B O L E T I N UNIDAD DE CAPACITACION Y SUPERVISION 38 MINISTERIO PUBLICO COSTA RICA PODER JUDICIAL 2 0 0 4 Temas DIFUSIÓN DE PORNOGRAFÍA. Exhibición de materiales a un único menor. Sumario 1.- El tipo básico de corrupción ya no contempla los modos de comisión que sí se encontraban incluidos (por su enunciación genérica) en el artículo 167 del Código sustantivo, conforme su redacción previa a la entrada en vigencia de la ley número 7899, del 3 de agosto de 1999. No obstante, ello no quiere decir que conductas que antes se consideraban parte del tipo penal de corrupción, no puedan encuadrar actualmente en otras figuras delictivas, como los abusos deshonestos, o la difusión de pornografía. 2.- Mediante la figura prevista por el art. 174 del código penal (difusión de pornografía) se protege el normal desarrollo psicosexual de los menores e incapaces, sean uno o varios y no el sano desarrollo psicosexual de colectividades. 3.-. Las acciones de comerciar, difundir o exhibir pueden tener por destinatario uno, o bien una colectividad de menores de edad o incapaces, sin que el estilo de redacción implique descartar el singular. Transcripción en lo conducente SALA TERCERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Voto No. 2004-130 de las once horas treinta minutos del veinte de febrero del dos mil cuatro. “...II.- (…) Con base en el dicho de la afectada, de la testigo (…) y de la prueba pericial evacuada en debate, el a quo estableció que: “... sin precisar el día o mes exacto, pero sí en el transcurso del año 1995, cuando la aquí ofendida contaba con seis años de edad y habitaba con su familia en la localidad de Desamparados, el aquí imputado con la finalidad de corromper a la menor (…), procedió a ejecutar actos sexuales perversos y prematuros con dicha menor, para lo cual, aprovechando la ausencia de la madre introdujo a la menor a una de las habitaciones de la vivienda, le indicó que se sentara en la cama y luego procedió a introducir su mano dentro de la ropa de la infante y le toco (sic) lascivamente los pechos y la vagina. En el año de mil novecientos noventa y seis, la familia se traslada a vivir a la localidad de la Carpio donde la ofendida habitó con su familia hasta el mes de setiembre del dos mil dos fecha en la cual la menor narra los hechos aquí acusados. Mientras (…) habitaba en la Carpio desde la edad de ocho años durante el período indicado, el sindicado continuó con su propósito y realizó tocamientos sexuales en contra de la menor de edad en diferentes ocasiones sin que pueda precisarse cuantas (sic)... Asimismo en varias ocasiones sin que se precise cuantas (sic) el sindicado tocaba y lamía los pechos y la vagina de la infante y también utilizaba una salchicha y con la misma tocaba la vagina de la menor. Así también, sin que se precise cuantas (sic) pero desde el año mil novecientos noventa y seis cuando la menor (…) contaba con ocho años el endilgado se colocaba encima de la niña la despojaba de su ropa interior para luego colocar su pene en la vagina de la infante hasta eyacular, así también colocaba su órgano sexual en el ano de la ofendida, provocando con dichas acciones gran dolor a la misma. En otras ocasiones, siempre dentro de los referidos años, el endilgado se masturbaba frente a la aquí ofendida al tiempo que tocaba lascivamente el cuerpo de la misma, le daba besos en la boca y la obligaba a tocarle el pene, y cuando la menor se estaba bañando éste se introducía al baño para tocar lascivamente a la ofendida al tiempo que se masturbaba hasta eyacular sobre el cuerpo o las manos de la menor...”. Con base en el cuadro fáctico referido, los Juzgadores condenaron al imputado por el delito de corrupción agravada. La reforma al artículo 167 del Código Penal, operada mediante la entrada en vigencia de la ley número 7899, del 3 de agosto de 1999, implicó un cambio sustancial de las conductas subsumibles en dicho tipo penal. De acuerdo con la nueva tipificación, la forma genérica por medio de la cual se realizaba la corrupción antes de su entrada en vigencia, consistente en esencia en la ejecución de un conjunto de actos sexuales perversos, prematuros y excesivos, desapareció y en adelante comete el delito quien: “1) Ejecuta actos sexuales o eróticos ante personas menores de edad o incapaces. 2) Hace ejecutar a otros, actos sexuales o eróticos, en presencia de personas menores de edad o incapaces, o 3) Hace participar, en actos sexuales o eróticos, a personas menores de edad o incapaces en presencia de otros”. Al discutir los alcances del tipo en su redacción posterior a la reforma de cita, esta Sala señaló que: “La ilicitud en análisis se circunscribe entonces de esta forma a la realización o ejecución de actos sexuales o eróticos (términos por demás muy imprecisos o ambiguos). La actividad, no obstante que no siempre se prevé una participación directa del encartado, sí tiene que estar dirigida o dominada por éste, ya que el ejecutar, hacer ejecutar o hacer participar implica una posición activa de su parte. En otras palabras, se comete el delito: (1) cuando el imputado o agente activo del hecho realiza los actos que se citan en el tipo penal ante personas menores de edad o incapaces, sin que éstos últimos tomen participación en el hecho, lo que implica tan solo una posición pasiva de parte de ellos; (2) cuando el imputado hace que otro, o bien un tercero, realice los actos en mención frente a personas menores de edad o incapaces. Acá, al igual que la hipótesis anterior, no se requiere la participación de los ofendidos en dichos actos, ni la del agente de manera directa. El delito se consume en este caso mediante la utilización de otro, que sirve de instrumento al imputado para su propósito. Esta instrumentalización sin embargo no significa necesariamente que el otro o el tercero que actúa no tenga responsabilidad penal en los hechos; podrá tenerla, pero dicho aspecto tendrá que ser valorado en cada caso en particular. Por último, (3) el delito se configura cuando el agente activo hace parti- cipar a las personas menores de edad o incapaces en actos sexuales o eróticos frente a otros, sean o no mayores de edad. En esta ocasión, en tesis de principio, no habría una intervención directa del imputado en tales actos, sin embargo, al hacer participar a los menores o incapaces en ellos, mantiene un dominio sobre el hecho o delito y en tal sentido sería responsable penalmente”. (Resolución número 581, de 8:55 horas del 15 de junio de 2001; en igual sentido, ver sentencias de esta Sala números 1000, de 9:10 horas del 19 de octubre de 2001 y 517, de 9:40 horas del 7 de junio de 2002). De lo expuesto se extrae, que no era posible condenar al sindicado por el delito de corrupción agravada, ya que el tipo básico de corrupción ya no contempla los modos de comisión que sí se encontraban incluidos (por su enunciación genérica) en el artículo 167 del Código sustantivo, conforme su redacción previa a la entrada en vigencia de la ley número 7899, del 3 de agosto de 1999. Así las cosas, lo procedente es recalificar los hechos, como propios del delito de abusos deshonestos. Arguye la recurrente, que tratándose de esta figura, la acción penal se encuentra prescrita. El cuadro fáctico erróneamente calificado como constitutivo de corrupción, el Tribunal lo ubicó temporalmente entre 1995 y setiembre de 2002. Sin embargo, lo relevante es que pese a que no se aportaron fechas exactas respecto a la comisión de los acontecimientos, el fallo recurrido es claro en cuanto a determinar que Práxedes Antonio tocó libidinosamente en sus áreas íntimas a la menor, durante todo el período en el cual ella residió con su familia en la ciudadela La Carpio, es decir, desde 1996 y hasta setiembre de 2002. Los Juzgadores señalaron que se trataba de una serie de hechos: “... que se dieron a lo largo del tiempo, entre 1995 y continuaron repitiéndose aún en 1999 y con posterioridad, hasta antes de setiembre de 2002”. (folio 132). Tomando en consideración la existencia de tocamientos impúdicos hacia la menor con posterioridad al año 1999, sin que pueda determinarse cuántas veces y en qué momento preciso sucedieron, la figura delictiva aplicable sería la de abusos deshonestos. Aún estimando que el monto máximo de pena fuese la prevista en el artículo 161 del Código Penal, previo a la reforma que entró a regir el 17 de agosto de 1999 (ley número 7899, de 3 de agosto de 1999), no habría operado la prescripción. Estableciendo que el plazo correspondiente conforme el numeral 31 inciso a) del Código Procesal Penal, fuese de seis años (pues el Tribunal no logró establecer relación alguna de crianza o custodia con respecto al imputado), dicho término se vio interrumpido previo a su fenecimiento - el 24 de setiembre de 2002, cuando se recibió declaración indagatoria a Rodríguez 2 Arias. A partir de ese momento, el plazo prescriptivo se interrumpió, volviendo a correr, pero reducido a la mitad. El 27 de junio de 2003 se señaló para celebrar la audiencia preliminar, con lo que se produjo una nueva interrupción y lo propio ocurrió con el dictado de la sentencia, el 7 de octubre de ese año. Así las cosas, lo procedente es recalificar los hechos numerados como 2), en la relación de sucesos tenidos por ciertos, a la figura de abusos deshonestos. Con respecto a ellos, se ordena el juicio de reenvío limitado a la fijación de la pena por abusos deshonestos, conforme la legislación vigente al momento de ocurrir los acontecimientos. El monto de la sanción imponible, no podrá superar el establecido en la sentencia impugnada, para las conductas cuya recalificación se dispone. La sentencia mantiene su vigencia, en lo que no es objeto de remisión. estableció el Tribunal que el justiciable exhibió películas pornográficas a la menor –sin que sean de recibo aquí los argumentos de la defensa que pretenden desconocer esa base fáctica, pues se trata de un recurso por el fondo-; no obstante, como se adelantó, tampoco esa conducta es constitutiva del delito de Corrupción, sino de “Difusión de pornografía”, que prevé el artículo 174 del Código punitivo y que se reprime con pena privativa de libertad de uno a cuatro años; norma que resulta aplicable por cuanto, según se obtiene del elenco de hechos probados contenido en la sentencia, tales exhibiciones se prolongaron hasta el 26 de mayo de 2000, cuando ya estaba vigente la Ley No. 7899 que creó ese delito y, además, porque su aplicación no entraña ningún perjuicio para el sentenciado ya que su penalidad es sustancialmente menor que la señalada al delito de corrupción objeto de la condena”. Lo relacionado con la determinación temporal de los hechos constitutivos del ilícito de difusión de pornografía, es reiteración del reclamo formulado en el único motivo de casación por la forma, por lo cual, en lo tocante a dicho aspecto, se remite al primer considerando de esta sentencia. El a quo determinó que la exhibición de películas y revistas pornográficas a la menor, fue con el propósito de distorsionar su sano desarrollo psicosexual (folio 139), razón por la que dicha conducta nunca se encontró despenalizada (ya que previo a la reforma entrada en vigencia el 17 de agosto de 1999, constituía corrupción agravada y posterior a ello, configuró el delito de difusión de pornografía). Ante la duda acerca del momento exacto en que el imputado expuso a la ofendida el material pornográfico, dentro del período que va de 1996 a setiembre de 2002, el Tribunal de juicio optó por aplicar lo que estimó como más conveniente para los intereses de Rodríguez Arias. Por las razones señaladas, se declara sin lugar el último motivo de casación por el fondo....” III.- (…) El artículo 174 del Código Penal, dispone pena de uno a cuatro años de prisión, a quien: “... comercie, difunda o exhiba material pornográfico a personas menores de edad o incapaces”. Mediante dicha figura se protege el normal desarrollo psicosexual de los menores e incapaces, sean uno o varios y no el sano desarrollo psicosexual de colectividades, tal y como lo hace ver la impugnante. Dicho razonamiento llevaría al absurdo de considerar, que resulta atípico el hurto de un solo objeto de escaso valor para la propia subsistencia, porque la figura de hurto famélico se refiere – en plural – al: “... apoderamiento de alimentos y objetos de escaso valor para proveer a una necesidad propia o de un familiar”. Las acciones de comerciar, difundir o exhibir pueden tener por destinatario uno, o bien una colectividad de menores de edad o incapaces, sin que el estilo de redacción implique descartar el singular, como posible sujeto pasivo del delito. Tal fue el criterio externado por esta Sala en la resolución número 1000, de 9:10 horas del 17 de octubre de 2001, en la que el sujeto pasivo de la exhibición de material pornográfico fue también una menor de edad (y no varias): “... También 3