SUCESIONES, DEUDAS DE LAS - Semanario Judicial de la

Anuncio
914076.
468. Tercera Sala. Séptima Época. Apéndice 2000. Tomo IV, Civil, P.R. SCJN, Pág. 316.
SUCESIONES, DEUDAS DE LAS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE OAXACA).- El
artículo 1735 del Código Civil del Distrito y Territorios Federales (supletorio del de
comercio), no debe interpretarse en forma aislada y literal, en el sentido de que todos los
acreedores del de cujus no puedan exigir judicialmente el pago de sus créditos a cargo de la
sucesión de su deudor mientras no haya sido formado y aprobado el inventario o mientras no
haya transcurrido el plazo señalado por la ley para su formación y aprobación judicial, sino
que debe procederse en una forma sistemática, relacionándolo con otras disposiciones legales
que permitan la debida interpretación del precepto aludido. Para poder liquidar la sucesión se
requiere la formación y aprobación previas de los inventarios, ya que conforme al artículo
799 del Código de Procedimientos Civiles del Estado de Oaxaca, los acreedores del difunto,
al igual que los herederos y legatarios y el cónyuge supérstite y cualquiera otra persona que
pudiera tener derecho para hacerlo, tienen facultades para intervenir en la formación del
inventario y para hacer las objeciones que estimen pertinentes, sustanciándose éstas en la
forma y términos señalados por la ley, hasta que el inventario es aprobado por una resolución
judicial; en otros términos, el estado económico de la sucesión se determina por una
resolución judicial, dictada previa audiencia de los interesados en ella. Así, se entiende que la
disposición de la ley que manda que los acreedores y legatarios no podrán exigir a las
sucesiones el pago de sus créditos y legados, sino hasta que el inventario haya sido formado y
aprobado, salvo los casos que la misma ley prevé, no contiene una prohibición para que los
acreedores de la sucesión puedan promover juicio contra ésta, desde que la sucesión se inicia,
sino sólo un mandamiento que prohíbe al albacea pagar, motu proprio, los créditos que
existan contra su representada, antes de que quede reconocida su existencia en el juicio
sucesorio; y, correlativamente, una prohibición a los acreedores, para alcanzar que el albacea
pague el adeudo sin discutir judicialmente la legitimidad y la exigibilidad del mismo, con
posibles perjuicios para los herederos y aun para acreedores privilegiados o con mejores
derechos. Esta interpretación se encuentra corroborada por lo que dispone en los artículos
745 y 818 el citado Código de Procedimientos Civiles, en el sentido de que, si pasados diez
días de la muerte del autor de la sucesión, no se presenta el testamento, si en él no está
nombrado el albacea o si no se denuncia el intestado, el Juez nombrará un interventor quien,
en casos muy urgentes, podrá ser autorizado por el Juez para que demande y conteste a
nombre de la sucesión. Si se admitiera que los acreedores no pueden promover juicios contra
una sucesión sino hasta que el inventario haya sido formado y aprobado, se dejarían sin
sentido, por contradictorios, los citados preceptos del Código de Procedimientos Civiles,
según los cuales, el acreedor mismo, sin ser heredero o sea, extraño a la sucesión, puede pedir
que se radique la sucesión de su deudor, si pasados diez días de su muerte no se ha
denunciado el intestado; que se nombre un interventor, si no se ha designado albacea después
de un mes de iniciado el juicio sucesorio, y que se autorice, en su caso, el interventor para
que conteste a nombre de la sucesión deudora. El mismo artículo 1735 del Código Civil
confirma la anterior interpretación sistemática, puesto que excluye de la regla general que los
acreedores no podrán exigir el pago de sus créditos sino hasta que el inventario haya sido
formado y aprobado, las deudas sobre las cuales hubiere juicio pendiente al abrirse la
sucesión; ya que si el propósito del legislador hubiera sido paralizar la acción de los
acreedores, hasta que se hubieran aprobado los inventarios o hasta que venciera el plazo que
para su formación y aprobación señala la ley, ninguna razón habría para que los juicios
pendientes continuaran su curso, sino que debieran también suspenderse, para continuarse
hasta que fuere aprobado el inventario o hasta vencido el plazo legal para su formación.
-1-
914076.
468. Tercera Sala. Séptima Época. Apéndice 2000. Tomo IV, Civil, P.R. SCJN, Pág. 316.
Amparo directo 3670/70.-Sucesión de Alejandro Leyva Soto.-28 de julio de 1972.Unanimidad de cuatro votos.-Ponente: Ernesto Solís López.
Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Volumen 43 Cuarta Parte, página 74,
Tercera Sala.
-2-
Descargar