Intervención del Perú en nombre de la RINC Mujeres y cáncer

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Anexo 7: Intervención del Perú en nombre de la RINC
Mujeres y cáncer: “un compromiso de todos para salvar vidas”
25 de setiembre de 2014
(69ª Asamblea General de Naciones Unidas – Nueva York)
Señoras y Señores:
Es un honor dirigirme a Ustedes en nombre de los Centros de Prevención y Control del Cáncer
de Sudamérica, y así contribuir a comprometer esfuerzos conjuntos y compartidos para
enfrentar el cáncer en la mujer.
Sobre el cáncer
El cáncer es una enfermedad silenciosa, multifactorial y de alta complejidad. Sabemos que
el cáncer no solo es una enfermedad genético molecular, sino que es un proceso
sociocultural de signos y significados que la propia sociedad y las personas construyen sobre
este mal, dándole un carácter de estigmatización expresado en temores y mitos tales como:
asociarlo a la muerte; evitar o postergar no enterarnos si la enfermedad está presente.
El cáncer es más que una enfermedad, es un problema de salud pública global. Es decir, para
afrontarlo de manera efectiva, necesitamos comprender que su abordaje va más allá de la
intervención médica y nos compromete a todos.
Afortunadamente nuestros sistemas sanitarios vienen experimentado una reorientación de
enfoques principalmente médico – científicos hacia nuevos enfoques que buscan asegurar
una atención oncológica integral. Hoy se enfatiza en la corresponsabilidad de los Estados y
de la Sociedad respecto al cuidado de la salud y a la atención digna y de calidad, en el
continuo de la enfermedad.
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El cáncer y la mujer
En Latinoamericana, la mujer es más vulnerable frente al cáncer, situación que se traduce
en una alta carga de sufrimiento social y económico, para la paciente, para su familia y para
su país.
El 65% de los cánceres se presentan en la población femenina; la tasa de mortalidad por
cáncer es más alta en las mujeres que en los varones. Los cánceres de cuello uterino y de
mama son los que más afectan a la mujer; ello sin dejar de considerar las muertes en la
población femenina por cáncer de estómago, y por cáncer de pulmón, este último aunque
es más frecuentemente en varones, su letalidad es mayor cuando se presenta en la mujer.
Existe una desigualdad biológica, social y cultural que afecta negativamente a la salud de la
mujer; hay factores de riesgo de tipo biológico no modificables que colocan a la mujer en
situación de mayor vulnerabilidad frente al cáncer. Esta es una realidad que nos desafía aún
más a la acción conjunta.
“Quien educa a una mujer educa a una familia”, esta es una expresión que guarda una clave
para enfrentar el cáncer. La mujer tiene un rol importante en el cuidado y protección de la
salud al interior de su familia. Es la mujer, en la mayoría de los casos, quien tiene la llave
para incidir en la promoción de estilos de vida saludables y en la prevención de los factores
de riesgo. Es en la mujer, en las decisiones que toma y que ayuda a tomar, que se cifra el
desarrollo de la familia y de la comunidad.
Cuando el cáncer toca la vida de una familia es la mujer quien generalmente asume el gran
desafío del cuidado del familiar enfermo, más aún cuando la enfermedad está muy avanzada,
muchas veces sacrificando su propio bienestar, sus proyectos y su calidad de vida, pues
lamentablemente cuando una persona enferma de cáncer se enferma su familia.
Cómo enfrentar el cáncer
Los esfuerzos y políticas para el control del cáncer, requieren compromisos multisectoriales
y la participación responsable de diversas instituciones y organismos públicos y privados. A
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ello se suma la sensibilización y movilización de la sociedad para crear conciencia y
participar activamente en alcanzar la soñada meta de ser un País, una Región libre de
cáncer avanzado.
Nuestros Estados deben tener como prioridad el impulsar Políticas y Estrategias de Salud
efectivas y sostenidas para prevenir y controlar el cáncer, que incluya la mejora de la calidad
de vida y el bienestar integral del paciente con cáncer y de sus familias, procurándoles los
beneficios y cuidados necesarios tanto médicos como emocionales.
El Plan Esperanza
En el Perú, por caso, hemos asumido que el cáncer no nos da tregua, el cáncer está afectando
seriamente a nuestras familias y está comprometiendo el desarrollo sostenido por el que
tanto trabajamos. Es así que hemos emprendido el “Plan Esperanza”, una política de Estado
que brinda atención oncológica integral y gratuita para las familias que viven en condiciones
de vulnerabilidad y de pobreza.
El Plan Esperanza garantiza el acceso a servicios oncológicos de calidad, acerca la mejor
tecnología, facilita el equipamiento adecuado y coloca los recursos humanos capacitados
para el cuidado de la vida y la salud, de manera descentralizada y en todos los niveles de
atención, según corresponda.
En el marco del Plan Esperanza se ha priorizado la atención a 5 tipos de cáncer más
frecuentes y prevenibles: cáncer de cuello uterino, cáncer de mama, cáncer de estómago,
cáncer de pulmón y cáncer de próstata:

Se desarrollan acciones de promoción de la salud para una población informada y
sensibilizada contándoles todo sobre el cáncer;

Se realizan acciones de prevención y detección temprana del cáncer, incluso con
precisión molecular, para evitar casos de cáncer avanzado,
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
Se brinda acceso oportuno a un tratamiento oncológico integral y también en los
casos de cáncer avanzado, de soporte complementario para disminuir el dolor del
paciente.
Con el Plan Esperanza, en el Perú estamos rompiendo barreras de acceso sanitarias,
geográficas, económicas, y culturales. Porque para el cáncer todos somos iguales, para
nosotros lo más importante es salvar vidas y lo hacemos trabajando unidos.
Algunos cifras del INEN (Instituto de Enfermedades Neoplásicas) que reflejan el trabajo que
se realiza en nuestro país:

más de 82 mil personas fueron protegidas por el Plan Esperanza, desde su creación
(2012);

alrededor de 60 mil fueron pacientes con cáncer y más de 22 mil personas pasaron
por chequeo médico preventivo gratuito y no están afectados por el cáncer;

cerca de 37 mil pacientes con cáncer en condición de pobreza, entre nuevos y
continuadores, recibieron tratamiento oncológico integral totalmente gratuito,
cubierto por el Seguro Integral de Salud (SIS), que incluye tratamientos de muy alto
costo como el trasplante de médula ósea

42 pacientes trasplantados en el INEN
Estos esfuerzos cobran mayor relevancia si consideramos que en el período 2009 - 2011, la
cobertura oncológica del SIS era parcial y básicamente cubría detección y diagnóstico; pero
a partir del año 2012, con el Plan Esperanza, la cobertura oncológica es integral (antes y
durante el continuo de la enfermedad) y alcanza al 100% de las personas afiliadas al SIS; esto
gracias al incremento en 6 veces del financiamiento en el sector público para el control del
cáncer a nivel nacional, con un fondo social protegido y diferenciado para este fin.
El gasto de bolsillo de los pacientes pobres beneficiarios del plan esperanza en el INEN, ha
disminuido: de 58.1 % en el año 2009 a 8.2% en el año 2013; y la cobertura oncológica
gratuita por el SIS se ha incrementado de 17.2% el año 2009 a 63.7% el año 2013.
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En el Perú ha habido un incremento de 2.34% a 5.8%, importante en la asignación de
recursos públicos para el control del cáncer, respecto al total del presupuesto nacional en
salud del 2009 al 2014.
El Plan Esperanza es parte importante del Proceso de Reforma en Salud que ha emprendido
nuestro país y que tiene como pilar central el Aseguramiento Universal de Salud.
Un llamado a la acción
El cáncer en nuestra región y en nuestros países avanza y pone en riesgo no sólo la salud de
nuestros compatriotas sino que pone en riesgos sueños y esperanzas por una región más
justa e inclusiva, pone en riesgo la calidad y los proyectos de vida de nuestras poblaciones.
Frente a un mal mayor, acciones decididas.
Desde la RINC, nos sumamos al llamado a unirnos en una gran coalición que movilice
decisiones, recursos y acciones integrales, articuladas y sostenidas para prevenir y luchar
contra el cáncer.
Este es un llamado que esperamos escuchen todos los estados y a sus gobiernos, las agencias
regulatorias, los organismos no gubernamentales, el sector privado, las instituciones
académicas, las organizaciones sociales, las comunidades, las familias, cada ciudadano del
mundo y toda la sociedad en su conjunto.
Ya hemos empezado a cambiar el dolor por el color y la esperanza en la vida de las mujeres
con cáncer, venciendo sus miedos y mitos con la perspectiva global de un mundo, un
continente, una región y un país libre de cáncer avanzado.
La prevención y el control está en cada uno pero principalmente está en la acción conjunta
de todos: “Unidos contra el cáncer de la mujer”
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