EL ALMA DE LOS LIBROS palabras escritas

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EL ALMA DE LOS LIBROS
<<Las palabras escritas, desde los tiempos de las primeras tablillas sumerias, estaban
destinadas a pronunciarse en voz alta, puesto que los signos llevaban implícitos sus propios
sonidos, como si fueran su alma. La clásica frase scripta manent, verba volant –que en nuestro
tiempo ha pasado a significar lo escrito permanece, las palabras se las lleva el aire- antes
expresaba precisamente lo contrario; se acuñó en alabanza de la palabra dicha en voz alta, que
tiene alas y puede volar, en comparación con la silenciosa palabra sobre la página, que está
inmóvil, muerta>>
Alberto Manguel
Para salir de ese adormecimiento, de esa quietud, los libros requieren un lector porque,
como señala Víctor Moreno (2003, 9) <<…un libro no es un organismo vivo autónomo.
Solamente cobra vida gracias al lector que le toma la temperatura paginal y, en muchas
ocasiones, es el propio libro quien se la toma al lector, midiéndole su calor mental, creativo,
sentimental e ideológico>>.
A veces, los libros reclaman su voz en el aula y se rebelan contra el silencio de las
mesas y las estanterías. Las palabras leídas en voz alta se transforman entonces en olores,
imágenes, recuerdos, se hinchan de aire y flotan por encima de nuestras cabezas. Parece que los
libros vuelen y que su latido retumbe en la clase. A veces, basta –como recuerda Pennac
(2001,91)- con que un profesor se ponga a leer: <<Aquel profesor no inculcaba un saber, ofrecía
lo que sabía (…) -¡Lo más importante era que nos leyera todo en voz alta! La confianza que
ponía de entrada en nuestro deseo de aprender… El hombre que lee en voz alta nos eleva a la
altura del libro. ¡Da realmente de leer>>.
Los libros también reivindican su derecho a ser leídos sin decimales, me refiero a una
lectura desvinculada de la calificación, que evite experiencias como la del escritor Rodolfo
Castro (2005, 72) que, aludiendo a su memoria lectora, advierte: <<No recuerdo que hayamos
leído ni un solo cuento, ni un solo poema, ni una sola página por el placer único de leer, todo
derivaba en ejercicios y evaluaciones>>.
Leer en la memoria: En el aula de Secundaria, la poesía necesita encontrar su espacio
y su voz. Desde el primer ciclo de ESO, los alumnos manifiestan un interés y un gusto por el
recitado que se debe aprovechar como estrategia de animación a la lectura. La poesía invita a
unir la voz del profesor y la de los alumnos en torno a la memoria. En función de las
características y la extensión del poema, ofrece diferentes posibilidades en el aula: recitado
individual, por parejas, en pequeño grupo y colectivo; representa un recurso esencial para
profundizar en aspectos de dicción y entonación y constituye un hermoso cauce para la
expresión de las emociones. El montaje de recitales poéticos en el centro educativo, como
proyecto interdisciplinar, permite vincular al profesorado de Lengua y Literatura con el de otras
materias como Música, Educación Plástica, Tecnología, Historia…
Jaume Centelles (2006, 141) se refiere así a la lectura en voz alta: <<Nuestro deseo
sólo expresa la necesidad de una educación en el lenguaje poético, en la sensibilidad por la
palabra oída, en incentivar la expresión oral, por la imaginación, la fantasía y el descubrimiento
de lo que hay más allá de los sonidos y de lo que hay en el mundo que nos rodea>>. García
Montero (2000 , 43), en relación a la lectura de poemas, aconseja: <<Quiero que los leas en voz
alta, mirando las palabras, no sólo las letras. Fíjate en lo que dicen y en las imágenes que flotan
sobre los versos, igual que una barca sobre un lago>>.
En Secundaria, propongo el recitado, acompañado de música si fuera posible, de
canciones populares, romances tradicionales, poemas de autores clásicos y contemporáneos:
Garcilaso, Manrique, Lope de Vega, Quevedo, Espronceda, Bécquer, Rosalía de Castro, Lorca,
Alberti, Salinas, Cernuda, Miguel Hernández, José Hierro, Gabriel Celaya, Neruda, Benedetti,
García Montero, Gómez Yebra… También sugiero una sesión previa para enseñar a los alumnos
a recitar a partir de un poema breve o de un estribillo, como el de La canción del pirata, para
que la experiencia posterior resulte agradable y no sea una tortura o un simple ejercicio de
memorización. Las mesas de la Biblioteca, el salón de actos del centro o las sillas de la clase se
pueden emplear como pequeños escenarios para los alumnos y el profesor.
A través de las grabaciones de los alumnos y el profesor, la voz de la poesía se puede
llevar a exposiciones en el instituto de cualquier materia: Historia, Biología, Educación Plástica,
Filosofía, Latín, Inglés…
Leer desde un personaje: El género teatral tampoco se entiende sin la voz, no tiene
sentido que los alumnos lean en casa y en silencio las obras de teatro propuestas por el profesor
si existe la oportunidad de compartir la experiencia de ser personajes en el aula. Tal y como
recuerdan Isabel Jerez, Eduardo Encabo y Carmelo Moreno (2004, 234): <<Un texto dramático
es un producto vivo, palpitante, de resonancia y fondo estético y que reclama para su recreación
personas con alma y cuerpo, con latidos, voz, respiración>>. Entre las propuestas para
Secundaria figuran: Bodas de sangre, La mordaza, La dama del alba, Yerma, Don Juan
Tenorio, Bajarse al moro, La noche de la reina Berenguela, Las bicicletas son para el verano,
Eloísa está debajo de un almendro…
Con los ojos cerrados: El profesor recita un poema o lee un microrrelato invitando a
los alumnos a que cierren los ojos. La brevedad de este tipo de textos evita que decaiga la
atención de los estudiantes como receptores. Escuchar con los ojos cerrados significa centrarse
tan solo en la voz y en las imágenes que sugiere cada palabra. Esta actividad permite desarrollar
juegos de imaginación y de creatividad posteriores como mecanismo de animación a la escritura
en el aula.
Como creadores: La palabra creatividad, según la definición que recogen Cora Fuegel
y Mª Rosa Montoliu (2000 ,20): <<deriva del latín creare, está emparentada con la voz crescere
(crecer) y significa etimológicamente hacer algo de la nada, idear, engendrar, inventar,
descubrir>>. Los alumnos y el profesor también se transforman en creadores en el aula y en
lectores de sus propios textos. De esta forma el lector desarrolla, como señala Antonio
Fernández (1991, 36 ) <<el papel que nunca debería haber dejado de desempeñar, se convierte
en écriveron (escribidor)>>. En Secundaria se debe potenciar la lectura creadora que, según
Pascuala Morote (1998, 404): <<puede convertirse en un factor generador de nuevas obras, en
una fuente de placer y además puede ser una incomparable ayuda en la conquista de la
lengua>>. La elaboración de textos originales a partir de lecturas previas, en cualquier soporte,
mejora la competencia lecto-escritora de los alumnos, promueve la imaginación y la fantasía,
desarrolla el pensamiento divergente, incluye a los alumnos y al profesor en el proceso creativo
como protagonistas y no solo como lectores de lo que otros escribieron.
Más allá del aula: La lectura en voz alta de los alumnos y el profesor puede superar el
espacio del aula a través de la participación en actividades colectivas del centro o de la
comunidad educativa, de grabaciones en CD-Rom o en DVD, de la participación de los
estudiantes en programas radiofónicos, de los recitales de poesía, de las lecturas dramatizadas
de obras de teatro…
Desde todos los ángulos: La lectura en voz alta en Secundaria debe implicar a todas las
materias a través de la innovación: documentales de Historia o del ámbito científico grabados
por los alumnos, cortometrajes realizados en Educación Plástica y en Tecnología, grabaciones
en CD-Rom o en DVD de fragmentos de lecturas relacionadas con cualquier campo, por
ejemplo con temas transversales como educación para la salud, educación vial o para la paz,
simulación de telediarios o de programas de investigación en el aula, grabación de anuncios de
productos imposibles creados por los alumnos…
La voz en el aula, la voz de los libros, de la palabra escrita está íntimamente unida a
nuestra imaginación, a nuestra capacidad para entusiasmar, proyectar y crear como profesores y
como alumnos.
Beatriz Osés
*Profesora de Lengua y Literatura en el IES Los Moriscos (Hornachos), en Badajoz. Ha recibido el
premio Joaquín Sama de Innovación Educativa en el año 2004, el premio Giner de los Ríos a la Mejora
de la Calidad Educativa en el año 2005 y el premio Lazarillo de Creación Literaria en el año 2006, por
Cuentos como Pulgas. Colabora con la Universidad de Extremadura en proyectos de animación a la
lectura y a la escritura.
Bibliografía:
-
Centelles, J (2006) La Biblioteca, el corazón de la escuela, 141.
-
Castro, R (2005) entrevista en: J.D Argüelles Historias de lecturas y lectores. Méjico.
Paidós, 72.
-
García Montero, L (2000) Lecciones de poesía para niños inquietos. Granada. Comares,
43.
-
Fernández, A (1991) en: Raymond Queneau Ejercicios de estilo.Madrid. Cátedra, 36.
-
Fuegel C y Montoliu MªR (2000) Innovemos el aula. Barcelona. Octaedro, 20.
-
Jerez, I; Cerrillo,P.C; Delgado, A y Encabo, E (2004) Didáctica de la Literatura. El
cuento, la dramatización y la animación a la lectura. Barcelona. Octaedro, 234.
-
Manguel, A (2006) Una historia de la lectura. Toledo. Lumen, 99.
-
Moreno, V ( 2003) Leer con los cinco sentidos. Pamplona, Pamiela, 9.
-
Morote, P (1998) La Literatura en las aulas: motivación y creatividad en: Lucía Mora,
Pedro C.Cerrillo y Carlos J. Martínez Soria En el fluir del tiempo. Cuenca. Universidad
de Castilla-La Mancha, 404.
-
Pennac, D ( 2001) Como una novela. Barcelona. Anagrama, 91.
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