En el año de 1902 José López-Portíllo y Rojas se trasladó con todo

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En el año de 1902 José López-Portíllo y Rojas se
trasladó con todo y familia a la ciudad de México.
Para su hijo, también de nombre José, quien tenía
14 años de edad, la mudanza constituyó un hito
muy importante. Como me dijo varias veces al
visitarlo en su modesta casa de la colonia Roma Sur
al mediar la década de los sesenta, el desconcierto
que le produjo el "torbellino de la capital” marcó su
ansia de conocer el pasado y, como lo señala en su
Guadalajara de fin de Siglo, la impronta de su niñez
resultó determinante para ir en busca precisamente del pasado de Jalisco.
dar a conocer el pasado, hasta hoy ignorado, de ese magnifico,
grandioso y sañudo Occidente Mexicano, sagrado girón de la Patria en
donde para mi orgullo nací.
José López Portillo y Weber, nacido en Guadalajara el 19 de abril de 1889,
a pesar de que su padre, al igual que su abuelo Jesús, fue gobernador de
Jalisco, a partir de 1902 volvería a Guadalajara solamente a pasar algunas
temporadas más o menos cortas, aunque nadie duda en considerarlo como
un historiador jalisciense en virtud de que casi todos sus escritos lo inscriben
en esta categoría. Sin embargo, sus estudios los hace en el Colegio Militar a
partir de 1907 y seis años después, previa participación en la llamada
"marcha heroica" de cadetes que acompañó al presidente Madero hasta
Palacio Nacional en ocasión de la "decena trágica” salió convertido en un
ingeniero geógrafo ulteriormente apto para participar en el proceso de
explotación del petróleo ya mexicanizado. Precisamente de esta experiencia
surgió uno de los pocos libros de tema no jalisciense, Historia del petróleo en
México.
Dos de sus libros son obras verdaderamente mayores de la historiografía
jalisciense: La conquista de Nueva Galicia (1935) donde reúne, organiza y
resume, la casi totalidad de la información disponible entonces sobre el tema
y La rebelión de la Nueva Galicia, terminada de escribir en 1937, pero
publicada dos años después, donde vierte y organiza también prácticamente
todo el material a su abasto.
Valioso por igual resulta, aunque de dimensión mucho menor que los
anteriores trabajos, Jalisco y el golpe de estado de Comonfort, presentado en
la XII Asamblea del Congreso Mexicano de Historia, que se llevó a cabo en
Guadalajara a mediados de diciembre de 1958, en el que exhibe su plena
aprobación a la gesta de los liberales.
En lo que se refiere a Guadalajara de fin de siglo, escrito en 1950, aún
cuando está impregnado de "añoranza y de nostalgia" por la ciudad de su
infancia, no deja de manifestar su censura de aquella sociedad estratificada
por su falta de nacionalismo, lo que sintetiza diciendo que "México debe a la
Revolución el descubrimiento de México"
Asimismo, debe tomarse en cuenta el trabajo monográfico que hizo con el
título de Guadalajara, el Hospicio Cabañas y su fundador, aparecido por primera
vez en 1971, con dos apéndices descriptivos de la arquitectura del egregio
edificio preparados por estudiosos de primera magnitud: Ignacio Díaz
Morales y Justino Fernández. De esta manera, López Potillo puede dedicarse
tranquilamente al estudio de la institución misma.
Por último vale referir el principio, cuando el 18 de abril de 1934 José
López Portillo y Weber ingresó formalmente a la Academia Mexicana de la
Historia como miembro de Número, haciendo un análisis de la historiografía
que consultó para escribir su Conquista de Nueva Galicia, ya próxima a su
finiquito, pero deja asentadas en su discurso, además, antes de que le
respondiera Atanasio Saravia, algunas de sus opiniones respecto de la
propia Historia. nada hay quizá que sea tan trascendental como la necesidad
que la humanidad tiene de aplicar el principio socrático de conocerse a sí
misma. La muerte sorprendió a don José López Portillo en la ciudad de
México el 17 de enero de 1944.
José María Muria
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