antecedentes de hecho

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Roj: STS 1019/2013 - ECLI:ES:TS:2013:1019
Id Cendoj: 28079130052013100070
Órgano: Tribunal Supremo. Sala de lo Contencioso
Sede: Madrid
Sección: 5
Nº de Recurso: 7139/2010
Nº de Resolución:
Procedimiento: RECURSO CASACIÓN
Ponente: EDUARDO CALVO ROJAS
Tipo de Resolución: Sentencia
SENTENCIA
En la Villa de Madrid, a ocho de Marzo de dos mil trece.
La Sala constituida por los Excmos. Sres. Magistrados relacionados al margen ha visto el recurso de
casación nº 7139/2010 interpuesto por la Procuradora Dª Gema Sainz de la Torre Vilalta, en representación de
Dª Agueda , contra la sentencia de la Sección 1ª de la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia
Nacional de 21 de octubre de 2010 (recurso contencioso-administrativo nº 197/2008 ). Se ha personado en las
actuaciones, como parte recurrida, la ADMINISTRACIÓN GENERAL DEL ESTADO representada y asistida
por la Abogacía del Estado.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- La Sección 1ª de la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional dictó
sentencia con fecha 21 de octubre de 2010 (recurso nº 197/2008 ) en la que se desestima el recurso
contencioso-administrativo interpuesto por Dª Agueda contra la denegación por silencio de la solicitud de
concesión administrativa, formulada al amparo de la Disposición Transitoria Primera de la Ley de Costas ,
para la ocupación de la finca inscrita en el Registro de la Propiedad nº 2 de Almería con el número NUM000
, afectada por el deslinde aprobado por Orden Ministerial de 19 de mayo de 2003, correspondiente al tramo
de costa comprendido entre el Colegio Universitario y la Rambla de Retamar (expediente AL-1-AL).
SEGUNDO.- En el fundamento jurídico primero de la sentencia se indica el objeto del recurso y se
resumen las posturas de los intervinientes en el proceso, en los siguientes términos:
<< PRIMERO.- Se impugna en el presente recurso contencioso-administrativo la desestimación por
silencio del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, de la solicitud de concesión administrativa
formulada por Dª. Soledad al amparo de la Transitoria Primera de la Ley de Costas, en relación con una parcela
deslindada como dominio público marítimo terrestre mediante Orden del Ministerio de Medio Ambiente de
19 de mayo de 2003.
La demandante efectúa en apoyo de su pretensión, las siguientes consideraciones:
- Por OM de 29 de mayo de 2003 se aprobó el deslinde de los bienes de dominio público marítimoterrestre del tramo de costa de unos 9179 metros de longitud, comprendido desde el colegio universitario hasta
la rambla de Retamar, en el término municipal de Níjar (Almería), incluyéndose en el demanio (vértices 17 y
18) una parcela adquirida por la recurrente junto con su hermana mediante escritura notarial de segregación
y venta de fecha 25 de febrero de 1993. Finca que no pudo inscribirse en el Registro de la Propiedad por no
poder aportarse la certificación del Servicio de Costas exigida en el artículo 35 del Reglamento de Costas ,
al encontrarse en tramitación el deslinde que incluía provisionalmente la totalidad de la finca en el dominio
público marítimo-terrestre.
- Desde 1979 y sin solución de continuidad sobre dicha finca ha existido y existe una edificación
destinada a merendero, hoy restaurante, denominado "Restaurante Jiménez" que se encuentra en total
funcionamiento. - Ante la inclusión de la finca en el demanio por la OM de 29 de mayo de 2003, la recurrente
junto con su hermana presentaron en fecha 11 de febrero de 2004, dentro del plazo de 1 año desde
la aprobación del deslinde, escrito solicitando la concesión administrativa contemplada en la Disposición
Transitoria Primera de la Ley de Costas .
1
- Resulta aplicable la Disposición Transitoria Primera, apartado 1, de la Ley de Costas por cuanto la
primera inscripción en el Registro de la Propiedad de las fincas de la que proviene la de la recurrente y
su hermana es de 24 de julio de 1860, anterior a la entrada en vigor de la Ley de Puertos de 1880y su
tracto registral ha sido ininterrumpido desde entonces. Alega que hay mucha jurisprudencia que equipara la
existencia de sentencia judicial firme, a la que se refiere dicha Disposición Transitoria, apartado 1º, con la
acreditación de la adquisición de la finca con anterioridad a la Ley de Puertos. Cita la STS de 10 de junio
de 1996 .
- Subsidiariamente, resultaría de aplicación la Disposición Transitoria Primera apartado 4 de la Ley de
Costas . El deslinde aprobado por OM de 17 de febrero de 1966delimitó todos los bienes que la Ley de Costas
de 1969señalaba como dominio público y a la entrada de la Ley de 1988no reunían las características de
dominio público para su inclusión en el demanio de acuerdo con la Ley de 1969. Aporta varias fotografías y
en concreto como documento nº 4fotografía comparativa entre el vuelo de 1956 y el de 2004 de la Junta de
Andalucía, en el que se observa la regresión costera de la zona.
- En cualquier caso y de forma subsidiaria, se invoca la aplicación de la Disposición Transitoria Primera
apartado 3 de la Ley de Costas , pues aunque el deslinde fuera parcial, ello no impediría de acuerdo con la
STC 149/1991 que se indemnice esa privación de derechos en términos análogos a aquellos previstos en el
apartado 4 de la mencionada Disposición Transitoria Primera de la Ley de Costas y disposiciones transitorias
tercera, 4º y cuarta del Reglamento.
La Abogacía del Estado opone que si bien es a partir de la OM de 19 de mayo de 2003 cuando se puede
afirmar que los terrenos donde se ubican las instalaciones hosteleras quedan declarados de dominio público
marítimo-terrestre, no obstante existe una certificación expedida por el Jefe del Servicio de Costas en Almería
en junio 2004 en la que se declara que la delimitación realizada entre los vértices 17 y 18 se considera que
coincide con la que hubiera resultado de una aplicación correcta de la Ley 28/69y jurisprudencia posterior, por
lo que si de acuerdo con dicha normativa era también dominio público marítimo terrestre no existe privación
de acuerdo con la Ley pues la nueva delimitación no priva de nada a la propiedad privada, citando en este
sentido la SAN, Sec. 1ª de 11 de abril de 2007 (Rec. 293/2005 ).
Considera en conclusión que la solicitud de la concesión no puede encuadrarse en ninguno de los
supuestos previstos en la Disposición Transitoria Primera de la Ley de Costas >>.
En el fundamento jurídico segundo la Sala de instancia recoge los elementos y datos que resultan
relevantes para resolver las cuestiones litigiosas y que considera debidamente acreditados. El texto de este
fundamento es el siguiente:
<< (...) SEGUNDO.- Es un hecho constatado que en la zona donde se ubica la parcela de la recurrente
se había practicado un deslinde aprobado por OM de 17 de febrero de 1966 y que mediante OM de 29 de
mayo de 2003 se practica uno nuevo en que los terrenos en cuestión, ubicados entre los vértices M-17 y
M-18, se incluyen en el demanio al amparo del artículo 3.1.a) de la Ley de Costas , según se argumenta
en la Consideración 2) de la citada OM de 2003 aportada como documento número 11 con la demanda.
También se ha constatado: 1) que en 1985 se hallaba construido en la finca de autos un merendero de 23
metros de largo por 21 de fondo, según se desprende del expediente de la Comandancia Militar de Marina
obrante en el procedimiento; 2) que en ese mismo año D. Paulino (el anterior propietario de la finca) promovió
un expediente de edificación de un restaurante en suelo no urbanizable denegándose la solicitud en fecha
10 de septiembre de 1985, denegación confirmada en alzada, según informe de la Consejería de Obras
Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía, delegación provincial en Almería; 3) que en octubre de
1992, la Diputación Provincial de Almería (documento número 7 de los aportados con el escrito de proposición
de prueba) concedió autorización a D. Carlos María , padre de la recurrente, para la realización de un
bar que afecta a la carretera provincial ALP-812, PK-4,175 siempre que se tengan en cuenta una serie de
condiciones que se acompañan; 4) que con fecha 30 de octubre de 2001 la delegación provincial de Almería
de la Consejería de Turismo y Deporte dictó resolución de inscripción de funcionamiento correspondiente al
establecimiento Restaurante Jiménez (documento número 8 de los aportados con el escrito de proposición
de prueba)>>.
Una vez establecidos los hechos, la sentencia se adentra en el examen de las cuestiones jurídicas
suscitadas, comenzando por hacer un breve repaso, a modo de introducción, sobre la naturaleza y finalidad
de la disposición transitoria primera de la ley de Costas , a lo que dedica el fundamento jurídico tercero, para
seguidamente, en los fundamentos cuarto y quinto, dar respuestas a las pretensiones aducidas con carácter
principal y subsidiario por la recurrente. El contenido de estos dos últimos fundamentos es como sigue:
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<< (...) CUARTO.- El apartado 1 de la Disposición Transitoria Primera de la Ley de Costas 22/1988
dispone "En virtud de lo dispuesto en el artículo 132.2 de la Constitución , los titulares de espacios de
zona marítimo-terrestre, playa y mar territorial que hubieran sido declarados de propiedad particular por
sentencia judicial firme anterior a la entrada en vigor de la presente Ley pasarán a ser titulares de un derecho
de ocupación y aprovechamiento del dominio público marítimo-terrestre, a cuyo efecto deberán solicitar
la correspondiente concesión... La concesión se otorgará por treinta años, prorrogables por otros treinta,
respetando los usos y aprovechamientos existentes, sin obligación de abonar canon, y se inscribirá en el
Registro a que se refiere el artículo 37.3" .
La parte actora invoca la aplicación de dicho apartado aún reconociendo la inexistencia de sentencia
judicial firme, por considerar que es equiparable a esos efectos, la inscripción de la finca en el Registro de la
Propiedad a la existencia de sentencia firme.
La Sala, sin embargo, considera de acuerdo con un criterio reiterado, que no procede la aplicación del
mentado apartado 1) porque se refiere a un presupuesto de hecho, la existencia de sentencia judicial firme,
que no concurre en el presente caso y que es condición sine qua non para su aplicación.
En este sentido conviene recordar como la citada STS de 11 de diciembre de 2008 (Rec. 7077/2004 )
señala que acorde con la naturaleza de las normas transitorias se establecen diferentes supuestos incluidos
en cada apartado de su régimen transitorio, de manera que a un supuesto de hecho concreto se le anuda una
consecuencia jurídica, sin que puedan exportarse las consecuencias previstas en alguno de los supuestos a
otros que nada tienen que ver con el supuesto aplicado y respecto del que se producen evidentes diferencias.
QUINTO.- La Disposición Transitoria Primera, apartado 4, que es la invocada en segundo lugar por la
actora, dice "En los tramos de costa en que esté completado el deslinde del dominio público marítimo-terrestre
a la entrada en vigor de esta ley, pero haya de practicarse uno nuevo para adecuarlo a las características
establecidas en aquellas para los distintos bienes, los terrenos que resulten comprendidos entre la antigua
y la nueva los terrenos que resulten incluidos en el dominio público, aunque hayan sido ocupados por
obras». delimitación quedarán sujetos al régimen establecido en el apartado primero de esta disposición,
computándose el plazo de un año para la solicitud de la concesión a que el mismo se refiere a partir de la
fecha de aprobación del correspondiente deslinde" [los defectos en la transcripción de la norma figuran así
en la sentencia recurrida].
Mientras que, el apartado 3 de la citada Disposición Transitoria, señala que " en los tramos de costa en
que el dominio público marítimo-terrestre no esté deslindado o lo esté parcialmente a la entrada en vigor de
la presente ley, se procederá a la práctica del correspondiente deslinde, cuya aprobación surtirá los efectos
previstos en el artículo 13para todos ".
En este sentido, se expresan igualmente la Disposición Transitoria Tercera y Cuarta del Reglamento
de Costas de 1989 .
La aplicación de un apartado u otro depende en consecuencia y por lo que aquí nos interesa, de si el
deslinde del dominio público marítimo-terrestre estaba completado a la entrada en vigor de la Ley de Costas
o si era parcial. Según la Disposición Transitoria Tercera nº 2 del Reglamento de Costas 1471/89, de 1 de
Diciembre , deslinde parcial es aquel que no incluye todos los bienes calificados como dominio público según
la Ley de Costas de 1969, y en este sentido se pronuncia también la STS, Sala 3ª, de 20 de noviembre 2009
(Rec. 4963/2005 ).
De manera que a tenor de la normativa expuesta, y conforme ya se razonó en la citada SAN, Sec. 1ª,
de 11 de abril de 2007 (Rec. 293/2005 ) SAN, Sec. 1ª, de 11 de abril de 2007 (Rec. 293/2005 ) cuando o bien
no se ha practicado deslinde, o bien se ha realizado de forma incompleta y, por tanto, no se han constatado
ni declarado todas las pertenencias demaniales previstas en el régimen jurídico anterior a la vigente Ley de
Costas de 1988, la consecuencia jurídica es que la aprobación del deslinde posterior solo tendrá los efectos
previstos en el artículo 13 de la citada Ley de Costas , siempre que el deslinde tenga la coincidencia con los
bienes que ya eran demaniales en el régimen jurídico anterior pues entonces la privación del bien, que deja
de detentarse por los particulares, no puede atribuirse a la Ley de Costas de 1988, y por ello no tiene lugar
compensación alguna.
A tal fin conviene señalar que el artículo primero de la Ley de Costas de 1969 , en el apartado 2 que es
el que aquí nos interesa, dispone que son bienes de dominio público " 2. La zona marítimo-terrestre, que es
el espacio de las costas o fronteras marítimas del territorio español que baña el mar en su flujo y reflujo, en
donde sean sensibles las mareas, y las mayores olas en los temporales ordinarios, en donde no lo sean. Esta
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zona se extiende asimismo por las márgenes de los ríos ..." Esa realidad geográfica contemplada en dicho
precepto, con independencia de que en el artículo 3.1.a) de la Ley de Costas de 1988 se aluda a los mayores
temporales conocidos, es la que proporcionó justificación al deslinde de 2003. En este sentido son ilustrativas
las fotografías obrantes al informe pericial aportado como documento número 12 con la demanda emitido por
el Ingeniero de Montes Sr. Bartolomé y sometido a la contradicción de las partes al ser ratificado a presencia
judicial, así como las aportadas por el Servicio Provincial de Costas en Almería en periodo probatorio.
Cabe destacar que el citado informe pericial no viene sino a constatar dicha realidad física que atribuye
a una acusada regresión de la playa, aunque considera que el deslinde estaba completado a la entrada en
vigor de la Ley de Costas porque dicha regresión se produjo con posterioridad a la entrada en vigor de la
Ley de Costas de 1988.
Con independencia de cuando se pudo ir produciendo esa paulatina regresión, que no suele ser fácil
de poder determinar, tratándose de una materia compleja y muy especializada que requeriría un estudio más
en profundidad que el elaborado por el Ingeniero de Montes Sr. Bartolomé , lo que se ha puesto de relieve es
que con arreglo a la Ley de Costas de 1969 dichos terrenos tendrían también la consideración de bienes de
dominio público, por lo que el deslinde de 1966 no puede ser considerado como completo, pues no se agotaron
en el mismo todas las posibilidades para la delimitación que la ley de 1969permitía y no se han declarado todas
las pertenencias demaniales previstas en el régimen jurídico anterior a la vigente Ley de Costas de 1988.
Las consecuencias jurídicas que se derivan de la aplicación del apartado 3) de la citada Disposición
Transitoria Primera de la Ley de Costas , no son las señaladas por la actora, pues la STC 149/1991 invocada
en la demanda, parte en el fundamento jurídico 8.B.d) de la premisa ya expuesta cual es que la naturaleza
compensatoria de las normas transitorias analizadas impide el otorgamiento de la concesión administrativa
cuando no se ha producido una pérdida patrimonial derivada de la entrada en vigor y aplicación de la Ley de
Costas de 1988. De manera que la compensación consistente en la conversión del título de propiedad por una
concesión administrativa que es, simultáneamente, un acto de privación de derechos y una compensación por
tal privación, no puede tener lugar cuando el deslinde anterior a la vigente Ley de Costas fue parcial por no
incluir en el mismo todas las pertenencias demaniales y, en todo caso, en la parte coincidente entre ambos
regímenes jurídicos el anterior y el que instaura la Ley de Costas de 1988, criterio que es el seguido por la
Sala en la tan citada sentencia de 11 de abril de 2007 .
Por todo lo cual procede desestimar el recurso interpuesto>>.
Por las razones expuestas, la Sala de la Audiencia Nacional desestima el recurso contenciosoadministrativo.
TERCERO.- Notificada la sentencia a las partes, la representación de Dª Agueda preparó recurso de
casación y luego efectivamente lo interpuso mediante escrito presentado el 4 de febrero de 2011 en el que,
tras exponer los antecedentes del caso, formula cuatro motivos de casación, el primero al amparo del artículo
88.1.c/ de la Ley reguladora de esta Jurisdicción , y los demás invocando el apartado d) del indicado artículo.
El enunciado y contenido de estos motivos es, en síntesis, el siguiente:
1º) La sentencia incurre en incongruencia omisiva, al haber dejado de resolver sobre la posible
aplicación del apartado 2 de la disposición transitoria primera de la Ley de Costas . En el encabezamiento
del motivo se invocan la Disposición Transitoria Primera, apartado 2, de la Ley de Costas , la STC 149/1991 ,
los artículos 33 y 67 de la Ley reguladora de esta Jurisdicción , el artículo 218 Ley de Enjuiciamiento Civil y
el artículo 33 de la Constitución .
2º) Infracción de la disposición transitoria primera, apartados 1 y 2, de la Ley 22/1988, de Costas , al
no haberse otorgado el carácter de sentencia judicial firme a la inscripción de los terrenos en el Registro de la
Propiedad cuando la certificación registral aportada hace prueba plena de que la finca de la recurrente estaba
inscrita con anterioridad a la Ley de Costas
3º) Infracción de la disposición transitoria primera, apartados 3 y 4, de la Ley de Costas , y de la
disposición transitoria tercera, apartado 2, de su Reglamento aprobado por Real Decreto 1471/1989 , en
relación con el artículo 348 de la Ley de Enjuiciamiento Civil , respecto de las reglas de la sana crítica que
presiden la valoración de la prueba.
4º) Infracción del artículo 24 de la Constitución en relación con el artículo 5.4 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial y de los artículos 9.3 y 120.3 de la Constitución , así como en el artículo 335 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil , sobre la necesidad y el valor de la prueba pericial en cuestiones en las que sea necesaria
o conveniente la aportación de conocimientos científicos, artísticos o prácticos. La parte recurrente considera
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que la argumentación de la Sala de instancia ha sido ilógica y que las conclusiones a las que llega a través
de la valoración de la prueba han sido arbitrarias.
Termina el escrito solicitando que se dicte sentencia por la que, estimando los motivos formulados, se
case y anule la sentencia recurrida y, en consecuencia, se estime el recurso contencioso administrativo.
CUARTO.- Mediante providencia de la Sección Primera de esta Sala del Tribunal Supremo de 27 de
abril de 2011 se acordó admitir a trámite el recurso de casación, así como la remisión de las actuaciones a la
Sección Quinta, de conformidad con lo dispuesto en las normas sobre reparto de asuntos.
QUINTO.- Recibidas las actuaciones en esta Sección Quinta, por diligencia de ordenación de 4 de abril
de 2011 se acordó dar traslado del escrito de interposición a la parte recurrida para que en el plazo de treinta
días formalizase su oposición, lo que llevó a cabo el Abogado del Estado mediante escrito presentado el día 21
de junio de 2011 en el que formula alegaciones en contra de los motivos de casación aducidos, para terminar
solicitando que se dicte sentencia por la que se declare no haber lugar al recurso de casación, con imposición
de costas a la recurrente.
SEXTO.- Quedaron las actuaciones pendientes de señalamiento para votación y fallo fijándose
finalmente al efecto el día 6 de marzo de 2013, fecha en que tuvo lugar la deliberación y votación.
Siendo Ponente el Excmo. Sr. D. Eduardo Calvo Rojas ,
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- El presente recurso de casación nº 7139/2010 lo interpone la representación de Dª Agueda
contra la sentencia de la Sección 1ª de la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional de
21 de octubre de 2010 (recurso nº 197/2008 ), en la que se desestima el recurso contencioso-administrativo
interpuesto por la referida recurrente contra la denegación presunta de la solicitud presentada ante la Dirección
General de Costas del Ministerio de Medio Ambiente para la determinación de los derechos concesionales
que pudieran corresponder a la Sra. Agueda y a otra interesada, en aplicación de la Disposición Transitoria
Primera de la Ley de Costas , sobre la finca registral NUM000 del Registro de la Propiedad nº 2 de Almería,
afectada por el deslinde aprobado por Orden Ministerial de 19 de mayo de 2003, correspondiente al tramo de
costa comprendido entre el Colegio Universitario y la Rambla de Retamar (expediente AL-1-AL).
Han quedado reseñadas en el antecedente segundo las razones que se exponen en la sentencia
recurrida para fundamentar la desestimación del recurso contencioso-administrativo. Procede entonces que
entremos a examinar los motivos de casación formulados, cuyos enunciados hemos visto en el antecedente
tercero.
SEGUNDO.- En el primer motivo de casación la recurrente sostiene -con evidente equivocación- que la
sentencia tenía que haber dado respuesta a una cuestión que no había sido suscitada en la demanda, como
es la relativa a la eventual aplicación al caso de la previsión contenida en el apartado 2 de la Disposición
Transitoria Primera de la Ley de Costas .
En su escrito de demanda la recurrente defendía, con carácter principal, que tenía derecho a obtener
una concesión amparada en la disposición transitoria primera, apartado 1, de la Ley de Costas , esto es, la
que reconoce los derechos declarados de propiedad particular por sentencia judicial firme anterior a la entrada
en vigor de la Ley de Costas de 1988. Con carácter subsidiario, la demandante reivindicaba el derecho a
obtener la concesión prevista en la disposición transitoria primera, apartado 4, de la Ley de Costas , que
se refiere a los terrenos comprendidos entre la antigua y nueva delimitación para los tramos de costa en
que estuviese completado el deslinde del dominio público marítimo-terrestre a la entrada en vigor de la Ley
22/1988, pero que requieran la práctica de uno nuevo para adecuarlo a las características establecidas en
ésta. Y, también subsidiariamente, se postulaba el derecho a obtener una concesión al amparo del apartado 3
de la citada disposición transitoria primera, que se refiere a los supuestos de tramos de terreno no deslindados
o deslindados parcialmente a la entrada en vigor de la Ley 22/1988 .
En adecuada correspondencia con esas alegaciones -que guardan, a su vez, correlación con las
pretensiones formuladas en el suplico de la demanda- la Sala de instancia da respuesta ordenada y sucesiva
a las cuestiones suscitadas y declara la improcedencia de aplicar aquellos tres apartados de la disposición
transitoria primera de la Ley de Costas que invocaba la demandante para reclamar su derecho a obtener una
concesión que le permita ocupar los terrenos.
Por ello, no puede sostenerse que la sentencia incurra en incongruencia por no haber examinado la
eventual aplicación del apartado 2 de la disposición transitoria primera de la Ley de Costas , cuando la propia
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recurrente admite que no esgrimió esa norma. El hecho de que el Abogado del Estado hiciese mención al
apartado 2 de la disposición transitoria primera de la Ley de Costas en su escrito de contestación a la demanda
no produce la alteración de las pretensiones de la actora, ni permite considerarlas ampliadas a los supuestos
de terrenos de la zona marítimo-terrestre o playa que no hayan podido ser ocupados por la Administración
al practicar un deslinde anterior a la entrada en vigor de la Ley por estar amparados por los títulos a que se
refiere el artículo 6.3 de la Ley de Costas de 26 de abril de 1969 . El Abogado del Estado había solicitado
la desestimación del recurso y, por ello, aunque hiciese repaso a todos los supuestos contemplados en la
disposición transitoria primera, incluido el del apartado 2, con ello, obviamente, por su posición procesal y
las pretensiones de desestimación que ejercitaba, no cabía entender que quedaran ampliados los motivos de
impugnación aducidos por la parte actora ni las pretensiones formuladas en la demanda. Por lo tanto, no puede
entenderse que hayan sido infringidos los preceptos citados por la recurrente, que exigen la congruencia de
las sentencias.
TERCERO.- Tampoco puede ser acogido el segundo motivo de casación, en el que la recurrente
sostiene, como ya había hecho en la demanda, que la inscripción de los terrenos en el Registro de la Propiedad
es equiparable a la existencia de una sentencia judicial firme declarativa de la propiedad particular, que
constituye el requisito exigido en el apartado 1 de la disposición transitoria primera de la Ley de Costas para
conferir al titular el derecho de ocupación y aprovechamiento del dominio público marítimo-terrestre.
Con independencia del alcance probatorio de las certificaciones registrales, y de la salvaguarda judicial
de los asientos del Registro de la Propiedad, es claro que la existencia de inscripción registral no constituye
el supuesto contemplado en el apartado 1 de la Disposición Transitoria Primera de la Ley de Costas , que se
refiere de manera clara e inequívoca a la existencia de sentencia judicial firme. Por tanto, aunque se admita
el hecho de la inscripción registral, que ni la Administración recurrida ni la Sala de instancia han cuestionado,
ello en nada altera la conclusión alcanzada la sentencia.
Por lo demás, cuando la disposición transitoria primera de la Ley de Costas se refiere a la declaración
de propiedad contenida en "sentencia judicial firme" utiliza esta expresión en su significado técnico jurídico
más preciso, el de las resoluciones judiciales contra las que no cabe recurso y pasan en autoridad de cosa
juzgada (vid artículos 369 y 408 de la de 1881, vigente cuando se promulgó la Ley de Costas y 207 de la
vigente Ley de Enjuiciamiento Civil de 2000), dando la Ley de Costas un tratamiento diferenciado al caso
de los derechos inscritos en el Registro de la Propiedad, lo que impide acudir a la vía de la interpretación
analógica que pretende la recurrente. Así, por ejemplo, la Ley de Costas niega todo valor obstativo frente al
dominio público a las detentaciones privadas, aun amparadas por inscripciones en el Registro de la Propiedad
( artículo 8 de la Ley de Costas ); e impide que las inscripciones registrales prevalezcan sobre la naturaleza
demanial de los bienes deslindados en cuanto declaran la posesión y la titularidad dominical a favor del Estado
( artículo 13.1 de la Ley de Costas ).
En definitiva, el valor jurídico conferido a las inscripciones registrales declarativas en modo alguno es
equiparable al supuesto a que se refiere el apartado 1 de la disposición transitoria primera de la Ley de Costas ,
esto es, el reconocimiento de la titularidad dominical por sentencia judicial firme. Por lo tanto, ni de la Ley
de Costas ni de la Ley Hipotecaria resulta la posibilidad, a los efectos que nos ocupan, de la asimilar las
inscripciones registrales a las sentencias firmes.
CUARTO.- En el tercer motivo de casación se denuncia, según vimos, la infracción de los apartados 3
y 4 de la disposición transitoria primera de la Ley de Costas , y de la disposición transitoria tercera, apartado
2, de su Reglamento, en relación con el artículo 348 de la Ley de Enjuiciamiento Civil ; y ello para combatir,
según dice la recurrente, la argumentación de la sentencia relativa al momento temporal que hay que tener
en cuenta para la consideración de un deslinde anterior a la vigente Ley de Costas como parcial o completo
a los efectos de la aplicación de los apartados 3 y 4 de su disposición transitoria primera .
La sentencia de instancia, en su fundamento jurídico quinto, rechaza que en este caso concurra el
supuesto contemplado en el apartado 4 de la disposición transitoria primera; y ello porque la Sala de instancia
niega que el deslinde practicado con anterioridad a la entrada en vigor de la Ley de Costas pueda ser
considerado como completo "...pues no se agotaron en el mismo todas las posibilidades para la delimitación
que la ley de 1969 permitía y no se han declarado todas las pertenencias demaniales previstas en el régimen
jurídico anterior a la vigente Ley de Costas de 1988".
Frente a ello la recurrente aduce que las realidades naturales que deben tomarse en consideración
para determinar si el deslinde anterior era o no completo son las existentes a la entrada en vigor de la Ley de
Costas de 1988 y no las del momento en que se practique el nuevo deslinde. Partiendo de esa premisa, la
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recurrente sostiene que mediante el informe pericial que acompañó había acreditado que a la entrada en vigor
de la Ley de Costas (1988) el deslinde practicado en 1966 era completo, mientras que al tiempo de realizarse
el deslinde actual (2003) los terrenos podían ser considerados como dominio público en aplicación de la Ley
de Costas de 1969, lo que es debido, según explica, a que desde la entrada en vigor de la Ley de Costas
hasta que se produjo el deslinde de 2003 el tramo de costa en cuestión sufrió una importantísima regresión
que supuso el avance del mar hacia la finca.
El planteamiento de la recurrente no es asumible porque parte de hechos que no están en la sentencia,
con lo cual no se respeta la técnica casacional; ya que la sentencia recurrida no comparte que a partir del
informe pericial practicado por el ingeniero de montes Sr. Bartolomé pueda establecerse "cuándo se pudo
ir produciendo esa paulatina regresión".
Para salvar ese serio escollo, en el desarrollo del motivo de casación se tacha de arbitraria la valoración
de la prueba que hace la Sala de instancia, pues al considerar que la regresión de la costa es anterior a la
Ley de Costas entra en contradicción con la conclusión del perito, que afirma lo contrario.
Ahora bien, que una sentencia, al realizar la valoración de la prueba, no comparta las conclusiones
de los dictámenes periciales, aparte de no ser infrecuente, constituye la manifestación más genuina de la
libre apreciación por la Sala de instancia según las reglas de la sana crítica, que rige explícitamente para la
valoración de la prueba pericial ( artículo 348 de la Ley de Enjuiciamiento Civil ). Como hemos declarado en
reiteradas ocasiones -véanse, por todas, las sentencias de esta Sala y Sección de 24 de octubre (casación
2312/96, FJ 3 º), y 21 de noviembre de 2000 (casación 2930/96 , FJ 10º)- para que pueda acogerse en
casación un motivo encaminado a cuestionar la valoración de la prueba no basta con poner de manifiesto
que el resultado probatorio obtenido por la Sala de instancia pudo ser más acertado o ajustado al contenido
real de la prueba, sino que resulta necesario demostrar que la valoración realizada es arbitraria, irrazonable
o conduce a resultados inverosímiles. Y desde luego, la simple tacha de arbitrariedad o irrazonabilidad en la
apreciación por la sentencia recurrida de la prueba no permite traer a colación en casación todos los aspectos
fácticos ya valorados en la instancia.
En el caso que nos ocupa, aparte de la descalificación de la valoración llevada a cabo en la sentencia,
no se aportan en el desarrollo del motivo de casación argumentos que respalden la tacha de arbitrariedad
que se dirige contra la Sala de instancia por haber considerado que la prueba aportada -informe emitido por
Ingeniero de Montes- no sirve para determinar "cuándo se pudo ir produciendo esa paulatina regresión"; y ello
por entender la Sala sentenciadora que habría sido necesario estudio de más en profundidad que el elaborado,
en razón de la dificultad y complejidad de la materia. No hay, pues, valoración arbitraria de la prueba, sino una
evaluación crítica sobre el contenido del informe emitido, que se considera insuficiente, tanto por el contenido
como por la especificidad de la materia, para establecer el momento temporal en que se había producido la
regresión de la costa.
QUINTO.- Llegamos así al último motivo de casación, que es una suerte de continuación del que
acabamos de analizar, en el que se insiste en que la sentencia ha vulnerado las reglas de la sana crítica y ha
incurrido en arbitrariedad en la valoración de la prueba. En esta ocasión se citan como vulnerados el artículo
24 de la Constitución en relación con el artículo 5.4 de la Ley Orgánica del Poder Judicial y los artículos 9.3
y 120.3 de la Constitución , así como el artículo 335 de la Ley de Enjuiciamiento Civil , en lo que se refiere a
la necesidad y el valor de la prueba pericial en cuanto a cuestiones en las que sea necesaria o conveniente
la aportación de conocimientos científicos, artísticos o prácticos.
Para desestimar este motivo basta con remitirnos a lo que acabamos de señalar en el apartado anterior,
al examinar el motivo tercero, a lo que ahora añadiremos que la cita del artículo 335 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil es escasamente útil, por incompleta, porque el precepto se refiere al objeto y finalidad del dictamen de
peritos, mientras que lo atinente a la valoración de estos medios de juicio se contiene en el artículo 348 de
la misma Ley .
Por lo demás, nada permite vislumbrar que la desaprobación por la Sala de instancia de una de las
conclusiones del dictamen sea arbitraria. La sentencia asiente con el perito en el hecho de la regresión de
la playa; y pone de manifiesto, a continuación, la dificultad de establecer el momento temporal en que se
produjo. Pero tras ello, como razón para afirmar que no es aplicable al caso el apartado 4 de la disposición
transitoria primera de la Ley de Costas , la Sala de instancia utiliza un argumento jurídico, prescindiendo de las
circunstancias físicas que pudieran concurrir en el momento temporal a considerar. Así, la sentencia señala
que al practicarse el anterior deslinde no se agotaron todas las posibilidades que permitía la Ley de 1969 y
no se declararon todas las pertenencias demaniales previstas en el régimen jurídico anterior a la vigente Ley
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de Costas de 1988. Y por ello la Sala de instancia no admite que el deslinde anterior pudiera ser considerado
como un "deslinde completo".
Esa conclusión encuentra respaldo en la sentencia de esta Sala del Tribunal Supremo de 20 de
noviembre de 2009 (casación 4963/2005 ), que se cita en la sentencia recurrida, donde queda indicado que,
conforme a lo establecido en la disposición transitoria tercera.2 del Reglamento aprobado por Real Decreto
1471/89, de 1 de Diciembre , un "deslinde parcial" no es aquél que no incluye todos los bienes que son dominio
público según la vigente Ley de Costas 22/88 sino aquél que no incluye todos los bienes que lo eran según
la vieja Ley de 1969. Por tanto, el anterior deslinde ha de considerarse completo si incluía todos los bienes
que eran dominio público según la Ley de Costas de 1969, aunque sea necesario hacer otro para incluir los
de la nueva Ley de 1988. O, dicho en otros términos, a los efectos previstos en el apartado 4 de la disposición
transitoria primera de la Ley de Costas y la disposición transitoria tercera, apartados 1 y 2, del Reglamento,
se consideran deslindes parciales aquéllos que no incluían todos los bienes que son dominio público según la
Ley de Costas de 1969 , que es lo que ocurre, según la sentencia de instancia, en el caso que aquí nos ocupa.
SEXTO. - Por todo ello, debe declararse no haber lugar al recurso de casación. Ello comporta la
imposición de las costas a la parte recurrente, según establece el artículo 139.2 de la Ley de la Jurisdicción
Contencioso-Administrativa ; si bien, como permite el apartado 3 del mismo artículo, atendiendo a la índole del
asunto y a la actividad desplegada por la parte recurrida al oponerse al recurso de casación, procede limitar la
cuantía de la condena en costas a la cifra de dos mil quinientos euros (2.500 €) por el concepto de honorarios
de representación y defensa de la Administración General del Estado.
Vistos los preceptos y jurisprudencia citados, así como los artículos 86 a 95 de la Ley de esta
Jurisdicción .
FALLAMOS
No ha lugar al recurso de casación nº 7139/2010 interpuesto en representación de de Dª Agueda contra
la sentencia de la Sección 1ª de la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional de 21 de
octubre de 2010 (recurso contencioso-administrativo nº 197/2008 ), con imposición de las costas del recurso
de casación a la parte recurrente con el límite señalado en el fundamento jurídico sexto de este recurso.
Así por esta nuestra sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos . PUBLICACION.- Leída y
publicada fue la anterior sentencia, estando constituida la Sala en audiencia pública, lo que certifico.
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