El honor de Juan Negrín. Ángel Viñas.

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El honor de Juan Negrín. Ángel Viñas.
dijous 5 de desembre de 2013
http://blogs.elpais.com/historias/2013/12/el-honor-de-juan-negr%C3%ADn.html
Por: EL PAÍS | 05 de diciembre de 2013
Juan Negrín interviene en septiembre de 1937 ante la Sociedad de Naciones en Ginebra.
Por Ángel Viñas
Ya ha llegado a Las Palmas de Gran Canaria el masivo archivo que Juan Negrín conservó
celosamente en el extranjero. Próximamente se hará su recepción oficial y la legítima
propietaria, su nieta Carmen, lo cederá en un solemne acto al Cabildo de Gran Canaria,
que lo depositará para su custodia y uso en la futura nueva sede de la Fundación Juan
Negrín. Está sita en un edificio emblemático de la ciudad, totalmente restaurado y
acomodado para su función como lugar de estudio del archivo y biblioteca (todavía no
enviada en su totalidad pero prevista para el futuro) de quién fue presidente del Gobierno
republicano en la Guerra Civil y en el exilio entre 1937 y 1945.
Esta operación ha sido apoyada por todas las fuerzas políticas canarias, sin distinción
ideológica alguna. Como corresponde. Se ha basado en los acuerdos alcanzados por la
anterior corporación insular presidida por José Miguel Pérez, del PSOE, y la actual, presidida
por José Miguel Bravo de Laguna, del PP, que han hecho todo lo posible e imposible para que
el convenio suscrito con Carmen Negrín y la Fundación sea una realidad. Han contado con la
colaboración y entrega de muchas personas que han escrito un capítulo señero, y sintomático,
del esfuerzo colectivo para recuperar el pasado: el presidente y vicepresidente de la
Fundación, José Medina Jiménez y Eligio Hernández Gutiérrez (exfiscal general del Estado); el
secretario Antonio Aguado Suárez, y el resto de los miembros del patronato: Alfredo Herrera
Piqué, Antonio González Viéitiz y, en particular, el historiador Sergio Millares.
Una parte del archivo, en fotocopias que este último empezó a hacer en Niza hace unos quince
años con el consentimiento del hijo del antiguo presidente, Juan Negrín Jr, afamado
neurocirujano y titular de la máxima distinción cívica norteamericana, ya fallecido, estaba
disponible en Las Palmas. Era una parte minúscula. El resto había quedado dividido entre Niza,
donde vivió sus últimos años el cirujano, y París, en el domicilio particular del antiguo
presidente.
Juan Negrín (con gabardina clara) y Manuel Azaña visitan el
frente en noviembre de 1937.
En este último se concentró la mayor parte del acervo documental [en la imagen: pasaporte
falso de Negrín expedido por la Embajada española en Francia] junto con la biblioteca. Habían
salido de España a finales de 1938 con destino Francia. Cuando los alemanes derrotaron al
que parecía invencible ejército francés y antes de buscar refugio en Inglaterra, Negrín encargó
a un notario amigo la salvaguardia de lo mucho que no pudo transportar. Debió de hacerlo muy
bien porque ni los nazis ni la policía colaboracionista francesa lo encontraron. A su vuelta a
París tras la Segunda Guerra Mundial, y hasta su muerte en noviembre de 1956, Negrín lo
conservó en su casa, con excepciones.
Al poco de regresar, en efecto, algunos cacos entraron en su domicilio con la sana intención
de llevarse algo que los ladrones suelen apetecer ante todo: documentos. Afortunadamente,
estaban en el sótano y en la buhardilla y no los encontraron. Prudente, Negrín resguardó los
más importantes en la caja fuerte de un banco.
Gracias a esta prudencia, y al cuidado extremo de Carmen Negrín, pude hace algunos años
encontrar la prueba documental, quizá la más importante de todo lo que conservó su abuelo,
de la autorización del Consejo de Ministros dada en octubre de 1936 para que el ministro de
Hacienda, y Francisco Largo Caballero, como presidente, se encargaran del traslado al
extranjero de las reservas metálicas del Banco de España. El famoso “oro de Moscú” en torno
al cual la dictadura tejió las más absurdas y burdas patrañas, hoy afortunadamente
desenmascaradas en su totalidad. Gracias a la cooperación de Carmen Negrín.
El antiguo presidente nunca tuvo nada que temer de la historia. Esta afirmación que ya
publicó The New York Times al anunciar su fallecimiento sigue teniendo hoy plena validez.
Gracias a los riquísimos archivos ahora repatriados, los historiadores podrán rellenar las
lagunas de que todavía adolecen las grandes biografías o bocetos biográficos de Gabriel
Jackson, Juan Marichal, Ricardo Miralles, Enrique Moradiellos o, por la vía de su actuación, de
quien esto escribe. Descubrirán nuevas facetas que ninguno de los mencionados hemos
abordado, pondrán de manifiesto aspectos de su gestión en la paz, en la guerra y en el exilio
prácticamente desconocidos y ejercitarán sus dotes criptológicas pues entre los papeles hay
centenares de telegramas cifrados que nadie ha descriptado. Afortunadamente, también se
conservan algunas, si no todas, de las necesarias tablas de conversión.
Negrín fue diputado en Cortes, formó parte de la comisión de transferencias a la Generalitat,
ministro de Hacienda, presidente del Gobierno y ministro de Defensa Nacional. Por su mesa
pasó lo más granado de las políticas de los Gobiernos de la República en guerra y en el exilio
[en la imagen de abajo: Negrín, en Dormers en 1944 con sus perros].
Al término de la Segunda Guerra Mundial, en un golpe de mano sucio e insuficientemente
aclarado, un sector del PSOE expulsó del mismo a Negrín y a varias docenas de sus
partidarios. Hace algunos años, todos ellos, sin excepción y con independencia de su
trayectoria ideológica ulterior, fueron reincorporados simbólicamente a la militancia a título
póstumo. El PSOE cerró sus heridas y entonó el correspondiente mea culpa. Todavía puede
hacerse más.
En efecto, la totalidad del fondo documental se ha digitalizado cuidadosamente. Los originales
y una copia han llegado a Las Palmas donde serán libremente consultables, salvo la pequeña
parte posterior a 1939 que necesita autorización previa. En cumplimiento de las relevantes
disposiciones francesas, otra copia será depositada en los Archivos Nacionales de Francia. Por
último, la copia digitalizada de una gran parte del fondo, la donó Carmen Negrín graciosamente
al Centro Documental de la Memoria Histórica en Salamanca hace ya algunos años. Para
ciertos aspectos no será necesario desplazarse a Las Palmas.
La explotación del material repatriado será tarea de una o dos generaciones de historiadores.
Por las amplias catas que Sergio Millares y quien esto escribe hemos realizado no hay temor
de que el honor de Juan Negrín se vea empañado.
Al señalar esto, he de constatar una diferencia no ya sustancial sino sustancialísima entre el
proceder de Carmen Negrín y el de los herederos del general Francisco Franco o de su
primer valido, el abogado del Estado Ramón Serrano Suñer. Nadie ha visto, en efecto, lo que
todavía no se haya destruido de los papeles privados del dictador español o de su cuñado. Un
caso insólito en los anales de cualquier país europeo.
¿Quién tiene miedo a la Historia? Puestos a hacer strip-tease hay quienes se sienten impelidos
a seguir ocultando sus vergüenzas. Mucho otros no las tienen. Hoy por hoy los historiadores
estamos de enhorabuena. El honor de Juan Negrín seguirá despidiendo destellos intensos
mientras, por lo que ya se ha oteado, el recuerdo del Generalísimo y del primer arquitecto del
pretencioso “Nuevo Estado” seguirá envuelto en el mal olor, por muchas esencias de Oriente
que continúen desparramando sus numerosos hagiógrafos.
Ángel Viñas es catedrático emérito de la UCM. Su último libro es Las armas y el oro. Palancas de la guerra, mitos del
franquismo (Pasado&Presente).
Publicat per Jordi Grau a 20.18
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