LA “ESPECIAL SOLICITUD POR ALGUNOS GRUPOS DE FIELES”. EL N. 18 DEL CHRISTUS DOMINUS Y LA PASTORAL DE LA MOVILIDAD HUMANA* DECRETO MIGUEL ANGEL ORTIZ 1. Premisa sobre el derecho de los fieles a recibir de los Pastores la ayuda de los bienes espirituales «Los fieles tienen derecho a recibir de los Pastores sagrados la ayuda de los bienes espirituales de la Iglesia principalmente la palabra de Dios y los sacramentos». El c. 213 expresa en estos términos el más radical de los derechos de los fieles, que constituye un principio informador de la organización eclesiástica, pues obliga a organizar la administración de los sacramentos y la predicación de la palabra de Dios según las necesidades de los fieles, para que todos puedan gozar de esos auxilios abundantemente, como explicita Lumen gentium n. 37. Así, «la Jerarquía tiene el deber de organizarse —en la medida de sus posibilidades— de manera que el fiel encuentre expedita la posibilidad de acudir a los sacramentos» . Entre las cuestiones implicadas en este derecho-deber se halla la preocupación de la Iglesia por suplir las dificultades que, en determinadas circunstancias, encuentran los fieles para beneficiarse de los medios de salvación. Puede decirse, también con palabras de A. del Portillo, que «la sensibilidad pastoral del Concilio Vaticano II ha captado profundamente esas nuevas circunstancias sociales y la necesidad de que la Iglesia las tenga cuidadosamente en cuenta en la misma organización y desarrollo de su misión evangelizadora» . 1 2 Llevar a cabo esa tarea compete primariamente al Romano Pontífice y al Obispo, en virtud de la plenitud de potestad que comporta su participación en los tria munera Christi. El c. 383 § 1 concreta respecto del Obispo diocesano: «Al ejercer su función pastoral, el Obispo diocesano debe mostrarse solícito con todos los fieles que se le confían, cualquiera que sea su edad, condición o nacionalidad, tanto si habitan en el territorio como si se encuentran en él temporalmente, manifestando su afán apostólico también a aquellos que, por sus circunstancias, no pueden obtener suficientemente los frutos de la cura pastoral ordinaria, así como a quienes se hayan apartado de la práctica de la religión». Entre las fuentes de este § 1 del c. 383 se encuentran los nn. 16 y 18 del Decreto Christus Dominus, así como los nn. 153-157 del Directorio Ecclesiae * Pubblicato in AA.VV., Territorialità e personalità nel Diritto Canonico ed Ecclesiastico. Actas del XI Congreso Internacional de Derecho Canónico, Budapest 2002, 137-155. 1 A. DEL PORTILLO, Fieles y laicos en la Iglesia. Bases de sus respectivos estatutos jurídicos, Pamplona 1991, 89-90. Cfr. D. CENALMOR, comentario al c. 213 en AA.VV., Comentario exegético al Código de Derecho Canónico, II, Pamplona 1996, 91-98; E. CORECCO, Considerazioni sul problema dei diritti fondamentali del cristiano nella Chiesa e nella società. Aspetti metodologici della questione, en AA.VV., Les droits fondamentaux du chrétien dans l'Eglise et dans la société. Actes du IV Congrès International de Droit Canonique. Fribourg (Suisse) 6-11.X.1980, Milano 1981, 1230. 2 A. DEL PORTILLO, Dinamicidad y funcionalidad de las estructuras pastorales, en Ius Canonicum 9 (1969) 306. LA REDACCIÓN DEL N. 18 DEL DECRETO CHRISTUS DOMINUS 2 imago ; en todos ellos se subraya la particular solicitud del Obispo con aquellos fieles que por sus condiciones de vida no pueden recibir toda la ayuda que la diócesis presta de modo ordinario; concretamente, cuando la causa de la dificultad proviene de la movilidad de los fieles que debilita la ligazón con las estructuras territoriales. El Código contiene previsiones similares en los cc. 529 § 1 (acerca de la solicitud pastoral del párroco), 568 (sobre los capellanes constituidos “para aquellos que por su género de vida no pueden gozar de la atención parroquial ordinaria, como son los emigrantes, desterrados, prófugos, nómadas, marinos”) y 771 § 1 (acerca de la solicitud de los pastores con los fieles que no gozan suficientemente de la cura pastoral ordinaria). Todos estos cánones por otro lado se inspiran en el mismo n. 18 del Decreto Christus Dominus del Concilio Vaticano II , que reza así: 3 4 “Peculiaris sollicitudo habeatur fidelium, qui ob vitae condicionem communi ordinaria parochorum cura pastorali non satis frui valent aut eadem penitus carent, uti sunt quamplurimi migrantes, exsules et profugi, maritimi sicut et aëronavigantes, nomades aliique id genus. Apte methodi pastorales promoveantur causa ad tempus alias regiones petunt. Episcoporum Conferentiae, praesertim nationales, urgentioribus quaestionibus ad praedictos spectantibus sedulo studeant, et aptis instrumentis ac institutionibus spirituali eorum curae, concordi voluntate viribusque unitis consulant atque faveant, attentis in primis normis ab Apostolica Sede statutis5, vel statuendis temporum, locorum et personarum condicionibus apte accomodatis”. El párrafo, en su brevedad, es el resultado de un largo itinerario que arranca con el mismo inicio de los trabajos preparatorios del Concilio . Recuerda que la satisfacción de los desafíos pastorales que comporta la movilidad humana compete primariamente al Obispo , cuya solicitud alcanza tanto a sus fieles mientras se encuentran en el territorio de la diócesis como, en ocasiones, a fieles de otras jurisdicciones que se encuentran transitoriamente en la diócesis y a sus propios fieles que se hallan fuera de su circunscripción. En esos casos, y también cuando la solución a las necesidades pastorales requiere la colaboración de varios Obispos, se manifiesta la “sollicitudo 6 7 3 PONTIFICIA COMMISSIO CODICI IURIS CANONICI AUTHENTICE INTERPRETANDO, Codex Iuris Canonici auctoritate Ioannis Pauli Pp. II promulgatus. Fontium annotatione et Indice analytico-alphabetico auctus, Città del Vaticano 1989, 109. 4 Además de los mencionados cc. 383, 529 § 1, 568 y 771 §1, la edición de fuentes del Código señala también el n. 18 de CD entre las fuentes del c. 543 § 1. Cfr. AAS 58 (1966) 673-701. 5 Cfr. S. PIUS X, Motu proprio Iampridem, 19 mar 1914: AAS 6 (1914) 173 ss.; PIUS XII, Const. Ap. Exsul Familia, 1 aug 1952: AAS 44 (1952) 649 ss; Leges Operis Apostolatus Maris auctoritate Pii XII conditae, 21 nov. 1957: AAS 50 (1958) 375-383. 6 Otras referencias a la cuestión, menos explícitas que las de CD 18, y con una perspectiva diferente, en los nn. 6, 65, 66, 84 y 87 de la const. Gaudium et spes, el n. 10 del decr. Apostolicam actuositatem y el n. 38 del decr. Ad gentes; cfr. V. DE PAOLIS, La pastorale dei migranti nei documenti conciliari, en Informationes, SCRIS 15 (1989) 238-257. 7 Y, en cuanto colaborador del obispo, también al sacerdote: el n. 6 de Presbyterorum Ordinis remite en nota a este n. 18 de Christus Dominus: “aliae categoriae [además de los enfermos y moribundos citados en el n. 6] nominare possunt, v.g. migrantes, nomades, etc. De quibus agitur in ... Christus Dominus”. LA REDACCIÓN DEL N. 18 DEL DECRETO CHRISTUS DOMINUS 3 omnium ecclesiarum” que todos sienten en cuanto miembros del Colegio episcopal. El derecho de la Iglesia ha ofrecido diferentes soluciones pastorales al problema de la movilidad de los fieles. No pretendemos exponer en este momento con detalle todas esas soluciones; presentaremos simplemente el iter del n. 18 del Decreto Christus Dominus , precedente –como decimos– de los cánones que advierten del derecho-deber de acceder y prestar los medios de salvación adaptados a las peculiares circunstancias que conlleva el fenómeno de la movilidad humana. 8 2. La fase antepreparatoria y el punto de partida: la const. ap. Exsul Familia El 18 de junio de 1959, el cardenal Tardini –presidente de la comisión antepreparatoria– envió una carta a los Obispos, dicasterios de la Curia y centros de estudios teológicos, invitándoles a señalar qué temas consideraban que habían de ser tratados en el Concilio . Numerosas respuestas señalaban campos en los que la ordinaria cura animarum se veía insuficiente, por lo que se veía necesario un suplemento, una especialización. En la mayoría de los casos los prelados no ofrecían soluciones técnicas concretas, pero sí dejaban entrever el camino que había de seguir la reunión conciliar . A la vez, los obispos eran conscientes de que la cuestión habría de implicar numerosos aspectos pastorales y de organización eclesiástica; en efecto, la cuestión estuvo presente en otras reflexiones y documentos, en relación con la revisión del sistema tradicional de organización de la Jerarquía y con las cuestiones atinentes a la incardinación. Además de las observaciones genéricas relativas a las nuevas necesidades pastorales, no faltaron sugerencias concretas relativas a la atención requerida por distintas categorías de fieles como los nómadas y, sobre todo, los emigrantes . 9 10 11 8 Sobre la elaboración, cfr. AA.VV., Ufficio pastorale dei vescovi e chiese orientali cattoliche. Genesi storico-dottrinale. Testo latino e traduzione italiana. Esposizione e commento. Motu proprio “Ecclesiae Sanctae”, Torino 1967. Cfr. también, W. ONCLIN, La genèse du décret, le titre et la structure du décret, en AA.VV., La charge pastorale des Évêques. Décret “Christus Dominus”, Paris 1969, 73-83; asimismo, acerca de la atención de los emigrantes, V. DE PAOLIS, La pastorale dei migranti nei documenti conciliari cit.; y sobre la atención de los nómadas, cfr. B. NICOLINI, Il Concilio Vaticano II e la nuova evangelizzazione degli zingari, en AA.VV., La Chiesa cattolica e gli zingari. Storia di un difficile rapporto, Roma 2000, 184-198. 9 Cfr. Acta et Documenta Concilio Oecumenico Vaticano II Apparando, I, II, I, pp. X-XI. En adelante, AD. 10 Las proposiciones de los obispos se encuentran en AD, I, II, I-V; se recoge una síntesis en AD I, App. II, I. Un cuadro en G. CAPRILE, Il Concilio Vaticano II. L’annunzio e la preparazione, 1959-1962, I, I, Roma 1966, 170-172. Remitimos al detenido estudio, desde el punto de vista de la ratio apostólica de las prelaturas personales, de J. MARTÍNEZ TORRÓN, La configuración jurídica de las prelaturas personales en el Concilio Vaticano II, Pamplona 1986, 87-157. Allí se encuentran numerosas intervenciones de Padres conciliares de algunas de las cuales damos aquí noticia. 11 Recoge una pormenorizada relación J. MARTÍNEZ TORRÓN, La configuración jurídica cit., 112-113. La síntesis ofrecida en AD I, App. II, I, 582, en la voz De emigrantium cura del apartado De cura animarum resume tales propuestas en torno a cuatro puntos: “Consulantur practice solutioni problematis de emigrantium cura; Normae concretae decernantur erga gravissima problemata migrationis iuxta Exsul Familia; Clarificetur status quoad immigrantes in terras ritus latini, nam saepe movetur dubium de iuribus, praesertim in re matrimoniali, Ordinariorum et parochorum latinorum relate ad hos Orientales; LA REDACCIÓN DEL N. 18 DEL DECRETO CHRISTUS DOMINUS 4 Las sugerencias de solución del problema abarcaban también distintos ámbitos: el personal (la formación de sacerdotes y laicos) y el organizativo (relativo a estructuras pastorales diocesanas y supradiocesanas). Las propuestas organizativas a su vez se refieren tanto a la renovación de las existentes como a la individuación de nuevas estructuras. Concretamente, apuntaban hacia la promoción de oficios diocesanos bajo la autoridad del Obispo y la erección de parroquias personales, así como, en el plano supradiocesano, la erección de diócesis personales, seminarios regionales, comisiones episcopales de coordinación o en el ámbito de la Curia Romana... Además de a los Obispos, se pidieron también sugerencias a las Universidades y Facultades eclesiásticas , así como a los Dicasterios de la Curia Romana . Éstos presentaron sus observaciones conociendo las que habían hecho los Obispos, por lo que los textos elaborados en la Curia contienen una síntesis de las propuestas de los prelados. En el tema que nos ocupa, la Congregación Consistorial –competente en la materia– dedicó un apartado a presentar y dar una primera respuesta a las sugerencias e inquietudes de los Obispos respecto de la atención de los emigrantes. Se resumen tales propuestas en torno a diez puntos, que se acompañan de un comentario de la Congregación . Aparte otras cuestiones menos centrales para nuestro tema, el dicasterio toma en consideración la sugerencia de promover la erección de parroquias y diócesis personales para fieles de diverso origen y lengua ; reconoce la oportunidad de las parroquias personales y las misiones con cura de almas, pero se muestra reticente a la erección de diócesis personales para fieles emigrantes si no son de diferente rito. Sugiere que se extienda a todo el mundo la “Obra de asistencia espiritual de los Nómadas en Italia”; alienta que se resuelvan los conflictos que se plantean respecto de la atención de los emigrantes orientales en territorios de rito latino; se muestra favorable a la coordinación de las distintas jurisdicciones que operan en la diócesis, mediante el nombramiento de un vicario general con carácter episcopal, para los diferentes ritos; por fin, ante la petición de que se pongan bajo la jurisdicción de un Obispo residencial tanto los sacerdotes que atienden a los emigrantes como los sacerdotes que son prófugos y que de hecho han perdido el contacto con su Ordinario, la Congregación subraya que han de seguirse los principios contenidos en la Exsul Familia acerca de la responsabilidad primaria del Ordinario del lugar, y del papel de coordinación que han de desempeñar los Directores nacionales para las obras de la emigración . 12 13 14 15 16 Pro vagis aliqua cura possibilis instituatur”. 12 Se encuentran en AD I, IV, partes I-II. 13 En AD I, III. 14 AD I, III, 60-63. 15 Por ejemplo, sobre la erección de diócesis personales, el obispo de Tánger (AD I, II, V, 319). Varios patriarcas sugirieron la erección de diócesis rituales en Occidente para fieles de rito oriental (el maronita de Antioquía, Líbano; el melquita de Antioquía, Siria; el sirio de Antioquía, Líbano: cfr. AD I, II,IV, 389-390, 461, 391). También los obispos, de Boston y Syracuse (AD, I, II, VI, 283 y 458-459); cfr. J. MARTÍNEZ TORRÓN, La configuración jurídica... cit., 127-128. 16 Cfr. AD I, III, 63. LA REDACCIÓN DEL N. 18 DEL DECRETO CHRISTUS DOMINUS 5 Puede decirse en efecto que, en la cuestión que aquí nos interesa, la normativa de la Exsul Familia constituye el punto de partida y de referencia obligada en estos primeros pasos de la reflexión conciliar . Los Padres vieron necesario secundar y actualizar la obra de Pío XII que dedicó no pocos esfuerzos a agilizar las instituciones al servicio de la misión pastoral. Esa preocupación de Pío XII se había puesto de manifiesto incluso en el tema elegido para su tesis doctoral, centrada en el estudio de la oportunidad de reformar el derecho de la Iglesia para dar mayor relevancia a los estatutos personales . La mencionada preocupación se manifestó también en el impulso dado bajo su pontificado a la tarea misionera de la Iglesia y a las iniciativas apostólicas surgidas en el ámbito de la pastoral de la movilidad humana . 17 18 19 El resultado de la reforma operada por Pío XII fue la configuración de una legislación extracodicial tendente a interpretar más flexiblemente la normativa contenida en el Código de 1917 –cuya vigencia expresamente se pretendía respetar –, a la par que se recurría a algunos instrumentos que se aplicaban novedosamente y que denotaban la necesidad de estructurar la atención pastoral sobre la base de criterios desligados del territorio. Tal novedad en el uso de los instrumentos canónicos se manifiesta por ejemplo en el recurso a la jurisdicción cumulativa presente en la libertad de los fieles de acudir a las estructuras tradicionales o las especializadas; o en la generalización de la figura del capellán como verdadero oficio pastoral con cura de almas que podía ser completa (cuando no se excluía de su competencia la materia matrimonial ). De todas maneras, con todo y haber supuesto un gran paso adelante, el cuadro diseñado por la Exsul Familia quedaba condicionado por los límites de la legislación y la eclesiología preconciliares: las soluciones pastorales auspiciadas tenían un carácter excepcional (que se manifestaba por ejemplo en la necesidad de recurrir a la Santa Sede para el nombramiento de los capellanes ) y además se apoyaban en la autoridad del Romano Pontífice de un modo que la reflexión conciliar se encargaría de enriquecer, al profundizar en las consecuencias que se derivan de la sacramentalidad del episcopado y de la potestad que el Obispo posee como vicario de Cristo y no del 20 21 22 17 Además, se señala en otro lugar, “la S. Congregazione Concistoriale, associandosi alle richieste dell’Episcopato, fa voto che vengano incluse nel nuovo testo del C.I.C., oltre i Decreta generalia, anche le Instructiones (Instructio de Vicariis Castrensibus, Leges dell’Apostolatus Maris) e la Costituzione Apostolica Exsul Familia” (AD I, III, 36). 18 Cfr. E. PACELLI, La personalité et la territorialité des lois particulièrement dans le droit canonique, en Ephemerides Iuris Canonici 1 (1945) 5-27. 19 El largo tit. I de la const. ap. Exsul Familia expone las distintas disposiciones dadas por Pío XII y sus predecesores. Algunas de ellas tuvieron particular relevancia: piénsese por ejemplo en la evolución de la normativa relativa a la atención pastoral de los emigrantes italianos, confiada en 1915 a un obispo diocesano que en 1920 dejó paso a la constitución de un oficio propio: un prelado para la emigración italiana. Una síntesis de esas intervenciones en G. ROSOLI, Alcune considerazioni storiche su S. Sede e fenomeno della mobilità umana, en AA.VV., Chiesa e mobilità umana, Roma 1985, XIII-XXX; y en V. DE PAOLIS, Aspetti canonici del Magistero della S. Sede sulla mobilità umana, en ibid., XXXI-XLIX. 20 Cfr. PÍO XII, const. ap. Exsul Familia, cit., tit. I, III. 21 La excluía Exsul Familia para los capellanes de los marinos y navegantes, mientras que la preveía para los de los emigrantes: cfr. const. ap. Exsul Familia, cit., nn. 19, 25 §1 y 39. 22 Cfr. const. ap. Exsul Familia, cit., tit. II, nn. 5 §1, 1º, 12 y 13. LA REDACCIÓN DEL N. 18 DEL DECRETO CHRISTUS DOMINUS 6 Romano Pontífice . 23 3. Las fases de la redacción del n. 18 del decreto Christus Dominus. 3.1 Fase preparatoria; el proyecto de decreto De cura animarum y el apéndice De pastorali cura peculiarium quorundam fidelium coetuum El 5 de junio de 1960 se constituyó la Comisión preparatoria De Episcopis et de dioeceseon regimine . Pocos días después, el 9 de julio, se comunicaron las cuestiones que se confiaban a su estudio, que eran sustancialmente: a) fijar los criterios para la revisión de las circunscripciones eclesiásticas; b) profundizar acerca de la potestad del Obispo (en relación con la Curia Romana, con los demás Obispos y los párrocos y con los religiosos); c) estudiar las principales cuestiones relativas a la cura de almas, a la vista de las necesidades actuales (concretamente, se señala la posibilidad de erigir parroquias personales); y d) la búsqueda de los medios adecuados para la atención pastoral de los emigrantes . 24 25 En las sesiones celebradas entre septiembre de 1961 y febrero de 1962, la comisión de Obispos preparó diez esquemas que habían de someterse al examen de la comisión central. Las cuestiones relativas a las necesidades pastorales que aquí interesan ocupaban los últimos cuatro esquemas, bajo el título común Praecipuae de animarum cura quaestiones. La pars prior contenía las normas generales (De animarum cura in genere) , mientras que la pars altera (De animarum cura in particulari) proponía en seis capítulos normas sobre: De emigrantium cura (I); De maritimorum cura seu de Opere Apostolatus Maris (II); De aeronavigantium cura seu de Apostolatu Coeli (III); De nomadum cura (IV); De peregrinatorum seu turistarum cura (V); y De cura pro christianis communismo infectis (VI). 26 Los capítulos I-V, con una indudable unidad, se presentaron juntos, acompañados de una relatio del presidente y otra del secretario . El presidente, además de poner de manifiesto algunas novedades respecto a lo establecido en la Exsul Familia –por ejemplo, la ampliación de la atención pastoral a los descendientes hasta el segundo grado en línea recta –, subraya la necesidad de buscar soluciones tanto en el ámbito 27 28 23 Cfr. const. dogm. Lumen gentium nn. 21 y 27. 24 Cfr. AAS 52 (1960) 433-437. La presidía inicialmente por el card. Marcello Mimmi, sustituido a su muerte, en abril de 1961, por el card. Paolo Marella. El secretario era mons. Giuseppe Gawlina, prelado para la emigración polaca. Cfr. SEGRETERIA DELLA PONTIFICIA COMMISSIONE CENTRALE, Pontificie Commissioni preparatorie del Concilio Ecumenico Vaticano II, Typ.Pol.Vat. 1961, 57-66. 25 “(Praecipuae de animarum cura quaestiones). Maxime hodiernis necessitatibus attendatur. Praeter ceteras, haec quoque perpendatur quaestio: de opportunitate instituendi in urbibus, frequentibus populo, paroecias personales quae dicuntur. (De emigrantibus). Media apta expendantur, quae emigrantibus auxilium praestent ad fidem moresque integre servandos” (AD II, II, I, 409). 26 Cfr. AD II, II, III, 676-699, con una nota explicativa y la relatio del card. Marella. 27 Cfr. AD cit., 724-743. El sexto capítulo (sobre la atención de los fieles en regímenes comunistas), se presentó por separado, con una relación del card. Marella; cfr. AD cit., 761-770. 28 En efecto, la const. Exsul Familia preveía, en el n. 40, 2, que esa atención había de abarcar solamente “descendentes in primo gradu lineae rectae” (cfr. const. ap. Exsul Familia cit., n. 40, 2). LA REDACCIÓN DEL N. 18 DEL DECRETO CHRISTUS DOMINUS 7 diocesano (con la constitución de comités diocesanos y la erección de parroquias personales o mixtas, ya permitidas por la const. Exsul Familia sin necesidad de indulto apostólico ) como supradiocesano. En este punto, el art. 4 dedicado a las Normae practicae (dentro del cap. I De emigrantium cura) prevé que se constituya una comisión episcopal y un Director nacional para la emigración. En los restantes capítulos (sobre la Obra del Apostolado del Mar y del Cielo, la pastoral de los nómadas y de los peregrinos o turistas), se encuentran similares disposiciones, que buscan armonizar los ámbitos diocesano, supradiocesano e internacional. 29 Tras haber estudiado los esquemas entre los meses de febrero y junio de 1962 , la comisión central preparatoria los envió a la subcomisión central para las enmiendas de los esquemas, que a su vez confió la revisión a la subcomisión central para materias mixtas. El resultado fue que los diez esquemas de la comisión de Obispos junto con los cuatro que había preparado la comisión del clero fueron refundidos en dos proyectos de Decreto. El texto preparado por la subcomisión mixta se envió a la secretaría general del Concilio el 6 de diciembre de 1962, sugiriendo que la comisión de Obispos se encargara de hacer una redacción con las pertinentes notas explicativas y justificativas . Mientras tanto, se había formado –poco después de la apertura del Concilio– la comisión conciliar De Episcopis, bajo la presidencia del card. Marella. A ella competía revisar y completar los textos. 30 31 Los dos decretos llevaban por título De Episcopis ac de dioeceseon regimine y De cura animarum . Éste constaba a su vez de dos partes: De pastorali Episcoporum munere y De peculiaribus quaestionibus animarum curam spectantibus, que se estructuraba en seis capítulos: la formación catequética (I), la atención de los emigrantes (II), los marítimos (III), los aeronavegantes (IV), los nómadas (V) y los afectados por doctrinas materialistas (comunistas) (VI). Los esquemas de febrero de 1962 (sobre la atención pastoral para los fenómenos de la movilidad humana) se vieron notablemente reducidos en esta redacción de diciembre. 32 Por otra parte, el 5 de diciembre de 1962 se constituyó (en sustitución de la comisión central preparatoria) la Comisión para la coordinación de los trabajos conciliares. Ésta aprobó el 31 de enero de 1963 el contenido de los esquemas enviados por la comisión De Episcopis, indicando que debía hacerse una ulterior revisión, reduciendo todavía más el texto y remitiendo a apéndices algunas partes que no habrían de ser estudiadas en el aula. La comisión de Obispos hizo ese trabajo, que entregó a la comisión de coordinación antes del 10 de marzo de 1963; era la tercera redacción de los dos decretos, que se envió a los Padres conciliares el 22 de abril de 1963. El texto de diciembre del año anterior –ya reducido respecto al de febrero– había 29 Cfr. c. 216 § 4 CIC 17 y const. ap. Exsul Familia cit., n. 32. 30 Cfr. AD II, III, I, 300 para el estudio de los esquemas Praecipuae de animarum cura quaestiones. 31 Cfr. AD, II, IV, II, 562-657. 32 Cfr. Schemata Constitutionum et Decretorum ex quibus argumenta in Concilio disceptanda seligentur. Series tertia, Typ.Pol.Vat. 1962, 67-90 y 91-180. El primero de ellos trataba de las relaciones con la Curia, los Obispos coadjutores y auxiliares, la cesación del oficio, la Conferencia Episcopal, la partición de la diócesis y la erección y delimitación de parroquias. LA REDACCIÓN DEL N. 18 DEL DECRETO CHRISTUS DOMINUS 8 sufrido una drástica reducción. El primer decreto seguía llevando por título De Episcopis ac de dioecesium regimine, y se subdividía en una breve introducción y cinco breves capítulos. Igualmente, el segundo Decreto (que conservaba el título De cura animarum) experimentó también algunos cambios. Constaba de cinco capítulos: De pastorali Episcoporum munere (I); De pastorali parochorum officio (II); De rationibus inter Episcopos et Religiosos praesertim quad apostolatus opera (III); De pastorali cura peculiarum quorundam fidelium coetuum (IV) y De catechetica populi christiani institutione (V) . Como se ve, los cuatro capítulos que la pars altera del segundo decreto de diciembre de 1962 dedicaba a la atención de emigrantes, marinos, aeronavegantes y nómadas, quedaron reducidos a un solo capítulo, el IV, que estaba integrado por un proemio y cinco números (47-52). La materia excluida de ambos decretos quedó recogida en apéndices –que no habían de discutirse en las sesiones conciliares–, en los que se distinguía lo que había de servir para la revisión del Código de lo que se destinaba a futuros Directorios. 33 Los apéndices correspondientes al segundo decreto (De cura animarum) eran siete; el relativo a nuestro tema era el sexto y llevaba por título: De pastorali cura peculiarium quorundam fidelium coetuum. Praecipuae normae referendae in Directorium generale . Éste constaba a su vez de cinco capítulos, correspondientes a los cinco números (48-52) del decreto: De pastorali cura fidelium migrantium, De pastorali cura fidelium maritimorum, De pastorali cura fidelium aëronavigantium, De pastorali cura fidelium nomadum y De pastorali cura fidelium peregrinatorum. En ellos se daban normae practicae que completaban las indicaciones contenidas en los números del decreto. En el capítulo dedicado a la atención de los emigrantes, se recordaba la necesidad de facilitar el envío de sacerdotes y la jurisdicción a la que esos sacerdotes se someten, que combina la jurisdicción personal y la territorial (del Ordinario que los envía y del Ordinario del lugar en el que desarrollan su ministerio) . Igualmente señalaba la libertad que tienen los fieles de acudir a los párrocos o a los capellanes o misioneros para recibir los sacramentos. 34 35 3.2. Fase conciliar: las sucesivas redacciones del decreto unificado Tras la apertura de la segunda Sesión del Concilio, del 5 al 18 de noviembre de 1963 se discutió el primero de los dos Decretos (De Episcopis ac de dioecesium regimine) . Respecto al otro proyecto de Decreto (De cura animarum), la comisión coordinadora dispuso que no vería la luz como tal decreto, sino que las normas más relevantes habrían de ser incorporadas al De Episcopis ac de dioecesium regimine . La 36 37 33 Acta Synodalia Sacrosanti Concilii Oecumenici Vaticani II, II, IV, 751-826 (en adelante, AS), con los siete apéndices. El cap. IV, en pp. 767-769. 34 Cfr. AS II, IV, 811-819. 35 Cfr. los nn. 9-11 del apéndice sobre la atención de los emigrantes en AS II, IV, 813. 36 A causa de la promulgación del motu proprio Pastorale munus de 30 de noviembre de 1963, la comisión coordinadora instó a la de Obispos a reducir ulteriormente el contenido; cfr. AS III, II, 45. 37 Cfr. Relatio en AS III, II, 45. LA REDACCIÓN DEL N. 18 DEL DECRETO CHRISTUS DOMINUS 9 comisión de Obispos fundió los dos proyectos en uno que, aprobado en la sesión del 6-12 de marzo de 1964, fue enviado a los Padres conciliares el 27 de abril . Este textus prior (que se denominaba Decretum de pastorali Episcoporum munere in Ecclesia) constaba inicialmente de 42 números distribuidos en 3 capítulos: De Episcopis quoad universam Ecclesiam; De Episcopis quoad Ecclesias particulares seu dioeceses y De Episcopis in commune plurium Ecclesiarum cooperantibus. El esquema, muy sintético, se cerraba con un mandato general relativo a la revisión del Código y a los futuros Directorios, que –se decía– habrían de retomar el contenido de los apéndices De cura animarum abandonados . 38 39 El contenido del capítulo IV De pastorali cura peculiarium quorundam fidelium coetuum del esquema precedente quedó reducido a un solo número, el 18, dentro de la parte I del cap. II (De Episcopis quoad Ecclesias particulares seu dioeceses. I. Episcopi Dioecesani): “[Quorundam fidelium coetuum singularis sollicitudo]. Peculiaris sollicitudo habeatur fidelium, qui ob vitae condicionem communi ordinaria parochorum cura pastorali non satis frui valent aut eadem penitus carent, uti sunt quamplurimi migrantes, maritimi sicut et aëronavigantes, nomades aliique id genus. Aptae methodi pastorales promoveantur ad vitam spiritualem fovendam eorum qui animi relaxationis causa [turistas] ad tempus alias regiones petunt”40. El relator advirtió que las numerosas cuestiones contenidas en el decreto De cura animarum y en los apéndices quedaron drásticamente reducidas: “innumerae quaestiones vel nullo modo indicantur vel solummodo innuuntur: schema enim summa tantum principia continet atque proponit”. Pero añadía que “tantus labor inanis in Domino non fuit, sed profecto magni pretii magnaeque utilitatis est” porque el estudio y la profundización llevados a cabo “non solum constituunt praeclarum testimonium pastoralis sollicitudinis Ecclesiae Pastorum, sed etiam, immo praecipue” habían de servir para orientar la revisión del Código de Derecho canónico y la confección de los futuros Directorios . 41 La discusión en el aula se centró en buena medida en las partes que provenían del antiguo decreto De cura animarum (que no se había discutido como tal). Se subrayó la necesidad de prever una acción que excede el ámbito del Obispo diocesano: como ya se había sugerido ya en la fase preparatoria, numerosas intervenciones pusieron de manifiesto la necesidad de buscar soluciones en el ámbito de la Conferencia Episcopal y de la Iglesia universal . Tras la discusión, la comisión de Obispos pudo presentar en el 42 38 AS III, II, 22 39 Cfr. AS III, II 40-41. 40 AS III, II, 29. En nota, breves definiciones de lo que se entiende por emigrante, navegante, nómada, turista (ibid. nota 14, p. 42). 41 AS III, II, 59. Con todo, el secretario señaló que la drástica reducción contrastaba con la mente de Juan XXIII, quien –como vimos– al constituir la comisión de Episcopis ac de dioecesium regimine confió a su estudio cuatro cuestiones de máxima importancia, entre ellas la atención a los emigrantes: cfr. Mons. Gawlina en AS III, II, 277. LA REDACCIÓN DEL N. 18 DEL DECRETO CHRISTUS DOMINUS 10 aula el 30 de octubre de 1964 la quinta redacción del decreto, el textus emendatus . Éste acogió la sugerencia relativa a la responsabilidad de las Conferencias Episcopales, que deben proveer a las necesidades espirituales de estos fieles teniendo presentes y adaptando las normas que dé la Santa Sede al respecto. Se añadió este segundo párrafo: 43 “[Quorundam fidelium coetuum singularis sollicitudo]. (...) Episcoporum Conferentiae, praesertim nationales, urgentioribus quaestionibus ad praedictos spectantibus, sedulo studeant, et aptis instrumentis ac institutionibus spirituali eorum curae, concordi voluntate viribusque unitis consulant atque faveant, attentis in primis normis ab Apostolica Sede statutis vel statuendis, temporum, locorum et personarum condicionibus apte accomodatis”44. 3.3. El textus recognitus y la expensio modorum: el coetus destinatario de la atención pastoral Dos días después del inicio de la cuarta sesión del Concilio (el 16 de septiembre de 1965) se entregó a los Padres el textus recognitus, junto con las relaciones y la expensio modorum o respuesta a las enmiendas presentadas a la versión anterior . El n. 18 sufrió una sola modificación: la adición de los exsules et profugi junto a los emigrantes, marítimos y demás categorías de la movilidad . Además de ese modum acogido, el relator mons. Jubany da razón de los no admitidos; nos interesan particularmente dos de ellos que guardan relación. “Quaeritur ut mentio fiat in textu fidelium degentium in suburbio civitatum, quia peculiare sollicitudine indigent” y “quaeritur ut mentio etiam fiat de operariis, praesertim de iis qui in opificiis laborant”. La respuesta referida por el relator es similar en ambos casos: “non admittitur, quia illi fideles [los habitantes de los suburbios] sunt ordinarii fideles quorum certo cura peculiaris habenda est, sed non constituunt singularem coetum”; “non admittitur, quia illi [los obreros] pertinent ad gregem ordinarium, et non sunt peculiaris coetus; in 45 46 47 42 “Res hodie tam gravis aestimanda, ob eius varias necessitudines: religiosas scil., morales et sociales, ut non amplius unius dioecesis aut unius provinciae novam curam expostulet, sed concordia studia viresque unitas conferentiarum episcopalium” (Card. Confalonieri en AS III, II, 223). Cfr. también ibid., 76, 278 y 763-764. 43 Cfr. AS III, VI, 111-207. 44 AS III, VI, 139-140. La sugerencia acogida recoge casi a la letra una propuesta del card. Confalonieri. 45 Cfr. AS IV, II, 508-620. Ya que el texto no pudo imprimirse antes de la clausura de la tercera sesión, pudieron introducirse modificaciones provenientes de la recién promulgada const. Lumen gentium, así como algunas observaciones enviadas por escrito. Por otro lado, el día 15, el Papa había instituido el Sínodo de los Obispos, lo cual requirió modificar un número del esquema (el n. 5); cfr. PABLO VI, motu proprio Apostolica sollicitudo de 15 de septiembre de 1965, en AAS 57 (1965) 775-780; AS IV, II, 618. 46 Cfr. AS IV, II, 538 y 568: se admite la sugerencia “quia sunt coetus eorum qui persecutionem patiuntur propter iustitiam”. 47 Otro modum rechazado pedía que se ofreciera una definición de nómada (“non admittitur, quia agitur de omni genere nomadum”). LA REDACCIÓN DEL N. 18 DEL DECRETO CHRISTUS DOMINUS 11 numero agitur de quibusdam fidelium specialibus coetibus” . 48 Esto es: los fieles reciben ordinariamente la atención pastoral con los medios ordinarios; si obstan graves dificultades (por lo extenso del territorio, la dificultad de llegar a determinados ambientes, etc.), los pastores (el Obispo, el párroco) se esmerarán en prodigar sus cuidados. En buena medida, puede servir para hacer frente a esas necesidades la constitución del oficio del vicario episcopal (auspiciado por el mismo decreto Christus Dominus), particularmente idóneo para responsabilizarse de un sector de la pastoral ordinaria, delimitado bien territorialmente (los suburbios, por ejemplo) bien personal o materialmente (lo relativo a la atención de los obreros, los estudiantes, los institutos de vida consagrada, la enseñanza, etc.) . 49 En ese sentido, lo que se subraya en la respuesta a los modi es que el n. 18 de Christus Dominus no contempla simplemente una situación de carencia o dificultad, sino que quienes sufren esa carencia constituyen la ratio apostolatus individuada en el grupo (el coetus) que precisa de una atención cuya peculiaridad radica precisamente en la condición que les aglutina: la pertenencia a un grupo social, la movilidad, la identidad nacional o lingüística, etc. Los fieles forman parte entonces de dos coetus con diverso título: el de la diócesis donde tienen su domicilio o cuasi domicilio y el del grupo a cuya atención pastoral ha de proveerse. En uno y otro caso (en cuanto fieles de la diócesis y del coetus peculiar) tienen un papel no meramente pasivo, como destinatarios de la acción pastoral de la jerarquía, sino también activo, como responsables de la misión evangelizadora de la Iglesia . 50 Por otro lado, como percibieron los Padres sinodales, se trata de fenómenos sociales (y eclesiales, pues las circunstancias extraeclesiales que concurren poseen una indudable connotación intraeclesial ) que en buena medida superan los límites de la diócesis. De ahí las recomendaciones de arbitrar soluciones y vías de colaboración a nivel supradiocesano, nacional y en ocasiones internacional. Ciertamente, el n. 18 de Christus Dominus no ofrece directamente nuevas soluciones pastorales y organizativas, pero constituye la expresión de una preocupación repetidas veces manifestada por los Padres conciliares por que se busquen tales soluciones, tanto de tipo administrativo (comités, delegados episcopales, etc.) como jurisdiccional, con estructuras que admitan la posibilidad de incardinar sacerdotes, lo cual facilita enormemente su formación y seguimiento, y en definitiva redunda en la esmerada atención pastoral de los fieles. La legislación posterior había de ocuparse de concretar esos instrumentos. 51 48 Ibid. 49 Cfr. Christus Dominus n. 27; también los nn. 23 y 25. Sin duda, el vicario episcopal puede constituirse –además de para esos sectores de la pastoral ordinaria– también para tareas de pastoral especializada, y concretamente para la atención de las categorías de fieles (emigrantes, nómadas, etc.) de que trata el n. 18 del decreto, dentro de la diócesis e incluso fuera del territorio de la diócesis, cuando un Obispo lo constituya para la atención de sus fieles que se encuentran en otra diócesis o incluso en otra nación. 50 Es significativa la referencia que el n. 1 del decreto Apostolicam actuositatem sobre la responsabilidad apostólica de los laicos hace a este n. 18 de Christus Dominus. 51 Cfr. J. SANCHIS, La pastorale due aux migrants et aux itinerants, en People on the move 21 (1991) 7-35; también en Fidelium Iura 3 (1993) 451-494. LA REDACCIÓN DEL N. 18 DEL DECRETO CHRISTUS DOMINUS 12 3.4. Aprobación y desarrollo posterior: el mandato contenido en el n. 44 de Christus Dominus Volviendo a la última fase de revisión del texto: tras haber introducido algunos retoques formales, el decreto fue aprobado el 28 de octubre de 1965, con el menor número de votos contrarios de los documentos conciliares . 52 Como dijimos, el último número del decreto contenía un mandato general que señalaba que las indicaciones contenidas en el decreto y las observaciones hechas por las comisiones y por los Padres conciliares habían de ser el criterio inspirador de la reforma del Código de Derecho Canónico y de la redacción de directorios generales de cura animarum . Es significativo que este n. 44 contenga, además de esa indicación general (ténganse en cuenta esas observaciones en la redacción del Código y de los directorios), una sola indicación específica sobre qué materias debían ser necesariamente objeto de un desarrollo posterior: la pastoral de la movilidad humana y la catequesis: “Conficiantur etiam tum speciale Directorium de cura pastorali peculiarium fidelium coetuum pro diversis singularum nationum vel regionum adiunctis, tum Directorium de catechetica populi christiani institutione (...). In iis vero Directoriis conficiendis ratio item habeatur animadversionum quae sive a Commissionibus sive a Patribus Conciliaribus exhibitae sunt” . 53 54 Además de otras normas y actos que guardan relación con la ejecución del decreto , el mandato conciliar fue secundado por la Congregación para los Obispos al publicar el Directorio Ecclesiae imago sobre el ministerio pastoral de los Obispos y, sobre todo –por lo que al n. 18 se refiere–, con la publicación de la Instrucción Nemo est de 22 de agosto de 1969 junto con el motu proprio de Pablo VI Pastoralis migratorum cura de 15 de agosto del mismo año . La Instrucción había de reordenar la 55 56 57 52 2319 placet, 2 non placet y 1 nulo de 2322 votos (AS IV, V 673). 53 “Decernit Sacrosancta Synodus, ut in recognoscendo Codice Iuris Canonici aptae definiantur leges, ad normam principiorum quae in hoc Decreto statuuntur, perpensis etiam animadversionibus quae vel a Commissionibus vel a Patribus Conciliaribus prolatae sunt. Decernit insuper Sanct Synodus ut Directoria generalia de cura animarum conficiantur in usum tum Episcoporum tum parochorum, ut certae ipsis praebeantur rationes ad proprium munus pastorale facilius aptiusque obeundum” (n. 44). 54 Ibid. 55 Cfr. PABLO VI, motu proprio De episcoporum muneribus de 15 de junio de 1966 para la Iglesia latina y Episcopalis potestatis el 2 de mayo de 1967 para las orientales ( AAS 58 (1966) 467-472 y AAS 59 (1967) 385-390); ID., motu proprio Finis Concilio de 3 de enero de 1966 que transforma la comisión de obispos en comisión postconciliar para la actuación del decr. Christus Dominus (AAS 58 (1966) 37-40); ID., motu proprio Ecclesiae Sanctae el 6 de agosto de 1966 de aplicación de los decretos Christus Dominus, Presbyterorum Ordinis, Perfectae caritatis y Ad gentes (AAS 58 (1966) 757-787). 56 SACRA CONGREGATIO PRO EPISCOPIS, Directorium de pastorali Ministerio Episcoporum de 22 de febrero de 1973, Typ.Pol.Vat, 1973; en Enchiridion Vaticanum IV, nn. 1945-2328. Los 153-157 del Directorio (en los que se mencionan los ambientes merecedores de particular atención: los jóvenes, los obreros y campesinos, los emigrantes y turistas, los no practicanes) se citan entre las fuentes del c. 383 § 1, junto con los nn. 16 y 18 de Christus Dominus. 57 Cfr. PABLO VI, motu proprio Pastoralis migratorum cura de 15 de agosto de 1969, en AAS 61 (1969) 601-603; SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LOS OBISPOS, Instrucción Nemo est sobre la atención pastoral de los emigrantes de 22 de agosto de 1969, en ibid 614-643. LA REDACCIÓN DEL N. 18 DEL DECRETO CHRISTUS DOMINUS 13 materia tratando de hacer fructificar los esfuerzos vertidos con ocasión del estudio del decreto De cura animarum y los apéndices que nunca fueron discutidos. Puede decirse que la Instrucción, junto con la institución de la Pontificia Comisión para la Pastoral de los Emigrantes y los Itinerantes, constituye el principal fruto postconciliar en nuestra materia hasta la promulgación del Código de 1983. El Código en efecto ofrece una gama de instrumentos jurídicos que permiten llevar a la práctica la intuición conciliar: a juicio de la doctrina, esos instrumentos son, principalmente, las diócesis personales del c. 372 § 2, las prelaturas personales de los cc. 294-297, las parroquias personales del c. 518, los capellanes de los cc. 564-566 y los vicarios episcopales del c. 476 . 58 59 De este modo, gracias a la profundización llevada a cabo en el Concilio Vaticano II, aquella intuición de los Padres conciliares se puede concretar en instrumentos que armonizan –en una eclesiología de comunión– la solicitud pastoral del oficio episcopal y la del Romano Pontífice al servicio de los fieles de cada porción del Pueblo de Dios y de toda la Iglesia. Una muestra de la profundización a la que aludimos se halla en un caso por distintos motivos cercano a nuestro tema: el de los Ordinarios militares, contemplados (con el nombre entonces común de vicarios castrenses) en el n. 43 del decreto Christus Dominus (en el cap. III De Episcopis in commune plurium Ecclesiarum bonum cooperantibus). Ahí se pone en evidencia que hay necesidades pastorales y grupos de fieles cuya atención exige que algunos encargos pastorales –que pueden servir a varias o a todas las diócesis de una región o de un país– gocen de unidad de dirección y de gobierno, por lo que es oportuno que se constituyan algunos oficios que pueden confiarse también a Obispos . 60 Para concluir, volviendo a los instrumentos que el derecho ofrece para esta labor pastoral: son esencialmente los señalados por Juan Pablo II al analizar La problemática 58 Cfr. PABLO VI, motu proprio Apostolicae caritatis de 19 de marzo de 1970, en AAS 62 (1970) 193-197. 59 Cfr. J. SANCHIS, La estructuración jurídica de la pastoral especializada. Precedentes, fundamento e instituciones, en Excerpta e Dissertationibus in Iure Canonico 6 (1988) 115-121, señala como principales soluciones codiciales la erección de prelaturas personales y el nombramiento de vicarios episcopales y capellanes; A. BENLLOCH, La nuova legislazione canonica sulla mobilità sociale, en AA.VV., Migrazioni e Diritto ecclesiale: la pastorale della mobilità umana nel nuovo codice di diritto canonico, Padova 1992, 9-22: capellanes, prelaturas y parroquias personales; P.A. BONNET, Comunione ecclesiale, migranti e diritti fondamentali, en ibid., 23-53: parroquias o diócesis personales o, más frecuentemente, prelaturas personales, además de vicarios episcopales y capellanes; S. RECCHI, Migrazione e catechesi specifica, en ibid., 67-78: capellanes, misiones, parroquias, diócesis y prelaturas personales; F. COCCOPALMERIO, La pastorale dei fedeli che si trovano fuori del loro domicilio, en ibid., 193-200: rectorías, capellanes y parroquias personales; P. VALDRINI, Mobilità, studenti stranieri, vita della Chiesa. Quali strutture pastorali, en ibid., 177-191: parroquias, capellanías y prelaturas personales, con cita de J. BEYER, Le nouveau Code de Droit Canonique et la pastorale de la mobilité, en On the move 39 (1983) 23-26; V. DE PAOLIS, L’impegno della Chiesa nella pastorale della mobilità umana secondo il Codice di Diritto Canonico, en Seminarium 25 (1985) 145-151: diócesis y prelaturas personales, vicarios episcopales, parroquias y capellanías; J. HERRANZ, Diritto del migrante ad una pastorale specifica, en People on the move 24 (marzo 1995) 43-55: diócesis, prelaturas y parroquias personales así como capellanías y vicarios episcopales; J. SÁNCHEZ, Instituciones de “Pastoralis migratorum cura” 25 años después, en ibid., 59-74: misiones con cura de almas, delegados diocesanos y comisiones episcopales, diócesis, prelaturas y parroquias personales, vicariatos episcopales y arciprestazgos. 60 Cfr. E. BAURA, L'ufficio di Ordinario militare. Profili giuridici, en Ius Ecclesiae 4 (1992) 389; S. CONGREGACIÓN CONSISTORIAL, Instr. Sollemne semper, de 23 de abril de 1951, en AAS 43 (1951) 562-565; JUAN PABLO II, Const. ap. Spirituali militum curae de 21 de abril de 1986, en AAS 78 (1986) 481-486. LA REDACCIÓN DEL N. 18 DEL DECRETO CHRISTUS DOMINUS 14 de los inmigrados en la ex. ap. Ecclesia in America: “A este fin es muy importante la colaboración entre las diócesis de las que proceden y aquellas en las que son acogidos, también mediante las específicas estructuras pastorales previstas en la legislación y en la praxis de la Iglesia”, con referencia al n. 16 de la Instrucción Nemo est , el c. 294 (sobre las prelaturas personales) y los cc. 518 del Código de Derecho Canónico y 280 § 1 del Código de los Cánones de las Iglesias Orientales (sobre las parroquias personales). “Se puede asegurar así, concluye el Papa, la atención pastoral más adecuada posible e integral” . 61 62 Son soluciones que a la par que permiten facilitar adecuadamente los medios de salvación, contribuyen a “hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión” : precisamente en cuanto pertenecen a “aquellos ámbitos e instrumentos que, según las grandes directrices del Concilio Vaticano II, sirven para asegurar y garantizar la comunión” apreciando como un bien la diversidad y amando la variedad de las circunstancias humanas, que son siempre el lugar del encuentro entre Cristo y cada fiel. Pues “el Evangelio es para todos: nadie queda excluído de la posibilidad de participar en la gloria del Reino divino. La misión de la Iglesia, hoy, consiste precisamente en hacer posible, de modo concreto, a todo ser humano, sin diferencias de cultura o de raza, el encuentro con Cristo. Deseo de todo corazón que sea ofrecida esta posibilidad a todos los emigrantes y me comprometo a orar por esto” . 63 64 65 61 Ese art. señala que la Congregación para los Obispos promueve lo relativo a la atención de emigrantes latinos o –junto con la Congregación para las Iglesias Orientales– cuando concurran diferentes ritos (§§ 1-2); puede promover la erección de prelaturas personales “ad spiritualem curam praestandam quibusdam socialibus coetibus, numero frequentibus” (§ 3); tiene anejos los consejos y secretariados de la emigración y las Obras para el Apostolado del Mar, del Aire y de los Nómadas (§ 4); le están sometidos los institutos religiosos cuyo carisma consiste en la atención de los emigrantes, así como los religiosos nombrados capellanes o misioneros de emigrantes (§ 5); se menciona también la preocupación por los no creyentes (§ 6). 62 JUAN PABLO II, ex. ap. Ecclesia in America de 22 de enero de 1999, en AAS 91 (1999) 800. 63 JUAN PABLO II, Carta ap. Novo millennio ineunte, n. 43. 64 Ibid., n. 44. 65 JUAN PABLO II, Mensaje en la 87ª Jornada Mundial del Emigrante de 13 de febrero de 2001, n. 9.