tema 4 cuerpo auxiliar administrativo revisión de los actos en vía

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TEMA 4
CUERPO AUXILIAR ADMINISTRATIVO
PROMOCIÓN INTERNA
REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA
ADMINISTRATIVA. RESPONSABILIDAD
DE LAS AUTORIDADES Y PERSONAL AL
SERVICIO DE LAS ADMINISTRACIONES
PÚBLICAS
JULIO 2005
ESCUELA DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
CUERPO AUXILIAR ADMINISTRATIVO
TEMA 4
ÍNDICE:
INTRODUCCIÓN........................................................................................................................................3
I. REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA .................................................................3
Revisión de oficio.....................................................................................................................................4
1.
La anulación directa de actos y disposiciones nulos de pleno derecho (artículo 102)...............5
2.
La declaración de lesividad de los actos anulables (artículo 103) .............................................6
3.
Posibilidad de suspensión en el procedimiento de revisión (artículo 104) ................................7
4.
Revocación de los actos administrativos (artículo 105.1) .........................................................7
5.
La rectificación de errores materiales y aritméticos (artículo 105.2) ........................................8
6.
Límites de la revisión (artículo 106)..........................................................................................9
7.
Norma específica en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia...................................9
Recursos administrativos........................................................................................................................10
1.
Concepto y objeto de los recursos administrativos..................................................................10
2.
Clases de recursos administrativos..........................................................................................11
3.
Procedimiento administrativo en vía de recurso......................................................................11
Estudio de los recursos administrativos..................................................................................................13
1.
Recurso de alzada (artículos 114 y 115)..................................................................................13
2.
Recurso potestativo de reposición (artículos 116 y 117).........................................................16
3.
Recurso extraordinario de revisión (artículos 118 y 119)........................................................17
II. RESPONSABILIDAD DE LAS AUTORIDADES Y PERSONAL AL SERVICIO DE LAS
ADMINISTRACIONES PÚBLICAS.- ......................................................................................................18
1.
Responsabilidad patrimonial de las autoridades y demás personal al servicio de las
Administraciones Públicas (artículo 145)...........................................................................................19
2.
Responsabilidad penal (artículo 146) ......................................................................................20
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INTRODUCCIÓN
Una vez dictado un acto administrativo se plantea la cuestión de saber si la
Administración tiene o no libertad para hacerlo desaparecer o retirarlo del mundo
jurídico. La respuesta a esta pregunta se encuentra en el Título VII de la Ley 30/1992,
de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del
Procedimiento Administrativo Común, denominado “De la revisión de los actos en vía
administrativa”, y que consta de dos Capítulos: Revisión de oficio y Recursos
administrativos. En efecto, la Administración que ha dictado un acto administrativo
podrá retirarlo (revisarlo, revocarlo, dejarlo sin efecto) bien al estimar un recurso
interpuesto contra dicho acto, bien, sin que medie recurso, por sí misma (de oficio), de
acuerdo con las reglas y previsiones que se estudiarán a continuación.
Por último, se examinará la responsabilidad de las autoridades y personal al
servicio de las Administraciones Públicas, regulada en el Capítulo II del Título X de la
citada Ley.
I. REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA
En un sentido amplio, la revisión de un acto o disposición consiste en
someterlos a un nuevo examen para ratificarlos, corregirlos o anularlos, si son
contrarios a Derecho. La revisión de los actos y disposiciones administrativas puede
proceder, por un lado, de los órganos jurisdiccionales (en general, por los Tribunales
del orden contencioso-administrativo), y por otro, de la propia Administración. Éste
último caso es el que examinaremos.
La regulación de este tipo de revisión se efectúa, como quedó dicho, en el
Título VII de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas, que es de aplicación general en todas las Administraciones
Públicas, y que fue objeto de reforma a través de la Ley 4/1999, de 13 de enero. La
facultad de revisión en vía administrativa se recoge a su vez, entre las potestades de
la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, en el artículo 15.3 de su Estatuto de
Autonomía, aprobado por Ley Orgánica 4/1982, de 9 de junio.
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TEMA 4
La revisión de los actos y disposiciones por la Administración constituye uno de
los privilegios o prerrogativas de que está investida la Administración Pública en el
Derecho Administrativo, en concreto, una manifestación de la autotutela o autodefensa
administrativa. Así, la Administración no sólo tiene la prerrogativa de dictar actos que
se presumen válidos, y que son obligatorios y ejecutivos, sino que puede, además,
volver sobre sus propios actos, a fin de, por razones de legalidad o de simple
oportunidad, eliminarlos del mundo del Derecho, no sólo a instancia del afectado, sino
de oficio.
La revisión de los actos por la propia Administración puede tener objeto
verificar la conformidad con el ordenamiento jurídico o una finalidad distinta. Respecto
a la primera, la Administración Pública tiene la potestad de verificar la conformidad con
el ordenamiento jurídico de sus actos y disposiciones y, en consecuencia, decidir
acerca de su mantenimiento o anulación. Esta anulación tiene carácter amplio y
comprende tanto la nulidad como la anulación en sentido estricto. El ordenamiento
jurídico prevé dos tipos de procedimiento de revisión: la “revisión de oficio” (Capítulo I
de este Título) y los “recursos administrativos” (Capítulo II).
Dentro del Capítulo I examinaremos un supuesto en que la finalidad es distinta:
la Administración vuelve sobre sus propios actos al margen de si son o no conformes a
Derecho, no para comprobar su legalidad, sino para verificar la conveniencia de su
mantenimiento por razones de interés público; se trata de la revocación referida en el
artículo 105 de la Ley.
REVISIÓN DE OFICIO
El principio de legalidad obliga a la Administración a reaccionar de oficio frente
a cualquiera de sus actos o actuaciones que contradigan al ordenamiento jurídico, con
el fin de adecuarlos a éste. Este deber de ajuste permanente a la legalidad no plantea
problemas jurídicos graves cuando se trata de actos que afectan al ámbito interno de
la Administración, en su estructura, organización o funcionamiento, sin limitar los
derechos de los ciudadanos. Tampoco cuando el acto es perjudicial o gravoso para un
particular, como puede ser la imposición de una sanción indebida. Pero el panorama
cambia cuando se trata de la revisión o anulación de los actos administrativos
inválidos que han creado o reconocido derechos a favor de terceros que se
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encuentran además en posesión y disfrute de los mismos, en cuyo caso los requisitos
y limitaciones a que está sometida la Administración para ejercer esa revisión son
mucho mayores.
La Ley 30/1992, de 26 de noviembre, reduce la anulación directa por la propia
Administración a los actos nulos de pleno derecho, y se remite a un proceso especial,
el de lesividad, para la anulación de los actos anulables favorables (o declarativos de
derechos) a los interesados.
1. La anulación directa de actos y disposiciones nulos de pleno derecho
(artículo 102)
La anulación directa por la propia Administración puede ser tanto de un acto o
de una disposición administrativa. Cuando se trate de un acto administrativo éste ha
de ser de los que ponen fin a la vía administrativa (esto es, de los que no quepa
recurso de alzada) o que no hayan sido recurridos en plazo.
En primer lugar, se exige que el acto o disposición esté incurso en una de las
causas de nulidad de pleno derecho recogidas en el artículo 62 de la Ley 30/1992, de
26 de noviembre. No se distingue aquí entre actos favorables o desfavorables, pues
no siempre todos los interesados en el procedimiento coinciden en lo que es y no es
favorable. Al tratarse de actos, la anulación la puede pretender tanto el interesado
como la Administración; mientras que al tratarse de las disposiciones administrativas,
el párrafo 2 de este precepto alude exclusivamente a que la Administración actúa de
oficio, sin mencionar la iniciativa de los particulares.
En cualquier caso, no hay límite temporal para que el interesado solicite o la
Administración acuerde poner en marcha esta acción de nulidad.
En segundo término, se requiere que la nulidad se acuerde previo dictamen
favorable del Consejo de Estado u órgano consultivo equivalente de la Comunidad
Autónoma (en nuestro caso, del Consejo Jurídico de la Región de Murcia, según
dispone su Ley de creación 2/1997, de 19 de mayo, artículo 12.6). Así, si dicho órgano
consultivo no aprecia la concurrencia de la nulidad, la revisión no puede llevarse a
cabo.
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Por otra parte, se faculta a la Administración, cuando el procedimiento se inicia
a solicitud del interesado, para acordar motivadamente la inadmisión a trámite de las
solicitudes formuladas, sin necesidad de recabar dictamen del órgano consultivo,
cuando las mismas no se basen en alguna de las causas de nulidad del artículo 62 o
carezcan manifiestamente de fundamento, así como en el supuesto de que se
hubieran desestimado en cuanto al fondo otras solicitudes sustancialmente iguales.
El procedimiento de anulación debe finalizar mediante resolución expresa.
Además del efecto anulatorio del acto o disposición nulos de pleno derecho, la Ley
obliga a que la resolución que así lo declare se pronuncie expresamente acerca de la
indemnización que proceda reconocer a los interesados, cuando se den los requisitos
que determinan la responsabilidad extracontractual de la Administración.
Si transcurren tres meses sin resolver, se producirá la caducidad del
procedimiento si se inició de oficio, y si se inició a instancia de los interesados se
producirá la desestimación por silencio negativo de la pretensión formulada por éstos.
2. La declaración de lesividad de los actos anulables (artículo 103)
Respecto a los actos anulables declarativos de derechos, la Administración no
puede anularlos directamente, sino que debe seguir el proceso de lesividad, para a
continuación
pretender
dicha
anulación
antes
la
jurisdicción
contencioso-
administrativa. Así, dispone el artículo 103.1 que las “Administraciones públicas
podrán declarar lesivos para el interés público los actos favorables para los
interesados que sean anulables conforme a lo dispuesto en el artículo 63 de esta Ley,
a fin de proceder a su ulterior impugnación ante el orden jurisdiccional contenciosoadministrativo”.
Antes, pues, de recurrir a esta jurisdicción, la Administración debe cumplir con
el requisito de la declaración de lesividad, declaración que no podrá adoptarse una vez
transcurridos cuatro años desde que se dictó el acto administrativo y exigirá previa
audiencia de los interesados.
Transcurrido el plazo de seis meses desde la iniciación del procedimiento sin
que se hubiera declarado la lesividad se producirá la caducidad del mismo.
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Si el acto proviniera de la Administración General del Estado o de las
Comunidades Autónomas, la declaración de lesividad se adoptará por el órgano de
cada Administración competente en la materia.
Si el acto proviniera de las entidades que integran la Administración Local, la
declaración de lesividad se adoptará por el Pleno de la Corporación o, en defecto de
éste, por el órgano colegiado superior de la entidad.
3. Posibilidad de suspensión en el procedimiento de revisión (artículo 104)
En efecto, si a través de estos procedimientos de revisión pueden anularse o
revocar actos administrativos, con mayor razón podrán suspenderse mientras dure su
tramitación.
Así, una vez iniciado el procedimiento de revisión de oficio, el órgano
competente para resolver podrá suspender la ejecución del acto, cuando ésta pudiera
causar perjuicios de imposible o difícil reparación.
4. Revocación de los actos administrativos (artículo 105.1)
A diferencia de la anulación o invalidación, que implica la retirada del acto por
motivos de legalidad, por ser contrario a Derecho, la revocación en sentido estricto
equivale a la eliminación o derogación por motivos de oportunidad o conveniencia por
el interés público. El acto es perfectamente legal, pero ya no se acomoda a los
intereses públicos y la Administración decide dejarlo sin efecto.
Sin embargo, la jurisprudencia utiliza el término en sentido amplio, refiriéndolo
igualmente a la privación de efectos por razones de legalidad, incluyendo de esta
forma la anulación o extinción de un acto viciado de invalidez (nulo o anulable).
Lo relevante a efectos del régimen de revisión de los actos es la distinción
entre actos que sean o no favorables a los interesados, porque es la que sirve de base
para determinar si para volver sobre los actos es necesario seguir o no los
procedimientos formales de revisión que regulan los artículos 102 y 103.
Así, si se trata de actos favorables, sólo cabe la revisión en los supuestos y por
los procedimientos que regulan los artículos 102 y 103. Si, por el contrario, los actos
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son de gravamen o desfavorables, puede volverse sobre ellos a fin de privarles de
efectos –por razones de legalidad o de oportunidad– sin sujeción a esos
procedimientos formales, mediante la aplicación directa del artículo 105.
La revocación de actos de gravamen o desfavorables podrá hacerse sin límite
de tiempo, en cualquier momento. Existen, no obstante, una serie de límites para el
ejercicio de esta potestad revocatoria:
o
que no constituya dispensa o exención no permitida por las leyes
o
que no sea contraria al principio de igualdad
o
que no sea contraria al interés público
o
que no sea contraria al ordenamiento jurídico.
Acordada la revocación, se extinguirá el acto, privándole de eficacia.
5. La rectificación de errores materiales y aritméticos (artículo 105.2)
Al margen de los errores de hecho y de derecho, que son vicios que originan la
anulabilidad prevista en el artículo 63 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de
Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas, existe otro error que se produce
en el momento de realizarse la declaración o formalización del acto, el llamado error
material y aritmético, que es al que se refiere el artículo 105.2 de la Ley (aunque se
equivoca al identificarlo indebidamente con el error de hecho).
Las Administraciones públicas podrán, asimismo, rectificar en cualquier
momento, de oficio o a instancia de los interesados, los errores materiales, de hecho o
aritméticos existentes en sus actos. La Administración está así legitimada para realizar
una inmediata rectificación de oficio al margen de cualquier procedimiento.
Los errores materiales y aritméticos, para que la Administración pueda
eliminarlos, han de caracterizarse por ser ostensibles, manifiestos e indiscutibles. Es
decir, que se evidencien por sí solos, sin necesidad de mayores razonamientos,
manifestándose por su sola contemplación, teniendo en cuenta exclusivamente los
datos del expediente administrativo. Por ello son susceptibles de rectificación sin que
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padezca la subsistencia jurídica del acto que los contiene. Si no es así, si el pretendido
error no es ostensible y notorio, se presta a dudas y es preciso recurrir a datos ajenos
al expediente, no es posible la rectificación mecánica e inmediata sin procedimiento
anulatorio. Quedan, por ejemplo, excluidas las cuestiones de derecho, como las que
impliquen interpretación de normas, valoración de pruebas, etc.1
6. Límites de la revisión (artículo 106)
El que un acto sea inválido, de pleno derecho o anulable, no quiere decir que
deba ser necesariamente invalidado, pues es posible que esa adecuación del acto al
ordenamiento engendre una situación todavía más injusta que la originada por la
ilegalidad que se trata de remediar. De ahí la conveniencia de moderar la facultad
invalidatoria con unos condicionamientos sustanciales a fin de evitar crear una
situación más grave que la que se trata de corregir.
El artículo 106 cierra el Capítulo I –que lleva la rúbrica “revisión de oficio”– del
Título de la Ley dedicado a la revisión de actos administrativos; así, los límites que se
establecen en este precepto operan respecto de todos los procedimientos de revisión
que se regulan en dicho Capítulo.
Por exigencia del principio de seguridad jurídica, el ejercicio de las facultades
revisoras resulta improcedente cuando por prescripción de acciones, por el tiempo
transcurrido o por otras circunstancias, sea contrario a la equidad, a la buena fe, al
derecho de los particulares o a las leyes.
7. Norma específica en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia
El artículo 33 de la Ley 7/2004, de 28 de diciembre, de Organización y
Régimen Jurídico de la Administración Pública de la Comunidad Autónoma de la
Región de Murcia, dispone qué órganos son los competentes para la revisión de oficio
de los actos y disposiciones administrativos nulos y para la declaración de lesividad de
los actos anulables:
a) El Consejo de Gobierno, respecto de sus propias disposiciones y actos y de
las disposiciones y actos dictados por los consejeros.
1
Sentencias del Tribunal Supremo de 20 de julio de 1984 y de 22 de octubre de 1986.
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b) Los consejeros, respecto de los actos dictados por los demás órganos de su
Consejería o por los máximos órganos rectores de los organismos públicos adscritos a
la misma.
c) Los máximos órganos rectores de los organismos públicos respecto de los
actos dictados por los órganos de ellos dependientes.
RECURSOS ADMINISTRATIVOS
La garantía jurídica del administrado está constituida básicamente por la
posibilidad de revisión por los Tribunales de Justicia de los actos de la Administración
(artículos 24 y 106.1 de la Constitución). A esta posibilidad precede normalmente la de
que sea la propia Administración autora del acto quien revise y reconsidere la decisión
adoptada, procediendo a confirmarla o anularla, según que la considere conforme o
disconforme a Derecho. En este caso de revisión por la Administración de un acto
previo de la misma se sitúan los recursos administrativos, que constituyen el supuesto
de revisión instada por la persona afectada por el acto (a diferencia, en principio, de la
revisión “de oficio”, promovida por la propia Administración).
1. Concepto y objeto de los recursos administrativos
El recurso administrativo es un tipo de acto del administrado, que procede de
persona que ostenta la titularidad de un derecho o interés legítimo, y que se interpone
ante la Administración, con el objeto de impugnar un acto administrativo que aquélla
considera que no es conforme a Derecho, a fin de que sea revisado y, en
consecuencia, se proceda a su anulación total o parcial (modificación) y al
reconocimiento, en su caso, de aquella situación jurídica individualizada.
Se trata, así, de un acto jurídico que procede de una persona física o jurídica,
privada o pública, titular de un derecho subjetivo o interés legítimo (artículos 107.1 y
31.1 a) de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre).
El objeto del recurso es una resolución o acto administrativo, que ha de ser
definitivo (aunque no firme), por lo que quedan excluidos en principio los actos
provisionales y los de trámite, excepción hecha de los deciden directa o indirectamente
el fondo del asunto, determinan la imposibilidad de continuar el procedimiento o
producen indefensión o perjuicio irreparable a derechos e intereses legítimos.
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En cuanto a las disposiciones administrativas (reglamentos), contra ellas no
cabe recurso administrativo (artículo 107.3); por lo que procede directamente su
impugnación en vía contencioso-administrativa.
2. Clases de recursos administrativos
Se distinguen dos clases de recursos administrativos:
1º) los recursos ordinarios, que son el de alzada y el potestativo de reposición,
según el acto impugnado no agote o, por el contrario, agote la vía administrativa,
respectivamente.
En cualquier caso, ambos recursos pueden fundamentarse en cualquier
infracción del ordenamiento que determine la invalidez –nulidad o anulabilidad– del
acto (artículo 107.1, en relación con los artículos 62 y 63).
2º) el recurso extraordinario de revisión, que sólo cabe en los supuestos y por
las causas tasadas que la Ley determina (artículo 118.1).
3. Procedimiento administrativo en vía de recurso
Está sujeto en principio a las normas del procedimiento administrativo común
(artículos 68 y siguientes de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre), aunque existen
unas peculiaridades, que se refieren tanto a la iniciación, instrucción como terminación
del procedimiento.
A). Iniciación.
Estas particularidades abarcan a su vez al escrito de interposición del recurso,
el plazo para interponer los mismos y los efectos de su interposición.
En cuanto al escrito de interposición del recurso, el artículo 110 dispone que
deberá expresar:
a)
El nombre y apellidos del recurrente, así como la identificación personal del
mismo.
b)
El acto que se recurre y la razón de su impugnación.
c)
Lugar, fecha, firma del recurrente, identificación del medio y, en su caso, del
lugar que se señale a efectos de notificaciones.
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d)
Órgano, centro o unidad administrativa al que se dirige.
e)
Las demás particularidades exigidas, en su caso, por las disposiciones
específicas.
El error en la calificación del recurso por parte del recurrente no será obstáculo
para su tramitación, siempre que se deduzca su verdadero carácter.
Los vicios y defectos que hagan anulable un acto no podrán ser alegados por
quienes los hubieren causado.
Respecto a los plazos de interposición de los recursos, varían según el tipo de
que se trate, como después se indicará respecto de cada uno de ellos.
Por su parte, el efecto de la interposición de un recurso administrativo es la no
suspensión del acto impugnado (artículo 111), aunque el órgano competente para
resolverlo podrá acordar la suspensión, previa ponderación, suficientemente razonada,
entre el perjuicio que causaría al interés público o a terceros la suspensión y el
perjuicio que se causa al recurrente como consecuencia de la eficacia inmediata del
acto recurrido, podrá suspender, de oficio o a solicitud del recurrente, la ejecución del
acto impugnado cuando concurran alguna de las siguientes circunstancias:
a)
Que la ejecución pudiera causar perjuicios de imposible o difícil reparación.
b)
Que la impugnación se fundamente en alguna de las causas de nulidad de
pleno derecho previstas en el artículo 62.1 de esta Ley.
La ejecución del acto impugnado se entenderá suspendida si transcurridos
treinta días desde que la solicitud de suspensión haya tenido entrada en el registro del
órgano competente para decidir sobre la misma, éste no ha dictado resolución expresa
al respecto.
B). Instrucción
La peculiaridad aquí radica en el trámite de audiencia (artículo 112), que sólo
será preceptivo cuando hayan de tenerse en cuenta nuevos hechos o documentos no
recogidos en el expediente originario, para que los interesados, en un plazo no inferior
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a diez días ni superior a quince, formulen las alegaciones y presenten los documentos
y justificantes que estimen procedentes.
No se tendrán en cuenta en la resolución de los recursos, hechos, documentos
o alegaciones del recurrente, cuando habiendo podido aportarlos en el trámite de
alegaciones no lo haya hecho.
C). Terminación
La resolución del recurso ha de decidir todas las cuestiones planteadas, a
pesar de que no hayan sido alegadas por los interesados, aunque esto no significa
que puedan decidir puntos distintos de los contenidos en las pretensiones formuladas
(principio de congruencia). En caso de resolver sobre cuestiones no planteadas por los
interesados, éstos deberán ser previamente oídos.
La resolución del recurso podrá ser estimatoria del mismo, total o parcialmente
(con la consiguiente anulación, en la misma medida, del acto impugnado),
desestimatoria del recurso (confirmando el acto impugnado, en este caso), o bien de
inadmisión del recurso (cuando no sea, por ejemplo, el procedente).
En cualquier caso, se prohíbe la llamada “reformatio in peius”, es decir, el
recurrente no puede ver agravada en ningún caso su situación inicial.
En el caso de que el órgano competente para resolver advierta la existencia de
vicio de forma y no estime procedente resolver sobre el fondo del asunto, se limitará a
ordenar la retroacción del procedimiento al momento en que el vicio fue cometido, a no
ser que el defecto de forma sea convalidable (artículo 113.1).
ESTUDIO DE LOS RECURSOS ADMINISTRATIVOS.
1. Recurso de alzada (artículos 114 y 115)
Procede contra:
9
las resoluciones y actos que no ponen fin a la vía administrativa
9
y contra los actos de trámite cualificados a que se refiere el artículo 107.1
(los que deciden directa o indirectamente el fondo del asunto, determinan
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la imposibilidad de continuar el procedimiento o producen indefensión o
perjuicio irreparable a derechos e intereses legítimos).
Las particularidades del recurso de alzada se refieren a los siguientes
elementos:
a)
en cuanto a los actos objeto de recurso, están excluidos los actos que ponen
fin a la vía administrativa contenidos en el artículo 109 de la Ley:
9
las resoluciones de los recursos de alzada.
9
las resoluciones de los procedimientos de impugnación a que se refiere el
artículo 107.2.
9
las resoluciones de los órganos administrativos que carezcan de superior
jerárquico, salvo que una Ley establezca lo contrario.
9
las
demás
resoluciones
de
órganos
administrativos
cuando
una
disposición legal o reglamentaria así lo establezca.
9
los acuerdos, pactos, convenios o contratos que tengan la consideración
de finalizadores del procedimiento.
Además de estos, en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia ponen
fin a la vía administrativa las resoluciones de los órganos relacionados en el artículo 28
de la Ley 7/2004, de 28 de diciembre, de Organización y Régimen Jurídico de la
Administración Pública de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia:
a) Las del Presidente y del Vicepresidente.
b) Las del Consejo de Gobierno.
c) Las de las comisiones delegadas del Consejo de Gobierno, salvo
que una ley otorgue recurso ante el Consejo de Gobierno en
relación con actos acordados por la correspondiente Comisión
Delegada en ejercicio de una competencia atribuida a la misma.
d) Las de los consejeros, salvo cuando una ley otorgue recurso ante el
Consejo de Gobierno.
e) Las de los demás órganos, en los casos que resuelvan por
delegación de un órgano cuyas resoluciones pongan fin a la vía
administrativa.
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b)
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el plazo para interponerlo es de un mes si el acto impugnado fuere expreso,
o de tres meses en caso de silencio administrativo. Este plazo se computa a
partir del día siguiente a aquel en que se efectúe la notificación o publicación
del acto (si es expreso), o a partir del día siguiente a aquél en que se
entienda desestimado el acto por silencio administrativo.
El transcurso del plazo de interposición del recurso sin presentarlo determina
que la resolución adquiera firmeza a todos los efectos, por lo que, en principio, no será
impugnable en vía administrativa ni judicial. El régimen de revisión de oficio de los
actos administrativos permite excepcionar esta regla respecto de los actos nulos que
no hayan sido impugnados en plazo, en virtud de la acción de nulidad que –a solicitud
del interesado– admite la Ley en su artículo 102.1.
c)
respecto al procedimiento, además de lo dicho antes (artículos 110 a 113),
hay que tener en cuenta que el recurso de alzada podrá presentarse ante el
órgano que dictó el acto impugnado o bien ante su superior jerárquico, que
es, en definitiva, el competente para resolverlo.2
El plazo máximo para notificar la resolución es de tres meses. Transcurrido
este plazo sin que recaiga resolución expresa, se podrá entender desestimado el
recurso, salvo que éste se haya interpuesto contra la desestimación por silencio
administrativo de una solicitud por el transcurso del plazo, en cuyo caso se entenderá
estimado el recurso si, llegado el plazo de resolución, el órgano administrativo
competente no dictase resolución expresa sobre el mismo. Se trata, de este modo, de
un castigo a la reincidencia en el silencio y por ello se admite que el primer acto
presunto sea negativo, pero no el segundo, que se entiende positivo.
Contra la resolución, expresa o presunta, de un recurso de alzada no cabrá
ningún otro recurso administrativo, salvo el recurso extraordinario de revisión, en los
2
El artículo 27 de la Ley 7/2004, de 28 de diciembre, de Organización y Régimen Jurídico de la
Administración Pública de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, establece los órganos que tendrán la
consideración de superior jerárquico a los efectos del Recurso de Alzada:
a) El Consejo de Gobierno, respecto de los actos de los consejeros.
b) Los consejeros, respecto de los actos de los secretarios generales y de los titulares de los demás órganos
directivos de la Consejería, así como de los dictados por los máximos órganos de dirección unipersonales o colegiados
de los organismos públicos adscritos a la misma, salvo que la respectiva ley de creación establezca otra cosa.
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casos establecidos en el artículo 118.1; por lo que, sin perjuicio de esta salvedad,
procede el recurso contencioso-administrativo.
2. Recurso potestativo de reposición (artículos 116 y 117)
Se interpone contra los actos administrativos que pongan fin a la vía
administrativa, que podrán ser recurridos potestativamente en reposición ante el
mismo órgano que los hubiera dictado, o ser impugnados directamente ante el orden
jurisdiccional contencioso-administrativo. De ahí el carácter opcional o potestativo del
recurso.
Ahora bien, en el caso de que el interesado interponga el recurso de
reposición, ha de seguirse la tramitación administrativa establecida en la Ley, sin que
sea posible acudir a la vía judicial hasta que el recurso sea resuelto, de forma expresa
o presunta.
El plazo para la interposición del recurso de reposición será de un mes, si el
acto fuera expreso. Si no lo fuera, el plazo será de tres meses y se contará, para el
solicitante y otros posibles interesados, a partir del día siguiente a aquel en que, de
acuerdo con su normativa específica, se produzca el acto presunto.
Transcurridos
dichos
plazos,
únicamente
podrá
interponerse
recurso
contencioso-administrativo, sin perjuicio, en su caso, de la procedencia del recurso
extraordinario de revisión.
El plazo en que la Administración debe resolver de forma expresa y notificar al
interesado la resolución es de un mes.
Contra la resolución de un recurso de reposición sólo cabe interponer recurso
contencioso-administrativo, sin perjuicio del extraordinario de revisión en su caso, pero
no podrá interponerse de nuevo otro recurso de reposición.
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3. Recurso extraordinario de revisión (artículos 118 y 119)
Tiene por objeto impugnar los actos firmes en vía administrativa en alguno de
los supuestos tasados previstos en el artículo 118.1, en los que, a pesar de haberse
cerrado la posibilidad de revisarlos de forma ordinaria, existe duda razonable respecto
a la validez de los actos, en virtud de documentos o sentencias judiciales firmes no
tenidas en cuenta al adoptar aquellos. Estos casos son:
9 Que al dictarlos se hubiera incurrido en error de hecho, que resulte de los
propios documentos incorporados al expediente.
9 Que aparezcan documentos de valor esencial para la resolución del asunto
que, aunque sean posteriores, evidencien el error de la resolución recurrida.
9 Que en la resolución hayan influido esencialmente documentos o testimonios
declarados falsos por sentencia judicial firme, anterior o posterior a aquella
resolución.
9 Que la resolución se hubiese dictado como consecuencia de prevaricación,
cohecho, violencia, maquinación fraudulenta u otra conducta punible y se haya
declarado así en virtud de sentencia judicial firme.
Las particularidades de este recurso extraordinario se refieren a:
9
órgano a quien interponer: el mismo que dictara el acto.
9
plazos: según la causa en que se funde el recurso. Si se trata de la causa
1ª, dentro del plazo de cuatro años siguientes a la fecha de la notificación
de la resolución impugnada. En los demás casos, el plazo será de tres
meses a contar desde el conocimiento de los documentos o desde que la
sentencia judicial quedó firme.
9
preceptivo dictamen del órgano consultivo correspondiente (en el ámbito
estatal, el Consejo de Estado). Pero no será necesario recabar este
dictamen en el caso de que el órgano competente para resolver acuerde
de forma motivada la inadmisión a trámite del recurso, lo que podrá hacer
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cuando el mismo no se funde en alguna de las causas previstas en el
apartado 1 del artículo 118 o en el supuesto de que se hubiesen
desestimado en cuanto al fondo otros recursos sustancialmente iguales.
9
órgano competente para resolver el recurso: el mismo que dictó el acto.
9
resolución: debe pronunciarse no sólo sobre la procedencia del recurso,
sino también, en su caso, sobre el fondo de la cuestión resuelta por el acto
recurrido.
9
plazo para resolver y notificar: tres meses. Transcurrido este plazo, el
recurso se entenderá desestimado, quedando expedita la vía jurisdiccional
contencioso-administrativa.
II. RESPONSABILIDAD DE LAS AUTORIDADES Y PERSONAL AL SERVICIO DE
LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS.La infracción o incumplimiento por el funcionario de los deberes que, según su
régimen jurídico le afectan, puede determinar la exigencia de responsabilidad, que
según el sector del ordenamiento en el que se fundamenta, puede ser penal, civil o
patrimonial, y disciplinaria. Aludiremos aquí a las dos primeras.
El Título X de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, regula la
“Responsabilidad de las Administraciones Públicas y de sus autoridades y demás
personal a su servicio”, conteniendo dos Capítulos:
9
Capítulo I. Responsabilidad patrimonial de la Administración Pública
9
Capítulo II. Responsabilidad de las autoridades y demás personal al
servicio de las Administraciones Públicas
Hay que mencionar igualmente el desarrollo reglamentario de estas previsiones
contenido en el Reglamento de los procedimientos en materia de responsabilidad
patrimonial de las Administraciones Públicas, aprobado por Real Decreto 429/1993, de
26 de marzo.
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Dentro del Capítulo II de la Ley, que es el que nos atañe, distinguiremos:
1. Responsabilidad patrimonial de las autoridades y demás personal al
servicio de las Administraciones Públicas (artículo 145)
Los
particulares
exigirán
directamente
a
la
Administración
pública
correspondiente las indemnizaciones por los daños y perjuicios causados por las
autoridades y personal a su servicio, cuando pretendan hacer efectiva la
responsabilidad patrimonial a que haya lugar.
Pero la Administración correspondiente, cuando hubiere indemnizado a los
lesionados, exigirá de oficio de sus autoridades y demás personal a su servicio la
responsabilidad cuando se cumplan estos requisitos:
9
que la autoridad haya actuado por dolo, o culpa o negligencia graves
9
previa
instrucción
del
procedimiento
que
reglamentariamente
se
establezca.
Para la exigencia de dicha responsabilidad se ponderarán, entre otros, los
siguientes criterios:
9
el resultado dañoso producido
9
la existencia o no de intencionalidad
9
la
responsabilidad
profesional
del
personal
al
servicio
de
las
Administraciones públicas
9
su relación con la producción del resultado dañoso.
Además de este supuesto de daños ocasionados por la autoridad a los
particulares, también es posible que esos daños los cause a los bienes o derechos de
la propia Administración. Entonces la Administración le exigirá la correspondiente
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responsabilidad cuando la autoridad hubiera incurrido en dolo, o culpa o negligencia
graves, previa instrucción del correspondiente procedimiento.
En cualquiera de los casos la resolución declaratoria de responsabilidad pondrá
fin a la vía administrativa.
Lo dispuesto en los párrafos anteriores, se entenderá sin perjuicio de pasar, si
procede, el tanto de culpa a los Tribunales competentes.
2. Responsabilidad penal (artículo 146)
Se trata de aquella que se origina por la realización de un hecho u omisión
tipificado como delito o falta por la legislación penal, y es exigible ante los tribunales de
este orden penal.
La responsabilidad penal del personal al servicio de las Administraciones
públicas, así como la responsabilidad civil derivada del delito, se exigirá de acuerdo
con lo previsto en la legislación correspondiente (el Código penal, esencialmente).
La exigencia de responsabilidad penal del personal al servicio de las
Administraciones públicas es compatible con la tramitación de los procedimientos de
reconocimiento de responsabilidad patrimonial que se instruyan (ya que, como dice la
Ley, éstos últimos no se suspenderán). Existe, sin embargo, una excepción: cuando la
determinación de los hechos en el orden jurisdiccional penal sea necesaria para la
fijación de la responsabilidad patrimonial, en cuyo caso sí se suspenderá el
procedimiento administrativo de responsabilidad patrimonial.
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