desatad las manos de jesus

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Dice Jesús: ¡Desatad Mis Manos con vuestro amor!
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Juan 14:13-14
“Y todo lo que Me pidáis en Mi Nombre, Yo lo haré,
para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si Me pedís algo en Mi Nombre,
Yo lo haré,
si Me amáis, guardaréis Mis Mandamientos”.
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"Sabéis lo que significan Mis manos atadas? ¿Sabéis qué es lo
que las mantiene atadas? ¿Sabéis por qué hay tanto dolor
en Mi mirada, y demasiado cansancio en Mi Rostro? ¿Sabéis
qué es lo que Yo pido de aquellos que son capaces de
levantar sus ojos a Mí?
Mis Manos están atadas por los hijos de Satán que utilizan a
los pecadores como a su medio. Vosotros no habéis
malentendido. Yo repito: ellas están atadas por los hijos de
Satán, que utilizan a los pecadores como al medio de
mantener atadas Mis Manos.
Vosotros preguntáis, ‘Pero, Señor, ¿cómo puede ser esto si
Tú eres Dios? Yo soy Dios de Misericordia y Perdón; Yo soy
Dios de Poder, el Padre de las Gracias. Pero el pecado
paraliza Mi Poder de entregaros Mis Gracias, Mi
Misericordia, Mi Perdón. Porque Yo Soy Misericordia, Gracia
y Perdón, pero también Yo Soy Justicia. De esta manera Yo
doy a cada uno lo que merece. Y si vosotros consideráis, en
justicia, vosotros debéis decir que Yo doy siempre más
Gracias de las que vosotros merecéis.
Las continuas y siempre en aumento malvadas ofensas que
el hombre comete a la instigación de Mi Enemigo y vuestro,
atan Mi Misericordia, Mi Gracia y Mi Perdón. Este es el por
qué Mis Manos están atadas, y esas son las cosas que las
mantienen atadas con las cuerdas de la Maldad que utilizan
los hijos de Satán. Y en lugar de eso, Mis Manos quisieran
estar libres para abundante y libremente perdonar, sanar,
consolar y bendecir.
¡Oh, vosotros que Me amáis, desatad Mis Manos con vuestro
amor! Reparad, ¡Oh Mis amados, Mis predilectos, Mis
amigos e hijos! La Ley ha sido pisoteada. Reparad los
ultrajes cometidos contra las Manos de vuestro Dios, Padre
y Redentor.
El Amor es una flama que consume las cadenas y quema
todo impedimento, restaurando la libertad a Mis atadas
manos. Ten piedad de Mi dolor, vosotros que Me amáis,
tened piedad sobre vuestros hermanos leprosos, a los que
únicamente Mis manos pueden sanar.
El cansancio esta sobre Mi Rostro debido a que en aumento
yo observo a qué grado Yo he muerto en vano por una gran
parte de esta humanidad, porque cada vez más, Yo
compruebo que nada- ni palabras, ni milagros, ni castigos,
ni Gracias- son útiles para hacer que la gente considere que
Yo Soy Dios y que solamente en Dios están la Bondad y la
Paz. Cuando alguien está cansado y afligido, los que lo
aman le dan afecto para consolarlo y descanso para
aliviarlo. Yo pido esto de vosotros y de aquellos que Me
aman.
Yo estoy desterrado de los corazones. Cuando era peregrino
sobre esta tierra, el Hijo del Hombre no tuvo una piedra de
su propiedad donde descansar Su cabeza. Pero ahora los
corazones de los hombres son de piedra, ¿tendré acaso un
lugar para descansar Mi Cabeza? No. Solamente alguno que
otro, extremadamente escaso fiel corazón. Los otros son
hostiles a su Amigo y Redentor.
¿Sabéis vosotros lo que los corazones dados al Amor
significan para mí? Ellos son Mi Paraíso sobre la tierra.
Vosotros sois los que traéis un pedazo de Cielo dentro de
este pobre mundo, y en este pequeño pedazo, el Hijo de
Dios pone su pie para venir a encontrar Sus deleites entre
los hijos del Padre.
Es por esto que os pido abrid vuestros corazones a Mí,
vosotros que Me amáis. Dad abrigo a vuestro Dios, que llora
de dolor sobre la humanidad culpable digna de castigo;
consolad a Aquel que se da a Sí Mismo en Sacrificio Eterno y
que no es comprendido. Si lo hacéis, Yo, Jesús, vendré con
todas Mis Gracias y haré del corazón que es fiel, un
pequeño Paraíso”.
Ese fue el llamado que Su Santidad Juan Pablo II hizo
alrededor del mundo: “Abrid vuestro Corazón a Cristo”.
¿Qué quiere decir y cómo se hace eso? Por la Llama de
Amor de los Dos Sagrados Corazones de Jesús y de María, la
Consagración, el arrepentimiento y la oración.
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2 de junio, 1943
Dice Jesús: “En este mes dedicado a mi Corazón y que
este año reúne las solemnidades que son otras tantas
manifestaciones de amor hacia Nosotros, Trinidad Divina,
¿qué hacéis vosotros? Es un mes de amor y vosotros lo
convertís en un mes de infierno que odia. Y así también el
mes de María, mi Madre, y así Abril, en el que Yo morí,
hace ya 20 siglos, y que os trae de nuevo mi Pascua. Para
vosotros es siempre así.
El amor, la bondad, la queréis solo de Dios y en Dios.
Pero vosotros no queréis amarnos, amaros, ser buenos. Sí.
Vosotros no queréis amarnos. Vuestras oraciones son
inútiles porque fluyen a vuestros labios no por el amor sino
por el egoísmo. Queréis ser preservados del mal. Pero no
decís: “Pero haz lo mismo con nuestros enemigos”. No.
Para ellos suplicáis destrucción y ruinas que no queréis
para vosotros. No hay latido en vosotros que no tenga por
secreto resorte odio y egoísmo. Y así vuestras oraciones
parecen globos que suben por una estrecha vía y después
explotan recayendo al suelo.
Probad a orar a Nosotros con amor, amor por todos, y Yo
os ayudaré. “Que si hacéis el bien a quien os quiere, ¿qué
merito tenéis?”. Sed semejante a Nosotros que hacemos
llover sol y agua sobre justos e injustos, quedando a
nosotros el derecho de juzgar, cuando llegue la hora.
La ley y la Palabra son siempre iguales, son siempre
aquellas, hijos que no nos amáis Veinte siglos son nada
ante las verdades eternas. Yo, el Verbo, no he venido a
cambiar la Ley. Ni siquiera Yo que soy el Verbo. Y vosotros
la habéis cambiado porque sobre mi Ley y sobre mi
palabra habéis puesto una superposición de vuestras
necias palabras, de vuestras leyes ciegas y crueles. Habéis
creído progresar por así cambiar la Ley y la Palabra.
Sí. Vosotros habéis progresado. Pero como uno que no ve
más la luz habéis progresado no hacia la meta: Dios, sino
hacia el punto opuesto. Habéis retrocedido hacia la
animalidad. Estáis matando vuestra alma. ¿Cómo? ¿Sabéis
gritar por los espacios: “Salvad nuestras almas” y después
las matáis vosotros?
Pero cuando como un náufrago se hunde con la nave,
solamente vuestros cuerpos mueren y mis ángeles están
preparados a llevar a los cielos las almas de aquellos que
han expirado con mi Nombre y el de María, mi Madre, en
los labios. Mientras vosotros, en el naufragio de vuestra
filiación de hijos de Dios, matáis vuestras almas. ¡Oh!
¡Pobre Corazón mío!”…
… “Es por esto que os pido abrid vuestros corazones a Mí,
vosotros que Me amáis. Dad abrigo a vuestro Dios, que llora
de dolor sobre la humanidad culpable digna de castigo;
consolad a Aquel que en Amor se da a Sí Mismo y que no es
comprendido. Si lo hacéis, Yo, Jesús, vendré con todas Mis
Gracias y haré del corazón que es fiel, Mi pequeño
Paraíso”.
Oración.
"Soy vuestro, ¡oh buen Jesús!, porque sois mi Creador,
porque desde toda la eternidad me habéis llevado en
vuestro Amor e Inteligencia como una criatura es llevada
por su madre; soy vuestro, porque me habéis redimido de
la esclavitud del demonio y me habéis comprado con
el precio de vuestra vida con tu Muerte sobre la Cruz.
Jesús, soy vuestro, como el hijo es del padre, como el
sarmiento es de la vid, como el fruto es del árbol, pues
fruto de vuestra Cruz somos todos los Cristianos; y, aunque
me he rebelado mil veces contra Vos, vuestro Corazón
dulcísimo jamás ha dejado de amarme; habéis derramado
por mí amargas lágrimas en los días de mi prevaricación, y,
movido por vuestro amantísimo Corazón, no habéis cesado
hasta hacerme recuperar la gracia.
¡Oh Corazón que tanto me habéis amado! ¡Oh Corazón a
quien tantas veces he entristecido y llenado de amargura!
A vos me consagro, y mil veces protesto que, en adelante,
no quiero ya daros ningún motivo de aflicción, sino que, por
el contrario, recordando las ocasiones pasadas, en que os
he llenado de amargura, me propongo, en adelante, amaros
por los que no os aman, honraros por los que os desprecian,
propagar vuestra gloria, para satisfacer por las amarguras
que a vuestro Corazón causan aquellos, que, estando
obligados a propagarla, os miran con la mayor indiferencia.
Propongo emplear todo mi corazón en amaros; y en esto
cuánto quisiera oh dulce Dueño Mío tener mil corazones
para amaros más todavía, y para compensar mi pequeñez
buscaré esos más dándote a conocer para que te amen
noche y día; deseo que desde ahora sea mi alma sagrario
vuestro, cerrado a toda vana pasión humana; un lugar de
reposo para Vos y una viva imagen de vuestro Corazón; de
manera que, dedicándose durante toda su vida a amaros,
mi último pensamiento, en la hora de la muerte, sea un
acto de amor a Vos, ¡oh Jesús dulcísimo!, que queréis
glorificar mi alma por toda la eternidad. Así sea".
ORACIÓN DE LA CONFIANZA.
‘Postrado a Tus pies humildemente vengo a pedirte dulce
Jesús mío poderte repetir constantemente, Corazón de
Jesús en Ti confío.
Si la confianza es prueba de ternura, aún cuando esté
sumido/a en la amargura esta prueba de amor daros ansío,
Corazón de Jesús en Ti confío.
En las horas más tristes de mi vida yo sé que Tú no me
dejas, ¡Oh Dios mío!, por cuanto mi alma estando por penas
abatida, yo te digo Corazón de Jesús en Ti confío.
Y aunque sienta venir el vacío que me tiente a mirarte con
desvío, no será confundida mi esperanza porque con más
brío yo te digo, Corazón de Jesús en Ti confío.
Si en el Bautismo que hermoseara mi alma fui
consagrado/a para ser tuyo/a y Tú ser mío, clamaré
siempre en tempestad o en calma, Corazón de Jesús en Ti
confío.
Yo siento una confianza de tal suerte ¡Oh Dueño mío!, que
sin ningún temor deseo repetir hasta la muerte, Corazón de
Jesús en Ti confío’.
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Pero obras son amores y no buenas razones.
Si el amor del padre y la madre se traduce en el trabajo
que realizan para sus hijos, así el amor a Dios se traduce
en las Obras de Misericordia hacia los hermanos cercanos y
lejanos.
Jesús Dice… “Aquel que sabe estar en el Espíritu de Dios –
en su Amor-, genera las obras del Espíritu. De la criatura
poseída por el Espíritu de Dios mana caridad,
mansedumbre, pureza, ciencia y toda obra buen unida a
una gran humildad”...
Nuestros Modelos son María, la humildísima sierva del
Señor, y nuestro Jesús, el Corazón manso y humilde.
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¿Por qué estos mártires son ‘otros cristos’?
El Salmo 51 dice, ‘Porque contra Ti solo he pecado’. Se
pensaría que solo es debido a que la Ley es de Dios, y que
el cumplimiento de ella es el testimonio de pertenencia a
su gran familia. Pero hay algo más importante, ¿por qué se
dice ‘el Enemigo común’?
María Santísima Dice con respecto a Jesús, ‘Yo soy su
vestido, Él es mi alma’. E igual, el Espíritu de Jesús es el
alma misma de cada ser humano. De María, Jesús dice:
“Porque cada uno de vosotros sois su Jesús”. Y el de Jesús
es el Espíritu de la Ley del Amor de Dios: “Os daré un
corazón de carne”, es decir, sensible al amor por el que
en unión con los Dos Sagrados Corazones se trabaja y
anhela por la misma intención:
Jesús Dice… “Mira, para no equivocarte debes hacer así:
¿miras a tu prójimo? Piensa que me miras a Mí ¿Hablas con
tu prójimo? Piensa que hablas conmigo. ¿Haces cualquier
favor, cualquier trabajo por tu prójimo? Piensa que soy Yo
quien te lo ha pedido, y sabe que es a Mí a quien lo
haces”...
Mt.25 “Porque tuve hambre y me distéis de comer, tuve
sed y me distéis de beber, estuve desnudo y enfermo y me
distéis vestido y me visitasteis”….
Por esto es que no es asunto de tratar de ver a Jesús en
cada otro, sino de saber que Él es el Espíritu del espíritu
del hombre que por la Gracia (Don - gratuito), es el
Huésped divino del corazón del hombre del que hace un
tabernáculo vivo para vivir en y entre los hombres.
María Santísima Dice, “Mi Santo Hijo, queridos hijos,
realizó la Obra de Redención. Su Sacrificio reparador fue
pleno, pero de él dejó a ustedes una pequeña
participación en cuanto que elije y llama a algunas almas
a ofrecer en unión íntima con Él, el sacrificio de su vida.
Él comparte con ellas sus sufrimientos para gloria del
Padre y bien de las almas para que ni una sola de ellas se
pierda. Estas almas son almas generosas y enteramente
entregadas a la voluntad de Dios y hacen mucho por su
gloria y la salvación de las almas Mi Hijo Santo encuentra
su gozo al revelarse en ellas a Sí mismo”.
‘poniendo mi glorioso Sello’: porque es Jesús quien sufre
en estas almas predestinadas a redimir con Él a una
multitud de almas –si es que a ellos se les hace saber o
llegan a saberlo por el conocimiento de la Verdad
contenida en el sufrimiento. La Cruz es presentada como
un horror, como martirio, sufrimiento, dolor. Cuando ella
y su fruto significan el triunfo y la victoria sobre los
enemigos de Dios y del hombre.
El horror son esos martirios y sufrimientos que el hombre
no escatima en trabajos y dinero cuando se trata de lograr
triunfos y victorias que terminan aún antes de comenzar la
contienda, y dejan por un rato el gusto del dolor que les
consiguió la oportunidad de participar en algo que al día
siguiente no existe más. De aquí la persecución a la Cruz,
porque fue y es la permanente Victoria sobre el Enemigo
de Dios y del hombre, que por medio de sus hijos continúa
su guerra y su lucha y puedan sus hordas cobrar el
completo botín derrotando al hombre en esta vida y a sus
almas para la eterna Vida.
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