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ABROGACIÓN DEL ARTÍCULO 120 CONSTITUCIONAL POR SER
INOPERANTE SU TEXTO ACTUAL Y PROPUESTA DE UNA NUEVA
REDACCIÓN PARA SATISFACER UNA NECESIDAD MODERNA
Autor: Lic. Carlos Moguel Contreras*
Los cambios tecnológicos que
han ocurrido hasta nuestros días, se
produjeron de manera muy sensible a partir de la Segunda Guerra Mundial y
continúan realizándose a la fecha. Éstos, sin lugar a duda, se han
experimentado en forma positiva o negativa aún cuando el hombre no se lo
proponga deliberadamente.
Los grandes avances debidos a las comunicaciones satelitales, la robótica, el
rayo laser los viajes espaciales, el descubrimiento del ADN, los transplantes de
órganos, las diversas generaciones de computadoras, el chip, el microchip, son
sólo unos cuantos ejemplos que ilustran la aseveración anterior.
Estos cambios, han influido en todos los órdenes de la vida cotidiana a tal
extremo que ya resulta impensable prescindir de tan notables avances en las
grandes construcciones, los puentes, las presas, las centrales hidroeléctricas,
las plantas termonucleares, etc.
También se ha sentido esta honda repercusión en la vida de los más diversos
profesionistas, banqueros, industriales, comerciantes, financieros, quienes
tienen la necesidad de contar con instrumentos cibernéticos que les faciliten su
trabajo.
Y por supuesto, en el aspecto judicial se precisa igualmente del concurso de
estas herramientas modernas para simplificar los procedimientos y tener más
precisas las estadísticas, aunque en este campo, se requiere, además, del
cambio en la mentalidad del juzgador, de los litigantes, los secretarios, los
actuarios e incluso el personal del archivo.
El Derecho por su parte, debido a la delicada misión que tiene de regir las
relaciones interhumanas, no escapa a esta realidad que se confronta en todos
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los órdenes, ya que como un producto vivo debe ir evolucionando
permanentemente y adaptarse a cada etapa en la medida en que las
necesidades humanas lo requieran para no permanecer rezagado frente a la
velocidad en la que se van sucediendo los cambios tecnológicos.
Aunque el Derecho se caracteriza por permanecer durante largos períodos sin
sufrir alteraciones substanciales debe reconocerse que a una nueva necesidad
corresponde un distinto y más eficiente satisfactor.
Y es que el Derecho ha resentido los efectos expansivos de esta corriente, de
tal manera que su trascendencia en el Derecho Público se advierte en la
materia penal con el planteamiento del robo y el fraude cibernéticos, y en el
Derecho Privado cuando se habla de la celebración de contratos con la
certificación de la firma electrónica.
Y es que ante el avance de la Informática Jurídica no sería remoto que pronto
estuviéramos dándole cabida al Derecho Informático como una nueva rama
del Derecho, en la misma forma que ocurrió con el Derecho del Trabajo, que
inicialmente trató de asimilársele al Derecho Civil pero que más adelante quedó
plasmado como garantía social en nuestra Constitución Política de 1917,
siendo por ello, la primera y más adelantada en este género.
El primer gran paso ya se tiene avanzado en este sentido, dentro de nuestro
país, con la publicación en el Diario Oficial de la Federación de la Federación
el 29 de agosto de este mismo año, del Decreto por el que se reforman y
adicionan diversas disposiciones del Código de Comercio en materia de firma
electrónica. Con esto, ya se advierte el requerimiento del cambio en el Derecho
Mexicano aunque por lo pronto esté circunscrito a nivel de ley federal.
Sin embargo,
también se espera fundadamente que opere un cambio
constitucional que refleje la adecuación de las leyes a un mandato superior,
que para el caso, además de garantizar el derecho a la información contenido
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en su artículo 6°, pueda impulsar la cultura de la legalidad, cuando los
gobernados tengan un acceso más fácil y directo a las normas jurídicas que
establecen sus derechos y obligaciones, así como las limitaciones en la
actuación de sus gobernantes.
Esto significa que siendo el
Orden Jurídico Nacional un asunto de vital
importancia para el país, por tratarse de un conjunto de ordenamientos
normativos de carácter general y obligatorio emitidos por los poderes, órganos
autónomos, dependencias y demás unidades administrativas competentes de
los diferentes órganos de gobierno, no debe ni puede quedar sujeto a los
vaivenes a los que siempre está supeditado un convenio sino que debe ser de
observancia general y obligatoria para todos.
Sobre el particular tenemos el caso contemplado en el artículo 120
constitucional, cuyo texto establece que los Gobernadores de los Estados
están obligados a publicar y hacer cumplir las leyes federales.
Este dispositivo, aunque desde su entrada en vigor ha permanecido sin reforma
alguna, dicho fenómeno puede obedecer a varias circunstancias, una de ellas
de tipo histórico-político en cuanto a que no estaba debidamente consolidado el
Federalismo, lo que motivó la resistencia de las autoridades locales, por lo que
se impuso la necesidad de una segunda publicación en su medio oficial de
difusión para el acatamiento de una ley federal y en cuanto a hacerlas cumplir,
por la razón de su aparente desconocimiento debido a la distancia que
separaba a los Estados de la capital de la República.
Hoy en día, ya no hay semejantes cuestionamientos, porque las normas de
mayor jerarquía se aplican sin restricciones en todos los Estados, sin
necesidad de hacer la segunda publicación local respectiva, aunque la
Administración estatal pertenezca a un partido político distinto que el de la
Administración federal, pues se trataría de un acto a todas luces redundante.
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Si bien es cierto que en su origen tuvo su razón de ser explicable por haber
comunicaciones tan deficientes en un vasto territorio nacional, los medios de
información modernos permiten llegar ahora en el menor tiempo a los lugares
más distantes de la geografía nacional.
Por las razones anteriores, la disposición constitucional en comento es del todo
inoperante, tanto más cuanto que en una Entidad Federativa sus autoridades
están atentas al surgimiento de las
disposiciones federales, por haberse
discutido y aprobado en las comisiones y en el pleno respectivos, de las
Cámaras colegisladoras, por lo que el consenso sobre ellas, se encuentra
asegurado con gran anticipación a su entrada en vigor.
La propia Suprema Corte de Justicia de la Nación, que tiene a su cargo la
interpretación judicial de la ley, ha clarificado el concepto en forma suficiente y
satisfactoria, tanto en el Pleno como en la Sala Administrativa, mediante
diversas ejecutorias en las que el criterio adoptado es el siguiente:
1)
Promulgación de las Leyes.
Si bien el artículo 120 constitucional impone a los Gobernadores de los
Estados, la obligación de publicar y hacer cumplir las leyes federales, eso no
quiere decir que tales leyes dejen de regir por su no publicación, en una
Entidad Federativa, supuesto que no es sanción constitucional, y que sería
facultativo para los Gobernadores, el cumplimiento de la Constitución y de las
leyes federales, por el solo hecho de no publicar éstas en los territorios
respectivos.
Instancia: Pleno
Época: Quinta
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Parte: XVI
Página: 706
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En el mismo sentido que la anterior, las dos siguientes:
2)
Promulgación de las Leyes, cuando no es requisito forzoso para su
vigencia.
Instancia: Segunda Sala
Época: Quinta
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Parte: LXXXVI
Página: 1486
3)
Leyes vigentes, publicación de, en los periódicos oficiales de los
Estados.
Instancia: Segunda Sala
Época: Quinta
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Parte: CIII
Página: 332
4)
Leyes federales, obligatoriedad en las, en los Estados
No es exacto que la circunstancia de que las leyes federales no sean
publicadas en los periódicos oficiales de los Estados, en los términos del
artículo 120 de la Constitución Federal, exima a los habitantes de las propias
Entidades Federativas, de su cumplimiento, porque la obligación creada por el
artículo 120 constitucional se estableció cuando los medios de publicidad eran
todavía imperfectos, con el fin de facilitar el conocimiento de las leyes federales
por los habitantes del país, y por otra parte, si se estimara lo contrario, se
dejaría a la voluntad de los Gobernadores el cumplimiento de la Constitución y
de las leyes federales, por el solo hecho de no publicar éstas en su territorio y
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por consecuencia, la desobediencia de dicho precepto fundamental sólo puede
constituir un motivo de responsabilidad.
Instancia: Pleno
Época: Sexta
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Parte: XXXVI, Primera Parte
Página: 429
5) Decretos, vigencia de los.
Aun cuando el artículo 120 de la constitución, impone a los gobiernos de los
estados la obligación de publicar y hacer cumplir las leyes federales, la falta de
cumplimiento de esta obligación no trae como consecuencia la invalidez del
decreto relativo, toda vez que no lo dispone así el precepto constitucional
citado, ni ley otra alguna.
Instancia: Segunda Sala
Época: Quinta
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Parte: XC
Página: 2425
Por lo tanto, ante la inoperancia del texto actual del artículo 120 constitucional
analizado, que por ende debe abrogarse, se propone que conservándose el
número del artículo, su texto sea el siguiente:
Artículo 120.- El Estado garantizará, mediante la coordinación por parte del
Ejecutivo Federal, de los poderes públicos de los diferentes órdenes de
gobierno, que el texto integral, exhaustivo, fidedigno y actualizado de las
disposiciones del orden jurídico nacional esté al
alcance de todos los
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gobernados y gobernantes, de manera inmediata y gratuita, a través de la red
electrónica de datos.
México, D. F., a 30 de septiembre de 2003.
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