Manejo de Residuos Nucleares CAPITULO I. ENERGIA NUCLEAR: HISTORIA 1.1.- Primeras Intuiciones Sobre la Estructura de la Materia Desde de hace siglos, los griegos hablaban sobre la existencia de unas partículas fundamentales que actuaban como elementos constituyentes de la materia; la palabra átomo se empleaba para referirse a la parte de la materia más pequeña que podía concebirse. Esa partícula fundamental se consideraba indestructible. El conocimiento del tamaño y la naturaleza del átomo, avanzó muy lentamente a lo largo de los siglos ya que la gente se limitaba a especular sobre él. Con la llegada de la ciencia experimental en los siglos XVI y XVII, los avances de la teoría atómica se hicieron más rápidos. Hasta finales del siglo XIX no se descubrieron más datos sobre estos elementos, como el cálculo de su tamaño medio, que se estimó en 10-8 cm de diámetro. Una serie de descubrimientos importantes realizados en esa época, dejó claro que el átomo no era una partícula sólida de materia que no pudiera ser dividida en partes más pequeñas. J.J. Thomson, junto con otros investigadores, descubrió en 1987 que los átomos no eran divisibles como se creía, sino que podían ser separados en componentes más pequeños. Asimismo descubrió la composición de los átomos y la existencia de unas partículas que orbitaban en la zona exterior denominadas electrones, cuya masa era mucho menor que la del núcleo; éste, 7 Manejo de Residuos Nucleares por su parte, tenía carga positiva y su peso suponía casi la totalidad del átomo en conjunto. En 1986, el físico francés Antoine Henry Becquerel comprobó que determinadas sustancias, como las sales de uranio generaban unos rayos penetrantes de origen misterioso. El matrimonio de científicos franceses formado por Marie y Pierre Curie aportó una contribución adicional a la comprensión de esas sustancias “radioactivas”. Como resultado de las investigaciones del físico británico Ernest Rutherford, se demostró que el uranio y algunos otros elementos pesados, como el torio o el radio, emiten tres clases diferentes de radiación inicialmente denominadas rayos alfa, beta y gamma. Las dos primeras que según se averiguó están formadas por partículas eléctricamente cargadas, se denominan actualmente partículas alfa y beta. Posteriormente se comprobó que las partículas alfa son núcleos de helio y las partículas beta son electrones. Estaba claro que el átomo se componía de partes más pequeñas. Los rayos gamma fueron finalmente identificados como ondas electromagnéticas, similares a los rayos X, pero con menor longitud de onda. Partiendo de la base de que el átomo consta de un núcleo de gran tamaño sobre el que orbitan los electrones, Ernest Rutherford, desarrolló en 1911 un modelo basado en un sistema solar en miniatura, en el que el núcleo era una estrella (un sol) y los electrones, los planetas (FIGURA 1.1). La explicación de su teoría tenía sin embargo dos errores: que los electrones emitirían energía al girar, disminuyendo su velocidad y cayendo al núcleo; 8 Manejo de Residuos Nucleares erróneo porque los electrones ocupan órbitas fijas. Otro error consistía en que los electrones podían saltar de una órbita a otra cualquiera alrededor del núcleo; sin embargo, se comprobó que los electrones sólo podían ocupar determinadas órbitas siempre iguales. Fig. 1.1.- Las partes de un átomo Niels Bohr anunción en 1913 establece una nueva teoría atómica para dar solución a los fallos de la teoría de Rutherford; que consistía en un sistema con un pequeño núcleo alrededor del cual giraban los electrones, pero con órbitas que obedecían ciertas reglas restrictivas. La teoría de Bohr, a pesar de los adelantos en las explicaciones sobre la estructura de la materia también contenía errores, aunque hoy es aceptada en términos generales. 9 Manejo de Residuos Nucleares 1.2.- Primeros Experimentos de Fisión Nuclear. En 1919, Rutherford expuso gas nitrógeno a una fuente radioactiva que emitía partículas alfa. Algunas de estas partículas colisionaban con los núcleos de los átomos de nitrógeno. Como resultado de estas colisiones, los átomos de nitrógeno se transformaban en átomos de oxígeno. El núcleo de cada átomo transformado emitía una partícula cargada positivamente. Se comprobó que esas partículas eran idénticas a los núcleos de átomos de hidrógeno. Se les denominó protones. Las investigaciones posteriores demostraron que los protones formaban parte de los núcleos de todos los elementos. La siguiente operación después de establecerse el sistema de órbitas electrónicas, era determinar la estructura del núcleo. En estado normal, un átomo no posee carga eléctrica, sin embargo, se observó que la carga del núcleo era positiva y siempre múltiplo de la carga del electrón; así pues, se concluyó que el núcleo estaba compuesto por un conjunto de partículas, cada una de ellas con igual carga que el electrón, pero positiva: los protones. Según este planteamiento, los átomos tienen el mismo número de electrones que de protones para poder mantener su carga neutra, es decir, carga negativa en los electrones, iguales a cargas positivas en los protones. El hidrógeno posee un electrón en su órbita, por tanto, posee igualmente un protón en su núcleo; se dedujo así que el peso del protón era aproximadamente dos mil veces superior al del electrón; sin embargo, esta medida no se corresponde con la de otros elementos atómicos. 10 Manejo de Residuos Nucleares La incógnita de las masas quedó despejada en 1932, cuando el físico británico James Chadwick, de la Universidad de Cambridge, descubrió en el núcleo, otra partícula que tiene exactamente la misma masa del protón, pero carece de carga eléctrica. Entonces se vio que el núcleo está formado por protones y neutrones. En cualquier átomo dado, el número de protones es igual al número de electrones y por tanto, al número atómico del átomo. La teoría moderna se basa en la idea de que los núcleos están formados por neutrones y protones que se mantienen unidos por fuerzas “nucleares” extremadamente poderosas. Para estudiar estas fuerzas nucleares, los físicos tienen que perturbar los neutrones y protones bombardeándolos con partículas extremadamente energéticas. Estos bombardeos han revelado más de 200 partículas elementales, minúsculos trozos de materia, la mayoría de los cuales, sólo existe durante un tiempo mucho menor a una cienmillonésima de segundo. Este mundo subnuclear salió a la luz por primera vez en los rayos cósmicos. Estos rayos están constituidos por partículas altamente energéticas que bombardean constantemente la tierra desde el espacio exterior; muchas de ellas atraviesan la atmósfera y llegan incluso a penetrar la corteza terrestre. La radiación cósmica incluye muchos tipos de partículas, de las que algunas, tienen energías que superan con mucho a las logrados en los aceleradores de partículas. Cuando estas partículas de alta energía chocan contra los núcleos, pueden crearse nuevas partículas. Entre las primeras en ser observadas 11 Manejo de Residuos Nucleares estuvieron los “muones” detectados en 1937. El muón es esencialmente un electrón pesado y puede tener carga positiva o negativa. Es aproximadamente 200 veces más pesado que un electrón. La existencia del “pión” fue profetizada en 1935 por el físico japonés Yukawa Hideki, y fue descubierto en 1947. Según la teoría más aceptada, las partículas nucleares se mantienen unidas por “fuerzas de intercambio” en las que intercambian constantemente piones comunes a los neutrones y los protones. La unión de los protones y los neutrones a través de los piones es similar a la unión de una molécula de dos átomos que comparten o intercambian un par de electrones común. El pión es aproximadamente 270 veces más pesado que el electrón, y puede tener carga positiva, negativa o nula. 1.3.- Liberación de Energía Nuclear En 1905, Albert Einstein (FOTO 1.1.) desarrolló la ecuación que relaciona la masa y la energía E=mc2, como parte de su teoría de la relatividad especial. Foto 1.1.- A. Einstein 12 Manejo de Residuos Nucleares Dicha ecuación afirma que una masa determinada (m) está asociada con una cantidad de energía (E) igual a la masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz (c). Así, una cantidad muy pequeña de masa equivale a una enorme cantidad de energía. Como más del 99% de la masa del átomo reside en su núcleo, cualquier liberación de grandes cantidades de energía atómica debe provenir del núcleo. Einstein dio el paso entre la determinación de la estructura de la materia y la teoría para la obtención de la energía nuclear por fisión. Los experimentos sobre esta teoría demostraron que al bombardear un átomo pesado con otra partícula, las diversas partes en que se separaba el núcleo tenían en conjunto masas menores que las del núcleo original, liberándose por tanto una cantidad de energía. Con el éxito de la ejecución de la teoría de Einstein se había encontrado una fuente de energía de enormes posibilidades, sin embargo en la práctica aún era inviable, ya que experimentalmente siempre se consumía mayor cantidad de energía de la que se producía. Estas limitaciones quedaron arrinconadas en 1939, cuando Lise Meitner y Otto Hahn descubrieron la facilidad con que podía ser partido en dos el núcleo de uranio mediante un neutrón, el cual producía además otros tres neutrones en promedio que podían dividir a su vez otros núcleos. Además, resultando un incremento sustancial de la radioactividad, dado que a la propia radioactividad natural del uranio y habría que sumar la altísima radioactividad de los dos nuevos átomos generados. Hay dos procesos nucleares que tienen gran importancia práctica porque proporcionan cantidades enormes de energía: la fisión nuclear – la escisión de un núcleo pesado en dos núcleos más ligeros – y la fusión termonuclear – la 13 Manejo de Residuos Nucleares unión de dos núcleos ligeros (a temperaturas extremadamente altas) para formar un núcleo más pesado. El físico estadounidense de origen italiano Enrico Fermi logró realizar la fisión en 1934, pero la reacción no se reconoció como tal hasta 1939, cuando los científicos alemanes Otto Hahn y Fritz Strassmann anunciaron que habían fisionado núcleos de uranio bombardeándolos con neutrones. Esta reacción como se mencionó libera a su vez neutrones, con lo que se puede causar una reacción en cadena con otros núcleos. En la explosión de una bomba atómica se produce una reacción en cadena incontrolada. Las reacciones controladas, por otra parte, pueden utilizarse para producir calor y generar así energía eléctrica, como ocurre con los reactores nucleares. 1.4.- Expectativas A mediados del siglo XX se comenzaba a confiar en la energía nuclear como la fuente que traería consigo el fin de todos los problemas inherentes a la escasez de combustibles fósiles. La notable rentabilidad de la fisión nuclear traería consigo el abaratamiento de la energía eléctrica y crearía expectativas de un futuro prometedor para el sector industrial, al no depender de recursos energéticos inestables o escasos. Aquella creencia de que el ser humano se encontraba ante una energía poderosa, demostrada sobradamente en el terreno militar (FOTO 1.2), pasó a un estado de euforia inicial en la opinión pública, a las sospechas y reservas conforme se iban conociendo los riesgos que presentaban las centrales 14 Manejo de Residuos Nucleares nucleares para los organismos vivos, no sólo en lo que respecta a la radioactividad presente en el proceso, sino también en los peligrosos residuos generados y las complicaciones para su resguardo seguro. Foto 1.2.- Explosión Nuclear. Además, las temidas armas nucleares utilizaban el mismo tipo de elementos radioactivos (uranio 235 y plutonio 239); aquí, el riesgo de que los materiales radioactivos originalmente producidos para la generación de energía nucleoeléctrica, se aplicasen en el desarrollo de armamento atómico a nivel mundial. 15