Argentina Capital Extranjero - Asociación Madres de Plaza de Mayo

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Serie Divulgación de la
Situación Económica Argentina
documento nº6 // agosto 2010
Argentina Capital Extranjero
Inversiones Extranjeras, Deuda Externa
Seguridad Jurídica y Fuga de Capitales
Fundación Madres
de Plaza de Mayo
Universidad Popular
Madres de Plaza de Mayo
Introducción
Con la caída del muro de Berlín, de la URSS, y del
llamado “socialismo real”, fueron proclamados el fin
de la historia y de la lucha de clases, la muerte de
las ideologías y la aparición de un comando unipolar
del mundo, con la supremacía de los Estados Unidos
como única potencia, y de la elite anglosajona como
regente del orden mundial. Reagan y Tatcher en Estados Unidos y Gran Bretaña respectivamente fueron
sus representantes emblemáticos. La globalización
financiera neoliberal se afianzaba.
Con la firma del Consenso de Washington, se abrió la
vía para el fortalecimiento del proyecto neoliberal, nacido en los ‘80. En ese contexto, los gobiernos de América Latina aplicaron políticas de desregulación, apertura comercial y financiera, y privatización de empresas
públicas que transformaron radicalmente la estructura
económica e institucional de los países de la región.
De esa forma se produjo una gran concentración del
poder económico en el mundo y en la región. Mientras
que las burguesías nacionales comenzaron a perder
relevancia frente al avance de las empresas transnacionales, especialmente en las actividades de servicios
y las finanzas, la liberalización de los flujos de capital
hizo vulnerables a las economías. Las decisiones sobre
cuestiones fundamentales de las políticas de estado
comenzaron a tomarse en los grandes centros del poder financiero y en consecuencia se produjo una mayor
concentración y extranjerización del poder económico.
Los Estados perdieron capacidad de negociación y de
regulación de las economías locales. Ello fue más agudo en los países con una elevada deuda externa.
Si bien los preceptos del Consenso de Washington, las
recetas del FMI y del Banco Mundial y el paradigma
neoliberal fueron iguales para todos los países de la región, no todos aplicaron estas políticas con el mismo entusiasmo. Nuestro país fue considerado como su mejor
alumno por el FMI y Menem-Cavallo los artífices de ello.
2
Durante esos años de discurso único, se nos quiso
hacer creer que si nos abríamos al mundo aplicando
una economía de mercado –con todo lo que ello implica-, llegarían inversiones extranjeras como “único”
motor para el desarrollo y el crecimiento económico.
en el mercado, pero que son aceptados a valor nominal
en el país de destino, tal el caso de las privatizaciones
llevadas a cabo en los ´90 en nuestro país.
La mayoría de ellas tampoco permiten aumentar exportaciones con mayor valor agregado ni estimulan
la economía local, ya que tienden a la explotación directa de recursos naturales, que son exportados en
bruto y procesados industrialmente en sus países de
origen o terceros países donde se benefician con bajos costos laborales.
Sin embargo, esta apertura verificada en la década
del ´90 trajo aparejada una catástrofe económica y
social que colapsó en diciembre de 2001, dejando en
evidencia que las economías cuanto más desreguladas resultan más vulnerables. Esto es así porque han
perdido la capacidad de controlar los flujos comerciales o financieros a través de medidas arancelarias o
controles cambiarios.
Como lo demuestra la experiencia en
Latinoamérica, confiar en la inversión
extranjera como único motor de desarrollo ha llevado a una mayor exclusión
social y concentración de la riqueza,
aumento sideral del endeudamiento
externo y la pérdida de soberanía en la
toma de decisiones.
Generalmente las inversiones extranjeras no están destinadas a crear nuevas empresas ni al desarrollo tecnológico, sino a la adquisición de empresas ya existentes
o la intervención en empresas públicas privatizadas. Utilizando, en este último caso títulos públicos devaluados
3
Desnacionalización y pérdida de autonomía
(1976-2002)
De las 500 empresas más importantes del país, 338
(68%) son extranjeras o tienen participación de capital transnacional, concentran el 89% del total de utilidades y originan la mitad del PBI de nuestro país.
utilidades y dividendos. Ambas cantidades sumadas
representan aproximadamente el 84% del superávit
comercial de ese año. Mientras que la deuda externa
pública rozaba los U$S 65.000 millones, siendo casi
un 95% de los ingresos públicos.
Empresas nacionales y extranjeras en las 500
principales empresas del país (1993 y 2008)
Deuda externa según sector residente
(1991, 1999 y 2008) (Millones de dólares)
Fuente: elaboración propia en base a Encuesta Nacional a
Grandes Empresas del INDEC
1999
2008
61.335
144.657
128.213
Sector Público no
Financiero y Banco
Central
52.739
84.805
64.792
Sector Privado no
Financiero
3.522
36.224
58.296
Sector Financiero
(sin Banco Central)
5.074
23.628
5.125
Fuente: elaboración propia en base a datos de la Dirección
Nacional de Cuentas Internacionales.
Principales saldos del balance de pagos (2008)
(Millones de dólares)
Participación porcentual en la utilidad por origen
de capital en las 500 principales empresas del país
(1993 y 2008)
Fuente: elaboración propia en base a Encuesta Nacional a
Grandes Empresas del INDEC.
1991
Total de Deuda
Externa
A pesar de la política de desendeudamiento llevada
a cabo desde el 2003, la deuda externa sigue siendo un gran condicionante del desarrollo económico.
Durante el 2008 se pagaron U$S 5.603 millones en
concepto de intereses por deuda y fueron remitidos
unos U$S 7.420 millones al exterior en concepto de
Fuente: elaboración propia en base a datos de la Dirección
Nacional de Cuentas Internacionales – INDEC.
Las ventajas jurídicas, la deuda externa y las privatizaciones fueron los factores centrales de la penetración del capital foráneo en Argentina.
4
Ley de Inversiones Extranjeras
La dictadura militar allanó el camino para la desnacionalización del aparato productivo, construyendo un nuevo
marco jurídico muy beneficioso para el capital extranjero
Como parte de su programa económico, la gestión de Martínez de Hoz reemplazó, en agosto de 1976, la Ley de Radicaciones Extranjeras (Ley 20.557) por
una propia (Ley 21.382). Esta ley, aún vigente, otorga los mismos derechos
a una empresa extranjera que a una nacional. No impone casi ningún límite
de sectores que pueden ser propiedad de extranjeros, les permite transferir utilidades, dividendos e, incluso el capital, en cualquier momento y casi sin restricciones,
les abre el acceso al crédito interno, y consagra una ficticia independencia jurídica entre
la casa matriz y su sucursal en Argentina, que le permite desentenderse en caso de
problemas, entre otras.
Con esta ley, la dictadura anuló toda una serie de regulaciones sobre los capitales extranjeros que ingresaban al país. La ley 20.577 establecía requisitos relacionados con
el desarrollo de zonas geográficas específicas, mejor utilización de los recursos naturales y humanos, mejora de las condiciones de vida de la población y límites a la
contaminación ambiental. Por otro lado, también fue eliminado un requisito fundamental
que debían cumplir las inversiones extranjeras: que la inversión extranjera genere las
divisas (ya sea sustituyendo importaciones o fomentando nuevas exportaciones) necesarias para financiar sus remisión de utilidades y amortizaciones del capital, lo que
implicaba una mínima sensatez en la viabilidad económica de largo plazo de dichas
inversiones. Al respecto, la ley 20.577 señalaba “Que los bienes o servicios a producir
posibiliten una sustitución de importaciones o sean objeto de exportaciones a través de
un compromiso expreso, debiendo dejar un beneficio neto para el país en cuanto al balance de divisas de la radicación, computándose para su cálculo de probables egresos
o repatriación de capital, utilidades, amortizaciones, intereses, regalías, importaciones
–incluso las indirectas a través de los insumos– y otros egresos”.
También fueron eliminadas una serie de restricciones referidas a niveles y razones para la
remisión de utilidades al exterior, áreas que por cuestiones estratégicas no son admisibles
para el ingreso de capitales externos (de seguridad nacional, alimentaria, recursos naturales, entre otras), impedimentos para fondearse en el mercado de crédito local y otras restricciones que evitaban la absorción del capital nacional por el extranjero. Finalmente, otro
importante aspecto que dejó de exigirse al inversor extranjero es el fomento del desarrollo
tecnológico en el país, incluyendo la contratación de técnicos locales.
5
La “seguridad jurídica” de los ‘90:
otra rendición frente al capital extranjero
En la década del noventa, paralelamente al significativo aumento de la IED, Argentina adhirió a un sistema de justicia arbitral
en materia de inversiones, cuya principal característica fue la
cesión de su soberanía jurídica, reconociendo tribunales externos para dirimir los conflictos entre el Estado y las empresas extranjeras. Nuestro país se convirtió en uno de los más fervientes
partidarios del esquema bilateral, suscribiendo un gran número
de Tratados Bilaterales de Inversión (TBI), de los cuáles 56 se
encuentran todavía vigentes.Como ya se ha mencionado, en
una primera etapa la mayoría de los fondos extranjeros entrantes
fueron destinados a la compra de empresas prestadoras de servicios públicos (a través del proceso de privatizaciones impulsados por el gobierno de Carlos Menem), recibiendo el particular
tratamiento de contar con tarifas fijadas en dólares, junto con un
esquema de indexación que seguía la inflación norteamericana.
La Ley de Convertibilidad validaba la posibilidad de realizar contratos domésticos en moneda extranjera, y la dolarización contractual fue de tal magnitud que en 2001, el 97% de la deuda pública nacional y el 64% de los depósitos y los créditos bancarios
al sector privado, estaban en moneda extranjera.
6
Mediante la sanción de la Ley 25 565 de
emergencia económica a inicios del año
2002 también se pesificaron (y se congelaron) a 1 peso por dólar las tarifas de
menem
titiritero + texto
los servicios públicos privatizados, generando un aluvión de demandas ante el
CIADI. Actualmente el país enfrenta unas
40 denuncias, con un pasivo contingente
de un monto cercano a los U$S 20.000
millones. Aunque algunas empresas
que inicialmente habían recurrido a este
tribunal, luego retiraron sus demandas
como condición del gobierno nacional
para renegociar los contratos.
Los TBI establecen que en caso de que
los inversores sufran pérdidas debido a
que sus inversiones o ganancias en el
país resultaran afectadas por una emergencia nacional, recibirían de parte de la
Argentina un trato conforme al derecho
internacional y no menos favorable que
el que la Argentina acuerde a sus propios inversores o a los de cualquier tercer Estado.
7
Tratados Bilaterales de Inversión
ciones en respuesta a los cambios que se producen
en las circunstancias económicas, políticas, o sociales. Estos cambios pueden tornar algunas actividades menos rentables o inclusive antieconómicas,
pero no toda la actividad reglamentaria del gobierno
que le dificulta o imposibilita a un inversionista llevar
a cabo un determinado negocio, ni todo cambio en
la legislación o en la aplicación de leyes existentes
que torna antieconómico continuar un determinado
negocio, constituyen una expropiación.
Los TBI establecen que, las inversiones no se expropiarán o nacionalizarán directamente, ni indirectamente mediante la aplicación de medidas equivalentes, salvo por razones de utilidad pública, de manera
no discriminatoria y mediante pago de una compensación pronta, adecuada y efectiva, y de conformidad con el debido procedimiento legal. Por lo tanto,
ya que el gobierno argentino no ha realizado ninguna
expropiación directa, la discusión con las empresas
demandantes gira en torno a la definición de si ha
habido o no una expropiación indirecta. Para lo cual,
las empresas deben demostrar que ha habido una
interferencia sustancial y duradera en los derechos
de propiedad. El reclamo debe estar ligado en forma
directa al tiempo de duración de las medidas, ya que
la interferencia prolongada puede ser expropiatoria
mientras que la interferencia temporaria puede ser
una cuestión irrelevante.
Los TBI establecen que se debe otorgar a los inversores un “trato justo y equitativo”. La finalidad del estándar de trato justo y equitativo no es brindar una
garantía general y absoluta de estabilidad, previsibilidad y rentabilidad a los inversores, sino protegerlos
del trato gravemente injusto o arbitrario. Para apreciar si esto último ha ocurrido es necesario tener en
cuenta el contexto.
Así, en situaciones de emergencia, no habría expropiación cuando las medidas sólo son temporarias. En
igual sentido, tribunales internacionales han afirmado
que un Estado no es responsable por la pérdida de
valor en la propiedad o por otras desventajas económicas que resulten de la aplicación de impuestos generales de buena fe u otra acción comúnmente aceptada como dentro del poder de policía de los estados.
En resumen, los tratados bilaterales de inversión no
son pólizas de seguro de las inversiones contra todo
cambio o contra crisis económicas. La República
Argentina no se comprometió a que no atravesaría
nunca más crisis económicas ni modificarían su régimen jurídico. Por lo demás, ya varios tribunales arbitrales afirmaron que los tratados bilaterales sobre
inversiones no se diseñaron para ofrecer garantías
de rentabilidad a inversores extranjeros que invierten
en países en desarrollo.
En el ejercicio de sus poderes regulatorios, los gobiernos frecuentemente cambian sus leyes y regula-
8
Inversiones extranjeras y “seguridad jurídica”
El discurso recurrente de los “inversores extranjeros” se basa en lo que llaman “seguridad jurídica”, que
no son más que una serie de condicionamientos a la política económica de los gobiernos supuestos destinatarios de ese capital.
Entre estos condicionamientos podemos mencionar:
1. Ningún tipo de restricción para el ingreso y egreso de capitales en moneda extranjera, en el momento y
por el monto que consideren necesario.
2. Libre disponibilidad y conversión a moneda extranjera de las ganancias obtenidas en el país, y libre giro
por el ciento por ciento a los países de origen de la inversión o a dónde las empresas decidan.
3. Flexibilidad laboral, mediante contratos a término, sin ningún tipo de consecuencia para la empresa en
caso de necesidad de despedir personal. Limitaciones a las organizaciones sindicales en el ámbito de las
empresas extranjeras.
4. Absoluta libertad de precios en el mercado interno, y libre disponibilidad de exportación sin impuestos
“distorsivos” (retenciones). Beneficios especiales en el pago de la seguridad social. Como en el caso
argentino baja de los aportes patronales.
5. Convenios laborales específicos de cada empresa inversora. No adecuación a los convenios laborales
por rama de actividad.
6. Promoción impositiva preferencial para las inversiones extranjeras.
7. Régimen jurídico extraterritorial, esto es que en caso de controversia judicial, resuelve el tribunal del
CIADI, dependiente del Banco Mundial.
9
La extranjerización en cifras
Según la CEPAL, sobre las 100 empresas más importantes de servicios de América
Latina, la participación extranjera en el producto sectorial pasó del 10% en el período
1990-94, al 38% en el 2000-02.
En Argentina, luego del programa de apertura comercial y financiera, que profundizó la
extranjerización de la economía, la Inversión Extranjera Directa (IED) pasó del 8% del
PBI al 22% en el mismo período. La mayor parte de esa inversión (49%) se empleó en
compras y fusiones de empresas ya existentes, incluidas las privatizaciones. El 33%
se dedicó a la ampliación de plantas y sólo el 18% a instalación de nuevas empresas.
Según estadísticas de la OCDE, para 1997 la extranjerización de la economía argentina era mayor que la de países considerados abiertos al capital externo y al comercio. Ese año, la participación de las empresas transnacionales en las ventas llegó al
57%, porcentaje mayor que el de Brasil (50%) y que el de Malasia ó Hong Kong. En
el Reino Unido o Francia el porcentaje era del 30% y en Alemania del 13%.
Argentina
57%
Brasil
50%
Reino Unido
30%
Francia
30%
Alemania
13%
Además, la participación de las transnacionales en el valor agregado llegó al 79%, una
porción superior a la de países como Irlanda, Singapur, Malasia, Hong Kong y Brasil
(50%). Las exportaciones de ese año fueron realizadas en un 50% por transnacionales.
La extranjerización del sistema financiero también sufrió cambios. Entre 1990 y finales de esa década, los bancos extranjeros pasaron de tener una participación
moderada a controlar la tercera parte del sistema de recolección de depósitos y
asignación de crédito bancario en la región. Del 5% del mercado que ostentaban
entre 1990-1994, pasaron a controlar el 35% entre 1999-2003. El control de los flujos
financieros internos y externos por entidades extranjeras sería aún mayor si se sumara la aparición de sistemas de jubilación privados en Chile, Argentina, México y otros
países (luego derogado en nuestro país). En Argentina, según el BCRA, en 1990 los
bancos privados extranjeros tenían el 15% de los depósitos, cifra que se elevó al
52% al finalizar la década.
10
La inversión extranjera a partir del 2003
Luego de la salida de la convertibilidad, y cuando a partir de 2003 comenzó una etapa de
expansión de la economía a través de la recomposición de la demanda interna y la protección implícita de la producción nacional por un tipo de cambio competitivo, una nueva oleada de inversiones externas comenzó a registrarse en el país. Estas estuvieron dirigidas en su
mayoría a la producción de bienes, contrariamente a lo sucedido en los ´90, que fueron a los
servicios públicos y transporte.
Para seguir creciendo en la nueva etapa de expansión del consumo interno, son necesarias
fuertes inversiones que aumenten la capacidad de producción. Pero las dificultades para
acceder a financiamiento se convierten en una restricción importante. La decisión de vender las compañías en la mayoría de los casos puede explicarse por la imposibilidad de las
empresas locales de consolidarse como actores de peso a nivel internacional. Ante competidores regionales o mundiales más grandes, terminan entregándoles la compañía por temor
a ser desplazados del mercado.
Con la llegada de Néstor Kirchner al gobierno se comenzó a visualizar la idea de crear un
empresariado o “burguesía nacional” sólida. En algo más de seis años de gestión entre el
ex presidente y la gestión de Cristina Fernández, se lograron algunas nacionalizaciones en
el entramado corporativo a través del Estado o alentando a firmas de capital nacional. Así
como las privatizaciones fueron íconos de la era menemista, las renacionalizaciones, (que
a veces se conjugaron con la vuelta al Estado de algunas privatizadas que incumplieron
los contratos de concesión), se convirtieron en íconos de la administración actual y de su
predecesora.
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O
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O
El fenómeno de las translatinas
En los últimos años han empezado a cobrar importancia para la economía mundial las nuevas
empresas transnacionales surgidas en los países en desarrollo y en las economías en transición. En el caso de América Latina, estas empresas que se conocen como “translatinas”,
se han convertido en una importante fuente de flujos de IED y actualmente están intentando
mejorar su posición en los mercados nacionales, regionales e internacionales.
Las principales translatinas se encuentran en los sectores de industrias básicas, alimentos y
bebidas, y ciertos servicios. Provienen principalmente de Brasil, Chile y México. En el caso
de Argentina, que fue pionera en la región en lo que hace a la expansión internacional de sus
11
empresas, sufrió en los últimos años un fuerte proceso de venta a inversores extranjeros de la
mayoría de las grandes empresas nacionales con presencia en el exterior. Sin embargo, cabe
mencionar algunos casos destacados como el de Techint, líder mundial en la producción de
tubos sin costura, que continúa con su expansión tanto a nivel regional como global. Otro caso
destacado, aunque de menor envergadura relativa es el de Arcor, una de las empresas líderes
en la producción de golosinas a nivel mundial, que cuenta con plantas en varios países de
América Latina, y con presencia comercial en casi todo el mundo.
La inversión directa de Brasil en el país cobró algún impulso durante los primeros años del
Mercosur. Más tarde, a partir de 2001, esta se volvió una tendencia más dinámica, que continúa hasta la fecha. Como resultado de este proceso Brasil se convirtió en uno de los principales orígenes de la IED en Argentina. Cabe destacar que este fenómeno no tuvo correspondencia por parte de las empresas argentinas en Brasil, que en todo este período no generaron
flujos de IED importantes hacia su economía.
La importancia de Brasil a partir de 2001 se dio fundamentalmente a través de compras de
empresas ya existentes y no por la creación de nuevos emprendimientos productivos. Entre
las compras realizadas por empresas brasileñas en Argentina se destacaron: Acindar, Pecom,
Quilmes, Loma Negra, y Swift Armour. Estas compras colocaron a Brasil entre los cinco mayores inversores externos en Argentina.
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O
Inversiones extranjeras por origen de capital (millones de dólares – flujo)
PAÍS / AÑO
Estados Unidos
España
Brasil
2004
2005
Acumulado
2002-2005
2002
2003
283
893
1.773
3.128
6.078
32
574
2.575
2 306
5.487
1.559
179
339
1.747
3.824
Gran Bretaña
370
543
553
802
2.268
Canadá
362
455
296
339
1.452
Resto
803
1.258
2.385
2.552
6.997
Fuente: elaboración propia en base a CEPAL y CEP.
12
Impacto de la IED en el empleo
Entre las décadas del 70 y 80 comenzó el quebranto
de lo que se consideraba un impedimento para maximizar las ganancias empresarias: la rigidez del mercado de trabajo, los contratos laborales y los compromisos del Estado.
por contratos temporales. En este contexto, en la
nueva economía transnacional el trabajo se caracteriza por: a) informalidad; b) precarización; c) tercerización; d) desmantelamiento de la protección
social y e) migración.
Se argumentaba así que la existencia de leyes y
otras regulaciones impedían el libre funcionamiento del mercado de trabajo, incrementaban el costo
de la mano de obra y reducían el nivel de empleo.
En base a esta afirmación (tanto en los países desarrollados como en desarrollo) la flexibilización
del mercado de trabajo se impuso como un requisito con la excusa de lograr mayores niveles de
empleo.
En Argentina, según la OIT, entre 1990 y 2003, de
cada 10 nuevas personas ocupadas, 6 lo hacían
en el empleo informal. Las transformaciones de la
ola neoliberal aplicadas en los ´90 deterioraron a tal
punto las condiciones de trabajo y el ingreso, que en
sólo unos años el empleo informal pasó del 23% al
comienzo de la década al 49% en plena crisis del
2001. Los desplazados del empleo público por acción de las privatizaciones y mediante retiros voluntarios financiados por organismos multilaterales, se
reubicaron como cuentapropistas y en pequeños
emprendimientos. En este período, los ingresos del
sector asalariado se estancaron o disminuyeron en
términos reales mientras que los ingresos de las clases acomodadas aumentaron sustancialmente profundizando la brecha entre ricos y pobres.
El fundamento teórico de la flexibilización postula la individualización de las relaciones laborales. Coarta los convenios colectivos (para que
cada empleador negocie libre e individualmente
con cada trabajador), limita el derecho a huelga y
promueve la sustitución de contratos indefinidos
Pobreza e Indigencia 1990-2002 (%)
El resultado de este proceso fue la creciente precarización y destrucción de puestos de trabajo. La Encuesta Nacional a Grandes Empresas (ENGE) -referida a las 500 empresas no financieras más grandes
del país-, nos muestra que en el periodo 1993-01 las
grandes empresas con participación extranjera crearon poco más de 89.500 puestos de trabajo, mientras
que las empresas nacionales perdieron unos 163.000
empleos para el mismo periodo. El déficit creado, comienza a gestarse a partir del año 1995, cuando comienza a crecer la captación de IED.
Si observamos el comportamiento del empleo en las
ramas industriales receptoras de más IED, confirmamos que en casi todas ellas el empleo tuvo caídas
significativas.
Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC.
13
Índice de obreros ocupados en la
Industria Base 1997=100
Principales aspectos de las reformas laborales
introducidas en los años noventa
1) Ampliación del período de prueba. Al estar exento de cargas y protección social, se facilitaron modalidades de subcontratación, que reducen la responsabilidad por la protección y los costos.
2) Establecimiento de condiciones de despido más favorables para la empresa, incluida la ampliación de la
definición de despido por causa justa y la eliminación de
la obligación de reintegro en caso de causa injustificada.
3) Reducción de los costos laborales no salariales,
financiando las contribuciones a la seguridad social
con una mayor participación de los aportes individuales de los trabajadores o con impuestos generales, además, se redujeron otras contribuciones patronales, consistentes en servicios que beneficiaban
directamente al trabajador, entre otros de cuidado
infantil, formación profesional, y vivienda social.
4) Descentralización de la negociación de las remuneraciones, las jornadas de trabajo, y las formas y
los temas de las negociaciones laborables colectivas, a nivel de rama o sector.
5) Nuevas modalidades de seguros de desempleo,
mediante sistemas de cuentas individuales con
aportes solidarios del empleador y del Estado.
Descripción
1995
2004
Alimentos y bebidas
103.9
92.1
Productos de tabaco
103.5
86.3
Fabricación de sustancias y
productos químicos
101.2
90.8
Fabricación de metales comunes
100.7
85.1
Fabricación de productos elaborados de
metal, excepto máquinas y equipo
94.1
70.9
Fabricación de vehículos automotores,
remolques y semirremolques
111.4
58.8
Fabricación de equipo de transporte
86.8
92.3
Fuente: Encuesta industrial (INDEC)
Resulta evidente que la desnacionalización y desindustrialización tuvo un impacto negativo en el empleo, sustituyéndose trabajadores de mayor antigüedad y experiencia sindical por nuevas formas
de precarización laboral.
Por otro lado, dado que la mayoría de la IED estuvo
ligada al proceso de fusiones y adquisiciones, éstas no sólo no garantizan la creación de empleos
sino que incluso los destruye (ver CeMOP - Documento de Divulgación Nº 5, págs. 20 y 25), por lo que
podemos deducir que la mayoría de las inversiones
tuvieron poco impacto en la creación de empleos.
EXTRANJERIZACION DE LA INDUSTRIA ARGENTINA
ANÁLISIS SECTORIAL DE LAS 500 EMPRESAS MÁS GRANDES DEL PAÍS (2008)
Actividad Principal
Total de
Empresas
ETs
ETs (%) en el total
de empresas
ETs (%) en el total de
valor agregado
Minas y canteras
40
35
87,5
95,7
Industria Manufacturera
302
203
67,2
83,5
Alimentos, bebidas y tabaco
107
59
55,1
97,8
Combustibles, químicos y plásticos
82
66
80,5
93,2
Maquinarias, equipos y vehículos
45
37
82,2
95,4
Resto de industria
68
41
60,3
74,3
Resto de actividades
158
100
63,3
74,7
TOTAL
500
338
67,6
83,1
Fuente: elaboración propia en base a Encuesta Nacional a Grandes Empresas del INDEC.
14
Desnacionalización made in Argentina
Empresa
Controlante o
asociado
Origen
Sector
Marcas
Grupo JBS-Friboi
carne bovina
Swift y Cabaña Las Lilas
Danone (*)
lácteos
La Serenísima, Actimel,
Ser, Yogurísimo
Nabisco y Kraft
galletitas, alfajores,
pastas
Terrabusi, Express y otras
Danone
galletitas, alfajores,
chocolates
Bagley
Nabisco y Kraft
galletitas y fideos
Canale, Cerealitas
Danone
agua mineral y
saborizadas
Villavivencio, Agua Ser
Danone
agua mineral y
saborizadas
Villa del Sur
Belgo Mineira
hierro y acero
Acindar
Camargo Correa
cemento y cales
Loma Negra, San Martín,
Plasticor y otros
Petrobras
petróleo y derivados
Petrobras
Petrobras
petróleo y derivados
Petrobras
Repsol
petróleo y derivados
YPF
(*) Solo una parte
Fuente: elaboración propia
15
Las Privatizaciones
Impulsada por los grandes grupos económicos locales, la banca acreedora externa y –fundamentalmente- el aval ideológico y financiero de los organismos multilaterales de crédito, el gobierno de Carlos
Menem llevó a cabo un intenso programa de privatización de empresas públicas. Dicho programa estuvo
acompañado por un marcado dinamismo del endeudamiento externo, una política de desregulación y
apertura total en los mercados de bienes y servicios, y la aplicación de estrategias de flexibilización
laboral como pilares del regreso neoconservador. En otras palabras, un Estado sin injerencia en las decisiones económicas y reemplazado por la iniciativa privada.
Antes de la aplicación del Plan Brady, en 1992, los títulos de la deuda cotizaban por debajo del 14% de su
valor nominal. De los U$S 24.027 millones recibidos por
el Estado por la venta de sus empresas entre 1990 y
1999, unos U$S 4.700 millones correspondieron a bonos de deuda cuyo valor nominal reconocido fue de
U$S 13.500 millones (casi un 200% por encima de su
valor real).
mercado, los grupos empresarios que se quedaron
con las empresas privatizadas prácticamente no tuvieron riesgo empresarial, dado que se trataba de
sectores monopólicos y/u oligopólicos con ganancias
garantizadas por sus marcos regulatorios.
Si bien es cierto que algunos grupos económicos locales tuvieron participación en el proceso privatizador, la participación del capital extranjero, ya sea a
través de Inversión Extranjera Directa (IED) o Inversiones de Cartera (IC), fue ampliamente mayoritaria.
Además de la estafa que significó la toma de los títulos
de la deuda varias veces por encima de los valores de
Participación del capital nacional y extranjero
(IC+IED) en la privatizaciones. (1990-99)
Ingresos del Estado por privatizaciones según
modalidad de pago (1990-1999 - Millones de
dólares y porcentajes)
REAL
NOMINAL
EFECTIVO
18910
18910
4657
13534
460
460
24027
32904
19%
41%
TITULOS DE DEUDA
OTROS
TOTAL
TITULOS/TOTAL
Fuente: elaboración propia en base a datos del Ministerio
de Economía y Finanzas (MECON)
Fuente: elaboración propia en base a datos del MECON.
16
Principales grupos económicos beneficiados
por las privatizaciones
PÉREZ COMPANC
Concesiones viales, Electricidad (distribución), Electricidad (generación), Electricidad
(transporte), Gas (distribución), Gas (transporte), Petróleo(b), Telecomunicaciones, Transporte ferroviario(c)
TECHINT
Concesiones viales, Electricidad (distribución), Electricidad (generación), Gas (transporte),
Petróleo(b), Telecomunicaciones, Transporte ferroviario(c), Industria siderúrgica
ASTRA (REPSOL)
Electricidad (distribución), Gas (distribución), Petróleo(b)
ROGGIO
Concesiones viales, Petróleo(b), Subterráneos, Transporte ferroviario(c)
CEI CITICORP HOLDINGS
Electricidad (distribución), Electricidad (generación), Gas (distribución), Gas (transporte),
Telecomunicaciones, Industria siderúrgica
LOMA NEGRA
Electricidad (distribución), Gas (distribución), Petróleo(b)
MACRI
Concesiones viales, Gas (distribución), Petróleo(b)
SOLDATI
Electricidad (generación), Electricidad (transporte), Gas (distribución), Gas (transporte),
Petróleo(b), Telecomunicaciones, Transporte ferroviario(c), Agua y desagües cloacales
Fuente: Área de Economía y Tecnología de FLACSO en base a información oficial.
* Se incluyen las principales participaciones de los conglomerados seleccionados en las diversas privatizaciones realizadas. Muchas de dichas participaciones fueron vendidas posteriormente.
17
La venta de los activos públicos a capitales extranjeros resultó un factor decisivo para el financiamiento, en términos de divisas, del régimen
de convertibilidad. El flujo de capitales recibidos
por las privatizaciones explica aproximadamente
el 40% del resultado de cuenta financiera y balance de pagos entre 1992 y 1998. Sin embargo,
más tarde, los intereses, utilidades y dividendos
comienzan a pesar en sentido contrario. Fue así
que en 1998, luego de la venta de YPF y cuando ya no quedaban más empresas públicas por
vender, el peso de los giros de las empresas privatizadas al exterior se hizo evidente en el saldo
negativo de la cuenta corriente.
al consumidor de los EE.UU. registró un incremento acumulado de 18,4%. Es decir que los ajustes
periódicos aplicados en las tarifas de los distintos
servicios públicos privatizados en la Argentina excedieron el propio ritmo inflacionario local.
Impacto de las privatizaciones sobre el balance
de pagos. 1992-1999, acumulados
(Millones de dólares y porcentajes)
Tasa de rentabilidad sobre ventas de las 200
empresas de mayores ventas, según el vínculo
de las firmas con el proceso de privatizaciones.
Total acumulado 1992-9
Cuenta Corriente
-75084
Privatizadas
-14924
Priv./Cta. Cte.
Cuenta capital y financiera
Pivatizadas
Priv./Cta. Cap. y Fin.
Como resultado de ese ajuste por el IPC de los
EE.UU., las principales prestadoras de servicios públicos privatizados obtuvieron una transferencia violatoria de la propia Ley de Convertibilidad del orden
de los U$S 2.400 millones, monto que ascendería a
los U$S 9.000 millones si se computara toda la década del ´90.
Privatizadas
Vinculadas a las
privatizaciones*
No vinculadas a
las privatizaciones
Total
3,4
2,6
4,5
1993
11,0
20%
1994
10,5
5,3
4,1
5,6
106931
1995
12,8
9,8
2,3
5,8
41095
1996
11,2
6,4
1,1
4,3
38%
Fuente: elaboración propia en base a datos del MECON e INDEC.
Cabe resaltar que además del seguro de cambio implícito que significaba la convertibilidad, el gobierno
de Menem y Cavallo les permitió a las empresas privatizadas que ajustaran sus tarifas de acuerdo a la
evolución de los índices de precios de EE.UU. Por
ejemplo, entre el mes de enero de 1995 y junio de
2001, en la Argentina, el Índice de Precios al Consumidor mostró una deflación acumulada del 1,1%,
mientras que en igual período, el índice de precios
1997
12,2
9,2
0,8
4,7
1998
10,4
6,2
0,9
3,8
1999
7,8
4,4
-0,3
2,4
2000
8,8
6,7
-1,2
2,4
Prom. 93/00
10,4
6,6
1,1
4,0
Fuente: Área de Economía y Tecnología de FLACSO en base a
balances de las empresas.
* Firmas que participan en la propiedad accionaria de algunas
de las empresas privatizadas.
18
Es evidente que las privatizadas obtuvieron entre 1993 y 2000 excelentes rendimientos respecto al resto de
las compañías líderes de la economía argentina. En conjunto, las 200 empresas más importantes del país
generaron utilidades por unos U$S28.000 millones. El 57% (más de U$S 16.000 millones) correspondió a 26
empresas privatizadas (el 13% del total de empresas).
Distribución de la masa de utilidades contables de las 200 empresas mas
grandes del país según el vínculo con las privatizaciones 1993-2000
(porcentajes y valores absolutos)
TOTAL: 28.441 millones de dólares
Fuente: Área de Economía
y Tecnología de FLACSO
en base a balances de las
empresas
La estafa de Clarín a los
jubilados argentinos
Acciones del Grupo Clarín compradas
por las AFJP
En 2007 el Grupo Clarín emitió
acciones en las Bolsas de Buenos Aires y de Londres que fueron
compradas en su integridad por las
AFJP. La emisión fue hecha apenas
unos meses antes de que se produjera la debacle financiera global,
por un valor de casi $35 cada acción. A las pocas semanas, a partir
del trágico derrumbe bursátil mundial, las acciones
cayeron a $9 y nunca más se recuperaron.
Como consecuencia de esta estafa la pérdida resultó millonaria, estimada en $252 millones. Los damnificados fuimos todos los argentinos.
19
La jubilación privada:
el robo del siglo XX
“Estos asuntos de economía y finanzas son tan simples que están al alcance de
cualquier niño. Solo requieren saber sumar y restar. Cuando usted no entiende una
cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la entiende es que están tratando de robarlo. Cuando usted entienda eso, ya habrá aprendido a defender la patria en el orden inmaterial de los conceptos económicos y financieros.” (Raúl Scalabrini Ortiz)
Las AFJP conformaban un auténtico oligopolio. De las
27 que tenía el sistema en 1994 apenas quedaban diez
cuando el gobierno de Cristina Fernández decidió dar
por finalizada esta etapa. El 50% de sus fondos estaban
invertidos en títulos públicos impulsados por un decreto
del 2001, es decir que el Estado le transfirió los fondos
y luego se los pidió prestado a una tasa del 14% anual,
cuando en el mercado internacional era del 5%.
La puesta en práctica del sistema de jubilación privada
en Argentina en 1994 fue una consecuencia directa de la
ola neoliberal que impactó en los ´90 arrasando no sólo
con las empresas del Estado, sino con el Estado mismo.
La creación de las AFJP, fue una de las privatizaciones
más irracionales de las que se tenga memoria. Aún peor
que en el caso de las empresas de servicios públicos,
donde los concesionarios estaban (están) obligados a
prestar un servicio; a las AFJP se les transfirieron los recursos previsionales sin transferirles la obligación de pagar las jubilaciones, por lo
que el Estado debió seguir
haciéndose cargo de esas
erogaciones.
La trampa se terminó de consumar mediante el articulado de la ley, al impedir
que el trabajador que había optado por una AFJP
pudiera volver al régimen
de reparto, limitando la “libertad de mercado” sólo a
cambiar de empresa una
vez cada 6 meses. Al mismo tiempo se anotaba a los
trabajadores indecisos en
la AFJP que cobrara menor
comisión, si a los tres meses no hubiera formalizado
sus preferencias. Así, más
del 80% de los nuevos trabajadores fueron inscriptos
compulsivamente en el sistema privado.
Esta situación produjo
un agujero fiscal de tal
magnitud que debió ser
cubierto con más deuda
pública y con una suba
de 3 puntos porcentuales
del IVA, que pasó del 18%
al 21%. A tal punto que el
42% del endeudamiento
fue producto del vaciamiento previsional.
El sistema calcado al impuesto en Chile por Pinochet e
impulsado también por los organismos multilaterales de
crédito, mostraba a través de profusa propaganda televisiva a abuelos felices y trabajadores sonrientes. Diferente
fue el caso de los países desarrollados, donde se mantuvieron los modelos de administración estatal.
Otro punto central de la estafa fueron las comisiones.
Estas se calculaban sobre el sueldo y no sobre el
aporte. Durante años el promedio del sistema fue del
2,5% del salario. Si dicho promedio se tomara sobre
el aporte llegaba al 35%. Quiere decir que de cada $
100 aportados sólo capitalizaban $ 65, y para volver
a obtener los cien pesos en un año, la rentabilidad
debería ser del orden del 49,5%, rentabilidad que no
es capaz de brindar ningún negocio en el mundo. Es
por ello, que nadie tenía en su cuenta más dinero del
que aportó.
Si bien el sistema jubilatorio argentino pasó a ser mixto, conviviendo el sistema de reparto y el de capitalización, la jubilación privada significó para el país una
de las mayores estafas legales perpetradas durante el
siglo pasado.
20
Deuda Externa y Fuga de Capitales
En la historia de nuestro país la deuda externa ha sido la columna vertebral, el eje en torno al cual ha girado
toda la economía. Ese ha sido el condicionamiento estructural de los factores que frustraron los proyectos de
nación soberana e independiente.
Esa deuda externa, que atraviesa la historia desde 1824 hasta nuestros días, fue siempre generadora de conflictos, y condicionó en forma irreversible el desarrollo de toda nuestra economía. La riqueza que se genera se
transfiere al exterior en concepto de pago de intereses y amortizaciones, y permite que la deuda opere como
una forma determinada de control económico.
La deuda externa es el mecanismo por el cual los mercados financieros y las empresas transnacionales desarrollan activamente sus proyectos de sustracción de capital, transfiriendo los recursos que se generan en los
países periféricos a aquellos lugares donde centralizan sus actividades, mediante el crecimiento constante de
la obligación originaria y que, resulta imposible de cancelar, generando así intereses capitalizables en una espiral creciente a la que en nada afectarán los pagos que puedan efectuarse. Sobrevienen las refinanciaciones,
reestructuraciones que siguen incrementando el capital originario, y que a través de una retorcida maniobra
financiera hace que la deuda sea impagable.
La historia de la deuda sirve para explicar porqué la Argentina siempre mantuvo un notable grado de dependencia económica con las potencias hegemónicas y no pudo desarrollar un proyecto de país independiente.
Refiriéndose a esa dependencia Scalabrini Ortiz escribió: “La inmensa mole que nos abrumaba fue el resultado de la contabilización, a favor del extranjero, del producto de la riqueza y del trabajo argentino”.
Desde aquel primer empréstito con la Baring Brothers, firmado por Bernardino Rivadavia en 1824, hasta la
actualidad, el endeudamiento argentino ha transitado los turbios rincones de la usurpación y el fraude. Sin
embargo fue a partir de 1976 cuando el endeudamiento se tornó más pesado, iniciando un período de 30
años de creciente endeudamiento que hizo eclosión en el default del 2001/02 y que empezo a revertirse con
la aplicación de la política de desendeudamiento de Néstor Kirchner.
1976-1983
1983-1989
1989-1999
1999-2001
2002
Desde entonces se visualizan cuatro etapas perfectamente definidas: la dictadura militar (1976-1983), el
gobierno radical de Raúl Alfonsín (1983-1989), la larga década de los ´90 con Carlos Menem (1989-1999)
que incluyó el breve paso de Fernando de la Rúa (1999-2001) que persistió en la misma política que su predecesor; y la que se inicia en el 2002 con la salida de la convertibilidad, una nueva cesación de pagos y la
crisis institucional.
21
Evolución de la deuda externa (millones de U$S)
Fuente: elaboración propia en base a datos del Ministerio de
Economía y Finanzas
Para 1981, ya inviabilizado el plan de Martínez de
Hoz por el alza de las tasas de interés internacionales, se produjo una devaluación que puso al borde
del colapso al sistema financiero. El presidente del
BCRA, por entonces un joven economista, Domingo Felipe Cavallo, produjo la estatización de
la deuda privada implementada a través de un seguro de cambio cuyo interés fue licuando la inflación
y las posteriores devaluaciones. Se vieron beneficiados así 28 grupos económicos y más de 100
empresas transnacionales que concentraban el
64% de la deuda externa privada.
A mediados de los años setenta, la economía internacional mostraba elevados índices de liquidez,
bajas tasas de interés y bancos ansiosos de obtener nuevos negocios, cuando comenzaron a confluir
al mercado doméstico (en general a toda América
Latina) importantes flujos de capital. En Argentina,
el ingreso de esos capitales ocupó primeramente la
forma de préstamos al sector privado, en un marco
en que la economía había reducido drásticamente
sus niveles de protección y encaraba un proceso
de apertura. A ello se agregó la reforma financiera, concretada en 1977, que liberalizó la actividad,
transfiriendo al sector privado el control bancario y
cambiario.
De esta forma, la deuda externa que antes del golpe de estado no superaba los U$S 7.800 millones,
al asumir del gobierno democrático de Raúl Alfonsín llegaba a los U$S 45.100 millones.
Restaurada la democracia, el primer ministro de
Economía de Alfonsín, Bernardo Grinspun, emprendió duras negociaciones con el FMI proponiendo
formalizar un “club de deudores” con otros países
en similar situación. Pero la recesión en la que estaba sumergida la economía nacional hacía imposible
cualquier acuerdo y las posiciones del gobierno se
diluyeron frente a las presiones y los atrasos acumulados en los pagos. Grinspun se fue del palacio de
Hacienda un año más tarde y al finalizar el mandato
de Alfonsín, en 1989, Argentina acumulaba ya unos
U$S 63.000 millones de deuda.
El negocio del endeudamiento consistía, básicamente, en el aprovechamiento de la diferencia entre
las tasas de interés locales e internacionales. Las
divisas ingresaban al país, se cambiaban al sobrevaluado tipo de cambio vigente y se colocaban en
el mercado financiero local, maniobra que arrojaba
cuantiosas ganancias y que posteriormente eran remitidas al exterior; iniciándose una etapa en la que
predominaría la acumulación a través de la valorización financiera, la desindustrialización, la centralización del capital y la concentración de la producción
y del ingreso.
A partir del gobierno de Carlos Menem se producen
cambios estructurales de corte neoliberal, siguiendo
los postulados del Consenso de Washington: privatizaciones, desregulación, apertura de la economía
y liberalización de los flujos financieros. En abril de
1990 se restablecen los pagos de la deuda, y en
1993 se implementa el Plan Brady, que lejos de terminar con el problema de la deuda externa –como
predijeron funcionarios de entonces-, significó más
endeudamiento al capitalizar los intereses.
22
Mientras la deuda creció un 10,2% entre 1990 y 1993 (a un promedio del 3,4% anual acumulativo), entre 1993
y 2001 lo hizo un 126,6%, a una tasa media anual del 14%. También en términos del producto bruto interno se
produjo un crecimiento notable: pasando del 27% en 1993 al 53,8% en 2001. De igual forma con relación a las
exportaciones de bienes y servicios, donde pasó del 390% en 1993 al 471% en 2001.
El canje de deuda del Plan Brady implicaba, además, atomizar el universo de acreedores, por cuanto ya no
se trataba de deudas contraídas con grandes bancos comerciales (como en la década del ochenta) sino con
tenedores de bonos que podían ser negociados en diversos mercados, tanto por inversores locales como del
extranjero, lo que tornaba difuso el concepto de deuda externa.
En efecto, los bonos públicos que representaban el 15% entre 1991 y 1993 alcanzaron el 66% entre 1993 y
1995, llegando al 73% entre 1996 y el 2001. Situación similar sucedió con la exposición frente a los organismos
de crédito multilateral, pasando del 13% al comienzo de la década al 18% a su término.
Evolución de la composición de la deuda pública
Fuente: elaboración propia en base a datos del Ministerio de Economía y Finanzas.
Determinantes del endeudamiento durante la convertibilidad
En marzo de 1991 se sancionó la Ley de Convertibilidad, cuyo rasgo más conocido establecía la paridad cambiaria de U$S 1= $ 1. No obstante, no se trataba de un simple instrumento de estabilización monetaria y cambiaria, ya que al articularse con la implementación de un programa profundo de reformas estructurales (como ya se
dijo apoyado sobre la liberalización financiera y comercial, la desregulación de una amplia gama de actividades
económicas y la privatización de empresas públicas), ocupó las características de un modelo económico.
23
El lugar reservado al BCRA fue el de una caja de
conversión al que no le era permitido monetizar
la economía sin el previo encaje por la misma
cantidad de dólares, lo que desvirtuaba el control local sobre la cantidad de dinero existente.
En efecto, la creciente necesidad de divisas para
financiar el circulante y las reservas, se hicieron
extensivas al funcionamiento de la economía en
su conjunto.
Remisión de utilidades por parte de empresas
transnacionales (% del total de utilidades)
La economía argentina necesitaba generar un creciente superávit comercial para financiar la acumulación de reservas y garantizar el sostenimiento del
esquema convertible. Pero como concurrentemente el atraso cambiario y la apertura de la economía
causaban una realidad hostil hacia la producción de
bienes exportables y una creciente ola de importaciones, la balanza comercial comenzó a presentar
déficits, que sólo eran sostenibles por la vía de mayor endeudamiento externo.
Fuente: elaboración propia en base a datos del Ministerio de
Economía y Finanzas.
En otras palabras, el endeudamiento público externo fue el motor que permitió que la convertibilidad sobreviviera durante más de 10 años.
Una vez cerrados los canales del financiamiento
externo, el modelo se derrumbó.
A ello se sumaba la creciente fuga de capitales locales hacia el exterior por parte de grupos locales y
transnacionales cuya consecuencia fue un saldo deficitario en la balanza de pagos, que debía cubrir el
Estado con más endeudamiento. En efecto, durante
el período 1992-94 la remisión de utilidades se ubicó
en un 45% promedio del total de ganancias generadas, entre 1995 y 1998 ese coeficiente se elevó al
70%, para terminar en el 90% en el período 1999-01.
Es decir que mientras a comienzo de la década la
mitad de las ganancias era reinvertidas, al finalizar
la misma eran remitidas a las casas matrices casi el
total de las utilidades. Actualmente, las transnacionales remiten alrededor del 62% de las utilidades.
En diciembre de 1999 asumió el gobierno Fernando
de la Rua (nombrando a José Luis Machinea como su
ministro de Economía) con un déficit fiscal del orden
de los $ 10.000 millones (pesos/dólares de la época) y vencimientos de deuda por unos U$S 12.000
millones. Ante esta situación, el gobierno –en cuya
campaña electoral había prometido sostener la convertibilidad a rajatabla-, aplicó un severo programa
de ajuste que incluyó la ortodoxa reducción del gasto
público y la ampliación de la base imponible del Impuesto a las Ganancias.
El endeudamiento externo del sector público fue
el factor que permitió compensar el desequilibrio
externo privado durante los años de la convertibilidad, con un esquema de acumulación del capital
por parte de la elite empresaria estrechamente ligada a la valorización financiera.
Sin embargo, la recesión hacía lo suyo y la recaudación fiscal conseguía magros resultados. En este
contexto el gobierno inició un pedido de financiamiento al FMI que se conoció como “blindaje” y con24
sistía en un desembolso de U$S 39.700 millones durante el bienio 2001-02. Tras la renuncia de Machinea
en su lugar asumió Ricardo López Murphy, quien propuso un nuevo plan de ajuste que fue resistido, por lo
que tuvo que renunciar 15 días más tarde. Asumió en
su lugar nuevamente Domingo Felipe Cavallo, quien
aplicó un programa todavía mucho más drástico que
el de López Murphy y que contempló la “ley de déficit cero” que implicaba destinar la recaudación al
pago de deuda y el sobrante a los gastos del Estado;
además de la reducción del 13% del salario de los
empleados públicos y las jubilaciones (que estaban
congeladas desde hacía más de una década) agravando aún más la recesión.
Devaluación y pesificación asimétrica
Ante la falta de financiamiento, Cavallo propuso un
nuevo canje de bonos por unos U$S 33.000 millones
(conocido como “megacanje”), que consistía en la
vieja receta de refinanciar vencimientos. Para ello
fueron seleccionados siete bancos que cobraron
jugosas comisiones de más de U$S 150 millones
(llegándose al absurdo de bancos que cobraron
comisiones por cajear títulos que tenían en su propia cartera), mientras que la deuda externa tuvo un
incremento del orden de los U$S 50.000 millones.
A través de la Ley de Emergencia Económica, se
dispuso el congelamiento de todos los contratos
públicos y privados. Sin embargo la deuda pública
se incrementó por la compensación entre activos y
pasivos del sistema financiero por: la pesificación
asimétrica (y la emisión de bonos con el mismo fin),
la acumulación de atrasos del principal de la deuda
externa y sus servicios, y la pesificación de los Préstamos Garantizados.
Investido Eduardo Duhalde como presidente interino –
luego de la deserción de Adolfo Rodríguez Saa que había anunciado el default de la deuda ante la Asamblea
Legislativa- se produjo la salida de la convertibilidad
de manera caótica, caracterizada por una maxidevaluación de la moneda, una fuerte caída en el nivel de
actividad económica, incrementos de consideración
en la inflación, un marcado deterioro en los ingresos de
los asalariados, un aumento significativo en la tasa de
desocupación, importantes déficit de las cuentas del
sector público, un intenso proceso de quiebras empresarias y una notable inestabilidad política.
Acreedores de la deuda pública Argentina
al 30 de junio de 2002
Sin embargo, el severo ajuste fiscal no hizo más que
profundizar el círculo vicioso: al no existir políticas
que reactivaran la demanda (las distintas medidas
aplicadas contribuían a profundizar su contracción),
la restricción en el gasto agudizaba la recesión, hecho que derivaba en una caída en la recaudación
con la consecuente necesidad de ajustar aun más
las erogaciones del sector público, a tal extremo que
Cavallo impuso lo que se conoció como “el corralito”,
que congelaba la libre disponibilidad de los depósitos bancarios de cajas de ahorro. Se incrementó la
fuga de divisas y el default de la deuda se respiraba
en el establishment financiero. Era el principio del fin
de la convertibilidad que llevó arrastrado al ministro
Cavallo primero y al gobierno radical de Fernando de
la Rua horas más tarde.
Fuente: elaboración propia en base a datos del Ministerio de
Economía y Finanzas.
25
La Política de Desendeudamiento
El 25 de mayo de 2003 asumió el gobierno Néstor Kirchner dispuesto a llevar adelante una política de desendeudamiento. Argentina se encontraba con todas las fuentes de financiamiento cerradas por el default declarado en 2001, que en rigor sólo alcanzó a tenedores de títulos públicos (U$S 81.800 millones) y Club de Paris
(U$S 6700 millones). Si bien los organismos internacionales seguían cobrando los vencimientos de intereses
desde el 2002, para fines de 2004, la deuda rondaba los U$S 191.000 millones. Las políticas aplicadas por el
gobierno comenzaban a alumbrar crecimiento y superávit fiscal y comercial, fruto de la buena performance
que comenzaba a tener el consumo interno, la política de sustitución de importaciones y el comercio exterior,
que permitieron una incipiente una recuperación de las reservas internacionales.
El gobierno retomó la renegociación de la deuda, logrando una reprogramación de los vencimientos con el
FMI, el BM y el BID; y un canje de los títulos públicos en manos de acreedores privados por una suma de U$S
81.800. Inicialmente, la quita de capital propuesto se ubicaba en el orden del 75% lo que generó polémicas
con el fundamentalismo neoliberal que opinaba que ningún acreedor aceptaría semejante propuesta.
Sin embargo, y pesar de los pronósticos pesimistas, al término de la ronda de negociaciones más del 76% de
los bonistas aceptaron las condiciones del gobierno argentino, lográndose una reducción del capital inicial
que finalmente llegó a los U$S 66.000 millones. Mientras que el 24% restante, decidieron esperar la evolución
de los juicios declarados contra el país en tribunales extranjeros.
De esta manera, la deuda, que superaba los U$S 191.000 millones, se redujo a U$S 125.000 millones (sin contabilizar la deuda flotante de quienes no habían aceptado el canje, cifra que alcanza unos U$S 18.000 millones más los
intereses caídos). La deuda pasó de representar un 139% del PBI, a un 74%, al tiempo que los pagos de intereses,
que en 2001 equivalían al 38% de las exportaciones, se ubicaron en un 9% del total exportado. Además, la deuda
nominada en pesos pasó del 3% al 37% al finalizar el canje, cuyos vencimientos Argentina pagó regularmente.
Ratio Deuda/PBI y Deuda/Reservas – 2003/2009
Año
2003
2004
2005
2006
Deuda/PBI (%)
139,1
127,2
74,3
722
668
213
Deuda/Reservas(%)
2007
2008
2009
64,1
51
48,8
49,1
175
134
120
120
Fuente: Elaboración propia base Ministerio de Economía
Por el enorme monto involucrado y la gran cantidad de títulos en juego, esta operación de canje se considera
la más importante de la historia financiera mundial.
Experiencias de reestructuración de deuda
País
Monto Canjeado
(millones de dólares)
Argentina
Ecuador
Pakistán
Rusia
Ucrania
Fuente: elaboración propia
en base a FMI
75.600
6.600
610
31.600
2.612
Suba en precios de
bonos canjeados
(*)
20%
3,5%
26%
20%
Monto Ofrecido
(millones de dólares)
25.704
3.900
623
21.000
2.612
Quita nominal
66%
40%
0%
36%
0%
(*) Dada la cantidad de títulos involucrados (152 bonos distintos emitidos originalmente en dólares, euros, yenes, francos suizos, libras esterlinas y pesos argentinos),
resulta muy complejo determinar la variación en el precio de los bonos canjeados.
26
El pago al FMI
no llamó a formalizar una nueva reestructuración de
esa deuda flotante del orden de los U$S 18.000 millones más los intereses caídos, después de reabrir la
negociación que había sido clausurada por la llamada
“ley cerrojo”.
Si bien el gobierno –como ya se dijo- había reprogramado los vencimientos con el FMI, las condicionalidades que este le imponía al país significaban
una clara intromisión en la política económica interna, actuando como brazo ejecutor del G-7, países
cuyas empresas tienen intereses en nuestro país
a través de las privatizaciones, la apertura al capital extranjero y las desregulaciones aplicadas en
los ´90. Estas condicionalidades significaban en la
práctica aumentar las tarifas de los servicios públicos, eliminar los derechos de exportación, ampliar la
base imponible, congelar salarios, liberar precios de
servicios y bienes esenciales sin control del Estado
y formalizar un acuerdo con bonistas que no entraron al canje, además de someter al país al control
trimestral de las variables macroeconómicas de los
enviados del organismo a Buenos Aires.
Una porción de estos títulos se encuentran en manos
de los denominados “fondos buitre”, que son grandes
fondos de inversión que adquieren títulos públicos
devaluados y que compran a precio vil para luego iniciar demandas judiciales contra el país emisor para
cobrarlos a su valor nominal.
Por otra parte, resultaba evidente que las condiciones
de este nuevo canje no debían superar a las del 2005
para no defraudar a quienes en aquella ocasión habían ingresado aun sin saber si Argentina iba a cumplir los compromisos.
En esta ocasión un 70% de los títulos, por una cifra de
casi U$S 13.000 millones, ingresaron a la operación,
con lo que si se considera el total de los bonos que
entraron en cesación de pago en 2001, el 92,4% ha
comenzado a normalizar sus acreencias con el país.
Fue así que en diciembre del 2005 el gobierno anunció el pago de toda la deuda con el FMI mediante
la utilización de reservas internacionales. El BCRA
había acumulado entonces unos U$S 28.000 millones (U$S 8000 millones en 2003) a través de una
política monetaria expansiva y con tipo de cambio
de flotación administrada que tornaba competitivas
las exportaciones argentinas. El 3 de enero de 2006
se realizó el pago por un monto cercano a los U$S
9.500 millones, lo que permitió que el gobierno retomara el timón de las decisiones económicas sin injerencias externas, además de representar un ahorro
de U$S 1000 millones en concepto de intereses. En
forma casi simultánea también cancelaron la totalidad de sus deudas con el organismo Brasil (U$S
15.500 millones) y Uruguay (U$S 1.500 millones).
Comparativo Países Deuda/PBI Año 2009
Bonistas: Una nueva renegociación
Ya en el gobierno de Cristina Fernández, y luego del
canje del 2005 (en el que un 24% de los tenedores
de títulos públicos no aceptaron ingresar) el gobier-
Fuente: FMI
27
Hacia la consolidación de
la autonomía financiera
A lo largo de este documento hemos demostrado que cuando un país adopta medidas neoliberales como: la apertura
al capital extranjero, la desregulación de sectores clave de
la economía, las privatizaciones, el libre ingreso y egreso de
capitales y endeudamiento externo; los Estados Nacionales
pierden autonomía y capacidad para defender sus propios
intereses y los de su pueblo.
En los ´90 esta política se reafirmó, tal como lo señalan los
57 TBI firmados por el país cuya mayoría sigue vigente y que
son renovados automáticamente mientras el Congreso de la
Nación no los derogue de manera explícita.
Queda claro que el modelo económico neoliberal ha tenido
un impacto negativo a nivel económico y social, que se ha
manifestado a través de tensiones laborales y en la expansión de la desigualdad social; y que son las instituciones
estatales la principal vía para detener estos procesos, expresados a través de la pobreza, la concentración económica y
una inequitativa redistribución del ingreso.
Cuando se identifica a la inversión extranjera directa como
la principal palanca del desarrollo, debemos responder que
éstas no ofrecen mejores condiciones de vida ni un desarrollo
económico alternativo, ya que la política pública se limita solamente a garantizar el libre juego de la oferta y la demanda.
Resulta indispensable que desde el Estado se regule y dirija
la actividad de los capitales extranjeros, de manera tal que
los flujos de ahorro externo funcionen como un complemento del ahorro interno, poniéndose al servicio de un proyecto
de desarrollo nacional y regional. A tal fin existen una serie
de aspectos en los que debemos avanzar:
La tesis neoliberal sostiene que el bienestar social y el crecimiento económico no depende de las instituciones estatales, sino del mercado desregulado y de sus protagonistas:
los inversionistas extranjeros. La argentina de los años 90
abdicó y colocó los derechos de los inversores extranjeros
bajo la protección del derecho internacional, es decir, cedió
parte de sus decisiones soberanas. Con esto sólo conseguimos mas pobreza y exclusión.
Derogar la Ley de Inversiones
Extranjeras de la dictadura
El gobierno de la última dictadura militar derogó la Ley
20.557 de Radicaciones Extranjeras, que había sido sancionada en diciembre de 1973, y la reemplazó por el Decreto Ley 21.382, la actual Ley de Inversiones Extranjeras
(Ley 21.382). De esta forma se anularon las regulaciones
sobre el capital foráneo como ser la prohibición de inversiones extranjeras en sectores considerados estratégicos,
cuestiones ambientales y de derechos laborales, obligaciones para el derrame del conocimiento tecnológico en
el país y restricciones para el giro de utilidades, dividendos o amortizaciones de capital. Por otro lado, se le permitió a las empresas extranjeras fondearse en el mercado
financiero nacional, al tempo que proclamó una ficticia
Así, la visión dominante establece la creencia de que el Estado ya no debe ser garante del bienestar de la sociedad, sino
de las libres fuerzas del mercado, que buscan aprovechar
las ventajas ofrecidas por la liberalización, desregulación y
privatización de las empresas estatales.
Una de las primeras medidas adoptadas en la dictadura fue
modificar la Ley de Inversiones Extranjeras, que amplió su
base en los ´90, ordenando su texto sobre la noción de igualdad de tratamiento entre los inversores locales y extranjeros
y el derecho a la repatriación de sus inversiones y la remisión
al exterior de sus utilidades en cualquier momento y sin ningún tipo de control.
28
do su actividad en el país sigue siendo lucrativa, para girar
utilidades y dividendos al exterior. Hacen esto por decisión
de sus casas matrices que quieren, de esta manera, mejorar sus balances presentados en las principales bolsas
del mundo. Esto impone, en la contingencia, restringir esos
giros injustificados reeditando medidas que funcionaron
exitosamente en el año 2002. En un mediano plazo se
vuelve necesario replantearse la importancia de revertir la
extranjerización de la cúpula empresarial. La recuperación
de empresas por el Estado, como el Correo, Aguas, Aerolíneas Argentinas, la fábrica de aviones de Córdoba, es un
paso en la dirección correcta. Penalizar impositivamente la
extranjerización de empresas y manejar soberanamente el
sistema financiero para facilitar el acceso al crédito a las
empresas nacionales son medidas que, entre otras, deben
ser estudiadas.
independencia jurídica entre la sucursal en el país y su
casa matriz. También se eliminó una regla básica para la
viabilidad económica nacional que se encontraba en la
ley de 1973: la inversión debía desarrollar exportaciones
o sustituir importaciones en forma tal que financie, en
términos de divisas, las utilidades, dividendos, amortizaciones e importaciones directas e indirectas, que
genere. La derogación de la Ley 21.382 y su reemplazo
por otra que regule la radicación del capital extranjero
resulta imprescindible para poder avanzar hacia una
política económica soberana.
Denunciar el CIADI y los TBIs
A más de diez años de la firma de estos acuerdos, surge
que no sólo no se incrementó la inversión en proporción
a la cantidad de tratados firmados, sino que además el
Estado argentino afronta más de treinta demandas en el
CIADI a raíz de supuesto incumplimiento de estos instrumentos, luego del derrumbe del régimen de convertibilidad, y la siguiente pesificación y congelamiento de las tarifas de las empresas de servicios públicos privatizadas.
La mayoría de los TBI tenían plazo de duración por 10
años y en casi todos los casos ya venció el plazo, pero tienen cláusulas de tácita reconducción, es decir, se prorrogan automáticamente hasta que el Estado Argentino los
denuncie. Al igual que los TBI, al surgir de la firma de un
tratado internacional el CIADI tiene una cláusula de retiro.
Resulta necesario que el Estado argentino proceda a
la denuncia de esos tratados en los términos, plazos
y modos que mejor defiendan nuestros intereses y
soberanía.
Hacia una nueva arquitectura
financiera regional
A partir de una redefinición de prioridades de desarrollo
económico y social, se torna necesario implementar mecanismos que permitan que el ahorro regional, que actualmente se invierte en los países del norte, sea captado en
forma de reservas internacionales e inversiones privadas,
de manera que sirva para el desarrollo de los países de la
región. En este sentido se vuelve centralmente importante
la consolidación del Banco del Sur, en su papel de Banca
de Desarrollo, junto a un Fondo Común de Reservas del
Sur, como mecanismo que permita que los países miembros cuenten con instrumentos propios que les aseguren
los niveles de reservas internacionales necesarios para
asegurar su estabilidad monetaria y cambiaria.
Avanzar en el camino de la restricción a los
movimientos de capitales.
La fuga de capitales es una amenaza desestabilizadora
que impone la necesidad de ser controlada. Avanzar en
el camino de la restricción a los movimientos de capitales
permitirá recuperar nuestra capacidad de generar un sistema financiero interno independiente del internacional dominado por los EEUU. De esta manera podremos recuperar
nuestra capacidad de generar crédito, tan importante
para contrarrestar la crisis económica como para decidir que actividades deben ser estimuladas y cuales no.
Coordinación
Felisa Miceli
Redacción
Agustín Crivelli
Adrián González
Revertir la extranjerización de
la cúpula empresarial
Artística
En este documento dimos cuenta de la elevada penetración del capital extranjero en la Argentina y sus puntos
más sobresalientes de la historia reciente. En muchos
casos, estas empresas han dejado de invertir, aún cuan-
Mariela Santarelli
29
Serie Divulgación de la Situación
Económica Argentina
N° 1 - Del paradigma financiero neoliberal al modelo
productivo con inclusión social.
N° 2 - Fortalezas del modelo productivo frente a la crisis
económica mundial.
N° 3 - Dos proyectos de país en disputa. La encrucijada
ante la crisis mundial.
N° 4 - El Estado: ¡Presente!. Por un nuevo rumbo tras el
fracaso del neoliberalismo
Nº 5 - Dos Siglos. Grandes Temas Ecnómicos
Boletín Económico del Sur
Pensando la Patria Grande...
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Colección 200 Años.
Pensamiento Económico Nacional
Boletín de Economía Popular
Volumen I
La Revolución de Mayo.
Entre el Monopolio y el Libre Comercio
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