Islamismo y Feminismo/ Román J. Duque Corredor* (Segunda Parte)

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Islamismo y Feminismo/ Román J. Duque Corredor* (Segunda Parte)
Segunda Parte
Asma Lambaret, después de señalar que la cultura musulmana no es una sola sino varias y
diversas, , como indicamos en la Primera Parte de este trabajo, basada en el Corán y en los
dichos y hechos del profeta Mahoma, de donde no se desprende interpretación alguna
antifeminista, sin embargo, se pregunta: ¿Por qué entonces la imagen de la mujer musulmana
es la de una mujer humillada y oprimida por el Islam ?, y al respecto considera que ello se
debe en parte a un mito y una leyenda sobre la mujer árabe-musulmana que no resulta justa,
pero que también en parte esa creencia obedece a una realidad lamentable que existe y que
los medios de comunicación occidental han dramatizado y agravado.
No obstante esta activista feminista marroquí admite que hay contradicción entre el contenido
verdadero del Islam y la realidad de los musulmanes y que en el reconocimiento de los
derechos de la mujer, paradójicamente, mientras en la tradición occidental no se admitió por
mucho tiempo la igualdad a las mujeres, , en algunos de los países de tradición islámica las
mujeres gozaban de estos derechos desde la revelación del Corán , pero que en la realidad ha
existido una involución y hasta una regresión de sus derechos.
Esta regresión la atribuye Asma Lambaret, entre otros motivos, al hecho de que algunas partes
del mundo musulmán se ha hecho una lectura radical del Islam hecha por algunos sabios
hombres, ulemas e imanes, de una cultura misógina y que reproducían las tradiciones
ancestrales machistas, pensando que ello es lo justo en el Islam, y que si bien veían el Islam
como una revolución de las jerarquías políticas y económicas, no obstante no admitían que el
Islam debía modificar esas relaciones machistas entre los sexos.
Si bien lo anterior es una reflexión interna dentro del Islam, Asma Lambaret, desde otro orden
de ideas, hace ver que en el mundo occidental la mujer del mundo árabe-musulmán ha sido
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siempre satirizada, caricaturizada y distorsionada, bajo la influencia del colonialismo, como
clichés, de harenes y mujeres con velos y danza del vientre, sometidas a un emir o sultán
despótico, y como mujeres encarceladas en palacios suntuosos, como esclavas y cautivas
del poder político árabe-musulmán . Pero nada se dice de las mujeres musulmanas
escritoras, místicas, jefes de estado o fundadoras de universidades. Esta activista marroquí, cuyas reflexiones he venido comentando, atribuye esa distorsión de la mujer musulmana a lo
que denomina "el machismo universal", puesto que no es un fenómeno exclusivo del mundo
islámico. Pero que a diferencia de occidente, la discriminación femenina se atribuye a la
religión y no al machismo.
Asma Lambaret como reflexión final de sus comentarios sobre el Islam y la mujer, nos dice que
la mujer árabe-musulmana no es la víctima del Islam sino de los mismos factores que hacen
de ella, al igual que el resto de las mujeres del mundo, la primera víctima de la sociedad, de los
poderes del hombre machista, de la pobreza, y de algunas tradiciones y costumbres regionales
y de las injusticias a que está sometida en las diferentes partes del mundo. Aunque reconoce
que ello también obedece a que la mujer árabe-musulmana es diferente a los occidentales,
por su mentalidad, su manera socio-políticas y de las condiciones de vida cada día más
difíciles para de vestirse, su manera de ser, de ver el mundo, pero que tiene el derecho a la
diferencia y al respeto.
La conclusión final de sus reflexiones son valederas no solo respecto de la condición jurídica
de la mujer bajo el Islam, sino para cualquiera religión o sistema cultural o político. En efecto,
afirma Asma Lambaret:, en la entrevista que dio, en fecha 2 de enero del 2012, en el Diario
digital vasco GARA , a Garatzi Mugertza : " La mujer árabe-musulmana tiene la legitimidad de
reivindicar sus derechos según sus referencias, de conseguir la modernidad de acuerdo con su
identidad, sin dejar de ser árabe o musulmana para que el mundo occidental la reconozca o la
acepte. La mujer que sea árabe, musulmana, cristiana, europea o americana es, ante todo, un
ser humano creado por Dios, con este sentido exclusivo del sacrificio, del amor, de la
paciencia, de la bondad infinita… Y como todas las mujeres de este mundo, ella tiene las
mismas aspiraciones, las mismas esperanzas, los mismos sueños de vivir en paz, de amar, de
proteger a sus seres queridos y de vivir como ser humano libre y digno". Su feminismo islámico, lo ilustra Asma Lambaret, diciendo en la referida entrevista, que las
musulmanas han comenzado a releer los textos sagrados y encuentran un mensaje espiritual que las está liberando y que las ha liberado y por ello es un feminismo liberador y
emancipador, por lo que dice que "ahora las mujeres tenemos argumentos religiosos para
luchar contra ulemas e imanes que sostienen lo contrario". Y al referirse al extremismo religioso musulmán dice que "viene de la cultura wahhabi, que es una ideología de Arabia
Saudí y que los imanes y los ulemas hablan del islam y el pueblo árabe musulmán, que, por lo
general, es muy analfabeto, se cree lo que éstos dicen porque tienen los medios y el dinero
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para divulgar su mensaje, son como el Papa. Este es el gran problema.
Por supuesto, ellos no reconocen el feminismo islámico y nos acusan de traidoras y de
occidentalistas". Y en esa misma entrevista al preguntársele sobre el uso del velo por las
mujeres como señal de sumisión respondió razonadamente y con toda claridad: "El velo no es
ni cultural, ni político, ni ideológico, ni significa una sumisión al hombre. Es una convicción
personal que está relacionada con la fe. El velo aparece citado en el Corán una sola vez y de
manera sutil, como una mera recomendación dentro del comportamiento ético de la decencia y
hace referencia tanto a hombres como a mujeres. El problema es que un discurso islámico
machista y patriarcal ha hecho de este único versículo el principio básico de lo que debe ser
una musulmana. Yo como persona independiente, libre y musulmana, tengo derecho a decidir
qué quiero ponerme y todas deben tener este derecho. El velo es algo entre Dios y yo. Pero
Occidente vive muy mal esto y no ha sido capaz de asumir toda esta diversidad.
La prohibición del velo va en contra del derecho de la mujer sobre su cuerpo. Yo critico de la
misma manera a aquellos que utilizan el cuerpo desnudo de la mujer para hacer publicidad,
como a los radicales musulmanes que quieren que la mujer vaya tapada de arriba abajo y
dejarla invisible ( http://gara.naiz.eus/paperezkoa/20120102/312877/es/Es-momento-ideal-para
-feminismo-islamico/
).
Confieso mi convencimiento que una de las más graves injusticias es la de la desigualdad, y
esta convicción durante toda mi vida profesional y académica me llevó a preocuparme por la
situación jurídica del campesino y del obrero y de los niños y adolescentes, y esa misma
convicción me acercó al tema de la discriminación del género femenino y su estudio me ha
apasionado, sobre todo por los estudios de lo que me atrevo a llamar "feminismo constructivo",
que no se queda en las denuncias sino que también hace propuestas para eliminar
desigualdades que se basan en los sexos y no propiamente en razones naturales o de
capacidades y que acepta críticas sobre el feminismo exacerbado.
Y, ciertamente que las reflexiones de Asma Lambaret me ilustraron aún más sobre este
feminismo, sobre todo viniendo de una mujer, que por ser musulmana, se cree que es una
mujer que por su religión no tiene derecho o que no puede reclamarlos.
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Colaboración especial para Mujer y Ciudadanía a.c.
*Ex magistrado de la Corte Suprema de Justicia y Presidente de la Fundación Alberto Adriani
@ romanjoseduque
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