Vida

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Vida
Descartes nació el año 1596 en Francia. Hijo de un miembro de la baja nobleza, fue enviado a los 8 años a una
escuela jesuita, en donde permaneció 8 años. Fue ahí, donde junto a los típicos estudios clásicos, Descartes
recibió las enseñanzas de matemáticas y escolasticismo. El catolicismo ejerció una gran influencia en él a lo
largo de su vida. Al concluir sus estudios en la escuela, cursó derecho en la Universidad, y se licenció en
1616. Sin embargo, nunca ejercería dicha la profesión. También, en 1618, entra al servicio del Príncipe
Mauricio I, con la intención de seguir una carrera militar. Sirvió a muchos ejércitos, pero su verdadero interés
estaba en los problemas matemáticos y filosóficos, a los que dedicó el resto de su vida.
Obras
En 1637 terminó el Discurso del Método para dirigir la razón y buscar la verdad en las ciencias. Fue escrito
en francés y apareció como introducción de tres ensayos científicos: la dióptrica, los Meteoros y la Geometría.
La siguiente de sus obras fue Meditaciones metafísicas (1641), en esta obra se recoge el conjunto de la
filosofía cartesiana: la duda metódica, el cogito, ergo sum, las dos vías de demostración de la existencia de
Dios, el criterio de verdad como aquello que concebimos clara y distintamente, la naturaleza del error, la rex
extensa y la separación cuerpo−mente. Los principios de la filosofía (1644) trata el conocimiento humano,
las cosas materiales, el mundo visible y la tierra. En 1701 se publica su última obra Reglas para la dirección
del espíritu, obra incompleta que estaría formada por 36 reglas de las cuales sólo se llegaron a redactar 21, las
7 primeras equivalen a las normas del método, las otras, si bien agregan poco al discurso, aclaran en gran
medida la filosofía cartesiana con sus aplicaciones y ejemplos.
Conocimiento
*Método Cartesiano:
Para Descartes la diversidad de opiniones y el error que de la misma no es consecuencia de una falta de
inteligencia, sino del método seguido. La inteligencia aplicada por el mal camino no puede conducirnos muy
lejos, y por eso hemos de plantearnos, antes de lanzarnos a la búsqueda de la verdad, cuál es el camino que
mejor puede conducirnos a su consecución. Por lo que presentará un método llamado Método Cartesiano.
El método cartesiano tiene como referencias dos elementos distintos:
1) El método de resolución−composición. Según este método, ante cualquier problema científico debían
seleccionarse, en primer lugar, las variables relevantes, para a continuación, en un proceso abstractivo,
establecer hipótesis teóricas expresadas matemáticamente que explicaran el fenómeno. De estas hipótesis se
deducirían varias consecuencias que debían ser comprobadas por medio de un experimento, que evaluará su
veracidad. Si bien dicho método combina la experiencia con el trabajo deductivo, Descartes privilegiará el
razonamiento sobre cualquier tipo de experimentación empírica. El análisis conceptual y la deducción racional
se imponen sobre el conocimiento sensible, que a menudo es responsable de muchos de nuestros errores.
2) La influencia de las matemáticas. Si algo asombraba a Descartes de esta ciencia, era que todos sus
desarrollos pueden seguirse sin necesidad de apelar a la experiencia. En matemática las verdades son
evidentes y demostrables, y basta la razón para conocerlas. De hecho, el antecedente más remoto del Método
Cartesiano podemos encontrarlo ya en la geometría de Euclides: se trata en definitiva de ir deduciendo nuevas
y más complejas verdades tomando como punto de partida otras más sencillas y evidentes.
La propuesta cartesiana tiene, por tanto un doble objetivo: evitar el error y llegar a verdades indudables, y por
otro lado extraer nuevas verdades a partir de las ya conocidas. Para ello, Descartes afirma la necesidad de
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destruir todo el conocimiento anterior, y comenzar un nuevo edificio del conocimiento, en el que sólo
aparezca la verdad y sean eliminados los prejuicios o las verdades basadas en argumentos de autoridad. En
esta labor de destrucción y construcción, intervendrán dos facultades características de la razón humana: la
intuición y la deducción. La primera, por la que conocemos de un modo inmediato verdades evidentes, juega
un papel esencial en las dos primeras reglas, mientras que la segunda, por la que accedemos a nuevas verdades
a partir de las ya conocidas, es la protagonista de las dos segundas. Las reglas del método cartesiano, tal y
como aparecen en el Discurso del método, son las siguientes:
−Regla de la evidencia: No admitir jamás como verdadero cosa alguna sin conocer con evidencia que lo era;
es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención, y no comprender en mis juicios más que lo
que se presentare a mi espíritu tan clara y distintamente que no tuviese motivo alguno para ponerlo en duda.
−Regla del análisis: Dividir cada una de las dificultades que examinase en tantas partes como fuera posible, y
cuantas requiriese su mejor solución.
−Regla de la síntesis: Conducir ordenadamente mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y
más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, como por grados hasta el conocimiento de los más
compuestos; y suponiendo un orden aun entre aquellos que no se preceden naturalmente unos a otros.
−Regla de las comprobaciones: Hacer en todo enumeraciones tan completas, y revisiones tan generales, que
estuviera seguro de no olvidar nada
La primera regla establece la evidencia como el criterio último para separar lo verdadero de lo falso. La
verdad debe ser evidente, y para acceder a ella necesitamos de la intuición, de un acto puramente racional por
el que la mente ve de un modo inmediato, directo y transparente una idea. La evidencia sería la propiedad de
aquella idea que le hace aparecer ante la mente con claridad y distinción. A su vez, Descartes explica también
ambos conceptos: es clara la idea que es presente y manifiesta a un espíritu atento, mientras que es distinta la
que es de tal modo precisa y diferente de todas las demás que no comprende en sí misma más que lo que
aparece manifiestamente a quien la considera como es debido.
Una de las consecuencias más importantes de esta regla es que la realidad pierde la objetividad. Ya no hay una
realidad fuera del sujeto, sino que ésta queda convertida en un contenido más del pensamiento. Así, la verdad
pierde su dimensión ontológica: no hay una verdad en la realidad, una adecuación entre pensamiento y
realidad. Ahora la verdad es una propiedad de las ideas que les hace aparecer como evidentes. Verdad es, para
Descartes, igual a evidencia, es un contenido de la conciencia del sujeto, lo que después planteará el problema
de cómo unir con el mundo material que percibimos a través de los sentidos.
Si la primera regla procura alcanzar las primeras verdades, la segunda y la tercera nos explican cómo podemos
deducir nuevas verdades a partir de las ideas claras ya conseguidas. En la primera parte (regla del análisis) se
descompone el problema hasta sus partes más sencillas (naturalezas simples). A continuación se procede a la
inversa, reconstruyendo el problema original, con la ventaja de conocer ahora sus partes más elementales y las
relaciones entre ellas. En este proceso interviene la deducción, que es la que se encarga de relacionar
correctamente unas ideas con otras.
Por último, Descartes exige que se realicen distintas comprobaciones de todo el proceso recorrido,
especialmente en el análisis y la síntesis, ya que son las partes del método en las que más fácilmente pueden
colarse los errores. Como resultado de todo esto, se tendrá un sistema de conocimiento con garantías de
certeza, puesto que cada regla soporta y transmite la verdad en todo el recorrido.
Ser humano
*Como sujeto:
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Descartes elimina la noción clásica del alma como principio de vida y movimiento, estableciendo una
distinción radical entre el alma y el cuerpo. El alma es puro pensamiento pero carece de extensión. Los
cuerpos son extensos y se rigen por causas puramente mecánicas pero son incapaces por completo de pensar.
Alma y cuerpo son dos sustancias de naturaleza totalmente distinta y se encuentran separados. No hay ya un
alma vegetativa o sensitiva que posibilite y regule las funciones de los seres vivos y los dirija hacia un
determinado fin, sino que son puros mecanismos cuyo funcionamiento es posible explicar mediante leyes
mecánicas. El alma es algo totalmente diverso: una mente pensante que no se rige por leyes mecánicas sino
por leyes lógicas que están impresas en la mente desde el momento del nacimiento.
*Dualismo:
Descartes fue uno de los filósofos que defendería el dualismo, se baso en unas dudas para fundamentarlo:
Empieza por dudar de los sentidos, él estaba seguro de que el mundo existía pero no era como a él le gustaba.
Luego se le ocurrió la duda de; cuando sueño no sé si estoy despierto o estoy dormido, entonces, ¿No puede
pasar lo mismo con la realidad? . Es decir, no estoy seguro de nada por lo tanto no puedo estar seguro de si la
vida es un sueño.
De muchas como estas no podía estar seguro, pero de lo que sí estaba seguro era de que pensaba por lo tanto
existo.
De estas dudas Descartes obtendría el Dualismo.
El dualismo de Descartes tiene importantes consecuencias:
1) Hace posible una explicación mecanicista del Cosmos. La regularidad mecánica de los fenómenos naturales
hace posible su conocimiento científico.
2) Afirma la total libertad del pensamiento humano, ya que al ser la mente una sustancia totalmente distinta
del cuerpo, no está sometida a las leyes mecánicas.
3) Se hacía posible el estudio autónomo de la mente humana, ya que los fenómenos mentales no podían ser
explicados como los fenómenos físicos y la introspección es el único acceso posible a los contenidos de la
conciencia.
El problema de la relación entre la mente y el cuerpo sólo surge en los seres humanos, ya que, según
Descartes, la única evidencia de que algo tiene mente es la posesión de lenguaje, por lo que ni los animales ni
las máquinas tienen mente.
*Importancia de la duda:
Descartes pensó que, para iniciar la búsqueda de la certeza absoluta, era necesario dudar de todo aquello de lo
que se pudiese dudar y tratar como falso todo aquello de lo que se dudara.
Para conseguirlo puso en duda todas las cosas con la intención de liberar su ánimo de todos los perjuicios, de
modo que consiguiese un fundamento mediante el cual todos los conocimientos se muestren claros y distintos.
La duda practicada por Descartes tiene una triple característica:
• Es Universal: se entiende a todo contenido de conciencia.
• Es Metódica; ya que no la practica nada más que como etapa preliminar para alcanzar la certeza.
• Es Radical; mediante ella pretende alcanzar el fundamento de todo conocimiento cierto.
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*Certeza:
Deseando encontrar la verdad, Descartes rechaza como falso todo aquello en que pudiera imaginar la menor
duda (como ya hemos visto en el punto anterior). Puesto que los sentidos nos engañan, quiso suponer que no
hay nada que sea tal como ellos nos lo hacen imaginar; y como hay hombres que se equivocan al razonar,
juzgó que estaba tan expuesto a error como cualquier otro y rechazó todos los razonamientos, que antes había
tomado por demostraciones. También consideró que los pensamientos que tenemos cuando estamos
despiertos, también pueden ocurrírsenos estando dormidos, sin que en tal caso sea ninguno verdadero. Decidió
que todas las cosas que hasta entonces habían entrado en su espíritu no eran más ciertas que las ilusiones de
sus sueños (ésto ya lo hemos nombrado en el dualismo, pero creemos importante volver a remarcarlo).
Llegó a la conclusión de que no existe nada cierto: "La única verdad a la que la duda fortalece en verdad es a
mi propia existencia, pues para ser engañado necesito existir". Un día encontró la verdad, la existencia del yo
pensante: Cogito Ergo Sum, esto era irrefutable y lo aceptó como el primer principio de su filosofía. El Cogito
es el principio no sólo de su metafísica, sino también de la física; proporciona el criterio de verdad, que se
presente en forma directa e inmediata al espíritu. El hombre puede fingir que no tiene cuerpo alguno, pero no
puede fingir que no es; el hombre es una sustancia cuya total esencia o naturaleza es pensar y no necesita para
ser, de lugar alguno ni depende de cosa material. El alma es distinta del cuerpo y más fácil de conocer que él,
y aunque el cuerpo no fuese, el alma no dejaría de ser cuanto es (aquí podemos ver reflejado el dualismo de
Descartes que ya hemos nombrado con anterioridad). Lo que se requiere para que una proporción sea
verdadera y cierta es que la concibamos muy clara y distintamente, al igual que la proporción Pienso, luego
existo. Reflexiona pues, que su ser no es perfecto pues en él está la duda; y hay mayor perfección en conocer
que en dudar. La duda puede alcanzar el contenido del pensamiento, pero no al pensamiento mismo. Puedo
dudar de la existencia de lo que veo, imagino o pienso, pero no puedo dudar de lo que estoy pensando y que,
para pensarlo, tengo que existir.
Dios (sustancia infinita):
Para descartes, Dios es un ser perfecto y causante de todo lo que existe.
*Prueba de la existencia de Dios:
Según Descartes, por la misma limitación de mi yo .Es evidente que no me he creado a mí mismo,
especialmente por mis inseguridades y dudas. Si fuese la causa de mí mismo, me habría otorgado las
perfecciones contenidas en la idea de Dios.
Por lo tanto como no me he creado a mí mismo, ha debido crearme un ser que tiene todas las perfecciones,
cuya idea poseo como un ser o sustancia infinito/a. De esta manera Descartes afirma en su obra: las
Meditaciones Metafísicas: "Cuando reflexiono sobre mí mismo, no solamente conozco que soy una cosa
imperfecta, incompleta y dependiente de otro, que tiende y aspira sin cesar a algo mejor y más grande, sino
que conozco también al mismo tiempo que aquel del cual dependo, posee en sí todas las grandes cosas a las
cuales aspiro y cuyas ideas encuentro en mí y las posee no de un modo indefinido y en potencia, sino en
realidad actual e infinitamente, y que por eso es Dios".
En conclusión, "No sería posible que mi naturaleza fuese tal cual es, esto es, finita pero dotada de la idea de lo
infinito, si el ser infinito no existiera. La idea de Dios es como la marca del artesano impresa en su obra y no
es ni siquiera necesario que esta marca sea algo distinto de la misma obra".
La constatación de nuestra limitación, supone una relación causal del ser humano con Dios, y esta relación se
expresa a través de la idea de Dios que encontramos en nuestra conciencia, y que sólo él ha podido crear.
Descartes define a Dios como la sustancia que existe por sí y se concibe por sí misma. Esta sobreabundancia
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de la sustancia divina, hace que Descartes apoye en ella, la existencia del mundo exterior, y no por supuesto
en el conocimiento sensible, que es totalmente engañoso y del que siempre debemos desconfiar.
El mundo
*Paradigma mecanicista:
Generalmente el mecanicismo intenta explicar la realidad en términos de materia en movimiento, aunque
también podemos encontrar teorías filosóficas que sin considerar a la mente en términos materialistas dan de
ésta explicaciones mecanicistas.
Descartes aceptó el mecanicismo respecto del mundo físico o res extensa, precisamente en estos dos sentidos:
−Consideró que hay propiedades que atribuimos a las cosas pero que en realidad son una mera consecuencia
de la constitución física de nuestros sentidos y hay otras propiedades que realmente se encuentran en las
cosas, propiedades describibles matemáticamente y de las que cabe, por lo tanto, claridad y distinción.
Recordamos que para Descartes la característica básica de las cosas materiales es la extensión (longitud,
anchura y profundidad), que es un rasgo puramente geométrico y cuantitativo.
−En el mundo físico todo es consecuencia de los cambios dados con anterioridad (causalidad eficiente) y no
de una supuesta causalidad final inscrita en las cosas. La totalidad del mundo material puede tratarse como un
sistema mecánico, y no hay necesidad alguna de introducir o considerar otra clase de causas que las eficientes.
La causalidad final es una concepción teleológica (finalidad) y no es adecuada para la física. Ello lleva a
rechazar la existencia de almas o principios vitales ocultos en los seres vivos, y de formas substanciales en los
seres inertes. Los principios puramente cuantitativos, materiales y mecánicos que utilizamos para explicar los
seres no vivos nos sirven también para explicar los seres vivos.
*Leyes de la física:
Descartes crea todo un sistema del mundo en el que la materia se identificaba con el espacio, y no había lugar
para el vacío.
La ley fundamental del sistema de Descartes es la conservación del movimiento. Dios infundió al Universo
cierta cantidad de movimiento, que continua inalterado. Para Descartes "movimiento" es momento,
prescindiendo del carácter direccional de la velocidad. Puede haber transferencia de movimiento entre
partículas que chocan, pero nunca puede ser creado ni destruido.
La causalidad física se reduce a un principio puramente mecánico: todo cambio es movimiento y toda
alteración del movimiento se debe al contacto entre los cuerpos. Para Descartes la cuestión clave de la Física,
que nunca se había planteado hasta entonces, estribaba en las leyes de los choques entre los cuerpos, que él
mismo formuló.
La acción
*Relación entre acciones y pasiones:
Descartes distingue en el alma acciones y pasiones: las acciones dependen de la voluntad; las pasiones son
involuntarias y están constituidas por percepciones, sentimientos o emociones causadas en el alma por los
espíritus vitales, esto es, las fuerzas mecánicas que actúan en el cuerpo.
Evidentemente, la fuerza del alma consiste en vencer las pasiones y detener los movimientos del cuerpo;
mientras que su debilidad consiste en dejarse dominar por las pasiones presentes, las cuales, siendo contrarias
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entre sí, solicitan al alma de un lado y, de otro. Esto no quiere decir que la pasiones sean dañinas; todas se
relacionan con el cuerpo y se dan al alma, de modo que tienen la función natural de incitar al alma a consentir
y contribuir a las acciones que sirven para conservar al cuerpo y hacerlo más perfecto. En este sentido, la
tristeza y la alegría son las dos pasiones fundamentales. Por la primera, el alma se da cuenta de las cosas que
dañan al cuerpo y por eso siente odio hacia lo que le causa tristeza y el deseo de librarse de ello. En cambio la
alegría, advierte al alma sobre las cosas útiles al cuerpo, y de esta manera siente amor por ellas y el deseo de
adquirirlas o conservarlas.
A las pasiones acompaña un estado de servidumbre, del cual el hombre debe intentar librarse. Casi siempre
hacen aparecer el bien y el mal que representan mucho más grandes e importantes de lo que son, por ello, nos
inducen a huir del uno y buscar el otro con más ardor de lo que es conveniente. El hombre debe dejarse guiar,
no por las pasiones, sino por la experiencia y por la razón, y solo así podrá distinguir en su justo valor el bien
y el mal y evitar los excesos.
En este dominio sobre las pasiones consiste la prudencia, y esta se obtiene extendiendo, a pesar de las
pasiones, el dominio del pensamiento claro y distinto y separando este dominio en cuanto sea posible de los
movimientos de la sangre y de los espíritus vitales de los que dependen las pasiones y con los cuales
habitualmente está unido.
*La moral de Descartes:
La duda metódica será una duda que afecte a todo saber excepto a la moral. Descartes piensa que no debe
cambiar su forma de actuar aunque dude de todo, pues la duda sólo es metódica, es decir, es una duda para
conocer el mundo, no una duda existencial ni personal.
Plantea que mientras destruye la casa del saber para levantarla sobre nuevos cimientos se hará un refugio
provisional para vivir mientras no termine de construir su sistema. Esto es la moral provisional, que consta de:
−Obedecer las leyes y seguir las costumbres al uso de su país y de su tiempo.
−Ser lo más firme y resuelto en las acciones (aunque no se sepa dónde está uno, piensa, es bueno siempre
caminar en una dirección).
−Tratar de vencerse siempre a uno mismo, y no intentar cambiar el orden del mundo antes que cambiarse a sí.
−Tener el estudio y la dilatación de la razón como ocupación más propia del hombre.
La moral de Descartes está muy influenciada por el Estoicismo, pero es a la vez consecuencia de su
racionalismo y del cristianismo que se ve en toda su filosofía.
El estoicismo buscaba una vida feliz a base del control de las pasiones y de la vida. El hombre estoico sabe
dominarse. Descartes, partiendo de este ideal de autodominio pone a la razón como ideal gobernadora de toda
acción humana.
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