Ana Chanza

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La aventura de Tom
Érase una vez un país olvidado, con una provincia olvidada, con un
pueblo olvidado, en el que vivía un niño olvidado llamado Tom. No
recuerdo por qué los han olvidado.
Un día Tom estaba en casa, viendo la televisión, cuando de repente sus
amigos le llamaron a la puerta para irse a pasear por la montaña. Justo
entonces, anunciaron por la televisión que en 2 minutos comenzaría
“3,2,1...¡Responde!”, su programa favorito. Tom quería ver el programa,
pero también le gustaría ir con sus amigos, ya que siempre se divertían.
¿Qué hará Tom?
CAMINO DE LA MONTAÑA
Tom prefirió ir a la montaña con sus amigos, pensando que sería más
sano que ver la tele. Fueron por el camino de siempre, y por el camino
pensaron en qué hacer. Unos decían de ir al Refugio, a pasar la tarde;
otros preferían irse al Gran Campo a jugar a fútbol o algo. Mientras lo
discutían, cuando casi habían llegado, se encontraron con que había
obras en mitad del camino. Jesús recordó que había oído hablar a su
padre sobre unas obras de asfaltado, pero que eran la semana que viene.
Al parecer las habían adelantado. Alex propuso ignorar las obras y pasar.
Sólo llevaban hecho un pequeño agujero, podían saltarlo sin problemas,
pero no sabían si debían pasar. Vieron allí cerca a unos obreros, y les
preguntaron si el camino de detrás de la valla era peligroso. Uno de los
obreros les dijo que no, pero que aun así no debían pasar, puesto que en
unas horas el agujero sería enorme. Sin embargo, ellos tenías muchísimas
ganas de ir a jugar. ¿Que deberían hacer?
PASAR
VOLVER
CAMINO SALTAR
Como pensaron que los obreros no avanzarían mucho, decidieron
saltar el agujero cuando ningún obrero mirara. De todos modos, los
obreros habían dicho que no era peligroso. Ellos habían ido muchas
veces allí, y no recordaban que hubiera habido nunca ningún
derrumbamiento ni nada parecido. Así que saltaron el agujero y
marcharon hacia su refugio. Durante el camino, un niño, llamado Javier,
se tropezó y cayó en unos arbustos, pero descubrió una zona de la
montaña que no habían visto nunca. Se lo contó a sus compañeros. Todos
arrancaron los arbustos para poder verlo, y se dieron cuenta de que era
un gran valle, plano y deshabitado, más grande incluso que el Gran
Campo. Además, estaba en un lugar protegido del viento y, apuntó
Marcos, el más listo del grupo, probablemente protegido de las nubes y
la lluvia, ya que estaba rodeado de montañas y lo más seguro era que las
nubes subieran a la montaña, se enfriaran, descargaran la lluvia allí y
bajaran sin lluvia. Sin embargo, estaba rodeado por pequeños
acantilados. No eran muy altos, pero si querían bajar o subir, tendrían
que hacerlo por aquellas pendientes y podía ser peligroso. Empezaron a
discutir hasta que se dieron cuenta de que armaban mucho jaleo y podían
llegar a oírlos, y decidieron votar directamente si bajaban a explorar, o
iban a su refugio, como siempre. ¿Cuál fue el resultado de la votación?
EXPLORAR
REFUGIO
CAMINO DE EXPLORAR
Como se aburrían de ir siempre al refugio, decidieron ir a explorar
aquel nuevo lugar. Bajaron con cuidado por la pendiente, y se dieron
cuenta de que aquel lugar era genial. Como había dicho Marcos, estaba
protegido del viento y se estaba bastante bien. No había un lugar para
hacer un Refugio, pero había un saliente que cubría un área
relativamente grande, y si se ponía a llover de golpe, podían refugiarse
ahí hasta que pasase la lluvia. Estuvieron toda la tarde acondicionando el
lugar, jugando, explorando un poco en busca de cuevas o grietas secretas,
etc. Al comenzar a atardecer, todos decidieron volver a sus casas.
Subieron el acantilado, pero se dieron cuenta pronto de que era el lado
equivocado, ya que se habían olvidado de señalizar la entrada.
Estuvieron un buen rato buscando el camino correcto, hasta que se
cansaron y Max propuso parar a descansar y pensar algo que hacer.
Finalmente, después de meditar, debatir y descartar muchas propuestas,
se encontraron con 2 posibles soluciones, ¿Cuál deberían elegir?
SUBIR A
SEGUIR
UN ÁRBOL BUSCANDO
CAMINO SUBIR A UN ÁRBOL
Decidieron que subir a un árbol para ver el alrededor era lo más
sensato, ya que el camino de vuelta no estaba tapado por árboles, se veía
bastante bien; así que Pablo, el mejor escalador del grupo, subió al árbol
más alto que vieron por ahí cerca. Cuando bajó, después de un rato,
estaba llorando. Los demás le preguntaron qué le había pasado, si se
había hecho daño al bajar, o le había mordido alguna ardilla. Él les
respondió que no se había hecho daño, ni le habían mordido. Lo que le
había pasado era que, al llegar arriba, lo único que había visto eran
árboles. No había visto ni una casa, ni un sendero. Además, había visto
que estaba anocheciendo. Todos se pusieron muy tristes, pero después de
relajarse un poco recordaron aquella vez que se habían ido de excursión
con el colegio a la montaña, y el monitor les había dicho que, si alguna
vez se perdían en el bosque de noche, lo mejor era hacer fuego y dormir
en un lugar resguardado del viento. Así que volvieron a la nueva zona
que habían encontrado, y bajo aquel saliente montaron su refugio
temporal. Mientras intentaban hacer el fuego 2 personas, los demás
montaban guardia. Tardaron un buen rato en encender el fuego. Cuando
lo consiguieron, se echaron a dormir, aunque les costó un poco por el
frío, y el miedo. Al amanecer continuaron la búsqueda y, sin saber cómo,
acabaron en la parte trasera de su Refugio. Entraron y comieron las
reservas que tenían ya que tenían mucha hambre. Volvieron al pueblo y
les cayó una bronca enorme de parte de sus madres por salir por toda la
noche sin su permiso, además de un castigo de 2 semanas sin salir y
quedarse sin aquel videojuego que llevaban esperando tanto tiempo.
POR DESOBEDECER LAS REGLAS
FIN
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CAMINO SEGUIR BUSCANDO
Por alguna extraña razón, pensaron que subir a un árbol podía ser
peligroso, el que subiera podía caerse sin querer y hacerse daño, o podía
estar lleno de ramas con púas, o incluso podía haber ardillas que les
mordieran y les hicieran heridas. Como no se les ocurría ninguna otra
solución, siguieron intentando encontrar el camino de vuelta. Tras horas,
al fin dieron con el camino correcto, pero era de noche y no veían mucho.
Recordando aquella vez en la que se fueron de excursión con la escuela a
la montaña, que cuando se hizo de noche, como las tiendas de campaña se
habían roto, el monitor les dijo que lo mejor en aquellos casos era hacer
un pequeño fuego y entrar en una cueva, si había una cerca, o cualquier
lugar resguardado, si no encontraban ninguna. Volvieron al Refugio, que
estaba en una pequeña cueva, y encendieron un fuego con la yesca y los
palos especiales para encender fuego, que casi siempre funcionaban.
Encendieron un fuego e intentaron dormir, pero les costó ya que no tenían
mantas. Cuando amaneció, volvieron al pueblo y sus madres se enfadaron
muchísimo por haber ido afuera durante toda la noche sin su permiso, y
por ignorar la señal de las obras. Se llevaron un castigo de no poder
volver a quedar en 2 semanas, y se quedaron sin aquel videojuego que
llevaban esperando tanto tiempo. Se pusieron muy tristes y decidieron no
volver a saltarse las normas nunca.
POR DESOBEDECER LAS REGLAS
FIN
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CAMINO DEL REFUGIO
Pensaron que explorar podría ser peligroso, y podían llegar a perderse,
así que decidieron ir a su Refugio y dejar aquel camino para más adelante.
Después de unas horas jugando y divirtiéndose, decidieron volver a casa.
Cuando llegaron al lugar de la zanja, vieron que se había hecho mucho
más ancha, y no podrían saltarla ni rodearla. Al otro lado había unos
obreros, y intentaron llamarles la atención. Cuando les oyeron, les
preguntaron por qué habían pasado, si la señal decía claramente NO
PASAR. Ellos les explicaron lo ocurrido, y los obreros tendieron una
pasarela con unos tablones de madera para que los niños pudieran volver.
Al llegar a sus casas se dieron cuenta de que los obreros habían avisado a
sus padres, y les cayó una regañina y dos semanas sin salir y, además, sin
aquel videojuego que llevaban meses esperando. Se quedaron muy
decepcionados y decidieron no volver a romper las normas nunca.
POR DESOBEDECER LAS REGLAS
FIN
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CAMINO DE VOLVER
Como no querían enfadar a sus madres, y además podía ser peligroso,
decidieron volver al pueblo. Mientras volvían, vieron entre unos matojos
un objeto extraño, negro, parecía una bola. Lo cogieron y se dieron
cuenta de que, al moverlo, emitía un pequeño tintineo. Tom pensó que
podía ser una especie de hucha, y buscaron una piedra para romperla.
Encontraron una bastante grande y dura, y golpearon aquella extraña
hucha hasta que se rompió. Dentro habían varios billetes y monedas, y
Pablo propuso contarlos para ver cuánto dinero había. Empezaron a
contar billetes y monedas cuando Javier se dio cuenta de que, detrás del
billete de mayor valor, había pegada una nota que decía: “Quédate con el
dinero, si lo has encontrado. Yo no lo necesito :)”. La pandilla no sabía
qué hacer. Al final de mucho debate, decidieron quedarse con el dinero,
como decía la nota. Además, se dieron cuenta de que había suficiente
dinero para comprar aquel videojuego que llevaban tanto tiempo
esperando, cuando lo sacaran. Se alegraron mucho y siguieron
caminando hacia el pueblo. Nada más llegar vieron que estaban
montando lo necesario para las fiestas del pueblo, como todos los años, y
ellos pensaron en ayudarles, como hacían todos los años, pero se
enteraron de que también habían sacado por fin el videojuego que tanto
tiempo estaban esperando. No sabían si ir a comprar el juego y jugarlo, o
ir a ayudar a montar las fiestas del pueblo. ¿Qué harán?
VIDEOJUEGO
FIESTA
CAMINO DEL VIDEOJUEGO
Como tenían muchísimas ganas de jugar a ese videojuego, decidieron
ir a comprarlo. Así que fueron a la tienda y se gastaron el dinero que
habían encontrado, pero como no era suficiente, aportaron algo de sus
ahorros, ya que iban a compartirlo. Cuando lo compraron, estaban muy
emocionados y pensaron a qué casa iban para probarlo. Había que tener
en cuenta que, como eran las fiestas, no todos los padres estaban en casa,
y ninguno tenía las llaves de su propia casa ya que sus padres no los
consideraban “lo suficientemente responsables”. Decidieron, al final, ir a
la casa de Tom. Su abuela no había ido a las fiestas del pueblo, así que
les podía abrir. Cuando llegaron, casi se tropezaron de las ganas que
tenían de entrar. Enchufaron la consola, la encendieron, introdujeron el
disco en el porta discos... y les salió un mensaje de error. ¿Qué pasaba?
Pues que el juego necesitaba conexión a Internet, y Tom no tenía de eso
en su casa. Ninguno de la pandilla tenía. Y para colmo, no podían
devolver el juego porque la tienda cerraría por las fiestas, el límite de
tiempo para devolver el juego eran 24 horas y, además, ya lo habían
abierto. Todos lloraron porque habían perdido sus ahorros,
arrepintiéndose de no haber ido a la fiesta, ya que, si hubieran ido,
podrían haber comprado el juego más tarde, se habrían fijado en lo de la
conexión a Internet y lo habrían devuelto. Aún así, decidieron ir a las
fiestas para que se les quitara la tristeza de encima. Al llegar, vieron que
habían empezado hace rato y estaban haciendo una conferencia sobre
videojuegos. Interesados, decidieron acercarse a escucharla, y vieron que
quien la daba era ¡el dependiente de la tienda de videojuegos! Le
explicaron lo que les había ocurrido durante un descanso y el
dependiente les dijo que no se preocuparan, que al acabar las fiestas él
aceptaría la devolución.
FIN
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CAMINO DE LA FIESTA
Después de pensarlo mucho, decidieron ir primero a las fiestas y,
cuando acabasen, comprar el videojuego. De todos modos, pensaron, las
fiestas sólo eran 5 días al año, y el videojuego lo podrían comprar casi
cuando quisiesen. Fueron a las fiestas, se divirtieron muchísimo y, al
acabarlas, fueron a comprar el videojuego. Pero, al coger la caja, Tom se
fijó en un icono extraño, al lado del indicador de +7. Preguntaron al
dependiente qué significaba, y este les dijo que esa versión del juego
requería conexión a Internet. Como ninguno de la pandilla tenía
conexión a Internet, preguntaron si había una versión que no la
necesitase. El dependiente les dijo que sí había una, pero salía 2 días más
tarde. La pandilla pensó que merecía la pena esperar y, cuando sacaron
aquella versión, gastaron los ahorros de todos en comprarlo (lo
compartirían) y fueron a casa de Tom a probarlo (tenía el televisor más
grande). Cuando llegaron, casi se tropezaron de las ganas que tenían de
entrar. Enchufaron la consola, la encendieron, introdujeron el disco en el
porta discos... y comenzó el juego. Estuvieron horas jugando de lo
increíble que era aquel videojuego, y se repartieron el videojuego en 1
día cada uno (en la pandilla eran 7). Se divirtieron mucho con aquel
videojuego y siguieron siendo amigos durante mucho tiempo.
FIN
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CAMINO DE LA TELE
Tom tenía muchas ganas de ver ese programa, así que les dijo a sus
amigos que no le apetecía ir a la montaña. Sus amigos se fueron, y Tom
se puso a ver el programa. Diez minutos después, justo cuando iban a
anunciar el ganador, ¡puf! se estropeó la antena de la televisión. Se lo
dijo a su madre, y ella llamó a un técnico. Éste dijo que llegaba en unas 3
horas, ya que al parecer era una avería de varias casas, y estaban muy
ocupados, aunque apenas tardaran 20 minutos en arreglar la avería. Tom
se puso triste, ya que tenía muchas ganas de ver el programa, y salió de
casa. Mientras caminaba, pensó qué debía hacer mientras esperaba a que
el técnico llegase y arreglase la antena. Después de mucho meditar (y un
helado) se encontró con 2 opciones:
Ir a buscar Dar una
a sus
vuelta por
amigos
el pueblo
CAMINO BUSCAR A SUS AMIGOS
Tom no quería quedarse solo, así que decidió ir a buscar a sus amigos,
a ver si todavía podía alcanzarlos e ir con ellos. Corrió hacia la montaña,
por el camino por el que ellos siempre iban. A mitad de camino, tropezó
con una piedra, por correr tan deprisa. Cuando se iba a levantar para
seguir con su camino, vio enfrente suya a lo que parecía un cachorro de
perro perdido. Éste empezó a lamerle la herida que Tom se acababa de
hacer en la rodilla, y empezó a bajarle el escozor. A Tom le caía bien
aquel perrito, y decidió llevárselo con él. Por todo el camino estuvo
pensando su nombre, pero al final pensó que no quería quedárselo él. Lo
cuidarían entre toda la pandilla y, por tanto, le pondrían nombre entre
todos. Siguió su camino y, cuando estaba pensando parar a descansar...
¡Los vio! Estaban al girar por un sendero. Los alcanzó corriendo y les
explicó lo que había pasado y cómo había conocido al perrito.
Uno de sus amigos, Jaime, le dijo que no se preocupara por lo del
programa, a él no se le había estropeado la televisión, ya que era de
satélite (su familia era adinerada, pero no era una de esas tan arrogantes)
y, como también le gustaba mucho aquel programa, había conectado a la
televisión un USB que le permitía grabar lo que estuviera saliendo en la
televisión, y que cuando volviesen lo verían juntos. Luego Max, que era
algo así como el representante de la pandilla, ya que era el más ingenioso
y casi siempre pensaba lo mismo que la pandilla, dijo que estaban de
acuerdo con quedarse el perrito. Tom se puso muy contento y, junto a su
pandilla, fue al refugio de siempre y se lo pasó muy bien jugando,
comiendo unos snacks que había llevado Pablo, charlando, contando
historias de terror a oscuras, asustándose... Por cierto, al final decidieron
llamar al perro Spoky y descubrieron que era un husky.
FIN
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CAMINO VUELTA POR EL PUEBLO
Pensó que sus amigos estarían ya muy lejos, probablemente ya habían
llegado al refugio, y sabía perfectamente que la entrada al refugio estaba
planeada para sólo poder entrar con 2 personas o más. Él solo no podría
entrar. Así que decidió ir a dar una vuelta por el pueblo. Estuvo
caminando un buen rato, y visitó la tienda de Daniel, la única tienda del
pueblo y que además vendía unas chuches más ricas que las de la ciudad.
Entró y, con algo de calderilla que llevaba en el bolsillo, se compró un par
de chicles y unas cuantas regalices. Se marchó feliz de la tienda, ya que
aquel día las regalices estaban más buenas que de costumbre. Siguió
caminando y salvó a un gatito de un perro que le estaba persiguiendo, sólo
porque el pobre gato le había cogido un trozo de pescado. Siguió dando
vueltas y, al llegar a la plaza, vio a unos hombres montando un escenario
móvil en un extremo de ella. Intentó averiguar por qué lo estarían
montando, hasta que recordó... ¡Hoy empezaban las fiestas del pueblo! Se
acercó y pidió ayudar en algo, como hacía todos los años. Los obreros, le
dijeron que habían reservado un trabajo perfecto para él: pasar debajo del
escenario y pegar unos cables. El agujero por donde entrar era más o
menos de su tamaño, por lo que él aceptó encantado. Una vez colocados
los cables, siguió ayudándoles en otras tareas como cargar cosas, o colgar
los focos...
Al final de la tarde, todos estaban cansados y un obrero compró unas
limonadas. Tom también se tomó una, y justo vio a sus amigos llegando
hacia la plaza. Les contó lo que había hecho. Al final todos decidieron
ayudar a montar cosas y las fiestas se inauguraron antes de lo previsto,
gracias a la ayuda de los niños. A cambio, el organizador de las fiestas les
dio 10€ a cada uno para comprar lo que quisieran en los puestos.
FIN
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