EL MITO Y EL COMPLEJO DE EDIPO EN LA OBRA DE SÓFOCLES

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EL MITO Y EL COMPLEJO DE EDIPO EN LA OBRA
DE SÓFOCLES: UNA REVALUACIÓN
HÉLto
PELLEGRINO
(Brasil)
La tragedia de Sófocles, i'Edipo Rey", basada en una antigua leyenda
tebana, representa, para la literatura y el pensamiento psicoanalíticos, una
pieza de gran importancia .. A través de su fabulación, pudo, e! creador del
psicoanálisis, bautizar el complejo que, en su entender, constituye e! núcleo
central de las neurosis, a la vez que configura una situación humana general,
característica
de los primeros años infantiles.
El eje de la tragedia de Edipo es bien evidente, dentro del esquema conceptual de Freud. El héroe tebano desposó a su madre, porque la amaba, con
amor genital, y mató a su padre, porque éste era un obstáculo en e! camino
ele su pasión incestuosa,. un privilegiado que le robaba e! amor de la mujer
deseada.
Esta situación' triangular, en el pensamiento psicológico de Freud, ocupa
una posición central, básica y llega a constituir e! eje a partir del cual se
organiza el juego dinámico interno de las varias instancias que componen
la personalidad. En torno a la situación edipiana se agrupan los impul sos
fundamentales ·'de amor, odio y los sentimientos de culpa subsecuentes, y su
influencia, lejos de limitarse al campo del desenvolvimiento de! individuo,
puede ser encontrada en los fundamentos últimos de la organización social,
de los valores morales y de, la religión.
Mientras tanto, la evolución del pensamiento psicoanalítico ha demostrado, de manera cada vez más convincente. la importancia de las primeras
relaciones de, objeto, de los factores prcgenitales y precdipianos en la génesis y en la configuración de los problemas neuróticos. Frcud, sin duda,
señaló el significado de esos factores, en puntos diversos de su obra. Pero,
habiendo iniciado sus investigaciones psicológicas con los cuadros histéricos,
en los cuales es tan ostensivo y preponderante e! complcj o de Edipo, mantuvo, para la comprensión
de las demás neurosis, e! mismo tenor, estable* Este trabajo, presentado al III Congreso Latinoamericano
resumen de un original ~ás extenso, aún inédito.
de Psicoanálisis,
es un
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ciendo una jerarquía en la cual la situación cdipiana siempre tiene indiscutible preponderancia. Este hecho -está muy claro en sus historias clínicas, en
que todos los materiales son organizados y explicados a partir del conflicto
edipiano,
Creemos que el mito de Edipo y la tragedia de Sófocles, sobre él edificada, puedan adecuarse a un nuevo ángulo de comprensión interpretativa,
basada en la importancia primordial de las primeras relaciones de objeto.
Los impulsos incestuosos del héroe tebano, en vez de expresar un amor apasionado y genitalizado por su madre, tiene, por el contrario, un origen
mucho más profundo, y echan raíces en su odio a ella, en una angustia precoz
e insoportable que precisaba ser negada a toda costa. No olvidemos que,
según reza el mito y la tragedia de Sófocles, el héroe tebano fue. rechazado
por su madre, quien, juntamente con e! padre de aquél, 10 condenaron a
muerte, cuando el mismo tenía pocos días de edad. Éste es el punto a partir
de! cual, según nuestra opinión, debe intentarse una interpretación vertical
de la tragedia edipiana, en la cual el incesto no nos parece el 'acontecimiento
esencial, sino una consecuencia de causas más profundas y más dramáticas.
El mito de Edipo nos cuenta que Layo, rey de Tebas, al casarse COIl¡
Yocasta, consultó el-oráculo, que le predijo la muerte por manos de un hijo
que nacería de ese matrimonio. Al nacer Edipo, su padre decidió abandonarlo, con e! consentimiento de su esposa, en el monte Citeron, para que
allí muriera. El pastor encargado d~ ejecutar la misión horadó los pies de!
recién nacido y, después de haberlos atravesado con una cuerda, suspendió
de un árbol a su pequeña víctima. En ello tiene su origen el nombre de
Edipo (oidein: estar hinchado; pous : pies) y significa: el que tiene los
pies hinchados. Un pastor al servicio de PoI iba, rey de Corinto, salvó de la
muerte al niño y 10 llevó a su tierra. Merope, reina de Corinto, al no tener
hijos, adoptó al pequeño abandonado. Éste creció en Corinto, tratado como
hijo legítimo por Merope y Polibo, quienes siempre le ocultaron la verdad
de su origen.
Siendo adulto, Edipo consultó e! oráculo, del cual obtuvo una respuesta
terrible: sería el asesino de su padre, se casaría con su madre y, de este connubio incestuoso nacería tIna raza detestable. Horrorizado, Edipo se alejó de
Corinto, pues creía que sus verdaderos padres eran Merope y PoI iba. En el
camino, en una encrucij ada, sostuvo violenta disputa con un anciano acompañado de una escolta. El anciano -Layo-'-,
su padre, quiso agredirlo, y
Edipo, para defenderse, 10 mató, sin siquiera imaginar que acababa de cometer parricidio.
Después, fue hasta las puertas de Tebas, donde la esfinge, a los que por
allí pasaban, formulaba enigmas de difícil solución, y afligía mucho a
quienes por ventura no sabían resolverlos. Creonte, hermano de Y ocasta, sucesor de Layo, anunció por toda Grecia que daría la corona y la mano de la
reina viuda a quien consiguiera librar a Tebas de aquel terrible flagelo.
Edipo enfrentó a la Esfinge, que 10 desafió con el siguiente enigma:
H¿ Cuál es el animal que por la mañana camina con cuatro pies, al mediodía
con dos y por la tarde con tres?" El héroe tebano encontró la respuesta:
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EL MUO
Y EL COMPLEJO
DE EDIPO
"Es el hombre" que en su infancia gatea, en su madurez anda sobre los dos
pies y, en la vejez, apoyado en un bastón".
La Esfinge, profundamente despechada, precipitó se en el abismo, y Edipo,
al recibir la mano de Yocasta, entró a reinar en Tebas. Del matrimonio
incestuoso nacieron cuatro hij os: dos varones, Polinice y Etéocles; y dos
mujeres: Antígona e Isrncnia. Durante dos años, Edipo reinó en paz, hasta
que una peste devastadora se apoderó del país. Consultado, el oráculo reveló
que la epidemia se había producido porque los tebanos no vengaron la muerte
de Layo. Como rey, Edipo ordenó la realización de rigurosas investigaciones,
que lo llevaron a reconocerse como parricida e incestuoso. Yocasta, desesperada, se ahorca. Edípo, frente él. su madre muerta, arranca de su manto
un alfiler y con él Se hiere los globos oculares y queda ciego.
En "Edipo Rey" de Sófocles se destaca la responsabilidad principal de
y ocasta, en el plan de alimentación de su hi] o. De hecho, ella es quien en.
tregó el recién nacido al pastor, para que éste 10 matara.
Las situaciones conflictivas que constituyen la tragedia de Edipo, a nucstro entender, deben distribuirse en dos niveles de estratificación
psíquica,
siendo el nivel superficial una consecuencia y un síntoma del nivel más
profundo. El resorte de la tragedia necesita ser buscado en el nivel de conflicto profundo, y éste, según nuestro punto de vista, reside en la situación
inicial de absoluto abandono en que se vio el héroe tebano, en sus primeros
días de vida.
El incesto de Edipo, en lugar de representar un movimiento de amor
genital por su madre, y cl consecuente odio y rivalidad a su madre, de
acuerdo con la formulación f reudiana, expresa una tentativa sintomática de
borrar el traumatismo central de su vida, esto es, el hecho de haber sido
negado y condenado a muerte por Yocasta, inmediatamente después de su
nacimiento. Ésta es la fuente más profunda y amenazadora de la angustia
de Edipo, y su movimiento incestuoso expresa una de las defensas por él
utilizadas en el sentido de negar y de controlar esa angustia, negando e
intentando controlar el abandono -rnaterno, para él insoportable.
Existe, según nuestra opinión, una relación íntima y estrecha entre la
intensidad de la situación edipiana -impulsos
genitales dirigidos hacia la
madre, odio y rivalidad al padrey las experiencias preedipianas, de la fase
oral. A tal punto va esa relación, que seríamos llevados. a admitir que la
fijación incestuosa constituye un síntoma, una consecuencia defensiva de
traumatismos ocurridos en la primera relación de objeto. El apetito incestuoso hacia la madre, en último análisis, pretendería ocultar y migar los traumatismos y frustraciones de la fase oral de objeto, así como los impulsos
destructivos ligados a esas frustraciones.
Si el niño ha sido muy amado por su madre, en su primera relación de
objeto, y de ella recibió protección, calor emocional y bondad suficientes
para infundirle seguridad y calma en sus relaciones con el mundo, no creemos
que después tenga necesidad de fijarse incestuosamente, como expresión de
una fatalidad evolutiva. Su amor por la madre, aunque tenga características
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genitales indiscutibles, representará
un movimiento progresivo, un primer
ensayo de amor genital sin carácter de fijación y, principalmente, no arrastrará consigo la carga de odio y de rivalidad inherentes a la situación edipiana, tal como la configura Freud.
Cuanto menos satisfactoria fuere la relación oral del' niño con su madre,
tanto más rápida e intensamente se movilizarán sus impulsos genitales, dirigidos a la figura materna. Melanie Klcin, en su libro "Envy and Gratitude",
explícitamente llama la atención hacia este punto: "La excesiva envidia interfiere con la gratificación oral y también actúa corno un estímulo en el
sentido de la intensificación de los deseos y padrones genitales. Esto hace
con que el niño, muy precozmente, se vuelva hacia la gratificación genital,
con la consecuencia de que $U relación oral se torna genitalizada, al tiempo
que los padrones genitales se' colorean excesivamente con los resentimientos
y ansiedades orales".
Mientras tanto, si los disturbios de, la primera relación de obj eto fueran
tan graves para impedir, por la intensidad del odio despertado, el éxito de
esa movilización genital, tendríamos un abandono de las relaciones obj etales
externas i una regresión narcisistica a los objetos del mundo interno. En el
caso de Edipo, tal hecho no ocurrió en virtud del apoyo dado a éste por
Merope, su madre adoptiva y reina de Corinto.
También la relación del niño con su padre, en la situación edipiana, queda
marcada por las vicisitudes de su primera relación de obj eto. Los odios ir
resentimientos emanados de esa fase se transfieren hacia el padre, de tal
manera que la rivalidad y el odio hacia él aumentan en viole.ncia y destructividad. Esa dinámica está claramente señalada por Mclanie Klcin, en varios
trechos de su obra.
La fij ación incestuosa queda, pues, en todos sus términos -impulsos
genitales hacia la madre; odio destructivo hacia el padrecondicionada y
determinada por la primera relación de objeto. Los impulsos libidinosos genitales, adheridos a la madre, tienen función compensatoria y sirven para
negar movimientos de odio insoportables para el niño, puesto que amenazan
su propia sobrevivencia (peligro de abandono, por parte de su madre, ataques a ella, que podrían. destruirla, ataques provenientes de ella, con carácter persecutorio).
La rivalidad y el odio hacia el padre, siendo menos peligrosos, ya que la relación de sobreviveucia se hace con la madre, fuente,
absoluta de vida, sirven como vía de escape de .los impulsos agresivos arcaicos del niño, que él no puede orientar, en su totalidad, hacia, la figura materna, pues esto significaría su destrucción,
N uestra tesis de que el esquema edipiano de Frcud, en lugar de significar
primariamente un movimiento de amor genital por la madre, y de odio destructivo al padre, expresa una defensa neurótica contra ansiedades más profundas, de la fase oral, gana en la leyenda del héroe tebano y en la obra de
Sófocles una ilustración excelente.
El héroe tebano, desde su primer mes de vida, fue criado como hijo legítimo .por Merope y Polibo, reyes de Corinto, y desconoce, hasta el momento
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EL lIrITO y EL COMPLEJO DE EDIPO
culminante, de la tragedia, la verdad respecto a su nacimiento. Por 10 tanto,
con los monarcas corintios, entre sus dos y cinco aftas de edad, de acuerdo
con las concepciones de Freud, Edipo debió haber vivido el conflicto incestuoso que, en edad adulta, se desencadena sobre su vida, como la voz del destino. Sin embargo, sucede que Edipo fue amado por los reyes de Corinto,
así como aceptado y respetado, y, por tal razón, 1/0 1/cccsitó fijarse incestuostuncnie (lo Mero pe, sii madre buena; ni odiar a Polibo, su padre bueno.
El conjl'ict o incestuoso que lo abaiiá, cx actomcntc [uc a rstructurarse C'l1
tomo de Yocasta 3' de Layo, los padres que lo odiaron 3' abatuionarou,
Hasta oir en un banquete, por boca de un comensal bebido, la noticia de
que no era hijo legítimo de los reyes de Corinto, puede el héroe tebano
mantener aislados, en su inconsciente, los objetos malos perseguidores y,
así, llegó a garantizar para sí un tipo de equilibrio inestable, cuyo centro
integrativo era constituido por la imago introyectada de Mcrope, su madre
buena .. Después de la afirmación hecha por el invitado ebrio, rompió se el
equilibrio que basta aquel momento había neutralizado
ha furia de los
objetos internos perseguidores.
Desde entonces, Edipo, sintiéndose turbado
más allá de cualquier límite racional, intranquilo a pesar de los desmentidos
e indignación de los reyes de Corinto, viaja a Deltas, para oir la voz de!
oráculo.
Ya en e,se momento el héroe tebano comienza a actuar, a tramar con los
dados de la realidad, su tragedia de destino. El oráculo -vale
decir la
voz de su propio inconscienteal anunciar sus desdichas futuras, no hizo
otra cosa' que revelar, en términos prospectivos, aquello que Edipo, en potencia, ya traía consigo, como una célula maligna que después habría de
devorarlo.
Fustigado por la fuerza de sus conflictos inconscientes, el futuro rey de
Tcbas eligió un tipo de defensa proyectivo-paranoidea.
"Si consigo destruir,
fuera de mí, aquellos objetos malos que un día me negaron e intentaron destruirme, y que en mi mundo interno continúan negándome y amenazándome
con la destrucción, niego la negación interna que me roba el derecho a la
vida y, de esta manera, llego a conquistar ese derecho". Tal fue la psicológica de la defensa de Edipo,
Al salir de Corinto, Edipo ponía en funcionamiento su defensa paranoidea
y, con determinación inquebrantable, marchaba al encuentro de sus objetos
persecutorios, para destruirlos. Sin embargo, creyendo salvarse, se perdía.
Al abandonar Corinto, para evitar el parricidio y el incesto, corría en dirección al padre, para matarlo, y a la madre, para casarse con ella y luego, destruirla. En verdad, el héroe tebano se hallaba en un callej ónsin salida: queriendo vivir, queriendo afirmar su fuerte vitalidad, no podía hacerlo, pues
tenía simbólicamente los pies hinchados y maniatados. Atacando y destruyendo, proyectivamente, los objetos malos que 10 negaban, encendíales, internamente, la ira persecutoria. Al mismo tiempo, carcomido por la culpa que
sus agresiones arcaicas le causaban, reforzaba la identificación interna con
los perseguidores y también negaba aquello que, con todas las fuerzas de
la desesperación,' procuraba afirmar:
su derecho de nacer, de crecer y
de vivir.
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El significado simbólico de la disputa en que Edipo, sin saberlo, cometió
parricidio, es bastantee claro .. Layo, en aquella encrucijada, vale decir, en aquel
momento crucial, decisivo, significaba para el héroe el objeto malo que 10
quería apartar del camino, negándole el derecho de vivir. El camino, ahí,
significa la propia existencia, de la cual un día Edipo se vio excluido por
la actitud de su madre, que 10 mandó a la muerte. Aunque Layo, en nivel
genital pueda representar al padre rival, con quien el hijo pelea y a quien
derriba con un golpe de bastón -el simbolismo fálico, aquí, es indiscutibleen estrato más profundo representa el primer objeto malo perseguidor, la
madre mala que expulsa a su hijo y le impide andar en e,1camino, o sea, vivir.
Ya vimos de qué manera las perturbaciones de la I?rimera relación de
objeto son capaces de aguijonear, en la situación edipiana, la rivalidad y el
odio destructivo hacia el padre. Éste, a partir de las capas más primitivas
del inconsciente, recibe sobre sí la imago de la madre perseguidora, o del seno
perseguidor y, de esta manera, polariza las agresiones del niño, con una
doble ventaja para él: 1) Se abre una vía de escape de la agresión arcaica,
de modo que se atenúan los peligros internos por ella representados: 2) Al
mismo tiempo, el niño puede preservar, hasta cierto punto, su relación con
la madre, genéticamente mucho más importante para su sobrevivencia.
No pretendemos afirmar, con todo, que Layo' haya perdido para Edipo
su significación paternal y masculina, reduciéndose, solamente, a una tela
sobre la cual ha quedado proyectada la imagen de la madre persecutoria.
Esta visión del problema corresponde a su. nivel más arcaico, sin que esto
implique una negación de sus aspectos menos profundos. Layo, como padre,
representa para su hijo un obstáculo a sus impulsos incestuosos, cuya fuerza,
alimentada en fuente oral, ganaba por eso mismo en intensidad y urgencia.
Edipo precisaba, con la furia de la voracidad oral insatisfecha, casarse con
su madre, ligarse a ella, con el fin de negar su aspecto aterrador y persecutorio.
En las puertas de Tebas, desafiando a la Esfinge, después de haber eliminado a su padre, Edipo marchaba al encuentro de la madre perseguidora,
para trabar, con ella, una lucha de vida o muerte. Ya en ese momento podía
encontrar en sí mismo valor para tal duelo, puesto que el asesinato de su
padre representó para él una afirmación vital y un debilitamiento de los
poderes destructivos de la madre aterradora.
La Esfinge, sin lugar a duda_s, representa la imago de la madre persecutoria, cuyas uñas y dientes son capaces de despedazar a aquellos que encienden su ira. La propia naturaleza de la agresividad del monstruo, ejercida
por me,dio de los dientes y las uñas, listos para herir, revela su naturaleza
arcaica y tiene como modelo los impulsos destructivos orales del niño que,
en su fantasía inconsciente, hiere y devora el seno malo frustrador.
El fabuloso animal tenía la cabeza y los senos de una. mujer virgen -esto
es, de la madre que renegó la propia maternidad, conservándose, simbólicamente, virgen-,
las garras de león, el cuerpo de perro, la cola de dragón y
las alas de pájaro. La animalidad de la Esfinge representa la proyección, en
ella, de los impulsos agresivos arcaicos que constituyen el lado animalesco
del hombre. Su ausencia de unidad corporal puede aludir al período precoz
de la evolución infantil, en el cual el niño se relaciona con aspectos parciales
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EL MITO Y EL COllIPLEJO
DE EDIPO
de su madre, y no con su figura total. Además de eso, la fragmentación
de la Esfinge, tal vez exprese uno de los aspectos de la defensa esquizoparanoica de Edipo. Es posible suponer que la discontinuidad corporal de la
Esfinge pueda corresponder a un proceso de fragmentación
defensiva del
objeto malo, destinado a aminorar las angustias persecutorias emanadas de
la madre mala, que el monstruo, para Edipo, representaba.
El enigma con el cual fue desafiado por la Esfinge, puede ser interpretado
de la siguiente manera: "Si consigues, como hombre, afirmarte frente a mí,
cumpliendo la curva de tu destino humano -infancia,
madurez, vejezcon
ello me destruyes, ya que, entre nosotros, existe una disputa de muerte. O yo
te despedazo, o tú me aniquilas". La respuesta de Edipo -"el
hombre"significó en aquel momento su supremacía existencial sobre el peligro de
ser anulado, expresó la afirmación de sus poderes humanos y de su derecho
a la vida. En la guerra que acababa de trabar, su victoria significaba. la destrucción de la madre perseguidora que le negaba ese derecho. La Esfinge,
profundamente despechada, se precipitó al abismo y quedó reducida a pedazos.
Aquí, nuevamente, podría pensarse en una fragmentación defensiva del objeto
malo o, entonces, en la imagen de la madre mala despedazada y herida por
la furia oral del niño.
Derrotada la Esfinge, quedó abierto para Edipo el camino al incesto. En
los términos en que, por nosotros es interpretada la tragedia, no puede ser
puesto en evidencia trazo alguno de genitalidad auténtica en su ligación matrimonial con Yo casta. Uniéndose a su madre, el héroe tebano realizó un
movimiento regresivo oral y, con respecto a ella, colocóse en situación de
dependencia infantil indiferenciada, que caracteriza la relación del niño con
su primer objeto. Edipo poseyó a su madre, la recibió despersonalizada, como
un despojo predatorio, sin que en ello hubiere entrado visión alguna diferenciada y genitalizada del objeto. Al mismo tiempo, por medio del casamiento, el héroe se vengaba de su madre. Al convertirse en rey, tornábase
dueño y señor de ella, le imponía su dominación vindicativa y la obligaba,
como sierva, a desempeñar el papel que como madre, un día, se negó a asumir.
Después de su matrimonio incestuoso, Edipo logró un duradero período
de relativo equilibrio. No por esto la madre aterradora, destruida proyectivamente en el mundo externo, dejaba de continuar despierta en su mundo
interno, en espera de una ocasión, para saltarle encima. Finalmente, esta
ocasión llegó, en el momento en que sobre Tebas se desencadenó la peste que
diezmaba a sus habitantes, cosechas y rebaños.
La peste y los flagelos, según la mitología, eran enviados a los mortales
por las Furias, o Erineas, o Euménides, diosas vengadoras que con ellos
castigaban sus crímenes. No queda duda de que la peste, en el contexto del
mito de Edipo, significó para él la acción vengadora de la madre mala,
la ira de la Esfinge resucitada que abatía su reino, destruyendo su riqueza
y amenazándolo, personalmente, con el aniquilamiento.
Al ordenar las investigaciones que finalmente habrían de condenarlo, Edipo
asume su entera grandeza humana y, sobreponiéndose a sus temores persecutorios, se dispone a develar el propio enigma. A través de agonías y expectativas preñadas de desesperación, procurando defenderse por medio de me-
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canismos proyectivos, acusando en vez de acusarse, buscando, a veces, engañar y engañarse, consiguió el héroe tebano llegar al fin de 'su sobrehumana tarea.
.
Así, arribamos al epílogo de la tragedia. La culpa de Edipo estalla con la
violencia de las grandes tempestades. Parricida, matricida, sembrador incestuoso de una prole nefasta --éstos son los crímenes que Edipo no soporfa.
Por esto, se arranca los ojos. El suicidio de su madre, para él, representó la
consumación del matricidio que, desde siempre, existía en su inconsciente.
Con su odio arcaico la mató. Se deshace el "split" que antes le había permitido atacar proyectivamente la imagen de la madre mala en las figuras de
Layo y de la Esfinge, para después casarse con Y ocasta. El héroe tebano,
abandonando la posición esquizo-paranoidea, llega a la posición depresiva y,
entonces, habiendo destruido a la madre como objeto total, se siente devorado
por la culpa. Al arrancarse los ojos con las agujas que prendían el manto
de la reina -y aquí podríamos dar alas a la fantasía diciendo que esas agujas
prendían las vestiduras maternas a la altura del pecho, y que, al mutilarse
con ellas, Edipo se castigaba por los ataques dirigidos contra el seno malose sumerge simbólicamente en las tinieblas de la muerte. Se mata por haber
matado a Yocasta. Al mismo tiempo, como ciego, regresa, a una situación
infantil de inercia, de absoluta dependencia y, con esto, expresa su inmadurez
. fundamental, el punto de fijación donde, quedó detenido su proceso evolutivo.
El desenlace de la tragedia y su comienzo, en este punto se unen. Edipo, en
una postrer fidelidad a la esencia de, su nombre, nuevamente es aquel que
tiene los pies hinchados, amarrados, incapaces de andar por sí solo.
* * *
Y, para terminar, una breve alusión a los restantes elementos que componen
el mito de Edipo. Si el "Edipo Rey" de Sófocles, según nuestra línea interpretativa, representa. la historia de,l odio de Edipo por su madre, que 10
lleva al parricidio, al incesto y, finalmente, al matricidio simbólico, en una
progresiva falla de las defensas que creó para negar el rechazo aniquilador
de Yocasta, en el "Edipo en Colona" presenciamos su lenta y dolorosa recuperación reparatoria.
Ciego, mendigo, ausente de su patria, experimentando nuevamente en la
carne el dardo del rechazamiento, por medio de Antígena, su hija, Edipo
consigue sobrevivir. Si el afecto de Merope fue la piedra fundamental sobre
la cual el héroe pudo asentar las bases de su obra reparatoria, la piedad
filial y la dedicación inigualable de Antígona representaron, para él, la fuerza
viva y salvadora del amor, a partir de la cual pudo lentamente reconciliarse
consigo mismo y con el mundo, abandonando su odio arcaico y la posición
incestuosa de él derivada.
Al fin de sus días, llega al bosque sagrado de Colona, en las proximidades
de Atenas, donde reposa y quiere morir, para dar cumplimiento a la ley
de su destino, según el cual sería acogido por las diosas subterráneas,
al
término de su vida. Estas diosas, que ahora 10 albergan, son las mismas
Furias que, un día, desencadenaron la peste sobre Tebas, representando para
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EL MITO Y EL COMPLEJO
DE EDIPO
Edipo la madre perseguidora y devoradora. Esta bellísima inversión del significado simbólico de las Furias expresa todo el proceso interno de transformación por el que pasó Edipo, revela la resolución de su culpa y la restauración, dentro de él, de la imagen de la madre. buena, que 10 acoge y
consagra su último sueño.
Por medio del elevado y sublime amor que le brinda su hija, el anciano
rey mendigo puede reconciliarse consigo mismo y con la realidad. Antígona
le muestra la senda de la reparación interna y, por ésta, la posibilidad de una
.visión nueva del mundo. Ella le permitió restaurar la madre interna buena
y, con ello, venció el héroe tebano la maldición que sobre él pesaba. A la
vez, a través de su magnífica relación con Teseo, rey de Atenas, expresa
Edipo la reconciliación con el padre bueno, generoso y fuerte, que 10 protege y 10 respeta.
En sentido categorial, también se reconcilió; por su hija, con la propia
existencia, supo aceptarla como un don, en la humildad y en la pobreza y,
de esta manera, pudo llegar a la Trascendencia. Las diosas que 10 acogieron
representan su reconciliación con la inadre, con la. existencia, con el mundo
y, finalmente, su ascensión a la Trascendencia, por la cual alcanza Edipo el
más alto nivel de experiencia que le es dado al hombre vivir: el nivel de
la auténtica experiencia místicorreligiosa.
'
El tránsito de Edipo está rodeado de milagrosas circunstancias. Antes
de morir, recupera la vista, y con ello expresa la resolución final de su culpa.
Su tumba se convierte en una fuente de bendiciones para los atenienses que
10 albergaron. La tierra que se abre y lentamente 10 acoge en la morada
de las diosas subterráneas, compone la imagen de la COlli1l11Ctio o 1l1ÚO 111I:>,stica,
símbolo de la unión de 10 rriístico con la divinidad, por Jung considerado .como
expresión de un elevado estado de evolución espiritual. Por medio 'de ese
símbolo se representa la unión de los opuestos, la integración de las polaridades psíquicas cuya combinación armoniosa permite al ser humano un intenso
dominio, de sus energías espirituales.
Edipo, al morir, es exaltado y dignificado por los dioses que antes 10
habían degradado y abatido. Esta. transformación,
sin embargo, sólo ocurre
en virtud del merecimiento, del héroe, por haber él -incestuoso
curado de su
incesto-e- aprendido a vivir y a sufrir hasta el punto de, conociendo el misterio
y la belleza finales de la existencia, tornarse un verdadero e imperecedero
descifrador de enigmas.
o
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I-IÉLIO PELLEGRINO
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