Victoria Holguín y Juan Felipe García RELATORIA Palabras Clave: Inteligencia artificial, pensamiento, maquina, simulación, imitación. El martes 10 de abril se llevo a cabo la exposición que desarrolló el texto de Alan Turing (1989) “La Maquinaria de la computación y la inteligencia”. Esta exposición estuvo a cargo de Daniela Parra y Carlos Herrán. La exposición comenzó introduciendo la vida y obra de Alan Turing: matemático, criptógrafo y filósofo ingles. Fue conocido como uno de los padres de la informática moderna por sus profundos estudios en el desarrollo de las capacidades algorítmicas de un ordenador. Los expositores plantean la idea básica de la exposición siguiendo el cuestionamiento principal de Turing en la lectura: ¿Se pueden considerar las maquinas como elementos pensantes, creadores de inteligencia artificial? La profesora contextualiza al grupo explicando que la primera manzana multicolor de Apple fue en honor a Turing y su tendencia homosexual. Posteriormente, los expositores explican en qué consiste “El juego de la imitación”: en este juego hay un hombre A, una Mujer B y un Examinador C, ahí se empiezan a desarrollar un juego de preguntas para acertar la identidad de los participantes. Los colofones conformados por Diana Tacha Jessica Lozada y Manuel Rivera aportan a la idea del juego con la explicación de que las voces de los cuestionamientos pueden provenir de una computadora para generar mayor dificultad en el juego y poder sacarle mayor provecho al análisis de los comportamientos. La profesora pregunta: ¿Cómo una máquina puede simular la capacidad intelectual de un hombre o una mujer? El expositor responde: No es posible, se tienen roles distintos, las máquinas tienen diferentes capacidades. Además explican que el mayor reto del juego se encuentra en que la máquina intente proporcionar las respuestas que el hombre daría con naturalidad. La profesora aporta que el tiempo de respuesta es vital, y marca una diferencia entre el hombre y la máquina, pues el hombre se demora mas en responder. Los expositores explican que las máquinas son “computadoras digitales”, y están constituidas de un almacén, una unidad operativa y un control (tabla de instrucciones). Se plantea además que la computadora humana a su vez consta de: papel de cálculos y memorias, operaciones individuales y libro de reglas que es más o menos equiparable a lo que contienen las maquinas. La profesora amplia: El libro de reglas detalla los comportamientos de las respuestas entre un hombre y una mujer, y detalla que es muy mecánica la manera de responder por parte del ser humano, por lo que estos comportamientos pueden ser matemáticamente simulables. El colofón apoya la idea de la profesora y amplia con una explicación sobre las reglas de conducta. Los expositores entran a discutir si las computadoras digitales se pueden clasificar universalmente, llegando a caracterizarlas en dos tipos: Maquinas de estado discreto: Funcionan en saltos de un estado discreto a otro discreto con un número finito de operaciones. Se puede determinar que hará la máquina en un salto determinado. Máquinas Universales: Funcionan para elaborar procesos continuos, y responder múltiples cuestionamientos. La profesora cree que una máquina si puede simular al hombre y pone como ejemplos las interacciones con los videojuegos. Aunque la profesora aclara que las máquinas no tienen intencionalidad. El colofón, por su parte, aclara que una máquina funciona de acuerdo con los parámetros establecidos para responder preguntas. Además los expositores argumentan que el funcionamiento de la máquina y su capacidad de reemplazar la mente humana, crean una de las objeciones hacia Turing, la objeción teológica: “El pensamiento es una función del alma inmortal del hombre que Dios le ha concedido al hombre. Por consiguiente ninguna máquina puede pensar.” Pues la maquina no posee alma. Turing no está de acuerdo con esto y se dice que lo más importante de la objeción teológica, es que pensamos porque tenemos alma. Una vez se explico la objeción teológica, los expositores pasan a explicar otra de las objeciones que se le hicieron a Turing, la objeción de la cabeza de arena. Esta se basa en el miedo que tiene el ser humano respecto a las maquinas, el miedo a que las maquinas lo dominen, pues siempre nos ha gustado creer que el ser humano es superior que el resto de la creación. Sin embargo, Turing explica que esta no es una objeción como tal, pues la ironía esta allí de modo explicito, en el sentido en que es absurdo pensar en que las maquinas van a superar al hombre cuando esta misma esta creada por él. En este punto la colofón interviene y añade que ese miedo a la dominación de las maquinas se especifica en películas como “yo robot”, donde los robots toman el poder y terminan con la humanidad. Una vez se ha terminado de ejemplificar la objeción de la cabeza de arena, se pasa a explicar la objeción matemática, que sustenta que existen limitaciones al potencial de las maquinas, que hay incongruencias que las hace limitadas y que hay cosas que estas no pueden hacer. Los expositores aclaran que esto corresponde a un pensamiento del siglo pasado, pues antes aunque las maquinas podían hacer operaciones, no eran nada en comparación con lo que hacen ahora. En este punto, un colofón interviene y afirma, que aunque el hombre puede llegar a ser superior a la maquina jamás podrá solo contra todas ellas. Antes de que el colofón acabara de explicar su punto de vista, otro de ellos interviene y se adelanta con la objeción de Lady Lovelance que se apoya en que la maquina no pretende crear nada, pues lo que ella realice se lo ordenamos nosotros. Ella por sí sola no crea conocimiento ni aprende, a menos que se le hayan dado ciertos parámetros para que pueda lograrlo, no se puede demostrar que las maquinas tengan razón. Con el objetivo de seguir la línea de la exposición, uno de los expositores retoma la objeción matemática, y afirma, que las maquinas no pueden responder si o no todo el tiempo, pues aunque en ese entonces existía esa limitación, las maquinas debían estar capacitadas para responder a preguntas más complejas. Posteriormente, los expositores pasaron a tocar el tema de los argumentos de Turing. Uno de ellos es el argumento de la conciencia que plantea la pregunta de si las maquinas son conscientes de sí mismas o no. Para poder responder a esta pregunta, los expositores se basan en la postura solipsista que defendía que la mente del sujeto pensante es todo lo que puede existir, que la persona que piensa es la persona que existe. Una vez terminada esta idea, la profesora interviene y contextualiza a los estudiantes acerca de esta frase “pienso luego existo” diciendo que es una frase de descartes. Sin embargo, los expositores plantean que existe un error dentro de la postura solipsista, pues hay cosas que tienen que ser trasladadas y solo pueden hacerlo por un sujeto pensante, como las sensaciones sensibles. Entonces, volviendo al tema de la consciencia, y para probar la consciencia de las maquinas, a partir del juego de la imitación, se puede colocar una grabación que simule lo que hace un ser humano. Sin embargo, respecto a esto existe una opinión contraria que afirma que la maquina enfrenta diversas incapacidades. “Acepto que puedas hacer que las maquinas hagan todo lo que dicen pero jamás podrán cometer errores, jamás podrán ser sujeto de su propio pensamiento y no pueden exhibir gran cantidad de conductas”. El humano por observación de su propia experiencia reconoce los objetos a su alrededor, esto es llamado la inducción científica y se sustenta que en cierto modo, las maquinas también podrían hacerlo a partir del reconocimiento de caracteres. La colofón interviene y dice que se conocen dos tipos de errores que pueden cometer las maquinas: los errores de funcionamiento, que hacen referencia a una falla mecánica o eléctrica que hace que se comporte diferente a como fue programada, y los errores de conclusión, que se refieren a conclusiones erróneas por cómo opera la maquina y tienen que ver con el almacén de datos de la misma. Otra de las objeciones que presentan los expositores, es la que se hace frente al hecho de que la maquina no puede tomarnos por sorpresa. Sin embargo, Turing dice que si toma por sorpresa por la capacidad que puede llegar a tener, pues en esa época no se tenía la visión de todo lo que las maquinas podían llegar a ser. El colofón complementa diciendo, que el examinador al sorprenderse no lo hace por la maquina, sino por lo que el mismo examinador crea ante lo que responden la maquinas. Al terminar la explicación de esta objeción, los expositores introducen una objeción más que se realiza ante el hecho de que se considere al sistema nervioso como una maquina de estado discreto. Los seres humanos reaccionamos ante situaciones de maneras diferentes, por lo tanto no somos iguales que una maquina discreta, sino que el sistema nervioso podría considerarse más cerca a lo que es una maquina continua. Una vez terminadas las objeciones, los expositores deciden seguir con los argumentos de Turing. El siguiente argumento que exponen es el de la informalidad del comportamiento: “no es posible producir un conjunto de reglas que describa lo que una persona deba hacer en cada grupo de circunstancias”. El hombre no puede ser como una máquina, el cual tenga reglas de conducta establecidas para cada situación. Al terminar de ser presentada esta idea, la profesora interviene y pregunta si estamos de acuerdo con ese argumento, a lo que el expositor responde que no existen todas las reglas de conducta y da el ejemplo de un semáforo con las bombillas dañadas, pues al parecer no habría una regla de conducta que especificara que hacer en esos momentos. Sin embargo, la profesora dice que aunque no haya una regla de conducta establecida, si hay una respuesta ante el semáforo. Con el objetivo de que la audiencia de la exposición vuelva a enfocarse en el planteamiento central de la misma, la profesora recuerda que la pregunta es si las maquinas pueden imitar la conducta humana y opina que si pueden hacerlo, por el hecho de que actuamos mecánicamente en algunas ocasiones. Por ejemplo, en el caso del semáforo, ya existe una estrategia de conducta cultural, pues la gente no se queda quieta sino que la gente cruza. Un tercer argumento de Turing, es el argumento de la percepción extrasensorial. Se dice que hay cuatro manifestaciones: la telepatía, la clarividencia, la precognición, que es saber que va ocurrir algo antes de que suceda; y la psicocinesis, que es la capacidad de mover las cosas. Aunque estas manifestaciones no se han comprobado científicamente, al creer ya existen. Por telepatía o clarividencia, el examinador podría decir si hay otro hombre o esta la maquina en el juego de la imitación, según lo que plantea Turing. Respecto a este tema, la profesora interviene y pregunta a los estudiantes si tienen intuiciones sobre los avatares, a lo que estos responde afirmativamente, debido a las expresiones, las fotos, las respuestas, etc. Para terminar, el grupo de expositores vuelve y plantea la idea de que la maquina solo actúa de acuerdo a las instrucciones que se le dan y entran en el concepto de subcritico y supercrítico, aferrándose a la idea de que solo le podemos dar ciertas cosas a la maquina, pero que de ahí para allá la maquina queda inmóvil. La pregunta entonces es, ¿Una maquina puede realmente llegar a ser supercrítica? ¿Ella puede generar conocimiento? La respuesta de Turing es que todo tiene que ver con la programación, con lo que nosotros le demos a la maquina. El Proceso de construcción de la mente humana: estado inicial de la mente, educación, socialización; puede servir para explicar cómo se le daría a la maquina algo más allá de lo que se le ha dado para que genere conocimiento nuevo. Un cerebro infantil es fácil de programar y a una maquina se le puede tratar como tal y darle conocimiento y enseñanza. El método seria el método operante que involucra el castigo y la recompensa, o el de autoridad o el de inducción científica. Se prepararía a la máquina para el juego de imitación y con esto se abriría la pregunta sobre si la maquina podría llegar a competir con nosotros en el ámbito intelectual. La profesora aclara en este punto, que esa pregunta se plantea pero sin miedo a que las maquinas nos dominen. Dice que los últimos desarrollos de inteligencia artificial, son maquinas que comienzan a aprender en el estado que plantea Turing, en el estado de la infancia donde se aprende por la imitación, pero que no hay robot que aprenda en la adolescencia y que pase por las etapas cognitivas de la vida. Como conclusión, los expositores plantean que hay una brecha grande entre los humanos y las maquinas, pero que como la tecnología avanza a pasos agigantados en capacidad de almacenamiento y programación, se podrían capacitar las computadoras. Al terminar de exponer las conclusiones, se abre el debate a partir de dos preguntas: 1: ¿una maquina podría llegar a generar su propio conocimiento? A esta pregunta responde una colofón y dice que la maquina podría estar en capacidad de unir conocimientos previos. Ella da un ejemplo de dos tipos de conocimientos que se unen para terminar en una respuesta mayor. Otro estudiante complementa diciendo que la maquina tiene una base de datos inicial y empieza a mezclar los conocimientos y los empieza a guardar. Va almacenando más conocimientos en la interacción con los usuarios 2: ¿es posible que las maquinas superen el campo intelectual? Uno de los colofones responde que esto no es posible, debido a que nosotros somos los que le damos la base de datos a las maquinas. Ellas crean conocimiento de acuerdo a lo que nosotros les hemos dado. Por ejemplo, Dr abuse se iba sesgando a la base de datos que le daba cada usuario. La profesora complementa esta respuesta, diciendo que el aprendizaje se lo da el programador, entonces no se puede esperar que esta lo supere.