Caín y Abel: La muerte del primer ser humano

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Caín y Abel: La muerte del primer ser humano
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El capítulo cuarto del Génesis narra la historia de Caín y Abel. Caín fue el primogénito de Adán y Eva y
por tanto fue el primer ser humano nacido. Abel fue el segundo hijo de Adán y Eva y, siguiendo el relato
bíblico, protagonizará la primera muerte de un ser humano.
Caín se dedicó a la agricultura mientras que Abel fue pastor de ovejas. El relato bíblico explica que un día
los hermanos fueron a ofrecer en sacrificio los frutos de sus trabajos a Dios. Abel eligió para el sacrificio
un primogénito de su rebaño y grasa de ellos mientras que Caín compuso su ofrenda con frutos de la
tierra. Dios prestó atención al sacrificio de Abel e ignoró la ofrenda de Caín.
Esta escena es la que suele ser representada en el arte judío (Gen 4, 3-5). La Golden Hagadá cuenta con
una miniatura que recrea esta escena [fig. 1]. En ella aparece Abel a la derecha con sus manos cubiertas
por una tela sosteniendo un cordero y a la izquierda Caín sostiene con sus manos desnudas una gavilla de
trigo. Entre ambos personajes se encuentra un altar con un fuego encendido.
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Fig. 1. Golden Hagadá, fol.
2v, Londres, British Library (Barcelona, c. 1350).
La ofrenda de los hermanos es también bastante recurrente en el primer arte cristiano y especialmente en
el arte bizantino donde el sacrificio de Abel es relacionado con el que realiza el sacerdote Melquisedec en
Gen 14, 18 «Entonces Melquisedec, rey de Salem, sacó pan y vino; era él sacerdote de El Elyon».
La iglesia bizantina de San Vital en Rávena (Italia) cuenta con a uno de los lados del altar con un mosaico
en el que a la derecha saliendo de una choza está Abel que ofrece al cielo un pequeño cordero [fig. 2]. El
centro de la escena está ocupado por el altar de Melquisedec que está en el lado derecho y detrás tiene una
iglesia en forma de basílica. Sobre el altar hay una copa sacramental y los dos panes y de entre las nubes
sobresale una mano de Dios para recibir las ofrendas. La ubicación de este mosaico junto al altar de la
iglesia busca presentar los sacrificios de Abel y Melquisedec como prefiguraciones del sacrificio que se
realiza en la liturgia cristiana durante la misa.
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Fig. 2. Mosaico de la Iglesia de San Vital, Rávena (Italia), Siglo VI.
Tras el rechazo de Dios a la ofrenda de Caín, el relato bíblico prosigue con el reproche de Dios a este por
su ofrenda y el enfado de Caín. Posteriormente Caín invita a su hermano a ir al campo y una vez allí se
levantó contra él y lo mató. Entonces Yahvé preguntó a Caín «¿Dónde está tu hermano?» a lo que Caín
respondió «No sé, ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?». Esta parte del relato también suele ser
representada en el arte judío como vemos en la miniatura de la Golden Hagadá anteriormente comentada
[fig. 1]. El lado izquierdo de la escena está ocupado por Caín que sujeta un hacha en su mano izquierda y
a sus pies tiene semienterrados un brazo y la cabeza ensangrentada de Abel. Es posible que el cuerpo de
Abel descuartizado responda al verbo hebreo (???) utilizado en el texto bíblico y que generalmente
significa matar, aunque también tiene la acepción de degollar. Caín está mirando al cielo donde un ángel
le está reprochando la muerte de su hermano.
El ángel está sustituyendo a Dios que es el que aparece en el relato bíblico ya que una imagen de Yahvé
se tacharía de idolatría. En el arte cristiano, al igual que ocurría en las representaciones artísticas de la
creación, la representación de Dios no es un problema y Dios aparece reprochando a Caín la muerte de
Abel como podemos ver en el lado derecho de este panel de marfil, Donde Caín tras matar a Abel
estrangulándolo es amedrentado por Dios que aparece en el interior de un tondo decorado [fig. 3].
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Fig. 3. Panel de marfil con escena de Caín y Abel, Catedral de Salerno (Italia), c. 1084.
Como castigo por su crimen Caín no volverá a recibir frutos de la tierra y es condenado a vagar sin
descanso por el resto de su vida, lo que provoca la reacción desesperada del fratricida que se lamenta de
lo vulnerable que será, puesto que cualquiera podrá matarle. Dios le impondrá una marca para disuadir a
los posibles atacantes que se crucen en su camino. Caín partió hacia el país de Nod situado al oriente del
Edén donde conoció a su mujer, la cual le dio un hijo llamado Henok. Esta parte del relato bíblico es
representada en una pintura de Paolo Veronés [fig.4]. El artista sitúa la acción en una paraje desolado en
el que , al abrigo de una roca, se encuentran Caín y su familia. Caín aparece en penumbra y de espaldas al
espectador, recurso que el pintor utiliza para subrayar su culpabilidad, mientras que su mujer amamanta al
hijo de ambos.
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Fig. 4. La familia de Caín errante, Paolo Veronés, c. 1585, Museo del Prado, Madrid.
La muerte representada en el panel de marfil es diferente a la que se puede ver en la Golden Hagadá,
donde Caín utilizó un hacha para descuartizar a su hermano[fig. 1]. Las variaciones en como sucedió el
fratricidio no son debidas a que la miniatura y el panel de marfil responden a tradiciones religiosas
diferentes, judía y cristiana, sino a que el relato bíblico ignora por completo estos detalles.
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Fig. 5. Caín matando a Abel,
Peter Paul Rubens, Siglo XVII, Courtauld Gallery, Londres.
La indeterminación del texto sobre el arma homicida ha sido ricamente compensada con diferentes
tradiciones en las que Caín pudo utilizar una piedra o un útil de labranza puesto que se dedicaba a la
agricultura y no pocos artistas se decidieron por representar a Caín empuñando una porra como podemos
ver en una pintura de Rubens que recrea el tema [fig. 5] y en uno de los relieves de bronce de Lorenzo
Ghiberti que decoran la Puerta del Paraíso del Baptisterio de Florencia [fig. 6].
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Fig. 6. Relieve con la historia de Caín y Abel perteneciente a la Puerta del Paraíso, Lorenzo Ghiberti,
1425-1452, Baptisterio de Florencia (Italia).
Dentro del imaginario desplegado en torno al fatídico momento en el que Caín mató a Abel destaca una
sorprende tradición en la que una quijada de burro fue el arma empuñada por el fratricida. Así han
retratado el episodio numerosos artistas como por ejemplo Michiel Coxcie, donde en una de sus obras
presenta en un primer plano a Abel que yace muerto en el suelo con la quijada de burro caída entre sus
piernas, recurso que Coxcie utiliza para tapar los genitales de Abel [fig. 7]. En el fondo de la escena está
Caín siendo recriminado por Dios que surge de una nube. Dos altares con fuego completan la escena para
evocar al espectador las ofrendas realizadas por los hermanos que fueron el detonante del crimen.
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Fig. 7. La muerte de Abel, Michiel Coxcie, c.1550, Museo del Prado, Madrid.
Se desconoce el origen de esta tradición que ya aparece asentada en la Edad Media. Algunos
investigadores han señalado al relato de Sansón como la fuente de la que emana la quijada de burro usada
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por Caín. Siguiendo Ju 15, 14-16 Sansón maniatado iba a ser entregado a los filisteos cuando el espíritu
de Dios le invadió: «Cuando él llegó a Lehí, los subieron a su encuentro gritando jubilosamente; mas el
espíritu de Yahvé le invadió y los cordeles que tenía en sus brazos resultaron como hilos de lino que se
han quemado por el fuego, de suerte que sus ligaduras se deshicieron de sobre sus manos. Después, como
encontrase una quijada de asno fresca aún, alargó su mano, la cogió y mató con ella a mil hombres. Y
exclamó Sansón: “Con la quijada de un asno bien los he arreado; con la quijada de un asno a mil hombres
he matado”». Las representaciones artísticas de este tema muestran efectivamente a Sansón empuñando
una quijada contra los filisteos como podemos ver en un fresco en una de las catacumbas paleocristianas
de Roma [fig. 8] o en una obra realizada por el pintor Luca Giordano [fig. 9].
Fig. 8. Sansón contra los filisteos, Catacumbas de la Via Latina, Roma, Siglo IV.
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Fig. 9. Sansón
destruyendo a los filisteos, Luca Giordano, 1695 – 1696, Museo del Prado, Madrid.
Sin embargo, el origen de la quijada utilizada por Caín podría estar en las primeras hoces del Neolítico
pues en esta época las quijadas de algunos animales eran transformadas en herramientas [fig. 10] y por
tanto es posible sugerir que tras la tradición de la quijada utilizada por Caín haya una reminiscencia de
algún primitivo utensilio de labranza acorde a la actividad que ejercía Caín.
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Fig. 10. Quijada transformada en hoz, Neolítico, Museo Dagon, Haifa (Israel).
Pero sin duda la explicación más singular a lo sucedido entre Caín y Abel la ofrece un pasaje del Zohar
(I:54b) que explica que Caín mató a Abel mordiéndolo como una serpiente (I:54b). Esta interpretación
también aparece en algunas representaciones artísticas como en un relieve del interior de la Catedral de
Toledo, de finales del siglo XIV [fig. 11] y una miniatura de la Biblia de Arragel [fig. 12]. Tanto el
iluminador como el escultor habrían usado como fuente, consciente o inconscientemente, el Zohar.
Fig. 11. Caín Mordiendo a Abel, Biblia de Arragel, fol. 29v, Biblioteca del Palacio de Liria, Madrid.
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Fig. 12. Relieve con Caín mordiendo a Abel, Catedral de Toledo, finales del siglo XIV.
El relato de Caín y Abel nos presenta a Caín como el primer asesino de la humanidad y a Abel como el
primer ser humano que se enfrenta a la muerte pero, más allá del drama fratricida, Gen 4 nos muestra a la
primera familia de la humanidad. Este aspecto que casi pasa desapercibido en el relato también despertó
el interés de algunos artistas que prefirieron representar la ternura y el cariño de una familia en vez del
crimen fratricida que suele protagonizar las representaciones artísticas que se hacen de este relato.
Francesco Ubertini conocido como Bacchiacca fue uno de estos artistas y nos muestra a la feliz familia de
Adán y Eva con sus dos hijos antes del fatal desenlace [fig. 13]
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Fig. 13. Adán y Eva, Francesco Ubertini conocido como Bacchiacca, Siglo XVI, Museo Estatal Ruso de
Su Majestad Imperial Alejandro III, San Petersburgo, Rusia.
El tema de la primera familia sumado al tema de la muerte de Abel hizo que algunos artistas como
William Adolphe Bouguereau [fig. 14] y Edouard Debat-Ponsan [fig. 15] compusieran una singular
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escena que va más allá del relato bíblico en la que Adán y Eva, al amanecer, encuentran el cadáver de
Abel. La escena muestra el dolor y la desolación de la primera familia rota por la muerte de uno de sus
miembros y por el drama familiar que supone el crimen cometido por Caín.
Fig. 14. El Primer Duelo o El Despertar de la Tristeza, William Adolphe Bouguereau, 1888, Museo
Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, Argentina.
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Fig. 15. La Primera Mañana, Édouard Debat-Ponsan, Siglo XIX, Musée des Augustins, Toulouse
(Francia).
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