguientes término!!:
.Cada lJtlO de los partidos estaba gobernado por un: Subdelegado. bajo la
dependencia del respectivo Intendente, quieo rejta el distrito con cierta independencia y con la alta represel1tación de -Vice patrono. Los lntenden~ ,
debían sujetarse á un código especial rá instrucciones en que se atendía
escrupulosamente á los intereses de la Corona, aumento de propios, mejoras
locales, ohservancia de la justicia, conservación de la paz y esplendor dè la
rei ;gión y progreso nacional.
"
Todavía se pretendió obligar á las Indios á las compras forzadas, searc,,·~
partiendo efectos por cuenta del Erario, sea encargando el repartimiento al
CO:lsulado, á fin de remediar al mismo tiempo á la supuesta pereza invenci·
hie de los natur<lles y precaver las injustas exacciones; pero por fortuna de
la humanidad y del sociego público no se llevó á cabo tan nociva pretensión.
Las grandes atribuciones de los nuevos magistrados suscitaron cierta ri·
validad en las antiguas autoridades, de las que algunas desacreditaban el
nuevo régimen y aconsejaban su abolició.n. Sobre todo los obispos, que estaban acostumbrados á dominar las provincias, exigiendo el homenaje de
los correjidores r mezclándose en el nombramiento de todos los empleados,
llevaron á mallas referencias reclamadas y las cortapizas puestasá
su pre.
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-7'1dominio por los autori7.ados jefes temporales de toda ó gran parte de su diocesis. El de Guamanga, fogoso por temperamento
y sobrexitado
por los
chismes de la localidad, no omitió nada que pudiera ~lestar
al Intendente,
Marquez de Lara, que se hacía recomendar por su cuna, servicios y moderación, querierWo obligarle á anticiparsele en las cortesías en los días de besamallaS; le negaba el ceremonial prescrito para el templo, trataba de nombrar
Alcaldes, ejercer j urisdiccíon en las oficinas reales y cerrar todo acceso al
poder civil, en cuanto directa ó indIrectamente tocara al clero; insultó á los
Regidores y dió de bofetadas á un Escribanct Aunque por evitar tan enojojasas contiendas pidió el Marques su relevo, y no obteniendolo
se retiró á
H uanta, por acabar con él, le levantó el prelado el testimonio y pretendió procesarle, á causa de haber repartido bulas por terceras personas. La calumnia
se probó con vergüenza de sus mal aconsejados autores y el Intendente, que
hizo conocer su justificación en el Consejo de Indias, obtuvo una plaza en el
'l'ribunal Mayor de Cuentas. Con mis razón se quejaban del Intendente de
Tarma el Arzobispo de Lima y del de Arequipa su digno prelado. En virtud de sus representaciones,
que otros hechos vinieron á coroborar, se pusieron ciertos límites al ceremonial
y atribuciones
de los Vice-patrones,
reservando al Virrey las relaciones con la Iglesia en las materias delicadas, y
de gran importancia. Por lo demá,>, las Intendencias fueron una mejora en el
régimen colonial, haciendo sentir más y conmayor
ventaja, en las provincias, la acción de las autoridades superiores, y convirtiendo las respectivas
capitales en otros tantos centros de cultura fisica y moral.»
Tal fué pues, en efecto, el carácter y alcance de la organización
de las
Intendencias cnlos Virreynatos dd Perú y de Buenos Aires, que cornu en
todas las demás no fueron sino suddivisiones políticas, para su mejor administración local; pero no verdaderas divisiones territoriales, que redujesen los
territorios de los Virn:ynatos, ni menoscabasen la jurisdicción de los Virreyes
sobre el territorio de todos ellos.
Estas divisiones, por otra parte, no tuvieron el caracter de permanentes,
sino que se modificaban conforme á las necesidades.
Asi fué como la Intendencia
de Puna, no obstante haber estado comprendida en la jurisdicción territorial del Virreynato de Buenos Aires, por
cédula real de 1769, como ya lo indicó el señor Raimondi, en las páginas
que hemos trascripto más atrás, se [l'andó agregar al Virreynato de Lima,
colocándola bajo la jurisdicción de la audiencia del Cuzco.
De aquí que las Intendencias
al constituirse las nacionalidades sud-americanas, se refundieron
en las jurisdicciones
territoriales de los antiguos
Virreynatos, con excepción de pocas de ellas, que por su importancia y condiciones excepcionales, como el Paraguay, pudieron formar por si solas una
nacionalidad, ejemplos que no pueden servir de regla, y menos de título de
dominio territorial.
XIV.
GOBERNAClONES.
El carácter de estas instituciones del Derecho Político Colonial no es tan
fácil de exclarecer y definir, como el de las anteriores, bajo el aspecto de la
jurisdiccioll ó dominio territorial, por cuanto él ha variado en el desenvolvimiento de la política española en sus colonias, conforme á los progresos de
estas, teniendo mayores ó menores atributos segun ellos.
Así, Cil sus orígenes, las primeras organizaciones políticas delas territorios
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-74.conquistados
no tuvieron otro earácterque'
el de Gobernaciones,,'ao:lleva4
••.
di) 10sJefes Políticos de ella.:..otro nombre que el de Gobernadores.
' .
En el P¢rú su prim.
Gobernador fué Pizarro •. coq10 lo fué al México
Hernán Corte%.
.. ,.
,
Establecidos los Vi rreynatos, los Gobernadores Generales toruaron otro!
o')Jnbres, siendo los Generales Virreyes, y lOB de circunscripciones
más li~
mitadas Presidmtes, lntendmtes, Subdekgados, conforme á las modificaciones
sucesivamente introducidas en el regimenpólítico
de las colonias.
En efecto, los Monarcas españoles, animados siempre 'del deseo de alejar
toda motivo de discorùia, en sus posesiones americanas, no se limitaron á la ,
fundacion de audiencias, sino que establecieron en la ciudades y poblacioneS'
'
de cierta importancia Gobernadores ó Corregidores,
que más tarde fueron
re:emplazados por los Intendentes y Subdèlegados de éstos, queeq!>livalen
á
los Prefectos y Sub Prefectos de nuestro régimen política a<::tlial;cOIlla
fijfer.encÎa que sus funciones en su orig~ se limitaban solo, á las .-,tapolicia
dl~ seguridad. He aqui como el doctor Soloraano, expone el oi'¡ge~y
~;.
caracter, de las atribuciones de estos. funcionarios:
.'
.como se fueren poblando y eDnobl~iem.dº las, p-"0vincias de,.JaiJJndiaB.
con las muchas ciudades, ó colon~
dë,~~les.
se fund~iY
~ecin"
da~an ellas, y con haber reducido~l mUGb,O"'lúmer.o. de Indioê/t¡Uë: andaba
vagando par las campos, á. viùa política, y pll::blas fundadO.'J para su agre·
gación, de que dije argo en otro Iuga.r,çreció
tambien más el cuidado de.
nuestros Reyes, y no se contentaron. can salp la eleccióll; y administración,
di~ insticia de los. Alcaldes Ordinarios, de que he hablado en.elçapituloan~
tecedente, trataron de poner y pusierQq~t
en la Nuevct&~~o
en.,
el Perú y en otras provincias, q~lo
~.Cort:egidores,.ó,',:~nadtl
...
res en tt)da.s lél¥ ciudades y lugares que:_~,~cera.
de ~o-vin6;Îa ó dondepa.recieron ser necesarios para gobernar.
<k:fender y ,malltener en paz y
justicia á los Españoles
é Inùias que los habitabanr á ímitacÎÓa de la que
en lQS Reino.~ de Castilla y León" ~eron
los R~yes Cat6Iicos-, segun 1-0,
refiere Bobadilla, y muchas cédulasqlll:¡5e
juntaron co elùm:~r t¡o~clei_
impresas, y t¡;ata.u de lacreación~ mini.'iterioy i-a-ri~dicdóll de~$';.agistrado.;;, á 105 cuales ell el P~rú llall\a~Ca¡;regidores
y en la Nueva Eipaña,
Alcaldes mayores y ¡.os de alg:lPlas prwÙlcias más dilatadas /Ímím ti tWJu:
d.' Gobernadores, COlllO SOll el de, Cartagena,
Papayan" Chicuita
Buenos
Aires ó Rio ù~ la Plata, Santa Cruz .delaSierra.,
Paragua}'. Venczucla.;. La
Habana. Cumaná y otros, cuya. más: e~ter<l not¡~
ó namenclatl.¡ra. y lOs
cuales se proven por su Majestaclcoll consulta ~ su Consejo. ~qdia~y,·.
Lugar tenientes, hallará qui~1l 11)S quisiere ver en el primerto~'de
la"
impresas yen Fray Juan de TOl'quemad~d'
Autonio de Herrera.'ff¥ en las ea usas que hubo- para. crearJo.slas.
expresan grave y seri.amem:e
las cédulas de los años de 1531, 1536,1571,
1575 Y otras qlte están enel .
tercer tomo, conviene á saber, que los pueblos se conservasen en paz yjus",
ticia y que fuesen defendidos y am¡>aradoslas
Indios como personas misera·
bles y expuestas á las injurias de otros y se refrendasen sus vicios, borracheras y idolatrías. Y en las mjsma~ cédu1<l.s se ¡;efiere como el Licencial.lo
Lo¡.>c Garcia de Castro, comenzó á instituir y poner Corregidores en pueblos
, de Indios en las provincias dell?~¡;ú. Y 4:aœo despues el Virrey D. Ffal'lci~·
co de Tolcdo, pèrfeccionó y puso,ell mc:jQr forma 1<>cOlllenzado y hizo las
prudentes y bicn prevenidas ofden.~n1.<u,~
habían de guardar en el uso 'I
ejercicio de sus oficios, las cuales enqlr:ece sumámente el Padre Jasctb de
Acosta y el LicenciaJo Juan Mati.enzo, reconociendo que fué muy inipOrtante. ynl:ccsario la inttoducción de e:¡tos Corregidores
y añadÙ:l~
alglU1aS
que
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75 ~
advertencias y documentos con que puedan mejor y más justifiçadamente
ejercer y ejercitan las cosas que pide y requiere su cargo.»
No obstante lo expuesto, alguna vez se diá tambien"
nombre de Gobernador y Presidente á comisionados reales, enviados por la Metrópoli
en co~
misión de pacificación ó de arreg-Ios en la administración
y gobierno de las
colonias.
'
Esto sucediÓ con el Iicendiado Galca. que con el nombre de Prèsidmte y
Go/;{mador de! Perú fué cnviado con podères amplísinlOs. cuando la rebelión de Gonzalo Pizarro.
Otras veces los Gobernadores y las Gobcrnaciones
cran ùistritos en que
ellos ejercían su jurisùicciÓn. eran más limitadas. circulIscribiéndosé
más ó menos considerable
númcro de poblacione.s; lo que sucedía principaimente
en
Jas zonas recientemente civilizadas, Ji"tantes de los cer1tros ele los Virreynatos, para lo que se proveí<l de una policía especial, aUl'l.tjuc dcpendientè de los
Virrcynutos, y no sólo sujetas á e.,tos, sino con (¡ICU :tades lilás ù;stinguidas,
COIllOlos flleron las diferentes lIl:'s"ow:s Ó pueblos Je infieles redllcidos al
cristianism0, por misioneros de dil~n:nt~s Órdenes religiosas.
Tales fueron
la" misiones formadas por los Jesuitas á orillas del Uruguay y del Par;¡guay
y de l)s afluentes (:d ~Iadrc -Je Djns cn el Perú, \.juc nunca constituyeron
~clbiern()s políticos inJep':lll.li::nks,
sino si:npics provincias anexas á uno
de los Virreynatos.
Muy fundadas son, ell COihCClI,:II<;!<!,;ieste respect,) las ohjeciones
cid
scíior Ompc7.a á la doctrina dcl c<r'or
al'¿clltilll) 1'reliés, que al sostener las
pr,'tcn.;;iollcs del Gobierno de Sil P;¡t¡ la ;'1' dos pl'0villcia" de }3,)livia, funda sus
dt>rechos, en que ellas fueron illd,.:~)t::¡Ji~:lltc.;(k la..; <!lI'L~nc¡asé intendencias,
si bien secciones gIlt: estaban sulx)rdinadas al Virrey de Btlt.'nos Aires.
Por lo demás, el Señ,)f Oi'opel;l. aun cunvini<:!ld,¡ en el hecho de que al·
lrLllJaS gobernaciones
sc hal>ia;¡ C'lll,[;tuid,) cn <.:staJ(lSin(kpenùic!lks,
no
~;cepta
Jo hayan sid~l cn raÚn¡ d..: U:H c;;,i,;le:¡Óa Jlolitica cülollÍa! é indepenùicnte, sin,) pOf otras causa, Ó Lll.'.>lI,:';dI: p,dit:ca illtt:rnacion;!l, como
aconteciÓ con las provind,¡s
ùd l'a,',I,;\:ay, cI..'l L'lll';llay, h,)y Rq)úb1icas
autónomas,
Para disipar toda duda res¡wctl),< {t este ILlS l>:l·;t;¡r;'t LUllL);en reprm2ucir el
artículo 6'!, citado por el st:ÏlOr O¡,opcl.a. d:~ia Reai Unkn;lJ1Za de Intl:ndcntes
de 1782, (¡ue estabkcè del J1)()Jo 1\1<1,;
tcnn;n:lnL: d C;Ir;t~kr de 10;, n:f:ridos.
Gobíernos y su suboçJinaciÚn y Sll J<.:p~ni1::h:ia, Ill> Su:,) d-::los inkll(kntes,
sino dl: las audiencias y Je lus r,~sp:cti\'os Virrey.:s.
I le aquí sus térmill')s:
"r ,O.s (;,>cíÙr/lJ.I' /,o:'Ílit'(I;)' ¡¡Ú:ilar,'s de·~ias proVIIl'
cias d,:1 Paraguay, Tucumán
y Santa Cruz -Je ia ~.;i.,'rra. y el Co.r:rcgimiento
de Buenos Ain::> qUt: ha d~ crcars:, ¡,-,sde la J',IZ, ;\I<.:ndoza, la Phlta., Potosi,
hall de ir precÙa r rcs/,cc/i;,tllllt'IlÚ'
WÚ,!,I.\' ti las J¡¡I't'/!iÙllclIlS
qUè.f.:.t-abÙ'zca CIL
tlicluis pr()·i'fllct'as.quedando
c:-(tingílidu,; Ins sll·!¡\ns qll\: en hi:',i}ctualídad
gozan los que sirven al{lldios e;lll):e()~, y rll.l;¡]() TIC: Ill'; Intend~tèstèngall
por cons¡"';lli;:nte á su C;lr¡;n los clIatr,) ramo,; Ó ('.l~: ~;l '. d;: J ust·~·.
P Jlítica,
HacienJa y Guerra, dindoles para dIo, COlli,) lo hago, tuJa jq:¡:i,jic-:iÓ,l y
facu ltadcs necesarias COli respediva J'2[ÙordÙztli:ivil)'
dC/'(!IlÙ'llcÙi-::at Virrey y
audicuclas deaqud Virrc)'IUltu, sq;lIl1 la distinci,')I1 (:c ¡¡lalldo~;41;:l,~uraleza de
los CaSI), y asuntos de Sll conocimicnto y conrürl11..' á :.\S ley~~~.copiladas
de India'>, como se explicadl en el cllcrpo de esta ¡l!,;trllcciótl.t
.serro!
Real ánimo que Jas jurisùicciones
cstablc..:ida~ Cl! l:ilas se C ..
Oi a.l~I'e.n
ó impliqucn con motivo de concurrír todas cil una persQ.llar -osediiije
prinéipalmente
esta disposiciÓn á evitar los fn.:cnclItcs em~razos y competencias que resultarían entre los Intendentes y lo,; Gobeln~dores ó Corregi-
que:
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76 -
dores, si quedaren separadoS estos empleos antiugos ell las capitales y
provincíncias donde ahora se establecen los nuevos. Y todos los menciona~
dos Intendentes, excd!>tolos de Buenos Aires y. La Plata, han de, ejercer en •
sus respectivas provincias el Vice-Patronato Real, conf0rme állas Leyes; pues .
para ello se lo concede expresamente, quedando el que reside ell el Virrey
ceñido á la provincia Metrópoli, y al distrito de la Intendencia de la Plata ci
que obtiene e~'Presi?ente de aquella Real audiencia, CQlt preve~eión de qm'
si en lo suceSlVOestmzase yo oportuno separar de las lnlt'udenczas los eXptesados 'Gobiernos del Parahuay lùcumtmy Santa Cruz, ha de quedar á los
Gobernadores soto lo militar, y á los lntendentes lo político y ecónomico, com~
inherente á las cuatro causas (Justicia, Policía, Hacienda y Guerra), que van
expr£sadas y han de ser de su conocimiento, retmiendo estos además el uso y
ejercicio de mi Vice-Rea! Patronato.»
Por lo demás, ya nos volveremos á ocupar de esta misma cuestión, cuando discutamos la naturaleza de la Jurisdicción religiosa. tratada por el señor
Oropeza en los capítulos de su opúsculo. relativos á los Obispados, á las Hamadas provincias religiosas y' á su faz temporal, que él ~xamina?ra establecer que ellas no constituyen título de señorío. Ó do~ini(i:-tt~rri~,~
rial, que pueda tomarse en consideración,.al t"stablecer los URt~<¢lltre::t~~
Estados Americanos, en lo que estamos en perfecto ac'Uerdo cOh él.'
.
XV.
JURISDlCIONES
ECLESIASTICAS.
Consecuencia del carácter de todas lasj.\!!~icciones territoriales políticas
en que los soberanos de las colonias e$pa~,'1epartieron
el ejercicio de la
autoridad, ejercida en nombre suyo eneF territorio de su dominio en América, es que el principio general á que ellas obedecían, fué su concentraci6n
en los únicos delegados de su voluntad soberana, que la representaban en.,t~·
da su amplitud, á la que estaban sujetos todos su.:!Vice-reyes, verd<l~':
alter ego de dichos Monarcas..
,,"
_<~i:-_"
...
Este principio, que ha puesto de maniflesto nuestra exposición del origen
y carácter de todas las instituciones c6lQQÎalcs,y cuyas doctrinas han expuesto con la mayor claridad losep.mentadores al Derecho Político Colo.'.
niai, es sin embargo el que pretende de,;conocer en lo.. absoluto el eScritor
boliviano, sustituyéndolo con el de la prelacia de la jurisdicción judicial ó
sean las audiencias, á fin de de411~irde estas argumentos en fav,?rde las pretenciones de su país, al dominiode territorios, que 110 podía encontrar en su
verdadera y única fuente, los Viireynatos.
Las jurisdisdicciones ecl~siásticas sometidas á las políticas hasta el punto
de encontrarse varias de ellas sujetas ci. una sola de las últimas, jamás forma~
ron ó dieron origen á entidades ó personalidades políticas, ni duranteeLdo~,
minio colonial, ni despues de su~ostitución por los gobiernos independientes; pues las nacionalidades a..mericanas se han formado Call absoluta
prescindencia de las audiencias y de los Ob¡spados y más bien conformándose á las correspondientes jurisdicciones políticas.
Al establecer en consecuencia el,.señor Oropeza que Venezuela, Chile. el
~c.uador y Buenos Ai~es toma.r<~~àsient()~ntre~asnaciones libres, aunque
a titulo de su pcrsonabdad pOl1tlcarespect1va,aSIcomo dice lo hizo Bolívia
tambicn, con los linderos de sus audiencias, establece una afirmacIón contradicha por los hechos.
Respecto del Perú tal afinnación es todavía menos cierta; pues no fueron
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-77las audiencias de Lima, y del Cuzco los fundamentos
de la nacionalidad
peru,ana, sino Sll personalidaJ
Virreynaticia, en euya virtud Bolivia mismo,
para constituirse en nación, como dependencia suya, s~icitó su consentimiento y reconocimiento, que le acordó el Perú generosamente,
esperando
sin
embargo continuase y se perpetuase su solaridad política.
La circunstancia de qUé, en las moúificaciones
territoriales
políticas, se
hubiese querido á veces conformar por los Monarcas españoles las jurísdicciones tt:lIlporaks con las espirituales,
no puede ser un argumento
de ]a
prelacia d~ estas, como título d~ dominio territorial;
pnc,; esa conformidad
no existió en muchísimos casos, ni jamás tuvo el caracter de dependencia ó
subordinaciÓn, COlllOno la tuvo la judicial, que COlllo tuJas las demá:, estuvieron sujetas, por d contrario, al poder ó gobierno temporal.
~i en este terreno, pues, podrán encontrar los escritores públicos de Bolivia argumentos ni títu los para fund:!r sus prctcnciones de propiedad ó po';esión de territorios, que nUIlca les pertenecieron.
Se comprenderá más esto, examinando
las diferentes formas en que se
ejerció la jurisJicción espiritual, por sus diferentes personificaciones,
como
los Obispos, las Congregaciones religiosas y las I\lisíones, formas estas verdaderamt:nte mixtas en el ejercicio de ambas potestades.
LOS OBlSPÁDOS.
Para que pueda comprenderse
mejor la influcncia quc la jurisdicción
espiritual,
bajo el regimen colonial, tenía cn la jurisdiciÓn temporal, debe
recordarse el principio á que á este respecto obcdecÍanlos Monarcas españoles, e~;peciaJmente en cuanto á división de Obispados.
Desde; luego la regla de la Iglesia católica ha sido en el arreglo espiritual,
como lo establece Vijil, su conformidad con el régimen político; de este modo en el lugar donde había un jefc político se ponía un Obispo y en las
capitales de provincia
donde existía
un Provincial ó un Intendente, un
Metropolitano.
A pesar de esto y de que al recíbir la corona de España de Alejandro
VI. la posesión de las Indias, se obligó á someterse á su autoridad en todo [o
relativo á la disciplina eclesiástica, resulta, dice Lorente, que los Monarcas
españoles se creyeron libres en CUdnto at modo de proceder en la división de
los Obispados y usando de esta libertad unas veces procedieron de un modo
y otras de otro.
Esta libertad les fué lejitimada por los mismos pontifiees, que autorizaron,
en \'c~ de la subordinación de lo temporal á lo espiritual, todo lo contrario,
por todo lo cual la división de los Obispados no puede servir de regla para las Jivisiones políticas.
En confirmación de esto; hé aquí como en la «Política Indiana», que hemos
considerado como el aCodi¡:;o político colonial)), se establecen los principios
y practicas seguidas á este rcspecto.
«Así, como la cr.::cción Je las Iglesias Catedrales y nueva creación y institución d,~ Prelados para ellos toca á la Sedt: Apostólica, como queda dicho
en el capítulo antecedente;
así también sin duda alguna, pertenece á la
misma dividir el Obispado una vez erigido y demarcado para su mejor administración, y salud de las almas, y otras justas causas, Ó unírle á otro si le
pareciese conveniente sublimar y elevar la Catedral ya erigida á Metropolitana. Como en lo temporal la agrc¡:;ación ó división de las provincias y
señala'r 6 unir los términos de ellas, no se pucde tampoco, sino por principes supremos, como lo dicen muchos textos y autores, que juntamente
tra-
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-78 tan que de ciudadt::> ha de tener una provincia, para merecer este nombre
y que sufrageneo5 cada metropolitano, y otras cosas á e5te propósito .•
• Pero por ceñimos ~ nuestro, la más justa causa que se suele hallar para
dividir los Obispados,es
la que resulta de la distancia de los lugares, ó el
haberse poblaJo tantos, Ó ma!tiplicado de suerte el nÚIllero de los que los
habitan, que nf) puedan cOIll0damente 'gobernarse por lin pastor, como lo,
tiene dispuesto el D~rechi) CanÓnico. Cll cuya ilu.;tración dicen mucho de
esta materia los que la gloza:l, trayendo much.l'i C'),'¡,asde los efectos que suele obrar y causar la larga di.¡tancia (J~los caminos, de que tambien tenemos
una célebre glosa que iO,i compn~l1d¡() en Ul1')S versos, y lo qu~ larga y doe·
tamentc junta Mc:nochio. conc¡uy~nd() q~le tojo lo tocante á esta materia de
eri¡;ir, unir, y dividir los O:)iSfn,los, y ti;; estimar las distancias
que pueden
obligar á las divísiùn~s, queda p.)r mayor pMt<:: ~ll árbitro d~ los jueces y
varones pruJc:ntcs que pu¿ù,:n ponderar como deben lo neces¡u-io.> Y supuesto que esta causa y ra7....);). en ningunas provincia, dd Il1:JJLlo, p~de, y
suele militar !1li~S urJenk r fr<:cuellte:n,~nteq lIC este' de: las InJias. pM se(;..,
ellas en sí, tantas y tan n'ita, y dilatadas, y mediar entre unas y otras mil
despoblados y c'lmino, fragosos y inacsesiblcrs y tambit:n poque
la ~eCès¡-,
dad ó utilidad de sus pobladorcs, ha idQ'¢ada día hrciendo llucva<l. colonias,
y poblaciones en \0'; PUCitc>'-;que hall pareciJo
inis convenientes,
sacando
verdadcr0s los encarecimientos
que Je semçjantes efectos dijo en tiempo 'el
agudísimo T ertu:iall£), Con ra:~ón lo' previnieron
nuestros Reyes católicos
desde sus primeros cksc\lbríil1i~nto:.¡ y pidieroll y irnpètrar;:>n de la Sl:de
Apostólica, qu\: así com:) se les dejaba y fi~ba el cuiùad') de la erección de'
las Iglesias. se les encar6a,e Y delegase el mismo á ellos y á StlS Consejeros.
para diyidirlas ó restringirlas, \lnirla~ ós,uprimirias como el tiempo y ocasiones lo fllesen pirliendo. con cargo de dar luego- cuenta dé todo loque
a~í
obrasen, ¿ imwvasen,á la misma Sede ydè las causas y, motivos que á clIo
han obligado, paraque teniéndQI>ls por legítima~.se aprobasen,.
-Lo cual afirma s.;rialllCllte AntOllio de Hcrn::ra. habèrst.:\cs concedido, y,
refiere que el Brève (j'le ha esto tocaba se eiltre~ó al E:,;-rc,;io Varo,il Y.: ~~
sejero, D. Francisco 'l'dIa de Salldoyal, cual1QQ ,;'\Ié á visit,lr la Nuë,û;:'R'"pañëi '
el año I 543. Y qlle se le encargõ;.QlIé
en la junta de 100.; pl'cladog presenta" se el Breve qU'~ lleva. que de su Santidad h;-lhía il~lp~trd(b ]-1<\1\ de Vega,
" Señor de Brajal, Enp::ralor
dd Rè)' ellRlm;l.
para que tndas la~ v;:c-,is
C( que
al Rey i á su Consejo parecieze qlie s~ _ùeben .estclLler ó acordJ.r 105
C( límites
d~ lo, O:JispaJos'de la" Indias, s~ pueda hal.cr d;.: la manerá. y se-,
• gun pareciese que conviene para d buen gobierno, administracion,
dd.l?s,'
« para excusar diferencia., entre lo,> Prelados. P')rque quando se sllpticaásu
Cf Santidad
que erija alglln Ol>ispado, ó lo divida, no sc-ptleda enbiar~ieerta
((relación de los límites para que Su Santidad los declare y señale en la
" bula de la creacion. Porque muc.has veces ,conviene variar y mudar los I¡Il mites
para su mejor gobernacion espiritual, y que prescntand.)
el Hre¥e~
« platicasen
sobre lo que varecieseil I!rovecr en ello. i avisase ai Rey, etc .••
«Esto mismo supone J llan Matiellzo diziendo cuantos Obíspados, ,según
~u entender, se podian crear ó dividir en las provincias del Perú, y eSI~~ùy
conforme á la doctrina de una glosa • .que requiere la postulaciÓn ddprtncipe
secular, para que el Papa haga estas divisiones, con la cual ¡;losa. se conforman, trayendo razones y ejemplo,s"Françiscn
Marco, Juan Filesaco
refiriendo entre otras cosas una Epístola de Inocencio I V. en que aprueba y ,alaba
que el Arzol>ispo Rhenense, en una de las villas ó pueblos de su arzobbpado, deseaba y pedía se erigíese un nuevo Obispado con autoridad apostólica,
/,0'0
110SÙI COllsoltimÙlIlo
titi Rq.»
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-79.,y en esta misma conformidad los n.u~stros han usado l,lluchas - veces _(le,
este derecho,y estos últimos años espedalmente
en la divisiQo d~ Obil'~li:
de Guamanga y Arequipa que se desmembraron
del Obispado del Cuzce.:-~
en el de Trujillo que en parte se dividió, y desmernbró ~el Arzobispado.- déLima, y en parte del Obispado de Quito y lo mismo se habia hecho P9cos
años antes, en la"división de los Obispado!> de la Paz y Santa Cruz de la'
Sierra. Y al presente se trata de hazer en la división del Obispado de la
Puebla ùe los Angeles, que se tiene por muy necesaria, aunque nllnca se
acaba de executar, y los Obispos de allí por estas causas se nombran con
con cargo ddla.»
((y el modo que se ha tenido en estas divisiones y desmembraciones
ha
sido recibir informes de su utilidad y precisa necesidad y gapar el beneplacito de los Obispos ó Arzobispos, que en ellas podían ser interesados, ó perjudicados y enviAr relación de todo al Sumo Pontífice. El qual sc sirvió de
admitir y probar la nueva ereccion de las Catedrales
y Obispos para ellas y
sus divisiones, sometiendo á los mismos Reyes y á la~ persona,; que ellos
nombra:.en la forma particular de ~a
división y la ~signacion
ó señalamiento de los términos de cada Dió-:c-;jsis. y dije con advertenLÎa que
procedió conocimiento de la utilidad y necesidad y con consen~lOiento
de
los Obispos interesados, porque sin estos reqUisitos, no se suelen ni ditben
hazer tales divisiones regularmente, aunque si el Papaq¡.lÎziese
htlccrlas sin
causa alguna, ó sin esperar tales consentimientos,
valdrian y sc. avría <iees~
tal' y pasar por ellas, como lo dizen muchos autores.»
(,La Bula de la erección y división del nuevo Obispado de Arequipa; cuya
forma ó nOflQa es casi la de los otros que he referido, !)C despachó por la
de Su Santidad de Paulo V. de fdice recorùación, á dièz de las calendas de
Agosto del año 1609. yen ella se ponen las causas y motivos que obligaron á hazerla, que son puntualmente
las que llevo apuntadas.
I se manda
que la parte que se dividió y desmembró de la Iglesia del Cu.zco, por 10sComisarios que para ello fueron nombrados, quede con sus mismos derechos en
la de Arequipa, y debaxo del mismo Metropolitano,
así cil la jurisdicción,
como en la percepción de lo~ frutos, y (Lclara que en dia queda igualmente
reservado el Patronazgo de nuc-;tros Reye_". para que se pu~dan exercer y
exerzan como antes lo hazían en la det Cuzcu, Cil la Jemis d,e las Indias, y
que er. cuanto á él por esta divisiÓn ni por otro f1nJl) 110 sc h¡(de,ro~ado cosa
alguna por la Sede Apostólica. Erije el pueblo de AI'cqnipa.ençiudad,
y,su
distrito en Djocesis, para que nÙ:> có,n lel,i y 1l)Il-.:sta;ll~l1,te, pueda gozár, y
usar del título de O~is JaJo. La qual division }' asigna~ión de sus términos
y Oiocesis, sometió el Consejo al Virrey Marquez de Montes Claros, por
cédula dada en Madrid á 5 de Julio del aiío 1612, que1Qejecutó
con suilla
destreza, y pru<iencia, siendo yo su A-;esor en algu110s PJ1otos que gustó de
comunicarme ....
,
Yal dezir esta Bula, que hace ciudad al plIcblo de-Areq~"¡pa que dë allí
adelante se llame y tenga por tal como tambien otra erección, ó división
como esta se dize en una extravagante,
es porque ~gún; el mas frecuente
uso de la Iglesia, por solo poner Catedra ó Villa Episeopál, en algún lu~ar
suele quedar hecho ciudad, aunque antes no lo fuese ~i tu-viese ese nomore,
como en rigor uso la puede tener la que no tiene Obis~,-~egun
la doctrina
de Bartola, y otros muchos q1le juntamente
tratan Sl 1ã'ciudad
ereg~da á
á Sede Episcopal, estâ obligada á edificar Palacio para el Obispo. Aunque
o más cierto y verdadero es, que no todas lar ciu4ad(f.lknllz
Obispos ,ni ~eesttan de dios; y que el dcre~ho de tales crian ciudf'(les. y _clarles titulq ó
('nombre de tales) le tienen los Emperadores y ReYe$ .C4~ \,Uloen sus .pro-
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.......:80·vindas independientes del Papa, de que aya ó no aya Obispo domÓJo~·
fian más comunamente los Doctores,'trayendo.ejemplo de muchas ciij~s-de Alemania, Italia i otras partes que tienen titulo de tales, y no Obi$~ y' ~.
én España tambien ay muchas. Y ~sta.misma de Areqtiipa lateoíaante\¡,~-_::
ser' Obispal.
- -'" I 'f
Pero no por e~o es ni inten~9 negar. que se aumenta rn.cho el honor y
lustre de una ciudad, por tener, ObispóS,pues aun prim~ro que se le señahtll
se suele considerar si ella es en sí noble, y poblada de gente -tal, rica y nl;l, merosa, y si tiene suficiente copia de sacerdo~es. porque de'otTà suerte se
suelen cnvileccr y tener cn menos .la dignidad Episcopal, como Jo dizen bien
Rebuso y Isidoro Mascomio.JI
•.
Ile allí, pues, los principios y prácticas, observados durante el ~ebiemo
colonial, en la erección y división de Ol>i&pados,segun los cuales no existió'
como se supone, esa absoluta canformidad entre la jurisdicciõnespirituaJ COll
la temporal, tal que puedan servír los títulos de eUa de comprobéi"t~--para la
la poses ion territorial. Muy lejos de esto, se ve que aunque los~ré$-tlO!l
y'sus vicarios en América creando un Olllispado ó Arzobispado procuraSê'n
llevar la categoría política de lécl pobfactónes donde se establecieron ; ..~osiempre sucedió así, existiendo Obi¡¡P9S-eri lugares que no_tu\Îieron-ni;~
título de ciudades y formando parte~sù:jurjsdicción'
distritOsipertencden"
tes hasta al territorio de otro gobierno' politico distinto ...
Si á esto se agrega, que dichas erecctones y divisiones se _hicieron aJ~I.l'
nas veces motu prop¡o, por los Pontifeces, se comprenderá más todavía qbe
tales demarcaciones no' pueden illVocatse como credenciales vá1idas" de
. posesión ó dominio político ...
LAS P~INCtAS
atLIGlOSAS.
Etl las instituciones religiosas que durante el coloniaje se establecieron y
exis~ieron, con el nombre de Rdigio,,!s-.ó PrQvinc~4S:elig-¡osas, q uc se ,invo·
can Igualmente en favor del derechoactertos territorIOS, por algunas n~~:,
nacionalidades, como Bolivia, la jurisdkçión espiritual tuvo ~~plrácft!:
res que los Obispados, para que pùedàn considerarse comô 'tfttil' -regla ó
credencial aceptable, para sanjarlélSèuestiones
de dominIo ó soberanía territorial política ..
Esos gobiernos ec1siásticos del orden espiritual y disciplinario úllicament~
fueron creados y rejidos con fines completatn~ntedÍ1:;tintos de 1<>5 delgo·
bierno temporal y hasta con ci'ert6 in<kpenctencia(pues se creaban" dividían por las Deji1eitoriaslde las respectivas órdenes religiosas queJas- consti·
tuían, aunque recayese despues la respectiva aprobación del Monarca óde'
los Virreyes. No se cOilformáron tampoco como lo pretende el Sr. Oropeza
con la demarcacacíón de la jurisdicción de las prvvincias religiosas, unas
veces atendiéndose el Santo Paqre al Rey y otras el Rey al Santo ...Padre,
sino desde la fundación el Monarca, pot pedido de la Religión de la Merced;
estableció la regla general áeste respecto, proclamando la supremacía de su
autoriad.
Hé aquí la cédula real que así lo estableció:
El rey. Presidente y Oidores de laS nuestras Audiencias Reales de la
ciudad de los Reyes y villa de Plata de·la<; Charcas y otras cualquiernues·
tras justicias, de las provincias del Perú y Tierra firme, llamada Castilla de
Oro é de las nuestras" Indias, Islag Tierra firme del Mar O.:eano, y á cada
uno de vos en vuestros lugares y jurisdip;iones á quien este mi cédula fuese
mostrada ó su traslado signado-de EscritMno Púbfico.-Bien sabeis.ó debeis
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....•
81-,
saber, como el Emperador, mi Señor. de gloriosa memoria m'lndodaryd.io
una cédula firmada de su mano y refrendada del secretario Francij)code
los
Cobas, su tenor de la cual es este que se sigue: Elj,ey:
n~estr.os oidores
de la audiencia real de las Indias" que reside en la Isla Española y otras
cualesquiera
justicias y jueces, así de la dicha Isla, como de las otras ciudades, villas y lugares de las nuestras Indias, Islas y Tierra firme del Mar
Oceano, é á cada uno de vos, á quien esta mi cédula ó su traslado de ella,
signada ci/" Escribano Público fuese demostrada por parte del Provincial y
Frayles de Nuestra Señora Santa María de la Merced, Redencion de Cautivos, y de la religion y observancia de la Provincia de Castilla, me fué hecha
relación que en esas InJias, Islas y Tierra firme dd Mar Oceano, tienen fun.
dadas ciertas casas de su religión y esperan que de ai en adelante se fundarán mas, en qu<; Dios Nuestro Señor ha sido y i'erá servido y núestra Santa
Fé Católica. acreditada en que la dicha orden gastado mucho, y me fué su.
plicado. y pedido por merced, mándase confirmar las dichas Casas y Monasterios, y dar licencia para todas las que se quieren hact,r, dándl.'les solares
y sitios que hubiesen m(;ne~ter, y que no consintiésemos ni diésemos lugar
que de otro reyno ni Provincia fuesen SUjl tados, salvo el Provincial de Castilla, y que si alguna Bula viniese y se presentase sobre ellos ,lO fucse ctanplida silt ser pn'mero cxaminada C1t el lltœstro Consejo de las bzdias, para
que a~i se determinase lo que fuese justicia ó como mi merced piense. E yo
túvelo por bien; por ende p0r la presente confirmo y apruebo. y he por bien
fechas las dichas Casas y M onastt rios que de la dicha orden hasta aora estan fechas y edificadas en las dicLas Indias, Islas y Tierra firma del Mar
Oceano. Y vos mando que si algunas Bulas ó Brebes vinieren sobre sujetar
las dichas Casas á los provinciales de otros Reyno:; }' sacarIas de la Provin.
cia de Castilla que las obedczcais, r nanta. al cumplimiento dellao:; suplique
de las dichas Bulas y Breves, y aviseis della á los de nue'itro Consejo de Indias para dello se informe á su Santidad y se le suplique los que mande revocar, y los unos ni los otros non f.'\gades ende al en alguna manera, so pena
de la nuestra merced, y de diez mil ma: avedíses para nuestra cámara cada
uno que lo contrario hiciese. Fecho en Se villa á once dias 'del mes de Mayo
ùe mil y quinientos y veinte y sei,~ años. - Y o EL REY,~POr mandado de
su Magestad-FranctSco
dt! los Cohos.- y por que mi voluntad es que la dicha cédula incorporada sea guan1ada y cUlllpltda como en ella ~e contiene,
nos mandó que le guardais, cllmplais en todo y p,)r todo,sëgun
y ùe la ma.
nera 'lue en ella se declara. Hecha en Toledo á vdnte y c:;uatro de Diciembre de mil quinientos y cincl1t:nta y I1ue\'e - Y o EL REY.-.Por mandato de
su Magestad.-.franc;J-co dt' l:.raso ..
Menos se conformaron con el principio de? <ll'l11onizar S'uiJurisdicción con
la de las audiencias; pues ninguna illi'titucÎón discrepÓ más á este rèspecto
que la de Ias Religioncs lltgando la discI'< pancia y confusión hasta comprL'nùer lu gares, no sólo de Audiencias sino de Obispados j' de VirreynJtos
distinto:;,
Este es también el j uido del mismo señor Orope7.a expresado
en los siguientes términos:
.
«El influjo del clero en el siglo XVII á que corresponde ta ley citada, era
demasiado fuerte, para que ante él no se hubiesen
dobteg;d) hasta cierto
punto los asuntos políticos. De esta suerte un simple èapitulode
frayles conversares para dar mayor vuelo á sus predicacioncs. sin pem-ar quizá en, que
los resultados administrativos.
intimamente ligado entonces ,con lo espiritual,
podía trasntornar
los términos jurisdiccionales
de una Audiencia.
En realidad parece que las religiones no s.:apecibieron, ó pOCo les importó·
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j
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8z-
despues de apercibidas, de que su'~~d~srdMs-p:)díaricomptom;terjrâ
_~~e~; sion de una Presidencia ó de una' Gdb'emac.ión. Conduce á créèt;é9tõ"~I"
descuidO que se nota ellla delimitadon <pie' hicjeron de stis prútJincia.$.' 'Ló9" ..' .
Jesùitas de los pueblos del parat,guay Y'del, Parañé,a'ri como los de MOj09 y;
yChiqúitos, son una excepci6n;pero tambienes cierto que fueron expulsaclosmas tarde, justamente pdrel1carácter político que nieron ásus reducdonqs, donde era desconocida là autorida'd-dd Rey.
Hallamos una prueba del ningun cuid~do que tuvieron 1()3re1îgioS~ para
determinar sus provincias, en ésta por más de un tituló curio3a descripción
'luehace del Perú uno de los má..scéleb.rescronistas-: KAlgunos que han he·,
cho, dice, delineadon y' descripCiones de este Nuevo; Mundo,llamado Perú' ;Í'"
lo que hay desde Segovia y el Cabo de'la Viuda, que están Eslt! oestt por
las costas adelante de Panamá bicià las, OaHfornias, y por nombre de' Dios,
ó Porta BeHo hasta Santa Marta. Y por la- Austral y Ocddental;Norte1
Sur, le ponen límites doce leguas de Potosí hasta veinte y un gra~com61'-,
pareçe en el mapa que hizo Diego Mendez y tiene en' su reatru de la T-(er~
Abraham 'Orteno, que es la tabla octava, ya no hay que,limitar al Perú, p~i{C
mandan llamar Perú, desde Tierra firme,:,Cartàgena, Santa l\Iarta'1'Rio- -•.
la Acha hasta el Tucuman, S¡tlita':CriÍ~'rl&la gierra~ CordiUera ae-Toisrm~;
Tarija y Chile, y á toda la tierra' que ~'jnt~rtnedia
de los gobiemœydis •.
tritos del Nuevo Reyno, Popayárt~Panat:naQuito; Lima y Char~s, comose
ve en las leyes I~, 2~~4~ Y 7~de fãRecópilación de leyes de las lridÍ'aS' Oed·
dentales, libro 4.°, título 4-0, hechas pór' Fdipe III y Felipe IV.• (Pago 3~,
libro 1.0 de la «Crónica Moraliia.dà d~10rden de ~án Agustín del Perú., con
nuevos ejemplares en esta Mo~rqulà, cplnl)úesta p'or el muy Rëveret\'d'o-P-adre Maestro Fray Antonio de la CáltintM'delá misma. orden >}Definíddr
ac~ual.. año de 1688.-En Bart~di1a, por Pè(lfu'bcavallería,
en la cane de
la librería.) Segun el 'mismo' ërtibista~-ta éprovincia de la religion de San
Agustin abarcaba todo el Perú, de ese 1érú descrito y delineaâo par él,.
_Medrado quedaría quien quieta encOntrar algun 'pensan\iellto clai'o,alguna demarcacion siquiera tigeramel1~e esbosada de cualquier Atid¡'el1da'~~.<
se conform<,se y correspondiese con a~ella Provincia e~pirit~;!A"o
tÓ5-'
preceptaba la refirida ley de 1686.•.- ,_c:
.
No obsta esta, sin embargo"parã qtieelseñor Oropeza invoque enseguida
el testimonio del cronista de la Religion' Franciscal\a, y fundándoSe en la
élrbitraria y exagerada descripCión qÙe hace de la Audiencia dda5q;&arcas,
proclame: «que las Provinciasrdigio~'-siro'nl
jilth a1tt«ede1lte-lIiSlóric()
para fijar los alcances de cada una di lisjurisdiccivnes.
adtflÙtistrtdiuás coùmia/es que sirvieron de base principal para el âd1ienÙn:entoalltIJll(J11Io tÑ:i(i$' nut!?lDs
eitados.e
.
,.
-' .
Aplicando en seguida su criterio á 1~:cue5tiónde los límites de Bolivia
dedara, finalmente, que segun dicha dèscripcióll resulta que lo~ límites septentrionales de aquel distrito espiritual sun la misma ciudaddel Cuzco; conclu~
yendo de esto, conformándose por la ley de 1669, en punto á delimitacíuJ'lés
lo temporal con lo espiritual,' que-por eIincontestable, derecho tradicional de'
co~quisla, la ciudad del Cuzco pertmece
,4 Cbarcas hoy Bolivia.»
Un resúmen histórico delas'Ptovirtdas'Religiosasy
de la~ de'már'cadones
des,us respectivasjurisdiccioi1ésbastará
para' demostrar todo Id contraf'io.
ORDEN
ni:
¡
SA,NFRANCI5CO.
A los pirncipios de là. conquisfapasô 'al Pe'rú Fny Mareqs· de Nka' como
Supënor de once religiosos de SÚ orden; con el objeto de establecer en el
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país una Custodia franciscana,
que d~bía quedar bajo la jurisdicción de la
provincia de N lleva España (Mexico.)
Al fundarse Lima, el 18 de Enero de 1535, ya los franciscanos tenían u.na
ermita y casa de hospedería cn Pachacamac,
y al pa~ de esa fundaciÓn
pasaron á la nueva ciudad á un lugar algo apartado de ella, que le concedió
el Gobernador Pizarra; quien en el año siguiente, 1536, l(ls adjudicó los cua·
tro solares de la manzana en que está hoy edificado el templo, y entonces se
trasladaron allí.
Extendiéronse
los franciscanos del P..:rú por Charca>. Chile, Paraguay y
Tucumán, á la vez que los de otras custodias y provincias
lo hacían por
Nuevo Reyno, Quito, r Tierra firme; dc' tal manera 'lllC en 1552 el Gent;:ral
de la Ordcn mandó al Pt;:rú al P. Fr¡¡y Francisco de Victoria como Comisario General. quien en cumplimiento de las disposiciones de aquel, erijió en
1553 la provincia peruana, con ci título de los Doce apóstoles dd PulÍ. en
memoria de los doce religiosos primeros que llegaron al país. poniendo bajo
la jurisdicción de la nueva provincia la custoJia del N u":vv Reyno, fundada
en I 5So, bajo la autoridad inmcdiata dell\faestro G::nerat de la Ordcn, con
el título de San Juan Baustista, la de Quito erijida en {538 con la denominación de San Pablo y depcndencia de la provin.;ia mexicana, y la de Chile,
que se constituyó como tal custodia al hacerse la provincia peruana, bajó el
patrocinio de la Santísima Trinidad. La provinciapcruana
quedó asi constituida de toda la América Española de:! Sur. Lo.~ territorio ..•de Tucumáil y
Paraguay siguieron formando parte con los del río de la Plata de la provincia peruana, hasta pocos años despues que se fundaron siempre dependicntes dd pÇrú las Custodias del Paragl:ay y Tucumán, una y otra dcl río
de la Plata.
Las lieccsidades crecientes de la provincia, p0r el extenso territorio
que
comprendió, obligaron á que en el Capítulo General, celebrado en Valladolid
en 1565, se dividiese la provincia en cinco independit;:ntes. y una Custodia
subordinada al Perú y fueron:
I~Provincia
2l!'
»
»
3~
4~
"
5~
il
6~ Custodia
de
de
de
de
de
de
Santa Fé del N t1 ~v!) Rei no de Granada.
San Francisc:o de Quito.
la Santísima Trinidad Je Chile.
los Doce Apóstoles dd Perù.
San Antonio de las Charcas.
Tierra firme ó Salita Cruz de Vqoezuela.
A cada una de esas provincia~ se les señalÓ por límites el de las reales
audiencias rcspectivas, menos á la Jc Charcas, que se le asignó hasta el C(lo
rregimiento de Arequipa.
El Capítulo General, celebrado en IIuamanga en 1,74, reunió en una las
provi ncias del Perú y la de Charcas; pero el C3pítulo reu.nido cn Concepci ón
de Jauja en 1607 declaró en 14 de Octubre scpa~adas nuevamente esas provincias y permanecieron así hasta que en 14c1e Julio de 1621 el·Capítulo
de
que tuvo la orden en ese año en Lima y en ci que asistieron representantes
las dos provincias, volvió i unirias, yasí continuaron hasta que, por mandato del Capítulo General de Toledo en 1633. cI Provincial de Lima (Capít.lIo ,)
en 22 de Marzo de 1637, declaró la total indepcndenc¡a,d~ ambas, con la
misma jurisdicción,
respectivamentc
que las audiencias de 'Lima y de Charcas. La custodia de Charcas se había separado cid Perú desde muchos años
antes.
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ORDEN
84DE LA MERCED.
Según los cronista_de la Orden, los reli'giosos mercedarios fueron los
primeros sacerdotes que pasaron de España á la América, tomando una parte muy activa en la conquista de los dilatados imperios de Mexico y el
Perú.
Desde su llegada fundaron Iglesias y Conventos, obteniendo que por cé·
dula expedida en Sevilla, en I I de Mayo de 1526,se confirmasen y aprobasen
todas aquellas fundaciones, autorizando á la 0rd~n para que hiciera en adelante las que tuviese por conveniente, todas las cuales quedarían siempre
sujetas á la provincias de Castilla, por cuanto á ella pertenecieron los religiosos primeros que vinieron á la América.
~ta cédula se sobrecartó por otra en Toledo, en 24 de Diciembre de 1557·
En 1535 el P. Maestro Fray Francisco de Bobadilla fundó la provincia
de Lima, y fué su primer provincial el P. Fray Francisco de Orenes, natural
de Huesta y le sucedió el P. Bobadilla.
La jurisdicción de la provincia se extendió á toda la América del Sur, y
fueron aumentándose de tal manera las fundaciones de conventos, que se hizo
necesario dividirias.
La erección de la proviqcia de Lima, había sido confirmada en 156r por
el Pontífice Pio IV.; pero en 1564 se separaron de la provincia los Conventos del Obispado dei Cuzco y los de Chile y Tucumán, formando una nueva
provincia, que se llamó del Chaco y fué su primer provincial el P. Fray Juan
de Vargas. De esta provincia se formaron posteriormente las de Chile y
Tucumán.
Hasta 1616 estuvieron sujetas á la províncias de Lima, los conventos de la
Presidencia de Quito y N uevo Reyno, pero en ese año eI Vicario' General de
la orden los constituyó en provincias independientes, conforme á una Bula
de su Santidad.
La provincia de Lima quedó entonces todavía con jurisdicción en el Nuevo Reyno y Venezuela.
El templo de Lima, se dice que fué el primero que se constituyó en la
ciudad, y su costa fué de más de 700,OOCJ pesos (Salmerón)
ORDEN
DE SAN AGUSTíN.
Segun su cronista Calancha, el primer conversar fué el P. Agustino Fray
.Antonio Baiza.
Los agustinos fundaron el primer convento de indias de su advocación en
la provincia de H uamachuco el año de 1553·
.
Estaba dividida ·la provincia religiosa en 22 pueblos y••allexos (reducciones-de pocas familias).
Dichos pueblos son:
1.0 San Agustin de Huamachuco.
2.° San Nicolás de Cajabamba.
3.° Santiago de Chuco.
" 4.° San Pedra de Usquil ó Tuzco.
5.° Sucuma.
6°. Sinsicapa.
ZimbeI.
Cada uno de estos tenía unos dos ó tres anexos ..
La órden se extendió despues hasta Chachapoyas, siendo fundador de
esa reducción elllama<lo apostol de la coníarca Fray Juan Ramirez,estable:I
r.
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- 8Scieado su residencia en Leymebamba, entonces la mayor población
de ia
comarca.
Se extendió despues á Conchucos, bajo el gobierno ~eI Padre Fernando
García, asistido de siete compañeros en los seis mayores pueblos
llamados
Tauca, Pallasca, Piscobamba, Corongos, Guandoval, Carama y sus anexos.
De allí la misión se extendió á Huánuco bajo la dirección del Padre Juan
de la Mazodena; así como más tarde á otros pueblos del distrito de Saña.
Hicieron tambien los agustinos, segun Calancha, conversiones en Llamache, junto á Chuquibo, que dice rué la Universidad de la idolatría en aquella
comarca.
Tambien estableció la órden agustina conversiones en el Cuzco, á dos leguas de él, en el pueblo de San GerÓnimo.
Penetró igualmente en el distrito de la audiencia de Charcas, hasta muchos pueblos dcl Callao y aun en los contorno~ de Chuquisaca.
De este modo la jurisdicción espiritual de los agustinos, abrazó una exte nsión territorial, la más dilatada, que comprendió
distritos
numerosos de
ambas audiencia.> de Lima y Charcas.
He aquí la lista del cronista de Calancha:
A la provincia de I<.'s Conchucos rué el padre agustino Fray Fernando
García, que asistió con siete compañeros en los seis mayores pueblos, llamados la Pallasca, Tauca, Piscobamba, Corongos, Guandoval y Cavana y sus
anexos.
Al pueblo de LilIabamba. confinante de los COEchucos, que caía en la visita de Trujillo, el padre Fray Francisco Velasquez.
A la doctrina de Ticllos en el repartimiento
de Lampas, jurisdicción de
Huánuco, el padre Juan de la Madena ..
A la provincia de Guambos, tres jornadas de Saña á la parte de la Sierra,
con tres pueblos populosisímos
Cuterbo, Quericota,
y Cachen, cart dos ó
tres, anexos cada uno, fué el Padre Fray Juan Ramírez.
Hicieron tambien conversiones
los agustinos en Fanacachejunto
á Chuquiabo, que fué la Universidad de idólatras de aquellas comarcas, el apacible
y numeroso pueblo;de San Gerónimo¡á dos ]e~uas del Cuzco; la provincia de
Paria, cuyos principales pueblos son Paria ó Characolla,
Toledo, Coa, U rquiri y otros muchos anexos; los valles de Mojotoro y los pueblos de HUi"!,
ta Y Tofala, contornos de la ciudad de Chllquisaca; los pueblos de Maramomoro, Quila-quila,
Potobamba,
el Terrado y otros anexos contornos ùe
Chuquisaca; los Indios y pueblos ùe Amparaes; el valle Jagonet; el pueblo
de Auca-Auca;
la doctrina Je Carabamba; la doctrina de Tapacari; la doctrina y priorato. de CapinOta y su comarca; las cinco doctrinas de San Pedro
de L1oco, ]equetepeque,
(hepcn, Pueblo nuevo y Mocupe; el gran pueblo
de Pachacamac y los circunvecinos; los indios del valle de Machay, Chilca y
Mala, conjuntos á Lima; la provincia de Cotabamba contornos del Cuzco,
cuyos principales pueblos sail San A;,;ustín de Cotabamba,
Collurqui, San
Juan de Totora, Colpa, Putuanca y otros anexos; la provincia de Omasuyos,
SllS pueblos son Totora,
Orodeza, Mamara, Tupay,
Ariguayca,
Cora~.co,
Corpaguasi, Chirirqui, y Chuquibamba;
los pueblos de Guañape y Moche,
este á una legua y aquel á tres leguas de Trujillo; los valles y comarcas de
Santa Catalina de Elisa, que caen junto á Cochabamba; el valle y reducciones de Abancay que cae adelante del Cuzco caminando á Lima; Gunndarama, que es Cochacacas; el pueblo de Uyani, distrito de Chuquíabo; el
gran pueblo de PUllO de una jornada de Potosí y de Parcos; la Barranca á 26
Lima; las doctrinas de Ocras y Lampas; la provincias de Vileabamba
toda
dc Indios infieles; la provincias de los Chunchos que hasta hoy están en su
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- 86infidelidad; la gran provincia de Cajamarca; la provincIa de los A}'~~
vecina de los Omasuyos, con 4 pueblos, Guaquenquirca, Sabayno, Clll~\lSO
y sos ánexos; el puebltl y Santuario de Ntra. Sra. de Pucarani; el puel:>lode
Viacba; los pueblos y doctrinas de Pomate, Cepita, Poaqui, Talavera ySall
GerónÎmo de la provinda de Chucuito; el Santuario de Ntra. Sra. de Copabana en Chuquito; las dos parróquias d~ la villa de Potos:, La Bárbara y
San Bernardo; y la parroquia de Copacabana en Potosi.
En tres visitadores y tres visitas se repartió esta suma de doctrinas: la primera se llamaba visita de Lima y se extendía por la costa hasta Santap07;,
y por la sierra hasta Conchucos; la segunda era la visita de Trujillo y ~omprendía todo lo restante desde aquí hasta Nasca; la tercera era la visita del
Cuzco que comprende toda la sierra restante.
Leytnebamba, valle y pueblo 8 leguas de Chachapoyas,lprovincia 34 leguas,
de Cajamarca al Oriente. La ciudad de Chachapoyas ó San Juan de la Frontera (dice Antonio de Herrera), como 120 leguas de la ciudad de los Reyes
al N. E., tiene un monasterio de ia Merced, y otro de San Francisco. Hay
en su comarca maiz, trigo, y lino, m'.lchas minac; de oro, y más de 20,000
indios tributarios, los quales mucho tiempo r~istieron á los Ingaspor
su
líbertad, pero al cabo quedaron vencidos, y á muchos por sU mayor quietud
de la tierra llevaron al Cuzco y poblaron' en un collado que llamaronCar~
menga~JEstos son los indios más blancos, y de m<Ísgracia de todas las Indias, y las mujeres mas hermosas. En esta provincia entró el Mariscal AlonsO Alvarado, el afio 1586; por orden del Marques Francisco Pizarra, y la pa·
cificó y pobló la dicha ciudad en un sitio fuerte llamado Levanto, y despues
se pasó á la provinda de Guancas.
La ciudad de Santiago de los.valles ó ~oyobambll, á mas de loo.legu~ !k
los Reyes, cómo al N. E., Y 25 de San Juan de la Frontera, cs Chachapoyas,
esta comarca muy lluviosa y abundante de ganados.
Chuzgón, asiento de Indios en un obraje del convento de San Agustín de
Lima. está á 4leguas de Huamachuco ..
Lo que hoyes ciudad de Trujillo se llamó en su antigüedad el vaU~,.4e
Chícama, nombre común de los reyezueUos de aquel sefiorío, .~o·
d'el
primer cacique llamado el Chima.
Termínabase este señorío hélcia el N. en el el v••.llede Chicama; aIS. el valle
de Guafiape, este á 71eguas de Trujillo, y el C?troS, con lú que de N.à S. tenía 12 leguas; al E. el valle de Zimbat, fin de aquellos arenales yptincipióen
las faldas de la sierra; y alO. el mar;cllYos puertos son .de Ul1 mar:escorroso,
rara vez tratable, y de ordinario terrible, son las oli13' muchas y las corrientes bravas, por ser bahía desabrigada, y así es todo de poca seguridad.~
.
De esta minucio9a relación resulta claro que no ha ..habido, durante el re·
gimen colonial esa pretendida conformidad de la Jurisdicción religiosa,
terítorial con la política, sino todolo contrario, extendiéndose las provillci¡lS
religiosas en Gobiernos políticos distintos; salvo los casos en que laDcé4ula~>
reales modificando las demarc:acionespoliticas,
señ ¡laban expresaqlènfe,
como partes ó límites de ellas las circuscripciones religiosas.
XVI,
LAS CÉDULAS bALES
D~
1563
Y
1573·
Como prueba testimonial de la conformidad, durante el regimen colonial,
de las demarcaciones religibsas con las políticas, cita el escrtior bolivia,ao las
reales cédulas de 1563 y 1573, que trazaron los linderos de las Audiencias
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- 87de Charcas y de Lima, hecho que, aunque
fuese cierto, nada probaría, ni
podría ser título de mando ó domini l t.:rrítorial polí~co, que no ejercieron
las Audiencias y de que estaban precisamente excluidas.
En esas céJulas apoya también el ,~scritor los títulos de Bolivia á su pose.
sión de todos los territorios que se s :Ilaiaron èn ellas á la jurisdicción de la
Audícncia de Charcas; reconocien~¡' sin embargo,
que feYI!Sposteriores exPl esas completaron Ó lIlodiflcarOtl los 'i¡zcleros de las Adiellcias de Lima y La
Plata, moderando Sit rigor J' alcallces.
Añade que por estas refiJrluas subsiguientes fué qUê se llegó á excluír de la
jitris4icrió¡z de Charcas la clU lad del CIt.'JCÙ;pero [10 dice los vastos territorios occidentales y meridionales que le son adyacentes
(Chichas, el 'Sacramento, Sandia, Carabaya, Pllno, etc.) Oc:sde Illego cn esta confesión calla su
autor aqudlas modificaciones esenciales, que sustrajeron de la jurisdicción de
Charcas en el territorío del Pèrú mllcho m:lS de lo que él supone, no sólo
restableciendo los antiguos límites de la jurisdicción
de la Audiencia de
Lima, sino hasta comprenderla toda, inclusive Charcas misma.
Comèncem'H
por la primera m'),lificación de que hace mérito el señor
Oropeza, por la que se sustrajo al CU7.COde la jurisdicción de Charcas. Según sus términos, ella tuvo mis alcance de lo que cree el autor; pues son
explícitos los términos de la cédula en que Felipe II dispone
que esajuris';¡cción 110 po]it,/iqlt;' fa qlté' dÙ;/u clltiad del CUJCO ticne Cil SitS tt;ymÙws,
es decir, que no am<:nguaa jurisdicción
tel ritorial, estab~eciel1do así la dístillciÓn de u ,la y otra.
La citada céùula diC(', en eft eto:
Don Felipe II en Madrid á 36 de Mayo de 2573.
«Que los términos de la ciudad Jd Cuzco, se dividan entre las audiencias
de Lima y la Plata, conforme á esta icy.)
"Declaramos y mandamos 'lue tojo lo que e'itá desde el Callao escIll~ive
llacia la ciud,td cie los Reyes, respccto de la ciudad del Cuzco, sea y esté debajo del distrito y jurisdicción d,: nuestra Audiencia n:al, que reside en la
cilluad Je los Reyes, y tod) ltl que está dcsdè Callao, inclusive, hacia la ciudad de la Plata, sea del uistrito y Iímltl: d~ nue~tra audiencia de cie las Charcas, á que el Ùollao hacia la dicln ciudaJ de la Plata, co:nienze desde el pueblo de Aygavire por el camino cie Urscu,;uyo, y desde el pueblo deAsillo por
el camino de Amasuyo, y pOI' el ca:nino dt: An:quipa, desde Atullcana hacia
la pdlte de los Charca~; y q:¡~ a~í, miSlIl) h,l)'a d~ ser y estar en el distrito
de la dicha Aw.liencia de lo.; Charca,
la provin'.:ia d<::S:ll17.anna, y toda la
Carabaya inclusive, no PL'J]it1Ù-'lnr!o,CO!tl;} cs llltè'str,z volultta1, qUt 1lOpe/judiquc L'sta declaración y divisiÓn que aqui haœmos, en cosa alguna á la jurisdicción, que la dicha ciudad del Cuzco tip.ne en los dicho,; términos, sino
que III knga scglin y de la form.l
qUi' /WSÜl a/WIll la kz tenido .•
¿ y cual era la j uri,dicción dd UU¿::1l .r sus términos á que se refiere la an.
terior cédula?
Lü dice explícita y terminantemc:nte la ùe Felipe IV., dadalen Aranjuez,
el 30 de ~oviembre de 1568:
-En la ciudad de los R :yes de Linn, c.1bcl.a de las provincias del Perú, re.
sida otra nuestra audiencia y cancilL~h real, con un Virrey Gobernado ry
Capitán GI;neral y Lugar Teniente nlleo.;tro, que sea Prcsidente y ocho Oídores, cuatro Alcaldes del Crimen, y dos Fi,;cales, uno de lo Civil y otro de
lo Criminal; un AIg-uacil mayor, y un Teniente de Gran Canciller, y los demis Ministros y Oficiales ncœsarios; y tenga por distrito la costa que hay
desde la dicha CiudaJ ha,ta el R:yno de Chitc exclusive; y por la tierra
adentro á San Mi<;uel de Piura, Cajamarca, Chachapoyas, Moyobamba y los
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88 -
Motilones inclusive, y hasta el Collao exclusive, por los términos que se señalan á la Real Audijl1cia de la Plat~, y la ciudad dd Cusco, con fos suyos
inclusivt, partimdo tfrmÙlOspor el Sdemptrioll con la R~al Audiencia
de
Quito; por el Mediodía con la de la Plata; por el Poniente con la del Mar
del Sur; y por el L~vante COll Provincias no descubiertas, según les están señalados, y con la declaraciÓn, que se contiene en la ley 14 de este título.»
Como se vé, esta cédula, en conformidad con la anterior, salva en favor
del PerÚ su jurisdiccir'ln sobre el Cuzco y su'; términos, que no son otros
que los que te han pertenecido siempre, es decir, desde él hasta esas provin·
cias ó territorios
desconocidos, que comprenden desde el va\1e de Paucartamb('.
Pero aunque así no hubiese sido, las mo<Jificaciones posteriores je las citadas cédulas de 1563 y 1573, tienen resuelta la cuestión, de la reintegraciÓn
al PerÚ, aún bajo el punto de vista de la jurisdicción judicial, de las Audiencias de Charcas.
En efecto, en 1787 Carlos III estableció la Audiencia del Cuzco, que separó para siempre de la de Charcas todos los indicados territorios peruar lanas comprendidos en la última, y sujetos al Virreynato dd l'erú. La cé·
dula de su fundación enumera expresamente los princip:lles de dichos territorios, dejando la designación de los otros al Virey del Perú. con informe
precedente de don Jorge Escobedo, Superintendente
y Subdelegado á la zazón de la Real Hacienda, en visita en el Virreynato.
Hé aquí los términos Je dicha fundación:
"El Rey al Virrey G lbernador y Capitán G:::neral de la'i Provincia"
del
PaÚ, y Presidente de mi Real Audiencia de Lima, para mayor hOllar, y decoro de la ciudad del Cuzco antigua Metró!",li del Imperio dd Perú, y evitar los graves perjuicios y dispcndios que se originan á mis vasallos habitantes de ella, y su" Provincias
inmediatas, de recurrir sus negocios por
apelación á mis R,.:ak:s audiencias de Lima y Charcas, he venido, por mi
real Jecreto ùe 26 de Febrero del corriente ailo, en crear una nueva, en dicha
ciudad del Cuzco, cuyo distrito ha de comprencler la extensión de aquel
Obi:;paùo (cuyas pr,)Vinc¡as son las de Abancay,
Azángaro,
Aymaraes, Ca·
Ilas y Canchis ó Tinta,
Calca, y Lares, Carabaya,
Chilque-; y Márques,
Chulllbii:>ika-;, Cotabamba,
Cuzco, Lampa, Paurcartambo,
Quispicanchi,
Vileabamba, Urubal\1ba) y todas las demás provin<:ia~ y territorios, que con
precedent;} inf'H'l\le de Jon Jorge Escobedo, Superintendente,
Subdelegado
de mi Real Hacienda, señalarcís vos. El número Je Ministros de la exprcsaJa .Nueva AuJlencir ha <le ser un Rt.:~èllte, COll el sueldo de 9,000 $ anua·
lès, tr(~s OiJ;)res y è\n solo Fiscal, d~ lo civil y criminal, cacia 11110 con el
sueldo de 4,500 $, ,t excepción de los Ministros que vayan de otras audiencias~ y t,:ngan may()r dotación, la cual d::berán con~ervar. Para ;a plaza de
Rejente he lIombrad() eil ci mismo real decreto á d~)n Joseph de la Portilla,
O,d')r de esa R,:al Audiencia de Lima, y para los tres de Oidores he elegido
por su órdc:\ á dun J o~~ lkzabal y U gark, Alcalde de Crimell dê esa pro·
pia allJien.:ia. i Jon Pedro Cernadas lknnude1.,
Oidor de la de Ch;:¡rca-;, y
á dIm Miguel Sanchez de Mo:.;c()so, de la de BllCllOS Aires: y para la Fisca·
lía á don AlIt,lnio Suarez Rodriguez rie Yeùra, Abogado de mis !~cales
C'l1bcjO:i. Los subalternos que ha de h'lber cn la nu<:va audiencia han de
ser un Agcnte Flscal.llln Re:ator y un Escribano de Cámara, cada uno COll
el sueldo de 50;) $, proveyéndose e:ita escribanía co no oficio vcndible y renupcialJlc; un Ca¡dlan con ci sueldo300 $, y la obligación de decir misa y
enseñar la Joctrina cristiana á los pobres de la cárcel; un Canciller y R,:,:~is.
trajar, cuyo oficio sea vendilJle como en otras audiencias; dos Receptores,
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cuatro Procuradores,
un Tasador y un Repartidor,
cuyos oficios han de ser
ig-l.lalmente venJibles y rcnunciables, y no han de gozer 3ueldn; y tambicn
ha de haber los de Abogado de pobres, un Procurador, dos Portens, y un
barrcndèfo,cuyos
n )mbrami<.:ntos ha de hacer la Audiencia con [a gratificación que le parezca, sobre el ra:Jh) d~ p~nas de Cámara. Así mi:>mo he
rc:>uelto, que establecida la N lleva Audiencia, procedan el Regente y Oidores, á f()rmar sin la m~nor dilación, COlt 'iJIIL's!ro acuerdo, ias corn:spondientes
Ord<.:nanzas para sÚ bll1'n rt':r:i/JlCll)1gobierno, arreg-lánduse á lo di:>puesto por
leyes, poniénllolas pr()¡Jisio/l!llllt<'llte en execucion n:mitié¡zdolas á mi COIZStfO
de las flldiaspara
Sit aprobación.
Todo lo cual os participo paLl que lo tengais entendid,)s, hagais notorio en donde cOl1l'enga, y concurrais en la parte
qlle toca i su puntual cumplimiento: en inteligencia d<.:expedirse con fccha
de hoy Jas corres :ondientes cé·\ulas á las mismas Reale.s Audiencias de Lima
y Charca~,para que le.; const<.: elt<.:rrit<)l'io que s<.:agrega de su respectiva jurisdicción, y se aplica á la nu<.:val1lei~,: cstabkcida: y de esta céJula se tomará razón en la Contadul'ía Genera cid referido mi COl1scjo.-Fechadü
en
Aranjuez, á 3 de JIa~'" lú:)7. - Yo e; 1(1';\'.-1>01' mandato del Rey Nuestro
Señor, Jlmwtf tit> /""'~Jltlrl's.
La circunsLi1lcia ùe ùecirse en est" cèdula que el distrito de la audiencia
del Cuzco ha ùe C(,lllprenùer la extensión del Obispado del mismo nombre,
sciíalanùo sin elllbar~o provincias que pertenecieron al Obispaùo d~ la l'az,
sc presenta p'>r el escritor bDliviano como una prueba d.:que, cn este caso,
como Cll otro:;, lus R,:ycs de España no asignaron por sí mismos, lo.; límites
fijos de una jurisdicL¡ón, sino que se atenían siempre á la demarcación
de
los OJispadtls, conf'lllllllldo lo temporal con lo espiritual, lo que determínaban los Virreyes con car~o de aprohación real.
Pero ci casu en cuestión cs preci.>amcnte la prueba dc todo lo contrario;
plies Carlos I I l., aunque s('iíaJasc, cntre otros, por distrito á la audiencia del
Cuzco los del OJispado de l'lino, cOill¡>f\:ndió ea él provincias del Obispado
de la Paz, C0:110 La:npa y A/.:Ùl;..;aro y Ias demás l/ue autorizó á señalar al
Virr<:y de Lima, como lu verific"> éste, ;1¡;rcs;ÍnJolc la provincia de ;la Paz,
([LI': fué a~rc:~ada al Virrey, nato peruano.
Pero ci señor Orl)peZa alega que, si hubiese entrado en la intención
del
Rey Carlus I II., la dcsmembra·:iÚn total del Ol)is¡>ado de la Paz pará. formar Ja audiencia del Cuzco, habría reunido más bien con tal objeto los tres
Obispados de la Paz, Arequipa y el CllICO, orh'anizando así una entidad ad·
ministrativa poderosa, igual con pOCI dift:rencia á la RepÚblica peruviana
Central, ideada [)(),;tniormennte por Santa Cruz.
El lh.:cho Cil Cllcstic'lll prucba precisamcnte
tal1lbien Jo contrario de lo que
Sê pretende,
manifcstando que para nada entrÓ cn la l11~nte dd Monarca cspañol la idca (It: coni', lIïU<ll'la jurisdicción tC1l1¡Jord con la espiritual
y que,
al contrario, la libn~ dl>i~l1aci¡)11 que dejÓ al:Vlrrey ùd Perú del resto de
provincias <¡IIC dchía comprender la nUeva audi<.:ncia, nI) tuvo limitación alguna. y 11l1lcilOmenl);; esa pr,;k¡dida
;;llbordil~aciÓn á Jas jurisdicciolles
eclesiásticas, d<.:las que el nJisllllJ se indcpelldizó,
Otro argllm~llt'J contra la k~<¡\id:ld de la incorporaciÓn de otras provincias de la audicncia de Charcas;'¡
la tkt CUlCO cs, quc ci Virrey Croix: no
lo~ró red,>:Ll<.:ar clara é in.::pivh.;,t:n:,lte
19.,!Jimites conJicionales
de reci<.:nt<.:
ad\'t~l1i1)li':;jt() y q¡IC la guerra d;.;emanc~ciÓn
q\l~ soorevino de.;pues,
dcj('¡ csta, C(1l110nlra.; mucha::; creaciones colvllialc.s, en los comienzos Je su
gcstaCi(·)ll.
TuJo <.:~toes cOl1lpktamente inexacto,
El seÍlor Oropeza confiesa él mismo que ci; V irrey Croix, aprovechando,
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-90camI) lo dice en su Memoria ó Reladón de mando, la demora de los Oidores
por la estación de las aguas, inició las consultas re>.pcctivas, en cumplimiento d~ la cédula, prin~palmente
de las demás provincias ó territorios que debían añadirse á la audiencia del Cuzco, á fin de dar cuenta de ello para la soberana aprob,lción; pero, dice, que no se conoce el resultado de esa tramitación, ni si hubiese existido otra posterior, por haber sido inutiles todas sus
diligencias para descubrirlo,
á pesar-de haber revisado prolijamente todas
las cédlilas reaks, hasta las últimas de 1810, i¡:éditas.
Pudiera ser que no existiera cédula real, aprobandG la agregación
de la
provincia de la Paz á la audiencia del Cuzco; pero habiendo informado fava.
rablemente sobre eila el Superintendente
Escobedo, la aprobación
era innecesaria ycl Virrey Croix y sus sucesores debieron creerse autorizados á IlevarIa á efecto, cailla lo verificaron.
Además, la incorporación
al Perú de la Intendencia
de la Paz legalizó
todavía más el hecho, por más que se pretenda negar igualmente
la legalidad de tal incorporación, hecha con autorización real y por más que se objete
la falta de soberana aprobación. Sucediendo estos hechos, en el fragor ya
de la guerra civil en el alto Perú, el acto nada tendría de nulo, habiendo
mediado la competente autorización.
Vengall'os, finalmente, á la última y más suprema de ttodas las modifica.
ciones de las reales cédulas en cuestión, la que suprimiendo la audiencia de
Charcas, por la sublevación del Virreynato de Buenos Aires, la incorporó al
Perú, así como toJo su territorio y su misma jurisdicción
política, hecho
que, por declaración misma de los escritores bolivianr>s, tuvo todos los caracteres de la más perfecta legalidad, inclusive esa misma aprobación reál
cuya falta se invoca para desconocer
la n'iJe7. de la incorporación de la
provincia de Puna á la audiencia del CUL:co. En efecto, el eminente escritor
boliviano don Julio Mendez, que ha llevado á la más extrema exageración
la jurisdicción de la audiencia de Charcas, hasta convertirla en una verdadera niicioll;¡líùaù, que es la que hoy personifica
Bolivia, segun él, reconoce
Sill embargo la legitimidad de su incorporación al Perú, en los ténuinos que
ya recordamos; pero que creemos conveniente repetir.
"La jurisdicción, dice, que con miras provisnrias tomó de la audiencia de
Charcas ·:1 Virrey de Lima, consta del relato siguiente del General Camba,
en sus I,Memorias para la Historia de las Armas del Perú'l- Tomo I". página 36.)
"Recibida en la ciudad de Córdova la noticia de lo que pasaba en Buenos
Aires, su Gobernador,
por conducto del de Potosí, dió parte de todo al
Virrey dd Perú, manifestando ambos la opinión de resistir á aquellas innovaciones y aún ci último anunciaba el pcnsa1niento, como preciso, de pasar
á aquellas provincias bajo la protección y dirección de dicho Virrey .•
Añade el mismo señor Mendez:
"N ns es conocida la tllle:dón de toda la tludit'/lcía de C/zarcas al Virreynato
del p".ú, b,?jo Iodas lm formas de la 71alidc::;.»
(f La jursiJicciÓn
peruana ellla audienr.ia de Charcas durante la guerra de
la Indl:pemh:ncia se fundó en el voto de todas las autoridades del alto Perú
y en una deskisión del Virrey de Lima, aprobada por el Soberano de España.
~Lis kjo.';: cc La Audiencia de Charcas se lubía anexaùo al Virreynato
de
Lima tan luego de saber la disposición del Virrey de Cisneros, de Buenos
Aires, el 2 de Mayo de 1810, asi C01,u0 lo hemos autentizado
en el capítulo
2°. de la segunda parte de estos escritos.»
(,La anexión revestía la doble condición del dercc/zo colonial con las autori-
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91
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clades rca!es y ci deI'Ccho de los a)'ltlltamicntos alto peruanos, represcntantes
del derecho rez1oluciulIilrio,lI
Si, pucs, l<t allt,xiÚn (k 10:5Charcas al PerÚ, COill" se conÍ1l?Sa, por Órgano
de lino de los más em:ncntes estadi,..:ta..:, dt~ Bulivia, es el hxho lWí.S legítimo,
que tuvo en su apoyo el antiguo y nuevo derecho; sí ella sc invocá como
al':-:-uil1cnto, para deSC()I1'lCCrá B'.lcnos Aire.s todo señorío territorial
sobre
los pueblos comprendidos
entrt~ dicha audiencia, ¿pucde desconocerse el derccho dd l\rÚ, á cuya j uris(!icción judicial y territorial
pcrtl:nccieron
ante
ríormcntc, no habiendo sido dicha anexión, sino Sll n.:incorporación al Virreynato je que antes (.mnaron parte?
Toon esto razonado C11el supucsto de que la jurisdicción de Jas audiencias
constituya
titulo de sciíoríD LTritol'ial, que como lo hemos probado no
tuvieron las audiencias; á ta! punto de ejerccrse este en territorios
de muchas audiencias,
e!;tando subordinadas
á este re~;pecto á los respectivos
Virreyes.
Este principio lo tiene proclamado Bolivia por sus estadistas más encumbrados.
I-Iemos citado sus más explícitas y solemnes declaraciones.
La de Olañeta, qne dijo: "Los Estados Americanos
reconocen en matcria
de líinites las all/I~~'lùS dOllarcilo'oll£'S d£' los l't'rrqlla/os, que fundó la
Metrópoli .•
La del doctor don Macedonio S:tlinas, quc repitiendo la c1eciaración antericJr ,wreaÓ:« esta Je',! ~la sido (urIllulada por los pul)licistas en diferen~cs térIllin~stpe;o que con~iencn en el (,,¡¡elo del principio».
«Tomemos, agrega, la ((muula presentada
por el publici:ita don Miguel
Luis Amunategui, ell su folleto citado: "Las Repúblicas
Americanas tiencn
por limités los mislllos que corresponden á las dcmarcaciones
coloniales de
que se formaron, ~alvo las modificaciones que se han operado en ellas, en
virtud de tr;¡tadlls especiales ó hechos postcriores á la revolución._
Constituiùa Bolivia, que no tuvo existencia política propia durante el coloniaje, en NaciÓn illdcp~?¡l(.Jicnk, por rennncia del PerÚ y de Buenos Ayres,
á sus dt'l','c!ws sobre las Clla: I'D provincias que la han fonnado y que á la.
ccsacióll d" la guerra de la ill<L:¡)o.~¡I~kncia,por la destrucción de las ú¡timas
fucrza'.; espaiÏ,,!a . .:Cjue la oCllpahan, en Ilombre de! ;\lonarca
Español, que
las había rcinCtn'!hll:¡clt) al PcrÚ, se encontraban
bajn las armas victoriosas
dd cjêrcitcl 1I1¡:,!-) (kl Perú y Co!omhii>, nn ha podido tener más derechos
territoriale" que: lt'l'.; <¡U'': se derivan de e-;a rClluncia y de las que por diversos tr;ltad,)s :,c hall r<:scIT;,do hacerle, ell ubscquio del esp;ritu de confratcrnidaJ que ha ¡Jresidido ;'1 sus relaciones con <:1;",
Seglin e,to, es illÚtil discutir que alcance tell~an Ó hayan podido tener
las n:oùi!1caciones ell la est,:ll·;:,":I;!" la jurisdicción de la audiencia de Charcas, si cOlnpn.:ndieron Ó n" talc" (\ cuales pueblos; pUéS tales hechos can:cen en lo ;¡hsoluto de si~lli¡ic~cil)l1, tratilldose de dClI\:lrcaciones territoriales
administrativas
y p(1liticas.
l'or lo de 1l1;Í';,las ccdldas cn cuestión him sido y S~)l1hoy mismo materia
de muchas dudas l'il Cl:n!:) á la exactitltd de sus término,;; pu<:s no son las
exhibidas en textos ¡>rim:tí\'os, sino. recopilaciones
contradictorias,
muchas
veces equivocadas
hast:l cn las fechas, en CllYO caso se enellentran precisatllente la'i que helllos COlllc'!ltadCl)¡-t{Ïlc
hall dado origen á que se interpret\:n tall .1i~tiIl!alllente, sobre to;!;) entre Jj():ivia y Chi-Ie, que fundan en ellas
misn'as jns\krechos á territorios, qu;,: el J'erú hahria podido reinvincar
con
mejores tiiulos.
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92XVII.
Jo:!.
urn
POSSIDETIS.
DeseanJo las nuevas nacionalidades
americanas
estabtecer una base para
poder arreglar sus límites entrc llnas y otras, adoptaron desde su origen, como regla, la de posesión y dominio ó uso actual, aunque sin definir clara y
precisamentc las c.ondiciones y requisitos que pudieran legitimar dicha posesión ó uso.
De aquí las interprctaciones
y divergencias,
llegado el caso de ta aplicación del principio, que han dado origen muy diversas cucstiones, entendiendo el principio del u/tí possidetis de muy distintas maneras ó modos.
¿Son exactas y legítimas estas diversas intcrpretaciones
del citado principio?
Desde luego ellas con~istcll en pretender que la posesión debe tener el
cardcter de permanente y no de transitoria; por cuanto fueron muy frecuentes las modificaciones territoriales durante el coloniagc, desmembrando
unas
.provincias, para reintegrarias después de cierto nÚmero de años, sea que
estas desmembrélciollcs tuvieren un carácter permanente ó nó.
En pretender igualmente que baste la posesión de hecho, aunque carezca
de todo título legal, ó que, lo que es más ra:wnable y justo, que el hecho sea
debidamenle legitimado con los titulos correspondientes.
En pretender también sobreponer, en el valor legal de los títulos de posesión, los unos las .;édulas de creaciÓn de audiencias y las de Obispados, COOl<>
10 pretende el señor Oropeza, á los verdaderos, de divisiones políticas terrio
toriales ..
Finalmente, en cuanto á la fecha, que debe adaptarse
para la aplicación
del utti possidetis, fijándolas unos en la del primer movimiento ó grito de
cmancipación y otros, más propia y le¡;ítimamente,
en la que la proclamacién de la independencia revistió una forma legal, á la que los hechos die,;ÇU1
el carácter de permanente ..
' ...
,..
Todas estas interpretaciones
tienen su origen en la confusí6fi/que
reinó,
bajo el régimen colonial, en la,; demarcaciones
de lils:Jurisclitciones,
especialmente de la polítjc:a. en la que no se siguió jamás un sistema uniforme,
así como t;n el ejercicio de las mismas jurisdicciones,
que sc: separaban ó
reunían indístinta.nente,
De aquí la diversidad de sitlIaciones de los territorios coloniales, de q lIe se pretende aprovechar para la fijación de los actuales
límites; adoptándose la que se cree más conveniente
;'1 las pretensiones
de
ensanche territorial por las llllcvas Ó actuales nacionalidades,
que se han
formado del antiguo dominio colonial de Espaiía en América.
Bastaría recordar, sin embargo. la intdigèl1cí·ol que en el Derecho internadena! se da al principio jurídico lId utti p,J.íSÙlt-!iS y los prÎncipios en que se
basan los títulos de dDlllinio territorial de las na,~iones, para comprender
~ue
su aplicación á las demarcaciones de los límites entre las n;;cionalidades americanas, antiguas colonias españolas, no pueden ser otras que la<; observadas
por todos los Estados.
Elpl ineipio del utti possidetis, en efecto, tiene ùos ap! icaciones en el Derecho internacional.
En una de ellas es ~Lprincipio,
cn virtud del cual dos
bcli~erantc,; que celebran un tratado de· paz adoptan corno base de sus negociaciones el estado de cosas, tal cual se deriva del hecho de la ocupación
militar.
En otra es dprillcipio;
en virtud dd cual el beligerante, qUê ha
oCLl}laJo el tenitürlo enemigo y aniquilado su poder, se mantiene en pose-
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sión del territorio, prueba su capacidad para mantcnerlo y manifiesta oficial~
mente Sil intención de conservaria y de perpetuar en él su soberanía.
En el primero de los dos casos, el tratado de pa~ legaliza el dominio
temporalmente
adquirido; en el s<:g-lll1do la posesión de hecho, indisputada
sostenida con fuerzas suficientes sr:: convierte en soberanía, sobre todo,
cuando esos territorios 3ustraÍebs por la fuerza ùe las armas del poder de su
soberano, se erigen en estados indt:pendit'ntcs,
cailla ha sucedido con las
color.ias españolas de América, quedando entendido: en virtud dd principio
dcl utti possidetis y salvo cstipulación y deciaraciones
en su contrario, que
cada n llCVO estado se con-;<:rva en posesión dcl territorio que lo constituía
como dependencia del soberano contra el cual se sublevó.
Basta hacer la al~l¡cacic'1I1de estos principios á las cuestiones que se suscitan entre los diversos estados sud americanos, para colocarias en su verdadero punto de vista y por consiguiente para darles una solución acertada.
La independencia de la América Española y su constitución en Estados
soberanos provicncn de un doble hceh,): la sublevación de las colonias contra
la metrópoli y el aniquilamiento
dd podcr español en América.
Estas colonias organizadas en Virreynatos,
entidades políticas formando
sistemas completos administrativos,
judiciales y políticos, lucharon contra
el vasallaje español, en !a condiciÓn r"spectiva dl~ las entidades antagónicas,
como verdaderos
beligerantes.
La capitania g-eneral de Venezuela en el
Norte, y la capitanía general de Chile en el Sur, ci Virreynato
de Nueva
Granada en el Norte, ci Virreynato d-:l Perú en el Centro y el Virreynato
de Buenos Ai res ell el Sur, fueron las colonias sublevadas: no fué la ci udad
de Caracas, ni la inkndcncia de Caracas la que se subl(~vó, sino la capitanía
l~enera¡ de Venezu<.:la; así como no fué el puerto de Pisco,:donde San Martin
ucsembarcó con el ejército libertador é hizo air el primer grito serio de
indcpenùencia,
el qu~ se sublev/) contra Fcrnanclo VII; ni tampoco fué
Lima la qlle se insurreceionÓ sino el Virreynato del Perú; porque el movi.
miento revolucionario
no fllé tin hecho aislado, fortuito, ní que surgió el
día menos pensado, como por efecto dd acaso, sino un acontecimiento
preparado, ramificado en sentidos diversos, de filiación conoÓda y s~cunda
da ll1anifi~stamente por la Illayoria del pais, por medía de sus habitantes,
de sus recti l'SOSy de SI;S arlllas.
Cuaado los patriotas ni) encontraron mis encrni:¿-os serias que debelar, la
indcl)(~ndencia qlletlt"¡ con~tlllladd y aqllellas cntidaJes políticas de creación
c.~paiiola. tran,t~)nll<1da~ de: h<..'cho cn otras tantas personalidades soberanas,
de crc:lci<lIl a:112ricana. p'~rllnnc:cier()n en pn;;esiÓn dd territorio conquistado. E.;t;1 pOSt:.~iÓiltenía <]1Il: ser el punto de partida de dos situaciones di\'er,a~: Ó tc:nhn 'l.¡e s':r la ln;...' .~l'1re ent~IlJiJ:l d~ lin trataJo de ¡.Jaz con
España, salvo las aiteracione:~ 'lUe cst<.: plldic::ra introducir en el nuevo orden
de cosas Ó, á [¡{ita de un tratado (1-.: pal., habían dl.' convertirse en titulo váliùo de pr')IJiedad krritori;¡l. fundado en la clJ)acidad para sostener su sober.lI:ía y en la manifiesta y p 1:)1 ca intención de cOllservarlo.
La. i rim~ra d...-estas dos alternativas no se ha realizado; éS, pues, en vir.
tud, de la sq;unda que se invoca el ¡¡li f()Hit/dis por las RepÚblicas Sudal~leri(allaS, CUI1l0el fundamento dc::su dClllarcacilll1 territorial.
Pero plantemos la cuestión: ¿el /(Ii pussi:ldÚ puc(k s:~r ale;,;';¡do por todos los Estados
Sud americanos. por los E,tados dc prim'~ra y por los de segunda
formaciÓn? De nin;.;un Illi,dll.
Desde q IIC por el/{ 'Ii pilsscddis con~crva ci enemigo el territorio conq uistado, sobr...- entendiéndosc
qllc la ocupaciÓn ~al como existe es la base del
tratado de paz, si llega á celebrarse, dedúccse que la') entidades políticas
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que lucharon contra España, reconocida!> como talcs,por haber sido instituida con ese car<lcter p~ los Monarcas españoles, son las únicas qLle pueden
invocar el utti pùssedcTis, como razón de su soberanía tcritorial.
•
En esa circunstancia se encuentran
Venezuela,
Nueva Granada,
Ecuador, Chile y la R~pública Argcntina, quienes al proclanBr . ;u ind-:pendcncia,
y al afirmarla de un modo permancnte,.con
el triunfo de las armas entraron
naturalmcnte cn poscsión dc sus respectivos territorios,
haciendo valer Ull
principio contra España, en virtud Je una ocupaciÓn que tomaba el carácter
definitivo, y con respecto á los nuevos Estados independientes, con el objeto
cie fijar los límites y extensión geo¡;ráfica.
Los Estados de segunda fOl,nación, como R)livia, el Uru6uay,
el Paraguay, creados con fr;¡cciones territoriales
de los Virreynatos de la Plata, y
el Perú, no se encuentran cn las mismas condiciones.
En primer lll~ar reducidos cn la uni.dad dd Virreynato no existiendo co·
lila entidades
políticas, seguían su su·.:rte, com') dependcncia que eran de
ellos.
D;: modo que cuanJo los Virreynat(i; del Plata y del P~rú se erigieron en
estados indep~ndientes, ya los efectos cU principio dd utipùsscdl!tis, que todos ellos proclamaron,
se extendieron á toda Sll rçsp~ctiva circunscripción
territorial, t.ll corno estaba edablecida
durante el coloníage; y, por consi·
guiente, á los territorios que hoy constituyen los Est;¡d~)s de b última nación
Para q lie estos estados puedan hacer valer el uti possiictÙ contra lo,; Esta(b s
de que hall sido desmenbrados, sería menester que hubiesen ad luiriJo la posesión de sus respectivos territorios por me,lio ele la fuerza de las armas, empIcada contra eiJos; lo mismo que los Estados d: primitiva creación la adquirieron contra España. Nada de esto ha sucedido en cuanto á B,)livia respecto del Perú, de CllYOVirreynato dependió su territorio actual en dos épocas distintas.
Por d contrario. la República Boliviana fué la hechura voluntaria del Perú, quien promoviÓ su emancipación con su sangre y su dinero y Ulla entidad creada con anuencia voluntaria de la República Argentina, quien co:wi110, renunciando
á lo.> motivos que hllbiera pc)dido alegar para impedir su
establecimiento,
qu'~ quedara constituida Cil agru¡Jacióll injep~ndientè.
De dc)nde resulta cbra:n.:nte
que Bolivia \JO pucde invocar ni contra el
Perú, ni contra la R.c:~)ú1:JlicaArgenti.na, el p~'incip¡o dd utx P·I.Hl:detís y ql\e
la ale:~ación de este principio por parte de 13 )livia, tratindO:5è de soberanía
territorial y d~ la delimitación d.: sus frontera.;, no ti-:nc el m:smo caráct::r
ni significación '-lue 103 qu~ le atribllyen lo.; Estad,)'; ah,x<1 inj~íJelH..líentes
y que en el coloniaje tenían exist'~ncia política y limites p~rfectamente de·
finidos.
Los Únicos d.:rech;)s que á este rl;sp~cto tiene la RepÚ1)1ica vecina. se re·
ducen á reclamar el res]>é:to lk las fronteras que le trazaran los tratados que
le dieron existencia sdx'rana. Si en en esta parte no fLldon perL:ctan~ente delineada,;, no cabe otra solución que LIna rectificación d~ ellas amistosa y racional: pero de ningún modo la a\e~ac¡ón de hechos históricos anteriores á
su creación de República independiente.
En resumen, para J'hlivia el uti P,¡sSÙlttí,l\ cs una palabra desviada de !>u
propia y genuina si;;-llificacióa y que sirve d.dmirablemc'nk á su política. pa·
ra confunJir las ideas y cohoaesar sus proyectos de espallsión territorial y
de conquista.
Pero suponien~lo que Bolivia estuviese en ci caso de tener derecho á la
aplicación del 71tij>ossiddis, grasando en él sus arreglos de limites, sus pretensiones no seríal) má3 funda.Jas. Scgúll el sistema observado por las naciO\1a-
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!idades americanas, la posesión no sólo debe ser efectiva, sino adquií-ida con
justo título. Así, aún cuando por pertenecer el territoric, americano á \lU m¡s~
mo soberano, sus demarcaciones políticas hayan podido ser arbitrarias ó confusas, esas demarcaciones,
ell cuanto á señorío y gobiefno de dicho territorio,
se subordinarían
siempre al orden político, siendo el que predominaba y al
que!>e sometían toùos los demás.
Ese fué siempre el principio que predominó, al establecer ó repartir la!!
otras jurisdicciones,
que se sujetaron á la política; por lo que en esta se de.
fundían muchas vec{:~ una ó varias dc las demás. Esto se desprende de to.
da la historia política y administ.¡ativa
dd gobierno colonial, de Jo que se
podrían citar ejcmplos nu l11erosos.
SOil, por cOllsi¡;lIiellte, las cédulas reales, que detenninarou
las oemarcaciones políticas, los únicos titu!\)s válidos de cstas, quc no puedcn dar lugar
á confusión alguna, cuando se ks (pi..:re rcconocer su vcrdadero carácter.
En cuanto .11 tiC1llP0 de la Po,;cs¡Ón, la act:ralidad cs preSiSal1lellte la base
del uti /Jossiddis, pero subordinada ,'L la k~alidad de la poscsión; pu&s siendo
en gcneral su apl ¡caciÓn para los casas (lé ocupacion;:s; ó d-.:smcmbracioncs
territoriales mas ó menos verdaderas, si sólo se tuviesc en cuenta nada más
que el hecho, resultarian
legalizadas las usurpaciones, pues la guerra, que
es la causa de aquella. da lugar á posesiones de hecho, no fundadas más que
á títu lo de los derechos de la misma guerra.
En la de la independl.:ncia de las colonias americanas, cuyo estado je guerra duró <juince a¡los en Cil alto Perú precisamente, los ejércitos independientes oc uparon durante elias, por largos períodos, territorios, pertenecientes á
varias jurisdicciones
territoriales.
Las provincias del alto Perú fueron ocupados muchas veces por los ejér.
citos argentinos; y el cjército unido del Perú y Colombia se encontraban en
posesi(ln de algunas de dIas cuando proc!amaron su independencia.
Al verificar ia desocupación
y asentIr ci Perú Cil esa independencia, se
convino :;illcl1lbarg\) cntre ambos que sus respectivos límites serian arrcglados u¡teri()rnL~ilt(:, rcconociendo así el derecho de acreditar y convenir
más tarde en ci reconocilll:cnto
de los territorios que;: les correspondieron
á una y otra, seg"iHl los títulos d..: dominio qlle pudieran exhibir en favor de
sus mútuas prdt:llsioncs.
Está, pues, Cil virtud de este antecedente,
reconocido por Bolivia mismo
CI llC no cs ci utti possùfdis de hl:c!W, siuo el de derecho ú posesión legalmente acreditada, el qtle dcba servir der~gla á la demarcación de sus Jími.
cs. no ba-;tanJ\) la ocupaciÓn actual, cllafquiera que haya podido ser su
c!elllarcaci<'Jil.
Dc:: confLlrmí(bd COll este principio, la cuestiÚIl de fcchas pierde hasta cierto punto su illlp()rt~t:lcia, sino es para IllS casos en que la posesión legal
hubiesc sido adquirida,
durante la época cn que se inició la independcncia
de las nacionalidades.
A este respecto las naciunc:s en -~onde este ll1.1Villlicnto se inició desde
18°9, conlt) Colombia}' Bllèlllh .\in:s, aJoptaron
la fl.:cha de 1810, que en
principio ha siclo aceptada Llillbi\:n por las demás, nn las legítimas reservas
Jc suhordinars~ á derechos alL¡lJiridos antes de que los actos últimos de Sll
indc}Jcndncia se hubiese realizado en ellas,:..
En esta condición se encucntran el Perú'yJ3olivia,
cuya independencia no
se proclamÓ, ni realizó, sino ù-:spu..:;; de tùdas";ãs scœiones
americanas; no
ob.stante qu,; J,b inc5urreccioncs ó actos d..: \:;n,tl1cip<lción dd gobierno colonial fueron más numeroso;; y mis dnkriores \:11 particular dei Perú.
Si se tr¿Jtas;:, por C·)Jl;igujente, dI.: pri\)ridad 6 prdacía en dicho" actos, el
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Perú ocuparía el prilT'er lugar; aunque que Bolivia pretenda disputarselo
por su tentativa de 1809; tentativa sofocada, por más que ella fuese t¡;:atro
de la lucha entre las tropas españolas y las argentinas, que se habían constituido ) a en diversos e~dos independientes, CJlUO lo;; del a!ltiguo Virreynato
de Rogotá.
Para el Alto como para ~I Bajo Perú, pues, el utt; /Jossidetis no se podría
contar sino desde la fe,;ha de la rrê>c!amación de su indepenJ::ncia y cOl\~ti·
titución de Ull verdadero E~tado y Gobierno independiente, que lo rué para
el Perú el 28 de Julio de 1821 y para B;}livia d6 de A~o;;to de 1825.
Toda confusión respecto á la mis legal y correcta aplicación del principio
utti possirfet/s desapareœ, intcrpretandolo
en su verdadc:ro valor jurídico y
determina:ldo bien los hechos y las circunstancias 4ue dcbcn servir de base
á dichas aplicacioees, que no p~eden obstar de esta manera en lo absrJluta
para que cualquier principio pudiese ser la regh para juzgar las cuestiones
de limites entre las dos secciones del anti~uo Perú, como él está dispùesta
á .consentirlo, bajo las indicadas y legítimas restricciones; tanto más legítimas
)' justas, cuallto que, COI~lOlo hemos demostrado, nose encuentra Rllivia en
el caso de usufructuar de los beneficios delutt£ pOJsedetis, que solo pnede
tèner aplicación ell las Repúblicas que constituyeron,
durante el coloniaje,
verdaderas entidaùes política:; y no en las 1ue no hall llegado á serio sino por
consentimiento de aquellas de que formaron part~, consignados
en actos
diplomáticos ó en declaraciones de sus Congn:sos.
XVIII.
EL COLLAO.
r
Aunque lo que acabamos de exponer hace casi ociosa la cuestión de cual
, fué la extensión dd territorio que, bajo el nombre de Cùllao, se comprendi Ó
en la jurisdicción de la audiencia de Charcas, a~ determinar
los límites de
dëmarcación entre ello.; y la audiencia de Lima, bUt'no es esclarecer
esta
cuestión geográfica, á fin de hacer más ·palpable todavía la exageración
de
las pretenciones de Bolivia.
El señor Oropeza acepta á este respecto la descripción dada por el cronista de Charcas Fray Diego de Mendoza, autoriJad desde luego que no podemos aceptar corno imp<lrcial, desde que las comunidades ó provincias
religiosas, entre las que se dívidi(> el gobierno espiritual del CoLlao, se dis
tinguieron por su ambición en dilatar el territorio de su dominio y pM StlS
-disputas entre ~í con este motivo.
Segun dicho cronista, la provincia delCollao
estaba constituida geograficamente, bajo la siguiente forma:
.
« La provincia dd Collao, está en media de la provincia de San Antonio
de los Charcas, es toda tierra llena, copiosisíma d~ pastos para criar todo género de ganado mayores y menores; así secrían muchos de Castilla, y de ia
tierra para los trajines y mantenimientos de carnes de todas estas provincias,
de más de trescientas leguas de longitud, lanas parI los obrajes y ropas de
los Indios, ganado vacuno para las cecinas y charquis, de que estas provin·
cias se proveen. Giran, la provincia c:JelCol/a o grandes y caudalosos ríos en
navegables en tiempo de lluvia, vertÍentes todos de la sierra y cordilleras de
su distrito, entran todos en la gran laguna de Chucuito (Titicaca),
principal
Gohernaéión que está á sus már~encs y orilla, pobladas de Ol'lchÎs pueblos
de Indios. Baja la laguna como och~nta leguas y tiene su ck:qgiiç estrecho
y profundísimo hacia la parte ùd nur, cuyo rcmalFnte sale á Challacollo,
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-?,7 tres leguas de Oruro, (que demuestra ser tierra más baja): allí se pierde has.
ta la salida ele! mar.
Las aguas de la lagïJna S0n gruesas, ni bien dulces ni del todo salúbres.
En medio de la lag-ulJ.!, hacia la parte de la provincia- de IIL~lOasuyos, hay
al¡;u uas islas gra:1d'~s, y p~q ueñas donde se cria llllJcha cantidad de ¡;anado,
pur los uuenl)S pa.;tos y salitraks que en dIos hay al propósito, como en todo el Co/lao; ticne varia.; l!t:s<j'lcrhs ..•
Aunquc es tierra llana toda la
ti:! Collao, tiene la misma altura eminencia! LIue desde P'ltO.:;j á los altos de
Vilcanota, trei nta l':f;uas del Cuzco)' a,í pad-.:ce la lllisma destemplanza, desde los quinCè grajos d-.: Vilczl!LJta de; dondc c')micm:a, quc e.:i lo más en.
cU:11brado de la cordillcra ~;ralld..:, hasta los f9 ;;rado.s c¡u..: corrc Norte Sur.
E!l ~as faldas dei c,:rro Vikanota. se forma (de Jas nieves que el sol deshace)
un:¡ pequcña la~una d~ <!o;l.k nace y CO!TC al N,)rte un arroyo, qUé á cada
p.l~O le ll~nan d,; ,;u,; agua;; otr,).s vario, al'r,))'os, y ríos por una y otra parte,
verticntes de diversas sierra~ y val1c:s, de: que Sf~ forma el cdcbrado
cuanto
cauùaloso rit) :\faralí¿>n (/\.·llazO;l;¡,) y por la parte del Sur Ayavirí y Pucará,
que entra en la laguna de Chucuitn con el de Azángaro.
Según esta descripció:l, el Co:Ja:) co:n[)rendía una extensiÓn de territorio
de ¡cuatro grados de latitud, que abarcaría
desde la:,; faldas dd Vilca.
unta hasta lo.~ límites de la laguna d::: Titicaca, con toda,; la;; poblaciones qtle
ocupan SllS ribcras Y su.> isias y t,dos l,) rio.>q ~lè:corrcn p,)r dicho;; territorios.
E,tt; cs el título que ci e;;critor b<lljv¡a~1Opr.:scnta para ia posesión de los
tcrritori'ls desde cI ClIZCOhaita el Titicaca, c,):Jlprendiendo
ha;;ta el rio Ma
l/re de Dios y Stl h')ra, qlle alcanza Insta [os terrenos amazónicos.
N u.:stro gcÓgral~) RaYlllolldi, apnyado en los mils fidedignos docum.:ntos
históricos, reduce sin e,nuarg.¡ ci Cl//flU Ú io que cs realmente, es decir, á lo
que así I1aln;¡ban los indio:; )' lu:; CUil.j:ii,taclure-·, que no es mis que lo que
h.¡y CO:l-t;t¡¡Yl: ci de¡nrtaillcnto
d-.: l'un,),
gllê el PcrÚ po"é~ con los mis
lcg'ílíllJOS d rec!J(h
lIe a'luí Climo lo describe:
,r/'/Id)!,,:; Je! Câ<lo,-Francisco
Pizarro, P,)CO tiempo de;;pues de haberse
separado en J:lllja de Aionso (h: Alvarado, (lU":iba il la pro\'incia
de Chachapo)'a" continuó Sll viaje al CUI:C'\ 1>':1'0,al !!q.;ar á esta ciudad, no encontró á sus hermanos, esta,ldO C.stu3 en el Col/au (hoy departamt:nto de
PUllO).
CU!110 I<\:rn,llld,) Pizarrn deseaba volv(~rsc á E·;p:tña, "procuraba, seg-Ún
dice el histori.tdol' Herrer.l, juntar lllu,:ho oro y piata para llevar ar Rc;y;
usando de buenu.-; )" de Illaios t¿'rminos, juzgalh~() ljilC micntras más lIe\'ase,
más sC~\lro tendría SLl llc;';,lcio,' r::on este obj"t,) hahía hixh,) una exp.-.:di.
CiÓll al CO/!dO, con su :lerll1<ulo Gonzalo. Ea la r,~hciÓn del historiador
fIco
rrera, adcil1:lS dc citarse ci pncbI.) de AyaiJire (hoy :\yaviri), que se ha men.
tado cn otro lugar, Se nOl1lil¡';lll tarn[¡i::n lus d<l, dc Chucnyto
(Chucuitoj, el
J),-.:saglladcro r CCp:t;l (Z:pita). AUllCjllC ci Co,'.!¡lU, quc forma el actual dcparta:ncnto de l'uno, Inbia sido ya de,;cllbierlo por Dicgo dI:: Almagro en
SlI viaje Ú .Chile, C()Ill'l I(J.~hi,toriadores
no ciran pueblo alguno de esta
regiÓn, es Int'::re,;l'1tc sahel' aquí que io-; pue:J!os de Ayaviri, Chucuito, Zèpita y Desaguadero exj,tían deSde aquella épuca,
Para corn;lldar 1<).-;
'':ull()cimientos geogr;Üîc()s '1uc sc tcnían sobre esta
importante re6ión, antes del ,tñu 1550, trascnoire1l1os aquí lo que dice el
verídico cronista Cicza de 1.e'>n:
"'\/ltig'l/allli.:nte (¡lé (á 10 que dice:n) gran cosa de ver cstè pueblo de: Ayavirey en t'sk tic:n;Hl lo es, e'p~ci;t1tn~¡lk las grand<:s sèpultaras,
q:.lC tiene,
que son talHas, que oClliJan ;IÚ, C;lill.lC)qúe la p:>t.llacióil, Aîîi'lllal1 px cier.
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·
.
to los indios que los naturalès de este puèblo de Ayavire, fueron de linaje y,
prosapia de los Canas; y que IncaY upánque, tuvo con ellos algunas gue·
rras y batalias.ll
"Esta parte que lIar¡¡an Collao, es la mayor comarca, á mi ver, de todo el'
Perú, y lo más pobJadã. Desde Ayavire comienzan los Collas, y llega hasta
Caracollo. Al Oriente ticnen las montañas de los Andcs, Al poniente las
çabezadas de las sierras nevil.das, y las vertientes de las que van á pasar á
la mar del Sur,,,
«Esta tierra de! Collao, es toda llana y por muchas partes corr.:n ríos de
buena agua ...
El Invierno comienza de Octubre, y dura hasta Abril. Los
días y las noches son casi iguaies; y e~ esta comarca hace más frío que en
ninguna otra de las del Perú, fuera los altos y sierras nevadas, y caúsala ser
la tierra alta, tanto que ay no emparejarse con las sierras, Y cicrto si esta
tierra del Co/tao fuera su valle hondo como el de Xauca (jauja) ó Choquiabo (La Paz), que pudiera dar mayz, si tuviera por lo mejor y más rico de
gran parte de las indias. Caminando con viento es gran trabajo andar por
estas llanos del Co/tao, faltando viento y haziendo Sol da gran contento vcr
tan lindas vegas, y tan pobladas, pero como sea tan fría no da fruto el
mayz, ni ay ningun género de árboles, antes es tan estéril, que no da fruta
de las muchas que otros valles produceri y crían.»
"El principal mantenimiento
de ellas es papas, que son como tunas de
tierra, segun otras veces he declarado en esta historia, y estas las secan al
Sol y guardan de una cosecha para otra, y llaman á esta papa despues de
estar seca elUtll y cntre ellos es estimada y tenida en gran precio, porque
no tienen agua de acequia, como muchos de este Reyno para regar sus
campos; antes si les [¡t1ta el agua natural,'para
hazer las ~ementerás, padecen
necesidad y trabajo, sino se hallan con este mantenimiento
de las papas
l),
secas.»
"Ticne otra sucrte cie comida llamada Oca, que es p()r el consiguientc pro
vechosa; aunquc mas lo es la semilla. que tambien cojcn llamada
Quilma,
que es menuda como arroz; siendo el aÎlO abundante los moradores Je este
(Jollao{iven contentos, y sin necesidad: mis si es estéril y falto de agua
pasan grandísima necesièad.ll
He aquí, pues, que desde aquella remota ép0ca, esto es, pocos años después de la conquista, se conocía perfectalTl~nte la topografia,
clima y producciones de la extensa y elevada planicie del Collao, que forma el actual
de~artamento de Puna, como podran juzgar todos los que conozcan el país
y lean la concisa y fiel descripción que acabamos de copiar,
Un gran número de las actuales poblaciones del departamento
de Puna
son muy antiguas, ó al menos constituídaS" sobre las ruinas de poblaciones
indígenas, pues los nombres que lIcvan hoy son casi los mismos que se usaban entonces, como se podra ver por los siguientt.:s párrafos tomados de la
misma obra dc' Cicza ùe León.
He aquí sus palabras:
c(Desdc Ayavire, yendo por et camino real, se va hasta llegar á Pucar,.
que quiere decir cosa fuerte, que está cuatro leguas de Ayavirc. Y es famá
entre estos inùios, que antiguamente
hubo en este Pucará, gran pobladoa
'En este tiempo casi no hay indio ...
II
«Desde Pucará hasta IIatuncolla (hoy A.tuncolIe,) ay cantidad de 15 le·
guaso En el promedio dellas están algunos pueblos, corno son Nicasio, XuIIaca (hoy Juliaca) y otros.
"Desde Ayavire sale otro camino que llaman Omasuyo, que pasa por otra
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parte de la wan lagulla de que luego diré y má, cerca rie la Tl10ntaiia de los
Andes; y van por el á los grand'':s pueblos de Horuro y Assill.o y Assinga
ru (hoy OrLIrilio, A~illo y AI:~iTlgaiO) y á otros c¡uc no son de poco estima,
antes se tienen por ricos, a,i de ganado.:; como dè ma~tcnimiento.
Quando
los Ingas scIÏoreavan este reyno, tenían por todos estos pucblos Illllchas
manadas de sus ovejas y carneros. E,t.í. en ci paraje dcllos en el monte d~
la serrania el nombrado y riqllísimo rio de Cilruaya, donde en los años pa·
sado~ se sacaron mis de lin millÓn y sèkcientos
;nil 1>,:-;0,de oro, tan fino
que subía de la ley, y ckste oro todavía se ha:la en el rio, pero s:lcase cùn
trabajo, y con Illuerte de los indios, si ellos son los que 10 h:w cie: sacar, por
tenerse por enfermo aquel lugar, ;\ lo q\IC di!.cl\; pcro la ri(rlel-a cid rlO c:s
muy grande,»
El prirn'.:ro, PUèS, de los antiguos geÓgrafos del Perú reduce el Collao
á lo quc ha sido y es, la zona q,le cOillpn.:nde las cuatro provincias Je.:
Puno.
El señor Oropeza se prevale de las palabras dd Cf<>nista H.:rrcra dt.: qw~
(da tierra llana dd C!)!lao tiellè la misma a!tara emincncia!, qae d:.:s.!.:: Potl)'
sí hasta los altos d..: Vilcanota, treiltta lr.;¡,!tasde! Cu::co, y padece la m:snu
destcmplanza, desde los r5 grados dt:! Vi/caltot'l de donde COIIÚ<,It.,;a,
que 1'.1'
lo más t'1zounbrado de la cordillera graœ/t, Izasta ell 19 /{rados que corre de
¡Vorte el Sur.
De.:duce ¡de a<¡uí, la condusión,
para él de suma importancia,
de que
en hs discusiones diplom:1ticas, t:n las que á buena Icy se hace valer prue·
bas y razon3micntl)s de la in, 10k d:.: los q ne él Sllp0n~, cs mcnester no
olvid;¡r, que el t1ered¡l) de Bó'i;I!<l a'ctlll.,;,¡/l7sta el .JLridÙlIlo quc 'Pasa por
Vilcanota, es decir, unos dos grados geográficos más sobre gran parte de
los actuak!-o limites accidenta\cs
(k Bulivia.
Esta arbitraria ,¡mpiiacil'ln de territorio no lc satisface, sin em1)arg-o, sino
qUt: la haec extensiva hasta la costa de dicha zona, desde ci rio J."V.mtbrl' dI'
lHt's Ó ¡:lIIlbu/'IJ('!(,ó sill\¡>km~nte Tambo; es d'c:cir, dict', de,d:.: ci grado Il
de longitud, unas I 5 Ic:;u~hÓ 20 más al Norte del .lct:J;l! puerto de MolIenJo. ,d)e manera, cUllcluye, que la exteilsa zona, quc aLarca mas de st:is
grados geogr;'¡ficos, dondt: t:sÜn ubicado;; los distritos J:.: T arapacâ, Tacna,
Moquegll"i y l'lino pcrtell:.:cinUi¡ i la audicncia de Charcas, hoy B.llivia,
Ya Cil el capitulo titulado "PI't:t-':IH¡'):l.:~ recíproca~ del P..:rú )' d,; Bolivia .••
hemos dcmostradü
la nulidad é illju~t!':;a de las rc.:lativa" il dicha extcnsión
de la costa dd PerÚ, qUt: a¡>r~lza h,¡,.;ta la boca dd riu Loa y que con 1\1';
jor derecho qut: B·,livia, como cl,a mislll'J 1,) hil r,,:co1\ocido, podríamù.s t:Xtellt1.:r hasta el valle de Copiapó, inclusiVe' el mismo distrito de Atacama,
qllC le displita il Chik.
•
La cu..:stiÓ'I, lo n.:pdiclI()s, es sin einbar¡;t) ociosa; pues reintegrado ci tcrrit,)!'i,) de Charca.s al l'...:rÚ )' su.strai,lo del Vir!'eY1\ato ùe BuellaS Aires,
desde I ROJ. al nacimiento p()!itico de B,)livia, funllah:¡ parte illte:,;rante de.:l
territorio pcnlano, por \'01u:ll:lll dc Sil Icgíti ill') poseedor.
XIX,
EL
VI RJŒ\':\A'fU
DE UUENOS AIIŒ";,
Por la cr:'::l(:i,'l:l de: V:ITe;:'lato el.: B'I...:nO!'l'Ayr,~, (:!1 1776, "t:;::-:'cganelo dd
l\:r!'I, pMa ':;<llblitllir;o Cil ¡)Irk, t:i krrit)ï! 1(' )ï:'csp:mdicllte á la audit.::Il:::l
l!e Charcas, i nI) lJ.1!)<:rinle!-vcnid') la t:1',:;¡,;i,'),¡lI)okrior de: la a!ldit:ncÎ;I ,.kl
Cuzco y la n;int:.:¡;rae¡,'):\ ai l\:rú de dicha aJd¡'.:ilcia n<,)sc.:podría pll1\er en
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lO) -
duda la jurisùicción territorial. no de Charcas, sino ùe la hoy República
Argentina, sobre I'aucar Colle (Puno.)
Para desconocer, no obstante, los justos títulos dd Perú"á ese territorio
el señor Oropeza fo"nula los más infundados y débiles arg·umentos.
•
Ell.o es de que, fundado dicho Virrey nato, como hen;..>s dicho en 1776,
hasta 1S 16, veinte años más tarde, se discutía todavía sobre la conveniencia
de agregar ó nó Puno al dominio del Cuzco.
Nada es más inexacto.
El Virreynato cd, Bu~nos Ayres tuvo sus límites territori:tles
perfecta
mente delllarcadosácomo
aparece en la siguicl1tl.: cédllla de fundación:
"Por cuanto J¡"l!anùcme muy ~atisfccho de las rq:cl:das
rllebas que metl'ncis dw];¡.-; ...
\¡,~vcniùo en crea ros Virrey G:,bernador,
Capitán General de \a.; provincia, de: ILlcno,; Ayre;, PMa~ua)·. Tu<:umáa, Pütllsi y Santa
Cruz (lê la ~;,crl'a, (klr"I:;)'
torios los cornjilllidllos pud;los, )' territorios â
<JI!!!Si' t'.:'!!. il'/( iil jllrÚdiuÙm
dl' aqudla alll/it'Ilcla, la cual podéis presidir en
el C<ISO de Ir á dia; COll las propias facultades y autoridad
que gozan los
demás Virreyes de mis dominios de las Indias, segun Ids leyes de ellas,
(omprenuié.¡ùosc
así mismo bajo vuestro mando y jurisùicción los territorios y ciudades de Mendoza y San Juan dd Pico, que hoy se hayan dependientes de la Gobernación de Chile, con absoluta independencia de mi Virrey de los reynos dd Perú uurante permanezcáis
Cil aquellos
países; así
cn todo lo respectivo al gobierno militar como al político y Supcrilltendencia General de la Real Hacienda en tod'ls los ralllOS y productos
dc.d!os>l
(Cédula real dc,
.. al primer Virrey D. Pcdro Zcvailos.)
El escritor boliviano S:lntivañ,,;z, Cil tc"ti¡n,H¡;,) de I" exactitud de esta pcterminación, añade: " El territorio del nllcvo VirreYi1ato comprendía, pués,
ci de la Audiencia de Charcas de laque el Virrey era Presidente, subsistien·
do por lo mismo ci límite trazado al Sur á dicha audiencia por la cédula de
su creación."
« En la real orùcnanza de lutendentes
poila el nucvo Virreynato de Buenos Aires, dada en el Pardo á 28 de .Enero de 1782, se hace una enumeración prolija de las partidas, provincias y obispado:~ çue constituyen cada ulla
de las ocho intelldencias establecidas por ella. En la de PC'tisí, que es la Úl·
tima, se encuentra exageradamcnte
nombrada así la provincia de Atacama.
El texto literal de cada parte de la ordenanza e,; este: « •••
Otra en la ciu·
dad de la Plata, cuyo distrito será el del Arzobispado de Charcas, ecepto la
villa de Potosí, contado el territorio de la provincia d~ Por~o .en queestá si,
tu aJa, y los Je Chayacllte ó,Charcas. Atacama, Lipez, Chichas y Tarija; pués
estas provincias han dt;; componer el distrito privativo de la restante Intendencia, que ha dl.: ~¡tual"St; en la expre~aJa villa.»
" Observaremos en conclusión que fas cé,lulas ereccionales de las audiencias de Lima, Charcas y Santiago de Chile, así COIllO las de la Recopilación
que las confirmaron, no señalan los términos de las circunscripciones
de las
dos primeras en sus reIáciolles (on la última, por medio cie ningún límite
natuJal ó paralelo; si no que se refic:n:n á los términos ó límites conocidos ya
de aquellos distritos coloniales. N,) introùujeron
por consiguiente
noveciad
alguna en los límites señalados á las gobt:rnacioncs del Perú y de Chile, por
las provisiones de la Corte·y el Presidente
La Gasca. Lo mismo decimos
respecto al establecimiento del Virreynato de Bden()S Aires, que en nada al'~eró el límite meridional cie la audiencia de Charcas,»
Ell cOlllsecuencia. es com¡)letamente
inexact,) que no hubieran estado
completamente determinachs desde su fundación los límites del Virreynato de
Buenos Ayre:;; y si en I ïCJ6 Sl.:discutía, si era conveniente
agregar Puna,
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como se agregó ó reintegró al CUlCO, no es tal hecho argumento contra dicha exactitud;
pués lo mismo sucedía en todos los Virreynatos y Audiencias,
z? No es menos incxa::ta la segunda objeciÓn dcl !eñor Oropeza de qu~.
cn los pocos años que subsistió dicho Virrcynato no <;epudo fijar con exactitud los linderos que lo separaban del de Lima pués esta afirmación, que no
es más que la re[x:tición ek la anterior, está cle,.;mentida cnlos documentos y
hechos que hemos mencionado,.; antes,
3'! Cierto c,.; que la c¿clula de creación del Virreynato Argentino habla de
que formaba parte de él la Audiencia de Charcas y todos los corregimientos
y pncblos à que se extendía la jurisdicción
de a¡lllelLt audiencia; pero ha.
I)iéndosele reintegrado al VIl-eynato de Lima varios territorios primero y taja la audiencia dl: Charcas después,
la observación no tiene valor alguno.
4,° Que todo el:deparbmcnto
de Puno que está al ~ürk del Dc;;aguadero
(N. O.) Y toda refercncia <¡ne se haga á este rio, no quita ni palle á la cuestión. Esta objeción es todavía más debil que todas las anteriores; pues aunque se haya convcpido en que ¡1l:rtellezca al PerÚ todo d lido Sur y á Bolivia el [l¡"ortc, ya hemos visto y demostraùo
qlle el curso regular y accidcn'
tado del rio no permitc Ulla demarcación exacta, habiendo sido esto cau;¡a
\.le grandcs confusiones de Jos límiks tc:rritorialt.:s de los Virreynatos, por lo
que no pueden estos ser antecedentes que puedan ~ervir de regla, en lo quc
estamos íntimamente de acuerdo Call el señor Oropeza.
5,0 El otro hecho citado, en apoyo de esta afirmación, Jo confirma realmente, pues 6 años de"pués de la fundación del Virrcynato, al establecerse II 782)
la,.; Intendcncias, se asignÓ á La Paz todo el distrito dd 00ispado
de su
nombre y además la,; provincias de Lunpa, Azángaro, Uarabaya)'
lotras actuales provindias del departamento de Puna,
6,° Finalmente, que el argumento de los Virreynatos, como fundamento
de las nacionalidades americanas cs el más falaz de todos; sofisma que hemos
desbaratado antes, tanto con los hechos como con el Derecho PÚblico Positivo Colonial, con el que hemo:; demostraJo que son los Virreynato3, talcs como los creó y organiz:ó el coloniaje, los que constituyeron
verdaderos estados coloniales,
entidades política:, call existencia independiente r sin otro
vinculo que el del reconocimiento de la soberania de la metrópoli, como lo
son hoy el Canadá, la Australia, la India, d Egipto cte. etc.
Por coosig-uicntc, los límites territorial::; de los Virrcynatos. en el estado
c,n que lo,.;encontró la organízación defillitiva cie las nacionalidades sud am~·
ricanas, son los nlils válido.,; títulos li c¡"<;,knciales para determinar
sus verdadcl<.ls dcmarcaciones ó límites territoriales,
xx,
LA l'RUERA
TESTI~IO:->lAL
!JE LOS GEÓ(iRAFOS
y VIAJEROS,
Aunque ya, en varios ca¡)ítulo,.; de este opúsculo, h,~llloS analiza(lo el valor Je esta prucba contradictoria,
por hallarsc las afirmacioncs de una autoridad cn la materia .JcslIl-:ntida ':) contradicha
por otra, vamos á desccnder
á más pormenon:s y it JClIl'j,;trar que el te,;ti:n;mio de éstas autoridades
cs
en númcro y calidad supcrior l:n (¡\Var dd Perú, relativamente á los tlerechos
dc Bolivia,
El de: autor de las "Dccadas de Indias" Herrera, hemos tenido ya ocasión
cn varias Je las cue,.;tiolle;; debatida,; antl:ri()l"lll~ntt:, de manifestar SllS erro.
BANCO DE L/o. REPUBLICA
BIBliOTECA
LUIS - ANGEL ARANGO
CAr ALOGAqgN
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res rectificados por geógrafos posteriores á él, mis conoccllores
de la geofia de la América.
El escritor chileno <lon Luís Amunátegui, opinando como nosotros, emi·
te respecto á la entidad, como historiador, de Herrera, el siguiente juicio:
«Uno de los escritores, cuya autoriêlad han invocado los bolianos en su
apoyo, COffin muy digna de fé, es el cronista de Indias Antonio de Herrera.
Oigamos lo que el ¡lustre dOll Manuel José Quintana dice sobre el crédito que el autor mencionado merece, en materia de materia de geografia y de
cronología ..
"El trabajo de este historiador (Herrera) es hasta ahora el más copioso y
el más instructivo cie cuantos se han hecho sobre las cosas del Nuevo Mundo, dice, y en vano esperaría nadie !Hlperark, ni aun igualarlc en estas prendas tan útiles. Es tambien pM ventura y generalmente hablando, el más
pllntual y exacto así como el más imparcial y juicioso.
Pao como su obra
en gran parte es más bien una compilación que una historia, la inexepriencia
de las manos que ocupabJ. para extractar, copiar y resumir la muchedumbre
de documento;; sobre que tuvo que trabajar, y á veces !lU misma distracción,
/( Iticieren cometer errores y contradicciones bastante gl aves, ya de tiempo, ya de
lugart"s; disculpables á la verdad en una c:mpresa tan vasta y t:jecutada tan
deprisa, pero que no por eso dejan dt: ser yerros, y deben advertisse cuanclo
se encuentran, aunque no sea má!'; que para justificar la difereilcia de opinión respecto de una autoridad de tanto peso cama la suya»
En efecto, basta rccorrerse solo lo;; dos capitulas qne Herrera
dedica en
la DescripciÓN de las I¡¿dias Occid:m'ales al d¡.itrito de la audiencia de los
Charcas y al reino de Chile para enCOl1trar errores geográficos de magnitud,
que comprueban el acertado juicio del erudito y sabio Quintana, que acaba
de leerse ..
Dice Herrera
en el capitulo 21' que el distrito de la audit;ncia
de los
Charcas llegó hasta el valle de Copiapá, principio de la provinda
cie Chile,
en 28 grados de altura, y en el 22, que el reino de Chile se extiende
"desde
el valle deCopiapó,
por donde comienza en 21 grados» y en el último acá·
pite del mismo cap:tulo, olvidándose de que ya ha dicho en una parte que
Chile comienza á los 20 grados y en otra á los 27, enseña el buen cronista
que comienza á los zz.
En el capítulo 2 r, Herrera dice textualmente:
«En la costa de la audien·
cia (la de Charcas), que comienza en 17 grados y medio, en el rio Nombre de
Dios, Ó Tamboallape, hay el puerto de Hilo, junto á un río en 18 grados y
media; y más al Sur el ;\10rro de 105 Diablos, Y' el puerto de Arica en r9
grados y un tercio; yel de Tacama en 2r; y la punta de Tarapaca al Sur,)'
más adelante el río de Pica, y de la Hoja, y ne Montelo, puerlo d.: Mejílione:i
y más al Sur punta de los Taracollones
ó M0r1"O m'Jrcno, antes de la Ihhía
y río de Santa Clara: y más al Sur la quebrada y punta ILlnca, y quebrada
Honda y el río de Santa Olara, como treinta leguas d:::! río Copiapá, adonde
comienza la costa de Chile y se acaba la de Charcas.»
Esto se escribía el año I60r, segun consta dd parrafo de:itinado
á dOll
Luis de V clazco ,:r. la lista de los Gobernadores y VirrèYcs de Nueva España y del Perú, inserta al ,fin de la /,Descripcióll.>1
Ahora bien, aparece de una ley dictada por Fdipe II .. ci 22 de Junio de
1592, la cual se halla coJificada en la RecopilaÚóll d!!Ías I'di'ls, bajo el número r5, titulo IS, libro II., queen [601 el puérto
de Arica y por consiguiente el resto de la costa ha"ta la desembocadura
elel L'Ja, que el inexacto
Ó distraído llerrera
a:iignaba á los Charcas, pertenecieron á la audiencia de
Lima.
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y esto es admitiendo que la audiencia de los Charcas tuviese en el Pac~fico alguna posesiÓn de costa, pues ya se sabe quc no Ic dá ninguna la ley
codificada cn la R(coptlaÚóll, bajo el nÚmero S, título IS, libro II.
El mismo cronista real Antonio de Herrera, cuya afttoridad presentan los
diplomáticos holivianos, como decisiva en asuntos geografico~, comete en el
capítulo 22 de su ldkscripciÓn)) las dos enormes inexactitudes y contradicciones que se hallan consignadas en lo,; dùs parajes que siguen:
"Sírvese esta ciudad (Ia de Santiago) del puerto dé Valparaiso, á la boca
dd río Topacalllla, que ¡'Jasa Jitllto cI/a.1l
el [ay en esta gobernacic'>n (la de Chile), que cO!lienza en 22 grados, el pucrto y río de Copiapá y al Sur de él, el (Ié Guasco en otro río, y cI de Coquim'
bo cn 33 grados; y pasado este ci de la Cigua, en el río, y el de Quíntero,
;'l la boca del río de Concagua,
antes de el rit: S,mtÙrgo ó Valparaiso; el d~
7;rpacalllta, m el río ¡JlaJIPa;y pasado el río de Maule, el puerto cie Herradura, á la boca ciel río; !tata &,~
Que de espantosos disparates en tan pocos renglones, y estos sin tomar en
cuenta la bárbara adulteraciÓn de los nombres inuígenas, como aquello de
llamar Czj;lIa á la Lí/{ua y ¡Jfa)'jJa al .<:,~rypo.
Tenemos en primer lugar la novedacl ue que el :\1apocho se clenomina To·
pocalma; en segundo la de que el puerto cie Valparaiso se halla en lo boca (leI
Tapocalma, que pasa por junto á Santiago; en terccro la de quc Valparaiso
es puerto distinto cie Topocalma; que acaba de sentar pocas tierras antes ser
lo mismo que Valparaiso; yen cuanto que Topocalma se encuentra en el río
Maipo.
En vista de lo expue~to, ¿podrá clarse crédito á las noticias geográficas cie
Herrera, Ú quien'el señor Aguirre ha cambiado su conocido título de crû·
¡lista mayor de las Judías y cJ'ollista de Castilla y de I.CÓIl,por el comó.'lJ{lafo det
Nt)' de Espmia, como para prestarle la autoridad que le falta en asuntos de
geografia?
IIt:rrera además, aunque hubiese señalado como territorio de la jurisdicción de la audiencias de Charcas desde la altura austral ut: Logracoa
por ti
río de Nombre de Dios y principio de la laguna del Callao, no incurre en ci
error que le supone el st:ñor Oropeza, de clecir quc ese territorio no le patenecía al Virreynato deII\:rú.
Lejo~ de eso, reconociendo el principio de la
subordinaciÓn de las audiencia,; il I.)s Vli-rcynatos, hablando de la de Char·
cas, en la misma cita hecha por aqltel uiœ: !.!-.¡ ,t;'obiirIlOde esta audimcia está
tÍ Ctl/go tid Virrey del PerÚ, como el de la audiencia
de Quito y dt: los
Reyt:s.»
Conforme á esta declaración no comprendemos
como el señor Oropeza haya podido considerar al pascl}~',como lo ¡¡ama, dc la Historía de Herrera', como ci comprobante mis pleno sobre los prdcnuidos
derechos de Jblivia á
todo el distrito del Callao y especialmcnte á la provincia de Chucuito y sus
distritos; tanto más, Cllanto que él mismo reconoce que esta fué separada de
la audiencia de Charcas, al constituirse la audiencia del Cuzco, que aunque la
llama creacióll artificiosa, no dejó ue st:r tan leba!, como la de Charcas misma, qlle al fin llegá á refunclirst,; cn la Última.
El testimonio de Herrera nad,l significa, pués, desde 111e de una partc cs·
tá contrauicho
Call otros no l11GllOSautorizádo$ qUé el suyo, y dcsde que,
adenÜs, segÚn lo hemos probado y lo uemostrarel11os más todavía, las jurisdicciones audiencíales
no constituían
dominio y sobt:ranía territorial,
sillo,
que, por el contrario, estaban sujetas á las aut:xiJad:::s que ejercían la última,
cn representación de los Monarcas Españoles.
En efecto, antes ùe lIen'era, el primer geógrafo é historiador del Perú, Ctc·
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:ta dr' l,(ó/l, de quí"1l tomó Herrera todo lo relativo á la geograna del perÚ.
en el cuadro qUê contient: ;;il obra de la;; latitudes de todos los lugares de la'
COJi'rl <Id 1','rÚ comi,lera
it 3f{)llellflo, 110 J' 7;¡nr/'(lca.
Describiendo en s~guida la costa peruana, habla de los rios Ocoña, Cama·
!lá y Tambo
pollo (Tamb'J Ó ]\/ombrt de D'oJ) y en s(~gui,~a de los puertos de
l'i:sagu<l y ]\lcjillones.
Cicza de León ,-,scïibiÓ Sll obra Cil 1553, es (kcir, 17 años después que tu·
vo lugar la dC1l1a:-cac'iÚll de límites (k ias Go!)ciïl<lcioJl::s.
1Vlallklliéndu:¡()s
todavía en la I Ii:;toria dl' la treo"Tali:-¡ dei
Perú hasta d
s!;lo 17, \'('<ll110;; lo q li,: tkponen contra las ekm¡i;'ca~:il)nGs dt: (lerrera, ad~·
más de Ci";::!, dti'OS :~c:hi;r:1JUS é hi:;tl,ll'iadorcs d~ la cita';:\ épc>ca. La palabra
1:::corresp,)J)de
':11 pli::l,.-r lu¡.;ar a! aut,)r
de los «COI1l;~llt:¡r¡os Reales"
al inca
d,' Ir? V,,;;,;, li 'le t<;:nbiéll está Je acuerdo COil (ieza, cn cual~toá lo,;
límites dt~ Sll patl'i~l, ci Perú:
'
Cf Los cuatro t'~rminos q~IL' el Impc:rio de los I!1c:¡~ kllía cuando
los españole;; entraron Cil él, diœ Garcilazo,so'l
los siguit:llt<::s: Al Norte lleg<lba
hasta el río Allcasll1aYll. qLle corre entre los confines ck Quito y Pastu; quie
re: d=cir, en la kng'na d.l Perú Rio azul, est~l!Je¡)ajo dc.la linea cquinoxial, casi perpendicularmente.
¡Haulli, que corre desde NlIeste, pasado d Reino de
Chile, antes dl.: llci~ar á los araucos; el cual está mis d::::40 grado" de- la eqlltnoxial al SI'r. Entre estos dos ríos pnnen poco menos de mil trecientas legllas de largo pl)r ti,:rra.
Lo que //allt.m PerÚ II':'!/! sdcciollas y CillCUCllla lrX:tas de 1177:r;o por tÙ'rra.
rles{Ù ci rio "L-Ié"IS,!U)'U /tasta laJ (:/Úcas, qUi cs la Ú/lillla prO¡¡Ùlcz'a de las
e/zanas
/l,wh S¡{ï,)' /0 que llaman reino de (-¡ti/c eOil,'iâzt' cerca (Ù quínÙ /lIas
JI cinOICilta
l,;:;itas, tllfllbÙ'/I Jtortt' Jur, COll/and,) (Ùsele 1,1 última de la pn'zJin·
cia de las C!uácj' ¡tasla el río }1{,wlli.»
,
lkspués
de: Garcíbzo, cuya obra acabÓ de públicar en 1616, viene et jesuí'- ta [lnd/o
Oli'im, CIue en 1631 escribiÓ La vzda de los !trJI/Óns z/us!rcJ di' la
Cmllpailia dt' j{'sus (Ù P,rtÍ, poniendo ;Í la cab~za (le ella SLI f lÙ/,wia de ese
pail',
que corre traducida al francés en la colecciÓn d<:: 7;'rJWflX CJ/llptl/lS.
\He ae;uí como di cuenta del 0rigen de la palabra /'<'rtí y ta d<.:scripciól1
g-eo~rát1ca de él:
• HalJiendo (algllnos navegantes españoles) percibidlJ en la embocadura ùe
un río, i 1I1l indio <:11SLl canoa, ocupado
ell p~~c;¡r, lo~ csuaîin1es
hicieron
<jue
oese1llbarca.-;cll á derta distancia cuatro de ellos, tall hilbik·; nad:dorcs. como
buenos corredores, para que d ¡¡,dio 110 se les escap,tra. E~ i:1ÙiÓ qllelli) -de
tai modu asombrad,) ¡WI' d csp.ccbculo Iluevü que le: ufrct:ía Illl barco, que
na\c,;aba á veJas dC~[J¡cg-a"as, qlle los Cuatro hombres sc apoderaron de él.
antes de que hul)i;:-;:.; h;dlO un SÓll) llloyimicnt')
y lé 1:<,:','arl)11 á bordo. Cuando este inuio se ¡lIlho rc'c'lbraùo un poco de su es¡nntll, los españole-; le in·
terrogaron sobre ci lu:.;ar dont!.: se: encontraban; él \cs respondió HirÚ, PdÚ,
es á saber, InC !la,no 13i¡-úy vivo cn la ribera del ríl); lus cs¡>;¡îíuks tomaron estepaI' ci nombre de1lní:i, y lo ¡¡amaron en adelante Pirll, nombre qu~ se ha
corrompido ell el de Perú.
El nom!m:: de ~'sk indio'ha llegado pués á ser d de todo et país, que se
cxtic:ndc: desde el pasaje donde se le è/lContrÚ !tas/a ¿'l jJnmincia de C/tareas,
lo que ch lllla tiístallcia lit: lilás de sd,~ciellta'" lcg;¡~t:;. Ei P~rú puede ser mirado CtJml) el ma/lH' n:i:1f) ek la tierra, si se limLl l>~tc l1Ol,Órc cn el s'~ntido
(,'ará/II,'::o
mil,s cxkns("
c,<to cs, clc:sd,: Santa Marta cn Tierra Fi iÏW~ hast;l la frontera de
Chile, sc C¡lCUc:;il:'a lIrn exknsiÓn (L: mil sdc:cicilla'; leg':u,;; si sólo se quiere dc:signar con ':sk 1l,)nÓr(: 10-; iXlís'~" qlle ::::stalJan s(>'llc:'id,¡.; il Lt il\lt:)ríJad
lie los iugas cualld,) los c,;paLÍu!c'; penetraron
allí, c:sto es, d:sdc el río.Ancas-
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105 -
mayu C'}\l~ separa b provincia de Quito de las de P,lsto;,ha;;tacl M~u}H;;qu6forma el límitc de '=hile. se cncuentra todavía un largo de mil~ tl-escíestãsJe.
guas, (ksdc este mi'im0 rin de Ancasmayu, quc en la lcng"ua de lo." indios
sigllifica " río azul, hasta las. Chicas, Último di;strito ('e la provincia de CharGIS," \1' distancia no cs 11Ieno·; de sckcí.;'lJtas
le,yua",
,A
L"'lwkta
cst" tcsti¡nonif) <1<.:
hs tres g"randes'~n()l1ista" ekl Perú, el eP'otro
de CÍl;l~" el capith Alonso d(:; G(Hlgora' :VIarm"lejo, compañero cie Valdivia,
..
Ql1i.:n su Hi [istoria de Chi]':,) (1575) traza lus li,niks
Cllt:',: e,;c l{!:y no y el
del l'e:rú dc la sigU:C:ltc ma:l,:r<1:
"Vicndo su g,:nte de,;ullida (ia Je Chile) )' q:le clicima de la tierra no ha·
hía oro n¡ plata como en el l'erÚ, acor'Y) (Di'-'g'J de Almagro)
de volver á
él; y así (le- confi)rmidad se v·¡;vieron todos, n,) por ci camino que hahían
\'t:llido, sillo por cI dé's/,uNa/o de (!o¡-"¡"lá, por rcspc:t Jc no volver il pasar
la cordi,lera Ih:va,);¡, dUI1(k Clil mal ¡es h~Óia su,'c ..lid,>, aungllc
COll
mucho
trabajo, dCJ/,u;'s de ¡ub,'}' /,as!! ¡" d ,l:'s/,ÛY'l,iu y 11'/:ill.ls ri A1acll"l'l, lucs/os
(Il
[/(rra
dL'! P<'rlÍ. se fueroil ~" Cil!.CO donde: cn ida y vuelta ;¡;ldrlvic1'On más
de mil leguas de camino.JI
ü:liformc es, pues la opinión de los cronistas españoles de América de que
bj1lrisdicciún
territorial del l'<:l'ú se exté'ndía de.sde Pan::m.:' ha-;ta la cap/lilt
mLIiI:a de la Provine/a de Charcas, la P!,'il; l'Il lo que de otra parte ya lo
hemo" ",¡,;to de acucrdo con ci miSll1f) cruili"ta II,:rrera.
Para quc 110 (luedc duda, sin clllbar~,¡, de q:le: rc:,[>~'cto á las costae¡ ó el
litoral, no exist.: l'mcna alg:l:l;¡ lall¡)()Co k,;tillhJnial de qlle la audicncia de
Charcas 110 com;)rcnliÚ ell ,:1 j;¡:'idicciÚil las cost:!s del Pc:rÚ J d..: que ella
no tuvo ninguna, V,W¡,¡s li. ll',¡';c:r::)ir las pnlcbas k<ti:n·¡iliales
que en a[)oyo
de esta ha I\::unido y pub¡¡é:;¡do el escritor chilen;) <\:1I:¡I1;lt'~glli.
Figura ell primer lugar ci siguiênte ti'Ol.O de la carta de Pedra Valdivia al
Eill[J'_T,hlnr
Carin,; V.
"TO'¡!;llHI" mi d~',)acho. dice, del M;¡rqllc7. (P¡'/.arro). partí del Cnzco por
ci Ill,:., dt' 1':l1cro )'1 I. c<ulIiné ha~ta el Vel!k clé Copiar;), (}tICes el principio de
esta tierra, p;.¡,;<tdn Li g¡;\il despoblado dé AtaGliIM.Jl ,
Tallto ios e,;cril;):·.::i 1~11;
;'-:IOS com:) los b.,Ji vial10s tiencn
accpt?do que el
correlativo clé L':,e i¡rii1ci[l¡'J d: la ti..:rr,1 d,; Ciliiè c,; d fin (k la del l'aÚ.
Otra (h; dich;t:; prueba;; tc:;t: :11l¡:ak.s ;es el si;.;uit:nt;.; trozo del titulo de
Gobernador dado pur don C\¡i"" V. à d'ln García Hurt;:do de ;\lcildoza:
"D, Carlos por la Divina Ci:'m.:IlI:ia J-:nlperaJùr si:.;mlll"· ;nW'.Isto R'T ele
Akl:I~Ul¡;¡ . .\Oõ'elJuana Sll m:Jdl'e, y d mismodoll
Cado', R,.:-,,'~ie e'astilla de
I ,c' Ill, &'.' I'llI' cuanlo er.t:;!ldida la ll1uert::: <J,e:dnn Pcdro de Valdivia, mi Go.
bcrn;¡;Jor y C¡IP ('Ul G,:nt:ral dd N ucvo E~trelll'), provincia de Chile, nOI11.
bra:Jl"s 1)(11' li oJ ':<lm G"ix:r¡¡ador y CaiJlt;Ùl C;;neral ùe ella al adelantado
GcrÚllimo ,lL ,\:Jc:r-:t::, l:al)allcro del ordcn de Safltia¡.ro, para qlle usasc y
ejl·rf:i..::>e10'; dic!w-; '·:l!',~'.h en toda la d:cki g,\b';milci,'m y otros ciento sckn,
ta lt>~\l;lS adc:;¡I<k, Ijlt( S,'!! dt' 10,$ COI!Ji.:¿,s J'I/~'f'/í,
de la dicha gobernación
hasta ell,:·,trechn de ¡\{;¡;.;a;iaIles~º(:Ju,;iv,~, sin p::rjuici0 cie;los límites de otr;{
¡~():).ernaci'·)J1,com,n se cont,icl1;' ':Il 1.?visión,CJlle
d·.; ';:;0 .11IaIlda~lOs dar, &;~~
L',"[.;
tl~1I10deClara (lU': la .:' J~¡'il\ClnIl de Chile e:';t dc Jfl,; COI/jlllCS d,l F,nt
Ó ell otra.s p:lialJras que SI: j¡~;::a'¡a :imitada al Norte p,)r ,;1 nnt ..
AIlt<..:.~Ílc ¡>UèStOya p.:rL::U.:l:':llk Cil c¡aro"cual era ia rq~iÓl\ del N llevo
:\l unJ.) i Li :1:'; s'.: a¡J!icaba u: ,lt::¡rYll;Il.!ci01.1
..:;He d::ill')strado hasta la Illas
cU¡llplda cvid':lIcia'['lc ci d·:.sieíto ,le Alie_
no· se hallaba comprellJicln
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d( 'II
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(J...
CS;1 ri ...
', .~i:'.!1.
l.:¡ kr,:.,,;¡ ;¡¡',:c:¡:¡ t;,~ti:n\lni;-d de qu,; \1'); ')',:1l:n'n05 es la car!:.. ciel mismo
E'IJl)·.;rador ai :\lar'I'I:1. de Caií:.:te, aliI ),ll!Jr.lI·¡,,'Virrey dd Perú.
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Hela aquí:
.Marquez .de Cañete, penetrándose
su Majestad y yo de la calidad de
vuestra persona y servicios, y estanqo al presente vaco el cargo de Vice .
. rrey del Perú; y le de Ique\la tierra enl!,)s térmi!l9s eil que está, por haberse
Je~.o
Francisco Hel:nandezjirón,
puesto que segun los últ~mos avisos
q~eWtlenen,
quedàba ce manera que debe ser des}lecho y castIgado y la
tierraJ'acífica. Pero confiando que con vl.lestra prudencia nos servireis con
todo cuidado y diligencia, os habemos nombrado y proveído del dicho cargo
y se envían asi las provisiones firmadas y despachadas; y en lo riel salario
se ha hecho mucho más cumplidamente que hasta aquí, comolo entendereis
del Marquez de Mondcjar y Juan Vasquez. como os hablarán en este nego
cio de nue~tra parte y de la serenísima princesa mi hermana &~.
Este documento corrobora lo que habiamüs visto en el otro. Si el título
anteriormente mencionado expresa que el limite boreal de Chile comienza en
fines del PerÚ y la carta de Felipe II. al Marquez tk Cañete dice, que este ha
sido nombrado Virny de! Perú, y ya queda manifestado cual era lA~~en.,.
sión del país, que asi se denomiQaba, el desierto no se hallaba inCluido en.·
ella, y entrabil por lo tanto á formar parte de la gobernación llamada «(Chile»
y principiaba donde concluía el "Perún
.
La cuarta prucba que resuelve comp~mente
la cuestión, ell cuanto á la
"costa," la constituyen
las cédulas de fúndacifn de las audiencias, de las
cuales la de la audiencia de Lima 110 es posible hubiese podido ser mas ex
plícita, como lo comprueba sus siguientes textos:
.Audiencía y Cancilltría Real de Lima t'n ~I Perú"
.En la ciudad de los Reyes de Lima, cabeza de las provincias del Perú, re'
sida 'otra nuestra audiencia y cancillería feal, con un Virr~)!, G¢b¢rnador y
capitán general, y lugar teniente lluestro, que sea Presi<ktí!.e:"·oCh6Ûidore¡;,
cuatro Alcaldes del crimen; y drlsFiscaJes, uno de lo c1ViI; y otro de lo críminaI, un Alguacil mayor y unteniente'degran
canciller, y los demás Ministros'y Oficiales necesarios: y tenga pOi';.di~trít(} .la co~ta que hay desde
dicha ciudad hasta el,reino de Chile incl~V!e y ha'ita el puerto de Pai~
inclusive: •• y por la tierrra adentro á San Miguel de Pima, Cajamarca, CMchapoyas, Moyobal11ba y los motilones iuclllsive, hastó el Callao exclusive,
por los témlÍnos que se señalan á la real audiencia de ]a Plata y la ciudad
del UU7.COinclusive, partiendo tél'minos por el Septentri6n con la real audiencia de Quito: por el medio día con Id de la Plata, por el poniente cün la
mar del SlIr, y por cllevante.cóll<Jas provincias no descubiertas, segun les es"
tán señalados, y con la declaration que se contiene el1'~aley 14 de este título.
« Audiencia y Chancillería real de la ~Iata, provincía de los Charcas'
« En la ciudad de la Plata de la Nueva Toledo, provincia de los Charcas
en el Perú, resida otra nuestra audícnciay.chancillería
real, con un Presidente
cinco oidor~s, que también son alcalû~:qe1 crimcll, un fiscal, un alguacil
mayor, y Ull teniente de gran Chanciller, ~
demás ;\Iinistros y oficiciales
necesarios; la cual tenga por distrito la provincia Jc las Charcas, y todo el
Callao, desde el pueblo de Ayavire, por el camino de Hurcasuyu, desde el
pueblo de Asilla, por e\camino de HUirasuyo, desùe Atuncana por el camino de Arequipa, hácia la patte de los Charcas, inclusive Call las provin·
cias de Sangabana, Carabay;l;JCuries
y Dicguitos, Mojas y Chunchos y
Santa Cruz de la Sierra, par~
términos. por el Septentrión
con la real
audiencia de Lima, y provinc~; no descubiertas: por el mediodía· con la
real audiencia de Chile: y por ellez/an/,( y poniente COll /osdos marts dd Norte y dÛ Sur, y tíerra de l1ldemarcacióll entre la carona de los reynos de
Castilla y Portugal, ~ la provincia de Santa Cruz, del Brasil. Todos los
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cuales di.:hos términos sean y se e~1f¡endan, conforme á la ley 13 que trata
de la fundación y ereccíón de la real audiencia
de la Trinidad, puerto de
Buenos Aires, porque nut:stra voluntad es que la dicha ley se guarde, cumpla y ejecute precisa y puntllalmente.»
•
D. Ft:lipe II. en Madrid, á 26 de Mayo de 1573.
« QUI! los térmillos dt' la clIIdad dd Cu.::cose dÙlidall entre las audÙncias de
Lima J' la Plata cOllfoJïIlt' esta 1.-)'.
"n¿claralllos y mandanlDS que toJo lo que e,;tá deslk el Callao exclusive
h:lcia la ciudad de los Reyt:s r<':';I)(,:ctode la cilldad del CUI.CO sea y esté debajo d,;l distrito y jlll'i·¡diccir'lIl lk nllcstra audiencia real, quc reside enla
cillliad Je Ins Rey';,;, y t,)(lo lo qlle esté de,;de el C'lllao inclusive hkia
la
ciudaJ J,: la Pata, sea de:I distrito y limites de nuestra alldiencia dl: \os CharGIS, y que el C{lllao hacia la dicha ciudad Ile: la Piata, comienl.a desde el
jJueblo de l\yavirc por el caminl) de HurcosllYo; y Je,;de ci pueblo de Assi110 por d camillO de: I Llmasufu;
y por el ca¡nino d~ /\requipa desde AtunCUlla hácia la parte de las Charcas y '[lie así mislllll haya de ser y entrar en
el distrito de la dicha a!ldi::nc;,1 ,k ¡lh Clurcas, la provincia de Sang-abana,
y toda la provincia de: Carallaya inclusivc.:, no pe:rjudicanllo, como es nuestra
voluutad, que no përjlldiqllt: esta dechración
y divisi.'1I1 qlle así Incemos,
en cosa alguna á la jurisdicciÓn ljlle: la dicha cilllLd del Cuzco tiene en los
dichos términllS, sino que la te:nga segun y d-.: la (orilla qlle hasta ahora lo
ha tcnidOll
En t"das SllS clle·;tiones de límit<:s, tanto con Il(jsotros, como con BlIenos
Ayre,; y Chile y el Imperio dt:! Brasil, la prensa y la cancillería bolivianas,
!1an invocado las alltoridades de llucstroS gcrlg-rafilo; oficiales Ú privados, ya en
[;1\'01'de sus prcten.sionc:s, ya en contra Je: las de tajos sus vecinos, sin detellërse en la consideración qlle, al existir, allularía dicho testi:nonio.
En d opúsculo ljue contestamos cita ci señor Oropeza á uno de los autores de la .Guía política del Virrcynatu,)) J). J. H. Unanue, á Sanch\ll Bustamante, geógrafo español, citadn c'luivncadamente
como peruano, por haberse
impreso SIl obrita de «Geografía del Pt:rÚ" en Lima, á Bilbao, á don Mateo
Paz Soldan, á Raimondi y á Daniel Barrera, autor de LIna carta del Perú.
Cree serie favllrabJe la aut(¡ridad dl.: Unanue, porque en el Plano del Virrqllil!o del Perú, que acompaña
su Guía de 1792, se asigna ell él como
corrësponùienk
al Virre:ynato de HeWI1!)SAyres toda la. provincia de Clzn
cl/ito, ho)', dice, abusivalll,:nte del Pl'rú.
Chllcllito, sin emhargo, siempre perteneció al Virreynato del Perú, aunque,
como como comprendido L.:11
ci Collao, en cuanto á lo judicial, perteneciese
il la Audiencia de Charcas. i\lccdo, en eE:cto, en Sll f)iccionario, hablando de
Chllcuito, dice: .Provincia y ~obernaciÓI1 dd l'cTÚ, confina por el Este cun
la gran lagul1a de SlI l1ombr,', y parte d,c.:la provincia de Omasuyos;
por el
Norte COll Paucacolla, hoy l'uno: :-illS~obernadores gozan el mal1do político,
Vicc Patrnnato y Capitanía general de las Provincias, inclusas algunas de
la Costa.
Ciel.a de León, el mis fid d~ los cronistas Je indias, hablando
de Chucuita dice:
«Pues volviendo á donde dejeé el camino que prosigue ell esta escriptura,
que fué Hatuncaya, digo, que ,;c p-l'ia por Paucarcolla y por otros pueblos
de esta nación dè los Collas hasta llegar i Ch:I~'lito, lioy Glmcuito, que es
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la más principal y entera población que hay en la mayor parte de este gran
Reyno, el cual ha sido la cabecera
indios que S. M tiene en estas comarcas.»)
Erigido el Virreynato de Buenos Ayres, que se formó en parte con dis·
tritos de la Audiencit de Charcas, en la fecha á que se refiere la Guia de
Unanue de 1795, Chucuito, como toda la intendencia de la Paz, pertenecía
á dicho Virreynato; pero agregada al Perú dicha intendencia, fué nuevamcnte
separada de ella, como todos los distritos de Lampa, Carabaya, Azállgaro,
Sandía, que hoy con tan justos titulos son territorios peruanos.
Fué por esta razón que el geógrafo español, y no peruano, Bustamante,
consideró â Chucuito como provincia del DepartalJlento
de Lima, perteneciente al Perú, aunque huhit:se silenciado el distrito, hoy província de Carabaya.
Lo mismo y con la misma justicia sostuvieron después Bilbao y Paz Soldan, agrega~do los territorios orientales del Cuzco, que, contra la opinión
del señor Oropeza, hemos demostrado haber siùo siempre del Perú
Raymondi no podía apartarse de esta senda, que el scñor Oropexa llama
pretensiones exageradas por tener por fundamento la jurisdicción de los Vi·
rreynatas; pues la simple negación sin pruebas de dicho escrlt,)r, n<) puede
bastar para destruir la fuerza de las demostraciones que hemo.s hecho de la
afirmación contraria.
Lo es tanto menos, cuanto que el publicista boliviano confiesa no tener á
las manos la obra de Raymonùi, cuya lectura le habría producido lin CO;ltra
rio convencimieuto.
En cuanto á D D M. F. Paz Soldan, á quien califica de menor exagera
cíón que nuestro gran naturalista,
no por eso deja de aCllsarlo de Itabt'1'
abarcado para el Perú un cunsiderarJe territorio boliviano.
Funda dicha calificación en la linea de demarcaciÓn de :ímites orientales
entre el Perú y Bolivia, que Paz Soldan traza èn Sll Geografia, así como en
su Último opúsculo sobre la cuestión general de dichos límites.
Tallíuca, como 10 hemos demostrado igualmente con los mismos geÍlgrafos
Raymondi y Paz Soldan, no es antojadiza sino fundada en los más legítimos
títulos de propiedad territoríal
que puede exhibir Ulla nación, llIal que
pese á las gratuitas denegaciones del señor Oropeza.
Que por ello hayan de rechazarse como falsos los Jatos del geógrafo
Daience no es una razón en contrario; sobre todo, despué~ que el señor
Raymondi ha compmbado los errores geográficos y ùe otro género Je la
«Estadística» de dicho autor y que éste no ha podido sostener.
En cuanto al cartógrafo peruano Barreda, sus cartas están justificadas por
los geografos
sus predecesores
y es al escritor boliviano á quien toca
demostrar el error de sus pruebas.
Los geógrafos peruanos, pues, citados por el señor Oropeza, como testi
mania en favor de sus opiniones, le son abiertamente
contrarios y sus opi
niones estan todas de acuerdo COll las de sus compatriotas, que silencia el
escritor boliviano, porque ellas no pueden serie más d~sfavoraJ)les,
En efecto, ya el estadista chileno Miguel Luis Amunitiguí
tiene produci.
dos contra la prensa boliviana los testimonios de dichos geógrafos.
Figuran en primer lU5ar el del "Mercurí..> Peruano," pull>licación de notac
ble mérito, que ahrió su primer nú mero con una <'idea general del Perú,"
en la que determína su extensión y límites en los siguientes términos: "Este
gran imperio, cuya fundación por los incas queda cnv'.Ielta en las tiniebl as
de un conjunto de fabulas y de una tradición incierta, ha perdido mucho de
su grandeza local desde eltiempo en que se le desm~m')ró
por el lado del
œ
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r09 -
Norte las provincias qlJe forman el "Reyno de' Quito») y sucesivamente
los
que constituyen al Este el Virreynato de Buenos Aires. Su actual extensión
corre de Norte á Sur 420 á 450 leg-uas, desde los dO$ grados hasta los 23
próximamente
dé la latitud Sur. Y cn su mayor part~se extiende desde 100
á 120 ]cg-uas Este Oeste, desde el 29° hasta el 3 I ° de latitud Oeste, fijando
por meridiano el pico de T ellerife El rio de Guayaquil lo dividc del Nuevo
Reyno d~ Granada por la parte septentrional; ci desierto de Atacama lo sep;¡ra del Reyno de Chile a! Illedio dia; otro de . ;ierto horrible, de más de 400
l'~guas lo aleja ciel Oriente de la:=;provincias del Paraguay y Bucnos Ayres;
finalmente, cI mar Pácífico baf\a sns costa:; occidentales.JI
Esta descripciÚn, COIllO lo hac~ Iwtar A!\1l1niteg-ui, está arreglada á la
descripcié)1l de la ley 5'~ título 15 libro 2 de]a Rt'ro/,tlacióll de las Indias y
además, dice, <¡ue el Perú ¡imita al Sur, no con el Virreynato de Buenos Ayres como habría sido mCllester que dijera, si el D"sierto de Atacarr1a hubiera pertenecido á la j urisdicci"lIl de Charcas, perknecienk
entonces al expredo Virrernato, sillo COllel dOjJoó1ado d,' Ataarllltl, qUè lo separa del Reyno
de Chile.
Otro artículo det "Mercurio,,) en su númcro 23, fecha tiel 20 de Marzo de
1791, cuyo autor rué ci célel)r,~ escritor Baquíjano y Carrillo, dice:
d;:l 1\:rÚ una de las principale~ parks de la América Meridional compren.
de el dilatado espacio que corre en toda la Costa del Sur, desde el río GuaY;lcJl:il hasta ci punto ùe Atacama, por un terreno de 400 á 5'X) leg-uas de
largo Ó 60 de ancho: él tienc elm<lr p,'r jrclllt' y ;i. la cordillera y paists desconoci(;os á la espalda, su gubernacic'ln se o::liende por la parte del Norte y
términos de Guayaquil hasta el kmt"rio
de P,ln<lll1;Íy por el Sur se vá separando del Reyno de Chile por llll lkspoblado de más de roo leguas y por el
mismo extremo de las provjncia~ d,;! Tuculllán, Paraguay y Buenos Ayres,
por otro desierto de 400 leguas))
Esta otra descripci(ln, en confol'lllidad con la anterior y crm la ley 5~ no
halJria designado semejantes limites dei Sur, si la presidencia
de Charcas
hubiese pertenècido en aquella época al Virreynato de Buenos A) res.
Si la costa dei Perú no se hubiese cxtcn<1idll Insta d Desierto, dice Amunateg-ui, no hubiera dicho el "i\terctlricJI) 'lile el Pcrú se encuentra al Sur por
el ReynD de Chile, sino por el Virreynato de Bucllos Ayres.
EllIlislllo "Mercurio)) conticne, finalll1cnk, un tercer artículo, en el cllal se
dice.
"El 1\~rÚ, demarcado por los graneL.:s fcnÓIl1~nl)s, COll ella (la ~aturaleza)
divide las provincias de 3U universal imilcrio, que <.:ssin duda toda la parte
austral de la Zona ardiente que corre :\orte Sur del Ecuador al Trópico de
Capricornio, O<.:stc E~te dt: Jas orillas del tllar Pacífico, hasta los florestas y
desiertos del Al/ltl:Jo"as, que terminan el ramo oriental de la cordillera de los
Andes. Asi cn su mayor t:xten.siÓn, que ,.lebe medirse en los grados de latitud, abraza 23 grados y medio entn: Clbo Palmar, en los confines de Pared
y j)/orro .~Iun¡/() . Il los dd 1'£:1'1111 dl' Cluk.
«tic aquí una nueva aplicación, dice J\lllunategui,
de la ya tan enunciada
Ley 5~ título 15°. libro 2". Así ]luede afirmarse que, conforme á esta Ley,
los ilustrados R<.:dactores del "Mercurio .• creían que el distrito de la audiencia de Charcas no tenía costa en el Pacífico y que todo el litoral de éste,
siendo desde el cabo Palmar hasta el de Hornos, con arreglo á lo determinaùo categoricamente
por el :\Ionarca, se divide solo entre el Perú y Chile.
A estos testimonios de ~eógraf()::j peruanos, en contra de la existencia de
terr-itorios de la costa det Pacífico del dominio de la audiencia de Charcas
antes y despué.s del Virreynato de Hûenos 1\yres, debemos agregar otros:
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suministrados
igualmente por Amunategui,
de un origen tan respetable y
fidedigno como los anteriores; pues que cmanan de los Virreyes mismos del
Perú y delas Soberanos de España é Indias.
De ellos consta, cotf1o dice Amunatègui,
que en la costa donde concluía el
Per~ y comenzaba Chile durante ci coloniaje, no se interponía ninguna por
cion pertenecicnte al Virréynato de Charcas, hoy Bolivia.
Uno de los referidos testimonios es el CI Itinerario de Correos •• del Perú
y Chile, con ta continuación de las carreras generalcs y comunicaciones
hasta .Cartagena de Indias y Bucnos Ayres y noticia de los días que llegan y
parten los de la capital de Lima y cajas de término, para dirijir con seguri·
dad la correspondencia
á todos los oficios.
En el capítulo 13 de este Itinerario está la carrna (k Tarapacá á Santiago de Chile y la del despoblado de Atacama, en la cual, hablando dè ValquilJas, último lugar del Perú, se dice: (cátres leguas de Río Fria, si~uiend()
para Vazquillas, se hallan las pirámides que dividcn la jurisdicción del Reyno del Perú con el Rcyno de Chile.»
Revestido este documento con la apn;bación real, fechado en Madrid el 26
de Setiembre 1778, firmado por ci conde de Florida-Blanca,
es la mis evidente prueba Je glle los territorios del Perú y de Chile continuaban
lint) en
pos de otro, sin quc existiese entre ellos porción alguna cie costa perteneciente á Charcas, que no la tuvo jamás.
Otro documento de los tiempos del Virreynato ell el mismo sentido es la
memoria del Virrey Gil y Lemas al Barón de Ballenari, en la cual se In::
••El Perú ha perdido mucho de aqLlclla grandeza local que tenía tanto en
tiempo de sus antiguos Empcradores
Incas, cuanto en aquel en que lo figu
ran sus antiguos conquistadores;
pues si en el año 1739 se le segregaron
las provincias de Quito por el ~()rte, se le desmcmbraron
en el de 1778
por el Sur Jas más ricas, que forma:l el respaldo del nueva Virreynato
del
Plata.
Este, de Nortc á Sur, desde Túmbes hasta la cordillera de Vilcanota,
comprende 289 leguas geográficas; pero desde aqucila eminencia
hasta ci
rio Loa, por la diagonal de la costa, tiene 423.
La irregularidad
de su ancho obliga á tomar un medio y entre cuatro
¿jstancias resulta el de 19 leguas y media antiguas. sin diferencia sen"ible el
espacio de 33,628 y meJia (leguas) cuadradas.
Confina por el Norte con el nuevo Reyno de Granada, por el Suroeste
con la pampa del Sacranwnto, por el Este con las naciones feroces del Pajonal, por el Sudeste con cI Virrcynato de Buenos Ayres, por el Sur COll d
Reyno de Chile, de quien lo divide el dilatado desierto de Atacama y por ci
Occidente con el inmenso mar Pacífico.»
En 1796, pues, el Virrey Taboada y Lemas entre~Ó á su Sllcesos el Perú
comprendiend9
todo el territorio
indicado, segun el clIal le pertenecía
la
costa del Pacífico, no obstante que desde algunos años antes, ci de la audiencia de Charcas formaba partc del Virreynato de Buenos Ayres.
En confirmación de esto el mismo Virrey. en su citada mt>moria, al trazar
un plano de la forma de las costas del Ptrú, hace una división de ellas en
tres partes, comprendiendo
en la tercera todo lo qu~ se extiende
cksde acá
hasta el Reyno de Chile, no mencionando en ella nada correspondiente
del
Virreynato de Buenos Ayres.
Segun esto, tanto el Itinerario de Correos dd Virrey Guirior, como la
Memoria del Virrey Taboada y Lemo'i, no han asignado
el Virreynato
de
Buenos Ayres, ni á Charcas, hoy Bolivia, la más pequeña porción en la
costa del Pacífico.
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-
III
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Finalmente, son numerosas las cédulas yordenes
reales, dice Amunátegui, relativas á asuntos de comercio, guerra, Ó de explotación expedidas del
año de 1776, fecha de la creaciÓn del Vir.-eynato de Buenos Ayres, en lilS
cuales Se habla de Jo,; puertos de esta parte fel Pacífi¡o como perteneciendo
únicamente al Perú ó á Chile.
¿Si el distrito de Charcas hubiere tenido alguno, cualquiera,
no se habría hablado, siquiera una vez, del puerto ó puertos del Virreynato
de Bucnos en el Pacífico?
Cita, en efecto, varias de dichas reales cédulas, ~ntre las qllC se cnCllcntra
la sj~uiente, que resuelve esta cucstiÓn, cn contra de la,.;opiniones de Bolivia,
de qlle e,.; ú:timo éco d señor Oropeza.
Héla aquí:
«Por oficio ele 8 de Octubre, N. 453, se ha enterado el Rey de las disposiCiOllCSqlle U. ha t()mado para asegurar esc Reyno (el de Chile) contra
cualqllicra invasiÓn de íos enemigos y de haber pedido al Perú uno Ó dos
navíos de:gucrra, que situados en paraje oportuno, salgan al encllentro
de
las embarcaciones inglesa~ qnc lleguen á penetrar á l'SOS mares.
A,¡ui [¡ay el recelo de qlle se haya dirigido á ellas el almirante
Eduardo
I Iuques, que salió de Inglaterra en Mayo del año pasado, con ocho naves
de línca y llevaba orden de destacar, desde la india oriental, parte de su armada contra las costas de ese Rq/lo y el del Po'it, Sill embargo, aun cuando
haya puesto en práctica ese deSignio, se persuada S. i\'I. que h¡¡brá encontrado á U. bien prevenido para recibirlo, Dios g:larde á U. muchos años. El
Pardo, 15 de Marzo dc 17i'lo.---/liS;' dl' Gá/-¡'t',': -Seiior
Presidente de Chile.
Lo más concluyente, sin embargo, es lo que sigue:
"IO dI' Octubre de I8o?
«Teniendo S. M. presente, dice, que en esta em[)I'esa (la del establecimiento
de ulla poblaciÓn 10rmal CIl ci Paposo) .I'(J)1 /all i/ltl'rt'sadas las poblaciol/es dr!
Rio di' III l'III/a)'
dd /',nÎ como esc Rt)'lIo de Chile; purs CO!lêlO'rOI lilS
t'.t tn'/ludlldi's de sus tres J!:I),~'Ù'rll(JS {'JJ. ci h'rrít,)r¡i)
il/dtfi:ftsO del Paposo y que
no [¡ay prupor,;Íone.-; para tudo III llecesari<l en los dos primeros, se ha ser\'ido lIIandar quc U. apronte r remita cuanto,", auxilios necesite y pida el
OJ¡i"po AIlJ~rell, por sí l') pclr Illedio del COlllalldante que d.;¡;irá el "~',.r(y
,It' l.il/w, sin perjuicio de que clllltrihllya cse cOllslIlado para la construcciÓn
de.: iglc-,ia y dcmás l)bras pÚblic,h, COIllOresolviÓ S. M. en 20 lié Junio de
c,;t\:
;¡Ï10.))
Lucgo, se~úl1 los !\lonarcas de Esp;¡iía, las co~tas del Perú en el Pacífico
se ti)cahan con ias de.: Chile r Sl~ eXklldian hast;l el Paposo, confluencia única
de l()~ tres gobierno..; del jllata. PerÚ y Chile
Luegu 110había p:lrciÚn dl: co~ta <Id Pacífico perteneciente al distrito ùe
Ch,Hca;, que se illtcrpu,.;i,~se l~ntre :<1'; del PnÚ y Chile,
LlIe~'o, en fin, la audicllcia cIe Charcas JW se extendiÓ hasta el mar del
Sur, ¡x:sc á ia forzada interpretacióll dl: J;¡ ley, qu.: por decir que Charcas
estaba limitada al l'ùni(:l1k por el mar del Sur, se pretende que incluyó cn
ella Jas tierras prhxi!lla~ il ese Illar; il1terprdación
qllc contradice la ley 5'~
y todus los actos de la Córte :k España ysus
Virreyes en América, que no
pueden estar rcvoc:tda~ por errore,~ ,I<..: geó:.;rafos Ó historiadores,
rectíficados por otl'lls de mis autl)ridad qlle cllos.
Dcspué-; de esto, ¿<¡lié ra7.01les pucde tener el señor Oropeza para aCllsar
á la,; prctcnsiolll'S peruanas dc Olrtlláa de tojo docllmento y derecho y á
los homhres ele c-;tado dc Bolívia úe z;i{lloralltes, que han manoseado
esta
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[12
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especie de cuestiones sin rumbo seguro y sin conocimiento de los datos más
elementales?
<Jan mejor idea de la competencia y patriotismo de los estadistas bolivianos, creemos nosotro~uc,
en 195 debates de sus cuestiones de límites, Bolivia y sus hombres haÍl estado á la altura de su deber y no han economizado
datos y algumentos para sostener sus pretensiones, teniendo que cedc:r sola
mente ante la evidencia de los hechos históricos y jurídicos.
VIAJEROS.
Vengamos ahora al testilT.onio de los primeros geógrafos vIaJeros.
Al padre jesuita Feuillet le corresponde el honor dc: ser ci primero y cuya
autoridad \lO ha alcanzaJo á hacer vacilar su rivalidad con el segundo viajero, otro padre, Frezier.
"Si á fines del siglo 17, dice 1.' aYlllondi, se tenían datos muy importantes
sobre 1.1 gcogralía del Perú, e"tos no eran el resultado directo de estudios
científicos, sino datos recogidos ya por los intrépidos conquistadores, ya por
abnegados misioneros, siendo el movil principal de los primeros el deseo de
improvisar riqucza y el de los últimos la propagacivll de la fé.»
«Algunos de es tus últimos, agrega sin embargo, por el modo de cumplir su
sagrada misión contribuyeron
casi directamente al progreso de la Geo>:{rafia.
levantando algunos planos ó mapas, pero sus trabajos no se hallan basados
en observaciones astronómicas, ni en observaciones hechas con instrumentos
de precisión."
Fué dicho padre Feuillet, matemático y botánico de la Córte de Francia,
el primer hombre cientifico qu~ emprendió
un largo viaje en la América
Meridional, llegando á las costas del Perú en 1709·
Después de haber fijado la latitud de Lima, reconocida desde entonces
por toùos y de haber levantado su plano, aprovechó el tiempo de su residCllcia en ci convento franciscano d~ Arica para continuar sus carta" de los
lugares de nuestra costa y que recorrió llegando hasta ConcepciÓn ùe Chik,
levantando su plano y a~igl1:índola al Virrcynato del Perú ..
Dos años después de Fcuillét, el ingeniero francés Amadeo Fressicr fué
encargado por su gobieruo de estudiar y reconocer las costas del I'acífico.
saliclldo de san ;'vialó en Noviembre de 1711 ylkgando
al Perú en Jllnio de
1812.
FressÍèr, como Fcuillét, cuyas huellas parece haber sf:guido, levant() los
planos más exactos que existen de las costas del Pacífico, describió sus
principales poblaciones, considerándolas
también todas comprendidas en el
Virre)'nato del Perú, hasta Copiapá.
Alguno!; años después (1730) D. Manuel José Hurtado de :\-lendoza, capitan del puerto del Callao, trazó un IJarotl'ro l(l'lll!fal del ¡Uar dd Sur, antes
del de Fitz Roy, de que habla RaYlllondi, por haber vi!>to una copia en la
Biblioteca de la Escuela dt: Medicina, elogiando este trabajo: que considera
muy important!.: para su época y en cuya distribuciÓn se reconoce también
la extcnsión de costas pertenecientes al Perú.
En 1774 [<,Ulllt tradujo al francés, «los viajes en el Mar del Sur p')r los
Españoles y Ilolandcscs,JI del inglés Dabrympl<.:, que el traductor considera
como el conjunto de todos lo".conocimíentos
geográficos hasta entonces de
las tierras del :\lar dd Sur
En ci plano de esas costas, que acompañó á SlI obra Dabrymp1e, está como
perteneciente
al Perú, todo lo comprendido desde Guayaquil
á Coquimbo,
desde donde se le atribuye al Reyno de Chile.
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II3
Contra tedos estos testimonios el señor Oropeza opone la del geografo
de Fdipe V. Bruzen de la Martinier, que en 1740 publicó su gran Diccio.
nario Geográfico Histórico y Crítico, en el que señalando
los ¡ímtes de la
audit;oncia de Charcas, dice, que comienza en e! princi,io del Lago del CoIlao y ccrca del río nombre de Dios,
Hablando de la costa y del río, afirma el señor Oropeza, que dice comienza
allí la Provincia de Charcas, cuyo itinerario marca en seguida minuciosamen.,
te, determinando
las leguas que distan Ulla poblaciÓn de otra, desde la Isla
Yerba Buena hasta ei Cabo de San Jorge, minutos antes deI río Paposo, donde dice que acaba la provincia,
De aquí deduce el escritor boliviano eI pretendido perfecto derecho de
Bolivia á ocho grados geogr;'\ficos de la costa de: Sur, que cal~ula con las
sinuosidades de krreno cn 300 leguas de cstellsióll, quedando bajo su soberanía d Departamento de Tarapac;i y gran parte de: los de Tacna y Moquegua;
recmnenuando á la Diplomacia boliviana el argumento, á que atribuye más
cficacia para la adquisición de Tacna y Aric-a, que su illscripción ell las banderlls de uua .falsa politica lllilitant/ qUI! compromdai;l sus rdlàolles.
Si eI titulo de posesión alegado y constituido por el geógrafo Bruzen fuese
tan vablero,
Bolivia estaría cn Sll derecho de pasarse de nuestro consentimiento y no tenuría ni porque solicitaria, ni nosotros razón para dcnegarla.
Pero, sin que nos sea dacio comprobar la cita, por no tener á la mano el
DÙ:ÚollarÙ¡ en cuestión, nos bastar.t hacer notar dos cosas: lO que la costa cie
que en la cita se habla, no es de la audiencia, siuó de laprù~I¡'lcia de Charcas,
perteneciente ai Reyno dei Perú; 2'! que, aunque hubiese pertenecido
á la
audiencia (lo que dcsmienk la cédula 15'~de Felipe 2~ respecto de Arica),
esa demarcación 1I0 rué la j uuicial, sino la política correspondiente
al mismo Virreynato ..
El arg,lIl1cnto, viene, pues, por tierra y Ja más hábil diplomacia no lo po.
dría hacer triunfar; ,'labre todo, cuando nuestros negociadores exhibieran las
cédulas rcales que comprueban nuestras uos afil'lnaei()Il'~s illlteriores, de Jas
cuaks ya hemos trascrito alg1111asy trascribiremos
lilás aoajo.
Tam!liéll 01)one á las autoridades geog-rál1cas qllc Ikrnos invocado antes
la dc los dos célcbres viajeros españoles, <Jlle aC\J1\lpaÎlaron á Lacondaminc,
cU<lnGo villo á la América á practicar la medida dd E.:.:uaJor y fi quienes el
Vlrqdel
I\~rú,cl Marqllésd~ Vil!aGarcía,llaIllÓ;í
Lill1a,enOctubrec1e
1740,
J" qLle verificaron, recorricndo toda la clbta del Norte y reunic¡vlo los malena!.:s para SIl (, Relación I {istórica del viaje á la América Meridional.»
Eu esta relaciÓn cree h;¡Ger encontradu d señor Oropl~za otro ir!"((l/sable
tO;rllllOltlO oficial de que Bolivia no solo ejerció ;,vberanía sobre la ciudad de
Punu y las provincias de l\zangaro,
Asillv, y Chucuito, sino hasta sobre
LUllpa, cuya provincias dichos viajerlls consideran formando parte ue! Obispado del Cuzco, siendo lo principal de l.l.'l provincias
comprendidas
cn el
nombrc del Callao.
Todas estas citas no son nÜ" que la repetición de todas sus anteriores, Gue
no alcanzan ni pueden alcanzar á mas, sino il c¡[!(~ algunas y aunque
fueran
todas de las provi lIeia; citada; peJtcnecÎl'ron it la audiencia d<.:Charcas, que
estuvo bajo la saber,\llÍa deI G:)bierl1o uei Perú,
La fuerza que les atribuye el seÎÍl'r Oropel.a, como prueba de dominio territorial, la tcndría si Plllliese demo:;trarno~ que las audiencias ejercían dominio ó soberania territorial; lo que es ya ticmpo que debamos de contradecir
COli
mayores documcntos, que Cr(;èmos imp<Jngan ya á éste respecto el más
absoluto silencio.
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II4 -
CEDULAS
REALF..5.
Hé aquí, en efcct~ las q11e prueban, además de las que hemos ins ertado
antes que la audiencia de Charcas estuvo sujeta á la soberania política del
Virrey nato del Perú y ljUe su jurisdicción
estuvo restringida
siempre y
circunscripta á solo lo judicial.
l~-Que
el Gobierno lo tenga el Licenciado Castro y la audiencia
de Li·
ma conozca de los atiravios quc hiciese el Goberna_~or.
El Re)'.-Presidente
é Oidorcs de la Nuestra Audiencia Real de la Plata
de las Charcas de las provincias
Jel PerÚ: sabe que habiendo entendido
quanto conviene á N l¡Cstro servicio y á la buena Gobernacié,n de es"a tierra, que las cosas del Gobierno que ella las tenga una sola esperien-:ia se
han visto los inconvenientes que de estar divididos se siguen; havemos acor·
dado y ordcnado y mandado quc el gobierno de todas essa" provincias del
Perú Jas tt::nga el Licenciaùo Castro del N uestro Consejo de las Indias y
Nuestro Presidente de la audiencia Real que reside en la ciudad de los Re
yes: y asi para ello le havcmos dado poder y facultad, por cnd<~ Yo vos
mando qu~ no os cntrclllctais en el gobierno del distrito de eS~~laudiencia y
lo dcjcis al Licenciado Castro COlUOpor Nos y le ha sido cometido y mandado. Otro sí. por quanto por 110S á sido ordenado y mandado, que si de las
cossas qhe el gobernase en essas provincias y proveyese
en los negocios
del gobierno, algunas personas prdenùieren
ser agraviadas
puedan seguir
su justicia sobre el agravio que prctcndiercn que se Ics haec ante la au~ien'
cia de la ciudad de los Rcyes, donde á de residir el qu~ así gohernare, y
no lo pueda seguir en essa audiencia
ni en nin~una de las audiencias de
essas provincias, con que á la determinación de lo,; dIchos negocios no se
halle el Gobernador de quien las tales personas se agraviaran,
segun más
largamente ss contiene en la cédula que sobre ello havemos mandado dar;
y porque nuestra voluntad en lo susodicho y lo arriba contenido s~ guarde
y cumpla sin que en ello aya contradicción alguna vos manelo que ansi lo
agai~ y cumplais porque ansi conviene ;i lIuestro servícín y á la buena gobernaciÓn de essa tierra y de lo contrario Nos telll:mos d~ vosotro., por muy
deservido, y lo lllándarcl1ws proveer como á nuc,tro servicio con\'enga
F~cha en Madrid á quince dí.1S del lUes Je Fcbr~ro d~ mil y quinientoi
y sesenta y siete años.- Yo el Rey. - l'or mandato Je su Ma~estad·- F'ranÚseo
de Herasso.·--Correjiùo
con el original-José
Baptista de la (;'l:;ca.
2a.-Ei
Rey.-Presidente
é oidores (le: la Nuestra auùicncia
Real qllc re
side en la ciudad de la Plata de: los Charca" lk \as provincias del Perú: S;lved que nns havemos inandado dar una Nuestra cédula dirijiúa al Licen·
ciaclo Castro, Nuestro Presidcnte de la <llll;icncia d,~ los Reyes, su tcww de
la qual en este que se sigue:
El Rey-LicOlciado
Castro del NlIt::str'~ Consejo de la,; Indias y Presid\~nte cie la N ucstra Audiencia Real que reside en la ciudad de los Reyes
de las provincia:; del Perú; porque entendemos
que an,;i cllnpk á nuestro
servido y buena governacioll de t::ssa tierr;¡" hUOClJ10Sacordado qUê por a~')
ra, entre tanto que por no, otra cassa se provee, Vos solo tt/ljaise! g07JÙ!YIW
tÚ todos los distntos. allsi dt' la Au·ÙenÚ ..z d: t'sa ciudad If¿ los Reyes como las
Audiencias de los ClwY({ls y Quito, en todo lo que se ofrecierc, por èl\(1.: por
I•• presente no,; damos pockr y facultad para ello, y manda:llos ;íllos nuestros
Prl:~idel1tes de las nuestra, audiencias de los Charcas y Quito que no entre
metan ni se plt,>dlllt tlltrem:tcr ¿,li el govÙrno. Je los distritos d~ las dichas
Auùiendas,)'
si a(jltn<ls cosas se ifrecù:yell que no sufran dílacÙl1t, I(]S l'resi-
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I IS
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ó Û otdor más antiguo dellas puedan prOVUf'
entretanto lo qut' les panciere, consultado luej-o con vos el dicho licenciado Castro, ó con el que despues de vos presidiere en esa· audiencia c;le
dentes de las dichas Audiencias
en
Û
Osma, con el que en nuestro nombre governare en d~ para que provea lo
que convenja; y Queremos y Mandamos que los correjlmientos
y otros officias que los Nuestros Visorreyes y Governadores
de essa tierra conforme á
sus provisiones é instrucciones
pudieren y tlevieren proveer, los podais proveer y proveais, V os, el dicho licenciado (ie Castro cn todos los tlistritos
susodichos tie las dich;¡,s Audiencias, sin que las dichas Audiencias
ni los
Presidentes
della;; se pnedan entremeter en ello; y Queremos y Mandamos
que las personas que futrt:n proveydas á los dichos ufficios los puedan usar
y exerccr con sola la proivicion de vos. el dicho Licenciado tie Castro, y despues de V os, del que presidiere y governare cn esa A udiencia de los Reyes,
sin que sea neet=sariü para ello proivision del Presitlente ó Autliencia cn cuyo tlistrito el tal corn:jidor ú otro official qualquier fuese proveydo, no em
bargante qualcsquicr cédulas y J?roivisiones qúe en contrario desta esten por
nos dadas, porque esta es nuestra voluntad que ansi se haja y cllnplan. Fecha en Madrid á quince de Febrero tie mili y quinientos y sesenta y side
afias. Yael Rey - Por mandaLio de Su Majestad .-1'. ancisco de Herassoy Nuestra Voluntad e,s que la tlicha Nuestra cédul<1 su.so yncorporada se
guarde)' cumpla, Vü~ mando que la veais y la guardeis y cunplais en todo
y por todo COIllOt:n ella se contiene y contra el tenor y {llrma dcila no veriaiS ni passeis cn Illanera aljuna . .Fecha en Madrid, il quince de Fébrcro de
mill y quinientwi y senta y side años- Yo el Re)' - Por mandado de Su
Majestad - AntonIO de Hcrasso- CorrejiJo con su oIÍginal-]
lIan Baptista
dc la Gazea.
3~ I589-E]
Rey-PresiJente
é oyd()res ùe Mi Alldiencia Real que residen en la ciudad de la I'lata de la provincia de los Charcas; el Virrey Conde
dcl Villar, me á scripto que haviendo entendido audiencia fuera de mi caxa
real, y se Ille devian en esa provincia gran suma de pesos de plata, os escribió y encargó lo que se havia de hacer ~obre la cobranza de ellos, y le respondisteis que convenia mucho y sobrellevando á lus deudores, porq~;e no
cesase t.:l beneficio de los metales, y que á muchas otras cassas que se ofj-e
cen sobre qllt' os escribe, acudis con mucha remi.sion y descuido, replicas y
dilac in n, sin é:dvertir como sería justo il clInpl ir lo que ordeno; y porque
conviene se tenga más cuidado y conslllcr<lción en acudir á las cosas que el
Virrey os escribiere ser de mi servicio, os mando que de aqui adt:lante es
teis mu)' atentos al cumplimiento y execujución tie lo que os t:f\cribierc y se
ofrecierc, encami nando y ayudando á su bueno y bien effectc, y teniendo con
el dicho Virrey toda buena corre pundencia, cun d respeto que se les debe y
(;s justu que s\: le t\:ng-a por razón de sus cargos y de lus poderes con que los
exerce.
De Madrid á ocho de :\larzo de mil y quinientos y ochenta y nueve
- Yu el Rey-l'or
mandad u dcl Rey Nucstrc: -juan de Ibtlrra.- Correjido
con su original. -juan
Baptista de la Cr-tl.~ca.
4~-Respuesta
de su ;\lajcstad á la auùiencia-l592.
El Rey-IJresidcntc.:
é oydores tie mi Real Audiencia que recide en la
ciudad de la Plata de la provincia de los Charcas. la carta que me escribisteis
en cinco de Marzo del año pasado tie mil y quinientos y noventa se á recibido y visto en mi Real Consejo de las Indias y en esta se responderá á ella.
Como quiera que tenga s Itisfación de que como lo dccis teneis el cuidado
que se quiere de la cobranza de mi Real Hacienda y que]a
negligencia y
rernisóll de que os culpará el conde del Villar fué más descuydos el cela que
sijnificais de no destruir lus vecinos y sobrellevar la tierra, os encargo que
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116 -
en lo que toca á la correspondencia
con el Virrey; cumplais puntualmente
lo
que os está ordenado y advertido; y quetengais
particular y continuo cuydado que mi Real Hacienda se cobre á sus tiempos y con los medios de hu·
manidad que conviniev: ..
Será muy bien que siempre el Virrey, Marques de Cañete, os escribiere
que tiene necesidad de gente, mantenimientos,
armas ú otros pertrechos para
cosas de mi servicio, lo proveais dello como os lo embie á mandar en la cédula que decis haver recibido; y que obedescais y cumplais sus ordenes con
la puntualidad que ofresi
Decís que los jueces eclesiasticos de esse distrito procuran con todo cuy
dado y vigilancia que los escesos de los clerigos en lo que toca á tratos y
contratos y factorias de encomenderos y otras personas que ymbie á mandar
no se les permitiese por ..ser cassa indecente á su dignidad y estado no se
entiendaA ni se separan essa audiencia, y que ql1ando por memoria4es que
algunos casiques é indias principales dan en ell:! de las vexacionesque
con
sus contrataciones
les hacen los dichos clérigos y piden remedio 110 lo es
bastante rt;mitirselo á sus jueces porque todo se incubre y queda sin castigo
y que el 'último remedio que haveis hallado es mandar que á los tales clerigos, tratantes ó factores, se les retengan los estipendios ha~ta quç satisfajan
á los In.dios quando los ordinarios por favorecerias no vieran en que les qui
ten las doctrinas, en quanto á esto hards guardar lo establecido por derecho,
y provereis qne el protector de los dich'H Iadios siga estas causas ante los
jueces eclesiásticos, y que no se le haciendo justicia. apele para ante e! Metropolitano, y que se de avíso al protector general, qus tenga proveydo y nrde·
nado, resida en la ciudad de lo,; ReY.ès, para qlle pro,;iga la~ dicha,; cau~a~
ante el Metropolitano. de manera que lo,; dichos Indios sean desagraviados y
se les haga justicia, que Yo escribo al Obispo tenga particular quenta de que
estos clerigos satisfajan á los dichos Indios; y espero que lo cumplirá.
Esta bien aver mandado despachar proviciones para los correjidores de esse
distrito, ynsista la cedula mia, que decis aver recivido, sobre que los yndios
tengan libertad en sus disposiciones y no recivan el agravio que sea entendido
de sus curas, haciendoles testa en su fa,ror; y en lo que toca á los derechos
de entierros y presos, está proveydo lo que vereis por el despacho que con
esta se os ymbia, y será bien tratarIa todo con el Obispo, pues es de creer
que lo remediará, como se k> he encarjado.
Haceis bien entender el cuydado que .iecis del cumplimiento de la cedula
en que os ymbie á mandar, que á los religiosos que anduviesen en essa pro
vincia esentos y fuera de la obediencia de sus Prelado-'l, y á los c1erigos que
ubiesen sido frailes, los hiciesse desèl1lbarcar para estos R·.:}'"no'i;pero con lo,;
clerigos que hubiesen sido frailes y. estuvieren
bien dispensados,
y fucren
virtuosos y utiles, y se ocuparen en la dQctrina y convercion de los Indios
con buen ejemplo disimulareis.
No ay duda sino que como decl!> de la parte de! Virrey Don Francisco
de Toledo, dejó repartido á los hospitales, no se deven ni deven sacarias tres
por ciento para los seminarios; yansi no permitireis ni dareis lugar á que de
aquello se desquite ni descuente cossa alguna; pero en quanto á las ¿onacio·
nes hechas por los cncomenderos á los dichos hospitales. guardareis
lo dispuesto en el concilio que se celebró en la ciudad de los Reyes elaño-pasado
de ochenta y tres.
Bien hechas estan las diligencias que decis en la cobranza de los bienes
del Doctor Avalos, Obispo que fué de essa provincia, y si faltare alguna cossa hareisque se cobre; y que sinembargo de la cedula Mia, que decis haveis
recivido, hagais justicia á los partes y que se cunpla lo dispuesto por el dicho
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117
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Obispo, sin que sus bienes se retenjan; }' de lo que hicieredes yéaritidad
de
bienes que se cóbraren y recojieren, me avisareis.
No conviene hacer novedad en lo que toca á poner en el distritó de essa
Audiencia el Puerto de Arica, pero porque cesen los ~cOrivenientes
quede
no estar lo d~cis que se sijuen, se os ymbia cedula para que el cohejidor de
alii cumpla nunstros mandamientos y reciva las personas que ymbiaredes
desterradas, y no lo haciendo essa Audiencia, le podrá castigar aunque no
sea de su distrito, que ansi es Mi Voluntad.
En lo que toca á la poblacion que por nrdel1 del Licenciado Torres de
Vera, hijo en la provincia de Tucuman. el Capitan ALHl7.o de Vera, determinareis ans! cerca de la dicha poblacion y pretencion de los governadores
para la j urisdiccion como cn las diferencias que decis ay entre los encomenderas. lo C!ue fuere justicia y aquello se guardará de manera que por estos
pleitos no se desazocieguen
los vecinos ni deshaja la población, lo cual procuraseis favorecer, y entender que Indios ay en ella, y que estos sean bien
tratados y doctrinados, y que se guarden las orrlenan7.as fechas d,:: su doc.
tri.na y buen tratamiento
y conservacion;
y de lo que hicieredes me avisareIs.
Bien hicistes en manèar rccojer los Indios de Tucuman y Santa Cruz de
la :;ierra que dices andavan fuera de su natural, y castigando los que los ven.
dían y también lo que fué hacer ordenanzas para que de las dichas Governaciones no se sacase n Indios, los quejes hareis guardar.
Hecha la avcriguacion
dt: la di~cancia que ay de la dicha provincia de
Tucuman a los pli ertos de Santa Fée y Torre de Garioto, para lo que toca á
la pretencion de d ¡cha provincia p:lraque se le dé uno destas puerto~, me la
y . biareis con vuest ro parecer.
En cuanto a los n:partimientlls
que ci dicho Governador de Tu('uman me
escribio que conbicne que se pusiesen en mi corona, uno en cada ciudad de
Jas (lé aquel govierno, para que sus frutos sirviesen de salario para el Theniente que alii tuviesse, pUt's decís que clIando acudiese á essa Audiencia, á
quien lo remito, proveriades
lo que conbiniesse, lo hareis ansi, enterandose
primero de sus fundamentos; y de lo que proveyercs me avísareis.
Quedase mirando lo que escribió ct:rca de las dificultades que se os repre
scntan en hacer Jas visitas generales á qllc conforme á Jas ordenan7.as, ó de
salir Sil oydor por su turno, y principalmente
]0 que toca á la provincia
de
Tucuman. sobre q\l~ os escribí por la ùicl1.l mucha distancia y otras ynco
modidade:;, y tJmaùa resúl L1ción se os ordcna lo ajais de hacer; y porque á
parecido bien lo quc apuntais, cerca de (FIe c(lnfonne á la satisfacciAn que se
tiene Je la per.~(}na de Agustin de Ahumador, Goven,ador de aquella provincia, os parece S~ le podía encar~M la reforrnacion de las cassas della, le advertireis y orcL:nareis que ynvie rela·:i)1l d~l estado en '-lue se hal:a:ré y procurarei~ g'lIardar y cumplirlo que está ordenado para el buen gobierno de aquella
provincia, vecinos y nat\lfales de ella.
Tambien se ha vistl) 10 que respondereis á la cédula en que os ynbie á man
dar me avisar edes sóbre aver entendido
que cnnviniese quitar las alcabalas
ordinarias de essa ciudad y poner en ella Correjidor haciendo de este oficio
elde Potosí, y parece que por razon no conviene hacer novedad en ella.
Sin embargo de haver yo manjajo
quitar la audiencia de provincia, vosotros los oydores por vuestro turno lo hareis corno se dispone por los ordenanzas de Valladolid y Granada que hoy se soli a hacer.
Bien me á parecido 10 que advertis cerca deque porque se esldo en los
muchos ynconvenientes
que se siguen de governar el Dean y Càbildo en los
vacantes de que ese Obispado, con venia se nombrase y pusieseuriá
persona
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Il8
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con la que tuviese el dicho gobierno y jurisdicción sin que el dicho Dean y
Cabildo la pudiesen remover y hase miraudo en ello para proveer Iv que
pareciere convenir.
El proceso criminal~ue en essa audiencia se ha causado contra Juan Fernandez sobre el motín y decis embiadles, no se á recibid'); ynviarlo de veis
en la primera ocasión.
Agradezco el cuidado que tuvisteis de procurar que los hdios fuesen
curados y apiadados con la grave enfermedad que padecieran; y para lo que
toca á la dificultad que representan en poder cumplir sus tassas, ni acudir
con los que se reparten para Potosí y otros labores respecto á los muhlls
que han muerto hareis que acudan al Virrey.
Decis que de hallarse los fiscales en los aC'.lerdos de justicia resultan muchos ynconvenieutes en desservicio de Dios y Mio, y en contra la buena
administración de ;usticia, porque como no botan los pleitos ni arrai5an la
conciencia quanè > algunas de las parte~ que pleitean son sus amigos ó ene·
migos, procuran ¡raer los jueces á su propósito y se guarda poco secreto
y como quiera qu ~ no conviene se haga en esto novedad fuera bien haherme
avisado cuando hub0 de que para que se remediara y castigara y de aquí en
adelante quando semejante cosa acayezca, Me avisará; y ymbiaredes la ynformación; porque de lo contrario me tendrá p0T deservido y se os hara a
vosotros cargo de ello
De Tordecillas á veinte y dos de Junio de mil y
quinientos y noventa y dos.- Y o el Rcy- Por mandado del Rey N uestrù
Señor.-Joan Ibarra. Y al pie tiene seÍ3 señales de rúbricas.-Encumendado- J unio- Entre renglones -enemígos - Correjida con su origi nal·- Juan
Bautista de la Gazca.
Segun los textos anteriores, no puede ser más evidente que la audiencia
de los Gharcas no tiene costas en el mar Pacífico Ó del Sur; pues se establece que la de Lima tenga por distrito IlL costa que hay desde dicha ciudad hasta el Reyno de Chile inclusive.
Se alega contra esto por el señor Oropeza y otros escritores bolivianos
que en la cédula de creación de la audiencia de Charcas se le señale el lími·
te del Poniente, por el levante y poniente con los dos mares de Norte y Sur;
lo que se pretende interpretar diciendo que estas palabras significan las cos
tas de dichos mares.
Por más que SI:: pretenda forzar la iuterpretación todo lo que se poùría deducir es que hay cierta contradicción entre los términos á este respecto de
las dos cédulas pero aunque se aceptara la contradicción que no sería sino
una de tantas en las leyes recopiladas, ella de.¡,;aparece desde que el sentido
de la una, la de la audiencia de Lima, no es tan esplícita y clara sino que el
queda todavía más aclarado y difinido por cédulas posteriores.
Además de esto, como lo demuestra el señor Amunátegui
aunque las
dos cédulas llevan la misma fecha la 5~ de la audicncia de Charcas es poste
rial' á la 9~e lativa á la audiencia de Lima, desde que hace referencia á esta
lo que atribuye su auterioridad derogando en consecuencia toda la que es
contraria. De donde se deduce que el dístrito de la audiencia de Lima era el
que componía las costas del Pacífico hasta Chile inclusive
Esto lo confirma la ley posterior de 22 de J unia de I S92 de que ya hemos
hecho referencia al hablar de la jurisdicción de la al;Jiencia de Charcas en las
cestas del Sur del Perú y que creemos conveniente reproducír.
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LEV I5·-DON
FELIPE
119-
II. EN TORRECILLAS
Á 22 DE JUNIO DE 1592,
Que d CorrCjidor de Arica au"que sea del distrito di /a audímcia di Li1na
¿'ump/a los malzdamÙJ/!os de la de los Charcas.
e
-Mandamos
que, sin embargo de que la ciudad y puerto de Arica sea y
esté e'l ci distrito de Ja Real Audiencia de los Reyes, el correjidor que es ó
luere de ella, cumplan los mandamientos
de la Real Audicncia de los Charcas, y recioa y encamine, como se lo ordcnaren,
Jaq persona.s que enviasen
dcskrradas.
y ordenamos á nuestra audiencia de los Ch<lrcas, quc 110cum.
plicndo ci correjidor lo soore dicho, haga justicia >I
Esta ley sumll1istra una pn.:sunciÚn muy fundada ,I..: que ci di:,Uito de la
Audiencia de los Charcas cMecia de puertos; presunción que se conviertc
en certidumbre,
cuando se considera la disposlci:'1l cátt~górica de la ley 5~
"Tenga la AudicJlc:a ele Lima por distrito la costa que hay desde la dicha
ciudad hasta el rdno d•.: Chile inclusin:.ll
XXI.
HAZA.;;,
HELIGIO:\ES
E
IDlO~fAS.
La renovación social de que es teatro el mundo cntero, Cil la Última mitad
ciel presente siglo, reconOce como Icy Ó principio regulad(.r de Sil proceso ó
deseavolvimiellt(),
no pn:cisalllentt' la fusi,'n de las dift:rentes rama" dei tronco Ó familia humana, sino, por el cOlltrario, ia rcconstruccir'>ll de la solidari
dad de esas ramas, qlle parecen Hamadas cada Ull.l (Ic: ellas á un comun d~s.
tino, sin perjuicio de la so/ida/ï(iad qUt: existt: t:ntrc e¡¡a~, por la uniclad dc
origen.
El dogma de la lInida(1 de la cspt:cie humana no parcce reñido, cn efecto,
Call el (le..:la exiskncia y organización de agrupaciones
!)I'(Jccdentes de lin
mismo tronco, cuyas aptitudes para la civl!izaciÓn, sicndo idénticas, establecen entre ellas una com unidad especia! dv esfucrzos y aspiraciones hácia lin
ideal de civilización especial á cada Ullil de elJas.
De alii d carácter de la renovación social d:..: (.JlICnos ocupámos, que ha
enjcndrado las guerras nlOdernas, ell Jas que Jos pueblos no persiguen ún;call1·:ntc el acrecel1tam;cntll de su poJer pUl' la anexion de cualquiera especie de FlIcblos, ;;ino por ia reunión dc Jas yue hiln tenido un mismo origen,
hablan d mismo idiuma y proft~san la misma rc:igión.
De a;l¡ d gt'J'malllsIILO
jiflllS!tlZUUÙJJliJ
LJue t¡"ne en armas á ulla gran parte
-de la Europa, y para aicanzar la reorganización
Ú nueva constitución
de
nac:ionalidaJes
rie una misma ra7.a Ó tronco, 'lut: ha producido ya cn los ú\.
tim(ls años, ci restilbkcimiento
Je las unida(ks germánica é italica, y que
deben producir, cn un porvenir mils Ó lllenos prÓx1ll1O,el de la .eslava, ioérica
y (Itras.
La América aunque habitada por tribus, que parecen haber tenido un origen común, pero hablando idioma::. distinlos}'
profesando diferentes cultos
Ó religi(Jnes, llegó por la conquista
á (¡)lIl1ar agrupaciones, confundidas en la
misma unidad de lengua, religión y civilización, como sucedió ta.nbien en
la mayor parte de las nacionalidades del Asia, ci Africa y la Europa.
En sus dos grandes seccioncs el contincnte nllevo llegó á constitllir dos
grandes naciones ó impcrios, quc por nuevas conquistas y esfuerzos cie perfeccionélllliento alcanzaron un alto grado de civilización que, á su descubrimiento, fueron objeto d'è sorpresa y admiración del continente antiguo.
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Esos dos grandes imperios fueron el de los Astecas y de los Incas, Méjico
y el Perú. El imperio mejicano fué, como se sabe, la confederación
de tres
reinos, el de los Astecas, el de los Teztucos y el pequeño reino de Tacuba,
á quienes los primer~ dieron la organización y unidad correspondientes
á
.naciones de un mismo origen y que habla~n dialectos de una misma lengua, en razón de la superioridad de caracter, valor y energía de la raza azté·
ea. En la confederacion con que Hernan Cortés se encontró á su llegada, el
imperio azteca ejercía la supremacia que le daban esas grandes cualidades,
como hoy sucede con la rama prusiana de la raza telJtónica.
El imperio de los Incas tuvo una formación análoga al de los a~tecas.
Ha!3ta el siglo trece lo que se llamó Perú estuvo poblad.) por tribus, más
que naciones, diferentes por su gobienno, religion y costumbres.
La Etnología y la historia han reducido todas esas tribll~ el tres principales: la de los Cltunclzos, habitantes de las costas; la de los Huancas, habitan
tes de la sierra, desde los 9 hasta los 14 grados de latitud, y la Aymará, que
habitaba las vastas planicies de los Andes del Perú y Bolivia'
De estas tribus la más numerosa fué la de los Collas, que habitaban el Aymará, que les dió también este nombre, que según If):; lcngüistas tiene la
misma raiz que el qut'i:,hua, que hablaban los H L1ancas, que la aprendieron de
la tribu de los Quec!zuas, la más numerosa de las del Sur de Packacamac.
Fué esta tribu la más conqLlÏstadora y la que estendi6 su dominación á todo el Norte, hasta dominar el reino de Quito.
Todas ellas, sin emba~go, aunque alguna, como la de los Callas, se encontraba bastante adelantada en civilización, al aparecer ci prim~r !tijo de! Sol,
se encantaban separadas, no habiéndose orgallizado hasta entonces una do·
mi nación general, que les diese unidad política á todas.
Esta fué la obra de :\1:anco Capac, verdadero fundador del Imperio, que
realizó la obra de unificación de todas las rc:feridas tribus, dándoles las ins·
tituciones que desarrollaron sus sucesores, llevando hasta las más dilatadas
regiones su gloriosa empresa.
De esta manera, incorporadas todas las tribus en el vasto imperio, se operó la verdadera fusión de ellas, llegando á constituir,
no sólo una sola ilación, sino una sola raza, con un mismo gobierno, una misma religión y UIl
mismo idioma, dd que sólo pueden c'Jnsiderarse
dialectos todos los primitivos, que se continuaron hablando por algunas tribus, como el aimará por
la de los Collas.
Hubo, pues, y hay todavía en el Perú la<; bases de una gl:an nacionalidad,
que se constituyó
por una raza, que habló el mismo idioma y profesó la
misma religiL-n, cuyos vínculos no pudo destruir la conquista posterior de
otra raza, que si por el cruzamiento formó otra nueva,1nt'sti:::a, no extinguió
la antigua, aunque su mayor cultura le haya dado el imperio de su supe
rioridad.
;
La raza latina, en consecuencia, si constituye un nuevo elcmento de l;¡
nueva civilización del Perú, á cuya emancipación
presidió, no ha destruido
la raza pemalla, que formó antes de la dicha conquista
una nacionalidad;
que, con el nombre del Vireynato del Perú, conservó hasta cierto punto di·
cha nacionalidad, aunquc bajo el gobierno de sus conquistadores.
No es pues exacto que por la conquista hayan desaparecido los caracteres y elementos autóctonos del antiguo Perú, y que la dominación
de tres
siglos haya bastado para consumar dicha desaparición.
Menos lo es que jamás en la América del Sur, y menos en el Perú, las
razas y creeneias no hayan armado un solo brazo.
La historia del coloniaje desmiente tan gratuita afirmación; pues. la raza
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peruana, desde el principio de la dominación ha:;ta su fin, repetidas veces,
bajo caucHllos salidos de ella y de la extirpe de sus soberanos, tomó mu·
chas veces las armas, para recconquistar su nacionalidad, poniendo muchas
veces tambien en peligro la existencia de esa dominaqpn.
Tupac Amaru y Pumacahua fueron hasta 1814 las últimas personificaciones de ese sentimiento de la raza peruana.
Las dos ramas de esa raza, la quechua y la aymará, se confundieron siempre tambíén en ese sentimiento, lj ue ~s hoy el lilás poderoso
elemcnto de
solidaridad entre ellas y que sobn::vive, á pe.;ar de los esfucrzos. de la raza
mestiza, para implantar su antagonismo imposible.
Nada hay que pueda sobrr~ponerse á ese hecho y todas las combinaciones
imaginadas con este objeto han fracasaJo estérilm~nk,
demostrando
(lue no
puede llegarse al estad" de cultura y civilización á que una y otra rama de
la familia peruana aspiran, sino por esa solidaridad, que es la solución de tudas sus dificultades en el prescnte y en d porvcnir.
XXII.
LAS FI{():\TEKl\S
NATUKALES.
L'ls fronteras "e hacen por la voluntad de los pueblos y no por la naturaleza: el hombrc no obedec(: ya á la Juturaleza; es la naturaleza la qlle obedece al hombre. Un pUt.:blo IW recibe ya S:JS destinos dt.: ¡nall')S de la geografía; él impone á la Geografia las leyes de su voluntad. -Emtlio :;irilrdill.
Tal es el resúrnen del derecho modernn en las CUl stiones de límites ó fron'
teras natmales, tan distintas ,'litre los puehlns, qUt~ han dado ori~('n á tantas
guerras, fundadas en las prètenciones de establcCèr las demarcaciones territoriales en I'h acci(L:ntes d<..:l;lnaturaleza de los lugares, como sus montañas,
sus ríos, lagos y mareS.
1't.:ro, como lo ob~erva el mismo Girardin, jamás ningún pueblo ha invocado el sistema de las fronteras naturales para disminuír sus posesiones, sino
para ensancharlas y aumentarIas.
,\sí es como los Alpes, los f\.pcnillos, el Danubio y el Rhin, fronteras geo·
grÚficas, debía dividir ia,; estados de E!lr,'pa; pero ninguno ha querido el
más acá de ellos, sino el más allá
Estu mismo ha pa.;ado L'n América, y ,'specíalmente entre el Perú, Boli'
via y Chile, en los <jue la cadena d,~ los An,Ls d,: UIl lado, sus grandes ríos,
y sus ~ralld::~ d,:sierto.; de otro, parect.:n cUIHtituir límites ó fronteras
geográf!,;a.;, que les han servido co,no un lin, ¡~ro cierto, pL'r,) cuya'; imperfeccioI1<:S .) irregularidades
s~ ha qurid,)
aprovechar, cierto también, en favor de
u nos estados v en contra dL' eltrflS.
Asi L'Scorn:) Bolivia, n.:c()no,~it.:ndo al Dcs'l~uadero
como límite natural,
pretè:nde, sill embargo, ('xkn(krs,-~ más allOt de Sil m<::dianía, co'mo lo cstá de
hech(), ell algunas porciollL's de su cur.;o, y c' lino t.:n la cadena de los A.ndes,
otro de los límites naturales también, prdcllùc igualmente dilatarse más acá
dd Vilcanota, (jut:: es ci moj(lll mis natural para -separar las jurisdicciones de
ambos territorios,
He a:lí porque en esta cucstión las opiniones del Sr. Oropeza están en de
sacllerdü con las nuestras y porque establece qut.: los límites naturales entre
el PerÚ y Bolivia serían tan falaces como en d viejo mundo; pues la sola
cadena volcánica de los Andes, dice, comprometería ta ddimitaeilm de todas
las naciones de esta parte de América.
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No es, pues, el principio de que hoy no pueden existir más tratados entre
los pueblos y más fronteras que las que establezcan su voluntad y mútuo
consentimiento, sino la mayor co~veniencia para Bolivia, de no aceptar los
límites naturales, lo\motivos por los que los condena, como criterio ó base
para la solución de la cuestión de sus límites con el Perú.
Pero la doctrina opuesta á las fronteras naturales, que sólo tiene por base
no reconocer la Geografia como la último ratio en las relaciones internacionales' no condena la de que esos Jímites puedan servir alguna vez de
puntos de partida de una demarcación política, cuando son lib •.e y soberanamen~e aceptados.
La cuesti ón no es excluír la geografía y la naturaleza en los convenios de
los pueblos, sino en no reconocerla y aceptarla como árbitno de ellos, subordinándole el derecho de los hombres.
De aquí es que no aceptamos la exclusión de los límites naturales, como
base de una convención de límites, sino que, por el contrario, nos sirvamos
de ellos en los límites del Derecho ó sea de la Justicia y de las conveniencias mutuas de los pueblos.
He allí porqu<:: aceptamos como elemento de solución, en la cuestión de
límites con Bolivia, los del principio de las fronteras naturales, con las restricciones. indicadas.
XXIII.
LA SOLUCION.
La. que ahora celebl:en 101 estados del Perú y Bolivia (la. paz). que no Bea, pueB, de la~ circuu~t"ncias
1 .lel momento: que seo, sellor MiniBt.ro, la paz <Ie
mil aflos, la amistad de los siglos. :\ quieu intente
turbarIa. el sentimiento
públiuo le condene ll. la. exe-'
cración y al enojo uacionaJ; y que á. pres. ncil> ,je la.
es\alua .n que se coloque lu imágen de ésta pllZ ~
bayonetas le emboten y el plomo se liquide.
CAolHIRO
(Nota al Plenipotenciario
de I Perú,
ûI.Aï;ETA.
en Al equipa,
Enero
29 de 1831.)
Bajo la influencia de este sentimiento, que esperamos prevalezca en Bolivia y sus estadistas, como en 1831, después de haber analizado con la más
fría imparcialidad todos los títulos exhibiùos por ella, de soberanía territorial,
vamos á establecer las bases que, conforme al tratado preliminar Je límites,
de Sucre de 1886, deben establecer definitivamente, no las fronteras propiamente dichas, del Perú y Bolivia, sino la solución d.: continuidad en 'el territorio de ambo'> estados.
LIMITES
LITORALES.
Anexada á Chile, por consecuencia
del desfavorable éxito para el Perú y
Bolivia de la guerra de 1879.la mayor parte del litoral cuestionado por la
última, ha desaparecido por ahora éste motivo de contraversia; pues las rei'
vindicaciones
imaginadas por el señor Oropeza de la parte de costa á fa'
var de Bolivia, desde el rio Tambo á hasta Arica, carecen en lo absoluto de
fundamento, no dejando lugar sino á arreglos aduaneros, (pe faciliten y den
todo género de franquicias al tráfico mercantil entre el Perú y Bolivia, por
nuestros puertos de Moliendo, 110 y Sama.
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LíMITES
ORIENTALES.
Aceptando como base de estos límites el natural del rio DeSaguadero,
por la misma anexión bélica y la continuación de esa-línea de demarcación
por la cordillera real, quedan igualmente fuera de cuestión, al menos para
el Perú, actualmente, los deslindes entre la provincia peruana de Tarapacá y
las bolivianas de Carangas y Lipez; reduciéndose hoy sólo á la ribera pe'
ruana del Desaguadero y á la rp~ión montañosa.
En consecuencia, cedemoc')r
nuestra parte cuanto en los territorios
del curso del Desaguadero, en la banda del Perú, pueda comprometer su defensa, y se establecerán por este lado los límites entre ambas repúblicas, des
de la boca de dicho rio, siguiendo la medianía de él hasta el estrecho de Ti
quina, dejando al Perú la península de Copacabana, que está del lado de su
ribera, y á Bolivia las islas del Este, incluisive la del mismo Tiquina
La línea demarcatoria continuará después del estrecho rectamente por el
lago del Titicaca, hasta llegar á Comina, punta del pequeño golfo que está al
Este de dicho pueblo, siguiendo cn línea recta también hasta el origcn del
Madidí.
Este rio, afluente del Madera, que aceptamos como base de nuestros límites por el lado de la cordillera, deja á favor de Bolivia los territorios de la
antigua Apolobamba, perteneciente al Perú, hoy provincia boliviana, llama
da Caupolicán, de donde partirá nuestra línea divisoria, siguiendo el curso
del rio que tiene su origen en la quebrada de Tambopata, hasta su confluencia con el Beni, y desde allí aguas abajo hasta llegar á los 6,50 en ci rio
Madera.
Este sería el límite Norte, en virtud del cual, tras los grandes territorios
de las márgenes del Beni y del mismo Madera á que tenemos los más auténtícos derechos, quedarán en favor de Bolivia, como son todos los que
quedan entre el rio Tequeje, límite septentrional reconocido al Perú durante
el coloniage, hasta el Madidi.
El Perú, de este lado, como de todos los demás, no mantiene mas que la
posesión de territorios en que está de hecho y de derecho, de~de tiempo inmemorial, conservando sus terrenos al Este del Cuzco y las del Alto Amazonas, que lo separan del Brasil.
Tal solución, si la aceptase Bolivia, haría desaparcc~r ese antagonismo,
causa de recíprocas desgracias para ella y el Perú, que sólo han servido
hasta hoy para el engrandecimiento
territorial de sus vecinos, que han desmembrado una y otra república de las más valiosas secciones de sus territorios.
Ella resconstituirá la unidad geográfica de las dos antig-uas secciones del
Perú, y esa solidaridad política y social á que los llama la Providencia, desde
que nacieron á la vida del progreso y de la civilización.
JOSÉ CASIMIRO ULLOA •
•
•
I
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INDICE.
-
---....•-.---PÁGINAS.
Introducción
.
Antecedentes históricos
,
Antecedentes
Diplomáticos
.
Caducidad del tratado de Arequipa
.
El tratado preliminar y su carácter.
Las pretensiones recíprocas del Perú y Bolivia.
Deslindes entre Arica, Lopez y Carangas ...
Límites litorales entre el Perú y Bolivia ....•
Los verdaderos
títulos de propiedad territorial de las nacionalidades americanas
.
Las Audiencias
.
Los Virreinatos ..
Las Capitanías
.
Las Intendencias
.
Jurisdicciones
eclesiásticas .
'.
Las cédulas reales de 1563 y 1573 .
El Collao ..•.....•
El Virreynato de Buenos Ayres ..
La prueba testimonial de los géografos y viajeros .
Cédulas reales ..•....
Razas, religiones é idiomas .
Las fronteras naturales
.
La Solución
.
ft,
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