Renta Nacional

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Suma de todos los bienes y servicios que se hacen disponibles en cualquier período para el consumo o la
acumulación de riqueza. Puede calcularse en función de la suma de las rentas o en función de la suma de las
rentas o en función de la suma de los gastos, que deben ser iguales puesto que todo el gasto de un país debe
generar unas rentas por la misma cantidad.
La renta nacional es la suma de todas las rentas de todos los residentes, sociedades y organismos
gubernamentales, procedentes de la actividad económica presente en la producción de bienes y servicios.
Algunas rentas carecen de la contrapartida de una actividad económica presente, como, por ejemplo, las
pensiones de vejez, los beneficios de los seguros sociales, los subsidios familiares y el interés de la Deuda
Nacional; el interés de la Deuda Nacional; se denominan "pagos de transferencia" o "rentas de transferencia"
debido a que el poder adquisitivo que otorgan a quienes los reciben se ha obtenido a costa de otros receptores
de renta que los pagan con sus rentas. En consecuencia, los pagos de transferencia están excluidos de la renta
nacional. Todas las otras rentas, como los sueldos, salarios, intereses, beneficios, dividendos, rentas, los
beneficios no distribuidos y los excedentes de las sociedades, las rentas de los funcionarios gubernamentales y
de las fuerzas armadas, están incluidos en la renta nacional. Algunas rentas proceden de los dividendos e
intereses de las inversiones en el extranjero, y una parte de las rentas creadas en el interior del país se pagan al
extranjero como intereses y dividendos de los no residentes. A las rentas creadas en el interior del país − el
producto nacional interior− se le añaden las rentas recibidas del extranjero − por ejemplo, los dividendos de
las inversiones −, menos las rentas que se pagan al extranjero − por ejemplo, los dividendos de las inversiones
en el país que son propiedad de personas de otros países − y se obtiene la renta nacional global.
La renta nacional es, también, el valor monetario del gasto en todos los bienes y servicios que generan las
rentas dentro de un país. La cifra de la renta nacional se obtiene sumando simplemente todos los gastos de
todos los bienes y servicios por res razones. Primero, algunos gastos de las empresas son de materias
primeras, cuyos costes se reflejarán en los precios de los bienes finales o servicios vendidos. Por ejemplo, el
papel empleado en un libro lo comprará y pagará el impresor que lo traspasará al editor y éste al consumidor
en el precio del libro. Si contáremos el coste del papel y de la impresión, y el coste del libro que ya los
incluye, sería realizar una doble contabilidad. Por lo tanto, el gasto en bienes y servicios "intermedios" debe
excluirse en los cálculos de la renta nacional, contando únicamente los gastos de bienes y servicios finales.
Existen excepciones a esta regla: el gobierno compra algunos bienes y servicios para proporcionar servicios al
público sin cobrarle nada directamente; estos gastos deben incluirse en la renta nacional, debido a que no
existe un precio de venta final que registre los costes. De igual forma, deben contarse los gastos en nuevos
activos de capital, como casas, edificios industriales, maquinaria, stocks, etcétera, pues, de otra forma, no
estarían reflejados en el coste presente de la producción o en los precios de sus productos finales y, por lo
tanto, no constituyen un gasto "intermedio".
En segundo lugar, no todos los gastos de los residentes crean rentas en el interior. Se realizará algún gasto en
bienes y servicios del exterior que crearán una renta en el extranjero. Recíprocamente, los no residentes
realizarán compras en el país que generarán rentas. Por lo tanto, deben deducirse las importaciones y añadirse
las exportaciones a las cifras del gasto interior.
En tercer lugar, parte de los gastos en bienes y servicios reciben subsidios o pagan impuestos. Deben añadirse
los subsidios y deducirse los impuestos, puesto que no han creado una nueva y ya han sido contados una vez.
Los enfoques del ingreso y del gasto miden el producto nacional bruto − "bruto" debido a que incluyen la
depreciación − la cantidad de producto o renta presente necesaria para mantener intacto el stock existente de
capital. En el curso de la producción del producto presente, se gasta cierto capital; las máquinas se desgastan,
los stocks se agotan, los edificios necesitan reparaciones. Si no se compensara la depreciación, se dañaría la
posibilidad de seguir produciendo y, por lo tanto, parte de la renta presente debe asignarse para conservar los
activos del país, sin constituir, por tanto, una parte de la renta corriente disponible para el consumo o para
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añadirse a la riqueza.
La renta nacional neta del Reino Unidos, a principios de los años sesenta, era, aproximadamente, de 23.000
millones de libras.
Los aumentos en el valor monetario de las rentas individuales y de la renta nacional, no siempre pueden
interpretarse en el sentido de que una nación o individuo están mejor. Este aumento puede deberse,
simplemente, a un alza de precios, en cuyo caso, una renta monetaria mayor comprará la misma cantidad de
bienes y servicios de la renta monetaria anterior más baja. Con el fin de sustraer los efectos de los precios en
alza y en la inflación, es costumbre pensar en función de ""rentas reales" o en función del volumen de bienes
y servicios que pueden comprarse con una renta dada. Una aproximación conveniente a las rentas reales o a la
renta a "precios constantes", puede obtenerse dividiendo la renta nacional por un índice de precios apropiado.
Así, el producto nacional bruto del Reino Unido, aumentó de alrededor de 14.000 millones de libras en 1952,
a 25.000 millones de libras en 1962, un incremento superior al 70%; sin embargo, los aumentos de precios
redujeron el crecimiento de la renta nacional "real" a menos del 40%.
La Renta Nacional es el valor neto de la producción de un país, y resulta de valorar los bienes y servicios a
precio de coste.
Resulta evidente que la diferencia entre el Producto Nacional Neto, en el que la producción se valora a precio
de venta, y la Renta Nacional, en la que la valoración se efectúa a precio de coste, consiste simplemente en la
inclusión o no de los impuestos indirectos.
La renta nacional resulta de restar al Producto Nacional Neto el importe los impuestos indirectos.
Según esto, la Renta Nacional, que se representa por RN, puede expresarse mediante la fórmula:
RN = PNN − Impuestos indirectos
Asimismo, como el Producto Nacional Neto es igual al Producto Nacional Bruto menos las amortizaciones, la
Renta Nacional puede también venir dada por la expresión:
RN = PNB − Amortizaciones − Impuestos indirectos
Las anteriores definiciones están basadas en la producción. Pero también pueden tomarse como base los
ingresos, en cuyo caso la Renta Nacional es el conjunto de todas las rentas o ingresos percibidos por los
factores de producción suministrados por los residentes habituales de un país.
Tanto esta definición como la inicial responden al concepto de Renta Nacional, ya que el valor neto de la
producción obtenido tomando como base el precio de coste coincide con las retribuciones que perciben los
factores de producción, conforme pude observarse en el siguiente esquema:
Precio de coste del factor tierra = Retribuciones percibidas por los
propietarios de tierra.
++
Precio de coste del factor trabajo = Retribuciones percibida por los
trabajadores
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++
Precio de coste del factor capital = Retribuciones percibidas por los
propietarios del capital.
Valor de la producción obtenido Total de ingresos percibidos por los
tomando como base el precio de propietarios de los factores de
coste de los factores. producción.
El Producto Interior Bruto de un país resulta de sumar el valor de todos los bienes y servicios producidos en el
país durante un año y el valor de los servicios prestados en el país por los factores productivos extranjeros, y
deducir de la suma resultante el valor de los servicios prestados por los factores de producción nacionales en
el extranjero.
De lo expuesto se deduce que en el cálculo del Producto Interior Bruto, que se representa por PIB, intervienen
los mismos tres valores que en el cálculo del Producto Nacional Bruto.
Esta coincidencia da lugar a que frecuentemente se confundan ambos conceptos, lo que es preciso evitar. Para
ello, es suficiente fijarse con detenimiento en el contenido de la definición, y considerar adecuadamente el
signo de cada uno de los tres valores.
El Producto Interior Bruto puede expresarse mediante la fórmula:
PIB = VBSN + SFEN − SFNE
Por el contrario el Producto Nacional Neto resulta de restar al Producto Nacional Bruto el importe de las
amortizaciones.
En consecuencia, el Producto Nacional Neto, que se representa por PNN, puede expresarse mediante la
fórmula:
PNN = PNB − Amortizaciones
Conforme se deduce de su propia definición y al igual que el Producto Nacional Bruto, el Producto nacional
Neto se obtiene valorando los bienes y servicios a precios de mercado, esto es, a precios de venta.
En este punto, es interesante advertir que los impuestos indirectos no forman parte del precio de coste, pero sí
del precio de venta, razón por la cual van incluidos tanto en el Producto Nacional Bruto como en el Producto
Nacional Neto.
De entre los distintos componentes que integran el producto o renta nacional por el lado del gasto nos vamos a
centrar en el estudio de los gastos de consumo y de los gastos de inversión.
En la economía simplificada que no tiene en cuenta ni el Estado ni el resto del mundo, los dos integrantes del
gasto son los bienes de consumo que demandan las familias y los bienes de inversión que demandan las
empresas.
Gasto o demanda agregada = Demanda de consumo + Demanda de inversión
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La demanda agregada se refiere al nivel de gasto global de la economía.
Los ingresos que perciben las familias, esto es, el total de la renta nacional en una economía simple sin
comercio con el exterior y sin sector público, tienen dos destinos posibles, el consumo en el período o bien el
ahorro, que posibilitará el consumo futuro.
Los individuos suelen ahorrar por diversas razones, como puede ser: incrementan o mantener el patrimonio
familiar, dejar una herencia a los sucesores, constituir un fondo de riqueza del que puedan vivir en los años de
jubilación o retiro. Asimismo, los individuos suelen ahorrar para cubrir gastos significativos con respecto a la
renta de la familia, como la compra de la vivienda, o para hacer frente a posibles contingencias.
El consumo y el ahorro de una familia están fuertemente condicionados por su renta. Cuanto mayor sea la
renta de la familia mayor será el porcentaje de la misma que destinará a ahorrar. Las familias de rentas bajas
se ven obligadas a destinar la mayor parte de sus ingresos a cubrir sus necesidades básicas y difícilmente
pueden ahorrar. Además, las familias de rentas medias y bajas se ven inducidas a consumir por el denominado
"efecto demostración" que les impulsa a imitar el estilo de vida de los individuos con niveles de renta más
alta, constituyendo un obstáculo para el ahorro.
En cualquier caso, debe señalarse que las familias toman sus decisiones con relación a su renta disponible.
La renta disponible es la renta con la que finalmente cuentan los individuos después de pagar los impuestos y
recibir las subvenciones.
El Estado, por tanto, puede provocar un aumento o una disminución del consumo mediante una alteración de
los impuestos. Por otro lado, y precisando aún más la relación entre decisiones de consumo, ahorro, y renta,
cabe señalar que al decidir la cuantía anual de su consumo la familia no sólo tiene en cuenta los ingresos
obtenidos durante este año, sino más bien los que considera como "permanentes" al analizar una serie de años.
Normalmente, una familia que vea reducida en un determinado año su renta esperará a que se confirme dicho
aumento antes de alterar sus pautas de comportamiento.
El primer determinante del consumo y del ahorro es la renta del país. A nivel agregado, otro factor que influye
de forma determinante sobre el nivel de consumo es la distribución de la renta entre los distintos individuos.
Por otro lado, estudios comparativos de los presupuestos de las familias con diferentes niveles de renta
muestran que éstos dividen su renta entre ahorro y consumo de los diferentes bienes y servicios, según
patrones bastante estables a lo largo del tiempo y que, por tanto, la relación entre el consumo y la renta
también es estable.
La propensión al consumo es la relación entre el consumo agregado de las economías domésticas y la renta
nacional.
Así pues definiremos el consumo como:
Proceso de obtener utilidad de una mercancía o servicio. En sentido más general, describe el proceso de
adquisición de mercancías y servicios para obtener satisfacciones directas de ellas; o indica la cantidad de
gasto que se realiza en ellas.
En economía, "consumo" no implica necesariamente la destrucción física de la mercancía "consumida". Los
alimentos se consumen, pero también se consumen cuadros, que no quedan destruidos al rendir una utilidad o
satisfacción. El consumo no tiene por qué ser necesariamente un proceso tangible; puede decirse que una
audiencia "consume" los servicios de los actores o músicos.
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La economía considera a la utilidad cada vez menos en función de las satisfacciones obtenidas de los bienes y
servicios y cada vez más en función del grado deseabilidad de los bienes y servicios. En consecuencia, se ha
tendido a utilizar cada vez más el término "consumo" para denominar el proceso de adquisición de bienes y
servicios y la cantidad gastada en ellos, a pesar de que su fin es el de obtener utilidad.
Según esto, se ha convertido en costumbre, al considerar el gasto general generador del flujo de producción de
bienes y servicios de la comunidad, el distinguir entre demanda de consumo y demanda de inversión,
representando esta última la demanda de bienes de capital, que se desean no por su utilidad, sino debido a que
aumentan la capacidad productiva futura de la comunidad.
Si el consumo está estrechamente relacionado con la producción y la renta, la inversión se convierte en el
elemento decisivo que determina el nivel de demanda global y, en consecuencia, el nivel de producción global
en la economía.
Al contrario de lo que ocurre con el consumo, la inversión es difícil de estudiar y extraordinariamente
variable. Precisamente, las fluctuaciones que experimentan las economías se deben en buena medida a la
inestabilidad de la inversión, de ahí la importancia de su estudio. Una primera dificultad se deriva de que la
inversión y el ahorro lo realizan personas distintas y por razones diferentes. En una economía mixta el ahorro
lo realizan las economías domésticas y lo efectúan sin tener en cuenta las oportunidades de inversión de las
empresas.
La inversión se ve condicionada por un conjunto de variables, entre las que cabe destacar las siguientes:
• las expectativas empresariales sobre el futuro de la actividad económica. Los empresarios se forman
unas expectativas sobre cómo evolucionará la económica y toman sus decisiones de inversión
condicionadas por las mismas.
• El tipo de interés. El precio de pedir prestado, estos es, el tipo de interés, condiciona las decisiones de
inversión. El empresario sólo invertirá cuando el rendimiento esperado de la inversión supere el tipo
de interés o coste del dinero.
• El nivel de capacidad instalada utilizada para las empresas. La capacidad de una empresa son las
instalaciones productivas con las que cuenta. Cuando éstas no se utilizan completamente, la empresa
tendrá un exceso de capacidad y no se sentirá motivada a realizar nuevas inversiones.
Por ello, cabe señalar que, si bien existe una relación funcional entre el tipo de interés y la inversión, la
"sensibilidad" de la inversión ante variaciones en el tipo de interés es un tema relativamente controvertido
entre los economistas. Inciden muchos factores sobre las decisiones de inversión y resulta difícil "aislar" el
efecto de los tipos de interés.
Así pues diremos que la inversión:
• Activos hechos por el hombre, que se emplean en la producción de bienes de consumo o de nuevos bienes
de inversión. El análisis económico se facilita dividiendo la producción anual de bienes y servicios en
bienes de consumo y bienes de inversión (denominados también bienes de producción o bienes de capital).
Los bienes y servicios de consumo satisfacen "directamente" las necesidades del consumidor; esta
satisfacción es el objeto de la actividad económica. La inversión es el uso de los factores de producción
para producir bienes de capital que satisfagan las necesidades del consumidor "de una forma indirecta",
pero más plena en el futuro.
Los factores de la producción se emplean para producir el producto bruto ("producto interior bruto"). Los
activos de capital utilizados están sujetos a gastarse y deteriorarse y deben conservarse y sustituirse; parte del
equipo se convierte en absoluto debido a los cambios en los métodos productivos. La determinación en la
capacidad productora de renta del capital se denomina "consumo de capital", es decir, es la cantidad de capital
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"tragado" en el curso de la producción de bienes y servicios. Si el valor del stock de capital debe ser el mismo
tanto al final del período productivo como al principio, os factores productivos deben emplearse para resarcir
el capital consumido. A este proceso se le denomina "conservación intacta de capital". Para asegurar el
progreso económico, la mayoría de países intervienen más recursos en bienes de capital de los necesarios para
reponer el consumo de capital. La deducción del consumo de capital del total de la inversión "bruta" da la
inversión "neta" (la adición neta del stock de capital durante el período). (Realizando la misma deducción para
el producto interior "bruto" obtendremos el producto interior "neto").
La inversión puede dividirse en 1) "capital fijo, 2) bienes en proceso, 3) stocks.
• "Capital fijo" consiste en bienes de producción como fábricas, planta, equipo, edificios, transportes,
carreteras, canales, ferrocarriles, puertos y todas las formas de capital disponibles para la producción.
• "Bienes de proceso" se refieren a los factores de la producción vinculados al proceso productivo y
todavía no totalmente convertidos en productos acabados, como los edificios no terminados o los
coches semiterminados en cualquiera de las fases de la producción en serie.
• "Stocks" se refieren a los bienes de consumo o producción terminados, aún no vendidos al
consumidor final, como son los stocks en espera de que se pasen a recoger o que están en tránsito.
La inversión puede dividirse también en inversión "privada" (interior), "publica" y "extranjera". La inversión
"privada" consiste en todas las compras de bienes de capital por las personas, negocios o instituciones. Los
bienes de inversión son duraderos y rinden servicios durante un cierto número de años. Algunos bienes de
consumo duraderos poseen estas cualidades, como, por ejemplo, los automóviles, pero, principalmente,
debido a dificultades en su medición, se consideran en la contabilidad social no como bienes de inversión,
sino como bienes de consumo, y las utilidades que rinden anualmente no se cuentan en el producto nacional.
La principal excepción es el gasto de la construcción de viviendas. Los gastos en inversión "pública" pueden
definirse de diversas maneras. Las utilidades públicas y las viviendas municipales son claramente gastos de
inversión. Los servicios sociales pueden considerarse como una inversión o como un servicio. Los servicios
sanitarios y de educación rinden un consumo corriente, pero pueden considerarse como inversiones en seres
humanos y, por lo tanto, pueden considerarse igualmente inversión como los gastos de escuelas, hospitales y
fábricas.
La inversión "extranjera" consiste en los títulos sobre riqueza real en propiedad de personas o gobiernos de
países extranjeros. Un país puede invertir, por consiguiente, en el extranjero, en la medida solamente en que
está exportando más bines y servicios de los que está importando; es decir, que la inversión exterior requiere
un esfuerzo productivo de la misma manera que la producción interior de bienes de capital. Esta inversión
exterior puede asumir la forma de préstamos o créditos a personas de otros países, la compra de activos reales
en el extranjero, o un aumento en las reservas de oro y divisas del país.
• La inversión tiene también un sentido más específico. La formación de activos reales de capital da lugar a
títulos sobre riquezas (bonos, obligaciones, acciones, hipotecas, etc.). Existe un mercado activo para estos
títulos, cuya compra por parte de personas o instituciones recibe también el nombre de "inversión". Esta
inversión "financiera" (o personal) debe distinguirse de la inversión "real" (o de la comunidad). La
inversión "financiera" se refiere, únicamente, a la transferencia de la propiedad de títulos entre personas.
La teoría de la determinación de la renta, teoría Keynesiana que sostiene que, en una economía cerrada, sin
actividad gubernamental, el empleo de la producción y la renta tenderán hacia aquel nivel en que el flujo de
los ahorros deseados de la comunidad es exactamente igual al flujo de gastos de inversión deseados en nuevos
activos de capital.
En el esquema analítico de Keynes, el nivel ofrecido de empleo y la renta que de él proviene, viene
determinado por el nivel de demanda global de la comunidad.
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En una sociedad moderna, que hace gran uso del capital, la demanda global puede dividirse en a) demanda de
servicios y bienes de consumo y b) demanda de inversión o de bienes de capital. Una característica
fundamental de la teoría es que estas dos demandas están determinadas por factores completamente diferentes.
La demanda de bienes de consumo se supone que depende, principalmente, de las rentas de los consumidores;
la demanda de bienes de producción se supone que depende de su valor presente aplicado a su poder de
creación de renta, o al beneficio directo que se espera que rindan en su vida futura estimada en comparación
con su coste.
La demanda de consumo está relacionada con la renta de una forma sistemática por la propensión al consumo;
a excepción de los niveles muy bajos de renta, se ahorrará alguna proporción de la renta y, siempre que
aumente la renta, el consumo aumentará también aunque en una proporción menor; en otras palabras, la
propensión marginal al consumo es una fracción de la renta comprendida entre la unidad y cero. De ello se
deduce que, cuando aumenta el nivel de producción y renta de la economía, surgirá una brecha ente el gasto
global necesario para mantener el nivel de empleo, producción y renta, y el gasto global de consumo asociado
con este nivel de renta. La medida en que la comunidad pueda mantener un nivel dado de producción y renta
dependerá, por lo tanto, del volumen de gasto de las inversiones planeadas y realizadas. El rasgo original de la
teoría de Keynes residía en que, debido a que el deseo de ahorrar de la comunidad y el deseo de realizar la
inversión lo realizan decisiones completamente separadas, llevadas a cabo por personas distintas, no existe
ninguna garantía de que el nivel de gasto de inversión cubra siempre la "brecha" entre la renta y el gasto de
consumo al nivel de renta de pleno empleo. Lo máximo que puede decirse es que, dado el nivel de inversión
por la propensión a invertir de los hombres de negocios, la renta tenderá al nivel que dada la propensión al
consumo rinda los ahorros deseados y será igual al nivel deseado de inversión. Esto significaría el equilibrio −
en el sentido de que sólo en este nivel no existirá ninguna tendencia a un cambio de la renta −, aunque los
hombre y la capacidad productiva puede quedar involuntariamente desocupados. A cualquier otro nivel, la
inversión excederá o quedará corta frente a la "brecha de los ahorros", la demanda global será excesiva o
insuficiente con relación al nivel necesario para mantener los niveles productivos presentes y se estimulará
hacia arriba o hacia abajo el nivel de producción.
La teoría anterior suponía que el nivel general de los tipos de interés de la economía tendería a equilibrar el
ahorro con la inversión, alentando el ahorro y desalentando la inversión con unos tipos altos, y viceversa, si
existían unos tipos bajos. El rechazo de Keynes en aceptar la teoría del ahorro − inversión del interés, le
condujo a reformular la teoría en función de la preferencia por la liquidez, es decir, la demanda de dinero de la
comunidad. De esta forma surgió una teoría general lógicamente consistente de la determinación de la renta.
La preferencia por la liquidez y la oferta monetaria determinan el tipo de interés y, por lo tanto, el coste de la
inversión llevada a cabo con fondos prestados, dado el volumen de inversión y la propensión marginal al
consumo y al ahorro de la comunidad, el nivel de la renta viene determinado por el nivel en que los ahorros
deseados igualan la inversión deseada.
La teoría puede adaptarse para que comprenda la introducción del comercio exterior, los impuestos y el gasto
gubernamental. La condición simple del equilibrio, de que el ahorro es igual a la inversión, queda
simplemente ampliada para abarcar todas las "filtraciones" e "inyecciones", de modo que se convierte en: el
ahorro, "más" el gasto gubernamental de bienes y servicios, "más" las exportaciones.
Esta teoría se ha aceptado ampliamente entre los economistas desde que Keynes la expuso en 1936 en su
famosa obra Teoría general del empleo, el interés y el dinero. Algunas críticas han surgido en los últimos
años.
Dada una distribución de la riqueza, los ingresos o renta de cada una de las economías domésticas dependerán
de las cantidades de recursos que posean, de la fracción de éstos que se venda en el mercado y de os precios
que alcancen. Es preciso, no obstante, distinguir entre distribución de la renta y distribución de la riqueza.
La riqueza de un país es el conjunto de activos físicos, propiedad de las economías domésticas. La renta de un
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país en un período determinado es el producto de la utilización de recursos productivos durante ese período.
Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que la distribución de la renta de un país entre los distintos agentes
económicos será el resultado no sólo de las rentas libremente obtenidas por los distintos factores productivos,
sino que también se verá fuertemente condicionada por la acción del sector público mediante el
establecimiento de impuestos y subvenciones.
La renta nacional que se genera en un país se distribuye a través de los mercados de factores entre los
individuos y familias que lo integran. La distribución resultante será más o menos igualitaria, según como esté
repartida la propiedad de los factores productivos y cuál sea el sistema de precios o retribuciones vigente en el
país en cuestión.
Para reflejar intuitivamente la desigualdad se suele acudir al análisis gráfico y en particular a la curva de
Lorenz, llamada así en honor al estadístico norteamericano que la elaboró en 1905. Esta curva sirve para
mostrar la relación que existe entre los grupos de la población y sus respectivas participaciones en la renta
nacional.
La diagonal 00' representa una distribución igualitaria en la que cada porcentaje de familias recibe un
porcentaje igual de la renta. Esta línea se suele llamar de equidistribución o de distribución igualitaria. En
particular, la curva de Lorenz de 1980 para la economía española muestra que, por ejemplo, el 20 por ciento
de las familias de renta más baja recibieron sólo el 6'4 por ciento de la renta total.
Cuanto más alejada esté la curva de Lorenz de la diagonal, mayor será la desigualdad de la distribución de la
renta nacional. En otras palabras, cuanto mayor es el área de desigualdad (zona comprendida entre la línea de
equidistribución y la curva de Lorenz), mayores serán las diferencias de renta en el país en cuestión.
Desde un punto de vista macroeconómico no sólo interesa estudiar cómo se distribuye la renta entre los
individuos, sino también entre el trabajo y el capital.
La distribución funcional de la renta se refiere al reparto de la renta entre los factores de la producción,
fundamentalmente el trabajo y el capital.
Tal como he indicado, la parte de la renta que corresponde al trabajo y la que se destina a retribuir el capital
depende de la proporción de estos factores utilizada en la producción, y de la relación entre los precios de
dichos factores.
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Gráfico A Gráfico B
El gráfico A muestra una distribución de la renta de un país industrializado y el gráfico B muestra una
distribución de la renta de un país tercermundista.
La tabla input−output, ideada por Wasily Leontief, tiene como característica una doble entrada que presenta
las interconexiones entre los distintos sectores de la economía de un país, a través de los flujos de bienes y
servicios (evaluados en unidades monetarias).
En las filas figuran las salidas de cada sector hacia los restantes (output) y en las columnas las entradas
(input).
Si se recorren las tablas por columnas, estamos fijándonos en los recursos (input) de cada sector y, si se hace
por filas, en el empleo (output) que tal sector hace de sus recursos. Ello tiene como único objetivo el destacar
que lo que figura debajo son los componentes de los empleos o de los recursos, respectivamente.
Los flujos se ordenan según dos criterios:
• Según la rama o naturaleza del producto.
• Según las operaciones a que dan lugar dichos flujos.
A partir de la clasificación anterior, se llega a la constitución de tres tablas básicas:
• Una tabla de consumos intermedios que representa los intercambios dentro de los sectores productivos; por
tanto, si se lee por filas, ofrecerá información sobre cómo se distribuyen sectorialmente los recursos
primarios generados por cada sector. Si se lee por columnas, se tendrán los recursos intermedios utilizados
por cada sector.
• Una tabla de empleos finales
• Una tabla de recursos primarios.
En la demanda intermedia las filas representan el destino que tal sector ofrece a sus recursos, lo que significa
los otput o salidas del sector. Y las columnas representan los recursos de cada sector, es decir, de dónde
provienen los input productivos que utiliza cada sector. De esta forma, resulta que cada casilla de la demanda
interna representa a la vez los output e input del sector, con respecto al sector de referencia.
Analizadas por filas, el conjunto de las tablas de consumos intermedios y empleos finales describen el empleo
total de los recursos de un sector, que pueden dirigirse, asimismo, a los otros sectores (constituyendo
consumos intermedios de los mismos) o a la demanda final.
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Del conjunto de las tablas de consumos intermedios y recursos primarios se obtiene el origen total de os
recursos del sector, que procederán por una parte del autoconsumo, por otra, de inputs procedentes de los
demás sectores, y el resto de otros inputs que se añaden al sector para obtener los recursos totales disponibles
del mismo.
Las tablas "input−output" es un método empleado en economía teórica y aplicada, para tener en cuenta los
factores referentes al equilibrio general del sistema económico en un análisis factual de los problemas de
producción. Este método posee tres características fundamentales. Primero, se refiere exclusivamente a los
problemas de la producción; la teoría de la demanda no desempeña papel alguno en la base del análisis
input−ouput. Los problemas analizados son fundamentalmente problemas técnicos de la producción. Esta
investigación intenta determinar lo que puede producirse y la cantidad del producto intermedio" que puede
utilizarse en el proceso productivo, dadas las cantidades de recursos disponibles y el estado de la técnica. Por
lo tanto, no es estrictamente un análisis "económico", que se preocupa únicamente por valores variables.
En segundo lugar, el análisis está íntimamente ligado con la investigación factual. Una consecuencia de este
interés por los hechos, consiste en que el investigador se ha visto obligado a ciertos compromisos; el análisis
input − output hace uso de un modelo que está mucho más severamente simplificado y restringido en su
tratamiento de los fenómenos que muchas teorías económicas. Sus restricciones residen en el énfasis
exclusivo por el lado de la producción de la economía; las simplificaciones se señalan más abajo.
La tercera característica es la concentración en un estado económico que se encuentra en equilibrio. El análisis
input − output intenta tener en cuenta los vínculos entre los planes de producción y las actividades de las
muchas industrias que componen la economía. Cada industria emplea los productos de otras industrias como
materias primas. A su vez, su propia producción se utiliza, frecuentemente, en otras industrias como factor
productivo. Por ejemplo, el acero se emplea para fabricar vagones de tren que, a su vez, se emplean para
transportar acero y carbón que se emplearán para fabricar vagones.
De los supuestos simplifitivos que tiene que hacer el análisis input− otuput, más extremos que los realizados
en los modelos económicos teóricos, los más importantes son, primero, el que cada industria produce un solo
producto, es decir, que no hay ninguna industria que produzca conjuntamente dos bienes y, segundo, que
todos los factores productivos se emplean en relación fija entre sí.
El problema fundamental del análisis input−output es considerar cuáles son los productos netos que pueden
obtenerse del proceso de la producción para el consumo final y la medida en que se utilizará cada producto en
el curso de las actividades productivas llevadas a cabo para que rindan estos productos netos.
Una solución con éxito de estos problemas daría lugar a muchas aplicaciones prácticas. Por ejemplo, el
análisis input−output podría emplearse en la predicción de las necesidades productivas futuras si fuera posible
obtener estimaciones aceptables de la demanda. Algunos economistas creen que podría utilizarse para un
objetivo más modesto, proporcionando una detallada estructura de la contabilidad de la renta nacional. Si no
pueden resolverse estos problemas en particular, si resulta difícil lograr unas previsiones realistas de la
demanda, el análisis input−output puede seguir siendo un instrumento teórico útil pero de poca aplicación
práctica.
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