1 E. Portugal y España: La península ibérica fue un centro donde floreció el gótico de manera muy rápida, siendo la región de Europa que asimiló casi sin transición las ideas del nuevo estilo. Sobre todo, sobresale el reino de Castilla, donde a principios del siglo XIII, comienzan a levantarse los primeros grandes templos catedralicios. Los documentos nos dan buenas pistas: los primeros maestros de muchos de estos edificios eran de origen francés. Asimismo el Camino de Santiago continuó siendo un vehículo para la llegada de maestros procedentes del norte. Otro aspecto destacable de estos inicios del gótico lo constituye el mecenazgo de estos primeros edificios. Casi todos ellos se registran en el reino de Castilla y León, y un número importante quedan bajo el patrocinio real, con independencia de que algunos arzobispos y obispos tuvieran una participación activa importante, como es el caso de Rodrigo Ximénez de Rada, arzobispo de Toledo. De todos modos todavía hoy sigue siendo foco y debate de discusión si el gótico se instala primero en la Alcarría, es decir la región de Guadalajara-Cuenca (las catedrales de Cuenca y Sigüenza), o tenemos que dar prioridad a los esfuerzos emprendidos en Ávila o si, por el contrario, tenemos que empezar en las grandes fábricas de Toledo y Burgos. Los ejemplares más tempranos parecen ser, por primitivos, las catedrales de Cuenca (bóveda sexpartita), Sigüenza (donde aún se seguirían usando las ventanas abocinadas, aunque también vemos una de las primeras bóvedas de crucería en su Sala Capitular, ejecutada todavía en el siglo XII), el refectorio de Santa María de Huerta (Soria), el monasterio de Veruela (Zaragoza), Moreruela (Zamora), o Santas Creus (Tarragona), todos ellos vinculados a la reforma del Cister, y cargados de detalles arquitectónicos que delatan el conocimiento del nuevo estilo. Finalmente de los inicios del gótico conviene distinguir también las fábricas de la catedral y San Vicente deÁvila, donde se percibe claramente la recepción y empleo sistemático de las bóvedas de crucería, así como el primer desarrollo de portadas plenamente góticas. El momento culminante de los primeros años del gótico español lo protagonizan tres grandes catedrales, todas ellas del reino de Castilla y León: la catedral de Burgos, la catedral de Toledo y la catedral de León, la más tardía de las tres pero la más uniforme en cuanto al estilo. La catedral de Burgos fue comenzada en 1221; a la inauguración asistieron Fernando III, rey de Castilla, y el obispo don Mauricio, quien acababa de regresar de Alemania. Las primeras obras en la catedral demuestran que el primer arquitecto tuvo alguna formación de origen normando, pero el que da la fisonomía definitiva al plan de la catedral fue el Maestro Enrique, arquitecto también de León en la segunda mitad del siglo, y artista posiblemente de origen francés. La obra fue consagrada en 1260, y posteriormente ha sufrido numerosas reformas. 2 Lo primero que cabe destacar es el parentesco que tuvo en planta con las catedrales clásicas francesas, y en especial , con las que forman el grupo de Reims y Amiens. Sin embargo, el alzado tripartito con un amplio triforio, concebido como una tribuna con ventanales geminados corresponde casi miméticamente al que se había dispuesto en Bourges. Posteriores reformas dieron la actual y espectacular fisonomía al perfil de la catedral. Por ejemplo, corresponden a las etapas del gótico flamígero la capilla del Condestable o el cimborrio del crucero. Fachada de la catedral de Burgos y planta actual La catedral de Toledo fue iniciada en el año 1226 también bajo el mecenazgo del rey Fernando III y de su arzobispo D. Rodrigo Ximénez de Rada. Su primer arquitecto, el Maestro Martín de los documentos, y posiblemente francés, desplegó una planta que seguía los modelos del grupo Bourges-Notre Dame-Le Mans. De esta última tomó en planta la resolución al problema de las bóvedas de crucería de la girola, alternando la bóveda con tres nervios con otras cuadradas y que permiten dar mayor solidez a la girola, máxime cuando se trata realmente de dos naves las que abrazan el altar mayor. En alzado mantiene hasta el crucero el esquema de las catedrales del gótico gentil con triforio ciego, mientras que el resto de la iglesia, entre lo que destaca la nave principal, desarrolla un alzado bipartito de gran modernidad. Iglesia de cinco naves sigue siendo impresionante su tamaño y su originalidad. Es uno de los primeros templos que planteó en planta la ampliación del número de capillas a todo lo largo de la iglesia frente a las más tempranas que las situaban en la cabecera radial. También resulta muy interesante la combinación de arcos polilobulados y cruzados del triforio del altar mayor que imita las construcciones islámicas, testimonio muy elocuente del uso de alarifes islámicos en la construcción. 3 De las tres la catedral de León es la más tardía, pero el hecho de que su construcción no se prolongase durante mucho tiempo, la convirtió en la que posee un estilo más puro, conservando de un modo más claro y significativo la estructura inicial de las construcciones del gótico del siglo XIII. Planta de la catedral de Toledo y detalle ampliado de la cabecera Se inic io en torn o a 1255 y ya en 1330 estaba acabada en lo esencial, en tiempo record. Es un buen ejemplo del gótico radiante del siglo XIII, tal y como se podía ver en Amiens, Saint-Denis o Colonia. También conocemos al autor de esta catedral, el mismo Maestro Enrique que proyectaba en esos años la catedral de Burgos, de ahí que su planta original fuese muy semejante a la de la ciudad castellana. Sigue el mismo esquema que las de Reims y Amiens: planta de cruz latina con el crucero sólo visible en planta, cabecera radial y un amplio presbiterio para acoger el coro, de modo que la cabecera es tan profunda como la nave principal. Curiosamente al plantearse una nave principal de sólo seis tramos desde el crucero, se decidió sacar las torres de las naves laterales y agregarlas a sus costados, en los pies de la iglesia. Planta y bóvedas de la catedral de León 4 En alzado presenta la novedad de calar el triforio, como en Amiens y SaintDenis; esto se tradujo en la ampliación del claristorio, completado con los ventanales abiertos en los tramos de las naves laterales y cuyo resultado global ofrece uno de los espacios más diáfanos y espectaculares del gótico, parangonable a las mejores construcciones francesas. Las vidrieras además son en su mayor parte medievales y existe un bonito conjunto del siglo XIII, en especial en la cabecera. Tras el momento de apogeo del gótico en Castilla, el siglo XIV vio el nacimiento del gótico en la Corona de Aragón. Si hasta ese momento las novedades se habían percibido mejor en la zona occidental de la península, ahora con la crisis que sufre el reino castellano y el despegue comercial de las potencias mediterráneas de la Corona de Aragón, los reinos de Valencia, Mallorca y el Principado de Cataluña, las mejores construcciones se levantan aquí. Es el periodo de inicio de las catedrales de Barcelona, Gerona, Palma y de iglesias tan emblemáticas como las barcelonesas Santa María del Mar o el monasterio de Pedralbes, por destacar algunas de las más interesantes. Por supuesto, las plantas de cruz latina con nave central elevada por encima de las laterales forman un grupo interesante pero menor que pervive durante el siglo (p. ej. la catedral de Manresa, y sobre todo, la catedral de Palma de Mallorca). Ambas presentan al exterior arbotantes y, como novedad, capillas a lo largo de todo el perímetro de la iglesia, algo que ya se había intentado con éxito en Toledo. La novedad del conjunto aragonés radica en la introducción de plantas de salón, muy seguramente procedentes del sur de Francia, de la Provenza, en donde se alzaba edificios tan singulares como la catedral de Albi. Estas plantas de salón se caracterizan, como ya hemos mencionado, por igualar la altura de las diferentes naves, o incluso, suprimir las naves laterales y dejar una única principal. Asimismo extienden el uso de capillas por toda la iglesia, que se suelen insertar entre los contrafuertes que refuerzan los arcos fajones. Estos contrafuertes dan esa apariencia de solidez del muro tan característica, que se añade a la introducción de ventanales más reducidos. Estas regiones del arco mediterráneo siempre han tenido muchos más días de sol y una intensidad de la luz mayor, de ahí la falta de necesidad de grandes ventanales como en el norte europeo (de hecho, León, es un perfecto ejemplo de lo que hubiera significado trasladar el modelo nórdico a España sin más: los días de pleno sol del verano, León queda bañada con una luz muy intensa). La primera de este conjunto fue la catedral de Barcelona (iniciada en 1298), construcción con planta de salón con dos capillas por tramo y tres naves. El alzado es bipartito aunque todavía quedan los restos de un triforio transformado en pequeña balconada que recorre el recinto. Tras ésta tenemos que señalar la catedral de Gerona, magnífico ejemplo de las posibilidades de esta nueva arquitectura. La primera piedra se colocó en 1312 y la obra se prolongo hasta bien entrado el siglo XV. En un principio los maestros 5 constructores planearon una iglesia de tres naves, con una nave principal más esbelta que las laterales, y por tanto con arbotantes. Esta primera fase se concluyó con la cabecera solamente. Pere Sacoma se hace cargo de las obras desde 1368 hasta la fecha de su muerte (1393); es durante su maestrazgo cuando se cambia el plan original por una impresionante iglesia de una sola nave. El problema suscitado radicaba en la anchura de las bóvedas que se iban a levantar que debían englobar a las tres del proyecto anterior. Concretamente tenemos una obra con tramos de bóveda de una anchura de 22’25 metros, insólita en cualquier otra construcción. Interior de la catedral de Gerona (izquierda) y de Santa María del Mar, Barcelona (derecha) La iglesia de Santa María del Mar de Barcelona se halla entre las obras maestras de la arquitectura gótica mediterránea. Planteada como un edificio de tres naves, en el alzado todavía se puede observar como el arquitecto ha querido establecer un pequeño escalón de altura entre la nave principal y las dos laterales, lo que sirve para insertar unos pequeños rosetones en cada tramo. El resto de la iluminación viene a través de los amplios ventanales abiertos en los muros de las naves laterales, por encima de las capillas. Finalmente para sugerir una mayor amplitud sustituye los pilares fasciculados por unos de sección poligonales, más estilizados. Debió de comenzarse hacia el año de 1329 y se finalizó en torno a 1393. La catedral de Palma de Mallorca empezó a construirse en 1306 en el lugar que previamente ocupaba la mezquita mayor. Se eleva en primer lugar la capilla funeraria de la Trinidad, lugar de enterramiento de los reyes mallorquines y que tenía forma rectangular. Este hecho, como el que posteriormente se decidiera integrar dicha capilla en el conjunto de la catedral, hizo que Palma tuviera un testero recto en la cabecera, sin la complejidad de las cabeceras radiales, y que esta parte del edificio se eleve por encima del piso del resto del conjunto. Mantuvo la tipología de la catedral de Toledo, insertando capillas ente contrafuertes a lo largo del edificio, aunque dispone de tres naves solamente. Es posiblemente la única de las grandes catedrales del Mediterráneo ibérico que pertenece a una tipología de iglesia con arbotantes. 6 Durante todo el siglo XV y parte del siglo XVI se mantuvo el ritmo de construcciones en todo el territorio peninsular. Ya no sólo vemos grandes conjuntos catedralicios o monacales en Aragón, también cambia la situación política en Castilla y se reactiva el mecenazgo y la construcción. Asimismo tenemos otro buen ejemplo de la riqueza arquitectónica del XV en el otro gran reino peninsular, Portugal. v Bóvedas de la catedral de Sevilla (izquierda) y vista aérea de la catedral de Segovia (derecha) Quizá lo más destacado de todo este periodo está en los particularismos o localismos de la arquitectura gótica ibérica. Desde mediados del siglo se integran en el estilo elementos decorativos o estructurales procedentes de otros lenguajes como el arte mudéjar o el arte islámico. A los arquitectos les gusta mezclar lo puramente gótico con lo islámico (por ejemplo, se introducen los mocárabes en algunos edificios). A ello hay que añadir el uso sistemático de los arcos del gótico flamígero, importados del norte europeo: el conopial y el carpanel. Y, como no, el mayor abigarramiento decorativo tanto en las fachadas como en el interior. El espacio se llena de motivos ornamentales de realismo naturalista (los follajes en los capiteles, las esculturas que presiden las imponentes portadas, las gárgolas,...) que se extienden por todo el conjunto. De entre todos los espacios sobresale la fachada (la denominada fachada-retablo, tradición que se perpetúa en el Plateresco), y las bóvedas de tercelete, verdaderamente caprichosas en sus filigranas. A este periodo de la arquitectura gótica tardía se le denomina Gótico isabelino o Gótico hispano-flamenco. 7 Colegio de San Pablo (izquierda) y Colegio de San Gregorio (derecha), ambos en Valladolid En Portugal nos encontramos con más de lo mismo, con una arquitectura de fantasía decorativa que se desborda por todos los espacios. En el caso de lo portugués dominan los motivos ornamentales entresacados del mundo del mar (sogas, conchas, espuma de las olas,...), y se ha venido en llamar a este estilo Gótico Manuelino en honor a uno de sus reyes del siglo XV, uno de los promotores de los viajes transoceánicos de Portugal durante ese periodo. Los ejemplos son innumerables y sería muy largo destacar todos los edificios singulares. Pero, por hacer un resumen, en España dentro de las catedrales que se comienzan en este periodo destacamos la catedral de Sevilla, iniciada en 1402, y que se va a erigir en la mayor empresa constructiva de aquellos años, no sólo en España sino en toda Europa (todavía hoy en día cautiva al visitante las dimensiones que alcanzó); también corresponden a este periodo las catedrales de Astorga (desde 1471), Salamanca (muy tardía, a partir de 1512), y Segovia (obra también del siglo XVI). De entre los edificios religiosos y monacales podemos subrayar a modo de resumen muy esquemático el conjunto de la Cartuja de Miraflores de Burgos, o la Capilla del Condestable de la catedral de Burgos; y dentro del más puro estilo isabelino, la iglesia de San Pablo de Valladolid y su anexo el Colegio de San Gregorio, el Convento de Santo Tomás de Ávila (erigido también como palacio real), el Monasterio de San Juan de los Reyes en Toledo y la Capilla Real de Granada (lugar de enterramiento de los reyes católicos). Del Gótico Manuelino asimismo podemos realzar algún edificio en particular, aunque también apabulla la riqueza y número de los conjuntos. Por hacer una breve memoria de algunos de ellos, podemos subrayar el Monasterio de los Jerónimos de Lisboa, el Monasterio de Batalha ( y sus no menos famosas “Capelas imperfeitas”, prodigio de invención y de originalidad); y, dentro de la arquitectura civil la Torre de Belén de Lisboa. 8 No podemos acabar sin hacer una breve mención a la arquitectura civil peninsular que tuvo un momento dorado durante el siglo XV. La activación del comercio: por un lado, la Mesta castellana con las grandes urbes noreuropeas de la Hansa y de otras ciudades flamencas especializadas en la confección de paños; por otro, las ciudades mediterráneas que trafican con especias y otros objetos de lujo importados de Italia y de oriente. A ello añadimos los palacios y mansiones que se hacen construir en las ciudades principales los grandes nobles; o los castillos que siguen erigiendo en algunos puntos. Palacio del Infantado de Guadalajara Así por ejemplo, entre los edificios destinados al comercio destacan las lonjas, algunas de ellas de extraordinario valor artístico como la de Valencia y sobre todas la de Palma de Mallorca (obra maestra de Guillem Sagrera); o las atarazanas, como la de Barcelona. De los palacios podemos llamar la atención sobre la Casa de los Picos en Segovia, la Casa del Cordón de Burgos o el soberbio Palacio del Infantado en Guadalajara. Y entre los castillos obras insignes como el castillo de Bellver de Palma de Mallorca, el de Manzanares el Real de Madrid y, como no, el Alcázar de Segovia. Interior de la lonja de Palma de Mallorca 9 Bibliografía * DURLIAT, Marcel: Introducción al Arte Medieval en Occidente. Madrid: Cátedra, 1991. * SIMSON, Otto von: La catedral gótica. Madrid: Alianza editorial, 1988. * ESPAÑOL, Francesca: El Arte Gótico (I). Madrid: Historia 16, 1999. * AZCÁRATE, José María: Arte Gótico en España. Madrid: Cátedra, 1990.