E L Los cuerpos des-cubiertos de la Guadalupana* MARGARITA ZIRES ROLDÁN n este artículo la autora reflexiona sobre el cuerpo de la Guadalupana como un cuerpo-signo, cuya identidad y significación está en constante transformación de acuerdo con las épocas y movimientos sociales que se la apropian. Si bien es una la imagen oficial, uno el ayate guadalupano, éste ha sido descifrado desde múltiples proyectos religiosos y políticos. Además, esta imagen —que fuera concebida por los cánones de la estética religiosa y del criollismo— se ha visto modificada por múltiples artistas y, sobre todo, por el movimiento chican@ al cruzar las fronteras de Estados Unidos. Desde una concepción derridiana del signo, se analizan las transformaciones pictóricas del ícono guadalupano a partir del movimiento feminista chicano, donde el cuerpo de la Guadalupana es transformado poniendo en duda algunos de los estereotipos de la mujer pasiva y siempre víctima de las circunstancias sociales con el fin de convertirla en un modelo de acción. EN ESTE ARTÍCULO quiero reflexionar sobre el cuerpo de la Guadalupana, cuerpo-signo, cuya identidad y significación está en constante transformación de acuerdo con las épocas y movimientos sociales que se la apropian. Cuerpos —en plural— de la Guadalupana que se han proyectado sobre la concepción de la mujer mexicana. Cuerpo negado, cuerpo escondido o tapado bajo el manto azul, cuerpo virgen, cuerpo embarazado de una mujer virgen, cuerpo moreno que lleva en su piel * Este artículo forma parte de una investigación más amplia sobre las representaciones contemporáneas del símbolo guadalupano en México y Estados Unidos, subvencionado actualmente por la UAM-Xochimilco y Conacyt. ANUARIO DE INVESTIGACIÓN 2004 • UAM-X • MÉXICO • 2005 • PP. 89-107 LOS C U E R P O S D E S - C U B I ERT O S D E L A GUADALUPANA inscrita la bandera nacional. Cuerpo divino, sagrado, desacralizado y vuelto terrenal. Si bien es una la imagen oficial, es uno el ayate guadalupano, éste ha sido descifrado, interpretado, cubierto y descubierto desde múltiples proyectos religiosos, políticos, culturales y mercadotécnicos. Además, esta imagen oficial que fuera concebida por los cánones de la estética religiosa y del criollismo (Vargas Lugo, 1987), se ha visto modificada por múltiples artistas y sobre todo por el movimiento chican@ al cruzar las fronteras de Estados Unidos (Griswold del Castillo/Mc Kenna/Yarbro Bejarano, 1991). Desde una concepción neo-estructuralista del signo, aquí se analizarán algunas transformaciones pictóricas del icono guadalupano (Frank, 1983). En ellas el cuerpo oficial de la guadalupana es descubierto, subrayado, desnudado, poniendo en duda algunos de los estereotipos de la mujer tradicional. Cuerpos de la Guadalupana. Cuerpo-signo, con una identidad inestable, producto de la diferencia. No todo signo es cuerpo, aunque necesite de una materia y de un cuerpo para existir. No todo cuerpo es sólo signo, requiere de la materia para existir, pero todo cuerpo significa. El signo en la concepción tradicional saussureana ha sido concebido como la unidad de un significante y un significado, una materia y un contenido, atribuyéndole, por ello, una identidad estable. Por otra parte y en cierta contradicción a esto, se ha señalado también en la visión saussureana que el valor de un signo y su significación es fruto de la diferencia, es pura diferencia entre significantes y significados, los cuales forman parte de un sistema de signos: [...] en la lengua no hay más que diferencias. Todavía más: una diferencia supone, en general, términos positivos entre los cuales se establece; pero en la lengua sólo hay diferencias sin términos positivos. Ya se considere el significante, ya el significado, la lengua comporta ni ideas ni sonidos preexistentes al sistema lingüístico, sino solamente diferencias conceptuales y diferencias fónicas resultantes de ese sistema [Saussure, 1945:203]. IDENTIDAD Y CULTURA 90 LOS C U E R P O S D E S - C U B I ERT O S D E L A GUADALUPANA En general este sistema ha sido concebido como un conjunto cerrado, poseedor de un centro. La noción de estructura fija ha quedado privilegiada en demérito de una noción de estructuralidad cambiante a la que invitaría a viajar la noción del valor del signo como pura diferencia. En coincidencia con algunas tendencias neo-estructuralistas inspiradas en el pensamiento de Derrida, me parece importante poner énfasis en la noción de estructuralidad, más que en la noción de estructura o centro fijo de un sistema de signos (Frank, 1983:30-115). Se ha pensado siempre que el centro, que por definición es único, constituía en una estructura aquello que, gobernando la estructura, se sustraía a la estructuralidad [Derrida, 1967:11]. De acuerdo con esta noción de estructuralidad, los sistemas de signos no se pueden considerar como sistemas cerrados, acotados, con límites definidos y centros fijos. Un orden de signos no se exhibe nunca totalmente porque no está fijo, ni tiene unidades preestablecidas. Los elementos que lo componen no poseen el mismo tipo de presencia. Existe un juego de presencia y ausencia de dichos elementos que es lo que constituye la estructuralidad. De acuerdo con el contexto histórico y situación específica de significación, diferentes elementos aparecen o desaparecen y se ponen en juego como rasgos distintivos y pertinentes de la significación. Esta concepción toma en consideración tanto la dimensión temporal como la relacional del signo al mismo tiempo. El signo en esta concepción no puede poseer una estructura estable. Los significantes varían, los significados cambian. Los elementos distintivos no se llegan a constituir en elementos esenciales o núcleos inamovibles. Las circunstancias, el contexto histórico o de relación de fuerzas pueden convertir un determinado rasgo en el rasgo distintivo en relación con otros rasgos distintivos de otros signos. En esta perspectiva, los signos se explican a través de otros signos que en ese momento entran en interacción en el momento de su producción e interpretación a partir de su semejanza y diferencia. Ahora bien, habrá elementos que aparecen como distintivos en múltiples circunstancias, unos que gozarán de una vida más duradera y otra más efímera. IDENTIDAD Y CULTURA 91 LOS C U E R P O S D E S - C U B I ERT O S D E L A GUADALUPANA El signo de la Guadalupana como signo visual posee múltiples rasgos, huellas o marcas significantes que en determinado momento, en un proceso de significación concreto, se manifiestan como rasgos distintivos. Los significados de ese signo son por lo tanto variables. Si vemos el signo pictórico guadalupano descubrimos múltiples materias y rasgos que pueden ser motivo o no de significación (ilustración 1). Nos podemos fijar en las formas, en los colores, en la composición del cuadro, en las técnicas de pintura, en los estilos pictóricos, lo cual ha sido motivo de reflexión de los historiadores del arte (Cuadriello, 1989; Vargas Lugo, 1987). Ilustración 1. Reproducción del icono oficial de la Virgen de Guadalupe. IDENTIDAD Y CULTURA 92 LOS C U E R P O S D E S - C U B I ERT O S D E L A GUADALUPANA Si hablamos, como en este caso, del signo-cuerpo, le imponemos a la vista un eje de desciframiento. El signo guadalupano se verá interpretado desde la mirada que busca la figura humana. La mirada construye el objeto, es un planteamiento de Saussure. La mirada, en nuestro caso —ya que yo apelo a la mirada del lector— busca la figura humana de la Guadalupana, el tipo de mujer que la representa. ¿Cuáles son los rasgos de esa mujer que constituye y reconstruye permanentemente el signo de la Guadalupana? ¿Cómo es su cabeza, cabello, rostro, frente, cejas, ojos, nariz, boca? ¿Cómo son sus hombros, tronco, cuello, brazos, manos, senos, sexo, piernas, pies? ¿Cómo es su piel? ¿Cómo es su complexión? Todos estos rasgos remiten a otros rasgos de signos pictóricos de mujeres representadas en diferentes épocas y en diferentes discursos. Aquí encontramos nuevamente múltiples aspectos sobre los que se puede erigir la construcción de la significación. La presencia o ausencia de determinados rasgos del signo son los que determinan la significación en un contexto específico. Esto nos lleva a hablar de un cuerpo-signo inserto en un contexto discursivo, en un contexto de producción, transformación, circulación, exhibición e interpretación, transformación y desciframiento, y por lo tanto, descubrimiento y recubrimiento, hallazgo y pérdida del sentido aparentemente único que se ve definido desde un proyecto religioso. Cuerpo de la Guadalupana, cuerpo signo, cuerpo investido por los términos y las nociones que la designan y le otorgan múltiples significados Términos que interpretan, la descubren y la recubren, modelan la visión desde la cual se le descifra, pero que no actúan necesariamente al mismo tiempo; términos que aparecen, desaparecen, reaparecen, coexisten por determinado tiempo y se separan para volver a unirse en un momento inesperado: María, Madre, Señora, Virgen, Santa, Reina de México, Emperatriz de las Américas, Patrona, Soberana, Guadalupe, Guadalupana. Aquí privilegiamos este término, la Guadalupana para distanciarnos de las IDENTIDAD Y CULTURA 93 LOS C U E R P O S D E S - C U B I ERT O S D E L A GUADALUPANA significaciones claramente religiosas y subrayar las múltiples interpretaciones socio-políticas del signo. Cuerpos des-cubiertos Cuerpos cubiertos, tapados, destapados, ocultos, escondidos, hallados, desenmascarados, vestidos, desvestidos, desnudados, mostrados, exhibidos, expuestos y recubiertos por los múltiples discursos que los atraviesan. El eje que privilegiamos en este análisis son los cuerpos des-cifrados a partir de los movimientos sociales que fuera de la institución religiosa la han retomado como símbolo de lucha.1 Aquí analizaremos algunas obras pictóricas de diferentes artistas, sobre todo de las feministas chicanas que reinterpretan el cuerpo guadalupano; tomaremos en cuenta algunos de los términos y títulos otorgados a esas obras pictóricas y las expresiones de júbilo o rechazo colectivo que permiten vislumbrar una parte de su proceso de desciframiento. ¿Por qué sobre todo las interpretaciones chicanas? En un mundo donde las imágenes ocupan un lugar cada vez más preponderante en la construcción del sentido social, los chicanos y chicanas luchan por adquirir un lugar legítimo en la sociedad estadounidense a través del signo guadalupano y las formas como lo transforman. La guerra de las imágenes guadalupanas sigue teniendo vigencia. Ya en tiempo de la Independencia la imagen guadalupana fue puesta a luchar en contra de la imagen de Nuestra Señora de los Remedios, que era el estandarte de los peninsulares (Turner, 1978; Zires, 1994). Ahora la imagen de la Virgen se vuelve a poner en el campo de batalla, 1 Desde la concepción de la antropología simbólica de Victor Turner (1978) los símbolos funcionan como sistemas dinámicos de significantes y significados en el contexto de procesos socioculturales temporales. No poseen significados unívocos, ni fijos, pueden tener múltiples significados, así como significantes. El símbolo guadalupano es un símbolo de lucha, de identidad nacional (De la Maza, 1953; Lafaye, 1974; Zires, 1993 y 1994; Brading, 2002) y, por lo tanto, de convergencia cultural —aunque no de perspectiva común—, ya que no todos los mexicanos creen en ella o representa lo mismo para todos. IDENTIDAD Y CULTURA 94 LOS C U E R P O S D E S - C U B I ERT O S D E L A GUADALUPANA pero en el terreno de la cultura. El signo guadalupano lucha entre su forma convencional, sagrada y otras formas que le confieren nuevos sentidos religiosos y paganos, culturales y políticos. Desde la década de los setenta la visión feminista chicana se plasmó en el campo artístico y produjo interpretaciones de la Virgen de Guadalupe que pusieron en duda algunos de los estereotipos de la mujer pasiva y siempre víctima de las circunstancias sociales para convertirse en un modelo de acción (Griswold del Castillo/Mc Kenna/Yarbro Bejarano, 1991). Cuerpo sagrado versus cuerpo desacralizado, humanizado, terrenal Una de las primeras transformaciones pictóricas de este signo lo sufre en manos de la pintora chicana Yolanda López. La comparación se vuelve obligatoria. El signo es pura diferencia. ¿Qué rasgos prevalecen del signo oficial y qué se añade o se elimina? ¿Qué des-cubre Yolanda de ese cuerpo? Pies y piernas desnudos al momento de caminar, vestido recortado, tacones (ilustración 2). El cuerpo de la Guadalupana pierde el carácter estático y adquiere movimiento. Mismo rostro y manos. Algunas marcas del signo desaparecen y en tanto desaparecen se convierten en rasgos significantes distintivos: el ángel, el halo y la aureola que le confiriera un sentido sagrado y sobrenatural a ese cuerpo. La Virgen camina, toca tierra y se Ilustración 2. Portada de la revista Fem de 1984, vuelve terrenal. La impresión de esta imagen en la portada de la revista imagen producida por Yolanda López. IDENTIDAD Y CULTURA 95 LOS C U E R P O S D E S - C U B I ERT O S D E L A GUADALUPANA Fem en 1984 le valió una amenaza de bomba a la redacción de la revista si no retiraba las revistas de los puestos de periódicos. Este nuevo signo guadalupano fue descifrado claramente como una puesta en duda del origen sobrenatural de la imagen oficial de la Virgen y su sentido sagrado. Si acaso este significado social en el signo oficial no era obvio antes de la nueva interpretación de Yolanda López, queda manifiesto a partir del rechazo que provoca. Otros posibles sentidos de la imagen se ven relegados en ese contexto específico de significación. En una segunda imagen de Ilustración 3. Yolanda López, Yolanda López, “Madre Mestiza”, Madre mestiza, Collage, 1978. el significado de Madre que recubre a la Virgen María y por lo tanto también a la Guadalupana, como mencionamos antes, sufre también una reinterpretación terrenal y desacralizadora. Los rasgos significantes y distintivos sobre los cuales se construye la significación de ese cuerpo-signo son: el rostro cambiado de la Guadalupana, la exhibición de una parte de su seno derecho, sus manos en acción, su diferente vestimenta y el movimiento en el que se ve inserto ese cuerpo de mujer al momento de amamantar y acercarle el pezón a la boca al niño. Frente a la imagen oficial, podemos observar: manos en rezo, en actitud piadosa ver sus manos ayudando a amamantar al niño. Los nuevos rasgos del cuerpo remiten a la concepción tradicional de una madre del campo mexicano amamantando a su hijo en el camino: el color de la piel de la mujer, sus facciones, su peinado, la blusa, el rebozo y la posición de su cuerpo de pie (ilustración 3). Un signo remite a otro signo y en ese encuentra su propia identidad temporal, desde esta mi propia lectura y particular desciframiento. La permanencia de algunos IDENTIDAD Y CULTURA 96 LOS C U E R P O S D E S - C U B I ERT O S D E L A GUADALUPANA rasgos pictóricos del signo oficial guadalupano como son el halo, las nubes y la aureola permiten comprender que se trata de una interpretación amparada en él. Sobre éstos se monta el proceso de significación y la estrategia pictórica para otorgarle una identidad sagrada y legítima al cuerpo de la madre campesina mexicana. Dentro de esta misma línea de reinterpretación pictórica del signo guadalupano Yolanda López realiza un tríptico en el cual incorpora y encarna la figura de su madre, de su abuela y su propia figura (ilustración 4). En el lugar del rostro de la Virgen se hallan tres rostros de tres generaciones: cara sonriente de una mujer joven, cara redonda y seria de mujer adulta; cara arrugada, tranquila y ecuánime de una mujer envejecida, un ser mortal, un ser por el que el tiempo pasa. Allí donde la Virgen mira de lado y abajo, humildemente, se hallan otras tres miradas, dos al frente y adelante, la de la joven y la abuela, mientras la madre desde su posición de sentada ve de lado, pero también al frente sobre la máquina de coser que acredita su identidad profesional de costurera, como tantas mujeres que acaban de cruzar la frontera. Allí donde no se puede apreciar el tipo de brazos, y piernas del cuerpo de la Guadalupana, aparecen tres cuerpos delineados en diferente acción: cuerpo de complexión delgada de la mujer joven deportista, cintura acentuada, piernas bien torneadas y atléticas en el momento de ir corriendo (ilustración 5); Ilustración 4. Yolanda López, Tríptico Guadalupano, Pastel sobre papel, 1978. IDENTIDAD Y CULTURA 97 LOS C U E R P O S D E S - C U B I ERT O S D E L A GUADALUPANA brazos robustos de la costurera, al coser su propio manto (ilustración 6); cuerpo de complexión mediana, brazos y piernas recargados plácidamente de la abuela, en actitud plena de simplemente estar (ilustración 7). Nuevamente prevalecen algunos rasgos significantes del signo oficial guadalupano que aquí se convierten en distintivos y tienden a asegurar una interpretación o desciframiento de parte del espectador, en caso de que se conozca este signo de antemano. Por ello encontramos Ilustración 5. Yolanda López, en las tres imágenes: el vestido rosáceo de la Portrait of the artist as the Virgin Guadalupana, el lazo negro en la cintura, el of Guadalupe, 1978. manto azul con estrellas, el ángel y la bandera mexicana, así como el halo y los rayos dispuestos de maneras particulares en cada caso. Se asiste a un proceso de desacralización y sacralización al mismo tiempo. El cuerpo divino de la Virgen se desacraliza, pero se sacraliza el cuerpo de la mujer real y concreta que la encarna. Se desmitifica a la Ilustración 6. Yolanda López, Margaret F. Stewart: Our Lady of Guadalupe, 1978. IDENTIDAD Y CULTURA Ilustración 7. Yolanda López, Victoria F. Franco: Our Lady of Guadalupe, 1978. 98 LOS C U E R P O S D E S - C U B I ERT O S D E L A GUADALUPANA Virgen como un ser sobrenatural, se valoriza a la realidad cotidiana de la que emerge. La Virgen pierde solemnidad, pero gana en calidez y humor. Cuerpo moreno europeo versus cuerpo moreno indígena. El color de la piel y las facciones como rasgos pertinentes En las pinturas del estadounidense Michael Walker, que llevan también la marca del feminismo chicano al destacar la vida cotidiana de las mujeres que le sirven de modelo para representar a la Guadalupana, se ponen de relieve, además, dos rasgos del cuerpo en tanto signo: el color de la piel y las facciones de la cara (ilustración 8). ¿Qué se descubre? En una primera imagen se descubre el rostro y se tapa el resto del cuerpo. Se destacan las facciones de una indígena tarahumara. Walker las reivindica. Indian is beautiful. El cuerpo-signo de la Guadalupana que carga en sus sentidos el atributo de ser morena, morenita, tal cual el indio Juan Diego, a quien se le apareciera, se ve matizado. Morena, morena, sí, pero con facciones europeas. El contraste entre el cuerpo-signo oficial y esta indígena produce una nueva signifiIlustración 8. Michael Walter, Retablo de la cación, induce la pregunta: ¿de qué Virgen, 1996. “morenidad” se trata en el caso del signo oficial? La identidad temporal del signo se constata al verse alterada por la introducción de un nuevo signo en el sistema de signos, el rostro de la morena indígena de Walker. El signo es lo que no es, es puro valor negativo. En la diferencia con los rostros de las Vírgenes blancas es morena, frente a las negras, como es el caso de la Virgen de Guadalupe de Extremadura, es paradójicamente más blanca y frente a esta indígena resulta un tanto europea, si acaso Virgen mestiza, como a veces se le designa. Black is beautiful. Brown is beautiful. En una entrevista realizada al Padre Armando IDENTIDAD Y CULTURA 99 LOS C U E R P O S D E S - C U B I ERT O S D E L A GUADALUPANA Ruíz especialista en arte sacro, éste dijo frente a la imagen de Walker: Pero, ¿por qué tan fea? Brown is beautiful, but not the Indians.2 Cuerpo asexuado En los años noventa surgieron otras interpretaciones feministas entre las chicanas poniendo en duda otros aspectos de la figura guadalupana: la castidad, humildad, la virginidad que ella representaba. Una interpretación poco conocida es la de la chicana Mita Cuarón, “La Virgen de la Sandía”, de los noventa (ilustración 9). En el juego de presencias y ausencias de los rastros en los signos guadalupanos, destaca la ausencia de vestido de esta Guadalupana. Cuerpo descubierto totalmente, desnudo, desvestido, destapado. ¿Qué descubre o desviste en relación con la imagen oficial? Cuerpo de complexión delgada, Ilustración 9. Mita Cuarón, Virgen de la Sandía, 1996. 2 Para un análisis más detenido de la obra de Michael Walter, véase Zires (1998). IDENTIDAD Y CULTURA 100 LOS C U E R P O S D E S - C U B I ERT O S D E L A GUADALUPANA senos nacientes de una adolescente, ausencia de vello en el sexo, piernas juntas temerosas, cuerpo débil, asexuado. Se destapa la fragilidad de un cuerpo expuesto a la mirada. ¿De dónde me vienen estos atributos de fragilidad, timidez, temor en la descripción de este cuerpo expuesto? ¿Cómo puedo extraer dichos atributos? Un signo reenvía a otros signos y sistemas de signos. Lo leo a partir de las imágenes que circulan en mi entorno, en donde el cuerpo desnudo generalmente aparece ligado con una connotación sexual, de seducción. No soy médica. Los rastros que yo detecto en este signo me remiten a este tipo de signos mediáticos y desde ahí leo una fragilidad en el cuerpo-signo de Mita Cuarón y lo descifro a pesar de su desnudez como un cuerpo asexuado, que tapa posiblemente de una manera más vehemente que en el signo oficial el sexo del cuerpo de la mujer que plasma. Al enseñar esta imagen a varios obreros sindicalizados católicos en Estados Unidos, rechazaron inmediatamente la imagen al ver un desnudo relacionado con la Virgen y consideraron que era una total profanación. Inmediatamente le otorgaron una connotación sexual. Otras mujeres artistas chicanas la contemplaron detenidamente y manifestaron también su rechazo, pero por otra razón: les parecía que la Virgen no debía ser representada de una manera tan débil. Más bien les pareció, igual que a mí, que su sexo parecía negado. Lógicas diferentes de desciframiento se ponen en juego: de género, religión y profesión, las cuales parece convergen en un punto: su desaprobación. Cuerpo-rostro-objeto sexual El pintor mexicano Rolando de la Rosa produce en 1987 una interpretación pictórica guadalupana con el rostro de la artista Marilyn Monroe y ésta es exhibida en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. Fue tal el rechazo que generó esta obra, donde se asociaba a la Guadalupana con el símbolo sexual de los cincuenta, que llevó a que fuera quitada de la exhibición y a que el director del Museo fuera destituido (ilustración 10). IDENTIDAD Y CULTURA 101 LOS C U E R P O S D E S - C U B I ERT O S D E L A GUADALUPANA El entonces Cardenal Primado de México, Ernesto Corripio Ahumada, al referirse a la obra de De la Rosa, dijo a uno de los reporteros de La Jornada: ¿Le gustaría a usted que pusieran a su mamá como la Marilyn Monroe? [24/01/1988]. Ilustración 10. Rolando de la Rosa, Nuestra Señora de Marilyn, 1987. IDENTIDAD Y CULTURA 102 LOS C U E R P O S D E S - C U B I ERT O S D E L A GUADALUPANA Cuerpo descifrado desde la doctrina oficial católica arraigada en nuestra sociedad La pregunta del Cardenal intenta poner a funcionar dos interpretaciones: una sobre la Virgen de Guadalupe y otra sobre la madre mexicana. De acuerdo con la primera, la Virgen de Guadalupe es la madre de los mexicanos, concepción imperante entre algunos sectores católicos y sobre todo guadalupanos. Según la segunda, la madre es una figura pura, casi virginal, toda protección, cuya bondad no debe ser nunca puesta en duda, concepción vigente que atraviesa diferentes grupos sociales de la sociedad mexicana, aunque adquiere modalidades diversas en cada uno de ellos. En una entrevista realizada a mujeres en Ecatepec, Estado de México, unas mujeres sin saber a quién se parecía el rostro de la Virgen afirmaron simplemente: “se le ve muy bonita”, “está muy linda ahí”. Queda claro que si el signo incorpora nuevos rasgos distintivos —en este caso el símbolo sexual de los años cincuenta— que no pueden ser interpretados por el que lo recibe, el signo puede suscitar lecturas y desciframientos insospechados que responden a otros códigos: en este caso se lee la simple belleza del rostro de la mujer, desde el código de belleza más arraigado: rubia + rasgos finos = bella.3 Cuerpo deseante En los últimos años han surgido nuevas imágenes las cuales siguen cuestionando el paradigma pictórico de la Guadalupana. Entre ellas podemos mencionar las imágenes de Alma López o Alex Donis que no sólo ponen en duda la a-sexualidad de la Virgen, sino el modelo dominante de sexualidad: la heterosexualidad. La ilustración 11 forma parte de una instalación de Donis en la cual introduce sus Kissing icons. En estos íconos el artista centroamericano juega con personajes del mismo sexo, considerados antagónicos ideológicamente 3 Un análisis más detallado de lo expuesto aquí en relación con el impacto que ocasionó la obra pictórica de Rolando de la Rosa se encuentra en Zires (1992 y 2000). IDENTIDAD Y CULTURA 103 LOS C U E R P O S D E S - C U B I ERT O S D E L A GUADALUPANA en la opinión pública, como el Che Guevara y César Chávez, el Papa Juan Pablo II y Mahatma Gandhi, Fidel Castro y el presidente Kennedy, y los pone en escena en un acto de intimidad sexual besándose apasionadamente. Algunas de estas imágenes fueron destrozadas en el momento de la exhibición. Ilustración 11. Alex Donis, María Magdalena and the Virgen of Guadalupe, parte de la instalación: My Catedral, en San Francisco, 1997. En la imagen que nos concierne, el cuerpo y signo oficial guadalupano se ve enmarcado. Se trata de un recorte, pero que permite reconocer nuevamente un rasgo distintivo del signo: el manto estrellado de la Virgen. ¿Qué partes se descubren de ese cuerpo? Rostros, bocas, labios besándose, ojos cerrados. Todo en plural. La Guadalupana no está sola. El título de la obra nos aclara que se trata de María Magdalena, la pecadora y redimida besando a la Virgen de Guadalupe. Cuerpo contra cuerpo. Cuerpo tocado, abrazado, cercano evidentemente. Todo parece reenviarnos al sistema de IDENTIDAD Y CULTURA 104 LOS C U E R P O S D E S - C U B I ERT O S D E L A GUADALUPANA signos cinematográficos, un close-up de un beso pasional inserto en una película de amor: Bésame, bésame mucho. La representación del deseo que está haciendo de las suyas. El contraste con la imagen sagrada oficial es flagrante. En ella, la mirada se dirige al suelo, abajo, en actitud distante, sin ver a nadie, perdida en ella misma. Cuerpo intocable. Baste recordar que para viajar a ver la imagen sagrada original de la Basílica es necesario montarse en una banda eléctrica y a una distancia de por lo menos diez metros apreciarla a través de un vidrio protector. Algunas reflexiones finales En este artículo se intentó plantear la necesidad de concebir la transformación permanente de los significados de los signos a través del signo guadalupano. Su identidad en permanente transformación en el terreno material significante y de los significados. Sin embargo, me parece muy importante no caer en una concepción vigente que plantearía la idea de que la semiosis es infinita y de la relatividad total de los códigos siguiendo la perspectiva de Steiner (1989). Los sistemas de signos son abiertos. Unos sistemas reenvían a otros. Los sistemas de signos religiosos como en este caso remiten a otros más amplios sociales y políticos culturales, pero existen códigos de interpretación y de desciframiento. Algunos son muy fuertes y están arraigados en el entretejido social, como los que se ponen en juego en las afirmaciones del Cardenal y en los rechazos colectivos de algunas interpretaciones pictóricas de la Guadalupana. Contra estos códigos se dirigen algunas interpretaciones pictóricas chicanas vistas aquí. Hasta las expresiones de las mujeres de Ecatepec muestran un código de desciframiento apartados de los códigos de la sociedad de consumo, pero muestran otros códigos de belleza arraigados en nuestra sociedad desde la Colonia. Finalmente quiero subrayar que en todas estas representaciones pictóricas que transforman el cuerpo tradicional guadalupano se puede percibir la puesta en duda del modelo ideal de mujer que representa la Virgen de Guadalupe. Los términos que utilizan los artistas para designar IDENTIDAD Y CULTURA 105 LOS C U E R P O S D E S - C U B I ERT O S D E L A GUADALUPANA esta figura son muy elocuentes: De Virgen de Guadalupe ha pasado a nombrarse Tonantzin o Tonantzin Guadalupe con el fin de evocar el sincretismo que encierra esta figura con las religiones indígenas y culturas prehispánicas. Guadalupana, símbolo de convergencia cultural y político que atraviesa las fronteras de México a Estados Unidos y regresa a México transformada en Lupe, una mujer con una vida terrenal, sexual, madre, trabajadora, campesina, indígena tarahumara, pintora o artista reclamando una identidad legítima. Bibliografía Brading, David (2002), La Virgen de Guadalupe, imagen y tradición, Taurus, México. Cuadriello, Jaime (1989), “Los pinceles de Dios Padre”, en Maravilla americana. Variantes de la iconografía guadalupana. Siglos XVII-XIX, Patrimonio Cultural de Occidente, México, pp. 9-128. 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