96 San Lorenzo Diario del AltoAragón - Martes, 10 de agosto de 2010 Por Chesús A. GIMÉNEZ ARBUÉS En el Barrio i medio también pueden contemplarse diferentes clases de aleros, dándose el caso de haber un edificio (el número 25) con fachada antigua (restaurada) realizada con buena piedra sillar y sin embargo tiene, a modo de alero, un saledizo de obra moderno. Los del antiguo Hospital de Pobres, del ayuntamiento antiguo (casa Juanico) y de la casa de la Décima con ser sede de instituciones oficiales son de líneas muy sencillas, es decir, una sucesión de pequeños apeos muy finos de los que son visibles tres caras. El que existe en la conocida casa [de] Pie, próxima al templo parroquial, tiene la singularidad de presentar en sus ángulos semicurvos unas piñas a modo de adorno colgante. Este edificio albergó circunstancial y provisionalmente la sede del Gobierno militar de la provincia, durante la pasada guerra civil. DEL CONSELLO D’A FABLA ARAGONESA P OR ALERO, término que en aragonés se denomina rafe, se entiende el saliente volado del tejado sobre la fachada de un edificio, ya sea éste civil o religioso, para cuyo sostén se recurre a diversos elementos, como pueden ser modillones o ménsulas, también llamadas zapatas o apeos volados. La función de los aleros es práctica: lanzar el agua de la lluvia fuera de la fachada para preservar al edificio de la humedad. A esta importante misión se añadió otra, la estética u ornamental, decorando ricamente sus soportes, que pueden estar construidos con madera, teja, ladrillo, piedra o yeso. En Aragón los aleros muy salientes y trabajados puede afirmarse que son un hecho diferencial sin embargo Navarra y Cantabria también son tierras de aleros. En líneas generales en Aragón los aleros de las viviendas de la nobleza, alto clero y sede de instituciones presentaban lujosa y variada decoración (escudos, figuras humanas y de animales - algunos fantásticos -, lóbulos, follaje, etc.) en sus ménsulas. Los de las casas de las familias más pudientes intentaban imitar a los de las clases sociales anteriormente citadas y los de las más humildes, modestas y pobres, gracias a que dejaran asomar los toscos maderos que sostenían el tejado. Quien tenga la oportunidad de pasear tranquilamente por Ayerbe podrá contemplar algunos interesantes ejemplares en las casas de sus calles y plazas, comprobando que van desde los más artísticos hasta los más sencillos y toscos y desde los realizados en madera a los ejecutados en ladrillo, teja, yeso y piedra. Incluso existen algunas casas que carecen de alero. Evidentemente que todo dependía de los recursos económicos que disponía quien mandase construir el inmueble. DE MADERA El alero más antiguo (a nuestro juicio) que en la actualidad puede contemplarse en esta villa son los restos del que hay en el tramo este de lo que fuera luna del palacio de los Urríes (hasta bien entrado el siglo XX se conservaba asimismo el existente en la crujía sur). Es de tradición gótica no encontrándose en muy buen estado de conservación, la verdad sea dicha; lo llegado al día de hoy deja entrever la belleza artística que primitivamente tuvo. Está constituido por dobles ménsulas decoradas con lóbulos que originan doble voladizo cada uno con su propia cubierta; en ésta, listones de madera moldurada crean casetones rectangulares de fondo liso en el espacio existente entre ménsulas. No sabemos si estos casetones llevaron adornos colgantes. Las actuales almenas del cuerpo central de la fachada principal de este palacio a finales del siglo XIX o principios del XX sustituyeron incomprensiblemente al voladísimo alero que tuvo, tal vez muy semejante al existente en Huesca en casa Climent (Colegio de Santa DE LADRILLO Y TEJAS Fachada y alero de casa Forcada, en 1917. Foto publicada en el libro: “Huesca: arquitectura civil y popular. Fotografías 1910-1935”. Diputación de Huesca, depósito legal Z-136/93, página 148. Aleros de Ayerbe Ana), en el Coso Alto, a juzgar por los testimonios gráficos que existen de él, uno de ellos realizado por Ramón y Cajal desde el monte de San Miguel y el otro, es una fotografía existente en el archivo fotográfico del Centre Excursionista de Catalunya. Desde del siglo XVI los realizados en madera adquieren carácter de casi auténticos artesonados: ménsulas bellamente decoradas con hojas de acanto, volutas, una orla trenzada en el centro, etc.; el espacio libre entre los apeos está ocupado por casetones (cuadrados, rectangulares o romboidales) de fondo liso creados por listones moldurados en cuyo centro luce un florón provisto de un adorno colgante, llamado goterón en Ayerbe, que también puede aparecer en el papo del principio de la ménsula. Éste es el modelo del de casa Ponz o palacio de los Luna, felizmente restaurado, situado al principio de la calle Nueva y contando con fachada a la plaza Baja; en este ejemplar, el casetón, cuadrado, ocupa todo el campo del espacio entre los apeos volados. Como algunas de estas ménsulas tuvieron que ser hechas de nuevo, dos piezas originales se conservan, expuestas, en la tienda existente en los bajos de esta noble mansión. Muy semejante al que acaba- mos de describir pero realizado en líneas más sencillas es el del casa os Castilleros, edificio cuya fachada al Barrio i medio es de tapial conteniendo una espléndida reja de hierro mientras la que da a la plaza Baja es de piedra ostentando el escudo de los Ena. Como la altura de este edificio fue alterada entre finales de los años 70 y principio de los 80 del pasado siglo XX, ignoramos si las actuales ménsulas son las originales, restauradas, o si se colocaron unas nuevas imitando a las antiguas. En la confluencia del Bario i medio con el callizo de Saluzo existe un alero moderno que sigue más o menos este tipo de pautas. El alero o rafe más habitual es el que tiene los apeos volados sencillos, labrados a tres caras, y provistos de un simple resalte, a modo de moldura, en su zona superior; también los hay con las ménsulas muy finas rematando con el cabezal en forma de simple voluta. La calle Nueva, zona urbana donde tuvo asiento una especie de patriciado local (no en vano hasta la desaparición en fechas recientes de la casa de siña Amelia se contabilizaban en ella cinco casas infanzonas), contiene varios ejemplares de este tipo de alero, algunos de ellos restaurados o reconstruidos. Otros aleros han sido realizados con ladrillo aplantillado, dando lugar a originales cornisas, como el de casa Forcada, en la calle Nueva; para cuya realización, contratada en 1615, se ordenó al obrero de villa Pedro Martínez de León, de Huesca, tomar como modelo el existente en casa de Mateo de Nisarre, edificio que podríamos identificar con uno de estas mismas características situado en la plaza Baja. En algún caso el alero resulta ser original, como el que corona una casa, la número 29, de la calle Nueva, realizado con tres hiladas superpuestas de tejas. Igualmente los hay construidos con doble hilada de ladrillo en esquinilla, como sucede en el Santuario de la Virgen de Casbas y en un edificio, el nº. 72, de la calle Nueva. Este tipo de alero, conteniendo una sola hilada, se ha visto en otras casas ayerbenses. Esta misma calle conserva dos casos de alero realizado con ladrillo; uno, al principio de la misma, de líneas muy sencillas e imitando ménsulas no muy salientes que van en gradación, cuya fachada luce un fuera de lugar aparato de aire acondicionado, y el otro ejemplar, sito en una gran mansión, la nº. 60, situada frente a la tristemente desaparecida casa de siña Amelia, con zócalo de piedra que llega hasta el primer piso y después sigue en ladrillo caravista con vanos de puertas y ventanas provistos de frontones triangulares. DE YESO Se trata de dos auténticas cornisas, no muy voladas, que hacen la función de alero; son los casos del Casino d´os Pobres y de casa Duch, ésta en la plaza Alta. A la elegantísima y trabajada fachada de este último edificio todavía no se le ha hecho justicia ni se le presta la atención que merece. En este apartado debe ser incluido el alero que remata la blasonada casa [de] Francisco Pérez, de la plaza Baja, que adopta la forma de un cuarto de esfera y por todo adorno ostenta un bocel, a modo de moldura, que discurre por su base, enmarcando el dintel del balcón. DE PIEDRA En este material existen dos ejemplares; la volada cornisa de la fachada de la capilla-panteón de los Ena del templo parroquial y una buena parte del que hay en el edificio donde está instalado el Hotel Villa de Ayerbe, con forma de un cuarto de esfera. SIN ALERO Tres edificios antiguos carecen de este elemento; el nº. 62 de la calle Nueva, con fachada de grandes sillares; casa Normante, llamada también de las Gárgolas, porque éstas, en número de tres, cumplen la función encomendada al alero, y otro inmueble, también en la plaza Baja, de tres plantas y de fachada totalmente de buena piedra sillar, como los dos anteriores, donde, por encima de una cornisa de piedra ligeramente moldurada, asoman escuetamente las tejas de su tejado. Esta mansión, que ostenta escudo sostenido por dos muchachos alados, popularmente es conocida como casa Antono. Casa Normante o de las Gárgolas es de finales del siglo XV y principios del siglo XVI; está declarada Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón. ACLARACIÓN Para información de quienes no son de Ayerbe o no están relacionados con él diremos que: Por calle Nueva se conoce a la oficialmente de Rafael Gasset, cuyos orígenes se remontarían al siglo XVI. En ella vivió Ramón y Cajal durante su estancia en esta villa. En ella pueden contemplarse hoy en día los escudos heráldicos de los Luna, Torrero, Forcada y Romeo, aparte de algunas casas de diferente grado de interés. El Barrio i medio se corresponde con la calle de Luis Espada. Su traducción al castellano es ‘Barrio de medio’. Esta calle y la paralela de San Miguel o del Hospital surgió en el siglo XII, al amparo del fuero concedido entre los años 1118 y 1125 por el rey Alfonso I el Batallador. La plaza Baja, producto de la baja Edad Media, es en la actualidad la plaza de Ramón y Cajal y la Alta, es la plaza de Aragón, espacio urbano que ya existía en el siglo XVII pero que terminó de configurarse en el XIX. A MODO DE CONCLUSIÓN Como elementos integrantes tanto del paisaje urbanístico, de nuestro patrimonio artístico así como de nuestra arquitectura civil, doméstica y popular, los aleros deben estar protegidos, adoptando las instituciones públicas competentes en la materia (Concejos y Gobierno de Aragón) las medidas político-administrativo-jurídicaseconómicas pertinentes que permitan a sus propietarios proceder a su restauración, consolidación y conservación. No basta con simples resoluciones testimoniales, que algo ayudan. Son necesarias también las ayudas, económicas principalmente, que faciliten y permitan su supervivencia a través de los tiempos, las personas y las modas.