44 El valor educativo del juego El Astrolabio 45 “UN VISTAZO A LA NATURALEZA PEDAGÓGICA DEL JUEGO EN EL SALÓN DE CLASE” Javier Enrique Cortés, MSc. Profesor Gimnasio Campestre grados Tr., 7, 11. [email protected] Recibido: Febrero 10 de 2008 Aprobado: Septiembre 15 de 2008 Resumen Summary Cada día buscamos respetar más al niño en su modo peculiar de ser y de aprender. Una dejas caracterís­ ticas más marcadas del niño y del joven es el gusto por el juego, por la diversión. Cuando observamos en un ambiente natural a un niño en el preescolar, en La educación básica o en La secundaria, estamos ob­ servando a un ser feliz. Es entonces cuando deci­mos que el juego es un motivo de investigación y profundi­ zación como decisivo factor educacional. Con el estudio de la biología del juego, y la posibili­dad de entender sus potenciales en el aprendizaje natural de las cosas; el juego se torna como uno de los ins­ trumentos más importantes en el manejo del método y la metodología de enseñanza. De manera que el niño y el joven deben percibir los procesos de aprendizaje no como algo que lo inhibe, que ¡e quita la libertad, sino como una continuidad de su vida, un momento en que está aprendiendo y viviendo algo nuevo, pero no lejano de su realidad. Debemos per­mitir que nues­ tros muchachos descubran su entorno felices y con su propio método, el juego. Every day we reach out in our attempts to respect childrens peculiar ways of being and ¡earning. One of the most remarkable characteristics of children and teenagers ~s theirwimngness for game and amuse­ ment. When we observe a chiid from every grade level —preschool, elementat-y and secondary — in his na­ tural environment, we are observing a happy person. It is then when we can say that the game is a reason for research as a deep decisive educational factor With the study of the biology of the game and the possibi­ lity to understand its potential on the natural learning of things, game becomes one of the most important instruments for dealing with method and teaching me­ thodologies. Ibis way both children and teens must perceive learning process notas an inhibitor that takes their freedom away but as an extension of their life, a moment in which learning is happening, new things are being experienced and not something far from reality. We must let our boys discover their surroun­ dings through their own happy and natural method: the game. Palabras clave: juego, méto­do, aprendizaje. Key word: game, method, learning. Investigación y Ciencia del Gimnasio Campestre 46 FIGURA 1. CUANDO EL NIÑO JUEGA, REALMENTE APRENDE. Jugar es una actividad que los mamíferos realizan espontáneamente, en donde se ejecutan actividades libres. El hombre desarrolla el pensamiento creativo y aprende las normas de la actividad humana. Generalmente la escuela tradicional desconecta la vida académica de otras formas de vida social, moti­ vo por el cual algunas veces no utiliza experiencias propuestas fuera de la escuela, como por ejemplo, el deseo natural de los niños y jóvenes por jugar <Re­ gina, 2000, 1). Jugar es una actividad además de placentera, nece­ saria para el espontáneo y libre desarrollo humano y el pensamiento creativo. Los niños tienen pocas oca­ siones para jugar libremente, de una manera organi­ zada en el salón de clases. A veces, consideramos que jugar por jugar es una pérdida de tiempo y po­dría ser más rentable utilizar este tiempo para apren­der algo útil. Lo que es difícil de creer es que durante nuestra formación como educadores analizamos va­rias veces y desde varios puntos de vista la necesi­dad de ser espontáneos para aprender y el tomar­nos el tiempo necesario para comprender (Regina, 2000, 1). Por medio del juego, los menores de edad compren­ den cómo funcionan las cosas, lo que puede o no El Astrolabio hacerse con ellas, descubren que existen reglas de casualidad, de probabilidad y de conducta que de­ ben aceptarse si quieren que los demásjueguen con ellos. (Regina, 2000, 1). Los juegos de los niños deben considerarse como sus actos más preciados, el juego está lleno de significa­dos, porque surge de procesos internos que aunque nosotros no entendamos debemos respetar. Si se quie­re evaluar a los aprendices, es necesario comprender sus juegos, observando éstos descubri­ mos sus ad­quisiciones evolutivas, sus inquietudes, sus miedos, aquellas necesidades y deseos que no pueden expre­sar con palabras y que encuentran sali­ da a través de esta actividad. (Regina, 2000, 1; Boni­ lla, 1998; Maturana, 1997; Sánchez, 2005). EL JUEGO Es posible que todos tengamos una idea más o me­ nos acabada de lo que es el juego, el juego es aque­ lla decisión del hombre que lo remonta a un mundo 47 dife­rente, con otras reglas, donde se muestra la esen­ cia de cada uno de nosotros, sin máscaras, donde todo es un sueño hecho realidad. Muchos teóricos e in­vestigadores han tratado de definir el juego, encon­ trándose con acciones que limitan su real dimensión en el hombre, éste no debe tomarse como una mera acción lúdica de los cientos de comportamientos del hombre. (Bonilla E. Et al, 1988). Un primer equivoco que debe evitarse es el confun­ dir lúdica con juego, pese a que su significado en los diccionarios es tomado como un sinónimo, al parecer todo juego es lúdico pero no todo lo lúdico es juego. La lúdica se entiende como una dimensión más del ser humano, entre otras la sexual, la cognitiva, la co­ municativa, etc. La lúdica se refiere a la necesidad del hombre de sentir, expresar, comunicar y producir un sin número de emociones, todas éstas encamina­das a la diversión, a la entretención y al pasar el tiem­po agradablemente. Por esta confusión es indispen­sable aclarar plenamente cuales son los alcances y ras ca­ racterísticas de lo lúdico y del juego. Como pri­mera medida, las actividades lúdicas son voluntarias y au­ ténticas, es decir que en cualquier etapa del desa­rrollo podemos encontrar qué nos causa placer y de este manera asociarlo con un fenómeno lúdico, cuan­do te­ nemos claro los momentos que nos divierten po­demos controlar estas experiencias por nuestro propio deseo emocional, por esta razón las actividades lúdicas go­ zan de flexibilidad, en algunos momentos estamos entretenidos plenamente y en otros no y con la misma actividad. En conclusión podemos de alguna mane­ ra asociar la lúdica con recreación. (Bonilla B. Et al, 1988). Cuando la confusión entre la lúdica y el juego llega a la escuela, podemos ver que el único momen­ to divertido para el joven es el recreo, escuchamos a los mucha­chos hacer relaciones entre el aula y una prisión, ro ajeno con el deber, el patio con la libertad y lo propio con el amor Silos educadores deseamos en verdad mejorar significativamente los ambientes de la educa­ción, debemos empezar por intentar un cambio de lógi­ca en la organización y funcionamiento de la escuela y un cambio de actitud frente a la vida misma, tratando de ver, de sentir, de aprender como lo hace el niño y el joven. (Bonilla 6. Et al, 1988). Esta propuesta debe iniciar preguntando, ¿Cómo debe ser este juego para que realmente sea educativo?, el juego debe estar incluido dentro del eje motivador de cada proyecto educativo, no sólo para que la participa­ ción del educando sea agradable, sino como instrumen­ to de evaluación, de diagnóstico y el inicio del siguien­te ciclo de interacciones maestro alumno. Esta propues­ta facilitaría entonces las relaciones entre los partici­pantes en el aula de clases, desarrollaría habilidades sociales, interiorización de conocimientos y desplega­ría las acti­ tudes para cada una de las competencias necesarias en er desarrollo integral de los jóvenes. Con esta pequeña introducción de las posibilidades que presenta el juego como instrumento pedagógico, po­ demos ahora describir algunos requisitos que de­bería tener este tipo de juego. Debe ser: participativo, varia­ do, debe mostrar la progresión del educando, permitir la indagación, debe ser significativo, estar relacionado con un sinnúmero de eventos reales que despierten un gran interés por la globalización, debe potenciar la creatividad, debe ser gratificante y en la medida de la edad psicológica de los participantes debe suponer un reto. (Bonilla B. Et al, 1988). Con el juego hacemos evidente los momentos pro­pios del proceso de socialización y ayudar al niño en la con­ vivencia con su grupo de compañeros. Es un proce­ so de aprendizaje lento, divertido y que le pro­porciona constante alegría. En el juego se enseña y se aprende a colaborar, a compartir, a observar unas normas, se deja de pensar en uno mismo y se privile­gia las deci­ siones de grupo, se aprende a ganar y a perder (Bonilla E. Et al, 1988). Cada vez debemos respetar más al joven en su modo pe­ culiar de “ser niño”, sin querer transformarlo en “un adul­ to en miniatura”, pues estaríamos yendo de­cididamente contra la naturaleza y el derecho que él tiene de manifes­ tarse y actuar conforme es. (Bonilla E. Et al, 1988). En éste concepto de respeto por el “ser niño”, se in­ cluye el respeto por el derecho a jugar y divertirse. Este es, por lo demás, uno de los artículos de la De­claración Universal de los Derechos del Niño: “El niño tendrá de­ recho a la alimentación habitación, recrea­ción y asis­ tencia médica adecuada”. “Er niño tendrá amplia opor­ tunidad para jugar y divertirse”. (Bonilla B. Etal, 1988; Fuleda, 2006; Lobato, 2006; Ortega, 1995). BIOLOGÍA DEL JUEGO El juego, de acuerdo con las observaciones realiza­ das en primates se desarrolla en estos en forma con­ comitante al predominio de los nuevos rasgos. La prolongada interacción madre — hijo incluye un com­ponente de juego entre ellos, iniciado a menudo Investigación y Ciencia del Gimnasio Campestre 48 FIGURA 2. LAS NORMAS EN EL JUEGO DE LOS NIÑOS. El juego como actividad voluntaria, se desarrolla dentro de unos limites temporales y espaciales, según una reglas absolutamente obligatorias, pero libremente aceptadas. por la madre y usado con frecuencia para distraer a la cría tras una situación de frustración. (Reyes, 1999). La inmadurez se experimenta en estas especies de un modo diferente: un periodo muy prolongado domi­ nado por el juego; una creciente participación de los adultos en juego, sobre todo de la madre aunque no exclusivamente; disminución del uso del castigo y la amenaza como modos de iniciación del joven a los patrones de interacción típicos de la especie. Lo más importante es la aparición de un patrón que implica una enorme cantidad de observación de la conducta adulta por parte del joven, con la incorpora­ ción de lo que se ha aprendido en un patrón de juego. (Reyes, 1999). El juego parece cumplir varias funciones importan­ tes. En primer lugar, es un medio de minimizar las conse­cuencias de las propias acciones y, por tanto, de apren­der en una situación menos arriesgada. Es especialmente cierto en el juego social en el que el El Astrolabio joven ani­mal manifiesta su deseo de jugar adoptan­ do una ex­presión de juego o una forma de corretear o mediante alguna forma de metacomunicación. De esta forma, el joven puede probar los limites de su acción con una relativa impunidad, existen muchas reglas sobre lo que puede y no puede hacerse en un grupo y la mayoría de éstas se aprenden en una etapa temprana de la vida, cuando las consecuen­ cias de violarlas son me­nos severas que más tarde. (Reyes, 1999). En segundo lugar, el juego proporciona oportunidad para ensayar combinaciones de conductas que nun­ ca serían intentadas bajo condiciones de presión fun­ cional. Una de estas conductas en muchas especies de ani­ males es la incorporación de objetos en su vida dia­ ria, ya sea como mecanismo de defensa o como ins­ trumento para la consecución del alimento. 49 El juego cumple un doble papel lógico en la tarea, cru­ cial para la especie humana de la utilización y afian­ zamiento progresivo de los instrumentos. Una pelota o un palo se adaptan a tantos actos como sean posi­ bles. Es el niño que organiza las reglas del juego y es él mismo que se satisface con la diversión y no con la competencia. Es obvio que el juego y el ritual en que los niños, ios jóvenes y ios adultos humanos es­ tán implicados, están colmados de simbolismo. Este simbolismo le da la oportunidad al joven de recono­ cersu entorno, el medio en que vive y en donde pue­ de aprender Por ejemplo, Los palos no sólo se usan como flechas y lanzas o incluso como herramientas nuevas e inusuales, sino que también pueden usarse como una forma totalmente diferente y con un nom­bre creado por él, como los instrumentos transforma­das por los chimpancés. Después que se da la transformación simbólica de los instrumentos en el juego, se producen rápidamente dos consecuencias. El juego puede servir como vehí­ culo para enseñar la naturaleza de las convenciones de una sociedad y también puede servir para ense­ ñar la naturaleza de las convenciones perse. (Reyes, 1999, 16; Sánchez 2005). PSICOLOGIA EVOLUTIVA DEL JUEGO Es notorio dentro de los procesos educativos que el niño se hace social alrededor de los 3 años. Esta ne­ cesidad irá aumentando siempre en el transcurso de la infancia, adolescencia y juventud, hasta terminar en la convivencia social del adulto. El grupo social en que vive cada persona tiene sus leyes y sus regla­mentos. Confiere a cada participante ciertos derechos, pero también le impone ciertos deberes. El descubri­miento de un grupo natural y su integración en él se llama socialización. Es un proceso que se desarrolla poco a poco, gradualmente. Con pasos lentos el niño perci­ be que a su alrededor existen otros, que el mun­dano es sólo de él, que existen ciertas cosas que él debe respetar y otras que debe hacer. (Jiménez 2002). Du­ rante el quehacer pedagógico, cuando analizamos un grupo de niños jugando libremente, divirtiéndose, percibimos su felicidad. Viven las fantasías del mun­ do idealizadas por ellos. Y durante ese proceso, los egoístas - comparten, los ofensivos — reconocen el valor de la diferencia y los desconsiderados—dirigen el juego. En la convivencia de los niños que juegan, se afirma el temperamento equilibrado y sano. Durante el desarrollo natural de las clases, dentro y fuera del salón, es importante darle cabida al juego, y cuando vayamos a jugar debemos tener presente: Que los niños en edad de preescolar y los primeros años de la primaria aprenden por imitación y se re­ tan entre ellos. Llegar más rápido, subir un poco más, ser el mejor en determinado ejercicio, ser el centro de atracción, inventar algunas proezas. De la misma manera, imitan a sus mayores más cercanos, padres, tíos, abuelos, profesores. En la forma de vestirse, de arreglar su cabello, de caminar, en los oficios, en el uso de algunos instrumentos. Por último, el niño vive una etapa de fantasías, donde todo es posible. Es un súper héroe que puede volar, es una mamá, un cons­tructor, un fiero animal. Es importante que duran­ te esta etapa se trate con seriedad cada una de las repre­sentaciones del niño, ya que hacen parte de su apren­dizaje. (Jiménez 2002). Durante la primaria, el niño busca juegos para autoafir­ marse. Puede ser el jefe de un grupo de ami­gos, es el profesor, el sacerdote, el médico, el padre; en donde ve necesario que sus subordinados le obe­dezcan y sean fieles a él. En el inicio del bachillerato, 60 y 70 se pone de moda el juego en que él hace parte de un grupo y cada gru­ po tiene características propias y diferentes, es lla­ mado el juego social, en donde cada uno juega un rol dentro del grupo social, En esta etapa se aprenden las reglas, y los juegos evocan situaciones que re­quieren un cumplimiento estricto de las normas, es el juego cooperativo. Es por eso que el joven en esta edad exi­ ge claridad. En el inicio de la secundaria, cuando entra en la prea­ dolescencia, los intereses de los niños y niñas se di­ versifican. El juego ahora es encarado como de­porte, como competencia, o simplemente es dejado de lado, o utilizado simplemente como distensión. (Jiménez, 2002; Fuleda, 2006; Sánchez, 2005). IMPORTANCIA DEL JUEGO EN EL DESARROLLO HUMANO Esta actividad, como elemento esencial en la vida del ser humano, afecta de manera diferente cada perio­do de la vida: el juego libre para el niño y el juego siste­ matizado para el adolescente. Todo esto lleva a con­ siderar el gran valor que tiene el juego para la educa­ ción, por eso han sido inventados los llamados juegos didácticos o educativos, los cuales están elaborados Investigación y Ciencia del Gimnasio Campestre 50 FIGURA 3. APRENDIZAJE POR IMITACIÓN. El simbolismo del ]uego, le da la oportunidad al niño de reconocer su entorno, el medio en que vive, sus limitaciones y aprender por imitación. de tal manera que provocan el ejercicio de funciones mentales en general o de manera particu­lar (Selete. 1993). Desde ese punto de vista, el juego es una combina­ ción entre aprendizaje serio y diversión. No hay acon­ tecimientos de más valor que descubrir que el juego puede ser creativo y el aprendizaje divertido; Si las actividades del aula se planifican conscientemente, el docente aprende y se divierte a la par que cumple su trabajo. De esta manera, el juego en el niño permite satisfa­ cer sus demandas y nos permite conocerlos en sus etapas de desarrollo. Es una actividad ligada a la vida cotidiana, en la que el juego actúa como mediador del proceso psíquico (interioridad) y del proceso de El Astrolabio socialización externa (demandas institucionales, ins­ tintivas y culturales). En cuanto a lo primero, el niño liga su acción del juego a situaciones imaginarias para poder suplir todas aquellas demandas (biológi­ cas, psíquicas, sociales) producto de su dependen­ cia. (Selete. 1993). En los niños a partir de los dos años, se producen en los juegos cotidianos los mayores logros en un senti­do básico del aprendizaje de las reglas de la cultura (la moralidad entre otras), al final del periodo prees­colar y a lo largo de algunos años, construye y se apropia de las reglas de la cultura, es decir, por ejem­plo, el niño quiere ser maestro y en consecuen­ cia, está obligado a observar e imitar las reglas de la con­ducta de un maestro. 51 En los juegos cotidianos, los niños, por primera vez, descubren el mundo de los conflictos y de las relacio­ nes que existen entre los adultos, sus derechos sus deberes; de esta forma, el niño al imitar a los adultos, después de haber adquirido su autoconciencia, puede situarse en la realidad del otro para poder hacer pre­ dicciones de sus comportamientos sociales y poder obrar en tal sentido. En la medida que el niño va creciendo, el juego se vuelve más complejo y argumentativo pues los niños empie­zan a penetrar en el mundo del adulto para aprender sus reglas sociales de convivencia. (Selete, 1993). Además de los anteriores logros, los juegos de rol o protagonizados, característicos de edades entre los 10 y los 15 años de edad, son básicos para el desa­rrollo de la fantasía, de la imaginación y en conse­cuencia, de la creatividad humana, aspecto que se estudiará un poco más adelante. Por ahora es importante que hagamos algunas preci­ siones del juego en la escuela y como puede éste in­ tervenir en el desarrollo humano, es bien claro que el juego en el espacio libre cotidiano es bien diferente al juego en el espacio normativizado e institucionaliza­ do como es el aula de clase; las teo­rías piagetianas, en este sentido, plantean que el jue­go actúa como un revelador mental de procesos cognitivos, los cuales son necesarios para estimular los estadios de desa­ rrollo propuestos por este autor (fase sensorio motora — pensamiento simbólico — ope­raciones intuitivas — operaciones concretas — opera­ciones formales). (Se­ lete, 1993; Vélez, 2004; Botero, 1992; Caviedes 1993). CREATIVIDAD EN EL JUEGO Imaginemos que se descubrió un animal desconoci­do en las profundidades de la jungla suramericana. Su des­ tino es remplazar al perro y al gato en popula­ridad como mascota doméstica de los últimos años. ¿A qué se pare­ ce? ¿Cuáles son sus cautivadoras características? El nuevo animal puede tener piel sedosa corta como un topo. Un koala le puede haber prestado la cara y su mimado y redondo cuerpo puede ser de un osito australiano. Es de color gris y candoroso, no ensucia las aceras y los parques. Parece más bien un gato. Rechaza los intrusos que no le gustan mejor que un perro guardián, pero es tan manso con los niños como un conejito. (Jiménez, 2002). Lo que estamos haciendo, conciente o inconciente­ mente, es presentando caracteristicas de animales que conocemos. No hay nada de malo en eso. Porque los humanos no podemos hacer algo de la nada. Si definimos sucintamente creatividad como “dar exis­ tencia a una cosa sin ningún material previo para tra­ bajar”, como lo hizo el teólogo y filósofo San­to Tomás de Aquino, evidentemente sólo Dios es el que crea. El hombre reordena. Los materiales físicos: pinturas y lienzo para un artis­ ta, papel y pluma para un escritor, son totalmente se­ cundarios. La creación está más en la mente. La per­ cepción, las ideas y los sentimientos se combinan en un concepto o visión. Sin embargo, el artista, escritor o compositor necesitan habilidad y técnica para tras­ ladar al lienzo o al papel lo que conciben en la mente. (Jiménez, 2002). El mismo pensamiento es válido tanto en el pensa­ miento creativo como en la creatividad en general. Nuestra imaginación creativa debe tener algo con que trabajar. Nosotros no formamos ideas nuevas de la nada. Como decía Henry Ford “la materia prima ya existe”. La mente creativa ve posibilidades en ella o conexiones que son invisibles para mentes menos creativas. La conclusión es muy alentadora. No necesitamos evocar del aire ideas nuevas. Nuestra tarea como pensadores creativos consiste en combinar ideas o elementos que ya existen. Si el resultado es una com­ binación inverosímil pero valiosa de ideas o cosas que hasta ahora no se pensaba que pudieran vincularse, se nos considerará como pensadores creativos. Ha­ bremos agregado valor a la síntesis, pues un todo es más que la suma de sus partes. (Jiménez, 2002; Vali­ ño, 2000>. EL JUEGO Y APRENDIZAJE Así como el alimento no nos aprovecha si no llega­ mos a asimilarlo, es decir, a hacerlo nuestro, tampo­ co las situaciones o experiencias vividas nos servirán de nada si no las incorporamos a nuestra vida. El aprendizaje consiste en asimilar estas experiencias y que éstas pasen a hacer parte de nuestra vida y nos cambien, en alguna forma. Un niño que al explorar su ambiente se quema con la estufa, con un cigarrillo, aprende... Aprende el que se monta en un caballo o en una bicicleta con el deseo expreso de saber ha­ Investigación y Ciencia del Gimnasio Campestre 52 cerlo. Aprende quien ve una película o un programa de televisión. Aprende el niño que imita los símbolos sonoros que llamamos palabras. Aprende, también, cuando va a comprar a una tienda y le cobran más (o menos) de lo debido y se da cuenta de esa situación. (Fuleda, 2006). Sin embargo, lo importante en el aprendizaje no con­ siste en tener experiencias, sino en vivirlas, de tal for­ma que éstas puedan ser asimiladas e incorpora­ das. Por esto, se dice que aprender es cambiar En algu­nos casos, además, tendrán que desaprender lo aprendido y cambiar algunos aspectos de su mal aprendizaje. Esto necesariamente te obliga a reflexio­ nar con sinceridad sobre todo aquello que consideres haber aprendido, comprendido, y reconocer de igual modo que todo aprendizaje es progresivo y siempre incompleto. Por ejemplo, quien aprendió a nadar sin técnica y desea aprender técnicas más eficaces para aumentar velocidad en natación. Igualmente, el que escribe a máquina con dos dedos y pretende apren­ der a escribir con todos los dedos de ambas manos, para no ver el teclado. En ambos casos se tienen que modificar ciertos hábitos adquiridos y, en cierta for­ ma, desaprender lo aprendido, para adquirir nuevas habilidades y aptitudes. En síntesis, aprendizaje es el proceso mediante el cual se obtienen nuevos conocimientos, habilidades o ac­titudes, a través de experiencias vividas que produ­cen algún cambio en nuestro modo de ser o de ac­tuar. El aprender, pues, te da la oportunidad de cre­cer, de asimilar la realidad y aún transformarla, de tal manera que logres una existencia más plena y más profunda. (Fuleda, 2006). Durante el aprendizaje en el juego, el tipo de comuni­ cación (verbal y no verbal) y de acciones que ocurren dentro del juego, nos revela detalles extraordinaria­mente sutiles, del tipo de información que los niños poseen, sobre lo que hacen las personas en su vida cotidiana: Cómo piensan, que actitudes exhiben en determinadas situaciones, sus cambios de humor, la forma en que in­ tentan adaptarse a sus interlocutores y, en definitiva, los conocimientos que poseen sobre cómo se comportan las personas en situaciones de relación social cotidiana y de desempeño de sus ta­reas habituales. Consideramos que éste tipo de actividades lúdicas son marcos naturales de aprendizaje; queremos de­ cir que, a través de ellas, se produce lo que llamamos aprendizaje espontáneo. El Astrolabio Hay aprendizaje espontáneo, cuando sin una inten­ sión formal de modificar esquemas de pensamiento o conductas concretas, se producen cambios, como consecuencia de situaciones de comunicación e in­ tercambio social no preparado para esta finalidad. En el juego, niños de distinto nivel cognitivo ponen en común sus ideas sobre el tema que desarrollan, de tal manera, que unos aprenden de otros a interpretar de forma más correcta, compleja o precisa, la reali­ dad que representan en el juego. En este trabajo hemos podido observar cómo, den­ tro de la situación lúdica, los niños están dispuestos a modificar sus ideas sobre el contenido temático que representan (papeles, funciones, normas sobre el comportamiento, elementos materiales a tener en cuenta y definición de la situación) si las propues­ tas que sugieren sus compañeros, son mejores (más pre­cisas, más complejas y más útiles). Por ejemplo: un niño indica a otro que no olvide la cartuchera, si va a una práctica de laboratorio, o que deben rellenar la guía de laboratorio, si está haciendo un protocolo ex­perimental. (Fuleda, 2006). Se ha observado el habla egocéntrica que no es tan relevante en los juegos, y como las ideas personales de los niños sobre el tema entran en un interesante proceso de negociación, que permite que triunfe el esquema conceptual más interesante, mejor construi­ do o más útil para llevar a cabo la meta de represen­ tar el guión propio de la escena. El planteamiento conceptual que hemos realizado so­bre la naturaleza psicológica del juego, nos per­ mite plan­tear que el juego que los niños realizan espontánea­mente es una fuente de aprendizaje na­ tural, que apo­yan el descubrimiento y la investigación que continua­mente éstos hacen sobre el mundo que los envuelve. El niño se comporta como un curioso investigador sobre la realidad que le rodea en todos los sentidos, tanto respecto al mundo físico y natural como, y so­bre todo, del mundo social, el cual está abocado a comprender por su propio bien. Investigaciones recientes apoyan seriamente la idea de que el niño construye sus conocimientos sociales y psicológicos en medio de interacciones y discusio­ nes con sus compañeros, con sus padres y en defini­ tiva con su entorno. No hay conocimiento social, ni de ningún otro tipo, sin comunicación social. Un gran número de trabajos avalan la idea de que la situación que más favorece el aprendizaje de habla infantil es 53 FIGURA 4. EL JUEGO Y EL DESARROLLO HUMANO. El juego en el ser humano afecta notablemente cada período de la vida del niño, y altera su futuro como hombre la situación lúdica espontánea, relajada y comunicati­ va del niño con el adulto o con otros niños. El escenario lúdico que los niños montan les permite revisar viejos conocimientos y aprender nuevos datos sobre sucesos que representan en el juego, si se dan ciertas condiciones. Dichas condiciones son: *Que los niños se conozcan previamente y tengan buenas re­ laciones entre sí; esto no quiere decir que la relación sea idílica, sino simplemente que exista una dosis de confi­anza­ y­ amistad­ entre­ ellos­ para­ que­ se­ puedan­ dar ciertos entendimientos mutuos. *Que los jugadores dispongan de esquemas conceptuales compatibles; si hay una base de acuerdo de conocimiento anterior, el desarrollo de los guiones que en él se representan es más fácil. *Que las condiciones externas les permitan entrar en la situación psicológica que antes describi­ mos como propia. (Fuleda, 2006; Ortega, 1995; Re­ yes, 1999; Elkin, 2007). EL JUEGO EN EL SALÓN DE CLASE Es probable que para algunos de los educadores, este título suene algo descabellado, si en algunas ocasio­ nes es difícil controlar la clase, mantener el dominio de curso, que será si a ésta le involucramos el juego, tal vez sea el caos para el aprendizaje de los niños, pero se trata de considerar el juego como posibilitador del aprendizaje y estrategia de enseñanza, “si no pue­ des vencerlos, únete a ellos”. Pensar al juego como instrumento didáctico, no es lo mismo que hablar del juego didáctico. En este último caso, el juego, en sí mismo, propone una serie de actividades que propor­ cionan aprendizajes. En el caso del juego como instru­ mento didáctico, se trata de reconocer este como otra modali­dad­ de­ clase,­ planifi­cada­ y­ coordinada­ por­ el­ maestro. Es indispensable comenzar a analizar esta primera forma de presencia del juego en la escuela, desde los modelos pedagógicos, para entender esta metodología si puedo llamarla de esta forma, en los Investigación y Ciencia del Gimnasio Campestre 54 pro­yectos de grado y en un futuro desde el proyecto institucional. (Lobato 2005, Minerva 2002). COMENTARIOS CRITICOS DEL AUTOR Dentro del análisis hecho al juego como método de aprendizaje, es importante resaltar las diferencias que existen entre el juego de los animales y el del hom­bre, en los procesos que se evidencian en los anima­les es obvio que el juego desarrolla destrezas que sostienen su supervivencia, además que día a día mejoran sus posibilidades frente a otras espe­ cies, es en el buen sentido, el mejoramiento de sus caracte­rísticas que le permiten competir, es decir, co­ bran vida las palabras de Darwin frente a la selección natural. En el planeta Tierra, la especie dominante tiene ma­nos en lugar de aletas, piernas en lugar de cola y ori­ficios nasales en lugar de agallas. En el poco tiempo que llevamos sobre la Tierra nos ha puesto en ver­güenza de nuestro propio diseño anatómico. Cuan­do los nadadores olimpicos se afeitan todo el cuerpo para ganar una fracción extra de tiempo, po­ nemos nuestra carencia de adaptación evolutiva al medio acuático a la vista de todos. Minimizar la fric­ ción no resulta mucha ventaja en el diseño a no ser que una ocupe como nicho una parte especialmente vistosa en el ecosistema. Sin ayuda mecánica, los humanos estamos particu­ larmente limitados cuando nos enfrentamos al aire o al agua. Afortunadamente, la memoria de haber teni­ do cola (y agallas) no está muy lejana. Como sostie­ ne uno de los principios de la embriología, recorre­ mos en el seno materno todos los estadios de la evo­ lución desde el agua a la tierra. Todos los humanos tenemos que perder nuestras colas y agallas, para poder dominar la tierra. En la evolución, el juego le permite al animal apren­ der las reglas básicas de la supervivencia, en don­ de se estimulan los más finos instintos que han sido de­sarrollados por años. Y en el hombre, se eviden­ cian otro tipo de estímulos que el juego desarrollo, con este aprendemos a reconocer nuestros limites, desarro­llamos nuestra creatividad, aprendemos di­ ferentes formas de comunicación, creamos lazos afectivos y somos libres dentro de los limites de la realidad. En el animal, la conducta aparece dirigida hacia la presa, el compañero sexual, el lugar de reposo, la huida cuando es necesario, es decir, en el juego se El Astrolabio equilibra su permanencia en un lugar de la naturale­ za, el objetivo es un acto aprendido, ahora bien, para que el animal «juegue» necesita una cierta seguridad y protección; esto le es dado en un periodo en que siendo aún pequeño y bajo la tutela de sus padres o madre, puede iniciarse en el ensayo de lo que des­pués será su conducta adulta. El ser humano, es el único ser vivo que juega durante toda su vida, este principio nos permite analizar pedagógicamente el juego, como metodologia de enseñanza. Teniendo en cuenta los comentarios de María Regi­ na Ofele, Carlos Bolívar y algunos otros escritores, real­mente es difícil analizar en la pedagogía, meto­ dologías o aspectos metodológicos que fueron utili­ zados en el pasado o que nacieron en tiempos muy distantes, ya que muchos de estos estudios pueden tomarse como apuntes desactualizados o que verda­ deramente to­dos conocemos y creemos que usamos. Estos son los problemas a los cuales se enfrenta el educador cuando trata de puntualizar en el valor edu­ cativo del juego, técnicas aparentemente descontex­ tualizadas o metodologías falsamente aplicadas. Es importante rescatar y demarcar los linderos que mo­ tivan a un docente a investigar en la naturaleza del aprendizaje de los niños y reentender las posibilida­ des que le otor­ga el juego a la dinámica de la clase. Chicos jugando en una clase, participando de dife­ rentes actividades, riendo durante una explicación o tratando de convencer a su profesor de la importan­ cia de un momento divertido, eran cosas que no se querían ver, ahora nos inquieta como educadores la búsqueda de actividades diferentes en la planeación semanal y nos cuestionamos durante las tertulias pe­ dagógicas: ¿De dónde viene la necesidad de jugar en el salón de clase?, ¿es posible que nuestros estu­ diantes traspasen las barreras del concepto y lo usen como un instrumento de investigación?, ¿el juego pro­voca la sensación de libertad al aprender? Entre otras, son estas las preguntas que motivan a la peda­ gogía a implementar nuevas mezclas metodológicas en el enseñar Los ingredientes que subyacen en el proceso educa­ tivo son bien comprendidos por cada maestro duran­ te su práctica docente, la sociabilidad, la comunica­ ción y la necesidad de un conocimiento como precur­ sor de otro o de de éste para la construcción de un sin número de conexiones que realiza el ser humano durante la comprensión de un evento natural. Es aquí 55 FIGURA 5. EL DESARROLLO DE LA cREATIVIDAD EN EL JUEGO. El ser humano no constmye ideas o artefactos de la nada, la creatividad está ligada a las cosas que hemos hecho an­ tes, es por eso que el juego se presenta como una de las opciones más importantes en el desarrollo de la creatividad. donde nos enfrentamos al principal problema en la for­ mación de ciudadanos y en el sentido más restringido, al de la formación de investigadores como fin último de la educación. Preparar a nuestros jóvenes para que resuelvan problemas y busquen soluciones a las diver­ sas problemáticas del medio que los rodea, son éstos los menesteres de este proceso, pero lo paradójico de este análisis es que en ocasiones los apartamos de la realidad para llevarlos a comprender procesos reales. A partir de las exposiciones de María Selene, se pue­ de decir que el aprendizaje real de un niño es muy parecido a la actividad de dibujar, hacer un dibujo es una situación en la que hay que efectuar varias accio­ nes simultáneas, que son las que a la larga permiten ver­una­fi­gura­revestida­de­algún­sentido­para­quien­ lo realiza. Tales acciones implican transponer líneas y espacios; armonizar proporciones; distribuir luces y sombras; ordenar algunos trazos con relación a otros; afi­nar­ algunas­ cosas,­ entre­ otros.­ Hasta­ tener­ cons­ truida­una­fi­gura­como­un­todo,­a­nuestro­gusto­y­en­ estrecha correspondencia con lo que nos proponía­ mos. Se podría decir que el ejercicio realizado ha cons­ tituido en realidad una experiencia que por lo demás, no ha sido exclusivamente sensorial, la hemos vivido paso a paso, y nos hemos relacionado tan estrecha­ mente con el objeto de la misma, que bien podemos evocar cualquier aspecto de su contenido aún sin te­ ner el dibujo a la vista. Nuestros educandos aprenden de diferentes maneras y perciben el concepto desde variados puntos vista, en contraposición a lo que po­ siblemente sucede durante una clase convencional, el maestro centra la atención del alumno con un guiño, una oración o una llamada de atención, luego expone el tema de la cual él va hablar y en algunas ocasiones el alumno se convierte en el personaje central de la obra que se está construyendo, el profesor se con­ vierte entonces en el maestro de ceremonias de los cuarenta y cinco minutos de su clase. El punto es que generalizamos en la forma en que enseñamos y lo que es verdaderamente controversial es que evalua­ mos masivamente; algunas veces escuchamos algu­ nas­justifi­caciones­en­los­pasillos­de­las­instituciones­ Investigación y Ciencia del Gimnasio Campestre 56 educativas, “la ciencia es sólo una y no hay discusión en su interpretación”. La primera reacción de nues­ tros educandos como respuesta a este tipo de clase es jugar, perder la atención a lo que posiblemente en ese momento no les interesa, en otras palabras indisciplina. Es difícil creer que podemos jugar durante nuestras clases, pero es más difícil pensar que podemos cam­ biar la naturaleza humana en tan solo unos pocos años. Tenemos en el mundo muchos más años que los que hemos tratado de tecnificar la educación; En diferentes situaciones se escucha decir: “en que mo­ mento los niños pierden el sentido de la investiga­ ción, en que momento dejan de observar el mundo con ojos maravillados”. Tal vez, las respuestas estén pedagógicamente hablando, en la posibilidad que pueda tener el juego como valor educativo. Desde los 80s, en nuestro país se habla de la posi­ ción del juego durante las horas de clase, pero aún con temor los investigadores plantean que esta ac­ ción es mucho más notoria en las clases de educa­ ción física, estas discrepancias conllevan a que algu­ nos académicos reconceptualicen en las definicio­nes de lúdica, ludopatia y juego; y es en el V Congre­so de recreación celebrado en Caldas, donde se lle­ga a va­ rias conclusiones que podrían permitir su apli­cación durante los eventos pedagógicos, estas puntualiza­ ciones no tienen suficiente fuerza para ser aplicadas en el salón de clase de las diferentes asig­naturas, pero se inicia un proceso que aún hoy en día tiene validez cuando hablamos de la metodología de cada una de nuestras áreas. De manera que el jue­go, es una herramienta que facilita el proceso y es una ac­ tividad espontánea, libre, desinhibida, desinte­resada y gratuita, por la cual el niño o el joven se manifiesta sin barreras e inhibiciones, tal cuales. Po­demos decir que el juego es la actividad, el “trabajo” propio del niño y del joven. La función esencial del juego es dar placer al niño, no sólo por los éxitos que obtenga, sino también por el simple hecho de jugar. Jugar es experimentar, transformar, disfrutar con el descubri­ miento de nuevas posibilidades, crear per­sonalmente lo indispensable para la acción, buscar alternativas, intercambiar experiencias, involucrarse a plenitud, sin convencionalismos ni limitaciones de cualquier índole y gozar cada momento, por que no de una clase sin esperar nada a cambio (nota, califi­ caciones, etc.) por sus resultados. El juego como una El Astrolabio actividad voluntaria, se desarrolla dentro de unos lí­ mites temporales y espaciales, según unas reglas absolutamente obligatorias, pero libremente acepta­ das, de esta manera se convierte en una herramienta apropiada para el proceso de enseñanza — aprendi­ zaje y lo que es más importante podría ser el puente perfecto entre las ciencias y la formación de investi­ gadores. Uno de los objetivos de esta generación es tratar de fortalecer los aspectos académicos de nuestra casta que de una u otra forma nos conducen a una socie­dad del conocimiento, que le permitan a los jó­ venes enfrentarse a un mundo sistematizado, con altos ni­veles de comunicación y a una globalización inminen­te. Es una tarea realmente delicada, si a este proce­so le sumamos la necesidad de educar de cara a la humanización, en la sensibilidad y el amor. Nues­ tros educandos deben estar preparados para asumir el reto de competir en un mundo industrializado y siempre abierto a los adelantos científicos, con me­ todologías de punta y con conocimientos frescos. Sí socavamos las caracteristicas más comunes de los investigado­res colombianos podríamos ver la simili­ tud que tie­nen con las características del juego de los niños, al­gunas de estas son: Creatividad, capacidad innovadora, persistencia, planificación, una buena dosis de olfato, capacidad de trabajo en grupo, soña­ dor, capacidad de anticipar movimientos y predecir soluciones, características que bien describe Carlos Alberto Jiménez en sus definiciones del juego y la creatividad. Es aquí donde debemos iniciar nuestro trabajo como educadores, entonces, cuál es la meto­ dología que nos permite desarrollar estas caracterís­ ficas, en esencia ninguna, pero si podemos hacer de este proceso algo natural. Desde el 2000, La Vicepresidencia de la Republica, Coldeportes y FUNLIBRE Colombia convocan al Sim­ posio Nacional de Vivencias y Gestión de la Recrea­ ción, en donde se concretan los aportes del juego al desarrollo del aprendizaje humano; en algunos pai­ ses se crean facultades y carreras relacionadas con el juego, que hoy en día son las bases de nuevas e innovadoras investigaciones, este es el inicio de un ciclo de tendencias pedagógicas que probablemente nos permitirán ya no sólo tener en cuenta los proce­ sos del pensamiento del niño, sino que fortalecerán la forma en que afrontamos el conocimiento dentro del salón de clase. 57 Al final de todo, la propuesta no es cambiar el fondo de las clases, es incluir al juego como instrumento di­ dáctico, es intentar estructurar una metodología que privilegie el movimiento espontáneo de los estudian­ tes, en donde las reglas y la dinámica de la clase es­ tén bien claras y en donde la evaluación haga parte del proceso enseñanza aprendizaje y sea un proceso que observe la capacidad de cada uno de los jóvenes para resolver problemas e involucrarse en un niveles más elaborados. En esencia el joven aprendería ha­ ciendo las cosas, involucrado de lleno en el proble­ma, el gozará de instrucciones precisas que facilita­rán su recorrido, el tiempo de trabajo estará plantea­do más por las necesidades que por los logros que se puedan obtener, durante el proceso el joven ten­drá que comu­ nicar sus alcances y los pasos que él va a seguir, el maestro debe preocuparse de fortale­cer el vocabulario y privilegiar la expresión oral. La intervención docente se dará a través de un modelo de tutorización de la actividad y estimulación de los procesos cognitivos, esta actitud se manifiesta a tra­vés de la observación, el estímulo afectivo hacia la actividad y en la interven­ ción a partir de la manifesta­ción o la posibilidad del conflicto cognitivo. Bibliografía 1.BONILLA B. 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