472-CAS-20 06 NO HA LUGAR. SALA DE LO PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, San Salvador, a las quince horas del día veintinueve de enero de dos mil nueve. Este Tribunal conoce del recurso de casación interpuesto por el imputado JOSÉ ÁNGEL AYALA GALDÁMEZ, en oposición a la sentencia definitiva condenatoria dictada en su contra, por el Tribunal de Sentencia de Santa Tecla, a las catorce horas del día ocho de diciembre de dos mil cinco, en el proceso penal instruido en su contra, por la comisión del delito calificado como TRÁFICO ILÍCITO, contemplado en el artículo 33 de la Ley Reguladora de las Actividades Relativas a las Drogas, en perjuicio de la Salud Pública. El recurso en estudio satisface los requisitos de tiempo, forma, impugnabilidad subjetiva y objetiva regulados por los artículos 406, 407, 407, 421, 422 y 423, todos del Código Procesal Penal, en tanto que han sido expuestos los motivos de casación -por el sujeto facultado-, la fundamentación que los sustenta, y la solución pretendida para cada uno de ellos. Así, por haber sido cumplida la totalidad de los requisitos que la ley prevé al efecto, ADMÍTESE la Casación interpuesta. I. RESULTANDO. Que mediante fallo definitivo condenatorio, se resolvió: "Por tanto, de acuerdo a los Arts. 1, 8, 11, 12, 14, 86 Inc. 3°, 172 inc. 1° y 3° Cn., Arts. 1, 2, 3, 4, 5, 47, 346-B Pn.; 33 de la Ley Reguladora de las Actividades Relativas a las Drogas; Arts. 1, 2, 3, 4, 17, 18, 53 números 8 y 11,130, 356, 357, 358, 359, 361 y 450 Pr. Pn., y 43 de la Ley Penitenciaria, y con fundamento en el voto unánime que antecede, a nombre de la República de El Salvador, FALLAMOS: CONDÉNASE al imputado JOSÉ ÁNGEL AYALA GALDÁMEZ, de las generales primeramente mencionadas; por el delito de TRÁFICO ILÍCITO, tipificado y sancionado en el Art. 33 de la Ley Reguladora de las Actividades Relativas a las Drogas, en perjuicio de la Salud Pública; a cumplir la pena de DIEZ AÑOS DE PRISIÓN por el delito relacionado, asimismo a la MULTA DE CINCUENTA SALARIOS MÍNIMOS, que cuantificada en dinero resulta SIETE MIL SETECIENTOS CUARENTA DÓLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA y CONDÉNASE a la imputada SANDRA JEANETH MÉNDEZ LÓPEZ, de las generales primeramente mencionadas por el delito de Tenencia, Portación o Conducción Ilegal de Armas de Fuego, en perjuicio de la Paz Pública, tipificado y sancionado en el artículo 346-B, a la pena de TRES AÑOS de prisión. A la imputada SANDRA JEANETH MÉNDEZ LÓPEZ, este Tribunal en base a los Arts. 77 y siguientes del Código Penal, le concede el beneficio de la Suspensión Condicional de la Ejecución de la Pena y se le imponen las siguientes medidas inherentes a este beneficio: 1) Residir en el domicilio que para este efecto se fija en Colonia Veintiuno de Noviembre, frente a la casa número nueve, Quezaltepeque, no cambiar de domicilio sin la autorización judicial; 2) no salir del país sin autorización judicial, para ello se librará oficio al señor Director General de Migración para los efectos legales correspondientes; 3) Abstenerse del uso y consumo de drogas así como también del uso de bebidas alcohólicas, 4) Abstenerse de tener o portar armas de fuego y 5) Presentarse ante la señora Juez de Vigilancia Penitenciaria y Ejecución de la Pena de esta ciudad, los días uno de cada mes durante el plazo de prueba que se le fija en tres años. En el entendido que el incumplimiento de cualquiera de las condiciones que en esta Sentencia se le imponen a la imputada SANDRA JEANETH MÉNDEZ LÓPEZ, la comisión de un nuevo delito permitirá modificar las reglas de conducta, prorrogar el período de prueba que se le ha impuesto o hacer cumplir en su totalidad la pena impuesta, en consecuencia, se hace constar que cesaron las medidas sustitutivas a la detención provisional que se le habían impuesto a dicha imputada y continuó en la libertad en que se encontraba en la notificación del fallo correspondiente de esta Sentencia; las reglas de conducta que se le imponen se harán efectivas a partir de la ejecutoria de esta sentencia. En cuanto a la responsabilidad civil por los delitos acusados, por tratarse de los mismos que afectan intereses difusos tal cual es la Salud y Paz Pública, difícilmente cuantificable económicamente, y no afectan intereses de una víctima en concreto, se absuelve totalmente a los acusados de toda responsabilidad civil. CONDÉNASE a JOSÉ ÁNGEL AYALA GALDÁMEZ y SANDRA JEANETH MÉNDEZ LÓPEZ, a la pérdida de los derechos de ciudadano, incapacidad para obtener toda clase de cargos y empleos públicos por el mismo tiempo de la pena principal; y de conformidad al principio constitucional de la Gratuidad de la Administración de Justicia, los suscritos jueces ABSOLVEMOS totalmente a los imputados del pago de costas procesales de esta instancia. Para los efectos del Art. 44 de la Ley Penitenciaria, se hace constar que el acusado JOSÉ ÁNGEL AYALA GALDÁMEZ, fue privado de su libertad el día VEINTIUNO DE JULIO de dos mil cuatro y la imputada SANDRA JEANETH MÉNDEZ LÓPEZ, fue privada de su libertad el día veintiuno de julio de dos mil cuatro y se le sustituyó la detención provisional por otras medidas y fue puesta en libertad el día trece de agosto de dos mil cuatro. Por lo tanto, continúe el expresado imputado JOSÉ ÁNGEL AYALA GALDÁMEZ, en la detención provisional en que se encuentra la cual se tomará prisión formal al quedar ejecutoriada esta sentencia. Con respecto al decomiso consistente en una bolsa plástica que contiene dos porciones de hierba seca marihuana con un peso de dos punto quinientos cuarenta gramos (2. 540 gramos), un encendedor color rojo, una pipa de fabricación casera y dos trozos de papel períodico, una bolsa que contiene un arma de fuego tipo pistola calibre nueve milímetros, marca SMITH & WESSON, modelo novecientos diez, serie externa VM cinco mil trescientos dieciocho, un cargador doce cartuchos calibre nueve por diecinueve, tres vainillas y tres proyectiles del mismo calibre, una camisa tipo blusa rayada de diferentes colores, un trozo de plástico transparente con cinta amarilla, una bolsa plástica conteniendo una cámara fotográfica marca PENTAX, dos teléfonos celulares marca Motorola con dos cargadores para los mismos y dos baterías, un reloj de puño brazalete negro, carátula blanca marca Q6Q, para señorita; un reloj de puño electrónico marca SUIZO y un reloj de puño electrónico marca ANDEL, una bolsa plástica conteniendo veinte cartuchos calibre 9 mm., y dos cartuchos calibre treinta y ocho especial y una bolsa plástica conteniendo diecisiete dólares en billetes de diferentes denominaciones, al quedar ejecutoriada esta sentencia devuélvanse a sus dueños y con las demás pruebas objeto de decomiso, cúmplase con lo establecido en el artículo 184 Pr. Pn., y para tal efecto tome nota la Secretaria de este Tribunal. En caso de que las partes no hagan uso del derecho de recurrir en casación en el término señalado en el Art. 423 Pr. Pn., considérese firme y ejecutoriada la presente sentencia de acuerdo al Art. 133 Pr. Pn. Notifiquese la presente sentencia en la forma y término que señalan los artículos 358 inciso final, en relación con el Art. 329 Inc. Final Pr. Pn." (Sic fs.175). II Inconforme con el citado pronunciamiento, el imputado JOSÉ ÁNGEL AYALA GALDÁMEZ, interpuso recurso de casación para ante esta Sala, alegando dos motivos de forma, a saber: 1. "ERRÓNEA APLICACIÓN DE LOS PRECEPTOS LEGALES ESTIPULADOS EN LOS ARTÍCULOS 20 DE LA CONSTITUCIÓN, 173 Y 177 DEL CÓDIGO PROCESAL PENAL." En apoyo a su reclamo expone: "El Tribunal de Sentencia aplicó de forma equivocada los artículos precitados en base a que la actuación policial fue amparada por la Ley, ya que fue en persecución de un delincuente y que cuando registraron la vivienda se hizo con mi anuencia, por lo que consideraron que lo realizado se hizo con los requisitos legales que se exigen para estas situaciones. Por lo que conviene examinar el mérito probatorio que tuvieron los medios de prueba presentados en el debate en el cual los agentes policiales que declararon como testigos de cargo en la audiencia de prueba, fueron coincidentes y armónicos en sus declaraciones al afirmar que encontraron una porción de droga en la entrada de mi vivienda y otra porción de sustancia sobre una mesa al interior de mi vivienda, asimismo el análisis físico químico practicado a la sustancia la cual resultó ser marihuana, por lo que no se ha demostrado que con la portación de estos elementos probatorios quede sin atisbo de duda que se trata a un hecho concerniente a un delito de tráfico de droga en su modalidad de transporte por lo que no se puede inferir de manera unívoca esta situación ya que mi persona no tuvo el dominio exclusivo de la situación porque los agentes policiales que realizaron este mal procedimiento manifiestan que la sustancia encontrada afuera de mi vivienda es el mismo objeto que supuestamente yo estaba entregando a la persona que huyó y cómo es posible que ellos hayan visto esta supuesta transacción y no hayan visto cuando al sujeto que perseguía se le cayó lo que ellos dicen que yo le entregue siendo esa conclusión policial de forma antojadiza y no conforme con la razón y la lógica, más bien es una presunción de culpabilidad que tuvieron los agentes policiales para detenerme. En ningún momento quedó demostrado en el desfile probatorio que realicé actos ejecutivos propios de tráfico de drogas, ya que no se ha probado con los testimonios examinados mi autoría en el ilícito que se me atribuye por lo que la modalidad de transporte de droga acuñada por el Tribunal no está fundamentada probatoria y legalmente, ya que no he realizado ninguna actividad de traslación de droga o en forma clandestina para lograr tal finalidad. (Sic). 2. "INOBSERVANCIA DE LOS ARTÍCULOS 15 Y 162 DEL CÓDIGO PROCESAL PENAL: La policía ingresa a la vivienda persiguiendo a un presunto delincuente y al no atraparlo, optan por registrar mi vivienda, vulnerando el consentimiento prestado para perseguir al sujeto que huía y desnaturalizando el acto de investigación. Los agentes de la Policía Nacional Civil que me capturaron se encontraban realizando un patrullaje preventivo cuando observaron a dos personas, afirmando que una de ellas le entregaba algo a otra. Por tanto, asumiendo que se trataba de drogas deciden realizarles un registro personal, ordenándoles "alto", por lo que uno de ellos, la persona que había recibido algún objeto salió corriendo y es inmediatamente perseguido por los agentes. El sujeto que huía ingresa a mi vivienda, pues la misma es muy humilde, de construcción sencilla, sin protección y antes que yo pudiera preguntar qué hacía dentro de mi casa, la atraviesa corriendo y se va por la parte posterior de la misma. Ante ello, la Policía Nacional Civil ingresa a la vivienda y comienza a realizar un registro exhaustivo de la misma, sin contar con mi consentimiento pleno, ni el de mi compañera de vida. Encontrando droga para consumo personal. Con este accionar los agentes de la Policía, han violentado mi garantía de la inviolabilidad de la morada y mi derecho fundamental a la intimidad, protegidos en los Arts. 2 y 20 de la Constitución y 173 del Código Procesal Penal. No puede obviarse que la posesión de la marihuana es obtenida mediante un registro ilegal, pues los Policías ingresan a la morada de mi persona y de mi esposa, para perseguir a una persona, a la cual, dado su inoperancia no logran atrapar y ante su frustración, abusan del consentimiento que presté para que atraparan al sujeto que huía y buscan entre mis pertenencias y las de mi compañera de vida, pese a mis reclamos y a mi molestia evidente, porque no los autoricé a ellos para eso. Por tanto, la droga la obtienen en forma ilegal y siendo así, es éste el elemento objetivo que funda mi condena, pero la misma deviene ilícita por el contenido del Art. 15 inciso 1° y 2° del Código Procesal Penal, pues se obtiene violentando derechos fundamentales. Es así que se vulnera el Art. 15 Pr. Pn., y sobre ella se fundamenta la sentencia de condena de mi persona." (Sic). III. Posteriormente, fue emplazado el licenciado Mario Eduardo Marroquín, en su carácter de agente auxiliar del Fiscal General de la República; a efecto de que contestara el recurso interpuesto, sin embargo, el referido profesional no hizo uso del derecho conferido. IV. CONSIDERACIONES DE ESTA SALA. En primer término, cabe advertir que el recurrente ha denunciado dos motivos de casación que corresponden, a la errónea aplicación del artículo 20 de la Constitución, artículos 173 y 177 del Código Procesal Penal, y seguidamente, la inobservancia de los artículos 15 y 162 del Código Procesal Penal; sin embargo, el argumento medular que inspira ambas causales, recae en la vulneración a derechos fundamentales -que generaría la nulidad absoluta del proceso- concretamente la inviolabilidad de la morada e intimidad, pues considera el impugnante (quien a su vez tiene la calidad de condenado) que los agentes captores durante la investigación del delito de Tráfico Ilícito, irrumpieron en su morada sin portar una orden judicial de registro y allanamiento, que les autorizara su ingreso y la recolección de objetos supuestamente ilícitos. De acuerdo al reclamo formulado, es conveniente recordar el contenido del artículo 20 de la Constitución, el cual indica: "La morada es inviolable y sólo podrá ingresarse a ella por consentimiento de la persona que la habita, por mandato judicial, por flagrante delito o peligro inminente de su perpetración, o por grave riesgo de las personas". Esta disposición concreta la protección constitucional del domicilio -espacio donde el individuo ejerce su libertad más íntima- y su prohibición de entrada en él. De tal forma, que el quebrantamiento a este mandato constitucional, comprende todo ingreso ilegal en la morada, en razón que es efectuado en contra de la voluntad del habitante. Sí bien es cierto, la regla de la inviolabilidad del domicilio es de contenido amplio e impone una serie de garantías; este derecho no puede ser concebido como absoluto, pues la norma constitucional igualmente establece tres supuestos taxativos en que procede la entrada o registro en el domicilio, cuales son: a. Con el consentimiento de la persona, b. Delito flagrante, o c. Autorización judicial. Interesa pues, de acuerdo a las circunstancias del caso concreto, referirnos especialmente al supuesto de la flagrancia, que según la doctrina se concibe como "supuesto habilitante para la entrada y registro del domicilio y autoriza a los agentes policiales para proceder de propia autoridad, a la inmediata detención de las personas cuando sean sorprendidas en flagrante delito, permitiendo la aprehensión — aunque se oculte o se refugie en alguna casa — el registro, que con ocasión de la flagrancia se efectúe en ese lugar, y la ocupación o decomiso de los efectos e instrumentos que ahí se hallasen y que pudieran guardar relación con el delito perseguido". Los elementos que deben concurrir para que exista la flagrancia, son: 1) La evidencia del delito, entendida como la situación fáctica en la que el delincuente es "sorprendido" -visto directamente o percibido de otro modo- en el momento de delinquir o en circunstancias inmediatas a la perpetración del delito; 2) La urgencia de la intervención policial para impedir la consumación del delito, para detener a la persona supuestamente responsable del mismo, proteger a la víctima o para evitar la desaparición de los efectos o instrumentos del delito. (Cfr. Rubio Llorente, Francisco. "Derechos Fundamentales y Principios Constitucionales.", p. 183) Así, para que efectivamente se esté ante un caso de flagrancia, debe haber una relación de inmediatez temporal del delincuente con la comisión del supuesto hecho punible; pues sólo así resulta legítimo y justificado el ingreso del domicilio por la autoridad policial sin orden judicial; recuérdese que la finalidad que se persigue, es la de asegurar los elementos de prueba del hecho desde el inicio de la investigación. Es oportuno señalar ante este punto, que la flagrancia implica una excepción al régimen normal de un derecho fundamental, y por lo tanto, de acuerdo al caso en particular debe delimitarse tal circunstancia. De tal forma, consta a folios 6 del caso sub-judice, el acta de detención de los imputados, en la cual se aprecia la actuación `, de los investigadores de la Policía Nacional Civil, "que realizaban patrullaje preventivo en la dirección antes mencionada y específicamente frente a la casa-- primeramente mencionada, el señor sargento Alvarado Cruz y el señor agente Anzora Sandoval, observaron parado en la entrada a un sujeto que vestía un pantalón de lona color negro, sin zapatos (...)y frente a éste un segundo sujeto, el cual vestía ropas similares a las que usan los miembros de mara o pandillas, quien recibía del primer sujeto un paquetito pequeño, envuelto en papel periódico, similar al que utilizan los narcotraficantes para comercializar droga marihuana, por lo que en base a su experiencia y amparados por lo establecido en los artículos diecinueve de la Constitución de la República y ciento ochenta y ocho del Código Procesal Penal, el señor sargento manda el comando verbal de "ALTO POLICÍA", para realizar una requisa personal, a lo que dicho sujeto no acató la orden recibida, entrando violentamente a la vivienda en mención, por lo que basado en los artículos veinte de la Constitución y el ciento setenta y siete ordinal primero del Código Procesal Penal, así como el artículo seis, literal "C" de la Ley Reguladora de las Actividades Relativas a las Drogas, el agente Anzora, entró al inmueble tras dicho sujeto, pero es el caso que éste se dio a la fuga por la parte trasera del inmueble, no siendo posible para éste darle alcance, pero es el caso que el señor sargento encontró en la entrada de la puerta una porción pequeña de hierba seca al parecer marihuana, procediendo el agente Anzora Sandoval, a realizarle prueba de campo a presencia del sargento, el sujeto que estaba en la vivienda y la compañera femenina; manifestando haber obtenido un resultado positivo a marihuana, razón por la cual a dicho sujeto se le pide autorización para realizar un registro en la vivienda, a lo que manifestó que no había ningún problema, asimismo es identificado por el sargento por medio de su Documento Único de Identidad, en el que consta que su nombre es José Ángel Ayala Galdámez (...)al iniciar el registro el agente Anzora Sandoval acompañado por el señor Ayala Galdámez (...)en uno de los cuartos, fue encontrado sobre una mesa, una pipa de fabricación artesanal utilizada para fumar droga conocida como Crack, un rollo de papel aluminio en uno, una porción pequeña de hierba seca al parecer marihuana a la que al realizar la prueba de campo obteniendo un resultado positiv o ." (sic) Como se observa, el imputado fue sorprendido en flagrancia inmediata, en consecuencia la actuación de los agentes de la Policía Nacional Civil se encontraba amparada en lo dispuesto por los artículos 177 relacionado con el 188, ambos del Código Procesal Penal. De tal forma, para el caso presente se da la concurrencia de la inmediatez, tanto temporal como personal del imputado con la comisión del delito, es decir, éste fue descubierto en el momento de cometer el hecho punible relacionado a las drogas, por lo que se coloca en estado de flagrancia, que fue evidenciada con anterioridad a la práctica del allanamiento sin orden previa de autoridad judicial competente, pues tal como apuntan los agentes captores, observaron que estaba en proceso una actividad de comercio ilícita. Esta circunstancia, permitió a la policía entrar en el domicilio de que se trate, sin orden escrita de autoridad, con el fin de interrumpir la comisión del hecho punible. Ello, habilitó el registro sin necesidad de las órdenes de captura, pues el artículo 13 de la Constitución, posibilita la aprehensión inmediata de una persona si es sorprendida en flagrante delito o inmediatamente después de haberse consumado, tal como se desprende de la lectura de las entrevistas a las que se ha hecho referencia. De lo anterior, se descarta la ocurrencia de la violación constitucional alegada, pues la captura y el consiguiente decomiso de la droga se realizó bajo los procedimientos ordinarios previstos en la ley procesal penal, en razón de ello, no es procedente acceder a la pretensión planteada. (En similar sentido, véase la resolución de Hábeas Corpus, referencia H43-2004). POR TANTO: De acuerdo a lo apuntado en los acápites precedentes, disposiciones legales citadas y artículos 5o inciso 2°, 57, 421, 422 y 427, todos del Código Procesal Penal, a nombre de la República de El Salvador, esta Sala RESUELVE: A. NO HA LUGAR a casar la sentencia de mérito, por la alegada violación a las reglas de la sana crítica, la cual constituye el motivo de casación. B. Remítanse las actuaciones al tribunal de origen, para los efectos legales pertinentes. M. TREJO.----------------R. M. FORTIN H.--------------GUZMAN U. D. C.-----------PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---------------RUBRICADAS.------------ILEGIBLE.