1 Organización, Tiempo y Espacio: Reflexiones Hacia una

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Organización, Tiempo y Espacio: Reflexiones Hacia una “Nueva” Estructura de las
Relaciones Hombre-Trabajo
Autoria: Ronaldo André Rodrigues da Silva
RESUMEN
La sociedad post-industrial o de la información tiene como principal característica la
intensidad diferenciada de las relaciones entre hombre, organizaciones y sociedad. Esta nueva
dinámica de las empresas percibe y engloba varias combinaciones entre los aspectos sociales,
políticos y de gestión. Las relaciones sociales y técnicas y científicas de producción están
presentes en un mismo contexto organizacional y se confunden cuando se habla de estructuras
–sociales o empresariales– que definen las relaciones hombre-trabajo. Los procesos espaciotiempo se expanden y produce cambios en las relaciones sociales y laborales. La dinámica de
las estructuras materiales y no materiales exigen de los hombres y de las empresas una
continuidad de sus relaciones. Los hogares espacio-temporales nuevos no más se basan en la
integración primaria y co-presencial y definen la construcción de un nuevo modelo de
integración sistémica y social. Así, esto paper busca reflexionar sobre las nuevas relaciones
entre hombres y organizaciones a partir de las variables tiempo y espacio en las que se tiene
“nuevas maneras” de interacción entre los aspectos organizacionales, personales y los
entornos generales y permeables de la vida humana.
1. INTRODUCCIÓN
La sociedad post-industrial o de la información tiene como una de sus características la
intensidad de los efectos ocurridos a la sociedad. Entre estos se han percibidos aquellos que
afectan directamente a las personas, sea en los ámbitos profesional o personal, privado o
público. Estos son determinados por la dinámica de la sociedad moderna, de diversas
maneras, incluso aquellas relacionadas a la vida laboral de los hombres.
La “nueva” dinámica social y empresarial engloba varias combinaciones entre los aspectos
sociales, políticos y de gestión que interrelacionados determinan acciones diferenciadas y
reacciones propias a cada individuo o grupo afectado. De entre las principales variables se
tiene las que se interaccionan y definen las nuevas estructuras – el espacio y el tiempo.
Los procesos espacio-tiempo se expanden y producen cambios en las relaciones sociales y
laborales. La dinámica de las estructuras materiales y no materiales exigen de los hombres y
de las empresas una desconcontinuidad de sus relaciones, pues la presencia en los talleres no
mas es necesaria. Los “nuevos” hogares espacio-temporales no más se basan en la integración
primaria y co-presencial, y definen la de-construcción de un modelo de integración sistémica
y social.
La no-necesidad de estructuras empresariales del tipo “cemento-ladrillo” construye nuevas
relaciones de pertinencia e identidad que cambian para la integración no-material. Así, esto
paper busca reflexionar sobre las nuevas relaciones entre hombres y organizaciones que dejan
de tener puntos fijos de actuación y pasan a interaccionar de manera no-presencial en los
entornos generales de la vida humana.
Los aspectos profesionales y sociales una vez interrelacionados determinan acciones
diferenciadas por parte de los actores envueltos y reacciones propias a cada uno de los in
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dividuos o grupos afectados. Mientras, para una determinación de los efectos producidos
serán considerados aquellos que determinan cambios en las relaciones laborales. A partir de la
según percepción de las características determinadas con relación al tiempo y al espacio y
desarrolladas a partir de las funciones y actividades de trabajo.
Lo que se puede percibir es una complicidad general que sufren la mayoría de los individuos
hacia un nuevo modelo social que determina riesgos asumidos y sufridos por los trabajadores,
cuando se tiene una mirada en la vida profesional. De entre las principales variables que
definen estos riesgos se puede citar la compresión de la relación tiempo-espacio en las vidas
personales y profesionales y en el cotidiano social y empresarial.
Una característica propia de esta sociedad en que las flexibilizaciones de la jornada laboral y
del lugar de trabajo difuminan los límites entre el trabajo y el no trabajo fue definida, en
general, por el desarrollo de la microelectrónica y informática que permiten a los individuos
se conectaren de manera directa y en “tiempo real” a las oficinas de trabajo, a las empresas y
a los consumidores al margen de los sectores de producción. Así, la confusión determinada
por la pérdida de distinción entre espacio público y espacio privado, y de las posibilidades de
obtención de información y de toma de decisión definen una manera única y diferenciada.
Para los individuos que producen y sufren estos riesgos modernos y/o postmodernos las
posibilidades de interpretación y inserción en el mundo del trabajo pasan a determinar
también, sus vidas personales y privadas (BECK, 1995, 1996, 1997).
2. LA NUEVA SOCIEDAD Y LAS ORGANIZACIONES
La sociedad post-industrial o postmoderna, según las características definidas por BELL
(1976, 1992) tiene como principales puntos la armonía y la igualdad en las que la sociedad del
ocio es presenta a partir de la capacidad del hombre en tener mayores tiempos libres y más
horas para dedicarse a sí mismo. Obras más recientes tienen principios compartidos con estas
ideas de la “sociedad del ocio” en la que el hombre tendría más tiempo para realizaciones
personales y mas capacidad de desarrollar actividades relacionadas a la comunidad y la
sociedad (DE MASI, 1999, 2000, 2001).
En contrapartida estas características pueden ser presentadas no para una “sociedad postindustrial” pero para un nuevo estadio de desarrollo del capital y de las relaciones
productivas. La tipología ideal del capital racional predefinido y determinado se extiende así
en las etapas de diferenciación de entre los diversos niveles de industrialización que se
presentan en la era post-industrial. Esta otra línea de pensamiento complementaria tiene un
perfil cuya diferencia comprende nuevos movimientos políticos y sociales y en la que el
conflicto de valores es presente (TOURAINE, 1971, 1993).
así, como caracterización de la sociedad postmoderna se presentan diversos puntos de
diferenciación con relación a las sociedades anteriormente vividas, sean ellos:
− una economía de productos y mercancías basada en la economía de productos y servicios
y en la economía del consumo;
− una distribución de la ocupación en los sectores industriales y de servicios, en que el
primero decrece en niveles porcentuales con relación al segundo, y también, la ocupación
de los trabajadores en sistemas diferenciados de inserción laboral que lleva a un mas gran
número de trabajadores sin garantías en el sistema de mercado;
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− un porcentual mas gran de trabajadores en las clases profesionales-técnicas en la
economía formal, que está más representada por la prestación de los servicios que la
producción de bienes y/o productos;
− una tendencia social para la primacía del conocimiento teórico, para la interpretación, el
análisis y la definición en los caminos desarrollados por las empresas;
− el surgimiento de una nueva tecnología intelectual, en que la ciencia y la técnica cambian
para la ciencia y tecnología, y el trabajo fijo y manual para el trabajo intelectual; y,
− el crecimiento de una “nueva” teoría de los juegos y sus aplicaciones basada en el
desarrollo técnico, en la planificación de la tecnología y la anticipación del conocimiento
y control sobre el futuro (SOYA, 1996a).
Sin embargo, esta nueva sociedad, casi puramente tecnológica es vista por CASTELLS
(1997a) como la sociedad de la información que presenta todas las etapas de las sociedades
anteriores: la preindustrialización (tecnología y racionalidad), la industrialización (tecnología
y comunicación) y la post-industrialización (conocimiento teórico y servicios) en un mismo
momento histórico. Las relaciones sociales de producción y las relaciones técnicas y
científicas de producción están presentes en un mismo contexto organizacional y se
confunden cuando se habla de las políticas adoptadas y que definen las relaciones de trabajo.
La propuesta de un pensamiento global único en red determina aun que los espacios de flujos
son la organización material de las prácticas sociales (incluyese las prácticas
organizacionales) y de los procesos de información. Sus más diversas formas producen
conocimiento que debe ser compartido entre los diversos actores envueltos en las relaciones
hombre-organización-sociedad. Así, la interación e el intercambio desarrollados posibilita a la
organización mas posibilidades de supervivencia en el mercado global cuya capacidad de
competir basase en las posibilidades creadas a partir de las políticas de desarrollo, de
participación, cooperación e integración entre los empresa e individuos.
Los nuevos modos de proyección y anticipación de los posibles resultados visan construir un
mundo más racional y tecnológico, en lo que la explicación viene de la predicción y del
control del conocimiento (la expertise) según la prognosis y la planificación. El conocimiento,
está relacionado en la post-modernidad con la muerte del sujeto sociológico y psicológico
pues él ya no más tiene la identidad y subjetividad propia capaces de garantizar una
individualidad. La racionalidad aparece como forma de control y de desarrollo, un tema clave
para la regulación, dirección y control en las prácticas sociales (LATOUR, 1992).
Estos cambios en las relaciones laborales y sociales, y más específicamente entre el trabajador
y la organización presenta “nuevos” componentes-clave cuyas interpretaciones e influencias
están relacionadas a las variables tiempo y espacio. Ellas y su interrelación redefinen los
espacios comprendidos por los hogares de trabajo y/o de ocio, privados y/o públicos, en los
que no más se puede distinguir donde se ejercen las actividades laborales y donde el individuo
desarrolla sus momentos de privacidad.
La variable tiempo sufre una compresión en función de la a-temporalidad de los procesos
sociales y organizacionales, pues los cambios y los procesos tecnológicos posibilitan un
encadenamiento de acciones que permite realizarlas en tiempo real. Las posibilidades de
acción no más están vinculadas al proceso de pertinencia a los hogares de trabajo –talleres o
oficinas– pues el “mundo virtual” es realidad y permite la inclusión de los más diversos
puntos de acción que garantizan el inmediato hacer laboral. Una interpretación de la
evolución de las relaciones percibidas entre las variables tiempo, espacio y trabajo al largo de
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la existencia de la sociedad industrial, presentase en el dibujo 01 en lo que se tiene la
representación esquemática y cartesiana para las tres variables.
10
8
6
4
2
0
Soc. Pré-Moderna
Revolución Industrial
Espacio
Organización Científica
del Trabajo
Tiempo
Teletrabajo
Trabajo
DIBUJO 01
Relación Espacio-Tiempo y Trabajo
Fuente: Elaboración según las fuentes bibliográficas CASTELLS (1992), CASTELLS y ESPING-ANDERSEN
(1999), CASTILLO (1999).
Observación: La escala utilizada para evaluar las variables – tiempo, espacio y trabajo, fueran hipotéticamente
escalonadas en valores absolutos de 0 (cero) a 10 (diez).
Lo que se puede concluir, de inmediato a cerca de las relaciones entre las variables
presentadas según la siguiente clasificación es:
− el espacio comprende el lugar laboral donde ejercen las actividades del trabajo;
− el tiempo encierra la relación existente entre el período de tiempo necesario a la
realización de las tareas laborales; y,
− el trabajo representa grados de productividad creciente y de intensificación del trabajo
según la capacidad del trabajador en desarrollar las actividades laborales.
Así, el primer periodo presentado tiene como características el trabajo realizado en grandes
espacios, no determinado por las empresas y sí por los artesanos y señores de los oficios que
desempeñaban el papel de gestores de los procesos de producción de los bienes. El segundo
ya tiene el componente organizacional, según la creación de las empresas en las que se
organizan a producción en larga escala los productos y los servicios anteriormente
desarrollados en las viviendas y grandes haciendas productoras de los bienes necesarios a la
supervivencia.
El tercer comprende el modelo moderno de organización, que impulsó el modelo de la
Organización Científica del Trabajo –OCT– y determinó los principales cambios en las
relaciones del trabajo y su mundo peculiar, y las torno más intensas y menos intelectualizadas.
La última representación tiene como parámetro el modelo ahora desarrollado, principalmente
el teletrabajo, donde las características de los trabajadores y sus funciones laborales son
rescritas y reelaboradas a partir de los patrones diferenciados, exigidos a los empleados y a las
empresas. Se puede observar la de-construcción y reconstrucción de las relación entre
individuo-empresa y de los procesos y cambios sociales y organizacionales. Hay nuevas
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exigencias hechas a los individuos por la moderna sociedad a partir de los cambios ocurridos
en las relaciones laborales y sociales, bajo la óptica de las variables tiempo y espacio.
3. TIEMPO y TRABAJO: ¿Dónde va la cronología organizacional?
Las condiciones que facilitan la sociedad post-moderna determinan un alejamiento de la
relación espacio-tiempo en la que el espacio concreto redefine las relaciones sociales
(contextualidad y funcionalidad). Ellas se hacen de manera a definir construcciones conjuntas
y el proceso espacio-tiempo se expande y se produce según modificaciones en las relaciones
sociales, y porqué no laborales.
Las modificaciones surgidas tienen así la característica de la interrupción de las relaciones
espacio-temporales basadas en la integración y presencia, y en la integración sistémica y
social. O sea, el modo de organizarse o establecerse ocurre según estructuras sociales y a
partir de la orden de importancia percibida de los hechos sociales, de la proximidad y de la
inmediaticidad. El distanciamiento se define al relacionar pasado, presente y futuro a través
de la escritura y su difusión, y de la imprenta en los que hay una interconexión y transmisión
de la información de manera a definir un tiempo real e inmediato. (SANTOS, 2002a; SENE,
2003).
El desarrollo económico y del mercado, y las contingencias diferenciadas propician la
mercantilización del espacio-tiempo con una resignificación geográfica de las ciudades. Las
“nuevas” bases del actual mercado financiero redefine las relaciones mercantiles en las que
los Estados-Nación y las comunidades locales-tradicionales se estructuran y definen una
identidad. Así, ocurren nuevas formas de relación entre las instituciones dominantes a través
de “nuevas” formas que son re-definidas según los elementos políticos-administrativos
tradicionales(aspectos de supervisión, vigilancia y control). (VERGARA y VIEIRA, 2003).
CASTELLS (1999) presenta, a partir de estas nuevas relaciones, que en los últimos 20 años
las preocupaciones con la relación espacio/tiempo están centradas en el contexto en los que
los procesos sociales ocurren y cambian. La idea de temporalidad asociada a los cambios
sociales reconstruye el proceso industrial-empresarial según la característica del “mimetismo
histórico” para adaptación de sus bases a partir de los procesos específicos y cambiantes. Las
nuevas reglas del mundo sociológico, según los contextos de espacio-tiempo y su alejamiento,
se reorganizan a partir de los cambios sociales y exigen la construcción y reconstrucción de la
estratificación social, más allá de las diversas formas de asociación que se puede determinar
de esta nueva estructura del espacio-tiempo. La post-modernidad organizacional, en este
contexto, busca la transmisión de las características de las relaciones laborales según una
ampliación de las posibilidades organizacionales en las que se tiene una organización
personalizada a la distancia con ausencia de interacción social y el alejamiento de los
miembros organizacionales y de las actividades inmediatas o a la distancia.
La post-modernidad temporal basada en el “aquí y ahora” cría infinitas nuevas posibilidades
tecnológicas y de trabajo a partir de las relaciones definidas por el mercado en el tiempo real.
Para HARVEY (1989), la cuestión del espacio comprende la relación de “compresión espacio
temporal”, y comparte del significado presentado anteriormente, así como LASH y URRY
(1994) que incorporan la resignificación de la relación espacio-tiempo en la nueva economía
denominada “de signos y espacio”. Las perspectivas de la post-modernidad al desarrollo
tienen perspectivas diferenciadas en los más diversos ámbitos –culturales, económicas,
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género, comunidades etc– pues es incisiva en la cuestión espacio-tiempo y en el mundo del
final del siglo XX. Ella presenta el espacio como un de los focos y ejes centrales en el estudio
del tiempo y la difusión y construcción de las relaciones laborales o cualquier otra abarcarían
terrenos interdisciplinarios, según JAMESON (1999).
Otra perspectiva de la relación espacio-tiempo que también contribuye para las nuevas
relaciones del trabajo son el “materialismo histórico-geográfico” de SOJA (1996a) y los flujos
del espacio/tiempo CASTELLS (1997a). Ellos buscan recuperar la idea de la relación
espacio/tiempo y la perspectiva en la que el “tiempo atemporal” y la simultaneidad de los
acontecimientos llevan al aniquilamiento de las “cosas” temporales. Lo que se puede percibir
a partir de estas variables es que el hombre no tiene más una diferenciación de espacio
privado y espacio publico, de espacio del ocio y espacio del trabajo. El tiempo del trabajo
también no más se presenta restricto al horario histórico definido como “comercial” o “del
“trabajo”. Hay diferentes tareas y actividades laborales que están definidas fuera del “ámbito
espacial da empresa” y están puestas en la vida y tiempo integral del trabajador.
En esta perspectiva del tiempo y de la imagen, la post-modernidad definida por GIDDENS
(1995, 1996, 2000) lleva a una sostenibilidad limitada en los procesos manufacturados y no
personales, pues los aspectos laborales e íntimos del hombre sufren una de-construcción en un
mundo de incertidumbre. Esta discontinuidad provocada por la orden tecnocrática a partir de
la expansión del ciclo anterior (modernidad y progreso) aún vigente, lleva las organizaciones
productivas a la modernidad que cambia por sus propios éxitos.
Así, la modernidad es vista como punto central de la vida hace la institucionalización de la
post-modernidad. La determinación de los “nuevos” parámetros de la vida personal y
profesional del hombre aún se presentan basados en la estructura tradicional en la mayoría de
sus aspectos. La de-institucionalización de la vida profesional y sus reflejos en la vida
personal no están debidamente estructurados delante de las nuevas estructuras sociales y
profesionales que son exigidas del hombre, y del trabajador (JAMESON, 1999).
Sin embargo, la discontinuidad moderna se presenta como un “rompe-cabezas” pues hay una
de-construcción de las estructuras tradicionales existentes (familias, organizaciones, ciudades,
etc.) y las nuevas (redes de comunicación económica, social, cultural etc.). También se puede
observar que los actores y las redes construidas establecen nuevas formas de integración en la
que se tiene la identidad y individualidad sufriendo constantes y dinámicos cambios cuya
necesitad de reconstrucción es intermitente.
Determínense, así, procesos de integración social e integración sistémica en los que hay una
convergencia de la ocupación de distintos espacios/roles individuales con una multiplicación
de identidades con las que el individuo tiene que supervivir y la interconexión entre diversos
grupos en los que él vive (identidades múltiplas). Ocurre, frecuentemente, la pierda de los
monopolios institucionales (por arriba, las empresas transnacionales; por abajo, los procesos
de descentralización individual) y el conflicto entre el mundo del universalismo y el mundo
del individualismo (de la diferencia). (AKTOUF, 1996).
Para el individuo y las organizaciones, la transformación del trabajo, la “nueva identidad” e
identificación del hombre con lo mismo y las nuevas exigencias al trabajador caminan hacia
una diferenciación de las relaciones laborales. Las nuevas estructuras empresariales y los
nuevos “individuos trabajadores” tienen que de-construir y reconstruir sus diversas formas de
integración al mundo del trabajo y al mundo social. Las nuevas dimensiones conllevan para
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una redefinición de las relaciones hombre-trabajo a partir de la nueva dinámica perpetrada por
las dimensiones del tiempo y del trabajo. Hay necesidad de un “nuevo” hombre, para una
“nueva organización” en los que hay la convivencia de viejas e nuevas tradiciones
organizacionales, de los mundos moderno y post-moderno.
4. ESPACIO y TRABAJO: ¿Dónde está la dimensión física organizacional?
El desarrollo de los procesos de comunicación electro-electrónica y el distanciamiento entre
la comunicación y el transporte definían los costes empresariales hasta las décadas de 60 y 70
del siglo XX. A partir de la distancia territorial y geográfica se permitía la creación de un
espacio comunicacional no territorial, también definido como espacio social. Mientras las
líneas de comunicación del “nuevo modelo organizacional” pasan a acontecer de manera más
integrada de manera que sean desarrolladas y aceleradas por las nuevas tecnologías presentes
en la post-modernidad con el propósito de llevar a reorganización o transmutación de las
relaciones espacio-tiempo en las organizaciones.
Para MELUCCI (1989), las relaciones entre espacio-territorio y espacio físico están
determinadas, de manera general, por el cercano en las sociedades premodernas. Así, los
lugares-espacios de pertinencia e identidad en la post-modernidad cambian y dejan de ser
puntos de subsistencia básica, según el entorno de confianza básico y pasan a ser un de los
entornos de la configuración humana. Con el de-enraizamiento de las personas y la mas gran
amplitud de contactos, sean ellos nacional o global, los procesos de integración no más se
hacen a través de una necesidad co-presencial pero si según la dinámica y sistémica de los
espacios abiertos en relación a la exterioridad y a otros grupos/actores sociales. (SANTOS,
2002b).
Así, la separación entre tiempo y espacio está definida como “el hogar de los
acontecimientos”. Ella permite una mayor heterogeneidad que empieza con los diferentes
calendarios adoptados por las diversas civilizaciones y pasa por las más diversas formas de
determinación del tiempo. El impacto de las no-distancias (geográficas) o la redimensión de
los espacios locales propone nuevas relaciones del trabajo en las que los individuos pasan a
desempeñar actividades laborales no más “en la estructura de la empresa”, pero en la vida
social en general.
Hoy la definición del tiempo no se hace en función de los espacios y si se impone como factor
definidor de los procesos y los lugares personales y sociales. La coordinación cronométrica
entre los individuos y la propia reorganización de los individuos en los diferentes lugares
propone una rearticulación de las regiones espacio-temporales no territoriales, de las
relaciones establecidas y de los procesos definidos en las relaciones laborales. Las unidades
simbólicas se presentan según actividades del trabajo en las que no se exige la relación de
presencia, más allá de los sistemas abstractos organizacionales, de los sistemas expertos y de
la institucionalidad reflexiva.
La rearticulación de los diversos factores que definen la personalidad e individualidad
presentan relaciones con las variables espacio-tiempo son percibidas y vividas a través de la
identificación y percepción de los movimientos sociales no más territorializados también
definidos como “nuevos” modelos sociales. Estos cambios provocados en la percepción del
tiempo definen los llamados flujos y redes organizacionales (y sociales) que por su vez están
asociados a la capacidad de captación, procesamiento y transformación de las más diversas
maneras en las que se presentan la información, el conocimiento y las fuentes tecnológicas.
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Estos por su vez definen la sociedad red previamente presentada bajo las ideas de una amplia
red de interconexión e ínter conectividad entre los diversos factores que la componen
(CASTELLS, 1997a, 1997b, 1998).
Mientras la necesidad de una red de interrelaciones impone a las organizaciones no más un
conocimiento de una entidad o institución en el medio ambiente y en la sociedad, pero un
punto de la red que se presenta conectado a sus entornos. Ellos ejercen influencia unos en los
otros y en la red, y también en los diversos campos de actuación, sean de producción, sociales
o culturales. Como nodos de las organizaciones tienen una característica de territorialidad y
están localizados en puntos en los cuales dominan los flujos globales con más o menos
intensidad según los flujos de conocimiento e información que poseen. Mientras, la sociedad
red tiene una característica exclusógena, una relación binaria, en que se esta en la red
(inclusión) sino (exclusión) que define un proceso extremo de dualización. Los flujos son las
posibilidades tecnológicas y organizativas sin continuidad geográfica (espacio comunicativo)
ofrecidas a la información con simultaneidad. El espacio de flujos esta estricto a una elite
social a través del establecimiento de una relación social desterritorializada, que definen toda
una cuestión de las identidades de los individuos que a ellos pertenecen o no.
Así, los espacios de los lugares comprenden el espacio de la continuidad y de las formas
comunicativas de interacción; es un espacio entre la identidad y el lugar en lo que la forma, la
función e la identidad tienen una identificación única. Para SOJA (1996b, 2000) ellos definen
el espacio como lo vivido en lo que se tiene una noción de pertinencia (proximidad e
identidad) y que responden a las necesidades personales (emocionales) y profesionales
(sociales).
Esta identidad del hombre es la identificación con los flujos sean ellos culturales, valores,
símbolos, tradiciones etc. La identidad busca la reafirmación de la identificación (espacio de
los flujos y homogeneización) cuyos agentes, sujetos y actores sociales están representados en
los contextos (reformulación de sociedades e identidad territorial). La identidad del YO
(colectivas o individuales) viene recriar la noción de comunidad según la influencia de los
procesos de pertinencia global.
Lo que se puede definir es una dimensión general del hombre en la que se tiene la presencia
de él en todos los flujos, pero también se tiene la presencia de los nodos (organizaciones
sociales y profesionales) en toda la vida del individuo. La organización, por ejemplo, está
presente en todos los momentos de la vida humana, y en contrapartida el trabajador se
presenta en todos los momentos de la vida del individuo.
5. EL “NUEVO TRABAJO”: ¿De qué constituyen las organizaciones?
A partir de las dimensiones de espacio y tiempo y de las relaciones a ellas determinadas según
las condiciones impuestas por la sociedad de la información se tiene que esta correlación entre
los cuatro elementos – tiempo, espacio, materia y energía – es fundamental para se
comprender las organizaciones del siglo XXI.
La re-configuración de la relación tiempo-espacio a partir de la de-materialización de la
relación hombre-organización propone una nueva configuración en la que se tiene las
organizaciones virtuales y los sistemas expertos. Las tecnologías de la información
determinan un nuevo espectro en la economía productiva la que se hace independiente del
tiempo histórico, espacio geográfico y contexto social. Es posible la existencia de una
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economía inmaterial, de una organización virtual y de un sistema no-humano que presentan
características de procesos de interacción y que determinan resultados a las organizaciones a
través de las redes organizacionales-sociales establecidas. (CASTELLS, 2001).
El complejo definido por la sociedad y por las organizaciones, según los sistemas expertos, se
constituyen, a menudo, solamente de trabajadores intelectuales o trabajadores del
conocimiento. Ellos construyen los sistemas expertos, adoptando la artificial inteligence
como punto central de desarrollo de los procesos y sistemas organizacionales. (ZARIFIAN,
2001). Así, las organizaciones virtuales, principalmente, y sus redes de conexiones definen un
sistema inmaterial y complexo en lo que se tiene nuevos mercados establecidos.
La burbuja financiera es la principal fuente de energía de esto sistema, en lo que se puede
tener o no el dominio de una determinada situación en una fracción de tiempo que no equivale
más al tiempo cronológico, pero a la condición financiera de inversión en mercados
emergentes o en acciones valoradas por un tiempo fugaz. Sin embargo, la nueva modernidad
o post-modernidad presenta una ambigüedad implícita en la que se tiene distintas definiciones
y relaciones entre individuos y sociedad, entre sujetos y organizaciones, entre trabajadores y
empresas. Al se referir a los modos de vida y a la organización social que se expanden en el
ámbito global se ha percibido que las instituciones y los modos de comportamiento de vida
son impuestos de manera indistinta.
Una lectura actual de las propuestas de ETIZIONI (1978) lleva a la reflexión de las
organizaciones múltiplas en las que se tiene y percibe de diferentes y indistinta maneras los
trabajadores manuales e intelectuales, las organizaciones cemento-ladrillo y las virtuales, los
sistemas manuales y los informacionales. Aquellos que son sobre-explotados según la energía
física o habilidades manuales son sustituidos por trabajadores que tiene su capacidad
intelectual transplantada a los sistemas expertos. Las organizaciones antes definidas a partir
de los “sitios” geográficamente definidos, ahora son dispersas y sin definición espacial
concreta para actuaren. Aquellos que dominan los bienes materiales son sustituidos por
hombres que tengan características comportamentales en las que se incluye el control al
acceso de la información, su manipulación y transformación del conocimiento en sistemas
informacionales. La imagen de la modernidad como un proceso de racionalización es
comprendida a partir de los peligros y riesgos internos (burocratización ilimitada) y de la
racionalidad global (procesos de mercantilización). Pero, también presenta su mitad irracional
cuando tiene puntos de incertidumbres (las incertidumbres y los procesos caóticos) y
infinidades de procesos de cambios y modos de vida determinados por cuestiones culturales y
elementos sociales.
Para CASTELLS (1997), la era informacional genera y transforma todos los procesos,
productos y servicios a través de nuevas ramas (biotecnología, telecomunicaciones,
bioingeniería, bioética y otras) y de nuevas actividades productivas. La información pasa a
tener un carácter global y el conocimiento teórico pasa a la investigación aplicada no más
general en contrapartida al desarrollo académico hasta de las décadas de 60/70. La sociedad
presenta cambios surgidos a partir de la transformación y de la expansión de la modernidad
con el fin de la distinción entre la ciencia teórica y básica. La post-modernidad crea una
identidad personal del yo que es reflexiva y una intimidad capaz de profundizar las
identidades y sus relaciones. Los sujetos de la modernidad tardía tienen una mayor posibilidad
de información y actuación y de definición de las consecuencias de la globalización en la vida
(GIDDENS, 1996, 2000).
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Mientras una visión general, optimista y constructivista consiste en ver el proceso de
reflexividad como una proceso de generación de conocimiento que presenta ideas generales y
visa recuperar la acción social. La integración (mediación) social ocurre por vía del
conocimiento, de los sistemas expertos de información, dinámicos y flexibles. Las
posibilidades instrumentalistas para definición de los más diversos campos sociales que
definen el entorno vital (impacto social y determina a sustancia general de los sistemas
sociales). Al comparar el pasado, el presente y las formas de vida según la relación
espacio/tiempo de hoy percibe las dificultades del enraizamiento del hombre que presenta
factores de renuncia a la vida social para el desarrollo de la vida profesional. Los nuevos
valores del trabajo y la nueva estructura social con una definición de un tipo de carácter
personal según las definiciones del mundo del trabajo que definen un carácter fluido a las
relaciones del individuo (SENNETT, 1999).
La metamorfosis del medio social, según CASTELLS (1997a, 1998), es percibida por la
diferenciación entre los cambios y la continuidad histórica, pues no se vive una
discontinuidad genera. Las instituciones son las mismas, pero transformadas en sus más
diversos ámbitos –la ciencia, la epistemología y la ética. La expansión de las instituciones del
mundo moderno genera nuevas estructuras internas de las instituciones básicas (familia,
empleo y sociedad) en una nueva y distinta realidad. La modernidad clásica (modernidad
industrial o modernidad primera) es transformada en una modernidad reflexiva y la cultura es
mercantilizada y fabricada (cultura industrial). Y el proceso productivo (causal) y él de
modernización están puestos como resultados de la globalidad y de la post-modernidad. Lo
que se presenta al hombre del siglo XXI son nuevas maneras de conciencia cuyas biografías
tienen aspectos de vulnerabilidad e incertidumbre en las que se pretende construir un hombre
reflexivo que hace una búsqueda de su propio yo y el vivir. Esta relación de la búsqueda del
propio individuo es vinculada a elementos que determinan nuevas oportunidades y nuevos
mecanismos de protección y fragilidades sociales (las opciones de políticas, de vida y de
movilidades sociales).
Sin embargo, la sociedad amenazada por los peligros (exterior) pasa a los riesgos endógenos
(creados por la propia expansión y desarrollo del hombre) y los riesgos inasegurables
(tecnológicos), globales (no locales), incontrolables y con características de reversibilidad de
los mismos. La complejidad social se presenta “desorganizada” pues en el post-fordismo no
hay la regulación o institucionalización global y los reflejos están presentes en las estructuras
del trabajo y sociales (de la familia). La desregulación y de-institucionalización de las
instituciones sociales, de entre ellas las empresas, particularizan y determinan los ambientes y
las personas según el contexto en lo que se encuentran. La individualización en el aspecto
estructural funcional más presente y se confunde con el punto de confianza de la ciencia en si
misma y la noción de progreso.
Desarrollase la visión crítica de la sociedad a partir de los cambios determinados pela ciencia
cuyos factores de riesgo endógeno (imprevisibles e invisibles) pueden ocurrir localmente
según las condiciones que determinan las relaciones del hombre-trabajador y vienen
acompañadas por la lógica del conflicto y tensiones entre los fenómenos económico y social.
Las diferentes maneras de percibir el hombre-trabajador según los fragmentos diferenciados
de él y las “nuevas” lógicas particulares de-construidas y re-construidas explican, en parte,
los fenómenos actuales (desarrollo de mecanismos de interpretación y no de integración) y la
pluralidad óptica de percepción del trabajo y de la sociedad (diferentes visiones de los mismos
hechos en la ciencia y sus implicaciones en los campos social y económico).
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El integralismo y la tecnocracia global vigentes en el mundo post-moderno definen así las
nuevas estructuras del trabajo, el nuevo hombre trabajador y los procesos que envuelven las
relaciones entre ellos. La volatilidad del mundo del trabajo tiene su definición a partir del
dominio del conocimiento “humano” por la organización o quién controla quién, lo define y
determina los resultados de los procesos organizacionales.
6. LAS INCERTIDUMBRES ORGANIZACIONALES Y...
El espacio desterritorializado y el tiempo continuo, según FEATHERSTONE, LASH y
ROBERSTON (1997) garantizan al mundo del trabajo una concentración de las industrias con
nuevas tecnologías y el crecimiento de las grandes ciudades (regiones pluricentrales y
multicentrales) debido a la ampliación de las actividades financieras. Entre tanto, la
distribución de los técnicos es concentrada como en el mundo moderno donde los
profesionales técnicos y de la tecnología determinan la ciencia empresarial como
institucionalización del control y fuente del conocimiento en la relación espacio/tiempo.
Sin embargo, los cambios sociales, según las perspectivas de la sociedad red y las relaciones
producidas entre las variables espacio y tiempo, producen nuevas diferencias y desigualdades
según las áreas de identificación del individuo y del trabajador. La distribución o dispersión
espacial de los empleados tiene consecuencias como el desequilibrio espacial y tecnológico en
las organizaciones y la centralización de las actividades estratégicas (grandes empresas y
flujos financieros) que conducen a la mano de obra formal concentrada (infraestructura
organizacional, y la oferta de servicios personales).
Para FEATHERSTONE (1994), la cuestión de la redefinicion de los procesos mercadológicos
mundiales y la re-significación del “no limite” entre los Estados Nacionales llevan a la
intensificación comercial (económica) entre ellos redefine la economía mundo. Ella se
caracteriza por una economía internacionalizada en el contexto espacio/tiempo no real y en la
inversión en actividades según la distancia y la reorganización del marco espacio/temporal
real y la simultaneidad de las actividades según las nuevas tecnologías informacionales de
forma generalizada y la reordenación de lo contexto global. Mientras el cambio de las
relaciones industriales o sea la fábrica integrada y las redes organizacionales, ahora no más
centradas en los productos o en las cadenas productivas pero en su capacidad de ofrecer
servicios y garantizar la supervivencia en el mercado crea el binomio servicios-industria.
Otro de los cambios presentados en las relaciones de trabajo presentado por GIDDENS,
BECK y LASH (1997) es la producción de los sistemas expertos y de los expertos que pueden
ser presentados como la conjunción de algunos factores –la ciencia, la técnica, la tecnología y
la experiencia social. Ellos son capaces de producir artefactos materiales e intangibles como
instrumentos transformadores de los entornos manufacturados y creados o transformados por
las aplicaciones. En el marco de un contexto de incertidumbres y conjetural de posiciones
diferenciadas y opuestas construye el “conglomerado instrumental organizacional” que
desarrolla aspectos teóricos y prácticos propios y que al final reconfigura los procesos
definidores de la vida humana, del mundo del trabajo y esencialmente del individuotrabajador.
Las consecuencias imprevistas o previsibles y no controlables en la vida del hombre y sus
implicaciones en el trabajador y sus relaciones con el mundo del trabajo son limitadas a
descripciones detalladas de determinados hechos y actos de la vida personal y social del
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individuo. Ellos permiten el aparecimiento de una reflexividad en las prácticas sociales y
determinan diferentes opciones al trabajador que presenta como consecuencia directa la
reconstrucción de su vida social y de la propia realidad del yo según las prácticas sociales y
económicas que les son impuestas. (PERROW, 1976).
La capacidad de reflexionalidad del individuo presenta a él diferenciadas posiciones y
contextos que multifacetan su identidad. Ella está definida según los “nuevos” aspectos que él
percibe en el conjunto de las relaciones sociales establecidas, sean por las individualidades
“nuevas” de-construidas y reconstruidas o en función de los modelos expertos en el mundo
del trabajo, sea por el entorno social a que son sometidos o a los nuevos riesgos sociales y
empresariales construidos por la “nueva” realidad de la post-modernidad. La tecnología de la
información, el determinismo tecnológico y los modos de producción y modos de desarrollo
presentados por las organizaciones en el fin del siglo XX y después producen un mundo de
ambivalencias. En él se presenta como eje central la dicotomía por se tener el desarrollo como
foco central de la vida social y al mismo tiempo el hombre verse cercado por riesgos
endógenos, nuevos riesgos y nuevas oportunidades. Así, la nueva organización o los nuevos
modos de producción son objetos capaces de aplastar aquellos que están a contrariarlo, sea a
través de la influencia, la transformación y los determinismos impuestos a las personas según
las clases de pertinencia, sea a partir del modelo de vigilancia, control y acciones
predeterminadas (FOUCAULT, 1985).
Para CASTILLO et al (1991) el futuro del trabajo se presenta bajo un manto negro para el
trabajador en lo que hay la reducción del número de puestos de trabajo cuyas nuevas
modalidades y sociedad del consumo poseen el significado moderno. El nuevo trabajo tiene
características de la de-materialización de las actividades en servicios o actividades no
tangibles, acompañadas del de-enraizamiento del trabajador y de los cambio de composición
y estructura de los grupos sociales con la pérdida monetaria del hombre y de no-garantías del
trabajo del mismo en lo que se tiene la flexibilización, la individualidad y la vulnerabilidad
social, más allá de la precariedad de las relaciones del trabajo.
Estas transformaciones en el mundo del trabajo son percibidas, principalmente, en función de
la expansión sin precedentes de los niveles de desempleo y subempleo que tienen aumentado
con el crecimiento del mercado informal basado en el trabajo precario. Principalmente en el
sector de servicios que se compone de un proletariado que incorpora el trabajo femenino y
excluí tanto los más jóvenes como los más viejos, determinando de esta forma un proceso de
heterogeneización, fragmentación y complexificación de la clase trabajadora (ANTUNES,
1995, 1997; MATTOSO, 1995).
Los elementos-clave del modo de acumulación post-fordista según la sociedad informacional
dividen la población mundial en dos mitades antagónicas: la elite cosmopolita que controla
las tecnologías emergentes y las fuerzas y procesos productivos, garantizados por un empleo
formal, en ritmos incesantes de trabajo (electrónicamente ligados); y, el creciente número de
trabajadores excluidos con pocas perspectivas de reingreso al mercado formal de la nueva
economía global, también denominados refugiados sociales obligados a emprender incesantes
dislocaciones entre empresas, regiones y mismo países (RIFKIN, 1996, 2001).
Un análisis crítico-histórico de la supervivencia futura del trabajador y de los principios
tayloristas en el terreno de la organización del trabajo puede ser presentado según los
principios y el debate de la expropiación del saber obrero – los sistemas expertos. A través de
ellos, la robótica y el control pormenorizado en un taller automatizado provoca el
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cortocircuito de la acción organizada del trabajador y garantiza menor posibilidad de
resistencia de los mismos ante las formas neo-tayloristas o post-tayloristas que visan la
precarización y debilitamiento de su capacidad de actuación en el mercado laboral.
Para GIDDENS (1999), la vida del hombre, y particularmente del trabajador, se presenta en el
límite en lo que se percibe características de hedonismo (disfrutar al consumir) y del
comunitarismo conservador (el valor de las comunidades). La modernidad líquida de
BAUMAN (2001) percibe procesos de construcción de la sociedad a partir de la cultura y de
los procesos globales y locales que se interconectan, se hunden. Pero al mismo tiempo se
conservan y se presentan continuos e intermitentes, sólidos y volátiles lo que los define como
“la era de la información” que tiene como aspectos centrales la economía, la sociedad y la
cultura (CASTELLS, 2001).
Así, las variables centrales estudiadas - el Tiempo, el Espacio y el Trabajo – se tornan puntos
centrales de las definiciones no solamente de la vida privada del individuo, como también de
la vida pública. Los espacios tomados por la presencia del hombre y de la organización se
hacen en los días actuales a partir de las diversas formas de compartimiento con otros
individuos o instituciones y pasan a definir un continuum temporal en la vida de las personas.
Las incertidumbres de los aspectos centrales de la vida de los individuos –pública o privada,
personal o profesional, individual o colectiva– no más tienen espacios y tiempos definidos de
formas separadas e independientes.
Las organizacionales –productivas o sociales– pasan a participar de las definiciones del
individuo no solamente en las situaciones del cotidiano laboral, pero también en los más
diversos aspectos de la vida de él. Las respuestas a estos “nuevos procesos”, “nuevas
instituciones” y “nuevos individuos” aun están se constituyendo, siendo los conceptos de
individualidad, subjetividad e identidad aquellos que sufren con los cambios provocados por
las nuevas interpretaciones del tiempo, del espacio y del trabajo.
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