Discusión de caso Estrategia Sanitaria Nacional de Metales Pesados Un camión de una empresa minera muy importante, llevaba de las instalaciones de la mina a la ciudad de Lima un cargamento de mercurio y otros productos derivados de la explotación del oro. Este tipo de transporte no lleva custodia ni mayor apoyo logístico pues el mercurio no es un insumo importante a comercializar en el mercado de los metales. El mercurio se lleva en contenedores parecidos a un balón de gas cuya tapa es de rosca y asegurados a la plataforma del camión con cadenas. Lamentablemente con el movimiento del camión la tapa del contenedor se salió, el contenedor se ladeó y derramo su contenido a lo largo de la carretera. Debido a que el conductor estaba con diarrea paró en dos poblados donde el mercurio se derramó en mayor cantidad, sin darse cuenta el del suceso. Todo esto ocurrió entre las 6 y 8 pm Los lugareños al ver charcos plateados se acercaron y hombres, mujeres, niños y niñas comenzaron a recogerlo en todo tipo de contenedores y de todas las formas posibles, ya que se corrió la voz de que ese mercurio contenía oro y que era útil para curar el mal del susto. Incluso al obstetriz, jefe de la posta médica llevó mercurio a su cuarto lo calentó y evaporó totalmente dándose con la sorpresa que no quedó nada de oro. A los días muchos curanderos de Lambayeque y Piura llegaron a la zona y compraron mercurio pues lo consideraban “azogue virgen” ideal para ritos de limpia. Durante la noche y la mañana del día siguiente la demanda de la posta médica aumentó tremendamente, ya que muchos pacientes tenían cefaleas, nauseas, vómitos, tos y dolor abdominal, al relacionarse esto con el acontecimiento de la noche anterior se notificó a la DISA del derrame del metal. La DISA informó a la minera y la respuesta fue inmediata. Médicos y epidemiólogos de la DISA acudieron a la zona a dar atención e investigar el “brote” y personal de la Minera también. El personal de la Minera instaló un “stand” con una balanza electrónica en la cual anunciaban y pagaban por cada gramo de mercurio devuelto, como primera acción de un programa de recuperación del mercurio derramado y así obtuvieron una buena cantidad de mercurio. Casi de inmediato llegó personal de Ministerio de Energía y Minas y suspendió de inmediato la “compra de mercurio” por considerarla peligrosa y solicitó que toda persona con síntomas o que había tenido contacto debería hacerse un dosaje de mercurio en sangre y orina. De todos los afectados la obstetriz fue la más. Padeció neuminitis, insuficiencia respiratoria, varios paros cardiacos y finalmente quedó con un gran daño cerebral y discapacidad permanente. Los demás afectados no presentaron secuelas discapacitantes, más si síntomas inespecíficos que ellos atribuían a la intoxicación. A las dos semanas del suceso la minera había contratado personal de salud para fortalecer la Posta Médica, personal para recolectar las muestras de orina y sangre e instaló un espectofotómetro de absorción atómica y personal especializado en el Hospital Regional para procesar las muestras cuyos resultados eran entregados inmediatamente a los afectados. Por otro lado levantó toda la capa asfáltica por donde el derrame había ocurrido y calculó la cantidad de mercurio que había impregnado en el material obtenido y volvió a asfaltar la carretera. Contrató los servicios de consultoras norteamericanas para hacer un estudio de impacto ambiental en el aire, el agua y el suelo, cuyos resultados arrojaron que el medio ambiente no se había afectado significativamente. Como compensación hizo obras públicas de bien social a los poblados afectados y se instalaron programas de seguimiento de mercurio en la orina de los pobladores afectados y los que padecían síntomas compatibles con la intoxicación, ya que nunca se demostró fehacientemente que se recogió todo el mercurio derramado. A los seis meses los programas fueron transferidos para administración de la DISA al haber serios cuestionamientos a la credibilidad de los resultados de los exámenes de laboratorio a cargo de la minera.