El llanto y dolor de un padre

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Cristo vive y Viene
El llanto y dolor de un padre
Autor Efrain Araya
lunes, 30 de mayo de 2011
Modificado el lunes, 30 de mayo de 2011
EL LLANTO Y DOLOR DE UN PADRE
2 Samuel 18: 33Dios no mira los pergaminos, posición o títulos que el hombre exh
se pone sobre un joven pastor de ovejas. Su nombre es David. Con él realizará una gran obra. Cuando el Eterno fija
sus ojos en alguna de sus criaturas, si son fieles, puede hacer grandes cosas con ella. Para esto se requieren tres
cosas: tener el don del Espíritu Santo, humildad y obediencia.El creyente contemporáneo, que desea ser utilizado por el
Señor, debe estar atento a su voz, así como lo estuvieron los apóstoles. Al escuchar éstos la voz del Señor, ellos
dejaron sus redes y lo siguieron, acompañándolo sin pensar que sería de ellos. Con humildad y obediencia se
mantuvieron con Él en su ministerio público. ¡Qué privilegio es poder obedecer al ETERNO SALVADOR!El joven David,
que quiere decir amado, cuando estaba apacentando las ovejas, escuchó la voz del Espíritu Santo que lo llamaba para
hacer una gran obra: “escogido del Señor y ungido por Dios para ser rey de Israel”. El pueblo de Israel
había sido guiado y protegido por Jehová, sacándolos del dominio de los egipcios y guiándolos en las batallas. Pero
Israel era infiel para con Dios, volviendo sus espaldas al que tanto los había bendecido y pidieron que pusiera sobre ellos
un rey que los gobernara, y dijeron al profeta Samuel: “He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus
caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones. Pero no agradó a
Samuel esta palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová. Y dijo Jehová a Samuel: Oye
la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no
reine sobre ellos.”
(1 Samuel 8: 5 - 7) Dios coloca a Saúl, joven hermoso entre los hijos de Israel como rey de su pueblo, pero él pecó
contra Jehová y su reino no fue estable, ya que ofreció en una batalla holocausto, que le era solamente permitido por
Jehová a los sacerdotes. No hubo en él humildad ni obediencia. “Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has
hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tú Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera
confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón
conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has
guardado lo que Jehová te mandó.” (1Samuel 13.13-14)Saúl al conocer que el corazón de Dios estaba puesto en
David, comenzó sobre él una gran persecución la que duró un largo tiempo, donde en muchas oportunidades David tuvo
que clamar con mucha tristeza y amargura a Jehová, refugiándose en las cavernas de ese inmenso desierto, pero
Dios lo protegía. Finalmente Jehová cumplió lo que había dicho, que el reino de Saúl no sería permanente y en una
batalla, los filisteos lo mataron a él y a sus tres hijos (1 Samuel 31).David fue un hombre guerrero y valiente. Siempre
encabezaba el Ejército de Israel, pero en una oportunidad se quedó en su palacio relajado y ocioso, mientras Joab con
sus siervos defendían a Israel. En esa oportunidad cayó en dos pecados que le amargó toda su vida. Esto fue un plan de
Satanás, en relación a esto nos dice la palabra:“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como
león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.” (1 Pedro 5: 8)
Sobre la caída de David, la Palabra de Dios nos señala a través del Profeta Natán, quien le puntualizó a David sus dos
graves pecados.
“Entonces se encendió el furor de David en gran manera, y dijo a Natan: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno
de muerte”
(2 Samuel 12: 5)“Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo
te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu
seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más. Por qué, pues,
tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste
por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón. Por lo cual ahora no se apartará jamás de
tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer. Así ha
dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y
las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol”. (2 Samuel 12: 7 - 11)David en su vida
tuvo muchos hijos, uno de ellos fue Absalón. Este hijo tan amado de David tendría que dar cumplimiento a la profecía del
Profeta Natán, porque la Palabra de Dios siempre se cumple. Sobre este relato se nos dice: “Entonces Absalón
que quería se rey, les decía: para conquistar al pueblo, Mira, tus palabras son buenas y justas; mas no tienes quien te
oiga de parte del rey. Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera por juez en la tierra, para que viniesen a mí todos lo que tienen
pleito o negocio, que yo les haría justicia!” (2 Samuel 15: 3 - 4)
“Entonces envió Absalón mensajeros por todas las tribus de Israel, diciendo: Cuando oigáis el sonido de la
trompeta diréis: Absalón reina en Hebrón. Y fueron con Absalón doscientos hombres de Jerusalén convidados por él, los
cuales iban en su sencillez, sin saber nada de lo él pensaba. Y un mensajero vino a David, diciendo: El corazón de todo
Israel se va tras Absalón. Entonces David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: Levantaos y
huyamos, porque no podremos escapar delante de Absalón; daos prisa a partir, no sea que apresurándose él nos
alcance, y arroje el mal sobre nosotros, y hiera la ciudad a filo de espada”. (2 Samuel 15: 13 - 14)“El rey
entonces salió, con toda su familia en pos de él. Y dejó el rey diez mujeres concubinas, para que guardasen la casa. Salió,
pues, el rey con todo el pueblo que le seguía, y se detuvieron en un lugar distante”.
(2 Samuel 15: 16 - 17)
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Dura es la prueba cuando David huía de su hijo. Todo el pueblo lloraba cuando se iba hacia el desierto. Nos dice la
Palabra que David subió la cuesta de los Olivos llorando y su cabeza cubierta y sus pies descalzos. Absalón con toda su
gente entraron a Jerusalén y se tomaron el palacio y pusieron una tienda sobre el terrado. Y se llego Absalón a las
concubinas de su padre ante los ojos de todo el pueblo de Israel. La profecía del profeta Natán tenía que cumplirse,
porque Dios lo había ordenado. Los pecados cometidos por David merecían su castigo y ahora él lo está sufriendo, y él
lo sabía.
Absalón ordena sus tropas para ir tras la vida de su padre David, pero Dios estaba disciplinando solamente a David, ya
que nunca lo había abandonado, pues, tenía que seguir reinando sobre su pueblo Israel.
“David, pues, pasó revista al pueblo que tenía consigo, y puso sobre ellos jefes de millares y jefes de centenas. Y
envió David al pueblo, una tercera parte bajo el mando de Joab, una tercera parte bajo el mando de Abisai hijo de Sarvia,
hermano de Joab, y una tercera parte al mando de Itai geteo. Y dijo el rey al pueblo: Yo también saldré con
vosotros”. (2 Samuel 18: 1 - 2)
“Y el rey mandó a Joab, a Abisai y a Itai, diciendo: Tratad benignamente por amor de mí al joven Absalón. Y todo el
pueblo oyó cuando dio el rey orden acerca de Absalón a todos los capitanes”. (2 Samuel 18: 5)“Y se encontró
Absalón con los siervos de David; e iba Absalón sobre un mulo, y el mulo entró por debajo de las ramas espesas de una
gran encina, y se le enredó la cabeza en la encina, y Absalón quedó suspendido entre el cielo y la tierra; y el mulo en que
iba pasó delante” (2 Samuel 18: 9)
“Cuando le dieron la noticia a Joab, y el temor que tuvieron de matarlo, porque habían oído el ruego que David les
había hecho, que trataran por amor a él benignamente al joven Absalón, y no lo mataron, y obedecieron el mandato del
rey. Y respondió Joab : No malgastaré mi tiempo contigo. Y tomando tres dardos en su mano los clavó en el corazón de
Absalón, quien estaba aún vivo en medio de la encina”
(2 Samuel 18: 14) “Después de la batalla viene un etíope a darle al rey las noticias. El rey entonces dijo al etíope:
¿El joven Absalón está bien? Y el etíope respondió: como aquel joven sean los enemigos de mi señor el rey, y todos los
que se levanten contra ti para mal. Entonces el rey se turbó, y subió a la sala de la puerta, y lloró; y yendo, decía así: Hijo mío
Absalón, hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera que muriera yo en lugar de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío!” (2
Samuel 18: 31 - 32)
Después de esta batalla David volvió a Jerusalén para ocupar su palacio. La disciplina que venía de la mano de Dios se
había terminado, y lo que había determinado Jehová, sobre su siervo escogido, tenía que cumplirse.
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