COMENTARIO DE TEXTO “El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social.” Karl Marx: “Contribución a la crítica de la economía política”. Prólogo 1º. Explique el significado que tienen en este texto de Marx los términos subrayados. Conciencia: En este texto Marx entiende por conciencia el núcleo interior del hombre, haciendo una referencia a la filosofía idealista alemana de su tiempo e invirtiendo su significado tradicional. Para la tradición idealista, la conciencia (el espíritu, las ideas, el conocimiento, la moralidad, la ideología, etc.), era autónoma y era lo que caracterizaba al ser humano como tal. Marx invierte esta perspectiva y piensa que la conciencia no es autónoma, sino que depende totalmente del proceso de producción económica, del desarrollo histórico y de las condiciones sociales determinadas en un momento de la historia. Con ello, Marx hace dependiente a la conciencia de los procesos de producción y de las relaciones sociales. En una expresión más definida, la conciencia forma parte (junto con otros productos intelectuales del hombre, como los valores, el derecho, la religión, etc.) de la superestructura ideológica, que depende siempre de la infraestructura económica y social, estableciéndose entre ambas una relación dialéctica. Ser social: Es una expresión tomada de los hegelianos de izquierda –y en especial de Ludwig Feuerbach-, Marx entiende por “ser social” el aspecto genérico del ser humano. Es decir, el modo en el que la sociedad, las relaciones económicas, y las relaciones de propiedad que conforman esa sociedad forma parte de cada ser humano. El ser humano individual es, para Marx, un producto dialéctico del “ser social” o colectivo, del género humano que se ha formado a lo largo de la historia de la producción material y de la propiedad. Cualquier consideración del individuo particular humano debe tener en cuenta el ser social. El concepto de ser social tiene una estrecha relación con el concepto de “conciencia” que hemos analizado antes, y es central en el pensamiento de Marx. Fuerzas productivas: Las fuerzas productivas son los elementos centrales de un proceso de producción económica. Puede decirse que son los medios por los que se realiza la producción de los bienes materiales, que están en la base de la economía. Hay dos tipos fundamentales de fuerzas productivas: el trabajo humano y los medios de producción. Las fuerzas productivas tienen un valor diferente en cada etapa de la evolución histórica; es decir, tienen una estructura diferente en cada uno de los medios de producción que Marx distingue (esclavismo, feudalismo, capitalismo, etc.). Es importante, advertir, asimismo, que las fuerzas productivas mantienen una estrecha relación con las relaciones de producción. Relaciones de producción: Son las relaciones sociales que se establecen en el proceso productivo entre trabajadores y propietarios de los medios de producción. Estas relaciones son diferentes a lo largo de la evolución histórica del proceso de producción. Las relaciones de producción se resuelven en las relaciones de propiedad de los medios de producción. En el modo capitalista de producción, el trabajador sólo posee su propio trabajo y el patrón posee los medios de producción. Como se indica en el texto, cuando se plantea un conflicto entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, puede plantearse una situación revolucionaria que llegue a transformar las relaciones de producción existentes. 2º. Expón la temática planteada en el texto y su justificación desde la posición filosófica del autor. El tema central es la relación entre individuo y sociedad y el problema del cambio social. En este texto nos dice Marx que el modo de producción de la vida material condiciona la vida social y la vida espiritual de los hombres. El ser humano se encuentra condicionado por el ser social y no por la conciencia. En un momento determinado de la evolución histórica las fuerzas productivas chocan con las relaciones de producción existentes. Cuando se produce este conflicto se abre una época de revolución social. Esta posición de Marx se justifica en primer lugar en el materialismo que profesa. Para él tiene prioridad el ser sobre el pensamiento. Para él, el punto de arranque del desarrollo del hombre, a lo largo del tiempo, viene determinado por la forma en que estos trabajan y organizan la producción material de los bienes que necesitan para su existencia. Es sobre esta base material sobre la que se edifican después todas las construcciones culturales, de manera que el pensamiento está supeditado al ser, a la realidad material en la que transcurre la vida de los hombres: la infraestructura económica determina la superestructura ideológica. En segundo lugar esta posición se justifica en el método dialéctico que Marx toma de Hegel y que aplica a los fenómenos históricos y sociales: el choque que se produce en las relaciones de producción que tienen los hombres (tesis: capitalista-antítesis: proletariado) llevará a una “época de revolución social” que conducirá a la síntesis: la sociedad sin clases. También está aquí latente la idea del socialismo y el papel fundamental del trabajo en Marx. Es, pues, su doctrina del materialismo histórico –la aplicación a los fenómenos históricos y sociales de las tesis generales relativas a todo el universo establecidas en el materialismo dialético- la que está implícita en el texto. Vemos cómo utiliza el método dialéctico de Hegel para analizar la sociedad y la historia. Nos dice cómo “las fuerzas productivas chocan…con las relaciones de producción” o lo que es lo mismo, con “las relaciones de propiedad”. El trabajo, eso tan esencial de las fuerzas productivas y tan central en el hombre provoca una triple alienación en el ser humano (respecto al objeto producido, respecto a sí mismo, y respecto a su condición humana) que le llevará a la alienación de las relaciones humanas. Esta situación llevará al enfrentamiento de las clases sociales y nos llevará a una sociedad sin clases donde el Estado ya no será necesario. Lenin nos dirá que son necesarios unos pasos previos: tras la revolución del proletariado será necesaria una fase de dictadura del proletariado que nos conducirá a la sociedad socialista, en la que cada uno recibirá según su rendimiento; esta etapa nos conducirá finalmente a la sociedad comunista en la que se le dará a cada uno según sus necesidades. 3º. Describe el contexto histórico, cultural y filosófico del texto. 4º. Relaciona el tema del texto con otra posición filosófica y expón, razonadamente, tu visión personal del tema, valorando su actualidad. Una radiografía exhaustiva de este texto nos lleva directamente a las teorías filosóficas y económicas que han sido base de la filosofía de Marx, aunque se haya situado en determinadas cuestiones frente a ellas: podemos ver en el texto una crítica a la filosofía idealista alemana. Al decir que “no es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia” rompe con Hegel, que insistía en el análisis de la conciencia humana y del pensamiento como elemento central de la realidad, sin atender a las condiciones materiales de la vida humana. Cuando habla al final del texto de la “época de revolución social” se sitúa contra Hegel, pues con ello dinamita ese sistema dialéctico cerrado y reaccionario que Hegel coronaba con su filosofía y con la organización política que vivió. Pero sigue con Hegel porque utiliza el método dialéctico, que para él es revolucionario, para explicar la evolución de los fenómenos históricos y sociales que producirán necesariamente –científicamente- esa revolución. Los “hegelianos de izquierda” (Strauss, Bauer, Feuerbach) pretenden aplicar algunos elementos del pensamiento hegeliano a la crítica de la sociedad de su tiempo. Muchos de los planteamientos de Marx proceden de este ámbito de pensamiento y revelan una clara filiación hegeliana. Podemos ver también la importancia de un concepto que no aparece expresamente en el texto, pero que está debajo de dos conceptos importantes que sí aparecen, “fuerzas productivas” y “relaciones de producción”, me refiero al “trabajo”, que definió Marx como “la esencia del hombre”. En esto sigue a la Economía Política inglesa de su tiempo. Con los economistas ingleses, Ricardo, Adam Smith, estaba de acuerdo en el papel determinante del trabajo. En el trabajo el hombre objetiva su propia capacidad creadora, hasta el punto de que todo producto humano o mercancía humana no es sino trabajo humano cristalizado, ya que el valor de un producto radica en el trabajo que se ha incorporado al mismo, en la cantidad y calidad de trabajo que ha requerido su elaboración. Aquí vemos que a él le interesa, contra Hegel y contra el idealismo, el hombre concreto, el hombre real. Es el análisis de este hombre real y concreto el que le llevará a forjar una filosofía comprometida con la realidad social de su tiempo. Esto le llevará también a entender la filosofía como una disciplina que no debe conformarse con analizar la realidad, el mundo, sino que debe transformarlo. Por otra parte, cuando dice que se abre “así una época de revolución social” también está oponiéndose a los socialistas utópicos, pues esa revolución llegará como fruto último de la lucha dialéctica que se entabla entre las clases sociales, esta lucha es el motor de la historia. Y son las contradicciones sociales en el proceso productivo las que conducirán a ella y no la conciencia de las gentes, como pensaría un idealista. La conciencia, como ya hemos señalado es el efecto de los procesos de producción y de las relaciones sociales. Los llamados socialistas utópicos (Saint Simon, Fourier, Proudhon, etc.) del siglo XIX plantearon diferentes alternativas a la sociedad capitalista de su tiempo, sin llegar a analizar la estructura económica de sus sociedades como lo hizo Marx. En relación con los dos problemas que trata el texto, la relación entre individuo y sociedad y el problema del cambio social, podemos mencionar también a otros autores que también los han considerado. Muchos de ellos pertenecen a la época moderna y contemporánea, que es la época en la que el conflicto social y los problemas del desarrollo y la desigualdad se han planteado con mayor vigor. Como de ninguno de ellos nos hemos ocupado en clase a fondo me limitaré a dar una indicación esquemática de algunos: J.J.Rousseau: su crítica a la sociedad moderna incluye un análisis de la propiedad como causa de la desigualdad social, así como una propuesta de la “sociedad natural” que remedie los males y desigualdades del desarrollo económico. La influencia de Rousseau en el pensamiento de la Ilustración y en el pensamiento revolucionario del siglo XIX es fundamental. Gran parte de los movimientos revolucionarios del siglo XIX (anarquistas, socialistas, etc.) plantean problemas semejantes a los que Marx analizó, y tienen, en muchos casos, una gran influencia del pensamiento de Marx, aún cuando lleguen a conclusiones muy diferentes. La evolución del pensamiento marxista, principalmente en el siglo XX (G. Lukács, A. Gramsci,etc.), ha hecho evolucionar las tesis iniciales de Marx para aplicarlas a las nuevas condiciones del capitalismo del siglo XX y a una nueva concepción del sujeto humano; y, en general, mantienen vivo el impulso originario de la crítica que animó toda la obra de Marx. Muchos de los planteamientos de la denominada “Escuela de Frankfurt”, así como de algunos filósofos contemporáneos herederos de esa tradición, como Jurgen Habermas, analizan desde nuevas perspectivas los problemas planteados por Marx, ejerciendo una radical crítica sobre la sociedad del bienestar y planteando soluciones para una sociedad más justa. La doctrina marxista tiene actualidad, pues es quizá la única doctrina filosófica que se ha intentado llevar a la práctica y aún hoy constituye la base ideológica de algunos regímenes políticos, como el de Cuba o China. Ha sido una cuestión de actualidad durante todo el período de la guerra fría. Con la caída del muro de Berlín y la desintegración de la U.R.S.S. y el abandono del comunismo de los países satélites en 1989 hay un reconocimiento implícito de que la teoría no ha conducido a una práctica política positiva. Al ser una posición diametralmente opuesta al capitalismo, doctrina actualmente vigente y que goza de muy buena salud, es considerada como una teoría políticamente incorrecta que hay que combatir. Un ejemplo práctico de esto es el boicot económico de los Estados Unidos de América a Cuba. Personalmente pienso que la teoría de Marx es un buen análisis de la sociedad en la que vive, pero no acertó en algunas cuestiones, como él reconocería gentilmente si viviera, pues dado el carácter dialéctico de su teoría, los resultados de la aplicación práctica de esta le hubieran llevado a enmendarla. Si seguimos a Lenin en las etapas hacia la sociedad comunista habrá que considerar que cuando se ha llevado a la práctica esta teoría no ha pasado nunca de la fase de dictadura del proletariado, en la que ha estado anclada durante mucho tiempo, generando además una burocracia colosal y un nuevo antagonismo entre el Partido Comunista y los ciudadanos. Hay que decir en su favor que, gracias a la aplicación de esta teoría en algunos Estados, el proletariado de los Estados capitalistas ha conseguido grandes avances sociales. Quizá eso haya posibilitado la llegada a los llamados Estados de Bienestar a los que ha ido conduciéndonos el capitalismo. Quizá la caída del comunismo ha posibilitado que los trabajadores de la sociedad actual vean recortados derechos que habían conseguido con mucho esfuerzo. Ahora el empleo es más precario y la fuerza sindical mucho menor. Es claro, por otra parte, que las contradicciones de las que Marx hablaba, salvando las diferencias, siguen existiendo. Por eso sigue existiendo en mi mente la idea de que hay que superar esas contradicciones y conseguir una sociedad más igualitaria y más justa, donde haya una distribución más equitativa de las riquezas de la tierra. No me parece adecuado que a medida que vamos progresando y cuando la tecnología hace posible que todos los seres humanos podamos vivir dignamente esto no ocurra porque la riqueza se va concentrando cada vez más en menos manos mientras la masa de los desheredados sigue creciendo. Por esto me parece bueno el intento de Marx, aunque ha sido un intento frustrado, y menos científico de lo que pensaba él. Sería bueno que no desesperemos y sigamos planteando otros caminos nuevos, pues el actual camino es bueno para unos pocos pero no para todos. Hoy, la globalización está contribuyendo a incrementar aún más la opulencia de los ricos y las penalidades y miseria del Tercer Mundo. O sea, los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Así, a comienzos de los años noventa el 20% de la población controlaba el 80% de las riquezas; sin embargo, quince años después, el mismo 20% controla el 86%. Las contradicciones siguen, pues, creciendo. ¿A dónde nos conducirán? Los movimientos antiglobalización, con miras a defender al Tercer Mundo de los abusos del Norte, reivindican la reforma de los grandes organismos internacionales y la democratización de las grandes instituciones económicas.