PROYECTO NACIONAL, DESARROLLO CULTURAL Y POLITICAS CULTURALES El tema de este trabajo se insertó en el área de las perspectivas y futuro de las políticas culturales en América Latina y el Caribe, temática propuesta por los organizadores del evento. De antemano, esto nos obliga a reflexionar un tanto sobre el termino perspectiva, el cual en su etimología latina presentas, entre otras, tres acepciones interesantes: 1.Conjunto de objetos que desde un punto determinado, especialmente cuando estén lejos, llaman la atención por el efecto que producen. 2. Apariencia o representación engañosao falaz de cosas 3. Contingencias que pueden preverse en el curso de algún negocio o plan de acción. Las tres acepciones expuestas de la palabra perspectiva nos imponen tres condiciones inherentes a la misma: 1) Tomar distancia frente al objeto estudiado, sin lo cual no hay perspectiva. En este caso las políticas culturales son nuestro objeto de estudio. 2) Mirar desde le presente hacia el futuro, ya que el tratamiento del objeto implica por definición la prevención de errores y contingencias.3)Sinceridad en el acto de mirar y de espectar a la realidad y al objeto de estudio, que en este caso son las políticas culturales: de lo contrario seria caer en una apariencia o representación engañosa. En síntesis, para nosotros una perspectiva de las políticas culturales de la región implica un análisis de estas, donde se tome distancia ante ellas con el fin de prever el futuro, para evitar errores y contingencias, tratando de borrar cualquier apariencia o representación engañosa. Ello impone una revisión de los conceptos y definiciones que configuran la esencia de la acción cultural planificada a nivel nacional. Nos serviremos para tal fin de algunas ideas que nos sugiere el sociólogo canadiense F. Dumont. Dumont sostiene que el modelo de desarrollo global nacional que asuma un país va a determinar el modelo de desarrollo cultural y este a la política cultural que se implemente, sin embargo, afirma Dumont, que la relación inversa no se produce de igual manera, ya que la política cultural que se asuma o implemente, al hacerse efectiva a través de la acción cultural y de los mecanismos que proponga el Estado puede, a largo plazo, generar en el grupo social reacciones inusitadas por los diseñadores y planificadores de la misma. Entre los efectos mes comunes de reversión el sociólogo canadiense presenta tres: 1.- Reforzamiento y estatización de manera casi total o parcial de las estructuras socio-culturales existentes. o si se quiere preexistentes: es decir, resistencia al cambio cultural que en el fondo no es mas que un rechazo a la política cultural propuesta y en última instancia, al modelo de desarrollo asumido. 2.- Cuestionar y hasta subvertir las estructuras socioculturales, total o parcialmente, es decir, el orden preestablecido por el sistema. Inversión total que conllevaría a la revolución y la parcial a las reformas. 3.- Crear nuevas formas de estructuras socio-culturales las cuales pueden ser positivas o negativas según los fines preestablecidos en el modelo de desarrollo cultural propuesto. En este caso se habla de cambios culturales. Entenderemos por estructura socio-cultural el conjunto de relaciones estables y duraderas explicitas o tácitas que se han establecido a lo largo del tiempo y que existen con carácter de factum, entre el Estado, la sociedad y el individuo, las cuales se dan sobre un sustrato de valores, principios, códigos, conductas, acciones e instituciones que van a regir dichas relaciones. Cabria preguntarse de que depende que las acciones culturales desprendidas de la implementación de una política especifica se reviertan de una u otra forma. Para Dumont el problema es técnico: después de analizar casos concretos como el modelo de desarrollo y las políticas culturales de Irán, China, Canadá, México, y Bélgica, el autor insiste que en la coherencia y en la concordancia entre modelo de desarrollo cultural y la política cultural asumida este la clave, es decir, una fiel correspondencia entre objetivos y medios, entre metas y estrategias l. Nosotros aceptamos que la implementación técnica es un condicionante del problema, pero no es un determinante de los resultados finales. El reduccionismo técnico nos da un enfoque parcial del problema, pero no total del mismo. Para poder ampliar una teoría general explicativa de por que el éxito o fracaso de los modelos de desarrollo cultural y de las políticas emprendidas e inherentes a los mismos, requerimos redefinir una serie de términos y proponer otros. (1) J. Mark Davidson Schyster, en un estudio comparativo entre las políticas culturales de Canadá, República Federal Alemana, Francia, Italia, Gran Bretaña, Holanda, Suecia y los Estados Unidos, arriba a conclusiones bastante similares a las del trabajo de Dumont 1.MODELO DE DESARROLLO: Un modelo, en términos generales, es una copia mAs o menos fiel de una realidad existente, en una segunda acepción encontramos que modelo es un diseño tornado de una realidad por construirse, en otras palabras, una realidad de razón, "algo" preconcebido y por hacerse. Los modelos de desarrollo nacional, sean de carácter económico, social o cultural, corresponden por principio a esta segunda acepción. De allí que podamos afirmar que un modelo de desarrollo es aquella realidad, no concreta totalmente, que manifiesta lo que el Estado desea que una nación sea. Esto puede ser concebido en forma integral o parcial, es decir, por sectores. En el primer caso se hablarla de desarrollo global nacional y en el segundo de desarrollo sectoriales o regionales. Generalmente en nuestros países hablar de desarrollo implica tomar en consideración un paradigma, el cual no es otro que los países llamados post-industriales. Para Dumont el modelo de desarrollo global nacional está determinado por elementos de orden cultural como son el sistema económico y el sistema político, y por una ideología envolvente, que está signada por la idea de progreso. Junto a este determinismo de orden cultural, están los factores de carácter natural, los cuales no analizaremos aquí. 2. MODELO DE DESARROLLO CULTURAL: El modelo de desarrollo cultural, en cuanto concepción teórica, se sustenta en la noción de modelo expuesta anteriormente, es decir que la concebimos como una propuesta, del Estado. donde se pretenden unos objetivos y unas metas en el ámbito de lo cultural. La cultura en este sentido podrá tomarse de manera distinta: cada Estado maneja un concepto de cultura diferente y hay casos en que el concepto puede variar en un mismo país de un gobierno a otro. De allí que la noción de desarrollo cultural varíe, ella por esencia no es unívoca, está sujeta a cambios y por ende es dinámica. Respecto a la cultura vista en función del desarrollo, hoy día es concebida, no simplemente como bellas artes y espectáculos, sino como el modo de vida propio de una comunidad, el modo de vida oferente por el Estado, o el modo de vida, a que aspira una comunidad. A partir de los anos setenta, bajo la influencia de los postulados de la UNESCO; dos líneas enmarcan el desarrollo cultural, estas son: la identidad cultural como principio y la democracia cultural como meta. Luego, a partir de los anos ochenta un nuevo componente ha venido a englobar la noción de desarrollo cultural es la calidad de la vida, este elemento implica una relación estrecha aunque mas tensa entre el Estado y la comunidad, ya que el primero debe ser un oferente de tai o cual calidad de vida, mientras que el segundo es un demandante en cuya petición va implícita una dinámica tendiente a hacerse cada vez mas exigente en procura de un mejor vivir. Creemos que el modelo de desarrollo cultural debe corresponderse con el modelo de desarrollo global nacional, de no ser así hablaríamos de incoherencia en el diseño. 3. PROYECTO NACIONAL: En sentido lato entendemos por proyecto nacional aquello que la nación debe SER y la posibilidad de poder llegar a ser eso que desea. Pasado, presente y futuro son parámetros que estructuran tai proyecto. Para nosotros existe una identificación entre nación y proyecto: entendiendo la primera en los términos en que la concebía Renan, de allí que la nación sea el famoso plesbicito diario, un deseo de ser y estar... que se proyecta desde el pasado hacia el futuro. Es es en este momento de nuestro trabajo en que podemos superar la encrucijada técnica planteada por Dumnod. Para nosotros el éxito o fracaso de los modelos-de desarrollo global y cultural, así como el de las políticas inherentes a los mismos sobrepasa el problema técnico de concordancia entre medios y objetivos, creemos que el fondo del problema está en la inadecuación entre el proyecto nacional y el modelo de desarrollo asumido de allí que entendemos por desarrollo auténtico aquel donde se conjugan y adecuan proyecto y modelo. dejando claro que el segundo siempre debe estar supeditado al primero. 4. PROYECTO CULTURAL NACIONAL: Comenzaremos por definir el proyecto cultural nacional como el modo de vida la que aspira una comunidad, modo de vida este que nace de las aspiraciones y necesidades propias de la comunidad en cuestión. Mientras que el modelo de desarrollo cultural representarla en última instancia el proyecto del modo de vida que el Estado ofrece a la nación y el cual está sujeto a una serie de intereses predeterminados por gran variedad de factores y criterios entre los cuales están el ideológico, el político, interese de case, económicos, etc:, el proyecto cultural nacional responde exclusivamente a los intereses propios de la comunidad. Generalmente el modo de vida propuesto de manera explícita o implícita, e inherente al modelo de desarrollo cultural en los países latinoamericanos está signado por un modelo de forma de vida importado, foráneo y basado en un paradigma que es el modo de vida de las sociedades post-industriales; generalmente la función de los medios de comunicación social en nuestros países ha sido la de entronizar y reforzar este modelo. Podemos hablar de concordancia entre proyecto cultural nacional y modelo de desarrollo cultural cuando el modo de vida a que aspira una comunidad concuerda con los intereses que sustentan el proyecto de modo de vida propuesto, implícitamente o explícitamente por el Estado. Es conveniente recordar que la aparición de la noción de proyecto nacional y de proyecto cultural nacional es la que permite a autores como Ander-Egg y otros postular a la cultura como un proyecto a construir. 5. POLITICAS CULTURALES: La UNESCO define como política cultural el "conjunto de operaciones, principios, prácticas y procedimientos de gestión administrativa y presupuestaria que sirven de base a la acción cultural del Estado". Para nosotros la política cultural puede entenderse como la estrategia por excelencia que emplean los Estados para el logro de un determinado desarrollo cultural, de allí que la política cultural pueda verse como la estrategia rectora y por ende coordinadora del proceso de desarrollo cultural nacional. Es así que sus líneas de acción se extienden o deberían extenderse hacia pianos como el educativo, el comunicacional, ecológico y sobre todo hacia el ámbito de lo cotidiano. Cabe destacar que cada Estado determina su propia política cultural en función del modelo de desarrollo nacional y del modelo de desarrollo cultural nacional. Anteriormente subrayamos que ambos modelos existen de manera explicita o implícita. Por otra parte, el modelo de desarrollo cultural nacional varía según los valores, objetivos, opciones o prioridades que fije cada Estado. Si llevamos estas reflexiones al ámbito latinoamericano notaremos cuan diversos son los criterios y circunstancias que influyen en el diseño de las distintas políticas culturales, haciendo a éstas entre si disímiles y distintas. Si nos preguntamos por las perspectivas y el futuro de las políticas culturales en nuestro continente tendremos forzosamente que admitir la complejidad del asunto. Tratar de echar luz sobre este nos lleva a tomar dos vías: la primera es la generalización simplista; la segunda, la regionalización sensata. La primera permite hablar de tendencias homogéneas en el continente, en las cuales no creemos, ya que la política cultural de cada país está condicionada desde el ámbito técnico por tres elementos: 1.- El crecimiento y la magnitud del aparato cultural. 2.- La legislación que rige la materia. 3.- La evolución y desarrollo del sector cultural y de los recursos presupuestarios asignados al mismo. Estos tres elementos conjugados en la práctica, mas los enunciados anteriormente, marcan las diferencias entre las políticas y la evolución de la gestión cultural desarrollada o por desarrollar en cada país como Haití o Bolivia, con la de países como Venezuela o México, de allí la imposibilidad de generalizar sobre el futuro de la gestión cultural en el continente. La segunda vía, la que denominamos regionalización sensata consistiría en elaborar un "Mapa Cultural" del continente no en el sentido de cultura popular, folklórica, o de carta turística, sino un mapa donde se regionalice al continente según las problemáticas culturales afines. As[ por ejemplo los países donde la cultura indigenista es predominante, configurarían en cierto modo una región. A la vez esta clasificación ordenaría a los países según la dimensión de su aparato cultural, la evolución sectorial, asignaciones presupuestarias, estructura administrativa, legislación, cultural, etc. Esto nos permitiría conocer las problemáticas comunes en áreas como la planificación, gerencia y administración de servicios culturales, al mismo tiempo nos daría la posibilidad de hablar acertadamente sobre las perspectivas y el futuro de la gestión cultural en las distintas regiones del continente. Otro elemento que contribuye a reforzar la tesis de la regionalización sensata a la hora de plantear las perspectivas de las políticas en el continente es el hecho de los distintas grados de dependencia que sostienen nuestros gobiernos con relación al exterior, es decir, a los modelos foráneos, las modas en el ámbito de la planificación y la administración cultural surgidas en los países industrializados también se dejan sentir de manera distinta en cada uno de los países de la región. Los países de mayor ingreso mantienen una mayor dependencia en este ámbito, lo cual va a dar como resultados que unos y otros asuman con mayor rapidez elementos administrativos o gerenciales de modas o modelos, ya obsoletos en otros países . Ejemplo de ello son las famosas casas de la cultura cuyo origen se remontan a la Francia de Malraux y que nuestros países asumieron e integraron en los anos setenta como un elemento mas de sus políticas culturales. Como ep1ogo a estos planteamientos cabe señalar que en esta ultima instancia, el futuro a largo plazo de las políticas culturales en América Latina vendría dado, en términos absolutos por el éxito o fracaso que obtengan para vencer el subdesarrollo y la dependencia cultural, o si se quiere, para lograr un auténtico desarrollo cultural y un independencia efectiva. Para ello cualquier estrategia realista implicara la puesta en marcha de políticas simultáneas en el ámbito cultural, social, educativo y comunicacional, de formas coordinadas, auténticas, nacionalistas e integracionistas.