Revista Historias que vienen 5

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Historias que
vienen
Revista de
Estudiantes de
Historia
Historias que vienen. Revista de Estudiantes de Historia UDP
#5 : octubre 2014
Escuela de Historia – Centro de Estudiantes de Historia
Universidad Diego Portales
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Prontos a celebrar la sexta versión de la Jornada
de Estudiantes de Historia organizada por la
Escuela de Historia y el Centro de Estudiantes de
Historia de la Universidad Diego Portales,
presentamos Historias que Vienen. Es este su
primer número, aunque es también la quinta
edición. Desde 2010, una selección de las
ponencias presentadas por las y los estudiantes en
la Jornada fueron publicadas en la página web de
la Escuela bajo el nombre de Revista Historia y
Patrimonio. Considerando las actualizaciones y
cambios de línea historiográfica experimentados en
los últimos años, académicos y estudiantes
decidimos modificar también el nombre de la
publicación electrónica, pues resultaba tan
estrecho como impreciso, e iniciar un proceso de
transformación de la edición, formato y selección.
En este quinto primer número de la revista de
estudiantes de Historia de la UDP, saludamos el
esfuerzo de las y los organizadores, participantes,
ponencistas y comentaristas que año a año han
dado forma a las jornadas. Asimismo, agradecemos
a los autores y autoras de las investigaciones
publicadas y por publicar. Los llamados a
presentación de trabajos y normas editoriales
serán publicados periódicamente.
Todo comentario o consulta es bienvenido
[email protected]
[www.udp.cl/facultades_carreras/ciencias_socialeshistoria/esc_historia_revista.asp]
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Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Índice.
Joaquín Montalva. Disonancias en la política: la revista
Marsyas como articuladora de litigios culturales en la
esfera pública chilena (1927-1928), pp. 4-33.
Alfonso Salgado. La familia de Ramona Parra en la
Plaza Bulnes: una aproximación de género a la
militancia política, la protesta social y la violencia
estatal en el Chile del siglo XX, pp. 34-57.
Roberto Lazcano. Los militares, la Dictadura y el fútbol
profesional: el complejo control del deporte más
popular (Chile, 1975-1981), pp. 59-78.
Rodrigo Ulloa. Del final de la dictadura al final de la
CEPI: El colonialismo de Estado dentro de la
construcción de la ley indígena (1989-1993), pp.78101.
Felipe Seguel. La misión inconclusa: el Ejército de
Chile, bajo la Comandancia en Jefe del general Ricardo
Izurieta y la sombra del dictador (1998-2002), pp.102125.
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Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Disonancias en la política: la revista Marsyas como
articuladora de litigios culturales en la esfera
pública chilena (1927-1928).
Joaquín Montalva Armanet1
Disonancias en la política.
“Se ha podido observar el interesante
fenómeno de que en ninguna esfera de la
actividad de este país se producen mayores
disonancias que en el pequeño mundo de la
armonía, o sea entre las personas que por
una u otra razón se ocupan de música”
Carlos Silva Vildósola 1927.2
Entre 1920 y 1932 la política chilena
experimentó grandes conflictos y cambios que
derivaron en lo que se denomina el fin del periodo
parlamentarista y el inicio de nuevas formas de hacer
política, más dinámicas pero al mismo tiempo más
personalistas y autoritarias, forjadas al alero de figuras
fuertes, como Arturo Alessandri y Carlos Ibáñez del
Campo. Uno de los factores principales de este giro
político-social fue la emergencia de una clase media
ilustrada formada al alero del Estado, que ingresó a la
esfera pública con nuevos litigios y exigencias inéditas
para el sistema político/social.3 Dicho sector no solo
manifestó sus ideas en los espacios clásicos de la
política monopolizados por la elite,4 en su mayoría bajo
el control de la oligarquía, sino que diversificó las
formas de expresión, politizando y profesionalizando
Bachiller en Ciencias Sociales, Diplomado en Filosofía y
Pensamiento Contemporáneo y Licenciado en Historia de la
Universidad Diego Portales, Estudiante del Magister en Filosofía y
Pensamiento Contemporáneo (IDH -UDP).
2 SILVA, Carlos. La Polémica musical. El Mercurio, 12 de mayo de
1927, p. 3.
3 CORREA, Sofía et.al. Historia del siglo XX chileno:
Sudamericana, 2001., p. 31.
4 FERNÁNDEZ, Enrique. Estado y Sociedad en Chile 1891-1931: El
Estado Excluyente, la lógica estatal oligárquica y la formación de la
sociedad. Santiago: LOM, 2003., p. 35.
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diversas disciplinas en donde la tradición y el poder de
la elite se vieron opacados.
Bajo
esta
lógica,
Cristián
Gazmuri
ha
argumentado que a principios del siglo XX diversas
figuras de la intelectualidad del país, desde diferentes
sectores políticos y sociales, denunciaron la existencia
de una crisis latente.5 Durante los primeros años del
siglo fueron pocas las figuras que optaron por
denunciar la existencia de una crisis, principalmente si
se considera que en aquel periodo el país vivía una
gran “estabilidad”, y por esto dichos discursos sólo
fueron adoptados por la mayoría de la población
cuando el sistema político colapsó a mediados de la
década del 20. Pero lo que llama la atención de los
pronósticos de ese puñado de intelectuales, es que se
trató de
“figuras desperdigadas por todo el abanico
ideológico y en que la crítica misma no era (salvo
excepciones) fruto de un compromiso político o
doctrinario claro, sino, principalmente, el
resultado de una actitud emotiva de los autores
frente a su observación de la realidad chilena.”6
A pesar de la diversidad de diagnósticos y
perspectivas que diferencian a dichas figuras, según
argumenta el mismo Gazmuri en otro trabajo, “Los une
el dolor, la percepción emotiva de la enfermedad social
que aqueja a la patria, el sentimiento de impotencia
frente a un momento histórico negativo; pero ningún
elemento objetivo común”7. Por otra parte, Mario
Góngora, al estudiar los medios de difusión de la FECH
y su desarrollo durante la década del 20, analiza el
proceso mediante el cual los sectores estudiantiles
ingresaron como actores políticos a la esfera pública,
quienes en conjunto a los intelectuales de la época,
forjaron y difundieron una postura crítica a la sociedad
en su conjunto. Es más, “…la generación del 20 ha
conformado el tipo chileno del “intelectual de
5 GAZMURI, Cristian. El Chile del centenario los ensayistas de la
crisis. Santiago: P. Universidad Católica, 2001., p. 17.
6 Ibídem.
7 GAZMURI, Cristian. Testimonios de una crisis Chile: 1900-1925.
Santiago: Universitaria, 1980, p.12.
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izquierda”, pero de una izquierda no oficial, sino
permanentemente en crítica del orden social
existente.”8
En el ámbito artístico, se ha estudiado de forma
bastante acabada cómo los sectores intelectuales se
apropiaron de las vanguardias europeas y las
reconfiguraron para constituir una opción autónoma
tanto cultural como política en el Chile de principios
del siglo XX. Un trabajo muy completo en esta materia
ha sido el desarrollo por Bernardo Subercaseaux.9 En
dicho periodo, el grupo Los Diez fundado por los
escritores Pedro Prado y Augusto D´Halmar, se ha
constituido en el ejemplo más característico en esta
tendencia, pero no en el único. La influencia de la
publicación de Altazor de Vicente Huidobro, el
costumbrismo de la denominada Generación del 13 y
las primeras publicaciones de un joven Pablo de Rokha
en la revista Claridad, son todos casos ejemplares de
un fenómeno muy estudiado y conocido dentro de la
historiografía y la crítica literaria, siempre entendidas
como opciones estéticas que escapan del ámbito
netamente artístico para establecerse en el quehacer
político.
En este escenario cultural se enmarca el
nacimiento y desarrollo de la Sociedad Bach de Chile,
quienes llevaron a la esfera musical las pretensiones
político/artísticas
del
grupo
de
Los
Diez,10
convirtiéndose en los intermediadores entre la
disciplina musical y las perspectivas político/sociales
del periodo. Paradójicamente, a pesar de que el ámbito
musical era considerado como una disciplina menor
(principalmente técnica) al lado de la literatura, el
teatro y la pintura, fueron los integrantes de la
Sociedad Bach quienes más influyeron en el quehacer
político, logrando la promulgación de dos decretos ley
que re-formularon el paradigma en que se forjaba la
enseñanza artística en Chile, interviniendo incluso en
GÓNGORA, Mario. Ensayo histórico sobre la noción de Estado en
Chile en los siglos XIX y XX. Santiago: Universitaria, 1990., p. 158.
9 SUBERCASEAUX, Bernardo. Genealogía de la Vanguardia en
Chile. Santiago: LOM, 1998.
10 SANTA CRUZ, Domingo. Mi vida en la música: contribución al
estudio de la vida musical chilena durante el siglo XX. Santiago:
Ediciones PUC, 2007. p. 59.
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la creación de la Facultad de Bellas Artes a principios
de la década del 30. Por ende, la importancia de esta
institución no se limita únicamente a su influencia al
interior de la esfera musical, sino que debe ser
comprendida como un actor activo y dinámico en los
cambios sociales por los que abogaron intelectuales y
artistas de diversas disciplinas.
Un argumento para el estudio socio/político de la
música en Chile.
El ámbito artístico y su producción en el Chile de
principios de siglo XX ha sido analizado por la
historiografía como un mero “agregado cultural”, en
donde el trabajo de artistas chilenos de diferentes
disciplinas como Pedro Prado, Vicente Huidobro, Julio
Ortiz de Zárate y Pedro Humberto Allende, suele ser
estudiado como una manifestación de las tendencias y
los gustos de la época11. Bajo dicha óptica, la agencia
de los artistas en la esfera pública queda relegada a
constituirse como simples creadores de obras que
registran o representan los sentires de su contexto,
separando irreconciliablemente la esfera de la política
tradicional de todo tipo de manifestaciones de carácter
subjetivo.12 En contraste a dicha tendencia, en el
presente trabajo se considerará que dicha dicotomía es
un artificio creado por la subdivisión de las disciplinas
académicas, propiciado en un principio por el
desarrollo de análisis positivistas, materialistas o
estructuralistas, que en función de la elaboración de
Esto se ve reflejado en los manuales de Historia de Chile
provenientes de diversas corrientes historiográficas, cuyos trabajos
se caracterizan por destinar capítulos específicos para el ámbito
artístico como forma de complementar la comprensión del
ambiente cultural de la época sin relacionarlo con el ámbito social
o político. Ejemplos de este fenómeno son los trabajos de: VIAL,
Gonzalo. Historia de Chile 1891-1973: la sociedad chilena en el
cambio de siglo 1891-1920. Santiago: Santillana del Pacífico ,1987.
DE RAMON, Armando. Historia de Chile: desde la invasión incaica
hasta nuestros días. Chile: Catalonia, 2004. AYLWIN, Mariana.
Chile en el siglo XX. Santiago: Planeta, 1994.
12 Entendida como el ámbito institucional bajo el cual se desarrolla
la acción partidista y electoral, sin considerar las manifestaciones
que se alejan de los circuitos oficiales de expresión y
manifestación.
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sistemas “racionales” de explicación han relegado la
producción artística a constituirse como una
manifestación ajena al desarrollo de la política. En
otras palabras, nuestra pretensión de analizar la obra
de difusión elaborada por la Sociedad Bach, parte
desde un enfoque cultural, en cuanto se entrega un
especial énfasis a las prácticas sociales y los
significados que emanan de sus acciones. Es más,
siguiendo al historiador Elias Palti, nuestra pretensión
deriva “de un intento de historización de las ideas, del
afán de arrancar de su abstracción las categorías
genéricas en que la disciplina se funda, para situarlas
en su contexto particular de enunciación.”13
Basándonos en dicha premisa, se argumenta que
la obra de arte y las diversas formas de crítica y
difusión presentes en el Campo Cultural (revistas y
conferencias) no son separables de su contexto de
producción y recepción, sino que, como argumenta
Pierre Bourdieu, su definición está socialmente
instituida. En otras palabras:
“El producto del valor de la obra de arte no es el
artista, sino el campo de producción como
universo de creencias que produce el valor de la
obra de arte como fetiche al producir la creencia
en el poder creador del artista.”14
Pero incluso el valor de la obra como
manifestación socialmente significada no es la única
relación que se establece entre la manifestación
artística y la sociedad. Según el autor ya mencionado,
la producción artística se desarrolla en lo que él
denomina campo cultural, el cual constantemente es
definido y redefinido por los agentes que lo sustentan;
por ende, es un espacio donde “cada cual trata de
imponer los límites del campo más propicio a sus
intereses, es decir, la definición de las condiciones de la
auténtica pertenencia al campo.”15 Bajo dicha lógica, el
campo cultural es transgredido por luchas de definición
del lugar, lo que implica, no una disputa que compete
PALTI, Elías. El tiempo de la política. El siglo XIX reconsiderado.
Buenos Aires: Siglo XXI. p. 25.
14 Óp. cit. BOURDIEU.
15 Ibid., p 331.
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únicamente a los productores culturales, sino que
también al resto de la sociedad como público y a las
diferentes instituciones como agentes.
En este punto, el concepto ya referido de campo
cultural de Bourdieu permite la compresión de lo que
Jácques Ranciere denomina reparto de lo sensible16.
Concepto de gran utilidad para el presente trabajo en
cuanto propone que la relación entre la producción
artística y la sociedad no es unilateral, debido a que se
encuentra significada por los patrones sociales pero, al
mismo tiempo, dicha esfera es capaz de modificar
patrones y categorías de sociabilidad.17
Siguiendo estas conceptualizaciones, todavía
persiste un punto por resolver dado que no queda claro
lo que podría diferenciar al arte como productor de
significados y otras manifestaciones que producen
enunciados, como la ciencia o la política, entre otros.
Este punto es tratado por Friedrich Nietzsche en Sobre
Verdad y Mentira en Sentido Extramoral, en donde el
filósofo responde a dicho problema al considerar la
facultad intuitiva del arte como una herramienta que
permite desgarrar al lenguaje sin necesidad de seguir
una argumentación lógica.18 Debido a esto, el arte
emerge como “uno de esos lugares inciertos del espacio
social que ofrecen puestos mal definidos, más por
hacer que ya hechos y, en esta misma medida,
extremadamente elásticos y poco exigentes…”19,
constituyéndose como un lugar de constante disputa y
crítica. En este sentido, el arte se establece socialmente
como el lugar privilegiado para manifestar la
subjetividad, y se convierte también en un canal de
manifestación política basado en la sensibilidad gracias
a que entrega un mayor grado de libertad al no tener
que atenerse a la argumentación lógica. Es decir,
Definido por el autor como: “El reparto de lo sensible hace ver
quién puede tener parte en lo común en función de lo que hace,
del tiempo y el espacio en los cuales esta actividad ejerce (…) y
como el sistema de formas a priori que determina lo que se da a
sentir”. Óp, cit. RANCIÈRE., Pp. 9-10.
17 Ibíd. p., 10-11.
18 NIETZCHE, Friedrich. Sobre verdad y mentira en sentido
extramoral,
en
nietzsche.com.ar/textos/sobre_verdad_y_mentira_en_sentido_extr
amoral.htm p.12.
19 Ibídem.
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influye en el desarrollo de la esfera pública sin la
necesidad de constituirse como una forma de expresión
“racionalmente” establecida
El ambiente musical chileno previo a la década del
20.
Previo a la irrupción de perspectivas críticas y
renovadoras que se desplegaron en el área de la
interpretación y composición musical desde la mitad de
la década de 1920, la ópera se constituyó como el
máximo ejemplo de actividad social en torno a la
música, prestigio que mantuvo entre las décadas 1840
y 1920.20 Dicho género se vio estimulado por la
creación del Teatro Municipal de Santiago en 1857 y el
periodo de auge del Conservatorio Nacional en 186321.
Existe un amplio consenso dentro de los estudios sobre
la música en Chile con respecto a la hegemonía estética
que gozaba dicho género. Como ejemplos se pueden
citar al estudio de Jorge Urrutia Blondel, quien
argumentó que “La ópera se constituyó en
representante de toda la música, como la única
manifestación de ésta, “totalitariamente” dominando en
el ambiente y formando conciencia y gusto”22. Otro
caso es el de Eugenio Pereira Salas quien llegó a
aseverar que “La ópera personifica a este periodo”23.
Por último, se puede mencionar el caso de Vicente
Salas Viu, quien expresó que:
“Como resumen de cuanto en el país se ha hecho
en los dominios de la música en el siglo
precedente, al abrirse el nuestro sólo dos
instituciones tienen definitivo arraigo: la ópera
italiana, cuyas representaciones por las Fiestas
Patrias alcanzan el carácter de costumbre
nacional, y un conservatorio que en cierto modo
ha llegado a ser la antesala de esta ópera.”24
Óp., cit. GONZÁLEZ, Juan Pablo y ROLLE, Claudio., p. 30.
Óp., cit. GUARDA, Ernesto y IZQUIERDO, p. 44.
22 ÓP., cit. CLARO, Samuel y URRUTIA, p. 87.
23 PEREIRA, Eugenio. Historia de la música en Chile 1850 – 1900.
Santiago: Universidad de Chile, 1957, p. 335.
24 SALAS, Vicente. La creación musical en Chile: 1900-1951.
Santiago: Universidad de Chile, 1951, p. 20.
20
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Por ende, desde la mitad del siglo XIX y principios
del siglo XX se debe comprender que en el
perfeccionamiento de la interpretación musical en
Chile, la ópera italiana constituyó un canon estético
que se manifestó en la temporada lírica que cada año
llenó las salas del Teatro Municipal en los meses de
Agosto y Septiembre. Dicho género se vio legitimado,
desde el plano teórico, por la formación que recibían los
músicos al interior de las aulas del Conservatorio
Nacional, institución que restaba “fuerzas para montar
repertorio sinfónico y desarrollar un público para la
música antigua y moderna,”25 forjado principalmente
por el repertorio de la tradición francesa y germana,
que constituían los ejes fundamentales de las
tendencias musicales que se estaban desarrollando en
el resto del mundo. Un caso emblemático que da
cuenta de la fuerte influencia que ejercía el arte lírico
en Chile fue la reconstrucción del Teatro Municipal en
1873, luego del incendio de 1870, en donde “se amplió
considerablemente el foso de orquesta, centrándose
cada vez más en el repertorio de la ópera italiana”26 y
junto a esto, no es de extrañar que los directores de La
Orquesta del Teatro Municipal de Santiago más
influyentes a principios del siglo XX fueran de origen
Italiano, como son el caso de Alfredo Padovani y
Giacomo Armani (ambos egresados del Conservatorio).
También es importante recalcar que los principales
profesores del Conservatorio Nacional, incluso los que
no tenían origen italiano, optaron por perfeccionarse en
Roma o Milán, como es el caso de Enrique Soro
Barriga, quien fue Director del conservatorio entre
1919 y 1928.27
De esta forma, la música italiana del siglo XIX se
institucionalizó en Chile, convirtiéndose en la tradición
musical por excelencia, al punto de forjar pautas de
sociabilización, que dejaron una fuerte impronta en las
prácticas de distinción social. Con respecto a este
tema, Joaquín Edwards Bello escribió que “La historia
GONZÁLEZ, Juan Pablo. Música: de la partitura al disco. En:
GAZMURI, Cristián (ed.). 100 años de cultura chilena 1905-2005.
Santiago: Zig-Zag, 2006, p. 203.
26 Ibíd., p. 58.
27 Ibíd., p. 78.
25
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de un teatro de la ópera es como la historia de una
sociedad. Estos teatros, con sus diversos pisos, señalan
diversas categorías humanas en la noche de la
función”28. Es decir, asistir a las temporadas líricas del
Teatro Municipal constituía una importante instancia
de distinción social que se manifestaba físicamente en
la disposición espacial de los concurrentes en función
de su “clase social”. Eventos en donde se hacía
prácticamente imposible ingresar al Hall del Tempo del
Bel Canto sin un impecable smoking, a diferencia de la
platea que no se veía afectada por los altos precios de
los palcos y las rigurosas convenciones sociales. Esto
derivo en que:
“El Balcón se convirtiera en el sólido asiento de la
clase media naciente, entreviendo en sus alas
extremas por algunos palcos de luto, en que
ocultos a la manera oriental disfrutaban la ópera
de los dolientes del interminable duelo de
antaño.”29
Bajo estas dinámicas de diferenciación se
establecieron prácticas de carácter “elitista” que
escapaban a la producción artística, pero que,
paradójicamente,
se
desarrollaban
como
manifestaciones propias de las mismas funciones. A
pesar de que la asistencia a este tipo de eventos era
considerada como una instancia obligatoria de
refinamiento cívico,30 la música era relegada a una
segunda categoría, como una especie de excusa para el
desarrollo de los rituales sociales, es decir:
“Cuando la oligarquía asiste a las funciones del
Teatro Municipal no lo hace por la satisfacción
estética o intelectual que podría brindarle la
calidad de espectáculo, sino porque dicho local
está consignado como lugar de moda. No importa
la calidad de la obra, la virtuosidad de los
intérpretes, la categoría de la orquesta. No
cuentan el valor de la representación en sí ni los
EDWARDS, Joaquín. Crónicas del centenario. Santiago: Zig-Zag,
1968, p. 107.
29 Op.cit. PEREIRA, p. 336.
30 Ibíd., p. 355.
28
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Historias que vienen:
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gustos del espectador (...) Para la oligarquía
concurrir allí no es más que un alarde de
elegancia.”31
Como expresan Luis Barros y Ximena Vergara, la
interpretación musical quedaba relegada a una especie
de “adorno” en un universo de prácticas de distinción
social, que se desarrollaba gracias a las disposiciones
de visibilidad que entregaba la misma estructura del
teatro. Un testimonio muy ilustrativo frente a esta
situación lo presenta una vez más Joaquín Edwards
Bello, quien escribió que:
“A veces, a los palcos cuevas, la gente iba de
preferencia para mostrar y para compararse. Se
conocía el estado monetario y físico de las
familias por la laya del palco que ocupaban y por
las joyas o vestidos que lucían.”32
Otra función social que se desplegaba al interior
de las presentaciones del Municipal, relegando la
música a un segundo plano, fue el desarrollo de lo que
Manuel Vicuña denomina como el “Mercado
Matrimonial”33, forjado por las distintas instancias en
donde las jóvenes de la aristocracia tenían la
oportunidad de salir del ámbito de lo privado, para
ingresar al circuito de interacción social con los jóvenes
del sexo opuesto. En dicha esfera, las obras del
Municipal forjaban una oportunidad clave para hacer
ingresar a las solteras en dicho “Mercado Matrimonial”,
que según argumenta el autor, permitía exponerlas
debidamente ante los solteros sentados en la platea, lo
común era acomodarlas en la primera fila de los
palcos.”34 Cabe destacar que hasta 1910 las luces
permanecían encendidas durante las funciones del
Municipal35; de esta forma se establecía una mejor
BARROS, Luis y VERGARA, Ximena. El modo de ser
aristocrático: el caso de la oligarquía chilena hacia 1900. Santiago:
Ariadna Eds., 2007, p. 50.
32 Op., cit. EDWARDS, p. 108
33 VICUÑA, Manuel. La belle époque chilena: alta sociedad y
mujeres de elite en el cambio de siglo. Santiago, Chile:
Sudamericana, 2001, p. 56.
34 Ibíd., p. 62.
35 Op., cit. GONZÁLEZ, p. 210.
31
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Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
visibilidad que legitimaba el desarrollo de ciertas
pautas de sociabilidad que se incorporaban al
espectáculo, si es que no se convertían en el
“espectáculo principal”. A pesar de esto, no se debe
desmerecer la influencia que ejerció la ópera italiana en
el imaginario colectivo. Como también argumenta
Manuel Vicuña, la ópera influyó fuertemente en las
nociones de amor y relación conyugal, dado que se
articuló como: “Un vehículo de difusión, sobre todo
entre las mujeres, de una sensibilidad romántica, en el
advenimiento de mayores expectativas frente a las
relaciones afectivas entre hombres y mujeres”36.
Cabe destacar que la ópera italiana se
caracterizaba por la producción de obras “veristas”37,
es decir, que se basaban en situaciones e historias
cotidianas de amor y desamor. En este sentido como
argumentan Donald Grout y Claude Palisca, “La ópera
verista es la abuela inocente del melodrama televisivo y
cinematográfico”38.
En función de lo anteriormente expuesto, la
ópera italiana se desarrolló al alero de pautas de
sociabilidad de carácter aristocratizante que dejaron un
limitado espacio para el propicio desenvolvimiento del
arte musical. De esta forma, y debido a la casi
inexistencia de un repertorio nacional, la música
italiana del siglo XIX se constituyó en el ejemplo de
música de la época. Esto derivó en la constitución de
un patrón estético que impidió que la producción e
interpretación musical chilena se viera influenciada por
el romanticismo alemán y francés39, lo que produjo que
dichas tendencias se popularizaron de forma más
tardía.
La ópera italiana mantuvo su hegemonía hasta
principios de la década de 1920, coincidiendo con la
irrupción de nuevos sectores ilustrados a la esfera
pública y la crisis política que pondrá fin al régimen
parlamentarista. En este periodo se diversificaron los
medios de difusión masiva, los cuales -como
Op., cit. VICUÑA, P. 58.
Tendencia musical italiana de la segunda mitad del siglo XIX,
que centraba sus temáticas en situaciones cotidianas.
38 GROUT, Donald y PALISCA, Claude. Historia de la música
occidental, Vol. II. Madrid: Alianza, 1999, p., 799.
39 Ibíd., p. 734.
36
37
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Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
argumentan Ossandón y Santa Cruz- permitieron
cotidianizar la modernidad, y se comenzaron a perfilar
nuevos espacios de discusión que permitieron la
emergencia de voces disidentes frente a la hegemonía
de la ópera en Chile.
Un malestar en la cultura: emergencia de los
sectores medios en la esfera pública.
Bernardo Subercaseaux argumenta que en “Los
entretelones de la celebración se advierten incluso en el
propio ámbito de gobierno, pero también en un abanico
de posturas intelectuales y políticas, actitudes que
desde distintos ángulos o corrientes de pensamiento
perfilan un país que difiere del que se proclama”40.
Principalmente en las fechas cercanas a la celebración
del centenario emergió una multiplicidad de voces que
manifestaron desde varios canales y estilos (política,
pintura, literatura, historiografía y música) sus
diagnósticos, con la utilización de un cargado lenguaje
emotivo, en donde las alusiones a una crisis de
carácter moral o espiritual fueron transversales a todo
el universo político y social.
Dicha crisis se ha estudiado como un proceso de
ruptura de un orden pre-existente, en donde la
concepción de una supuesta unidad nacional41, u
orden social más o menos establecido se “había roto”.
En términos prácticos, “La mayoría de los autores
están de acuerdo en que las virtudes de la vieja
oligarquía chilena, si es que alguna vez las tuvo, habían
terminado por eclipsarse ya a finales del siglo XIX”42.
Actualmente dicho enfoque ha sido puesto en duda por
Enrique Fernández, quien argumenta que reconocer la
idea del quiebre de un orden implica suponer que entre
“la sociedad” y los “rotos” hubo consensos doctrinarios
políticos y sociales, lo cual, en un sistema de sostenida
exclusión social se ha constituido como una mera
ilusión. Por ende, como argumenta el autor, “No hubo
“crisis de legitimidad” exactamente por la misma razón
40
41
42
Óp., cit. SUBERCASEAUX, Bernardo. 2004., p. 43.
Óp., cit. VIAL.
Óp, cit. DE RAMON, p. 109.
15
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
que no hubo consensos ni ruptura de éstos.”43 Por el
contrario, lo que se conoce como “el quiebre de la
legitimidad”, fue simplemente
“que diversos sectores de la población, a partir
de sus propias dinámicas, comenzaron a alterar
significativamente la realidad que las oligarquías
habían creado y querían mantener. Eran los
“rotos” que desde mediados del siglo XIX se
hacían cada vez más abundantes y visibles en
las ciudades, y que con su creciente actividad
organizativa empezaron a invadir y desbordar,
no solo los espacios exclusivos de las
oligarquías, sino también la institucionalidad
del Estado Excluyente.”44
Con respecto a lo que concierne al presente
trabajo son los denominados “sectores medios”, los que
pusieron en jaque el status quo que derivaba del
tradicionalismo en que la aristocracia mantenía el
desarrollo artístico, caso que es especialmente fuerte en
la disciplina musical. Pero frente a este concepto
demasiado amplio, que muchas veces es copado de
significado por oposición a los conceptos de “elite” y de
“sectores populares”. De esta difusa categorización,
como han argumentado Julio Pinto y Gabriel Salazar,
ha derivado la homogenización conceptual de diversos
estratos que no cuentan con la existencia de un
proyecto común, lo cual los hace más difícil de
teorizar45. Por esta razón, los autores establecen varias
subdivisiones para poder analizar de forma más
rigurosa la multiplicidad de grupos sociales que
convergen en el concepto de “grupos medios”. De
dichas definiciones, abordaremos sólo la que concierne
a la emergencia de una clase media forjada por el
sistema educacional estatal denominada por los
autores como “Los grupos Profesionales”, que se
caracterizaban por estar constituidos por:
“Los intelectuales y profesionales sin fortuna
heredada, que ascienden socialmente por su
ÓP., Cit. FERNÁNDEZ, p. 99.
Ibíd., p. 103.
45 SALAZAR, Gabriel y PINTO, Julio. Historia contemporánea de
Chile: Volumen II. Santiago: LOM, 1999-2004, p. 68.
43
44
16
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
esfuerzo en el campo de las artes, la universidad,
la política y su desempeño en la empresa privada.
Estas “tribus” suelen ser estatistas, laicas y
proeducacionistas. Cerrados los caminos del
empresariado medio, su opción es la educación
como principal fuente de sobrevivencia y ascenso
social.
La
universidad
–especialmente
la
Universidad de Chile- es su gran institución.”46
Dicho grupo a través de la “esperanza
mesocrática”, puso en jaque el valor intelectual de la
elite -convertida en una clase ociosa47- en las más
variadas disciplinas. De esta forma lucharon para
perder el estigma de “siúticos” y “rotos acaballerados”
con
que los había recubierto
la oligarquía
decimonónica.
Es
decir,
“dejaron
de
ser
“insignificantes”. Se convirtieron en la clase culta, de
profesionales e intelectuales, que daría forma a la
“esperanza mesocrática.”48 A pesar de esto, cabe
mencionar que al no forjarse un proyecto propio de
dichos estratos, “los grupos medios se habrían abocado
a solucionar los problemas acumulados por decenios
de gobierno oligárquico, como nueva clase redentora”49.
Por lo cual, no es extraño que varios intelectuales y
artistas provenientes de la elite, como el caso
paradigmático de Vicente Huidobro o del mismo
Domingo Santa Cruz, adoptaran el espíritu de cambio y
los valores mesocráticos, y en conjunto con los sectores
medios formaran parte del proceso de renovación
artística.
A pesar de este intercambio, fue la emergencia de
nuevos actores la que produjo el ingreso a la esfera
pública de litigios inéditos. Esto derivó en el desarrollo
de nuevos diagnósticos del estado nacional, y fue el
campo cultural, uno de los ámbitos en donde más
fuerte se sintió la emergencia de los sectores medios.
Es más, como argumentan José Joaquín Brunner y
Ibíd., p. 82.
En cuanto, “Su retrato corresponde al de una clase que vive una
situación perfectamente dicotómica; se agota en llenar su ocio,
entreteniéndose a sí misma, y descansa para recuperar su
capacidad de consumir para entretenerse” Óp., cit. BARROS, Luis
y VERGARA, Ximena, p 34.
48 Óp., cit. SALAZAR, Gabriel y PINTO, Julio, p. 66.
49 Ibíd., p. 68.
46
47
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Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Gonzalo Catalán, “por ese entonces, los intelectuales y
artistas de clase media y de provincia comenzaron a
predominar en el campo de las artes y la literatura,
socavando así las bases de la supremacía cultural de la
oligarquía, incuestionable hasta ese momento.”50
Son diversos los factores que permitieron el
ingreso de estos nuevos actores a la esfera pública y la
pérdida de hegemonía intelectual de la elite, pero es
innegable que el fenómeno produjo cambios tanto a
nivel de la política institucional, de las condiciones de
vida a nivel material y de subjetividades compartidas.
En este último ámbito, se manifestó la re-articulación
de una retórica política de carácter cada vez más
pasional que alude a un imaginario nacional de
carácter espiritual, similar al marco en el cual se
expresaban el mundo político previo a la hegemonía de
la retórica positivista, en donde las categorías de
“alma”, “nación”, “unidad” y “espíritu” se convirtieron
en moneda común al momento de articular discursos
sobre la situación del país y que fueron fuertemente
desarrollados en el ámbito político, académico y
educacional, es más frente a un sistema político que
parecía cada vez más estéril:
El espíritu se convirtió en la preocupación
predominante de los filósofos de este período. Los
intelectuales lucharon por realzar el estudio de la
espiritualidad, pero la realidad de la época los
obligaron a prestar mayor atención a la política. Y
lo hicieron al elaborar conceptos de espíritu que
eran, lógicamente, contrarios a la política.51
De esta forma, el lenguaje político del periodo
mutó a la articulación de discursos de carácter más
emotivos y metafísicos, por sobre las clásicas temáticas
institucionales del sistema partidista.
La revista Marsyas: creación de un ethos musical y
radicalización de la labor crítica
BRUNNER, José Joaquín y CATALÁN, Gonzalo. Cinco estudios
sobre cultura y sociedad. Santiago: FLACSO, 1985, pp. 13-36.
51 JAKSÍC, Iván. Rebeldes académicos: La filosofía chilena desde la
independencia hasta 1989. Santiago: UDP, 2013, p. 174.
50
18
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
La Sociedad Bach decidió crear la revista 1927 con
la pretensión, según sus fundadores, de suplir el rol
social que el Conservatorio de Nacional y el Teatro
Municipal habían malogrado, al mermar el desarrollo
de un ambiente musical libre y moderno. Cada número
de la revista contiene entre 35 y 40 páginas, de las
cuales la mayoría fueron destinadas a la publicación de
pequeños ensayos de diversos tópicos, principalmente
biografías de artistas, temáticas estéticas, crítica a la
música litúrgica, al Conservatorio, sus tendencias
pedagógicas y ensayos donde se trata la relación entre
el arte y la sociedad. El resto de la revista contiene una
estructura más rígida, formada por secciones con áreas
específicas: la primera se titulaba “Los Libros”. En ella
se analizaba un libro distinto cada mes. Luego estaba
la sección denominada “Crónica Musical”, en el cual se
hablaba de las presentaciones musicales de cada mes.
La tercera se denominó “Crónica en el Extranjero”,
donde se publicaron noticias de varios países gracias a
la ayuda de revistas internacionales; y por último,
desde el número cuatro se comenzó a integrar un
suplemento musical en el cual se difundieron
partituras de diversas composiciones que hacían
alusión a algún artículo de la revista, cabe destacar que
desde el número 6 se comienzan a publicar trabajos de
chilenos, con el fin de incentivar la difusión de la
producción nacional.
A pesar de que gran parte de los artículos de la
revista parecen ser sobre temas teóricos o filosóficos
sin ninguna relación con las coyunturas políticas del
país, una lectura más detenida, permite relacionarlos
con problemáticas sociales, culturales o incluso
políticas de orden general. Esto, en cuanto los artículos
de la revista forjaron una noción de músico entendido
como; un agente social y políticamente comprometido,
con el deber de salvaguardar la espiritualidad de la
comunidad, en donde los artistas se sentían con la
obligación de enfrentar problemáticas que afectaban,
según ellos, a la sociedad en su conjunto. Esta
característica se manifestó principalmente en los
artículos que presentaron biografías de músicos
consolidados. Por ejemplo, en el primer número de la
revista dedicada a la celebración del centenario de la
muerte de Beethoven, se trató su figura desde diversos
19
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
aspectos, tanto su creación musical, como su vida
personal.
En lo que respecta a la figura del “músico
comprometido”, Carlos Humeres expresó en un artículo
de la revista que “La vida de Beethoven es como el
evangelio del verdadero artista. Al leerla, llega hasta
nosotros el estremecimiento sagrado que emana de la
tragedia de los destinos sobrehumanos”52. Este
enunciado reivindicaba al artista, no como creador
ajeno a la realidad social, sino como ser humano que
sufría en carne propia los martirios de la existencia y
lucha por una causa (en el caso de Beethoven por la
Revolución
Francesa),
al
mismo
tiempo
que
sobrellevaba sus penurias personales. Además, esto se
vio acompañado por una visión del artista en un
sentido humanístico, donde este también era filósofo y
escritor. Casos similares se vieron expuestos en
artículos sobre artistas como Bach, Debussy, Ravel y
Wagner, entre otros, creando la idea de un “deber ser”
del artista comprometido socialmente. Bajo dicha
lógica, es particularmente interesante analizar el
número diez de la revista, dado que en la sección
“Crónica musical” se habló de una exposición de Carlos
Isamit,53 quien por ser a la vez escritor, músico y
connotado pintor nacional, se le presentó como el
arquetipo del “artista del siglo XX” de la siguiente
forma:
“Su caso es típico de este siglo, en que una
cultura
uniforme,
una
intelectualidad
equivalente, ha borrado las vallas que separaban
a los hombres encastillados en sus corcheas de lo
que miraban el mundo solo a través de su paleta.
Si el arte chileno es uno Isamitt ha hecho una
buena labor en esta unidad.”54
Dicha elaboración de una identidad como artista,
en función de ciertos fines específicos, coincide con la
noción de un sub-campo de producción restringido de
52HUMERES,
Carlos. Apuntes sobre Bethoven. En: Marsyas.
Marzo de 1927. N° 1, p.5.
53 Músico y pintor que posteriormente tuvo gran relevancia en la
Facultad de Bellas Artes.
54 ANÓNIMO. Marsyas. Enero de 1928. N° 10, p.377.
20
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Bourdieu, donde se disputan las formas de definición
del campo establecido, en este caso la definición de
artista55. Dicha reivindicación se forjó debido a que,
como expone Domingo Santa Cruz en la misma revista,
la percepción social del músico era de carácter extraño
o negativo. Según sus propias palabras: “Cuando algún
caballero pasaba por artista era porque adquiría obras
de arte o solía hablar de pintura: el músico pertenecía a
la categoría de gente rara, casi sospechosa.”56
Esta idea se vio estimulada con los artículos
dedicados al rol social del arte. Un trabajo muy
característico en este contexto fue “Significado del Arte”
escrito por Jorge Urrutia, donde el autor criticó el
racionalismo personificado en lo que denomina como
“el hombre práctico” de la siguiente forma: “Se ha dicho
con insistencia que el edificio científico es una
construcción arbitraria, sobrepuesta a la realidad, e
incapaz absolutamente para revelarnos sus aspectos
más profundos”57. Esto lo contrastó con la figura de un
“hombre de la intuición”, sobre el cual expresó: “Solo el
artista, por la actividad creadora de su espíritu, por su
visión intuitiva, es capaz de hacernos penetrar en el
corazón de la vida, en la realidad esencial”58. Otro caso
lo presentó Domingo Santa Cruz en un artículo llamado
“Las
Cosas, el Artista y la Simplicidad”, donde
reivindicó el rol del músico diciendo:
“la sensibilidad del artista, en su intensidad, tiene
una potencia suavísima, sutil y diestra para
desnudar con prolijidad a las cosas de la gris
caparazón de verdadera estupidez con que la
envuelve el transeúnte apresurado, rozando los
mundos de relaciones armoniosas, de colorido, de
sonido, de vida, en fin.”59
Óp. cit. BOURDIEU., p. 322.
SANTA CRUZ, Domingo. “Por qué el Conservatorio no ha llenado
su función cultural.” En: Marsyas. 26 de Marzo 1927 a 15 de
Febrero 1928, n° 3, p.75.
57 HUMERES, Carlos. “El significado del arte.” En: Marsyas. 26 de
Marzo 1927 a 15 de Febrero 1928, n° 8, p.285.
58 Ibíd., p. 286.
59 URRUTIA, Jorge. “Las cosas, el artista y la simplicidad.” En:
Marsyas. 26 de Marzo 1927 a 15 de Febrero 1928, n° 10, p.372.
55
56
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Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Estos representan algunos ejemplos donde se
trató, desde una perspectiva teórica, (y haciendo
alusión a filósofos y escritores como Kant, Platón,
Nietzsche, Goethe, Baudelaire, entre otros) una
reivindicación de la subjetividad del artista por sobre la
racionalidad del hombre moderno/burgués. En este
sentido, se comenzó a crear una figura de músico en
Chile como intelectual con el deber social de
salvaguardar la espiritualidad de la comunidad.
Según el filósofo Jean-Louis Déotte, los actores
políticos se constituyen como tales por la “toma de la
palabra” y la dimensión del daño que producen. Es
decir, mientras sean capaces de alterar las divisiones
entre lo visible y lo invisible, lo decible y lo no decible.
Dicho de otra forma: “Los actores políticos se
inventarán trayendo a la plaza pública un objeto de
litigio inédito.”60 En el caso de la Sociedad Bach, luego
de forjar una identidad de artista se constituyó como
actor político en función de las críticas elaboradas
principalmente desde su órgano difusor. Una de las
principales y más fuertes, como hemos visto, estuvo
dirigida al Conservatorio nacional y al sistema
educacional chileno.
Desde el primer número de la revista se
escribieron artículos en contra de la educación musical
en Chile, con especial énfasis de su concentración en la
técnica y la especialización en desmedro de las
concepciones estéticas más generales y la sensibilidad
artística. Es más, como argumentó Domingo Santa
Cruz, “El conservatorio se declara satisfecho de formar
mentalidades pequeñas de “obreros del arte” a quienes,
como un albañil o un carpintero, es inútil hacer
explicaciones generales”61. El Conservatorio en este
periodo, carecía de cursos de historia del arte,
literatura y otras disciplinas. Además, los estudiantes
para entrar se veían obligados a abandonar sus
estudios primarios, dejando un vacío de conocimiento
que les impedía interactuar y comprender su entorno.
Además, como argumentó la sociedad Bach, las mallas
ÓP., CIT. DÉOTTE., p. 104.
SANTA CRUZ, Domingo. “Por qué el Conservatorio no ha llenado
su función cultural.” En: Marsyas. 26 de Marzo 1927 a 15 de
Febrero 1928, n° 3, p.81.
60
61
22
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
curriculares
se
separaban
entre
músicos
de
interpretación y de dirección, impidiendo una
compresión cabal por cada alumno de la disciplina
musical. En un artículo firmado por Alberto SpikinHoward, se destacó este punto como uno de los
fundamentales problemas del sistema educacional,
argumentando que: “La técnica no puede separarse de
la música. La técnica, en su sentido verdadero, no es
sino el medio muscular-instrumental por el cual la
música expresa su íntimo contenido.”62 Son diversos
los apartados de la revista en donde se vuelve sobre
este tema enfatizando lo estéril que era pretender crear
músicos bajo las doctrinas burguesas de división de
tareas en función de formar -según la expresión que se
le atribuye a Enrique Soro- “obreros del arte”, a
quienes, como argumentó Santa Cruz, al igual que un
albañil o un carpintero, era inútil hacer explicaciones
generales.63
En contraste a dicha perspectiva, las ideas de
Spikin-Howard resumen muy bien la postura de la
revista al defender una enseñanza amplia que
considerara el ámbito de las humanidades, el arte, la
historia y el rol social del arte en la comunidad. Todo
esto bajo la consigna de que el arte era inseparable de
la sociedad en el que fue creado y sólo puede ser
comprendido desde una óptica amplia.
Junto a la crítica de las tendencias pedagógicas
y artísticas de la enseñanza musical en Chile, lo que
hace que la crítica a dicha institución fuera más
transversal a la sociedad, era el hecho de que el
Conservatorio Nacional era una institución pública bajo
la tutela de los gobiernos de turno. En este sentido, es
importante constatar que el Conservatorio debía
responder a la sociedad chilena, y bajo esta lógica
Santa Cruz argumentó que “el Gobierno malgasta los
fondos públicos en un organismo que, pésimamente
orientado, a la vez revestido del respeto supersticioso
oficial, es en el día de hoy el tropiezo mayor que halla
entre nosotros el desenvolvimiento del arte nacional”64.
Por ende, la institución, al estar bajo la tutela de la
62
Ibíd., p. 35.
cit. SANTA CRUZ., p. 248.
Ibíd., p. 73.
63Óp.,
64
23
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
administración pública, se encontraba sujeta al
escrutinio público con todo lo que esto implicaba. Lo
que derivó en una crítica mordaz a la denominada
“politiquería”, a la elite tradicional y los diversos
agentes o instituciones que tenían influencia en el
devenir del Conservatorio. Dichas críticas se
manifestaron en un artículo de Santa Cruz denominado
“Por qué el Conservatorio no ha llenado su función
cultural”, en el que expresó:
“El Gobierno de antes, que él que creía que con
un consejo de instrucción verdadero jurado
docente, elegido por los partidos políticos o por
los ascendientes históricos de ciertas familias
bastaba para enderezar la enseñanza pública,
puso a la cabeza de los establecimientos
artísticos personas dotadas de conocimientos
técnicos, pero desprovistos del ascendiente
cultural de un director.”65
En la cita anterior se muestra cómo un problema
particular, que incluso puede ser considerado técnico,
cómo lo es una disputa de paradigmas de enseñanza
musical, derivaron en problemáticas de carácter mucho
más general como lo son el rol de la política e incluso la
influencia de la familia en el desarrollo de las
instituciones educativas. Por ende, como argumenta
Bourdieu, se establece un campo donde convergen las
diferentes instituciones para combatir la definición del
arte y sus derivados, lo que implica que las discusiones
de carácter estético escapan al ámbito específico de los
“artistas” y permean la subjetividad de las personas
que conforman la esfera pública. Este es un punto
claro, incluso para los mismo artistas que escribían en
la revista, como por ejemplo es el caso del artículo “El
simbolismo de Los maestros Cantores” presente en el
número cuatro de la revistas Marsyas firmado
“anónimo”, donde el autor llegó a la conclusión de que
“El devenir artístico nos plantea además el problema
que podríamos llamar ‘político’ del antagonismo que
siempre ha existido entre la autoridad oficial y las
corrientes renovadoras del arte.”66
65
66
Ibíd., p.75.
ANÓNIMO. Marsyas. Junio de 1927. N° 4, p.121.
24
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Por otra parte, Santa Cruz, en un artículo
incluido en el número tres de la revista Marsyas,
expresó que “Nadie ignora ya, que los asuntos
musicales pasan por una aguda crisis.”67 Se percibía
un cierto estancamiento en las pautas estéticas
desarrolladas a nivel nacional, no sólo en las
instituciones estatales como el Conservatorio y el
Teatro Municipal, sino que también se presentaba una
fuerte crisis en la música eclesiástica. Frente a este
malestar, la Sociedad Bach, a través de sus diferentes
órganos de difusión, enfatizó de forma bastante
dramática la percepción de que el país se enfrentaba a
una fuerte crisis de carácter espiritual que ponía en
peligro a todo el tejido social. La falta de composiciones
de carácter nacional, como las existentes en Francia,
Inglaterra y Alemania, y el poco énfasis que se le
entregaba a las composiciones en el culto católico,
fueron presentados por la revista como síntomas de
fenómenos transversales de una sociedad que se
ahogaba en una racionalidad estéril que empobrecía el
alma de los chilenos. Dicho sentimiento de crisis fue
contrastado y exaltado por artículos de la revista,
donde se hablaba de personajes o épocas que se
encontraban en comunión con la espiritualidad.
Ejemplos de dichas ideas se presentaban en el artículo
“La música del renacimiento”68 de Carlos Húmeres. En
él se argumentó sobre un supuesto ideal del artista,
quien debía estar conectado con su entorno en función
de la búsqueda de la verdadera belleza. Esta idea
también se encuentra presente en el artículo “El
misticismo en el arte de Bach”, del mismo autor, donde
se hablaba de la relación entre la obra del compositor y
su piedad; es más, expresó que: “Fue la piedad lo que
sostuvo y llenó su existencia laboriosa, bajo una idea
esencialmente religiosa de la música.”69
Frente a este diagnóstico poco prometedor se
enfrentaron las iniciativas de diversos compositores
relacionados con la Sociedad Bach, como Alfonso Leng,
Humberto Allende y Domingo Santa Cruz, cuyas
SANTA CRUZ. Óp, cit, p.73.
HUMERES, Carlos. “La música en el Renacimient”. En Marsyas.
Mayo de 1927. N° 3, p.87.
69 HUMERES, Carlos. “El misticismo en el arte de Bach”, Marsyas.
Septiembre de 1927. N°7, p.238.
67
68
25
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
composiciones ingresaron a la esfera pública en
función de combatir la definición del sonido nacional.
El carácter combativo de dichas iniciativas se manifestó
en la misma revista que al referirse al trabajo de los
tres compositores citados, expresó que: “Anticuados
ídolos con pies de barro no resisten la humedad
saludable de una verdadera y sólida cultura musical
naciente en nuestro país, que señala con dedo
acusador y destructivo las formas y escuelas
caducas.”70
De esta forma, fue enfrentado el sentimiento de
crisis espiritual chileno a través de la búsqueda de la
creación de composiciones nacionales. La Sociedad
Bach se esmeró por difundir obras de diversos
compositores desde la mitad de la década del 20 hasta
su disolución, pero tanto en las charlas, audiciones y
artículos publicados por la sociedad se le dio un
especial énfasis al trabajo de dos compositores: Alfonso
Leng y Humberto Allende, músicos relacionados con la
Sociedad y que escribieron activamente en la revista.
La iniciativa por parte de la Sociedad de difundir la
obra de estos dos compositores se entiende bajo la
lógica de enfrentar la italianización bajo la cual se
encontraba el Conservatorio Nacional y derivado de
esto, la poca producción de obras nacionales que se
desarrollaban.
En un artículo anteriormente citado de Domingo
Santa Cruz denominado “Por qué el Conservatorio no
ha llenado su función cultural”, el autor criticó la
influencia italiana, que se sustentaba bajo el
argumento de Enrique Soro, quien, según Santa Cruz
había expresado en diversas ocasiones “que el arte en
Chile no existe y no existirá porque no hay ‘materia
prima’ en el chileno.”71 Contra estas duras e incluso
racistas afirmaciones, las iniciativas de estos
compositores avalados por la Sociedad Bach se
constituyeron como bastiones de lucha en la esfera
pública, en función de determinar una pretendida
identidad musical chilena. Con la pretensión de
ANÓNIMO. “Edición musical.” En: Masyas. Junio de 1927. N°4.
P.140.
71 SANTA CRUZ, Domingo. “Por qué el Conservatorio no ha llenado
su función cultural”. En: Marsyas. 26 de Marzo 1927 a 15 de
Febrero 1928, n° 3, p.77.
70
26
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
incentivar y difundir las composiciones tanto de
Allende como de Leng, la revista desde su número 6
comenzó a publicar breves suplementos musicales de
composiciones chilenas, es decir, pequeñas partituras
pensadas para el uso privado. Dicha iniciativa fue
presentada por la revista, al publicarse que frente al
fenómeno de renovación cultural que se estaba dando
en el ámbito musical “Marsyas ha de contribuir
también a medida de sus fuerzas, publicando en sus
páginas estudios sobre música chilena, y dando a
conocer, en suplementos musicales, obras inéditas de
nuestros compositores.”72 Dichos suplementos se
caracterizaron por ir acompañados de artículos del
compositor presentado en función de difundir no sólo
la obra, sino que también a la figura del músico.
Con respecto a la crítica que la revista establece a
las instituciones eclesiásticas, Santa Cruz se constituyó
como una de las figuras fundamentales debido a sus
ensayos publicados en la revista. En su primer trabajo
que lleva de nombre “La semana Santa y la Música”73,
presente en el segundo número, defiende las obras
sacras de carácter polifónico de autores como el mismo
Bach, que han sido sustituidas en las celebraciones por
obras del romanticismo Italiano de compositores como
Griesbacher, Haller y Ravenello, entre otros. Frente a
este problema, el autor argumentó, al aludir a
pequeños conciertos que había desarrollado la
Sociedad Bach con el motivo de Semana Santa, que:
La sociedad Bach, que ha dado a conocer a
nuestro público en sus audiciones numerosas
obras de arte polifónico, no ha logrado, a pesar de
su ejemplo y de sus repetidas protestas a las
autoridades eclesiásticas remedien el abandono
injustificado que encuentra en el culto la música
religiosa.74
Esto se manifestó en la revista número once,
donde Santa Cruz publicó un artículo denominado “El
ANONIMO. “Nuestra música Nacional.” En: Marsyas. Agosto
1927. N° 6. P. 198.
73 SANTA CRUZ. “La Semana Santa y la Música.” En: Marsyas.
Abril de 1927. N°2. P. 53.
74 Ibíd., p. 54.
72
27
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
culto católico y la mala música”. En este trabajo el
autor estableció un diagnóstico poco prometedor con
respecto a la interpretación de música eclesiástica en
las iglesias de la capital, haciendo énfasis en la
importancia de la música en el culto para alcanzar
mayores grados de espiritualidad y la poca atención
que la Iglesia le prestaba a dicho problema. Frente esto,
el autor expresó que la disociación entre el espíritu
religioso es tan intensa, que incluso se llega a
interpretar música pagana o vulgar, prescindiendo de
su significado con la única pretensión de entretener a
los fieles que no comprenden el ritual de la misa. Al
respecto, Santa Cruz se expresó de la siguiente
manera:
La absurda lucha de nuestro espíritu, que desea
recogerse, y que, en el noventa y nueve por
ciento de los casos, es solicitado por una música
impropia en el culto; o fastidiosa y monótona
como para producir somnolencia o, en la
mayoría de las ocasiones, vulgar hasta lo
increíble y profana en su procedencia y
significado.
Cuando
estas
ilustraciones
musicales son suaves, uno suele lograr
desentenderse de ellas, pero cuando en los
grandes órganos es en donde cometen la
atrocidad de ejecutar música de cabaret, uno
echa de menos algún dispositivo que la
naturaleza no creyó necesario en los oídos al
igual de los ojos.75
Bajo esta óptica, donde la Iglesia Católica pasó a
ser comparada con el cabaret en el que se interpretaba
música vulgar, el autor llegó a la conclusión que dicha
institución una de las culpables de corromper el gusto
del pueblo y alejar a los fieles del catolicismo, al caer en
la vulgaridad y trivialidad de prescindir de la
importancia de la música en el rito.
Conclusión.
75SANTA
CRUZ, Domingo. El culto católico y la mala música. En:
Marsyas. Febrero 1928. N°11, p.409.
28
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
La Sociedad Bach a través de su órgano difusor
(la revista Marsyas) estableció desde un ámbito
específico una crítica estética a ciertos patrones
artísticos de la esfera musical chilena. Pero además, la
música al ser un espacio de producción de
sentimientos y subjetividades, la acción de la Sociedad
construyó y llevó a la esfera pública nuevas formas de
concebir el estado de la cultura en Chile, haciendo gran
alusión a un sentimiento de crisis espiritual que sufría
el país. Bajo esta lógica, sus críticas no respondieron a
las dinámicas políticas tradicionales, que pretenden
justificar sus discursos en función de argumentos
objetivos, sino que, en contraste de dicha perspectiva
los integrantes de la Sociedad Bach defendieron e
interpelaron a la sensibilidad para discutir y criticar
tanto problemáticas de orden teórico o filosófico, como
también de orden político o coyuntural.
Por esto dicha organización contribuyó desde una
esfera artístico/intelectual a acentuar el sentimiento de
crisis política y social que se desenvolvió entre 1927 y
1928, haciendo eco de las demandas que emergían de
diversos sectores de la sociedad que ponían en tela de
juicio al sistema social imperante en el Chile de la
primera mitad del siglo XX. La influencia política que
llegó a tener dicha agrupación quedó manifestada en
las reformas que lograron llevar a cabo en el área
artística del sistema educacional chileno, logrando
permear otras esferas de la política desde un ámbito
que se pretendía totalmente ajeno al devenir nacional.
A través de su obra los integrantes de la Sociedad Bach
se constituyeron como actores políticos influyentes, que
ingresaron a la esfera pública nuevos litigios y
problemáticas que eran totalmente inéditas para el
país, que en el caso de la labor cultural de la revista
Marsyas fueron la crítica al desarrollo musical al
interior del culto Católico, la influencia de las ideologías
liberales en los programas del Teatro Municipal y el
arte en general, y el estado de la educación artística en
Chile.
Por estas razones, el presente trabajo se
desarrolló como una iniciativa provisoria con el fin de
indagar en un amplio campo de posibilidades de
análisis político que emergen de las múltiples
relaciones que se desarrollan al interior de los Campos
29
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Culturales y que entregan un amplio rango de análisis
para comprender mejor el desarrollo de las sociedades
en una de sus variadas manifestaciones. Dicho esto,
considero que no se debe desprestigiar a-priori el rol
que ejercen en la política las esferas artísticas, por ser
consideradas disciplinas que solo se dedican a crear
obras para la contemplación, sino que deben ser
consideradas
como
manifestaciones
de
una
subjetividad presente en la sociedad que tanto
representa el pensar de su tiempo y que también tiene
la posibilidad de influir en la sociedad. Y como es el
caso de la música se debe considerar que entrega
significados sin la necesidad de tener significantes, por
lo cual, como argumenta Edward Said:
La música en su conjunto, se halla en los
límites más remotos de la humanidad, pero en
esos límites donde la humanidad, que está
dotada de un nuevo lenguaje y envuelta en un
llamamiento a la intensidad consumada, a
plasmar el mundo del “nosotros.”76
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Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Una aproximación de género a la militancia
política, la protesta social y la violencia estatal en
el Chile del siglo XX.
Alfonso Salgado77
Introducción
Este artículo reflexiona sobre la naturaleza de la
protesta social, la militancia política y la violencia
estatal en el Chile del siglo veinte, estudiando para ello
un caso específico: la tristemente célebre masacre de la
Plaza Bulnes, ocurrida el 28 de enero de 1946 en la
plaza del mismo nombre, ubicada en el centro de
Santiago.
La lectura de los hechos que aquí se plantea,
influenciada por la historia de género y los estudios de
redes familiares, busca traer a la luz dos elementos
claves.
Primero,
la
concepción
marcadamente
masculina de la protesta social de la época
―compartida tanto por manifestantes como por
represores― que hacía del hombre trabajador el sujeto
histórico por antonomasia. Segundo y más importante,
los soterrados lazos de parentesco que contribuyeron
no sólo al éxito de la protesta en cuestión sino a la
perduración del activismo político y social a lo largo del
siglo recién pasado.
En términos conceptuales, este artículo se nutre
e interviene en la literatura sociológica e histórica sobre
la dialéctica entre protesta social y represión policial.
La protesta social ―ya sean protestas de comunidades
premodernas, la clase obrera moderna o jóvenes
posmodernos―
ha
acaparado
la
atención
de
historiadores y cientistas sociales desde hace ya varias
décadas.78 Algunos analistas han comenzado también a
Licenciado en Historia por la P. Universida Católica de Chile,
estudiante de Doctorado, Universidad de Columbia.
78 Los estudios más influyentes dentro del marco de las ciencias
sociales y las humanidades son aquellos de sociólogos como
Charles Tilly y antropólogos como James Scott, que han centrado
su atención en los repertorios de protesta de los movimientos
sociales y las resistencias cotidianas de los sectores populares.
Véase, por ejemplo, James C. Scott, The Moral Economy of the
Peasant: Rebellion and Subsistence in Southeast Asia, New Haven:
77
34
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
interesarse en las dinámicas de género que se dan en la
protesta y en el papel que estas dinámicas juegan en la
represión de la misma.79 En el marco de la nutrida
literatura chilena sobre la protesta social y el activismo
político, este artículo puede leerse como una
contribución crítica, que deconstruye el ethos
masculinista de la protesta sindical al tiempo que
devela la presencia de otros actores ―mujeres y niños―
en el espacio público.
Al centrarme la ignorada dimensión familiar del
activismo se complementa, además, una literatura que
tiende a reducir el estudio de la izquierda al
parlamento, la fábrica y la sierra. El análisis
politológico de los sistemas de partidos, la historia de la
organización de los trabajadores y el estudio de
grandilocuentes guerrilleros y sobrios funcionarios
clandestinos se han erigido en los paradigmas
dominantes desde los cuales pensar a la izquierda en
Yale University Press, 1979; y Charles Tilly, The Politics of
Collective Violence, Cambridge: Cambridge University Press, 2003.
En la disciplina histórica, el principal ímpetu renovador provino de
los estudios de los historiadores marxistas británicos. Véase, por
ejemplo, Edward P. Thompson, “The Moral Economy of the English
Crowd in the Eighteenth Century,” Past & Present 50, 1, 1971, pp.
76–136; y George Rudé, The Crowd in History: A Study of Popular
Disturbances in France and England, 1730-1848, New York: John
Wiley & Sons, 1964. En lo que a la historiografía latinoamericana
respecta, algunos de los trabajos más notables son: Daniel James,
Resistance and integration. Peronism and the Argentine Working
Class, 1946-1976, New York Cambridge University Press, 1988,
pp. 7-40; Douglas Cope, The Limits of Racial Domination. Plebeian
Society in Colonial Mexico City, 1660-1720, Madison: The
University of Wisconsin Press, 1994, pp. 125-160; e Hilda Sábato,
La Política en las Calles. Entre el Voto y la Movilización. Buenos
Aires, 1862-1880, Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes,
2004.
79 Sobre el concepto de género, Joan Scott, “Gender: A Useful
Category of Historical Analysis,” The American Historical Review
91, 1986, pp. 1053-1075. Particularmente influyentes en el
análisis de género de la protesta social que aquí se desarrolla, son:
Olwen H. Hufton, Women and the Limits of Citizenship in the
French Revolution, Toronto: University of Toronto Press, 1992, pp.
1-50; Gay L. Gullickson, Unruly Women of Paris. Images of the
Commune, Ithaca: Cornell University Press, 1996; y Javier Auyero,
Contentious Lives. Two Argentine Women, Two Protests, and the
Quest for Recognition, Durham: Duke University Press, 2003.
35
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
nuestro continente.80 Centrándome en un espacio de
reconocida
importancia
en
la
praxis
política
latinoamericana como lo es la plaza, y tensionando lo
que entendemos por espacio público al traer al tapete el
rol principal de la familia de Ramona Parra en los
sucesos de la Plaza Bulnes, mi objetivo es abrir nuevas
vetas de investigación sobre la militancia política de
izquierda y matizar ciertos énfasis de las narrativas
predominantes.
En términos empíricos, este artículo contribuye a
enriquecer nuestro conocimiento sobre la masacre de la
Plaza Bulnes al basarse no sólo en la prensa
contemporánea sino en el proceso abierto por el
Segundo Juzgado Militar de Santiago, hasta ahora no
consultado por otros historiadores. Este expediente
judicial de cerca de mil fojas consta de declaraciones de
carabineros, dirigentes sindicales, manifestantes
heridos, periodistas, vecinos y curiosos, amén de
informes y peritajes varios.
Para una muestra de estas distintas facetas y perspectivas
desde las cuales entender a la izquierda latinoamericana, véase
Jorge Castañeda, Utopia Unarmed: The Latin American Left after
the Cold War, New York: Vintage Books, 1994. En lo que al Partido
Comunista de Chile respecta, colectividad a la cual este artículo
dedica la mayor parte de su atención, las principales
contribuciones han tendido a centrarse en su orgánica clandestina
(Olga Ulianova, Rolando Álvarez), sus vínculos con los
trabajadores (Jody Pavilack, Sergio Grez) y su línea política
(Carmelo Furci, Alfredo Riquelme). Véase, por ejemplo, Rolando
Álvarez, Desde las Sombras: Una Historia de la Clandestinidad
Comunista (1973-1980), Santiago: Lom, 2003; Carmelo Furci, The
Chilean Communist Party and the Road to Socialism, London: Zed
Books, 1984; Sergio Grez, Historia del Comunismo en Chile. La Era
de Recabarren, Santiago: Lom, 2001; Jody Pavilack, Mining for the
Nation. The Politics of Chile’s Coal Communities from the Popular
front to the Cold War, University Park: The Pennsylvania State
University Press, 2011; Alfredo Riquelme, Rojo Atardecer. El
Comunismo Chileno entre Dictadura y Democracia, Santiago:
Dibam, 2009; Olga Ulianova, “El Partido Comunista Chileno
durante la Dictadura de Carlos Ibáñez (1927-1931): Primera
Clandestinidad y ‘Bolchevización’ Estaliniana,” Boletín de la
Academia Chilena de Historia 111, 2002; y Olga Ulianova,
“Develando un Mito: Emisarios de la Internacional Comunista en
Chile,” Historia 41, 1, 2008.
80
36
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
La Masacre de la Plaza Bulnes: acontecimiento,
causas y consecuencias.
A inicios de 1946, en ese tenso período de
reordenamiento de fuerzas que tomó lugar entre fines
de la Segunda Guerra Mundial y comienzos de la
Guerra Fría, Chile vivía una situación interna
particularmente compleja. El Presidente de la
República, Juan Antonio Ríos, cada vez más enfermo
de cáncer, había delegado su poder en el vicepresidente
Alfredo Duhalde, quien asumió interinamente el 17 de
enero de aquel año. El mismo día en que Duhalde
asumió en la capital, en el norte del país comenzaba a
gestarse un conflicto laboral que tendría consecuencias
impensadas a lo largo y ancho del territorio. Aquel 17
de enero los trabajadores de las oficinas salitreras
Mapocho y Humberstone respondieron al alza
unilateral de los precios en las pulperías declarándose
en huelga. El gobierno de Duhalde decidió defender
unilateralmente los intereses de la Compañía Salitrera
de Tarapacá y Antofagasta, enviando para ello refuerzos
militares a la zona norte y anulando la personalidad
jurídica de los sindicatos de las oficinas en paro. La
Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH),
poderosa organización de alcance nacional en la cual
confluían trabajadores de diversas tendencias políticas,
llamó a manifestarse en solidaridad con los mineros del
norte y en defensa de los derechos sindicales
amenazados.
En Santiago, la CTCH fue autorizada ―a
regañadientes― a realizar una concentración en la
Plaza Bulnes, la que debía tomar lugar a las 6 de la
tarde del 28 de enero. Si bien esta plaza no era el lugar
predilecto de los organizadores de la manifestación, que
pretendían originalmente utilizar la Plaza de la
Constitución, se acordó con las autoridades realizar la
concentración en dicho lugar, suficientemente cercano
a La Moneda como para hacer oír la voz de los
trabajadores ante las autoridades. Desde un comienzo,
el vasto despliegue de fuerzas policiales en la Plaza
Bulnes no auguraba nada bueno. Los oficiales de
carabineros se empeñaron primero en crear y luego en
ensanchar un cordón de tropa que dejara un pasaje
libre al centro de la plaza, aún cuando crecía el número
37
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
de asistentes y el espacio comenzaba a escasear,
especialmente hacia el lado oriente de la plaza. Esta
inusitada medida policial impacientó a la concurrencia,
provocándose serios conflictos entre manifestantes y
carabineros. Mientras éstos hacían uso intenso de sus
bastones de mando, aquellos respondían con los palos
de sus estandartes sindicales y champas de pasto
arrancadas del suelo. Incapaz de mantener el cordón
policial con la presencia de los 150 infantes, los
oficiales hicieron entrar dos tropas montadas, las que,
con bestial brusquedad, no hicieron sino enardecer
más los ánimos. Había ya casi una treintena de civiles
heridos y algunos carabineros lesionados cuando se
ordenó la retirada de la tropa. Lo peor, sin embargo,
estaba aún por ocurrir. Cuando la fuerza policial
abandonaba la plaza, y sin haberse dado orden de abrir
fuego, algunos miembros de carabineros comenzaron a
disparar, primero de manera aislada y luego al
unísono, formados incluso en línea de tiradores. El
público, incrédulo, huyó de manera despavorida.
Algunos, apenas atinaron a lanzarse al suelo. La
investigación sumario concluyó que 45 carabineros
efectuaron en total 256 disparos, matando a seis
manifestantes e hiriendo a bala a otros cincuenta.81
Durante las semanas siguientes el espectro
político se reconfiguró, cambio de gabinete incluido.
Mientras que los socialistas aceptaron las condiciones
ofrecidas por el gobierno y entraron a formar parte del
nuevo gabinete, respaldando a Duhalde y dando por
solucionado el conflicto, los comunistas decidieron
prolongar la huelga de manera indefinida y estrecharon
lazos con los sectores de oposición. La consecuencia
más duradera, sin embargo, fue la fracturación del
movimiento obrero. En la práctica, desde ese momento
empezaron a funcionar dos confederaciones de
trabajadores que se arrogaban el acrónimo de la antes
unitaria CTCH, una hegemonizada por los comunistas
Este párrafo se basa, principalmente, en el Dictamen del Fiscal
y en la Resolución de la Corte Marcial del “Sumario por sucesos
ocurridos en la Plaza Bulnes,” Causa rol Nº 80-1946, Segundo
Juzgado Militar de Santiago, fojas 783-829 y 940-945. La
resolución y una versión abreviada del dictamen también pueden
consultarse en: Archivo Nacional de la Administración (ARNAD),
Ministerio del Interior, vol. 12386.
81
38
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
y la otra por los socialistas, ninguna de las cuales fue
capaz de aunar la voluntad de la clase trabajadora en
su conjunto.82
Sindicato, Protesta y Masculinidad: “Del Trabajo a
la Plaza Bulnes”
La retórica que precede a la manifestación del 28
de enero de 1946 nos sitúa de lleno en el mundo del
trabajo. La consigna con la que la CTCH llamó a los
trabajadores a concurrir a la concentración, “Del
trabajo a la Plaza Bulnes,” establecía un nexo directo
entre la fábrica y la plaza, los principales espacios de
constitución de la clase trabajadora como fuerza
política en el continente.83 La prensa de izquierda ―el
espacio virtual por medio del cual se articulaban las
demandas políticas de los trabajadores― amplificó este
llamado. El día de la manifestación, sin ir más lejos, la
consigna de la CTCH sirvió de titular para las portadas
de los diarios El Siglo, órgano del PCCH, y Las Noticias
Gráficas, un periódico popular de propiedad del líder
demócrata Antonio Poupin Gray.84 Esta retórica
subyace también a las declaraciones de muchos de los
manifestantes que sirvieron de testigo durante el
sumario abierto por el Segundo Juzgado Militar de
Santiago. Interrogado por el fiscal militar, por ejemplo,
el estucador Florentino Sánchez explicó: “el día lunes
28 del presente, después de salir de mi trabajo en la
construcción del Banco Español, me dirigí más o
Sobre las consecuencias sindicales de la masacre de la Plaza
Bulnes, véase: Mario Garcés y Pedro Milos, FOCH, CTCH y CUT.
Las Centrales Unitarias en la historia del sindicalismo chileno,
Santiago: ECO, 1988, p. 84.
82
Sobre esto, véase Silvia Sigal y Juan Carlos Torre, “Una
Reflexión en Torno a los Movimientos Laborales en América
Latina,” en Rubén Katzman y José Luis Reyna (eds.), Fuerza de
Trabajo y Movimientos Laborales en América Latina, Ciudad de
México: El Colegio de México, 1979.
83
El Siglo (Santiago), 28 de enero de 1946, “Del trabajo a la Plaza
Bulnes,” p. 1; y Las Noticias Gráficas (Santiago), 28 de enero de
1946, “Del trabajo a Plaza Bulnes,” pp. 1 y 13.
84
39
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
menos a las siete y media de la tarde a la Plaza Bulnes,
donde se iba a realizar la concentración organizada por
la CTCH,” haciéndose así eco de la consigna de la
confederación sindical.85
Es imposible saber si las decenas de miles de
asistentes a la concentración llegaron efectivamente del
trabajo a la Plaza Bulnes, pero el expediente judicial da
pistas sobre el arribo de varios de ellos. Como el citado
Sánchez,
buena
parte
de
los
manifestantes
interrogados concurrió directamente desde su lugar de
trabajo. Ahora bien, los sindicatos de los cual los
trabajadores formaban parte fueron aún más
importante que lugares de trabajo específicos en
garantizar el éxito de la concentración. En efecto, la
mayor parte de los asistentes parece haber llegado a la
manifestación desfilando junto a otros miembros de su
sindicato, en la medida en que esto era permitido. Las
palabras del estucador Jorge López permiten hacerse
una idea de la gran cantidad de asistentes que llegaron
junto a sus organizaciones sindicales, no todos los
cuales trabajaban en las mismas empresas: “Concurrí
al comicio de la CTCH organizado el 28 del mes pasado
en la Plaza Bulnes junto con unos cuatrocientos
miembros del Sindicato de Estucadores.” Como estas,
hay muchas frases dispersas en el expediente que
demuestran el rol principal de los sindicatos en la
movilización de los manifestantes. A riesgo de cansar al
lector, sirvan de muestra algunas de ellas. Domingo
Martínez, por ejemplo, apuntó en su declaración ante el
fiscal militar: “Yo pertenezco al Sindicato de Enlozados
y llegué junto con mis compañeros de Sindicato como a
las siete de la tarde al comicio.” Su homónimo Domingo
Olivares, herido durante la jornada de protesta,
declaró: “El día 28 de enero último formé con mis
compañeros del Sindicato de las Cervecerías Unidas
para venir al meeting de la Plaza Bulnes.” Juan
Ahumada, obrero de la construcción, señaló
igualmente: “Llegué a las seis de la tarde del 28 de
enero pasado a la Plaza Bulnes, acompañado de
algunos miembros del Sindicato de Areneros de San
Causa rol Nº 80-1946, Segundo Juzgado Militar de Santiago,
fojas 318-319.
85
40
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Miguel.” El mecánico Federico Gutiérrez, por su parte,
explicó: “El veintiocho del presente concurrí al comicio
celebrado en la Plaza Bulnes con el Sindicato del que
formo parte, ‘Sociedad Productora de Papel.’”86
Los
trabajadores
de
diversos
sindicatos
santiaguinos no sólo marcharon juntos, sino que
muchos de ellos se situaron también juntos al llegar a
la plaza, portando sus estandartes y luciendo
orgullosos sus pancartas. El testimonio del dirigente
sindical Enrique Peñaloza Leiva así nos lo sugiere:
“Llegué a la Plaza Bulnes a las seis y media de la tarde,
llevando el estandarte del Sindicato Profesional de
Obreros de Chanchería, de que yo soy Presidente,
acompañado de varios compañeros. Nos situamos a
unos cinco metros de distancia del monumento, hacia
el sur.”87 Aún cuando la policía dificultó la formación
conjunta de los miembros de los sindicatos en la plaza,
obligando a varios de los portaestandartes a
permanecer en un lugar distinto al del resto de sus
compañeros, la importancia del sindicato es
incuestionable. De hecho, incluso en los casos en que
el sindicato no logró movilizar a muchos de sus
miembros para llegar a la plaza juntos, aquellos que
concurrieron por sus propios medios tendieron a
juntarse con los suyos una vez en la misma. Las
palabras de René Duchens, Presidente del Sindicato
Electromán, así lo sugieren: “Unos quince miembros
del sindicato me acompañaron para venirnos juntos
directamente. Estimo que numerosos miembros del
sindicato se vinieron por su cuenta, pero casi todos nos
reunimos en la Plaza. Nos ubicamos a un costado del
monumento, para el lado del Ministerio.”88 En otras
palabras, el sindicato ―con sus estandartes y
distintivos― actuaba como punto nodal y lugar de
referencia de los trabajadores en el espacio público.
Hasta aquí, todas las citas que he escogido para
ilustrar el rol preeminente del lugar de trabajo y de las
Las citas de este párrafo se encuentran en Causa rol Nº 801946, Segundo Juzgado Militar de Santiago, fojas 545a, 356356vta, 312-312vta, 622-622vta y 626.
87 Causa rol Nº 80-1946, Segundo Juzgado Militar de Santiago,
fojas 633vta-634v.
88 Causa rol Nº 80-1946, Segundo Juzgado Militar de Santiago,
fojas 555-555v.
86
41
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
organizaciones sindicales en la protesta del 28 de enero
fueron proferidas por hombres. Esto se corresponde, en
cierta medida, con el expediente judicial que me sirve
de fuente primaria principal, compuesto como está de
innúmeras declaraciones de manifestantes heridos y de
dirigentes sindicales que tuvieron un rol relevante en la
organización de la manifestación. No creo que sea
necesario
detenerme
demasiado
en
la
sobrerrepresentación de los hombres en las cúpulas
sindicales criollas de aquel entonces, máxime cuando
contamos ya con una rica literatura que nos retrata el
sindicato
como
un
espacio
de
sociabilidad
89
eminentemente masculina.
Las víctimas de la
represión policíaca nos ofrecen, sin embargo, una
muestra de los asistentes a la manifestación que podría
considerarse más azarosa. La Tabla 1 (véase abajo)
muestra la distribución de los heridos durante la
protesta por sexo y edad. En lo que al sexo refiere, 79
(94,05%) de los 84 civiles heridos eran hombres. De los
81 heridos que ha sido posible determinar su edad, 63
(75%) tenían entre 21 y 45 años, la mayor parte de
cuales pertenece al grupo etario de 26 a 30 años
(23,46%). Estamos, entonces, frente a una muestra de
los manifestantes que es abrumadoramente masculina,
compuesta mayoritariamente de hombres adultos,
aunque relativamente jóvenes.
≤15
1620
2125
2630
3135
3640
4145
4650
5155
5660
≥61
s/d
TOTAL
Hombres
3
4
8
18
10
12
11
1
5
1
3
3
79
Mujeres
0
1
0
1
2
0
1
0
0
0
0
0
5
TOTAL
3
5
8
19
12
12
12
1
5
1
3
3
84
Tabla 1: Distribución de civiles heridos por edad y sexo
Este cuadro etario y de género puede ser
complementado en base al oficio declarado por algunos
de los heridos. Lo que impresiona aquí es la
Véase, por ejemplo, Heidi Tinsman, Partners in Conflict. The
Politics of Gender, Sexuality, and Labor in the Chilean Agrarian
Reform, 1950-1973, Durham: Duke University Press, 2002; y
Thomas Klubock, Contested Communities. Class, Gender, and
Politics in Chile’s El Teniente Copper Mine, 1904-1951, Durham:
Duke University Press, 1998.
89
42
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
composición marcadamente obrera del grupo. Abundan
los obreros de cierta calificación, tales como
carpinteros, electricistas, estucadores y mecánicos,
mientras que escasean los trabajadores que podríamos
considerar parte de los sectores medios: sólo hay 4
empleados, 1 estudiante universitario y 1 periodista ―el
último de los cuales estaba reportando para El Siglo―
entre los 44 civiles heridos cuya profesión conocemos
con cierto grado de certeza. Todo esto confirma la
importancia
de
determinados
sindicatos
de
trabajadores manuales de la capital en el éxito de la
concentración obrera organizada por la CTCH.90 En los
días que siguieron a la masacre, comunistas y
socialistas se disputarían la lealtad de estos sindicatos
santiaguinos en su intento por sacar réditos políticos
del conflicto: los comunistas, intentando prolongar la
huelga; y los socialistas, movilizando a sus seguidores
de vuelta a las fábricas.91
Ahora bien, a la concentración también
concurrieron trabajadoras, por lo general mujeres
jóvenes, la más famosa de las cuales es sin duda
Ramona Parra. Enfrentados a un expediente en el que
abundan los testimonios de víctimas masculinas y
dirigentes sindicales para los cuales ser hombre y ser
trabajador parece ser una misma cosa, las pocas voces
de las obreras que asistieron a la concentración son en
Esta información se basa en los informes individuales sobre los
heridos emitidos por la Asistencia Pública y el Servicio Médico
Legal, que se conservan en Causa rol Nº 80-1946, Segundo
Juzgado Militar de Santiago. Se trata, en total, de 84 civiles
heridos, cifra a la que he llegado tras omitir aquellas fichas que
dan cuenta de reiteraciones, víctimas fatales y carabineros ―no
siempre registrados como tales. En los pocos casos en que hay
discrepancias en la información entregada por la Asistencia
Pública y el Servicio Médico Legal, me he basado en los informes
emitidos por la segunda de estas instituciones.
90
Tras la masacre, la prensa partidaria de comunistas (El Siglo) y
socialistas (La Opinión) informó con frecuencia del apoyo recibido
por sus disímiles posturas entre los sindicatos de la capital. Para
entender el apoyo de estas posturas entre distintos tipos de
trabajadores, los memorándums de la Sección Sindical de la
Dirección General de Investigaciones pueden resultar una fuente
interesante ―y, dicho sea de paso, menos interesada. Véase,
ARNAD, Ministerio del Interior, volúmenes 12004 y 12005.
91
43
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
extremo valiosas, pues nos permiten pensar la plaza
pública como un espacio en disputa. Por regla general,
los testimonios judiciales de las mujeres trabajadoras
destinan más tiempo a justificar su participación en la
concentración, como si su presencia estuviera fuera de
lugar. Sirvan de muestra las palabras de Inés
Altamirano, una obrera de 26 años: “El 28 de enero
próximo pasado me puse de acuerdo con algunos
compañeros de mi trabajo en la firma Ferriloza con el
objeto de concurrir al comicio que se iba a organizar
esa tarde en la Plaza Bulnes por la CTCh, pues según
se nos había informado allí se iba a plantear el
problema de la escasez de materias primas para la
industria que trabajamos, cosa que nos interesaba
bastante.” Es difícil no intuir en las palabras de
Altamirano una suerte de justificación por su
participación en la protesta, o, mejor dicho, por su
penetración en el prohibido espacio público.
Las obreras sindicalizadas que asistieron a la
concentración no sólo debieron justificar su asistencia
a posteriori ante el fiscal militar, sino también ante los
carabineros el mismo día de la manifestación. Algunos
carabineros, presagiando la confrontación con los
manifestantes y haciéndose eco de una noción de
honor masculina que hacía del campo de batalla un
espacio reservado a los hombres, buscaron impedir la
excesiva presencia de las mujeres a la plaza. Isabel
Carvajal, una empleada de 18 años que resultaría
herida durante la manifestación, llegó a la plaza
acompañada de otras de sus colegas de trabajo, pero,
como recordaría unos días después en su testimonio
judicial, “un Oficial nos dijo que nos retiráramos mejor
porque ‘esto huele mal’; mis compañeras se retiraron,
no así yo que me vine en dirección al monumento y me
coloqué frente a él a cierta distancia y hacia el lado
oriente.” Las causas que motivaron a Carvajal a
permanecer en la Plaza Bulnes pese a los riesgos que
corría son un misterio, pero sus palabras reflejan que,
al menos para algunos de los represores, las balas
debían reservarse para los hombres. Con menor
cortesía, de hecho, un carabinero le dio a entender lo
mismo a Mercedes Fuentes, una joven costurera que
asistió a la concentración. Al preguntarle Fuentes por
la extraña posición en que se habían formado los
44
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
agentes de orden, dicho carabinero ―testificó ante el
fiscal la manifestante― “me respondió ‘que era
preferible que me fuera a la cama’, gesticulando en
forma grosera.” En otras palabras, Fuentes estaba
fuera de lugar y debía regresar al restringido espacio
que le correspondía. Iris Figueroa también fue
advertida que su presencia no era bienvenida. “Como
yo le llamara la atención a uno de los jinetes de su
violencia y ninguna consideración,” recordó Figueroa
ante el fiscal, “[éste jinete] me contestó que me tenía
muy conocida en esta clase de manifestaciones y que
tuviera mucho cuidado.” Figueroa, una joven y activa
militante comunista que gustaba de ejercer su derecho
de manifestarse públicamente y que con los años
llegaría a ser regidora de la populosa comuna de San
Miguel, apenas tenía cabida en la plaza. El espacio
público era concebido, a fin de cuentas, como un
espacio masculino, y a ello parecen contribuir tanto la
composición de género de las organizaciones sindicales
como el lente policial del Estado.92
Los Otros Actores: “Mujeres y Niños Caían al Suelo”
No obstante lo hasta aquí dicho, reducir la
manifestación de la Plaza Bulnes al movimiento obrero
es, a todas luces, insuficiente. Junto a sindicatos
compuestos de hombres de trabajo y de alguna que
otra obrera joven, a la Plaza Bulnes concurrieron un
número no despreciable de dueñas de casa y niños
pequeños, incluso ancianos. Este apartado busca
correr el velo que oculta la presencia de estos otros
actores en el espacio público, enfatizando el rol
fundamental de las redes familiares en la articulación
de la protesta social y del activismo político comunista
en particular.
La prensa de izquierda ofrece pistas que nos
permiten rastrear la presencia de estos otros actores.
En parte, esto se debe a un cambio en los énfasis
retóricos, especialmente marcado en el discurso
comunista. Si el día de la concentración el diario del
Las citas de este párrafo se encuentran en Causa rol Nº 801946, Segundo Juzgado Militar de Santiago, fojas 665-665vta,
664-664vta y 644-644vta.
92
45
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
PCCH llamaba a sus lectores a ir “del trabajo a la Plaza
Bulnes,” felicitando a los sindicatos que se habían
adherido a la manifestación y envalentonando a las
organizaciones de trabajadores indecisos, los días que
siguieron a la masacre se caracterizaron por una
retórica periodística de carácter familiarista y
victimizante, que enfatizaba el gran número de niños y
mujeres heridos por carabineros. Ya el día siguiente de
los luctuosos hechos, la noticia principal de El Siglo
describía “una abigarrada muchedumbre de hombres,
mujeres que llevaban en sus brazos a niños de corta
edad y jóvenes de ambos sexos,” hablaba de “mujeres y
niños [que] caían al suelo pisoteados por las bestias
enfurecidas” y se detenía con cierto morbo en “los
cuerpos de los heridos, entre los cuales era fácil
distinguir la indumentaria de mujeres que en gran
número cayeron bajo las balas asesinas.”93 El 28 de
enero de 1947, conmemorando el primer aniversario de
la masacre, el mismo diario resumía la brutalidad
policial con las siguientes palabras: “Se atropellaba a
los trabajadores, se apaleaba a los niños, se insultaba a
las mujeres.”94
Más allá de la retórica, la presencia de niños en
la protesta ―por detenerme en sólo uno de los actores
olvidados― es innegable. Entre los 84 civiles heridos
cuyo perfil sociológico esbocé arriba, se encontraban
también Tulio Montero, de 9 años de edad, y Remigio
Rojas, de 11 años.95 La presencia de menores en la
plaza se evidencia también en las declaraciones
judiciales, como por ejemplo en aquellas de los
parlamentarios comunistas Carlos Rosales Gutiérrez y
Salvador Ocampo Pastene. Al día siguiente de los
hechos, el diputado Rosales le contaba al fiscal militar
que “cargaban dos carabineros montados sobre un
grupo de mujeres que blandían sus estandartes; a uno
de ellos le detuve la brida del caballo para evitar que
atropellara a un menor que en ese instante pasaba por
ahí.” Dos semanas después, y tal vez contagiado por la
93
El Siglo (Santiago), 29 de enero de 1946, “Cobarde masacre”, p.
1.
El Siglo (Santiago), 28 de enero de 1947, “Masacre, paro general,
funerales: Días apretados de lucha y dolor,” p. 3.
95 Causa rol Nº 80-1946, Segundo Juzgado Militar de Santiago,
fojas 158 y 128.
94
46
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retórica en boga, el senador Ocampo recordaba que
aquella tarde estaba conversando con el diputado
Bernardo Araya en la tarima de los oradores “cuando
llegó un obrero con un niño de unos 6 o 7 años, en los
brazos, exponiéndonos que los carabineros los habían
golpeado.”96 La prensa comunista, por su parte, dio a
conocer también casos concretos de otros niños
heridos. Ya al día siguiente de la masacre se informaba
del niño Luis Lobos, de 8 años, herido en la reyerta.
Unos días después, el mismo menor aparecía
entregando “diez pesos para ayudar a los heridos en la
matanza del 28 de enero.”97 El menor había ganado ese
dinero poco antes, en un concurso organizado por el
mismo diario, que incluía en aquellos años una sección
dedicada especialmente a los niños, buscando atraer
así a los vástagos de los militantes comunistas. No
sabemos mucho más de este joven lector y precoz
manifestante, pero es probable que haya sido hijo de
Carlos Lobos, también herido durante la protesta.
Similar parece ser el caso de Damián Bugueño, uno de
los manifestantes heridos a bala consignados tanto en
la prensa comunista como en el expediente judicial.
Con sólo 15 años, Bugueño asistió a la concentración
junto a sus compañeros de las Juventudes Comunistas
(JJ.CC.). Era hijo de Josefina Bravo, presidenta del
Sindicato de la Industria Ferriloza, quien se encontraba
en la Plaza Bulnes con sus compañeras de trabajo.98 El
criterio editorial de El Siglo en seleccionar estos casos
nos es desconocido, pero ellos dan luces sobre el
surgimiento de “comunistas desde la cuna,” para
utilizar la terminología de un historiador de otras
Las declaraciones de Rosales y Ocampo se encuentra en Causa
rol Nº 80-1946, Segundo Juzgado Militar de Santiago, fojas 34-35
y 639-640.
97 El Siglo (Santiago), 29 de enero de 1946, “Menor de ocho años
fue brutalmente apaleado”, p. 2; y El Siglo (Santiago), 12 de febrero
de 1946, “Dice el niño Luis Lobos: ‘Yo también pido castigo para
los masacradores en Plaza Bulnes’”, p. 2.
98 Sobre Josefina Bravo y su hijo Damián Bugueño, véase: Causa
rol Nº 80-1946, Segundo Juzgado Militar de Santiago, fojas 129,
515 y 627-627vta; Mundo Nuevo (Santiago), 2 de febrero de 1946,
“Dos dirigentes de la JJCC víctimas de agresión del 28”, p. 2; y El
Siglo (Santiago), 30 de enero de 1946, “Fuimos a pedir pan y
justicia y el gobierno nos dio balas”, p. 2.
96
47
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
latitudes.99 El número de mujeres de mediana edad y
de menores políticamente activos, entonces, no debe
subestimarse.
Ahora bien, si a la Plaza Bulnes parece haber
asistido un número no despreciable de niños y
mujeres, ¿por qué las listas de heridos están
compuestas en su gran mayoría de hombres adultos?
Primero, como se desprende de lo dicho arriba, la
represión operaba con un sesgo de género, que hacía
de los hombres los actores políticos por excelencia, la
principal amenaza al orden público. Segundo, como
veremos ahora con más detalle, la protesta social
operaba también con sus propias lógicas de género, las
que tendían a dejar expuestos más a los hombres que a
las mujeres.100 Los testimonios de algunos de los
familiares de las víctimas fatales son reveladores. Olga
Schlenkert, quien enviudaría aquella trágica tarde,
llegó al lado de su marido, Filomeno Chávez, y de “una
hijita de seis años hasta la Plaza Bulnes, junto con
todos los compañeros de la Comuna Nº9 del Partido
Comunista.” Tanto Olga Schlenkert como Filomeno
Chávez eran comunistas, pero las balas lo alcanzaron a
él y no a ella. La explicación de ello reside, en parte, en
las mismas dinámicas de pareja, dinámicas íntimas
que se reproducían en el espacio público. Cuando
ingresó la caballería y el conflicto entre manifestantes y
carabineros subió de tono, Olga Schlenkert decidió
alejarse del centro de la plaza:
La expresión “comunistas desde la cuna” la tomo prestada de
Kevin Morgan, “A Family Party? Some Genealogical Reflections on
the CPGB,” en Morgan et alter (eds.), Agents of the Revolution. New
Biographical Approaches to the History of International Communism
in the Age of Lenin and Stalin, Bern: Peter Lang, 2005.
100 Las mismas consideraciones ―dicho sea de paso― corren para
las listas de detenidos en las protestas, el tipo documental del que
más se ha nutrido la literatura sobre protesta social en Chile.
Algunas de las contribuciones más valiosas que aventuran un
perfil sociológico de los manifestantes a partir de este tipo de
fuentes, son Sergio Grez, “Una mirada al movimiento popular
desde dos asonadas callejeras (Santiago, 1888-1905)”, Cuadernos
de Historia 19, 1999, pp. 157-193; Gabriel Salazar, La violencia en
Chile, Vol. I: Violencia política popular en las “grandes alamedas”.
Santiago 1947-1987 (una perspectiva histórico-popular), Santiago:
SUR, 1990; y Pedro Milos, Historia y memoria. 2 de abril de 1957,
Santiago: Lom, 2007, pp. 325-375.
99
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Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
“nos retiramos con mi hijita hacia el Teatro
[Continental] y en medio de la confusión y
temiendo que los acontecimientos se tornaran
peores, le rogué a mi marido Filomeno Chávez
Villalobos que nos siguiera, pero él creía que nada
iba a suceder y se perdió en medio de la multitud.
Al volver a buscarlo, comenzó el fuego de parte de
los carabineros, por lo que yo corrí hacia donde la
niña en medio de las balas que silbaban y rompían
los vidrios de los automóviles estacionados frente al
Teatro Continental.”101
Durante la concentración, la madre de Ramona Parra,
en cuya figura nos detendremos más adelante con
mayor detalle, experimentó un conflicto muy similar al
de la viuda de Filomeno Chávez. “Hubo un momento
―declaró ante el fiscal militar la madre de Ramona
Parra― en que los carabineros montados empezaron a
atropellar a los manifestantes con los caballos y yo tuve
que subirme a un escaño para evitar que un caballo me
arrollara. En ese momento mi marido me exigió que me
retirara, lo que hice en seguida.”102
Como los testimonios de los deudos de Filomeno
Chávez y Aurelia Alarcón sugieren, las dueñas de casa
y los menores tendieron a replegarse en lugares
alejados de la confrontación, aún antes que los
carabineros abrieran fuego. Los recuerdos posteriores
de otros asistentes tienden a confirmar aquello. La
misma presidenta del sindicato al cual pertenecía
Ramona Parra, Estela Rosas, estaba alejada de los
disturbios cuando estos comenzaron, refugiada a los
pies del Teatro Continental, y sólo vino a saber de la
muerte de su joven colega cuando le informó de ello un
compañero.103 El testimonio oral de la entonces joven
comunista y “gran amiga” de Ramona Parra, Ana
González, rescatado a través de una entrevista de
carácter biográfico realizada varias décadas después,
apunta en el mismo sentido:
Causa rol Nº 80-1946, Segundo Juzgado Militar de Santiago,
fojas 600-601.
102 Causa rol Nº 80-1946, Segundo Juzgado Militar de Santiago,
foja 688.
103 Véase Ramona, (Santiago), 29 de febrero de 1972, “Habla la
hermana de Ramona Parra”, pp. 16-23.
101
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“Ese día yo, como vivía tan cerca, tomé a mi niñita y
la eché al coche… y me dirigí a la Plaza Bulnes.
Estaba llena de gente, llena, llena; pero también
estaba llena de carabineros… [El compañero Julio
Contreras] se acerca y me dice, ‘Ana, creo que los
carabineros están en una actitud bastante extraña.
Algo va a pasar aquí. Sería mejor que salieras del
tumulto y te quedes en los jardines.’ Entonces me
paso para los jardines de la Plaza. Y allí quedé, pues,
cuando de repente empiezan las balas.”104
Las palabras de González se asemejan bastante a
los extractos de los testimonios judiciales citados, pues
traen a la luz el carácter familiar de la protesta social y
las dinámicas de género que se daban en la misma. La
biografía política de la entrevistada, por lo demás, nos
introduce de lleno en el rol de las redes familiares en la
perduración del activismo político a lo largo del siglo
veinte. González formó un hogar comprometido con el
proyecto político del PCCH, compromiso que se
mantuvo en el tiempo. Tanto así, que su esposo, dos de
sus hijos y una de sus nueras pasaron a engrosar las
listas de detenidos desaparecidos durante la dictadura
de Pinochet. A partir de entonces, ella denunció los
crímenes de la dictadura a través de la Agrupación de
Familiares de Detenidos Desaparecidos. Hoy continúa
militando, al igual que varios de sus nietos y bisnietos.
Las hermanas Parra: redes familiares y militancia
comunista.
Los testimonios arriba citados no sólo permiten
descubrir la presencia de mujeres y niños en la
protesta, sino que nos instan a considerar la
importancia de las redes familiares en el activismo
político a lo largo del siglo recién pasado. Esto parece
Entrevista a Ana del Rosario González González, Santiago, 23
de noviembre de 2009, en: Colección Archivo Oral de Villa
Grimaldi, Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi. Sobre Ana
González y sus familiares muertos durante la dictadura, véase
también Ernesto Carmona (ed.), Morir Es la Noticia: Los Periodistas
Relatan la Historia de sus Compañeros Asesinados y/o
Desaparecidos, Santiago: Ernesto Carmona Editor, 1997, pp. 402405, 407 y 409-410.
104
50
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
ser particularmente marcado en el caso de la militancia
del PCCH, a cuya colectividad pertenecían cuatro de las
seis víctimas fatales del 28 de enero de 1946. Sin ir
más lejos, tres de los cuatro comunistas muertos
aquella tarde ―Filomeno Chávez, Manuel López y
Ramona Parra― tenían familiares en la plaza en la cual
fueron heridos de muerte. Ya he mencionado el caso de
Filomeno Chávez, quien asistió junto a su mujer, hija
pequeña y compañeros del Partido a la concentración.
El caso de Manuel López parece ser similar, pues,
según la información de la prensa, éste fue a la marcha
junto a su mujer y otros residentes de la Población
Acevedo, cuya organización de pobladores presidía. Su
viuda, Juana Fuentealba, relató a El Siglo: “cuando
cayó herido mortalmente, y nosotros desesperados le
rogamos que nos dejara llevarlo de allí, él protestó, no
lo permitió. Al contrario, ¡nos mandó! ¿Sabe lo que
dijo? No lo olvidaré jamás: ‘¡Luchen compañeros!
¡Luchen compañeros!’”105 Sin ponerse a discutir sobre
la veracidad de estas palabras, este testimonio
periodístico nos permite situar a la viuda de López en la
plaza y nos la retrata como una mujer comprometida
con la lucha por la cual su marido dio la vida.
Juana Fuentealba no fue la única viuda que
declaró ante la prensa comunista. La viuda de César
René Tapia, el único comunista que no murió en
cercanía de sus familiares, también prestó testimonio
ante El Siglo y dicho testimonio la vincula también a las
redes del PCCH ―explicando, de paso, su ausencia.
Como explica la viuda de Tapia, ella no asistió a la
protesta pues no se encontraba en la capital. Su
marido era un obrero minero que, desterrado de
Potrerillos por agitador, aún no lograba instalarse del
todo en la capital, razón por la que la familia tenía que
residir en otro lugar: “Ante la situación angustiosa por
[la] que atravesábamos en Santiago, mi esposo me
envió a Inca de Oro a casa de mi suegro. Nos era
imposible sostenernos aquí [en Santiago] sin encontrar
dónde vivir, siendo nosotros una familia tan
El Siglo (Santiago), 3 de febrero de 1946, “¡Luchen
compañeros!”, p. 5. Huelga advertir que, pese a las palabras que
se le atribuyen a Juana Fuentealba, su esposo Manuel López no
murió instantáneamente, sino unas horas después.
105
51
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
numerosa.” La viuda de Tapia tenía planeado volver a
Santiago junto a sus cinco hijos en el futuro cercano,
pues su marido ya había logrado hallar un lugar para
arrendar, pero ella debió adelantar su viaje para recibir
los restos de su deudo. En esta triste travesía la
acompañó su suegro, quien, haciéndose eco del
discurso partidario, declaró ante el periodista de El
Siglo que el PCCH debía ser incluido en un nuevo
gabinete, de izquierda.106
Ramona Parra merece párrafo aparte. Si algo
sorprende de su caso es que ella no era si uno de los
muchos miembros de la familia Parra que se
encontraban en la Plaza Bulnes aquella trágica tarde.
Además de su padre y de su madre, a la concentración
asistieron sus dos hermanas, Flor y Olga, y dos de sus
sobrinos: un hijo de corta edad de su hermana Olga y
una hija de siete años de su hermana Flor. Con
excepción de los infantes, el resto de los Parra parece
haber llegado a la plaza por cuenta propia. La madre,
Aurelia Alarcón, quien no asistía a las protestas tan a
menudo como el resto de sus parientes, se trasladó en
aquella ocasión junto a su nieta, encontrándose en la
plaza con su esposo, Manuel Parra. Aurelia Alarcón no
se encontró sin embargo con ninguna de sus tres hijas
y, al parecer, estas tampoco se juntaron entre sí:
Ramona llegó a la plaza junto a sus compañeros de
trabajo y allí compartió con miembros de las JJ.CC.;
Olga llegó junto a su hijo pequeño y en la plaza se
juntó con su marido. Las mujeres de la familia Parra
fueron a la Plaza Bulnes acompañando a sus cónyuges
o compañeros de clase, atraídas todas, sí, por el
poderoso vínculo que las unía: su militancia en las filas
del PCCH, o, mejor dicho, su pertenencia a una cultura
política adquirida en el seno del hogar. La consciencia
de clase y el ímpetu juvenil pueden haber llevado a las
hermanas Parra hacia la plaza aquella tarde ―Ramona
es generalmente descrita como una joven “valiente” por
la tradición oral comunista y los cronistas de la
masacre resaltan que fue ella quien conminó a sus
El Siglo (Santiago), 4 de febrero de 1946, “Con 5 hijos pequeños
y en completo abandono queda la viuda del obrero César René
Tapia”, p. 5. Sobre César René Tapia, véase también, El Siglo
(Santiago), 2 de febrero de 1946, “René Tapia, un obrero que vivió
y murió al servicio del proletariado”, p. 4.
106
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Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
colegas a asistir a la protesta― pero redes poderosas las
atraían hacia lo público. Redes partidarias, sí, pero de
aquellas que se adquieren en el hogar.107
Los testimonios de los Parra revelan una historia
donde el activismo político es una cuestión de familia.
Nos obligan a adentrarnos en un terreno en el cual la
filiación política se confunde con la filiación sanguínea.
Hijas de padres comunistas, Ramona y sus dos
hermanas mayores crecieron en la comuna de San
Miguel, tradicional bastión de la izquierda chilena.
Debido a sus estudios primarios en colegios de
monjas,108 sin embargo, las hermanas Parra crecieron
con un conflicto latente entre la cultura política
transmitida en el hogar y la enseñanza religiosa
adquirida en la escuela. Ramona llegó incluso a sentir
vocación por los hábitos de monja, a lo que su madre
se opuso tenazmente. “Nosotras, las hermanas Parra,”
recuerda
Olga,
“éramos
jóvenes
católicas
anticomunistas y pasábamos peleando con nuestro
padre, que era militante del Partido. Claro que él nunca
nos impuso nada. Pero un día, con muy buen ojo, llevó
unos jóvenes militantes a la casa. Y así conversando
con ellos nos fuimos vinculando con la juventud, mi
hermana Flor, Ramona y yo.” La socialización con sus
pares de las JJ.CC. fue crucial en el desarrollo personal
y en la consciencia política de las hermanas. “Hacíamos
de todo. Desde organizar fiestas hasta salir en la noche
a hacer rayados,” recuerda su hermana Olga. Ramona
llegaría a ser incluso miembro del Comité Regional de
Santiago de las JJ.CC. No obstante el rol crucial de
dicha organización política en la socialización juvenil y
en la politización de las hermanas Parra, no debe
soslayarse el rol de la madre de las hermanas en
morigerar la vocación religiosa de la menor de sus hijas
La información de este párrafo está basado en los testimonios
de Aurelia Alarcón y Olga Parra ante el fiscal militar, en Causa rol
Nº 80-1946, Segundo Juzgado Militar de Santiago, fojas 688 y
688vta-689.
108 Si bien la educación católica de las hermanas Parra puede
parecerle extraño al lector, huelga advertir que los padres de ellas
eran creyentes; de hecho, el nombre de Ramona se debe a una
manda que hizo el padre de la misma en los difíciles instantes
previos a su nacimiento. No obstante la enemistad ideológica entre
comunismo y catolicismo, en el contexto chileno no han sido poco
frecuentes los cruces entre ambos universos.
107
53
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
ni el rol del padre de las mismas en vincularlas con
jóvenes miembros de su tienda política. Aún más
importante, tal vez, el activismo de las hermanas Parra
en las JJ.CC. se experimentaba en conjunto, de
manera familiar. Olga recuerda que “el 15 de enero de
1944, en una fiesta en la quinta Los Naranjos, nos
entregaron el carnet [de militantes de las JJ.CC.] a las
tres,” poniendo de relieve el carácter fraternal del
compromiso político adquirido y revelando al mismo
tiempo el traslape de las redes familiares y políticas en
la cultura comunista chilena.109
Tras la muerte de Ramona, la familia de los Parra
siguió ligada al comunismo, por lo menos con certeza
durante los meses que siguieron a la masacre. Sirva de
evidencia las noticias aparecidas en el periódico Mundo
Nuevo, “la voz de las Juventudes Comunistas de Chile,”
el cual contribuiría enormemente a la reinvención de
Ramona Parra como un símbolo de los jóvenes
comunistas. Esta revista había circulado ya durante
1937 y 1938 y después entre 1941 y 1943, pero llevaba
varios años sin editarse. La semana posterior a la
masacre, sin embargo, la difunta revista juvenil
reapareció nuevamente. En el primer número de esta
nueva y última época de Mundo Nuevo, una nota
elogiaba la donación de dinero que hizo la madre de
Ramona Parra al periódico en su nueva intentona de
captar adeptos entre la juventud chilena de izquierda:
“$100 para Mundo Nuevo dio madre de Ramona Parra.”
Unas semanas después, la revista informó de la
asistencia de la madre de Ramona Parra a una
asamblea de jóvenes comunistas, donde, junto a su
hija Flor Parra, recordó la trágica vida de la menor de
sus hijas. Flor Parra, por su parte, viajó en los meses
siguientes a la Argentina junto al joven dirigente
Samuel Riquelme para conocer a fondo el activismo
social y político de sus pares trasandinos. Luego,
ambos hicieron una gira por Chile informando a sus
compañeros de partido de los avances de la lucha
La información y las citas de este párrafo están tomadas de
Ramona, (Santiago), 29 de febrero de 1972, “Habla la hermana de
Ramona Parra”, pp. 16-23. También hay información biográfica de
alguna utilidad en Mundo Nuevo (Santiago), 28 de enero de 1947,
“Ramona Parra muchacha ejemplar”, p. 12.
109
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Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
juvenil clasista allende Los Andes. Durante los meses
siguientes a la masacre, entonces, la familia de los
Parra permaneció ligada a un partido que, en tan
crítica coyuntura, intentaba operar como una familia
extendida y articular una red de ayuda moral y
material a los deudos de las víctimas. Los padres de
Ramona Parra, sin ir más lejos, enviaron una carta a El
Siglo agradeciendo a la CTCH por haberse hecho cargo
de los funerales y al Sindicato Cristalerías de Chile por
haberles cedido un nicho de su mausoleo. En dicha
carta agradecieron también “a los compañeros y amigos
que se acercaron a nosotros en nuestras horas de
intenso dolor… y a la señorita Violeta Parra, poetisa
obrera, que con tanto acierto glorificó su memoria.”110
La conocida folklorista chilena, que compartía no sólo
militancia en las filas del comunismo sino casualmente
también el apellido de la joven mártir, había enviado al
mismo diario un poema que comenzaba con la
siguiente estrofa: “En la tarde del lunes/ caíste
hermana/ Nadie olvida tu nombre/ Ramona Parra.”111
Conclusión: la política entre lo público y lo privado.
Este
artículo
plantea
una
interpretación
particular de la masacre de la Plaza Bulnes,
centrándose para ello en las dinámicas de género que
se dieron durante la frustrada concentración sindical y
la consecuente represión policial. Más que resumir los
planteamientos esbozados arriba, sin embargo, esta
brevísima conclusión pretende poner sobre el tapete
una serie de conceptos interrelacionados ―redes
partidarias y vínculos familiares, vida privada y espacio
público― que nos obligan a reflexionar sobre el objeto
de estudio que aquí nos convoca, el mismo que
trataron de negociar dirigentes, manifestantes y
represores ―a saber, los límites de la política en el Chile
del siglo recién pasado. En última instancia, la trágica
historia de la familia de Ramona Parra en los luctuosos
sucesos de la Plaza Bulnes nos interpela a incorporar el
El Siglo (Santiago), 15 de febrero de 1946, “Agradecen padres de
Ramona Parra”, p. 8.
111 El Siglo (Santiago), 6 de febrero de 1946, “Elegía”, p. 3.
110
55
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
ámbito privado como un espacio de crucial importancia
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Los militares, la Dictadura y el fútbol profesional:
El complejo control del deporte más popular (Chile,
1975-1981)
Roberto Lazcano V.112
“Esta es la victoria de una posición
mayoritaria que se percató desde hace
mucho tiempo de la pésima conducción del
fútbol chileno. Nosotros buscaremos la
unidad de todos los sectores, terminaremos
con los grupos irreconciliables y llevaremos a
cabo planes de trabajo que son una garantía
para el fútbol”113.
Rolando
Molina,
ex
presidente
de
Universidad de Chile y de la Asociación
Central de Fútbol.
La dictadura militar del general Augusto Pinochet
impulsó diferentes medidas para el control de la vida
cotidiana de la población chilena, instrumentalizando
prácticas sociales y expresiones culturales para
remodelar a la sociedad chilena, apropiándose e
interviniendo distintos espacios. Entre ellos estuvo el
fútbol profesional. El interés de las Fuerzas Armadas
por el fútbol, según explica Eduardo Santa Cruz, surgió
porque pretendían asignarle un enfoque comercial,
idealizado como un espectáculo-mercancía, acorde a
los postulados programáticos del neoliberalismo114. Por
otra parte, se ha señalado que lo más llamativo para
que el Régimen se interesara en el fútbol es su
característica de fenómeno de masas, reflejado en su
popularidad y capacidad de congregación de personas.
A esto debe añadirse que el futbol genera un espacio de
valores simbólicos y de práctica de rituales, forja
Licenciado en Historia y Profesor de Historia y Ciencias Sociales
por la Universidad Diego Portales. Actualmente es Tesista del
Programa de Magíster en Historia de la P. Universidad Católica de
Valparaíso. Correo electrónico: [email protected].
113 El fin de un reinado. Estadio. 4 de marzo 1975, n° 1647, p. 12.
114 SANTA CRUZ, Eduardo. Crónica de un encuentro: Fútbol y
cultura popular. Santiago: Ediciones Instituto Profesional Arcos,
1991, pp. 50-51.
112
59
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
identificación y es capaz de producir y reproducir un
sentimiento nacionalista que cohesiona a la población.
Por lo tanto, se convierte en una instancia de
alienación y de distracción de problemas cotidianos115 y
en consecuencia, uno de los estímulos para manejarlo
es su potencial utilización como mecanismo para
controlar y despolitizar a las masas, al mismo tiempo
que
para
obtener
legitimidad
nacional
e
116
internacional.
Con respecto a las oportunidades que tuvo la
dictadura para controlar al fútbol profesional,
generalmente se ha planteado que los militares lo
manipularon a su antojo, utilizándolo, principalmente
para distraer a la población de los problemas
económicos o de las medidas represivas. No obstante,
la hipótesis propuesta es que la Dictadura llevó a cabo
un control del fútbol profesional con la inserción de
militares, autoridades locales y partidarios en varios
clubes e instituciones directoras del fútbol, pero su
control fue indirecto e incompleto. Esto se debe a que el
Estado no participó de forma oficial ni pública en esta
medida, mientras que los dirigentes de clubes
deportivos priorizaron el bienestar de estos, si las
circunstancias lo permitían, y los suyos propios, en vez
de intereses más abiertamente políticos.
A partir de lo señalado, el presente artículo
abordará esta compleja relación entre la dictadura y el
fútbol, que debía mantenerse desde lo extraoficial, pues
los militares no podían intervenir públicamente, por las
sanciones que aplica la FIFA en situaciones de ese tipo.
De esta manera, se indagará en la manera que los
militares buscaron acceder a la administración de su
organismo principal, la Asociación Central de Fútbol
(ACF) y los equipos, por medio de la inclusión de
hombres de confianza en las mesas directivas y la
fundación de nuevos clubes de provincias, para luego
abordar una de las más importantes expresiones que
permiten dar cuenta de los espacios que tenían los
CARREÑO, Paula. Fútbol y Política, una relación conflictiva
durante la dictadura militar chilena (1973-1990) y regímenes
totalitarios latinoamericanos y europeos. Tesis para obtener el
grado de Licenciada en Historia. Profesor guía: Luis Ortega.
Universidad de Santiago: Licenciatura en Historia, 2011, p. 124.
116 Ibíd., p. 11.
115
60
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
dirigentes para efectuar lo que ellos creían que era
conveniente para el fútbol, desestimando la opinión de
las Fuerzas Armadas, como lo fue la elección y
mandato de Abel Alonso.
Cambios de administración en el fútbol profesional.
En el año 1975, correspondía la elección de una
nueva mesa directiva de la Asociación Central de
Fútbol y las listas que compitieron por ganarla eran
lideradas por el presidente vigente de dicha institución,
Francisco Fluxá, quien iba a la reelección y ya estaba
en el cargo desde antes del Golpe Militar, mientras que
su rival fue el Subdirector General de Carabineros
Eduardo Gordon Cañas, dirigente de Colo-Colo. Esta
elección estuvo condicionada por el decreto-ley 349 de
marzo de 1974, el cual prohibía las votaciones y
estipulaba que si alguien era electo antes de su
promulgación, el mandato se prorrogaba. En términos
prácticos, la votación de un nuevo directorio no sería
vinculante y Fluxá debía continuar siendo presidente.
Sin embargo, indica Daniel Matamala, él creía que era
respaldado por los militares, de modo que insistió en
querer ser reelecto y negoció con la Dirección General
de Deportes y Recreación (DIGEDER) la manera de
establecer un mecanismo para votar.117
El procedimiento de la elección, acordado por
Fluxá y el coronel Oscar Coddou, consistía en que cada
club nominara a 15 personas para conformar un
directorio de 10 integrantes, el cual definiría DIGEDER.
Para conservar parte el sistema de elecciones de la
Central, los votos de los clubes de Primera División
valdrían doble, y los de Segunda por uno118. Lo
simbólico de esta medida, es que Fluxá permitió que las
decisiones del fútbol profesional, sean tomadas por un
ente estatal como DIGEDER. En esta ocasión, facilitó
una mayor injerencia de los militares, pues rectificaron
y legitimaron a la lista ganadora.
MATAMALA, Daniel. Goles y autogoles: La relación impropia
entre el fútbol y el poder político. Santiago: Planeta, 2001, pp. 82.
118 COSSA, Manuel “El equipo de Eduardo Gordon superó al de
Francisco Fluxá”, La Segunda, 1 de marzo 1975: p. 13.
117
61
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
La llegada del general Gordon a la presidencia de
la Central se explica porque los militares no querían la
continuidad de Fluxá por haber sido anfitrión de una
cena en su casa entre el expresidente Salvador Allende
y los empresarios, lo que resultaba inadmisible.
Naturalmente, los dirigentes deportivos debían contar
con la aprobación de Pinochet119, por lo que optaron
por buscar a alguien leal a la dictadura y le ayudara a
poder influir en el fútbol chileno, quedando Rolando
Molina, dirigente de Universidad de Chile a cargo de
conseguir tal objetivo.120 Ahora bien, las razones
definibles como oficiales entregadas por Molina para
explicar una candidatura opositora, consistían en que
consideraban que Fluxá no respetaba los reglamentos y
que ellos buscarían la reestructuración que imaginaban
necesaria para el fútbol chileno con la regionalización
de los torneos y la distribución de recursos económicos
en forma racional121.
Después de haber sido nominado, el general
Gordon reconoció que fue contactado por dirigentes de
Colo-Colo, Universidad de Chile, Universidad Católica,
Santiago Morning, Everton y Santiago Wanderers, junto
a otros de equipos de segunda división122. Al revisar los
clubes que apoyaron su candidatura, varios de ellos ya
tenían en sus mesas directivas a los opositores a Fluxá
desde antes del Golpe de Estado. Por ejemplo, Rolando
Molina estaba en “la U” y Héctor Gálvez ya era
presidente de Colo-Colo antes de septiembre de 1973.
Lo mismo ocurrió en Santiago Wanderers, Audax
Italiano y Ferroviarios, aunque distinto es el caso de
Antofagasta Portuario, ya que el coronel Hugo Moya fue
su presidente después del Golpe.
Tomando en consideración que varios dirigentes
estaban en las mesas de sus clubes mientras
gobernaba la Unidad Popular, se entiende que hubo
colaboración con los militares. Esto, se refleja en que
fueron sus representantes quienes favorecieron que la
dictadura pudiera tener mayor injerencia en las
GONZÁLEZ, Carlos y QUEZADA, Braian. A Discreción: Viaje al
corazón del fútbol chileno bajo la dictadura militar. Santiago: Forja,
2010, pp. 20-21.
120MATAMALA, Daniel. Op. Cit. pp. 76-85.
121 Estadio, 4 de marzo 1975. Op. Cit. p. 12.
122 Ibíd., p.13.
119
62
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
políticas de la Central, al respaldar y hacer ganar a la
candidatura de uno de los hombres leales a la
dictadura. En efecto, no fue una intervención
propiamente tal a través de una política oficial, sino
que un tipo de control del fútbol profesional que generó
la posibilidad de influir en las decisiones.
El control de los clubes profesionales.
Los clubes profesionales fueron otro espacio
ocupado para ampliar la influencia de la dictadura en
el fútbol, pues los militares o autoridades locales como
alcaldes e intendentes designados, fueron presidentes o
parte de las directivas de equipos de su ciudad o región
respectiva. Desde entonces, sostiene Matamala, los
dirigentes se vieron limitados en sus funciones, ya que
estaban restringidos a colaborar con el régimen123.
Algunos clubes de provincia con al menos un
militar o autoridad local en sus mesas directivas fueron
el ya mencionado coronel Hugo Moya en Antofagasta
Portuario y el general Lautaro Recabarren en Santiago
Wanderers. Por su parte, Rangers y Green Cross
tuvieron como presidentes a los alcaldes de Talca y
Temuco respectivamente124. De esta manera, se podía
controlar al fútbol como entretenimiento y propaganda
en ciudades125. Ahora bien, para que un funcionario del
gobierno pudiera administrar a un equipo de fútbol, no
era necesario que demostrara capacidad para
desenvolverse en ello. Es decir, los motivos se deben a
lo político, pues primero se le designa como autoridad y
luego pasa a la conducción de un club.
Una de las experiencias destacables de un club
administrado por el alcalde de su ciudad de origen fue
la de Ñublense de Chillán, con el edil Pedro Guzmán
asumiendo su presidencia a fines de 1974. Lo relevante
de esta gestión es que ésta tuvo un mal comienzo,
debido a que a un año de haber estado en el cargo,
reconoció que tenía poco del mercado futbolístico y que
carecía de experiencia en el tema, a lo que añadió que
123
124
125
MATAMALA, Daniel. Op. Cit. p. 80.
Ibíd.
CARREÑO, Paula. Op. Cit. p. 240.
63
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
no hubo planificación desde el comienzo126, y como
consecuencia, Ñublense no pudo ascender a primera
división. En el fondo, se puede constatar que los
criterios en aquel entonces para que un funcionario del
gobierno pudiera dirigir administrativamente a un
equipo de fútbol, no tenían que ir de la mano
necesariamente con su capacidad de desenvolverse en
esta responsabilidad, independiente de cómo sea su
labor política.
El 1° de abril de 1976 se produjo un caso
emblemático de intervención, que fue concretada por el
régimen militar a Colo-Colo. Según un comunicado, la
directiva de Héctor Gálvez fue destituida y reemplazada
con integrantes del Banco Hipotecario de Chile (BHC),
designados justamente por las autoridades del
gobierno. Las razones oficiales que entregaron por los
medios, fueron el manejo irregular de 3 millones de
pesos y evasión tributaria127. Al respecto, San Cruz
afirma que las irregularidades nunca se probaron, sino
que fueron parte de una campaña a través de la prensa
en contra de la presidencia de Gálvez para provocar
que Colo-Colo respondiera a los intereses de los
militares y no a los propios, puesto que sus dirigentes
ya no serían los escogidos por los socios.128
Intervenir a Colo-Colo fue visto como una
oportunidad por los generales Hernán Béjares y
Enrique Montero Marx, secretario general de Gobierno
y subsecretario de Interior respectivamente, más aún
porque el primero era el encargado de la propaganda de
la dictadura. Por lo demás, ese momento era cercano a
la elección de una nueva mesa directiva de Colo-Colo,
pero DIGEDER estableció que no era posible porque
seguía vigente el decreto-Ley 349. Esta medida se tomó
principalmente porque el dirigente sindical Tucapel
Jiménez respaldó a una de las listas que competirían
contra Gálvez quien pensaba ir a la reelección, pese a
que se había dado un permiso especial para efectuar
este tipo de elecciones. Posteriormente, al no haber
ALONSO, Eduardo. Pedro Guzmán, Presidente y Alcalde:
Ñublense dejará de ser escolta”, La Segunda, 5 de diciembre,
1975: p. 23.
127 “Tres millones de pesos faltan en la cuenta de Colo Colo”, El
Cronista, 3 de abril, 1976: p. 1.
128 SANTA CRUZ, Eduardo. 1991. Op. Cit. p. 55.
126
64
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
elecciones y con Gálvez destituido, el siguiente paso fue
pensado por el general Béjares, el cual consistía en
sacar provecho político a través de Colo-Colo,
instalando una directiva designada directamente por
los altos mandos y que aprovechara la instancia que
tendría para aplicar la lógica del modelo neoliberal en el
fútbol129. Sus fundamentos apuntaban a lo deportivo,
para ayudar a Colo-Colo a superar problemas de
rendimiento y la disminución de público en sus
estadios, pues había preocupación desde el gobierno
por lo que ocurría con el club popular.130
En el cambio dirigencial de Colo-Colo se puede
apreciar una forma de reflejar los avances de las
políticas de shock en este deporte. Incluso, Luis Alberto
Simian quién después asumió la presidencia del club
reconoció que fue una forma de demostrar que estaban
capacitados para hacer algo más que administrar
dinero131. Por lo tanto, con la implementación de la
intervención en el “cuadro albo”, se podría contribuir a
superar sus problemas financieros, apelando de esta
forma a que los hinchas de este club, en su mayoría
provenientes de los sectores populares, pudieran
asimilar positivamente lo que implicaba la puesta en
marcha del nuevo modelo económico que se comenzaba
a aplicar en el país. Asimismo, si la intervención
resultaba y mantenía un enfoque hacia lo deportivo, se
podrían conseguir logros en los torneos con planteles
competitivos, atrayendo a más espectadores y
generando mayor entusiasmo en lo que podía ser
obtenible a través del modelo neoliberal.
A los pocos días de la intervención, Béjares
desmintió que ésta haya sido por parte del régimen,
pese a que se anunció en un comunicado oficial132. La
explicación, es que el resto de los clubes exigió que se
hiciera respetar la autonomía del fútbol profesional y
que Gálvez se negara a dejar la presidencia en primera
instancia. Al mismo tiempo, se sumaba el rechazo de la
FIFA a acciones como la intromisión gubernamental,
por lo que se corría el riesgo de la desafiliación. Así, es
MATAMALA, Daniel. Op. Cit. pp. 158-160.
“Al gobierno le preocupa Colo Colo, pero no ha intervenido”, El
Cronista, 3 de abril 1976: p. 14.
131 Ibídem.
132 Ibídem.
129
130
65
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
que en una reunión entre el Director de DIGEDER, el
general Jorge Ehlers, Gordon, Montero y Béjares se
acordó que la intervención la haría la ACF y designaría
al grupo BHC a cargo de Colo-Colo ya que tenía
atribuciones para ello, mientras que una del gobierno
sería rechazada por la opinión pública y podría traer
nefastas consecuencias. En el fondo, la Central asumía
la formalidad de la intervención, pero en la práctica era
el régimen quien estaba a cargo133.
La nueva directiva de Colo-Colo fue presidida por
Javier Vial y luego por Luis Alberto Simian, gerente
general del grupo FINANSA, acompañados por
personeros del grupo BHC y que pertenecían a los
Chicago boys, encargados de la economía del país. De
esta manera, destacan Braian Quezada y Carlos
González, es que al entrar en el fútbol, se consolidaban
aún más entre las corrientes de derecha que había
dentro del régimen, ya que era una nueva forma de
reflejar que se les encomendaba el manejo económico
del país134. Para los encargados de la administración de
uno de los clubes más importantes y con mayor
cantidad de simpatizantes era clave un buen
desempeño, debido a que al estar directamente
vinculados a los militares, esto podía repercutir en su
popularidad, si se tiene en cuenta que el fútbol es uno
de los temas con mayor atención en el país.
La intervención propiamente tal comenzó a
funcionar el 7 de abril, siendo nombrada como la
“Comisión reorganizadora de Colo-Colo”. Si se revisa la
manera en que se abordó desde un diario dirigido hacia
los sectores populares en esa época, como “La Tercera
de la Hora” el énfasis estaba en los objetivos deportivos
que es lo que más interesa al hincha.135. En efecto, se
alimentaba la idea y las expectativas de que con la
intervención y el desarrollo del “fútbol-empresa” bajo la
lógica de libre mercado, se podría cumplir con títulos y
refuerzos de renombre, que en el fondo serían el
parámetro de los seguidores para poder asimilar si era
positivo lo que se estaba haciendo, más aún si los
MATAMALA, Daniel. Op. Cit. pp. 162-163.
GONZALEZ, Carlos y QUEZADA, Braian. Op. Cit. p. 62.
135 “Comisión reorganizadora asumió anoche”, La Tercera de la
Hora, 9 de abril, 1976: p. 20.
133
134
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Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
militares estaban detrás y su imagen ya se había
asociado a este proyecto.
Pese a los intentos que hubo por mejorar la
situación
de
Colo-Colo,
mantuvo
campañas
intrascendentes sin lograr clasificar a la Copa
Libertadores ni progresar en lo económico mientras
duró la intervención. Esto lo explica Santa Cruz al
sostener que los integrantes del grupo BHC eran
hombres de negocios, particularmente de finanzas que
poco sabían de fútbol136. De esta manera es que si se
vincula lo de Colo-Colo con el caso del alcalde de
Chillán, Pedro Guzmán en Ñublense, resulta entendible
que los militares pretendían al tener funcionarios o
gente de su confianza a la cabeza de los clubes, era
más que nada lograr el control de los clubes, puesto
que los intereses de los equipos debían ser
reemplazados idealmente por los del régimen. Poco
importaban los criterios deportivos y qué tan
calificados estaban los nuevos dirigentes para esta
función, pues o tienen un mal comienzo o simplemente
fracasan por su falta de formación, aunque dijeran a
los medios que sus fines eran triunfar, ya sea ganando
competencias locales o prometiendo la obtención de la
Copa Libertadores de América.
Nuevos clubes de provincia.
Los militares trazaron como meta llevar a cabo la
descentralización del país y fomentar el desarrollo de
las distintas localidades, por lo que establecieron entre
1974 y 1976 un nuevo plan de organización territorial
que modificó la administración geopolítica del país, con
la redistribución de las regiones. Este proyecto fue
vinculado al fútbol, puesto que el régimen propuso un
plan para masificar este deporte por todo el país, el
cual estaría apoyado por la nueva regionalización, ya
que tenían en cuenta el valor propagandístico y de
control social que se le podía asignar a este deporte137.
Ante tal intención, las autoridades impulsaron la
creación de clubes en distintas provincias para que
compitieran profesionalmente, sobre todo en lugares
136
137
Santa Cruz, Eduardo. 1991. Op. Cit. p. 55.
CARREÑO, Paula. Op. Cit. pp. 239-240.
67
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
lejanos a la zona central y cuando los clubes todavía
conseguían el profesionalismo por secretaría.
El primero de los clubes fundados en dictadura
fue Malleco Unido en marzo de 1974. Con el coronel
Manuel Rodríguez como principal responsable, el
equipo de Angol pudo participar en Segunda División y
la Copa Chile, logrando que la población se sintiera
representada por él, ya que contaba con un plantel
compuesto por jugadores de la zona.138 Junto con
cumplir el criterio de incorporar a sus hinchas locales
al fútbol nacional gracias a la gestión de un militar, su
directiva respaldó la candidatura del general Gordon y
después de Rolando Molina, dejando en evidencia que
estuvo en el bando de los que respondían a los
intereses del gobierno.
El segundo club es uno de los más exitosos en
Chile. Se trata de Cobreloa de Calama, fundado en
enero de 1977, explica Carlos Gómez, para aumentar la
actividad deportiva en la zona y por el entusiasmo que
podía generar en la gente, aprovechando que contaba
con los recursos necesarios139. Esta visión ha sido
complementada por Diego Damm al plantear que se
favoreció su creación desde el Estado, quien lo auspició
con dinero de la División Chuquicamata de Codelco, ya
que buscaba distraer a la población e impedir posibles
movilizaciones en Calama y Chuquicamata140. Por lo
tanto, se pensó que esta ciudad podía ser una buena
plaza para que fuera parte del fútbol profesional, al
mismo tiempo que se le integraba al país, pues había
un equipo competitivo y que según medios
especializados, estaba capacitado para el fútbol
profesional.141 Cobreloa cumplió con las expectativas
que la dictadura tenía para él, gracias a que potenciado
“Un club en tiempo record”, Estadio, 10 de septiembre 1974, n°
1622, p. 14.
139 GOMEZ, Carlos. Libro Oficial Cobreloa. Un impacto en el
desierto. 1977-2007. Santiago: CEDEP, 2007. p. 15.
140 DAMM, Diego. El deporte como elemento de la cultura popular
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99.
141 “El optimismo está en Calama”, Estadio. 12 de enero 1977, n°
1744, p. 3.
138
68
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
con dinero de una empresa estatal y al ser apoyado a
nivel nacional al llegar a la final de las Copas
Libertadores de 1981 y 1982, mientras el país estaba
en crisis económica durante la segunda oportunidad.
La integración de Cobreloa al profesionalismo fue
gracias al Consejo de Presidentes de la Central para
que se uniera a la segunda división desde 1977, debido
a que era el postulante mejor preparado: Contaba con
el respaldo de Codelco, aseguraba estadía para los
equipos visitantes y era una ciudad minera142. Es decir,
en su elección primó un criterio determinado por lo
económico y lo geográfico, coincidiendo con la idea del
gobierno de la regionalización. Si a esto se agrega que a
la cabeza de la Central permanecía el general Gordon,
es entendible que desde el cumplimiento con
condiciones hasta la aceptación está determinada por
la influencia de la dictadura. Es más, el primer
presidente de Cobreloa, Francisco Núñez Venegas, era
prefecto de Carabineros, por lo que el mandato del club
estaba ligado desde el inicio a las fuerzas armadas.
En 1978 surgieron los equipos de la entonces
región de Tarapacá, Norte Arica y Deportes Iquique,
fundados en febrero y mayo respectivamente. Sobre el
primero, éste fue invitado por el general Gordon para
que postulara a entrar al profesionalismo, a lo que los
dirigentes ariqueños respondieron con la presentación
de una buena situación del club, lo que les valió ser
aceptados en el campeonato de segunda143. Entre los
motivos de su admisión, estaba el nivel de compromiso
demostrado por los representantes y que incrementaría
el número de partidos, lo que conllevaba a más
ganancias, pese al desgaste de los jugadores por los
viajes144. Con respecto al segundo, el equipo de la
ciudad tenía el antecedente de haber ganado de gran
manera el torneo nacional amateur de 1977145, y si
bien se esperaba su postulación al profesionalismo, no
142
“Hay muy poco dónde elegir. La Segunda, 7 de enero 1977: p.
15.
“Oficial y por unanimidad la incorporación de Arica”, La
Segunda, 16 de febrero, 1978: p. 12.
144 “A veinte días de la largada”, Estadio. 15 de febrero 1978, n°
1801, p. 16.
145 “Iquique se quedó con el carnaval”, Estadio. 8 de febrero 1978,
n° 1800, p. 4.
143
69
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
alcanzó a concretarla146. Como consecuencia, su
fundación oficial se pospuso para mayo con el nombre
de Deportes Iquique y pudo entrar a la competencia de
Segunda División en 1979, la cual ganó.
Los siguientes clubes en emerger fueron los de la
región de Atacama. El primero fue Regional Atacama de
Copiapó cuyo ingreso ya había sido considerado en
1977, pues desde se tenía en cuenta que provenía de
una ciudad que debía “futbolizarse”, pero la falta de
recursos
pospuso
la
conformación
del
club
147
profesional , lo que sí se logró en marzo de 1979. Dos
meses más tarde se creó Cobresal de El Salvador,
equipo que tal como Cobreloa contaba con el apoyo de
Codelco, dando pie para interpretar que al ser un club
con el apoyo de recursos estatales, se le asignaría el
mismo rol que a los calameños.
En relación a los clubes que se convirtieron en
los representativos de su ciudad de origen como Arica,
Iquique y Regional Atacama, su ingreso a la Central se
debió a gestiones de los alcaldes de las comunas de
Tarapacá y al intendente de Atacama148. Por
consiguiente, esta vez se trató de funcionarios de
gobierno que aportaron a cumplir con la meta de
ampliar la cobertura de localidades con equipo
profesional, requerimiento acogido por la mesa
directiva de la Central compuesta por subordinados o
colaboradores de los militares. Así, al tener injerencia
en los cargos necesarios, se puede ayudar a desarrollar
el programa político del régimen, como en este caso la
regionalización, en paralelo a la creación de espacios de
control en el fútbol, pues en el fondo los nuevos clubes
son administrados por el oficialismo de una u otra
forma, favoreciendo así que siga empleando al fútbol
profesional para los fines políticos que se estimen
convenientes.
La era de Abel Alonso en la Central.
“Ariqueños dejaron su situación solucionada”, La Segunda, 14
de febrero 1978: p. 14.
147 La Segunda, 7 de enero, 1977. Op. Cit. p. 15.
148 CARREÑO, Paula. Op. Cit. p. 241.
146
70
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
A comienzos de 1979, se jugó el Sudamericano
Sub 20 en Paysandú, Uruguay, el cual entregaba cupos
para el Mundial de la misma categoría en Japón y los
Juegos Panamericanos de San Juan en Puerto Rico a
jugar en el mismo año. En cuanto a la participación de
Chile, ésta terminó en escándalo, puesto que fue
descubierta la inclusión de jugadores que excedían el
límite de edad con pasaportes falsificados, de modo que
cuando volvieron, estuvieron detenidos por unos días
junto a parte del cuerpo técnico.
La relevancia que tuvo esta competición, se debe
a que coincidió con la época de transición de la mesa
directiva de la Central, cuya elección ganó la lista que
encabezaba el presidente de Unión Española, Abel
Alonso, quien derrotó a la de Rolando Molina de
Universidad de Chile, representante de la continuidad
del General Gordon y la dictadura. La votación había
sido realizada el 25 de noviembre de 1978 y tuvo la
misma mecánica que en 1975, es decir, se nominarían
personas y DIGEDER escogería quienes compondrían
la mesa. Los resultados entregaron que Alonso sacó 36
votos contra 18 de Molina, destacando la particularidad
de que la lista ganadora estaba integrada por miembros
de clubes que tenían a colaboradores del gobierno que
habían apoyado al general Gordon e incluso militares
como el Coronel Luis Zúñiga de Trasandino y el
Comandante Patricio Araya de Aviación149.
Los motivos que ayudarían a entender por qué no
ganó las elecciones un aliado de los militares,
consistieron en que la directiva de Gordon realizó una
gestión en que no se concretaron grandes proyectos, ni
siquiera la restructuración prometida y a nivel de
Selección, no se clasificó al mundial de Argentina en
1978. Continuando con los criterios deportivos, Unión
Española ganó tres campeonatos locales y llegó a la
final de la Copa Libertadores de 1975 durante la
administración de Alonso. Por su parte, “la U” con
Molina tenía un opaco desempeño en las competencias
nacionales y había fundado hacía poco la CORFUCH,
separando a la rama de fútbol de la Universidad de
Chile de la casa de estudios. En cuanto a lo estratégico,
“Alonso elegido Presidente”, La Segunda, 25 de noviembre,
1978: p. 28.
149
71
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
la DIGEDER estaba en una etapa de transición entre la
salida de Jorge Ehlers y que asumiera su sucesor
Patricio Guzmán, por lo que no pudo producirse mayor
influencia de la dictadura en las elecciones, a lo que se
sumó que Molina no tenía el apoyo de una institución
como Carabineros con la que contaba Gordon, sino que
era simplemente un civil que colaboraba con los
militares150.
En 1975, cuando el General Gordon venció a
Fluxá, el cambio de mando fue cosa de días gracias a la
rápida rectificación del triunfo por parte de DIGEDER.
Sin embargo, esta vez intentó aplazarlo lo más posible,
pero al estar el general Gordon involucrado en el caso
de los seleccionados de Paysandú, los presidentes de
los clubes le exigieron la renuncia, ya que no
correspondía un escándalo así151. En consecuencia,
Gordon tuvo que dejar la presidencia de la Central y
para ser alejado de responsabilidades por el caso de los
pasaportes, Pinochet lo designó como embajador en
Nicaragua y Alonso recién pudo asumir a mediados de
enero de 1979.
Al observar cómo Abel Alonso llegó a la
presidencia de la Central, resulta comprensible, que si
bien los militares contaban con gente de su confianza
en la mayoría de los clubes, se hacía necesario armar
una estrategia que debía permitir a Molina obtener la
adhesión de la mayoría de los dirigentes. Esto se
explica, ya que no se le dio el respaldo preciso para
competir contra Alonso, quien fue más exitoso al
administrar su club, lo cual habría sido más
convincente para los otros dirigentes, demostrando de
paso que tenían cierta autonomía al poder votar por el
candidato que ellos estimaban conveniente. La
necesidad de planificar en ese momento, se puede
evidenciar aún más, si se tiene en cuenta que Molina
fue electo presidente de la Central en 1983, gracias a
que se trabajó en conseguir los votos requeridos.
Pese a que la dictadura perdió la opción de influir
en la mesa directiva de la ACF ante un presidente con
el que costaba negociar, al poco tiempo intentó
recuperar tal espacio a través de la DIGEDER apelando
150
151
MATAMALA, Daniel. Op. Cit. pp. 89-90.
Ibíd., pp. 90-91.
72
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
a lo económico. Ya en 1979, la Central y los clubes
mantenían irregularidades en relación a los recursos
que les entregaba la Dirección de Deportes gracias a las
ganancias de la “Polla Gol”, puesto que no rendían la
cuenta de los gastos que realizaban. En efecto, esta vez
el tipo de control que se buscó ejecutar era para
normalizar la situación de los clubes y así conservar el
buen funcionamiento de la actividad, quedando el
general Iván Dobud como el encargado de arreglar la
situación del fútbol profesional tras ser designado como
Director de Deportes en 1981.
El general Dobud partió de la base que era
mucho el dinero que generaba la “Polla Gol”, al
entregar incluso premios de un millón de pesos
semanales, por lo que era pertinente administrarlo
correctamente, ya que desde distintos sectores del
deporte querían más de lo que recibían y además
malgastaban. Así, es que solicitó que los gastos de la
Central y los clubes fueran racionalizados y
respaldados, porque al ser dinero que se entregaba
desde el Estado, se debían rendir ante la Contraloría. Si
no se cumplía con ello, Dobud amenazó con no
entregar más dinero al fútbol.152
La medida tomada por Dobud se puede
considerar como práctica, si se tiene en cuenta que en
ese tiempo los clubes estaban comenzando a
incrementar sus deudas, por lo que exigir que se
buscaran soluciones para arreglar sus problemas era
necesario. No obstante, ante la amenaza de Dobud,
Abel Alonso respondió con que no se seguiría jugando
el campeonato y renunciaría junto a Luis Santibáñez,
director técnico de la Selección Chilena que había
clasificado al mundial de España 82’. En cuanto a los
clubes, sus directivas también renunciarían para que
fueran intervenidos por el gobierno, lo que traería como
riesgo la desafiliación de la FIFA y por consiguiente
Chile no podría ir al mundial153.
Ante la medida de presión de Alonso, claramente
el coste que ello traería sería la baja de apoyo popular
para el régimen, pues la percepción de la sociedad sería
GONZALEZ, Carlos y QUEZADA, Braian. Op. Cit. p. 58.
“¿Qué pasa si se va Alonso?”, Deporte Total, 30 de junio 1981,
n° 3, p. 14.
152
153
73
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
que los militares atentaban contra el desarrollo del
fútbol y al mismo tiempo, serían reconocidos como los
responsables de que Chile no jugara un mundial, lo
que se traducía en una posible amenaza de
descontento general. Así, es que el mismísimo Pinochet
ordenó a Dobud que arreglara lo que estaba pasando
en forma inmediata, por lo que el Director de Deportes
no tuvo más opción que volver a entregar recursos a la
Central y los clubes. La versión que entregaba la
prensa, era que por decisión de Pinochet esto se haría,
en forma íntegra y sin condiciones. En cuanto a Dobud,
sería pasado a retiro, enviado como embajador a
Panamá y reemplazado por César Manríquez. Este
último estuvo un año como Director de Deportes sin
mayor trascendencia154.
Al observar que a través de un organismo del
poder central como la DIGEDER, se optó por persistir
en mantener injerencia en el fútbol, es posible
constatar que se tomó un camino distinto para intentar
mantener la influencia en el fútbol, tras haber perdido
la línea directa que se tenía con el general Gordon. No
obstante, desde el accionar del general Dobud, se
observa una estrategia con fines disímiles, pues el
propósito era regular lo que se hacía con los dineros
entregados a la Central y los clubes, en el fondo para
acabar los malos manejos que habían de estos y así
continuar en forma correcta con el funcionamiento de
la actividad. Eso sí, ésta fue una maniobra de doble
filo, pues se corrieron riesgos de disminuir la
popularidad del régimen al ser un ente estatal el que
impedía que hubiera fútbol según la opinión pública,
cuando justamente la intención era que permaneciera.
Por consiguiente, es que esta táctica obligó a Pinochet a
tomar cartas en el asunto para que el fútbol siguiera
teniendo el objetivo inicial asignado por los militares.
Es decir, si se unifican las distintas visiones dentro del
régimen, el fútbol profesional debía ser regulado y
estabilizado económicamente para continuar operando,
ya sea como distractor o bien, para promocionar los
logros obtenidos.
154
MATAMALA, Daniel. Op. Cit. pp. 103-105.
74
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Conclusiones
Al observar el período entre 1975 y 1981, se
puede apreciar que los militares planearon tener a su
disposición el fútbol profesional, para facilitar que la
actividad respondiera a sus intereses. Es decir, que
fuera un ente distractor y propagandístico, que sirviera
para desplegar los logros obtenidos de su proyecto
político, en un espacio que captaba la atención de la
sociedad. En términos prácticos, el régimen consiguió
tener un control indirecto del fútbol profesional, ya que
no hubo políticas públicas que correspondieran a una
intervención oficial, sino que se enfocó en conquistar
los espacios requeridos, como la Asociación Central de
Fútbol y parte de los equipos profesionales al instalar a
gente de su confianza en los cargos pertinentes, a
través de estrategias.
En cuanto a las medidas que se tomaron para los
clubes, quizás el caso más representativo de cómo se
utilizó al fútbol fue la intervención -a cargo del grupo
BHC con el gobierno detrás- a Colo-Colo, ocupado
como medio de propaganda para difundir el nuevo
modelo económico neoliberal bajo el “fútbol-empresa”,
aunque fracasó. A algunos nuevos equipos, se les
favoreció ayudándoles a ser fundados en provincias,
para fomentar la regionalización e integración, siendo
administrados por partidarios o funcionarios de los
militares. En cuanto a otros ya existentes, también
pasaron a tener dirigencias similares, escogidas con un
criterio político, dejando de lado la capacidad que
tuvieran como dirigente deportivo.
Otra de las estrategias de los militares, fue
desplegada en 1979 cuando el régimen perdió
influencia en la Central con la llegada de Abel Alonso a
su presidencia, por lo que cambió su mecanismo de
control por la DIGEDER, dando un giro hacia regular la
situación económica de los clubes y la Central. Sin
embargo, se corrió el riesgo a que la población pensara
que el gobierno se negaba a ayudar al fútbol, por lo que
la idea no prosperó. No obstante, después de la
participación en el mundial de España 82’, el régimen
recuperó el control indirecto de la Central, con su
colaborador Rolando Molina de presidente, aunque bajo
su mandato la mayoría de los clubes entró en crisis.
75
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
El ser de tipo indirecto el control que tuvo la
dictadura en el fútbol significó que las directivas
tuvieron instancias para actuar con autonomía, por lo
que no siempre cumplieron con el propósito de servir
como los militares deseaban que funcionara el fútbol
profesional, sino que también tuvieron la posibilidad de
hacerlo en base a las necesidades de los equipos. De
este modo, es que al no ser un control absoluto u
oficial, el régimen influyó en las decisiones,
independiente de los niveles de presión que ejercieran o
de lo dispuestos a colaborar que estuvieran los
funcionarios.
Bibliografía
CARREÑO, Paula. Fútbol y Política, una relación conflictiva
durante la dictadura militar chilena (1973-1990) y regímenes
totalitarios latinoamericanos y europeos. Tesis para obtener
el grado de Licenciada en Historia. Profesor guía: Luis
Ortega. Santiago, Chile: Universidad de Santiago: Facultad
de Humanidades, Carrera de Licenciatura en Historia, 2011.
DAMM, Diego. El deporte como elemento de la cultura popular
moderna: Ídolos, casos y programas deportivos de los
gobiernos durante el período 1970-1991. Tesis para optar al
grado de Licenciado en Historia. Profesor guía: Claudio
Rolle. Santiago, Chile: Pontificia Universidad Católica,
Facultad Historia, Geografía y Ciencia Política, Carrera de
Licenciatura en Historia, 2003.
GOMEZ, Carlos. Libro Oficial Cobreloa. Un impacto en el
desierto. 1977-2007. Santiago: CEDEP, 2007.
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al corazón del fútbol chileno bajo la dictadura militar.
Santiago: Forja, 2010. 172 p.
MATAMALA, Daniel. Goles y autogoles: La relación impropia
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258 p.
SANTA CRUZ, Eduardo. Crónica de un encuentro: Fútbol y
cultura popular. Santiago: Ediciones Instituto Profesional
Arcos, 1991. 159 p.
76
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Fuentes Periódicas.
Diarios:
El Cronista (Santiago): 1976
La Segunda (Santiago): 1975-1978
La Tercera de la Hora (Santiago): 1976
Revistas:
Deporte Total (Santiago): 1981
Estadio (Santiago): 1975 – 1981
77
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Del final de la dictadura al final de la CEPI: El
colonialismo de Estado dentro de la construcción de
la ley indígena (1989-1993).
Rodrigo Ulloa Fredes155
Introducción
Este artículo analiza el período final de la
Dictadura y los comienzos de la transición democrática,
en la perspectiva del desarrollo de la Ley 19.253 y sus
repercusiones en las distintas organizaciones mapuche.
Analizaremos el rol generado por la Dictadura, para
finalmente abocarnos a un análisis de la candidatura y
gobierno de Patricio Aylwin, en conjunto con el rol de la
Comisión Especial para el Desarrollo Indígenas en el
desarrollo de la ley núm. 19.253.
La hipótesis que planteamos postula que hubo
relaciones coloniales entre el Estado-nación chileno en
el período de temprana transición democrática, hacia el
pueblo mapuche, heredadas con matices del régimen
militar. Así postulamos que la dictadura militar y los
candidatos presidenciales Hernan Büchi y Patricio
Aylwin con sus respectivos proyectos políticos,
representan, en cuanto a relaciones políticas, una
continuidad colonialista hacia el mundo indígena en
general y mapuche en particular, en sus formas de
ejercer políticas públicas, que niegan las distintas
agencias políticas mapuche. A través de esto, pese a
que Aylwin, representaba un importante cambio de este
paradigma, especialmente con la intención de legislar
sobre la temática indígena, finalmente esta legislación
pese a la importante participación indígena, en los
procesos posteriores se concluyeron en la perpetuación
de lógicas colonialistas que perduran hasta el día de
hoy,
ratificados
políticas
públicas
de
corte
asistencialista y paternalista.
Licenciado y Profesor de Historia, Universidad Diego Portales,
Estudiante
de
Magister
en
Estudios
Latinoamericanos,
Universidad de Chile.
155
78
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
El colonialismo como categoría de análisis.
Uno de los autores fundamentales es Catherine
Walsh,156 quien plantea que en América Latina hay una
colonialidad del saber, donde el modelo de desarrollo
político, económico y social a seguir es el netamente
eurocéntrico; donde el saber creado desde este
continente y específicamente por los pueblos
originarios, se tiende a deslegitimar. Esta colonialidad
del saber instaló una diferencia que no es simplemente
étnica y racial, sino colonial y epistémica. Esto es
fundamental de considerar en el caso chileno, ya que
las distintas instituciones indígenas emanadas de la ley
núm. 19.253 fueron propuestas por el gobierno y
aprobadas por el Parlamento. Así, se creó una
subjetividad intrínseca ligada un “otro” totalmente
renegado, donde finalmente es la centralidad del
Estado nación quien decide los caminos a seguir. Esto
implicó que las formas de los distintos saberes
indígenas quedaran postergados por el peso político de
las autoridades. En consecuencia, el Estado nación
chileno prefiere velar por el equilibrio político que por el
bienestar de la población indígena, lo que genera
distintos tipos de ventajas políticas a escala del
gobierno y la oposición, como también a nivel regional.
Este discurso estatal propicia otro discurso, de índole
contestataria, contra hegemónico, contrainsurgente,
anticapitalista y anticolonial, que emana de estos
saberes relegados, tal como nos señala Héctor Llaitul,
miembro de la Coordinadora de Comunidades en
Conflicto Arauco-Malleco:
“Creemos que las vías que el sistema ofrece, sus
programas
y
políticas
sociales,
resultan
funcionales al sistema que nos oprime, no nos
sirven. Queremos pasar a otro tipo de práctica:
ocupar el territorio y controlarlo (…) Entendemos
que existe la educación formal y que hay una
gran demanda por mejorarla. Constatamos que
WALSH,
Catherine.
“Geopolíticas
del
conocimiento,
interculturalidad
y
descolonización”
[PDF].
://icci.nativeweb.org/boletin/60/walsh.html> [consultado 15.08.
2013];
WALSH,
Catherine.
“Interculturalidad,
reformas
constitucionales
y
pluralismo
jurídico”
[PDF].
<http://icci.nativeweb.org /boletin/36/walsh.html> [consultado
15.08.2013].
156
79
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
ha habido avances en educación y salud; que hoy
existe, por ejemplo una salud que incorpora la
sabiduría mapuche en esta materia, que hay
machi en los hospitales (…) Estrictamente,
debemos considerar que la machi es una figura
central, una ordenadora de las ceremonias, que
su medicina debe ser desde y en las comunidades
(…) siempre reivindicamos, para la mantención y
recuperación de nuestros derechos políticos y
territoriales, el rol histórico y ancestral de
nuestras autoridades tradicionales y, en esta
perspectiva, no nos restamos a denunciar al
Estado
y
al
gobierno
de
querer,
intencionadamente,
desvirtuar
nuestras
figuras.”157
En este sentido, Josef Estermann entrega una
definición fundamental sobre colonialidad al señalar
que hay una multiplicidad de fenómenos, desde los
sicológicos hasta los económicos (incluido lo militar),
donde la dominación de un “uno” hacia un “otro” es
primordial, donde hay una imposición de una cultura,
filosofía, religiosidad y un modo de vivir, entre otros158.
Esta definición muestra que la colonialidad –o como
también el autor lo señala, el “neo-colonialismo”–
permite entender el gran abanico de posibilidades que
hay dentro de este concepto. Al respecto, Chatterjjee
indica que “según mi lectura, el nacionalismo
anticolonial forja su propio espacio de soberanía dentro
de la sociedad colonial mucho antes de iniciar su
batalla por la política con el poder imperial”.159 Esto
resulta fundamental para el caso chileno, ya que este
abanico de posibilidades se enmarca tanto en el
contexto de la dictadura, como en la herencia del
modelo impuesto por ella. Pero también hay una serie
de imposiciones hegemónicas y unilaterales de los
distintos gobiernos democráticos hacia los mapuche,
LLAITUL, Héctor, ARRATE, Jorge. Weichan, conversaciones con
un weychafe en la prisión política. Santiago: Ceibo Ediciones, 2012,
pp.123-124.
158
ESTERMANN, Josef. “Colonialidad,
decolonización
e
interculturalidad, Apuntes desde la Filosofía Intercultural”, en
VIAÑA, Jorge et al. Interculturalidad crítica y descolonización,
fundamentos para el debate. La Paz: III-CAB, 2009.
159 CHATTERJEE, Óp. Cit. P. 93.
157
80
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
que han ido en detrimento del movimiento mapuche,
especialmente ilustrada en el apoyo del gobierno de
Frei y su relación con las grandes empresas del sector
energético y forestal.
Por su parte, Quijano expone otra característica
de este colonialismo: el capitalismo mundial
eurocéntrico ha creado estereotipos como forma de
dominación colonial en el sentido económico, pero esta
dominación también genera formas de sociedad. En
este sentido, este autor nos habla de raza como un
constructo mental creado para generar dominación,
utilizado desde la Colonia hasta nuestros días.160
Junto con este autor, Mignolo es fundamental
para
contextualizar
esta
reformulación
del
colonialismo, ya que el autor propone que esta
colonialidad está fuertemente presente dentro de los
márgenes de la modernidad.161 Para este autor, la
colonialidad es constitutiva de la modernidad, pero
dentro de su seno surgen las voces de descontento, de
desconfianza, de los que reaccionan en contra del
sistema. Esto es fundamental de tener en cuenta; en
especial dentro de la relación que se puede generar,
tanto en la praxis como en la espíteme, de los distintos
grupos mapuche que luchan contra el Estado chileno.
Estos conceptos generan la base teórica para
comprender las relaciones entre el mundo indígena y el
Estado nación chileno, y todas las cargas subjetivas
que de estas emanan.
Contexto antidemocrático
El golpe de Estado supuso un cambio radical
tanto en el devenir del movimiento mapuche, como
para el sistema político y económico vigente en Chile en
los ‘70. En primer lugar, se inició un proceso de
contrarreforma agraria propiciado por los grandes
160QUIJANO,
Aníbal.
“¡Qué
tal
raza!”
(online)
alainet.org/active/929 [consultado 15.08.2013].
161MIGNOLO, Walter. “El pensamiento decolonial: desprendimiento
y apertura. Un manifiesto”, en CASTRO-GÓMEZ, Santiago y
GROSFOGUEL, Ramón. El giro decolonial Reflexiones para una
diversidad epistémica más allá del capitalismo global. Bogotá: Siglo
del Hombre, 2007; MIGNOLO, Walter. La Idea de América Latina.
Barcelona: Gedisa, 2007.
81
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
terratenientes y la dictadura militar, que fue
sumamente violento para los campesinos y, en
particular, para los mapuche que habían recuperado
tierras162. Dentro de este contexto, José Aylwin163
señala que los decretos emanados desde la dictadura
militar apuntaron a eliminar legalmente la vida en
comunidad, una idea nada nueva dentro del aparato
del gobierno, donde la privatización de las tierras
indígenas (aquellas que se salvaron del proceso de
contrarreforma
agraria)
a
grandes
empresas
transnacionales,
conllevaron
al
silenciamiento
discursivo del ser indígena. Esto, según Aylwin, tiene
como fin poner a las comunidades mapuche a tono con
el modelo de libre mercado tras la puesta en marcha
del proyecto neoliberal, con los altos costos sociales,
económicos y culturales que conllevó al introducirlos a
la fuerza dentro de la “modernidad”.
La dictadura militar de Augusto Pinochet –como
lo señala Teresa Durán– fue sumamente represiva
hacia el pueblo mapuche, tanto en el ámbito de la
violación a los derechos humanos (desaparición forzada
de personas, torturas, prisión política, exilio) como por
las políticas públicas que permitieron instaurar el
modelo económico neoliberal.164 La eliminación de este
último será una de las banderas de lucha del
movimiento mapuche durante los ‘90. Además cabe
señalar, que tal como señala Florencia Mallon,165 los
Para complementar análisis ver: MALLON, Florencia. La sangre
del copihue, la comunidad mapuche de Nicolas Ailío y el Estado
chileno. Santiago: LOM, 2004; CORREA, Martín, MELLA, Eduardo.
Las razones del illkum/enojo. Santiago: Lom ediciones, 2010.
RAILAF, Rafael, Et. Al. A desalambra, historias de mapuches y
chilenos en la lucha por la tierra. Santiago de Chile: Editorial Ayun,
2010. CORREA, Martín, MOLINA, Raúl, YAÑEZ, Nancy. La reforma
agraria y las tierras mapuches, Chile 1962-1975. Santiago: LOM,
2005.
163 AYLWIN, José. Políticas públicas y pueblo mapuche. Temuco:
Instituto de Estudios Indígenas Universidad de La Frontera, 2001.
164Para un análisis más profundo ver: DURÁN, Teresa. Muerte y
Desaparición Forzada en la Araucanía: Una Aproximación Étnica.
Efectos psicosociales e interpretación sociocultural de la represión
política vivida por los familiares de detenidos-desaparecidos y
ejecutados mapuches y no-mapuches. IX Región. Chile. (1973-90).
Santiago: LOM, 1998.
165 Ver MALLON, Florencia. La Sangre del Copihue: La comunidad
Mapuche de Nicolás Ailío y el Estado chileno 1906-2001. Santiago
162
82
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
mapuche fueron los primeros en sentir el rigor del
golpe de Estado previo al 11 de septiembre, en donde el
29 de agosto de 1973 comienzan los allanamientos y
las torturas para el mundo mapuche inmerso dentro
del proceso de recuperación de tierras.
El análisis de la represión a los sectores mapuche
hay que tenerlo presente, ya que instaura una manera
de proceder ante la lucha indígena, donde no solo la
represión desempeña un rol clave, sino que también la
legislación. Según Durán, la procedencia de esta
represión obedece a una violencia étnica basada en la
estigmatización de los mapuche, heredada del
imaginario colonial proveniente del siglo XIX, que es
muy notorio no sólo en las autoridades, sino que en la
sociedad en general: “las desapariciones son más
frecuentes en las zonas donde se produjo una “limpieza
social” a manos de los grupos paramilitares de
personas acusadas de robos de ganado y participación
en las tomas.”166
No
obstante,
con
el
fenómeno
de
la
estigmatización es posible trazar una línea de
continuidad con el pasado colonial debido a que este
perdura fuertemente hasta nuestros días, tanto en las
autoridades como en la sociedad chilena, categorizando
al mapuche contemporáneo como símbolo de la
barbarie.
El periodo represivo vivido durante la dictadura
militar es fundamental para comprender el posterior
desarrollo del movimiento indígena.167 La violencia
política implicó una serie de abusos hacia las
comunidades mapuche, referidas por importantes
de Chile: LOM, 2004. Esp. C.5: “Cuando los fogones se apagaron,
1973-1992.
166DURÁN, Teresa. Óp. cit. P. 30.
167 “El pueblo mapuche fue el que mayores atrocidades sufrió
durante el golpe militar. Muchos cuerpos, ya en descomposición
aparecían flotando en el río Toltén. El hospital regional de Temuco
informó, alrededor del 20 de septiembre, que cerca de 40
cadáveres mapuche habían llegado a la morgue del hospital. Todos
habían sido muertos por balas” visto en GAVILAN, Víctor. La
Nación
Mapuche,
Puelmapu
ka
Gulumapu
(PDF)
www.mapuche.info/wps_pdf/gavilan20110920.pdf
[Consultado
15/08/2013]
83
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
autores.168 En este sentido cabe señalar, que posterior
al golpe militar las autoridades implementaron una
serie de políticas que buscaron alcanzar dos no
excluyentes objetivos: chilenizar a los mapuche -idea
no muy original tomando en cuenta el pasado político,
discursivo y practico del Estado chileno yparalelamente generar el ambientes propicio para la
privatización de los terrenos. Esto fue favorecido
mediante decretos y leyes para recuperar las tierras
otorgadas a las comunidades mapuche a raíz de la
reforma agraria, privatizarlas y con ello hacer entrar al
mapuche en particular y a la sociedad en general
modelo de libre mercado. Por consiguiente, la dictadura
militar reformuló el colonialismo estatal, mediante la
puesta en marcha de un sistema político, social y
principalmente económico, en donde el ser indígena no
existe.
Desde el mismo tejido de dictadura militar, se
comenzaron a generar nuevas propuestas políticas
mapuche, primero dentro de una concepción partidista
al crear organizaciones o movimientos al alero de
partidos de oposición a la dictadura. Según José
Marimán169 estos son fundamentales para comprender
el período de temprana transición, ya que esta
identificación partidista ayudará a la generación de
ideas en primer lugar críticas a la dictadura militar,
168Ver
AYLWIN, José. Óp. cit.; CORREA y MELLA. Óp. cit.; MELLA,
Eduardo. Óp. cit.; MILLALÉN y CANIUQUEO. Óp. cit.; SAAVEDRA,
Alejandro. Óp.cit.; MALLON, op.Cit.
169“Estas organizaciones son integracionistas y se diferencian unas
de otras por su relación de dependencia con una institución
estatonacional diferente (es conocida la vinculación de Ad Mapu
con el Partido Comunista, NehuenMapu con la Democracia
Cristiana, Lautaro ÑiAyllarehue y la Asociación Mapuche Arauco
con el Partido Socialista. Callfulican fue formada por ex militantes
socialistas, el Centro Cultural Mapuche fue creado por un exmilitante de alto rango del Partido Comunista). La integración
promovida por estas organizaciones no implica renunciar del todo
a la cultura propia, sino que se trata de una integración con ella.
Finalmente, un número no despreciable de dirigentes mapuche de
las mismas tienen o han tenido la experiencia de haber militado en
partidos políticos, lugar donde han recogido ideología y experiencia
política”. Visto en: MARIMÁN, José. “Transición democrática en
Chile
¿Nuevo
ciclo
reivindicativo
mapuche?”,
en
www.mapuche.info/mapuint/jmar5a.htm
[Consultado
15.08.2012].
84
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
pero que luego cuajaron en formulaciones de índole
más étnica. En este sentido, hay un cambio
considerable en la segunda mitad de los ‘80, ya que se
dejan de lado los modelos partidistas y aparecen
modelos políticos con una afiliación étnica más que de
clase. Desde nuestra perspectiva, discrepamos en este
punto con Marimán, si bien consideramos que este es
un punto importante, pero no pone en manifiesto la
gran dimensión de estos movimientos, ya que se puede
observar una continuidad étnica desde la creación de
los llamados centros culturales170, al amparo de la
Iglesia, que pretendían resguardar la cultura mapuche
y que se opusieron rotundamente a la ley de división de
tierras de 1979. Estos centros culturales marcaron la
base para la posterior creación de grupos mucho más
politizados
como
el
Ad-Mapu,
organización
fundamental durante las dos últimas décadas del siglo
XX, que ofició como la voz del movimiento mapuche y
resultó fundamental para el Pacto de Nueva Imperial y
la creación del borrador de la Ley Indígena por la CEPI.
Estos centros culturales rescatan la cultura
mapuche y ponen en la palestra un tema de
identificación étnica, lo que generó, a posteriori,
organizaciones políticas mapuche en Chile y en el
extranjero, que incluso a mediados de los ‘80, consiguió
enviar documentos a la ONU para poner en el foco
mundial la situación del mundo mapuche. En este
sentido, esta afiliación étnica siempre estuvo presente
durante la dictadura militar, la cual buscaba
contrarrestar las políticas publicas de la dictaduras
decididas a la invisibilización de lo mapuche.
Pese a lo señalado, este proceso basado en la
identificación étnica de los grupos mapuche no implica
que estos movimientos estén ausentes de aspectos
ideológicos o de clase, en lo que Marimán llama
170Con
respecto a los Centros culturales mapuche, en 1978, y con
el apoyo del Instituto Indígena y la propia Iglesia Católica, se
crearon los Centros culturales mapuche. Según Meillan Painemal,
“los objetivos eran simplemente promover la cultura mapuche y la
organización como pueblo que nuevamente comenzaba a levantar
cabeza”. Visto en: GAVILAN, Víctor. La Nación Mapuche, Puelmapu
ka
Gulumapu,
en
www.mapuche.info/wps_pdf/gavilan20110920.pdf
[Consultado
15/08/2013].
85
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
“conflicto nacionalitario”171, ya que debemos tener en
cuenta la complejidad de los grupos sociales, que no
siempre tienen una dirección lineal y especifica y sus
postulados pueden variar por completo desde una
perspectiva histórica. Hoy, la complejidad de las nuevas
demandas mapuche incluye la autonomía, la
autodeterminación, aunque esta concepción es muy
variable dentro de la heterogeneidad del mundo
mapuche:
“En ese marco no me resulta extraño que un
mapuche pueda responder a una encuesta
renegando teóricamente o en su práctica
cotidiana de aspectos etnoculturales de su
nacionalidad, o de sus luchas, y que al mismo
tiempo
reafirme
–consciente
o
inconscientemente– la diferencia étnica, base de
los conflictos nacionalitarios. Si no, cómo
entender palabras tan contradictorias en un
mapuche como: ‘entre más evangélico soy, más
mapuche me siento”172
Período de transición democrática y nueva
legislación.
El 5 de octubre de 1988 se realizó el plebiscito, el
cual tuvo como finalidad dar continuidad a la
Dictadura o reestablecer un sistema democrático. El
resultado fue la vuelta al sistema democrático y el
llamado a elecciones presidenciales para finales del año
El concepto Etnonacionalismo o nacionalitario como también lo
habla el autor, esta de la mano con la constante lucha
nacionalista de los distintos pueblos originarios alrededor del
mundo en detrimento a un Estado nación con pretensiones
homogéneas, en este sentido reducir la problemática indígena en
Chile a solo un conflicto de tierra, sería no comprender la
complejidad de las relaciones sociales dentro de un Estado nación
que omite al “otro”, en este caso indígena dentro del discurso
oficial. Por consiguiente el Etnonacionalismo es comprendido como
una auto identificación étnica, cultural, política, económica y
social dentro del mundo indígena.
172MARIMAN, José. “El conflicto nacionalitario y sus perspectivas
de
desarrollo
en
Chile”
(PDF).
www.archivochile.com/Pueblos_originarios/estud/POestudios000
1.pdf [Consultado 15.08.2013]
171
86
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
1989. Aquí se presentaron como principales
candidatos: Patricio Aylwin, abanderado de la
Concertación de Partidos por la Democracia, y Hernán
Büchi, representante de la continuidad del régimen.
Tomando en cuenta este precedente, los mapuche no
estuvieron alejados de la contingencia política ni en la
disputa electoral, lo cual significó el intento de estos
dos candidatos por cooptar al mundo indígena.173 En
este sentido José Santos Millao, líder de Ad-Mapu,
señalaba “la política que se ha generado en esta
sociedad no es la situación de la cual los mapuches u
otras etnias deban marginarse y la cuestión es cómo
participar en todos los desafíos que signifiquen velar
por el destino de la sociedad chilena”174. Esto por
consiguiente reinterpreta la importancia mapuche en
de las elecciones presidenciales como actores políticos
con su propia agencia histórica.
A raíz de lo anterior, ambos candidatos
trabajaron fuertemente para -hacerse suyo- el voto
mapuche, en donde hubo una gran diferencia de
trabajo. Por parte del abanderado de la derecha “el
dirigente del comando de Büchi, Diego Benavente,
aseguró que el candidato conoce una buena parte de
los hábitos, cultura
tradiciones del pueblo
mapuche.”175 Esto es fundamental dentro de la lógica
de producción de discursos que suponen una tradición
colonialista por parte de la derecha dictatorial y su
posterior brazo político desarrollado por la UDI y RN en
el contexto democrático. En estas circunstancias la
colonialidad del poder se hace más patente en donde el
candidato de derecha es capaz de “comprender” a
cabalidad la realidad mapuche en particular, por lo tato
niega la intervención mapuche como proyecto
intercultural dentro del posterior desarrollo de su
Cabe señalar que no existe un grupo político, o en este caso un
grupo indígena que sea lineal, o las subjetividades inmersas
dentro de su seno no influyan la dirección estos grupos, ni
tampoco que sea patrimonio de un sector político. Por lo tanto no
es difícil ver mapuche de izquierda como de derecha en la
actualidad, pero este no es un hecho contemporáneo, sino que ha
sucedido en el pasado reciente y más lejano desde la ocupación de
la Araucanía por parte del ejército chileno.
174 La Tercera, 11.03.1989, p.12.
175 El Austral de Temuco, 18.11.1989, p.A7.
173
87
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
gobierno, claramente una continuidad colonialista del
régimen militar y su legislación de división de
comunidades. Además niega los saberes encausados
desde el mundo mapuche, en donde el candidato de
derecha finalmente es el “único” capaz de velar por un
mejor desarrollo para este pueblo.
Por otra parte, la Concertación logró un dialogo
más potente con el mundo indígena en general y
mapuche en particular, durante el año 1989 tal como
lo señala Gerardo Zuñiga176 en un primer periodo de
negociación, en donde el 12 de octubre de ese año una
comisión especial para los pueblos indígenas
encabezada por José Bengoa, pone sobre la mesa una
propuesta para el entendimiento entre este grupo
político y las organizaciones indígenas para el dialogo.
Aquí hay que considerar que esta propuesta fue
emanada desde el seno de la Concertación y no de las
organizaciones indígenas, por lo tanto podemos ver que
al igual que Büchi,
en esta coalición política es
permeado por mecanismo colonialista, en donde los
“expertos mapuchistas” optan los mecanismos políticos
para la “inclusión” del mundo indígena al Estado
nacional, que desde esta perspectiva utiliza al mundo
indigna con fines políticos y generando una aparente
imagen intercultural, y que como lo analizaremos
posteriormente este proceso, terminó como la máxima
expresión colonial.
Esto finalmente se fue ratificado el 1 de
diciembre en el Pacto de Nueva Imperial, a escazas dos
semanas de las elecciones presidenciales. Este acuerdo
estableció lo siguiente:
“1) El reconocimiento constitucional de los PUEBLOS
INDIGENAS, y de sus derechos económicos, sociales y
culturales fundamentales.
2) La creación de una Corporación Nacional de
Desarrollo Indígena y de un Fondo Nacional de
Etnodesarrollo, con la participación activa de los
distintos PUEBLOS INDIGENAS del país, como
entidades públicas encargadas de coordinar la
ZUÑIGA, Gerardo. “La problemática indígena en el Chile
actual”. En: FLACSO-CHILE. Entre la II Cumbre y la detención de
Pinochet, Chile 1998. Santiago: FLACSO, 1999.
176
88
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
política indígena del Estado y de promover el
desarrollo económico, social y cultural de los mismos.
3) Creación, al iniciar su gestión de gobierno, de una
Comisión Especial de los PUEBLOS INDIGENAS (…)
que en el plazo no superior a cuatro años culminaría
con la implementación de la Ley Indígena y la
Corporación Nacional de Desarrollo Indígena.
Por su parte, los dirigentes se comprometieron a:
“Apoyar y defender el futuro gobierno de la
Concertación de Partidos por la Democracia y (…)
Canalizar sus legitimas demandas de aspiraciones de
justicia frente a los graves problemas que afectan a
los pueblos indígenas a través de las instancias y
mecanismos de participación que serán creados por el
futuro gobierno de acuerdo a lo previsto en el
Programa de la Concertación a objetivo de facilitar
una acción más efectiva y coordinada del Estado y las
Organizaciones Indígenas que permita avanzar en la
solución de dichos problemas.”177
Hay que considerar el último párrafo del acta
debido a su repercusión en el movimiento mapuche, ya
que este deberá “defender el futuro gobierno de
Aylwin”, lo que quiere decir que los grupos alejados de
este futuro gobierno no tendrán cabida en las
posteriores políticas públicas. Esto supone cooptar el
movimiento mapuche, hacerlo parte del movimiento de
retorno
a
la
democracia,
pero
bajo
una
institucionalidad específica; es decir, a las demandas y
protestas ajenas a este marco se le aplicará todo el
rigor de ley al desconocer a estos grupos dentro de la
centralidad del Estado-nación chileno. Este es el
momento específico donde la futura legislación para
“todo” el mundo indígena generó la división de este
mundo al dejar partidarios y detractores al modelo.
Estos últimos no tendrán cabida dentro de la
legislación.
177S/N.
Acuerdo
de
Nueva
Imperial
(PDF)
www.politicaspublicas.net/panel/biblioteca/cendoc/cat_view/88documentos-transicion.html [consultado 15/08/2013]. Este pacto
es el punto de partida para el posterior desarrollo del movimiento
indígena durante los ’90 y las posteriores luchas políticas,
sociales, económicas y culturales, alejadas de las cúpulas
concertacionista.
89
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Luego de la victoria electoral de Patricio Aylwin,
se pone rápidamente en marcha la institucionalidad
establecida en el acuerdo, con el fin crear una
legislación lo más rápido posible. En estas
circunstancias el 27 de julio de 1990 nace la Comisión
Especial para los Pueblos Indígenas (en adelante
CEPI).178 para todos los efectos. Con motivo de la
creación de la CEPI, Patricio Aylwin señala:
Quisiera señalar con claridad que el Gobierno
no pretende instrumentalizar al movimiento
indígena,
ni construir un movimiento
progubernamental o de corte oficialista, como
lamentablemente a solido ocurrir.
La
autonomía de los movimientos indígenas que
es muy importante que se salvaguarde. Pero
tampoco quisiéramos que se formara una elite
de dirigentes indígenas que estuviera alejada
de sus bases. Queremos que los dirigentes que
participan en esta Comisión sean portavoces
del Sentir de sus pueblos.179
Desde otra lectura a este párrafo180 podemos
comprender los miedos y las críticas que subyacen en
esta nueva institucionalidad. Al hablar Aylwin sobre
El decreto n° 30 del 27 de julio de 1990, en sus consideraciones
iniciales estableció: Artículo 1°: Créase una Comisión Especial de
Pueblos Indígenas, en adelante la Comisión, que tendrá por objeto
asesorar al Presidente de la República en la determinación de las
políticas de
Gobierno respecto de los grupos étnicos indígenas
que integran la sociedad chilena y, en particular, en
lo
concerniente a su pleno desarrollo económico y social, a la
conservación, fortalecimiento y
difusión de sus expresiones y
valores culturales, y a la debida participación y proyección de sus
miembros
en
la
comunidad
nacional,
en
www.leychile.cl/Navegar?idNorma=7833 [Consultado 15.08.2013]
Artículo 2°: Le corresponderá a la Comisión, cumplir los siguientes
cometidos:
a) Formular un diagnóstico de la realidad, problemas, necesidades
y aspiraciones de los pueblos
indígenas y de sus miembros;
b) Estudiar y proponer planes y proyectos orientados a lograr el
integral desarrollo y progreso
económico, social y cultural de
los pueblos indígenas y de sus miembros.
179COMISIÓN
ESPECIAL PARA LOS PUEBLOS INDÍGENAS.
Congreso nacional de Pueblos Indígenas: Temuco, 1991. Santiago:
Comisión Especial de los Pueblos Indígenas, 1991.
180 Ver: GUHA, Renahit. Las voces de la historia y otros estudios
subalternos. Barcelona: Crítica, 2002.
178
90
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
que no pretende instrumentalizar ni construir un
movimiento progubernamental, esto supone que la
relación
histórica
se
ha
basado
en
la
instrumentalización
y
en
los
movimientos
progubernamentales para obtener mayor beneficio. Por
lo tanto, si las relaciones entre grupos mapuche y el
Estado chileno han estado marcadas por estas
condiciones, la autonomía de los movimientos
indígenas se hace cada vez más escasa. La afirmación
realizada por Patricio Aylwin suponía que no se
establecerían cúpulas indígenas cercanas a la
Concertación. Por consiguiente, esta legislación en
teoría promueve las diferentes agencias indígenas
independientes del sector político y social. Esto, por
otro lado, supone la predisposición del gobierno no solo
a dialogar, sino que también a promover a sectores
indígenas totalmente ajenos a la vida política
establecida por la Concertación.
A partir de esta naciente estructura institucional,
logra un gran trabajo de campo generando una
participación activa de la mayoría del mundo
indígenas, en este sentido José Bengoa director de este
organismo argumenta que “todas las organizaciones,
con excepción de una [con esta se refiere al Consejo de
Todas las Tierras], han participado de las actividades
que la comisión ha realzado para preparar la ley
indígena.”181 La CEPI, a través de distintas reuniones,
visitas a comunidades, genera un mecanismo para
formar delegados. Luego de terminar este largo proceso
genera un amplio congreso de pueblos indígenas
realizado entre el 16 y el 18 de enero de 1991: “En
definitiva el Congreso estuvo conformado por 250
delegados
tradicionales,
Machis,
Loncos
y
personalidades destacadas de nuestros pueblos y 50
invitados de honor del mundo no indígena a nivel
nacional e internacional”182. Para la realización de este
congreso, la CEPI generó un documento de trabajoemanados desde estos expertos mapuchistas- el cual
serviría de base para la discusión de la nueva ley
indígena. Esto quiere decir, que la CEPI les propuso
La Nación, 19.10.1991, p.4.
Óp. Cit COMISIÓN ESPECIAL
INDÍGENAS. P.26.
181
182
91
PARA
LOS
PUEBLOS
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
una visión unilateral de la ley, en donde el mundo
indígena puede cambiar ciertos aspectos de forma pero
no de fondo. Igualmente sin el ánimo de menospreciar
el trabajo realizado por esta institución, este
documento se encuentra elaborado a través de un
interesante análisis a nivel nacional de la realidad
indígena, como a su vez lograr combinar esto con el
derecho internacional preexistente.
Como ya se señaló, desde la CEPI se generó
documentos como base para la discusión de la nueva
legislación, en donde el resultado de este congreso,
significó una ampliación y refinación desde las
distintas organizaciones a este gran canal legislativo. A
través de esto, pese a la imagen de democracia en la
creación de esta ley, finalmente se ciñen a los cánones
máximos que la Concertación puede adoptar en este
contexto de transición democrática y con todas las
debilidades de este sistema, debido a que Pinochet
todavía se mantiene con importantes cuotas de poder al
mantenerse como Comandante en Jefe del Ejército.
Bajo estas lógicas, la definición de pueblos indígenas
que emanó de este congreso fue la siguiente:
La definición de pueblos indígenas debe
considerar cuatro criterios fundamentales:
a) Lo histórico: Que estáre presentado por el
hecho de que son agrupaciones humanas que
tienen un origen y una
historia distintos a
los del resto de la población que habita
dentro de las fronteras del Estado chileno.
b) Lo étnico demográfico: los descendientes
de los pueblos originarios de Chile conforman
hoy una población importante, étnicamente
diferenciada del resto de la sociedad. No son
sólo pueblos del pasado sino que existen hoy
como tales.
c) Lo cultural: Que está representado por el
hecho que los rasgos culturales y valores
sociales que caracterizan a los pueblos
indígenas son diferentes a los de la sociedad
nacional.
92
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
d) Lo territorial: Estos pueblos se han
desarrollado preferencialmente en ciertos
espacios territoriales del país en los cuales
viven y sobre los que tienen derechos.183
Esta interesante definición, fue la base del
dialogo dentro de la CEPI posterior al congreso para
establecer el proyecto de ley enviada al Parlamento
durante el periodo de enero de 1991 a octubre del
mismo año, que finalmente fue enviada para la
tramitación al ejecutivo. Podemos ver un proceso de
discusión interno de la CEPI, en donde finalmente bajo
su propia potestad desarrollaron un proyecto de ley que
finalmente se re articulan las lógicas coloniales desde
la centralidad del Estado-nación chileno, ya que como
sabemos esta institución puede tener toda la
intencionalidad de realizar los cambios más favorables
al mundo indígena, pero es finalmente esta institución
se sostiene a partir de un conglomerado político y su
relación con la oposición. Congruentemente a lo
señalado es esta institución la que decide lo que va
incluido y lo que no, bajo sus propias subjetividades,
que pueden distar (como también no) de os pueblos
originarios. Esto de alguna forma sigue representando
las lógicas colonialistas patentes dentro del Estadonación chilena durante este periodo histórico.
Finalmente podemos ver el proyecto de ley enviado a
tramitación con respeto a la misma definición de
calidad de indígena articula lo siguiente:
Artículo 1°.- Se entenderá por Pueblos
Indígenas a los descendientes de las
agrupaciones humanas que existen en el
territorio chileno desde tiempos precolombinos
y que conservan manifestaciones
étnicas y
culturales distintas a las del resto de los
habitantes de la República, tales como
sistemas de
vida, normas de convivencia,
costumbres, formas de trabajo, idioma, religión
o cualquier otra forma de manifestación
cultural autóctona.
183
Ibíd., p.30
93
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Para los fines de la presente ley se
entenderá que los principales pueblos
indígenas de Chile son el Mapuche, el Rapa
Nui, el Aymara, las comunidades atacameñas y
la Comunidad Colla del norte del
país, la
comunidad Kawashkar o Alacalufe y la
comunidad Yámana de los canales australes.
El Estado valora y respeta la existencia de
estos pueblos que son parte esencial de las
raíces de la sociedad chilena, así como su
integridad y desarrollo.
El Estado reconoce que los Pueblos
Indígenas existentes en Chile son poseedores
de
una
cultura
propia
que
engloba
conocimientos,
técnicas,
Instituciones,
expresiones y valores que los distinguen de la
cultura global.
Estas culturas son un patrimonio de la
Nación chilena.
Se reconoce asimismo que estos pueblos
tienen un idioma propio que es su medio
natural de expresión.
El Estado reconoce que los habitantes y
poseedores originarios del territorio chileno
fueron los pueblos indígenas, y que para ellos
la tierra es el fundamento principal de su vida
y su cultura.
Es deber del Estado, a través de sus
instituciones, el respetar, proteger y promover
el desarrollo de estos pueblos y sus culturas,
adoptando las medidas adecuadas para tales
fines.
Es función especial del Estado el proteger
las tierras indígenas, velar por su adecuada
explotación y
por su equilibrio ecológico.
Artículo 2°.- La utilización del término
"pueblos" en esta ley, al igual que en los
convenios internacionales ratificados por Chile
sobre estas materias, no deberá interpretarse
en el sentido de que tenga implicación alguna
en lo que atañe a los derechos que pueda
conferirse a dicho término en el derecho
internacional.184
BIBLIOTECA DEL CONGRESO NACIONAL. Historia de la ley n°
19.253, Establece normas sobre protección fomento y desarrollo de
184
94
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Esta definición muestra claramente el afán por
parte de la CEPI de adentrarse al derecho internacional
y definir lo indígena de manera similar a la manera de
que se había expuesto en el congreso nacional de los
pueblos indígenas y trabajado con estos profundizar
aún más lo trabajado durante los meses anteriores.
Finalmente el 15 de octubre de 1991 este proyecto de
ley se pone en discusión en el parlamento, en donde si
es que en algún momento hubo participación indígena,
aquí finalmente desaparece y se cercena la ley,
transformadora en ciento ochenta grados. Esto se
puede ver claramente en el uso del lenguaje por parte
de los diputados, que indistintamente del color político
niegan la noción de pueblo y sobreponen el de etnia.
Esto por lo tanto supone un cambio importante a nivel
de legislación a nivel nacional, como a su vez la
repercusión de esta y la adaptación de esta al derecho
internacional. Lo anterior se reflejado en lo señalado
por el diputado Roberto Muñoz Barra (diputado por el
distrito 49 gran población indígena, el cual engloba las
comunas
de
Curacautín,
Galvarino
Lautaro,
Lonquimay, Melipeuco, Perquenco, Victoria y Vilcún.
Electo por el Partido Socialdemócrata y representante
de los postulados del gobierno):
Señor Presidente, mi intervención será sólo
para
señalar
que
los
Diputados
socialdemócratas concurriremos con nuestros
votos
a
aprobar
este
proyecto,
que,
indudablemente, constituye un serio intento
por hacer justicia a un pueblo que ha sufrido la
injusticia por casi cinco siglos. Es importante e
interesante escuchar en el Parlamento el
análisis sociológico de estas etnias.185
En este sentido lo que pretenden generar las
lógicas colonialistas es ir modificando la palabra pueblo
por etnia. Bajo este prisma, si bien utiliza la palabra
pueblo dentro de su argumentación, este la utiliza para
realizar un análisis del pasado del mundo indígena, de
los indígenas y crea la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena.
Valparaíso: Biblioteca del Congreso Nacional, p.9
185 Ibíd., p.171.
95
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
ese pasado idealizado descrito por Ercilla en La
Araucana, ese indígena que mezclado con español
generó la “Raza Chilena”. Pero posteriormente utiliza la
palabra etnia para referirse al indígena actual. Aquí las
lógicas coloniliastas presentes en el sector de gobierno
se hacen cada vez más fuertes, en donde el indígena
contemporáneo debe ser analizado por expertos (como
lo hizo la CEPI en momentos atrás) y este dentro de sus
bases no puede generar un discurso valido para los
ojos de los parlamentarios. Siguiendo esta lógica, los
partidarios del gobierno no fueron los únicos
captadores de esta tradición colonialista heredada de
líderes anteriores, sino también la oposición de la
época, la derecha chilena o el brazo político de la
dictadura generó este análisis. Esto se puede observar
en lo analizado diputado José Antonio Galilea (electo
por el mismo distrito que el diputado Muñoz, pero
representante de Renovación Nacional) cual señala:
Es en base a estos postulados que nos oponemos
con igual energía a los criterios de asimilación
como de segregación y postulamos una
integración amplia y creadora. Toda medida que
obstaculice una integración sólo perjudica a
quienes se pretende beneficiar. Apartar a los
mapuches y otras etnias originarias de la
comunidad nacional es cerrarles las posibilidades
a compartir el progreso de la nación chilena, con
cabal respeto a su identidad, y condenarlos.186
Bajo este análisis se puede ver mucho más fuerte
el rol colonialista de la oposición derechista, el cual
indistintamente va a permear el desarrollo de la
discusión de la ley, como también el resultado de esta.
Aquí podemos ver patente el colonialismo al querer
integrar al mundo indígena al Estado chileno y
nuevamente imponer el termino etnia en desmedro de
Pueblos indígenas.
Finalmente la ley promulgada el 29 de septiembre
de 1993, desde su matriz ideológica inicial a la
aplicación de esta, este colonialismo se hizo patente,
con el fin de relegar al mundo indígena en general y
mapuche en particular a una situación de paternalismo
186
Ibíd., p.188
96
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
y asistencialismo político, en desmedro de las
categorías de desarrollo propias mapuche la cual
engloba economía, cultura, política y sociedad. Esto se
ve reflejado en el resultado de la ley indígena que
finalmente niega la noción de pueblos indígenas
adentrando aún más a esto al modelo político,
neoliberal
y la modernidad occidental, negando
cualquier tipo de saber indígena local:
El Estado reconoce como principales etnias
indígenas de Chile a: la Mapuche, Aimará Rapa
Nui o Pascuences, la de las comunidades
Atacameñas Quechuas y Collas del norte del país
las comunidades Kawashkar o Alacalufe y
Yamana o Yagan de los canales australes. El
Estado valora su existencia por ser parte esencial
de las raíces de la Nación chilena, así como su
integridad y desarrollo, de
acuerdo a sus
costumbres y valores. Es deber de la sociedad en
general y del Estado en particular, a través de
sus instituciones respetar, proteger y promover
el desarrollo de los indígenas, sus culturas,
familias y comunidades, adoptando las medidas
adecuadas para tales fines y proteger las tierras
indígenas, velar por su adecuada explotación, por
su parte esencial de las raíces de la Nación
chilena, así como su integridad y desarrollo, de
acuerdo a sus costumbres y valores.187
Conclusiones
Como se señalado anteriormente, el Consejo de
Todas las Tierras, se mantuvo al margen de esta
legislación ya que representaba un proyecto político
que de proponía descolonizar al mundo mapuche hasta
producir una nación mapuche. Esto se puede ver
claramente durante el proceso de firma de la ley
indígena en donde señalaban lo siguiente:
La explicación que tiene el presidente del
Consejo, Luis Huilcamán, es que reconociendo
que la nueva legislación constituye un “avance” y
187
Ibíd., p.661
97
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
un “progreso” a la realidad actúan, no se suman
porque siguen siendo leyes hechas “por los
huincas, más bien dicho por los chilenos; leyes
que van afuera hacía adentro y que no
representan nuestro sentir nacional” agrega el
‘lonko’ --proveniente del sector Malleco o ‘nagche’
de las Tierras bajas—que “incluso el presidente
de la Comisión de Pueblos Indígenas, José
Bengoa, no es mapuche sino que un huinca que
piensa y actúa como tal.188
Este párrafo es fundamental para comprender lo
que hemos señalado sobre el colonialismo, ya que éste
grupo representó a un importante sector indígena que
no estaba de acuerdo con adaptarse a la centralidad del
Estado-nación, en donde finalmente éste, pese a lograr
avances a nivel del mundo indígena, nunca repensará
su labor con el fin de descolonizar al mundo indígena.
El claro ejemplo de esto es la ley núm. 19.253, tal como
lo señala Huilcamán fueron los wingkas de donde
emanó esta legislación, decidieron lo que va dentro de
esta y lo que no y finalmente la aprobaron, la
participación del mundo indígena pese a la parafernalia
de la inclusión y participación, finalmente esta quedó
en términos anecdóticos y la lógica partidista
colonialista se impuso como mecanismos y dispositivos
colonial a un dialogo intercultural con el mundo
mapuche.
En conclusión podemos observar que las lógicas
colonialistas hacia el mundo mapuche presentes en los
sectores dominantes del país, es heredera de un
sistema antidemocrático, el cual al momento de dar el
paso a un sistema mucho más abierto políticamente se
quedó estancada en el pasado. Es posible elucubrar
este análisis debido a que el sector político de la
Concertación, pese a ser la vanguardia del paso a la
democracia,
siguió
perpetuando
estas
lógicas
colonialistas y partidistas, en donde el desarrollo
indígena queda supeditado a un segundo o tercer nivel,
negando cualquier forma de agencia indígena que no se
adecué a estos mecanismos, debido a esto al Consejo
de Todas las Tierras se le aplicó la Ley de Seguridad
Interior del Estado cuando decidieron tomarse terrenos.
188
La Segunda, 11.10.1991, p.5.
98
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Finalmente las lógicas colonialistas del Estado-nación
chileno, al momento de negar cualquier saber indígena
“peligroso” aplica todo el rigor de la ley prevaleciendo,
como se ve durante toda la década de los 90s y del
2000, la defensa del capital nacional y trasnacional a
cualquier costo (incluso muertes) por sobre el
desarrollo propio mapuche.
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La misión inconclusa: el Ejército de Chile, bajo la
Comandancia en Jefe del general Ricardo Izurieta y
la sombra del dictador (1998-2002)
Felipe Seguel Rojas189.
“No voy a estar tranquilo mientras el general
Augusto Pinochet no esté de vuelta en el
territorio nacional. Ojalá tengamos al general
en el más breve plazo”.
General Ricardo Izurieta.190
Introducción.
Los dos grandes objetivos que tenía el Ejército
durante la Comandancia en Jefe del general Ricardo
Izurieta fueron cambiar la imagen de la institución
frente a la sociedad chilena y modernizarla, con lo que
se pretendía avanzar en la normalización de las
relaciones cívico-militares. Se buscaba dejar atrás la
herencia pinochetista como eje de las relaciones con las
autoridades civiles y avanzar en la conformación de
una nueva forma de entender el profesionalismo militar
a través del tratamiento de temáticas centradas en lo
castrense, abandonando la intervención en política
contingente. Con esto se buscaba avanzar en la
subordinación al poder civil, tan esquiva desde antes
del retiro del general Pinochet. Con tal propósito, el
Ejército se disponía a concentrarse en los procesos de
modernización delineados desde la Comandancia en
Jefe y consolidar su profesionalismo de cara al siglo
XXI. No obstante, la noticia del apresamiento en
Londres de Augusto Pinochet desorganizó este
escenario y los objetivos propuestos debieron ser
reformulados.
Los estudios existentes respecto del período se
han centrado en dos dimensiones: la primera de ellas
tiene relación con los efectos políticos que tuvo la
detención del general Pinochet en Londres, destacando
Profesor de Estado en Historia y Ciencias Sociales y Magíster (c)
en Historia, mención Historia de América por la Universidad de
Santiago de Chile.
190 El Mercurio, 18.12.1998.
189
102
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
su gravedad o importancia para la transición
democrática chilena. Otros destacan el avance en el
liderazgo civil dentro de las relaciones cívico-militares
del Presidente Ricardo Lagos, señalando que bajo el
tercer gobierno de la Concertación se avanzó de forma
cualitativa en la subordinación militar al poder civil.191
La pregunta central de este artículo es ¿cómo y
hasta qué punto afectó la contingencia política a los
objetivos propuestos por la Comandancia en Jefe del
Ejército del General Ricardo Izurieta? Para ello, nos
enfocaremos en cuatro tensiones centrales dentro del
periodo: la detención en Londres del ex Comandante en
Jefe general Augusto Pinochet, la Mesa de Diálogo, la
llegada de un socialista a La Moneda, y los juicios a
uniformados y al propio Pinochet en Chile. En
definitiva, frente a este contexto, preguntarnos hasta
dónde se pudo avanzar en la formación de un Ejército
subordinado al poder civil y profesional como se
pretendió en 1998.
Entendemos que los objetivos propuestos por el
Comandante en Jefe del Ejército, General Ricardo
Izurieta, al momento de iniciar su periodo de mando no
pudieron ser cumplidos, debido a que se enfrentó a un
doble cuestionamiento: por una parte, fue elegido
dentro de una quina de oficiales, especialmente por sus
capacidades tecnocráticas y perfil modernizador. Por
otro lado, tuvo que enfrentar la contingencia política
del periodo que afectaba directamente a su gestión y
cargo. De esta manera, la detención del general
Respecto a la detención de Pinochet en Londres ver: Steve
Stern, Recordando el Chile de Pinochet, en vísperas de Londres
1998, Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago, 2009;
Fernando Labra, Impasse en Londres, Editorial Forja, Santiago de
Chile, 2007; Carolina Stefoni Espinoza, Francisco Rojas Aravena
(Editores), El "caso Pinochet": visiones hemisféricas de su detención
en Londres, FLACSO Chile, Santiago, 2001; Mónica Pérez, Augusto
Pinochet: 503 días atrapado en Londres, Los Andes, Santiago,
2000. Para el estudio de Ricardo Lagos ver, Robert Funk (Ed), El
gobierno de Ricardo Lagos: la nueva vía chilena hacia el socialismo,
Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago, 2007; Juan
Alberto Fuentes, Los libros de la Defensa Nacional de Chile 19972002 como instrumento de política pública, Academia Nacional de
Estudios Políticos y Estratégicos, Santiago, 2009; Hugo Fazio
Rigazzi, Lagos: el presidente "progresista" de la Concertación, LOM,
Santiago, 2006.
191
103
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Pinochet en Londres, la frustrada experiencia de la
Mesa de Diálogo, el retorno de un socialista a La
Moneda y la primera oleada de juicios contra
uniformados por violaciones a los derechos humanos
en Chile, constituyeron el difícil contexto, provocando
que la gestión de Izurieta al mando del Ejército no logró
ser mayormente significativa debido a que en cada uno
de estos episodios se tensionaron las relaciones cívicomilitares, mostrando al Ejército fiel y cercano a la
impronta de Pinochet, cuando lo que se proponía en un
principio era precisamente lo contrario. Esta doble
tensión, terminó por frustrar las intenciones de un
cambio, quedando su misión inconclusa, dominado por
la amarga sensación de fracaso respecto a las
expectativas depositadas sobre sus hombros. En
definitiva, el contexto primó por sobre los avances de
un cambio significativo respecto de las relaciones
cívico-militares.
La detención del dictador: El Ejército y la
transición en peligro.
El 22 de septiembre de 1998, el ex Comandante
en Jefe de Ejército y Senador Vitalicio Augusto
Pinochet, emprendió un viaje a Londres con el objetivo
de someterse a una intervención quirúrgica a su
columna. Este periplo pareció ser solamente un trámite
dentro de la rutina del General.
Sin embargo, en la noche del 16 de octubre de
1998 miembros de la Policía Metropolitana de Londres,
Scotlan Yard, le notificaron sobre la orden de captura
internacional que había emitido el juez español
Baltasar Garzón por crímenes relacionados con
violaciones a los derechos humanos. A partir de ese
momento, el “patriarca” del Ejército quedaba detenido
en la capital londinense. En Chile, el hecho se
constituyó en una noticia ineludible y el diario El
Mercurio tituló: “Retenido Pinochet en clínica de
Londres” e inmediatamente expuso la primera tesis de
la defensa en este caso, la inmunidad diplomática: “El
embajador de Chile en Londres, Mario Artaza, fue
debidamente informado por el gobierno británico e
inició de inmediato las gestiones para (…) obtener la
104
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
anulación de la medida por tener éste inmunidad
diplomática.”192
La detención provocó que la defensa del general
Pinochet y parte de la del gobierno de Eduardo Frei, en
una primera instancia, se apoyara en la inmunidad
diplomática que supuestamente protegía a Pinochet al
momento de iniciar su viaje. En contraste a esta
postura, algunos parlamentarios socialistas, miembros
de la Concertación, se mostraron favorables a un
enjuiciamiento en el extranjero.
Este conflicto político al interior del oficialismo,
repercutió en la opinión pública y dentro de las filas del
Ejército. El Alto Mando institucional encabezado por
Ricardo Izurieta no ocultaba su malestar por las
declaraciones de parlamentarios de gobierno y por las
intenciones de algunos de ellos de emprender un viaje a
Londres si fuese necesario con el objetivo de presionar
para que se enjuiciase al General. Las críticas
apuntaban directamente hacia el Partido Socialista, el
cual estuvo desde el comienzo a favor de la detención y
criticaron al Ejecutivo por una política –a su juicio- de
defensa hacia el ex dictador.
La detención del general Pinochet abrió un
impensado escenario para el gobierno de Eduardo Frei,
quien tuvo que enfrentar la crisis con especial cuidado
para mantener la confianza del Ejército. Las
declaraciones del general en retiro Guillermo Garín y de
Hernán Guiloff
vicepresidente de la Fundación
Pinochet apenas ocurrido el hecho, pusieron en
evidencia un conflicto con las filas del Ejército y con los
partidarios de Pinochet, que podía tornarse más
complicado. Sostenía Guillermo Garín: “Si no liberan a
mi General, puede ocurrir cualquier cosa. No quiero ni
imaginar un golpe de Estado, pero a los Comandantes
en Jefe se les haría muy difícil la situación dentro de
los cuarteles”. Hernán Guiloff, por su parte, afirmaba:
“Si el general no vuelve, hervirá la olla.”193
La defensa de las fuerzas armadas, especialmente
el Ejército, se sostuvo en la lealtad a su líder y al
mismo tiempo a la obra del gobierno de las fuerzas
El Mercurio, 17.10.1998.
Rafael Otano, Nueva crónica de la transición, LOM, Santiago,
2006, pág 461.
192
193
105
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
armadas, la que se veía empañada por este hecho.194
No se trataba de un personaje cualquiera, sino la de
quién ostentaba el grado de Benemérito, representaba
la encarnación de la obra del gobierno de los militares,
asimilado por los uniformados a las obras
institucionales, independientemente de los cargos que
se le formulaban y que se tornaron prácticamente
innegables para la comunidad internacional y la
sociedad chilena.
El gobierno de Eduardo Frei utilizó como primera
estrategia el argumento de la inmunidad diplomática de
Pinochet en su calidad de ex Presidente de la República
desconociendo a la jurisdicción de los tribunales
extranjeros para casos cometidos en Chile. Estos
principios fueron respaldados por los abogados de
Pinochet en Londres y por las Fuerzas Armadas en la
primera reunión del Consejo de Seguridad Nacional,
COSENA, el 11 de noviembre de 1998. En esa reunión
el conjunto de las instituciones castrenses respaldaron
las gestiones del gobierno en el caso. En declaración
oficial: “El Consejo fue informado (...) de las gestiones
realizadas por el gobierno para reclamar su inmunidad
y afirmar la incompetencia por falta de jurisdicción de
los tribunales que pretenden juzgarlos.”195
Sin embargo, la estrategia de utilizar la instancia
del COSENA para escuchar las demandas de los
militares obtuvo buenos resultados, toda vez que, se
evitaron manifestaciones de presión similares al
Boinazo o el Ejercicio de Enlace. Utilizar la
institucionalidad vigente para evitar tensiones mayores
fue una estrategia que, además, le entregó cierto nivel
de tranquilidad a las fuerzas armadas al ser
escuchadas sus inquietudes respecto de la convivencia
nacional por la máxima autoridad del país, quienes
habrían
manifestado
al
Presidente
Frei
su
preocupación por la creciente polarización que estaba
viviendo el país y por las acciones de algunos sectores
Carlos Castro Sauritain, “Las relaciones cívico-militares en
Chile”, Revista Fuerzas Armadas y Sociedad. FLACSO-Chile, Año
14, N° 4, pp. 13-27, Santiago de Chile, octubre-diciembre 1999, p.
24.
195 El Mercurio, 12.11.1998.
194
106
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
políticos cuyas declaraciones – a su juicio – habrían a
perjudicado la soberanía y convivencia nacional.196
En efecto, el caso Pinochet permitió que
resurgieran las tensiones en el país y las demandas de
justicia respecto a las violaciones a los derechos
humanos y los juicios a los uniformados acusados
hasta entonces. En este contexto, no existió del
gobierno de Frei una política respecto de estas
demandas, mientras desde la clase política se hablaba
del fin de la transición y de la reconciliación nacional.
Con la detención del general en Londres revivieron las
demandas por justicia y el debate sobre los “temas
pendientes” volvió a la primera línea.
La imagen de Pinochet polarizó a la sociedad
chilena nuevamente y en la opinión pública se
reactivaron las manifestaciones a favor y en contra de
su detención. En noviembre de 1998 se esperaba el
fallo de la Cámara de los Lores para definir la situación
de inmunidad de Pinochet, frente a lo cual el Ministro
del Interior, Belisario Velasco llamó a la cordura y a
evitar
manifestaciones
que
pudiesen
provocar
reacciones del sector contrario: “hay que mirar la
situación con calma.”197
En el mismo día del fallo, el COSENA se reunió
por segunda vez, y en esta oportunidad la declaración
explicitaba su tajante rechazo al fallo:
1-. El fallo vulnera y contradice normas de nuestra
soberanía jurisdiccional profundamente arraigadas
en la tradición nacional.
2-. Las acciones emprendidas por el Supremo
Gobierno cuentan con el irrestricto respaldo de
todas las instituciones.
3-. Todas las instituciones de la nación deben
colaborar al éxito de estas gestiones con un
comportamiento responsable conforme al Estado de
derecho y el pleno acatamiento del ordenamiento
democrático.
4-. Que los hechos no afecten la convivencia
nacional que el país necesita para el progreso y
estabilidad de nuestra nación.198
196
197
198
Ibíd.
El Mercurio, 21.11.1998.
Ibíd.
107
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
La declaración oficial del COSENA puede
interpretarse como una concesión a las fuerzas
armadas, y al Ejército en particular, debido a que en
ella se acogía la tesis que con el fallo se vulneraba la
soberanía nacional y también hacía un llamado a la
unidad nacional. Estos principios, denunciados por los
uniformados, se convirtieron en los pilares de la
estrategia del gobierno de Frei y en parte fundamental
del discurso oficial que se transmitió al país.
Abandonando la segunda reunión del COSENA,
el general Izurieta expresó su malestar e indignación
con el fallo por considerar que se estaba atropellando
injustamente al ex Comandante en Jefe del Ejército y le
entregó toda la responsabilidad al accionar de las
autoridades del gobierno:
“Para quién les habla y para el Ejército, es
frustrante,
es
indignante
y
de
mucha
preocupación la injusticia que se ha producido
con el General Pinochet en Londres. Que les
puedo decir, hoy ha terminado una etapa que es
eminentemente jurídica y comienza una nueva
etapa que es política. Así que, a las personas que
van a tener la responsabilidad de hacer los
esfuerzos para ir a Londres a conversar esta
materia, les deseo que tengan mucho éxito y que
reviertan la situación injusta y dolorosa en que
está el General Pinochet.”
Entendemos
que
las
declaraciones
del
Comandante en Jefe del Ejército apuntaban a una
estrategia castrense que buscaba alejar el caso de la
órbita jurídica, escenario más perjudicial para sus
intereses, y presionar por una salida política, plano en
el que podrían obtener algún beneficio para el General.
En este sentido, la declaración del General Ricardo
Izurieta al expresar el fin de la etapa jurídica para el
caso, demuestra que los uniformados buscaban
avanzar en el plano político, instancia en la que
podrían presionar frente al complejo panorama judicial
que afectaba a Pinochet. De esta manera, las
declaraciones del Comandante en Jefe del Ejército en
relación a desviar el curso de la estrategia del gobierno
hacia una gestión política relegando la vía jurídica a un
108
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
segundo plano, buscaba impedir la acción de los
tribunales sobre los crímenes que se le imputaban a
Pinochet y, además, demostró que el respeto por la
legalidad, que decían tener las autoridades castrenses,
podría ser completamente relativizada en función del
contexto.
El Ejército entregó un comunicado oficial emitido
en el mismo día, en el que expresó su frustración por lo
acontecido en Londres, manifestando que las acciones
a realizarse en adelante deberían tener la “oportunidad
y
significación
que
la
instancia
requería”,
argumentando que el fallo atentaba la “soberanía
nacional y la dignidad de la Patria”199. De esta forma,
se mantenía la estrategia de los militares de presionar
por una salida política al caso y así impedir la acción
jurídica, escenario desfavorable para los intereses
uniformados.
El “caso Pinochet” continuó su tramitación en
Londres, esperándose la resolución del Ministro del
Interior británico Jack Straw que era el siguiente paso.
Una vez conocido el fallo de la Cámara de los Lores el
gobierno chileno le envió una carta, al propio ministro
inglés, en la que por primera vez argumenta razones
humanitarias para buscar la liberación del General.
Esta nueva estrategia era la tercera que emprendía el
gobierno, pues ni la inmunidad diplomática ni la
defensa de la soberanía habían logrado el objetivo de la
liberación de Pinochet.
Sin embargo, en coherencia con el fallo anterior,
el Ministro británico decidió dar curso a la extradición
de Pinochet a España. El fallo, argumentó en lo
medular que el General no gozaba de inmunidad y que
no se configuraban las razones humanitarias que le
impedirían enfrentar un juicio y que los delitos de los
cuales se lo acusaba en España eran extraditables en el
Reino Unido.
La decisión del ministro Jack Straw provocó la
inmediata reunión del COSENA. En esta tercera
reunión desde que se encontraba detenido Pinochet en
Londres, la declaración oficial volvió a estar centrada
en la defensa de la soberanía y en el respaldo irrestricto
a la acción del gobierno de Frei. El COSENA, en su
199
Ibíd.
109
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
declaración oficial afirmó que “junto con repudiar la
resolución adoptada por el gobierno británico,
manifiesta la disposición de todos sus integrantes y de
las instituciones que
representan, en orden a
continuar incasablemente su labor bajo la conducción
de S.E Presidente de la República para lograr el regreso
del senador Pinochet a Chile.”200
El comunicado oficial, como se observa, mantuvo
el apoyo al gobierno, mientras buscaba una nueva
estrategia para el ansiado retorno del octogenario
General al país. La defensa del gobierno obtuvo su
primera victoria recién al conocerse el nuevo fallo que
revocó la decisión inicial de la Cámara de los Lores que
había desconocido la inmunidad diplomática de
Pinochet. La revocación argumentaba que Lord
Hoffmann, uno de los jueces, tenía “fuertes” vínculos
con Amnistía Internacional debido a que su esposa era
parte de dicha organización, lo que lo inhabilitaba.
El caso continuó su curso. En el nuevo escenario,
el gobierno chileno fue aceptado como parte en la
apelación que presentaría la defensa de Pinochet,
proceso en que también se hizo parte Amnistía
Internacional en representación de las víctimas de
violaciones a los derechos humanos.
De esta forma, la Cámara de los Lores
nuevamente debió resolver si el ex Comandante en Jefe
tenía inmunidad diplomática. El 24 de marzo de 1999
en fallo divido se estableció que el General tenía
inmunidad por jurisdicción de los delitos cometidos en
Chile sólo hasta 1988, debido a que Pinochet firmó la
Convención sobre la Tortura y otros Tratos o Penas
Crueles, el 7 de octubre de 1988, dos días después del
Plebiscito. De esta manera, se redujo el universo de las
acusaciones formuladas por el juez Baltasar Garzón,
quedando sólo los delitos de ‘conspiración para cometer
tortura’ y ‘tortura’ como delitos extraditables y sin
inmunidad.201
En este nuevo escenario, se abrió una posibilidad
para el retorno de Pinochet a Chile. Así lo explicitó el
Presidente Frei, apuntando a que la estrategia
diplomática chilena se había centrado en la defensa de
200
201
El Mercurio, 12.12.1998.
El Mercurio, 25.03.1999.
110
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
principios, no de personas, por lo que el gobierno se
había hecho parte en este juicio y esperaba una salida
al proceso que – según él- concluía.202
Sin embargo, el proceso no acabó ahí, pues la
estadía del General en Londres duró casi un año más.
Durante ese periodo recibió la visita de la ex Primera
Ministra británica Margaret Thatcher, quien solidarizó
con Pinochet e hizo un llamado a su liberación,
destacando que fue él quien devolvió la democracia a
Chile.203 La visita de la “dama de hierro” fue importante
ya que sucedió con posterioridad al reconocimiento de
inmunidad diplomática para Pinochet hasta 1988, lo
que abrió la posibilidad para una salida política al
proceso, debido a que la última decisión en el caso le
correspondía al Ministro del Interior Británico, Jack
Straw.
Luego de este fallo, en la cuarta reunión del
COSENA, se hizo un llamado a la unidad nacional para
enfrentar la crisis. En la declaración oficial se expuso
este principio: “El apoyo de toda la comunidad nacional
a las gestiones que está llevando a cabo el Supremo
Gobierno, instándola a no desarrollar acciones que
debiliten la consecución de los objetivos trazados, en
orden a lograr el pronto regreso del senador Pinochet a
Chile.”204
Entendemos con esta declaración que la visión
que buscaban imponer las fuerzas armadas sobre la
unidad nacional frente a este caso era completamente
alejada del contexto político nacional, que buscaba
instancias para enfrentar las temáticas pendientes en
materia de violaciones a los derechos humanos.
La defensa constante que realizó el general
Ricardo Izurieta del general Pinochet fue lo más
destacado de su gestión al mando del Ejército,
quedando marcado por este hecho ante la opinión
pública. En definitiva, este caso imposibilitó cualquier
avance por despinochetizar el Ejército chileno bajo su
Comandancia en Jefe, ya que en cada oportunidad que
tuvo el general Izurieta buscó defender a Pinochet,
representando en su calidad de autoridad máxima el
202
203
204
Ibíd.
El Mercurio, 27.03.1999.
Ibíd.
111
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
sentir de su institución lo que impidió avanzar el una
nueva imagen del Ejército frente a la sociedad.
Con la estrategia de las razones humanitarias el
caso se dilató en lo judicial pero centró las
posibilidades de avance en lo político. El mismo general
Izurieta lo interpretó de esa forma, pues para la
máxima autoridad del Ejército la detención del general
Pinochet se trataba solamente de un problema político
y en ese sentido la solución pasaba por la gestión que
las autoridades políticas pudiesen lograr y explicitaba
la estrategia castrense al declarar que “hemos perdido
nuestra confianza en la vía jurídica como una
alternativa de solución”205. Con estas declaraciones el
Comandante en Jefe del Ejército presionó a las
autoridades civiles, toda vez que el Ejército manifestaba
su confianza respecto de los avances de las gestiones
del gobierno, pero dejando en claro que los
responsables de conseguir el retorno del General eran
las autoridades civiles. Además, el hecho de desconocer
la vía jurídica situó al general Izurieta en una posición
al margen de la legalidad que, dado el carácter de su
cargo, representaba también la postura del Ejército
frente al caso.
Con ese objetivo, la estrategia tanto entre los
uniformados como en las autoridades de gobierno fue
apelar a las razones humanitarias. De esta forma, el 11
de enero de 2000 el dictamen entregado por el equipo
médico británico sostuvo que Pinochet no estaba en
condiciones de asumir un juicio por problemas de
salud. El Ejército envió un comunicado oficial
mostrándose satisfecho por esa decisión:
Ante la decisión recientemente adoptada por el
Ministro del Interior británico Jack Straw en
relación al proceso de extradición que enfrenta el
ex Comandante en Jefe del Ejército y senador de
la República, la institución señala lo siguiente:
1-. El Ejército de Chile ha recibido con
satisfacción la noticia de que el gobierno inglés ha
manifestado su voluntad de negar la solicitud de
extradición del Capitán General Augusto Pinochet
Ugarte a España, en relación a los recientes
exámenes médicos practicados.
205
La Tercera, 10.11.1999.
112
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
2-. El Ejército continuará apoyando con sus
medios todas las gestiones que sean del caso para
el logro del digno regreso (…) a Chile, lo que
contribuye al restablecimiento de la soberanía
nacional que tanta preocupación ha ocasionado al
país.
3-. Estando de por medio la vida del ex
Comandante en Jefe del Ejército, la institución
espera que esta situación se tome con prudencia y
que no sea aprovechada con otros fines.206
Esta decisión fue el primer paso para el retorno
de Pinochet a Chile. El Ministro del Interior británico
Jack Straw el 1 de marzo de 2000 decidió ratificar la
incapacidad de Pinochet. Esta noticia permitió el
regreso del líder. El primero en comentar la decisión
fue el Presidente Frei, afirmando: “He cumplido mi
compromiso. Ahora los tribunales de justicia tienen la
palabra.”207 De esta manera, al contrario de lo que
planteó el general Izurieta, desde el Ejecutivo se dio la
señal de que se apoyó el retorno del General, pero que
no se había perdido la confianza en la vía jurídica,
como se había planteado desde el Ejército, sino que
llegado a Chile debía responder a los tribunales
nacionales.
El epílogo de la estadía de Pinochet en Londres se
cerró con el recibimiento con honores militares, que el
Ejército le brindó. Una vez descendido del avión la
banda de guerra del Ejército tocó los sones de “Los
Viejos Estandartes”, marcha preferida del octogenario
General, momento descrito por El Mercurio:
De improviso, y en un gesto que los médicos que
lo cuidaron en el viaje no dudarían en calificar
después de “un gran esfuerzo” el ex jefe de Estado
se puso de pie y abrazó a su sucesor en la
Comandancia en Jefe del Ejército, general Ricardo
Izurieta. (…) En los minutos siguientes,
caminando apoyado en un bastón metálico y del
brazo del general Izurieta, el parlamentario
vitalicio saludó a los ex colaboradores del
206
207
El Mercurio, 12.01.2000.
El Mercurio, 03.03.2000.
113
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
gobierno militar, parlamentarios
derecha, empresarios y amigos.208
de
centro
Como conclusión del arresto del Pinochet en
Londres podemos afirmar que para el Ejército bajo el
mando de Ricardo Izurieta fue uno de los contextos
más difíciles de enfrentar. Se puso en evidencia
constantemente la tensión entre las expectativas de
cambio sembradas sobre su persona al momento de
asumir la Comandancia y las concesiones que debió
realizar a los uniformados por la detención del general.
En suma, la detención de Pinochet en Londres
fue uno de los hechos más trascendentes que enfrentó
el Ejército durante la comandancia de Ricardo Izurieta.
De ahí en adelante se sucedieron otros hechos que
tensionaron su gestión e impidieron el logro de su
misión: desligar a la institución de la impronta del
“patriarca.”
El intento fallido de la Mesa de Diálogo.
La Mesa de Diálogo fue una iniciativa del
gobierno de Eduardo Frei para enfrentar la crisis por el
surgimiento de un debate nacional respecto de las
violaciones a los derechos humanos cometidos durante
el régimen militar. Esta discusión sobre las temáticas
pendientes de justicia y reparación fueron una
consecuencia directa del apresamiento del general
Pinochet en Londres. En este sentido, sostenemos que
esta iniciativa no surgió desde una política establecida
por el gobierno con anterioridad, sino como reacción
frente al conflicto provocado por dicha detención.
En el escenario político nacional anterior a
octubre de 1998 se planteaba un consenso entre los
sectores más ligados a las cúpulas tecnocráticas y
neoliberales respecto del cierre de la transición
democrática y el comienzo de la reconciliación nacional.
Fueron públicas las intenciones de parte de la
oposición, y también del gobierno, por apurar el cierre
de las causas de violaciones a los derechos humanos
en los tribunales. El segundo gobierno de la
208
El Mercurio, 04.03.2000.
114
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Concertación no tenía una política específica para el
problema de los derechos humanos y frente al contexto
de crisis tuvo que reaccionar.
La solución provino del Ministro de Defensa
Edmundo Pérez Yoma, quién volvió a asumir después
de su renuncia a principios de 1998. Esta vez su
misión fue pensar una forma de dar respuesta a la
complicada problemática, siendo el hombre indicado
para asumirlo, debido a su cercanía con los sectores
más conservadores de la Democracia Cristiana y su
profundo anticomunismo, dada la experiencia del
asesinato de su padre Edmundo Pérez Zujovic, durante
el gobierno de la Unidad Popular. Además, en su
primera etapa como Ministro de esa cartera trabajó en
la confección del primer Libro de la Defensa Nacional,
lo cual generó confianza entre los militares, siendo
incluso condecorado por el propio Pinochet antes de
que éste abandonara la Comandancia en Jefe del
Ejército.
La idea del Ministro fue sentar en una mesa a
ambas partes, militares y víctimas de violaciones a los
derechos humanos, sin una agenda concreta ni plazos
establecidos, con el fin de obtener información acerca
del paradero de detenidos desaparecidos. Con este plan
se buscó poner fin al problema de los derechos
humanos en Chile y ayudar a la reconciliación y la
unidad nacional.
A primera vista esta iniciativa pareció a la
Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos
un intento más por cerrar los casos y evitar la acción
de la justicia. Entonces, su presidenta, Sola Sierra, se
refirió a la instalación de la Mesa de Diálogo,
planteando que los familiares de las víctimas nos
tenían la intención de ser parte de ninguna Mesa, ni
negociar ningún acuerdo. Exigían que se les
reconociera el legítimo derecho a la verdad y la
justicia.209
Con esta respuesta, la iniciativa de la Mesa de
Diálogo nunca logró tener a los representantes
necesarios para que sus objetivos hubiesen sido
mayores. Al restarse de este proceso los familiares de
los detenidos desaparecidos quedó en entredicho el
209
Otano, p. 470.
115
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
verdadero alcance de este intento del gobierno por dar
respuesta a un problema que, aparentemente, nunca
tuvo la intención de solucionar.
La respuesta de las fuerzas armadas fue distinta,
pues vieron en esta oportunidad la posibilidad de
obtener un acercamiento con la sociedad civil y mejorar
su imagen pública. Además, esta instancia podría
aminorar la presión de los tribunales de justicia sobre
los uniformados, algunos de los que ya estaban siendo
procesados por delitos de lesa humanidad. Algunos
estudios han planteado que la Mesa de Diálogo fue una
concesión hacia las fuerzas armadas, especialmente al
Ejército, debido la delicada situación de la detención de
Pinochet en Londres.210 En esta lectura, compartimos
que esta iniciativa estuvo diseñada para que los
uniformados fuesen los más beneficiados, ya que
apuntaba a buscar alternativas para evitar los juicios,
con la entrega de información fuera de los cauces
investigativos.
De este modo, se instaló la Mesa el 21 de agosto
de 1999, conformada por representantes de las cuatro
ramas de las fuerzas armadas, el Ministro de Defensa,
académicos, miembros de la Iglesia Católica y la
abogada de derechos humanos, Pamela Pereira, cuyo
padre era un detenido desaparecido. Al momento de
comenzar a funcionar la Mesa de Diálogo, Edmundo
Pérez Yoma expresó que buscaba avanzar hacia un
horizonte amplio y máximo, paso a paso pero teniendo
siempre presente el “problema fundamental de los
detenidos desaparecidos.”211
Para el Ejército, la Mesa de Diálogo se constituyó
en una oportunidad para reafirmar su compromiso con
la reconciliación nacional y demostrar que la
institución podía colaborar. Ricardo Izurieta se refirió al
trabajo de su institución, destacando que han apoyado
y adherido a los esfuerzos para lograr la unidad
nacional, formando parte de la Mesa de Diálogo.
Reafirmó que la institución estaba comprometida para
cooperar, pero sin transar el prestigio y “correcta
proyección histórica de nuestro Ejército”, aclarando
210
211
Ibíd., p.471
Ibíd. P. 472
116
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
que se no se podía pretender que el Ejército tuviera la
verdad “para tantos y tan complejos asuntos.”212
En
este
sentido,
las
declaraciones
del
Comandante en Jefe del Ejército apuntaban a la
búsqueda de reconocimiento por parte de la sociedad
chilena, pero sin un sustento para aquello,
simplemente declarando su adhesión al sistema
democrático pero sin un reconocimiento respecto de las
responsabilidades institucionales durante el régimen
militar.
Sin repercusión mediática, la Mesa de Diálogo
deambuló entre la intrascendencia y el sin sentido.
Eclipsada por la liberación y posterior vuelta de
Pinochet a Chile, esta iniciativa no logró su objetivo de
ser una instancia de reconciliación nacional, ni mucho
menos, de obtención de verdad respecto de los
detenidos desaparecidos, lo cual se vio corroborado al
fin del mandato de Frei con la inminente llegada de
Ricardo Lagos a La Moneda, cuando se buscó apurar el
cierre de este episodio, debido a los exiguos resultados
obtenidos.
La Mesa de Diálogo logró llegar a su fin el 13 de
junio de 2000. En esa jornada, después de casi un año
de trabajo, las partes subscribieron el acuerdo en el
que rechazaron la violencia ejercida por organizaciones
del Estado en perjuicio de otros chilenos. Sin embargo,
con el ánimo de la reconciliación, el acuerdo también
rechazó la violencia de la oposición al régimen,
equiparando las responsabilidades del quiebre
institucional y condenando las acciones de “algunos
opositores al régimen.”213
Con este argumento, el acuerdo de la Mesa de
Diálogo procuró equiparar las responsabilidades de la
violencia del Estado e intentó explicar la represión
mediante la lógica de un enfrentamiento igualitario. Sin
este argumento, no hubiese tenido sentido la
concepción de reconciliación nacional que buscaba
imponer este Acuerdo.
En definitiva, la Mesa de Diálogo no logró ser una
instancia significativa para el Ejército del General
La Tercera, 10.11.1999.
Texto completo del acuerdo de la Mesa de Diálogo. El Mercurio,
14.06.2000.
212
213
117
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Izurieta. Su participación le reportó más críticas que
halagos y no logró aminorar el desfile castrense por los
tribunales de justicia, el fin último de la participación
en esta iniciativa. A pesar del reconocimiento parcial
realizado por las fuerzas armadas sobre su
responsabilidad en las violaciones a los derechos
humanos- aunque manifestando que sólo serían delitos
individuales y no institucionales- la imagen del Ejército
no se pudo desligar de la impronta de Pinochet, generó
múltiples reproches y mayores sospechas por parte de
la sociedad civil que lo siguió percibiendo como un
enclave del pinochetismo, el cuál se negaba a
colaborar.
El intento fallido de la Mesa de Diálogo por lograr
una solución al tema de los derechos humanos se
reflejó en los resultados proyectados. La mayor parte de
los integrantes de la Mesa declaró posteriormente su
arrepentimiento por haber participado en ella,
señalándola como una pérdida de tiempo. Una
iniciativa que podría haber generado mayores objetivos,
pero que finalmente se tradujo en una concesión desde
el gobierno de Frei hacia los uniformados por las
dificultades que se derivaron por la detención de
Pinochet en Londres.
La llegada de un socialista a La Moneda y el proceso
del Juez Juan Guzmán.
Mientras Augusto Pinochet se encontraba bajo
arresto en Londres, en Chile las elecciones
presidenciales enfrentaron a Ricardo Lagos, el
candidato oficialista, con Joaquín Lavín representante
de la oposición derechista. Ambos candidatos
coincidieron en que las acciones judiciales contra el
general deberían ser asunto de los tribunales chilenos y
apuntaron a que en la proyección de sus posibles
mandatos este tema lo vería ese poder del Estado.
Los procesos judiciales contra los militares,
específicamente el que llevaba el juez Juan Guzmán
Tapia contra Pinochet en Chile, fue uno de los últimos
factores que afectó Comandancia en Jefe del general
Ricardo Izurieta. Este proceso fue el último obstáculo
que debió enfrentar bajo su cuatrienio en que la
responsabilidad de las violaciones a los derechos
118
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
humanos seguía siendo el eje de la percepción de la
sociedad civil con respecto al Ejército.
El triunfo de Ricardo Lagos en las elecciones fue
percibido por los militares como un factor más de las
complicadas relaciones entre el gobierno y el Ejército,
ya que se encontrarían con un Presidente socialista, el
primero después de Salvador Allende en sentarse en La
Moneda. Esta última tensión enfrentada por el Ejército
fue la conclusión de un proceso que no tuvo la
trascendencia esperada ni para los uniformados ni
para los civiles, ya que se cerraba el mandato de
Izurieta sin ningún avance en las relaciones con la
sociedad civil.
Al momento de asumir la Presidencia de la
República, Ricardo Lagos entendió que su principal
objetivo en materia de Defensa sería recomponer las
relaciones con el Ejército, congeladas por el “caso
Pinochet” en Londres. Este objetivo sería el eje de su
política en ese plano, buscando establecer lazos con un
sector especialmente desconfiado de su gestión por
constituirse como el primer Presidente socialista en
llegar al cargo desde el golpe. Si bien entendemos que
la agenda programática del tercer gobierno de la
Concertación no tenía coincidencias con lo que
buscaba implementar la Unidad Popular en los años
setenta, de igual forma se constituyó en un factor que
despertó suspicacias y alteró la confianza de la
oficialidad del Ejército.
La política que buscó implementar la gestión de
Lagos estuvo centrada en la reafirmación de la
autoridad presidencial y la no deliberación de las
fuerzas armadas, una reestructuración del Ministerio
de Defensa y la incorporación de mayor cantidad de
civiles en la toma de decisiones del sector con el fin de
enriquecer el debate para la generación de una política
nacional de Defensa. El mismo Lagos proponía eso
consciente de que: “Enfrentaremos dificultades y
limitaciones que a lo mejor harán más difícil alcanzar
nuestros objetivos.”214
Las limitaciones y dificultades estuvieron
centradas en la problemática de los juicios que en su
mayoría llevaba el Juez Guzmán Tapia. Un total de 56
214
“La agenda militar laguista”, La Tercera, 18.01.2000.
119
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
querellas, entre las cuales había procesado a 54
militares, sólo cuatro de ellos en retiro. Este contexto
fue el primer escollo que debió enfrentar la relación de
las nuevas autoridades con la oficialidad castrense.
La explosión de causas por violaciones a los
derechos humanos en los que estaban involucrados
uniformados comenzó a partir de la detención de
Pinochet en Londres. Como hemos señalado, la política
del gobierno de Eduardo Frei al respecto buscaba
apurar el cierre de las causas y avanzar en la
“reconciliación nacional”. En el marco de la nueva
situación, el General Ricardo Izurieta hacía alusión al
efecto que había generado en los militares el abultado
número de causas y cuestionaba la naturaleza ética de
éstos: “Son éticamente inaceptables (…) Ha causado en
nuestras tropas y en parte importante de la
ciudadanía, sentimientos encontrados que no siempre
es fácil mantener en los cauces que todos quisiéramos
(…) [Es un error] juzgar a los militares por hechos
ocurridos en un contexto en que imperaba la lógica de
guerra y el odio impuestos por los enemigos de
Chile.”215
Con el avance de las investigaciones por el Caso
Caravana de la Muerte y con el general Pinochet en
Chile, el Juez Guzmán decidió enviar la solicitud para
desprender de su fuero parlamentario al aún senador
vitalicio. Este trámite judicial hizo reaccionar
inmediatamente a las fuerzas armadas, pero en
especial al Ejército, a pesar de que mientras el ex
Comandante se encontraba preso en Londres pareció
haber un consenso entre las autoridades civiles y
militares por apurar su retorno con la condición de que
fueran los tribunales chilenos los que se hicieran cargo
de enjuiciarlo. Sin embargo, frente a esta nueva
situación, el Ejército reaccionó con preocupación. El 25
de abril de 2000, el general Izurieta visitó el Palacio de
La Moneda para manifestarle al Presidente Lagos su
preocupación por la petición de desafuero a Pinochet,
El Mercurio destacó: “el jefe castrense planteó la
inquietud de su institución por el proceso de desafuero
que se inicia hoy en contra del senador Pinochet.”216 No
215
216
La Tercera, 10.11.1999.
El Mercurio, 26.04.2000.
120
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
obstante, las tensiones se acentuaron cuando al día
siguiente de la visita, el Presidente de la República
manifestara que en el Chile de ese momento nadie
debía estar intranquilo, además, todos los chilenos,
independientemente su condición, debían responder a
los tribunales de justicia.217 La reacción del Presidente
Lagos fue coherente con los objetivos que buscó
plantear respecto de la no deliberación de las fuerzas
armadas y reforzar la autoridad presidencial.
Las investigaciones que avanzaba el Juez
Guzmán en el caso Caravana de la Muerte, apuntaban
a la responsabilidad de los uniformados por la
obediencia irrestricta impuesta en una institución
como el Ejército, dada la verticalidad de mando. Este
argumento fue clave para involucrar a Pinochet y
enviar la petición de desafuero, debido a que la acción
institucional se hizo evidente en este caso.
El 5 de
junio de 2000 la Corte de Apelaciones de Santiago
emitió el fallo, aprobando el desafuero a Pinochet por
13 votos a favor contra 9 en desacuerdo, decisión que
provocó celebraciones en sectores opositores, mientras
el Ejército, si bien no emitió un comunicado oficial,
trascendió en la prensa que lamentaba el fallo, pero
que lo respetaba.218
En este sentido, durante su mandato Ricardo
Izurieta demostró una desigual mezcla entre
continuidad del pensamiento pinochetista y muy poco
de un proyecto de un nuevo Ejército, aunque entendió
que debía de abrir los cauces para que la institución
avanzara en un mejoramiento de su imagen, estructura
y pensamiento.
El principal triunfo de la tesis del juez Guzmán
fue la resolución por 16 votos a favor y 4 en contra en
el fallo de la Corte Suprema a favor del desafuero
parlamentario a Pinochet, el 8 de agosto de 2000, por
su participación en el caso Caravana de la Muerte. De
esta forma, el máximo tribunal del país ratificó la
decisión de la Corte de Apelaciones y consideró
necesario someter a proceso a Pinochet por delitos de
homicidio, secuestro, asociación ilícita e inhumación
ilegal. El juez Guzmán declaró que el fallo de la Corte
217
218
El Mercurio, 27.04.2000.
El Mercurio, 06.06.2000.
121
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
Suprema mantenía el delito de secuestro como un
delito de carácter permanente y en ese punto coincidía
con lo interpretado por él y debía respetársele como “ley
que nos obliga a todos.”219
Las tensiones con el gobierno se hicieron evidente
producto de los procesamientos a uniformados y al
propio Pinochet. Por este motivo se reunió el COSENA
el 02 de enero de 2001, instancia en la que los
uniformados habrían solicitado que la Ley de Amnistía
fuera aplicada según su sentido original, en abierto
desacuerdo a la tesis construida por el juez Juan
Guzmán. En el comunicado oficial emitido tras la
reunión, se expresó que “la unidad y reconciliación
nacional se consolidarán con el buen funcionamiento
de las instituciones del Estado de derecho en su
independencia e interacción, respetando las diferentes
visiones sobre nuestra historia reciente.”220
Las diligencias apuntaron a la realización de
exámenes, trámite del cuál Pinochet finalmente resultó
ileso en materia judicial. Los resultados arrojaron que
Pinochet se encontraba mentalmente incapacitado para
enfrentar un juicio de estas características y se
sobreseyó de manera temporal el procesamiento contra
el General el 9 de julio de 2001. Esta resolución lo alejó
finalmente de la escena pública y si bien continuaron
los procesamientos por violaciones a los derechos
humanos, el tema para el Ejército bajo el mando de
Ricardo Izurieta ya no tuvo la misma importancia.
Conclusiones.
En el presente artículo hemos estudiado los años del
Ejército bajo la Comandancia en Jefe del general
Ricardo Izurieta, afirmando que el contexto político
afectó especialmente su institución, privándolo de
conseguir mayores niveles de subordinación al poder
civil. En este sentido, las intenciones de avanzar en la
recomposición de las relaciones cívico-militares,
alejándose de la imagen de Pinochet y proyectando una
nueva imagen del Ejército no fueron cumplidas,
219
220
El Mercurio, 09.08.2000.
La Tercera, 03.01.2001.
122
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
afectando el desarrollo profesional y el proceso de
modernización.
La detención de Pinochet en Londres se
constituyó como el hecho político más importante de la
transición, ya que alteró el equilibrio político del país y
desordenó la agenda proyectada con las instituciones
castrenses. El Ejército a través de su Comandante en
Jefe hizo pública la defensa institucional del ex general,
postergando cualquier avance en función de
desmarcarse de su impronta. Fueron ellos, los
militares, los más perjudicados con este hecho, ya que
exhibieron su resistencia al cambio y a la
subordinación a las autoridades civiles. Cabe destacar,
que aunque no hubo en este periodo episodios que
implicasen movilización de fuerzas, como en el Ejercicio
de Enlace o el Boinazo, no podemos afirmar que existió
un avance en las relaciones entre ambas partes, debido
a que producto del apresamiento del “patriarca”,
Izurieta intervino en la contingencia política
presionando y exponiendo el punto de vista
institucional.
De este modo, la improvisada y fallida Mesa de
Diálogo se generó cómo un intento desesperado para
dar solución al “problema” de los derechos humanos.
Un vacío en la política del gobierno de Frei que nunca
tuvo la intención de enfrentar, hasta antes del
apresamiento de Pinochet en Londres. En cuanto a sus
resultados, las consecuencias fueron igualmente
perjudiciales para el Ejército, dado que la información
errónea que se entregó sobre el paradero de los
detenidos desaparecidos afectó enormemente su
imagen institucional.
En relación a los procesamientos a los
uniformados y al propio Pinochet en Chile a cargo del
juez Guzmán por causas relacionadas con violaciones a
los derechos humanos, el Ejército intentó imponer la
tesis de un contexto de guerra, de un enfrentamiento
mutuo reflejado en el acta final de la Mesa de Diálogo,
tesis que no impidió el desafuero de Pinochet. La
presión pública del Comandante en Jefe enfrentó la
respuesta seca del Presidente Lagos que intentó
avanzar en su agenda en Defensa relacionada con no
deliberación y subordinación de los militares. Los
resultados fueron exiguos mientras Pinochet estuvo
123
Historias que vienen:
Revista de Estudiantes de Historia (5: 2014)
sometido a proceso. Sin embargo, una vez sobreseído
de la investigación del caso Caravana de la Muerte, el
Ejército de Izurieta retomó el rumbo de la
profesionalización.
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2014. Escuela de Historia – Centro de Estudiantes de Historia /
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profesor Alberto Harambour R.
[email protected]
[www.udp.cl/facultades_carreras/ciencias_socialeshistoria/esc_historia_revista.asp]
126
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