Poder Judicial de la Nación

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Poder Judicial de la Nación
“Año del Bicentenario”
Neuquén, 27 de agosto de 2010.
AUTOS Y VISTOS: Para resolver sobre la reposición
articulada
por
providencia
“OLLARZU,
la
actora
dictada
ADRIANA
a
a
fs.
818
ALEJANDRA
ORDINARIO” (Expte. 1289,
CONSIDERANDO:
fs.
823/824
estos
C/
respecto
autos
NACION
de
la
caratulados:
SEGUROS
S.A.
S/
F° 62 Año 2001); y
1)
Que
como
se
relatara
a
fs.
789/792, a fs. 1/2, 19/25 y 32 comparece la Sra. Adriana
Alejandra Ollarzú, por su propio derecho y en representación
de sus hijos menores Iara Daniela Lano y Leandro Ezequiel
Lano, a interponer demanda contra Nación Seguros de Vida S.A.
persiguiendo el cobro de la suma de $ 97.547,48 en concepto
de indemnización por el incumplimiento del contrato de seguro
de vida emitido por dicha compañía, cuyo tomador, afirma,
USO OFICIAL
fuera el Sr. Alfredo Daniel Lano (fs. 19).
2) A fs. 409/415 vta. se dictó sentencia de primera
instancia haciendo lugar a la demanda interpuesta por la Sra.
Adriana Alejandra Ollarzu, por sí y en representación de sus
hijos menores Iara Daniela Lano y Leandro Ezequiel Lano,
contra Nación Seguros de Vida S.A., condenando a ésta última
a abonar a los actores la suma de pesos NOVENTA Y SIETE MIL
CUATROCIENTOS CINCUENTA Y SIETE CON CUARENTA Y OCHO CENTAVOS
($ 97.457,48) –de la cual, $ 48.728,74 corresponden a la Sra.
Ollarzú (50%), y $ 24.364,37 (25%) a cada uno de los menores
de
edad-,
utilizada
la
que
por
el
devengará
Banco
un
de
la
interés
Nación
a
la
tasa
Argentina
activa
en
sus
operaciones habituales de descuento desde la mora, acaecida
el 7 de marzo de 2000, y hasta el 31/12/2001 (art. 58 de la
ley 25.725), y a partir de
allí, a la tasa prevista por el
art. 6 de la ley 23.982, hasta la fecha del
efectivo pago.
Se estableció allí que la condena sería satifecha en el marco
de la consolidación de deudas contemplada por el art. 13 de
la
ley
25.344
-y
por
eso,
no
se
fijó
plazo
para
el
cumplimiento-.
3)
Apelada
la
sentencia
ante
la
Excma.
Cámara
Federal de Gral. Roca, la Alzada emitió pronunciamiento a fs.
238/240 y vta., en la que resolvió modificar la sentencia
recurrida declarando que el crédito objeto de la condena no
se encuentra alcanzado por la consolidación sin fijar tampoco
plazo alguno para su cumplimiento.
4) Devueltas las actuaciones al Tribunal, a fs. 776
y vta. comparece la actora a practicar liquidación.
Parte del capital determinado en la demanda de $
97.457,48, sobre el que liquida
los intereses desde el mes
de marzo de 2000 a la tasa activa del BNA (222,93).
Adiciona
a
tales
rubros
uno
que
representa
el
importe al que ascienden los pagos de las cuotas del préstamo
efectuados
con
posterioridad
a
la
interposición
de
la
demanda ($ 86.714,26), al que agrega otro que incluiría los
intereses de dichos pagos por la suma de $ 34.426,63.
Concluye que el monto total adeudado por capital e
intereses asciende a la suma de $ 435.860,33 al 31/03/2010.
Sobre dicho importe liquida además los honorarios
de los profesionales intervinientes adicionándole el IVA.
5)
Corrido
traslado
de
la
liquidación
a
la
demandada -fs. 777-, la impugna a fs. 780/781 cuestionando
que la actora haya incorporado en la planilla las cuotas del
préstamo abonadas con posterioridad al inicio de la demanda,
que no fueran a su juicio incluidas en la condena.
Advierte que tal objeción incide en los créditos
arancelarios liquidados, toda vez que corresponde modificar
la base utilizada, para observar finalmente la liquidación
del
Impuesto
al
arancelarios,
valor
que
no
agregado
fuera
sobre
reconocido
los
créditos
tampoco
en
la
sentencia.
No objetó, en cambio, que el monto del capital y de
los intereses al 4/5/10, sin computar los pagos posteriores
al inicio de la demanda, ascendiera a $ 314.719,43.
6) Por resolución de fs. 789/792 se decidió que la
sentencia
de
comprendido
primera
en
la
instancia
condena
la
no
había
devolución
contemplado
de
los
ni
importes
abonados por la actora al Banco de la Nación Argentina con
posterioridad a la interposición de la demanda y por ello,
hizo
lugar
en
ese
aspecto
a
la
impugnación,
disponiendo que la actora practique una nueva liquidación
eliminando
de
correspondientes
la
planilla
a
las
el
cuotas
capital
del
y
los
préstamo
intereses
hipotecario
hipotecario N° 6002191 abonadas con posterioridad a marzo de
2001 (rubros 2.a y 2.b de fs. 776).
7)
Apelado
ello
por
la
actora,
la
misma
parte
solicitó sin embargo a fs. 810 que se le permitiera iniciar
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la ejecución del crédito líquido, esto es, de la suma de $
314.719,43 a la que ambas partes coincidían en sostener que
ascendía el crédito en concepto de capital e intereses al
4/5/10, excluido el capital correspondiente a las cuotas del
préstamo abonadas con posterioridad al inicio de la acción.
Así fue admitido a fs. 815 por el Tribunal, que
ordenó librar mandamiento de embargo contra Nación Seguros
S.A. por dicho importe con más el presupuestado para costas.
Pero advirtiendo
había
incurrido
aún
en
a fs. 818 que
mora,
pues
la
la accionada no
sentencia
no
había
fijado plazo expreso ni tácito para el pago, en el marco del
art. 509 del C.C. la obligación reconocida judicialmente no
era
aún
exigible.
Por
ello,
se
dejó
allí
sin
efecto
el
libramiento del mandamiento de embargo ordenado a fs. 815 y
previo a ello, se dispuso intimar de pago a la accionada por
USO OFICIAL
el plazo de diez días.
8) Esta última es la providencia que en la ocasión
se cuestiona.
Alega para ello la actora que Nación Seguros de
Vida S.A. conoce perfectamente el contenido económico de su
obligación, por lo cual no es válido continuar demorando el
cumplimiento
de
una
condena,
considerando
que
el
nuevo
recaudo (intimación) configura un ritualismo dilatorio.
Cita
sentencia
no
jurisprudencia
fija
el
plazo
según
para
la
el
cual
cuando
cumplimiento,
la
debe
entenderse ejecutable desde el momento en que queda firme,
así como otro precedente en el cual se estima que ante la
omisión del plazo, debe entenderse que el mismo es el de diez
días luego de su notificación.
Pide además que se despache también la ejecución
parcial de los honorarios de su letrado.
9) Llegados los autos a despacho para resolver,
tenemos que el art. 509 del C.C. establece el régimen general
de la mora, estableciendo que en las obligaciones a plazo,
ella se produce por su solo vencimiento, mientras que cuando
el plazo no estuviere convenido pero resultare tácitamente de
la
naturaleza
necesaria
constituirlo
y
la
circunstancia
previa
en
mora.
de
la
obligación,
interpelación
del
Finalmente,
cuando
deudor
no
será
para
hubiere
determinado el plazo convenido, ni tácita ni expresamente,
será menester la intervención judicial.
Explica
Compagnucci
de
Caso
en
el
Código
Civil
comentado y dirigido por Alberto Bueres y coordinado por
Elena I. Highton (Editorial Hammurabi, Tomo 3, pág. 116) que
la normativa deja sin contemplar algunos otros supuestos como
el de las obligaciones sin plazo o puras y simples, que son
aquéllas en las que las partes no supeditaron el cumplimiento
a plazo alguno. En este supuesto, señala el autor, no es
necesaria
la
fijación
judicial
de
plazo
pero
sí
la
interpelación previa para la constitución en mora. Cita en
apoyo de su tesitura a Kemelmajer de Carlucci, a CazeauxTrigo Represas y a Padilla.
Volviendo con tal marco teórico al caso que nos
ocupa, tenemos que la Alzada, al modificar la sentencia de
grado,
decidiendo
que
el
caso
quedaba
excluido
de
la
consolidación de deudas prevista por el art.13 de la ley
25.344, no fijó el plazo para su cumplimiento (art. 163 inc.
7 del CPCyC).
Cabe dilucidar entonces el momento a partir del
cual la misma es ejecutable.
En principio, las sentencias lo son a partir del
mero vencimiento del plazo expresamente fijado en ellas, por
aplicación del art. 509 primer párrafo del C.C.
En ausencia de dicha previsión, el caso quedaría en
principio, y aparentemente –sólo aparentemente- encuadrado en
las previsiones del art. 509, tercer párrafo del C.C., que
exige a la parte que solicite al juez la fijación del plazo
para que una vez vencido éste, se produzca la mora de pleno
derecho.
Sin embargo, opino que ello no es así, pues para lo
sea, es necesario que previamente haya quedado establecido
que la obligación está sujeta a un plazo, cuya naturaleza y
extensión no fue ni pactado por las partes, ni fijado por la
ley ni por el Juez. Es decir que para que funcione el tercer
párrafo del art. 509 del C.C., es necesario que exista una
obligación a plazo, definidas éstas por el art. 566 del C.C.
como las que subordinan el ejercicio del derecho que a ello
corresponde a un plazo suspensivo o resolutorio. Sólo así, y
de no poderse determinar la extensión del plazo, lo fijará el
juez.
Pero ello no es aplicable en aquéllas obligaciones
puras y simples
de cumplimiento espontáneo que no fueron
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sometidas
a
plazo
alguno
para
su
cumplimiento
(art.
527
C.C.).
Así se ha dicho que “La deuda por la regulación de
honorarios
aquella
configura
que
no
obligación
se
pura
encuentra
y
simple,
diferida
en
es
cuanto
decir,
a
su
exigibilidad o existencia por modalidad o accidente alguno
(art. 527, Cód. Civil)” (Cfr. Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Civil, sala C •
García, Juan C. •
22/09/1983 •
Gutiérrez de Gregori c.
LA LEY 1984-A, 448).
Ahora bien: el art. 509 del C.C. ha omitido señalar
cuál
es
el
modo
en
que
la
mora
se
configura
cuando
la
obligación es pura y simple.
Frente
doctrina
a
la
omisión,
mayoritariamente
fundamentos,
a
se
interpretar
la
han
que
USO OFICIAL
volcado,
es
interpelación judicial para que
jurisprudencia
con
y
la
distintos
necesaria
la
previa
se configure la mora. Es
decir que no sería de aplicación la mora automática sino la
mora ex persona, pues se interpreta, en general, que si el
deudor no la cumple a su nacimiento, en que ya es exigible,
ello se debe a que el acreedor está otorgando, tácitamente,
un plazo, difiriendo en el tiempo el momento de ejecutar la
prestación.
(Cfr.
Cámara
de
Apelaciones
Comercial de Rosario, sala III •
en
lo
29/06/1979 •
Civil
y
Glissenti,
José c. Rubén Lazzarini). Se opina que siendo pura y simple,
la obligación no está comprendida en el párr. 3° del art. 509
del
Cód.
Civil,
siendo
por
ello
exigibles
en
la
primera
oportunidad que su índole consienta. Pero, si bien no es
posible
exigir
que
el
acreedor
de
una
obligación
pura
y
simple deba recurrir al pedido de fijación de plazo, de tal
afirmación no puede derivarse que la mora sea automática,
siendo
por
ello
necesario
que
medie
interpelación.
(Cfr.Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala D •
15/07/1982 •
Tacón, Jorge c. Gersaquim, S. A.). (En igual
sentido, Kemelmajer de Carlucci, “La mora en las obligaciones
puras y simples”, LL-1976-A-408, Padilla en “Responsabilidad
Civil
por
todos
en
Mora”,
el
pág.
Código
323;
Civil
SCBA,
dirigido
JA-1986-II-613,
por
Alberto
citados
Bueres
y
coordinado por Elena I. Highton de Nolasco, Tomo 2-A. pág.
117, Editorial Hammurabi; también Wayar, Llambías, Bustamante
Alsina, Cazeaux
y Trigo Represas, etc. citados por Ramón
Daniel Pizarro y Carlos G. Vallespinos en “Instituciones de
Derecho Privado”, Obligaciones, Tomo 2, pág. 541, Editorial
Hammurabi).
En soledad, Pizarro y Vallespinos discrepan con tal
tesitura y entendiendo vigente como principio general el de
la
mora
automática,
no
encuentran
razón
que
justifique,
asignarles a las obligaciones puras y simples un tratamiento
distinto. Opinan que en todo caso, si el acreedor alega que
el deudor le ha otorgado tácitamente un plazo para el pago –
supuesto en el cual sí, el caso quedaría capturado por el
segundo párrafo del art. 509 citado-, deberá demostrarlo.
(obra citada, pág. 545).
Compartiendo esta minoritaria tesis, concluyo que
la mora se configuró cuando quedó
confirmó
la
de
primera
firme la sentencia que
instancia.
Así
lo
“LANDEIRO, MARIO VALENTIN C/ ANSES S/ LABORAL
entendí
en
S/ INCIDENTE
DE EJECUCIÓN DE HONORARIOS CRA. MARÍA ROSA ZANINI” (Expte. Nº
3057,
Folio
176,
Año
1995
(Sentencia
Interlocutoria
del
3/12/2007).
Coincido entonces con el criterio jurisprudencial
citado por el recurrente, en idéntico sentido que el exhibido
por
la
Cámara
Federal
de
Apelaciones
de
Resistencia
(06/03/1984 • Gutiérrez Genoz de Vilas, y otro c. Gobierno
nacional • • AR/JUR/1952/1984) cuando señaló que “La falta de
plazo
para
el
cumplimiento
de
la
condena
no
impide
la
actualización, porque en general la sentencia de término en
la sentencia, implica que no se defiere la exigibilidad de la
condena durante un lapso, sino que es ejecutable tan pronto
quede consentida.”
Tal parecer se funda en
de
que
en
el
caso
de
las
la innegable circunstancia
obligaciones
sentencia judicial, es evidente la
reconocidas
por
voluntad del acreedor de
considerar vencido el plazo para el pago y de perseguir su
cobro sin postergarlo
-que es el
objetivo que se persigue
satisfacer con la interpelación previa-. De modo que en el
caso de las obligaciones reconocidas por sentencia judicial,
no
se
verifica
la
necesidad
de
poner
en
antecedentes
deudor de tales situaciones, desapareciendo así la
que
al
finalidad
la interpelación exigida por el art. 509 del C.C. está
destinada a cumplir.
Su exigencia se tornaría así, en el caso, en un
ritualismo
inútil,
que
dilata
el
cumplimiento
de
la
Poder Judicial de la Nación
“Año del Bicentenario”
sentencia, tal como lo sostuviera el recurrente.
De
tal
manera,
el
decreto
de
fs.
818,
si
bien
aparece en principio fundado en una norma vigente (art. 509
del C.C.), no se encuentra en realidad ajustado a derecho,
conforme
el
análisis
que
se
efectuara
en
relación
a
los
efectos que la aplicación de esta disposición legal al caso
que en concreto se examina produciría.
Estimo por ello procedente la reposición intentada
lo que exigirá además sustanciar
la revocatoria intentada
por Nación Seguros S.A. contra el decreto de fs. 815.
Por lo expuesto,
RESUELVO:
contra
imperio
el
su
decreto
HACER LUGAR
de
segundo
y
fs.
a la reposición intentada
818,
tercer
revocando
párrafo
y
por
en
contrario
consecuencia,
proveyendo a fs. 820/822, correr traslado a la actora de la
USO OFICIAL
reposición
intentada
por
Nación
Seguros
S.A.
contra
la
providencia de fs. 815 por el plazo de tres días, lo que se
notificará por cédula por quedar el caso comprendido en el
supuesto del art. 135 inc. 12 del CPCyC.
Regístrese y notifíquese.
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