R E L A C I O N E S 7 5 , V E R A N O 1 9 9 8 , V O L . X I X

Anuncio
RELACIONES
75,
V E RA NO
19 9 8,
VOL.
XIX
Se inicia esta compilación con un
I artículo publicado, en 1956, en A nna\ les e s c , intitulado "Para una historia
| de la práctica religiosa en México"
! (pp. 11-14). Este trabajo discute las
apasionadas tesis de Francisco de la
Maza acerca del triunfo del guadalupanismo mexicano, en el siglo xvn y
su papel en la génesis colonial del na­
cionalismo mexicano. Este artículo
1 aparecía en un momento en que la
discusión acerca de lo que, se pensa­
ba, hubiera podido ser la "naturaleza
profunda" del "sentimiento nacional
! mexicano", derivaba en vehementes
| tomas de posición. Sin embargo, el
trabajo de De la Maza sirvió a JeanPierre Berthe para señalar cómo mu­
cho de esa polémica se desarrollaba
en México, en ausencia de una autén­
tica historia social. Más allá de la sim­
ple glosa de documentos teológicos,
literarios o iconográficos, se abría, ar­
gumentaba el autor, la necesidad de
i comenzar a trabajar sobre otros ámbi­
tos historiográficos. Proponía, entre
otras tareas, la reconstrucción de una
geografía de la aparición de los tem­
plos dedicados a esta imagen, así como
un tratamiento serial de las donacio­
nes piadosas y legados testamenta­
rios ligados también a este culto. Este
tipo de investigación, concluía, no
sólo proporcionaría elementos para
una mejor comprensión del culto en
cuestión, sino que serviría también
JEAN-PIERRE BERTHE, ESTUDIOS DE HISTORIA í
DE LA NUEVA ESPAÑA. DE SEVILLA A M ANILA,
M É X IC O , C EN TR O DE ESTUDIOS M E X IC A N O S
Y C E N T R O A M E R IC A N O S -U N IV E R S ID A D DE
GUADALAJARA, 1 9 9 4 , 3 1 8 P.
E l volumen intitulado Estudios de
Historia de la N ueva España. De Sevilla
a M anila, publicado por el Centre
d'Etudes Mexicaines et Centraméricaines (c e m c a , por sus siglas) y la Uni­
versidad de Guadalajara, puede ser
considerado, a nuestro juicio, más que
como una colección de artículos, una
verdadera semblanza intelectual del
autor de los mismos: Jean-Pierre Ber­
the. Los artículos recogidos aquí,
abarcan un periodo de casi cuarenta
años de la vida de su autor y son, por
lo mismo, sumamente variados en
cuanto a sus temáticas. Sin embargo,
hemos encontrado que colocados en
estricto orden cronológico de apari­
ción, la secuencia de los mismos refle­
ja, al menos en parte, los intereses y
preocupaciones intelectuales que, en
su momento, motivaban a su autor. Si
bien la mayoría de los trabajos está
seriado de manera cronológica en el
volumen, por razones que los edito­
res no explican en ninguna parte, al­
gunos de ellos aparecen fuera de or­
den; empero, por las razones arriba
aludidas, hemos decidido presentar­
los cronológicamente.
como punto de partida para otros tra­
bajos en el campo de la historia eco­
nómica y social.
Este primer ensayo, era sin duda
ya representativo de lo que sería la
evolución de la obra histórica de
Jean-Pierre Berthe, cuyos trabajos se
encontrarían sistemáticamente ubica­
dos en el centro de la polémica historiográfica mexicanista. A fines de los
cincuenta, los estudios dedicados al
mundo novohispano, entraban en lo
que podríamos llamar una etapa de
primera madurez; autores como Silvio
Zavala, José Miranda y Lesley Bird
Simpson, por mencionar tres sola­
mente, habían ya iniciado una larga y
documentada discusión acerca de las
instituciones relacionadas con el tra­
bajo de los indios, en particular, la en­
comienda y el repartimiento. Parale­
lamente, Sherburne Cook y Woodrow
Borah, estructuraban sus conocidas y
todavía hoy discutidas hipótesis,
acerca del impacto de la Conquista
sobre las poblaciones amerindias. En
acuerdo con el momento historiográfico que se vivía en México, los traba­
jos Jean-Pierre Berthe se orientaron
justamente hacia esta última temática.
En "Las minas de oro del Mar­
qués del Valle de Tehuantepec 15401547" (pp. 15-24), aparecido en 1958,1
Jean-Pierre Berthe acotaba como, tra­
tándose de una actividad que em­
pleaba grandes cantidades de mano
de obra esclava, desplazada de su lu­
gar de origen, el sostenimiento de es­
tas explotaciones dependía de un
abasto constante de insumos de todo
tipo. Para solventar esta necesidad,
Cortés obligaba a sus pueblos de en­
comienda, a entregar, bajo forma de
tributo, alimentos y otros productos,
los cuales debían transportar a los lu­
gares mismos de producción. Este sis­
tema, concluye el autor, duró hasta la
década de 1540, cuando la progresiva
disminución en la productividad de
los placeres, aunada a la creciente es­
casez de esclavos indios (producto de
la caída demográfica y las nuevas dis­
posiciones jurídicas) hicieron que la
actividad minera se desplazara hacia
la producción de plata. Como ele­
mento adicional, encontramos tam­
bién en este artículo, referencias acer­
ca del uso del azogue en el beneficio
del oro, desde cuando menos 1545,
esto es, diez años antes de los trabajos
de Pedro de Medina.
Un año después, en su artículo in­
titulado "Notas sobre la historia del
azúcar en América", (pp. 25-32),2JeanPierre Berthe discutía la evolución
1Colocaremos, a partir de aquí, en nota,
la referencia original de cada uno de los ar­
tículos, en este caso: H istoria M exicana, núm.
29, julio 1958, pp. 121-131.
2A nu ales e s c , núm. 1, enero-marzo 1959,
pp. 135-141.
técnica de los molinos de caña de
azúcar en el mundo ibérico. El pro­
blema más importante abordado allí,
consistía en fechar la sustitución de
los ingenios tradicionales provistos
con ruedas de molienda hechas de
piedra, por los molinos de ejes verti­
cales y cilindros de madera, mucho
más eficaces que los anteriores. La po­
sición más aceptada hasta entonces,
consistía en afirmar que ese tipo de
ingenios eran ya conocidos en Sicilia
desde fines del siglo xv. Sin embargo,
el autor apuntaba como la nueva do­
cumentación dejaba ver que esta inno­
vación técnica, había sido importada
directamente de Asia y que su uso no
se generalizó en el mundo americano,
sino hasta entrado el siglo xvm.
En la misma temática general, se
situaba también el artículo intitulado
"El cultivo del 'pastel' en Nueva Es­
paña" (pp. 33-60), aparecido en 1960.3
Allí el autor describía la evolución de
uno de los primeros asientos estableci­
dos por la Corona española con par­
ticulares, para la introducción de pro­
ductos europeos en las Indias, en este
caso, el del pastel. Este es un trabajo
que se situaba en la línea abierta unos
años antes por Woodrow Borah, en su
estudio pionero sobre el cultivo de la
seda en Nueva España,4 y que apor­
taba elementos de sumo interés acer­
ca de un tema, hasta entonces por
completo desconocido. El autor, seña­
laba allí, por ejemplo, cómo este asien­
to, establecido de manera definitiva
hacia 1535, suponía para su poseedor,
no sólo el monopolio del cultivo y co­
mercialización del colorante, sino tam­
bién el acceso a los servicios perso­
nales de un cierto número de pueblos
de indios, que quedaban obligados a
especializarse en este cultivo por vía
de tasación. Si bien la manufactura
del pastel se puso en marcha con re­
lativo éxito en un principio, la baja
productividad y sobre todo, la mala
calidad del colorante criollo, determi­
naron que, para fines de la década de
1560, su cultivo fuera abandonado y
reemplazado por el del añil.
Se cierra de alguna manera este
ciclo en la obra de Jean-Pierre Berthe,
con su conocido ensayo intitulado
"Aspectos de la esclavitud de los in­
dios en la Nueva España durante la
primera mitad del siglo xvi", apareci­
do en 1965 (pp. 61-68).5Si bien, no fue
el primer trabajo dedicado a la escla­
vitud de los indios en Nueva España,6
este ensayo, fue, en cambio, una de
3H istoria M exicana , núm. 35, enero I960,
pp. 340-367.
4 Woodrow Borah, Silk raising in colonial
M exico, Berkeley, University of California
Press, Ibero-Americana 20,1943.
5Journal de la Société des A m éricanistes , t.
liv-2,
1964, pp. 189-209.
6Véase por ejemplo: Silvio Zavala, "Los
esclavos indios en el norte de México", en: El
las primeras síntesis de conjunto pro­
ducidas sobre el tema, antecediendo
en varios años, al gran libro de Silvio
Zavala sobre los esclavos indios.7
Ciertamente, en este famoso texto, Za­
vala retoma y complementa muchos
de los temas y tocados por Jean-Pierre
Berthe en su ensayo, sin embargo, se
desprenden, todavía hoy, de la lectu­
ra del artículo de Jean-Pierre Berthe,
elementos de discusión, que el forma­
lismo jurídico que siempre caracteri­
zó los trabajos de Zavala, dejó en­
vueltos en la penumbra. Uno de ellos,
que nos sigue pareciendo importante,
es la enorme facilidad con que los
dueños de esclavos en distintas re­
giones de la Nueva España, acepta­
ron la manumisión de sus esclavos, y
se adaptaron a las disposiciones pues­
tas en marcha a partir de la supresión
formal de esta institución en 1548. El
autor cita ejemplos de "esclavos ma­
numisos" que "aceptan", de inmedia­
to y sin ninguna resistencia, seguir
sirviendo a sus antiguos dueños (se
redactan, incluso, documentos ampa­
rando estos "consentimiento"). Estos,
a su vez, sin pena, ni mediación algu­
na, los colocaban en sus listas de sir­
vientes "asalariados". Este tan fácil y
suave tránsito entre estatutos socia­
les, en principio, opuestos y excluyentes, debería, desde nuestro punto
de vista, matizar a ojos de los histo­
riadores, las diferencias "cualitativas"
que se supone se instauraron, en la
condición de los indios, a partir del
paso de un régimen de trabajo a otro.
Un segundo ciclo en la obra de
Jean-Pierre Berthe, se abre con dos de
sus trabajos más leídos: "Producción
y productividad agrícola en México
del siglo xvi al xvm" (pp. 151-156),
aparecido en 19658 y "Xochimancas:
los trabajos y los días en una hacien­
da azucarera de la Nueva España"
(pp. 89-124), de 1966.9Se trata de dos
textos, que si bien, por alguna extraña
razón aparecen separados en el volu­
men reseñado, los colocamos juntos
aquí, por considerar que son produc­
norte de M éxico y el S u r de Estados Unidos. Ter­
cera reunión de mesa redonda, México, Socie­
dad Mexicana de Antropología, 1944, pp. 83110 y del mismo autor: "Ñuño de Guzmán y
la esclavitud de los indios", H istoria M exica ­
na vol. 1, núm. 3, enero-marzo 1952, pp. 411428. Igualmente: Richard Konetzke, "La es­
clavitud de los indios como elemento en la
estructuración social de Hispano-América",
E studies de H istoria Social, Madrid, 1949, v. 1,
pp. 481-524 y Charles Verlinden, "Précédents
et parallèlles européens de l'esclavage colo­
nial, Coimbra, O In stitu to , núm. 113, 1950,
pp. 113-153.
7Silvio Zavala, Los esclavos indios en N u e ­
va España, México, El Colegio Nacional, 1967.
8 Troisièm e C onférence In tern a tio n a le
d 'Histoire Econom ique, París-La Haya, 1968,
t. il, pp. 105-109.
4
Jahrbuch von Geschichte von Staat,
Wirschaft und Gesellschaft Lateinamerikas,
v. 3, Colonia, 1966, pp. 88-117.
to de una misma preocupación: la
búsqueda de índices seriales y cuantificables para el estudio del proble­
ma agrario novohispano. El tema de
la productividad agrícola novohispana, sigue hoy en día buscando su his­
toriador: no existe, hasta la fecha, nin­
gún trabajo de conjunto sobre esta
materia, que recoja y desarrolle los
elementos e indicios señalados por
Jean-Pierre Berthe, en este corto pero
substancioso artículo. Por su parte el
trabajo sobre Xochimancas, es uno de
los más citados y reseñados por los
especialistas de temas azucareros en
Nueva España. Simplemente valdría
la pena añadir aquí, a lo ya dicho so­
bre este trabajo, que el análisis que
allí se encuentra acerca de la organi­
zación de trabajo, las jornadas, la ali­
mentación y control de la mano de
obra del ingenio, sigue siendo una
referencia obligada para cualquiera
que incurra en estos temas.
Aparece enseguida, bajo el título
"La Habana de fines del siglo xvn vis­
ta por un italiano" (pp. 125-150), la in­
troducción elaborada por Jean-Pierre
Berthe en 1968, a la edición francesa
del diario del viaje de Francesco Gemelli Careri.10Después de haber sido
uno de los pocos viajeros que logra­
ron penetrar en China, nos dice JeanPierre Berthe, Gemelli aprovechó su
condición de súbdito del rey de Espa­
ña (era originario del reino de Nápo-
les), para recorrer, prácticamente sin
cortapisas, las Indias Occidentales.
No siendo un hombre muy rico, nos
dice siempre el autor, Gemelli decidió
financiar su viaje comerciando por el
camino con sus propios bienes, de
manera que pudo, o mejor dicho, se
vio obligado, a convivir muy de cerca
con las sociedades que visitaba. Todo
ello, aunado a una gran facilidad para
el relato, dio como resultado un texto
de gran valor para la historia del siglo
xvn americano, periodo del que nos
quedaron muy pocas descripciones
de este tipo. La publicación en espa­
ñol de esta introducción al texto de
Gemelli Careri, resulta entonces de
utilidad para promover una relectura
de este relato, que consideramos, no
ha sido suficientemente apreciado en
la historiografía.
El artículo intitulado "Los fla­
mencos en Sevilla en el siglo xvi" (pp.
157-170), aparecido en 1970,11 nos
muestra otro flanco de ruptura en la
barrera aislante de que la Corona es­
10Aparece en: Le M exiqu e á la fin du xvn e
siècle vu par un voyageu r italien: Gem elli Careri,
Paris, Calmann-Levy, col. Temps en Conti­
nents, 1968. Existe traducción al español:
Giovanni Francesco Gemelli Careri, Viaje a la
N ueva España. Traducción y notas de Francisca
Peru jo, México, unam ,1976.
11 Fremde K la u ß eu te a u f der iberischen
H albinsel, Colonia, H. Kellenbenz ed., 1970,
pp. 239-251.
pañola quiso siempre rodear a sus po­
sesiones americanas. Poco conocido
en México, hasta ahora, este trabajo,
cuyo acercamiento temático se debe
originalmente a una propuesta de
Fernand Braudel, trata de las comple­
jas articulaciones comerciales que se
tejieron alrededor de Sevilla, a raíz
del descubrimiento. A fines del siglo
xvi, nos dice el autor, el trafico (tanto
legal, como ilegal) entre los puertos
españoles y los de los Países Bajos,
había alcanzado un tal volumen y re­
gularidad, que ni siquiera la guerra
bastó para interrumpirlo. Documen­
tos de Simancas, fechados en 1595,
nos muestran, continúa el autor,
cómo, el propio Felipe n, a pesar del
estado de insumisión en que se en­
contraban aquellas provincias, no se
decidió nunca a cortar de tajo con es­
tos vínculos comerciales, que conti­
nuaron creciendo a todo lo largo del
siglo XVII.
En 1973, aparecieron otros dos ar­
tículos de Jean-Pierre Berthe, que han
sido incluidos en esta compilación, el
primero de ellos, dedicado a un tema
más de la historia económica novohispana: "Transferencias culturales y
técnicas del antiguo al nuevo mundo:
el asiento de la cerveza en Nueva Es­
paña" (pp. 185-200).12Allí el autor re­
toma el tema de la introducción de
nuevas actividades económicas, en
este caso, el de la cerveza, cuyo asien­
to fue establecido en 1543. Se trata de
un tema interesante, ya que la cerveza
no era un producto de consumo masi­
vo en la España de ese tiempo y el es­
tablecimiento en la Nueva España de
un asiento, dedicado al mismo, obede­
cía a que la Corona calculaba poder
impulsar ese nuevo consumo y obte­
ner, en consecuencia, jugosas rentas
del mismo. A la postre, las dificulta­
des para cultivar granos y lúpulo y
sobre todo, la competencia del pulque
y otras bebidas, dieron al traste con el
proyecto, interrumpiéndose la pro­
ducción de cerveza a partir de 1556.
Concluye el autor anotando cómo, en
una de tantas ironías de la historia, a
partir de mediados del siglo xx, sería
el pulque, el que tendería a desapare­
cer, ante la hegemonía de la cerveza.
El segundo artículo aparecido en
1973, "La peste de Michoacán de 1643:
replanteamiento de una tradición y
otras observaciones críticas" (pp. 201220),13 es de un corte muy distinto a
los anteriores. Aquí el autor se intro­
duce en la historia del Michoacán de
principios del siglo xvn, para mostrar
12M élanges en l h o n n eu r de Fernand Brau­
del, v. il. M éthodologie de l H isto ire et des Scien­
ces H um ain es, Toulouse, Privât Editeur, 1973,
pp. 61-73.
13 Cahiers des A m ériques Latines, nûm. 8,
1973, pp. 123-140.
las inconsistencias en que incurre José
Guadalupe Romero en su Noticia para
form ar la estadística del obispado de
Michoacán (I860), en donde este autor
inventa de cabo a rabo, una mortífera
epidemia de matlazáhuatl supuesta­
mente acaecida en 1643. El objetivo
de este autor era de orden hagiográfico, se trataba de ensalzar la obra de
fray Marcos Ramírez de Prado, a quien
Romero quiso atribuir grandes méri­
tos con motivo de esa epidemia. Sin
embargo, al hacerlo, Romero había
creado un monstruo historiográfico,
que Jean-Pierre Berthe, se encargó de
eliminar punto por punto.
Creemos que con este acerca­
miento con la historia de Michoacán,
se expresaba ya, en el contexto de la
obra de Jean-Pierre Berthe, el marca­
do interés que durante los años sub­
secuentes mostraría este autor por la
historia regional del occidente novohispano. Tres años después, en 1976,
apareció un artículo, que estaría des­
tinado a ejercer una fuerte influencia
sobre los historiadores dedicados a
esta región, intitulado "Introducción
a la historia de Guadalajara y su re­
gión" (pp. 171-184).14 En él, Jean-Pie­
rre Berthe, llama la atención sobre
Guadalajara, como una ciudad situa­
da en el centro de una región propicia
para la agricultura y bien abastecida
en mano de obra, lo cual permitió
desde muy temprano, la creación de
un centro de población española su­
mamente estable. Por otro lado, la
distancia que mediaba entre esta ciu­
dad y otros centros importantes novohispanos, aunada a su calidad de
sede del gobierno y el episcopado neogallegos, hicieron que concurrieran
en Guadalajara importantes corrien­
tes comerciales y humanas, prove­
nientes del occidente y aun del norte
novohispano. La impronta que dejó
este artículo en la historiografía del
occidente colonial, es indudable, no es
difícil ver, por ejemplo, su influencia
como fuente de inspiración, en el tra­
bajo doctoral de Thomas Calvo,15ni es
tampoco descabellado pensar que tan­
to éste trabajo, como el dedicado a la
peste de 1643 en Michoacán, sirvieron
como antecedentes a la apertura del
seminario dedicado a las Relaciones
Geográficas de Michoacán, animado du­
rante varios años por el profesor Ber­
the en la ehess de París.
Se cierra este volumen con cuatro
artículos, un tanto más recientes de
14José María Muriá (comp.), L e d u m s his­
tóricas de Jalisco antes de la Independencia, Gua­
dalajara, uned,1976, pp. 221-235. Ignoramos
el motivo por el cual, los editores de la com­
pilación colocaron este artículo antes que los
dos de 1973.
15Aparecida como: Thomas Calvo, G ua­
dalajara y su región en el siglo x v n población y
econom ía, Guadalajara, Ayuntamiento de
Guadalajara, 1992,2 tomos.
Jean-Pierre Berthe. El primero de
ellos, publicado en 1986, e intitulado
"El evangelio y la herramienta: el
cambio técnico en un pueblo indio de
México en el siglo xvi" (pp. 221-238).16
Su propósito, era a examinar la intro­
ducción de técnicas y prácticas agrí­
colas europeas en Tiripitío en el siglo
xvi, haciendo uso justamente de las
Relaciones Geográficas, como fuente
fundamental de información. El pro­
ceso mismo de congregación en pue­
blos, nos dice el autor, significó la
introducción de procedimientos téc­
nicos de origen europeo, cuya nove­
dad como préstamos culturales, de­
rivaba para lo indios, no sólo del
aspecto meramente tecnológico, sino
al hecho de responder a necesidades
antes no experimentadas. Así, al
crearse un hábitat concentrado, fue
necesaria la construcción de sistemas
de conducción de agua, antes innece­
sarios, así como la apertura de vías y ;
caminos que respondían a una lógica |
espacial distinta de la existente hasta j
entonces. Lo mismo se puede decir j
del saber arquitectónico necesario !
para la construcción de grandes edifi­
cios, sin dejar de lado el aprendizaje
de los oficios propios al modo de vida
en policía. Este artículo se nos revela
como, las Relaciones Geográficas, más
que una simple descripción del terre­
no, son un testimonio insustituible de
los inicios de todo proceso de cambio.
En "El mercurio y la minería me­
xicana del siglo xvi" (pp. 239-254),17
por su parte, el autor nos da cuenta
de como, el perfeccionamiento en la
Nueva España del procedimiento de
amalgama por azogue para el benefi­
cio de los metales preciosos, puede
fecharse de manera muy precisa en el
año de 1555. Este hecho resulta rele­
vante, si se considera que el principio
de la amalgama como tal, era ya co­
nocido de largo tiempo atrás por los
mineros novohispanos, quienes lo em­
plearon, al inicio de la colonización,
para aglutinar pequeñas partículas de
oro en los placeres, difíciles de reco­
ger a mano. Fue la coyuntura que se
creó a partir de la gran epidemia de
1545 y el violento descenso de la po­
blación aborigen que se suscitó du­
rante los años subsecuentes, lo que
motivó a los mineros españoles, a
buscar nuevos procedimientos para
el beneficio de los metales. El virrey
Velasco, estuvo al corriente de los ex­
perimentos realizados por Bartolomé
de Medina y ante la noticia de su éxi­
to, en poco tiempo se establecieron
políticas para organizar un abasto re-
,h Technicjues et C ulture, núm. 11, 1988,
pp. 65-82.
17
José Peset (coord.), Ciencia, vida y espa­
cio en Iberoamérica, Madrid, Consejo Superior
de Investigaciones Científicas, 1989, v. n, pp.
141-152.
guiar de mercurio, las cuáles coadyu­
varon a revitalizar la minería novohispana y americana en general.
En el penúltimo artículo de la re­
copilación, intitulado "Los francisca­
nos y la provincia mexicana del Santo
Evangelio en 1570: un catálogo de
fray Gerónimo de Mendieta" (pp.
255-296), publicado en 1989.18 JeanPierre Berthe nos presenta allí un es­
tudio del documento descrito en el
título, el cual fue realizado con moti­
vo de la visita de Juan de Ovando. Se
trata de una relación detallada, que
incluye los nombres, edades, estatuto
y en ocasiones también, el lugar de
origen de los religiosos de la provin­
cia. En muchos de los casos, se men­
cionan también allí, otras habilidades
de los frailes relacionadas con la
evangelización, como por ejemplo, el
conocimiento de lenguas indígenas.
Como lo menciona el autor en su es­
tudio, en combinación con otros do­
cumentos afines, este catálogo puede
servir para formar una imagen de la
presencia franciscana en la Nueva
España de ese tiempo.
Concluye el volumen con el ar­
tículo intitulado "Las Filipinas 'tercer
mundo"' según don Francisco de Samaniego pp. 297-317, aparecido en
1992.19Se trata de una carta, donde el
doctor Francisco Samaniego Tuesta,
da noticia de su viaje a Manila. El au­
tor de la carta, quien había sido rela­
tor de la Sala del Crimen de la Au­
diencia de México, fue nombrado fis­
cal de la Audiencia asentada en aque­
lla ciudad asiática y se embarcó con
rumbo a las Filipinas en 1649, hasta
donde llegó después de seis meses de
un viaje que no sería sino el principio
de muchos otros sinsabores. Hombre
de letras, como nos informa Jean-Pierre Berthe, a pesar de haber perdido
en un naufragio, su notable biblioteca
de mil trescientos volúmenes, Sama­
niego compuso un índice de todas las
islas que se comprenden en el nombre de
Philippinas, la cual hizo llegar junto
con el texto de la carta a Juan Díaz de
la Calle,20 quien a la sazón fungía
como primer oficial de la secretaría
de la Nueva España. Como lo resume
Jean-Pierre Berthe, los documentos
producidos por Samaniego nos dejan
ver, lo que para quienes se embarca­
ban en dirección del lejano reino de
18 D. Michelet (coord.), Enquêtes su r
l'A m ériqu e m oyenne. M élanges offerts à G u y
Stresser-Péan, México, 1989, pp. 213-234.
19Version modificada de la aparecida en:
Archipel. Etudes interdisciplinaires su r le m onde
insulindien, núm. 44, ehess, Paris, 1992, pp.
141-152.
211 Autor de dos famosos M em oriales , el
llamado M em orial inform ativo al rey nuestro se­
ñor (Madrid 1645), y el intitulado, M em orial
y noticias sacras y reales de los dos imperios de
las Indias occidentales (Madrid, 1646), ambos
conservados en la Biblioteca Nacional de
Madrid.
las Filipinas, significaban la distancia
y el aislamiento del mundo europeo
en que terminaban encontrándose.
Por su parte, el índice de las islas, es un
producto típico del saber cosmográfi­
co de ese tiempo: a falta de una buena
descripción de los países visitados, lo
menos que podía hacer un viajero y
hombre de letras del siglo xvn, como
Samaniego, para un interlocutor como
Diez de la Calle, era un pequeño isolario?
Con este ensayo, se cierra esta
compilación, que puede ser conside­
rada, ya lo mencionábamos al princi­
pio, como una suerte de semblanza
intelectual de su autor: Jean-Pierre
Berthe. Ha sido, sin lugar a dudas, un
acierto la publicación de este volu­
men que reúne el producto, como lo
menciona el propio autor, de cuatro
décadas de trabajo, dedicadas princi­
palmente al cultivo de la historia novohispana. Desde luego, hubiera sido
ocioso y temerario, tratar de polemi­
zar en estas páginas, a propósito de
una obra tan variada y producida en
circunstancias temporales tan diver­
sas. Si alguna nota crítica merece este
volumen, es a los editores a quienes
debe ser dirigida. Una edición más
cuidada, especialmente en la trans­
cripción de las notas de pie de página,
acompañada de introducción de corte
historiográfico, una bien documenta­
da noticia biográfica y una bibliogra­
fía completa del autor, hubieran sido
muy bienvenidas. Sin embargo, lo im­
portante es que este conjunto de ar­
tículos se encuentra hoy al alcance del
público interesado, por lo que no que­
da sino recomendar vivamente su lec­
tura.
Salvador Alvarez
El Colegio de Michoacán
ALAIN MUSSET Y PABLO EMILIO PÉREZ MALLAIN A , "DE SÉVILLE À LIMA", COLLEC TIO N VILLES
EN PARALLÈLE, UNIVERSITÉ DE PARIS X-NANTERRE, LABORATOIRE DE G ÉO G R A PH IE URBAIN E, N Ú M . 2 5 , ABRIL 1 9 9 7 , 2 0 8 P.
U n a obra profundamente histórica,
en una colección de geografía. Hay
que saludar la iniciativa, que no debe
sorprender para quien conoce a Alain
Musset, geógrafo de formación, pero
historiador de vocación. Sin embargo
el paso es bastante insólito, en sí,
como para que el director de la revis­
ta, Guy Burgel, tenga que insistir in
fine. De ello saca la principal lección,
21 Descripciones de las islas del mundo
que frecuentemente acompañaban a las
obras de cosmografía; este género se popula­
rizó, sobre todo, a raíz del descubrimiento
del Nuevo Mundo. Uno de los Isolarios más
conocidos fue el de Benedetto Bordone, que
tuvo múltiples ediciones, entre las más fa­
mosas, citemos la de Venecia de 1528.
Descargar