NEWSLETTER MARZO 2013 ROMPIENDO MOLDES “Lee Kun-Hee: innovación para la transformación” Lee Kun-Hee es el principal responsable no solo de la transformación de una antigua empresa agrícola en el gigante electrónico Samsung, sino también, en buena parte, del boom económico coreano. Una de las principales características que definen a Lee Kun-Hee es, sin duda, su gran determinación por transformar constantemente una empresa que, de un conglomerado agrícola, ha convertido en el principal productor de chips informáticos, pantallas planas y teléfonos móviles de última generación. Su visión queda perfectamente reflejada en la carta que dedica a los clientes, colaboradores y amigos de Samsung: “Vivimos unos tiempos apasionantes de revolución digital, caracterizada por el cambio y la constante innovación creativa. (….) Para mantenernos en la vanguardia en estos tiempos turbulentos, hemos de ser capaces de adaptarnos rápidamente al entorno que nos rodea y transformar los cambios en oportunidades. El siglo XX se ha caracterizado por los avances en la productividad. La nueva era, en que la tecnología digital está transformando toda la sociedad, será impulsada por la creatividad y la innovación.” Lee Kun-Hee no solo es el principal responsable de la transformación de Samsung de una empresa agrícola a un gigante electrónico, sino también, en buena parte, del boom económico coreano, un fenómeno en que Samsung tiene una muy destacada participación. Un papel importante, que queda muy bien ilustrado por el hecho de que el grupo representa una quinta parte de todas las exportaciones nacionales. Como suele suceder con personas de gran carisma e influencia, durante todo este período el nombre de Lee Kun-Hee no ha estado exento de polémicas. Desde una larga lucha legal con Apple, su principal competidor, encarnada en la última voluntad expresada por Steve Jobs de llevarla hasta las últimas consecuencias, hasta ser imputado y condenado por evasión de impuestos, para ser finalmente perdonado en 2010 por el Gobierno coreano. El perdón ha sido otra muestra del poder que tiene Lee Kun-Hee en su país, donde es considerado uno de los máximos responsables de conseguir para Corea la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018, al ser el miembro del Comité Olímpico. Sin embargo, el precio de aquella condena fue muy alto, pues provocó la renuncia del presidente de Samsung de su cargo. Desde el año 2008, Samsung ha sido dirigido por profesionales externos a la familia, aunque esta siempre se ha mantenido al mando. Y aún más desde que en diciembre pasado Lee Jae Yong, el hijo de Lee Kun-Hee, fue nombrado presidente de Samsung Electronics Ltd, la principal sucursal del grupo, hecho que para muchos expresa la intención de que pronto ocupará el puesto de presidente, que sigue vacante tras la renuncia de su padre. Encontrar en cada generación a un líder capaz de adaptar la empresa a los tiempos que corren es un requisito indispensable para lograr la continuidad. Desde el pasado, la familia Lee ha sido capaz de hacerlo gracias al modelo que aplica para estructurar el gobierno del grupo empresarial. Este consiste básicamente en una relación totalmente simbiótica entre la familia y la empresa, en que la familia está involucrada en casi todas las decisiones del día a día. En este caso, la familia supone un valor añadido, ya que aporta talento de gestión y relaciones institucionales a todos los niveles. NEWSLETTER MARZO 2013 La historia de Samsung, una de las mayores empresas de productos electrónicos de consumo masivo del mundo, comenzó en un pequeño local de Seúl, cuando Lee Byung-Chul creó Samsung General Stores para exportar pescado, vegetales y frutas a Manchuria y a Beijing. Corría el año 1938 y, tras la reciente ocupación japonesa, Corea vivía tiempos de gran crecimiento. En poco más de dos décadas, sus ingresos per cápita se dispararon desde los 200 dólares hasta más de 10.000, y se situaron entre los más altos de los países en vías de desarrollo. La familia fundadora tardó treinta años en transformarse en Samsung Electronics, que surgió en 1969 y se unió a Samsung Semiconductors en 1988, para convertirse en una parte esencial del clúster más influyente de Corea. Entonces llegó la crisis asiática de 1997 y el balance de Samsung Group experimentó un revés importante, con un coeficiente de endeudamiento que casi llegó a ser de 4:1. Los ingresos cayeron rápidamente y, sin financiación externa, los planes de inversión de Samsung dejaron de ser sostenibles. Pero, como ya había pasado en 1974 –cuando la compañía vio la oportunidad que ofrecía el mercado de los semiconductores–, la crisis de 1997 brindó a Samsung una nueva visión para optimizar y actualizar su competitividad a partir de un modelo de negocio basado en la producción masiva de imitaciones, hacia el desarrollo independiente de marca, basada en la tecnología digital. Este período se caracterizó por una frase que se atribuye a Lee Kun-Hee: “Excepto la mujer y los hijos, todas las cosas han de cambiar.” En poco tiempo, Samsung se desprendió de diez filiales y, rompiendo con la tradición coreana de largo empleo, acabó despidiendo a más de 30.000 personas. Fue un ejercicio de las características que definían el estilo de liderazgo de Lee Kun-Hee, basado en la innovación emprendedora y en una gran habilidad para dirigir mediante la previsión y la determinación. El sacrificio transformó el grupo en el líder mundial en el sector electrónico, y actualmente da empleo a más de 200.000 personas en todo el mundo. Autor: Boris Matijas, Family Business Transformation