PLANEADOR DE CLASES AREA: Ciencias Naturales y Educación Ambiental GRADO: 7º Docente: Adriana Caballero Lozano. UNIDAD NO. 2 PROCESOS BIOLÓGICOS CLASE Nº 10 GRADO: 7º TEMA: Excreción. PROBLEMA AMBIENTAL: Deficiencia en el proceso de división y organización comunitaria. INDICADOR DE DESEMPEÑO: Reconoce la importancia de la excreción en los seres vivos e identifica las estructuras encargadas de esta función. COMPETENCIA: Aplica normas de prevención para evitar enfermedades del sistema renal. RECURSOS: Láminas del sistema excretor, computador, video Beam. BIBLIOGRAFIA: BEJARANO, Cesar Augusto y Et. al. Mundo Vivo 8. Editorial Norma, 2000. Santa fe de Bogota; CAICEDO LOPEZ, Humberto. Entorno 7, Ciencias y Educación Ambiental. Editorial Educar Editores. ACTIVIDADES DE INICIACIÓN. Saludo y Control de asistencia. Lectura y reflexión sobre la siguiente frase. “hallaste la miel, toma la que te baste. No sea que hastiado de ella la aborrezcas” ACTIVIDADES DE DESARROLLO. Nos vamos a imaginar, sin poder eliminar los desechos que producimos ¿Qué pasaría con nosotros? Lluvia de ideas sobre la palabra “Excreción” Explicaré el siguiente mapa conceptual. EXCRECIÓN Se da en.. Consiste en Eliminar desechos del organismo Plantas Animales Humanos Lenticela y estomas Riñones y otras estructuras Sistema renal Formado por Uréteres Vejiga Uretra Riñones Mencionaremos a continuación las diferentes estructuras encargadas de la excreción en animales. Luego en una lámina con la imagen del sistema renal humano se les mostrará cuales son los órganos que lo forman y su respectiva función. ACTIVIDADES DE FINALIZACIÓN. REFUERZO: Lectura “El riñón de Juan” “SOY El RIÑÓN DE JUAN” Mis funciones serán vulgares y poco estimadas pero yo soy el gran químico de todo el cuerpo humano. Como los demás órganos de Juan, tengo muy pocos encantos: soy de color castaño rojizo, de forma de habichuela y tamaño como su puño aproximadamente. Yo soy el riñón derecho de Juan: mi compañero está situado al otro lado de la región inferior de su columna vertebral. Juan tiene un concepto muy deprimente de mí. Cree que soy tan sólo el productor de un líquido muy vulgar: la orina; y me juzga como unidad secundaria para la eliminación de desechos. ¡Imagínese ustedes! En realidad, soy el químico maestro del organismo de Juan. Y el principal sistema que tiene Juan para deshacerse de sus desperdicios no es el tubo intestinal: soy yo. A través de mí está pasando constantemente la sangre, que yo limpio y filtro, librándola de residuos mortales en potencia. Obro como acicate para ayudar en la producción de glóbulos rojos; vigilo el potasio, el cloruro sódico y otros compuestos disueltos en su sangre. Si cualquiera de ellos aumentara o disminuyera una pizca con respecto a lo normal, podría provocarle la muerte. Regulo el equilibrio del agua, vital, porque las células de Juan se ahogarían si hubiera mucha en su organismo, y él se “secaría” si le quedara poco agua. Procuro que su sangre no esté demasiado ácida ni demasiado alcalina. En realidad, hago tantas cosas a favor de Juan, que los médicos no han determinado todavía el catálogo de mis actividades. Vean ustedes mi anatomía. Aunque sólo peso 150 gramos, estoy formado por más de un millón de unidades filtrantes pequeñísimas, llamadas nefronas. Con un microscopio potente se ven como si fueran gusanos con una cabeza abultada y una cola retorcida que se llama túbulo. Entre mi compañero y yo filtramos cada hora el doble del volumen de sangre que circula por el cuerpo de Juan. Y diría yo, además, que en una labor del filtrado sumamente compleja. No dejo que pasen por mis finos filtros glóbulos rojos, ni otras partículas grandes de proteínas sanguíneas que son esenciales, pues si así lo hiciera se perderían en la orina, con resultados tan rápidos como calamitosos para Juan. En mis túmulos se reabsorbe el 99% del fluido. Las imprescindibles vitaminas, los aminoácidos, la glucosa, las hormonas, etc., vuelven también al torrente circulatorio aunque descartando el exceso de cualquiera de ellos. Así, por ejemplo, si Juan ha comido dos buenas raciones de flan, en su orina podrá aparecer tal cantidad de azúcar que se confundiría el médico y le diagnosticaría una diabetes. Si come pescado ahumado o cualquier otro plato con abundante sal, y yo no se la extraigo de la sangre, se pondrá en verdadero peligro. La sal retiene el agua. Cuando se deja que la sangre esté demasiado salada, el exceso de líquido se empieza a acumular en ella y en los espacios intercelulares. La cara, los pies y el abdomen de Juan se empiezan a hinchar, y al cabo de un tiempo su corazón, a fuerza de aspirar e impeler cada vez más litros del fluido retenido, acabaría fallando y parándose. El potasio (procedente sobre todo de la carne y los zumos de frutas) requiere, también, en la misma medida mi atención vigilante. Si escaseara, los músculos empezarían a flaquear, en especial los músculos respiratorios. Una pizca de más, obra como freno sobre el corazón y puede incluso detenerlo completamente. Yo, si más, elimino el exceso. En cambio, si Juan no ingiere bastante potasio en sus comidas, atesoro como un avaro el que le pueda quedar en el cuerpo. El residuo más abundante en que debo ocuparme es la urea, producto final de la digestión de las proteínas. Como todos los demás, este compuesto debe guardar un equilibrio preciso. La poca urea es señal de trastornos de mi vecino de arriba: el hígado. Cuando hay mucha se debe pensar en una de las enfermedades que menos gustan a los médicos: la uremia. Este nombre quiere decir presencia de urea en la sangre y, si no se domina, es un mal que puede llevar al choque, el coma y la muerte. Cuando la urea se acumula en la sangre, el organismo hará esfuerzo heroico para librarse de esta asesina. Hay veces en que aparece sobre la piel del enfermo una como “escarcha” de urea, formada por cristalitos blanquecinos de esta sustancia que expelen la glándulas sudoríparas, con el fin de ayudar al organismo a desintoxicarse. Pero Juan tampoco tiene que preocuparse por eso. Puede comer todos los filetes que quiera, pues yo me ocupo de eliminar el exceso de urea que le puede resultar por su afición a la carne si sus riñones funcionan bien. EVALUACIÓN: Luego de realizar la lectura resuelve el siguiente taller. 1. Escoge la respuesta correcta. ¿De qué se habla en el texto? a. De la historia de una habichuela. b. Del funcionamiento del pulmón. c. Del funcionamiento del riñon. d. De la comida de Juan 2. ¿Enumera las sustancias que son filtradas por los riñones? 3. ¿Qué sustancias de la dieta proporcionan potasio al organismo? 4. ¿Qué enfermedades se pueden detectar a través de la presencia de elementos anormales en la orina? 5. ¿Por qué se afirma que los riñones contribuyen a la homeóstasis del organismo? 6. ¿Qué se puede concluir si se detecta que en el organismo hay unos niveles de urea más altos de lo normal? 7. ¿Qué ocurriría con el organismo de Juan si este consumiera comidas muy altas en sal? REFUERZO: Consulta… ¿Qué es la nefrona y cuál es su función? En el hombre la uretra cumple una segunda función ¿Cuál es? ¿Dónde se forma la orina? ¿Cuántos litros de orina se producen en el ser humano cada día? CONTENIDOS TEÓRICOS. EXCRECIÓN: Es el proceso por el cual, los seres vivos eliminan sustancias de desecho producidos durante el metabolismo de nutrientes, algunas de estas sustancias son: Dióxido de carbono, amoniaco, úrea y metales escenciales en forma de iones.