EL TURISMO El turismo es la actividad económica que permite y

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EL TURISMO
El turismo es la actividad económica que permite y explota los viajes turísticos.
Turista es la persona que se dirige a otra población distinta de la de su residencia
habitual, y que pasa en ella al menos una noche por motivo distinto al de ejercer
una actividad remunerada o trabajo.
España es la cuarta potencia turística mundial y la segunda en ingresos por
turismo. En 2010, más de 52 millones de turistas extranjeros visitaron España, que
gastaron una media de 932 €/turista, generando unos ingresos de casi 50.000
millones de euros. España recibe al 5,1% del total de turistas que viajan por el
mundo. Los españoles realizaron un total de 150,2 millones de viajes (13,5 millones
al extranjero). Los turistas extranjeros realizan estancias medias de 9,5 noches, y
en establecimientos de más categoría que los españoles, pero los turistas españoles
realizan más viajes al año (6), y aunque el número de sus pernoctaciones por viaje
(4,3) es menor. De la suma total del pernoctaciones a lo largo del año (1.262
millones), los turistas nacionales realizan el 60,4%. Esto pone de manifiesto la
importancia del turismo interior en España.
El modelo turístico español. España comenzó su desarrollo turístico en los años
sesenta del pasado siglo. Entonces era un país que se estaba desarrollando y
necesitaba el dinero que los turistas se gastaban en él, y ofrecía su clima, sus
playas y sus precios baratos. De esta forma, comenzaron a venir a nuestro país de
forma masiva los trabajadores europeos. A este modelo de oferta turística se la
denomina “masiva, de sol y playa”.
En los años ochenta comenzaron a ponerse de manifiesto dos cambios: los precios
españoles iban subiendo y ya no eran tan baratos, y otros países mediterráneos,
como Grecia, Turquía, Egipto, Túnez o Marruecos, comenzaron a competir con
España. Sus precios eran bastante más bajos, su clima y entorno eran similares, y
su oferta cultural era amplia y más exótica. Ante esta situación, el sector turístico
español comenzó a cambiar su modelo: ya no podía competir por los precios, ahora
lo haría por calidad. Se pretende ofrecer niveles de calidad y variedad iguales o
superiores a los de los países europeos con los que competimos, pero a precios más
bajos, y, por otra parte, ofrecer mayor calidad y variedad que los países más
baratos que compiten con nosotros desde el sur del Mediterráneo o de África.
El modelo turístico de “sol y playa” lleva consigo dos consecuencias:
1. La concentración en el tiempo o “estacionalidad”. El modelo de “sol y
playa” lleva consigo que la mayor parte de los viajes se realicen en verano.
Esta situación hace que la oferta turística tenga que atender una avalancha
de turistas en verano, mientras que el resto del año está infrautilizada, lo
que supone problemas de rentabilidad.
2. La concentración en el territorio: la oferta turística y los destinos turísticos
preferidos se concentran a lo largo de una estrecha franja del litoral
mediterráneo y en los archipiélagos, y en estos, en ciertas islas en concreto.
Esta situación da lugar a una enorme presión sobre la zona, que tiene que
recibir, alojar, dar de comer y entretener a millones de personas en muy
poco tiempo, mientras el resto del territorio tiene una presión muchísimo
menor.
La importancia económica del turismo en España
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En 2010, el turismo supuso unos ingresos de más de 80.000 millones de euros,
aportando en torno al 10,7% del PIB. Los ingresos por turista suponen para España
en torno al 60% del déficit de su balanza por comercial, y hacen que la balanza de
servicios sea positiva en casi 26.000 millones de euros. Más de dos millones de
personas trabajan directa o indirectamente en actividades relacionadas con el
turismo. El 11,3% del empleo lo hace en actividades turísticas.
El principal problema es que los ingresos por actividad turística crecen a un ritmo
menor que el PIB, lo que pone de manifiesto una relativa desespecialización de
España en las actividades turísticas.
Las repercusiones o impactos ambientales del turismo
Los principales problemas, en la actualidad, vienen de la concentración del turismo
en unas cuantas zonas del litoral y los archipiélagos, que sufren fuertes impactos:
la llegada de turistas se traduce en mayor consumo de recursos y energía, mayor
cantidad de residuos generados, más infraestructuras para dar servicio, mayor
ocupación del suelo, más emisiones de gases contaminantes, etc.
Además, en los últimos años, se han desarrollado una serie de infraestructuras muy
rentables desde el punto de vista económico, pero difícilmente sostenibles desde
una postura ambiental. Los hoteles y residencias en primera línea de playa,
los macrocomplejos turísticos y la proliferación de campos de golf en zonas
con balances hídricos negativos contribuyen a la degradación del litoral y del
paisaje, al agotamiento de los recursos, así como al desbordamiento de las
localidades receptoras.
No obstante, el fomento de un turismo de calidad incluye la oferta de un medio
natural adecuado, que sea un marco atractivo para realizar las actividades
turísticas y también objeto de oferta turística (parques nacionales, lugares
singulares, etc.)
Los impactos demográficos del turismo:
El modelo turístico español de “sol y playa” origina la llegada de millones de turistas
(extranjeros y españoles) al litoral español y a los archipiélagos en los meses de
verano. Esto lleva consigo que la estructura demográfica de las zonas turísticas sea
peculiar:
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La fuerte demanda de servicios turísticos genera empleos, que en muchos
casos son ocupados por inmigrantes extranjeros y españoles, lo que da lugar
a estructuras menos envejecidas que la media española.
La oferta turística y las políticas de mejora de la misma están dando lugar a
un fuerte desarrollo de las actividades del sector de la construcción
(segundas residencias, hoteles, etc.), que genera empleos que también son
ocupados en gran parte por población inmigrante.
La residencia durante unos días (en los meses de verano) de los turistas
añade población a la de los residentes habituales, modificando la cantidad
de habitantes, su estructura por edades (la mayor parte de los turistas son
adultos y jóvenes), y los servicios que es necesario tener dispuestos para
ellos.
Un grupo de turistas son jubilados de países europeos que residen durante
el invierno en las zonas litorales españolas, donde el clima es más benigno
que es sus países de origen y los precios más bajos. El resultado son
pirámides de población “anormalmente envejecidas” y con las peculiaridades
propias de la población de sus países de origen.
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La llegada masiva de turistas y la generación de empleo que conlleva
suponen una elevación de la población y de la densidad de la misma.
El turismo supone el desarrollo de la construcción y de los procesos de
urbanización, especialmente con el desarrollo de las formas de crecimiento
difuso.
El impacto social del turismo
El turismo supone un fuerte impacto sobre la población que lo recibe, que se
percibe en:
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El empleo que genera y los suelos que ocupan compiten con otras
actividades, generando modelos económicos de desarrollo “diferentes”.
La llegada de un buen número de personas con costumbres distintas,
lenguas diferentes, etc. produce un fenómeno de influencia cultural que
modifica costumbres entre la población local, produciendo comportamientos
diferentes.
La estacionalidad del turismo permite lo que se puede denominar “turismo a
tiempo parcial” esto es que una porción importante de la población que vive
en lugares turísticos de dedique a estas actividades sólo en los períodos
veraniegos, teniendo otras ocupaciones de las que obtener renta a lo largo
del año. El resultado es un incremento en las rentas.
En general el número de turistas por persona residente en España es similar al de
Francia en (1,26, en 2002) y bastante inferior al de Italia (1,54). Sin embargo hay
que tener en cuenta que el turismo no se reparte de forma homogénea en España,
por lo que la presión es mucho mayor en las zonas propiamente turísticas,
especialmente en los archipiélagos.
Los impactos territoriales del turismo
La necesidad de acoger a un importante número de personas y los cambios en las
actividades económicas realizadas por los habitantes de estas zonas tienen fuertes
repercusiones territoriales. En las zonas turísticas se aprecia:
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Una elevada densidad en la construcción.
Una importancia “anormal” de las vías de comunicación.
Unos cambios en los hinterland cercanos, que ahora se convierten en zonas
de recreo: parques, complejos deportivos, superficies vegetadas, campos de
golf, etc.
Cambios en las zonas de residencia de los habitantes habituales, que
abandonan el centro de la localidad (por las incomodidades de la
aglomeración y el alto precio del suelo) y se trasladan a las afueras.
Un fuerte desarrollo del sector terciario vinculado al turismo (comercio,
hostelería y restauración...) que se instala en los centros abandonados por
la población residente. La construcción y los espacios edificados sufren un
fuerte impulso.
Las periferias de las zonas turísticas se convierten en zonas de abastecimiento de
agua, alimentos, mano de obra, servicios, apreciándose:
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Cambios en su entorno natural: aparición de pantanos, embalses, grandes
viarios, etc.
Cambios socioeconómicos: mayor dependencia del turismo, con una
revalorización de la agricultura, la aparición de mano demanda de mano de
obra estacional o el desarrollo de las actividades de distribución.
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Por otro lado, la importante afluencia de turistas y sus movimientos han supuesto
la necesidad de:
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Asegurar la accesibilidad a España conectándola, con vías de gran
capacidad, con la red europea.
Desarrollar sistemas de gran capacidad en la zona litoral mediterránea y en
los archipiélagos, que han contrapesado la preponderancia del sistema
radial.
Crear sistemas viarios que garantizan la accesibilidad de las zonas y puntos
turísticos y soportan la fuerte intensidad de tráfico en las temporadas altas.
Crear espacios de aparcamiento en los principales puntos turísticos.
Realizar fuertes inversiones para mejorar la capacidad de nuestros
aeropuertos. Los principales aeropuertos turísticos son: Palma de Mallorca,
Málaga, Madrid, Tenerife, Las Palmas y Alicante.
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