1 PROCESO LABORAL: TASA INTERES Y TUTELA

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 PROCESO
LABORAL:
TASA
INTERES
Y
TUTELA
JURISDICCIONAL
EFECTIVA
Introducción
El tema de los intereses en los créditos laborales será analizado desde la perspectiva
de las obligaciones de dar suma de dinero, desde la óptica de su incidencia en los procesos
judiciales con créditos de dicha naturaleza y resaltando su importancia como instrumento
para la garantía de tutela jurisdiccional efectiva de dichos créditos laborales.
En ese orden de ideas comienzo por señalar que los créditos
laborales en su
mayoría se trasuntan en obligaciones de dar sumas de dinero y, en lo que interesa a este
análisis, cabe reparar en dos normas del Código Civil vigente (o sea: antes de la ley 26994)
que hacen a la regulación de los frutos civiles vinculados a los procesos judiciales laborales.
Luego alguna referencia he de efectuar acerca del nuevo código Código Civil y Comercial de
la Nación en lo que al tema se vincula.
Dichas normas del actual Código Civil son las contenidas en los arts. 6221 y 623 de
dicho ordenamiento sustancial.
A mi modo de ver y desde una perspectiva de análisis práctico se podría afirmar que
la primera parte del art. 622 del Código Civil es un instrumento normativo de aplicación más
frecuente en la sentencia judicial en tanto que el segundo párrafo del mismo y el art. 623 se
suelen tornar operativos durante el proceso de ejecución de sentencia.
Es sobre la base de ese posible enfoque práctico que he de analizar esas situaciones
diferenciadas, o sea: los intereses en la sentencia laboral, luego en la ejecución de dicha
1
El art. 622 del Código Civil establece: El deudor moroso debe los intereses que estuviesen
convenidos en la obligación, desde el vencimiento de ella. Si no hay intereses convenidos, debe los
intereses legales que las leyes especiales hubiesen determinado. Si no se hubiere fijado el interés legal,
los jueces determinarán el interés que debe abonar.
Si las leyes de procedimiento no previeren sanciones para el caso de inconducta procesal maliciosa del
deudor tendiente a dilatar el cumplimiento de la obligación de sumas de dinero o que deba resolverse
en el pago de dinero, los jueces podrán imponer como sanción la obligación accesoria de pago de
intereses que, unidos a los compensatorios y moratorios, podrán llegar hasta dos veces y media la tasa
de los bancos oficiales en operaciones de descuentos ordinarios. (Párrafo incorporado por art. 1° de
la Ley N° 17.711 B.O. 26/4/1968. Vigencia: a partir del 1° de julio de 1968.)
El art. 623 del Código Civil establece: No se deben intereses de los intereses, sino por convención
expresa, que autorice su acumulación al capital, con la periodicidad que acuerden las partes, o cuando
liquidada la deuda judicialmente con los intereses, el juez mandase pagar la suma que resultare, y el
deudor fuese moroso en hacerlo. Serán válidos los acuerdos de capitalización de intereses que se
basen en la evolución periódica de la tasa de interés de plaza.
1
sentencia y, a la vez, poniendo de relieve la importancia del instituto de los intereses como
instrumento para una más efectiva tutela jurisdiccional de los derechos del trabajador.
Los intereses en la sentencia laboral
El citado
artículo 622 del Código Civil
establece que si no hay intereses
convenidos, se deben los legales (ambos supuestos no son propios de los juicios laborales) y,
a falta de los mismos, corresponde al juez de la causa la determinación de los intereses a
abonar.
La previsión normativa del Código Civil es la que constituye el fundamento de las
sentencias judiciales en el ámbito de la Justicia del Trabajo de la Capital Federal.
Los jueces de ambas instancias de dicha jurisdicción nacional al no tener un interés
determinado por ley (es decir: un interés legal) para los créditos laborales normalmente
aplican las tasas que suelen ser usuales según el criterio de la Cámara Nacional de
Apelaciones del Trabajo; criterio que –vale destacar-
ha tenido la evolución que cebe
rememorar.
En efecto, dicha Cámara había dictado (el 7/5/2002) el acta Nº 2357 en la cual se
dispuso aplicar la tasa
activa fijada por el Banco de la Nación Argentina para el
otorgamiento de préstamos que se preveía en dicha norma.
Ese criterio sentado en el año 2002 deja de lado la aplicación de una tasa de interés
fija (era del 12 % y 15% según sucesivas épocas), pasa a la tasa variable y así –con ese
sistema de variación del interés- se trata de acompañar las modificaciones que pudiera
experimentar la realidad económica.
El acta de referencia (la 2357) se inserta en la situación crítica que atravesaba el país
en la fecha de su dictado. Recuérdese que la misma es de mayo de 2002 y surge –en esenciacomo un modo de respuesta a la crisis, para contribuir a mantener la entidad de los créditos
laborales y evitar el eventual deterioro de los mismos ante los acontecimientos económicos
de entonces.
Llegado a este punto es importante recordar que en Capital Federal el Fuero Laboral
tiene 80 juzgados y la Cámara 10 Salas, por lo cual los acuerdos de ésta (como el señalado;
vgr. el acta 2357 de la CNAT) tienen una importante influencia sobre todo orientada a la
unidad de la jurisprudencia (dada aquella cantidad de organismos judiciales) con el
consiguiente aporte que ello proyecta a la seguridad jurídica.
2
Dicha acta y la consiguiente tasa de interés se aplicó sin novedades destacables y
considero que no es desacertado afirmar que cumplió adecuadamente su finalidad como
accesorio de los créditos laborales.
Ello así porque llegados planteos a la Corte Suprema de Justicia de la Nación con la
finalidad de acceder a la actualización por desvalorización monetaria de los créditos
laborales, el Alto Tribunal
desestimó dichas pretensiones, ratificó –con relación a la
moneda- el principio nominalista y señaló a la tasa de interés como un modo de atender los
efectos del transcurso del tiempo2.
Ahora bien, retomando la situación vinculada a la mencionada Acta 2357 de la
Cámara, nuevos sucesos económicos la pusieron ante la instancia que motivó su revisión.
En efecto, la mentada tasa de interés durante el año 2013 se mantuvo constante en el
1,55 % mensual lo cual representa un valor anual del 18,6%.
Así
llega el mes de enero de 2014 y ciertos cambios en algunas variables
económicas conducen a una elevación de la tasa de interés de mercado (acontecimiento de
público y notorio del cual basta recordar cualquier diario de meses atrás para tomar noticia
de dicha situación) colocando a esta última por encima de la que se fijaba en las sentencias
laborales.
La apuntada realidad condujo a que en algunos juzgados de primera instancia (entre
el 30% y la mitad del fuero) se comenzara a modificar los pronunciamientos en lo relativo a
la tasa de interés y tal situación tiene lugar aproximadamente desde marzo del año 2014.
Dichos jueces lo hicieron, en términos generales, tomando como pauta de referencia
la importancia de la línea jurisprudencial trazada por la Cámara mediante la citada
Acta
2357 y, a la vez, incrementando la tasa en un 50% (una vez y media; según como se prefiera
decirlo porque, en definitiva, el resultado aritmético era el mismo).
Ese marco, los sucesos de tinte económico-financiero que tuvieron lugar durante los
primeros meses del año 2014 y el propio debate suscitado entre los jueces de la Cámara3,
conduce a que ésta decida modificar la tasa de interés aplicable en el fuero laboral de la
Capital Federal.
2
En tal sentido ver ver C.S.J.N. en autos “Massolo, Alberto José c/ Transporte del Tejar S.A.,
sentencia del 20/4/10 y, con remisión a éste, en autos “Belatti, Luis Enrique c/ F.A. s/ cobro de
australes”, sentencia del 20/12/11.
3
El debate de la Cámara que condujo a la modificación de la tasa de interés que quedó plasmada en
las Actas 2600 y 2601 de aquélla. En dichas actas se hacen diversas consideraciones y, entre otras,
consta la mención a las sentencias de primera instancia en las que se disponía la apuntada elevación
del interés aplicable.
3
La formación de esa decisión de la Cámara tuvo su cauce mediante un primer
Acuerdo General cuya Acta es la 2600 en la cual –y con el debate que consta en la misma- se
resuelve, en concreto, elevar la tasa de interés aplicable a los créditos laborales.
En el segundo Acuerdo General se resuelve la tasa concreta y la decisión queda
plasmada en el Acta 2601 de la Cámara (del 21/05/14) en la que se dispone aplicar la
nominal anual para préstamos personales libre destino del Banco Nación para un plazo de 49
a 60 meses y que correrán desde que cada suma se hizo exigible y hasta su efectivo pago.
La apuntada tasa ha representado una elevación de aproximadamente el 50 % si se la
compara con la que se venía aplicando con el Acta 2357 del año 20024
A modo de síntesis en este segmento del análisis, considero que se puede afirmar que
la decisión de la Cámara es un aporte valioso para mejorar la situación del acreedor laboral
ante la espera desde el inicio del proceso hasta la efectiva percepción del crédito; premisa
que abre el camino para las reflexiones que siguen.
Los intereses punitorios y su posible vinculación con la tutela jurisdiccional
efectiva
La sentencia laboral que resuelve un conflicto entre trabajador y empleador, manda
pagar al primero un crédito alimentario.
La apuntada naturaleza alimentaria del crédito (sea por salarios, indemnizaciones por
extinción del vínculo o reparación por minusvalía laborativa; por citar lo más frecuente) hace
que sea menester que el mismo llegue al trabajador en el menor tiempo posible.
Sin perjuicio de ese anhelo de todo juicio laboral, es de señalar que también el juez
debe procurar los medios que cuenta para orientar el proceso de modo que el crédito llegue
al trabajador en el menor tiempo y el que transcurra sea debidamente retribuido; para ello un
medio jurídicamente factible puede ser el interés aplicable.
Tales intereses pueden ser los punitorios si se establecen en la sentencia para el
supuesto en que el deudor del crédito laboral no lo satisfaga en tiempo oportuno.
Una suerte de guía normativa para imponer tales accesorios nuevamente lo podemos
visualizar en el art. 622 del Código Civil en tanto establece –en su segundo párrafo- que si ha
mediado una conducta maliciosa del deudor tendiente a dilatar el cumplimiento de la
obligación de dar sumas de dinero y no hubiese penalización específica en las leyes de
procedimiento, “…los jueces podrán imponer como sanción la obligación accesoria de pago
4
El porcentaje indicado es una estimación aproximada efectuada sobre la base de las tablas que son
de uso corriente en el Fuero para los cálculos respectivos y que publica la Prosecretaría General de la
Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo.
4
de intereses que, unidos a los compensatorios y moratorios, podrán llegar hasta dos veces y
media la tasa de los bancos oficiales en operaciones de descuentos ordinarios”.
Si bien se podría sostener que la norma remite a la temeridad o malicia y que el sólo
incumplimiento no lo configuraría en la ejecución de sentencia, también es de recordar que
el art. 275, última párrafo, de la LCT (a partir de la reforma de la ley 26.696, B.O. del
29/8/2011) contiene la calificación objetiva como temeraria y maliciosa del incumplimiento
de un acuerdo conciliatorio homologado administrativa o judicialmente y habilita intereses
adicionales de similar magnitud a los que prevé el citado art. 622, en su segundo párrafo, del
Código Civil.
Es cierto que en los acuerdos conciliatorios hay una concurrencia de voluntades para
fijar una fecha convenida para el pago pero en la sentencia laboral de Capital Federal
también hay un significativo tiempo en el que el deudor previsor puede avizorar el momento
en el que inexorablemente ha de llegar la intimación de pago de la liquidación de la
sentencia.
En efecto, la sentencia de primera instancia brinda –cuando menos- un primer
anuncio de un derecho reconocido5 acerca de la obligación alimentaria. Si esa sentencia se
apela, al dictarse la de cámara nuevamente se habilita el plazo (10 días) para articular el
recurso extraordinario, luego de vencido éste y cumplido los trámites procedimentales
atinentes a la devolución de la causa, recién ésta estará en condiciones de que se practique la
liquidación con la consiguiente intimación de pago que prevé el art. 132 de la L.O.
En ese marco queda bien claro que se conoce con significativa antelación cual sería
la cuantía -cuando menos aproximada- de la liquidación y cuándo la intimación de pago
que, como es obvio en el curso de las referidas secuelas procesales, es una instancia
posterior del proceso en el que se ha dictado la sentencia para cuya satisfacción el deudor
cuenta también con el señalado lapso entre el pronunciamiento y el emplazamiento que
puede favorecer el obrar previsor propio de quien se espera una conducta cumplidora de la
sentencia, acorde a la índole alimentaria del crédito.
De allí que los intereses punitorios se pueden orientar a favorecer el cumplimiento
y, a la par, disuadir el incumplimiento de la sentencia; como modo de propender también al
principio de eficacia de la jurisdicción y con ello aventar la posible renuencia del deudor a
satisfacer una deuda alimentaria que goza de especial protección del ordenamiento jurídico
sustancial (art. 14 de la Constitución Nacional que, a mi ver, releva de abundar en más
citas).
5
Recuérdese que el ordenamiento procesal le asigna un grado de verosimilitud intensa al derecho
reconocido que se erige en el fundamento de la norma del art. 212, inc. 3º, del CPCCN, que establece
a la sentencia definitiva como causa autónoma que habilita el embargo preventivo.
5
Acerca de los intereses punitorios recuerdo el criterio sustentado por el doctor Julio
Armando Grisolía en el sentido de que son una suerte de pena o sanción por el retardo, a la
vez que constituyen “…un necesario estímulo para el pago puntual y exacto de la condena,
cumpliendo una vital función en el engranaje del aparato judicial, toda vez que tienden a que
la actitud díscola del deudor no perjudique injustificadamente al acreedor laboral, y redunda
en beneficio de la economía social en general” (ver sentencia del magistrado citado en autos
"Fernández Georgina Lujan c/ Mapfre Argentina ART S.A. a/ accidente", Sent. Def. nº
4763, del 7/3/ 2013, del Juzgado del Fuero Nº 66).
En el mismo pronunciamiento se sostuvo “…que establecer una tasa diferencial para
el supuesto de falta de cumplimiento en término del pago del monto final de condena con sus
aditamentos, implica un justo proceder, toda vez que el deudor que no satisface su débito
queda en una situación de inexcusable renuencia, la que legitima y autoriza, a partir de allí y
hasta que se produzca la cancelación integra y efectiva, la fijación de una tasa diferenciada
de interés estimulante de la finalidad del proceso y disuasiva de conductas antijurídicas que
pugnan contra el principio de eficacia de la jurisdicción…” (Fallo “Fernández…” citado).
En suma: la determinación de intereses punitorios para el supuesto eventual de
incumplimiento de la sentencia puede ser un estímulo que evitar el efecto nocivo de ello
frente al esperado crédito alimentario y así también se erige en un instrumento apto para
asegurar la tutela jurisdiccional efectiva.
La ejecución de sentencia laboral y la capitalización de intereses
El apartado anterior nos introduce en la etapa de cumplimiento de la sentencia, es
decir, el proceso de ejecución.
En la Justicia Nacional del Trabajo y más allá de cierta controversia acerca del
momento procesal preciso en el que se inicia la etapa de ejecución6, lo cierto es que
–retomando algunos conceptos expuestos párrafos arriba- firme la sentencia de primera
instancia o llegado el expediente de la cámara, corresponde que –en primera instancia- se
practique la liquidación y la intimación de pago.
En esta etapa cobra importancia la norma (citada en los párrafos iniciales) del art.
623 del Código Civil que legisla acerca de la capitalización de intereses.
6
Remito al debate del derecho procesal acerca de si la liquidación integra o no la etapa de
conocimiento o si con ésta se da inicio al proceso de ejecución; pero no es punto a analizar por carecer
de interés practico para este trabajo aunque sí lo tiene para otros institutos como, a modo de ejemplo,
el alcance de la regla de inapelabilidad del art. 109 de la L.O.
6
El principio general que establece el citado art. 623 del Código Civil es que “…no
se deben intereses de los intereses…”, salvo convención de parte7 o “…cuando cuando
liquidada la deuda judicialmente con los intereses, el juez mandase pagar la suma que
resultare, y el deudor fuese moroso en hacerlo…”.
La citada norma reviste importancia porque si se configura el incumplimiento de la
intimación de pago en tiempo oportuno, esto habilita la capitalización de intereses y el nuevo
emplazamiento al deudor para que abone la nueva suma; con la consiguiente posibilidad que
el ciclo se reitere si se configura el no esperado supuesto de que persista la conducta
incumplidora del deudor de la sentencia laboral.
Breve referencia al nuevo Código Civil y Comercial de la Nación
El objeto de este trabajo no es hacer un estudio exhaustivo del nuevo código civil y
comercial a partir de la ley 26994 por lo tanto las que siguen no son más que reflexiones
signadas por lo provisorio de la lectura de las normas que se vinculan a los temas tratados y
sin cotejo con doctrina autorizada en la materia acerca del nuevo código.
En el marco de la salvedad apuntada el glosado art. 622 del actual Código Civil
guarda similitud con la norma del art. 767 del nuevo Código Civil y Comercial con lo cual
me parece que no sería aventurado decir que la reforma no proyectaría cambios sustanciales
en lo que concierne a los intereses en la sentencia laboral.
El nuevo código, en el art. 768, contiene algunas previsiones específicas en materia
de intereses moratorios. Así establece que “a partir de su mora el deudor debe los intereses
correspondientes. La tasa se determina: a) por lo que acuerden las partes; b) por lo que
dispongan las leyes especiales; c) en subsidio, por tasas que se fijen según las
reglamentaciones del Banco Central”.
La norma citada podría habilitar la polémica a acerca de si los intereses de los
créditos laborales podrían ser fijados libremente por los jueces (conf. art. 767) o si deberían
ser –a falta de otra previsión legal- los moratorios del art. 768 y, por ende, los de las
reglamentaciones del Banco Central si es que específicamente las hubiere.
A su vez el art. 770, inc. c), prevé –sólo en lo que interesa a este trabajo- la
acumulación de intereses al capital cuando “la obligación se liquide judicialmente; en este
caso, la capitalización se produce desde que el juez manda pagar la suma resultante y el
deudor es moroso en hacerlo”.
7
Supuesto que introdujo la reforma de la ley 23.928.
7
En síntesis: con lo provisorio del somero y no exhaustivo análisis de la nueva
normativa del Código Civil y Comercial, la misma guarda la señalada analogía y margen
opinable respecto del vigente Código Civil.
Reflexiones finales acerca de los intereses y la crítica situación del Fuero
Laboral
La Justicia Nacional del Trabajo atraviesa una situación realmente crítica dado el
significativo aumento del número de causas que ingresan a la misma.
La apuntada afirmación no debe entenderse como un modo –ni siquiera indirecto o
velado- de cuestionar el aumento de la litigiosidad laboral porque es sabido que esto ocurre,
entre otras causas, por el aumento en el número de trabajadores incorporados al trabajo
registrado y la expansión del horizonte protectorio ya sea por nueva normativa o bien la
corriente jurisprudencial orientada en tal sentido tanto por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación como de otros tribunales inferiores del país.
Aun así lo cierto es que en el último año se ha producido en significativo incremento
en el número de causas y los intereses también se perfilan como un instrumento más (como
es obvio: no el único, ni el determinante o excluyente) al cual recurrir en el marco de dicha
situación crítica.
Para dar una idea general del señalado marco crítico cabe señalar que hacia
mediados del año 2014, si se consideran los 80 juzgados del fuero, el número medio de
causas en trámite probatorio ronda los 2.000 y similar cantidad hay en ejecución.
Del tema también se ha ocupado el doctor Grisolía8 cuyas ideas sustanciales sigo en
la elaboración de este trabajo y que, además, aporta detalles estadísticos esclarecedores.
Asimismo, para ser breve e ilustrativo en el punto, si se toma como referencia el año
2014, el ingreso promedio entre febrero y mayo
fue de aproximadamente 80 causas
mensuales por juzgado en tanto que en septiembre se eleva a alrededor 145 y en octubre a
105; con lo cual el promedio de estos últimos dos meses es de 125 expedientes ordinarios
por mes.
8
Para más detalles estadísticos y su vinculación con la tasa de interés ver “Tasa de interés y
competencia Laboral”, Grisolía Julio Armando, publicado en La Ley, Cita on line:
AR/DOC/3325/2014 y Grisolía, Julio Armando, “La tasa de interés aplicable en las sentencias
laborales”. LA LEY, 2014-C, 687 - IMP, 2014-6, 215.
8
Ello deja claro que el ingreso promedio del número de causas de los dos últimos
meses (septiembre y octubre de 2014), se incrementa en algo más del 50% respecto de
febrero a mayo de este año 2014.
La apuntada situación no exige mayor fundamentación para colegir que proyecta al
ámbito del quehacer tanto de los letrados como de la labor judicial –aun con la comprensión
y esfuerzo que se dedique a afrontarla- severos inconvenientes porque todo ello se inserta en
la misma estructura judicial (cantidad de juzgados, empleados y demás medios disponibles).
Entre esos severos problemas se encuentra la proyección a la demora en la
tramitación de las causas y precisamente en este punto (la demora) es sobre el cual pueden
operar las decisiones judiciales en materia de intereses.
Sabido es que en materia de despido (por citar un ejemplo) el costo de éste opera
como factor disuasorio para provocarlo; en similar sentido es del orden natural de las cosas
deducir que si el proceso judicial ha de durar más tiempo -en razón de los factores
apuntados- esa demora ha de tener efectos desfavorables.
Uno de esos efectos desfavorables puede ser la disminución en el número de
conciliaciones, o bien que el trabajador deba hacer mayores concesiones para acceder a un
acuerdo porque la duración del trámite puede oficiar para el deudor como un modo de
obtener un financiamiento del crédito a menor costo que el que tiene el dinero en el mercado
financiero.
Todo ello, y ya a modo de conclusión, motiva a recordar que la determinación de
una tasa de interés realista y acorde a los valores de mercado conduce a que la espera del
trabajador durante el trámite judicial se encuentre cuando menos razonablemente
compensada y aquella demora no sea un factor más de pérdida de derechos.
En similar sentido y en la otra cara de la moneda, si el deudor tiene conocimiento
que el tiempo que se demore el proceso tiene un costo inconveniente, ello puede operar
como un incentivo para acuerdos conciliatorios razonables.
Asimismo la penalización del incumplimiento de la intimación de pago tiene, por
una parte, similar efecto patrimonial para el trabajador en tanto se le retribuye por la espera
adicional e indebida del pago del crédito alimentario y, por otra, opera como un incentivo
para el cumplimiento de la manda judicial con el consiguiente efecto que provoca en la
menor litigiosidad en la etapa de ejecución en tanto la demora encarece para el deudor
laboral.
En suma: los intereses -en las distintas etapas analizadas- pueden ser un instrumento
que puede aportar un tratamiento más justo para el trabajador con relación al tiempo de los
trámites judiciales; a la vez que puede ser un factor que incida en mejorar el nivel de
9
cumplimiento de la sentencia laboral con la consiguiente menor litigiosidad que puede traer
aparejada en beneficio de una más efectiva tutela jurisdiccional de los derechos.
MIGUEL OMAR PEREZ
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