Las bases de un imperio El proyecto político diseñado por los reyes católicos durante el ultimo cuarto del siglo XV frustico en el siglo XVI. • En el interior, se completo la unión de los reinos de España con la anexión de Navarra(1512) • En el exterior, se inicio la conquista y colonización de América, cuyos territorios se incorporaron a la Corona de Castilla, y se consiguió la unión de las coronas española e imperial en la persona de Carlos I, nieto de los reyes Católicos. Carlos I heredo de sus abuelos maternos Aragón, Castilla, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, los territorios españoles en América y algunas plazas e el norte de África; de sus abuelos paternos heredo los estados de la casa de Austria. Luxemburgo, los países bajos y el franco condado. De este modo se convirtió en el monarca mas poderoso del momento y consiguió revitalizar el ideal mantenido durante la Edad Media de un imperio universal que fuera semejante al desaparecido Imperio romano. El reinado de Carlos I estuvo salpicado de numerosos conflictos que se dirimieron en toda Europa. • En España se produjeron los levantamientos de las Comunidades de Castilla y de las Germanias de Valencia y Mallorca, que fueron sofocados por Carlos I • En Europa se produjeron guerras contra los turcos, contra Francia y contra los príncipes alemanes partidarios de lutero. Estos conflictos fueron desangrando los recursos humanos y económicos del reino de Castilla, pues que fueron los castellanos quienes sufragaron la idea imperial de Carlos I a través de los impuestos. Una Sociedad escindida Durante el Renacimiento, la sociedad prosiguió la evolución iniciada en el siglo XV. • El afianzamiento de la monarquía absoluta hizo que la nobleza perdiera poder político y se aproximara a la corte, con el objeto de mantener o acrecentar sus riquezas y privilegios. • La derrota de las Comunidades de Castilla frente a las tropas de Carlos I determino el estancamiento de la burguesía mercantil que había surgido en las ciudades. • La expulsión de los judíos tuvo graves repercusiones para la economía, ya que gran parte de la actividad financiera y comercial estaba en sus manos. • Se ahondo aun mas la diferencia entre cristianos viejos y cristianos nuevos o conversos, lo cual dio lugar a un nuevo valor social; el del honor o la honra, es decir, la estima social del individuo en razón de su origen. Muchos escritores de nuestra literatura, como Fernando de Rojas o Santa Teresa de Jesús, tuvieron problemas por su origen judío. El Humanismo Con el termino humanismo designamos la corriente cultura e ideológica que sitúa al hombre como centro del universo, exaltando sus valores morales y espirituales. 1 Los humanistas se consagraron al cultivo de las humanidades (Studia humanistatis), concebidas como disciplinas que proporcionan un saber integral. Sus estudios se dirigieron preferentemente hacia el conocimiento de los autores de la Antigüedad, en especial de Platon y de otros filósofos griegos. Los humanistas aspiraban a encarnar el ideal del <<Hombre universal>> (homo universalis), o sea, el hombre interesado por los mas variados aspectos de la cultura y de la ciencia. La figura del italiano Leonardo da Vinci, ala vez ingeniero, artista y escritor, ejemplifica mejor que ninguna otra aspiración humanista de alcanzar todas las esferas del saber. Pero el humanismo trascendió la esfera de lo individual para buscar un modelo de sociedad mas perfecta. Así , el canciller ingles Tomas Moro expuso en la Utopía (1516) el modelo de sociedad ideal, sin grandes desigualdades y ejemplarmente organizada. Hacia la Reforma A pesar de la valoración positiva que hace de la cultura pagana y de la secularización en general, el humanismo no desatendió la faceta religiosa del hombre, sino que le dio prioridad, aunque con una actitud critica hacia la Iglesia. Fue Erasmo de Rotterdam quien en algunas de sus obras, propuso un nueva religiosidad, basada en la vuelta a los textos primitivos, es decir, al Evangelio. Erasmo y el erasmismo que se origino siguiendo su sistema de pensamiento se caracterizo por una crítica del comportamiento de ciertos eclesiásticos y por un ataque contra fetichismos y supersticiones. Un Arte a la medida del Hombre Los principios básicos del arte renacentista son la amonía y el sentido de la proporción. Para el artista del Renacimiento, la obra de arte no puede ser futuro de la improvisación o de la intuición irracional, sino que necesita ajustarse a unas normar y preceptos. Estas normas venían dadas por el arte de la Antigüedad: ciudades como Atenas y Roma se convirtieron en modelos en los que los principios clásicos del Renacimiento cobraban forma y realidad tangible. La nueva valoración del hombre como ser individual se refleja en el arte del retrato, que adquiere una importancia que no había tenido en la Edad Media. La Belleza como fin Como hemos visto, durante la Edad Media las obras literarias perseguían casi siempre un fin didáctico o moralizador; la función artística quedaba subordinada al propósito de enseñar o instruir en las verdades de la moral y la religión. Durante el Renacimiento, en cambio, predomino en el arte la intencionalidad estética, y los poetas concibieron por lo general sus creaciones literarias como obras de arte. De ahí el esmero con que los escritores renacentistas cuidaron la forma de sus obras. Fue un poeta medieval, aunque de espíritu renacentista, el italiano Francesco Petrarca, quien proporciono las nuevas claves de mujer amada y el sentido plástico y amónico de la belleza en la composición del poema marcaron las pautas de la poesía durante todo el siglo XVI. Realismo y verosimilitud Mientras en poesía se impuso durante el Renacimiento la intencionalidad estética, la prosa literaria se rigió por el ideal de verosimilitud, propugnado por Erasmo y los erasmistas. 2 En efecto, para los erasmistas eran reprobables las obras de carácter fantástico, como los libros de caballerías o las novelas sentimentales. En cambio gustaban de aquellas obras que parecían sacadas de la realidad misma, como los diálogos o las colecciones de refranes y sentencias. Este tipo de literatura resultaba propicia para la introducción de los valores espirituales que pretendían difundir; cumplía, por tanto, un objetivo didáctico. Humanismo no es Renacimiento El humanismo es una tendencia espiritual que nace en Italia en los últimos años del siglo XIV (trecento), florece en el siglo XV (quarocentro) y perdura hasta la primera mitad del siglo XVI (cinquecento). En esto dos últimos siglos, se produce su expansión por toda Europa. Durante mucho tiempo, los términos Humanismo y Renacimiento fueron empleados erróneamente como sinónimos. De ahí que no se entendiera con absoluta claridad que el primer sólo es un aspecto del segundo, o bien, el preludio de ese gran complejo cultural. Actualmente se da el nombre de Renacimiento al movimiento de renovación de las letras, las artes, y las ciencias producido en algunos países de Europa (primero en Italia, luego en Alemania, los Países Bajos, Inglaterra, Francia y España), en los siglos XV y XVI, y bajo la influencia de la cultura antigua grecolatina, que resurgió y sirvió de modelo e inspiración a los escritores y autores. Y se da el nombre de Humanismo a la doctrina de los humanistas del Renacimiento que se dedicaron al estudio de las lenguas y literatura antiguas. El Humanismo es, pues, uno de los aspectos del Renacimiento, el que se refiere exclusivamente alas letras. En un sentido más amplio, significó también una renovación de los ideales humanos en todos los aspectos. El objetivo del Humanismo es darle al hombre la percepción directa de su propio mundo y, con ese fin, el arte para representarlo, la literatura para comunicar sus valores, la ética y la política para dominarlo y constituirlo. Orígenes del Humanismo. Precursores. Los grandes humanistas La cuna del humanismo, como la del Renacimiento, fue Italia, y una de las causas de su aparición fue la llegada a Italia de sabios procedentes de Bizancio, que era donde se habían conservado los restos de la antigüedad helénica. En 1453, con la caída de Constantinopla en poder de los turcos, el éxodo de los sabios a Italia fue total, y con ellos llegaron a dicho país los manuscritos de los grandes escritores griegos, que así pudieron salvarse de la destrucción. Esto despertó gran curiosidad entre los sabios y artistas italianos, quienes se aplicaron al estudio y restauración de los viejos manuscritos. Dante (1265−1326) fue uno de los precursores de este extraordinario movimiento, y Petrarca (1304−1374), apasionado por las viejas escrituras, arqueólogo y erudito, fue el primero de los grandes humanistas anteriores al Renacimiento propiamente dicho. Dentro de ese último, las dos grandes figuras del humanismo en Europa son Erasmo (1467−1536), de Rotterdam, y Juan Luis Vives (1492−1540). Caracteres del Humanismo El humanismo significó la restauración de la tradición helenicobizantina y el eclipse del escolasticismo. El humanismo fue un movimiento de revisión, y significó una actitud de crítica y libre examen de las ideas sobre ética, filosofía y arte dominantes durante la Edad Media. Una de sus consecuencias, en materia de religión, fue la Reforma. El humanismo presentó caracteres distintos en lo diferentes países. En Italia, después de sus precursores, Dante, Petrarca y Boccaccio, florecieron Ariosto, Tasso y Maquiavelo, predominando el sentimiento de 3 belleza o ideal político sobre toda especulación. En Francia, Rabelais y Montaigne se dedican a interpretar la vida y los sentimientos del hombre. En Alemania y los Países Bajos es donde tomó mayor incremento en la lucha contra la escolástica. Las consecuencias del humanismo fueron de transcendental importancia para el desarrollo de la cultura y para el progreso de la humanidad. La ciencia y la filosofía modernas − dice a este aspecto Augusto Messer−, son hijas del humanismo. El Humanismo en España Grandes figuras del humanismo español, sobre todo en lo que se refiere a la gramática y estudio de la lengua, fueron entre otros, Antonio de Nebrija, autor de la Gramática y del Vocabulario (1492), Y Juan de Valdés, autor del Diálogo de la lengua (1535). Filósofos y moralistas Alfonso de Valdes (1490−1532). Nació en cuenca, Hermano mayor de Juan de Valdés, al que le llevaba doce años, fue secretario de Carlos V, en cuya coronación imperial, en Aquisgrán, estuvo presente. Asistió también a la dieta de Worms. Viajo mucho con Carlos V. Gran erasmista también, y se mantuvo dentro de la iglesia católica, a diferencia de su hermano Juan, que abrazo el protestantismo. Su obra mas importante es el Dialogo de Lactancio y un Arcediano (1528). En ella se habla del saqueo de Roma , y se trata de justificar tal hecho, dirigido contra la ciudad santa por Carlos V. El dialogo es de gran vivacidad y colorido. También se le atribuye, sobre todo en los últimos tiempos, el celebre y bellísimo Dialogo de Mercurio y Carón (1528), que apareció primeramente sin nombre de autor y que se le adjudico después a su hermano Juan. 4