CANALES DE LA PROFECÍA

CANALES DE LA PROFECÍA
SERIE: ESPÍRITU SANTO Y DONES
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SERIE: ESPÍRITU SANTO Y DONES
Canales de la Profecía
En I Corintios 14:3 podemos ver que la profecía trae edificación,
exhortación y consolación, en este versículo encontramos el
fundamento del Espíritu de profecía. Toda profecía debe edificar,
exhortar y consolar.
“Y si tuviese profecía, y entendiese todos los
misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de
tal manera que trasladase los montes, y no tengo
amor, nada soy.”
I Corinitos 13:2
Cuando profetizamos debemos tener AMOR, si tenemos amor vamos a
edificar, exhortar y consolar porque el amor edifica, exhorta y
consuela.
Hay cinco canales por medio de los cuales la profecía puede fluir en
nuestras vidas:
Primer canal: Un corazón lleno de gozo
“Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en el
Señor, Mi poder se exalta en el Señor; Mi boca se
ensanchó sobre mis enemigos, Por cuanto me
alegré en tu salvación.”
I Samuel 2:1
Ana no solía estar alegre, era una mujer con mucha amargura y
tristeza, era una mujer que clamaba y lloraba por un hijo. Cuando Dios
escucha su clamor y le concede su petición, Ana se goza en el Señor y
empieza a orar, en el versículo 10 empieza a fluir en profecía:
“Delante del Señor serán quebrantados sus
adversarios, Y sobre ellos tronará desde los
cielos; el Señor juzgará los confines de la tierra,
Dará poder a su Rey, Y exaltará el poderío de su
Ungido.”
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¿Cómo podía saber Ana que se levantaría un rey si en esa época sólo
había jueces? Ella pudo profetizar porque su corazón estaba lleno de
gozo.
Otra experiencia similar la encontramos en Lucas 1:46, veamos:
“Entonces María dijo: Engrandece mi alma al
Señor; Y mi espíritu se regocija en Dios mi
Salvador.”
El corazón de María estaba lleno de gozo, María no era una profetisa,
pero en el versículo 48 profetizó algo que tenía que ver con ella:
“Porque ha mirado la bajeza de su sierva; Pues he
aquí, desde ahora me dirán bienaventurada
todas las generaciones.”
Tenemos otro ejemplo en la vida de Zacarías, el corazón de Zacarías
estaba lleno de alabanza y cuando abre su boca por primera vez,
después de nueve largos meses, la profecía empieza a fluir:
“Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo,
y profetizó, diciendo: Bendito el Señor Dios de
Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo . . .
Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado;
Porque irás delante de la presencia del Señor,
para preparar sus caminos; Para dar
conocimiento de salvación a su pueblo, Para
perdón de sus pecados . . .”
Lucas 1:67-68,76-77
Segundo canal: La Música
“Después de esto llegarás al collado de Dios
donde está la guarnición de los filisteos; y cuando
entres allá en la ciudad encontrarás una
compañía de profetas que descienden del lugar
alto, y delante de ellos salterio, pandero, flauta y
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arpa, y ellos profetizando. Entonces el Espíritu del
Señor vendrá sobre ti con poder, y profetizarás
con ellos, y serás mudado en otro hombre . . . Y
cuando llegaron allá al collado, he aquí la
compañía de los profetas que venía a encontrarse
con él; y el Espíritu de Dios vino sobre él con
poder, y profetizó entre ellos. ”
I Samuel 10:5-6,10
Los profetas solían reunirse en este collado tan a menudo que se le
llegó a llamar “el collado de Dios”. Todos los que pasaban por ese
collado podían escuchar el sonido de la música. La música acompañaba
los profetas, posiblemente eran músicos que fluían en profecía cuando
estaban tocando. La música es un canal por donde fluye el fluir
profético.
Eliseo sabía muy bien que la profecía fluye cuando hay una música de
alabanza y adoración, por eso, hizo llamar a un músico cuando
necesitaba una palabra de parte de Dios.
“Mas ahora traedme un tañedor. Y mientras el
tañedor tocaba, la mano del Señor vino sobre
Eliseo, quien dijo: Así ha dicho el Señor: Haced en
este valle muchos estanques.”
II Reyes 3:15
El rey David también fue un profeta y la palabra profética venía a su
vida a través de la música que tocaba.
“Varones hermanos, se os puede decir libremente
del patriarca David, que murió y fue sepultado, y
su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.
Pero siendo profeta . . .”
Hechos 2:29-30a
Posiblemente, el salmista no entendía muchas de las profecías que
daba, por eso declaró:
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“Inclinaré al proverbio mi oído; Declararé con el
arpa mi enigma.”
Salmo 49:4
Tercer canal: Compañerismo profético
Debemos tener comunión y compañerismo con gente profética, el fluir
profético nos viene a través de este compañerismo. Cuando nos
juntamos con gente profética el fluir de la profecía se incrementa en
nuestras vidas.
“Cuando llegaron allá a la colina, he aquí, un
grupo de profetas salió a su encuentro; y el
Espíritu de Dios vino sobre él con gran poder, y
profetizó entre ellos.”
I Samuel 10:10
Cuando el rey Saúl se encuentra con esa compañía de profetas, aunque
no era profeta, empezó a profetizar, la unción profética que había en el
ambiente descendió sobre Saúl y lo capacitó para profetizar.
Tenemos un incidente similar en I Samuel 19:20, veamos:
“Entonces Saúl envió mensajeros para que
trajeran a David, los cuales vieron una compañía
de profetas que profetizaban, y a Samuel que
estaba allí y los presidía. Y vino el Espíritu de
Dios sobre los mensajeros de Saúl, y ellos
también profetizaron.”
Estos mensajeros de Saúl no venían buscando la unción de Dios, no
venían preparados para profetizar, pero cuando estaban en presencia
de los profetas, la unción que había era tan fuerte que empezaron a
profetizar siendo impregnados de esa unción.
Cuando se enteró Saúl de todo esto, envió más mensajeros, pero pasó
exactamente lo mismo:
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“Cuando lo supo Saúl, envió otros mensajeros, los
cuales también profetizaron. Y Saúl volvió a
enviar mensajeros por tercera vez, y ellos
también profetizaron.”
I Samuel 19:21a
Al final, Saúl decide ir él mismo y cuando se acercó a los profetas, el
Espíritu de Dios descendió sobre él y empezó también a profetizar:
“Entonces él mismo fue a Ramá; y llegando al
gran pozo que está en Secú, preguntó diciendo:
¿Dónde están Samuel y David? Y uno respondió:
He aquí están en Naiot en Ramá. Y fue a Naiot en
Ramá; y también vino sobre él el Espíritu de Dios,
y siguió andando y profetizando hasta que llegó a
Naiot en Ramá. Y él también se despojó de sus
vestidos, y profetizó igualmente delante de
Samuel, y estuvo desnudo todo aquel día y toda
aquella noche. De aquí se dijo: ¿También Saúl
entre los profetas?”
I Samuel 19:22-24
Cuarto canal: Ministerio
La palabra profética puede fluir en las personas que tienen un
ministerio dentro de la iglesia.
“Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote
aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni
pensáis que nos conviene que un hombre muera
por el pueblo, y no que toda la nación perezca.
Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el
sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús
había de morir por la nación.”
Juan 11:49-51
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Caifás profetizó porque era el sumo sacerdote. Caifás no quería decir lo
que dijo, pero cuando Juan escribe lo sucedido, pudo ver que había un
elemento profético en las palabras de Caifás.
Quinto canal: Derramamiento del Espíritu Santo sobre
nuestras vidas
Cuando el Espíritu Santo es derramado sobre nuestras vidas, la palabra
profética empieza a fluir de una forma poderosa. En cada mover de
Dios, hay un derramamiento del Espíritu y en cada derramamiento del
Espíritu, hay un fluir profético.
“Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de
mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y
vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes
verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán
sueños; Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis
siervas en aquellos días Derramaré de mi
Espíritu, y profetizarán.”
Hechos 2:17-18
Siempre que hay un derramamiento del Espíritu Santo, la palabra
profética empieza a manifestarse.
“Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino
sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en
lenguas, y profetizaban.”
Hechos 19:6
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