La exclusión de acreedores en el concurso de grupos económicos: una mirada desde el Derecho argentino Autor/a REVISTA LEX MERCATORIA. Lidia Vaiser Abogada. Doctora en Derecho, Profesora universitaria de Derecho, ex presidenta del Instituto Iberoamericano de Derecho Concursal (Argentina) Doctrina, Praxis, Jurisprudencia y Legislación RLM nº1 | Año 2015 Artículo nº 22 Páginas 95-98 revistalexmercatoria.umh.es I.- INTRODUCCION En general, todas las legislaciones concursales establecen la postergación de los créditos que corresponden a ciertas personas “especialmente relacionadas con el deudor”, expresión esta última que aspira a representar un común denominador. Esas relaciones resultan patentes en los concursos grupales, donde los efectos del proceso llevan normalmente a la subordinación de los créditos que competen a los integrantes del grupo. Tal y por ejemplo, en la legislación de España y en la de Uruguay. Sin embargo en el Derecho argentino la cuestión se presenta bajo una forma totalmente diferente, ya que los créditos en cuestión son excluidos del cómputo de las mayorías necesarias para formar el acuerdo. Dicho de otro modo, la aprobación del plan por parte los acreedores vinculados al deudor no pesa a los fines de celebrar el acuerdo. Sin embargo, sus créditos se mantienen inmutables, salvo por los efectos que pueden desprenderse del acuerdo 95 aprobado, del cual y por lo visto, no pueden participar. No obstante esta peculiar situación que se presenta en el Derecho argentino, la indagación sobre el elenco de sujetos vinculados al deudor, que pueden excluirse o subordinarse, llama siempre a interrogantes que la doctrina trata de dilucidar. Así las cosas las notas que siguen pueden resultar de interés, cualquiera sea el ámbito normativo del cual se trate. II. LA NORMATIVA Y SU APLICACION: El art. 45 de la LCQ 24522, luego de establecer las reglas de la doble mayoría para la aprobación del acuerdo (mayoría absoluta de acreedores y dos terceras partes del capital verificado) establece las restricciones al voto de las personas especialmente relacionadas con el deudor. Son el cónyuge, los parientes del deudor, los socios y administradores; y también los parientes de estos últimos, así como los cesionarios de sus créditos. Desde la letra fría de la ley, la norma resulta bastante limitada respecto de las exclusiones derivadas del marco societario y grupal. En lo que atañe a las sociedades anónimas, (la inmensa mayoría de las registradas en el país) la exclusión del crédito –o, como se dice habitualmente, la exclusión del voto- no alcanza siquiera a los accionistas salvo que se trate del controlante. Tal la expresión textual de la ley. Asimismo se aprecia que la norma no refiere de manera expresa al controlado, o al controlante indirecto, sino por tomar algunos sujetos que pueden derivar del ámbito grupal. Sin embargo, desde el recordado fallo “Del Atlántico” 3 emanado de la pluma del juez y catedrático Julio Rivera, al igual que en el caso de “Schoeller Cabelma”, se han efectuado interpretaciones jurisdiccionales que, aunque no fueran consideradas extensivas, han atrapado de un modo directo o indirecto a las sociedades controladas por el concursado, excluyéndolas de la base computable de personas y de créditos destinada a alcanzar las mayorías de ley. Una vía indirecta resulta, por ejemplo, la solución adoptada en el mencionado caso Schoeller Cabelma, donde el juez creó una categoría ad hoc para incluir en ella a las empresas controladas por el deudor, evitando de este modo su confusión promiscua con los restantes acreedores. Más allá de las marcadas controversias que la interpretación y aplicación del dispositivo legal despliegan, lo cierto es que numerosas decisiones de nuestros Tribunales han ido ampliando notablemente el reducido texto normativo. De su lado la Ley de Sociedades Comerciales 19550, en su artículo 33 establece que serán consideradas sociedades controladas aquellas en que otra sociedad, en forma directa o por intermedio de una sociedad a su vez controlada: 1) Posea participación, por cualquier título, que otorgue los votos necesarios para formar la voluntad social en las reuniones sociales o asambleas ordinarias; 2) Ejerza una influencia dominante como consecuencia de acciones, cuotas o partes de interés poseídas, o por los especiales vínculos existentes entre las sociedades. Como bien puede advertirse, la ley societaria nacional abarca el control interno, participacional de derecho (mayoría de capital, o en rigor, de votos, puesto que pueden existir acciones preferidas). Tanto como el control interno, participacional de derecho indirecto, conformado por ciertas minorías que, por la acción de acuerdos entre accionistas u otras circunstancias (ausentismo en las reuniones, por ejemplo) logra imponer la voluntad social en las asambleas La exclusión de acreedores en el concurso de grupos económicos: una mirada desde el Derecho argentino ordinarias. Y también el control externo, es decir: los “especiales vínculos” mencionados por la norma, que son mayormente de índole contractual. Si bien los supuestos contemplados son amplios, a menudo se ha señalado que la ley 19550 se ocupa del grupo de sociedades y no del grupo personal, La autorizada voz de Otaegui, así lo refiere: “…En nuestro derecho, la ley 19550 no se ocupa del accionante controlador o controlante en general, sino tan solo de la sociedad controlante (ley 19550 art.33) y a su vez parcialmente, porque no se trata sobre la responsabilidad de esta…” En otro orden, la ley de Concursos cuando trata la extensión de la quiebra, señala como sujeto pasible de la extensión a toda persona controlante de la sociedad fallida, (que ha desviado indebidamente el interés social de la controlada, sometiéndola a una dirección unificada en interés de la controlante o del grupo económico del que forma parte). Y aclara que a dichos fines se entiende por persona controlante aquella que en forma directa o por intermedio de otra sociedad controlada, posea participación por cualquier título que otorgue los votos necesarios para formar la voluntad social. Así como cada una de las personas que actuando conjuntamente posea la participación indicada en el párrafo anterior. La referencia la controlante indirecto resulta innegable. ciedades es más amplio que en el campo concursal. No lo veo así y queda demostrado tal como recién se viera. Lo que la ley concursal no contempla expresamente es el grupo contractual, asentado en el llamado control externo. Lo cual y no obstante ello, no ha impedido a la jurisprudencia disponer en tales casos la extensión de la quiebra, o la exclusión de votos, como se ha verificado en los hechos. Abundando sobre el particular, he sostenido anteriormente 6que en el supuesto del control contractual o del control externo de hecho, el controlante bien puede quedar expuesto a la extensión de la quiebra bajo la preceptiva del art. 161, inc. 1. LCQ que recoge la doctrina de la apariencia. Esto es, que la fallida actúa como una fachada, cuando en rigor sus actos deben imputarse al controlante fáctico. III.- QUE DICE LA JURISPRUDENCIA: En razón de la tesis amplia que propugnan los fallos judiciales, se ha dispuesto excluir del cómputo de las mayorías al adquirente de un paquete de control efectuado al controlante indirecto de la concursada. En el caso, el Tribunal de Alzada que así lo dispuso, sin desconocer las distintas posturas que se inclinan por una aplicación restrictiva del art. 45, reconoció que la evolución posterior del tema encaminó a una interpretación finalista de la norma. Pasando en limpio: en materia de extensión de la quiebra la ley concursal caracteriza al grupo participacional, ya sea en su faz societaria o personal, con control directo o indirecto. Y califica al grupo económico por la tenencia mayoritaria de capital y la dirección unificada orientada hacia un objeto concreto, que es el interés grupal. Desde esa perspectiva hermenéutica se juzgó en el caso mencionado, que si bien han quedado fuera de las previsiones legales expresas diversos supuestos a saber: el controlante indirecto y sus cesionarios, la controlada y el accionista minoritario; ello no impide al juzgador disponer su exclusión a petición de parte o aún de oficio. Insistentemente la doctrina nacional ha señalado que el marco grupal en la ley de so- En otro caso resultó que la concursada integraba un grupo económico compuesto por 97 cuatro empresas, cuya mayoría accionaria se encontraba en cabeza de una misma familia. El grupo estaba compuesto además por un laboratorio medicinal (a la sazón acreedor mayoritario en el concurso) y otras dos firmas. En total: cuatro personas jurídicas controladas por el mismo grupo familiar. En ese contexto fueron excluidos por el Tribunal los créditos del acreedor mayoritario mencionado; y el cesionario de 50 créditos concurrentes, a la sazón hijo del presidente de la concursada; circunstancia que levantó una indisimulable suspicacia, no solo por el vínculo de parentesco, sino por pretenderse la expresión de un voto múltiple, de la cuantía del señalado, en cabeza de una sola persona. Como corolario de todo lo cual, se entendió que no se encontraban alcanzadas las mayorías de ley para la homologación del acuerdo. La legislación concursal no define acabadamente a que control se refiere en el mencionado artículo 45, cuando establece la exclusión del controlante, así: a secas Sin embargo la Ley de Sociedades (art. 33), y las disposiciones de la propia ley de concursos en materia de extensión de la quiebra (art. 161) permiten establecer las distintas variantes aplicables al caso, que son las mismas que el concepto de “control” reconoce en el derecho interno. Entre ellas puede señalarse el control participacional interno, directo o indirecto, el control externo y el control de facto, disimulado bajo la apariencia de la actuación del sujeto concursal. Nociones todas ellas que deben armonizarse en una interpretación sistémica de la ley, lo cual la jurisprudencia ha recogido, ampliando notablemente los supuestos de exclusión de créditos y acreedores en el marco del concurso grupal. IV.- CONCLUSIONES: Como puede apreciarse, en el derecho concursal argentino las exclusiones de voto en el marco del concurso grupal, tienen una referencia escueta en la normativa que expresamente se ocupa del tema (art.45 LCQ). En ella solo se hace mención del accionista controlante de la sociedad anónima y de los socios, en los restantes tipos societarios. La exclusión de acreedores en el concurso de grupos económicos: una mirada desde el Derecho argentino