LA EUTANASIA: ¿ES ACERTADO LEGALIZARLA? ¿Qué es la eutanasia? “Eutanasia” significa, etimológicamente, “buena muerte”. Sin embargo, esta palabra ha adquirido, desde la antigüedad, otro sentido más específico: procurar una muerte sin dolor a quienes están sufriendo. En la actualidad, se entiende por eutanasia el llamado “homicidio por compasión”, que consiste en causar la muerte de otra persona por piedad ante su sufrimiento o ante su deseo de morir. ¿Existe un derecho a morir? La muerte voluntaria se busca para finalizar una vida que ha llegado a ser intolerable por el sufrimiento; el paciente no quiere seguir viviendo porque considera que su vida ha dejado de tener unas condiciones mínimas de dignidad. Los partidarios de la eutanasia argumentan que, en algunas ocasiones, vivir es peor que morir; en estas situaciones, facilitar la muerte puede llegar a ser un “acto humanitario”. Otras personas consideran, en cambio, que la calidad de la vida no puede confundirse con el verdadero valor que tiene la vida humana, y que no puede reconocerse el derecho a “morir con dignidad”. Pero, ¿no debería tener el enfermo derecho de decidir cómo vivir y cómo acabar su vida? A esto se le llama respeto por la autonomía del paciente. En virtud de este principio, algunos creen que el paciente debe tener derecho a decidir cómo morir y cuándo. Sin embargo, otros creen que un enfermo terminal se halla en una situación extremadamente vulnerable, por lo que su capacidad de autonomía se vea comprometida. Pero, si no accedemos a facilitarle la muerte, en caso de que exprese ese deseo, ¿no estaríamos obligando a una persona, en contra de su voluntad, a seguir viviendo una vida que desprecia? ¿Qué dice la religión? La religión dictamina que la vida y la muerte no nos pertenecen por completo. No nos hemos dado la vida a nosotros mismos, si no que la hemos recibido de Dios, a quien nos debemos. Por tanto, no tenemos un dominio absoluto sobre nuestra vida y no podemos decidir ponerle fin. ¿Qué dicen los médicos? El juramento hipocrático establece que el médico siempre debe procurar la salud del paciente y conservar su vida, por muy difícil que sea la situación en que se encuentre. Esto choca frontalmente con la práctica de la eutanasia, que supone acelerar la muerte de una persona por compasión. Por tanto, la eutanasia parece incompatible con los principios de la Medicina. Representaría, más que una forma de medicina, una forma de homicidio. Según esto, los médicos que asumieran la responsabilidad de dar muerte a sus pacientes, estarían atentando contra los pilares de su profesión. Si la eutanasia se legalizara, ¿en qué se convertirán los médicos? ¿No dejarían de ser lo que son, para pasar a ser homicidas, por acción u omisión? ¿No desaparecería la confianza en ellos? Los pacientes, ¿no tendrían miedo de que no se hiciesen suficientes esfuerzos para curarlos y, en cambio, se practicase con en ellos la eutanasia demasiado a la ligera? Algo parecido está sucediendo en muchos hospitales y residencias holandesas, donde, a los pacientes y residentes mayores de 70 años, se les pide que firmen un documento en el que aceptan no recibir reanimación en caso de sufrir algún tipo de crisis o ataque. Son muchos los que piensan que el paciente debería tener la última palabra, ya que ninguna otra persona está en su posición, pero, su decisión ¿solo le afecta a él? Si decide abandonar, ¿no estaría dañando a sus seres queridos e, incluso, al conjunto de la sociedad? El mensaje que está transmitiendo la sociedad Uno de los mayores temores de un enfermo terminal es ser una carga para su familia. A veces, da la impresión de que la sociedad, en vez de intentar mitigar ese miedo, está presionando en el sentido opuesto, hasta el extremo de que muchos médicos afirman haber recibido peticiones por parte de los enfermos para que les realizasen una eutanasia activa. Esta presión ha aumentado debido, entre otras cosas, a que cada vez más se utilizan los órganos de personas que han recibido una eutanasia activa o suicidio asistido para posibles trasplantes de órganos. Según muchos enfermos y familiares, el mensaje que están recibiendo es muy claro: “Usted, como enfermo, es una carga; pero una vez muerto, será usted muy útil; no sea egoísta y pida la eutanasia.” Parece como si la sociedad les estuviese diciendo a estos enfermos que están mejor muertos, ya que serán mucho más útiles. Pero, ¿acaso no habría algo de cierto en ese mensaje? Con la eutanasia, ¿no se estarían solucionando dos problemas al mismo tiempo? El primero sería poner fin a la agonía y al remordimiento de ser una carga y, el segundo, ayudar a otra persona a vivir una vida sin dolor. Eutanasia vs cuidados paliativos Los cuidados paliativos son la manera de conseguir que el enfermo terminal obtenga una mejor calidad de vida en los últimos instantes de su vida, mediante todos los tratamientos médicos disponibles para disminuir el dolor y la angustia. Los cuidados paliativos no retrasan ni adelantan la muerte; constituyen únicamente un apoyo y soporte para el paciente y su familia. El problema es que el 85% de los enfermos terminales quieren morir en casa y no en un hospital. Por tanto, si un paciente no quiere permanecer en el hospital, aunque allí reciba cuidados paliativos, ¿no sería mejor dejarle ir a casa, aunque ello constituyera una forma de eutanasia, al adelantarse su muerte? Mi opinión personal No es éste un asunto sencillo. Soy consciente de que hay opiniones encontradas y de que todas tienen parte de razón. También sé que es muy difícil llegar a un acuerdo. Con todo, considero que la eutanasia debería legalizarse. Poder elegir cuándo y dónde morir debería ser un derecho respetado por todos. Puede parecer inmoral que haya gente que prefiera morir a seguir viviendo, pero podemos llegar a entenderlo si nos ponemos en su lugar. Si yo estuviera en un proceso terminal, querría poder decidir sobre mi muerte; querría poder recurrir a la eutanasia o al suicidio asistido. Cuando te diagnostican una enfermedad terminal, aferrarse a los cuidados paliativos, sabiendo que no hay solución, solo es retrasar lo inevitable de forma atroz. Aunque la eutanasia es una carga para el médico, ¿no lo es también llevar sobre tus hombros el peso de administrar cuidados a una persona que te está suplicando morir? ¿No es un tanto cruel no conceder esa voluntad a un paciente solo porque los principios de Medicina ordenan preservar la vida? En conclusión, debería permitirse morir a quien quisiese a pesar de lo que las bases de la Medicina y el juramento hipocrático digan.