Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 24/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ToMO Ll )l(•MP:RO 4 261 TERAPEUTICA HORMONAL DEL CANCER DE LA MAMA RESUMEN TERAPEUTICO DE ACTUALIDAD TERAPEUTICA HORMONAL DEL CANCER DE LA MAMA R. FRANCO MANERA, J. G. ESCALADA, S. ALONSO JIMENO y A. GoNz-:\LEZ MARTÍNEZ. Cllnica Médica Universitaria. Profesor: Hospital Provincial. jimセnrz@ DIAZ. Dentro del confuso problema de la etiología del cáncer en general, la experimentación y los resultados terapéuticos obtenidos en algunos cánceres con la terapéutica hormonal permiten, junto a la posibilidad de actuación en casos hasta ahora considerados como intratables, adivinar cómo, si no todos, por lo menos algunos de los procesos, tienen en su génesis un factor de disregulación endocrina, quizá podamos llegar a aclarar, camino por el 」オセャ@ por lo menos en parte, su etiología. Asimismo, podemos pensar que en el desarrollo de la enfermedad cancerosa hay que diferenciar, junto a agentes que deben tener un papel desencadenante, la existencia de un equilibrio endocrinometabólico, que al alterarse favorezca la puesta en marcha de la neoplasia, como parecen demostrarlo los recientes trabajos que evidencian la existencia posible de focos histológicamente neoplásicos en un elevado porcentaje de personas normales, acúmulos celulares que sólo en determinadas circunstancias se desarrollan en uno u otro órgano, aunque hoy por hoy, no se nos alcance la causa de su crecimiento ni de su localización. Es indudable que entre estos factores, el estado endocrino tiene un evidente papel, sobre todo en aquE.llos cánceres hormonales activos o muy directamente influenciados por factores endocrinos. Entre estos últimos es la mama, en la mujer, el órgano sin duda alguna más frecuentemente afecto de cáncer, y en consecuencia, es el cáncer de la mama en el que de un modo más sistemático se han venido probando los efectos de las hormonas que, al menos teóricamente, debieran influir sobre la misma. Experiencias en animales y resultados de diversas observaciones clínicas, condujeron a la idea, ya hace tiempo, de que los cuerpos de actividad estrogénica podrían favorecer el desarrollo del cáncer mamario, y fué por ello por lo que LOESE y FELS iniciaron la terapéutica con andrógenos de la citada enfermedad, y NATHANSON, RICE, MEIGS, TAYLOR, TREVES, etcétera, preconizaron, basados en el mismo fundamento, la castración como tratamiento del citado cáncer. Sin embargo, posteriores observaciones de NATHANSON, GARDNER, TAYLOR, etc., demostraron que, en contra de lo previsto, los estrógenos podían, en determinadas circunstancias, inhibir y mejorar el desarrollo del cáncer de la mama, especialmente en aquellos casos en que su aparición era posterior a la menopausia, con lo cual aumentó la complejidad del problema, abriéndose sin embargo nuevos caminos experimentales y clínicos. Más recientes estudios, especialmente de TAYLOR y sus cols., han per- mitido valorar el papel que otras hormonas, ACTH y cortisona, tienen en la terapéutica del cáncer mamario y la sorprendente eficacia de la orquidectomía en el raro cáncer de la mama del varón, complicando más un problmea que inicialmente se concibió con excesiva claridad. No es nuestra intención entrar en el mismo, sino exponer el estado actual de la terapéutica hormonal en el cáncer de la mama, valorar su eficacia y las dosis a emplear, así como las indicaciones en dicho tratamiento. ACTITUD TERAPÉUTICA EN EL CÁNCER DE LA MAMA. Como en todo cáncer, y aún más si tenemos en cuenta estos nuevos procedimientos de actuación, en el de la mama es fundamental el diagnóstico precoz, para lo cual la biopsia, nunca escatimada, es de primordial importancia. Asimismo es aquí también de gran interés la demostración, o no, de la existencia de metástasis, para lo que no debemos ahorrar ningún procedimiento de exploración. Así pues, de primera intención, nos encontramos con una triple posibilidad: 1 ) Cáncer de mama precozmente diagnosticado y sin metástasis. 2) Cáncer de mama con metástasis asequibles quirúrgicamente. 3) Cáncer de mama avanzado con metástasis no asequibles quirúrgicamente. En los dos primeros casos está clara nuestra conducta terapéutica: la intervención se impone lo más rápidamente posible, y nunca estamos autorizados a iniciar ningún otro tratamiento; ahora bien, una vez hecha la extirpación, y aun cuando ésta haya sido técnicamente correcta, sí se nos presenta la posibilidad de poder actuar sobre el terreno, para tratar de evitar las recidivas o la puesta en marcha de metástasis inasequibles a la exploración. Ante esta situación, y después de que el enfermo haya sido operado, o ante cánceres de la mama quirúrgicamente inabordables, bien por la extensión o por sus metástasis, es cuando se nos plantea el enunciado problema terapéutico, dejando aparte las posibilidades terapéuticas que suponen la radio y radiumterapia, así como el empleo de los isótopos radiactivos (P32 , cッ セ Q L@ セエ・NIL@ que, por otra parte, no se antagonizan con el uso de las hormonas. Sin embargo, en términos generales, y teniendo en cuenta que la terapéutica hormonal puede, en casos, empeorar al enfermo, moralmente sólo estamos autorizados a utilizarla en aquellos casos en los que hayan ya fracasado todas las demás medidas terapéuticas anteriormente citadas, o en los que lo avanzado de la enfermedad o la gran afectación del estado general del enfermo impida o contraindique el empleo de dichas medidas. TAYLOR y MORRIS dan las siguientes normas para la selección de los pacientes que han de recibir un tratamiento hormonal y que sirven de resumen para lo antedicho. Son las siguientes: Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 24/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. REVISTA. OLINICA ESPAÑOLA 1." Los pacientes deben recibir la terapéutica sólo si no es posible la cura con cirugía radical o con rontgenoterapia. 2." Debemos tener la evidencia de la existencia de metástasis, ya que las alteraciones fisiológicas que serán producidas con la terapéutica hormonal pueden ser penosas para el enfermo. 3." La elección de la hormona a emplear depende de la edad de los enfermos. 4." Las familias de los enfermos deber ser prevenidas de la posibilidad de que se produzcan complicaciones con el tratamiento hormonal. 5.' El enfermo debe ser minuciosamente explorado en todos sentidos para poder valorar los efectos de €Sta terapéutica. 6. · Sólo serán tratados aquellos pacientes que puedan ser observados en cama. 7. Es indispensable, antes de comenzar la terapéutica hormonal, hacer una determinación de los valores de la calcemia. Ahora bien, una vez sentada la indicación, veamos de qué modos podemos actuar sobre el estado endocrino de los enfermos. :MEDIOS DE ACTUACIÓX SOBRE EL ESTADO HOR:\IONAL DE LOS ENFERMOS CON CÁNCER DA MAMA. Podemos nosotros actuar, en esquema, de la siguiente forma: 1) Suministrando hormonas. 2) Actuando sobre otros órganos endocrinos, directa o indirectamente ligados, en el sentido hormonal, a la glándula mamaria; y esto podemos hacerlo médicamente, quirúrgicamente y por medios físicos. Como la mama no tiene una actividad hormonal directa, el primer apartado es superponible al tratamiento médico del segundo, por lo que los trataremos conjuntamente. A) Administración de hormonas en el tratamiento del cáncer de mama. El primer problema que se nos presenta es el de la hormona a administrar. En términos generales, los diferentes autores coinciden en que si las enfermas no han desarrollado aún la menopausia deben ser tratadas con andrógenos, ya que los estrógenos son peligrosos, aun cuando existan casos publicados que contradigan la anterior afirmación (NATHANSON, ALLEB, ENGLE, BINNIE, HERMANN, etcétera). Pasada la menopausia (o los cincuenta y cinco años para TA:YLOR y sus cols.), las pacientes pueden ser indiferentemente beneficiadas con andrógenos o con estrógenos, si bien la virilización a que conducen los primeros en la edad postmenopáusica hacen que sean los estrógenos la hormona de elección. Si el problema que se nos plantea es el de qué hormona debemos usar después de un tratamiento quirúrgico o roentgenológico, la experiencia de los diferentes autores se puede resumir del siguiente modo: en tales casos el valor de la terapia hormonal es oscuro y debemos ser extraordinariamente prudentes en su uso. Las hormonas y dosis de las mismas, usadas en el tratamiento del cáncer de la mama, son las siguientes: Andrógenos.- Las primeras observaciones fueron esporádicas, pero en los últimos años se ha trataao un número alto de pacientes con andrógenos no sólo 30 noviembr·c 1953 en cánceres avanzados, sino también con fin profiláctico tras la mastectomía, tratando de prevenir las recaídas y aumentar con ello la supervivencia del enfermo; en <'S te último aspecto, PRUDENTE ha publicado casos con aumento indudable de la supervivencia. El propionato de testosterona es el preparado de elección y TAYLOR y sus cols. lo han usado en solución oleosa en dosis de 50 a 100 mg., tres veces a la semana, siendo la de 100 mg. o más la que ha dado mejores resultados. Estas dosis altas no han aumentado paralelamente los signos de virilización. Los mismos autores han usado también los p2llets de testosterona a la dosis de 75 mg. cada uno, haciendo la implantación de ocho de ellos en la masa del músculo recto anterior del abdomen, con lo cual mantienen una dosis adecuada durante unas ocho semanas, lo que rt"prcsenta una mayor comodidad para el paciente. Sin embargo, hay veces en que las pastillas no son absorbidas y casi siempre la absorción es irregular, lo que hace que la citada ventaja sea neutralizada por los inconvenientes que esto supone. Asimismo la melil-testostl'rona, adminic:;tr.lda por vía oral, ha sido dada a dosis dl· 125 mg. al día, lo que representa una actividad análoga a 100 miligramos de propionato de testosterona por via muscular dados tres veces por semana. Pero con este método la absorción es irrl'gular y no es rara la aparición de náuseas y vómitos, aparte la incomodidad que supone la lenta absorción sublingual de las tabletas. De todo ello se deduce que, como quedó indicado, es la solución oll'osa d<' propionato de testosterona por vía intramuscular dada trl'S veces por semana y a la dos1s de 100 a 200 mg. cada vez, el preparado, dos1s y procedimiento de elección. La administración se continuará tanto tiempo como sea preciso mientras se demuestre la utilidad de la misma, y una valoración clínica adecuada de dichos efectos precisa un tiempo mínimo de observación de unos dos meses, debiéndose considerar como efecto beneficioso inicial no la mejoría objetiva ni subjetiva del paciente, sino la interrupción del curso fatalmente progresivo de la enfermedad. La vigilancia debe ser muy cuidadosa, ya que la inconstancia de los resultados obligará a suprimir la medicación en cuanto se aprecia el me nor signo de empeoramiento local o general del enfermo. También debe suprimirse la medicación en los raros casos en los que todos los síntomas de la enfermedad remiten por completo. Algunos autores como TALBOT, HERMANN, KIRSTEN y otros preconizan el empleo periódico de los andrógenos con temporadas de descanso, sin que exista una experiencia valorable sobre este proceder. La administración continuada, hoy en día considerada como la más eficaz, en algunos casos ha tenido que ser interrumpida temporal o totalmente ante la aparición de graves signos de virilización. Los resultados obtenidos con la medicación andrógena son a veces espectaculares, si bien en general estos resultados no guardan proporción con los cambios objetivos simultáneos, que son mucho menos frecuentes. El análisis de los diferentes síntomas nos permite resumir así los efectos de esta terapéutica según la experiencia de diferentes autores: en el aproximadamente 30 por 100 de los casos se produce la regresión de las metástasis óseas, como es lógico, temporalmente, y por contraste la remisión del dolor causado por dichas metástasis fué evidente en más del 50 por 100 de las pacientes Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 24/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. fnMO LI ;\('MERO 4 TERAPEUTICA HORMONAL DEL CANCER DE LA MAMA. afectas, siendo clara incluso en enfermas en las cuales no se pudo objetivar regresión alguna de dichas metástasis. En casi la totalidad de los casos fué espectacular la mejoría del estado general y el aumento del apetito; la anemia, secundaria o no a las lesiones óseas, mejora en la mayor parte de los casos y los enfermos ganan en peso y cambian su situación psíquica, haciéndose más optimistas. En el 2 por 100 de los casos de TAYLOR, las enfermas empeoraron. Durante el tratamiento con andrógenos, pueden aparecer efectos colaterales que dificultan la terapéutica. KENNEDY y NATIIANSON los resumen del siguiente modo y con la siguiente frecuencia: ronquera, que aparece en el 61 por 100 de los casos, llegando hasta una voz claramente masculina, debido a que los andrógenos producen una hipertrofia de las cuerdas vocales, y si el tratamiento se continúa, incluso un aumento del tamaño de la laringe. El hirsutismo aparece en el 52 por 100 de casos tratados por los citados autores, y su causa es obvia, acompañándose de distribución masculina del vello. La calvicie aparece en el 22 por 100 de las enfermas, siendo más acusada en las previamente castradas. El acné seborreico es frecuente, ya que los andrógenos aumentan la secreción sebácea y originan la hiperplasia de las células del folículo piloso; la mfccción de este acné puede originar sicosis, fís tulas y forúnculos. El acné simple y el acné rosáseo no son raros. La aparición de un aspecto cushinoide que no se acompaña de un aumento de los hematíes ni de la hemoglobina, se ha observado con frecuencia, acompañándose de sofocos fáciles por trastornos vasomotores. Aumento de peso se observa en el 76 por 100 de los casos y de la libido en el 37 por 100. El empleo oral de los andrógenos, como ya se ha dicho, produce con frecuencia náuseas y vómi tos. No es raro la observación del aumento del desarrollo muscular, especialmente de las pantorrillas, y algunas pacientes desarrollan un aumento del clítoris, que puede acompañarse de erotismo doloroso, en algunos casos insoportable. La r etención del sodio con el consiguiente edema, e incluso la insuficiencia cardíaca, pueden ser complicaciones que obliguen a suspender el tratamiento, por lo cual se aconseja unir éste a una dieta pobre en dicho catión. La hipercalcemia ha sido señalada por FoNow, WOODARD, HERMANN, KIRSTEN, KRAKAUWER, BAUMANN, O'CONNOR, etc., yendo acompañada de anor exia, estreñimiento, calambres abdominales, náuseas y vómitos. En un enfermo de TAYLOR la calcemia alcanzó la cifra de 20 mg. por 100 c. c., factor que contribuyó a su muerte. Esta hipercalcemia puede ser controlada suspendiendo la administración de andrógenos y administrando 250 a 300 c. c. intravenosos de una solución de citrato sódico a l 2,5 por 100, cuidando por medio de anális is de no pasar al extremo opuesto con síntomas tetanoides. Todo ello obliga, como ya se dijo, a una determinación previa de la calcemia en estos enfermos y a la vigilancia muy directa si ésta no está por debajo de 12 mg. por 100. Estrógenos.- No deben ser en principio a dministrados en edad premenopáusica, a no ser que hayan fracasado todos los demás procedimientos terapéuticos, incluso la administración de andrógenos y a t ítulo de prueba. La edad postmenopáusica es en cambio el procedimiento de elección, ya que produce a tiempo una mejoría de los síntomas vasomotores y psíquicos que habitualmente acompañan al cli- ' 263 materia. Los preparados más usados y sus dosis son los siguientes: El estilbestrol, se administra por vía oral a dosis de 5 mg. diarios; dosis más pequeñas son también activas, pero parece ser ésta la más eficaz; la dosis total debe ser dividida en tres tomas, que se administrarán después de las comidas para prevenir las náuseas tan frecuentes en este medicamento. El etinilestradiol, se administra también por vía oral, tres dosis al día de 1 mg., también después de la toma de alimento, por los mismos motivos que el anterior. El dipropionato de estradiol, en solución oleosa, se emplea por vía intramuscular en dosis de 5 mg. dos o tres veces por semana; no hay ventajas en su absorción ni en sus efectos, por lo cual el procedimiento de elección es la vía oral, más cómoda y económica. En una cuarta parte de los enfermos tratados con estrógenos aparecen náuseas, vómitos y anorexia, que en general desaparecen continuando el tratamiento. Otras complicaciones que pueden apar ecer son: piel seca y atrófica con descamación fácil, hiperpigmentación del pezón y de la aréola, aumento del tamaño de las mamas (a veces doloroso). micción imperiosa e incontinencia urinaria, reaparición de la hemorragia uterina e hipercalcemia con los mismos peligros ya citados para los andrógenos. La duración del tratamiento debe ser tan larga como sea necesario, obligando a vzces a su interrupción los síntomas por parte del aparato digestivo o las metrorragias y más raramente la hipercalcemia. Los efectos del tratamiento son en general menos frecuentes y espectaculares que en la terapéutica coh andrógenos; pueden mejorar las ュセᆳ tástasis blandas y r ecalcificarse las óseas, habiéndose apreciado una regresión de las mismas en el 38 por 100 de las pacientes tratadas con estrógenos, siendo en cambio menor la disminución del dolor ; por contraste, una mitad de las enfermas tratadas por diferentes autor es empeor ó, coincidiendo este empEoramiento en aquellas pacientes que llevaban menos de cinco años a partir de su menopausia. También se ha observado el aumento de peso y mejoría del estado general, con sensación de bienestar y turgencia de los genitales. La disminución del tumor primario, cuando no ha sido ex tirpado , es obj etivable en muchos casos y la anemia disminuye en general. En términos gener ales, el efecto de la medicación estrogénica es tanto mejor cuanto más avanzada es la edad de la enferma tratada, y en los casos favorables los efectos han durado hasta varios años. Aunque el número de observaciones es pequeño, los estrógenos también pueden tener un efecto favorable en el cáncer avanzado de la mama del varón, solos o unidos a la orquidectomía. TAYLOR ha tratado cuatro enfermos con buen resultado habiendo observado ginecomastia en la mama no afecta. Otras hormonas. Progesterona.-Ha sido empleada en 13 enfermas por TAYLOR con regresión de los síntomas en cuatro, con persistencia de la me.ioria de siete meses en uno; la dosis fué de 100 a 200 miligramos diarios intramusculares y la escasez de publicaciones a este r especto no permite sentar ninguna conclusión. DOCA.- Ha sido usada en algunos casos sin resultado. A CTH.- A dosis de 100 a 200 mg. al día es usada por MORRIS y TAYLOR, observándose un rápido empeoramiento en todas las enfermas tratadas. Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 24/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. REVISTA CLINICA ESPA&OLA B) Procedimientos quirúrgicos. Los procedimientos quirúrgicos que han sido usados para actuar endocrinamente sobre el 」£ョ・セ@ _de la mama son fundamentalmente tres: castracwn, adrenalectomía e hipofisectomía. Castración.- Los datos acumulados en cincuenta años permiten definir los efectos de la castraci?n. en el cáncer de la mama, efectos que, como es log1co, se limitan a aquellas enfermas premenopáusicas, o muy cerca de la menopausia, que presentan un avanzado cáncer de la mama con metástasis. La castración quirúrgica se asocia ァ・ョイ。ャセ[エ@ al uso ?e l_a radio o roentgenterapia o de los 1sotopos radiactivos, y si es posible a la exéresis quirúrgica del tumor. Los resultados obtenidos a las citadas edades han sido favorables tanto subjetiva como objetivamente y se traducen por una mejoría del estado general con recuperación del apetito y aumento de peso y disminución de los dolores y de las metástasis, tanto localizadas en tejidos blandos como en el esqueleto, con recalcificación de estas últimas, efectos que, a veces, han persistido durante カセイゥッウ@ años. La castración ha sido asociada al tratamiento con andrógenos, siguiendo la pauta ya indicada o con dosis más pequeñas, de 25 a 50 mg., no pudiendo tensr aún conclusioms sobre las ventajas de esta asociación. Como es lógico, se acompaña de las molestias propias del climaterio agudamente instituido, tales como excitación, insomnio, cambios de la personalidad psíquica, dolores articulares y trastornos neurocirculatorios. En el hombre la orquidectomía ha sido practicada en enfermos con cáncer avanzado de la mama, siendo la respuesta en general más significativa que en la mujer, tanto en la sintomatología general como en la local, y parece ser más eficaz cuanto más avanzada es la edad del enfermo, siendo más duraderas las mejorías obtenidas, especialmente cuando se asocian los preparados de acción estrogénica (NATHANSON). Adrenalectomía.-HUGGINS y BERGENSTAL han publicado recientemente los resultados obtenidos en el cáncer avanzado de la mama con la adrenalectomía. Ya JUANNOWICZ, ROFFO, BISCHOFF y MAXWELL habían aportado los efectos experimentales que sobre la inhibición de diferentes tumores ocasionaba la extirpación de las suprarrenales, lo que INGLE y BAKER atribuían a la secundaria disminución de los procesos anabólicos que la tal intervención origina, y ScoT y HUGGINS demostraron la disminución de un cáncer de la próstata, después de la adrenalectomía, lo que confirma Cox en posterior observación. Por el contrario, KENDAL y HELMAN y otros autores han puesto de manifiesto el empeoramiento de diversos tumores malignos, no hematológicos, con la administración de extractos suprarrenales, mientras que SPIES, TAYLOR y otros varios publican regresión de un carcinoma del labio y de tumores linfáticos con la administración de cortisona y ACTH. HUGGINS y BERGENSTAL presentan 18 enfermos tratados con adrenalectomía, de los cuales siete son adenocarcinomas de la mama, haciendo castración previa y manteniendo a las enfermas posteriormente con la administración de DOCA y cortisona. Las enfermas adrenalectomizadas recibieron 12,5-25 mg. de cortisona dos veces al día, 3 mg. de cloruro de sodio y de 2-4 mg. de DOCA, manteniéndose de esta forma normalmente a pesar de la extirpación bilateral de las suprarrenales; los enfer- 30 noviembre 1953 mos mejoran de su estado general y no presentan signos graves de insuficiencia suprarrenal. Sin embargo, hay que reconocer que este proceder terapéutico sólo puede aconsejarse en casos verdaderamente desesperados y en los cuales la neoplasia se acompaña de dolores muy intensos, ya que sus efectos, únicamente paliativos, no compensan la dificultad quirúrgica y el complejo tratamiento postoperatorio. Hi¡:ofiSl:ctomía. - Ha sido preconizada en casos muy avanzados de adenocarcinoma de mama, aun cuando, como se comprende, la gravedad y dificultades quirúrgicas de la intervención ャ ゥュエセ ョ@ extraordinariamente su empleo. En nuestra patna, OBRADOR ha operado con éxito recientemente una enferma en estas circunstancias, manteniéndola luego con una terapéutica postoperatoria de cortisona. CoNCLUSIONES. De todo lo antedicho se puede llegar a las siguientes conclusiones: 1." La evolución del cáncer de mama avanzado puede alterarse de modo evidente por un tratamiento hormonal, especialmente con los csteroides sexuales. Esta influencia puede ser favorable o desfavorable, según el estado hormonal del enf<>rmo afecto y sin que tengamos, hoy en día ningún signo que nos permita saber, "a priori", cuál va a ser el resultado de la terapéutica, lo que obliga, naturalmente a una cuidadosa vigilancia del tratamiento. 2." ' Los efectos favorables que S<' obtienen, aunque a veces son espectaculares, son siempre temporales y de duración relativamente corta. 3." Esta terapéutica solamente está indicada cuando fracasan los procederes considerados hasta ahora como clásicos (exéresis quirúrgica, radioterapia, etc.). 4." Los procesos quirúrgicos de actuación sobre órganos endocrinos suman, a parecidos resultados, los peligros de toda intervención quirúrgica, y ョセᆳ camente la bilateral tiene un evidente papel profiláctico y terapéutico. La castración roentgenológica, más inocua, es por ello preferible en la mayor parte de las veces. 5." De todas formas, el tratamiento hormonal del cáncer de la mama avanzado puede muchas veces mejorar la situación de profundo sufrimiento de algunos enfermos que, de otro modo, no encuentran alivio a sus molestias. 6." Estas acciones hormonales demuestran que es revisable el concepto de la autonomía de las células neoplásicas y abre un camino a la esperanza en el tratamiento de algunos tipos de tumores malignos. BIBLIOGRAFIA l. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. AOAIR, TREVI':S, FORROW y SCHARNAGEL.-J. A. M. A., 128, 161, 1945. ADA IR, HERMANN.-Ann. Surg., 123, 1023, 1946. BAtno!AN, O'CON:-<OR.-J. Am. M. Womens's, 4, 12, 516, 1949. BINNIE.-Brot. J. Radio!., 17, 42, 1944. bischoセGf@ y MAXWELL.- J. Pharm. and Exp. Therap., 46, 51, 57, 1932. Current status of Hormone Therapy oC advanced mammary C'ancer; report of the Councll on Pharmacv and Chemlstrv.- J. A. M. A., 146, 471, 1951. Cox.-Fed. Proc., 9, 3:17, 1950. CUTLER y SCHU:MENSON.-J. A. M. A., 138, 187, 1948. ELII!:L y PEARSON.-N. 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En seis niños con corea han utilizado simultáneamente ACTH y cortisona, en dosis fraccionadas cada .seis horas, y en proporciones variablzs entre 1 : 1 y 1 : 3. El tratamiento se m antuvo hasta conseguir la curación, la cual se produjo en tiempos variables entre 8 y 32 días. Las dosis usuales fueron entre 20 y 40 mg. diarios de ACTH y entre 20 y 120 mg. de cortisona, simdo preferible una proporción a partes iguales entr-e cortisona y ACTH. Como la duración habitual del corea oscila entre 8 y 10 ウセュ。ョL@ los resultados suponen una cierta eficacia del proceder. Inyección intravenosa de tiocianato en la cefalea de los hipertensos.- La cefalea es una de las manifestacion,es más frecuentes y rebeldes de l<t hipertensión. Si bien la toxicidad de los tiocianatos ha impEdido la generalización de su -empleo continuado en la hiperten.sión arterial, es lo cierto que con ellos se consigu-e casi constantemente la drsa¡;arición d e la cefalea. El empleo de una dosis pequeña de tiocianato, por vía intravenosa, sería suficiente para que, sin peligro de toxicidad, se obtuviese una desaparición duradera de la cefalea, en opinión de SAINT-PIERRE, CORCORAN, TAYLOR y DUSTAX ,J, Am. Med. Ass.) 152, 493, 1953). A 15 hipzrtensos con cefaleas muy tenaces han inyectado intrav.eno3amente una solución que contiene un gramo de ión tiocianato. La inyección origina concentraciones en sangre del orden de 6 a 7 mg. por 100 c. c., que son muy inferiores a las que originan síntomas tóxicos. En las tres cuartas partes de los enfermos se logró una mejoría que aparece a las pocas horas de la inyección y que duró de cinco a más de diez días. Si la inyección no se repite con frecuencia, son inョセ」・ウ。イゥ@ las dosificaciones de tiocianato en la sangre. El mecanismo de la desa¡:arición de la cefalza no aparece claro, no guardando relación con l::1 disminución producida en la cifra tensional. Tratamiento del reumatismo agudo con butazolidina.-Además de su empleo en la artritis reumatoide, la butazolidina se ha utilizado en otros procesos articulares. Bien conocido es el caso de la gota úrica, en la que algunos autores consideran a la citada droga como de suma utilidad. También sería aplicable en el reumatismo agudo. FLE:\IIl\G y WILL (Ann. rィセオュN@ Dis. ) 12, 95, 1953) hacen notar que el tratamiento del reumatismo agudo con salicilatos dista mucho de ser satisfactorio. Por una parte, no €S absolutamente s:guro; por otro lado. se precisa la administración de cantidades セイ。ョ、・ウ@ de la droga, que fl':::cuentemente no son toleradas. Han comunicado los efectos d2l tratamiento con butazolidina en cinco .enfermos de reumatismo agudo, de edades comprendidas entre los 9 y los 17 años, a los que han administr ado 400 a 600 mg. diarios del preparado. En ningún caso se produjeron r<'accioms tóxicas y la respuesta fué muy brillante, tr .tto por parte de las manif<'staciones clínicas como de la velocidad de sedimentación globular. Al suspc-n-