Oficina de Apoyo al Paciente Leucemia linfoblástica aguda (LLA) La leucemia linfoblástica aguda (LLA) es un cáncer de los glóbulos blancos que crece con rapidez. Los linfocitos son un tipo de glóbulo blanco que el organismo usa para combatir las infecciones. En la LLA, la médula ósea produce grandes cantidades de unas células informes llamadas blastos que normalmente se transformarían en linfocitos. Pero en cambio estos blastos son anormales. No se desarrollan y no pueden combatir las infecciones. El número de células anormales (de leucemia) se multiplica rápidamente. Sobrepasan la cantidad de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas normales que el organismo necesita. Síntomas y diagnóstico Todos los años se producen unos 4,000 casos nuevos de LLA en los Estados Unidos. Aparece con más frecuencia en los niños menores de 10 años. La LLA es la leucemia más común en los niños. Sin embargo, puede aparecer en personas de cualquier edad; aproximadamente un tercio de los casos son adultos. La leucemia linfoblástica aguda también se conoce como leucemia linfocítica aguda o leucemia linfoide aguda. Signos y síntomas Los síntomas de una persona con LLA dependen de cuántas células sanguíneas normales tenga. Los síntomas también dependen de cuántas células leucémicas hay y de dónde se acumulan en el cuerpo. •Los glóbulos rojos transportan oxígeno por todo el organismo. Si tiene pocos glóbulos rojos, la persona puede ponerse anémica, y sentirse cansada o débil, tener falta de aire y estar pálida. •Los glóbulos blancos combaten las infecciones. Si tiene pocos glóbulos blancos, la persona puede tener fiebre y contraer infecciones frecuentes que son difíciles de tratar. •Las plaquetas controlan las hemorragias. Si tiene pocas plaquetas, las heridas pueden tardar en cicatrizar, pueden salirle moretones o sangrar con facilidad, y tener unos puntos rojos debajo de la piel (llamados petequias). •Si el número de células leucémicas es muy alto, puede producir dolor en los huesos o las articulaciones, perder el apetito, tener dolor de cabeza o vómitos. Estos síntomas son menos comunes. Diagnóstico La LLA se diagnostica cuando los análisis de sangre y médula ósea indican un gran número de linfocitos anormales. A fin de averiguar el tipo de LLA y cuán bien podría responder al tratamiento, los médicos analizan muestras de sangre y médula ósea para saber: •El tamaño y el número de las células de leucemia. •El tipo de linfocito afectado: las células leucémicas pueden generarse a partir de una de dos clases de linfocitos, los linfocitos B y los linfocitos T. •Qué cambios aparecen en los cromosomas de las células leucémicas. Esto se llama citogenética. Los médicos también usan un análisis llamado punción lumbar, para averiguar si hay células leucémicas en el líquido que rodea el cerebro y la médula espinal. 10502; SEP 2007, Spanish: ALL | Page 1 Basándose en estos estudios, los médicos pueden categorizar la LLA en uno de los siguiente tipos: (1) LLA de linfocitos pre-B temprana ; (2) LLA común; (3) LLA de linfocitos pre-B; (3) LLA de linfocitos B maduros (leucemia de Burkitt); (4) LLA de linfocitos pre-T; (4) LLA de linfocitos T maduros El tipo de LLA es uno de los diversos factores que los médicos tienen en cuenta al planear el tratamiento. Opciones de tratamiento La LLA puede agravarse rápidamente, de modo que los médicos suelen comenzar el tratamiento de inmediato. Para planear el tratamiento, los médicos analizan los factores de riesgo del paciente (también llamados factores pronóstico). Los factores de riesgo son las características del paciente y de la enfermedad que los estudios clínicos han asociado con mejores o peores resultados del tratamiento. Algunos ejemplos de factores de riesgo son la edad del paciente y el tipo de LLA que tiene. Para los pacientes con LLA, el tratamiento puede incluir: •Quimioterapia: medicamentos que destruyen las células cancerosas o les impiden que se multipliquen (explicado más adelante). El plan de tratamiento de la LLA incluirá alguna forma de quimioterapia para todos los pacientes. •Radioterapia: la mayoría de los pacientes no reciben radioterapia (terapia de radiación) sin embargo, los niños que presentan signos de la enfermedad en el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) o que tienen un gran riesgo de que la enfermedad se disemine a esta zona, pueden recibir radioterapia en el cerebro. •Trasplante de médula ósea o de sangre de cordón umbilical (también llamado TMO): es un trasplante (explicado más adelante) que ofrece la mayor probabilidad de una remisión a largo plazo de la enfermedad a algunos pacientes. Debido a que los trasplantes conllevan graves riesgos, este tratamiento se usa en los pacientes que tienen menos probabilidades de lograr una remisión a largo plazo con la quimioterapia sola. Quimioterapia para la leucemia linfoblástica aguda El tratamiento con quimioterapia para la LLA consta de tres fases: inducción, consolidación y mantenimiento. Muchos pacientes también reciben un tratamiento llamado quimioterapia intratecal para evitar que la leucemia se disemine al sistema nervioso central. Quimioterapia de inducción La mayoría de los pacientes con LLA reciben quimioterapia de inducción. El objetivo de la quimioterapia de inducción es que la enfermedad entre en remisión. La remisión es cuando los valores sanguíneos del paciente regresan a la normalidad y los análisis de médula ósea no muestran signos de la enfermedad. La quimioterapia de inducción logra la remisión en más del 95% de los niños y en un 75% a 89% de los adultos. [1, 2] La terapia de inducción generalmente es muy intensiva y dura aproximadamente 1 mes. Luego de la quimioterapia de inducción, el siguiente paso puede ser un trasplante o quimioterapia de consolidación, según el plan de tratamiento. Terapia de consolidación La terapia de consolidación, la segunda fase de la quimioterapia, también es intensiva. Dura de 4 a 8 meses. El objetivo de la terapia de consolidación es reducir el número de células enfermas que queda en el organismo. Los medicamentos y las dosis empleadas durante la terapia de consolidación dependen de los factores de riesgo del paciente. 10502; SEP 2007, Spanish: ALL | Page 2 Terapia de mantenimiento Si un paciente permanece en remisión después de las terapias de inducción y consolidación, comienza la terapia de mantenimiento. El objetivo es destruir cualquier célula cancerosa que quede para que la leucemia desaparezca por completo. La terapia de mantenimiento es menos intensiva que las otras dos fases. Puede durar 2 ó 3 años. Quimioterapia intratecal Durante las tres fases del tratamiento quimioterápico de la LLA, muchos pacientes reciben quimioterapia adicional para destruir las células leucémicas que pueden haberse diseminado al sistema nervioso central (el cerebro y la médula espinal). Esta quimioterapia se inyecta directamente dentro del líquido cefalorraquídeo mediante una punción lumbar o un reservorio de Omaya (un dispositivo que se coloca debajo del cuero cabelludo). Se llama quimioterapia intratecal. Los niños con LLA que corren alto riesgo de que la enfermedad se disemine al sistema nervioso central pueden recibir dosis más elevadas o más frecuentes de quimioterapia intratecal. Algunos de estos niños también pueden recibir radioterapia en el cerebro. Sin embargo, la radiación en el cerebro puede causar problemas de crecimiento y desarrollo mental, así que los médicos tratan de evitar este tratamiento. Índices de éxito con la quimioterapia para la LLA Una manera de medir el éxito de un tratamiento es monitorear cuántos pacientes viven 5 años o más después del tratamiento. •En el caso de los niños, la tasa de supervivencia total tras la quimioterapia es casi del 80%. [3] Esto incluye niños con todos los grados de factores de riesgo. Las tasas de supervivencia son mucho menores en los niños con la enfermedad de alto riesgo, mientras que en los niños con la enfermedad de bajo riesgo son aún más altas. •En el caso de los adultos, la tasa de supervivencia total después de la quimioterapia es de aproximadamente 40%. [3] Esto incluye adultos con todos los grados de factores de riesgo. En el caso de los adultos con la enfermedad de alto riesgo, las tasas de supervivencia son mucho más bajas, mientras que para algunos adultos con la enfermedad de bajo riesgo, son más altas. Recidiva La terapia de inducción produce la remisión en la mayoría de los pacientes, pero con el tiempo algunos pacientes recidivan. Una recidiva es cuando la enfermedad regresa después de una remisión. Los pacientes que recidivan después de la quimioterapia pueden recibir tratamiento con medicamentos de quimioterapia diferentes y/o con dosis más fuertes. Los pacientes que recidivan al poco tiempo de una remisión o mientras están recibiendo quimioterapia tienen enfermedad de alto riesgo. En estos pacientes, la quimioterapia tiene menos probabilidades de lograr una remisión a largo plazo, pero un trasplante de médula ósea o de sangre de cordón umbilical podría resultar eficaz. Trasplantes de médula ósea o de cordón umbilical A algunos pacientes, un trasplante de médula ósea o de cordón umbilical puede ofrecerles las mayores probabilidades de una remisión a largo plazo. El transplante es un tratamiento fuerte con riesgo de efectos secundarios serios, así que no se usa en todos los pacientes con LLA. Los trasplantes se usan cuando es poco probable que la quimioterapia por sí sola logre una remisión a largo plazo. Trasplantes alogénicos en la LLA La mayoría de los trasplantes para casos de LLA son alogénicos. Un trasplante alogénico reemplaza las células anormales en la médula ósea del paciente con células formadoras de sangre sanas de un familiar, donante no relacionado o unidad de sangre de cordón umbilical. 10502; SEP 2007, Spanish: ALL | Page 3 Los pacientes pueden recibir un trasplante alogénico tras la primera remisión, tras la segunda o tercera remisión después de una recidiva, o mientras la enfermedad está activa si no logra la remisión. El estado de la enfermedad del paciente al momento del trasplante puede afectar las probabilidades de lograr un resultado favorable. En general, los trasplantes efectuados ante una primera remisión tienen mayor probabilidad de lograr un resultado favorable que cuando se hacen más tarde o cuando la enfermedad no está en remisión. Además, el grado de compatibilidad del donante puede afectar la probabilidad de que el trasplante tenga un resultado favorable. Trasplantes autólogos para la LLA Otra opción para algunos pacientes puede ser un trasplante autólogo, en el cual se usan las células formadoras de sangre del propio paciente. Los trasplantes autólogos conllevan el riesgo de efectos secundarios serios, pero estos riesgos son menores que con los trasplantes alogénicos. Sin embargo, los pacientes tienen mayores probabilidades de que regrese la leucemia después de un trasplante autólogo. Esto se debe a que se pueden volver a inyectar células de leucemia al paciente junto con sus células formadoras de sangre. Índices de éxito del trasplante Los trasplantes conllevan el riesgo de complicaciones serias, pero a algunos pacientes les ofrecen las mejores probabilidades de cura para su enfermedad. Si el trasplante es una opción en su caso, su médico puede hablarle sobre sus riesgos y sus probabilidades de lograr una cura con el trasplante. Decidir el tratamiento La LLA es una enfermedad aguda que puede empeorar rápidamente. Si el trasplante puede ser una opción de tratamiento para usted o su hijo, hable con el médico acerca de una consulta con un especialista en trasplantes al poco tiempo del diagnóstico. Recibir un trasplante en el momento apropiado del curso de la enfermedad puede ofrecer las mayores probabilidades de cura. En general, un trasplante a la primera remisión de la enfermedad produce mejores resultados que los trasplantes después de una recidiva o más. Sin embargo, es necesario sopesar los posibles riesgos y beneficios del trasplante, y los posibles riesgos y beneficios de la quimioterapia. En los pacientes con LLA de alto riesgo, un trasplante alogénico puede ser una opción en cuanto el paciente alcanza la remisión. Para los pacientes con LLA de riesgo normal en primera remisión, no es tan clara la opción entre un trasplante alogénico, un trasplante autólogo y continuar con la quimioterapia. Es importante hablar sobre sus opciones de tratamiento con un médico que tenga experiencia en el tratamiento de la LLA. Su médico puede explicarle cuáles son específicamente sus factores de riesgo y sus opciones. Referencias 1.Margolin JF, Steuber CP, Poplack DG. Acute lymphoblastic leukemia. De: Pizzo PA, Poplack DG, eds. Principles and Practice of Pediatric Oncology. 4° ed. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins; 2002: 489-544. 2.Gokbuget N, Hoelzer D. Recent approaches in acute lymphoblastic leukemia in adults. Rev Clin Exp Hematol. 2002; 6(2):114-141. 3.Pui C-H, Relling MV, Downing JR. Acute Lymphoblastic Leukemia. N Engl J Med. 2004; 350(15):15351548. La Oficina de Apoyo al Paciente (Office of Patient Advocacy, OPA) del NMDP ayuda a los pacientes y sus familias desde el diagnóstico hasta la supervivencia. La OPA ofrece programas, recursos y servicios que satisfacen las necesidades específicas de los pacientes brindando asesoramiento personal, materiales educativos o información en otros idiomas. Para hablar con un administrador de casos de la OPA, llame sin cargo al 1 (888) 999-6743. Fuera de los Estados Unidos, llame al (612) 627-8140. Los administradores de casos atienden de lunes a viernes de 8 a.m. a 5 p.m. Hora del centro. 10502; SEP 2007, Spanish: ALL | Page 4