Sobre Crisol, revista de Crítica Roberto Iván Gómez Paz Colegio de Estudios Latinoamericanos FFyL, UNAM Conducidos por el tema de esta mesa, Las revistas como fuentes para el estudio de la historia, comenzaré apuntando que la prensa se ha constituido a lo largo del tiempo, y cada vez con más fuerza, como un fuerte eco a los sucesos sociales, políticos y culturales. La circulación de periódicos y gacetas o de revistas, ha sido parte constitutiva de la difusión de acontecimientos históricos, de proclamas políticas o de abanderamientos culturales, y las publicaciones se han significado como estandartes de corrientes literarias o movimientos político-sociales y de los grupos o personajes detrás de ellos. Sobre este entendido, pretendo referir la importancia que la revista Crisol reviste para el periodo posrevolucionario, no solo reseñando los acontecimientos, sino trascendiendo la figura de informante y adoptando la de actor, dentro del proceso de conformación de instituciones, más concretamente, del Partido Nacional Revolucionario en el año 1929. Hasta antes de 1910 y durante el transcurso de la Revolución Mexicana, existieron publicaciones que, si atendían el acontecer político, lo tomaban solo tangencialmente. Ejemplo de ello lo constituye Savia Moderna de 1906, enfocada en la vida artística y literaria; Nosotros, de 1912, con corte pedagógico y literario; Arte, de Enrique González Martínez, plenamente avocada a la poesía; Pegaso, de 1917, que aunque apuntaba sobre asuntos como el zapatismo o la guerra en Europa, no dejaba de enfocase en la poesía y el divertimento, Sin embargo, la revolución entalló las actitudes que diversos grupos adoptarían, tanto políticos como literarios y culturales. En la década de 1920 surgieron agrupaciones que comenzaron a simpatizar con la literatura revolucionaria. Ivone Sánchez Ramírez, en su tesis de licenciatura Notas para el estudio de la Revista Crisol, apunta como el ambiente se polarizaba. Mientras algunos se inclinaban hacia el universalismo, otros pugnaban por recuperar o redescubrir lo nacional. “De una manera esquemática, podemos decir que apareció la tendencia que defendió la ideología burguesa. Representada por Contemporáneos, Bandera de Provincias y Alcancía. Por otro, la línea pequeño burguesa y radical, representada por los grupos Estridentismo, Agorismo, Teatro de Ahora, Grupo de Jalapa y Crisol.” 1 Los primeros, abogaban por desenlazar el arte de la ideología rechazando líneas políticas; es por ello, que los temas con intención social como la Revolución, fueron tratados en segundos planos. En el otro extremo, el Arte sería puesto al servicio de las mayorías, imponiendo al artista la labor de interpretar la realidad cotidiana, expresada en los problemas colectivos, ante los que una actitud pasiva sería considerada de indigna. Crisol los incorporaría a sus filas. Es en este ambiente donde Crisol, revista de crítica, vio por primera vez la luz en enero de 1929. Surgió con Miguel D. Martínez Rendón como jefe de redacción y un cuerpo nutrido de colaboradores, entre los que destacaban Antonio Castro Leal, Juan de Dios Bojórquez, Daniel Cosío Villegas, Manuel Maples Arce, Fermín Revueltas, Diego Rivera y Jesús Silva Herzog. Se creó como el medio de expresión del Bloque de Obreros Intelectuales de México, BOI, organización de singulares características, de las que hablaré más adelante, cuyo origen puede situarse a principios de los años 20´s. La historiadora Luz América Viveros Anaya, señala su nacimiento en 1922 como una asociación de escritores y artistas con tendencias políticas de izquierda 2 . Para Juan de Dios Bojórquez, integrante de gran participación y a la postre uno de los líderes de la agrupación, el BOI “tiene un sitio entre los organismos empeñados en explicar qué es y para qué ha servido la Revolución” 3 . Bojórquez reseña la vida del grupo atribuyendo su fundación al doctor Margarito Solís, el dibujante Clemente Islas Allende 4 , el general Jesús M. Garza 5 y los periodistas Novelo y Alfonso Rosado Ávila 6 , 1 Sánchez Ramírez, Ivone. 1981. Notas para el Estudio de la Revista Crisol (1929-1938). Tesis de licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas. UNAM. Facultad de Filosofía y Letras. 2 Viveros Anaya, Luz América. Temáticas decadentistas en la poesía del escritor modernista Rafael López (1873-1943) http://www.geocities.com/decadentismomexico/biografia.htm Consultado: Septiembre 2008. 3 Los tratados de Teoloyucan, Bloque de Obreros Intelectuales. México, 1964, p. 7. 4 Desde 1912 Clemente Islas Allende se desempeñó como ilustrador de Multicolor, El diablito rojo. Semanario Obrero de Combate. O aman a Dios o se los lleva el Diablo, publicación satírica antimaderista en la cual también participó el grabador José Guadalupe Posada. Islas Allende fue oficial en el ejército de Francisco Villa, y después trabajó en El popular, El Nacional, El Universal, Jueves de Excélsior y Revista de Revistas. y añade que no fue sino hasta 1929, con la aparición de la revista Crisol, que el organismo dio señales potentes de vida 7 . Crisol se editó con entregas de alrededor de 60 páginas a una tinta y portadas de cartulina a color. En ellas se reproducían grabados generalmente con motivos obreros o revolucionarios, en los que participaron Leopoldo Méndez y Fermín Revueltas, o imágenes de los antecesores de la nacionalidad; además, la revista se elaboraba con un papel de costo módico, al alcance del trabajador. En un principio no existieron secciones fijas mas que la de “Bibliografía” y “Deportes y diversiones” que sucedían a una serie de artículos que habitualmente trataban asuntos como la producción agropecuaria, el estado de la industria, las reformas necesarias en cuanto a economía o la puesta en marcha de la democracia y la reorganización estatal. Aunado a ellos, en cada número aparecían artículos en los que se hacía un recuento de los sucesos históricos revolucionarios o se relataba la vida de algunos personajes involucrados en esas empresas. Gabriela Espinosa, en el ensayo Intelectuales orgánicos y Revolución Mexicana. Crisol (1929-1934), indica como estas biografías comentadas llegaron a ser intensas hagiografías, que trataban de encauzar un linaje nacionalista en las figuras de Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles o Lázaro Cárdenas. Al mismo tiempo, con la inclusión del pensamiento de figuras internacionales como Martí o Mariátegui, se trató también de enmarcar una lucha contra el avance imperialista norteamericano. 5 Además de ser el fundador del Partido Sonorense Revolucionario, sirvan para definir el perfil del general Jesús M. Garza las palabras de José Manuel Puig y Casauranc en sesión solemne de la Cámara de Diputados por la muerte del militar: “Hagamos un voto, señores diputados, antes de despedir al compañero y al amigo. Si es verdad que vimos en él ejemplo y guía, sigámoslo en su camino de propósitos de mejoramiento social y de unificación revolucionaria verdadera, y sea el recuerdo punzante de su desaparición como un guijarro que cae sobre un estanque y provoca una onda que llega a los rincones más apartados de la cuenca. Hagamos llegar, por su recuerdo, y en honor del correligionario y del amigo, a todos los ámbitos de la República, los dos propósitos fundamentales que significaron su vida de revolucionario; su ansia de mejoramiento colectivo y sus tendencias de unificación.” Legislatura XXX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19230214 - Número de Diario 9. http://cronica.diputados.gob.mx/DDebates/30/1er/Extra/19230214.html Consultado: Septiembre 2008. 6 Alfonso Rosado Ávila aparecería como director del número 101 de Crisol en agosto de 1958, el último publicado. Diccionario de literatura mexicana. Pereira, Armando coord. Siglo XX. UNAM, 2004. p. 110 7 Bojórquez, Juan de Dios. Hombres y aspectos de México en la tercera etapa de la Revolución. INEHRM, 1963, p. 110. Es por estos medios que la revista asumiría el cumplimiento de sus propósitos, publicados en las primeras páginas de cada número. Dos de ellos resultan representativos, no solo para la publicación, sino para el periodo en el que se inserta: 1. Pretendemos hacer una revista moderna, que contribuye a definir y esclarecer la ideología de la Revolución Mexicana. 2. No tratamos de producir vana literatura, sino de discutir o señalar los problemas de interés nacional e internacional. En ellos, se evidencia también que el eje de la publicación es la puesta en marcha de una conciencia revolucionaria, que, con el asesinato de Álvaro Obregón, necesitaba de un reajuste de fuerzas y significados y tendría su cristalización en el PNR como su portador. Desde el primer número de Crisol, en un artículo titulado precisamente “P.N.R.”, se hablaba de la necesidad de un partido duradero en contraposición de los que “Brotan al impulso de una campaña electoral y se disuelven cuando sus candidatos llegan al poder” 8 Ya desde el último informe presidencial de Plutarco Elías Calles, en septiembre de 1928, se hablaba del inicio de la era de las instituciones. Con la creación del Comité Organizador del Partido Nacional Revolucionario el 5 de enero de 1929, esa etapa se vio materializada. El partido cobraría vida en marzo de 1929 durante la presidencia interina de Emilio Portes Gil. Como refuerzo, al mes siguiente en el número de abril, se publicaría en la revista un artículo donde se lee, en palabras de Aristeo Martínez, frases de elogio a la nueva organización: “…los hombres que han ido quedando en el seno de la revolución, son aquellos que siguen alimentando el anhelo de un mejoramiento social colectivo y que han pospuesto sus intereses personales a los del grupo. […] Los hombres que fielmente están defendiendo las instituciones se dedican a reparar los males causados por los desleales y ambiciosos, y a exterminar a los grupos que se separaron de la línea recta…” 9 Tal vez con estas líneas Crisol comenzaban a justificar, preconizándolo, la manera en que el nuevo partido actuaría en la próxima elección presidencial, en la que José Vasconcelos sería el candidato opositor por el Partido Antirreeleccionista. 8 “P.N.R.” en Crisol. Bloque de Obreros Intelectuales. México, DF, T.1 No. 1. 1929, p. 55. Martínez, Aristeo. “La muerte del militarismo” en Crisol. Bloque de Obreros Intelectuales. México, DF, T.1 No. 4. 1929, p. 54-55. 9 La elección, como los documentos lo señalan, estuvo plagada de anomalías, como la compra de votos, el control de casillas, el cerco de antirreeleccionistas por el ejército o el asesinato de simpatizantes de Vasconcelos. La revista nuevamente salió en defensa del organismo estatal, y en un artículo dentro de su número 12 llamado “La cristalización de la doctrina institucional”, negaría la imposición oficial de Pascual Ortiz Rubio como explicación de la derrota vasconcelista y argüiría la inexistencia de una cruzada gubernamental en contra del candidato contendiente. Es por medio de estos hechos, que la revista se puede describir como un apéndice del nuevo sector en el poder, al que pretendía sostener y dar cuerpo mediante la amplificación del proceso revolucionario y sus animadores. Para el número 36 y ya con el PNR al mando de la nación, la revista describiría claramente su vocación y su adscripción a la línea gubernamental en un artículo nombrado “Notas de Redacción”, asentando: “…mas que al BOI, Crisol pertenece a la Revolución Mexicana y al Partido Nacional Revolucionario […] porque Crisol, digámoslo sin ambages, es la revista que necesitaba la Revolución Mexicana para exponer y dejar escrita su mas alta ideología.” 10 Y es que, como Guillermo Sheridan señala, Crisol “no podía disimular que recibía patrocinio del Partido Nacional Revolucionario. Fuertemente procallista, anticlerical a rabiar, adversa a Vasconcelos [...] Fue también una de las primeras publicaciones creadas para vigilar la pureza del pensamiento revolucionario, tan confuso – aparte del consensado “nacionalismo” – que permitía comulgar en el seno del BOI a protagonistas de todos los colores políticos…”. 11 Por esta particularidad, es que El Bloque de Obreros Intelectuales tiene en el nombre de su revista, Crisol, la perfecta descripción de su característica principal. Tuvo entre sus miembros a poetas, ensayistas, pintores, economistas, etnólogos, escultores, novelistas, músicos, sociólogos y en general, de acuerdo con Juan de Dios Bojórquez, a hombres preocupados por el mejoramiento de la vida del mexicano, especialmente del menos favorecido por la suerte: obreros, campesinos, ejidatarios e indios irredentos 12 . 10 “Notas de Redacción” en Crisol. Bloque de Obreros Intelectuales. México, DF, T.3 No. 36. 1931, p. 387. 11 Sheridan, Guillermo. Poeta con paisaje: ensayos sobre la vida de Octavio Paz. Era, México, 2004. p. 31. 12 Los tratados de Teoloyucan, Op. cit. Bojórquez se jactará diciendo que muchos ciudadanos distinguidos pasaron por el Bloque de Obreros Intelectuales, que dio a México varios altos funcionarios y dos presidentes de la República: Emilio Portes Gil y Adolfo Ruiz Cortines; El mismo Juan de Dios Bojórquez sería secretario de Gobernación en el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas. En él BOI también se concentraron personajes que habían militado ya en otras agrupaciones como los Estridentistas o los Agoristas, que compartían el propósito de ponerse al servicio de las mayorías trabajadoras. Sin embargo, el BOI dejó en plena libertad estética a sus miembros con la única condición de hacer suyos los problemas de las clases relegadas. 13 Los postulados del Agorismo pueden servirnos para describir la meta que Crisol pretendía cumplir: una labor de carácter formativo. Armando Pereira, estudioso de la literatura del siglo XX mexicano, señala que los agoristas tenían entre sus fines capacitar intelectual y sindicalmente a las mayorías trabajadoras, desechando preocupaciones técnicas en la literatura y resaltando cualidades educacionales y combativas, que tomarían sus temas de los hechos, logrando un movimiento de carácter permanente. 14 Es a partir de la cooptación de estas masas, que el PNR se fue haciendo fuerte. Para lograrlo, la función de adoctrinamiento en cuanto al contenido de la revista fue trascendental; sin embargo, el aspecto visual tuvo del mismo modo gran relevancia. Como lo hicieran los órganos de difusión bolchevique, la referencia en las portadas de la publicación a obreros y fábricas, añadiendo bustos de caudillos o elementos precolombinos, donde los colores recurrentes eran el rojo y el negro, representó parte de la función social del Arte por la que abogaban. Es importante resaltar que, aunque las insinuaciones con el bolchevismo representaron un papel importante para la publicación aquí tratada, no fueron del todo reconocidas por el aparato gubernamental. Sobre este punto, la opinión de José 13 Benítez, José María. “El Estridentismo, el Agorismo, Crisol” en Las revistas literarias de México. INBA, México, 1963. p. 149. 14 Diccionario de literatura mexicana. Op. cit. p. 22-23. Mancisidor esclarece la forma en como fue manejada esta función artística educativa a la manera rusa: para él, “no era entre los funcionarios oficiales – que lo hacían solamente por demagogia – en donde el comunismo hacía prosélitos, sino en los organismos de obreros y campesinos del país.” 15 La utilización de este tipo de gráficas fue defendida también en artículos como “Arte y lucha social” de Carlos Gutiérrez Cruz o “La socialización del Arte” de Daniel Castañeda, que aparecieron desde el primer número. Con ello, se alimentó la oposición citada con la concepción de pureza en el Arte, enarbolada por Contemporáneos, de los que harían críticas severas al decir que habían dado la espalda a “lo nuestro” y poseían solo la lengua como distinción nacional. Sin embargo, algo que estos grupos tuvieron en común fue la formación de una editorial. Es por este conducto que la acción del BOI se puede rastrear, a partir de la difusión de folletos y colaboraciones en prensa, aparte de la publicación de libros en los que el organismo aparece como editor y que también eran difundidos en la revista. Es así como, a pesar de integrarse a partir de una gran pluralidad de opiniones, perfiles y trayectorias culturales y políticas, el Bloque y Crisol, logran adherirse al discurso estatal y reproducirlo, permitiendo describir a la agrupación, durante el periodo de instauración del nuevo régimen, y su revista como órganos “oficialistas”. Por ello, se puede concluir que Crisol aprovecha la ruptura que desde principios de siglo se venía dando con los preceptos cientistas de la época porfiriana y que la Revolución terminó de derrumbar. La caída de este ciclo intelectual y la transformación por la que se luchó con el movimiento armado, reformularon la pregunta por la residencia de la nacionalidad, de la que una nueva etapa de pensadores, políticos y militares formaron un nuevo orden gubernamental. 15 Mancisidor, José. “Síntesis histórica del movimiento social en México (1940)” en Cuadernos Obreros No. 10, México, Centro de Estudios Históricos del Movimiento Obrero Mexicano, 1976, p. 97. cit. por Urías Horcasitas, Beatriz. “Retórica, ficción y espejismo: tres imágenes de un México bolchevique (19201940)” en Relaciones: Estudios de historia y sociedad, Vol. 26, No. 101, 2005, p. 265. La Revolución, siguiendo la línea de Antonio Annino y Francois-Xavier Guerra 16 , contribuyó a la renovación del personal político y su medio ambiente intelectual, al acelerar su curso y darle rápidamente una traducción política. Por lo enumerado, Crisol representa no solo el sustento político dado a un nuevo régimen, sino también una nueva forma de organización intelectual, a partir de las necesidades impuestas por la coyuntura. La revista proclamó ser el órgano que la Revolución necesitaba para esclarecer su ideología y logró convertirla en el eje de sus disertaciones y en el motor que le dio el aliento para publicar en 1938 su número 99 y ausentarse por 14 años. En febrero de 1952 aparecería el número 100 a cargo de Martínez Rendón y José de Jesús Ibarra. Para 1958, seis años después, se publicaría el número 101 y último, que estaría a cargo de uno de sus fundadores, Alfonso Rosado Ávila, con el que la publicación, que dio presencia al Bloque de Obreros Intelectuales en la vida política y cultural del país, cerraría su ciclo. Se caería en un anacronismo al emitir un juicio sobre si la revista Crisol fue la idónea para la clarificación de la Revolución en aquel tiempo, pero lo que si queda claro, es que fue la indicada para la concreción del Partido Nacional Revolucionario, difundiendo el credo de la nueva institución y facilitando, con su adoctrinamiento, la proximidad a las bases que por medio de los sindicatos y gremios, constituyeron el soporte de una supremacía de 71 años al frente del país. Por ello, retomando el tema de la mesa, se puede declarar que la reseña de procesos históricos no puede estar exenta de realizaciones culturales como las revistas. Desde las conferencias del ateneo de la juventud, hasta la revista Crisol fundada en 1929 para sostener al PNR, la búsqueda de una respuesta sobre la pregunta de la instauración de una nueva identidad nacional, se descubre “inseparable de la reflexión sobre los medios para hacerla conocer y aceptar por todos los mexicanos.” 17 16 Annino, Antonio. Et. al. De los imperios a las naciones: Iberoamérica. IberCaja, Obra Cultural, Zaragoza, España. 1994. p. 604-605. 17 Idem. Hemerografía Crisol. Revista de Crítica. Bloque de Obreros Intelectuales. México, DF, T.1-3. Bibliografía consultada Benítez, José María. “El Estridentismo, el Agorismo, Crisol” en Las revistas literarias de México. INBA, México, 1963. p. 149. Bojórquez, Juan de Dios. Hombres y aspectos de México en la tercera etapa de la Revolución. INEHRM, 1963, Córdova, Arnaldo. La revolución en crisis. La aventura del maximato. Cal y Arena. México, 1995. 552 p. De los imperios a las naciones: Iberoamérica. Antonio Annino, Francois-Xavier Guerra, coord. IberCaja, Obra Cultural, Zaragoza, España. 1994. Diario de Debates. XXX Legislatura, Año I - Período Extraordinario. Fecha 19230214 Número de diario, 9. http://cronica.diputados.gob.mx/DDebates/30/1er/Extra/19230214.html Consultado: Septiembre 2008. Diccionario de literatura mexicana. Pereira, Armando coord. Siglo XX. UNAM, 2004. Espinosa, Gabriela. “Intelectuales orgánicos y Revolución Mexicana: Crisol (19291934)” en Revista Iberoamericana. Vol. LXX, Núms. 208-209, Julio-Diciembre 2004, p. 795-810 Los tratados de Teoloyucan, Bloque de Obreros Intelectuales. México, 1964, Sánchez Ramírez, Ivone. 1981. Notas para el Estudio de la Revista Crisol (1929-1938). Tesis de licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas. UNAM. Facultad de Filosofía y Letras. Sheridan, Guillermo. Poeta con paisaje: ensayos sobre la vida de Octavio Paz. Era, México, 2004. Viveros Anaya, Luz América. Temáticas decadentistas en la poesía del escritor modernista Rafael López (1873-1943) http://www.geocities.com/decadentismomexico/biografia.htm Consultado: Septiembre 2008. Urías Horcasitas, Beatriz. “Retórica, ficción y espejismo: tres imágenes de un México bolchevique (1920-1940)” en Relaciones: Estudios de historia y sociedad, Vol. 26, No. 101, 2005, Ylizaliturri, Diana. “Letras de Barandal” en Revista de Humanidades del Tecnológico de Monterrey, México, No. 007, p 157-192