Año: - CVX Uruguay

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Gracia-Jhesapé
Año:
2008
Responzable
Gonza
Tema:
Bienaventuranzas - Los que sufren
Fecha:
9/7/2008
1. Presencia de Dios

Prender una vela para hacer presente a Dios en nuestra reunión.

Hacer un minuto de silencio, calmarnos, respirar profundamente

Leer la siguiente consigna pausadamente:

Este es el testimonio de una persona que se mantuvo en relación con el padre en tiempo de
Dolor, es una persona que buscó vivir con intensidad la bienaventuranza del día de hoy. Y
como siempre lo ayudó a ser feliz, no a pesar del dolor, sino con el dolor, porque en el
encontró su razón de ser.
Oración desde un campo de concentración
Etty Hillesum
Dios mío: no tienes que rendirnos cuentas por este absurdo sin sentido que estamos
viviendo.
Somos nosotros los que tenemos esta deuda de dar cuentas.
Yo he muerto ya mil muertes en mis campos de concentración. Estoy bien informada y nuevas
noticias no me inquietan.
De una manera o de otra soy consciente de todo. Y sin embargo encuentro la vida bella y
con sentido en cada uno de sus minutos. Y yo creo en ti, aunque no sepa cuanto más viva
Dios mío, amo tanto a los hombres porque en cada uno de ellos amo una parte de Ti...
No lucho contra Ti, Dios mío.
Mi vida es un gran diálogo continuo. Si, Dios mío, te soy fiel y no sucumbiré. Yo sigo
creyendo aún en el sentido profundo de esta vida y sé que debo seguir viviendo. Siento una gran
seguridad en mí. Puede parecer imposible, pero encuentro la vida bella y soy feliz.
Vivo un día y otro cerca de los campos de batalla; o mejor, de los campos de «masacre». A
veces se me impone como una visión de unos campos de color verde, pero verde del veneno
que lo llena todo. Estoy en medio de hambrientos, torturados, moribundos. Así un día y otro.
Pero también estoy cerca del trozo de cielo que veo por la ventana de mi celda.
En la vida hay lugar para todo: para una fe en Dios y para una muerte miserable...
Es increíble que un pequeño corazón como el humano pueda experimentar tantas cosas, Dios
mío, pueda sufrir tanto y amar tanto... Te estoy muy agradecida, Señor, porque Tú has elegido
mi corazón en este tiempo para experimentar todo lo experimentable...
Cuando pienso en los rostros de los soldados que escoltan los trenes de los
deportados...¡Dios mío, qué rostros! Los he examinado uno a uno apostada en la ventana de mi
celda. Nunca jamás nada me ha espantado tanto. Me he planteado preguntas sobre esas
palabras bíblicas que son el hilo conductor de mi vida: Dios creó al hombre a su imagen. Luego
de ver a esos hombres esa palabra a ha tenido en mí una mañana difícil...Mi sensación
permanente es la de estar en tus brazos, Dios mío, protegida, cobijada, impregnada de un
sentimiento de eternidad...
Quiero ayudarte, Dios mío, para que no me abandones, para que no te extingas en mí. Sólo una
cosa se me hace cada vez más clara: que Tú no puedes ayudarnos, sino que nosotros debemos
ayudarte a Ti, y así es como en definitiva nos ayudamos a nosotros mismos. Es de lo único que
se trata: salvar una parte de Ti en nosotros. Y quizá así podamos colaborar a que resucites en
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los corazones atormentados y desgarrados de todos los hombres.
2. Petición
Señor, Te pedimos que la Comunidad sea un espacio donde mi corazón deje de estar
inquieto, donde pueda sentirme en casa y donde pueda conocerte cada vez más."
3. Composición de Lugar
El problema que toque cada una de las Bienaventuranzas no va a ser un problema añadido, sino que
es un problema que está presente en cualquier ser humano, y que es fundamental pues se juega ahí
la verdad más importante para el hombre: que puede ser feliz, puede encontrar un sentido a su
vida, puede encontrar algo que le llene, que le merezca la pena. Este es el reto.
“Bienaventurados los que sufren, porque ellos serán consolados”
Nuestras actitudes frente al dolor son diversas. S. Ignacio habla de ‘poner mucho rostro’ a la
desolación, y ‘no hacer mudanza’, lo que sería huir. Porque entonces la desolación se crece ‘como fiera’ y
te destroza.
Jesús en el huerto no entiende su situación, está angustiado, siente miedo, sabe que va a pasar
por un tiempo de dolor, de humillación, de muerte. Igualmente no rompe con su relación con Dios, sigue
rezando, y pide que lo acompañen (aunque nosotros muchas veces nos quedamos dormidos como los
discípulos). Esta relación con el Padre no lo alivia en nada, pero se queda y confía. No sale corriendo Y
curiosamente, después lo vemos, en la Pasión real, con una entereza que nos sobrecoge. Y los que no le
dan la espalda, éstos van a ser consolados sin saber porqué; los que han permanecido ahí, han crecido
hasta una altura que no hubiéramos creído. Como María, que supo estar al pie de la Cruz, sin decir
palabra, simplemente estando, permaneciendo; una vez más guardando todo en su corazón, hasta el dolor
de su hijo.
Mt 11,28: “Venid a Mí todos los que estáis cansados y agobiados, que Yo os aliviaré” . Nos
aliviará pero no nso quitará la carga. El no dice: “Si venís a mí no les va a pasar nada”; sólo
nos da la certeza de saber que no estamos solos con nuestra cruz, porque El está llevándola
con nosotros.
Una persona que no ha salido corriendo, que ha afrontado el sufrimiento, puede llegar
a la perfección. Ahí está el hecho Pascual: muerte y resurrección, sin muerte no hay resurrección.
Muchas veces caemos en la tentación de llegar a la resurrección saltándonos la muerte.
La respuesta de Dios viene cuando ya no hay posibilidad de respuesta humana.
Nuestro Dios se encarnó y padeció por nosotros...varón de dolores y sabedor de dolencias, como
dice el Cuarto canto del Siervo de Isaías.
Hb 2,9-15: “Y aquél que fue hecho inferior a los ángeles por un poco, a Jesús, le vemos coronado
de gloria y honor por haber padecido la muerte, pues por la gracia de Dios gustó la muerte para bien de
todos. Convenía, en verdad, que Aquel por quien es todo y para quien es todo, llevara muchos hijos a la
gloria, perfeccionando mediante el sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación…” . Ej. de lo contrario: en
un matrimonio de mucho dinero, que tiene un hijo único: apenas abre la boca y ya tiene ahí lo que desea.
Un niño al que no le ha faltado nada... ¡Lo van a hacer un desgraciado -decimos- y no nos equivocamos!
Porque hoy día al niño se le ha puesto en un pedestal: que no sufra, que no tenga un trauma... pues va a
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salir el niño para una vitrina. ‘Que mi hijo no pase lo que yo pasé’ -oímos decir-... No se trata de fastidiarlo,
pero tampoco de consentirlo todo, de evitarle los problemas que la vida trae consigo, porque es ahí donde
puede crecer.
4. Materia de la Oración
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¿Como reaccionamos frente a nuestros tiempos de dolor? ¿Cómo
manejamos nuestra relación con el padre en el sufrimiento?
¿Cómo acompañamos el sufrimiento de los que queremos, , queremos
sacarlo de ese dolor, nos animamos a sentir con Él?
¿Cómo podemos descubrir a Dios en el sufrimiento del que amamos?
5. Coloquio

Se puede terminar con un Padre Nuestro, un Ave María, o alguna oración que
tenga que ver con lo trabajado
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