Del evangelio san mateo según Meditación ALEGREMONOS EN EL SEÑOR El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resulto que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.» Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dioscon-nosotros”.» Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer. … Mirad, la joven está encinta y da luz un hijo, a quien pone el nombre de Emmanuel… (Is 7,14) … Este evangelio se refiere a su Hijo, nacido, en cuanto hombre, de la estirpe de David… (Rm 1,3) … Jesús, el Mesías, vino al mundo… (Mt 1,18) Los DOS NOMbres Y los nombres don dos: Emmanuel, que quiere decir Dios-connosotros, esto es, partícipe de nuestras vicisitudes, encarnado en nuestras opciones, inserto en los momentos más profanos de nuestra existencia y Jesús que significa Dios salva. Con la encarnación debemos aceptar el riesgo de un Dios que se desposa con la carne humana y que camina a nuestro lado. Nos hemos de familiarizar con este Dios que no habitó en un lugar privilegiado, sino que reside en la carne como en un templo. Jesús debía ser un nombre muy común en Palestina y, por tanto, en Natzaret; pero la encarnación es también eso: adoptar un nombre común, pero realizando totalmente su significado. Para nosotros Jesús no es solamente un nombre que podemos pronunciar, sino un nombre para saborearlo y paladearlo en toda su dulzura, como si se tratara de un fruto maduro, el fruto de la salvación. Para LA SEMANA “brillar como un ejemplo para los otros…” Somos madres de nuestro Señor Jesucristo cuando lo llevamos en el corazón y en nuestro cuerpo por el amor y por una conciencia pura y sincera, y lo damos a luz por las obras santas, que deben ser luz para los demás por el ejemplo. (Carta de san Francisco a los Fieles) Para la vida ¿Somos personas de corazón abierto para recibir a los hermanos y hermanas como hijos e hijas del mismo Padre? Repitamos las palabras del salmo: ¿Quién subirá al monte del Señor? ¿Quién podrá estarse en su recinto santo? El hombre de manos inocentes y limpio corazón. (Sl 23,3-4) Oración: ¡Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María, virgen hecha iglesia elegida por el santísimo Padre del cielo, consagrada por él con su santísimo Hijo amado y el Espíritu Santo Defensor, en ti estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien! ¡Salve, palacio de Dios! ¡Salve, tabernáculo suyo! ¡Salve, casa suya! ¡Salve, vestidura suya! Salve, esclava suya! Salve, Madre suya! Y, ¡salve, todas vosotras santas virtudes, que, por la gracia e iluminación del Espíritu Santo, sois infundidas en los corazones de los fieles, para hacerlos, de infieles, fieles a Dios! (San Francisco de Asís) Fraternitat de Santa Clara Hermanas Clarisas Vilobí d’Onyar (Girona) A.e mail: [email protected] www.clarisas.cat Tef. 972 474 276 IV domingo De adviento