Demencias

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DEMENCIAS
Guía de Actuación Clínica en A. P.
AUTORES
Inés Montiel Higuero
Médico de Familia.Centro Salud Agost (Alicante)
Mª Teresa Sánchez Montahud
Médico de Familia.Centro Salud Agost (Alicante)
Monserrat Asensio Asensio
Médico especialista en Neurología. Hospital General Universitario de Alicante
Adela Alonso Gallegos
Enfermera de Atención Primaria. Centro Salud Florida (Alicante)
1. INTRODUCCIÓN
Todos los países desarrollados ven con preocupación su futuro más próximo al
observar el gran impacto socio-sanitario que está ejerciendo el crecimiento de la
población anciana. El envejecimiento de la población, hecho no conocido hasta el
momento, viene determinado por el aumento de la esperanza de vida y la disminución de la natalidad. En 1998, la OMS en su Informe de Salud en el Mundo, daba
unas previsiones para los siguientes 25 años de un crecimiento global para la
población mayor o igual de 65 años de un 2.6% anual, mientras que los menores
de 5 años sólo lo harán en un 0.25%, esperándose llegar a los 800 millones de
ancianos, sobre los 390 de la actualidad.
Para el año 2010 se espera que haya en nuestro país más de 7 millones de personas mayores de 65 años, de los que aproximadamente 1.800.000 podrán superar los 80 años. La esperanza de vida en el año 2025, en España, estará en 81 años
como media para ambos sexos (82 años para la mujer y 74 para el hombre), ocho
años más que la actual1. Se prevé que en el año 2050, España será uno de los países más envejecidos de Europa ya que tendrá un 31,5% de población mayor de 65
años, solo por detrás de Irlanda y por delante de Italia que tendrán 34,3% y 31,3%
respectivamente, mientras que Suecia tendrá sólo un 22,9% o Francia en un cuarto lugar con un 26,8%.
Este envejecimiento poblacional está condicionando un gran aumento de la prevalencia de patologías relacionadas con la edad avanzada y dentro de éstas las
demencias adquieren gran protagonismo al ser una de las enfermedades más típicas edad-dependiente junto con otras como la hipertensión o la artrosis.
La demencia por sus dimensiones socio-económicas (gran afectación laboral
del paciente y su familia, además del enorme gasto que suponen sus cuidados o
institucionalización) y por las repercusiones sanitarias (costo de tratamientos propios de la enfermedad, patologías asociadas, cuidados a los cuidadores, material
sanitario, etc.) van a suponer o suponen ya un problema prioritario de salud pública 2.
1
En el año 1977 se declaro el estudio de las demencias como área prioritaria, disparándose desde ese momento los trabajos y estudios sobre esta patología y sus
consecuencias, en particular en la búsqueda de su etiopatogenia, las posibilidades
de diagnóstico temprano, y su tratamiento.
2. DEFINICIÓN
Las capacidades que tenemos las personas vienen condicionadas por aspectos
genéticos, culturales, laborales y económicos, y por ello resulta imposible definir un
límite perfecto entre lo “fisiológico y lo patológico”. El envejecimiento normal del
anciano no tiene repercusión significativa en las actividades funcionales de la vida
diaria, por ello sus diferentes formas se deben diferenciar bien de los cuadros de
demencia. Dentro del envejecimiento normal se diferencian los cuadros de AMAE
(alteración de la memoria asociada a la edad) y DECAE (deterioro cognitivo asociado a la edad) cuya descripción podemos ver en la tabla 1.
Etimológicamente, el término demencia, introducido por Pinel a comienzos del
siglo XIX con un sentido muy amplio de “falta de juicio”, significa ausencia de pensamiento. A comienzos del siglo pasado se consideraba la demencia como un proceso de deterioro intelectivo inexorable e irreversible ocasionado por lesiones
anatomopatológicas difusas. Desde entonces hasta la actualidad éstas y otras premisas han cambiado considerándose hoy como un síndrome de carácter orgánico
y etiología múltiple.
Aunque son muchas las definiciones propuestas y utilizadas para este cuadro,
una definición ampliamente aceptada de demencia señala que sería un síndrome
adquirido y progresivo, producido por una afección orgánica que, en pacientes sin
alteración de la conciencia, produce un deterioro persistente de varias funciones
mentales superiores que van a provocar una incapacidad funcional en al ámbito
social, laboral o familiar del enfermo, significando una pérdida de las capacidades
previas del mismo.
Los caracteres fundamentales del concepto demencia son:
a) síndrome clínico orgánico (a diferencia de la depresión o esquizofrenia),
caracterizado por...
b) disminución adquirida (a diferencia del retraso mental congénito y niveles de
inteligencia bajos)...
c) generalmente gradual, progresivo (a diferencia del AMAE y DECAE)...
d) con varias de las funciones intelectuales afectadas (a diferencia de los síndromes neuropsicológicos focales como la afasia aislada)...
e) sin alteración del estado de conciencia (a diferencia del estado confusional
agudo/delirium)...
2
f) suficientemente intensa para interferir de forma significativa en las actividades de la vida diaria (a diferencia del AMAE y DECAE) (tabla 2)
3. DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de las demencias es clínico. Los criterios más utilizados para
hacer el diagnóstico son los del DSM-IV (Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales de la American Psychiatric Association, 1994) (tabla 3), sin
embargo, también son interesantes, sobre todo desde la investigación, los criterios
diagnósticos de la décima revisión de la Clasificación Internacional de
Enfermedades (CIE-10, OMS 1992-1993) (tabla 4), aunque últimamente se está
reconsiderando su utilidad ya que detectan un bajo porcentaje de demencias. Los
criterios NINCDS-ADRDA, aunque muy exigentes, también son utilizados, especialmente en el diagnóstico de la Demencia tipo Alzheimer (tabla 5).
4. CLASIFICACIÓN
Es tremendamente difícil intentar establecer clasificaciones de los cuadros
demenciales debido a la diversidad de patologías que los pueden provocar, por ello
debemos reflejar los síndromes de demencia más habituales y tratar de definir, con
más precisión, los más característicos. Todo ello sin olvidar que determinados cuadros no están en la actualidad recogidos en los criterios del DSM-IV como la
demencia por cuerpos de Lewy, o la, tan popular en la actualidad, encefalopatía
espongiforme bovina en su variante humana. Añadido a esto en múltiples ocasiones, a pesar de las definiciones, hay una imbricación de los cuadros clínicos o estos
no aparecen en todo su esplendor, planteando dudas sobre el tipo de demencia
padecida por el paciente.
Según el DSM-IV podemos clasificar las demencias como sigue:
A) Demencia tipo Alzheimer de inicio temprano:
No complicado.
Con delirium.
Con ideas delirantes.
Con estado de ánimo deprimido.
B) Demencia tipo Alzheimer de inicio tardío:
No complicado.
Con delirium.
Con ideas delirantes.
Con estado de ánimo deprimido.
3
C) Demencia vascular (antes multiinfarto).
D) Demencia debida a enfermedad por VIH.
E) Demencia por traumatismo craneal.
F) Demencia debida a enfermedad de Parkinson.
G) Demencia por enfermedad de Huntington.
H) Demencia por enfermedad de Pick.
I) Demencia por enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.
J) Demencia debida a otras enfermedades médicas.
K) Demencia persistente originada por substancias.
L) Demencia por múltiples etiologías
M) Demencia no especificada.
Si atendemos a la etiología podemos plantear otra clasificación de las demencias (ver tabla 6) según la cual:
• La Enfermedad de Alzheimer se presenta en el 50-75% de las demencias
• La Demencia Vascular en le 20-30%
• La Demencia por Cuerpos de Lewy en el 15-25%
• Las demencias potencialmente reversibles: 5-10%, de las que sólo un 1-3%
lo son plenamente (fármacos, tumores, hidrocefalia normotensiva, alteraciones
tiroideas o déficits de vitamina B12, ácido fólico, etc...)
5. EPIDEMIOLOGÍA3,4
El estudio epidemiológico de las demencias es complejo debido a múltiples causas. Las dificultades que aparecen tanto de carácter conceptual como metodológico van a ser sobre todo:
a) Limites del concepto de demencia: como hemos comentado el diagnóstico de demencia es clínico. La inexistencia de marcadores biológicos y de pruebas
paraclínicas específicas determinan que estas enfermedades sean diagnosticadas
según criterios de probabilidad no universalmente aceptados5. En la población
anciana la curva de deterioro cognitivo no es una curva bimodal, sino unimodal, con
un decremento paulatino de la eficiencia cognoscitiva. Por ello si consideramos a la
población anciana en general, no encontramos un punto de corte definido, bien delimitado, que separe los dementes de los ancianos normales, por tanto las definiciones de demencia que impliquen una respuesta si/no, como los criterios del DSM-IV,
llevan a una distorsión de lo que sucede en la practica. Las definiciones obligan a
valorar la desadaptación social del anciano y esto implica un sesgo en los estudios
epidemiológicos. También influyen los diagnósticos diferenciales que obligan a
4
valoraciones de los pacientes durante varios meses, siendo una gran dificultad en
los estudios transversales epidemiológicos.
b) Precisión del diagnóstico etiológico de la demencia: si el diagnóstico sindrómico de demencia es difícil aún lo es más es el etiológico, lo que plantea graves
dificultades para los estudios epidemiológicos, ya que no es fácil diferenciar, en
muchas ocasiones unos tipos de otros. Se esta de acuerdo en que se suele sobrediagnosticar la demencia vascular tanto en las series clínicas como en las epidemiológicas, aunque también es cierto que este tipo de demencia es más prevalente
en ciertas áreas geográficas. Probablemente la enfermedad de Alzheimer suponga
las tres cuartas partes de las demencias en la comunidad.
c) Estructura etaria de las poblaciones: los principales parámetros epidemiológicos son muy sensibles a la estructura etaria de las poblaciones y sobre todo al
porcentaje de individuos mayores de 80 años, en los que la demencia es más prevalente, por tanto distintas composiciones etarias dificultan la comparación entre
sociedades.
d) Otras: en nuestro ámbito falta la formación y en ocasiones las adecuadas
condiciones para la detección de los cuadros de demencia, que en múltiples ocasiones se achacan a problemas de la edad y no reciben la adecuada atención por
parte de la familia o de los profesionales que deben orientar el diagnóstico. Es por
tanto muy difícil llevar un control epidemiológico de casos y realizar estudios de
incidencia y prevalencia.
La aparición insidiosa de la demencia dificulta la detección de nuevos casos y
por lo tanto la realización de estudios de incidencia. Los dos estudios más clásicos son el de Baltimore y el de Rochester. En el primero se aprecia una incidencia
a los 60 años de 83 casos/100.000 hab. mientras a los 80 años es de
1337/100.000 hab y a los 95 años de 10.768/100.000 hab. En el estudio de
Rochester se aprecia una incidencia entre los 30-59 años de 4,4/100.000 hab. y a
los 80 y más años de 1431,7/100.000 hab.
Si estudiamos la prevalencia vemos que en general se admiten cifras de un 5%
en la demencia moderada o severa y de un 5-10% en la demencia leve, en personas mayores de 65 años. Aunque en los últimos estudios publicados en diversos
países desarrollados es de aproximadamente un 15%. En los ancianos de más de
80 años, las cifras de prevalencia se acercan al 50% y en nonagenarios supera el
60%. La demencia degenerativa, seria más prevalente en países desarrollados y en
la raza blanca, mientras en los países asiáticos y en la raza negra seria más frecuente la demencia vascular.
5
Estudios españoles sobre prevalencia de demencia
Fuente: “Epidemiología de las demencias en España”. López Pousa s. Vilalta J. Llinas J. Revista de gerontología. Abril de 1995.
6. VALORACIÓN COGNITIVA
En las demencias es fundamental la realización del diagnóstico temprano de la
afectación, por ello todos los miembros del Equipo de Atención Primaria deben estar
atentos a los cambios cognitivo/conductuales que presenten sus pacientes o que
manifiesten sus familias e investigar la posible presencia de deterioro cognitivo. El
descubrimiento de las primeras pérdidas que se producen entraña gran dificultad,
se debe tener en cuenta que en la mayor parte de ocasiones la aparición es insidiosa, lentamente progresiva y que se puede mostrar confundida con pérdidas habituales del envejecimiento como son el Deterioro de memoria asociado a la edad, el
olvido senil benigno o los trastornos circulatorios focales, que aparecen de manera
más frecuente de lo esperado. En todas las demencias el diagnóstico fundamental
es clínico, significando las pruebas complementarias un soporte para descartar
patologías que puedan provocar síndromes de parecida evolución clínica.
Síntomas y signos que nos deben hacer sospechar el inicio de deterioro cognitivo son:
• pérdidas de memoria que afectan a las capacidades del trabajo: nombres,
números de teléfono...
6
• dificultades al realizar tareas familiares: preparar una comida, administrar el
dinero, uso del teléfono...
• problemas con el lenguaje: sustitución de palabras...
• desorientación temporo-espacial: no saber la fecha actual, perderse en zonas
muy conocidas anteriormente...
• pérdida de cosas importantes o guardarlas en lugares inapropiados: pérdida
de llaves, colocar la plancha en la nevera
• cambios frecuentes e inesperados del ánimo y la conducta
• pérdida de iniciativa: pasividad y necesidad de estímulos constantes
• problemas con el pensamiento abstracto: no valorar el dinero, no saber interpretar refranes
• pobreza de juicio: vestir de forma inapropiada, conductas anómalas
6.1. -Anamnesis: es fundamental la realización de una anamnesis exhaustiva
ya que nos va a dar la orientación diagnostica de los pacientes. Con ella debemos
conocer:
a) Síntomas más específicos del deterioro cognitivo: déficits de memoria, desorientación temporoespacial, alteraciones del lenguaje, fallo en el reconocimiento
de objetos, alteraciones en la capacidad constructiva (planificar, organizar), dificultades para llevar a cabo actividades motoras instrumentales, repercusión sobre las
actividades laborales y/o sociales.
b) Antecedentes patológicos personales y familiares.
c) Consumo de fármacos: anticoagulantes, anticolinérgicos, antidepresivos, litio,
neurolépticos, metildopa, bismuto, AINE, betabloqueantes, cimetidina, antihistamínicos, antiparkinsonianos, corticoides, metoclopramida ...
d) Situación socio-ambiental del paciente.
e) Nivel educacional y ocupacional del paciente.
6.2. -Exploración física: se debe realizar una exploración de los sistemas orgánicos que puedan estar implicados en el origen de un deterioro cognitivo del
paciente. La exploración física nos puede ayudar a realizar el diagnóstico sindrómico y etiológico de deterioro cognitivo. Debemos prestar especial atención a:
a) Exploración general:
• Temperatura, TA, frecuencia cardiaca, talla, peso
• Auscultación cardiaca (arritmias) y carotídea (soplos)
• Pulsos periféricos
• Palpación de tiroides
• Piel y mucosas (disfunciones tiroideas, deshidratación, hepatopatías)
• Abdomen y tacto rectal (si sospecha de impactación fecal)
7
b) Exploración neurológica:
• Nivel de conciencia, lenguaje y signos meníngeos
• Pares craneales, fondo de ojo, signos focales motores, alteración marcha
• Signos extrapiramidales: temblor, mioclonias, rigidez, reflejos alterados
• Signos de liberación frontal: succión, hociqueo, prensión, palmometoniano
6. 3. -Valoración psicométrica: se debe realizar un estudio con tests de función mental y del estado cognitivo del paciente, pero se deben valorar además las
incapacidades del paciente para las actividades de la vida diaria. Los tests psicométricos nos completan la exploración mental y funcional y nos objetivan y cuantifican los déficits. Aunque disponemos de una amplia variedad de escalas,
probablemente los más útiles en Atención Primaria son:
a) El Mini-Mental Status Examination de Folstein (MMSE) del que disponemos
una versión adaptada al castellano de Lobo et al (MEC): se tarda 10-15 minutos en
pasarlo bien y cuenta con una sensibilidad y especificidad del 87% y 92% respectivamente para valores < 24 (anexo 1)
b) Short Portable Mental Status Questionnaire (SPMSQ) de Pfeiffer: junto con el
MEC es de los tests más útiles en Atención Primaria, se realiza en 3-5 minutos siendo muy útil para el cribado si se dispone de poco tiempo (anexo 2)
c) El Test del Informador (TIN), es un test cognitivo-funcional que puede cumplimentar un familiar o una persona próxima en 5 minutos. A veces puede requerir la
presencia del profesional, pero habitualmente puede cumplimentarlo el familiar tras
una breve explicación. En estadios iniciales es más sensible que los anteriores
(anexo 3)
d) El Set Test de Isaacs es una buena opción para personas analfabetas o con
deterioro sensorial (anexo 4)
e) La escala de depresión geriátrica de Yesavage reducida (anexo 5)
6.4. -Exámenes complementarios: es fundamental y recomendable realizar
una serie de analíticas que incluyan: VSG, hemograma completo, bioquímica (creatinina, glucemia, calcio, sodio y potasio, colesterol, función hepática, albúmina, TSH,
ácido fólico, vitamina B12), serología luética, VIH (previa información) y perfil de
orina (proteinuria, leucocituria). En la práctica clínica, las pruebas analíticas descartan más frecuentemente comorbilidad que verdaderas demencias reversibles. Por
otra parte, si la historia clínica lo aconseja se debe realizar ECG y radiografía de
tórax, para determinar factores de riesgo cardiovascular o arritmias. En cuanto a la
realización de técnicas de neuroimagen como TAC/RNM cerebral/craneal hay distintas opiniones pero parece razonable efectuarlos en los casos de demencia dudosa o establecida, teniendo en cuenta que no es una prueba concluyente en el
diagnóstico de las demencias primarias y que su objetivo es descartar causas
secundarias.
8
Sujetos con demencia a los que se debe realizar TAC cerebral de forma
recomendable:
• Edad inferior a 65 años.
• Antecedentes de trauma craneal reciente.
• Antecedentes de neoplasia.
• Uso de anticoagulantes o historia de trastorno de la hemostasia.
• Clínica neurológica focal no explicada.
• Deterioro cognoscitivo de rápida evolución (1 a 2 meses) o de intensidad
leve-moderada.
• Incontinencia urinaria o trastorno de la marcha precoz.
7. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL Y ETIOLÓGICO
En la práctica clínica debemos realizar el diagnóstico diferencial de la demencia
con cuadros como:
• AMAE y DECAE (tablas 1 y 2)
• Cuadros depresivos: la sintomatología que se presenta en el cuadro depresivo en el anciano puede enmascararnos el inicio de un deterioro cognoscitivo y viceversa. La Escala geriátrica de Yesavage en su versión reducida es útil en el
diagnóstico de depresión. Requiere menos de 10 minutos para su aplicación y tiene
valor como cribado más que cómo seguimiento evolutivo o de severidad (anexo 5).
En cuanto al diagnóstico etiológico debemos basarlo en una perfecta anamnesis y exploración física, siendo conscientes que son numerosas las enfermedades
que pueden causar demencia, como vimos en el apartado de clasificación. En la
mayoría de los casos, las exploraciones complementarias nos servirán para confirmar la sospecha diagnóstica. Los tipos más frecuentes de demencia son:
• La enfermedad de Alzheimer: causa más frecuente
• La demencia vascular: segunda causa
• La demencia por Cuerpos de Lewy difusos: se establece como la tercera
cuasa, aunque hay autores que la consideran la segunda.
7.1.- La Enfermedad de Alzheimer (EA): enfermedad degenerativa primaria de
presentación insidiosa, etiología multifactorial y, en algunas familias, con base
genética. Aunque el eje principal de la E.A. son los trastornos neuropsicológicos que
acompañan la enfermedad hasta el final, hay gran variabilidad en la presentación y
evolución clínica en cada paciente. Esto condiciona el que se deba individualizar
9
cada caso de manera cuidadosa valorando los trastornos del comportamiento, conducta y sueño que aparecen y que deben ser tratados de forma muy personalizada
al ser los que van a provocar el mayor número de ingresos en instituciones y ser los
más disruptivos para la familia y cuidadores. Los criterios más utilizados para el
diagnóstico de la EA son los del NINCDS-ADRDA (anexo 6). Debemos sospechar otra
patología diferente de la EA cuando la sintomatología se inicie con rapidez, el curso
sea fluctuante, existan manifestaciones neurológicas focales, mioclonias en fases
precoces, temblor, crisis epilépticas, alteraciones de la marcha, cambios en la personalidad precoces o no existan alteraciones del lenguaje o desorientación temporoespacial en estadios moderados de la enfermedad.
7.2. La Demencia vascular: se considera la segunda causa de demencia en los
países desarrollados, pero en ocasiones es infradiagnosticada en comparación con
la E.A., aunque con toda probabilidad exista un alto número provocado por enfermedad cerebro-vascular crónica que favorece el deterioro cognitivo. Suele tener un
inicio brusco, de curso escalonado y focalidad neurológica (paresias, Babinski,
reflejos osteotendinosos exaltados, etc...). En la exploración física, en la auscultación cardiaca, se suelen encontrar arritmias, soplos, etc... y en las técnicas de neuroimagen lesiones vasculares. La Escala de Hachinski suele ser útil para poner
sobre aviso de este tipo de demencia (anexo 7). También nos pueden orientar en su
diagnóstico los criterios de DSM-IV para demencia vascular (anexo 8). La demencia
vascular, se definiría como un cuadro anatomo-clínico consecutivo a lesiones cerebrales de origen vascular determinadas por diversos mecanismos fisiopatológicos
que llevan a un deterioro de las funciones intelectuales y en las que aparece:
A.- Pruebas evidentes de alteraciones de memoria a corto y largo plazo.
B.- Al menos uno de los siguientes síntomas:
1. - Deterioro del pensamiento abstracto, con dificultad para encontrar semejanzas y diferencias entre palabras relacionadas entre si, dificultad para la definición de palabras u objetos, etc.
2. - Deterioro de la capacidad de juicio. Se presentan dificultades para tomar
decisiones razonables en cuestiones de la vida diaria.
3. - Trastornos de las funciones corticales superiores, como afasia, apraxia, o
dificultad para realizar funciones motoras a pesar de tener comprensión y la función motora intactas, o agnosia o dificultad para reconocer objetos de uso cotidiano. A todo ello se añaden dificultades constructivas.
4. - Modificaciones de la personalidad, que en el Alzheimer están conservadas.
C.- Las alteraciones de la memoria y alguno de los síntomas, deben interferir
con las actividades de la vida cotidiana.
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D.- Debe aparecer además:
1. - Demostración a través de la historia clínica, examen físico o bien otras pruebas, de que hay una causa especifica que se estima etiológicamente relacionada
con el deterioro.
2. - Si no hay confirmación, al menos debe haber una sospecha razonable, sea
por los factores de riesgo del paciente o si la alteración no cabe achacarla a un trastorno mental no orgánico.
Es fundamental recordar que el gran factor de riesgo es la HTA, que si se asocia con otros factores, en especial diabetes o dislipemias aumenta la posibilidad de
alteraciones vasculares cerebrales tanto crónicas como agudas. Se han realizado
múltiples estudios relacionando AVC y demencia en los que se demuestra que los
AVC aumentan el riesgo de demencia en 9 veces.
Dentro de las demencias vasculares se debe comentar el caso de la enfermedad de Biswanger, cuadro de demencia que aparece en la 5ª-6ª década de la vida
y se asocia a una HTA prolongada en el tiempo, se denomina también encefalopatía arteriosclerótica subcortical. En esta enfermedad el deterioro mental se acompaña de trastornos del lenguaje, trastornos hemicorporales de tipo hemianopsia,
hemiparesia, etc. Los factores de riesgo son la edad avanzada, HTA, enfermedades
cardiovasculares y diabetes. Todos estos factores favorecen la aparición de degeneración arterioesclerosa y alteraciones de las arterias penetrantes cerebrales.
Aparece una importante apatía, que puede hacer que en el interrogatorio al paciente se pueda confundir con un cuadro depresivo, es muy importante la valoración de
los trastornos de la marcha que son significativos y que en ocasiones preceden a la
alteración cognitiva y aparecen periodos de mejoría clínica característicos en la
evolución.
7.3.- Demencia por Cuerpos de Lewy (DCL): es un síndrome demencial que
está en la actualidad cada vez más presente al comprobar una importante incidencia y prevalencia en edades avanzadas. De hecho muchas de las hasta ahora diagnosticadas como demencia de tipo Alzheimer se ha visto que son demencias por
cuerpos de Lewy. Los cuerpos de Lewy fueron descritos en 1912 y se asociaban a
la degeneración de la substancia negra y a la enfermedad de Parkinson. El termino
de enfermedad por cuerpos de Lewy difusos fue acuñado por Kosaka y desde 1988
se han descrito varias series anatomopatológicas y clinicopatológicas.
Epidemiologicamente se cree que esta patología es causa del 12 al 36% de las
demencias y solo es más frecuente la E.A., siendo similar su frecuencia a la demencia vascular. Clínicamente la edad de comienzo suele estar en la 7ª-8ª década de la
vida, con un inicio subagudo y con evolución más rápida y peor pronóstico.
Aparecen trastornos del estado mental, con pérdida de memoria, desorientación,
afasia, apraxia, etc. Las características principales para el diagnóstico son: fluctuaciones de la función cognitiva, alucinaciones bien formadas y extrapiramidalis11
mo. Las fluctuaciones tienen lugar en al menos el 80% de los pacientes y las alucinaciones en el 50-80%. Los signos extrapiramidales que se observan con mayor
frecuencia son la bradicinesia, la facies inexpresiva y la rigidez, estando cada uno
de ellos frecuente en el 40-50% de los pacientes.
Los criterios diagnósticos de DCL, posible y probable de McKeith et al, con una
sensibilidad diagnóstica del 75% y una especificidad del 79%, se pueden ver en el
anexo 9.
8. DIAGNÓSTICO EVOLUTIVO
La expectativa de vida de un paciente con demencia es muy variable en función
de la edad de comienzo, causa, momento del diagnóstico, patología asociada, etc...
La media para las demencias tipo EA es de 4-10 años. Para evaluar el diagnóstico
evolutivo existen diversas escalas, siendo la Global Deterioration Scale de Reisberg
(GDS) la que tiene un mayor consenso. Ésta se suele completar con la escala auxiliar Functional Assessment Stage (FAST) (anexo 10). Según los autores la EA suele
comenzar en un estadio GDS 4 (déficit cognitivo moderado). La AMAE correspondería a un GDS 2 y el DECAE a un GDS 3. El riesgo de desarrollar demencia en un estadio 2 es inferior al 10%, mientras que en un estadio 3 es superior al 75%.
9. VALORACIÓN FUNCIONAL:
A todo sujeto con demencia debemos valorarlo de forma integral. Debemos
conocer su estado de la función cognitiva, su situación emocional y personalidad,
su situación sociofamiliar y su estado funcional. Una valoración parcial del estado
funcional obtenemos con la anamnesis y el TIN, pero para obtener una evaluación
más completa disponemos de diferentes escalas funcionales. Tienen gran valor en
el diagnóstico y seguimiento evolutivo. Aunque no disponemos de una escala óptima, las más utilizadas son la Escala de Lawton-Brody para las actividades instrumentales de la vida diaria (anexo 11), y el Índice de Barthel (anexo 12) o de Katz
(anexo 13) para las actividades básicas de la vida diaria.
10. TRATAMIENTO DE LAS DEMENCIAS
El tratamiento de este cuadro tiene dos vertientes bien diferenciadas e igualmente importantes, que debemos abordar si queremos dar al paciente un correcto
y completo trato:
las medidas no farmacológicas
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las medidas farmacológicas: con un tratamiento sintomático (síntomas no cognoscitivos) y uno etiopatogénico
10.1.- Medidas no farmacológicas: la información sobre la enfermedad, su
evolución y el proceso de los cuidados es fundamental como apoyo para el paciente y su familia. Una de las primeras tareas a realizar es conocer a todos los interlocutores que intervienen en este proceso y tratar de identificar al que desempaña el
papel de cuidador principal. Las características de todos ellos nos definirán el contenido de los mensajes, el tipo de entrevistas y el ritmo de transmisión de información. Durante el proceso debemos también informar gradualmente al paciente y a
su familia de los recursos sociales y sanitarios existentes, además de garantizarles
nuestro apoyo y accesibilidad durante todo el proceso.
Es fundamental establecer un Plan de Actuación Individualizado, una vez que
hemos realizado el diagnóstico integral de la situación. En este Plan individualizado
debemos procurar como objetivo prioritario el confort, la seguridad y la dignidad del
paciente y su familia. Para elaborar este Plan debemos considerar:
a) los problemas o déficits: del paciente, del cuidador, de la familia y del entorno social
b) las actuaciones: no farmacológicas en cuanto a información y atención y farmacológicas para el paciente y su cuidador
c) el cronograma
d) el profesional responsable
e) la evaluación
Es necesario que al elaborar el Plan se cumplan una serie de requisitos como
son:
a) debe ser multidisciplinar: recoger la información del trabajador social, enfermería, médico y familia-cuidador principal
b) debe ser multifactorial e integral: considerar problemas físicos, sensoriales,
emocionales, familiares, estructurales (adaptación del domicilio, etc) y sociales. La
descarga de la familia y el cuidador son fundamentales, así como evitar ingresos
innecesarios y preparar a la familia, en la medida de lo posible, para la pérdida del
enfermo.
c) Debe estar basado en el estadio clínico (escala GDS-FAST), su estado funcional y en las características personales, familiares, sociales y sanitarias específicas
d) Debe garantizar el seguimiento con la evaluación periódica
10.2.- Tratamiento farmacológico: en los pacientes ancianos debemos tener
en cuenta una serie de limitaciones a la hora de prescribir medicación que son:
utilizar dosis iniciales bajas
efectuar incrementos pequeños de dosis
usar la dosis efectiva más baja
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al cambiar de un fármaco a otro, dejar periodos intermedios
conocer el perfil de efectos secundarios
evaluar periódicamente la necesidad del uso continuado de todos los fármacos
A estas limitaciones añadiremos las propias del cuadro que estamos tratando, a
saber:
a) los fármacos que no son indispensables se intentarán retirar todos, fundamentalmente los de toxicidad cognitiva: anticolinérgicos, antidepresivos, litio, neurolépticos, bloqueadores beta, benzodiacepinas, metildopa, clonidina, reserpina,
metoclopramida, cimetidina, digoxina, antihistamínicos, antiparkinsonianos, corticoides, bismuto e indometacina
b) unicamente usaremos medidas farmacológicas tras el fracaso de las medidas no farmacológicas o por urgencia del proceso intercurrente
c) prever siempre su finalización y ver si se produce control clínico
d) desaconsejaremos la automedicación tanto del cuidador como del propio
paciente
e) registraremos los psicofármacos administrados, su respuesta y efectos
secundarios si han ocurrido.
En el tratamiento de los síntomas no cognitivos intentaremos usar pocos fármacos y conoceremos lo mejor posible sus efectos secundarios y contraindicaciones. Debemos tener presente que los antipsicóticos están contraindicados en la
DCL, las benzodiacepinas de vida media larga están contraindicadas por el riesgo
de reacciones paradójicas, insomnio de rebote, empeoramiento cognitivo y desinhibición, los antidepresivos tricíclicos por su efecto anticolinérgico, hipotensión ortostática y porque retardan la conducción cardiaca.
Los fármacos más habituales para los síntomas no cognitivos así como las dosis
a las que deben usarse se encuentran en la tabla 7.
El síndrome depresivo, que aparece en el 50% de los pacientes, debe tratarse
siempre, aunque no cumpla criterios estrictos. Son de elección los ISRS, no existiendo superioridad de unos sobre otros.
La agitación y los síntomas psicóticos sólo deben tratarse farmacológicamente
si ocasionan incomodidad al paciente o a la familia. Los fármacos antipsicóticos son
el único tratamiento documentado, siendo la eficacia muy similar en todos ellos por
lo que la elección la haremos en función del perfil de efectos secundarios. La nueva
introducción de la Risperidona y la Olanzapina tiene claras ventajas sobre los neurolépticos clásicos, ya que presentan menos efectos extrapiramidales. En cuanto a
la Risperidona, las dosis varían entre 0,5 mg, a 3 mg/día, según tolerancia y aparición de efectos secundarios. La Olanzapina se utiliza a dosis de 2,5 a 10-20 mg/día,
pero presenta más dificultades para una adecuada dosificación en pacientes deteriorados por las presentaciones existentes,aunque acaba de aparecer en el merca14
do una presentación en forma liotab de fácil disolución en la boca. La ventaja de
estos antipsicóticos atípicos es que mejoran los trastornos del comportamiento y
evitan a dosis bajas la aparición de efectos secundarios en especial extrapiramidales y por lo tanto mejoran la calidad de vida del paciente. Por tanto mejoran el
espectro de los típicos como el Haloperidol, clorpromazina,tioridazina, etc que presentan un mayor número de efectos secundarios y por lo tanto precisan un control
de las dosis más estricto y una mayor vigilancia del paciente.
En el tratamiento de los trastornos del sueño, agotaremos las medidas no farmacológicas antes del uso de fármacos. En orden decreciente de preferencia podemos usar: clometiazol, neurolépticos sedantes (tiodirazina, tiaprida), antidepresivos
y en último lugar benzodiacepinas. El zolpidem puede ser útil en los casos que aparezca una inversión del sueño.
La rigidez o espasticidad también es un problema frecuente que suele mejorar
tras la retirada de fármacos neurolépticos. Es útil la rehabilitación formal y los ejercicios diarios en el domicilio del paciente.
En el tratamiento etiopatogénico no existe un tratamiento curativo de ninguna
de las demencias. El objetivo actual del tratamiento deben ser: restaurar las habilidades cognitivas y funcionales y retrasar la progresión del deterioro. En la EA la
Tacrina ha demostrado un efecto beneficioso sobre los síntomas cognitivos, pero
exige controles hepáticos estrictos por su hepatotoxicidad dosis dependientes, además las dosis se deben distribuir en cuatro tomas/día. El lanzamiento inicial en USA
se puso en suspenso por estos efectos secundarios a los que se añaden los efectos gastrointestinales, pero fue de nuevo aprobado por presión sobre la FDA de las
Asociaciones de Familiares de enfermos. En el momento actual, son dos los fármacos con efecto sobre esta vía, por un lado el primero en ser aprobado tras la Tacrina
fue el Donepezilo, su ventaja es que solo exige una toma diaria, y no presenta hepatotoxicidad. La dosis inicial es de 5 mg al acostarse y tras valoración del paciente y
si se considera necesario se puede subir la dosis a 10 mg. Es bien tolerado y los
estudios publicados la presentan como efectivo para estabilizar al enfermo y mejorar su rendimiento cognitivo. Mantiene su efectividad a lo largo del tiempo, como se
ha comprobado en múltiples estudios clínicos valorándose que el efecto es del
medicamento al ser comparado con placebo y efectuar periodos de lavado. El otro
fármaco actualmente en uso es la Rivastigmina. Se dosifica en dos tomas diarias y
la dosis es progresiva, iniciando con 1,5 mg cada 12 horas para aumentar cada 2
semanas aproximadamente a 3 mg. cada 12 horas y si es bien tolerado seguir
aumentando progresivamente a 4,5 y a 6 mg. cada 12 horas. Se puede ajustar la
dosis para mejorar la tolerancia con ascensos más suaves de manera que mejora
la tolerancia general. Los efectos secundarios son semejantes al Donepezilo y
según diversos estudios mejora la cognición y la realización de las AVD. Como el
anterior se puede mantener el tratamiento a lo largo del tiempo y estabiliza también
al enfermo. Debemos tener en cuenta que, tanto la Rivastigmina como el
Donezepilo, son fármacos de exclusiva prescripción por parte del especialista de
15
neurología. En estos casos el médico de atención primaria sólo realiza el seguimiento de la medicación y no es necesario realizar ningún control especial como
ocurría con el tratamiento con Tacrina.
En el tratamiento de la DV es fundamental el control de los factores de riesgo
tratables como la HTA, enfermedades cardiovasculares, etc. Como tratamientos se
establece el uso de antiagregantes, aunque las dosis no están aún definidas. Es
importante el establecer terapias no farmacológicas para estos pacientes en forma
de psicoestimulación. Se han utilizado vasodilatadores, fármacos para mejorar la
función hemorreológica, e incluso se han usado los llamados nootropos, etc. Cabe
hablar de que podría tener un papel moderado el uso de los antagonistas de los
canales lentos del Calcio dentro de los que cabría destacar el Nicardipino y el
Nimodipino, pero sin resultados claros en los trabajos publicados hasta el momento. Es importante recordar que hay una importante relación entre cuadros de AVC o
AIT con la aparición posterior de cuadros de demencia vascular, por lo que los
pacientes que hayan sufrido estas patologías deben ser estrictamente seguidos y
valorados.
En el caso de la DCL no es útil el uso de antiparkinsonianos y si produce efecto
positivo suele ser a dosis bajas. Nunca se deben usar los anticolinérgicos al igual
que en todos los casos de deterioro cognitivo. Se está postulando actualmente el
uso de anticolinesterásicos, los trabajos que se están realizando parecen conseguir
buenos resultados en estos pacientes, en especial la Rivastigmina. Están contraindicados los neurolépticos por la especial sensibilidad de estos pacientes con lo que
suelen aparecer efectos secundarios importantes.
11. Criterios de derivación
Los pacientes dementes pueden presentar alteraciones o déficits que si se
intentan subsanar pueden beneficiarle y ofertarle mayor calidad de vida y comunicación con su entorno. Esta circunstancia debe ser tenida en cuenta tanto por la
familia del paciente como por el personal sanitario responsable del mismo.
11.1.- Neurología: se debe consultar con el neurólogo siempre que:
El paciente sea menor de 65 años
Existan dudas razonables en diagnóstico de EA de inicio brusco y/o curso fluctuante y/o manifestaciones atípicas (convulsiones, focalidad neurológica, etc...). En
los casos de ECV estables que no pueda valorarse su tratamiento y rehabilitación
desde Atención Primaria
Se deban realizar exploraciones complementarias que no estén disponibles para
el médico de Atención Primaria
Se precise una confirmación diagnóstica
16
11.2.- Salud Mental: es interesante consultar en los casos de:
Inicio con trastorno de personalidad y conducta asociada con alteración cognitiva a partir de la quinta década
Depresión resistente al tratamiento habitual
Síntomas de difícil control
12. BIBLIOGRAFÍA:
1.- Geriatria XXI. SEGG. Madrid. 2000.
2.- Martínez Lage, J.M.; Demencias: historia y concepto, en Enfermedad de
Alzheimer y otras demencias. Alberca, R. López-Pousa, S. Editores. SB. Madrid
1998.
3.- Grupo de trabajo de Geriatría. Colegio Oficial de Médicos de Alicante.
4.-Bermejo F; Manifestaciones clínicas de la Enfermedad de Alzheimer, en
Enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Alberca, R.; López-Pousa, S. Editores.
SB. Madrid 1998.
5.- Alberca, R; Tratamiento farmacológico de la Enfermedad de Alzheimer, en
Enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Alberca, R. ; López-Pousa,S. Editores.
SB. Madrid 1998.
6.- Verdú Jordá, L. Tratamiento farmacológico en el anciano. Boletín farmacoterapeútico, Conselleria de Sanidad. Valencia Diciembre 2000.
7.- Skoog, I, et als. A population-based study of dementia in 85 –year-olds. N
England J. Med. 1993.
8.- Estol, C. J. Demencia vascular, en Enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Alberca, R.; López-Pousa, S. Editores. SB. Madrid 1998.
9.- Del Ser Quijano, T. Demencia con cuerpos de Lewy, en Enfermedad de
Alzheimer y otras demencias. Alberca, R.; López-Pousa, S. Editores. SB. Madrid
1998.
10.- Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria. Demencias.
Editorial EdiDe, 1998.
11.- F. Bermejo, T Del Ser. Demencias. Conceptos actuales. Editoral Diez de
Santos, 1993.
12.- J. Matías-Guiu. Neuroepidemiología. Descriptiva, analítica y metodología de
ensayos clínicos. JR Prous Editores, 1993
17
ANEXOS Y TABLAS
Tabla 1. Envejecimiento normal o fisiológico
Alteración de la Memoria Asociada a la Edad (AMAE): persona mayor de 50
años con quejas de pérdidas aisladas de memoria, pero con normalidad en los tests
cognitivos breves. El seguimiento clínico cada 6 meses no evidencia empeoramiento en los déficits ni interferencia en las actividades de la vida diaria. Se correspondería con un déficit cognitivo muy leve.
Deterioro Cognitivo Asociado a la Edad (DECAE): defectos de memoria y una
o más de las siguientes áreas cognitivas afectadas discretamente: atención y concentración, pensamiento, lenguaje y función visuoespacial. Muestran problemas
solamente en áreas complejas previamente bien desarrolladas. Se correspondería
con un déficit cognitivo leve. El seguimiento cada 3-6 meses nos indica si retrocede, se estabiliza (DECAE propiamente dicho) o evoluciona a demencia.
Tabla 2. Diagnóstico Diferencial entre AMAE, DECAE y Demencia
MEC: miniexamen cognoscitivo de Lobo. GDS-FAST: escala de deterioro global
de Reisberg
18
Tabla 3. Criterios Clínicos Diagnósticos de Demencia DSM-IV
1. Deterioro de la memoria a corto (5 minutos) y largo plazo (hechos, fechas,
personas conocidas en el pasado)
2. Al menos una de las siguientes alteraciones cognitivas:
a. Afasia: alteración del lenguaje (comprender, denominar)
b. Apraxia: deterioro de la capacidad para llevar a cabo actividades motoras
a pesar de que la función motora está intacta
c. Agnosia: fallo en el reconocimiento o la identificación de objetos a pesar
de que la función sensorial esté intacta
d. Alteración de la capacidad constructiva (ejecución): planificar, organizar,
secuenciar y abstraer.
3. Repercusión significativa en las actividades laborales y/o sociales
4. Debe suponer un declive o merma respecto a un nivel de funcionamiento previo
5. Los déficits no aparecen exclusivamente en el transcurso de un delirium,
aunque éste puede superponerse a la demencia
6. Etiológicamente relacionada con una causa orgánica o a los efectos persistentes de una sustancia (incluyendo exposición a toxinas) o una combinación de
ambas.
Tabla 4. Criterios Clínicos de Demencia CIE-10 (resumidos)
1. Deterioro de la memoria:
• Alteración para registrar, almacenar y recuperar información nueva
• Pérdida de los contenidos mnésicos relativos a la familia o al pasado
2. Deterioro del pensamiento y razonamiento:
• Demencia es más que dismnesia
• Reducción en flujos de ideas
• Deterioro en el proceso de almacenamiento de información
• Dificultad para prestar atención a más de un estímulo a la vez (p. ej.
Conversación pluripersonal)
• Dificultad para cambiar el foco de atención (1 y 2 demostrados por exploración psicopatológica y testimoniadas por informante)
3. Interferencia en la actividad cotidiana
4. Conciencia clara. Posibilidad de superposición delirio/demencia
5. Síntomas presentes al menos durante 6 meses.
19
Tabla 5. Criterios Clínicos Diagnósticos de Demencia NINCDS-ADRDA
1. Demencia establecida mediante exploración clínica y utilización de tests y
escalas de valoración del estado cognitivo del paciente. las más utilizadas son en la
actualidad el MMS, el test de Blessed, el test de Crichton o el Camdex. Se debería
establecer además el diagnóstico apoyándose en tests neuropsicológicos añadidos
para descartar procesos que puedan interferir en la realización de las escalas como
subnormalidad, nivel de alfabetización, depresión, etc.
2. Las áreas cognitivas deben presentar déficits en dos o más aspectos.
3. Deterioro progresivo de la memoria y de otras funciones cognitivas.
4. Ausencia de alteraciones de la conciencia.
5. Comienzo marcado entre los 45 y 90 años, siendo más frecuente a partir de
los 65 años.
6. Ausencia de alteraciones sistémicas o de otros trastornos cerebrales, capaces de explicar las alteraciones cognitivas progresivas que aparecen en el paciente.
Estos criterios diagnósticos deben acompañarse de unas determinadas características que apoyen el diagnóstico de probable enfermedad de Alzheimer.
7. Deterioro progresivo de funciones especificas como el lenguaje, con la aparición de afasia, la habilidad motora, con la aparición de apraxia y de la percepción
con la aparición de agnosia.
8. Deterioro de las actividades de la vida cotidiana y alteraciones de los patrones conductuales.
9. Historia familiar de procesos semejantes y aún más si están confirmados histopatologicamente.
10. Punción lumbar normal.
11. Patron normal o con cambios no significativos en el estudio de EEG.
12. Evidencia de atrofia cerebral en los estudios de neuroimagen.
Por ultimo se deben valorar algunas características que hacen inseguro o
improbable que exista una enfermedad de Alzheimer y cabe destacar:
13. Inicio repentino del cuadro de deterioro.
14. Hallazgos neurológicos focales.
15. Crisis convulsivas o alteraciones de la marcha en los primeros momentos de
la enfermedad.
20
Tabla 6. Clasificación Etiológica de las demencias
21
Tabla 7.- Fármacos indicados en los trastornos no cognitivos más frecuentes en las demencias con su presentación y dosis inicial y máxima
22
Anexo 1. Miniexamen cognoscitivo de Lobo et al
Puntuación máxima: 35 puntos
Valores normales: 30-35 puntos
Sugiere deterioro cognoscitivo > 65 años < 24 puntos (24-29 bordeline)
<= 65 años < 28 puntos
23
Anexo 2. Short Portable Mental Status Questionnaire (SPMSQ) de
Pfeiffer (1975).
Anexo 3. Test del Informador (TIN) (versión breve)
24
Anexo 4. Set-Test de Isaacs
Se pide al enfermo que nombre sin parar hasta que se le diga basta una serie de colores, de animales, de frutas y de ciudades. Se le da un minuto para cada serie y se cambia a la siguiente cuando haya dicho diez elementos de la misma sin repetir ninguno aunque no haya agotado el minuto de tiempo. Siempre anotaremos en la hoja
los nombres que dice ya que ayudará a valorar la evolución del paciente. Si hay deterioro cognitivo se irá observando con el paso del tiempo una menor puntuación con más errores y repeticiones y conceptos más reduccionistas.
25
Anexo 5. Escala de depresión geriátrica de Yesavage (versión reducida)
26
Anexo 6. Criterios diagnósticos de la Enfermedad de Alzheimer del
NINCDS-ADRDA. Work Group, 1984
A. Criterios de EA definitiva:
1. Debe cumplir los criterios B (ver a continuación, en EA probable)
2. Evidencia histopatológica compatible
B. Criterios de EA probable:
1. MMSE < 24 o test similar
2. Déficit en 2 ó más áreas cognitivas (memoria, cálculo, juicio, etc...)
3. Empeoramiento progresivo de la memoria y otras funciones cognitivas
4. Ausencia de trastornos de la conciencia (delirium)
5. Inicio entre los 40 y los 90 años
6. Sin evidencia de otras enfermedades neurológicas o sistémicas que justifiquen el deterioro progresivo
Datos que apoyan el diagnóstico de EA probable:
7. Deterioro del lenguaje (afasia), de la habilidad motora (apraxia) y del reconocimiento perceptivo (agnosia)
8. Alteraciones de los patrones de conducta e incapacidad para realizar tareas cotidianas
9. Historia familiar de trastornos similares, sobre todo si hay confirmación
anatomopatológica de EA
10. Pruebas de laboratorio:
• Punción lumbar (LCR) normal
• Enlentecimiento inespecífico o normalidad en el EEG
• Signos de atrofia cerebral progresiva en estudios seriados con TC e
hipometabolismo cerebral si se utilizan otras técnicas de neuroimagen.
C. Criterios de EA posible:
1. Puede hacerse ante un proceso demenciante en presencia de variaciones
en su inicio, en la presentación o en el curso clínico, inusual en la EA, pero
para los que no hay explicación alternativa (diagnóstico de exclusión)
2. Puede hacerse en presencia de un trastorno secundario sistémico o cerebral capaz de producir un síndrome de demencia que no es considerado
causa de la demencia del enfermo.
3. Cuando existe un déficit gradual progresivo de las funciones cognoscitivas.
27
Anexo 7. Escala de Hachinski
Anexo 8. Criterios diagnósticos DSM-IV de la Demencia Vascular
1. Deterioro de la memoria
2. Una o más de las siguientes alteraciones cognitivas
a) Afasia
b) Apraxia
c) Agnosia
d) Perturbación de las funciones ejecutivas (planificación, organización,
secuenciación, abstracción, etc...)
3. Presencia de signos y síntomas focales neurológicos (hiperreflexia, Babinski,
parálisis pseudobulbar, ataxia, debilidad de una extremidad) o pruebas indicativas
de enfermedad cerebrovascular (infartos múltiples afectan al cortex y/o sustancia
blanca subcortical)
4. Los déficits no aparecen exclusivamente en el curso del delirio
Los puntos 1 y 2 causan deterioro significativo de las funciones sociales o profesionales y representan un declive significativo del nivel previo de autonomía
28
Anexo 9. Criterios diagnósticos de demencia con cuerpos de Lewy
(DCL)
1. La característica fundamental requerida para el diagnóstico de DCL es la presencia de un deterioro cognitivo progresivo de magnitud suficiente para interferir
con las funciones sociales y ocupacionales normales. La existencia de una alteración de la memoria muy evidente o persistente no necesariamente tiene lugar en
las etapas iniciales, aunque generalmente es evidente a medida que progresa la
enfermedad. Los déficits en las pruebas de atención, habilidades frontosubcorticales y de capacidad visual espacial pueden ser especialmente evidentes.
2. Dos de las siguientes características centrales son esenciales para un diagnóstico de probable DCL, siendo la presencia de una de ellas esencial para el diagnóstico de posible DCL:
a) Fluctuación de la capacidad cognitiva con variaciones importantes de la
atención y del estado de alerta
b) Alucinaciones visuales recurrentes característicamente bien formadas y
detalladas
c) Características motoras espontáneas de parkinsonismo
3. Las características que apoyan el diagnóstico son:
a) Caídas repentinas
b) Síncopes
c) Pérdidas de conciencia transitorias
d) Delirios sistematizados
e) Alucinaciones de otras modalidades
4. El diagnóstico de DCL es menos probable en presencia de:
a) Enfermedad cerebrovascular, con signos neurológicos focales o en las
técnicas de neuroimagen
b) Evidencia de enfermedades orgánicas o de otras enfermedades cerebrales en la exploración física y estudios complementarios, de naturaleza suficiente como para justificar el cuadro clínico.
29
Anexo 10. Escala de deterioro global (GDS-FAST) de Reisberg
30
Anexo 11. Escala de Lawton-Brody
31
Anexo 12. Índice de Barthel
32
Anexo 13. Índice de Katz (versión validada en castellano por Álvarez et
al, 1992)
33
DEMENCIAS
La demencia es un síndrome adquirido y progresivo, producido por una afección
orgánica que, en pacientes sin alteración de la conciencia, produce un deterioro
persistente de varias funciones mentales superiores que van a provocar una incapacidad funcional en al ámbito social, laboral o familiar del enfermo, significando
una pérdida de las capacidades previas del mismo. Según el DSM-IV podemos clasificar las demencias como sigue:
A) Demencia tipo Alzheimer de inicio temprano:No complicado,Con delirium.,Con ideas delirantes.,Con estado de ánimo deprimido.
B) Demencia tipo Alzheimer de inicio tardío: No complicado.Con delirium.Con
ideas delirantes.Con estado de ánimo deprimido.
C) Demencia vascular (antes multiinfarto).
D) Demencia debida a enfermedad por VIH.
E) Demencia por traumatismo craneal.
F) Demencia debida a enfermedad de Parkinson.
G) Demencia por enfermedad de Huntington.
H) Demencia por enfermedad de Pick.
I) Demencia por enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.
J) Demencia debida a otras enfermedades médicas.
K) Demencia persistente originada por substancias.
L) Demencia por múltiples etiologías.
M) Demencia no especificada.
Si atendemos a la etiología podemos plantear otra clasificación de las demencias (ver tabla 6) según la cual:
• La Enfermedad de Alzheimer se presenta en el 50-75% de las demencias
• La Demencia Vascular en le 20-30%
• La Demencia por Cuerpos de Lewy en el 15-25%
• Las demencias potencialmente reversibles: 5-10%, de las que sólo un 1-3%
lo son plenamente (fármacos, tumores, hidrocefalia normotensiva, alteraciones
tiroideas o déficits de vitamina B12, ácido fólico, etc...)
DIAGNOSTICO
En las demencias es fundamental la realización del diagnóstico temprano de la
afectación, por ello todos los miembros del Equipo de Atención Primaria deben estar
atentos a los cambios cognitivo/conductuales que presenten sus pacientes o que
manifiesten sus familias e investigar la posible presencia de deterioro cognitivo. El
descubrimiento de las primeras pérdidas que se producen entraña gran dificultad,
se debe tener en cuenta que en la mayor parte de ocasiones la aparición es insidiosa, lentamente progresiva y que se puede mostrar confundida con pérdidas habituales del envejecimiento como son el Deterioro de memoria asociado a la edad, el
olvido senil benigno o los trastornos circulatorios focales, que aparecen de manera
más frecuente de lo esperado.
Síntomas y signos que nos deben hacer sospechar el inicio de deterioro cognitivo son:
• pérdidas de memoria que afectan a las capacidades del trabajo: nombres,
números de teléfono...
• dificultades al realizar tareas familiares: preparar una comida, administrar el
dinero, uso del teléfono...
• problemas con el lenguaje: sustitución de palabras...
• desorientación temporo-espacial: no saber la fecha actual, perderse en zonas
muy conocidas anteriormente...
• pérdida de cosas importantes o guardarlas en lugares inapropiados: pérdida
de llaves, colocar la plancha en la nevera
• cambios frecuentes e inesperados del ánimo y la conducta
• pérdida de iniciativa: pasividad y necesidad de estímulos constantes
• problemas con el pensamiento abstracto: no valorar el dinero, no saber interpretar refranes
• pobreza de juicio: vestir de forma inapropiada, conductas anómalas
Es fundamental la realización de una anamnesis exhaustiva ya que nos va a dar
la orientación diagnostica de los pacientes. Con ella debemos conocer:
a) Síntomas más específicos del deterioro cognitivo: déficits de memoria, desorientación temporoespacial, alteraciones del lenguaje, fallo en el reconocimiento
de objetos, alteraciones en la capacidad constructiva (planificar, organizar), dificultades para llevar a cabo actividades motoras instrumentales, repercusión sobre las
actividades laborales y/o sociales.
b) Antecedentes patológicos personales y familiares.
c) Consumo de fármacos: anticoagulantes, anticolinérgicos, antidepresivos, litio,
neurolépticos, metildopa, bismuto, AINE, betabloqueantes, cimetidina, antihistamínicos, antiparkinsonianos, corticoides, metoclopramida ...
d) Situación socio-ambiental del paciente.
e) Nivel educacional y ocupacional del paciente.
La exploración física nos puede ayudar a realizar el diagnóstico sindrómico y
etiológico de deterioro cognitivo. Debemos prestar especial atención a:
a) Exploración general:
• Temperatura, TA, frecuencia cardiaca, talla, peso
• Auscultación cardiaca (arritmias) y carotídea (soplos)
• Pulsos periféricos
• Palpación de tiroides
• Piel y mucosas (disfunciones tiroideas, deshidratación, hepatopatías)
• Abdomen y tacto rectal (si sospecha de impactación fecal)
b) Exploración neurológica:
• Nivel de conciencia, lenguaje y signos meníngeos
• Pares craneales, fondo de ojo, signos focales motores, alteración marcha
• Signos extrapiramidales: temblor, mioclonias, rigidez, reflejos alterados
• Signos de liberación frontal: succión, hociqueo, prensión, palmometoniano
Se debe realizar un estudio con tests de función mental y del estado cognitivo del paciente, pero se deben valorar además las incapacidades del paciente para
las actividades de la vida diaria. Los tests psicométricos nos completan la exploración mental y funcional y nos objetivan y cuantifican los déficits. Aunque disponemos de una amplia variedad de escalas, probablemente los más útiles en
Atención Primaria son:
a) El Mini-Mental Status Examination de Folstein (MMSE) del que disponemos
una versión adaptada al castellano de Lobo et al (MEC): se tarda 10-15 minutos en
pasarlo bien y cuenta con una sensibilidad y especificidad del 87% y 92% respectivamente para valores < 24 (anexo 1)
b) Short Portable Mental Status Questionnaire (SPMSQ) de Pfeiffer: junto con el
MEC es de los tests más útiles en Atención Primaria, se realiza en 3-5 minutos siendo muy útil para el cribado si se dispone de poco tiempo (anexo 2)
c) El Test del Informador (TIN), es un test cognitivo-funcional que puede cumplimentar un familiar o una persona próxima en 5 minutos. A veces puede requerir la
presencia del profesional, pero habitualmente puede cumplimentarlo el familiar tras
una breve explicación. En estadios iniciales es más sensible que los anteriores
(anexo 3)
d) El Set Test de Isaacs es una buena opción para personas analfabetas o con
deterioro sensorial (anexo 4)
e) La escala de depresión geriátrica de Yesavage reducida (anexo 5)
Exámenes complementarios: es fundamental y recomendable realizar una
serie de analíticas que incluyan: VSG, hemograma completo, bioquímica (creatinina,
glucemia, calcio, sodio y potasio, colesterol, función hepática, albúmina, TSH, ácido
fólico, vitamina B12), serología luética, VIH (previa información) y perfil de orina
(proteinuria, leucocituria). En la práctica clínica,
En cuanto a la realización de técnicas de neuroimagen como TAC/RNM cerebral/craneal hay distintas opiniones pero parece razonable efectuarlos en los casos
de demencia dudosa o establecida, teniendo en cuenta que no es una prueba concluyente en el diagnóstico de las demencias primarias y que su objetivo es descartar causas secundarias.
Sujetos con demencia a los que se debe realizar TAC
cerebral de forma recomendable
• Edad inferior a 65 años
• Antecedentes de trauma craneal reciente
• Antecedentes de neoplasia
• Uso de anticoagulantes o historia de trastorno de la hemostasia
• Clínica neurológica focal no explicada
• Deterioro cognoscitivo de rápida evolución (1 a 2 meses) o de intensidad levemoderada
• Incontinencia urinaria o trastorno de la marcha precoz
Los criterios más utilizados para el diagnóstico de la Enfermedad de Alzheimer
(EA) son los del NINCDS-ADRDA (anexo 6). Debemos sospechar otra patología diferente de la EA cuando la sintomatología se inicie con rapidez, el curso sea fluctuante, existan manifestaciones neurológicas focales, mioclonias en fases
precoces, temblor, crisis epilépticas, alteraciones de la marcha, cambios en la personalidad precoces o no existan alteraciones del lenguaje o desorientación temporoespacial en estadios moderados de la enfermedad.
La demencia Vascular. Suele tener un inicio brusco, de curso escalonado y
focalidad neurológica (paresias, Babinski, reflejos osteotendinosos exaltados, etc...).
En la exploración física, en la auscultación cardiaca, se suelen encontrar arritmias,
soplos, etc... y en las técnicas de neuroimagen lesiones vasculares. La Escala de
Hachinski suele es útil para poner sobre aviso de este tipo de demencia (anexo 7)
y también nos pueden orientar en su diagnóstico los criterios de DSM-IV para
demencia vascular (anexo 8).
La- Demencia por Cuerpos de Lewy (DCL):. Clínicamente la edad de comienzo suele estar en la 7ª-8ª década de la vida, con un inicio subagudo y con evolución
más rápida y peor pronóstico. Aparecen trastornos del estado mental, con pérdida
de memoria, desorientación, afasia, apraxia, etc. Las características principales
para el diagnóstico son: fluctuaciones de la función cognitiva, alucinaciones bien
formadas y extrapiramidalismo. Las fluctuaciones tienen lugar en al menos el 80%
de los pacientes y las alucinaciones en el 50-80%. Los signos extrapiramidales que
se observan con mayor frecuencia son la bradicinesia, la facies inexpresiva y la rigidez, estando cada uno de ellos frecuente en el 40-50% de los pacientes.
Los criterios diagnósticos de DCL, posible y probable de McKeith et al, con una
sensibilidad diagnóstica del 75% y una especificidad del 79%, se pueden ver en el
anexo 9.
TRATAMIENTO
Medidas no farmacológicas
Es fundamental establecer un Plan de Actuación Individualizado, una vez que
hemos realizado el diagnóstico integral de la situación. En este Plan individualizado
debemos procurar como objetivo prioritario el confort, la seguridad y la dignidad del
paciente y su familia. Para elaborar este Plan debemos considerar:
a) los problemas o déficits: del paciente, del cuidador, de la familia y del entorno social
b) las actuaciones: no farmacológicas en cuanto a información y atención y farmacológicas para el paciente y su cuidador
c) el cronograma
d) el profesional responsable
e) la evaluación
Es necesario que al elaborar el Plan se cumplan una serie de requisitos como
son:
a) debe ser multidisciplinar: recoger la información del trabajador social, enfermería, médico y familia-cuidador principal
b) debe ser multifactorial e integral: considerar problemas físicos, sensoriales,
emocionales, familiares, estructurales (adaptación del domicilio, etc) y sociales. La
descarga de la familia y el cuidador son fundamentales, así como evitar ingresos
innecesarios y preparar a la familia, en la medida de lo posible, para la pérdida del
enfermo.
c) Debe estar basado en el estadio clínico (escala GDS-FAST), su estado funcional y en las características personales, familiares, sociales y sanitarias específicas
d) Debe garantizar el seguimiento con la evaluación periódica
Tratamiento farmacológico:
en los pacientes ancianos debemos tener en cuenta una serie de limitaciones a
la hora de prescribir medicación que son:
a) utilizar dosis iniciales bajas
b) efectuar incrementos pequeños de dosis
c) usar la dosis efectiva más baja
d) al cambiar de un fármaco a otro, dejar periodos intermedios
e) conocer el perfil de efectos secundarios
f) evaluar periódicamente la necesidad del uso continuado de todos los fármacos
A estas limitaciones añadiremos las propias del cuadro que estamos tratando, a
saber:
a) los fármacos que no son indispensables se intentarán retirar todos, fundamentalmente los de toxicidad cognitiva: anticolinérgicos, antidepresivos, litio, neurolépticos, bloqueadores beta, benzodiacepinas, metildopa, clonidina, reserpina,
metoclopramida, cimetidina, digoxina, antihistamínicos, antiparkinsonianos, corticoides, bismuto e indometacina
b) unicamente usaremos medidas farmacológicas tras el fracaso de las medidas no farmacológicas o por urgencia del proceso intercurrente
c) prever siempre su finalización y ver si se produce control clínico
d) desaconsejaremos la automedicación tanto del cuidador como del propio
paciente
e) registraremos los psicofármacos administrados, su respuesta y efectos
secundarios si han ocurrido.
Los fármacos más habituales para los síntomas no cognitivos así como las dosis
a las que deben usarse se encuentran en la tabla 7.
El síndrome depresivo, que aparece en el 50% de los pacientes, debe tratarse
siempre, aunque no cumpla criterios estrictos. Son de elección los ISRS, no existiendo superioridad de unos sobre otros.
La agitación y los síntomas psicóticos sólo deben tratarse farmacológicamente
si ocasionan incomodidad al paciente o a la familia. Los fármacos antipsicóticos son
el único tratamiento documentado, siendo la eficacia muy similar en todos ellos por
lo que la elección la haremos en función del perfil de efectos secundarios
CRITERIOS DE DERIVACION
Neurología: se debe consultar con el neurólogo siempre que:
a) El paciente sea menor de 65 años
b) Existan dudas razonables en diagnóstico de EA de inicio brusco y/o curso
fluctuante y/o manifestaciones atípicas (convulsiones, focalidad neurológica,
etc...). En los casos de ECV estables que no pueda valorarse su tratamiento
y rehabilitación desde Atención Primaria
c) Se deban realizar exploraciones complementarias que no estén disponibles para el médico de Atención Primaria
d) Se precise una confirmación diagnóstica
Salud Mental: es interesante consultar en los casos de:
a) Inicio con trastorno de personalidad y conducta asociada con alteración cognitiva a partir de la quinta década
b) Depresión resistente al tratamiento habitual
c) Síntomas de difícil control
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