Díptico N° 13 ­4­ atribuirlas al acaso, ( a la casualidad o la suerte ), a las solas fuerzas de la Naturaleza." Sin la inteligencia del hombre no habría el invento de la máquina fotográfica. Pues bien, como no hay invento sin inventor, alguien ha tenido que inventar el ojo, que es la más perfecta máquina fotográfica, este inventor es Dios. 8. Dios ha creado al hombre, para que le ame y le obedezca en la tierra y para hacerle feliz en el cielo.- Y para lograr esa felicidad del cielo hay que salvar el alma. San Ignacio de Loyola se hallaba en la Universidad de París, cursando los estudios de Teología. Vio entre los compañeros a un joven de veintitrés años, de costumbres puras, de temperamento enérgico, de corazón noble, de imaginación ardiente, de espíritu intrépido y ambicioso; muy querido y estimado de todos. Era Francisco Javier. Cuando Ignacio logró captarse su amistad, comenzó a decirle al oído, medio en bromas, medio en veras: «Francisco, ¿de qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?» Pero Francisco soñaba entonces en otras vanidades muy distintas; pensaba en ser sabio, en ser rico, en ocupar los altos puestos del mundo, en disfrutar de la vida. Ignacio, que conocía aquellas ilusiones de la juventud, volvía a repetirle al oído: «Francisco, ¿de qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?» Y a Francisco le molestaban ya aquellas palabras, que se veía obligado a escuchar con tanta frecuencia; y hasta pensó en alejar de sí aquel retintín, abandonando la amistad de Ignacio. Pero Dios velaba sobre aquellas almas y Francisco se rindió al fin a los impulsos de la gracia. Fue después el Apóstol de las Indias, comparable, sin duda, a los mismos Apóstoles, en frase de Benedicto XV. 9. Dios creó al hombre en estado de gracia.- Los cristianos nos hacemos hijos adoptivos de Dios por el bautismo. Este nos pone en gracia de Dios; nos consagra a Jesucristo; nos hace partícipes de la naturaleza divina y templos de la Santísima Trinidad. La gracia santificante se pierde por el pecado mortal y se recupera al hacer un acto de contrición perfecta con el propósito de confesarse cuanto antes, o bien confesándose, aunque sólo se tenga dolor de atrición. LA PRENSA DE LA SAGRADA FAMILIA I G L E S I A CAT Ó L I CA E N M I S I Ó N L A D O C T R I N A DE J E S U C R I S T O E N E J E M P L O S Con a u tori za ci ón ecl esi ásti ca TEMA: EL HOMBRE 1. El hombre es un ser racional y libre.- Pre- guntaba un maestro a sus alumnos por qué es el hombre superior a los brutos animales. Uno dijo: Porque es más prudente. -Otro: Porque sabe hablar. -Un tercero. Porque sabe leer, escribir y contar. -Por fin con más acierto exclamó un niño: Porque el hombre puede conocer y amar a Dios. SAN J OSÉ 2. El hombre está compuesto de alma y cuerpo.- No somos sólo materia, cuerpo. Tenemos alma, aunque nadie la vea. Demostrémoslo: El sabio francés M. Flourens dice: «He rodeado el hueso de un pichón con un alambre de platino. Poco a poco el anillo se ha cubierto de capas de hueso, sucesivamente formadas y no tardó mucho tiempo el anillo en desaparecer del exterior, introduciéndose en medio del hueso; y por último, llegó a encontrarse en la parte interior del hueso, en el canal medular». Estos mismos cambios de la materia se han demostrado que pasan también en el cuerpo del hombre ¿Por qué sucede esto? Concluye: «Toda materia, organis- mo material, aparece y desaparece, se hace y se deshace; ahora bien, si la ciencia asegura con certeza que de toda la materia del cuerpo que tenía un hombre cuando era niño ya no le queda ni un solo átomo -2cuando es adulto ¿cómo es que su conciencia le ase- gura que tanto cuando era niño como cuando es adulto es la misma persona y no otra? Porque hay algo en él que no pasa, que no se muda, que ha permanecido siempre en él, una realidad inmaterial, inmutable e idéntica y que es testigo de todo lo que pasa durante su vida: es el alma humana. Ésta no es el cerebro u otra parte del cuerpo, ni participa de la naturaleza de la materia, ni está sometida a sus leyes. 3. Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza.- Le hizo espiritual, inmortal, libre. Dios espíritu ha puesto la espiritualidad en mí. Dios inmortal ha puesto la inmortalidad en mí. Dios bueno ha puesto la bondad en mí. Dios infinita belleza ha puesto en mí algún rastro de hermosura. El alma fue creada a imagen de Dios, en cuanto que dotada de razón puede conocer la verdad; fue creada a semejanza de Dios, en cuanto que puede practicar la virtud y asemejarse a Dios. La imagen de Dios en el alma es indestructible; la semejanza de Dios puede desaparecer y de hecho se pierde por el pecado mortal. 4. De quién recibimos el alma.- El alma de cada persona humana es creada directamente por Dios, cuando es engendrado el cuerpo. 5. Definamos con precisión qué es el alma humana.- Es una substancia real, no algo ilusorio, inmaterial, espiritual e inmortal, que permanece a través de los cambios de los procesos vitales, da vida al cuerpo y produce y sostiene las actividades de la vida psíquica. ( El alma sola es una substancia incompleta, porque el hombre es alma y cuerpo. Estos dos unidos son una substancia completa ). 6. Demostración de que el alma humana es inmortal.- De dos maneras se puede corromper o morir un ser vivo. Primera, corrompiéndose en sí mismo directamente. Segunda, corrompiéndose por depender para vivir de otro que se corrompe. De la primera manera el alma humana no puede morir, porque es simple, carece de partes. En efecto, como es inmaterial no tiene partes materiales, extensas, que puedan dividirla, si se la pudiera dividir moriría. De la segunda manera, el alma humana tampoco se puede corromper o morir, porque es espiritual, es decir, no depende del cuerpo para vivir. Esto -3- se prueba porque del alma proceden la inteligencia y la voluntad libre, las cuales, por su naturaleza, son independientes del cuerpo, de lo contrario no se encontrarían en Dios, el cual no tiene cuerpo como nosotros. Y, aunque la inteligencia y la voluntad libre del hombre, cuando el alma está unida al cuerpo, dependen de los sentidos en su movimiento y desarrollo inicial, pueden funcionar después y desarrollarse por sí mismas. Siguiendo el principio cierto de: «A tal acción corresponde tal naturaleza», podemos deducir que si el alma puede obrar sin el cuerpo es que tiene una naturaleza que no depende del cuerpo para vivir, por esto cuando muere el cuerpo del hombre su alma no muere, es inmortal. Dios solo podría aniquilarla, que es la cesación del acto creador, pero esto no es compatible con su sabiduría, que la ha creado inmortal, ni con su justicia, que sólo se da en plenitud en el más allá. 7. ¿De quién recibimos el cuerpo?.- De Dios, el cual nos lo da a través de nuestros padres. Dios es el inventor de las incontables maravillas del cuerpo. Por ejemplo, sobre el ojo de una persona dice el P. Jesús Simón, S. J. en su libro «A Dios por la Ciencia» lo siguiente: "El ojo ha sido siempre considerado como una gran prueba de la existencia de Dios. Es que, en realidad, presenta tales maravillas, tanta complicación de partes reducidas a la unidad más perfecta, tanta sabiduría y finalidad, que es imposible C Ó RN E A I RI S E SC L E RÓT I C A PUPILA